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En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Aquiétense, para que el mundo entero en esta noche se aquiete y, en la sagrada quietud del corazón, el mundo encuentre el camino de retorno hacia la paz.
Hoy, su Madre Celeste y Madre de la humanidad trae sobre las palmas de Sus Manos el Principio Creador del Niño Dios, aquel Sagrado Propósito que el Padre Eterno pensó en el principio para la salvación y la redención de la humanidad.
Sé que no comprenderán, Mis hijos, lo que esto significa y representa. Pero hoy, a través de los portales, les traigo la presencia de la Sagrada Gruta de Belén, donde ese misterio se plasmó y encarnó a través del pequeño Niño, el Mesías; porque hoy les confieso que, para su Madre Santísima, también fue una revelación en aquel tiempo.
Esto significa que el misterio queda develado y que la esencia del Niño Dios se muestra al mundo, en este mismo momento, para todos los mundos internos de la humanidad, para todas las almas sin excepción, aun aquellas que están pérdidas y alejadas del Padre.
Esta fue la Sagrada Esencia de la Creación que le trajo el Niño Dios al mundo entero. No había otra forma de poder concretar esa misión tan esperada, sino a través de un humilde y pobre lugar como la Gruta de Belén, donde no solo la Sagrada Familia de Nazaret, sino también todos los que allí participaron de ese acontecimiento, más allá de este planeta y más allá de las estrellas, fueron testigos de esa sagrada revelación.
Hoy, quiero saber, hijos Míos; hoy, quiero ver con Mis propios Ojos de Madre que, en este tiempo crítico del planeta en donde prevalece la guerra en vez de la paz, esta Sagrada Esencia del Creador, encarnada a través de Jesús, se vuelve a presentar al mundo en los planos internos y a través del Santuario Interior del Reino de Lys; para que también sus Ángeles de la Guarda y todos los ángeles del universo puedan ser testigos de este sagrado momento, puedan ser adoradores de esta sagrada revelación que una vez encarnó en el mundo a través de un Pequeño Niño, a través del propio Dios que se hizo hombre por su salvación, por la salvación de todo el género humano, desde aquel tiempo hasta el presente y desde este momento hasta el tiempo final.
Esta es la Esencia Creadora inextinguible y eterna que Mi Amado Hijo depositó como Legado Espiritual no solo aquí en el Santuario Interno de Lys, sino también en todos los Santuarios Internos del planeta, especialmente en toda América.
Por eso, hijos Míos, Yo los invito a cambiar en este momento de dimensión y de frecuencia para que sepan, una vez más, que más allá de este sufrimiento y de este caos reinante en el planeta, existe una Realidad Suprema que los espera, existen tesoros espirituales que están presentes para cada uno de Mis hijos, a la espera de revelarse a todos los puros de corazón, a los puros de intención, a todos los que no quieren nada para sí mismos.
Esto no habría sido posible si San José no hubiera encarnado el Principio de la Humildad, o aun Su Santísima Madre no hubiera encarnado el Principio de la Pureza Original. Este escenario preparado hace dos mil años permitió, en este tiempo, que esta revelación llegue a sus consciencias y a la consciencia de todos sus hermanos del planeta.
Es en este Principio Creador que hoy les traigo, en donde su mirada debe fijarse en el Propósito, en donde sus espíritus deben aspirar a alcanzar la misma aspiración que Mi Inmaculado Corazón y que el Casto Corazón de San José alcanzaron hace mucho tiempo.
En síntesis, Mis amados, es aquí y ahora, a través de Mis Humildes Manos que revelan el Principio Creador del Primogénito, el Hijo de Dios, el Mesías, que las almas podrán encontrar el surgimiento de la Nueva Humanidad, libre de las cadenas de los errores, libre del pecado, libre del sufrimiento, del dolor, de todo lo que las separa de Dios.
Sé que todo lo que hoy les hablo parece simbólico, pero les seguro que no lo es. El Dios Vivo, a través del Pequeño Niño, Me ha enviado, en esta noche, para revelarles a los mundos internos y a las almas este Mensaje.
En simples Palabras, Mis amados hijos, la Esencia Creadora de Cristo viene a recordarles que todos deben volverse hacia la Fuente de la Creación y que sus propias vidas deben transformarse conforme lo que está pensado por el Padre; porque algo maravilloso le espera a cada uno de Mis hijos, algo que se revelará en sus caminos cuando sigan estrictamente en obediencia lo que la Fuente Primordial determine, aunque esto parezca en este momento desconocido.
Si las almas no fijan su mirada en esta Esencia Creadora de Cristo y si la mayoría no lo hace en este tiempo, ¿qué le sucederá a esta humanidad?, ¿qué acontecerá con este planeta y esta superficie?
Estamos en un momento y en un tiempo semejante al del Nacimiento del Mesías, el Redentor. El Dios Vivo encarnó a través de Su Hijo en Cuerpo, Alma y Divinidad, para demostrar que Su Poderosa Presencia es simple y pobre, que Su Majestuosa Presencia es amorosa y es sabia.
Estos son los Atributos que el mundo hoy necesita, no solo para poder reparar el interminable camino de sus errores, sino también para recuperar la pureza y la inocencia que perdió; una inocencia y una pureza que están siendo robadas, que están siendo aplacadas y disueltas, no solo a través de las guerras, sino también a través de todo lo que sucede en esta humanidad.
Dios tiene Su Mirada sobre la humanidad en este momento. Él Me envía como Su Portal, como Su Mensajera, para que el mundo no se olvide de que debe recuperar la paz.
Fue importante lo que les dejó a ustedes Mi Venerable Compañero San José, el último 19 de diciembre. Palabras determinantes y transformadoras para que alcancen, algún día, la Esencia Creadora de Cristo y puedan estar unidos a esa Esencia.
En todo lo que les ha dicho San José está el comienzo de sus caminos, de los caminos de la trascendencia y de la transformación.
Así, alcanzarán rápidamente lo que Yo les pido, porque Dios está sediento de almas que puedan irradiar Sus Atributos y Sus Principios, que puedan ser un espejo que refleje, en este planeta, todos Sus Mandamientos, en especial aquellos que fueron transgredidos y violados por el propio hombre de superficie, por su ignorancia y por su ironía.
Que este Nacimiento de Cristo, que una vez más se vuelve a presentar y se vuelve a dar en los corazones abiertos para recibirlo, permita que a través de la Esencia Creadora de Cristo el mundo y la humanidad no solo encuentren un camino de solución duradera, pacífica, impersonal y sabia, sino también encuentren un camino de retorno hacia la Casa del Padre; para que los millones de almas presentes en este planeta, retomen el camino del Propósito que perdieron por diferentes motivos y razones y, que a través de los Ángeles de la Guarda, que en esta hora culminante Me acompañan, se alcance la ardiente Aspiración de Dios de poder ver a todas Sus Criaturas en Su Reino, así como la Sagrada Familia estuvo en el Reino de Dios, aunque viviera en este planeta.
Hoy, llevaré, dentro de esta Esencia Creadora de Cristo, las intenciones, las súplicas, los ruegos y todas las imploraciones de los puros y humildes de corazón que, en esta hora, ya no buscan nada para sí mismos, sino el bien y la caridad para los otros, y la paz para los pueblos y las naciones.
Hoy, llevo en esta Esencia Creadora de Cristo el ofertorio de las almas y de los Ángeles de la Guarda de cada uno de Mis hijos, ángeles que han conseguido escribir en sus propios Libros de Luz, los pasos de la redención y del amor de aquellos que lo siguen intentando todos los días.
Aunque no lo parezca, todo lo que les he dicho, en este momento, es lo que mantiene las puertas abiertas a la Misericordia; es lo que permite, en este tiempo final, que la Jerarquía Espiritual y Divina aún esté presente en esta humanidad y en este planeta; porque Su Voz, la Voz de la Jerarquía, nunca se cansará hasta que vea cumplirse lo que le ha prometido al Creador.
Que, a través de la humilde y pobre Gruta de Belén, en este mismo momento y en esta misma hora, en cualquier parte del mundo, en cualquier lugar, las familias y en especial los niños sean tocados por la Esencia Creadora de Cristo para que estén protegidos, en este momento culminante, de esta locura del planeta y para que, en esas pequeñas esencias no solo renazca el Niño Dios, sino que en sí mismos sostengan la pureza, la inocencia, el amor y la alegría de ser parte de la Nueva Humanidad, de los Mil Años de Paz.
Yo los bendigo y consagro a los corazones al Niño Dios.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Vamos a cantar acompañando al coral, a pedido de nuestra Santísima Madre, el cántico “Noche de Paz”; permitiendo que, en este momento, a través del símbolo de la luz de las velas se disuelva la oscuridad del planeta y los lugares más necesitados reciban la Paz de la Sagrada Familia.
Cantemos.
Cuando no tengas quietud interior, busca retornar a la paz del corazón, para que cada aprendizaje que vivas sirva para el crecimiento de la bondad de tu ser.
Sé que el ser humano no consigue comprender la razón de algunas experiencias dolorosas. Pero debe saber que existen causas y condiciones que generan como resultado esa experiencia.
En este momento, debes percibir con claridad las causas y las consecuencias para que, todo lo que lleves adelante, sea beneficioso para tu ser, dentro de los valores del bien común, de la justicia y, sobre todo, del amor.
Reconocer las raíces de las causas y de las consecuencias que tú mismo puedes generar para tu vida material y espiritual, te ayudará a salir de la ignorancia y de la incapacidad permanente de comprender o de aceptar las experiencias.
El camino real de la transformación significa ver más allá de uno mismo, comprender al semejante, buscar la belleza de las diferencias que puedan existir entre los seres humanos.
Al final de todo, es necesario no dejar de buscar la verdad, y la verdad se encuentra en el autoconocimiento y en ver, en cada momento, todo lo bueno que se puede aprender. Así, te irás liberando del sufrimiento.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Sentado a la mesa con tu Señor, ora, hijo, por toda la vida, por todos los seres, por los que están perdidos en su propia ignorancia, por los que no reconocen a Aquel que reparte el Pan y se entrega a Sí mismo para reparar los pecados del mundo.
Sentado a la mesa con tu Señor, contempla toda la vida, la profundidad de cada instante, la grandeza escondida en cada movimiento, los Ojos atentos de Dios sobre la Tierra, Su Espíritu inundando toda la Creación.
Observa que el Tiempo de Dios se une al tiempo de la Tierra y, por un instante, nada está separado. El Hijo y el Padre son Uno con el Espíritu Consolador, y tu pequeña esencia participa de la unidad divina.
Sentado a la mesa con tu Señor, agradece cada oferta, cada palabra y cada silencio, cada gesto y movimiento, cada instante de quietud. Todo es parte de una ceremonia universal, celestial y humana, revelando lo que verdaderamente es el ser humano para toda la Creación.
Deja, entonces, que tus pies sean lavados, que tu espíritu sea purificado y tu alma redimida. Recuerda, así, la pureza de tu esencia y, dejando que el polvo del pasado sea retirado de tus pies, ábrete a un nuevo y eterno camino de retorno al Corazón de Dios, camino que se recorre en el sacrificio, en el amor y en la unidad perfecta con la Consciencia Divina.
Lavado por Cristo, tu espíritu se torna uno con Él. Eres pan, parte del Pan que se entrega en el altar. Eres sangre, parte de la Sangre que se derrama en el Calvario. Y así como, por los siglos de los siglos, la oferta de tu Señor se renueva, así también debe renovarse tu entrega.
Por eso, siéntate, una vez más, a la mesa de la renovación con tu Señor y Dios, tu Hermano y Amigo, tu Padre, Esposo y Compañero, tu propio corazón, ya que fuiste llamado a ser uno con Cristo.
Recibe Su Cuerpo y Su Sangre, y renueva tu entrega. Entrega cuerpo, sangre y vida a Aquel que todo te da cada día. Vive la revelación de la entrega en el misterio de la Comunión.
Tienes Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Encuentra fuerzas en la oración, en el pensamiento del retorno al Origen, en la certeza del regreso de tu Señor al mundo.
Encuentra fuerzas en lo que te une a la Verdad, en la donación de tu corazón y de tu vida, en el servicio de todos los días a través del auxilio que puedes prestar a los que están a tu lado.
Encuentra fuerzas siendo verdadero y transparente, expresando la esencia de Dios que hay en ti, y no buscando fuera de ti formas de ser que parezcan agradar a los demás.
Encuentra fuerzas en Dios, en la esencia del Amor que habita en ti y en todo. Podrás encontrarlo en la quietud, escucharlo en la adoración y comunicarte con Él orando con sinceridad.
En estos tiempos, hijo, el mundo buscará debilitarte, hacerte desistir, padecer y angustiarte. Pero basta que sepas encontrar tus fuerzas en lo que es real, en lo que proviene de Dios, de Su Eterno Corazón.
Él será tu respiro, tu aliento y tu perpetua renovación para que puedas persistir hasta el esperado día de estar, cara a Cara, con tu Creador Celestial.
Encuentra tus fuerzas en Dios, tu Dios y Dios de la vida. En Él siempre habrá renovación para tu corazón y para tu espíritu.
No te olvides de lo que te digo. Que Mis palabras resuenen en tu corazón.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Compañeros:
Desde ahora Mi Consciencia Universal se prepara para llevar adelante la próxima etapa del Plan de Redención y también la próxima asistencia a la humanidad a través del auxilio que la Divina Jerarquía prestará en Argentina.
Por eso este momento de pausa y de quietud también es importante para la Jerarquía, ya que teniendo un panorama más claro y preciso de la situación espiritual de cada nación, la Jerarquía sabe qué situación enfrentará en el próximo ciclo.
En este sentido, Sudamérica está destinada a ser la cuna de algo nuevo, pero para que eso suceda a través de las naciones que la conforman, la situación demandará que la propia Ley, como principio y energía, limpie y purifique varios aspectos del pueblo y de la sociedad, para que la misma humanidad perciba que el camino que escogió seguir no es el correcto.
Es así que la Jerarquía recalcula el Plan con base en las decisiones que toma equivocadamente la humanidad, porque la finalidad de la Jerarquía es proteger y amparar, en la consciencia, el surgimiento de una nueva humanidad.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
En los momentos de quietud como en los momentos de desafíos, Yo estoy presente y, bajo cualquier circunstancia, resguardo y protejo a Mis ovejas, porque en Mis ovejas, servidoras de Mi Corazón, debe cumplirse el Plan Divino.
Así, a través de los diferentes acontecimientos Yo realizo Mi Plan, llevar a cualquier parte el amor y la redención que provienen del Universo, de la Fuente, como un manantial inagotable.
Por eso estoy al lado de Mis ovejas, las guío y las cuido cuando ellas Me lo permiten, porque cuando Yo logro cuidarlas les revelo Mis aspiraciones y ellas llevan Mi Mensaje de Paz por donde vayan.
Estoy presente y nunca dejo de socorrer las necesidades de Mis servidores, porque en ellos construyo Mi Iglesia para que la paz interior y el amor se expandan por la Tierra.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
Cuando la paz comienza a llegar al corazón de los hombres y, a través de las pequeñas renuncias, ellos son capaces de encontrar la mansedumbre y la quietud, es ahí, hijos, que Dios se hace presente.
Dios se hace presente en los corazones que saben agradecer hasta por los detalles de la vida, saben agradecer por estar en Su camino de Amor bajo el manto de Su Divina Misericordia.
Cuando calman sus corazones en el espíritu de la gratitud, su Creador se hace presente.
La gratitud es más que un sentimiento de respeto y de agradecimiento. La gratitud, en la ciencia espiritual, es un Don Divino, por el que la consciencia reconoce su pequeñez y la grandeza de Dios; reconoce que, a pesar de la vastedad de la Creación, el Padre tiene Sus Ojos puestos sobre todos Sus hijos; y esta certeza, que nace del espíritu profundo de la gratitud, es la que abre las puertas para que el Creador esté presente.
La gratitud cura sus células, sus átomos y su consciencia. La gratitud cura sus espíritus del egoísmo y de la indiferencia humana. La gratitud le concede a la humanidad una nueva oportunidad de encontrar la paz, porque ella se torna digna de estar en Dios y en Su Verdad.
La gratitud abre las puertas a las ciencias más profundas, a los misterios más ocultos, porque solo aquel que sabe ser grato por lo que recibe de su Creador sabrá valorar Su Tesoro Divino. Entonces, todo le puede ser entregado.
La gratitud es la llave de la abundancia, la llave para liberarse de los constantes deseos humanos.
La gratitud es la puerta para la comunión con el Todo, es una de las vertientes celestiales que los hará retornar al Corazón de Dios.
Por eso, hijos, sean siempre agradecidos por todo.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Cuando los últimos rayos de sol comiencen a recogerse, aquieta tu corazón y cólmalo de esperanza. Recuerda los colores del día, su brillo, su calor, para que la noche oscura sea para ti un momento de recogimiento y de profundización interior, no de temor o de desesperanza.
Reconoce que en tu interior permanecerá siempre la puerta que te conduce a Dios y que no importa dónde estuvieras, no importa lo que suceda en este mundo, la comunicación con Dios siempre te será posible, porque Él habita en tu corazón. Su Fuente de Vida se encuentra al cruzar la puerta que hay en tu pecho.
Por eso, hoy solo aspira por los momentos de quietud, de silencio, de oración y de elevación, porque ellos construirán en ti ese puente con Dios. Son esos momentos que te despertarán y te darán a conocer la presencia del Padre Celestial en tu interior. Quédate, entonces, delante de cada oportunidad de orar como si fuese la única y nunca dejes de estar entero en lo que haces.
De un momento a otro, el sol se recogerá y la noche buscará en ti la fortaleza que construiste en tu interior. Serán tres noches largas y oscuras, como si fuesen eternas. Ellas bastarán para definir los corazones de los hombres y reorientar sus caminos según sus escuchas, según aquello que construyeron en su propio interior.
Por eso, ora y valora los momentos de paz. Ellos serán imprescindibles para ti y para este mundo,
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
¿Qué es la paz?
Muchos seres dicen que buscan la paz y aspiran a estar en paz. Constantemente, el Creador le dice a Sus hijos que entren en Su Corazón de Paz. El Señor envió al mundo a Su más pura Rosa de la Paz. ¿Y qué es la paz, hijos?
La paz no es la tregua que viven las naciones en guerra. La Paz no es el silencio de la quietud de la mente. La paz es un estado interno al que los seres humanos acceden, una que otra vez, cuando consiguen expresar lo que son y unen su corazón al Corazón de Dios.
La paz es la propia Presencia del Creador en la Tierra. Conceder paz es conceder una oportunidad para que los seres se vuelvan a unir al Padre y, reencontrando al Creador en sus esencias, sientan el amparo, la seguridad, la confianza, el vacío que se siente al estar en el Todo, el silencio que se siente al estar en Aquel del cual provienen todos los sonidos.
Su Madre, María, Rosa de la Paz, es Aquella que los une a Dios y a Su hijo, a través de Su Pureza. Su presencia y Sus palabras son el camino para retornar a la pureza del corazón, y así expresar lo que fueron creados para vivir. Que puedan abrir las puertas que los unen a Dios y encontrar la paz.
Cuando un ser humano despierta y expresa su verdadero potencial, está unido a Dios, está en Su Paz, independientemente de las circunstancias a su alrededor. Y eso, hijos, no es ser indiferentes. Eso es saber que más que sentimientos de pena y angustia, en tiempos de crisis, delante de situaciones extremas, este planeta necesita paz, necesita poder encontrar a Dios y volver a su equilibrio. Por eso, aquellos que están en Dios son capaces de irradiar paz, incluso cuando todo parece estar perdido. Esto es ir más allá de su condición humana retrógrada de miedo, angustia y ansiedad, y encontrar lo que es verdaderamente ser un ser humano, aquel que es capaz de unir todas las cosas al Corazón de Dios a través del amor, y así establecer la paz.
Mediten en lo que les digo y busquen esta verdad en sus corazones.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Cruzando los portales del Cielo Me detengo en una bella Aurora, para contemplar su esplendor y el trabajo diario de los que, por amor y sin condiciones, le ofrecen todos los días su vida a Dios.
Me detengo en Aurora para presenciar la belleza de su esfuerzo, el trabajo incansable de los que la sostienen, a pesar de los desafíos, de los desiertos y de las inestabilidades.
Cruzando los portales del Cielo Me detengo aquí, en este lugar, para contemplar la fidelidad de unos pocos; de esos pocos que Me siguen, sin importar las consecuencias o los resultados, esos que son fieles a Mi Palabra y dan testimonio de Mi Mensaje por medio del sacrificio y de su constante donación.
Todo eso y mucho más es lo que Me hace detenerme en Aurora, para contemplar lo que muchos no ven con los ojos del corazón, pero que algunos sienten por las percepciones del alma.
Aurora es la Casa del Hijo de Dios, porque es algo más allá de lo físico, es una morada espiritual que fue recinto para los grandes Maestros. Este mes, y en los que vendrán, Mi Corazón se sentirá aquí para dejarles el mensaje de Mi eterna compañía por una Aurora que se donó completamente, más allá de sus posibilidades y de sus medios.
Por eso, Dios reconoce a los valientes, a los soldados y a los navegantes que en la tempestad superaron los naufragios, la soledad y el vacío.
He aquí el Hijo del Hombre, el que regresa en la quietud de los próximos meses para dedicar Su Consciencia a los que siempre la reverenciaron.
Aurora es una parte de Mi Corazón, así como Mi Corazón es parte de los hijos de Aurora.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
Escucha al Corazón de Dios que palpita en el silencio de cada corazón humano. En oración, une tu espíritu al Espíritu del Padre y crece en virtud, en gratitud y en amor, porque el mundo lo necesita.
Ha llegado el momento de que el planeta también se adentre en su agonía, así como tú, hijo, en lo profundo de tu ser, puedes sentir la agonía que precede a una gran entrega y al triunfo y la renovación del Amor de Dios.
Escucha en tu interior al Corazón de Dios, porque en este ciclo que comienza, solo Él podrá guiarte en tus acciones, pensamientos y sentimientos; solo con tu espíritu unido al Suyo, sabrás discernir para dar pasos seguros y sin temor.
Escucha la Voz de Dios en tu interior, inconfundible, impasible, transmitiéndole quietud a tu alma y fortaleza a tu corazón.
La agonía del planeta está comenzando y, así como tú fuiste y eres probado en las tentaciones del mundo para perseverar en tu entrega a Dios, también las naciones y sus pueblos serán probados y una a una se confirmarán en su entrega y unión al Padre, para que sean la cuna de una Nueva Vida.
Tú deberás orar y unir tu corazón al Corazón de Dios, prestando el mayor y más grandioso servicio que es mantener abierta la puerta de la consciencia humana al Corazón del Padre, para que los hombres no pierdan el vínculo con Su Creador.
No temas, ni te entristezcas, solo mantén tu corazón en Dios. Tú conoces la Cruz del Señor y sabes que, después del sacrificio, de la humillación y de la entrega, llega la renovación del amor. Por eso, concentra tu corazón tornando verdadera tu oferta y que, cada segundo de tu vida en este mundo sea para la renovación del Amor de Dios, sea un ladrillo que colocas en la Tierra para construir la Nueva Vida.
Tienes Mi bendición para ello.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Restáurate en la fuente de la oración que, cuando es ofrecida sinceramente, genera méritos para la redención de las almas.
Restáurate en la fuente de la oración y renuévate en la certeza de que tu esfuerzo no es en vano y que todo lo que ofreces se convierte en reparación para el Corazón de Dios.
Restáurate en la fuente de la oración y deja que tu alma le ofrezca todo de sí a Dios y a Su Hijo, Aquel que, a lo largo de toda la evolución humana, ha ofrecido Su Corazón en sacrificio y renuncia por cada ser de esta Tierra.
Restáurate en la fuente de la oración y acuérdate de las almas sin esperanza en las guerras, en los barrios pobres y en los palacios de este mundo. Deja que tu voz, a veces sin fuerza, pueda llegar a lo profundo de esos seres como un impulso para que también ellos no desistan de encontrar a Dios.
Restáurate en la fuente de la oración y no te canses de pronunciarle al Padre tus alabanzas. Sabe que el Corazón de Dios siempre te espera y que, por más pequeña que sea tu oferta, cuando ella es sincera, sus méritos se multiplican infinitamente y la redención que nace de ella es eterna.
Restáurate, hijo amado, en la fuente de la oración y hasta el último de tus días ora para que el Padre jamás se aparte de ti.
Si no tuvieras fuerza o voz para orar, ora en silencio. Si tu corazón estuviera débil como para emitir amor, ora en la quietud. Si tu mente no consiguiera pronunciar siquiera un pensamiento, ora en el vacío. Y si tu alma estuviera en el desierto y no sintiera nada, solo ora esperando que allí Dios te alcance. Nunca le cierres la puerta al Corazón del Padre.
Persiste y sé firme, aunque sea en lo más íntimo de tu ser.
Tienes Mi bendición para eso.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
En el silencio de Mi Corazón y en la quietud de Mi Alma contemplo todas las cosas e intento que encuentren su camino correcto. Hay algunas de ellas que hacen sufrir a Mi Corazón, sobre todo cuando no existe consciencia ni determinación para poder llevar adelante los grandes cambios.
Así, Yo encuentro los lugares que he consagrado como abandonados; lugares en donde antes existía la energía divina y que ahora, por alguna razón, no está.
Esto demuestra, para Mí, la falta de consideración o la ausencia de valor para con las cosas que vienen de la Gracia, ya que fue la propia energía de la Gracia la que concedió maravillas y milagros en los lugares santificados.
Cuando un lugar consagrado por Dios se descuida, es por la pérdida de amor que existe a todo aquello que una vez se recibió, y eso, primero se refleja en la consciencia.
De esa forma, la Jerarquía Celeste espera que la consciencia que podría estar descuidando la energía divina, que es un tesoro del Cielo, pueda algún día despertar y reconocerlo.
Pero cuando no hay verdadero interés o ardiente devoción todo se vuelve difícil y, poco a poco, los grandes defectos del descuido comienzan a notarse en todos los detalles y en todos los lugares.
Solo la Jerarquía espiritual tiene la potestad de rehacer todas las cosas, ya que, en un sentido oculto, hay espacios ya consagrados que no pueden perderse.
Por eso, vengo a levantar con Mis propias Manos lo que está caído; vengo, en el amor, a erguir nuevamente lo que ya está en el suelo.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
Transforma todas las fuerzas terrestres a través de la fuerza de la paz y de la oración, porque así tu alma se tornará invencible, al igual que Jesús cuando vivió la Divina Pasión.
Que la fuerza de la paz universal transforme todo lo que es decadente y mundano. Que en una mansedumbre y neutralidad inalterable todo mal sea extirpado, porque nada puede resistirse a un verdadero estado de paz y de armonía.
Que la fuerza de la paz modifique los acontecimientos. Que pueda hacer más conscientes de sus actos a todos los que aspiran a estar en Cristo, que todos aprendan en la escuela de la purificación de estos tiempos.
Que sea inalterable la fuerza de la paz, que represente el factor de la derrota de todas las fuerzas terrestres.
Que, en la quietud, serenidad y silencio, todo mal sea arrancado de raíz de la consciencia, a fin de que más almas aprendan a liberarse de sí, para poder ayudar a liberar al mundo de todo lo que es terrestre.
Que la fuerza de la paz haga de este planeta un tabernáculo de luz, lleno de almas redimidas a los Pies del Gran Señor.
Que así sea.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice y los santifica,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Cura tu corazón, tu cuerpo y tu espíritu, renovando en Cristo todo tu ser.
La enfermedad, hijo, tanto la espiritual como la física, es fruto de la desunión con Dios en algún nivel de la consciencia y viene para demostrar que debe existir un mayor equilibrio en ti. Trata de estar unido al Padre y renacer en espíritu internamente.
La vida comienza en la esencia y en la consciencia. Todos los hechos que se plasman en la materia tienen su origen en niveles más sutiles y ocultos para la mente humana adormecida. Por eso, es en la consciencia donde se revierten los acontecimientos, y es en la esencia de todas las cosas donde surgen los nuevos códigos que convertirán lo que está viciado.
Si te sientes enfermo en el corazón, en el cuerpo, en la mente, en el alma, en el espíritu o incluso como humanidad, trata de transformar en la consciencia ese desequilibrio. Busca en la oración la claridad para vivir la transformación y para saber conducir tus propios pasos. Busca en la oración la fortaleza para vencer tu condición humana y vivir principios que este mundo no está acostumbrado a experimentar. Pacifica tu interior y, desde él, a todos los niveles del ser, desde el espíritu hasta la materia.
Si tienes fe no habrá desequilibrio que no pueda ser revertido; sin embargo, tu esfuerzo y tu dedicación para ser otro, deben ser permanentes.
Aquiétate, respira, reflexiona antes de actuar, ora antes de dar un paso, pregúntate internamente cuál es la dirección correcta para seguir. Deja el desequilibrio para los que no pudieron conocer la paz. Sé tú un portavoz de un nuevo patrón de vida: una vida sana, de unión con el Creador.
Hijo, serena al corazón en este tiempo y busca un contacto más profundo e interno con Dios y contigo mismo. Aquellos que permanezcan en las superficialidades se confundirán mucho y no podrán sostenerse. Por eso, afírmate en Dios y, frente a cualquier adversidad, no te dejes influenciar por el temor, por la desesperación ni por la impulsividad.
Busca la paz y encuentra en ella todo lo que necesitas.
Por el equilibrio interior de cada corazón humano,
San José Castísimo
Queridos compañeros:
Ante la actual situación planetaria, nuevamente los invitaré a que encuentren el espíritu de la paz y de la armonía, por medio de la correcta quietud interior, que llamamos interiorización.
Presten atención a Mis palabras, porque no les digo que estén ajenos a lo que sucede en el mundo, pero sí que creen espacios en sus vidas para permanecer en quietud y conocer la propia consciencia, para que, poco a poco, el lado más planetario de sus seres pueda adherirse al silencio y al recogimiento, y que ustedes sepan, entonces, encontrar espacios internos de paz en los momentos de mayor caos exterior.
Opten siempre por momentos de quietud cuando estén delante de situaciones que los llevan a desalinear sus cuerpos. Por más que la mente y las emociones estén más orientadas hacia lo que sucede en el mundo exterior, deben ser educadas por la voluntad de su alma, que poco a poco gana su espacio.
Sin embargo, si esperan que las mentes y las emociones, por sí solas, opten por la vida espiritual, estarán siempre en el mismo punto, sin comprender por qué reciben tantos impulsos y no dan el menor paso. El camino de la oración ya unió la parte planetaria de ustedes con el alma; ahora deben abrirse para aprender con la energía del alma, pero para eso es necesario que le presten atención por medio del silencio y de la quietud.
El alma es el vehículo que les permite salir de las leyes materiales. Es el puente para el espíritu y para la vida superior. Si no se educan para escuchar la propia alma ahora, muy difícil será intentar escucharla cuando el ruido del caos se apodere del planeta como consciencia.
Que cada uno siga estas instrucciones y busque, cada día, contactarse un poco más con su alma. Sentirán la paz de sus indicaciones y, cuando respondan a ella, estarán más seguros para
dar los pasos correctos.
Para que sepan si es el alma quien les habla, sientan su paz. En donde hubiera duda e inquietud, ahí no está la energía del alma. El alma, como puente hacia Dios, da paz y los conduce siempre al cumplimiento de los Planes del Creador.
En instrucción y paternidad,
San José Castísimo
Calma tu corazón, entregándolo a Dios.
Aquieta tu mente, rindiéndote a los pies del Creador y lanzándote firmemente al cumplimiento de Su Voluntad y no de la tuya.
Serena tu espíritu con la certeza del triunfo de Dios en la Tierra.
Fortalece tu interior con la simple oración y descubre qué fácil es vivir en paz y en armonía con toda la Creación.
Busca dentro de ti la unidad con el Todo y sé parte consciente del Plan de Dios.
Si quieres ser humilde de verdad para que se cumpla en ti el Pensamiento de Dios, resígnate a ser servidor de todos y deja que en todo sean mejores los demás.
Obedece, entonces, con el corazón y con la rendición de la mente, porque si el corazón trata de obedecer, pero la mente no se rinde, podrás incluso aparentar ser obediente y bueno, pero nunca alcanzarás la paz. La mente podrá llevarte a aparentar muchas cosas, aunque solo encontrará la paz el día de su rendición.
Dejar la mente rendida delante de Dios es entregarle las propias potencialidades y no tenerlas en cuenta, a no ser que el mismo Dios disponga las situaciones de la vida en las cuales ellas sean necesarias.
Rendirse mentalmente es renunciar a la propia forma de pensar, de actuar y de ser. Renunciar a todo lo que se asimiló como aprendizaje, para estar vacío y dispuesto al permanente cambio, característico de estos tiempos.
Rendirse de corazón es simple, porque el corazón es la mente del alma y cuando el alma aspira ardientemente a encontrar a Dios, el corazón no teme lanzarse en esa aventura. Pero la mente, que es la reina de los sentidos y de la materia, jamás querrá perder su reinado y le costará mucho entregar el trono para ser sierva de un Rey tan incomprensible y poco alcanzable para ella y sus capacidades.
Comienza por el corazón, que ya conoce la verdad que el alma le imprimió y, poco a poco, anímate a dar pasos aún mayores, para alcanzar aquello para lo que viniste al mundo; aquello que necesita que seas lo que nunca fuiste en apariencia, pero que siempre fuiste como esencia que proviene de Dios.
Te amo y te dejo Mi bendición paternal.
San José Castísimo
Que tu corazón permanezca en silencio para que puedas escuchar, ahora y siempre, la verdad de Mis Palabras.
Que tu pacificación sea más profunda que los grandes océanos, para que en todo momento puedas percibir con sabiduría la verdad sobre las cosas.
Entra ahora en el universo de Mi Corazón para que Yo, a partir de este día, tome el control absoluto de tu vida; para ello debes darme espacio y lugar para que Mis Rayos Misericordiosos puedan actuar y transformarte.
Camina a Mi lado sin observar lo que existe a tu alrededor, concentra tu ser en el Poder Divino de Mi Amor y aguarda la venida de Mi Gracia Suprema.
Confía en lo que te pido, pues es hora de despertar a la Suprema Consciencia.
Bajo el Amor de Dios, sean bienaventurados.
Gracias por permanecer en Mi Corazón.
Cristo Jesús
Yo golpeo a tu puerta, ¿puedo entrar?
Déjame estar contigo y hablarte de las Maravillas de Dios.
Estoy aquí para escucharte, sabes que tendrás todo Mi Consuelo.
No te decepciones, tómate de Mis Manos para proseguir en la senda del sacrificio.
Aquiétate, y en el silencio dime lo que necesitas.
No perturbes más tu corazón, solo concentra tu mirada en Mi Sagrado Corazón y siente el pulsar de Mi Ritmo Celestial.
Quédate en Mí y procura vivir la gran experiencia de Amor Redentor Conmigo.
Busca la calidez de Mi eterna compañía y ve en todo lugar la Luz de Mi Omnipresencia.
Reúnete con tus amigos para hablar de Dios y solo hazlo en perpetua oración.
Nútrete de Mi Palabra de Vida y, ante cualquier necesidad de auxilio, llámame porque Yo te escucharé.
Quédate en Mi Reino, vive en Mi Reino y siéntete parte del Océano Infinito de Mi Misericordia.
Vacía tu corazón del pasado y serás libre de las cadenas que te oprimen para que resurja la luz del verdadero ser.
Piensa en Mí.
Haz todo en Mi Nombre para que tus acciones sean sagradas y caritativas para con los que necesitan alivio.
Estoy aquí, llamando a la puerta de tu casa. Estoy llegando en el Silencio y en la Gloria de Dios, tu Eterno Padre Celestial.
Bajo el Bien de Dios, sean bienaventurados.
Gracias por vivir Mis Palabras con el corazón.
Cristo Jesús, el Pastor
Solo contémplame y aquiétate.
Solo contémplame y obsérvate.
Solo contémplame y únete a Mi Corazón.
Solo contémplame y silénciate.
Solo contémplame y recógete en Mi Ser.
Solo contémplame y dime lo que quieres.
Solo contémplame y vacía tu ser de todo dolor.
Solo contémplame y afirma tu camino en Mí.
Solo contémplame y vive en Mi Misericordia.
Solo contémplame y escucha la voz de tu corazón.
Solo contémplame y pregúntale a tu alma qué es lo que necesita.
Solo contémplame y busca la verdad en tu espíritu.
Solo contémplame y mira Mi Amor por ti.
Solo contémplame y renueva tu ser.
Solo contémplame y lava tus heridas.
Solo contémplame, porque así Yo podré liberarte del pasado.
Solo contempla Mi Corazón, Mi Alma y Mi Divinidad, porque así permitirás que Yo esté cerca de ti.
Solo contémplame y olvida lo que fuiste.
Solo contémplame y descubrirás el único camino.
Solo contémplame y acéptame como tu estrella-guía.
Solo contémplame y entrégate en Mis Brazos de Compasión.
Solo contémplame y confía en lo que te digo.
Solo contémplame, para poder resistir la purificación.
Solo contémplame y aguarda Mi Victoriosa Llegada.
Solo contémplame y vigila con el corazón. Solo contémplame, para que pueda indicarte el camino.
Solo contémplame con fervor, devoción y adoración.
Solo contémplame, para que puedas ver en Mí a Dios.
Solo contémplame y desatarás los nudos de tu consciencia.
Solo contémplame y ya no te ocuparás más de ti.
Solo contémplame y servirás con amor a tus hermanos.
Solo contémplame y podrás vivir en Mi Eterna Unidad.
Solo contémplame y despreocúpate del pasado y del futuro.
Solo contémplame y vivirás en el Eterno Presente.
Solo contémplame, para que aprendas a amar la Voluntad de Dios.
Solo contémplame todo el tiempo, porque aun cuando no Me dedicas un tiempo, Yo estoy contemplándote en misericordia y redención.
Solo contémplame, para llegar al Paraíso. Solo contémplame y borrarás de tu memoria toda ilusión.
Solo contémplame y tu fe crecerá como un río y tu amor será más grande que un océano.
Solo contémplame, para que puedas estar en Dios.Bajo el Amor del Padre, sean bienaventurados.
Gracias por contemplar Mis Palabras con el corazón.
Cristo Jesús
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más