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En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Que la caricia de Dios sea sentida en sus rostros; pero, sobre todo, en sus corazones. Sientan esa misma caricia que una vez sintió el pequeño Niño Jesús.
Sientan sus almas en los Brazos de la Madre Celeste y les aseguro que todo estará bien. ¿De qué preocuparse si Yo estoy aquí y Soy su Madre? ¿Acaso sus corazones ya no se consagraron a Mí?
Pero sé que para sus almas este día es importante, no solo porque estamos en camino de finalizar la Cuaresma, prepararnos para contemplar la Pasión de Jesús y, sobre todo, Sus méritos y Sus triunfos en la Tierra, sino también este día es especial para ustedes, Mis hijos, porque sus almas, junto con sus ángeles de la guarda, ante las puertas del Reino de los Cielos, reconfirman sus votos de consagración, de servicio incondicional a través de la oración perpetua y de servicio a los que más sufren y se desesperan.
Que este ofrecimiento, que agrada a Mi Corazón y que proviene de cada Hijo de María, otorgue a las almas que más sufren en las guerras la Gracia de reencontrar la paz, el sosiego y el bien para poder rehacer sus vidas.
Así como Mi Hijo una vez entró triunfante en Jerusalén y ese día ningún ser murió en la Tierra, hoy, su Madre Celeste, la Divina Madre del Cielo, otorga una Gracia especial y una amnistía espiritual a través de todos los Hijos de María, para que el mundo alcance la paz y la paz se establezca, para que acabe la ambición de la guerra y de la destrucción, para que entre seres humanos de una misma familia universal no exista más la violencia, la indiferencia y la agresión moral y física, porque todos son preciosos a los Ojos de Dios. Esto disuelve todo mal y toda oscuridad que los rodea.
Recuerden que, en espíritu, alma y esencia, todos son preciosos a los Ojos de Dios. Así, el Padre Eterno, en este día de reconsagración, les reabre la puerta para que puedan ver en ustedes mismos las santas virtudes, para hacer el bien por donde vayan o por donde caminen.
Esta es la virtud principal: hacer el bien. Este es el compromiso auténtico de los Hijos de María, para que sus vidas se aparten ya de todo lo que hace sucumbir al mundo y a la humanidad; para que sus vidas, ya consagradas, sean un atributo verdadero para Dios en la Tierra, que represente los valores de la dignidad espiritual y humana.
Que cada uno de ustedes, ofrecido a la ardiente oración del corazón, proteja y guarde los valores que surgirán en la Nueva Humanidad. Porque esto es lo que está perdiendo el mundo: el valor de saber amar, el valor de hacer el bien, el valor de vivir en paz, el valor de saber unir, el valor de dar la vida por el prójimo, así como Mi Amadísimo Hijo la dio por ustedes. Esta es la lección que les dejo a todos.
¿Quién dará la vida por los demás, así como Mi Hijo la dio por ustedes?
¿Quién, a través de esta Cuaresma y de esta próxima Semana Santa, será capaz de decidirse y dar un paso para superar en el Amor a Mi Amado Hijo?
Esto es posible, ¿lo saben?
Esto justificaría los graves errores del mundo, porque los Nuevos Cristos ya serían una realidad y dejarían de ser una promesa; los Cristos del Nuevo Tiempo, consagrados como Hijos de la Madre Santísima, que a pesar de ser imperfectos se transforman día a día y no le temen al fuego transformador de Mi Amadísimo Hijo.
A través de este día especial, en el que sus almas están ante Dios por un momento, para hacer una síntesis de todas las experiencias vividas hasta el presente; como Madre del Redentor y Salvador, vengo a establecer una alianza entre sus corazones y Dios, una alianza que deberá volverse inquebrantable, una alianza inalterable que ninguna circunstancia o situación la disuelva.
Pero, Mis hijos amados, todo esto dependerá de cada uno de ustedes. Dios, su Padre, que los ama y los contempla con el Amor más grande que puedan imaginar o sentir, siempre está de Brazos abiertos y con Su Eterno Corazón expuesto en las alturas; Corazón que es adorado y venerado por todos los ángeles del Cielo y los bienaventurados; Corazón Misericordioso de Dios que nunca les impartirá justicia, sino que les dará Misericordia; Corazón que nunca los condenará por sus errores, sino que los salvará.
Este es el Sagrado Corazón flagelado del Padre Eterno que en este tiempo final y crucial precisa ser reparado todos los días a través de las acciones de misericordia de todos los Hijos de María; a través de una oración que no se debilite, sino que se fortalezca; a través de una disciplina consciente y espiritual que los mantenga unidos espiritualmente a la Fuente Suprema y a todos los códigos de Luz que guarda, que son inagotables, inextinguibles y eternos; códigos de la Fuente Inmaterial que, en esta próxima Semana Santa definitiva para muchos de Mis hijos, necesitan descender a las almas y a los corazones para prepararlos para el último y gran tiempo: el tiempo del Retorno de Cristo.
Yo vengo aquí como una Madre Mediadora e Intercesora. Vengo como una Madre que los acoge y que los recibe; y los coloca en este día bajo Su Manto Espiritual y Divino, para que los Hijos de María en el mundo entero protejan primero de sí mismos todas las reliquias espirituales que Mi Hijo les otorgó a través de los tiempos, reliquias preciosas e inmaculadas que se guardan en las almas que son fieles a Dios y que en esta Tierra representan a los servidores y discípulos de Cristo.
Todos ellos, Hijos e Hijas de María, son la Legión de Dios para el final de los tiempos. Porque cuando este planeta se mueva por entero, su fe, la fe de cada uno de ustedes, no podrá titubear; deberá ser una fe que fortalezca a sus hermanos y hermanas, porque la fe siempre los protegerá. La fe los alimenta espiritualmente, porque es un don precioso y eterno del Espíritu Santo.
He aquí el Espíritu Santo de Dios, que viene a bendecir a los que siguen caminando hacia Cristo. Espíritu Santo que viene a suplicar e implorar por los que sufren, por los que perdieron la Gracia, por los que perdieron la dignidad ante Dios. Espíritu Santo que suplica por los enemigos y por todos los que están contra el Plan de evolución del Señor. Porque la Divina e Insondable Misericordia, que también emana a través del Espíritu Santo, está más allá de toda circunstancia o situación.
Dejen y permitan que, en estos días previos a la Semana Santa, sus pies y sus manos sean lavados por Cristo, para que entren al templo espiritual de la Iglesia Celestial, limpios y purificados, volviendo a sentir en ustedes la Pureza de Dios, que nadie ni nada les puede quitar; y, sobre todo, sintiendo el Amor que merecen de parte de Nuestro Padre Eterno, un Amor que siempre los impulsará a la transformación y al cambio, a la transformación de sus hábitos y costumbres humanas. Porque recuerden que lo que Cristo necesita en esta próxima Semana Santa son las virtudes de cada ser.
Pregúntense, a ustedes mismos, ¿cuál es la virtud de Dios que mora en mí y qué haré con cada una de las virtudes que Cristo me confió? ¿Soy capaz de ir más allá de mi personalidad? ¿Soy capaz de ir más allá de mis aspectos humanos? ¿Confío en el poder insondable de la Misericordia que todo lo transforma?
Quiero decirles algo: sí, sus vidas están camino a la libertad.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Vamos a escuchar, a pedido de nuestra Madre, el Himno de Consagración de los Hijos de María, y vamos a llamar aquí a los Hijos que se han ofrecido a vivir hoy la consagración.
Pueden acercarse.
Y ante el Inmaculado y Sagrado Corazón de María, que se arrodillen todos los que puedan, porque ante la Madre Divina vamos a acompañar esta consagración de nuevos Hijos de María; pero también vamos a tener la oportunidad interna e íntima, en el silencio de nuestro corazón, de renovar nuestros votos con el Plan de Dios y con la vida divina.
Ahora, los sacerdotes van a bendecir con agua bendita a los que hoy se están consagrando y también los incensarán, para que la oferta de cada uno de sus corazones se eleve a los Cielos; oferta sincera y honesta de que, a partir de hoy, no solo son Hijos de María declarados, sino también son parte de Su ejército celestial.
Delante de María, nuestra Madre Celestial, hacemos nuestra oferta interna de renovación de votos para que, a través de Su Inmaculado Corazón, los eleve al Reino de Dios.
En este momento de silencio, hacemos nuestra oferta.
Vamos a cantar este himno, agradeciéndole a nuestra Madre.
Gracias, Madre Divina, por cuánto nos das.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Busca la Fuente de la Pureza de Dios a través de la oración y vence los asedios más internos a través del silencio y de la oferta constante de tus batallas a Dios.
La mente siempre caerá en el pecado y los sentimientos humanos siempre serán frágiles, pero tu alma, hijo, debe ganar espacio en tu consciencia para calmar las fragilidades humanas de tus cuerpos más materiales.
No entristezcas tu corazón por los asedios que vives. No permitas que el enemigo te venza al fortalecer tu sentimiento de flaqueza. Encuentra refugio en el Corazón de Dios, deja que Él lave tu vergüenza y tus miedos con Su propia Sangre, para que te sientas puro y limpio en el Corazón de tu Señor.
No temas contemplar Su Cuerpo en la Eucaristía. No temas colocar tu corazón en Su Cruz, porque es allí en donde tus miserias más humanas se rinden, es allí en donde tu alma se apodera de la flaqueza de tus cuerpos, para recordarles que la entrega del Señor por ti es perpetua, y que en ella siempre habrá Misericordia y pureza para limpiar tu corazón.
No te dejes vencer, sino por Aquel que ya conquistó tu vida en una Cruz.
Tienes Mi bendición para esto.
San José Castísimo
A 101 años de la última Aparición en Fátima, su Madre Celeste regresa a la Argentina para bendecirla y para recordarle la importancia de volver a buscar su pureza original, a fin de que en las almas de este hermoso país esté presente el espíritu divino de la Gracia de Dios, el que tornará digna en el Señor a toda esta nación.
Hoy su Madre Celeste recuerda la última Aparición sucedida en Fátima el 13 de octubre de 1917, lugar que fue testigo físico del inconmensurable Amor de Dios y del descenso del poder del Universo Celestial a través del Milagro del Sol.
En la Argentina deberá restablecerse el sagrado sentimiento de devoción a la Señora de Luján, a fin de que, como país y como pueblo, cuenten con la protección espiritual necesaria para los tiempos de definición.
De manera especial, y con amor materno, la Madre de Dios hoy une dos lugares en un mismo tiempo y en un mismo plano, para que especialmente la Argentina reciba el potentísimo caudal de la Pureza de Dios.
Fátima y Bariloche hoy se unen en esencia y en espíritu a través de Mi Inmaculado Corazón, para que en Mis hijos de Argentina surja la confianza absoluta en poder cumplir el destino prometedor de su país y de su pueblo.
Para que eso sea posible, durante los próximos seis meses, en cada hogar, en cada ciudad y dentro de cada ser, Argentina deberá reconsagrarse a Mi Materno e Inmaculado Corazón, a fin de que la gran Abogada del Cielo pueda interceder por un país con desigualdad e injusticia, para que aquí se establezca el espíritu de la transparencia y de la verdad, atributos que harán de Argentina una patria celestial.
Por esa razón, durante los próximos seis meses, en los días 13, cada corazón orante de Argentina ofrecerá uno de los misterios del Santo Rosario con el fin de que se establezca la paz en cada corazón humano, así como en cada alma del país, trayendo del Cielo a la Tierra los atributos de la verdad, la justicia, el amor y la hermandad para que Argentina pueda seguir la sagrada aspiración de Dios de ser un pueblo bendecido por el Espíritu Santo y pueda cumplir con la Voluntad Divina del Padre Celestial.
Si cada alma orante de Argentina asumiera de verdad este ejercicio de reconsagración de la nación al Inmaculado Corazón de la Virgen de Luján, la Madre del Altísimo tendrá el permiso y la autoridad para proteger el país de grandes e inesperados desequilibrios naturales.
Aún más, si esta reconsagración fuera ofrecida al Corazón Materno de María por los próximos años que vendrán, muchas familias de Argentina serán contempladas por la Misericordia expiatoria de Dios y cientos de mujeres del país serán perdonadas por haber abortado, alterando esas pequeñas vidas.
Por esa razón, vengo a pedirles a Mis hijos de Argentina que retomen el sentido de su pureza original para que, a tiempo, la fe del pueblo argentino sea su testimonio de aceptación de la segunda venida de Cristo.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice con todo el amor del Sagrado Santuario de Fátima,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz y Señora de Luján
Los niños, para Mí, son la manifestación más perfecta y bella de la Pureza y de la Inocencia de Dios, porque en ellos se guarda la esencia original, el código perfecto que deberá evolucionar y avanzar a través de los tiempos.
En los niños existe algo que es profundamente verdadero y eso es el amor que de ellos puede nacer naturalmente, sin necesidad de forzar nada.
El amor de los niños puede disolver los conflictos entre las naciones e incluso atenuar las catástrofes del fin de los tiempos.
Si los niños recibieran educación espiritual sobre la existencia del Universo y del Padre Celestial, ellos adquirirían mayores capacidades internas para poder modificar y corregir los tiempos, porque al existir la Pureza de Dios en su interior, su intercesión ante situaciones imposibles es mayor.
Los niños, en su mayoría, se ofrecen desde sus orígenes, esto es, antes de surgir, para servir incondicionalmente a la humanidad y, en muchos casos, sin una total consciencia de lo que hacen o de lo que sienten, sus espíritus son capaces de ofrecerse como víctimas del Amor de Dios por la salvación de una humanidad entera en un tiempo determinado del planeta.
Cuando Yo estuve presente en la Tierra, los niños eran Mi principal consuelo, porque sabía que en ellos podía encontrar esa parte de Dios que consuela y que sostiene en los momentos cruciales.
Los niños son el portal hacia Mi Corazón porque en ellos está la esencia de lo que Dios pensó cuando creó al hombre.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el Corazón!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
Que despierte la Pureza de Dios en los corazones simples para que la Tierra pueda ser repoblada de dones de Cura, de Luz y de Misericordia.
Que, en los simples, esta Pureza transforme al planeta y a su humanidad para que cada día se disipe más la soberbia, la indiferencia y la constante tendencia a la omisión.
Que los justos ayuden a los injustos y que la mayoría reciba una grandiosa oportunidad de hacer de cada vida un regalo para Dios, para que la Creación se siga recreando, para que los más humildes traigan a este planeta una importante Gracia que haga de cada consciencia un nuevo ser.
Que, en estos tiempos, todos participen de ese milagro de Amor y que este Amor, que proviene de Cristo, se extienda hasta los confines de la Tierra para que, al menos por unos segundos, los que están más separados de Dios sientan por lo menos en un instante que el amor todo lo puede y vence todas las barreras. Y que, finalmente, nadie se quede sin conocer a Dios o por lo menos a su verdadero mundo interno.
Que todas las consciencias se abran para conocer su propio universo, el camino más seguro a la redención.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Cristo Jesús:
Hoy vengo a proclamar Mi advenimiento, pero también Mi agradecimiento por las almas buenas, honestas y sinceras, que se congregaron aquí para celebrar con Su Señor el triunfo de Su Reino en la humanidad. Este acontecimiento es parte de Mi Victoria celestial en el planeta.
No teman compañeros, ni aquí ni en ninguna parte del mundo, porque si Mi rival está agitado, es señal de que está próxima su derrota.
Hoy también vengo por las almas que sufren y que no están aquí, presentes como ustedes están aquí, participando de esta Comunión íntima con Mi Corazón misericordioso.
A través de sus oraciones en estos dos días, un gran número de almas pudo ser sumergido en el Océano de Mi Misericordia. Los pecados más imborrables e imperdonables fueron disueltos por la Llama celeste de Mi Gracia.
Ahora vean, compañeros Míos, soldados Míos, discípulos Míos, cuál es la verdadera tarea para el fin de estos tiempos. No busquen resultados mayores a través de esta Obra. Eso sucederá si Mi Padre así lo desea.
Yo los invito siempre a vivir en el amor y en la verdad, porque siempre sabrán estar libres de las prisiones de este planeta y de toda su ilusión mundial.
Hoy sus almas abrieron los ojos de la consciencia.
Hoy sus corazones abrieron las puertas hacia el Infinito. Y esto es parte de Mi Gracia, de todo lo que concede Mi Sagrado Corazón para las almas, después de Yo haber vivido la dolorosa Pasión, hace ya tanto tiempo.
Hoy Me han hecho la Cruz más liviana. Por eso estoy aquí junto a los ángeles del universo, para celebrar junto a ustedes esta nueva Cena, hoy la Cena de la alegría. Es muy necesaria la esperanza en estos tiempos. Sus corazones nunca pueden perder la esperanza, porque sus hermanos vendrán a buscar esa esperanza en ustedes y en cada ejemplo de amor y de caridad.
Vengo así a verter sobre ustedes, Mis Dones, los Dones del Espíritu Santo, de la Llama Sagrada de Dios, de lo que construye la consciencia evolutiva, la trascendencia y la ascensión.
Hoy vengo a hablar con ustedes, a través de la Ley de la Ascensión, aquella Ley que el Universo aplicó para elevar Mi Consciencia al Universo, hace más de dos mil años. Esta Ley les permite vivir la trascendencia de todo lo corrupto, tan solamente cuando abren sus corazones, así como los han abierto en estos dos días.
La Ley se cumple por sí sola y las almas ya no tienen más pesos impagables que vivir. Las cadenas se liberan, las amarras se desatan y el Rayo de la Voluntad-Poder se manifiesta en todo lo que es vida planetaria.
Y a pesar de que las aguas del mundo y de las naciones estén turbias, sepan que no los abandonaré. Cumplo las promesas que Yo dicto, así como las he cumplido con Mis apóstoles, con todos los cristianos, a través de los tiempos y por medio de todos los milagros.
Hoy vengo del Cielo con Mi Iglesia Celestial. Que las puertas se abran para que los ángeles del universo desciendan y así alabemos al Todopoderoso, el Creador, por hacer a la humanidad merecedora de tantas Gracias.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Vamos, a pedido de Nuestro Señor Jesucristo, a escuchar el cántico “Alabado sea Dios, glorioso Su Reino, Aleluya, Aleluya”.
Todos juntos. Abriendo las puertas a la Iglesia Celestial.
Y ahora, a pedido de Cristo, abriremos las puertas al universo angélico y arcangélico. Cantaremos Kodoish melódico, unidos a nuestros Ángeles de la Guarda, acompañando el ejercicio que Nuestro Señor está haciendo.
Vamos a alabar, junto a los ángeles, a nuestro Creador.
Vamos a vernos acompañados por Cristo delante de la Fuente Primordial.
Vamos a visualizar, a través de nuestro corazón, esa luminosa Presencia del Padre que se aproxima hacia la humanidad por medio de Nuestro Señor Jesucristo y del poder de Su Sagrado Corazón.
Vamos a ver cómo el Maestro, dentro de Su Iglesia Celestial, nos abre esa puerta que nos llevará al encuentro con el Creador.
Vamos a visualizar a través de ese portal de luz que Cristo nos abre, un gran océano de luz, celeste profundo. Por encima de él, vemos una gran esfera de luz dorada, más luminosa que muchos soles y, sobre ella, vemos a nuestro Padre Eterno en Su aspecto de Sabiduría y de Discernimiento, de Bondad, de Amor y de Misericordia.
Vamos a ver alrededor de nuestro Padre a diferentes consciencias angélicas aladas que se postran ante nuestro Padre y levemente inclinando nuestras cabezas, vamos a saludar a nuestro Padre, el Creador, Abba.
Jesús nos ha llevado hacia Él para que lo escuchemos, para que escuchemos la Voz de nuestro Padre, así como la Voz de nuestro Padre le ha hablado a Su amado Hijo, muchas veces.
En ese recogimiento y adoración ante esa Fuente Primordial y ante ese Universo Espiritual, de los que Cristo nos invita a comulgar plenamente, vamos a realizar, a Su pedido, un acto de perdón y de reconciliación.
Y ante esa Fuente Primordial, vamos a depositar nuestros sentimientos, nuestros pensamientos, nuestros errores, nuestras equivocaciones, nuestros desvíos, para servirnos del Padre a través de Cristo, de la Fuente de Su Misericordia.
Pongamos nuestras manos en señal de recepción, apoyándolas sobre nuestras piernas. Vamos a dejar nuestro cuerpo físico distendido para que la Energía espiritual del Creador ingrese en nuestra consciencia, a través de nuestra cabeza, y hacia todo nuestro cuerpo, llegando al centro de nuestro corazón.
En este momento, ante la Presencia de Nuestro Señor Jesucristo, de los ángeles y de los Árcangeles y de nuestro Padre Celestial, vamos a emitir este acto de perdón y de reconciliación, liberando nuestros corazones de cualquier amargura, de cualquier perturbación o de cualquier aflicción que nos amarre, que nos limite en nuestro caminar espiritual.
En el silencio de nuestro corazón y de nuestra consciencia, vamos a entregar en las Manos de Cristo nuestras miserias y vamos a recibir de Cristo lo que Él retirará de la Fuente para entregarnos en un profundo vacío, sin intención ni expectativa, en una profunda nada.
Vamos a entregarnos a los Pies del Padre Celestial, vamos a ver Su Mirada bondadosa y misericordiosa, vamos a ver cómo Él nos tiende Sus Brazos y Sus Manos como un Padre que abraza a Su pequeño hijo, y vamos a sentirnos en paz, en comunión con la vida universal.
Padre Creador:
Escuchen hijos la Voz de vuestro Padre. Escucha humanidad la Voz de vuestro Padre Creador.
Enderecen sus caminos. Coloquen sus corazones en las Manos de vuestro Señor porque la inocencia en el mundo se está perdiendo y la oscuridad está avanzando, alejando a todas Mis criaturas de la Fuente de Mi Amor.
Reciban de Mi Reino Celestial la cura para sus consciencias, la Luz para su renovación, el Amor para su ascención, la redención para su liberación.
Ingresen en Mi Iglesia celestial y díganle a todos sus hermanos que ha llegado la hora de retornar al Padre, de testimoniar lo que han aprendido en este planeta.
Una síntesis hoy se realiza en sus vidas y un nuevo ciclo espiritual comienza en sus pequeñas consciencias.
Hijos de esta Creación dejen que su amoroso Padre deposite Sus Dones en sus corazones y, finalmente, en el nombre del Amor sean otros, en este planeta que tanto sufre, que tanto agoniza y que padece la persecución de esta raza y la destrucción de todo lo que he creado a imagen y semejanza de Mi Consciencia.
Sientan el dolor de la Madre Tierra y el pedido de Su Misericordia. Sientan el dolor de los Reinos y su pedido de redención. Sientan a la naturaleza, que pide por paz. Sientan a la consciencia de este planeta, el Gran Cristal del centro de la Tierra que, en su silencio, pide por piedad.
Ustedes son parte de este mundo y de este Universo Creador. Ustedes son parte de una Vida que no les pertenece. Ustedes son parte de un origen, de un principio y de un fin, pensado por Mi Corazón paternal.
En este profundo vacío, que hoy los invito a vivir, en los Brazos de vuestro Padre Eterno y en una profunda entrega, de amor y de unidad, les pido, hijos, que ayuden a Mi Plan universal, a todos Mis ángeles, a todos los Arcángeles, a Mi amado Hijo y a Mi bienaventurada Madre.
Reciban de la Fuente, la Santísima Trinidad y comulguen, en Mi Iglesia Celestial, de estos Principios. Que sus células despierten a lo nuevo, que sus sentimientos se eleven y que sus miedos se disuelvan, porque ha llegado la hora del Gran Juicio del Amor, en donde vendré a pedirles, hijos, todo lo que Yo les he dado, desde Mi universo inmaterial.
Delante de Mi Fuente, y del Universo de Mi Amor, encuentren en él la Divina Pureza. Crean que es posible poder recuperarla, porque si Yo Soy vuestro Padre que está en los Cielos, nunca habrá nada imposible para Sus hijos, cuando sea Mi Divina Voluntad.
Hoy reciban en sus mundos internos, una pequeña chispa de la Fuente de la Pureza Original y háganla crecer en vosotros, así como crece una flor para alabar a la Creación.
Ahora, lleven sus manos sobre su pecho y vean cómo una flor de luz se abre en sus mundos internos, y la reconciliación se establece entre el universo espiritual y el universo material.
Ya no hay mal que se oponga a esto, porque si Mi Voluntad, hijos, es que Yo esté en ustedes, también es Mi Voluntad que ustedes estén en Mí, así como lo está Mi Hijo y Yo estoy en Él, en perfecta unidad.
Con este ejercicio del más puro Amor de vuestro Creador, disipo algunas tinieblas de la Tierra y traigo la Gracia, en esta tarde, del despertar de nuevas consciencias.
Hijos, sean Mis Columnas, para que Yo pueda erguir Mi Templo sobre ustedes y guardar dentro de él a todos los que sufren.
Los dejo con Mi Hijo, porque en Mi Hijo está la Vida, como parte de Mi divina Emanación y de Mi sublime Consciencia en todos los universos de la Creación.
Hoy se cumple en este lugar, una Ley cósmica. Hoy, una Gracia inexplicable se manifiesta para un gran número de consciencias. Esto es obra del Amor que siento por Mis hijos; más por aquellos que se alejaron de Mí y están perdidos.
Sean el espejo de Dios en el mundo y Mi Luz podrá refractarse en la humanidad. Crean que es posible, porque así no se reconocerán.
Cristo Jesús:
Si Mi Padre no Me hubiera enviado al mundo, nunca hubiera aprendido a amar, porque a través de Mis enemigos está la vivencia del amor y la expresión de Mi Divina Misericordia.
Hoy los he traído aquí, hacia la Fuente y ante Mi Padre Celestial, para que lo escuchen, lo vivan y lo sientan, así como Yo lo siento en cada segundo de la vida y en cada respiración.
Que el mundo vuelva sus ojos al universo, para que recupere su filiación con Dios. Que el mundo no ofenda más a Dios, porque el Padre se siente muy ofendido por tanta indiferencia, por tanta maldad, por tanta crueldad.
Sean portadores de la Misericordia de Dios y alcanzarán el Reino de los Cielos, así como hoy han vivido por un momento el Reino de los Cielos.
Dios se ha pronunciado, después de Su Silencio. Dichosos sean los que abrieron sus oídos sin poder ver, porque serán dignos del Reino de los Cielos.
Quisiera que el mundo viviera los universos sublimes, pero sé que Mi enemigo se ha encargado de apartar a la humanidad de su verdadera consciencia.
Hoy, después de que han aprendido cómo conectarse con Dios, imiten Mi ejemplo y háganlo por sus hermanos, por todos los que están dormidos.
Vengo a cerrar este encuentro a través de esta unión con el Creador. Vengo a oficiar estos Sacramentos como una dádiva más para las almas. Les pido que no pierdan estos tesoros internos. Que nada ni nadie se los quite, porque pertenecen al Creador, para la vivencia de las almas.
Ahora, Mis ángeles transustanciarán los elementos y las sustancias, para que estos sirvan de cura, de júbilo y de gozo a las almas simples. Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Podemos ponernos de pie, a pedido de Nuestro Señor, para la consagración de los elementos.
Cristo Jesús:
Ahora, reciban de Mi Corazón la bendición del Amor, la gratitud eterna por este encuentro. Y como esto es parte de un júbilo de Dios y de la obra de Su Gracia, quiero que hoy las naciones del mundo, más allá del Brasil y el Cono Sur, reciban de sus corazones el Rayo de la esperanza, aquel que abre las puertas para la cura de la humanidad.
Me elevo al Cielo, escuchando “Color Esperanza”. Que sus voces canten por el mundo, para que los corazones se curen de su dolencia espiritual.
Que así sea.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
¡Gracias Señor por cuánto nos das!
En este encuentro Te honramos, Señor.
¡Cuántas maravillas hizo Dios en ustedes a través de Mi Corazón! ¿Creen que eso ha sucedido?
Por eso vengo a su encuentro y al encuentro de toda la humanidad, en donde, en este día, Mi Gracia profunda y divina es concedida para las almas del mundo.
Hoy Mi Corazón es glorificado por los dignos hijos de Dios, por todos aquellos que han respondido a Mi llamado en este último año.
¿Ustedes aceptan, queridos hijos, que Yo retorne por un año más?
Los presentes dicen "si".
Fray Elías del Sagrado Corazón:
María está sonriendo.
Hoy estoy aquí como la Reina de la Paz, para que la paz se establezca en lo profundo de sus corazones. Porque si Mi Paz está en ustedes, la paz estará en el mundo y el mundo se aliviará; sobre todo aquellas almas que sufren el caos de estos tiempos.
Otra maravilla que Dios ha hecho en sus vidas a través de Mi Inmaculado Corazón, es que puedan orar Conmigo todos los días, porque el valor de la oración se encuentra en la simplicidad de la ofrenda y sobre todo del amor que ustedes pueden expresar hacia Dios.
Es ese amor que Yo busco en ustedes, es ese amor que me trae hasta aquí desde el Cielo como una gran Consciencia Divina, para poder seguir acompañándolos todos los días, hasta que finalmente llegue Mi Hijo en Su Gloria y restablezca, en esta humanidad, el Reino de Dios.
Hasta que eso pueda suceder, queridos hijos, Yo estaré entre ustedes y con ustedes, siempre y cuando Me llamen abriendo la puerta del corazón y del alma, para que su Madre Celeste pueda entrar y hacer de cada nuevo encuentro un sagrado oratorio para Dios, una profunda alabanza al Padre y a toda la Creación por estar concediendo esta Gracia.
Con su confirmación en esta noche, hoy puedo decirles, queridos hijos, que estaré un año más con ustedes todos los días, hasta que verdaderamente Yo alcance el despertar de sus Cristos internos, porque serán esos Cristos internos los que servirán en la transición de la humanidad y de la Tierra, hasta que se cumpla la gran promesa de Cristo, de llegar por segunda vez a la humanidad.
En este aniversario, quiero que puedan ofrendar sus corazones, sus vidas, a una consagración mayor, que cada una de sus almas puede vivir por toda esta raza que debe alcanzar la redención y sobre todo, la Misericordia de Dios.
Quiero que se aproximen a los pies de este palco.
Vengan aquí, hijos, porque así ustedes vendrán por todas las almas del mundo que aún no pueden encontrar Mi amor de Madre ni tampoco Mi Gracia, que intenta llegar a ellos a través de sus corazones servidores.
Es así que hoy los invito a ser transmisores de Mi Paz y de Mi Gracia, y permitan que Mi Gracia se pueda conceder a los corazones que están lejos de Dios.
Y ahora que llevan la llama de la vela encendida, confirmen en ustedes, por toda la humanidad, por todo el planeta y por todos los Reinos de la Naturaleza, su preciosa pureza original.
Es así que en esta noche, la Reina de la Paz y la Madre del Santísimo Rosario de Fátima, une a dos Centros Sagrados; este Centro Mariano de Figueira con el Centro Mariano de Fátima, espejando sobre este lugar la Pureza Original de Dios, lo que Dios ha concedido dentro de ustedes, para que sea consciente y para que en este tiempo despierte como un don de alabanza al Creador.
Quiero que Me ofrezcan un cántico muy especial para Mí: "Pureza, alma de Lys".
Los invito, queridos hijos, en este aniversario a aliviar su sufrimiento, su dolor y su tristeza.
Coloquen su mano izquierda sobre el corazón y con esa llama encendida, irradiaremos al planeta la Pureza de Dios, aquella que el Padre concedió a toda esta civilización.
Invito a Mis hijos de Europa a acompañar este ejercicio, para que en la Pureza de Lys-Fátima podamos unirnos, en fraternidad y en hermandad.
Los escucho.
Activen el espejo de sus corazones, invoquen esa pureza esencial con la fuerza de sus corazones.
Invoquen, invoquen la Pureza de Dios para que el mundo sea aliviado en esta noche de Gracia.
Canción: "Pureza, alma de Lys"
Que los portales de Lys se abran.
Que la pureza esencial emerja a la superficie de este planeta.
Que los nuevos códigos despierten en las almas que los invocan y que la cura planetaria se establezca más allá de él, y hasta los confines del Universo.
Ven pureza esencial de Lys, despierta en cada interior la llama crística del Amor, fruto de la nueva hermandad.
Que así sea.
Les agradezco, queridos hijos, porque en esta noche Dios concedió una Gracia inexplicable, inalterable y extraordinaria, para el mundo.
Busquen la pureza del corazón, porque ella está allí eternamente.
Junto a los ángeles de Lys-Fátima los bendigo, los consagro y los bautizo con la Luz del Santo Espíritu y con el bien de la Santísima Trinidad en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Ahora escucharé de sus voces "María Lys".
Les agradezco.
Queridos hijos Míos:
Después de un importante encuentro con todos ustedes, durante los días 12 y 13 de septiembre en Victoria, Espíritu Santo; hoy, en este día de infinita Misericordia, les pido que busquen y vivan en la pureza del corazón en este tiempo, para que el mundo recupere la inocencia que ha perdido ante Dios.
Como Madre de la Santísima Pureza, les digo que retornen al origen verdadero de sus seres, que regresen al sentido del puro amor del corazón.
El Señor necesita de almas imperfectas y pecadoras para realizar Sus obras purísimas de paz y de conversión.
En la sagrada escuela que Mi Corazón Inmaculado vivió sobre la Tierra, la Divina Pureza estaba gestada en Mi Ser antes de recibir la Gracia del Mesías.
Esa pureza de la cual Yo les hablo, y que deberán buscar, es la pureza de sus intenciones, es la pureza que no genera juicios ni conflictos, porque la Divina Pureza es el escudo contra su propio sentido de la vida que los lleva al error.
La Divina Pureza es la esencia, flor de Mi Corazón, es el principio universal que emana Mi Espíritu santísimo a través del amor y de la compasión.
Por eso, les ruego, queridos hijos, que busquen este rayo de pureza que brota fluidamente del Sagrado Corazón de Dios, hacia los Sagrados Corazones de Jesús y de María, porque en su pureza podrán reconocer el poder del perdón y de la Misericordia.
Yo vuelvo al mundo para recordarle la esencia de la Divina Pureza. Toda la humanidad ha perdido la sinceridad pura de corazón, porque el mundo por sí mismo y el enemigo se han encargado de apagar esta pureza interior.
Oren y mediten, durante esta semana que llegará, sobre sus actos puros de corazón. Así entenderán desde su espíritu cuán verdaderos son ante la vida y ante sus hermanos.
Como su Sagrada Madre Purísima quiero que no se juzguen, sino que se observen y aprendan por medio de la serenidad que les irradia Mi amado Hijo. En Cristo está el ejemplo vivo de la pureza del amor y de la humildad para las familias, los sacerdotes, los religiosos, los laicos y los devotos de Mi Corazón.
Verdaderamente, Yo intento, semana a semana que, a través de la oración, algún día mueran para ustedes mismos y despierten al Universo Purísimo de Dios; porque en verdad les digo, Mis pequeños, que si buscan la pureza de intención, el mundo se curará del mar de impurezas en el cual vive.
Para formar parte de la nueva Tierra, será necesario purificarse a través de la oración, de la comunión, de la confesión y del perdón puro que sus pequeñas vidas puedan reflejar cuando se encuentren ante sus impurezas y las impurezas del prójimo.
El Amor puro, de Cristo, del Padre y del Espíritu Santo, será su inacabable fuerza espiritual para alcanzar el Reino de la Santa Pureza del Creador. Por su esfuerzo de vivir, día a día, la Sagrada Pureza, Dios consigue que la humanidad se libere de las grandes impurezas y, como una gracia universal, reciba la Divina Misericordia de Mi Hijo.
Sean puros, inténtenlo todos los días. Llamen, al despertar cada día, a Mi Divina Pureza. Yo ayudaré a quien se anime a ser puro de corazón.
¡Les agradezco por vivir Mi llamado purísimo de paz!
Su Madre, los bendice y los ama.
¡Gracias, queridos hijos!
María, Madre de la Santísima Pureza del Corazón
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más