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Cada nación de este planeta guarda, en sus registros espirituales, una parte de la historia del Cosmos que debe ser transformada. La Tierra, hijos, fue pensada y creada por Dios para ser el lugar en donde el amor triunfaría más allá de todos los errores, en donde el perdón abriría la puerta a la cura, en donde la Misericordia abriría la puerta a la redención de todas las almas.
Existe una realidad que precede a la vida en este mundo, una realidad que está escrita en las estrellas, pero que pocos supieron entrar en ella correctamente y aún ningún ser humano la comprende por completo.
Cuando Dios manifestó el planeta, poco a poco, a lo largo de la evolución humana, fue dando oportunidades para que Sus diferentes hijos, almas que necesitaban de cura y de redención, vinieran a la Tierra para vivir un aprendizaje. En cada nación, el Creador colocó una parte de Sus hijos, cada uno de ellos trayendo consigo los registros ocultos de la historia del Universo para que, a través de la redención de las almas y de las naciones, la historia del Universo como consciencia, también pudiera ser curada.
Es así que cada pueblo por donde pasan guarda más que una cultura, una historia planetaria, una evolución humana. Guarda, hijos, en lo profundo de su consciencia, un registro universal que fue diseñando e influenciando en la expresión de esos pueblos y que necesita ser curado y redimido para que toda la Creación Divina sea redimida a través de la experiencia de la vida sobre la Tierra.
Les revelo esto para que comprendan que la vida guarda misterios amplios y aún desconocidos para los hombres, pero que llegó la hora de conocerlos para que, conscientemente, puedan cumplir con su parte en este tiempo.
Por eso, cuando oren por las naciones, oren también por todo aquello que espiritualmente ellas traen consigo para ser curado y redimido. Cuando acompañen, con el corazón, el peregrinar de los Mensajeros de Dios por este mundo sepan, hijos, que es mucho más que la historia de la Tierra lo que, poco a poco, va siendo curado. Es la historia del Universo y de la Creación Divina que va encontrando cura para retornar a Dios.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Escucha Mis palabras, ¡oh Dios! Ruego por los seres de este mundo para que despierten a Tu Amor, para que encuentren Tu Paz.
Ruego para que los corazones indiferentes se abran a la verdad sobre sí mismos y tengan así la Gracia de buscar el camino del perdón y de la redención.
Ruego para que los que están despiertos, despierten aún más, para que cada día se aproximen más a la Voluntad Divina y al retorno hacia Origen celestial.
Ruego por los Reinos de la Naturaleza, para que sean aliviados de su dolor y para que encuentren la paz y el camino de su evolución, bajo el amor y la hermandad con los seres humanos.
Ruego por la consciencia de la Tierra, para que ya no sufra y encuentre la esperanza de estar en Dios, en Sus Leyes, bajo Su Voluntad, cumpliendo con Su Plan.
Ruego, ¡oh Padre!, por la vida que Tú creaste para que retorne a Tu Corazón.
Hoy miro hacia el mundo y solamente uno Mi Corazón al Tuyo, ¡oh Dios!, para crear así un camino de unión entre la consciencia de los hombres y Tu Sagrado e Infinito Corazón.
Escucha, ¡oh Dios!, esta súplica por la paz y concede la paz al mundo.
Que así sea.
San José Castísimo
Que la paz esté presente en el corazón de todos los servidores de Cristo.
Hoy, hijos, Mi Corazón está acompañando, especialmente, el inicio de la misión humanitaria en Medio Oriente y en África.
Mi amor paterno acoge y ampara al corazón y a la consciencia de cada misionero para que, en este trayecto de llegada al Líbano, pierdan el miedo de servir y de amar, y dejen que sus almas reciban la Gracia de la Presencia del Espíritu de Dios, que les dará a conocer el poder del amor y de la sabiduría para que sepan actuar con humildad y con gratitud, sin importar a qué sean llamados a servir.
Que el corazón de cada misionero sea colmado por la pura aspiración de cumplir con la Voluntad Divina y que en servicio, rescaten conscientemente los valores del amor y de la esperanza que muchas veces se perdieron en el interior de los seres.
Vayan con el corazón abierto, a esas tierras tan antiguas en donde comenzó la historia de la evolución humana y busquen, a través de sus acciones y oraciones, rescatar los códigos de pureza, de paz y de Misericordia que se guardan allí, para que un día florezcan y den lugar al nuevo hombre, a la nueva humanidad que renacerá del sufrimiento transformado en esperanza y de la esperanza transformada en amor.
Todo sucede en los niveles del espíritu cuando los corazones tan solo se disponen a recibir, a multiplicar y a distribuir la Gracia Divina.
Oren, hijos, y vivan la experiencia de ser instrumentos de Dios en este mundo.
Tienen Mi bendición para eso.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Que se abran los Cielos delante de los que oran con el corazón para que encuentren la paz y para que, por su intercesión, el planeta también conozca un poco más de paz.
Que se abran los Cielos delante de los que oran con el corazón para que reconozcan la Presencia Divina y para que el Espejo del Corazón de Dios se refleje en Sus criaturas y despierte en ellas su potencial de amar, de crear y de transformar a este planeta y a mucho más allá de él.
Busquen, hijos, despertar los Dones de Dios en sus corazones más que desarrollar destrezas. Dejen que, a través de la oración, emerja de sus corazones este potencial único de semejanza con Dios que solo los seres humanos traen consigo.
No están en la Tierra para desarrollar la inteligencia, sino para expresar el Amor-Sabiduría que cura, redime y restaura todo el pasado y todo error; que los torna nuevos y, más que eso, renueva a toda la Creación Divina.
Repetidamente les digo que busquen la verdad sobre sí mismos porque aún no la encontraron. El tiempo de las ilusiones se está acabando y cuanto más se aproxima a su fin, más la humanidad parece apegarse a él y alejarse de la esencia de la vida espiritual.
No dejen que eso suceda en sus corazones.
Oren y busquen la unión con Dios. Dejen que Su Paz, Su Silencio y Su Amor se instalen en sus consciencias, revelándoles hasta lo más profundo de sus seres porqué están aquí, de dónde vinieron, qué deben hacer y hacia dónde regresarán después de esta vida.
Busquen el sentido de su existencia a través de la oración y, aunque no tengan respuestas concretas, dejen que sus corazones se unan al Corazón de Dios y que, con un sentir verdadero, el Señor les muestre el camino y cuáles son los próximos pasos que deben dar.
Recuerden que los ciclos pasan aceleradamente frente a ustedes y que sus corazones deben acompañar el movimiento de las estrellas a través de la profundización en el propio interior. Esto comienza, hijos, amando a la Voluntad Divina y dejando que ella se instale en su consciencia y en su corazón.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Busca la pureza de tu corazón, a través del silencio y de la oración, para reparar este mundo de tantos pecados e ilusiones.
Ofrece una reparación sincera a Dios, a través de las pequeñas renuncias de la vida para que, por estas ofertas, el Señor pueda interceder por los que son ignorantes e indiferentes en este mundo, a pesar de tener un compromiso con Dios y con Su Amor.
Vive, cada día, una religiosidad verdadera y ama estar unido a Dios por aquellos que se engañan a sí mismos, en falsas vidas espirituales.
Repara el Corazón del Padre por esos ultrajes, orando y adorándolo con el corazón. Sé un instrumento para el milagro de Dios, dejándote transformar. Sé una fuente para Su Gracia, dejando que Él esté en ti.
Tienes Mi bendición para eso.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Cuando un alma se consagra a Dios ofrece no solo su corazón, sino todo su ser al servicio de la Voluntad Divina. Poco a poco, esa consagración se profundiza, y toda la consciencia, desde el espíritu hasta las células, comienza a comprender y a vivir su entrega.
Cuando un alma consagrada ora, debe ser consciente de que todo su ser acompaña a esta oración. Cuando sirve, todo su ser acompaña a su servicio. Cuando la consciencia realiza una tarea espiritual y planetaria, cada una de sus células participa de ella.
Hoy te digo todas estas cosas porque llegó el tiempo de ser consciente de todo tu ser y de comenzar a comprender la ciencia de la existencia humana.
Consagrar la vida es el acto interno de disponer del ser para cumplir con el propósito de su existencia a través de la entrega incondicional a Dios. Para ampliar tu servicio a la humanidad y a la Creación, debes ampliar también tu conocimiento y profundizar la entrega consciente de cada parte de tu ser.
A medida que la transición de la Tierra se aproxima, es necesario conocer la ciencia de los cuerpos, saber hasta dónde llega tu consciencia. Esta Sabiduría que está presente, esencialmente, en los conocimientos de Oriente, ahora se debe profundizar y renovar, según la evolución de la capacidad humana, para asimilar el conocimiento y profundizar en él.
Al servir, percibe como todo lo que eres participa de ese servicio. Entonces, busca una forma de restaurarte y permite que la restauración interna, espiritual también llegue al interior de los núcleos menores de tu cuerpo, a tus células y a tus átomos. Así, permitirás que el servicio a este planeta acontezca sin que tu consciencia física se desgaste.
Pacifica el cuerpo, la mente y el corazón para conocer quién eres y cómo debes servir al mundo.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Si más almas escucharan el Llamado de Dios, este mundo no necesitaría conocer el sufrimiento.
Hoy vengo aquí, hijos, para aliviar el sufrimiento de los corazones, aunque ellos no lo sepan.
Vengo para aliviar el sufrimiento de Dios por la indiferencia de las almas, por el adormecimiento de los seres.
Cuando miro al mundo, Mi corazón se colma de compasión y piedad, porque conozco el Proyecto Divino, aquel primer Pensamiento que Dios emanó para crear a los hombres, espejos de Su Consciencia, semejantes a Él en esencia y en corazón.
Ese Pensamiento quedó escondido dentro de cada uno de ustedes y dentro de cada ser de esta Tierra. La perfección de Dios quedó escondida detrás de todas las miserias humanas, y son pocas las almas que consiguen expresarse de acuerdo a la Voluntad de su Creador.
Hoy, vengo hasta aquí no solo para revelarles verdades, vengo a elevar a los Cielos a las almas que sufren y a los pecados de este mundo, para aliviar al planeta y darle un poco de paz.
A pesar de que son tan pocos, eso fue suficiente para que el Amor de Dios descienda sobre este mundo y comience a construir, en esta nación, una oportunidad de redención.
Cuanto mayor es el abismo, mayor es el Amor que Dios envía a la Tierra. Por eso estamos aquí, en este lugar, en esta ciudad, en esta nación; porque donde están los seres que más lo necesitan, allí está el Amor de Dios, por más que sean indiferentes a Él y por más que muchas veces no crean que ese Amor existe.
Muchas veces, los corazones sufren por ignorancia, por no saber que el Amor del Padre está disponible para todos los seres.
Por eso, en esta noche, solo les pido que abran sus corazones no solo en nombre de esta nación, sino también en nombre de toda la humanidad, para que una Gracia mayor descienda a la Tierra y por la oferta de unos pocos, la Misericordia del Padre pueda expandirse por este mundo.
Los Misterios de Dios son infinitos y aún más lo es Su Amor. Nunca se olviden de cuando Él estuvo en la Tierra, en el Cuerpo y en el Alma de Su Hijo. No se olviden de que fue con pocos que Él transformó la historia de este planeta y de toda Su Creación.
Los ciclos se repiten para que los seres reciban una nueva oportunidad. El Creador aspira a anunciar al mundo Su Presencia, que no se limita a una religión, a un pueblo, a una nación.
La Presencia de Dios está en todo, hijos: en el aire que respiran, en la naturaleza, en los corazones de sus hermanos. En todo está la mirada de su Padre Creador, en todo está Su Corazón, aguardando el despertar del amor en el corazón de los hombres.
Vengo hasta aquí para liberar a las almas del sufrimiento que traen desde sus naciones hacia este lugar, sus hermanos que emigran, tantos que se pierden en los mares y tantos que llegan hasta aquí en busca de una esperanza.
Por medio de Mi Presencia en este lugar, vengo a entregar una Gracia especial a cada una de esas naciones que sufren y que no consiguen expresarse como Dios lo pensó, por las guerras, por la oscuridad, por la falta de amor en los corazones de los seres.
Hoy Mi Luz penetra en los océanos y llega a las naciones de África, de Medio Oriente, a través de los corazones que, a pesar de no saber que Yo estoy aquí, necesitan auxilio y claman a Dios pensando que no encuentran una respuesta. La Presencia de los Mensajeros Divinos aquí es la respuesta de Dios a las oraciones de tantos corazones que clamaron por Misericordia.
Por eso, vine hasta esta ciudad para responder a las oraciones silenciosas de muchos de Mis hijos que creen que Dios no les escucha. Los Misterios de Dios son infinitos. A veces, ustedes piensan que Él no los escucha, que no responde a sus súplicas, pero muchas veces, hijos, Su Gracia llega a sus vidas de una forma que ustedes no pueden percibir, así como hoy llega a las vidas de tantos hermanos suyos, aunque ellos no lo sepan.
Quisiera que los corazones pudieran conocer la Gracia Divina, para saber que aún hay una esperanza para la vida en este mundo, que no es solo la supervivencia, sino una experiencia de amor, semejante al Amor de Dios en Su Hijo.
Quisiera que los seres supieran que el sufrimiento se puede transformar cuando comprenden la cruz de estos tiempos como una oportunidad de renovar el Amor de su Creador.
No tengan miedo de anunciar al mundo la Presencia Divina. No solo por medio de palabras, sino también por el ejemplo de sus corazones. Es el testimonio de sus vidas lo que hará que los seres pierdan el miedo y crean en la Presencia de Dios por medio de esta obra, que Él mismo está construyendo.
Cuando ustedes eleven sus consciencias al verdadero propósito de la existencia humana y sepan que están aquí por un Propósito Superior, para manifestar un Plan Divino, será entonces, hijos, que no les importará la crítica de los hombres, de las religiones, de las diferentes culturas y el propio amor en sus corazones permitirá que todo eso se una en ese Propósito Mayor.
Dios aspira a construir en esta nación, así como en toda Europa, una semilla de unidad entre los diferentes pueblos y culturas, entre las diferentes religiones.
Aquí, donde los seres viven el miedo de perder el poder, un falso poder; donde las religiones tienen miedo de dejar de existir y no perciben, hijos, que ese mismo miedo es lo que las está haciendo desaparecer. Permítanse entrar en comunión con sus hermanos, para que la paz se establezca, para que los corazones se arrepientan sinceramente de sus pecados.
No será con muchos que el Creador transformará este mundo. Será con pocos, sin embargo, sinceros de corazón, que comenzará a transformar la vida en la Tierra, los que, en su silencio y en su oración, unirán pueblos y naciones desde los niveles espirituales hasta los niveles materiales de la vida sobre la Tierra.
Comiencen cada uno amando y respetando al prójimo, aun cuando sean juzgados o criticados por su forma de amar. Amen como Cristo les enseñó, viviendo Su Evangelio, más allá de llevarlo como un libro sagrado o de dejarlo guardado en sus casas, y se llamarán cristianos.
Sean más que cristianos, sean Cristos del nuevo tiempo, imitadores de los pasos de su Señor para que, de esa forma, sus almas sean un camino para que Él retorne a este mundo.
Sean, cada uno de ustedes, hijos, los cálices vivos, en donde Él derramará Su Sangre para instituir una nueva genética, Su Genética, en este planeta.
Mientras Yo les hablo, la Presencia de Dios se expande sobre la Tierra y llega a los corazones que más la necesitan.
Mientras Me escuchan, dejen que sus oraciones sean verdaderas, tengan fe en que están delante de Dios, que el Cielo se abre delante sus corazones, que los Ojos del Padre están sobre la Tierra y que, con la mínima apertura de los corazones, Su Misericordia desciende sobre este planeta.
Clamen por la paz para las naciones que están en guerra.
Clamen por Misericordia para aquellos que dicen que viven en Nombre del Señor y ensucian Su Nombre con sus pecados.
Clamen por perdón para aquellos que viven el odio y la indiferencia.
Clamen por cura para aquellos que, por la injusticia que vivieron, se olvidaron del amor que hay en sus corazones.
Clamen por una Gracia para que, en el corazón de África, el amor vuelva a emerger y esta Tierra sea una semilla de la nueva vida.
Clamen por el Medio Oriente para que la Sangre de Cristo, derramada allí, emerja de la tierra y cure los corazones, tornando esa tierra nuevamente sagrada.
Clamen por esta nación, por Italia, para que sea la cuna de una verdadera religiosidad, donde los corazones respetarán y amarán al prójimo, a las diferentes religiones y a la verdad que hay en los corazones de sus hermanos.
Dejen que la oscuridad, en esta hora, dé lugar a la Luz Divina y clamen por la paz.
Con estas palabras, les enseño a orar para que oren con el corazón, porque el mundo lo necesita. Esperen con amor a su Madre Celestial, anuncien más fuerte y más alto Su Presencia, para que más almas tengan la oportunidad de estar delante de Ella y recibir una Gracia.
Antes de despedirme de ustedes, que vengan hasta aquí los sacerdotes para que, por la Gracia que Dios les concedió, hagan descender Su transubstanciación para transformar los elementos del altar en el Cuerpo y en la Sangre de Cristo, en Su memoria como Él les pidió, y que esta comunión, hijos, esta Eucaristía consagrada ante el Padre traspase sus cuerpos, sus consciencias y llegue como una Gracia Mayor a este mundo.
Para esto, Yo los bendigo.
Nos podemos colocar de pie o de rodillas, para la consagración de la Eucaristía.
Sacerdote:
En este momento recordemos cuando, en aquel tiempo, Nuestro Señor, junto a Sus discípulos, elevó el pan y dio gracias porque había llegado el día de Su Sacrificio. Dios lo bendijo y Él les dijo a todas las esencias del mundo: "Tomen y coman todos de Él, porque este es Mi Cuerpo, Cuerpo que será entregado por todos vosotros para el perdón de vuestras faltas".
Te adoramos, Señor, y Te bendecimos.
Te adoramos, Señor, y Te bendecimos.
Te adoramos, Señor, y Te bendecimos.
Enseguida, Nuestro Señor tomó el Santo Cáliz, dio gracias, el Padre lo bendijo y Él dijo: "Esta es Mi Sangre, la Sangre de nueva y eterna Alianza entre las almas y Dios. Sangre que será derramada por todos vosotros para la liberación total de sus faltas y para la Vida Eterna. Hagan esto en Mi memoria hasta que Yo retorne.
Te adoramos, Señor, y Te bendecimos.
Te adoramos, Señor, y Te bendecimos.
Te adoramos, Señor, y Te bendecimos.
He aquí el Cordero de Dios, Su Cuerpo y Su Sangre.
Oremos el Padre Nuestro.
Ahora, una vez en italiano.
Que la Paz de Nuestro Señor Jesús Cristo esté con todos nosotros.
Con la consagración de la Eucaristía, la Gracia de Dios desciende a los corazones de los hombres, y Mi tarea aquí hoy está cumplida.
Yo los bendigo y les agradezco por estar aquí en nombre de esta nación y de esta humanidad.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Lleven la Paz del Señor unos a otros como Él les enseñó, dándose silenciosamente el saludo de paz. Yo les agradezco.
Para que el Reino de Dios llegue a la Tierra, primero tendrá que vivir en el interior de los seres. Abran camino hacia ese Reino a través de sus oraciones, momentos en los que la pureza de sus corazones emerge y les da a conocer los verdaderos sentimientos y pensamientos que un ser humano vino a expresar en el mundo.
Oren, hijos, atrayendo la paz hacia su interior y hacia su consciencia y luego dejen que esa paz se expanda por este mundo.
Como criaturas semejantes a Dios, los seres humanos guardan en sí el potencial de irradiar hacia toda la vida lo que hay en su interior. El universo de sus cuerpos, el microcosmos que se guarda en la composición de sus seres desde la consciencia hasta el menor de los átomos, es un espejo del Cosmos infinito.
Ustedes, hijos, son espejos del Corazón de Dios. Lo que habita en ustedes se irradia al mundo, aunque no sean conscientes de eso.
Para tener un mundo de paz, ustedes deben dejar que la paz se instale en sus consciencias y se asiente en todas sus células. Pacifíquense, conscientemente y, así, estarán trayendo paz a la vida.
Todo por lo que ustedes claman lo pueden atraer hacia el mundo a través de la transformación de su propia consciencia. En oración, pueden encontrar en ustedes la puerta hacia el Reino de Dios y, cuando sean capaces de permitir que Él se exprese en su interior, ahí entonces, hijos, ese Reino comenzará a expandirse por el mundo.
¿Comprenden la ciencia de la existencia humana?
El Creador manifestó a los seres humanos para transformar, a través de ellos, a toda Su Creación. El amor que puede nacer en ustedes, cuando abarca su genética y se expresa en todos sus átomos, puede transformar galaxias y universos. De la misma forma, cuando ustedes no viven en paz, la oscuridad que habita en los seres también resuena en toda la vida.
Reconozcan entonces, el potencial de sus corazones, de sus cuerpos, de sus vidas y tórnense instrumentos de paz y de Misericordia para este mundo.
Tienen Mi bendición para eso.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
El Misterio de la Divina Misericordia
La Misericordia es una Gracia aún desconocida por los hombres. La ciencia espiritual que la humanidad conoce aún no adentró en la comprensión plena de este misterio, porque intenta incluir a la Misericordia en su conocida teología y no la ve como algo que trasciende todo lo que es conocido por el hombre.
En la Cruz, el Creador transformó todas las Leyes, y el Dios de la Justicia abrió un nuevo ciclo para toda la vida, un ciclo de piedad, de perdón y de redención, a pesar de la gravedad de los pecados de los hombres.
No hubo mayor pecado que aquel vivido por los que flagelaron y crucificaron al propio Dios. Pero aun así, hijos, cuando ellos fueron tocados por la Sangre misericordiosa de Cristo fueron perdonados, curados y redimidos por la potencia de Su Amor.
La Misericordia es un misterio que está unido al misterio de la creación humana. Es una Gracia que proviene del vínculo entre los hombres y Dios, su Creador. Fue a partir del momento en el que el Padre se tornó pleno en Sus criaturas, a través de Su hijo, y demostró a los seres la verdadera esencia de lo que es la humanidad, que la Misericordia pasó a fluir hacia el planeta y hacia toda la Creación.
La Misericordia nace del Corazón de Dios como una nueva oportunidad para que los seres alcancen la Gracia del Amor. Pero, para llegar a los universos materiales de la manifestación de la vida, el vehículo de la Misericordia es la oración de los hombres y la puerta para la Misericordia es su corazón.
La esencia humana está íntimamente ligada a la existencia de la Misericordia Divina, hasta el punto de que su genética puede guardar, físicamente, la potencia y la presencia de este Don que proviene de Dios, así como lo fue en la Sangre de Cristo.
El Redentor vivió en plenitud la Divina Misericordia para que todos los seres reconocieran su propio potencial y caminaran en dirección a él.
Les digo todas estas cosas para que comprendan la importancia de clamar, verdaderamente, por la Misericordia en este tiempo, no solo para este mundo, sino para toda la Creación.
Reconózcanse a sí mismos como potenciales portadores de esta Gracia que proviene del Padre y clamen para que ella descienda sobre el mundo y sobre toda la vida. Cuanto más clamen y oren, más se aproximarán a Dios y más despertarán en su interior lo que verdaderamente son.
Infinitos son los potenciales de los seres humanos, pero en este tiempo, hijos, solo la pureza del corazón y la oración sincera podrán despertarlos. Es sirviendo a este planeta, que podrán adentrar en los misterios sobre sí mismos y se aproximarán al Corazón de Dios.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Cuando las naciones sufren, esconden su sufrimiento en el caos, en las distracciones, en las modernidades y en los placeres que apartan a los sentimientos de dolor y de soledad que, espiritualmente, habitan en su consciencia.
Cuando una nación está vacía de Dios, a pesar de su aparente religiosidad, la oscuridad se oculta en las apariencias y domina a los corazones que viven de la mentira, del pecado y del engaño.
El Creador llega a este lugar, hijos, para conceder una oportunidad de Misericordia a las almas que se autocondenaron al sufrimiento eterno. Viene para liberar de la mentira a aquellos que creen que conocen a Dios y que, mientras tanto, viven engañándose a sí mismos y al prójimo, pero no al Creador de todas las cosas.
Tan infinito es el Amor de su Padre Celestial que envía Su Luz a los abismos del planeta y, en donde parece que las tinieblas reinarán para siempre y someterán a las almas a sus ilusiones, allí llegan las Manos Divinas ofreciendo el perdón, la redención y la cura.
Aquellos que sepan abrazar el camino de la oración y reparar sus faltas y pecados, por medio del servicio y del despertar, generarán méritos para que muchos otros, que quedaron adormecidos en el último instante de sus vidas, reciban el perdón y la Misericordia.
Vinimos hasta aquí por una nación que se está muriendo espiritualmente por el peso de sus faltas, por el gran vacío de su espíritu. Tan grande es el abismo de sus pecados que su espíritu no consigue erguirse, por sí mismo, para clamar a Dios.
Por eso, hijos vengo a llamarlos para que oren, oren por este pueblo, por esta nación y por todos los seres que en ella necesitan de una Gracia Mayor para liberarse de las cadenas del pecado. Clamen por Misericordia y por perdón, clamen por redención.
Si algunos pocos fueran capaces de abrir su corazón a Dios, ya sería suficiente para que otros no se pierdan y para que esta nación no deje de existir y pueda recuperar su filiación con Dios.
Clamen y pidan al Padre para que envíe Su Espíritu y Su Luz al mundo. Así todo estará cumplido.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Tu primera conexión con el Universo debe ser la oración, porque la oración es la que preparará a tu consciencia para cruzar las dimensiones y ser digno de encontrar a Dios y a Su Verdad universal y divina.
Para adentrar en los portales y revelar los misterios más sublimes del Cosmos infinito, debes primero entrar en los portales de tu propia consciencia, revelando el lodo y el barro que debes transformar antes de llegar a Dios.
Tanto para cruzar los portales del Cosmos como para cruzar los portales de tu propio interior hay algo que tu consciencia debe saber: sin amor, nada te será revelado. El amor es lo que te hace digno de estar en Dios, y es el mismo amor el que te permite lidiar con las miserias de tu consciencia, transformándolas de forma correcta.
En oración, aprenderás a amar. Por eso, ora y deja que sea el propio Dios quien conduzca tu consciencia hacia los portales que ya estás preparado para cruzar.
No temas, hijo, porque tanto el autoconocimiento como el conocimiento del Cosmos son fuentes de sabiduría y de evolución, son revelaciones que se complementan y que son necesarias para retornar plenamente al Corazón del Padre, aunque estén en vida.
De la misma forma como decimos que hay muertos en vida, también decimos que es posible retornar a Dios en consciencia y seguir en este mundo. De esta forma, los seres estarán en Dios, en Su Pensamiento, en Su Sentimiento, en Su Mente, en Su Corazón y, como un lápiz en Sus Manos, diseñarán la manifestación de Su Plan en la Tierra.
Todo comienza con la oración, pero no con la oración vacía, con distracciones o por obligación. Todo comienza cuando los seres aprenden el verdadero valor de orar y oran con el corazón.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
A pesar del adormecimiento y de la indiferencia de los hombres, si un alma despierta oferta su corazón al Padre, Dios enviará al mundo Su más profundo Amor y Su Misericordia.
Que los corazones se consoliden en la propia entrega, en el vacío de sí y en la renuncia para que, con sus ofertas, el Señor transforme y redima a este mundo.
Oren y nunca pierdan la esperanza. Que la entrega de sus vidas sea, cada día, más sincera y verdadera.
Dejen que la verdad, que emana de sus corazones, sea suficiente para que, cada día más, sean instrumentos de Dios y de Su Gracia.
Que las pruebas y los desafíos de todos los días forjen en ustedes un nuevo hombre, porque ante las dificultades, ustedes deben renovarse en el amor y en el vacío, y renovarse en sus ofertas sin importar la retribución que tengan de este mundo.
Vivan, cada día, por un propósito espiritual. Que su alegría y su plenitud estén en servir y en amar cada vez más y mejor. Así podrán ser instrumentos para que el Creador instituya un nuevo patrón de vida, en el que lo más importante es vivir bajo Su Gracia y hacer triunfar Su Amor.
Tienen Mi bendición para eso.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Que en este día 13 de mayo sus almas pidan una Gracia a Dios: la redención de los corazones, la liberación de este mundo para que las almas encuentren la paz.
Hoy hagan penitencia y oren para que la Luz de Fátima se expanda hacia aquellos lugares más necesitados.
Unan sus voces a la voz divina de su Madre Celestial. Unan sus rosarios a Su Rosario de Luz y clamen, con la potencia de las esencias, que los haga dignos hijos de Dios.
Enciendan en sus corazones lo que los hace semejantes a su Creador y oren, hijos. Vigilen, en oración, para que el mundo sea redimido.
Únanse a las coyunturas universales y divinas, en las que Leyes Mayores se congregan por las oraciones de todos los seres que, en diferentes naciones, se unen al Corazón de Nuestra Señora de Fátima.
Con los espejos de sus corazones encendidos y unidos al Espejo Mayor de su Madre Divina, permitan que una Gracia Suprema se establezca y dé al mundo una oportunidad de liberación, de redención y de paz.
Hoy, oren por la paz.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Ora y deja que tu oración abra las puertas del Cielo para que el Creador eleve a las almas que se perdieron en los mares de este mundo, cuando buscaban esperanza y consuelo para sus vidas.
Ora por los que emigran de sus países en busca de paz y de una gracia y que, sin embargo, no encuentran aliento, sino soledad, desesperanza y el sufrimiento de sentirse perdidos en los mares del mundo.
Clama por Misericordia para que sus almas sean aliviadas. Clama por Misericordia para que las naciones se pacifiquen. Clama por Misericordia para que los corazones conozcan la Piedad y se arrepientan de sus errores y de sus pecados, rediman su pasado y diseñen su futuro con actos de paz.
Ora, hijo, porque no solo las almas agonizan, el planeta agoniza y llora las mismas lágrimas que su Madre Celestial porque ya no soporta el mal que lo oprime por el error y por la indiferencia de los seres.
Ora porque la Justicia Divina se aproxima al mundo y los que están ciegos ya no tendrán muchas oportunidades de ver la Verdad y la Gracia de Dios.
Ora para que tu corazón sea colmado de Piedad Divina y, así, tu intercesión ante el Padre se torne cada día más sincera y verdadera.
Ora porque la Gracia de Dios ya está sobre ti y se debe expandir por este mundo. Deja que la Misericordia del Padre fluya de tu clamor por la paz.
Siente la urgencia. Siente el dolor del mundo. Siente el pesar de Dios y dispone tu corazón para reparar este planeta.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
En Su tiempo, el Hijo del Hombre vino al mundo para renovar a Su Iglesia y a las escrituras. Vino para manifestar las leyes y ampliarlas. Vino para tornar vivo lo que eran solo palabras en las bocas de los hombres que eran respetados y llamados sabios.
Hoy, hijos, el Hijo del Hombre vendrá, nuevamente, por fuera de Sus Iglesias. Y en los imperfectos, como los pescadores escogidos por Él, reconstruirá y ampliará Su Evangelio. Y nuevamente serán calumniados y perseguidos, nuevamente serán comprendidos solo por los puros y abiertos de corazón y rechazados por los que temen perder su falso poder y gloria en este mundo.
Cristo retorna, en espíritu, para preparar Su retorno físico, mental y espiritual a este mundo.
A Sus compañeros solo les dice: "No teman, sino amen y venzan el temor con la potencia de este Amor que, a pesar de haberles sido revelado hace más de dos mil años, aún es desconocido para muchos".
Sean instrumentos para la renovación de la Iglesia de Cristo. Dejen que Su Iglesia Celestial remueva las estructuras de lo que está viejo y sucio para que, nuevamente, los hombres sean lavados por Su Amor Celestial.
Los puros de corazón se unirán, a pesar de sus creencias y religiones. La verdad del retorno de Cristo hablará más alto que los gritos de las doctrinas de los hombres. La fortaleza del amor y de la unidad entre ellos los sustentará y creará el puente para el retorno del Señor.
Por eso, solo amen, pacifiquen y sean verdaderos. Este será el testimonio de la Presencia de Dios entre ustedes.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Cuando Dios encomienda una misión para la humanidad, no solo mide sus posibilidades de cumplirla, sino también la urgencia de los tiempos y de los días, urgencia de que las almas despierten y reciban una oportunidad de redención, urgencia de que las naciones sean aliviadas de la oscuridad que las rodea para que, como pueblos, puedan cumplir su parte en la evolución del planeta.
En este tiempo, hijos, Dios Creador les pedirá que cumplan Su Plan basándose en su entrega absoluta, en su sacrificio y amor. Porque a pesar de toda la crisis que hay en el planeta en los niveles materiales, mucho mayor es la crisis espiritual y planetaria y esta es la que define el destino de las almas, de la humanidad como raza y del planeta como Creación Divina.
Una y otra vez, les pedimos que eleven sus consciencias para que comprendan porqué y para qué están en este mundo. Hay una evolución mayor para ser vivida, más que una instrucción, más que una experiencia.
La vida superior ya no debe ser misteriosa para los discípulos de Cristo. La instrucción que recibieron debe comenzar a vivir en sus consciencias, porque solo de esa forma sabrán lidiar sabiamente con las dificultades de la vida y medir sus prioridades, no por la sobrevivencia humana, sino por la evolución universal.
Sé que lo que les digo puede ser incomprensible en este momento, pero mediten sobre Mis palabras y pidan al Padre la Gracia no solo de conocer Su Verdad, sino también de vivirla y expresarla mientras haya tiempo.
Ya no habrá vida para sostener, ya no habrá planeta para salvar si las almas no se liberan de la indiferencia y abrazan el Propósito Divino. Por eso oren, sirvan y profundicen cada día en el despertar de sus consciencias. Así, podrán cumplir lo que vinieron a cumplir en este mundo.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Toma con tus manos el rosario y ora por este mundo.
Arrodíllate delante del Sagrario y ora por este mundo.
Adora al Cuerpo Eucarístico del Señor, orando por este mundo.
Confiésate con Cristo y con Dios, limpiando tu corazón para que todos los corazones sean limpiados a través de ti.
Renuncia a las distracciones y a los deseos humanos para que el mundo alcance la paz.
Da un ejemplo de servicio, en el silencio de tu corazón, para ofrecer una reparación a Dios.
Que tu vida ya no sea para ti. Ya no te pierdas en los laberintos de tu mente y de las tentaciones humanas.
Únete a tus hermanos para establecer la paz. Ora por la santidad del prójimo y de todos los seres. Sé, en tu vida, un camino para que otros encuentren a Dios.
No seas una tentación y una distracción para tus hermanos. Sé paz y unidad con Dios.
Renuncia a ti mismo y abraza el desafío del vacío.
Haz de ti, cada día más, un instrumento del Creador, porque el mundo lo necesita.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Deja que el Milagro del Sol vuelva a suceder en tu interior, iluminando los espacios más profundos de tu consciencia y de tu corazón.
Ábrete a vivir una experiencia de fe, en la cual el Creador encuentra el camino abierto para transformarte.
Deja que el Sol de Dios traiga a tu vida el Reino de Su Pureza, transformando tu pensamiento, tus sentimientos, tus intenciones, tus acciones, tu corazón y tu mirar. Deja que tu esencia se exprese en todo tu cuerpo, en todo tu ser. Deja que el Reino de Lys sea en ti.
Expresa verdad y gratitud, expresa la fortaleza del silencio, la sabiduría de la pureza, el poder de la oración. Expresa la virtud del amor, la misericordia de un corazón que vive en Gracia. Deja que el Reino de Lys sea en ti.
Hoy el Sol vuelve a brillar en el interior de los que saben que estar con la Virgen María en Lys nunca será igual y que siempre abrirá un nuevo ciclo para la humanidad.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Deja que el miedo se transforme en fe. Deja que la angustia, de no saber cómo ayudar al prójimo, se transforme en la certeza del poder de la oración. Deja que la paz inunde tu interior y, que así, se expanda por el mundo y permee a las almas que necesitan de ella.
Deja que las pruebas de estos tiempos forjen en ti la fortaleza de la entrega a Dios y a Su Plan. Deja que tus renuncias se impriman en la consciencia humana como un paso hacia la vida crística porque, cuando renuncias a tus voluntades, comprendes que hay una Voluntad Mayor y que estás en el mundo para manifestar un Plan Superior y no para satisfacer deseos y aspiraciones humanas, por mejores que ellas sean.
Da un paso rumbo a la fe y ora de corazón por las situaciones que no puedes resolver, porque donde está Dios, allí existirá una experiencia de amor, un aprendizaje que conducirá los seres a Su Corazón.
Medita en lo que te digo y mantén tu corazón en paz.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Vigila en oración con tu Señor para que, en estos tiempos, Él encuentre a Sus compañeros y apóstoles despiertos, conscientes de la agonía y de la pasión del planeta, dispuestos verdaderamente a entregar sus vidas por Cristo a través de los pequeños y grandes sacrificios que los aproximan a Dios.
Esfuérzate todos los días para ofrecer algo más de ti al Padre, en nombre de toda la humanidad. Que tu oración, tu canto y tu entrega se profundicen y se tornen cada día más sinceros e incondicionales, por ser los instrumentos y los vehículos de tu unión con Cristo, de tu servicio a Su Plan de rescate en este mundo.
Ora y vigila con el Señor porque así estarás acompañando Sus pasos. Es así que corresponderás a Su presencia espiritual en este mundo. Es así que prepararás Su camino de retorno a la Tierra y serás digno de estar con Él en la institución de Su Reino.
Haz de la oración el agua sin la cual tu alma no puede vivir y del sacrificio el alimento de tu espíritu. Así, hijo, estarás cada día más cerca de Dios y, en consecuencia, elevarás contigo a este mundo y a su humanidad.
Tienes mi bendición para eso.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más