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Hoy te hablo al corazón, porque allí tu esencia siempre resguardará Mis Sagradas Palabras.
Espero que en esta noche renazcas Conmigo en el pesebre del amor y de la unidad.
Hoy encuéntrate Conmigo en el cenáculo que la Sagrada Familia fundó como Luz Eterna para el mundo. Guarda en tu corazón Mi Sagrada Presencia; víveme plenamente en alegría y júbilo porque el Señor te llama para que encuentres la Verdad Suprema en Mi Corazón Misericordioso.
Yo Me ofrezco en plenitud a tu vida, estoy a tu servicio. Soy tu Consejero Fiel, Soy aquel que abre las puertas de la luz a todos los que quieran vivir en la Vida Eterna.
Hoy recógete en Mi Corazón.
Bajo la Luz del Padre, sean bienaventurados.
Gracias por vivir en Mi Corazón.
Cristo Jesús
Aquellos que con alegría Me recen un Misterio del Santo Rosario frente al sagrado pesebre el 24 de diciembre y además enciendan una vela, estarán dando el permiso universal para que Yo retire del eterno sufrimiento terrestre a las almas que más desesperan y que se han condenado a sí mismas al Purgatorio mundial.
Por eso, el 24 de diciembre será algo más que un simple pesebre. Si sus corazones se mantienen unidos a Mi Precioso Corazón durante ese día, los Códigos Crísticos que están grabados en la Sagrada Sangre de Cristo también serán depositados sobre aquellos corazones que Me abran la puerta interior.
Yo deseo durante ese día reinar entre los hombres y Dios, porque a los corazones que Me reciban con humildad a través del mensaje del pesebre, Yo les daré a conocer Mis sagrados Dones de unidad y de redención.
Yo los invito a que en verdad se preparen para ese día; Dios Me ha dado el permiso de volver a consagrar a los corazones que más se separaron de Mí por alguna causa. El 24 de diciembre Yo vendré al mundo como el nuevo lucero de la noche, el que brillará en el firmamento interior de cada ser.
Celebren en Dios los Misterios Divinos del nacimiento de Cristo, abriendo las puertas de sus moradas internas. Agradeceré a las almas devotas por unirse por un instante a Mi mayor Tarea, así el mundo nuevamente será aliviado por la acción de Mi Divina Misericordia.
Guarden sus vidas en el Sagrado Pesebre del Señor Jesús.
Bajo el Bien Mayor del Padre, sean bienaventurados.
Gracias por celebrar Conmigo el Nacimiento del Cristo Interior.
Cristo Jesús de la Misericordia
Fray Elías del Sagrado Corazón: Al final del mensaje diario,
Cristo nos entregó un acto de consagración para ser
recitado al final del Santo Rosario en la víspera de la Natividad del Señor.
Acto de Consagración
a la Sagrada Familia de Nazaret
Rayos Divinos descienden del Cielo
sobre la querida ciudad de Belén.
Los ángeles anuncian a los pastores
el Nacimiento del Rey de la Humildad.
Jesús es conocido por Su Sagrado Nombre.
Él es el Príncipe que nació de la familia del Rey David,
pero Su identidad no pertenece a este mundo,
Su Sabio Espíritu proviene del Espíritu Santo de Dios.
Jesús Niño llegó al mundo para libertarlo del error.
Él es el Salvador de todas las razas.
Él es el Mesías de la Anunciación Celestial.
El Ángel Gabriel anunció Su Sagrado Nombre;
la Virgen Santísima acogió en Su seno al Poder Creador.
De Su purísimo vientre nació el Salvador,
de María Santísima despertó el Cristo Redentor.
Ante este gran Misterio Universal,
nuestros corazones se consagran,
porque las profecías de los Patriarcas se cumplieron
y el Hijo de Dios venció a la muerte
con Su Divina Pasión.
Toda la raza fue renovada
por la Victoriosa Venida del Hijo de Dios.
De Belén surgió la Luz Eterna
para el mundo oscuro.
Oriente se unió a Occidente
y nunca más nada estará separado
porque recibimos la Misericordia de Dios.
Somos ovejas del Gran Niño Pastor.
Somos estrellas redimidas sobre la Tierra.
Que este Santo Nacimiento de Cristo
nos haga seguir caminando.
Nada nos detendrá.
Nada nos atormentará.
Nada nos apartará de Dios.
Somos miembros de la Sagrada Familia.
Somos hijos de la Virgen Santísima.
Somos fieles compañeros de San José.
En Cristo cumpliremos la Voluntad de Dios,
como fue en el principio, ahora y siempre.
Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Una vez más, el Cielo responde al llamado de Sus hijos, y esto es por vivir la paz en el corazón.
Queridos hijos, con alegría, hoy les traigo Mis bendiciones maternales y con predilección guardo sus intenciones en Mi Corazón para que puedan saber que Yo las escucho atentamente.
Hoy, les agradezco también a Mis hijos por haber traído estas imágenes que, al final, Yo bendeciré para que puedan llevar a sus hogares Mi Gracia Maternal.
El mundo vive un tiempo de paz, hijos Míos, que también es un tiempo de Gracia para todos, un tiempo de esfuerzos y aprendizajes, en el que las almas deberán madurar desde el corazón.
Deben unirse, en este tiempo, a Mi Corazón Inmaculado para que puedan seguir los pasos directamente hacia Mi Hijo.
En profunda alegría, hoy Mi Corazón se alegra por escuchar a Mis hijos en la oración del corazón.
Si hoy, Yo vuelvo aquí, a Belo Horizonte, queridos hijos, es porque los Planes de Dios son perfectos para este tiempo final.
Dios quiere reconstruir sus moradas internas para que cuando regrese Mi Hijo, junto con Su Amada Madre, ustedes lo puedan recibir en paz y en el bien.
Dios quiere construir también sus hogares y sus familias, para que la Presencia de Su Corazón Altísimo pueda estar entre sus familiares, como lo estuvo desde el principio con la Sagrada Familia.
Hoy, la Reina de la Paz irradia Su Paz al mundo y escucha también la súplica de Sus hijos, principalmente de aquellos que están lejos de este lugar.
Les agradezco, queridos hijos, por contribuir en este tiempo final con la oración por los hermanos de Filipinas, también África necesita de sus oraciones y en consecuencia el mundo entero.
Los océanos también necesitan de sus oraciones. Todo lo que fue vida creada por Dios necesita de su sincera oración. Hoy, les hago este simple pedido, queridos hijos, porque es necesario que el mundo cambie a tiempo.
Mi Corazón Inmaculado viene a auxiliar a todas las almas. Él espera que Mis hijos puedan retornar al Corazón de Mi Hijo, porque muchas almas se pierden día a día. Muchos de Mis niños siguen caminos que son incorrectos, Yo solo los vigilo en el silencio de la oración.
Yo los necesito, queridos hijos, fuertemente en este tiempo. Dios espera que puedan despertar a este nuevo llamado que Mi Corazón está proclamando en toda América.
También, queridos hijos, las necesidades se encuentran en muchos de Mis niños, los más pequeños, que necesitan de la educación perfecta de sus padres para que, en este tiempo definitivo en el que la modernidad influencia a las almas, ellos puedan crecer en el Espíritu de Dios, en la vida de la oración en familia.
Así, podrán estar protegidos en este tiempo y sus caminos de fe se abrirán para encontrar cosas buenas y preciosas entre los seres más queridos, que también en esta era precisan curar y redimir su corazón.
Ahora, necesito en este tiempo, queridos hijos, que sus brazos estén bien abiertos para que el corazón pueda sentir las Palabras que el Cielo les envía en esta era. Como en Fátima, Lourdes y ahora en Medjugorje, vengo a anunciar un tiempo más de paz en la Tierra.
Queridos hijos, es muy urgente la oración para que el mundo pueda ser ayudado. Si muchos de Mis hijos no rezan la oración del corazón, ¿quién podrá ayudar a la humanidad?
Dios envía a Sus Mensajeros Divinos para que las almas puedan dar pasos seguros en la Luz.
Ustedes cuentan con la ayuda de Mi Inmaculado Corazón y de los Sagrados Corazones de Jesús y de San José, quienes aguardan ardientemente por la ayuda de sus oraciones, para que puedan difundir la paz en otras regiones del mundo, principalmente en donde hay miseria y falta de amor.
Queridos hijos, el mundo está poblado de muchas cosas, cosas buenas y cosas no tan buenas.
Yo los invito a seguir el camino del Evangelio para que, en este tiempo de pruebas, sus corazones puedan percibir la verdad y la mentira, y decidirse por el camino del Espíritu Santo, que es el Espíritu que les dará la fortaleza en este tiempo de transición.
Siempre, los aguardaré en Mi Corazón Materno.
Hermana Lucía de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Mis amados, Mi Presencia en el mundo tiene la finalidad espiritual de establecer un tiempo mayor de redención.
Por eso, quiero que sepan que cuando sus almas están ante Mi Presencia, contemplan delante del corazón dos puertas a ser elegidas: una de ellas las conduce al Paraíso, a una vida de paz y de misericordia, y la otra puerta, hijos Míos, confunde a sus corazones, sumergiéndolos en las ilusiones del mundo.
Hoy, les digo que a todas sus consciencias les está siendo ofrecida una oportunidad de despertar.
Mi Corazón llega en este tiempo a muchos lugares del mundo y Me hago visible a muchos corazones, inclusive de esta nación, Brasil, para que la mayor cantidad de almas posible pueda ingresar a Mi Reino. Solo es necesario, hijos Míos, que descubran Mi Corazón y que dejen madurar, en cada una de sus esencias, el Propósito Divino que les traigo a través de las diferentes manifestaciones al mundo.
Hoy, les digo que las ilusiones del mundo confunden a sus corazones, porque las modernidades y todos los placeres que les ofrece la materia atraen a las personalidades de sus seres, hijos Míos. Mas es necesario, en este tiempo, que puedan escuchar el clamor de sus almas y permitirle que sea más fuerte y más intenso que las voluntades materiales.
Hoy, Mis queridos, le envío a cada uno de sus corazones un rayo de Mi Misericordia para que todas las faltas que cometieron a lo largo de los tiempos puedan ser perdonadas y, como miembros de la humanidad, reciban la oportunidad de vivir una nueva vida, una vida de redención.
Si aceptan, Mis queridos, tener sus esencias limpias ante Dios, podrán abrir los ojos a nuevos universos, nuevos conceptos de la verdad, que hoy son desconocidos para la mayoría de los seres.
Solo les pido que sean verdaderamente valientes, para que el poder de sus almas se manifieste en la materia y conduzca a cada uno de sus seres por este camino de redención.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Aguardaré siempre que permanezcan en Mi Corazón Inmaculado. Y tengo la aspiración, queridos hijos, que todas sus familias puedan reconsagrarse a la Sagrada Familia de Nazaret, para que el Espíritu de los Tres Sagrados Corazones pueda permanecer entre ustedes, en sus moradas y en sus corazones.
Mientras Mi Espíritu se alegra, los bendice y los cura profundamente; Él borra de sus corazones todas las deudas, todo sufrimiento, todo dolor; porque, como Madre de todos los corazones y Reina de la Paz, quiero que Mis hijos puedan ser felices, ser partícipes de esa felicidad celestial que se encuentra en el Reino de Dios y, como ustedes saben, Mis pequeños, este Reino ya fue anunciado por Mi Hijo y volverá a ser anunciado en su esperado Regreso a la Tierra.
Ahora, Yo los invito, queridos hijos, a construir esa morada a través de la oración.
Dios espera poder ser consolado a través del sacrificio, del ayuno, de la oración y, principalmente, a través de la Comunión perfecta con Mi Hijo. La primera Comunión verdadera, queridos hijos, se encuentra en la unión de sus corazones con el Sagrado Corazón de Jesús.
Esta alianza, que ustedes pueden construir mediante la oración y la confianza en Cristo, es invencible; nadie la podrá derrotar, porque la victoria de Cristo es permanecer eternamente en sus esencias.
Muchos de Mis hijos, en este tiempo del mundo, deberán reconocer la pureza, la humildad y todos los atributos que fueron gestados en los Sagrados Corazones desde el principio, cuando Nosotros estuvimos entre ustedes ayudando a Nuestra humanidad.
Porque Nosotros, queridos hijos, a pesar de estar ahora en el Cielo y de que Mi Espíritu venga a hablar con ustedes, regresaremos en un tiempo cercano para restablecer sobre la Tierra los Mil Años de Paz.
Queridos hijos, hoy Me despido con alegría y en devoción, y agradezco a Mis hijos de Belo Horizonte por abrirme nuevamente las puertas de sus corazones; porque solo a través del corazón y de la unión perfecta con Dios nadie temerá, sino que se levantará para seguir caminando a pesar de las caídas.
Por eso, Mi Hijo estuvo entre ustedes, llevó sus cruces para liberarlos y entregarles Su Misericordia, para que pudieran vivir en paz. Busquen la Infinita Misericordia de Mi Hijo, el manantial está abierto para los que tienen sed.
Y ahora, bendeciré estas imágenes, queridos hijos, y como estamos en la era del Espíritu Santo, que el Ave Luminosa pueda sobrevolar sobre sus espíritus; la que, en Pentecostés, trajo la Paz al mundo y la evangelización de las Sagradas Palabras de Cristo en toda la Tierra.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Que la Luz y la Cura de Dios permanezcan en sus corazones. Sigan adelante, el Padre los aguarda.
Canción: “Ave Luminosa”.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Nuestra Señora nos está pidiendo rezar por la paz en las naciones, este es Su último pedido en esta noche. Rezaremos un Ave María en cada idioma, para que todas las naciones estén en el Corazón de nuestra Madre.
Oración: “Gloria”.
Canción: “Ave, Ave, Ave María”.
Canción: “María, Madre Divina”.
Yo Soy la Fuente universal de la Gracia de Dios manifestada a todo el universo. Yo soy María, la Madre de las Gracias, que en este día sábado de Gloria vengo al reencuentro de los hijos del Altísimo.
Desde ahora, estoy agradecida por la Gracia sincera que los Míos, Mis queridos hijos de la Nueva Tierra, han hecho surgir como un manantial en este sagrado lugar, porque aquí también el Cielo del Padre tocó con Sus manos a la Nueva Tierra para consagrarla hoy a Mi Inmaculado Corazón.
¡De gozo supremo está lleno Mi Inmaculado Espíritu maternal!
Queridos, acepten Mi Gracia suprema, que los liberará del mal y los curará completamente, que los renovará como en el origen y así serán buenos espíritus de la Creación.
Mis queridos, vivan en este mundo sin paz a través de Mi Gracia suprema, la que los lavará por entero como un manantial.
Yo Soy la Bendita llena de Gracia, soy la que intercede por ustedes de día y de noche, soy la Madre de las Gracias, soy la que les derrama el estado de Misericordia y de piedad a través de Mi queridísimo Corazón materno.
Yo Soy la que por Gracia Mayor intercede por ustedes ante Mi Hijo Jesús, para que reciban los dones de Su infinita Misericordia.
Para todos ustedes, Yo Soy la Madre milagrosa, soy la que les quita de los ojos la venda de la perdición para que puedan ver la divina compasión en el horizonte.
Yo Soy la Madre de la divina Gracia, soy la que los librará del juicio final para que ingresen a través de Mi Corazón al sagrado paraíso.
Yo Soy la Gracia universal, soy la que les provee el misterio de su fe, soy la que les brinda e irradia la esperanza, soy la Madre constructora de la Nueva Humanidad del corazón.
Hoy, esta Gracia suprema desciende sobre sus vidas y calma sus corazones, trayéndoles paz, cura y redención. Como dijo el Arcángel Gabriel en su profunda humildad: “Ave María, llena eres de Gracia, el Señor es Contigo...” y hoy Yo les digo: “Y bendito en Mi vientre es el fruto de la Nueva Humanidad, porque ella surgirá por la intercesión de Mi Gracia, por la misma Gracia que Dios derramó sobre Mi Ser”.
Queridos hijos, amados niños de la Nueva Tierra, como Yo les he prometido, en este día extraordinario descenderé del Cielo para estar muy cerca de Mis hijos y para confirmar que es posible rescatar a la humanidad perdida, a la humanidad que está sin Dios.
Por eso, hoy vendré hasta este sagrado lugar por medio de Mi Gracia, Gracia que quiero y deseo que puedan amar y que aspiren a encarnar en vuestros corazones.
Yo Me lleno de gozo y de amor cuando la Madre del Cielo está entre Sus más pequeños hijos, porque Mi Gracia Me recuerda a Jesús en Mis brazos. Sean como el pequeño Jesús, manso, simple, humilde y amoroso, que hoy Mis brazos puedan mecer a toda la humanidad necesitada de amor.
Les agradezco, ahora y siempre, por haber abierto aquí el manantial de Mi Gracia a través de la humilde manifestación de esta gruta, porque ella me recuerda a Mi antigua morada sobre la Tierra. La gruta me recuerda a José Castísimo, cuando construyó con Sus manos el simple hogar para Jesús en Nazaret.
Con esta finalidad, Yo pido las grutas, para que las almas se recojan en el interior de la Sagrada Familia.
Los bendice, los ama y les agradece por este amado recibimiento,
Vuestra Madre María, Señora de las Gracias
Escucha en tu corazón la historia que Te voy a contar. Deja que Mis palabras fluyan como agua pura en el río de tu mente y que los misterios de Mi vida corran dentro de esta agua con la misma armonía. Confía en el compromiso que tu corazón tiene Conmigo, porque muy poco es lo que el mundo sabe sobre esta historia y muy poco seguirá sabiendo, hasta que ingrese en el Reino de los Cielos.
Nací de una gestación de infinita pureza, preparada por los ángeles, como si crearan una flor, pero era Mi alma que crecía en el vientre materno de Mi santa madre. Le digo santa porque sobre ella descendió el Espíritu Santo y, a través de sueños, fue preparada por los ángeles para comprender la maternidad que viviría, de un niño poco común para su época.
Mi madre me cantaba al corazón, oraba y preparaba su gestación con profundo amor; amor que Dios le infundía para inspirar a su creación, que sería la semilla de lo que vendría a ser José, el llamado hijo de David.
Nací y crecí acompañado por los ángeles; Mi santa madre, adornada por el Espíritu Santo, fue quien desde los inicios me enseñó a realizar las primeras obras de caridad. Me enseñó que, para el prójimo, se ofrecería siempre lo mejor y, quien así procediese, dando al prójimo lo que mejor tenía, recibiría de Dios lo mejor que Él tenía del Reino de los Cielos.
De esta forma fui comprendiendo las Leyes de Dios, que eran muy diferentes a las leyes de la Tierra y, cuanto más Mi consciencia infantil se sumergía en ese Reino, más me veía fuera de todas las leyes del mundo; sobretodo las leyes de la materia, estas que prenden al hombre y lo hacen rehén de las energías capitales.
Dotado de profunda unión con Dios, el Señor jamás permitió que las leyes de la Tierra actuasen sobre Mi consciencia juvenil.
Aprendí del trabajo y de la soledad, del silencio, de la oración y del ayuno y, crecí en estos hábitos diarios. De familia simple y pobre, así fue reflejándose la vida en Mi alma, crecí simple y pobre de las cosas del mundo.
La soledad me enseñó la humildad, pues en soledad profundizaba en los misterios de la Fe y en la ciencia del Reino de Dios, lo que me hacía comprender día a día, cuán pequeño era delante de la Grandeza de Dios Altísimo.
Es verdad que hice voto de castidad a los 12 años; en verdad, la castidad y la pureza Me fueron infundidas por Voluntad Divina y eran virtudes naturales de Mi pequeño ser. Cuando a los 12 años comprendí parte de la Voluntad de Dios para Mi pequeña consciencia, Me confirmé en esa Voluntad y ofrecí el voto de castidad perpetua.
No solo hice este voto delante de Dios, sino también le prometí ser eternamente servicial en todas las cosas; mientras viviese e incluso en la Eternidad sería Su fiel siervo y obrero, sirviendo eternamente a Su Santidad y a todos Sus hijos, a aquellos que más necesitan.
Cuando me casé con María, encontré en Ella también la perfecta caridad, de lo cual fuimos ejemplo como familia y como personas.
Todo trabajo realizado por Mis manos era ofertado a los pobres, a los más pobres que nosotros y, como había aprendido de Dios, cuando daba a los que necesitaban, por Obra y Gracia del Espíritu Santo, recibíamos en nuestra mesa todo cuanto necesitábamos para subsistir.
María era también ejemplo de caridad espiritual; formaba en el Amor a Dios a todas las que lo necesitaban, desde las ancianas a las más jóvenes, estaba siempre rodeada de mujeres de Nazaret y de Jerusalén.
En Mi trabajo de carpintero ejercía el oficio siempre unido a la Voluntad del Señor, y esto permitía que los instrumentos confeccionados fuesen dotados del Espíritu Santo. Muchos milagros acontecieron, dentro y fuera de Mi conocimiento; milagros por los cuales pedía perpetuo silencio a los que los recibían y atribución total a la Gracia Divina y a Su Santa Voluntad y Obra.
En Mi carpintería formaba a los jóvenes y niños de Nazaret; entre ellos estaba el Niño Jesús, que más me enseñaba que lo que aprendía. Con Su presencia, los milagros realizados a través de los objetos que confeccionábamos comenzaron a crecer.
Como nuestras confecciones estaban hechas para gente muy pobre pero de mucha Fe, no les costaba creer en las Obras del Espíritu Santo y, aunque profundamente agradecidos a aquella familia tan misteriosa de Nazaret, viendo tan profunda humildad y pureza, no dudaban en atribuir estas santas obras a Dios.
La vida de José fue por sobretodo una vida de silencio, de trabajo y de oración. Dice el Señor que este es el arquetipo de la vida consagrada; una vida que existió hace tantos años y que para muchos puede ser considerada como superada, vino para demostrar al mundo el arquetipo de las familias sobre la Tierra.
José y María se completaban en las virtudes y en la devoción, en el Amor a Dios y en los cuidados a Jesús. Jesús aprendió en Su infancia todas las virtudes de Sus padres y sobresalió en todas, creciendo en ellas y enseñando a sus humildísimos padres a vivir bajo la Ley de Dios.
La Sagrada Familia era el complemento de la perfecta santidad, Obra purísima del Creador, vista desde los mínimos detalles y preparada no solo en José y María, sino en todas las últimas catorce generaciones de ambos padres de Jesús.
Estas generaciones fueron creciendo en pureza y santidad para ofrecer a los dos santos la santidad más pura que pudiese existir sobre la Tierra y, de esta unión perfecta, pudiera nacer protegido del mundo y amparado por el Espíritu Santo, el Hijo dilecto de Dios, Su primogénito, Jesús Cristo.
Lo que aparece escrito en la “Mística Ciudad de Dios” se complementa con lo que está en el Evangelio.
Todo debe ser leído y estudiado con el corazón para que a través de él sea transmitido.
Que esta devoción nazca primero en vuestros corazones para que después recorra el mundo.
Vuestro amado Hermano e Instructor, San José Castísimo.
Mi Corazón Pacificador también se hace presente y vive entre las familias que, unidas a Mí, rezan la Coronilla a Mi Divina e Insondable Misericordia.
Por eso, en estos tiempos Me permito decirles que Mi Amor Restaurador y Compasivo quiere llegar al corazón de cada familia, porque desde el origen de Mi Venida al mundo como Jesús, el Hijo de María, Mi Misión fue y será conservar la unidad perfecta y amorosa entre los seres queridos de cada familia en el mundo.
En estos tiempos la oración misericordiosa en familia permitirá restablecer la paz y el amor verdadero y sincero que se pierde en numerosas familias del mundo entero. Antes de Mi esperado Regreso, Yo pido a las buenas familias la oración diaria.
Este pedido tiene como motivo espiritual la consagración de todos los seres queridos al símbolo predilecto de la Sagrada Familia de Nazaret, aquella esencia de vida amorosa, austera y simple que quedó grabada en los tres Sacratísimos Corazones de Jesús, de María y de José.
Con este fin, si la oración misericordiosa se hiciera presente todos los días a las tres de la tarde como un modelo de unión y de fraternidad entre los corazones de las familias, el Sagrado Corazón de Jesús se servirá de la oración poderosa que cada familia genere por amor al Bien Mayor.
La oración a la Divina Misericordia, como epicentro familiar, evitará futuras divisiones, conflictos, desarmonías y barreras que el enemigo crea e impone entre los seres queridos. Como ha dicho Mi Madre Celestial, el Sagrado Corazón de Jesús triunfará en cada hogar que se abra para recibirlo como un emblema protector.
Bajo el Amor del Padre, sean bienaventurados.
Gracias por escuchar con amor Mis humildes Palabras.
Cristo Jesús
Fray Elías del Sagrado Corazón: Al final del mensaje diario, Cristo nos entregó, con el Absoluto Amor de Su Corazón, la siguiente oración para ser recitada todos los viernes, día de la consagración de las familias al Corazón de Jesús.
Oración de Consagración Familiar
al Sagrado y Poderoso Corazón de Jesús
Eterno y Sublime Cielo
que nos impregna por entero,
precioso Corazón del Rey Universal,
sagrada Agua de Vida
que brota constantemente,
Divina Sangre que todo lava, cura y redime,
amadísimo Corazón de Jesús,
protege, consagra, ampara,
preserva, cuida, cura y redime
a cada una de nuestras familias
para que eternamente,
ante Tu Presencia Misericordiosa,
merezcamos vivir ahora y siempre
en Tu Glorioso Reino,
por la intercesión del Inmaculado
y Poderoso Corazón de María.
Amén.
Queridos Míos:
Hoy los invito a recordar la unión perfecta que existió en el pasado entre los miembros de la Sagrada Familia, para que a través de ese ejemplo sus seres internos puedan alcanzar lo sagrado.
Para mejor entendimiento de ustedes, Yo les diré cuáles fueron los frutos que la Sagrada Familia alcanzó a través de la convivencia y de la vida diaria en Nazaret.
En cada uno de nosotros despertaron Dones del Espíritu de Dios, los que estuvieron al servicio constante de la humanidad, aun cuando vivíamos sobre la faz de la Tierra.
El Espíritu de Dios despertó en la Virgen María el don de la oración para realizar los Planes de Dios, el don de la maternidad para acoger a todos los hijos de Dios, el don de la humildad para reafirmar Su purísima entrega a Dios y el don de la virginidad para irradiar el Amor Puro de Dios.
En Mi Padre San José se despertó el don de la castidad para conservar los Designios de Dios, el don del buen obrero para manifestar la Voluntad del Padre, el don del silencio para construir lo nuevo en los planos internos y el don de la alegría para curar a los enfermos.
Esos y otros dones también se hicieron evidentes en el espíritu del pequeño Niño Jesús como el don de la palabra para transmitir el Amor de Dios, el don de la redención para convertir a los que estaban distantes de Dios, el don del retiro para interiorizar los Planes de Dios, el don del corazón para irradiar el Espíritu de Dios y el don de la meditación para llevar adelante las Ideas del Padre Universal.
Los dones en la Sagrada Familia siempre fueron un misterio para muchos y ellos generaron, por medio de los tres Sagrados Corazones de la Santa Familia, un cambio profundo en la consciencia de la humanidad, llevándola así a la conversión y a la redención.
Por eso, en este día oren y mediten sobre los poderes de los Dones que emanan desde el Corazón de Dios, así ayudarán a consagrar de nuevo a la necesitada humanidad.
Bajo el Amor del Padre, sean bienaventurados.
Gracias por vivir en los Dones de Dios.
Cristo Jesús
Queridos hijos de Mi Padre:
Los tres Corazones Sacratísimos hoy se hacen presentes por primera vez delante de sus esencias para compartir, de forma especial, todas las Gracias Benditas que día a día son dirigidas hacia ustedes.
Compañeros, el Amor Venerable de los tres Sagrados Corazones será la protección espiritual para sus vidas y eso será posible porque los tres Benditos Corazones se han ofrecido para hacer descender, a través de ellos, la Santísima Trinidad.
Queridos, así comprenderán que los méritos espirituales alcanzados por Jesucristo, la Virgen María y San José Castísimo han permitido el acercamiento de la Gracia de Dios al mundo y a la humanidad.
Permitan que los tres Humildes y Sabios Corazones sean, en estos tiempos, el arquetipo principal para la vida del espíritu y la vida en las familias. Queremos en reverencia y amor que todos ustedes, los llamados peregrinos, puedan despertar en consciencia a la realidad que están viviendo. Ustedes cuentan con la compañía de otras Consciencias Celestiales que, al igual que los tres Sagrados Corazones, están dirigiendo Sus Ojos hacia la necesidad del mundo.
Queridos Míos, hoy les dejo a sus corazones el importante arquetipo de los tres Corazones, porque aquellos seres humanos que los adoren y los reverencien con devoción tendrán como Gracia:
- Un feliz camino de retorno al Cielo bajo el amparo del Inmaculado Corazón de María
- Una vida austera y digna bajo la compañía del Castísimo Corazón de San José
- Un reencuentro con la Vida Universal a partir del Regreso victorioso de Cristo.
Y más virtudes y dones irán despertando en aquellos que, en confianza, se dispongan a participar espiritualmente de la Sagrada Familia. Este misterio de la Sagrada Familia quiere aproximarse a toda la humanidad, la que en su mayoría está distanciándose de la verdadera Ley del Señor.
Jesús, en Sus Apariciones diarias, intentará gestar un corazón noble y puro en todos los que en el amor vivan los mensajes preparatorios.
La Bienaventurada Virgen María les recordará el compromiso de retornar al Sagrado Corazón de Jesús, como una oportunidad única de reparar la Vida del Espíritu mediante el poder de la Energía Crística.
El Castísimo Corazón de San José les recordará en este ciclo la importancia de la caridad y el servicio hacia los más próximos en sus vidas y Él los llevará a reintegrarse al arquetipo universal y espiritual de la Sagrada Familia.
La presencia misericordiosa de los tres Corazones tiene la finalidad de unirlos como esencias y como miembros de la Sagrada Familia Celestial. Solo bastará que, abriendo el corazón, puedan dar los pasos en la fe.
Que la veneración a los tres Sagrados Corazones represente el arquetipo de vivencia para la Nueva Humanidad, porque la humanidad necesita cambiar ante Dios una vez más.
Bajo el Amor del Padre, sean bienaventurados.
Gracias por interiorizar Mis Palabras con el corazón.
Cristo Jesús, el Sagrado Corazón
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
No teman a la lluvia de Mis bendiciones, pues Dios les está entregando una Gracia, una Gracia especial que guardarán en sus corazones, queridos hijos. Recíbanla con mucha alegría, pues esto es lo que necesita el mundo, mucha Gracia y mucha Misericordia para poder liberar a los corazones del pecado y entregarlos definitivamente al Paraíso, donde vivirán la eternidad y la paz con el Señor.
Que esta agua, que también brota del Corazón Espiritual de Mi Hijo, los purifique y despierte la pureza en ustedes; tan necesaria para que la paz sea alcanzada en ustedes, en sus familias y en los pueblos.
Si un corazón no se lava en la Fuente de Vida, ¿cómo alcanzará la eternidad, queridos hijos?
Que esta agua represente la liberación de sus corazones para poder hallar el camino correcto hacia Mi Hijo. El agua de la Fuente, de la Fuente que brota de Mi Hijo, aquella que una vez brotó en la Cruz, hoy, los viene a bendecir con el Amor, con el Amor Espiritual de Mi Hijo, para que encuentren los caminos correctos, caminos tan necesarios hacia el Paraíso, que ustedes deben comenzar a recorrer en esta hora tan definitiva.
Queridos hijos, después de dos mil trece años vuelvo a esta región de Brasil, para bendecirlos y adorarlos, y para entregarles una tarea importante en el final de este tiempo: orar y orar, por todos los pueblos indígenas para que reconozcan en ellos la hermandad, pues como Madre también los contemplo con Mi Corazón. Pero, serán necesarias sus oraciones para que también ellos alcancen la Luz y la liberación del dolor que está guardado en sus corazones por lo que se hicieron entre hermanos en otros tiempos.
Por eso, queridos hijos, como la Señora de la Liberación y de la Paz, los llamo nuevamente a la oración; pero ahora con otra consciencia porque hoy, en este día y durante esta noche, Mi Corazón los está despertando para que puedan seguir el nuevo camino, el camino que los lleva a Cristo, la Buena Nueva que deben recibir antes del regreso de Mi Hijo.
Para eso, es importante actuar a través de la oración. Están en el momento de reunirse en familia, como lo hizo la Sagrada Familia de Nazaret, para pedirle a Dios una oportunidad, una oportunidad importante para el mundo, pues ahora su tarea es orar por todos estos pueblos hermanos.
Hoy, Yo intercedo por ustedes. Ahora, sus corazones deben interceder por esos hermanos, para que ellos alcancen también la paz que necesitan y puedan guardar en sus corazones los principios que han alcanzado en el amor a los Reinos y a la vida.
De todas Sus criaturas, queridos hijos, ustedes pueden aprender. Dios les da para aprender lo que Él guarda en Sus criaturas, cada enseñanza gestada con el corazón les trae frutos a sus vidas.
Por eso, vean en esos pueblos hermanos, todo lo que han construido a lo largo de las generaciones, pues Brasil tiene la tarea de recuperar esos principios de amor a la vida, a los Reinos, a la Creación del Padre; porque así, eso podrá ser irradiado a aquellos que no lo viven, principalmente a aquellos que destruyen la Creación de Dios. Por ellos, también Mi Corazón Misericordioso intercede, día a día.
Oro por el mundo para que alcance la paz, principalmente para que todos puedan estar unidos y en cada nuevo despertar ver la Voluntad de Dios, para que ustedes la puedan cumplir sin juicios, pero con amor y verdad.
Queridos hijos, la humanidad es una sola. Ella es una única raza que fue diseñada por el Amor de Dios. Entonces, ustedes, queridos hijos, forman parte de un gran universo de Amor donde viven otros hermanos que aún no conocen, pero que forman parte de esa gran Fraternidad, Fraternidad que ora por ustedes, que trabaja por ustedes desde hace mucho tiempo.
Ahora, ha llegado el momento de despertar a través de Mi llamado materno. Por eso, queridos hijos, no pierdan tiempo y pónganse a orar, Dios los quiere escuchar mediante la oración del corazón. Así, sus familias podrán estar unidas, también ustedes podrán estar unidos a las otras familias en el mundo y se cumplirá Mi aspiración de que toda la humanidad sea la única Sagrada Familia que represente a las Enseñanzas de Dios, que les dejó a ustedes a través del Amor de Su Hijo y de la Presencia de Mi Corazón Materno.
Vean que en todos los acontecimientos, como este que están viviendo ahora, se encuentran los signos guardados, signos de su conversión, de su liberación, de su única unión con Dios. Porque en los Elementos del Padre se guardan los preciosos principios, aquellos que aún no son liberados por falta de oración; principios que han sido perdidos y que la humanidad debe recuperar con el amor a los Reinos y a los elementos, ese precioso Proyecto de Amor que fue construido por Dios y donado con tanto Amor al mundo.
Por eso, queridos hijos, tengo muchos pedidos para hacerles. Este es el principal: orar por su conversión, para que se puedan liberar, reencontrar el amor, vivir en la reconciliación con el Padre y caminar hacia el futuro con los brazos abiertos para recibir la Buena Nueva y encontrar el camino de la redención que les dará Mi Hijo en Su Retorno.
Mi Corazón está abierto para acogerlos. También en esta noche, escucho cada una de sus súplicas. Para que esas súplicas puedan ser escuchadas y aliviadas, les pido que oren; que algunos oren durante algunos meses y otros durante un año para que puedan recibir esa bendición, sus corazones se puedan consagrar y, cada día, ver la Sabiduría de Dios en los aprendizajes que reciban.
Queridos hijos, hoy, estoy con ustedes compartiendo el Amor de Cristo. No dejen de escuchar Mi Corazón, pues los momentos definitivos se acercan y, al fin y al cabo, todo estará cumplido.
Ustedes tienen la chance de poder cambiar. Están a tiempo, queridos hijos, abran sus ojos y sus corazones para escuchar lo que Yo les digo. Únanse al Universo del Creador y comulguen de las Palabras de Cristo.
Perdónense y ámense para que el Nuevo Mundo se pueda reconstruir y el Plan de Dios se cumpla por la amorosa intercesión de la Bienaventurada Virgen María y de Su Hijo Glorificado, Cristo Jesús.
Como hoy les dije, queridos hijos, el Señor que está en los Cielos está reuniendo a Sus rebaños y ustedes, que hoy están aquí, están dentro de ese gran rebaño del Señor.
Gracias, queridos hijos, por escucharme. Hoy, no solo los bendigo con el Agua de Vida, sino también con el Amor de Jesús.
Les agradezco por escuchar Mis Palabras. Vayan en paz y oren con el corazón, allí está la llave de todo, en la oración del corazón.
Les agradezco.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Hermana Lucía de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
A todos Mis hijos que Me escuchan por primera vez, en cuanto elevo Mi Corazón a los Cielos, quiero invitarlos a acompañarme en Mi tarea maternal, mañana, en la ciudad de Olinda.
¡Les agradezco!
Queridos hermanos:
¡Alabados sean María Santísima y San José, Padres de la Sagrada Familia!
Que en este día de Gloria reverbere en ustedes el humilde espíritu de amor del bienaventurado San José Castísimo. Que abriendo el manantial de vuestros corazones reciban el bálsamo divino de la Gracia del Obrero de Dios.
Seguidores Míos, que este día de encuentro celestial y universal con el Casto Corazón represente para ustedes un nuevo camino de confianza en los planes del Padre.
Después del siglo pasado los Sacratísimos Corazones de Santa María y de San José se han dirigido de manera especial al mundo y a las almas para que toda la humanidad reconozca la importantísima devoción a estos sabios Corazones Crísticos con el fin de:
• liberar las faltas graves del mundo,
• vivir los Sacratísimos Corazones en el espíritu, como fieles mediadores ante Dios,
• poder salvar al mundo de consecuencias irreversibles,
• establecer por más tiempo la paz en el mundo.
Estos Sacratísimos Corazones se han ofertado amorosamente para ser el puente seguro de Luz que lleve a las almas hasta el encuentro con el Maestro Jesús, como también se ofertaron para despertar una verdadera devoción por el Sagrado Corazón de Jesús.
Queridos Míos, ustedes así podrán comprender con vuestros corazones que la especial venida celestial del Castísimo Corazón de San José despertará en ustedes un amor más profundo por Dios, a través de la paternidad espiritual que el amado San José irradia hacia los hijos del Padre.
Y mediante la unión de los Sacratísimos Corazones, de Santa María y de San José con el venerable y bendito Corazón de Jesús, en este nuevo tiempo, la humanidad podrá recibir la Gracia de reparar todas las faltas que han sido generadas durante el último siglo XX.
El poder del amor de la Sagrada Familia es un precioso proyecto de vida que está en los planes de Dios y que se gestará en la próxima humanidad. Por eso, vuestra actitud de amor y entrega al Castísimo Corazón de San José determinará la posibilidad de que este santo padre espiritual de las almas pueda interceder, durante más tiempo, por el mundo ante los Tronos del Padre.
Que el ejemplo de humildad y devoción como también de virtud, con la confianza que San José tuvo en Dios, sean los motivos de despertar en ustedes esa confianza y el amor por los designios del Padre.
Que en esta era, el día 19 de marzo de 2013 pueda permanecer guardado como recuerdo y bendición para todos ustedes. Que el Santo Padre de las familias los acompañe a ustedes y una a todas las familias del mundo, para que en estos tiempos estén en el eterno Corazón de Dios.
Reciban esta Gracia Divina como si nacieran otra vez ante los ojos del Padre para que, unidos al Amor infinito de los Tres Sagrados Corazones, confirmen vuestra entrega en ayuda y servicio a la humanidad, sobre todo al Dios del Amor.
Bajo el espíritu del Amor de Dios, sean bienaventurados.
¡Gozo y Alegría!
¡Salve amado Corazón de San José!
En la Paz,
Cristo Jesús
Querido hijos:
Con alegría y compasión llevo en Mis brazos a niños y jóvenes, porque como Madre y Guardiana de la Fe, los llevo todos los días al Templo de Mi oración, al Templo eterno de Mi Padre y desde allí los llevo al encuentro eterno con Mi Hijo Jesús.
Amados hijos, hoy los reúno en nombre del Amor de Dios para que, impregnados por Su Espíritu, alcancen la paz, la paz del corazón.
En la Sagrada Familia se encuentra el verdadero Templo de oración, en donde el Espíritu Santo participa a través de Sus Dones en el corazón de las familias. Orando todos los días a Mi Corazón materno, como Madre podré estar presente para guiarlos hacia la paz.
Queridos hijos, que este encuentro con la Reina de la Paz, abra sus corazones al llamado de la conversión.
¡Les agradezco por unir sus corazones a Mi llamado del Cielo!
Gracias por responder a Mi llamado.
María, Reina de la Paz
Queridisimos hijos y almas de la oración:
Con alegría recibo a todos sus corazones en el Reino de Mi Padre y hoy los invito a emanar la paz y el amor desde lo profundo de sus pequeños corazones.
Queridos hijos, ya estamos en una misión celestial de paz y de conversión para cada una de sus vidas y para todas las vidas que están sobre este mundo. Por eso, pequeños hijos, Yo los invito a vivir constantemente en oración para que en todas las cuentas de la contemplación, hechas por todos con el corazón, puedan tocar los Cielos, y el Señor pueda contestar a través de Sus Gracias.
Yo soy la intercesora de todas las almas. Soy quien los llevará hacia Mi Hijo Glorificado. Para eso, queridos hijos, después de estos meses que ya han pasado, en los que hemos estado unidos de Corazón a corazón, les anuncio como Gracia Especial que Mi voz celestial seguirá por un tiempo más acompañando a todos sus corazones a través de Mi Amor y de Mis Palabras en los Mensajes Diarios con el fin de que Mi Inmaculado Corazón llegue a todos. Yo les pido, queridos hijos, que difundan Mi llamado por la paz y por la hora de la conversión y que inviten a los corazones a reencontrar el ejercicio de la oración como algo primordial en estos tiempos.
Ahora el Señor Me ha pedido que, a través del Espíritu Santo, Mi Inmaculado Corazón llegue a las familias para que las familias del mundo puedan recuperar el símbolo de la Sagrada Familia de Nazaret. Y esto acontecerá cuando todos los corazones de las familias inicien el camino precioso de la oración. Así ellas también serán consagradas a Mi Inmaculado Corazón.
Queridos hijos, agradezco con Amor Divino a todos sus corazoncitos por responder a Mi llamado. Deben saber que es Dios que ahora llama al mundo a la reconciliación y al perdón para que la Misericordia surja como fuente de conversión para todos los corazones.
Gracias por responder a Mi llamado.
Misericordia para todos Mis hijos.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más