- Inicio
- Blog
- Mensajes
- Oración por la Paz en las Naciones
- Calendario
- Oraciones
- Impulsos Diarios
- Libros publicados
- Pinturas e Imágenes
- Objetos Sagrados
- Música
- Galeria de fotos
- ¿Quiénes somos?
- Centros Marianos
- Campaña por la Paz
- Redes Sociales
- Contacto
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Aun cuando la corteza de la Tierra parece estar oscura, la Luz de la Estrella de Belén brilla en la humanidad, trayendo el impulso cósmico de Dios a la Creación y al planeta.
Es hacia esto adonde hoy los quiero llevar, adonde sus espíritus necesitan elevarse para unirse a la Esencia de la Creación y del Universo; recordando, en este tiempo y en esta hora, que Dios tiene un Proyecto para esta humanidad y para este planeta, así como Él ha escrito Su Voluntad para cada corazón humano.
Recuerden que vivir la Voluntad de Dios no es imposible. He aquí la Esclava del Señor, que escuchó en Su interior el Llamado de Dios, a través de la presencia del Arcángel Gabriel.
Hoy, quiero que recuerden y tengan muy presente que ese Llamado de Dios sigue resonando en este universo y, sobre todo, en los mundos internos que están abiertos para poder escucharlo.
Ese llamado resuena a través de su ángel de la guarda, invisible e insondable Presencia Eterna del Padre, servicio incondicional y anónimo, que acompaña a todos los apóstoles de Cristo en su caminata en la Tierra.
Quiero que hoy no solo contemplen el Nacimiento de Cristo en su mundo interior, sino que también puedan tener consciencia en esta hora importante del planeta de lo que Cristo necesita construir a través de esta Obra, formada por almas autoconvocadas desde otrora.
Así, Mi Hijo podrá interceder e intervenir en la humanidad, especialmente en las causas que parecen imposibles o difíciles de resolver; y, también así, Mi Hijo podrá interceder por medio de Su Gracia y Amor en los aspectos de sus consciencias que aún no se quieren transformar.
Pero sigan el camino que hoy Yo les indico, el camino hacia la pureza y la inocencia interior, que cada una de sus almas y cada una de las almas de sus hermanos pudieron concebir en el vientre de sus madres, durante su gestación.
Imaginen cuán maravillosa es la Creación de Dios; porque, así como Jesús, aun siendo niño, reflejaba la Pureza y la Inocencia de Dios encarnadas, cada uno de ustedes y de sus hermanos en este mundo, que provienen de la misma Fuente Creadora, de los mismos espacios de este Universo Mayor, guardan esa pequeña molécula de Luz que les recuerda su pureza e inocencia interior.
Hoy no les hablo de infantilidad, sino de una pureza y de una inocencia madura, que están unidas a la Fuente de la Creación y a la Voluntad del Padre. Esto es lo que la humanidad necesita recuperar para que las guerras puedan terminar, para que los conflictos se puedan disolver, para que sus propias resistencias se puedan transformar.
Hijos amados, no hay otro camino sino el amor, el amor maduro que les enseñó Mi Hijo y les sigue enseñando, el amor que acepta y que incluye, el amor que se rinde y que se resigna, el amor maduro que se humilla ante el Padre Celestial para verse insignificante y pequeño dentro de este gran universo, así como su Madre Celeste se vio ante el Arcángel Gabriel.
Por eso, hoy coloco a su disposición el Espejo de Mi Corazón y por intermedio de este sagrado encuentro y de este momento, a través de Mi Corazón Inmaculado reflejo el principio de Inocencia y de Pureza de Dios, para que ustedes mismos y sus hermanos lo puedan recuperar, y pensarán ¿cómo es que lo harán?
Todo comienza, queridos hijos, a través de sus intenciones y pensamientos, y esto terminará de reflejarse en sus decisiones.
Por eso, Dios está atento a este momento y a esta especial coyuntura espiritual del Nacimiento de Cristo; porque hoy no celebramos una fecha histórica, sino el recuerdo del sacrificio del Dios Vivo encarnado a través de Su Hijo, que se ofreció por amor a ustedes para poder otorgarles, a través de Cristo, su salvación.
Y esto no puede ser algo pasajero. Aprovechen este momento y esta coyuntura ante la presencia de la propia Jerarquía Espiritual, ante el Reino de Mirna Jad que hoy brilla de forma especial en sus mundos internos para que ustedes puedan volver a beber de la fuente y de sus principios de cura.
¿Qué es lo que aún ustedes no han podido curar?
¿Qué es lo que aún ustedes no han podido perdonar?
¿Qué es lo que aún no han podido aceptar y reconocer?
¿Cuál es la barrera que se coloca entre ustedes y Dios para poder aceptar en absoluta entrega Su Voluntad?
Amados hijos, sírvanse de esta coyuntura espiritual del Nacimiento de Cristo.
Vuelvan hacia ustedes a reencontrar su niño interior, no para recordar sus traumas y heridas, sino para recordar y retomar su inocencia y pureza.
Sus ángeles de la guarda abren esta puerta para que muchos niños internos más en el mundo se puedan curar; y los corazones ya no queden endurecidos, indiferentes al Llamado de Dios, indiferentes al cambio y a este momento que la Jerarquía bendice y consagra para retomar la esencia de su vida grupal y evolutiva.
¿Cuántas veces los apóstoles, queridos hijos, tuvieron que retomar el camino que Cristo les indicaba? ¿Cuántas veces tuvieron que darse cuenta que estaban equivocados, que deberían ser humildes y simples para cumplir con rectitud la Ley del Señor?
Sin humildad nada se puede hacer, Mis amados hijos. Dios no podría ser Dios si no fuera humilde. Acepten la escuela de Su humildad y serán libres de ustedes mismos.
Mi silencio también contempla las necesidades y las oraciones del mundo en este día en el que todos tienen la Gracia de reconsagrarse al Niño Rey para que las bases de Su Obra se fortalezcan, para que sus principios espirituales se cumplan, para que la llama del Divino Propósito de Dios siga iluminando el camino de todos los discípulos y discípulas de Cristo, en esta noche oscura que cada uno está aprendiendo a vivir y a atravesar.
Pero Yo les pido, Mis queridos hijos, que no se detengan en la propia oscuridad, sino que vean en el fondo del camino, en el final del camino espiritual, cómo comienza a surgir la Luz de Dios; porque Cristo encarnó para hacerle saber al mundo que Él es la Luz del mundo, el Señor del mundo, el Rey del Universo.
Su Luz no los puede cegar, porque Su Luz viene a guiarlos, a llevarlos hacia el Reino de Dios, en donde Dios los espera tener cerca, en consciencia y sabiduría.
Hoy Cristo, Mi Hijo, contempla, entre Sus Manos, el Plan que Dios le entregó para esta Obra y para tantas otras obras bondadosas en el mundo. Y este Proyecto se cumplirá únicamente a través de las almas, de los que imiten la resignación de María y el sí a Dios de la Madre de Dios, a través del Arcángel Gabriel.
Contemplen y vivan este momento espiritual, el sí de María. Por eso, hoy es posible la redención del mundo, la liberación del mal, la transformación y conversión de los corazones, la consagración de las familias, la cura de los mundos internos y todas las Gracias concedidas y las que se puedan otorgar a los corazones fieles al Señor.
¡Oh, sagrado pueblo de Israel!,
hoy extendido en toda la faz de la Tierra,
levántate y camina.
Escucha la Voz del Señor, tu Dios,
que hace eco como un gran trueno en este universo
y que Su amor se refleja como un gran fruto
en los corazones que confían en Adonai.
Sigue los pasos, ¡oh, Israel!,
que el Señor, tu Dios, te está indicando.
No te resistas, no retrocedas,
sino avanza a través de la Luz
que bendice tu camino y
cada uno de tus pasos.
¡Oh, Israel!, pueblo sagrado,
hazte digno ante Dios, Nuestro Señor.
Sé el reflejo de Su Voluntad eterna,
de Su Amor y de Su Unidad inconmensurable.
Las llaves ya te fueron entregadas,
abre las puertas al nuevo tiempo, ¡oh, Israel!
El Señor ya está retornando.
El Señor ya está llegando.
Prepárate internamente para reconocer
la Luz de Su Faz y la presencia de Su Corazón.
Discípulos y discípulas de Israel, ha llegado el tiempo preparatorio del Retorno de Cristo. ¿Lo acompañarán?
Por la Luz y la Gracia que bendice este momento, les agradezco por responder a Mi llamado y por abrir los oídos del corazón para escuchar la Sagrada Palabra de Dios a través de Su Esclava, la Madre del Mundo.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Que la caricia de Dios sea sentida en sus rostros; pero, sobre todo, en sus corazones. Sientan esa misma caricia que una vez sintió el pequeño Niño Jesús.
Sientan sus almas en los Brazos de la Madre Celeste y les aseguro que todo estará bien. ¿De qué preocuparse si Yo estoy aquí y Soy su Madre? ¿Acaso sus corazones ya no se consagraron a Mí?
Pero sé que para sus almas este día es importante, no solo porque estamos en camino de finalizar la Cuaresma, prepararnos para contemplar la Pasión de Jesús y, sobre todo, Sus méritos y Sus triunfos en la Tierra, sino también este día es especial para ustedes, Mis hijos, porque sus almas, junto con sus ángeles de la guarda, ante las puertas del Reino de los Cielos, reconfirman sus votos de consagración, de servicio incondicional a través de la oración perpetua y de servicio a los que más sufren y se desesperan.
Que este ofrecimiento, que agrada a Mi Corazón y que proviene de cada Hijo de María, otorgue a las almas que más sufren en las guerras la Gracia de reencontrar la paz, el sosiego y el bien para poder rehacer sus vidas.
Así como Mi Hijo una vez entró triunfante en Jerusalén y ese día ningún ser murió en la Tierra, hoy, su Madre Celeste, la Divina Madre del Cielo, otorga una Gracia especial y una amnistía espiritual a través de todos los Hijos de María, para que el mundo alcance la paz y la paz se establezca, para que acabe la ambición de la guerra y de la destrucción, para que entre seres humanos de una misma familia universal no exista más la violencia, la indiferencia y la agresión moral y física, porque todos son preciosos a los Ojos de Dios. Esto disuelve todo mal y toda oscuridad que los rodea.
Recuerden que, en espíritu, alma y esencia, todos son preciosos a los Ojos de Dios. Así, el Padre Eterno, en este día de reconsagración, les reabre la puerta para que puedan ver en ustedes mismos las santas virtudes, para hacer el bien por donde vayan o por donde caminen.
Esta es la virtud principal: hacer el bien. Este es el compromiso auténtico de los Hijos de María, para que sus vidas se aparten ya de todo lo que hace sucumbir al mundo y a la humanidad; para que sus vidas, ya consagradas, sean un atributo verdadero para Dios en la Tierra, que represente los valores de la dignidad espiritual y humana.
Que cada uno de ustedes, ofrecido a la ardiente oración del corazón, proteja y guarde los valores que surgirán en la Nueva Humanidad. Porque esto es lo que está perdiendo el mundo: el valor de saber amar, el valor de hacer el bien, el valor de vivir en paz, el valor de saber unir, el valor de dar la vida por el prójimo, así como Mi Amadísimo Hijo la dio por ustedes. Esta es la lección que les dejo a todos.
¿Quién dará la vida por los demás, así como Mi Hijo la dio por ustedes?
¿Quién, a través de esta Cuaresma y de esta próxima Semana Santa, será capaz de decidirse y dar un paso para superar en el Amor a Mi Amado Hijo?
Esto es posible, ¿lo saben?
Esto justificaría los graves errores del mundo, porque los Nuevos Cristos ya serían una realidad y dejarían de ser una promesa; los Cristos del Nuevo Tiempo, consagrados como Hijos de la Madre Santísima, que a pesar de ser imperfectos se transforman día a día y no le temen al fuego transformador de Mi Amadísimo Hijo.
A través de este día especial, en el que sus almas están ante Dios por un momento, para hacer una síntesis de todas las experiencias vividas hasta el presente; como Madre del Redentor y Salvador, vengo a establecer una alianza entre sus corazones y Dios, una alianza que deberá volverse inquebrantable, una alianza inalterable que ninguna circunstancia o situación la disuelva.
Pero, Mis hijos amados, todo esto dependerá de cada uno de ustedes. Dios, su Padre, que los ama y los contempla con el Amor más grande que puedan imaginar o sentir, siempre está de Brazos abiertos y con Su Eterno Corazón expuesto en las alturas; Corazón que es adorado y venerado por todos los ángeles del Cielo y los bienaventurados; Corazón Misericordioso de Dios que nunca les impartirá justicia, sino que les dará Misericordia; Corazón que nunca los condenará por sus errores, sino que los salvará.
Este es el Sagrado Corazón flagelado del Padre Eterno que en este tiempo final y crucial precisa ser reparado todos los días a través de las acciones de misericordia de todos los Hijos de María; a través de una oración que no se debilite, sino que se fortalezca; a través de una disciplina consciente y espiritual que los mantenga unidos espiritualmente a la Fuente Suprema y a todos los códigos de Luz que guarda, que son inagotables, inextinguibles y eternos; códigos de la Fuente Inmaterial que, en esta próxima Semana Santa definitiva para muchos de Mis hijos, necesitan descender a las almas y a los corazones para prepararlos para el último y gran tiempo: el tiempo del Retorno de Cristo.
Yo vengo aquí como una Madre Mediadora e Intercesora. Vengo como una Madre que los acoge y que los recibe; y los coloca en este día bajo Su Manto Espiritual y Divino, para que los Hijos de María en el mundo entero protejan primero de sí mismos todas las reliquias espirituales que Mi Hijo les otorgó a través de los tiempos, reliquias preciosas e inmaculadas que se guardan en las almas que son fieles a Dios y que en esta Tierra representan a los servidores y discípulos de Cristo.
Todos ellos, Hijos e Hijas de María, son la Legión de Dios para el final de los tiempos. Porque cuando este planeta se mueva por entero, su fe, la fe de cada uno de ustedes, no podrá titubear; deberá ser una fe que fortalezca a sus hermanos y hermanas, porque la fe siempre los protegerá. La fe los alimenta espiritualmente, porque es un don precioso y eterno del Espíritu Santo.
He aquí el Espíritu Santo de Dios, que viene a bendecir a los que siguen caminando hacia Cristo. Espíritu Santo que viene a suplicar e implorar por los que sufren, por los que perdieron la Gracia, por los que perdieron la dignidad ante Dios. Espíritu Santo que suplica por los enemigos y por todos los que están contra el Plan de evolución del Señor. Porque la Divina e Insondable Misericordia, que también emana a través del Espíritu Santo, está más allá de toda circunstancia o situación.
Dejen y permitan que, en estos días previos a la Semana Santa, sus pies y sus manos sean lavados por Cristo, para que entren al templo espiritual de la Iglesia Celestial, limpios y purificados, volviendo a sentir en ustedes la Pureza de Dios, que nadie ni nada les puede quitar; y, sobre todo, sintiendo el Amor que merecen de parte de Nuestro Padre Eterno, un Amor que siempre los impulsará a la transformación y al cambio, a la transformación de sus hábitos y costumbres humanas. Porque recuerden que lo que Cristo necesita en esta próxima Semana Santa son las virtudes de cada ser.
Pregúntense, a ustedes mismos, ¿cuál es la virtud de Dios que mora en mí y qué haré con cada una de las virtudes que Cristo me confió? ¿Soy capaz de ir más allá de mi personalidad? ¿Soy capaz de ir más allá de mis aspectos humanos? ¿Confío en el poder insondable de la Misericordia que todo lo transforma?
Quiero decirles algo: sí, sus vidas están camino a la libertad.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Vamos a escuchar, a pedido de nuestra Madre, el Himno de Consagración de los Hijos de María, y vamos a llamar aquí a los Hijos que se han ofrecido a vivir hoy la consagración.
Pueden acercarse.
Y ante el Inmaculado y Sagrado Corazón de María, que se arrodillen todos los que puedan, porque ante la Madre Divina vamos a acompañar esta consagración de nuevos Hijos de María; pero también vamos a tener la oportunidad interna e íntima, en el silencio de nuestro corazón, de renovar nuestros votos con el Plan de Dios y con la vida divina.
Ahora, los sacerdotes van a bendecir con agua bendita a los que hoy se están consagrando y también los incensarán, para que la oferta de cada uno de sus corazones se eleve a los Cielos; oferta sincera y honesta de que, a partir de hoy, no solo son Hijos de María declarados, sino también son parte de Su ejército celestial.
Delante de María, nuestra Madre Celestial, hacemos nuestra oferta interna de renovación de votos para que, a través de Su Inmaculado Corazón, los eleve al Reino de Dios.
En este momento de silencio, hacemos nuestra oferta.
Vamos a cantar este himno, agradeciéndole a nuestra Madre.
Gracias, Madre Divina, por cuánto nos das.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
¡Cuántas maravillas hizo Dios en ustedes a través de Mi Corazón! ¿Creen que eso ha sucedido?
Por eso vengo a su encuentro y al encuentro de toda la humanidad, en donde, en este día, Mi Gracia profunda y divina es concedida para las almas del mundo.
Hoy Mi Corazón es glorificado por los dignos hijos de Dios, por todos aquellos que han respondido a Mi llamado en este último año.
¿Ustedes aceptan, queridos hijos, que Yo retorne por un año más?
Los presentes dicen "si".
Fray Elías del Sagrado Corazón:
María está sonriendo.
Hoy estoy aquí como la Reina de la Paz, para que la paz se establezca en lo profundo de sus corazones. Porque si Mi Paz está en ustedes, la paz estará en el mundo y el mundo se aliviará; sobre todo aquellas almas que sufren el caos de estos tiempos.
Otra maravilla que Dios ha hecho en sus vidas a través de Mi Inmaculado Corazón, es que puedan orar Conmigo todos los días, porque el valor de la oración se encuentra en la simplicidad de la ofrenda y sobre todo del amor que ustedes pueden expresar hacia Dios.
Es ese amor que Yo busco en ustedes, es ese amor que me trae hasta aquí desde el Cielo como una gran Consciencia Divina, para poder seguir acompañándolos todos los días, hasta que finalmente llegue Mi Hijo en Su Gloria y restablezca, en esta humanidad, el Reino de Dios.
Hasta que eso pueda suceder, queridos hijos, Yo estaré entre ustedes y con ustedes, siempre y cuando Me llamen abriendo la puerta del corazón y del alma, para que su Madre Celeste pueda entrar y hacer de cada nuevo encuentro un sagrado oratorio para Dios, una profunda alabanza al Padre y a toda la Creación por estar concediendo esta Gracia.
Con su confirmación en esta noche, hoy puedo decirles, queridos hijos, que estaré un año más con ustedes todos los días, hasta que verdaderamente Yo alcance el despertar de sus Cristos internos, porque serán esos Cristos internos los que servirán en la transición de la humanidad y de la Tierra, hasta que se cumpla la gran promesa de Cristo, de llegar por segunda vez a la humanidad.
En este aniversario, quiero que puedan ofrendar sus corazones, sus vidas, a una consagración mayor, que cada una de sus almas puede vivir por toda esta raza que debe alcanzar la redención y sobre todo, la Misericordia de Dios.
Quiero que se aproximen a los pies de este palco.
Vengan aquí, hijos, porque así ustedes vendrán por todas las almas del mundo que aún no pueden encontrar Mi amor de Madre ni tampoco Mi Gracia, que intenta llegar a ellos a través de sus corazones servidores.
Es así que hoy los invito a ser transmisores de Mi Paz y de Mi Gracia, y permitan que Mi Gracia se pueda conceder a los corazones que están lejos de Dios.
Y ahora que llevan la llama de la vela encendida, confirmen en ustedes, por toda la humanidad, por todo el planeta y por todos los Reinos de la Naturaleza, su preciosa pureza original.
Es así que en esta noche, la Reina de la Paz y la Madre del Santísimo Rosario de Fátima, une a dos Centros Sagrados; este Centro Mariano de Figueira con el Centro Mariano de Fátima, espejando sobre este lugar la Pureza Original de Dios, lo que Dios ha concedido dentro de ustedes, para que sea consciente y para que en este tiempo despierte como un don de alabanza al Creador.
Quiero que Me ofrezcan un cántico muy especial para Mí: "Pureza, alma de Lys".
Los invito, queridos hijos, en este aniversario a aliviar su sufrimiento, su dolor y su tristeza.
Coloquen su mano izquierda sobre el corazón y con esa llama encendida, irradiaremos al planeta la Pureza de Dios, aquella que el Padre concedió a toda esta civilización.
Invito a Mis hijos de Europa a acompañar este ejercicio, para que en la Pureza de Lys-Fátima podamos unirnos, en fraternidad y en hermandad.
Los escucho.
Activen el espejo de sus corazones, invoquen esa pureza esencial con la fuerza de sus corazones.
Invoquen, invoquen la Pureza de Dios para que el mundo sea aliviado en esta noche de Gracia.
Canción: "Pureza, alma de Lys"
Que los portales de Lys se abran.
Que la pureza esencial emerja a la superficie de este planeta.
Que los nuevos códigos despierten en las almas que los invocan y que la cura planetaria se establezca más allá de él, y hasta los confines del Universo.
Ven pureza esencial de Lys, despierta en cada interior la llama crística del Amor, fruto de la nueva hermandad.
Que así sea.
Les agradezco, queridos hijos, porque en esta noche Dios concedió una Gracia inexplicable, inalterable y extraordinaria, para el mundo.
Busquen la pureza del corazón, porque ella está allí eternamente.
Junto a los ángeles de Lys-Fátima los bendigo, los consagro y los bautizo con la Luz del Santo Espíritu y con el bien de la Santísima Trinidad en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Ahora escucharé de sus voces "María Lys".
Les agradezco.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más