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En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Y vendré como la Luz del amanecer para despertar a los últimos, que están dormidos.
Vendré como la Luz del amanecer para anunciar la llegada del Reino de Dios.
Vendré como la Luz del amanecer para disipar las tinieblas del mundo.
Vendré como la Luz del amanecer para abrir los últimos portales de la redención y para que las almas se rindan al Amor de Dios.
Yo vendré como la Luz del amanecer para terminar de purificar al planeta y dar la última oportunidad a los que ya están condenados; para que, por intermedio de Mi Misericordia, todos los corazones posibles alcancen el esperado tiempo de la conversión.
En la Luz del amanecer, Yo traeré la renovación del planeta y de la humanidad y no dejaré a nadie sin recibir lo que necesite; porque este es el motivo de Mi Retorno al mundo y, por esto, todos juntos estamos trabajando, para que todas las almas posibles reciban la Gracia de la Luz del amanecer.
Porque Yo Soy el Sol de la Gracia y Mis Rayos no tienen fin, Mi Gracia es infinita para quien se postra ante ella; así, es bendecido y consagrado porque, cuando Mi Gracia toca su vida, todo se transforma, aunque siga viviendo este tiempo de purificación.
Por eso, deben confiar en la Gracia que se derrama a través de Mi Corazón y de Mi Vida; Gracia que viene a vivificar a los corazones y a las almas para que ya no se sientan solas, sino que las almas se sientan acompañadas por Mi Amor que es el sostén de toda la edificación espiritual, que es la fortaleza de toda prueba; porque Mi Amor es la fuerza de la renovación, Mi Amor es la Luz que disipa la oscuridad, dentro y fuera de los seres.
En este último y tercer día de oraciones y súplicas a la Divina Misericordia, vengo a consumar este momento a través de sus almas, sellando un tiempo y sellando un ciclo, y preparando a sus corazones y a los corazones de sus hermanos para el esperado momento del mes de agosto, en el que, dentro de cada uno de ustedes, deberán contemplar y reconocer los frutos que se manifestaron después de todo lo que hayan podido sembrar a través de sus acciones y obras misericordiosas.
Esto también renovará a la Tierra. Esto también purificará a la humanidad. Si existen almas que vivan en Mi Misericordia, la Misericordia podrá llegar a todos sin excepción.
Sean precursores de esta Obra perpetuamente; aunque su Maestro y Señor comienza a cerrar Su ciclo con ustedes y el mundo, en su propia carne deberán vivir la Instrucción, en sus propias vidas deberán vivir la Palabra de la Jerarquía y ser consecuentes con la Gracia que han recibido a través de los tiempos, aun en un tiempo tan caótico y difícil.
Cuando la Gracia de Mi Corazón toca la Tierra, cuando los Rayos de Mi Corazón tocan a las almas, todo puede ser renovado y, a partir de ese momento, las almas tienen la Gracia de comenzar un nuevo ciclo.
Sientan Mis Palabras como si ya fueran las últimas, reciban Mis vibraciones como parte del fuego del Espíritu Santo y siéntanse ungidos por el Señor bajo la Señal luminosa de la Cruz. Así, Yo espero que puedan seguir siendo valientes, que puedan seguir construyendo el Plan en la Tierra, preparando las bases espirituales y ardientes del Retorno del Señor.
Por eso, Yo los traje hasta aquí, hasta el sagrado y humilde bosque de Aljustrel, para que las almas recuerden que aquí existe la paz que se perpetúa en los mundos internos y en las almas, para que las almas recuerden que aquí existe el portal que los contacta con el universo angélico, en donde sus ángeles de la guarda habitan y participan de la Voluntad del Señor, Voluntad que debe cumplirse en cada una de las almas, Voluntad que debe erguirse a través de cada corazón.
En estos tres últimos días, Yo estuve con ustedes y espero que ustedes estén Conmigo hasta el fin de los tiempos, así como Yo les prometí estar presente todos los días hasta el fin de los tiempos.
Mi Presencia Insondable está en la Eucaristía, está en los corazones que Me adoran y que Me aman a través del Santísimo Sacramento del Altar y, sobre todo, estoy presente en el corazón que se une a Mí y se deja transformar por Mí completamente, entregando su vida, confiando su vida en las Manos de Dios.
Que emerja, a través de este santo lugar, la pureza de Lys, para que más almas en el mundo hoy la reciban y estén protegidas de la tentación y de la perdición.
Y así como se los dije ayer, sus almas puedan ser un templo definitivo para Dios, en donde Sus tesoros más secretos y desconocidos puedan ser guardados a través de una vida de consagración y de santidad, que alcanzarán con el servicio en el día a día y la donación absoluta de sus corazones. No hay otro camino para alcanzar las Aspiraciones de Dios.
El Señor del Universo los reúne, a través de la Presencia de Su Hijo, para animarlos a seguir adelante con la fe y la confianza de que todo lo que viven y todo lo que aprenden tiene una razón desconocida para ustedes: la razón de que aprendan a amar, así como Yo aprendí a amar en este mundo y por toda la humanidad.
Que se cumpla el tiempo del apostolado y que los apóstoles de los últimos tiempos se animen a vivir esta misión, porque el Amor de Mi Corazón, Mi Amor por las almas, debe llegar a todos, a todos.
Que, en la presencia de la pureza y la inocencia del Reino de Lys y de la sagrada fuente de la energía femenina, sean bendecidos ustedes y sus hermanos del mundo para que den pasos firmes y decididos hacia Mí, aun cruzando la puerta estrecha, para que las consciencias sean elevadas a través del impulso mayor del Amor y de la Sabiduría.
Reciban así Mi bendición para que sus vidas sean bendecidas, para que sus familias sean bendecidas, para que la humanidad entera sea bendecida y se decida definitivamente a alcanzar la paz, y para que acabe tanta destrucción, dolor y sufrimiento en el mundo.
Esta civilización de la Tierra fue creada y manifestada por un fin que aún no ha cumplido. Por eso, esta es la razón por la que el Señor encarnó entre ustedes, para mostrarles el camino, el sagrado camino de la consagración y para que Mi Verdad los liberara para siempre.
En el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Mis queridos y amados hijos:
Hoy, regreso al Reino de Lys-Fátima con alegría y dolor, así como regreso espiritualmente a cada uno de sus corazones.
Mi alegría es por este tiempo de reencuentro con ustedes, Mi dolor es por las guerras y principalmente por las almas inocentes y prisioneras que siguen cayendo en los abismos oscuros del planeta.
Aquí en Fátima, Yo entregué el Tercer Secreto y desde entonces infelizmente se cumplió, porque Rusia sigue esparciendo su veneno por el mundo, así como otras naciones de Europa también lo hacen sin tener piedad ni compasión por los que sufren.
Ante este escenario inhóspito de Europa, Medio Oriente y África; Yo vengo a pedirles, en este día 13 especial para Mí, que se postulen corazones reparadores que, a través de sus oraciones, gestos y actos misericordiosos, alivien el Corazón del Padre Celestial que está herido y ofendido por las situaciones que hoy suceden en el planeta.
Un corazón reparador es capaz de tener presente todos los días que ante el Santísimo Sacramento existe la puerta abierta y segura para la salvación y la redención de las almas.
De esta forma, en este sagrado día 13, a un mes de que se vuelva a cumplir el aniversario de Mis Apariciones en Fátima; Yo vengo a renovar Mi pedido, hecho una vez a los santos pastores, de que ofrecieran sacrificios y oraciones para que algo peor no sucediera y las almas se convirtieran al Corazón de Dios a través del arrepentimiento.
Pero, en este tiempo, las almas no se acuerdan de arrepentirse y de pedir perdón; por eso, como una vez dije en Garabandal, la copa que estaba casi llena, ahora está rebasando.
Por eso, hijos Míos, los corazones reparadores podrán traerle al mundo una última oportunidad. Espero sus ofertas honestas, para así también liberar a Mi materno y herido Corazón.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Queridos hijos:
A pesar de las caídas o de los desiertos, hoy están aquí, delante de Mí.
A pesar de las tribulaciones o de las agonías, hoy están aquí, delante de Mí.
A pesar de lo que les parece incierto o imposible a ustedes o a la humanidad, hoy están aquí, delante de Mí.
A pesar de lo que vive el mundo entero y esta civilización, a pesar de que los conflictos se siguen ampliando y agravando, a pesar de la división de las familias; hoy, queridos hijos, están aquí delante de Mí; y la Luz Interior del Reino de Lys se enciende en los corazones que creen en ella, el Santuario Interior emerge de los mundos internos y, a través de las almas, ilumina la tribulación de estos tiempos, para que todas las corrientes contrarias sean disipadas y disueltas, para que las almas más perdidas de este mundo, especialmente las que están en un gran cautiverio espiritual por interferencia de Mi adversario, hoy alcancen la liberación y la paz.
Hijos, a pesar de todo, hoy están aquí, delante de su Madre Celeste, atravesando aún el fin de estos tiempos, aprendiendo aún de lo desconocido que es este momento planetario.
Hijos, tengan fe; hoy están aquí, delante de Mí, y eso nadie lo puede impedir, en este mundo ni en ningún otro.
La Mujer Vestida de Sol, aquella Grandiosa y Humilde Señora que apareció e hizo brillar el cielo de Fátima, trayendo el don de la Profecía y del Mensaje, hoy vuelve a estar aquí con todos Sus hijos y el mundo.
Y el gran testimonio de Mi Materno e Inmaculado Corazón es que, a pesar de todo lo que puedan vivir ustedes y sus hermanos del mundo, hoy tienen la Gracia de estar aquí, delante de Mí, para que una vez más se reconsagren a Mi Materno e Inmaculado Corazón, para que esta luz que hoy encienden a través de sus velas, no solo encienda sus mundos internos, en la Fe, en la Esperanza y en la Misericordia de Dios, sino que también esta Luz Interna del Reino de Lys, que hoy emerge de los corazones que creen en ella, redima a este mundo, convierta a esta civilización de superficie, despierte la consciencia del ser humano al don de la paz, del amor y del bien.
Hoy, a pesar de todo lo que ve su Madre Celeste de este momento planetario, el alivio de Su Corazón Inmaculado lo encuentra a través de los que están aquí, delante de Mí. Esto no es parte de un misterio, sino que es parte de la revelación de Mi Amor por ustedes, hijos Míos, de la oración perpetua por cada uno de ustedes y por sus seres queridos, para que reencuentren siempre, todos los días, los caminos hacia la paz, el bien y la caridad, dones preciosos que les permitirán vivir en la Unidad de Dios.
Por eso, Mis amados hijos, no crean en sus flaquezas, crean en los dones y las virtudes que Mi Padre les dio, que les otorgó a través de la Presencia de Mi Amado Hijo, el Cristo.
Delante de un mundo en caos, en perdición y en confusión, no se olviden de que Fátima siempre los llevará a la paz y que su Sagrado Santuario Espiritual, formado por las almas preciosas de este mundo, todos los días trece se reenciende para toda la humanidad sin condiciones.
A través del legado de Mis Apariciones en Fátima y, principalmente, de Mi Mensaje al mundo, Yo vengo a invitarlos a cruzar el portal hacia la universalidad, en donde Dios es para todos sin condiciones, en donde Él abre las puertas a todas Sus Criaturas, principalmente a las más pecadoras y perdidas.
Hoy, encendiendo esta vela delante de sus corazones, que representa la llama perpetua y eterna de Lys, el Amor inextinguible de María por todos Sus hijos, los invito a donar sus dones y virtudes a Dios, para que Él pueda aliviar el sufrimiento, la desesperanza, la indiferencia, la falta de amor entre hermanos y hermanas de este mundo.
Después de tantos años de encuentros con Mi Corazón Inmaculado, Yo vengo a pedirles algo muy simple pero profundo, quiero que a partir de hoy sus vidas sean el propio Mensaje de Fátima, para que la pureza original de esta raza no se pierda, para que la esperanza regrese a las familias divididas de este mundo, para que la Unidad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo sea una bendición para todos, para que más almas en este mundo reencuentren la fe y la comunión con Mi Hijo.
Hoy, Lys abre su gran portal de Paz y de Misericordia junto a Polonia y, a través del Sagrado Retiro de Mi Hijo, Galileum, las santas Jerarquías del universo y todos los ángeles que hoy acompañan a su Señora transustancian las materias más corruptas de esta superficie, convirtiendo la Misericordia en dones de Gracia, de dádivas y de un especial regalo de Dios a cada uno de Mis hijos, un regalo espiritual que Él les concede a través de Mi Materno Corazón.
Lys viene a corregir lo que nadie quiere corregir, no con severidad, sino con amor, con caridad y con el servicio de los ángeles del Reino de Lys, que hoy están presentes en la órbita de la Tierra, unidos a la gran red de imploración universal, a través de Mis Sagrados Espejos Celestes.
Que los códigos de la pureza, de la paz, de la reconciliación, de la Misericordia, del perdón y de la redención, hoy puedan renovar la vida de todos Mis hijos, especialmente la de aquellos que están desesperados y perdidos, especialmente la de aquellos que ya no creen en el Amor de Dios.
Hoy, Mi Corazón transmutador se ofrece para liberar las amarras y las cadenas de Mis hijos, que aprisionan a todas las almas y no les permiten caminar hacia Dios.
Él Me ha pedido, en este 13 de mayo, traerles Sus Gracias y Sus Dones, volverles a presentar Su Faz de Misericordia y de Piedad, eterna Presencia del Único Dios que con Su Faz ilumina el camino de Sus hijos, guía a las almas hacia el Propósito interior de la existencia, hacia el reencuentro de la pureza y de la inocencia original.
Que a través del Sagrado Santuario del Reino de Lys, expuesto hoy como Terafín de la Madre del Mundo en este mes en el que se siembran las semillas de Luz de la Jerarquía, su transformación sea ya una realidad en los próximos meses y en los próximos tiempos, y no un dolor; para que puedan caminar con esperanza renovada y encendida por todos aquellos que sufren y que desconocen, por la consciencia de este herido planeta azul.
Su Madre Celeste les presenta las Gracias de Dios en este día, como mérito de la fidelidad de los que siguen al Corazón Inmaculado de María, a través de la oración perpetua e incansable.
Por eso, como en el principio, les vuelvo a decir: ¡Hijos amados, alégrense y ya no sufran! Hoy están aquí delante de Mi Inmaculado Corazón, Sagrario que se ofrece a cada uno de ustedes para que lo puedan llevar en sus esencias y en sus almas, para que contemplen Mi Corazón en sus corazones y puedan estar siempre unidos a Mí en espíritu y en alma, para que la gran puerta de la Misericordia, que expresa Polonia, nunca se cierre, para que las almas del mundo entero crean en la Misericordia de Dios y en el fin del cautiverio que traerá el Retorno de Cristo.
En simples palabras, hijos Míos, les pido que, en este 13 de mayo, sus vidas sean Mi propio Mensaje de Fátima para el mundo; les pido que sean instrumentos de la paz y del bien, que busquen la unidad en todas las circunstancias de la vida, que busquen la fraternidad, apreciando las diferencias, sublimando las propias ideas y centrándose en la Llama del Propósito de Dios, en Su Amor Eterno e Inextinguible que hoy Mi Corazón Inmaculado les trae como un testimonio de Paz y de Amor para el mundo.
Por eso, vuelvo a recibir, desde su mundo interior, el Acto de Consagración a Mi Corazón Inmaculado:
Inmaculado Corazón de María,
fuerza, luz, protección y esperanza,
en Ti nos renovamos, a Ti nos consagramos
para que seamos testigos, ahora y siempre,
del triunfo de Tu Inmaculado Corazón
en toda la humanidad.
Amén.
(tres veces)
Y ahora, para que el amor del Reino de Lys-Fátima se irradie al mundo entero, en este momento especial, cantarán: “Ave, Ave María” y sentirán, junto a ustedes, a los ángeles de la guarda, elevando este ofertorio al Corazón del Padre Eterno para que las más profundas experiencias de amor y de perdón, de caridad, de bien y de fraternidad se puedan establecer en el mundo en estos tiempos, como preámbulo del triunfo de Mi Inmaculado Corazón.
Canten a la Madre de Dios.
Canción: “Ave, Ave María”.
Hoy, Mi Materno e Inmaculado Corazón se eleva al Cielo, llevando Consigo las flores de las almas y de todos los corazones, frutos perpetuos de la oración del corazón; flores que colocaré a los Pies del Padre Celestial para que Él siga concediendo Gracias a este mundo sufrido, a través del don de la paz y de la esperanza para el mundo, bajo el espíritu de la renovación del Reino de Lys.
Yo les otorgo la reconsagración a Mi Corazón Inmaculado y, a través de esta reconsagración de sus almas, reconsagro a la humanidad al Corazón de María.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Vayan en paz.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Voy a comenzar el relato por el momento de la Aparición.
Ustedes vieron que la dicción de algunas palabras no me salía muy bien, no era por falta de concentración o por no estar viendo bien a María, todo lo contrario, la energía que Ella trajo hoy era muy contundente.
Como bien dijo la Madre Divina, Ella hoy nos trajo el Reino de Lys, Su Santuario Interior y, a través del Reino de Lys, nos trajo ese gran portal que expresa Polonia por medio del canal de la Divina Misericordia. A través de esa unión entre este lugar, Lys en Portugal y el canal de la Misericordia en Polonia, la Jerarquía espiritual y la Jerarquía angélica llevaron adelante una gran tarea en la órbita de nuestro planeta.
Y si recuerdan un pasaje del Mensaje en el que, a pesar de todas las cosas que Ella mencionó hoy, todos los motivos, situaciones que nos pueden apartar de Dios en estos tiempos de tribulación, María afirmó: “Hoy, están aquí, delante de Mí”; y ¿será que nosotros entendemos qué es lo que significa para nuestra vida estar delante de Nuestra Señora?
Ella hoy nos hizo esa pregunta para que nos interroguemos a nosotros mismos en nuestras oraciones: ¿será que tenemos fe que Ella está aquí, y que ha hecho un milagro en la vida de cada uno de nosotros, más allá de los altibajos que vamos a vivir?
Ella nos dijo esto con un Amor profundo que brotaba de Su Corazón. Y, cuando Nuestra Señora nos dijo esto, en forma concomitante, la Jerarquía espiritual y angélica llevaba esa tarea adelante en el planeta. Ella recogía esa Luz interior de cada uno de nosotros que hoy mostraba, que es la Luz de nuestra esencia, la Luz que es nuestro verdadero ser, no todas las capas que a veces nos envuelven y nos traen problemas.
María nos reveló nuestra Luz interior, que Ella preciosamente ha alimentado año tras año, momento tras momento, no solo aquí, sino también en Sus hijos que ahora están en el Santuario de Fátima.
Hubo algo que Madre Emaús nos dijo en la intención de la oración y que María lo afirmó hoy, que todo lo que permitió este movimiento, profundamente espiritual y un poco desconocido, fue la simplicidad; que estemos ante la simplicidad de María, de Su humildad y de Su servicio, atributos que María nos invita a vivir todo el tiempo, que norteen nuestras vidas y, siendo ese norte en nuestras vidas, nosotros estaremos unidos a Su Corazón.
La vida de los Cielos, hoy, nos dijo María que es muy simple.
Y cuando les dije que las palabras no me salían muy bien en la Aparición, fue por lo que Ella nos estaba mostrando. En un momento del Mensaje, nos dijo: “Hoy, el Santuario de Lys es formado a través de todas las almas que creen en él”.
Ella nos mostró que ese Santuario se reflejaba dentro de cada uno, y cada uno de nosotros tenía una parte de ese Santuario, como piezas perfectas que había construido Nuestra Señora espiritualmente en las almas. Y hoy esas piezas se unieron perfectamente como una sola, ¿y saben qué fue lo que sucedió? Se expresó el Santuario interno de Lys, donde todos estábamos reunidos con María, Nuestra Señora.
Y, para terminar, Ella nos habló de nuestra reconsagración, ya que la Fuente de las Gracias, que nos trajo María, estaba abierta. Entonces, tenemos que saber que hoy llevamos una Gracia que Ella nos dio para nuestra vida y para aquellos que vamos a encontrar en nuestro camino.
En este tiempo, María nos pide ser instrumentos de la paz y alejarnos de la desunión, de la crítica, de la discordia, de la falta de fraternidad y de amor. Si nosotros seguimos haciendo esto, Ella nos dice que no estamos viviendo Su Mensaje; pero también nos dijo que tenía fe en que eso iba a cambiar, porque si estamos aquí, delante de María, es porque podemos.
Este es el Mensaje tan simple y profundo que Ella hoy nos trajo; y, para terminar, nos pidió reconsagrarnos a Su Corazón Inmaculado.
Entonces, cantamos “Ave, Ave María”. Ella no cantaba, porque no canta para Sí misma. Miren Su grado de humildad y simplicidad, Ella solo sonreía, escuchando nuestras voces, tal vez un poco desafinadas, pero lo que sale del corazón es lo más afinado que existe, es el amor que nosotros le damos, y Ella nos retribuye con un Amor más grande que el que nosotros tenemos.
En ese momento, de canto y de comunión con el Corazón de María, nos reconsagramos. Ella le dejó a cada una de nuestras vidas un camino abierto para que nos animemos a recorrerlo, el camino de nuestro Propósito interior, lo que verdaderamente vinimos a hacer en nuestra vida y para qué vinimos a servir.
Ella nos dijo que siempre estará a nuestro lado, aunque termine Su tarea pública algún día, porque lo que nosotros tendremos, como un gran tesoro, es el Amor que nos ha derramado encuentro tras encuentro.
Hoy, Ella se fue feliz de aquí, aun contemplando el mundo en caos durante la Aparición. Pero cuando las almas se encienden, a través del Corazón de María, Ella nos dijo que el adversario, el error o el pecado no prevalecen, porque salimos de esa coordenada y nos unimos a Dios a través de Ella.
Intenté que la explicación fuera lo más detallada posible.
¡Gracias, Madre Divina, por cuánto nos das!
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Como dijo María, vayamos en paz.
Gracias a todos.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Con campanadas de alegría, he sido recibido en Europa, pues ha llegado el tiempo de volver a congregar a Mis discípulos. Aquellos que estuvieron Conmigo en el pasado, que formaron parte de Mi trayectoria en la Tierra, que vivieron Mi Palabra, que practicaron Mis Mandamientos, que entregaron sus vidas al servicio de los demás.
Vengo, hoy aquí, a Europa y al mundo entero, para que cada consciencia mire hacia su interior y, a través de su interior y no de su mente, pueda sentir y comprender cómo en verdad está este mundo, un planeta en caos, en confusión y sufrimiento.
Pero no vengo aquí para volverles a repetir todas estas cosas, porque sé que ya las saben. Lo que deben saber, compañeros, es que es el tiempo de buscar una solución.
No será una solución externa, sino una solución interna, una convicción profunda y verdadera de que deben estar definitivamente unidos a Dios.
Así, permitirán que Mi Sacerdocio sideral se realice en este planeta a través de todos los que Me sirven en este linaje, en este oficio, en esta sagrada tarea.
Yo necesito que miren hacia su interior, no para ver la imperfección de las cosas, sino para reconocer la Gracia de Dios, la Gracia que los guía y que los sostiene hasta los tiempos actuales.
De esa forma, toda adversidad, que está a su alrededor, pasará a ser pequeña; porque un verdadero discípulo se forja a través de los desafíos, de las metas, del cumplimiento del sagrado Propósito.
Yo necesito que Europa despierte del sueño de su comodidad y que viva la acción inmediata de estos tiempos, el servicio que abarcará y suplirá las necesidades de las naciones, especialmente de las naciones más pobres como son las de África.
De esa forma, con su disposición y entrega, con su donación verdadera, impulsarán a otras almas a que también hagan el mismo ejercicio, para que esta deuda que tiene Europa, especialmente con Sudamérica, se pueda saldar de una vez y para siempre; y ya no existan secuelas, heridas o marcas, que recuerden a sus hermanos todo lo que ustedes hicieron en otros tiempos.
Por medio del Santuario del Reino de Lys, Yo vengo a concederles la oportunidad del perdón para que alcancen la oportunidad de la redención.
Por eso, con valentía y determinación, prepárense. La emergencia solo tenderá a aumentar, la demanda solo tenderá a crecer. Es el tiempo de forjar al verdadero discípulo, al alma donada que se sacrificará por Mí. De esa forma, Yo no tendré impedimentos para poder interceder por ustedes y por sus naciones.
Desde el corazón de Europa deberá surgir el cambio de la consciencia; de una consciencia abnegada, incondicional, disponible, madura, sabia y entregada; de una consciencia que pueda forjar la caridad, el bien, la paz, la fraternidad y la cooperación; y no el sometimiento de los países más pobres.
Todos son responsables de lo hoy sucede en el mundo, cada uno en su grado, cada uno en su escuela. Pero el destino es uno solo, el camino es uno solo, la verdad es un sola y es la que hoy Yo les traigo para abrirles sus ojos, los ojos de la consciencia, para que su corazón sienta todo lo que les digo. De esa forma, Yo podré depositar Mis Planes en ustedes, en confianza y fidelidad, en prontitud y respuesta, algo que deberá nacer de ustedes mismos para que la Jerarquía pueda intervenir y ayudar.
A través de Mis Manos ilumino los Planes de Mi Padre y se los presento a toda Europa y al mundo entero.
Hemos escogido retornar aquí, aunque en otros lugares del mundo existan mayores necesidades, porque si el cambio no se da desde la raíz de la consciencia en este lugar, no habrá cambio en el resto de la humanidad. Con esto podrán comprender, compañeros, en dónde todo comenzó, en dónde el desvío se originó.
Por medio del Amor, vengo a depositar Mi Luz y Mi Sabiduría, para que los Nuevos Cristos despierten y se dispongan a servir.
La unidad entre los grupos orantes y peregrinos de Europa será siempre muy importante. Ahora, que las consecuencias y el caos los han separado a los unos de los otros, deben estar más unidos que nunca; pero unidos de corazón, de verdad, con un sentimiento profundo de hermandad y de fraternidad para con sus semejantes. Así, mantendrán las puertas abiertas hacia Mi Misericordia y Europa no será tan golpeada por todo lo que no ha hecho bien.
Saben, compañeros, que la puerta de la Justicia Divina se está abriendo. Quiero, a través de sus sacrificios, entregas y renuncias, sostener esa puerta para que no se pueda abrir y así, el afluente de la Misericordia de Mi Corazón pueda derramarse sobre Europa y el mundo entero, como lo fue una vez en Polonia cuando le revelé al mundo Mi Divina e Insondable Misericordia.
Quiero que sus almas sean víctimas de Mi Amor. Quiero que sus almas justifiquen los errores que comete el mundo, día a día; porque la balanza de este planeta está desajustada, descompensada y desequilibrada.
Ustedes deben ser piezas preciosas en Mis Manos, deben ser instrumentos por medio de los cuales Yo pueda impulsar la paz y la concreción del Plan. De esa forma, compañeros, muchos, pero muchos, dejarán de sufrir y de padecer.
Que sus naciones europeas sean abrigo y acogimiento para los refugiados, porque Yo Soy quien está golpeando la puerta de sus naciones, de sus gobiernos y de sus hogares, para que Me puedan recibir.
Muchas veces, he caminado por los suelos de este continente, Europa. Muchas veces, fui rechazado en el niño, en la madre que sufre, en el anciano enfermo, en los que no son aceptados por ser extranjeros.
Ahora, que tienen mayor consciencia, a través del impulso de Mi Amor, Yo los invito a renovarse con valentía y no con culpa. Los invito a que sientan la alegría de poder hacer las cosas correctas y dejar de hacer las cosas incorrectas; lo que no pertenece a la Ley ni al Plan, lo que no pertenece a la hermandad ni a la fraternidad.
Que sus corazones se sensibilicen, que sus mentes se calmen, que sus espíritus se abran para ser depositarios de Mis Proyectos para este ciclo tan importante en Europa.
De esa forma, muchos centros internos beneficiarán a la consciencia de este continente y del mundo entero, porque con la consecuencia de Mis discípulos la intervención será más profunda e inmediata.
Vengo a traerles un Mensaje de conscientización y no un Mensaje de castigo. Vengo a hablarles a tiempo, antes de que el tiempo termine. La Hermandad de esta región del planeta aguarda por su sí.
Por eso, es importante que cambien las formas y hasta los procedimientos. Seguir y acompañar a la Jerarquía no es solo estar unido a Ella. Seguir y acompañar a la Jerarquía es vivir a la Jerarquía, es responderle, es obrar.
He traído aquí, a Europa, a una parte del grupo de la Orden Gracia Misericordia que estaba en Sudamérica para que se sientan apoyados; para que sepan que Nuestros Sagrados Corazones, con predilección, estarán en el Reino de Fátima y, estando en el Reino de Fátima, estarán con toda Europa, acompañando a todas las necesidades, situaciones, intenciones y súplicas, hasta en el Lejano Oriente.
Por eso, tienen que preparase para el último ciclo del fin de los tiempos; este es el momento y esta es la hora.
Yo les abro la puerta de Mi Corazón para que puedan entrar al Templo de Mi Espíritu y comulgar de la Fuente de Mi Sabiduría y Amor.
Yo vengo a hacerlos valientes. Yo vengo a impulsarlos a vivir el fuego de la determinación, para que lo que se debe construir se pueda construir de una vez y para siempre.
Vengo a traerle a Europa Mi bendición, porque Mi Corazón ama a este continente, que tiene raíces y tradiciones tan preciosas que se fueron perdiendo por la modernidad.
El europeo es un pueblo trabajador, y eso lo ha compartido y transmitido a sus descendientes, a muchos de sus descendientes que están en Sudamérica y en otras partes del mundo. Que ese espíritu obrero pueda seguir impulsando la concreción del Plan.
Por eso, Yo vengo a dejarles este Mensaje para esta nueva Maratón, para que sepan que Yo estoy aquí, bajo el Espíritu incondicional de Mi Padre, que es su Padre, Nuestro Padre que está en los Cielos.
Llego a este Santuario interior para celebrar esta Comunión renovadora, esta Comunión en la que ustedes podrán confirmar los votos para que se realice Mi Plan de Amor y de Redención.
Celebren este momento por aquellos que no pueden celebrarlo. Alaben este momento por aquellos que no pueden alabarlo por estar en el silencio del sometimiento y de la esclavitud, del exilio y de la guerra, de la aniquilación y del caos.
Reconozcan que no están solos y que, así como Mi Mano se extiende hacia ustedes, Mi Corazón se expande al mundo para que todos puedan estar bajo los Rayos de Mi Paz.
Ofrezcan esta Maratón de la Divina Misericordia por todos los Planes de su Maestro y Señor para Europa, África y Medio Oriente.
Sí o sí, ahora la Obra deberá expandirse, no solo la Obra de Mi Misericordia, sino la Obra de las misiones humanitarias, porque Mi Amor deberá seguir aliviando el sufrimiento de los inocentes.
Les doy Mi Paz y les pido que vayan en Mi Paz, confiando que un nuevo tiempo llegará. Este es el tiempo venidero del Reino de los Cielos, de la Nueva Humanidad, de los mil años de paz.
Los bendigo, bajo Mi Sacerdocio espiritual, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Hoy, en el día en que se conmemora la Señora del Santísimo Rosario de Fátima, la Madre Celeste llega al mundo para compartir, con algunos de Sus hijos, Sus más profundos dolores del Corazón; dolores que muchos no conocen ni saben, por los que Yo les pido que recen para aliviar el Corazón de la Madre de Dios, para que los pecados sean revertidos por el Amor de Mi Inmaculado Corazón.
Hoy reúno, en los planos internos, a las almas que se congregan ante la Madre Divina para compartir este momento planetario.
Por esa razón y por ese motivo, estoy uniendo en este momento, el Reino de Fátima y el Reino de Aurora, como un solo corazón y una sola esencia para que, en este día, pueda ser concedida la paz al mundo, especialmente en aquellos lugares que más la necesitan y en donde muchos hijos Míos corren peligro, no solo de vida, sino también de espíritu.
Como hace más de cien años atrás y como en los últimos años que he venido a su encuentro, Yo les pido que recen por la paz, porque si no hay paz en el mundo, no habrá cura ni tampoco renovación.
El Reino de los Cielos está aquí arriba, esperándolos a que depositen cada cuenta de oración en las manos de la Madre Celeste, en su Señora del Santísimo Rosario.
A través de Mi Corazón, Yo les traigo todo el Reino de Fátima, con todas sus consciencias y ángeles, para que la vida espiritual de la humanidad, en este día especial, pueda ser reparada y convertida, para algún día poder ser redimida.
La Madre de Dios no solo recuerda Sus siete principales dolores, dolores que han cambiado con el tiempo, porque hay cosas más graves que suceden en el mundo, las que Mi Hijo no esperaba que sucedieran. Por eso, Él se entregó hasta la Cruz y los salvó con el precio de Su Sangre.
Hoy el Corazón Inmaculado de María, rodeado por la Corona de Espinas de los pecados más bajos del mundo, viene a ser aliviado por las oraciones de Sus hijos y la fe de los corazones buenos, los que siempre dicen sí a la Madre de Dios.
Por eso, los invito a transmutar Conmigo esta situación planetaria, a que sus internos y sus consciencias se abran para servir, en los ejércitos de la Madre de Dios, en todos aquellos que se postulan a formar parte de las legiones de Cristo, en pro de Su Retorno al mundo.
Como hace cien años atrás, pero hoy en este lugar sagrado y bendito para Dios, vuelvo a retornar a la humanidad, lo mismo que una vez le entregué para poder poner fin a la guerra de aquellos tiempos difíciles y dolorosos para toda Europa.
Hoy le retorno a la humanidad este mismo Legado que una vez dejé en Fátima, que es un Legado espiritual, un tesoro inmaterial, un Legado incalculable e infinito que proviene de la Fuente de Dios, de la que surgió su Madre Divina.
Desde ese lugar, que no es conocido, que es parte de un misterio que hoy se devela, que es parte de la Divina Voluntad, les traigo a ustedes y a sus hermanos del mundo, como también a las naciones, la oportunidad de retornar a su pureza original; porque el mundo ha perdido completamente su pureza y al perder su pureza original ha perdido la inocencia.
Esto lleva a que algunos hijos Míos se ofrezcan a Mi Corazón Inmaculado, un Corazón espinado y herido por los pecados del mundo, especialmente por aquellos que rechazan a la Madre de Dios, que es la Madre de todos, es la Madre de la humanidad.
A través de esta oferta que hoy les hace Mi Corazón Inmaculado, Yo les vuelvo a traer la Fuente del Reino de Lys-Fátima, que guarda como tesoro espiritual una parte del gran Legado de Mi vida en la Tierra, como también una parte del Legado de Mi Asunción a los Cielos.
Sus vidas, a través de Mi Corazón, deben ser la continuación de ese Legado y de esa trayectoria. Por eso, Mi amado Hijo, a los pies de la Cruz, le entregó a la Madre de Dios todos los hijos de la humanidad; para que ellos se redimieran, se convirtieran, se reconciliaran y fueran algún día el testimonio del Amor de Dios, del Amor del Dios vivo.
Para que eso sea posible, hijos amados, vuelvo a aceptar los sacrificios, las renuncias y todas las entregas posibles que, como hace cien años atrás, compensaron los gravísimos errores que hundieron a la humanidad en la guerra y el sufrimiento; y esto permitió que la Luz de la Esencia Divina de la Madre de Dios brillara como un gran sol en Fátima, en el sexto mes de esas Apariciones.
Ese sol, que no es como el que los alumbra todos los días, es un sol que en aquel tiempo se apareció y se materializó para llevar adelante un cambio radical en toda la consciencia humana.
Pero los efectos de esa sagrada tarea se fueron desvaneciendo de los éteres de la consciencia del planeta, aunque la Madre de Dios siga retornando al mundo para llamar a Sus hijos a la conversión.
Hoy sus vidas deben ser ese mismo sol que ilumine la oscuridad de estos tiempos con actos de amor y de misericordia, con gestos de perdón y de reconciliación. Ustedes tendrán todas las herramientas para poder hacerlo en el camino de la oración que es una escuela continua y eterna; pero también encontrarán esas herramientas en los Sacramentos, que son los que los hacen vivir la redención.
Uniendo el tiempo de Fátima con el tiempo de Aurora, en un solo corazón y una sola esencia, Yo les traigo, hijos Míos, la última oportunidad de ayudar a cambiar a este mundo desde la consciencia, para que algún día cambie todo lo material, todo lo que se ha pervertido y no ha cumplido con las Leyes de Dios.
Es así que hoy, abriendo una puerta, los invito a cruzarla, con la convicción de cumplir las aspiraciones de Mi Hijo para que, cruzando esa puerta espiritual e interna, a partir de hoy los que se animen, en confianza, ingresen a una nueva escuela, que es la escuela de la consciencia madura y responsable del alma y del espíritu, que vive conscientemente la Voluntad de Dios y no la rechazará jamás, para convertirse en un verdadero compañero de Cristo, que no le tema a la cruz, que no le tema a las tinieblas, que no le tema a sus propios miedos, sino que el Amor de la Luz de Cristo lo ilumine y lo guíe hasta poder cumplir lo que Dios tanto desea, lo que Dios tanto espera.
Si asumen atravesar esa puerta, asumen vivir otra escuela más profunda y más determinante. Una escuela no solo de madurez, sino también de sabiduría, de discernimiento y, sobre todo, una escuela en donde practiquen completamente el amor en los tres planos de consciencia, espiritual, mental y material, para que sus almas sean espejos del Alma de Mi Hijo.
Esto es lo que necesita la humanidad para tener una oportunidad.
Ustedes fueron llamados y se convocaron para este momento y para este tiempo. Deben fortalecer Conmigo esta red de Luz, que sigue los lineamientos de la Jerarquía y que, como espejo, refleja la Voluntad de Dios y comparte lo que siente la Jerarquía de este momento planetario.
Por eso, en este 13 de mayo, después de más de cien años, los invito a cruzar esta puerta, a través de los jardines internos de Lys, para que los ángeles los purifiquen y los alineen con el Sagrado Propósito que siempre los renovará y los llevará a cumplir su misión.
Para consumar este momento, por este planeta y por esta humanidad, la Señora del Santísimo Rosario, como Madre de Dios y Madre de toda la humanidad, como Madre de los sacerdotes, de los apóstoles, de los consagrados y de los servidores, vino a establecer el triunfo de Su Inmaculado Corazón a través del ofrecimiento que harán Sus hijos, al atravesar la puerta espiritual hacia la nueva escuela que les ofrezco, la escuela de la madurez y de la consciencia.
Para que esto sea posible, hijos Míos, celebraremos la Eucaristía, en honor a Mi Hijo y respondiendo a Sus pedidos celestiales.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Podemos traer aquí el Altar, para la celebración.
Vamos, en este momento, mientras nos preparamos para entrar en comunión con Cristo, a sentirnos dentro del Reino de Lys-Fátima, en sus jardines internos, junto a María Santísima y a Sus santos ángeles, preparando esta celebración, este ofrecimiento del Sacramento de la Eucaristía, como Nuestra Señora ha pedido por la humanidad y por el planeta. Pero también ofreceremos nuestra vida a los Pies de Nuestro Señor.
El agua para lavar las manos.
Que el Señor nos purifique en este momento para que, una vez más, nos haga dignos de recibir este Sacramento y así, Él pueda renovarlo todo dentro de nosotros.
Vamos a celebrar este momento junto a María Santísima, así como Ella estuvo en el Cenáculo con Sus apóstoles, esperando el reaparecimiento de Cristo, la Resurrección de Su Hijo.
En la noche que Jesús iba a ser entregado, instituyó la Sagrada Eucaristía. Y para que eso fuera posible, Él pidió a los apóstoles que le aproximaran el pan y el vino para que, convirtiéndolos, Él ofreciera Su Cuerpo y Su Sangre como justificación de los pecados de la humanidad para que todo fuera reparado.
Fue así que Jesús tomó el pan, lo elevó y se lo ofreció al Padre, pidiéndole que convirtiera el pan en Su Cuerpo.
Los ángeles lo transustanciaron y enseguida Jesús lo partió y se lo ofreció a Sus compañeros, diciendo: “Tomen y coman, porque este es Mi Cuerpo que será entregado por los hombres para el perdón de los pecados”.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Amén.
Antes de terminar la Cena, Nuestro Señor tomó el Cáliz entre Sus Manos y se lo ofreció al Padre, para que el vino fuera convertido en Su Sangre.
Después de haber sido transustanciado por los ángeles, Jesús se lo ofreció a Sus compañeros, diciendo: “Tomen y beban, porque este es el Cáliz de Mi Sangre, Sangre de la nueva y eterna Alianza que será derramada por Su Señor para la remisión de todas las faltas. Hagan esto en memoria Mía, hasta que Yo retorne al mundo”.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Amén.
Este es el Cuerpo y la Sangre de Cristo, Nuestro Señor; felices los que son invitados a servirse de este Sacramento del Altar, porque Él nos ha prometido la felicidad eterna.
Unidos a la Santísima Trinidad, al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo; ante la Presencia de la Madre de Dios y por el triunfo de Su Inmaculado Corazón, vamos a consumar esta consagración a través del Padre Nuestro.
Invitamos a todos, en este momento, a que también ofrezcan sus vidas como un acto de reconsagración al Inmaculado Corazón de María, para que las puras intenciones de la Madre de Dios se puedan cumplir y se puedan llevar adelante a través de nuestra redención.
Oración: Padre Nuestro.
A través del Corazón Inmaculado de María, anunciamos la Paz y el Amor de Cristo para el mundo entero.
“Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa,
pero una palabra tuya bastará para sanarme.
Amén”.
A través de la bendición de Nuestra Señora, vamos a anunciar esa Paz al Cristo interno de cada hermano presente en este encuentro con la Madre de Dios con una leve reverencia, saludando al Cristo interno de cada hermano.
Junto a la Señora del Santísimo Rosario, que es la causa de nuestra alegría y devoción, anunciamos para nuestros hermanos del mundo entero, la Comunión Espiritual.
Mi Dios, yo creo en ti,
yo te adoro, yo te espero y yo te amo,
y te pido perdón
por los que no creen en ti,
no te adoran, no te esperan y no te aman.
Amén.
Mi Corazón recoge las ofertas de los que se dispusieron a vivir Mi llamado.
Que la paz del Reino de Lys-Fátima colme a este mundo y alivie a esta humanidad, en unión con todos los ángeles de la Creación.
Les agradezco por responder, una vez más, a Mi llamado.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Podemos ir en paz.
María, en este momento, aparece vestida de blanco, descalza, con la Luna a Sus pies y la Corona de Doce Estrellas.
En el centro de Su pecho aparece el símbolo de una gran Eucaristía, que tiene las letras JHS. En presencia de Nuestra Señora los espacios se estabilizan. Su energía de paz establece armonía y une este espacio y este lugar con la Fuente de Dios, por medio del trabajo de oración que fue realizado.
Nuestra Señora nos pidió transmitir primero Sus palabras para que la podamos acompañar en lo que Ella está haciendo en este momento.
Nos vamos a unir y a sintonizar con la presencia de María como la Madre de la Sagrada Eucaristía.
Queridos hijos:
Desde el Cielo, Yo les traigo la protección interior porque si están Conmigo, están con Dios y con Su Plan de Amor, el que a pesar de ser impredecible para los hombres, es un Plan que se realizará primero en los niveles de los mundos internos para después manifestarse en la superficie por medio de las almas y de los corazones que se redimirán en Cristo.
Yo les traigo esa seguridad interior porque sé que la necesitan para poder seguir confiando en Dios y en Su Presencia.
Es así que hoy les traigo el Sagrado Cuerpo Eucarístico de Mi Hijo porque, como Sierva y Discípula del Señor, soy la primera que debe adorarlo y honrarlo, no solo por Su tarea y Su misión realizada en la Tierra, sino por Su gran Obra de Misericordia y de Gracia en el Universo y en la humanidad.
Yo les traigo, en este momento, un espacio del Reino de Lys en donde esa seguridad interior se expresa y se manifiesta por medio de los ángeles que allí están presentes y que trabajan con todas las almas peregrinas que llegan al Santuario de Fátima para reconocer, una y otra vez, a la Madre de Dios, a la vencedora y triunfadora sobre las tinieblas.
Este es el tiempo, hijos Míos, de aprender a vivir los momentos más difíciles de la humanidad porque así ayudarán a otros hijos Míos a hacerlo. Ayudarán y enseñarán a atravesar el fin de los tiempos sabiendo que, a pesar de que se presenten los tres días de oscuridad, sabrán cómo continuar porque quien está ante el Cuerpo Eucarístico de Mi Hijo, está ante Dios y Su Presencia Celestial, Su Trono, Su Poder, Su Majestad.
Es así que, en el silencio de Mi Corazón, Yo les traigo la verdad de saber escuchar a Dios por medio de los Mensajeros Divinos, de poder confiar más allá de los acontecimientos o de los cambios. Yo les traigo la oportunidad de vivir el sacrificio por Mi Hijo, verdaderamente, y sin ilusiones ni imaginaciones.
Sé que es un paso muy grande para todos los servidores de Cristo, pero Dios necesita expresarse en estos momentos tan difíciles de la humanidad para que la consciencia humana aprenda a cambiar y a trascenderse, aprenda a buscar la reconciliación con Dios y nunca más alejarse de Él, de la Fuente de Su Amor y de Su Gracia.
Ante la Presencia del Cuerpo Eucarístico de Mi Hijo en Mi Corazón, Yo les traigo también la Sabiduría de Dios, sabiendo que en estos tiempos difíciles, grandes decisiones deberán ser tomadas para que la Obra de Mi Hijo se cumpla a pesar de las consciencias o de los cambios.
Sepan, hijos Míos, que nunca atravesaron un tiempo tan diferente de este, un tiempo tan impredecible, porque este es un tiempo en el que deben aprender a estar en Cristo y en el Amor de Mi Hijo para que, en esa unión perfecta con Él, se fortalezcan y sigan adelante cumpliendo con Su Plan y con Sus pedidos.
A través del Reino de Lys, Yo les traigo la Paz, la Paz del Ángel de Portugal, porque este fiel Mensajero de Dios en esta peregrinación está trabajando mucho para ayudar a los ángeles de las demás naciones de Europa que necesitan liberación y auxilio al igual que todos Mis hijos de este histórico y herido continente.
La Luz del Reino de Lys emerge como grandes esferas de consciencia en las que Jerarquías y ángeles de Luz se manifiestan en los planos internos, en los que ocurren grandes interferencias, para socorrer, auxiliar y aliviar a las almas, para reencender en los corazones la devoción y el amor a Dios, para traer la paz al mundo en los lugares donde ya no existe por ignorancia o por error.
Pero el triunfo de Mi Inmaculado Corazón se dará en situaciones límites, en momentos límites, en tiempos culminantes y decisivos.
Por eso, hijos Míos, Yo apelo a que puedan reconocer esos momentos, para que puedan estar atentos y vigilantes así como lo está su Madre Celeste ante la adversidad y ante la batalla espiritual de estos tiempos.
La Mano de Dios nunca se separará de ustedes si permiten que esté sobre ustedes todo el tiempo. Dios desea profundamente el amor y el bien a la humanidad, pero muchos no lo aceptan.
Para poder ver a Cristo en Su Segundo Retorno, cambios importantes deberán suceder en la humanidad y en el planeta, cambios que deberán comenzar en la consciencia para que se reflejen en las acciones, en los ejemplos y en los actos; sabiendo que un grupo como ustedes, al servicio de Mi Hijo, debe sostener lo que es imposible para una consciencia tridimensional y humana.
Pero la fuerza de Mi Inmaculado y Materno Corazón los impulsará a llevar adelante la antorcha de la paz que iluminará al mundo y, en consecuencia, traerá la Presencia de Cristo a la humanidad y a los corazones perdidos.
Sepan que no deberán sobrevivir en estos tiempos como muchos están sobreviviendo, de forma espiritual y material. Dios les da todo para que ustedes lo puedan dar todo. Dios no les reclama. Dios los espera y los escucha, los acoge en Su Corazón Eterno e Infinito. Dios les trae la Paz por medio de Sus Siervos celestiales.
Dios establece Su Misericordia en aquellos que escuchan Su llamado y no retroceden, porque este es el tiempo de conceder una gran cura para el planeta y para la humanidad. Es el tiempo de sostener lo que es insostenible y de amar lo que es imposible de amar, de comprender lo que es imposible de comprender. Es tiempo de considerar los valores que les ha dado la Jerarquía en cada momento y en cada etapa, porque así tendrán siempre una dirección, un camino, una luz en el horizonte en los tiempos de oscuridad.
Yo les traigo, por medio del Cuerpo Eucarístico de Mi Hijo, la Fortaleza de Dios. Aquella misma Fortaleza que Mi Hijo necesitó en el momento culminante del Huerto Getsemaní cuando, en una profunda soledad y oscuridad, no dudó de Dios ni siquiera en un momento. Porque, a pesar de haber sido un hombre simple y humilde mantuvo Su fe en lo Alto, en la Voluntad más allá de comprenderla o de vivirla.
Por eso, Él es el Cristo y ustedes también lo pueden ser. Mi Hijo, en este tiempo, no solo dice palabras para alegrarlos o alentarlos. El Nuevo Cristo es aquel que imita a Mi Hijo en el ejemplo y en la vida interior aunque caiga y se levante muchas veces. Mi Hijo los impulsa a ser los Nuevos Cristos porque serán los apóstoles que defenderán y proclamarán Su Segundo Retorno a la humanidad en los cuatro puntos de la Tierra.
Hermanos, que hoy ustedes desconocen, proclamarán la venida del Redentor y se cumplirá la profecía que está escrita en la Biblia: “La Mujer vestida de Sol llegará de nuevo a la Tierra con la Luna a Sus pies y la Corona de Luz en Su cabeza, anunciando el advenimiento del Redentor, del Salvador, del Maestro entre los maestros, de aquel que triunfó en el Amor y en la Verdad”.
Sean uno en Cristo en cada momento, en cada circunstancia, bajo cualquier situación o experiencia. Así, Él estará entre ustedes y ustedes estarán en Él. Así, Él cumplirá Sus Prodigios y manifestará Sus Gracias a los que las necesitan hace mucho tiempo.
Yo les ofrezco el Cuerpo Eucarístico de Mi Hijo como una puerta para su redención y su entrega a Dios. Mi Gracia Maternal será su fortaleza y su consuelo en los momentos difíciles.
Tengan fe en lo que les digo y oren por las causas de Dios, para que se cumpla Su Voluntad y en la Tierra se realice Su Plan de Amor.
Les agradezco por escucharme.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Deja que el Milagro del Sol vuelva a suceder en tu interior, iluminando los espacios más profundos de tu consciencia y de tu corazón.
Ábrete a vivir una experiencia de fe, en la cual el Creador encuentra el camino abierto para transformarte.
Deja que el Sol de Dios traiga a tu vida el Reino de Su Pureza, transformando tu pensamiento, tus sentimientos, tus intenciones, tus acciones, tu corazón y tu mirar. Deja que tu esencia se exprese en todo tu cuerpo, en todo tu ser. Deja que el Reino de Lys sea en ti.
Expresa verdad y gratitud, expresa la fortaleza del silencio, la sabiduría de la pureza, el poder de la oración. Expresa la virtud del amor, la misericordia de un corazón que vive en Gracia. Deja que el Reino de Lys sea en ti.
Hoy el Sol vuelve a brillar en el interior de los que saben que estar con la Virgen María en Lys nunca será igual y que siempre abrirá un nuevo ciclo para la humanidad.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Del Cielo hoy vengo para decirles, que lo que llevo en Mis manos es lo que verdaderamente son para Dios. Son algo que aún desconocen profundamente. Han tenido pequeños lapsos de consciencia, de saber qué son verdaderamente para Dios y qué es lo que vinieron a realizar aquí en la Tierra.
Hoy traigo en Mis manos la pureza de las criaturas y he venido para hacerles recordar de ese compromiso, porque aún deben retornar a su origen para que la humanidad pueda retornar a su inocencia.
Fijen su mirada y su contemplación en lo que verdaderamente son. No se queden más en las apariencias de la vida, en los traumas de la vida o en los sufrimientos de la vida.
Yo vengo aquí, a este Santuario de Lis, porque este lugar y este Centro Mariano será el que traerá para el mundo la recuperación de su esencia original, el reencuentro con la pureza original, con la preciosa molécula que Dios sembró desde el principio de su existencia.
Hijos, hoy están ante un misterio más, que la Madre de Dios les viene a revelar, porque también ese, que en este momento deja de ser un misterio, también vive, vibra y palpita en el Corazón de la Madre de Dios.
Como Yo puedo ser parte de ustedes, ustedes también pueden ser parte de Mí y en una sola esencia todo se puede recuperar en la humanidad y en el planeta.
Hoy vengo especialmente de los Universos superiores a su encuentro y traigo entre Mis manos lo más valioso que existe en esta Creación, que es lo que Dios concibió desde el principio de esta humanidad y, podría decir, desde antes de que existiera esta raza.
Queridos hijos, retornen verdaderamente a lo que son, para que la humanidad pueda recuperar los atributos que necesita en esta transición planetaria.
Si existieran almas que recuperen su pureza original, el mundo podría recuperarse ampliamente y no tendría que sufrir muchos traumas más de los que vive diariamente.
A través de este Reino y de este Santuario Sagrado, Yo les traigo la revelación en esta noche de lo que verdaderamente son, hijos Míos, a los ojos de Dios, más allá del pecado y de los errores.
Es esa la filiación que ustedes deben recuperar en este ciclo. Digo recuperar porque aún muchas más almas precisan recuperar su filiación con Dios.
Y por medio de la consagración de nuevos hijos, no solo al camino espiritual, a la vida del servicio y de la oración, sino como nuevos hijos de Mi Corazón Inmaculado, es el medio y la forma que Yo encuentro, hijos Míos, para poder donarles y entregarles esto que verdaderamente son a los ojos de todo el Universo.
La humanidad necesita saber que no es solo materia ni tampoco alma. Hay algo más allá de todo esto, hay un más allá que deben descubrir y encontrar.
Por eso Yo les traigo esta revelación tan simple y profunda. Existen esencias muy semejantes a las que Yo tengo en Mis manos, están sufriendo mucho en esta humanidad, porque no solo no encuentran el camino hacia la Luz, sino que son llevadas a los abismos profundos de la Tierra.
Por medio de este mensaje, hijos Míos, hoy vengo a usar este canal de oración y de luz para elevar a todas esas esencias, desde los abismos hacia el Universo, para que Mis más grandes Espejos de luz, de cura y de Misericordia, que se iluminan y que se encienden de forma tan semejante a los soles que existen en este Universo, puedan recibir a las esencias que necesitan de esa oportunidad y de esa Gracia.
El Creador Supremo, Me ha concedido esta intervención especial en esta noche.
Quisiera que pudieran saber, hijos Míos, que lo que existe dentro de su Universo interior, no solo es precioso, sino también es sublime, es algo que la humanidad deberá recuperar en este tiempo para que alcance la Paz y el fin de los conflictos.
Solo volviéndose a Dios es que se podrá recuperar la esencia de la humanidad, viviendo un arrepentimiento sincero, haciendo una penitencia humilde y clamando el perdón que necesitan para que la humanidad y el planeta se puedan recuperar.
Hoy uso este portal que han ofrecido a la Madre de Dios como atributo de Sus apariciones en Fátima, para poder transportarlos, hijos Míos, hacia Mi Universo espiritual, en donde Dios Me ha encomendado estar y permanecer hasta el Retorno de Cristo.
Sé que no podrán comprender lo que les estoy diciendo, pero sí pueden sentirlo. Hijos, ustedes tienen una esencia tan valiosa que les permitirá, siempre y para siempre, tomar contacto con Dios y con Su Universo divino de una forma tan semejante y plena a la de los ángeles del Universo y de todos los coros celestiales.
Ofrezcan esta esencia de sus vidas por la humanidad, como el gran sacrificio de reconciliación de los hombres con Dios a fin de que los espíritus sean aliviados y amparados por la intercesión de la Madre de Dios.
Después de haberles dicho todo esto, hijos Míos, ahora vean por un instante, contemplen por un segundo lo que verdaderamente son y sigan contemplándolo para siempre.
No se identifiquen con lo que sus corazones pueden sentir o sus mentes pueden pensar. Lo humano es humano y solo deberá transformarse en gloria a Dios para que la redención de Cristo triunfe en la Tierra y muchas más almas participen de la plenitud de la vivencia del Reino de los Cielos.
No son solo cuerpo, mente o espíritu. Ustedes son algo más que aún deben descubrir, hijos Míos, así como los apóstoles descubrieron lo que verdaderamente eran, en la sagrada bendición del Pentecostés.
Son espíritus en potencial y en redención, así como muchos más lo son en todo el planeta.
A través de Mi intercesión y en esta noche de Gracia, en la que concluimos juntos una etapa, hijos Míos, vengo a quitarles por un instante las vendas de sus ojos, para que sus almas puedan alcanzar lo que verdaderamente son; para que sus mundos internos puedan percibir desde dónde verdaderamente provienen y hacia dónde irán algún día, después de esta experiencia terrestre.
Hoy deseo, hijos Míos, que se aproximen a Mi Corazón como nunca antes se aproximaron. Y aunque ya lo hayan hecho muchas veces, necesito que penetren en Mi Corazón Inmaculado como esa morada y ese refugio en donde podrán encontrar a Dios y la paz que tanto necesitan.
A través de los hijos que hoy se consagrarán como Hijos de María de una forma extraordinaria, vengo a entregarles en nombre de ellos lo que verdaderamente son como esencias, para que a partir de este nuevo ciclo caminen decididos rumbo a lo desconocido, para que ya no sea más desconocido, sino una vivencia real de estar en comunión plena con el Universo de Dios y con Su Creación.
Que vengan aquí los Hijos de María que se consagrarán.
Las flores que hoy han dejado a Mis Pies serán suyas, como testimonio de Mi Amor por ustedes y por el mundo, sabiendo que en sus esencias pueden ser tan semejantes a la hermosura de una rosa que solo en devoción se entrega a Dios.
Por medio de la canción que ahora pediré, realizaré una tarea planetaria, llevando del abismo hacia el Universo a las esencias perdidas. Les pido que Me acompañen en su interior y en oración silenciosa, sin temer a lo que Yo pueda hacer.
Aquí se cierra un ciclo, pero se abre un ciclo nuevo para los corazones. Dichosos serán los que lo puedan acompañar de verdad a fin de que su Madre Celeste siempre tenga la Gracia, por intermedio de sus hijos, de volver a Europa.
En esta noche estoy aquí, hijos Míos, de una forma tan semejante a como estuve el 13 de mayo durante la primera aparición en Fátima. Es así que, de una forma interna y muy profunda, la Madre Celeste, la Señora del Santísimo Rosario, une los tiempos.
Y ante Mí en este pequeño espacio, dentro de esta simple casa, están en el tiempo presente, el tiempo de Dios, en Su real tiempo. Percíbanlo y llévenlo en su corazón para volver a contactarlo en algún otro momento.
Por medio de esta agua la Madre de Dios los consagrará como Hijos de María para que comiencen a caminar en Su senda de amor y de redención.
Mi misión se ha cumplido y les agradezco por responder a Mi llamado y por haber concretado por medio de la oración del corazón esta Peregrinación por la Paz, en donde las almas celebrarán la Misericordia de Dios y la alegría de vivir en Su Reino para siempre.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Que se cumpla el advenimiento de la nueva raza.
Que la humanidad pueda expresar su arquetipo.
Que la palabra sea viva y construya Tu templo.
Que se expanda en nosotros Tu misterio
y que se revele al mundo la verdadera existencia,
para que podamos reunirnos en Tu nombre
y glorificar la perfecta unidad.
Amén.
Hijos, todo es parte de una Gracia suprema, infinita, inalterable e intransferible.
Es esta Gracia suprema que hace renacer a las almas en el Amor de Dios por medio de Sus sacramentos, y de su fe en Su presencia y en Su divina existencia.
Demos gracias a Dios por todo lo que ha sucedido, porque al fin Mi Inmaculado Corazón triunfará. Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Despidámonos de la Madre de Dios, de todos Sus ángeles, de San José y del pequeño Niño Jesús cantando "Lluvias de Amor".
Podemos colocarnos de pie.
Para terminar este encuentro, unidos a todos los hermanos, a cada corazón orante que en este momento está coligado a la obra de la Madre de Dios en alguna parte del planeta, nos unimos como una sola esencia para ofrecer nuestra gratitud y amor a Dios por Su infinita Misericordia.
Podemos cantar.
Cuando los corazones expresan gratitud a Dios y las almas alaban al Creador con su más pura alegría, Dios también expresa Su gratitud a los hombres, a Sus pequeñas criaturas, aquellas pequeñas partes de Su Ser, de Su infinito Corazón.
Cuando expresan gratitud a Dios, se unen a Él, porque la gratitud, hijos, abre las puertas del Cielo y une las dimensiones, a pesar de la indiferencia de la humanidad, a pesar del adormecimiento y de la ilusión que aún impregna a los corazones de tantos seres en esta Tierra.
Cuando unos pocos, más sinceros, expresan su gratitud a Dios, las puertas se abren al Universo infinito de Su Misericordia y de Su Amor y no solo aquellos que claman, que son agradecidos y que aman al Padre reciben Su Misericordia. Su Fuente se derrama indistintamente sobre todas las almas, porque así es el Corazón de su Dios, infinito, infinito en Su Amor, infinito en Su Gracia, infinito en Su Misericordia.
Hoy vengo hasta aquí no solo por ustedes, sino por un continente herido.
Vengo hasta aquí por aquellos que están más distantes de Dios, que no lo conocen y que por eso no lo aman.
Vengo hasta aquí por aquellos que se aferraron a sus heridas y que, sin percibirlo, prenden sus propias almas al sufrimiento, a la angustia, al vacío, que no es un vacío espiritual, sino un vacío de Dios, una ausencia de amor.
Sé que, en lo profundo de cada uno de ustedes, estas heridas también se reflejan. Por eso estoy aquí.
Yo soy parte de esta humanidad, que se desconoce a sí misma. Yo soy parte de sus corazones, los comprendo, pero también sé cuánto pueden ofrecer a Dios y no lo saben o no lo quieren saber, porque esto, hijos, significa esfuerzo, valentía, coraje y, sobre todo, amor.
No hay otra forma de conocer el Amor de Dios sino arriesgándose a amar, intentando amar todos los días, buscando el camino que los lleva al verdadero amor. No lo busquen en otros seres humanos, porque solo aprenderán a amar de verdad a sus semejantes cuando amen a Dios, porque Él se encuentra en todas las criaturas.
Hoy vengo para extender Mis Manos y tocar a cada una de sus esencias para que despierten.
Por mucho tiempo, Yo los acompañe de una forma silenciosa, caminando por este continente, trayendo cura y despertar para las almas, pero esto no fue suficiente. Por eso, retorno en nombre de Dios, en nombre de Mi Hijo, que es el Hijo del Creador, que es Dios mismo.
Toco sus corazones para que recuerden sus compromisos con Dios, porque ya llegó el tiempo.
Toco sus corazones para que se animen a dejar las mezquindades humanas, los conflictos, las desavenencias, la falta de fraternidad tan arraigada en sus corazones, para que den lugar a un amor que aún desconocen.
Así como Yo vengo al mundo por una humanidad herida, quiero que cada uno de ustedes también esté en el mundo con este mismo propósito de curar el corazón humano, de sembrar el bien, de sembrar lo nuevo.
Llegamos a este lugar por un pedido de Dios, no porque sea el que más necesita, sino porque la humanidad necesitará de él.
Aquí vinimos a plantar una nueva vida, sembrar la cura, la Gracia y la Misericordia de Dios, para que los Dones del Corazón de su Padre broten aquí como un manantial infinito, donde las almas podrán matar su sed cuando ningún otro lugar les dé el Agua, Agua de Vida, Agua que proviene de Dios.
Vinimos a sembrar aquí la pureza, para que puedan expresarla.
Vinimos a abrir aquí las puertas del Cielo, como de lo profundo del Corazón de Lys, para que puedan unir el Cielo y la Tierra, para que este Reino tan silencioso no les sea solo una historia, un conocimiento o una información, para que sea una realidad, una experiencia viva.
Aspiren a ser instrumentos del Reino de Lys, instrumentos de Dios, instrumentos del Corazón de su Madre Celeste, para que puedan llevar Sus Virtudes, Sus Gracias a cualquier lugar donde fueran, para que puedan multiplicar lo que reciben y servir a la humanidad y a los Reinos de la Naturaleza con sus acciones, con su verbo, con su simple presencia.
Aspiren a la transformación, aspiren a curarse, aspiren a despertar y a salir del punto en que se encuentran todos los días, porque un instrumento de Dios, hijos, no es aquel que alcanza la perfección, sino aquel que se deja transformar todos los días por las Manos de su Padre, reconociendo la brutalidad de su madera, pero también el potencial de que ella se transforme en algo sagrado en las Manos de Dios.
Cada día más, la humanidad busca la comodidad y todas las formas de mantenerse más inerte.
Por eso hoy, con Mi Corazón lleno del Espíritu de Dios, les vengo a traer un Fuego para incendiar sus almas, para la renovación de sus espíritus, para que no estén como la humanidad común, buscando comodidad en un tiempo en el que la Tierra agoniza, sedienta de servicio, de entrega, de donación de sí.
No vean las metas de Dios como algo inalcanzable. Eleven sus manos y toquen aquello que el Padre les ofrece. Sus Brazos están siempre extendidos al mundo, Su oferta es permanente, inmutable. Su esperanza no se desvanece y Su Amor nunca muere, pero ustedes necesitan elevar sus ojos y sus brazos para tomar aquello que Dios tiene para cada uno de ustedes. No se contenten con las cosas del mundo, no se contenten con el conocimiento que ya recibieron. Busquen una experiencia que torne ese conocimiento vivo, y así lo amplíen.
No conozcan el Reino de Dios, vivan el Reino de Dios.
No conozcan el Reino de Lys, sean el Reino de Lys, sean parte de ese Reino Sagrado y que él ya no sea un misterio para la humanidad, porque cuando aquellos que no lo conocen les pregunten: "¿qué es el Reino de Lys?", ustedes les puedan responder: "yo soy el Reino de Lys". Y usted puede ser el Reino de Lys cuando se abra, de corazón, para que él ingrese y lo transforme en un instrumento de la pureza y de la paz que habitan en él.
Yo pedí aquí un Relicario de Mi Corazón, para que puedan despertar definitivamente, para que lo contemplen y busquen auxilio, para que lo contemplen y reconozcan la propia imperfección. Pero sepan que, aun con ella, el Señor opera milagros. Este Corazón que está delante de sus ojos no es perfecto, pero Su entrega es absoluta.
Yo jamás viví la perfección en la Tierra. Al contrario, todos los días tuve que entregar muchas miserias a Dios, pero fue esa misma entrega constante la que Me aproximó al Corazón del Padre.
Vengan delante de este Relicario para reconocer sus miserias y entregarlas a Dios, para que estén más allá de ellas, clamando por el mundo. Contémplenlo por aquellos que no consiguen llegar hasta aquí.
Imaginen que Sus Rayos y Su Gracia, que no provienen de Mí, sino de Aquel que Me envía al mundo, puedan llegar a cada alma más necesitada.
Hoy Yo les muestro Mi Casto Corazón y lo ofrezco.
Acepten esta Gracia, esta oferta y anímense, queridos compañeros de Cristo, a hacer la misma oferta delante de Dios.
En cada Relicario, dejo un pedacito de Mi Ser, así como en el Reino de Lys, que también es Mi casa.
Cántenle a este Relicario para que Yo pueda bendecirlo y para que este Corazón, que hoy expongo delante de sus ojos, se pueda reflejar en esta madera, tan imperfecta como un corazón humano, pero que se llena de Gracias, de Misericordia, de amor cuando se oferta a Dios.
Dejen que todos los Dones y Virtudes, que nacen de Mi Casto Corazón, ingresen en este Relicario, y que no solo aquello que alcancé en Mi vida sobre la Tierra pueda estar guardado allí. Que todo lo que aprendí desde el origen de Mi Ser hasta Mi encuentro con Dios sea depositado, espiritualmente, en este pequeño Corazón para que, de esa forma, el que Me contemple aprenda a recorrer este camino del origen al origen, del Corazón de Dios al Corazón de Dios.
De esta forma, comprendan que las Gracias del Señor son infinitas y misteriosas, pues jamás cabrán en la mente humana. Pero aquel corazón que tiene fe no necesita comprender con la mente lo que está en la certeza de su corazón.
Ahora canten y permitan que todo lo que les dije se torne vida.
Tu corazón, hijo Mío, representa el corazón de toda Europa. Por eso, te llamé hasta aquí, te pedí que hicieras la morada de Mi Relicario, para que fuera a Europa por tu intermedio, acogiendo y amparando a Mi Casto Corazón. Y, mientras tus manos trabajaban, no solo tu corazón se curaba, sino también el corazón de Europa para que, de esa forma, cada ser comprenda que no está separado de su pueblo y de su historia, y que un pequeño acto, aunque sea inconsciente, puede ir transformando poco a poco la historia de esta humanidad.
Te llamé hasta aquí no solo para concederte una Gracia, sino por intermedio de ti conceder Gracias a este continente, a este planeta. Así es el Misterio de Dios, Su Corazón se multiplicó, se repartió y generó vidas y criaturas, pero nunca dejó de Ser único. Tú eres parte del Corazón de Dios y cada uno de tus hermanos también es parte de ti.
Revelando este misterio, te pido y les pido a todos tus hermanos que todo lo que hagan a partir de hoy, lo hagan en nombre de la humanidad, en nombre de Europa, en nombre de sus naciones, y sean conscientes de que, para transformar este mundo, no precisan de grandes cosas, sino solo exponer el propio corazón para que Dios lo haga.
Vivan el misterio divino la Presencia de Dios en sus interiores y no comprendan Su unidad, sean esa unidad y, de esa forma, abran las puertas y los caminos para que otros de sus hermanos también puedan retornar.
Como Mi Hijo Me enseñó y Le enseñó al corazón y al espíritu de cada sacerdote consagrado por Él, llegó el momento de recordar Su entrega, de hacer aquello que Él pidió en Su memoria, para que Su Presencia sea eterna no solo espiritualmente, sino físicamente, transformando las células y los átomos de cada ser que comparta con Él el pan y el vino consagrados y transformados en Su Cuerpo y en Su Sangre.
En la Presencia Espiritual de Cristo, junto a Sus Ángeles, elevemos esta oferta para que Él la consagre.
Encuentren, dentro de ustedes, el recuerdo de la Cena de Cristo porque, en este espíritu de unidad, todo lo que fue vivido por un corazón humano se guarda en el interior de todos. Recuerden cuando Él elevó el pan, lo bendijo y lo repartió a Sus compañeros y a cada corazón humano. Recuerden cuando Él elevó el Cáliz, lo bendijo y colocó allí Su Sangre, Su primera oferta que sería derramada por el perdón de los pecados, por la redención de las almas.
Hoy la Sangre de Cristo se vuelve a derramar en este jugo consagrado, en este fruto que se ofrece en nombre de toda la vida y de todos los Reinos de la Naturaleza para transformarse en Cristo. Así como el trigo y la uva se ofrecen como un símbolo de la entrega de la naturaleza al Corazón de Dios, ofrézcanse también ustedes para que, cuando estos elementos consagrados ingresen en sus cuerpos, los transformen en Cuerpo y en Sangre de Cristo, para que una nueva vida comience a ser gestada, poco a poco, dentro de ustedes y de cada ser humano.
Oremos juntos aquella oración que Él les enseñó, que une el Cielo y la Tierra, que vuelve a unir el corazón del hombre al Corazón de Dios.
Padre Nuestro (en arameo).
Que toquen la campana siete veces.
Mi Corazón aguardará en la sala de oración de esta humilde casa. Que el Centro Mariano se manifieste para que él pueda habitar allí y de allí irradiarse al mundo.
En esta noche, los bendigo y les agradezco por llegar hasta aquí, porque este es el símbolo de que sus almas están sedientas por despertar.
Que las bendiciones del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo sean una realidad en sus espíritus.
Les agradezco.
Sigan cantando para que Yo me despida y, con la misma alegría, canten para que reciban a su Señor y a su Señora, porque la Gracia de Dios es infinita.
Deja que el Reino de Lys more dentro de ti; entrégate con confianza a su presencia, entrégate con confianza a su energía original.
Permite que vuelva a despertar en ti la sagrada Pureza Original.
Deja que el Reino de Lys trabaje en ti y que tu alma sea llevada hacia sus jardines internos, para que los grados del amor sean activados a partir de la llama de la devoción de Lys.
Ingresa al Reino de Lys como un peregrino, como un amante fervoroso de la oración.
Deja que la Gracia del Reino de Lys invada tu consciencia y que sus ángeles internos curen aspectos profundos de la consciencia.
Deja que el Reino de Lys despierte sus dones en ti y que el campo del servicio de amor por la humanidad sea ampliado.
Sé parte de Lys.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Vuelves a la tierra en donde una vez nació tu pureza íntima y esencial.
Vuelves a la tierra que el Cielo, todos los ángeles y la Madre del Sol bendijeron.
Vuelves a la tierra en donde muchos testimoniaron que el don del amor y de la inocencia era el camino seguro para retornar a Dios.
Vuelves a la tierra en donde reina el poder de Mi Inmaculado Corazón para toda Europa y el mundo.
Estás ante el Santuario del mundo y el altar del ofrecimiento de la humanidad.
Estás casi a las puertas del Reino de Lys, Reino que te recuerda el retorno hacia tu pureza esencial, hacia la esencia de la Unidad de Dios.
Retornas a la casa que una vez visitaste, la Casa de María, la Reina del Rosario.
¡Alégrate, hijo Mío!, estás en los brazos de tu Madre Celeste y de allí nadie te podrá apartar, porque es Mi designio que Me acompañes en esta sagrada y victoriosa misión dentro de Europa.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Vengo de un Templo donde la vida sacerdotal se torna plena. Vengo de un Templo donde la Presencia de Dios existe en cada elemento, en el aire que se respira como en el interior de las criaturas, en cada vela encendida como en cada espíritu en adoración.
Vengo de un Templo donde la pureza existe como principio divino y original, no solo en el interior de los seres, sino entre ellos, en su verbo, en sus acciones, en sus sentimientos y pensamientos, en sus menores intenciones.
Vengo de un Templo donde no solo se comulga del Cuerpo y de la Sangre de Cristo, sino también de Su Presencia eterna, de Su sabiduría viva, de Su sacrificio y de Su entrega.
Vengo de un Templo donde el tiempo no existe, donde solo existe la Presencia Divina, la Verdad, la Esencia, la unidad con el Todo.
Vengo de un Templo que sustenta al planeta, donde las almas contemplan y adoran constantemente para que este mundo no desaparezca.
Vengo de un Templo donde el Pensamiento Divino está vivo, dentro y fuera de los seres, como una llama que se alimenta de la devoción, pero también de las acciones.
Como ese Templo, existen muchos otros en diferentes puntos del planeta, en su interior, ocultos para la mayoría de los ojos humanos, sin embargo vivos y tan palpables para aquellos que los buscan y que, con fe, aspiran a ingresar en ellos. Los que son puros en sus intenciones ingresarán y lo conocerán, y vivirán en Él.
El mundo interno del planeta, hijos, guarda muchos misterios, de donde, en verdad, proviene el sustento de la vida en la Tierra. Si esos Templos de Verdad eterna no existiesen, la vida en este mundo ya no existiría.
Los Códigos dejados por Jesús, en Su Pasión, ingresaron en el suelo de la Tierra y se hicieron fértiles dentro de ella, en su interior, en dimensiones que se crearon sin el conocimiento de la humanidad común, porque pocos fueron aquellos que miraron hacia dentro, hacia dentro de sí, hacia dentro de la Tierra. Y como el suelo que alimenta a las raíces de los árboles que generan la vida, esas dimensiones internas alimentan al espíritu y al corazón humanos con aquello que es verdadero, y permiten que estos no perezcan por las futilidades de este mundo.
Hoy vengo de un Templo que aspiran a conocer, un Templo donde todos ustedes encuentran un lugar cuando son sinceros, cuando pueden ser lo que ustedes realmente son. Quisiera elevar la consciencia humana para que pudieran conocer la verdad, la verdadera vida que habita en esta Tierra y que no debería estar separada de la vida de superficie, sino existir para caminar junto con la evolución humana.
Ese Templo, del cual hoy vengo, pertenece a un Reino tan perfecto y tan sublime como el Reino Celestial, porque a él responde, a él se une, porque de él se nutre, en él se torna pleno. Como ese Reino, existen muchos otros, tan sagrados como el universo.
Vengo del Reino de Lys, que muy pocos conocen, pero también quisiera presentarles el Reino de Mirna Jad, el Reino de Aurora, donde la Vida Sagrada se esconde, porque los ojos humanos no se abren para verla.
En cada uno de esos Reinos, lo Sagrado se manifiesta, una cura se dispone, un camino se guarda para que retornen al Origen. Y para ingresar en ellos, hijos, basta que sean simples, en la mente como en el corazón; que cuestionen poco y se entreguen más; que duden menos, que amen más; que juzguen menos, que comprendan más; que piensen menos en lo que no alcanzaron y más en aquellas puertas que están abiertas para que puedan ingresar; que deseen menos las cosas del mundo y aspiren más a las del Cielo; que estén menos presos del pasado y más vivos en el presente; que estén menos aferrados a las estructuras, a las instituciones y más disponibles a lo nuevo, a aquello que se renueva como el universo, aquello que evoluciona con el Corazón de Cristo, aquello que se renueva con Dios, que cambia y que se transforma para retornar, retornar al Origen.
Ingresen Conmigo en ese Templo, en ese Reino, como en tantos otros que abren sus puertas a la humanidad. Y aprendan aquí a recorrer el camino de retorno al Corazón del Padre, a curar los desvíos, los engaños, a curar las incomprensiones y las heridas. Vengan a ser perdonados para que aprendan a perdonar; vengan a ser curados para que se tornen curadores, curadores en silencio que curan con el ejemplo, que curan con una mirada, que curan cuando unen el corazón al Corazón de Dios, que curan cuando son humildes ante el orgullo, que curan cuando son pobres ante la riqueza y la soberbia, que curan cuando son castos ante la lujuria, la vanidad.
Ingresen en ese Templo, al cual los llamo para que puedan auxiliar a este mundo. Ya estamos, hijos, en el último tiempo de ilusión para la Tierra, porque la Verdad emergerá como una ley que moverá los espacios y los interiores de los hombres, moverá a los Reinos de la Naturaleza, moverá a este mundo, para que él pueda despertar.
Ingresen en ese Templo, al cual los llamo, para que él construya en ustedes una fortaleza inquebrantable, una fortaleza que no desequilibra con el viento ni con el temblor de la tierra, que no se debilita con los asedios, que no se estremece con las amenazas del enemigo; una fortaleza que se construye con el espíritu de la paz y que es inquebrantable, no por sí misma, sino por su unidad con Dios.
Permitan que sus consciencias se eleven a una vida superior, dejando de lado, aunque sea por algunos instantes, las mezquindades de este mundo, esas cosas tan pequeñas que se tornan grandes y que toman la mente y el corazón humano, porque aún son niños en la vida espiritual y no saben disponer sus prioridades para encontrar a Dios.
Muchos aún no comprendieron la urgencia de estos tiempos, y por eso se pierden en las cosas pequeñas. Llegó la hora, hijos, de que vuelvan a lo sagrado y que las Palabras que les entregamos durante tantos años se tornen vida. ¿Cuántas veces escucharon esa frase? ¿Cuántas veces les pedimos que vivieran Nuestros Mensajes?
Responder a ese pedido ya no debería ser una opción, sino una necesidad, porque este mundo está sin vida y la vida proviene de Dios. El verdadero aire proviene del Soplo del Espíritu que los alimenta y los sustenta. Aquel que no respira de este soplo, aunque que esté de pie, morirá; aunque camine, estará vacío.
Ayuden a este mundo a despertar, ayuden a sus hermanos a encontrar la verdad, den de beber a los que tienen sed de Dios, muestren la fuente a los que están vacíos, porque ya es tiempo de que crezcan y de que preparen, en este mundo, un camino digno para que el Rey del Universo retorne.
Conozcan los Reinos Divinos, que se espejan en el interior de la Tierra, en los Centros Sagrados, porque un día ellos emergerán a la superficie y aquellos que reconozcan sus puertas podrán ingresar para recomenzar la vida en la Tierra, como ella debería ser desde el principio.
Si Mis Palabras les son incomprensibles, solo siéntanlas, dejen que ellas ingresen en su interior como una verdad que los transforme y así, hijos, no les será un peso vivir la transformación.
Hoy les dejo las puertas abiertas para que den un nuevo paso e ingresen Conmigo en ese Reino, en ese Templo, como en tantos otros que están debajo de sus pies y no los ven.
Oren de corazón y permitan que el Señor les revele Sus misterios. Dejen que sus ángeles de la guarda los conduzcan, en cada instante de la vida, para que den pasos seguros, afirmados en la Voluntad Divina, y no en la propia.
Dejen que cada inicio de un nuevo ciclo los renueve verdaderamente y los eleve. Si así fuera, cuando llegue el último, él los encontrará listos para dar un paso definitivo. Hoy conduzco sus esencias a los Templos Sagrados del interior de la Tierra, para que sean renovados y dejen que la fuerza humana sea substituida por el Poder de Dios.
Hoy Mis Palabras son como una llave que les abre la puerta hacia aquello que siempre fue desconocido y que ahora ya no debe serlo. Déjense conducir, déjense guiar y, así, hijos Míos, estarán en el lugar correcto donde Dios necesita de ustedes, para que auxilien a la humanidad cuando estén prontos para eso.
No solo pregúntense dónde están y qué son los Reinos Sagrados del interior de la Tierra. Pidan, en humildad, conocerlos en esencia y que ellos puedan vivir en ustedes como una comprensión divina, una sabiduría que nace de lo profundo de su interior, una cura que emerge y los renueva, un agua que los lava y los purifica.
No esperen que los Centros Sagrados, los Reinos del interior de la Tierra se manifiesten como los Reinos de este mundo. Ellos se expresan en ustedes como un estado de consciencia, un estado de espíritu. Solo vivan y sean esas Emanaciones Divinas.
Dejen que Mirna Jad se exprese como una cura que los libera del pasado. Dejen que el Reino de Lys se exprese como una pureza que surge en el interior. Dejen que Aurora se exprese como una voluntad superior que los conduce a instituir en la Tierra la nueva vida.
Hoy los dejo con estos impulsos que son simples y profundos al mismo tiempo, así como es la Vida Divina; que son claros y misteriosos al mismo tiempo, comprensibles y desconocidos. Dejen solo que ellos vivan en cada uno de ustedes.
Con Mis Palabras y por la potestad que Dios Me concedió, Yo los bendigo y los renuevo.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Con la Luz de Mis Espejos
Con la Luz de Mis Espejos oceánicos, vengo para irradiarle al mundo el Universo prodigioso de Dios.
Con la Luz de Mis Espejos oceánicos, equilibro la consciencia del planeta y genero, en la humanidad, un tiempo mayor de paz, en donde no existe.
La Luz de Mis Espejos genera la aproximación de Leyes superiores a la humanidad, Leyes que permiten el descenso de la Gracia y de la Misericordia de Dios.
La Luz de los Espejos disuelve ideas de conflictos y de guerras, y se vuelven más potentes y luminosos cuando las almas oran a la Madre de Dios.
La Luz de los Espejos evita y aplaca la ira humana y expande la esencia del Amor en todos los espacios en donde no existe unidad ni amor.
La Luz de los Espejos puede penetrar en la consciencia humana que abre su corazón y su alma para reconocerlos. Así, cuando la Luz de los Espejos es contactada con simplicidad y humildad, otras Leyes actúan sobre la consciencia planetaria.
Deseo que el mundo conozca la Luz de los Espejos oceánicos, dirigidos amorosamente por Mi Inmaculado Corazón, a través de la vida que posee la ciencia divina.
Los Espejos son parte de esa ciencia espiritual y divina que es capaz de elevar cada espacio o cada alma hacia Universos mayores de consciencia.
Con la Luz de los Espejos, vengo para evitar la catástrofe mundial que podría generarse fácilmente por las guerras y las bombas creadas por la ignorancia de algunas naciones.
La Luz de Mis Espejos oceánicos actúa en el inconsciente del planeta, trayendo códigos para una nueva programación atómico celular para la humanidad, con el fin de que su consciencia despierte en el mañana con otro sentir y parecer.
La Luz de los Espejos oceánicos atrae corrientes de cura del universo, ya que ellos captan todo lo positivo y evolutivo que necesita la humanidad de superficie.
Cuando los Espejos oceánicos están activos, generan condiciones para la elevación de la consciencia terrestre y de los Reinos en toda su diversidad.
Los Espejos oceánicos pueden instruir a la humanidad sobre los estados de oración y sintonía. También pueden inspirar a la construcción de una consciencia más fraterna y pacífica.
Los Espejos oceánicos son parte del Reino del Lys, Reino de oración y de cura; ellos están presentes en el Océano Atlántico y ayudan a alcanzar un mayor estado de paz. Sólo basta estar en sintonía interior con ellos para que comiencen a actuar espiritualmente.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
Hoy el Reino de Lys se expande más allá de los bosques, se expande más allá de los lagos, llegando a los mares, a los océanos, a los ríos. Hoy el Reino de Lys demuestra su pureza a través del Reino de las Aguas, para que de esa forma les pueda ayudar a los Reinos que allí habitan, para que encuentren la paz y la redención con el auxilio de la humanidad. Hoy el Reino de Lys se extiende hasta aquí para clamar por auxilio, para que su paz toque a los corazones de los hombres y ellos reconozcan la vida superior, la verdad que habita en sus corazones y que los llama a la comunión con todos los Reinos de la Naturaleza.
Como Sagrada familia, hoy les revelamos que los Sagrados Corazones también habitan en Lys y encuentran allí la fortaleza para recorrer este mundo, para ayudar a los que más necesitan, sin perder nunca la esperanza de que el Plan de Dios se cumpla.
Hoy el Reino de Lys se extiende a los mares y a los océanos para que los espejos de luz, que se reflejan con el Poder de Dios, con la luz del sol que proviene del universo, puedan transmutar y liberar a este planeta, sobre todo a esta parte del mundo, para que reciba un poco más de paz y tenga un tiempo para despertar, antes de que la Justicia de Dios descienda.
Hoy, al lado del Mayor Espejo de Amor de los universos, su Madre Santísima los llama a despertar el espejo de sus corazones, unidos al Reino de Lys, para irradiar al mundo el amor que él tanto necesita.
Contemplen, en las aguas de los mares, la pureza de su interior que muchos perdieron. Dejen que el Espejo Mayor del Corazón de María despierte a los espejos de sus corazones, para que el Reino de Lys se pueda extender también a través de sus almas, pueda encontrar en cada uno de ustedes un instrumento para llevar la paz al mundo.
Hoy estoy delante de los mares que tanto necesitan de auxilio y que, al mismo tiempo, sustentan el planeta. Así debe ser el corazón humano que, a pesar de todo el auxilio que necesita, pueda superarse a través del amor a Dios para sustentar este planeta, en comunión con los Reinos de la Naturaleza.
El Reino de Lys se extiende hasta aquí para demostrarles cuán grandiosa es la piedad del Corazón de Dios para con el corazón humano. Y que de esa forma puedan inspirarse para transformar sus vidas en una imitación de la donación de los Reinos de la Naturaleza, en una imitación de la donación del Reino de Lys y de todos los seres de luz que allí habitan y que incansablemente sirven a la humanidad.
Con palabras simples, busco despertarlos a una realidad superior, porque los corazones están adormecidos y, aunque expresen devoción, aún no expresaron su compromiso verdadero con Dios.
Los Mensajeros Divinos recorren Europa en este tiempo para despertar a aquellos corazones que se comprometieron con el Plan de Dios en el principio, que se comprometieron con el Reino de Lys para este momento, para cuando la Tierra más lo necesitara. Llegó la hora, hijos, de vivir ese compromiso verdadero, dejando un poco de lado las necesidades prácticas de sus vidas, aquellos pequeños problemas internos que les impiden vivir el amor; porque cosas urgentes los aguardan, situaciones planetarias que dependen del sí de la humanidad, que dependen de la adhesión del corazón humano para que la Ley de la Misericordia pueda actuar.
Por eso, hoy vengo a su encuentro, junto al Reino de Lys, para que de esa forma reconozcan un servicio espiritual que deben despertar y cumplir en este tiempo. No les pediré nada extraordinario porque el Reino de Lys es la expresión de la simplicidad, de la humildad y de la pureza.
Solo les pediré que ingresen por la puerta que hoy Yo les abro, dejando todos los conceptos mentales, todas las ideas humanas que cultivaron hasta hoy para que, ingresando en este Reino, reconozcan la verdad de la cual se alejaron hace tanto tiempo.
¿Por qué será tan difícil vivir la fraternidad y la unidad unos con otros? ¿Por qué será tan difícil, hijos, para los corazones suplir la necesidad del prójimo antes que la propia? ¿Será inalcanzable para sus corazones amar y servir? ¿Será inalcanzable sentarse delante de un océano y agradecer por su existencia, contemplando su sacrificio y uniéndose a él para que sienta alivio, aliento, amparo? ¿Será imposible, inalcanzable, llegar delante de un hermano al cual le faltaron y pedirle perdón?
¿Será extraordinario, imposible, escuchar a aquellos que necesitan ser escuchados? ¿Orar con los que necesitan de la Presencia de Dios? ¿Expresar al mundo la propia fe, sin miedo a los juicios humanos? Esas son cosas simples que marcan la diferencia en la historia de la humanidad.
Expandan el Reino de Lys difundiendo la paz, la humildad y la unidad con todos los Reinos. Expandan el Reino de Lys siendo un poco más fraternos, un poco más humanos, aquel ser humano que Dios pensó, aquel en el cual Él pone Su esperanza y del cual no desiste nunca, porque Él conoce esa verdad, aunque ella se oculte ante sus ojos.
Dejen que el Reino de Lys toque sus corazones y sus espíritus, liberándolos del mal, liberándolos de la ilusión, para que puedan cumplir con aquel propósito que Dios tiene para ustedes desde el principio.
Imaginen un pequeño espejo de luz que se enciende delante de sus seres, delante de sus corazones. Algunos de ellos necesitan ser limpiados, purificados y liberados para que puedan tornarse instrumentos de Dios. Sientan la luz que proviene del Reino Celestial y también del Reino de Lys, y dejen que esa luz purifique sus seres, los renueve y los impulse a ser verdaderos servidores de Dios y no de sí mismos.
Por un instante, entréguense a lo desconocido para que actúe en sus vidas, y oren Conmigo por el Reino de las Aguas, para que Lys encuentre un espacio en la esencia de esos Reinos y pueda expresarse.
Pureza del Reino de Lys, extiéndete sobre los mares. Pureza del Reino de Lys enciende el espejo de nuestros corazones. Pureza del Reino de Lys vuélvenos puros y simples para la redención del planeta. Pureza del Reino de Lys extiéndete sobre el Reino de los mares. Pureza del Reino de Lys despierta a los espejos de nuestros corazones. Pureza del Reino de Lys vuélvenos puros para la redención de este planeta.
Sientan la Presencia de Adonai que hoy contempla el mundo y, con Su Santo Espíritu, espera descender sobre los hombres y sobre los Reinos. Contemplen la Misericordia de Adonai. Contemplen Su infinita Luz, más brillante que un sol o que mil soles. Dejen que este intenso brillo, que proviene del Reino de Dios, limpie y purifique los espejos de sus corazones y que, a través de ellos, se irradie al mundo y a los Reinos de la Naturaleza.
Con el corazón unido al Corazón de la Sagrada Familia, oremos a Dios:
Adonai,
Misericordia, Misericordia, Misericordia,
Redención, Redención, Redención
para este planeta.
(cuatro veces)
Amén.
Ahora orarán por todos los Reinos y pedirán redención para los Reinos de la Naturaleza:
Adonai,
Misericordia, Misericordia, Misericordia,
Redención, Redención, Redención
para los Reinos de la Naturaleza.
(siete veces)
Amén.
Purifiquen sus vidas y pacifíquenlas a través de la oración. Es de esa forma simple que entrarán en el Reino de Lys y curarán aquello que les parece imposible. Hoy, hijos, solo quiero hacer de sus vidas espejos simples del Corazón de Dios, prolongamientos del Reino de Lys hacia el mundo, porque así deben ser sus servidores.
¿Será que preferirán lo que viven en sus vidas a vivir en el Reino de Lys? ¿Preferirán la ignorancia de los hombres a vivir en la Sabiduría en el Amor de Dios? Deben preguntarse estas cosas todos los días para que avancen en la vida espiritual y para que la vida espiritual no sea para ustedes una teoría, un libro en el armario de sus casas, sino una experiencia, una vivencia que eleva a la humanidad y le permite retornar al Reino de Dios.
En la Presencia de la Santa Virgen, que los ama y los bendice incansablemente; en la Presencia del pequeño Niño Jesús que hoy les transmite Su pureza, Su bondad; consagraremos los elementos que son el símbolo de la mayor Gracia y de la infinita Misericordia que brota del Corazón de Dios; que la Humildad Divina del Creador, que se multiplica en el pan y en el vino, ingrese en sus corazones y los invite a vivir esa virtud que les abre las puertas del Cielo.
Que toda la humanidad y también los Reinos de la Naturaleza comulguen espiritualmente de este grandioso milagro de la multiplicación de Dios y que, unidos a Él en Su interior, puedan ser inspirados y guiados para volver a vivir un día la unidad con el Padre. Oremos, entonces, unidos a Dios por la conversión de los elementos, por la redención del planeta.
Padre Nuestro (en arameo y en portugués).
Comulguen de la Presencia viva del Corazón de Dios y sigan en paz, dispuestos a unirse al sagrado Reino de Lys, por la misericordiosa Presencia de Dios entre los hombres y entre los Reinos de la Naturaleza.
Nosotros los bendecimos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Sigan en Paz.
Les agradezco.
En este momento, Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús compartió el Mensaje diario transmitido por la Virgen María en este mismo día, 19 de mayo de 2017.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Solo queríamos completar que es muy especial ver en los días 19 a la Sagrada Familia reunida, cuando es posible, porque de alguna forma los códigos divinos que Ellos nos traen ingresan en nuestras consciencias y también nos renuevan a todos nosotros en este espíritu de fraternidad y de hermandad, volviendo posible, a través de nuestros esfuerzos, como dice San José, que algún día alcancemos la meta de ser una verdadera familia espiritual.
El Reino espiritual de Lys
Llamo Reino de Lys al Santuario interior en el cual espejo el Universo, donde el Creador de todas las cosas habita, con lo más puro de toda la Creación.
Llamo Reino de Lys a las dimensiones de Paz y de armonía, donde una parte de Mi Consciencia habita para sustentar y equilibrar este mundo.
Llamo Reino de Lys al Santuario interno que existe en la contraparte espiritual de Fátima y que se extiende, más allá del Santuario físico, hacia otros espacios de Portugal y de Europa.
El Reino de Lys es una dádiva concedida por Dios a la humanidad; un Reino espiritual que habita en la Tierra, en el que todos pueden entrar a través del corazón.
El Reino de Lys es el más puro Espejo del Paraíso y allí también habitan ángeles y arcángeles, que sirven al Dios Creador y que se nutren de Su Paz para auxiliar al mundo.
El Reino de Lys es el relicario de la Pureza; en este Reino se guarda, en recintos internos, lo más puro que la humanidad alcanzó y también la pureza universal, la Pureza Original, la Pureza de Dios.
El Reino de Lys es una Morada en la cual encontrarán un camino para comenzar a recorrer la vida del espíritu, para comenzar a retornar hacia Dios y ya no estar tan perdidos en este mundo y en todo lo que él los llama a vivir.
El Reino de Lys es un Espejo del Cielo en la Tierra. Así como hay dimensiones celestiales en el infinito, existe el Reino de Lys, donde un pedacito del Paraíso los invita a encontrar a Dios.
El Reino de Lys existe desde el Principio; de este punto de Pureza nacen las esencias emanadas por Dios. Cuando la humanidad estaba perdiendo la pureza de su interior y, con ella, la posibilidad de retornar al Padre, fue que el Reino de Lys abrió las puertas y, por la pureza que encontré en tres pequeños pastorcitos, esa Fuente inagotable pudo reabrirse para el mundo.
Fue con el milagro del Sol que abrí definitivamente las puertas del Reino de Lys. En ese momento este Reino vivió su primera gran expansión y tocó a todos los corazones que le dijeron sí, despertando la devoción, la fe y la pureza. Eso hizo que las almas se arrepintieran de sus pecados y aspiraran retornar al Padre.
El Reino de Lys llama a la humanidad al despertar. Él es un símbolo de que el Paraíso no debe existir solo en el Cielo, después de esta vida. El Reino de Lys es un pedacito de la Perfección de Dios entre los hombres, una sala de entrada hacia el Reino del Creador, donde solo habitan la Unidad y el Amor.
La Pureza de Lys los llama a despertar a este Amor y a esta Unidad que se viven en el Reino de los Cielos. Busquen, hijos, ingresar en el Reino de Lys, solo dejando que el corazón se abra, sin miedos. Recuerden la pureza de los pastorcitos de Fátima, quienes abrieron por primera vez las puertas de Lys para la humanidad.
Hoy, este Reino vive una segunda y gran expansión, porque el mundo nuevamente está perdiendo su pureza y está cada vez más distante de Dios. Lys espera tocar las consciencias para hacerles recordar que hay una vida superior que las aguarda, y que llegó el momento de volver a Dios y también de preparar el camino para que Dios pueda retornar al mundo.
Que ya no exista distancia entre el Creador y Sus criaturas; que ya no existan muros entre las dimensiones, y que el Amor reine en toda la Vida.
El Reino de Lys une hoy a la Creación como un todo. La Consciencia Divina podrá llegar a la Tierra, y la Unidad de Dios, por un instante, tocará a los hombres. Como un nuevo milagro del Sol interior, Lys resplandecerá en las criaturas y despertará en todas ellas la pureza que un día perdieron, para que den testimonio, como los pastorcitos de Fátima, de que en verdad es simple estar en Dios y atraer Su Reino hacia este mundo.
Entren Conmigo, hijos, en el Reino de Lys y sean espejos de la Pureza y de la Unidad en un mundo que crece sin amor. Conozcan y reconozcan el Reino de Lys; allí encontrarán lo que buscan desde el principio: la Fuente esencial de la cual salieron y hacia la cual sus almas tanto aspiran retornar.
Es simple ingresar en el Reino de Lys, donde Yo los espero con alegría y en regocijo interior. Oren de corazón, déjense tocar por el despertar de la fe y, como niños en los brazos de su madre, permitan que Yo lave sus ojos y sus corazones y los torne dignos de estar Conmigo en el Reino de Lys. Solo basta, hijos amados, dejarse guiar.
Hoy, oren con devoción, clamen por el planeta e ingresen en el Reino de Lys, abriendo una puerta para que todos Mis hijos, en los cuatro puntos del mundo, puedan ingresar y ser tocados por la Pureza de Lys.
Yo los bendigo y les tiendo Mis brazos para que vengan Conmigo al Reino de Lys.
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz y Reina del Santísimo Rosario
Para Dios, no todo está perdido. Por eso vengo a su encuentro, queridos Hijos, confirmando Mi Paz en sus corazones y el triunfo del Corazón de Mi Hijo en sus vidas.
Queridos Hijos, nada está separado, porque cuando sus voces proclaman a través de la oración, las Leyes celestiales descienden a la Tierra, para poder transformarla poco a poco, así como Dios lo ha pensado en Su Corazón para el bien de todos Sus hijos de la Tierra.
Hoy, Mi Presencia es proclamada en el mundo. A pocos días del trece de mayo, su Madre Celeste se prepara para ese gran acontecimiento. Y finalmente será posible, a través de la adhesión de todos Mis hijos en el mundo, de todos aquellos que hicieron posible esta realidad en este tiempo.
Es así que hoy Yo muestro para ustedes Mi Corazón Inmaculado, en este día, libre de espinas, lleno del amor de Mis queridos hijos, de la fe que ellos proclaman a Mi Corazón, de la persistencia que ellos sienten al poder creer en la Palabra de Dios, hoy profesadas a través de Mi Corazón Inmaculado.
De esa forma, queridos hijos, con una presencia amorosa y maternal, su Madre Celeste viene a detener las guerras, especialmente aquellas que acontecen en el espíritu de la humanidad y después, aquellas que acontecen en el Universo material.
A través de Mi Fe y de Mi Paz, vengo a renovar los votos de todos Mis queridos hijos del mundo, porque será necesario que el mundo se vuelva a consagrar a Mi Inmaculado Corazón este próximo trece de mayo, a fin de que todo se pueda renovar, que las almas reciban lo que más necesitan y esperan en estos tiempos.
Hoy, en nombre del amor y de la paz, vengo a renovar los votos de todos los Hijos de María consagrados y también de aquellos que en el futuro se animarán a dar un paso en el camino de la consagración a la oración y al servicio, porque en esos simples gestos de caridad, la humanidad puede ser curada completamente, bajo el principio de la fraternidad y de la unidad entre los corazones.
Quisiera que todos Mis hijos pudieran sentir cuán importante será este acontecimiento, el próximo trece de mayo en Fátima, delante de un planeta que es caótico, que vive la desarmonía, la indiferencia y la falta de amor.
Es por eso que su Madre Celeste vendrá a Fátima nuevamente. Esta vez, a buscar el amor de todos Sus hijos; ese amor que es proclamado a través de la devoción y de la oración, no solo en el Santuario de Fátima, sino también en todos los Centros Marianos del mundo. Su Madre Celestial unirá cada Centro Mariano como uno solo, cada corriente de devoción, de fe y de amor de Sus hijos, para poder transmutar este planeta, a través de la Fuente de Amor de Lys Fátima y bajo la cooperación y el servicio, no solo de sus corazones, que es lo más importante en este tiempo, sino a través de todos los ángeles que habitan en el Reino de Lys Fátima y aguardan desde hace ya más de cien años por este acontecimiento.
También, queridos hijos, a través de este movimiento universal de su Madre Celestial para este próximo trece de mayo, vengo a renovar la vida sacramental en todos Mis hijos: el Bautismo, la Confirmación, la Confesión y especialmente la Comunión reparadora, que he pedido que todos pudieran vivir, en los últimos años de este tiempo actual.
De esa forma, queridos hijos, con todo lo que han enriquecido sus corazones, a través de la vida espiritual, como de la liturgia diaria, su Madre Celeste se estará sirviendo de cada uno de esos dones, para poder llevar adelante esta Obra, en este nuevo ciclo y en esta nueva etapa, que comenzará a partir del día trece de mayo.
No es por acaso, queridos hijos, que a todos los he congregado aquí, en Portugal, para renovar su dogma de fe, así como una vez Yo lo dije en Fátima: que Portugal podría preservar su dogma de fe a través de los tiempos y de los años. Este dogma de fe, es lo que ha permitido a su Madre Celestial realizar esta Obra, en este ciclo y en esta hora aguda del planeta.
Es de esa forma, queridos hijos, que el trece de mayo las puertas de Lys Fátima se reabrirán, para que las almas puedan cruzarlas, y así, sentirse acogidas en el más perpetuo Amor de Mi Corazón Inmaculado. Cada oración que será ofrecida a partir de este día, hasta el día trece de mayo, tendrá una importancia universal y será altamente considerada por su Padre Celestial como nunca antes ha sido considerada, a través de los tiempos.
Comprendan así, queridos hijos, la importancia de este movimiento espiritual de su Madre Celestial, que no solo acoge a su planeta y a su Universo, sino también a otras galaxias lejanas a esta.
Yo les traigo así la consciencia para estos tiempos, de unir lo superior y lo inferior en uno solo, de unir el Cielo y la Tierra, a Dios y a los corazones, en una sola Comunión, en una perfecta Comunión con Cristo, para que el planeta sea redimido y curado de todo lo que necesita en este ciclo.
Es por eso que hoy les muestro Mi Inmaculado Corazón, nuevamente lleno del amor de Sus hijos, que deben seguir cultivando la hermandad, la unidad, la fraternidad y especialmente, la fe en Dios.
Esperé muchos siglos para revelar, a la humanidad, poco a poco, la grandeza de Mi Amor y de Mí Inmaculado Corazón.
Hoy les traigo este Corazón, para que contemplen el misterio delante del cual están hoy.
Contemplen en su interior la grandeza de este Corazón, que hoy se manifiesta pequeño, pero que guarda dentro de sí una inmensa Vida.
Siglo tras siglo, hijos Míos, estuve silenciosa, y las veces que hablé al mundo, hablé aquello que podían escuchar, porque la humanidad estaba creciendo como un pequeño niño que da sus pasos, poco a poco, en la comprensión de la vida superior. Pero ahora los tiempos cambiarán y la humanidad también debe cambiar. Por eso les pido que su devoción se convierta en fé, una fé que les abra las puertas para que ingresen en Mi Reino, en el Cielo, así como en la Tierra; en el Paraíso Universal, así como en el Reino de Lys, y en tantos otros que aún les debo revelar.
Mi Corazón hoy expuesto delante de sus ojos, simboliza el misterio de la Voluntad Divina. Que la Verdad ya no esté oculta, y que todos puedan sentir, contemplar en sus oraciones, la verdadera grandeza del Plan de Dios para este mundo.
El Reino de Lys ya no se ocultará, porque las almas, muchas de ellas, perdieron su pureza y deben reencontrarla para que este mundo se torne sagrado.
De es forma, hijos, después de cien años preparando el corazón humano, Mi Corazón vendrá nuevamente a mostrarse a sus ojos, para que este manantial de pureza se abra definitivamente para el mundo.
Esto significa que el Creador les ofrece la oportunidad de que sean consecuentes con Él, de que laven sus faltas, de que curen sus imperfecciones y de que recuperen el camino de retorno, del cual salieron hace mucho tiempo.
Mi Corazón expuesto delante de sus ojos irradia la pureza de Dios, que es la primera puerta que les abro para el Reino de Lys.
Entren en Mi Inmaculado Corazón, porque hoy, a través de sus oraciones más sinceras, generaron méritos para eso. Y con eso les pediré que no solo ingresen en este instante, sino que vivan en Mi Inmaculado Corazón, que sientan Mi Presencia todos los días, actúen Conmigo, piensen con Mi Pensamiento, sientan con el Sentimiento de Mi Corazón y de esta forma, hijos, sean dignos de ser llamados hijos de María, proclamen Mi Presencia en el mundo, a través del ejemplo verdadero de que están en Mi Inmaculado Corazón.
Es colocándolos hoy bajo Mi Manto que los renuevo, renuevo su consagración, sus votos para con Dios, aquel compromiso que hicieron con Él en el principio, y que tantas veces los ayudé a renovar, para que algún día se torne la prioridad de sus vidas, que lo puedan cumplir con plenitud, vacíos de sí y llenos de Dios.
Con Mi simple mirar, su Madre Celeste renueva a Sus hijos y renueva todas las cosas.
Deseo que sientan y escuchen Mi simple mirar; Mi mirada sencilla, humilde y sincera, llena de Amor, llena de Verdad y de esperanza para con todos Mis hijos del mundo.
Hoy, estas rosas, rosas blancas de la pureza original, a los Pies de su Señora y de su Majestad, son consagradas, para que sus vidas, el próximo trece de mayo, sean como rosas abiertas, la pureza original de los Rayos de la Misericordia de Dios, para que todo sea curado, para que todo sea cicatrizado, para que no haya resistencias, sino alegría eterna, júbilo de vivir y de servir a Dios.
Hoy consagro a estas rosas y daré tres rosas para Mi hija, Mi hija amada; representando en ellas la bendición del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Yo soy la Estrella Guía de la noche, que alumbra los caminos para conducir a Mis hijos hacia el portal del Amor.
Su Madre Celeste, como prometió, está retornando a Portugal por medio de Su grupo peregrino, a fin de que se lleve adelante la gran expansión de consciencia del Reino de Lys-Fátima.
A todos ustedes, como también a sus hermanos que vendrán en sagrada peregrinación, los conduzco hacia los jardines internos de Lys, para que en cada alma se establezca, una vez más, la pureza original.
Hoy, con alegría, regocijo y devoción interior, su Madre Celeste prepara Su llegada a Portugal, para que más corazones puedan encenderse de nuevo en el amor, en la verdad y en la pureza Original.
Así, los invito, Mis queridos hijos, a estar alegres y disponibles en cada momento de la peregrinación por Portugal porque, de esa forma, ustedes tendrán la Gracia y la Misericordia, como tantos hermanos peregrinos, de recibir la bendición de su Madre Celestial.
Seguimos en la fe, en la confianza y en la alegría porque nuevamente en Europa, Mi Inmaculado Corazón triunfará.
¡Les agradezco responder a Mi llamado!
Los bendice y los protege debajo de Su Divino Manto,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Es tiempo de reconocer la Verdad de Dios, hijos Míos, de retirar de la consciencia la ignorancia de sí misma y de vivir, todos los días, la filiación divina como principio.
Es tiempo de reconocer la propia esencia y, con humildad, dirigirse al Creador de todas las cosas que habita en el su interior, y dejar que Él se expanda y establezca definitivamente Su Reinado.
Yo he venido al Reino de Lys, hijos amados, por un Propósito universal y no por un propósito humano. Yo he venido porque este es Mi Reino espiritual y divino, donde se guarda lo más puro de cada consciencia. Es desde el Reino de Lys que resguardo las esencias y protejo a todos Mis hijos, de sí mismos y de Mi adversario.
Las llaves que abren las puertas de este Reino son la fe y la devoción ardiente; y es esa fe y esa devoción que vine a renovar en el interior de Mis hijos para que, a través de su despertar, las puertas del Reino de Lys estén abiertas a toda la humanidad y a todos los Reinos de la Naturaleza, que también tienen su pureza resguardada en Lys.
Mientras los tiempos más graves se inician y muchos de Mis hijos están perdidos en las tinieblas, sobre todo en el norte del planeta, es necesario que las puertas de Lys estén abiertas para que, al reconocer la propia esencia, al descubrir y vivenciar la filiación con Dios, las almas no se extingan ni se desanimen ante los desafíos y los abismos a los cuales las lanza Mi adversario.
Hijos, estamos en una gran batalla por el triunfo de la Paz y ustedes deben ser conscientes de eso. El Reino de Lys debe contar con soldados despiertos en la superficie de la Tierra para que, conscientes de la situación espiritual y física del planeta, sean guardianes del manantial que fluye de Lys para sustentar a las almas en la verdad y el amor, y para que ellas no se dejen perder ni engañar por la confusión de estos tiempos.
Hijos Míos, la pureza irradiada por los Espejos de Lys es imprescindible en estos tiempos de oscuridad y de tinieblas, para una gran parte de la humanidad. Y, cuando les hablo de las tinieblas, no Me refiero solo a las guerras, al hambre, a la violencia, sino también hablo de la ignorancia, de la indiferencia hacia Dios y del crecimiento de las energías capitales que ciegan los ojos de los que se comprometieron con Mi Hijo y con el Creador a vivir los principios crísticos y despertar un amor que abre las puertas del infinito para la unión con Dios.
Los Espejos de Lys, con su potencia divina, deben disolver las tinieblas que no permiten que Mis hijos encuentren la verdad sobre sí mismos y sobre la vida en la Tierra. Para que esos Espejos estén activos, hijos, debe haber columnas de oración y de fe que los sustenten, y con pureza de intención y humildad ofrezcan al Padre su despertar y su entrega, para ser instrumentos Suyos en el mundo.
Es por un motivo universal y divino, hijos Míos, que despierto al Reino de Lys y que instituyo una nueva Casa en la superficie de la Tierra; no porque no sea suficiente lo que ya alcancé como Divinidad en Europa a través de Fátima, de Lourdes o de Medjugorje; sino que cada una de Mis Casas tiene una función única, despertar a ciertas almas y manifestar un principio divino.
Ahora, es tiempo de un despertar más profundoen Europa, como en América. Es hora de que Mis hijos sean más conscientes de la batalla de estos tiempos y que se unan, a través del ecumenismo universal, para sustentar espiritualmente al planeta y preparar, en el suelo de la Tierra, la fecundación de una nueva vida.
Hijos, con el simple motivo de elevarlos y despertarlos es que estoy aquí. Como Madre Celeste y Universal, pretendo conducirlos a la Verdad del Creador.
Que en esta noche, los Espejos de Lys se enciendan en su interior y reflejen, en sus esencias, Su pureza y Su paz, para que sientan y vivan el despertar a la vida superior; y que sus almas, que están sedientas de servir al Padre, encuentren finalmente su camino.
Yo los amo y los bendigo, colocando en sus esencias la Flor de Lys, Flor que despierta la pureza y la verdad en su interior.
Aquella que los guía siempre,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
He venido del Cielo para traerles Mi Paz y Mi Esperanza.
Esto es motivo de Mi Alegría al ver tantos hijos que hoy se consagran ante Mi Corazón, para hacer triunfar Mi plan en el mundo, que son los Planes de Dios, en esta humanidad y en este planeta.
Hoy abro las puertas de los Cielos para cada uno de ustedes, hijos Míos, para que puedan ingresar, en consciencia y en devoción, al Gran Reino de Fátima que espera despertar en ustedes la pureza original.
Ustedes saben, hijos Míos, que Europa necesita de esa pureza. Esa pureza debe estar en todos los corazones que aquí viven, para que la Obra de Mi Hijo pueda seguir adelante.
No se cansen, queridos hijos, de escuchar Mis palabras, pues hoy Yo les traigo el signo de Mi estrella de Luz, aquella estrella que indica el nuevo tiempo en la humanidad y que Yo, una vez, hice aparecer en Fátima, a los pies de Mi Manto.
Esa estrella indica que el tiempo de la purificación de los corazones está llegando, para que limpios de toda mancha, puedan ingresar en el Reino de Dios y nunca más estar separados de la verdad que habita en los mundos superiores.
Queridos hijos, hoy finalizo Mi peregrinación por Europa. Y a partir de este momento, estaré sembrando un nuevo ciclo cuando retorne una vez más aquí, para abrazarlos y consolarlos, para que sus corazones se curen definitivamente y ellos se postulen para esta Obra Redentora que ofrece Mi Hijo para cada corazón humano.
De la misma forma, queridos hijos, que hoy estoy unida a cada uno de ustedes y a través de Mis palabras, preparando vuestra verdadera consagración, estoy unida a cada uno de Mis hijos en el mundo, a cada luz que surge de cada Centro Mariano y que se une a Mi Corazón en este momento, para que Mi Obra se pueda expandir en el mundo espiritualmente y así, en todas las almas que más lo necesitan.
Es de esa forma, queridos hijos, que a través de sus almas y corazones Yo estoy tejiendo esa Red de Luz que se expande por todos los continentes de este planeta, para reforzar la alianza de los corazones con Dios y así con su Propósito Divino, que hoy vengo a ofrecer amorosamente para cada uno de ustedes.
Extendiendo Mis Manos hacia ustedes, nuevamente derramo Mis Gracias, así como las derramé en la Argentina, una Gracia para cada uno de ustedes; lo que más necesitan en esta vida y para este camino espiritual, que Yo los invito a vivir Conmigo, por medio de la oración y de la fe que hoy deben profesar sus corazones, como el mayor testimonio de amor del triunfo de Mi Corazón Inmaculado aquí, en Portugal y en Europa.
Vine a esta ciudad, una vez más, para decirles a Mis corazones, a Mis pequeños hijos, que ya se iniciaron en esta tarea espiritual hace tantos años, que deben renovarse, que deben dar el paso, para que muchas más almas se puedan aproximar aquí y no solamente Portugal reciba la Gracia de Mi Corazón, sino todas las almas que están en Europa, esperando por ese despertar, por ese paso definitivo, que en esta encarnación vinieron a vivir.
Es de esa forma, queridos hijos Míos, que Mi estrella de Luz se posa a los pies de Mi Manto y revela ese signo para todos.
Los nuevos cristos deben despertar, ser los nuevos legionarios del Señor, que vivan Su Palabra, Su Testimonio de Amor, Su Propósito en cada uno de ustedes. Es así que transmitirán a todo el planeta ese impulso espiritual que hoy les traigo a través del Sagrado Corazón de Jesús.
Queridos hijos, llegó esa hora de que firmen ese documento espiritual en el libro sagrado de Mi Corazón, donde sus nombres están escritos desde hace mucho tiempo, para que junto a Mí, unidos a Cristo vuestro Señor, cumplamos esta Obra Redentora del fin de los tiempos.
Necesito que salgan de sus casas a buscar a los corazones que más necesitan de Luz, necesito que sean Mis brazos y Mis manos en esta hora, para llevar adelante esta Obra de la Redención de las almas.
Sus corazones están llenos de instrucciones, pues las han recibido a lo largo de los años, a través de Mi Hijo fiel, que Yo traje para ustedes, para que pudieran crecer interiormente y aprender a vivir en la hermandad.
Queridos hijos, hagan lo que les pido, y no se arrepentirán. Las almas deben aproximarse aún mas a Mi Corazón, ser la luz en estos tiempos de tinieblas. Por eso Yo les traigo y les presento este propósito, propósito divino a los Ojos de Dios, que debe ser cumplido por cada uno de ustedes.
Es así, queridos hijos, que Mi Obra no solo estará en América, sino también más allá de Europa, porque deseo llegar a los corazones de Asia, del Lejano Oriente, que necesitan de Mi Voz, del Abrazo, de Mi Consuelo, de Mi Corazón, de Mi Luz, para poder seguir caminando en esta hora crucial del planeta.
Ustedes tienen ese compromiso, queridos hijos, como consciencias europeas, de abrir las puertas para esos corazones que están tan lejos.
Será el idioma de sus corazones, el amor de sus espíritus y almas que abrirá las puertas para todos esos corazones, pues aún, queridos hijos, hay muchas almas que deben conocerme profundamente.
Yo no solo soy la Virgen María, soy la Madre del mundo, soy la Gobernante Mayor, soy la que rige sus vidas y almas, soy la pastora que conduce a los rebaños de Mi Hijo hacia el Templo del Corazón.
Por eso hoy estoy aquí, renovando sus votos antes de partir para América, para encontrarme con todos Mis hijos y unir a todos los corazones de Sudamérica y del mundo en el Centro Mariano de Aurora, donde el noveno año será vivido con todos, el aniversario en que Mi Consciencia llegó definitivamente a sus vidas.
Nueve ciclos se cumplirán y nuevas puertas se abrirán para que los corazones sean conducidos hacia su propósito.
Deseo, queridos hijos, que Me acompañen en esa gran convocatoria que hoy les hago de estar Conmigo en el Centro Mariano de Aurora, recibiendo un poco más de cura interior para sus espíritus, para todos sus semejantes, para toda la consciencia del planeta, que tanto necesita de servidores de la paz, de guerreros de Mi Corazón, que en su templanza, alcancen la redención.
Abriendo las puertas del Reino de Fátima, congrego a los corazones en el Amor de Dios y a todos aquellos que se unan a este momento, para que en esta amada Europa se pueda vivir y profesar la paz, como el propósito para estos tiempos.
Hoy vengo como la Señora de la Gran Estrella, para mostrarles Mi Signo de Luz que aún debe revelarse en los corazones simples que amorosamente siguen Mis pasos, con la vivencia de la oración, de la Paz, del Servicio y del Amor. Amor absoluto que los colma, que los renueva, que los redime, que los eleva al Corazón del Padre Celestial.
Yo soy esa Señora de la Gran Estrella, que trae para todos la revelación del Universo, de la verdadera Consciencia, la Consciencia Única de vuestro Padre que aún no es conocida por el mundo.
Fátima es una preparación para ese momento. Es así como doy continuidad a Mi Obra en este tiempo.
Después de haber abierto las puertas en Medjugorge, aquí, queridos hijos, doy continuidad a Mi Obra espiritual para que las almas sean consecuentes con Dios y así como lo he pedido a lo largo de los tiempos, por medio de diversos videntes, la humanidad pueda cumplir lo que en verdad vino a realizar, para que pueda nacer la Nueva Humanidad.
Es a través de los hijos que se consagran hoy, como los que ya se han consagrado a través de las apariciones, mes a mes, de tiempo en tiempo y de ciclo en ciclo; es así que Yo instituyo, queridos hijos, las semillas de la Nueva Humanidad que brotará en el próximo tiempo. Esta es la señal que trae Mi gran estrella, la promesa que al fin se cumplirá en cada uno de Mis hijos, siempre y cuando sean consecuentes con todo lo que Yo les pido.
Ustedes, queridos hijos, son partes de Mi Obra celestial y mundial. Son piezas de este gran puzle que Yo vengo a reconstruir en el mundo, después de que Mi adversario lo destruyó.
Yo vengo a concretar en sus vidas el verdadero propósito para sus almas, la tarea que deben realizar Conmigo en esta convocatoria universal que hoy hago para todos.
Y este momento que comparten con Mi Corazón Inmaculado, también servirá para aquellos que se consagrarán en el futuro, asumiendo su compromiso fiel Conmigo de hacer todos los esfuerzos, de cumplir Mis designios, de cumplir la Voluntad de nuestro Dios, del Altísimo Padre.
Sobre este árbol, dejo la presencia de Mi Amor por todos los Reinos de la Naturaleza. Aquí dejo la señal, en este pequeño árbol, de que los Reinos deben ser reverenciados y que también ellos necesitan de sus oraciones.
Ustedes, queridos hijos, como una única raza, están aquí y han estado aquí hasta este tiempo, dentro de este planeta tan amado por nosotros, porque los Reinos Menores han generado esa Gracia para todos.
Ustedes saben que ellos sufren mucho la consecuencia de la acción humana, la destrucción, la blasfemia, todo lo que el hombre realiza en contra de su evolución. Y aún así, queridos hijos, ellos siguen donándose por ustedes y para ustedes hasta el fin de los tiempos, hasta que retorne Mi Hijo.
Díganle a los hombres injustos que no destruyan la Naturaleza, que cuiden de los Reinos, que no asesinen a las ballenas.
Están destruyendo, queridos hijos, la evolución de la Creación de Dios y ese es uno de Mis profundos dolores por la falta de consciencia, sobre todo por la falta de amor.
Díganle a toda Europa, y mas allá de ella, que cuiden de los Reinos Menores, que siembren códigos de luz, a través del servicio a cada uno de ellos. Así, en el día del Juicio final no serán juzgados porque habrá actuado la Misericordia de Mi Corazón.
Alguna vez se han preguntado, queridos hijos, ¿por qué Yo anhelo tanto estar sobre los árboles? Les dejo este símbolo para que lo mediten.
El árbol representa la Sabiduría de Dios y ustedes, como seres humanos, inconscientes, destruyen esa sabiduría espiritual que el Reino Vegetal revela al mundo.
Muchos de los que no están hoy aquí, que fueron precursores de esa destrucción a través de los tiempos, tomaron consciencia de todo esto, después de haber partido de la Tierra.
Rezo por ellos, por las almas del purgatorio, para que puedan alcanzar la Luz del Reino Celestial.
Que ustedes, queridos hijos, no sigan los mismos caminos. Adviertan a todos los corazones, principalmente a los más injustos, que están a tiempo de cambiar su actitud.
Las ballenas lloran por las consecuencias de los hombres. Recuerden que Soy la Madre del mundo, la Madre Naturaleza.
Y cuando la Naturaleza es destruida por el hombre, están destruyendo Mi Consciencia. Pero Mi Amor, que es más infinito, poderoso que todos los errores del mundo, trae la Gracia de despertar sus consciencias y las consciencias de sus hermanos, para esta magnífica Obra de la Redención de los corazones de todos los seres de la tierra.
Recemos:
Madre del Cielo, Madre Tierra
intercede por nosotros y por los Reinos.
Una más:
Madre del Cielo, Madre Tierra
intercede por nosotros y por los Reinos.
Amén
Recuerden que las ballenas son la consciencia madre para el planeta. Ellas acogen, en su pureza original y en su inocencia, a todos los seres de la Tierra; porque ellas equilibran los océanos, y también a todas las consciencias mentales. Recuerden esta instrucción.
Y ahora, queridos hijos, junto a Mis ángeles, celebraremos este momento de consagración de asumir este compromiso Conmigo, de ser portadores de Mi Paz y de Mi Gracia para toda la humanidad que tanto lo necesita.
Y así, bendeciré los objetos sagrados que han traído a Mi Altar para que sean entregados a los que más lo necesitan. Así trabajarán su desapego, porque Mi Gracia los colmará más allá que los objetos.
Sean misericordiosos como el Padre es Misericordioso con ustedes.
Lleven la paz a todos los que la necesitan y no se olviden que el prójimo debe estar primero en sus vidas.
Que vengan aquí los que hoy se consagrarán como "Hijos de María".
Mientras las puertas aún se abren, que canten el himno de su consagración.
Flores de luz son derramadas...
Ave María... (x3)
Mis muy queridos hijos, hoy dejo la Gracia de Mi Corazón para que ella se plasme en sus vidas como el mayor testimonio de su conversión y como respuesta de sus corazones al llamado de Mi Hijo, Jesucristo.
Ante la autoridad que el Padre me concedió y desde todos los coros de Lys con todos los ángeles del cielo, bendigo a cada uno de sus corazones y familias, instaurando la paz y el bien en cada uno de Mis hijos, la renovación y la esperanza de todos los corazones de Europa para que cumplan el propósito de seguir el camino hacia su liberación y redención en el momento en que retorne Mi Hijo, glorioso y victorioso entre las nubes.
Coloco Mi mano sobre sus cabezas, rezando a Mi Hijo.
Yo les agradezco por responder a Mi convocatoria y por ser portadores de la paz celestial que es posible vivir en estos tiempos.
Los amo, los bendigo y los abrazo.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Y ahora estando consagrados, proclamen este himno en unión a todos los "Hijos de María" en los cuatro puntos de este mundo.
Vayan en paz.
Les agradezco por haberme ayudado a cumplir con esta peregrinación y recuerden que prometo retornar, cuando así Dios lo decida.
¡Les agradezco!
Acta espiritual y fundacional de la Comunidad-Luz “Flor de Lys”
Queridos hijos:
A los diecinueve días del mes de julio de 2016, en el año del Señor de la Misericordia, Vuestra Madre y Abogada hace la primera fundación espiritual e institucional de la esperada Comunidad-Luz de Lys, “Flor de Lys”.
En este sagrado día, Dios Todopoderoso deposita Su Amor, Su Piedad y Misericordia para que este sagrado proyecto, que trabajará a través de la oración por las almas de toda Europa, pueda tener su esperado despertar.
En este camino que está siendo construido a partir de este día, la Divinidad derrama Sus Dones para que en la consciencia de los que integran este proyecto florezcan los principios del Centro Sagrado de Lys en la superficie.
Es así, que Vuestra Madre Santísima declara, que, en este lugar, en donde hoy nos reunimos, se encuentra la primera semilla para esta Comunidad-Luz. También queda fundado oficialmente el Centro Mariano de la Purísima Virgen Madre, centro que así mismo nacerá de la mano de la Comunidad, y que tendrá su casa materna en el futuro, al igual que la Comunidad, en la villa de Dornes, a orillas de los lagos del Centro Sagrado de Lys.
Para ese momento, los siete primeros residentes de esta Comunidad-Luz ya estarán impulsando para toda Europa una convocatoria para la formación y la expansión de las bases de este trabajo espiritual y mariano.
Dejando por escrito la institución de esta quinta Comunidad-Luz sobre un Centro[ST1] Planetario, invito a todos los presentes y miembros de la Red-Luz de Europa a que firmen esta acta, con la razón de dejar registrada su adhesión a este llamado y como testigos oficiales de que una sagrada semilla de luz volvió a brotar desde Lys para toda Europa.
Enriqueciendo sus pequeños espíritus, queridos hijos, dejo también por escrito la consagración de la primera residente, de los primeros guardianes y celadores de este inicial proyecto de amor, de paz y de redención, agradeciendo al Padre que está en los Cielos, porque todas Sus Obras son simples pero verdaderas, llenas de Amor y de Misericordia para el mundo.
Es por esta razón que, con el nacimiento de esta Comunidad-Luz, a los diecinueve días del mes de julio de 2016, dejo el testimonio por escrito de que este proyecto del Núcleo Corazón Sagrado en la ciudad de Fátima, desde hoy será considerado una Comunidad-Luz, formando parte oficial de la quinta mano de trabajo de la Fraternidad Federación Humanitaria Internacional, ubicada sobre los Centros Planetarios.
Con cantos de alegría, queridos hijos, Yo instauro aquí dos importantes espacios para desarrollar en poco tiempo: la Comunidad-Luz Flor de Lys y el Centro Mariano de la Purísima Virgen Madre para Portugal, España y el resto de Europa.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice bajo la señal luminosa de la Santa Cruz, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más