MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Hijos:

En tiempos de tribulación interior y exterior, es necesario desarrollar los dones de la persistencia y de la perseverancia. Esos dos atributos emergen naturalmente en las almas fuertes y hoy les digo que todas las almas que vivirán las pruebas finales de estos tiempos deben ser fuertes. Su fortaleza proviene del amor y de la fe; la perseverancia de la cual les hablo se relaciona con esos dos atributos divinos.

Aunque se derrumbe el mundo a su derecha y a su izquierda, mantengan la fe y el amor en sus corazones. No vivirán nada que no puedan soportar, porque esta es la Ley; sin embargo, descubrirán que pueden soportar mucho más de lo que imaginaban.

La fe aquieta la mente, con la certeza que el único que sabe el verdadero fin de todo es el Creador. Y como Su Triunfo también es una Ley, si están a favor de esta Ley y actúan en cumplimiento de ella, no importa lo que vivan, pues todo será un medio para lograr el Triunfo de Dios, de alguna forma misteriosa e imprevisible.

Muchos creen que la fe es la sabiduría de los ignorantes, que no pudiendo recurrir a la razón recurren a la fe. Pero aquellos que piensan de esa forma y que tienen su fortaleza afianzada en las inestables arenas de la playa de la vida material, buscarán el auxilio de los que llamaban ignorantes cuando vean hundirse la fortaleza de la soberbia y del falso conocimiento.

Hijos, no presten oídos a los que no creen en el poder de la fe. Cuanto mayores sean los desafíos para mantener esa fe, deben ser aun más persistentes. Porque si la fe no fuera un tesoro único en los corazones de los hombres, el adversario de Dios no se esforzaría tanto en hacerla desaparecer.

Antes de ceder a los que juzgan y condenan su forma de vivir, oren por ellos y entréguenlos en las manos de Dios, con la esperanza de que, un día, el Creador los acoja en Su Reino; porque también aquellos que lo niegan son parte de Su Proyecto y deben vivir la Redención.

Les digo todo esto porque muchas serán las dificultades de estos tiempos para mantener su propia fe y amor. Por esta razón, deben estar fortalecidos y preparados para enfrentar esos embates.

Les pediré que sean perseverantes y también atentos, ya que el enemigo no obra solo por intermedio de los otros, pues él también puede utilizar a cada uno de ustedes para establecer su reino. Y aquellos impulsos que los hacen perder la fe pueden venir de ustedes mismos. Por eso, sean valientes y amen de corazón el Plan de Dios, para el que fueron convocados.

Su Padre y Amigo,

San José Castísimo

MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

La fortaleza de los que mantendrán a los otros de pie en los tiempos que vendrán será la oración profunda, que lleva al corazón a estar en la Presencia de Dios y a permanecer en ella. Será como estar en el mundo sin dejarse envolver por todo lo que sucede alrededor, viendo solo la verdad y la finalidad real de todas las cosas.

Aquellos que construyen dentro de sí la unión con Dios Padre y permiten que sea Él quien piense y sienta dentro de sus seres, así como el apóstol Juan, serán capaces de acompañar la transición, como Juan acompañó la Pasión de Cristo.

Juan aprendió a contemplar la verdad y, por la confianza absoluta que alcanzó en Jesús, veía en cada uno de Sus Pasos con la Cruz la manifestación de Sus Palabras y de Sus Enseñanzas. Así como Juan veía cumplirse lo que Jesús les había dicho en la última cena, él también recordaba que Jesús resurgiría. Se acordaba incluso de las instrucciones ocultas que Jesús les había entregado a los Suyos y que revelaban el verdadero sentido del sacrificio realizado por amor. Juan sabía que vería abrirse delante de sus ojos los portales de la Divina Misericordia.

Hoy quiero llamarlos a construir con Dios y con Cristo la misma unión de Juan con Jesús y que, así, puedan ver en los acontecimientos venideros el cumplimiento de las instrucciones entregadas en estos últimos años.

Sepan contemplar no el sufrimiento ni el dolor, sino la finalidad de todo lo que vivirán. Participen de este parto planetario con atención, no en las contracciones ni en los dolores del planeta, sino en el Hombre Nuevo que surgirá dentro de cada ser que acepte la redención, para renovar el Proyecto de Dios en la Tierra.

Queridos compañeros, los pasajes de la vida de Jesús perduraron a lo largo de los siglos porque ellos se repiten en las vidas de todos aquellos que siguen a Dios. Estudien el Evangelio de Cristo y encuentren ahí las llaves para atravesar los tiempos que viven y llegar a la manifestación del resurgimiento del Hombre,el renacimiento de Cristo dentro de cada ser.

Yo los amo y les dejo Mi paz.

San José Castísimo

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