APARICIÓN DE CRISTO JESÚS GLORIFICADO, EN FÁTIMA, PORTUGAL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, DURANTE EL SAGRADO LLAMADO

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Yo Soy el Señor de África y les doy de comer de Mi Cuerpo, les doy de beber de Mi Sangre a los que claman por ayuda, por ayuda espiritual.

Desde el desierto de Sahara hasta las tierras de Yemen, desde el corazón de Etiopía hasta Sudáfrica, se extiende Mi Poderosa Cruz, la Cruz de la libertad espiritual de las almas de África, servicio inimaginable que muchos no quieren vivir.

Porque no es solo ensuciarse las manos o ingresar en el mayor e inexplicable sufrimiento de los que no tienen nada, sino que Mi África tiene un tesoro que aún es desconocido por el mundo entero, que es el tesoro del corazón de Mis hijos de África, lleno de amor, aunque rodeado de sufrimiento; lleno de fe, aunque perturbado por la miseria; lleno de pureza y de inocencia, aun viviendo en la esclavitud.

El Señor de África retornará a Su pueblo, dando primero la gran señal de Su Advenimiento, a través de la poderosa Luz de la Cruz del Redentor que se extenderá por ese querido y amado continente.

Pocos son los que se han comprometido Conmigo para este arduo y difícil servicio por las almas de África.

¿Quién más responderá a Mi Llamado, dejando atrás sus emociones e inquietudes, asumiendo la antorcha de la Luz de Cristo que debe brillar e iluminar a toda África, a través de los servidores y de los misioneros?

¿Se han percibido parte de Mi Luz en el servicio humanitario por esta civilización de superficie?

¿Se han percibido parte de Mi Amor en cada lugar visitado, en donde la donación debe ser espontánea y auténtica?

Yo vengo como el Rey del continente africano, que guía a las almas de ese continente por medio del Cetro de Dios; porque más allá de lo que suceda en estos tiempos y de las agresiones que viven todas las naciones de África, todas las almas de ese continente están bajo Mi Luz. Por eso, Yo vendré primero por cada una de ellas, por las que Me sirvieron y por las que Me negaron.

Yo apareceré, en el fin de estos tiempos, de una forma inexplicable. Daré señales visibles, así como lo hice en Israel, para que Mis compañeros Me puedan reconocer.

Vendré de una forma más fuerte que la Luz Eterna, y volveré a hacer prodigios y milagros para los que no tienen fe.

Pero, sobre todo, viviré un gran momento con Mis hijos de África, cuando no solo los podré abrazar a cada uno con el poder de Mi Amor y de Mi Misericordia, sino que también Yo seré colmado por el amor de cada uno de ellos; porque su voz es escuchada en los Cielos, la voz de los pueblos de África resuena en los Oídos de Dios.

Por eso, confíen y tengan fe, el momento de la liberación está cerca y ni una lágrima más correrá sobre el rostro de Mis hijos del África.

Dichosos son aquellos que se donan por África; todos Mis servidores y compañeros que tienen claro lo que significa y representa, más allá de sí mismos, ese gran servicio por las almas.

Dichosos son los que llevan consigo Mi código de Amor; los que no les temen a las tinieblas, a la oscuridad, a la miseria o a la enfermedad.

Benditos son los que sirven en África sin tener miedo.

Benditos son los que sirvieron en África, en algún momento de sus vidas, porque el Señor tiene todo en Su cuenta y en Su Consciencia.

Esas son las perlas preciosas que son presentadas al Creador, a través del esfuerzo y del sacrificio transmutador de Mis misioneros, porque les aseguro que tienen parte Conmigo en el sufrimiento del Corazón del Redentor. Y cada vez que llevan adelante Mi servicio por las almas de África, retiran de Mi Corazón las espinas que Me hacen agonizar perpetuamente.

Porque no solo He dado a conocer al mundo Mi Misericordia; hoy, le doy a conocer al mundo el Corazón Doloroso de Jesús, a aquellos que tienen claro el Llamado que Yo les hago, el Llamado de atravesar las murallas del egocentrismo para donarse al mundo de forma verdadera, auténtica y simple.

Yo Soy Aquel que anuncia la llegada de lo nuevo a toda África. Porque el Señor del Universo nunca se cansa; hay tanto por hacer y tanto por servir, que Mis apóstoles, Mis verdaderos apóstoles, no tienen tiempo de pensar en sí mismos, porque su tiempo es colocar al otro primero, hasta en lo más pequeño e invisible.

Si sus consciencias parten de este principio, que hoy les presento, no le temerán a ninguna otra misión o desafío que Yo les coloque y podrán ser testimonios vivos de Mi Presencia en el mundo, en los lugares donde existe el verdadero sufrimiento, en donde falta la paz, el amor y la tolerancia.

Esto es lo que Yo tengo para ofrecerles, que tengan parte Conmigo en este final de los tiempos, a través del servicio humanitario y a través de la donación de ustedes.

Porque un verdadero misionero nunca se adelanta; un misionero de la Luz prevé el Plan, lo hace parte de sí y lo interioriza, para que ese Plan se materialice y se cumpla, así como está escrito en los Cielos desde el principio.

Porque un misionero de la Luz siempre está preparado, disponible incondicionalmente, tiene su corazón pronto para enfrentar Conmigo el fin de los tiempos. Y el centro de su principio es la Llama insondable de Mi Amor, que nunca se extingue dentro de sí; porque es la Llama de Mi Amor insondable e invisible que lo guía y que lo conduce, es la Llama de Mi Amor la que le otorga el discernimiento, la ciencia y la sabiduría para saber escoger.

Por eso, después de este 8 de agosto, vengo a ofrecerles esta síntesis.

Espero a los corazones que ya se decidieron a estar disponibles para Mí hasta el fin, sea donde sea, no importando el lugar, el momento o la situación. Con ellos haré nuevas todas las cosas y la Luz de Mi Corazón siempre será abundante para aquellos que se confirman Conmigo, día a día.

Yo les daré el poder de Mi Fortaleza para que Me sirvan donde Yo los necesite. Porque no solo podrán ser la Luz de Cristo en la Tierra, a través de las manos que se donan y abrazan en sí mismos el sufrimiento para transformarlo en alivio, amor, cura y redención; sino que a los misioneros que son decididos, Yo les otorgaré Mi Pensamiento Divino para que construyan Conmigo espiritualmente las bases de Mi Retorno.

Si se sienten estancados, bloqueados o incluso cerrados, pregúntense a ustedes mismos:

¿Cómo está mi servicio al Señor? ¿Es auténtico? ¿Es fuerte? ¿Es un servicio decidido?

¿Estoy realmente disponible para el Plan?

No le teman a la transformación; desde ahora, cambien el concepto y la idea de lo que eso realmente significa. Si doce pescadores se convirtieron en Mis apóstoles; hoy, en este tiempo final, ¿ustedes, en qué se podrían convertir?

Mis Gracias han sido abundantes e infinitas para todos.

Mi Amor ha sido amplio y profundo para todos los corazones.

África y el mundo los esperan para que sean puentes de solución, puentes de reconciliación, para que sean centros de amor y de luz en el mundo. Así, permitirán que Yo pueda obrar sin condiciones; y les mostraré, les haré sentir lo que significa y representa la alegría de servir a Dios, sin nada a cambio.

Hoy, finalizan las escuelas preparatorias, mañana comienza la escuela de la madurez y de la entrega absoluta.

Yo vengo aquí a lanzar las semillas en los corazones que se ofrezcan como tierra fértil para que puedan sembrar en sí mismos Mis tesoros. Y como árboles de luz, algún día, den Mis frutos en abundancia; como algunos de los Míos, en estos tiempos, están dando frutos en abundancia y con esfuerzo, pero no es suficiente. Debo reunir a los 144 000 de los cuatro puntos de la Tierra para que esperen Mi llegada y Mi Retorno sea anunciado al mundo, como hoy Yo se los anuncio a ustedes una vez más.

El tiempo de Mi reaparecimiento se aproxima y Me encontrarán entre los humildes y los simples, entre los refugiados y los descartados; Me encontrarán entre los niños, los jóvenes y los adultos que gritan por esperanza. Nunca Me verán en los palacios o en las iglesias.

Yo les dije una vez, como les dije a Mis apóstoles, que el Reino de Dios está dentro de cada uno de ustedes y es allí donde Yo quiero estar para siempre.

¿Sus corazones están dispuestos a recibirme eternamente?

No necesito respuestas. Yo necesito confirmaciones y predisposiciones, es así que estarán entendiendo lo que Yo les digo por Amor, es así que formarán parte de Mi Gobierno Espiritual y serán Mis instrumentos sobre la superficie de este planeta para que el verdadero Gobierno Espiritual de Cristo descienda a la humanidad, enmiende los errores de todas las guerras que hoy se viven, extirpe la impunidad de muchos gobernantes y alivie a las grandes multitudes y pueblos que viven la opresión y el mal en estos tiempos.

Yo les prometo que vendré como la Nueva Aurora, como aquella aurora que aparece en el firmamento; así también aparecerá Mi Santísima Madre y muchos la verán desatando los grandes nudos del planeta en las cúpulas de las iglesias y en lugares inimaginables.

Estén atentos a las señales del corazón, porque todo está permitido.

Hoy, el Señor de África les deja este Mensaje. No lo tomen como una advertencia, tómenlo como una oportunidad de preparación, la última y gran preparación después de este ocho de agosto, cuando lo último del Apocalipsis se desencadenará.

En esa hora más difícil, que ya vive el mundo, es cuando Yo retornaré como el Señor de la Noche, pero también como el Señor del Sol. Los creyentes o aun los ateos no podrán ocultar Mi Presencia.

Felices serán eternamente los que verán Mi Retorno. Bienaventurados serán para siempre los que se hayan esforzado por Mí hasta el final, aun sin saber cómo hacerlo.

Porque, en esa hora más difícil del planeta, como fue en Pentecostés, Yo les mandaré al Gran Consolador, el Divino, el Eterno y Sublime Dios, para hacer de sus corazones y almas grandes fortalezas, que como soldados de la paz y guerreros de la Misericordia sirvan a Cristo en el fin de estos tiempos, porque así harán triunfar a Mi Corazón cuando estén decididos.

Con todos Mis tesoros en sus corazones y almas, hagan valer y honren Mi Presencia en el mundo porque, así como llamé a los doce a las orillas del Mar de Galilea, hoy los vengo a llamar a todos para que estén a Mi lado y sigan Mis Pasos, los pasos de su propia liberación.

Por todos los que son esforzados, les agradezco.

Por todos los que están confirmados, los bendigo.

Por todos los que sirven a los pobres entre los pobres, por todos los que sirven a los que deben recuperar sus valores y su dignidad humana, haciendo de cada servicio un momento de gran fraternidad, los alabo y los honro en nombre de Mi Padre Celestial.

Porque las señales de su sacrificio y entrega quedarán marcadas en los Cielos y sus espíritus después de este gran servicio en el planeta retornarán al origen, donde servirán a la Fuente Creadora con toda la experiencia del amor y de la redención vividas.

Y todo ese legado, que es de cada uno de ustedes por sus propios esfuerzos y entregas a Mí, se convertirá en una nueva estrella en este vasto cosmos. Y los que vendrán después, en los próximos tiempos, después de que hayan nacido en esta Tierra y formen parte de la Nueva Humanidad, mirarán al cielo en la noche y verán muchas estrellas, como ustedes hoy las ven en el cielo. Y esas almas, recién encarnadas, reconocerán el legado que ustedes habrán dejado en nombre de Cristo, su Señor. Amén.

Preparémonos para esta Comunión Espiritual con alegría, reafirmando el Llamado de su Señor en sus corazones. Y lo haremos a través de una canción, la canción que representa Mi Llamado para cada una de las almas, aquella canción que relata el pasaje de Cristo como pescador de almas a las orillas del Mar de Galilea.

Eso es lo que quiero que Me canten, porque no se olviden de que Yo Soy con ustedes, y ustedes pueden ser en Mí.

Yo Soy el Nazareno, Aquel que predicó, Aquel que anunció la Buena Nueva, que curó y que liberó a los corazones. Soy Aquel que multiplicó los panes y los peces, Soy Aquel que caminó sobre las aguas; y que los invita a hacer lo mismo por el triunfo del Reino de los Cielos.

Los bendigo y les vuelvo a dar Mi Paz, la Paz que siempre los fortalecerá para seguir adelante, confiados, sin miedo a nada.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Maratón de la Divina Misericordia
APARICIÓN DE CRISTO JESÚS GLORIFICADO, EN FÁTIMA, PORTUGAL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, DURANTE LA 116.ª MARATÓN DE LA DIVINA MISERICORDIA


Purifica mi alma, Señor, para que sea digno de recibir Tu Palabra.


En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Se está cumpliendo el tiempo de Mi recogimiento.

Ahora, Mis compañeros, deberán ser pescadores de almas, servidores de los corazones heridos, ayudantes de los que sufren. Es así que deberán llevar Mi Amor al mundo, así como Yo les traje Mi Amor a través de los últimos tiempos.

Ahora, que ya tienen el Libro de Amor de los de las Vestiduras Blancas, solo tendrán que cumplir lo que está escrito; porque verán arder el fuego de este mundo, verán los mares subir, verán las guerras acontecer y los conflictos presentarse en el mundo, verán cosas que nunca vieron, escucharán cosas que nunca escucharon; pero sus corazones no pueden temblar.

Este es el tiempo de que vivan la fortaleza a través de Mi Amor, de ese Amor incansable e infinito que les He entregado en cada Presencia, en cada Mensaje y en cada encuentro.

Deberán aprender a caminar sobre estas tinieblas, así como su Maestro camina para llevar a las almas al Corazón de Dios y rescatarlas.

Deberán ser embajadores definitivos de Mi Paz.

Así es como acompañarán a la Jerarquía. Serán guiados por los pasos de la Jerarquía. Y, a través de un esfuerzo que es incalculable, sus corazones servirán a Dios, así como su Maestro sirve al Padre Eterno desde el surgimiento de Su Fuente Inmaterial hasta los tiempos de hoy.

Ahora, ¿quién estará Conmigo hasta el final? ¿Quién esperará Mi llegada? ¿Quién reconocerá al Maestro?

Deben estar prontos para ese momento, porque habrá señales en el cielo, símbolos se presentarán en la Tierra. Dichosos serán los que sepan leer esas señales e interpretarlas a través de Mi Corazón, porque Mi Corazón es la Casa de Dios y es la Casa de cada uno de ustedes, morada segura de los corazones valientes, templo seguro de los corazones decididos.

El Libro de Amor, que les He entregado, aún tiene unas hojas en blanco. ¿Quién más se ofrecerá para ser un lápiz en las Manos de Dios y para que Él pueda escribir a través de cada una de sus vidas?

¿Quiénes serán esos últimos, anunciados en el Apocalipsis, que estarán reuniéndose y formando parte de los 144 000, que prepararán Mi Retorno al mundo?

Por eso, permitan que sus corazones se sigan transformando. No le tengan miedo al cambio y a la transformación, porque nada les podrá pasar, solo sucederán cosas buenas que les harán ver la vida de forma diferente.

Pero, quienes tienen la llave de sus corazones, para que esos corazones se abran y se transformen, son ustedes mismos, que podrán o no abrirme la puerta para que Yo pueda vivir en ustedes, así como viví en muchos santos y servidores a través de los tiempos y de los siglos.

Por eso, cuando Yo ya no esté más aquí, Yo estaré en sus corazones, para que ustedes puedan estar en Mí y ustedes, estando en Mí, estarán en el Padre y así el Padre estará en ustedes, cumpliendo Su Santa Voluntad.

Ahora, comprenderán que este es el tiempo de la decisión, porque ya no queda tiempo, queda mucho menos tiempo del que quedaba hasta hace poco tiempo.

Dios necesita reflejar Su Plan en la Tierra y esto será a través de los Míos.

Lo que hay guardado en el Cielo solo podrá descender a la Tierra si existen puentes a través de los corazones; porque son tesoros que no se pueden ver con los ojos físicos, solo el alma de cada uno los puede reconocer cuando está en comunión Conmigo, para estar en comunión con el Padre Eterno.

Esos tesoros, llamados Sagradas Herramientas de la Jerarquía, son los que definirán este Apocalipsis. Y para que esa intervención de la Jerarquía sea una realidad, los corazones en la superficie de la Tierra deberán estar decididos a sostenerla.

Por eso, les He hablado en el día de ayer de la historia de la cual cada uno forma parte, Conmigo y con la Gran Hermandad. Porque este momento no puede quedar solo en la mente; este momento debe descender al corazón para que el corazón lo haga propio, el alma lo haga propio, y así sea una realidad y se concrete.

Así como hoy tienen el Libro de Nuestro Amor, sus ángeles de la guarda tienen en sus manos el Pergamino de su compromiso, escrito por los Señores de la Ley.

Ese Pergamino será abierto en estos tiempos y cada uno reconocerá, por sí mismo, lo que ha firmado directamente con el Padre Eterno. Porque en el día final ya todo se sabrá, nada más se ocultará y todos los ojos lo verán, porque esto está escrito y así se cumplirá.

Ese será el momento en el que su Maestro y Señor, a través de una agonía dolorosa de Su Corazón, deberá separar la paja del trigo, los buenos de los malos, para que se establezca la redención de la humanidad y el momento del gran comienzo de una Nueva Civilización, libre del pecado, de la culpa, de la enfermedad y de la muerte.

Porque para estar en la Tierra Prometida, Tierra que descenderá como la Nueva Jerusalén, no será necesario morir otra vez, no será necesario sufrir y padecer; porque Yo vendré a renovar el mundo, así como renuevo hoy sus corazones, con esta sagrada promesa que cumpliré estando cara a cara con cada uno de los Míos.

Estas son las confesiones más profundas de Mi Corazón, que los valientes deberán saber guardar en sus corazones, así como su Maestro y Señor guarda en Su Corazón muchos tesoros, especialmente los tesoros que Yo puedo contemplar a través de la transformación de las almas. Porque esto le confirma al universo, una y otra vez, Mi victoria; no solo Mi victoria celestial, sino también Mi victoria en este planeta, en cada uno de los que Me dicen sí.

Ahora, llegó el momento de volver a sacramentar la vida de cada uno de los Míos a través del sagrado ejercicio de la Eucaristía, de la transustanciación del pan y del vino.

Hoy, ofreceré esta Sagrada Eucaristía, que será oficiada por Mis sacerdotes, por los sagrados tesoros que Yo tengo guardados para cada uno de los jóvenes de este mundo, que son los que renovarán el final de los tiempos, que son los que le otorgarán la paz al mundo a través de su unión Conmigo, a través de su confianza en Mí.

Por eso, siempre deberán apoyarlos, acompañarlos y sostenerlos, para que ellos puedan cumplir con su misión en esta encarnación, una misión en grupo, así como fue con los apóstoles.

Celebremos.

Les agradezco por estar hoy aquí y por haber cumplido estos diez años Conmigo, en los que He formado una gran familia espiritual, extendida en toda la Tierra por medio de todas las almas y de todos los corazones que aman y tienen fe en Cristo.

A pesar de sus momentos o de sus desafíos, a pesar de la purificación, nunca pero nunca pierdan la esperanza. La esperanza será lo que salvará al mundo, la esperanza será lo que atraerá la paz hacia los pueblos y las naciones, y hacia cada mundo interno.

Aférrense a la Esperanza de Jesús, para que puedan fortalecerse a través de Mi Fe, en estos tiempos finales.

Y antes de celebrar con ustedes y por ustedes, y a través de ustedes con el mundo entero, quiero revelarles la primera decisión que tomó la Jerarquía Espiritual en este mes de agosto.

Por las oraciones de estos últimos diez años, por todos los encuentros de oración vividos y especialmente por el ofrecimiento sincero de cada corazón orante, estaré un tiempo más con ustedes, los días 5 de cada mes y los terceros viernes de cada mes, para que Mi Misericordia siga triunfando en cada corazón humano.

Por el clamor y la súplica de todos los orantes en esta Maratón de la Divina Misericordia, el Padre Me Ha concedido esta Gracia que hoy comparto con cada uno de ustedes, fruto de los méritos de Mi Dolorosa Pasión y fruto de los esfuerzos de todos los orantes, de todos los que siguen clamando sin cansarse y sin detenerse, de todos los que tienen fe en Mí.


Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

Y a pedido de Cristo, preparándonos para esta consagración de la Comunión, vamos a cantar una canción que, según Cristo, representa la historia de cada uno: “Todo lo que viví”.

Celebremos.

Maratón de la Divina Misericordia
MENSAJE EXTRAORDINARIO DE CRISTO JESÚS GLORIFICADO, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DEL NIÑO REY, RIO DE JANEIRO, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, PARA LA 108.ª MARATÓN DE LA DIVINA MISERICORDIA

Oh, mi Jesús,
perdónanos y líbranos del fuego del infierno,
lleva a las almas todas para el Cielo,
y socorre, principalmente,
a las que más necesitan de Tu Misericordia.

Amén.
(tres veces)

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Y verán venir la Luz en la peor noche del mundo, cuando todo parezca perdido. 

La Luz llegará al mundo para poder salvarlo, para poder redimirlo y así, poder rescatarlo.

Esa Luz traerá entendimiento y sabiduría, restablecerá las Leyes en el planeta, guiará a los corazones perdidos, para que todos, absolutamente todos, tengan la Gracia de reencontrar la Tierra Prometida.

Pero esto aún está por suceder, porque las naciones del mundo, es decir los pueblos, ya tomaron las decisiones de los próximos pasos a seguir, decisiones que no está unidas a Dios en muchos de los casos.

Por eso, Yo vendré como esa Luz, en la noche más oscura del mundo, para traerles a las consciencias el restablecimiento del Amor y de la Paz, del Poder que Dios Me ha dado desde el principio, por medio de Su Misericordia y de Su Compasión.

Yo vengo, con este Mensaje y en esta hora, a prepararlos. Hoy, no puedo decirles más que esto, compañeros; porque, en este tiempo definitivo, las naciones y los pueblos toman sus decisiones, y esto no le corresponde a Dios, sino a la elección de las almas, elecciones que son conscientes ante el universo y que, tarde o temprano, repercuten en toda la humanidad.

Por eso, en esta Maratón de la Divina Misericordia, Yo los llamo más que nunca al recogimiento, a silenciar sus mentes y sus ideas, a silenciar sus palabras y a ingresar conscientemente en el universo de la oración, para que la Ley de Mi Divina e Insondable Misericordia pueda trabajar en este mundo y, más aún, pueda disolver los acontecimientos que se aproximan en el próximo ciclo.

Por eso, deberán estar muy fortalecidos y a través de este recogimiento espiritual, que Yo les ofrezco, sus almas tendrán la chance de prepararse conscientemente para lo que llegará.

Deben fortalecerse conscientemente, buscar más que nunca la alianza con Dios, colocarse todos los días ante la Llama del Divino Propósito y preguntarse a ustedes mismos: 

¿Qué estoy haciendo?

¿Coopero con el Plan?

¿Trabajo por la paz y por el bien?

¿Soy consciente de todo lo que recibo del Universo?

¿Respondo conscientemente por todo lo que he recibido como Gracia?

En esta Maratón de la Divina Misericordia, Mis queridos compañeros, deberían replantearse la actitud de sus vidas, a través de estas preguntas; porque, tarde o temprano, a cada uno de ustedes les llegará el momento de dar el gran y último paso, para que la indiferencia, la mezquindad y hasta la ignorancia de esta humanidad se disuelva de una vez y para siempre, a través de seres conscientes y despiertos que comprenden internamente, y más allá de la vida material, lo que significa participar y corresponder al Plan de Dios.

Por eso, Yo les pido que oren por aquellos que no darán el paso. No esperen que la humanidad sea consecuente con el Plan Divino, no se ilusionen ni tengan expectativas. No busquen realizaciones en la vida material, busquen realizarse en el camino espiritual, para que sus almas estén dentro de la senda crística, despertando los dones y las virtudes, los Sagrados Impulsos que Cristo les enviará a todos Sus apóstoles de los últimos tiempos.

Por eso, tomen una postura inmediata, una postura consecuente y responsable que dé señales de entendimiento y no de incoherencias, de una madurez espiritual que la Jerarquía necesita de cada uno, sabiendo que el mundo está sufriendo completamente y que son pocas las Islas de Salvación en la superficie de la Tierra.

Por eso, decídanse, de una vez y para siempre, a ya no darle trabajo a la Jerarquía Espiritual, sino que sus vidas sean una solución viva para lo que el Plan necesita concretar y llevar adelante.

Por eso, planifiquen sus vidas conforme al Plan de la Jerarquía. Mientras mantengan el Plan de la Jerarquía en un estado secundario, no lo comprenderán y tendrán grandes dificultades para poder vivirlo y llevarlo adelante.

Por eso, redimensionen sus prioridades, y comiencen así a redimensionar sus actitudes y todas sus preferencias, porque la gran noche oscura llegará al mundo y no pasarán muchos años para que esto suceda.

Hoy, con Mi Mirada hacia el suelo, con Mi Rostro hacia Dios, con Mi Espíritu en recogimiento, les hago comprender y sentir la gravedad de estos tiempos; porque hoy Mi Corazón no se puede encender, muchos son los pecados y las faltas del mundo. Grande es Mi Misericordia por las almas y pocos son los que se deciden a poder vivirla.

Mi Vida, en este planeta, tuvo un gran significado. Den valor, en estos tiempos, a la dolorosa Pasión de Jesús, para que las almas que ya se condenaron tengan una oportunidad de redención.

¿Ahora, comprenden, compañeros Míos, el momento y el paso que están siendo llamados a vivir? La escuela cambió, ¿lo percibieron?, ¿lo comprendieron?, ¿ya lo están viviendo?

La Jerarquía no se detendrá. Muchos son los desafíos en el fin de estos tiempos, grandes son los sufrimientos que existen en esta humanidad.

¿Quién aplacará, junto con Cristo Jesús, todos los dolores del mundo, a través de una vida de entrega y de amor?

Yo los vengo a hacer madurar como Mis apóstoles, y esto ya no son solo palabras, necesito que sea una realidad en ustedes. Necesito instrumentos de paz y de bien, porque son pocos los buenos instrumentos que Yo tengo en la superficie de la Tierra.

No permitan que la Fuente de Mi Divina Misericordia se cierre. No permitan que el mundo ostente la Justicia Divina, porque no la conoce; grande es la ignorancia de la humanidad y grande es el sufrimiento de muchos corazones. Aún hay mucho que hacer por este mundo y por esta humanidad.

¿Quién tomará de Mis Manos la Sagrada Corona, la Corona de Espinas de Jesús, y la hará parte de su consciencia, para madurar Conmigo en estos tiempos y vivir la verdadera tarea planetaria que el Padre los llama a vivir?

Piensen, por un momento, en todo lo que les digo.

El mundo busca vivir en las puertas inciertas, sumergirse en el océano de la ilusión y hasta olvidarse de Dios. Por eso, más que nunca, comenzando por ustedes, deben replantear sus vidas, deben definir el camino a seguir.

Mi Corazón siempre está abierto a todos, a los que buscan la paz.

Que este encuentro sea un momento de reflexión y no un Mensaje más; que sea la base espiritual que todos necesitan para poder dar el paso, porque una vez más Yo Me ofrezco al Padre por ustedes, para que sean instrumentos de Mi Misericordia, pacificadores del Cristo Redentor.

Por último, quiero decirles que ya no hay tiempo. Deben fortalecerse en Mí, a pesar de lo que suceda o a pesar de lo que vean. Su esperanza no puede estar conmovida, debe estar fortalecida en Mí a través del Fuego del Amor que Yo les ofrezco para hacerlos libres, algún día, de ustedes mismos y de las maldades del mundo.

Yo les agradezco por escucharme y por ser conscientes de todo esto. Reciban en sus manos y, sobre todo, en sus corazones las llaves que Yo les entrego para esta transición planetaria, para que cada día estén más maduros en Cristo, porque es necesario y urgente.

No permitan que los pilares de la Obra de Dios desaparezcan de la superficie de la Tierra. 

Yo les prometí retornar al mundo y así lo haré. Por eso, los preparo para ese gran momento, para que atraviesen la noche oscura y encuentren Mi Luz en el abismo, la Luz Eterna del Amor de Dios que no cambia, que no se transfiere, sino que se multiplica en Gracia, Unidad y Sabiduría para todas las almas.

No se olviden de que tengo sed. Sacien Mi sed en esta Maratón. 

Ahora, llegó el momento de que en verdad los vea reunidos y unidos en el Propósito, a pesar de las distancias y de los acontecimientos.

Esta es la hora de su gran prueba, de que estén Conmigo o de que no estén Conmigo. Hoy, esta es Mi Verdad para aquellos que aspiran a vivir la escuela crística, aunque no la comprendan, pero sí la acepten.

Les doy Mi Paz y, a través de Mi oración. Los bendigo en esta próxima jornada orante de la Misericordia. No se olviden de Mis Palabras, a través de ellas les dejé el próximo paso, el próximo camino a seguir.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. 

El Sagrado Llamado
APARICIÓN DE CRISTO JESÚS DURANTE EL SAGRADO LLAMADO, EN LA CIUDAD DE NÁPOLES, ITALIA, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Solo la Luz de Mi Espíritu les bastará para poder atravesar el fin de los tiempos porque es por medio de Mi Luz que traspasarán toda oscuridad, atravesarán los tiempos con coraje y valentía.

No se medirán por sus miedos, sino por su fortaleza, la fortaleza que viene de Dios, que proviene de Su Espíritu, de Su Templanza y de Su Sabiduría.

Vengo aquí, compañeros, a traer la Luz de la divinidad de Dios, para que todas las esencias creadas alcancen la Luz del Padre Celestial y sean retiradas de los abismos de la Tierra por la intercesión poderosa de su Maestro y Señor y de todos los coros angélicos.

Vengo a traer a Italia la balanza espiritual de la igualdad y de la justicia para que ese principio, que proviene del Padre, se establezca en esta parte de la humanidad y, algún día, en el resto del mundo.

Sin la Justicia Divina y sin la Divina Igualdad, la humanidad de Italia no se podrá redimir.

Por eso, vengo a ofrecerles Mi Corazón. Vengo de lo más profundo y desconocido del Universo para que los ojos de su consciencia se puedan abrir y reconocer la Luz poderosa del Hijo que viene en el nombre del Padre a traer la salvación para la humanidad, el fin de la esclavitud espiritual y de la perdición de todas las almas en la ilusión mundial, en la indiferencia, en la soberbia, en la falta de caridad y de amor por el que sufre, por el semejante, por el que desespera.

Necesito, compañeros, que sus corazones se abran para que los Cielos se puedan abrir sobre Italia porque es una nación que necesita mucho de Dios, de una absoluta reconciliación y confianza con el Todopoderoso, el Padre Celestial. 

Así, aprenderán a ser justos y serán iguales unos con otros. No habrá mediocridad, no habrá indiferencia en sus corazones, no repetirán los mismos errores que repitieron los fariseos en el tiempo pasado.

Ustedes deben ser los Nuevos Cristos, los más imperfectos entre los imperfectos, los que deben colocar la cabeza en el suelo para implorar por su redención y por su patria antes de que todo se desencadene, antes de que todo se manifieste, antes de que nada puedan controlar.

Vengo a través del verbo de la Justicia de Dios, pleno de Su Misericordia y de Su Amor profundo, porque sé que en algún nivel Me pueden escuchar.

No hablo para sus oídos materiales, hablo para sus oídos internos, para sus esencias, para sus almas, para sus espíritus que deben retomar el camino de la luz, del bien y de la paz para que esto no solo se refleje en Italia, sino más allá de esta tierra.

Dios necesita que se conviertan en Sus dignos hijos, que abandonen la apariencia, la mezquindad y el poder que creen tener en sus manos.

Permitan, compañeros Míos y nuevos discípulos, que Yo los pueda transformar, que Yo los pueda amar, que ustedes puedan sentirme, reconocerme y vivirme como cientos de discípulos Míos Me viven, Me reconocen y Me aman plenamente.

Su deber para con el Universo y la humanidad, como nación y como religión, es muy grande. Por eso, escojo los lugares más simples como este, en donde falta aún la Justicia de Dios para que esté presente Su Sabiduría, porque necesito que en los más simples y humildes, en los que aún no conocieron el Amor de Dios, pueda despertar Mi Amor crístico y soberano. Para que, como Mi Corazón misericordioso, sus corazones sean misericordiosos, corazones de bien y corazones de paz, a fin de que su tierra y su país sean reconstruidos espiritualmente y no tengan temor a la Verdad, la Verdad soberana y desconocida que Yo les traigo del Cielo y del Universo. Para que sus esencias, que esperan este momento y esta oportunidad, puedan reconocerla, puedan verla y aceptarla como parte de sus vidas, le traigo la Luz de la divinidad de Dios a una Italia que deberá redimirse, de forma religiosa, social y humana.

Aún hay mucho por curar aquí, hay mucho sufrimiento que aliviar, hay mucha misericordia por derramar. Por eso, Yo vengo del Cielo trayéndoles la Palabra de Dios, para que la Palabra que proviene del Verbo Divino los pueda despertar, redimir y salvar.

Abran sus corazones a lo que proviene del Cielo en este momento. El Señor del Universo, en la acción de Su profunda Misericordia, por los méritos de Su Pasión, disuelve la oscuridad del planeta, los conflictos de las naciones, las incomprensiones de los pueblos, los errores de cada uno de ustedes.

Este es el tiempo de la Gracia, es el tiempo de la Misericordia de Dios, pero es un tiempo que pasará antes de que todo llegue al mundo de una forma desconocida y sorprendente. Vengo a preparar sus almas y corazones para todo lo que vendrá y sucederá, porque en verdad les digo que no lo podrán creer.

El tiempo que llegará es definitivo para todas las naciones, pero si sus oraciones y corazones llegan al Cielo de una forma constante, permanente y continua, todo, todo se transformará por sus buenas acciones, por sus ejemplos de vida en el camino de la caridad y del bien.

Italia necesita vivir el Plan de Dios, apoyar plenamente al Santo Padre por los cambios que él quiere hacer y realizar. Él cuenta con Mi divina autoridad, por eso lo deben escuchar para que Me puedan escuchar a Mí. Italia siempre fue una tierra bendecida y debe seguir siendo bendecida para que sus males se borren de la consciencia humana.

Como testimonio de ese Amor que proviene del Universo, Yo les ofrezco los méritos de Mi Pasión, de Mi Muerte y Resurrección, por medio del Sacramento de la Comunión. Por eso hoy los vengo a ungir con Mi Espíritu, en el nombre del Espíritu Santo.

Hoy vengo a darles la Paz, para que sus corazones se animen a vivir la transformación y el apostolado que hoy le ofrezco a cada uno de ustedes como a cada uno de sus hermanos en el mundo.

Deben ser parte de Mi ejército de Luz del fin de los tiempos para que Italia tenga una extraordinaria oportunidad. Pero, dependerá de su pueblo, de su cultura y de su patria, que verdaderamente abran las puertas para su Maestro y Señor, para que Él nuevamente pueda volver aquí y vivan Su Voluntad y no la suya, la Voluntad de Dios, lo que Él tiene pensado para cada uno de ustedes.

Su Divina e Insondable Voluntad, para cada uno de los italianos, aún levita en el Universo y espera descender sobre sus consciencias para que se manifieste Su Plan de Amor y de Redención.

Con amorosa gratitud, en el nombre de su Divina Señora, acepto con inmenso Amor la Oración por la Paz en Italia e invito a todos los orantes, como hasta ahora, a que asuman ese compromiso. Porque será Sudamérica y una parte de Europa, las que ayudarán a Italia en su verdadero proceso de conversión espiritual.

Eso ayudará al Santo Padre, y una comunión espiritual e interna se establecerá e irá más allá de los dogmas y de las creencias. Porque el propósito de orar por Italia es sostener el ecumenismo cristiano y la alianza tan esperada que esta obra de amor realizará con el Santo Padre, respetando los principios y las creencias por medio del Amor que Yo les dono a través de Mi Corazón.

Deseo que esa oración sea permanente, comenzando, al menos una vez por semana. Porque el amor, el amor divino, el amor incansable, el amor incalculable, el amor de la Fuente de Dios deberá descender sobre Italia por medio de la Oración por la Paz. Porque hasta que los corazones no sientan el amor, que muchos de ustedes recibieron de Mi Corazón en algún momento, la conversión no llegará, la redención no sucederá.

Por eso, Yo los invito no solo a orar por Italia, sino también a hacer algunos sacrificios como el que les pedimos, hace muchos años, cuando toda esta obra comenzó en la sagrada Aurora. Y un lugar, tan desconocido y pequeño como el Uruguay, fue pensado por Dios y por Su Divino Hijo, en confraternidad con la Divina Señora, para que despuntara desde Aurora, la Luz Redentora hacia la humanidad. 

Amamos el sacrificio de Aurora. Reconocemos su sacrificio, su servicio y su incansable donación para que la luz del nuevo amanecer, como es la Aurora, llegue a todos los corazones del mundo, a todas las naciones y a todos los pueblos, a todas las almas que buscan la Luz de Dios desde hace mucho tiempo.

Esta es la razón por la cual estamos aquí, renunciando como Yo se los pido. Así como su Maestro y Señor renunció desde la Última Cena hasta lo alto del Monte Calvario, hasta el último momento de Su expiración en la Cruz. Este es el sacrificio tan grandioso y semejante al que la Nueva Aurora, la Luz del nuevo amanecer, hace por la humanidad hasta que Dios lo necesite.

Por eso, compañeros, su casa, su morada será el planeta y no sus tierras de origen y tampoco su cultura ni su pueblo. Su morada serán las naciones para que los que necesitan amor alcancen la luz de la redención en el nombre de Cristo.

Ha llegado el momento de renovar el sacrificio del Cordero de Dios por medio de la memoria de la Última Cena. Los invito, en este momento, a revivir Mi Pasión en cualquier lugar de la Tierra, en donde estén reunidos o con quienes se encuentren. Por más que a veces no comprendan a sus semejantes, agradezcan a Dios con quienes se encuentran en este momento y en esta hora, porque tiene un porqué y una razón.

Todos participarán como esencias y como almas del misterio interior de la Eucaristía, de la inmensidad del Amor de Dios por medio de la celebración y de la consagración del pan y del vino como el Cuerpo y la Sangre del Redentor.

Así como Juan el Apóstol lavó las manos de su Maestro en la Última Cena, secretamente, para donarle el amor de su corazón y fortalecer la experiencia del Sacrificio de su Señor; hoy, por medio de la Gracia Divina, lavo y purifico las faltas de Italia para que las almas emerjan de los infiernos y alcancen la Luz Celestial. Que así sea.

Nos colocamos reverentemente de pie o nos arrodillamos.

En aquel tiempo su Maestro y Señor tomó el pan, y reunido con Sus apóstoles dio gracias a Dios por el sacrificio, aun sabiendo todo lo que sucedería después de Su ascensión con la humanidad y con el planeta, hasta los días de hoy. Aun así, en un profundo acto de amor y de reverencia por las almas, su Señor les dijo: "Tomen y coman todos de Él, porque este es Mi Cuerpo, que será entregado por ustedes para el perdón de los pecados". Y la Luz de la Divinidad de Dios descendió sobre el mundo.

Te adoramos, Señor, y te bendecimos (se repite tres veces).

Antes de finalizar la Cena, su Maestro y Redentor tomó el Cáliz y, volviendo a agradecer por el sacrificio, lo entregó a Sus apóstoles y les dijo: "Tomen y beban todos de Él, porque este es el Cáliz de Mi Sangre, Sangre de la Nueva Alianza que será derramada por su Redentor, por todos los mártires para el perdón de los pecados. Hagan esto en Mi memoria". Y la Luz de la Divinidad de Dios volvió a descender sobre la Tierra, los infiernos se cerraron y las almas en un profundo gozo espiritual, se salvaron.

Te adoramos, Señor, y te bendecimos (se repite tres veces).

Oración: Padre Nuestro (en español).

Escucharemos ahora el Padre Nuestro en italiano.

El Cuerpo y la Sangre de Cristo. Dichosos los que son invitados a servirse del Redentor. Amén.

En un inmenso amor, Yo los coloco. En una inmensa Gracia, Yo los dejo. Y por un gran Amor, Yo los renuevo para que Me reconozcan dentro de ustedes; y la Obra de Mi Paz y de la Misericordia se cumpla en la humanidad, por los siglos de los siglos.

En unidad, perdón y reconciliación, en el nombre del Amor de Dios, en fraternidad por Italia y por el mundo entero, se darán el saludo de la paz.

Les agradezco por haber respondido a Mi llamado.

Podemos darnos el saludo de la paz.

APARICIÓN DE CRISTO JESÚS GLORIFICADO DURANTE LA SAGRADA SEMANA, DÍA 7, EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN

Emmanuel los escucha con Su profundo sentimiento de Amor y de Verdad.

La balanza de la Justicia está siendo equilibrada para algunas partes del mundo, en donde falta la paz y principalmente Mi Misericordia.

Como Ángel Solar les traigo lo que existe en el Reino de los Cielos, aquello que es más puro, entre todo lo que existe de puro en este Reino.

Y para cerrar este séptimo día, recemos, así como han venido haciéndolo en estos días.
Toda la Orden a los pies de Mi altar. Podrán quedar de pie aquellos que no puedan arrodillarse ante Mi Trono. La reverencia nace del espíritu y no de la materia. El espíritu es colmado por la Luz de Dios y así se vivifican en Su Amor. 

Nuestro Señor pide a la Orden, rezar la oración que el ángel nos enseñó en Fátima, la oración de reparación, cuando Él lo indique.

Mientras tanto, compañeros, vean a Emmanuel aquí presente, en Su emanación más profunda, a través de Su Hijo amado que manifiesta Su Poder, Su Manantial y Su Amor para esta Tierra comprometida con las insignias del mal.

Reparación es lo que muchas almas necesitan para alcanzar la redención. Sin la reparación no habrá cura y la cura nace del Amor, y es el Amor el que repara todas las cosas profundas de las almas.

El fin se está aproximando. El Omega se está dibujando en el Universo Sideral. Esa es la señal visible de un gran cambio que llevará a la humanidad a un cambio en la consciencia, permanente y continuo, sin detenimientos, más allá de las horas y del tiempo.

Es la gran mudanza interior en los corazones abiertos, que viven en el Señor, que moran en Su Espíritu y que trascienden los tiempos sin que nada los lastime y los aleje de Dios. Pues es la comunión profunda que los llevará a la Paz.

Recemos, compañeros, la hora lo está marcando. Aquellos que no saben la oración, que se unan a través del corazón, a la gran vertiente que abriré en este séptimo día.

¡Oh! Señor amado,
¡oh! Cristo amado,
acepta nuestra reparación a través de nuestro amor,
de nuestra entrega y de nuestra oración,
para que Tu Corazón flagelado, Señor,
sea aliviado por nuestra devoción a Ti.
Amén. 
(se repite siete veces)

Eleven a Dios vuestras plegarias e intercedan amorosamente por esta humanidad dormida, que precisa despertar al espíritu de la redención.

Liberados de las faltas y de los pecados, durante estos siete últimos días, sean dignos en el Señor para recibir nuevamente Su Gracia.

Y así preparados y dispuestos a enfrentar el fin de los tiempos, podrán ayudar a todos aquellos hermanos que necesitarán de vuestras manos y oraciones. Esto será un signo visible para todos y eso demostrará que el final llegó.

Emmanuel es la fuente de todas las causas justas para este Universo. De Su Corazón nace la Verdad y esa Verdad se proporciona para todos los cielos de este Universo, hasta que llega aquí, a vuestro plano en esta vida material y así muchas almas reconocen Su Voluntad.

Pero cuando la mayoría de esta humanidad está desconectada de esa Verdad de Emmanuel otros son los caminos que se recorren. No son los caminos del Señor, las almas se distancian del propósito y van perdiendo la fuerza de su luz interior.
Por esta razón, Mis compañeros, Mi Dios me envió al mundo; y Dios se manifestó ante ustedes en Cuerpo, Alma y Corazón. Lo flagelaron, lo martirizaron y lo humillaron, pero esto fue así para salvar a toda esta raza.

Muchos de los que hoy no están aquí y que serán testigos de que Yo he estado aquí, cuando conozcan Mi mensaje, agradecerán y se arrepentirán por haber perdido el tiempo y haberle dado las espaldas al Universo que los acoge y los llama a la redención.

Pero el Padre los necesita fuertes y purificados porque las señales vendrán una detrás de otra y, para ese momento, no habrá más tiempo que esperar.

De la fuente de esa Justicia nace el Omega y ese es el símbolo predestinado para el mundo, el que cerrará una etapa al final de la purificación para dar comienzo a otro ciclo, a una nueva Tierra liberada de todo mal.

Pero para que eso sea posible, compañeros, el esfuerzo será grande. La exigencia también lo será. Muchos darán todo para alcanzar esa meta, hasta sus propias vidas, como muchos lo hicieron en el pasado para mantener el equilibrio de la humanidad.

Pero no deberán pensar en esas cosas. Vuestro Señor es la verdadera existencia, debe ser la aspiración de vuestra confianza para que las bases sean construidas verdaderamente y ningún pilar quede torcido, para que el Templo de la Luz, en rectitud y armonía, se pueda elevar ante el Señor, vuestro Dios.

El suelo de vuestros pies deberá ser removido. La Tierra temblará porque dará el grito en el momento de su gran parto. Y allí los seres de la Luz se congregarán alrededor del Omega para dar inicio a la ceremonia final. Y verán brillar en algunos puntos de la Tierra luces protectoras que colmarán a las almas de un espíritu desconocido, de una fuerza desconocida que los fortalecerá y los llevará a la paz, delante de todas las cosas. Y eso servirá de apoyo para muchos corazones que no están destinados a servirse de esa Luz Mayor.

Ahora recuerden, compañeros, la Fuente de la Santa Justicia. Hoy, vuestro Señor, Cristo Jesús, revela a todos la esencia del tiempo final.

No piensen en vuestras familias y en vuestros hijos, pues si en verdad entregaron sus vidas a Mi Corazón, ¿qué deberán temer?, ¿acaso ya no son parte de Mi insondable Misericordia?

En los momentos difíciles deberán recordarme y allí más que nunca, compañeros, las virtudes y los dones que Yo les entregué en estos días, invisibles a vuestros ojos, deberán estar disponibles para el servicio al planeta. No será necesario gritar por las cosas que verán ni tampoco dividirse a través de vuestros fundamentos.

Recuerden buscar la esencia de la humildad que Yo les enseñé, esa es la verdadera casa invencible y fuerte, que no será destruida por el mal. Construyan en vuestras bases la esencia de la humildad, para que el templo sea erguido correctamente y ningún viento mayor a vuestra fortaleza los pueda derribar.

Así, Yo podré entrar a vuestros templos como muchas veces lo vengo haciendo para ayudar a las almas a la liberación.

Canten a Emmanuel, vuestro Padre Eterno. A través de Mi Corazón, Él escucha las ofertas de los simples, cuando la emanación interior nace de verdad desde el corazón de cada ser.

Canción: Emmanuel Padre-Madre Creador.

Cuando ustedes cantan, no solo las puertas del Universo se abren. Las almas son colmadas de un espíritu desconocido, al cual aman mucho desde el principio de su nacimiento. Ese espíritu es el del Amor, fortaleza invencible para los tiempos de caos.

En este séptimo día, compañeros, Mi última bendición será junto a los apóstoles, instituyendo en este pequeño espacio Mi Cenáculo Sagrado, en donde la imagen del Sagrado Corazón deberá ser erguida. Y así muchos recordarán que Yo estuve aquí entre ustedes, no solo caminando entre los naranjos, visitando vuestras almas, consolando vuestros sufrimientos y dando vida a lo que estaba muerto.

Si el Sagrado Corazón estuviera aquí presente como imagen y como luz, aquí encontrarán un lugar de alivio junto a la casa de Mi Madre y a la ermita de San Miguel.
El Universo les dona tres espacios espirituales y profundos, para que en esta vida material puedan encontrar la ayuda que tanto buscan. La cura siempre se dará en vuestro interior y así el cuerpo enfermo se curará.

Realicen ahora el camino correcto. Curen las cosas profundas. Libérense de vuestros seres y así hallarán la paz en este manantial que hoy dejo abierto para todos.
Sepan que en este lugar humilde, pequeño y simple, donde hoy se encuentra este altar estará Mi Presencia, el latir de Mi Corazón, no solo para este país que tanto le debe al Señor, sino para toda esta región de América.

Pero si vuestros espíritus se coligan con Mi Presencia aquí, a pesar de donde se encuentren, amigos Míos, Yo iré hacia vuestros hogares creando un puente de luz, desde aquí hacia vuestros hogares. Les derramaré Mis Gracias, siempre y cuando las necesiten.

Los tiempos de prueba llegarán, por eso les dono un pedacito del Cielo que se deposita en este lugar a través de Mi Corazón Sacratísimo. Este será el recinto del Rey, Aquel que no gobierna solamente en los corazones simples. Ese es el verdadero Rey.

A través de Mis Palabras e instrucciones, he consagrado todos los elementos. Y así como lo hicieron durante estos días de oración de Misericordia, invito a todos los fieles y congregados a que eleven sus rosarios para que lleven esta, Mi Luz, la Luz de Dios hacia donde vayan.

Recuerden que todo se distribuye con amor y caridad, sin manipulación ni poder porque así mi Luz no actuará. La sinceridad de vuestro corazón marcará el camino para llevar Mi Luz al mundo.

Agradezcan a Dios por este encuentro final y como el sol que brilla en esta galaxia, aquel que los alumbra hace muchos siglos y eras, hoy, derramo ese Sol que es la presencia de Mi Corazón, código perfecto para la salvación de las almas, cura profunda de las almas heridas, liberación de los espíritus perdidos y Misericordia para toda la humanidad.

Bajo el poder que Dios me concedió, en la base de la fe y la confianza de vuestras vidas, Yo los bendigo y los absuelvo de todo pecado para que no pequen más, se transformen y se conviertan en comunión perfecta con Mi Corazón.

Recuerden que siempre los perdonaré, pero el tiempo de la justicia está llegando y el manantial de Mi Misericordia se recoge. Beban de esa Fuente Mayor. Sumérjanse en ese Océano de Gracias pues la puerta se está cerrando.

Bajo los ángeles del Señor, Yo los bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Ahora, hermanos, coloquen vuestros rosarios sobre las palmas de las manos.

¡Oh! Sangre de Cristo,
derramada sobre el mundo,
purifica nuestra alma,
alivia nuestro corazón.
Ten piedad de nosotros, Señor.
(se repite tres veces)

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Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más

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