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Clama, alma pequeña, por tus almas hermanas que duermen en la ilusión de este mundo.
Clama para que la noche sea profunda, pero no eterna. Que ella forje en el interior de los seres la fortaleza que los hará superar pruebas mayores que la oscuridad de la Tierra, pero que no sea esta noche tan intensa, al punto de oscurecer los corazones de los hombres.
Clama para que la Misericordia descienda sobre la Tierra en tiempos de Justicia.
Clama para que ningún castigo sea eterno y para que las almas condenadas por su propia ignorancia puedan salir de los abismos de la ilusión y del desamor.
Clama, alma de Dios, para que tu Padre, que es Eterno y pleno de Amor y de Gracia, no se canse de verter sobre el mundo estos Dones de Su Corazón, para que sean un puente eterno entre Sus criaturas y la Fuente de la Vida.
Clama, alma de Dios, para que tu Padre, que está en los Cielos, pero que también está en todo, escuche tus oraciones y que siendo sinceras ellas sean atendidas.
Clama por los que duermen el sueño de este mundo y clama por los que se creen despiertos, pero que están perdidos en caminos confusos que no llevan a Dios.
Clama para que la Verdad Única se revele y para que la Unidad emerja como una necesidad en los corazones de los hombres.
Clama, alma pequeña, para que los soldados de Cristo, en los cuatro puntos del mundo, perseveren. Que proclamen el Amor más que una doctrina, que proclamen el Amor más que una religión y que se reconozcan en el Amor que disuelve las diferencias y revela a las almas como hermanas en un mismo propósito.
Clama para que este Plan se cumpla. Siéntete parte viva de la consciencia humana y, siendo parte del corazón que pulsa en la Tierra, eleva tu voz a los Cielos y clama al Padre por el establecimiento de Su Voluntad, por el renacimiento de Su Amor, por la consolidación de Su Verbo, por la institución de Sus Leyes, por el cumplimiento de Sus Promesas y, al final de todo, para que Su Imagen y Semejanza se reflejen en los rostros, en los corazones y en las consciencias de todos Sus hijos. Que tu clamor sea eterno y verdadero.
Aquel que te bendice y clama contigo por este mundo y por la Creación,
San José Castísimo
Así como en una gran ciudad, llena de un aparente caos, habita un desierto, así también, hijos, dentro de ustedes habita un gran y silencioso desierto. Y así como cruzan el caos de la ciudad, así como esperan pacientemente lograr llegar a los desiertos de este mundo, con paciencia, transiten por los desiertos del propio interior.
Sientan el caos que hay dentro de ustedes y cómo él es parte de la transformación humana. No hay tanto misterio cuando el corazón es capaz de mirar hacia sí mismo y autoconocerse.
Con el mismo coraje con el que sus pies caminan por este mundo, caminen con pasos internos por las sendas del propio interior, cruzando grandes ciudades en caos, en purificación, en transición, y lleguen a los desiertos, que no siempre son aquellos que esperaban ver.
Lleguen al desierto, en donde la paz se revela al corazón que es capaz de encontrar la Verdad sin temerle.
El desierto, hijos, solo le revela el vacío a los corazones que quieren estar vacíos. Por eso, hoy Yo los invito a ingresar en el desierto de su corazón, independientemente de donde estén, independientemente de la situación del planeta, del caos que se presente.
Ingresen en el desierto del propio interior y encuentren la paz. La paz de saber la verdad sobre sí mismos, la paz de saber la verdad sobre este planeta, sobre esta humanidad. Dejen de ser un misterio para su consciencia, porque no deben ser eternamente un misterio para sí mismos
La humanidad, hijos, no será desconocida eternamente. Todos pueden sentir que lo que saben sobre sí mismos no es lo suficiente, que no solo hay un origen por ser revelado, sino que también hay una Verdad presente, que tampoco conocen. Y esta es la hora de la Verdad, este es el momento en el que sus corazones están preparados para autoconocerse como criaturas de Dios, no solo como seres humanos.
¿Por qué les digo esto?
Porque el tiempo del despertar no es eterno. Existe un momento, un ciclo de la consciencia humana, en el que pueden conocer el caos y la Verdad al mismo tiempo.
Las situaciones planetarias y su gravedad despiertan a su consciencia, y el corazón aún tiene fuerzas para caminar hacia la Vida Superior, para mirar a Dios, tanto en el Universo, en el Cielo infinito, como en el propio corazón, reconocer las ilusiones de la vida y reconocer la Verdad.
Y, de esa forma, fortalecerse para un próximo ciclo, en el cual la purificación se apoderará de la consciencia humana, y ya no será posible despertar y tener fuerzas para caminar al mismo tiempo.
El despertar será brusco, y las almas se arrepentirán, pero no sabrán cómo proseguir, cómo reparar los propios errores, cómo encontrar esta Verdad a la cual están despertando, cómo unirse a ella.
Por eso, Yo hoy les advierto: este es el tiempo del despertar, este es el tiempo de conocer la Verdad, no hay otro.
Ustedes tienen la Gracia de poder vivir el Apocalipsis y de construir el triunfo del Armagedón al mismo tiempo, sabiendo que no solo el caos es una realidad en el planeta, sino también el triunfo de la Luz Crística y la consolidación de esa certeza debe comenzar a construirse ahora, tanto en sus corazones como en sus consciencias.
Este es el momento de consolidar la propia fe sin ningún temor. Este es el momento de quemar en el fuego del pasado sus dudas, las inquietudes del espíritu, que aún los hacen querer colocar sus pies en otras barcas, caminar por otros caminos, ceder a las ilusiones.
Si la fe se consolida ahora, cuando las Leyes universales están en la Tierra y lo permiten, pasarán vientos, lluvias, fuego, temblará la tierra y temblará el mundo interior de los seres, pero esa fe no se perderá.
Para consolidar la propia fe, es necesario querer hacerlo. ¿De qué les sirve tener la atención, en este momento, en las cosas del mundo, en vanas ilusiones, y no cuidar de lo que es real, de lo que construirá verdaderamente el triunfo de Cristo en esta Tierra, si para eso vinieron al mundo?
El mundo los consume. Siempre una parte de su consciencia está en las cosas del mundo. Pero ahora, hijos, deben darle un poco más de importancia al verdadero ciclo en el que están ingresando.
Porque deben profundizar en la propia vida espiritual para que ella sea verdadera, deben ingresar en el desierto, no solo con los pies, sino con toda la consciencia. Deben ingresar en el desierto de su corazón con voluntad, con la voluntad de ser otros, con la voluntad de despertar; porque el despertar se da en etapas y muchos piensan que están despiertos, pero aún duermen en el sueño de este mundo.
Yo vine hasta aquí no solo para llevarlos al desierto físico. Yo vine hasta aquí para llevarlos al desierto del propio interior y más que eso, para traer nuevas Leyes, las que regirán el nuevo ciclo de esta Tierra que comienza en estos tiempos.
El Apocalipsis ya comenzó, y si bien su ápice aún no se diseñó ante los ojos humanos, él ya está aquí. Los Sellos ya se están abriendo. La Justicia y la Misericordia se miran cara a cara, esperando que las Leyes les dicten su actuación.
No hay que temer, solo deberán despertar. Ya saben que emergerán verdades, realidades sublimes. Ya saben que están preparando el camino para que el Rey del Universo llegue a este mundo. Ya saben que el fin de esta historia es un gran triunfo, pero aún deberán perseverar mucho para que esos acontecimientos se plasmen delante de sus ojos, y ya no derramen lágrimas de tristeza, sino de alegría.
Llorarán por la Tierra, por sus hijos, por sus Reinos, pero no pierdan la fe ni la esperanza, porque la esperanza es el alimento de la fe y ella también proviene del Corazón de Dios.
Después del desierto, el Creador les presenta una gran misión en la que su espíritu de sacrificio será puesto a prueba, en el que la cruz verdaderamente estará sobre sus hombros, y ya no cargarán con los pecados del mundo, sino con los propios compromisos y con los compromisos de aquellos que no despertaron.
El Creador les pedirá todo, por amor, no solo a Él, sino también a Su Plan. Y cuando parezcan haberse desanimado, cuando parezcan estar derrotados, pero con la certeza profunda de haber hecho todo lo posible, y muchas veces lo imposible, allí ese triunfo se diseñará; porque de la derrota es que surge la humildad, la entrega, y de la entrega surge el verdadero amor.
Recuerden Mis palabras cuando estén sintiéndose una “llamita” que se apaga en la oscuridad de este mundo y hagan un esfuerzo más. Denle el aceite de sus lámparas a los que se apagaron y, como un milagro, él se multiplicará.
Hoy vengo a prepararlos para un ciclo que están comenzando a vivir, pero Mis palabras, en verdad, fortalecen sus espíritus para el futuro. Guárdenlas en lo profundo de sus corazones y recuerden el camino para llegar hasta ellas, porque les serán necesarias en algún tiempo.
Con eso, los bendigo y les agradezco por estar aquí, por dejarse transformar, mover, purificar, quebrar, por dejarse reconstruir y por no perder la alegría.
Que sus corazones pulsen como uno solo, como una sola Obra, porque con cada uno de sus espíritus se está construyendo el diseño de este Plan, de este triunfo del Corazón de Dios.
Todas las almas son necesarias, no importa si están en sus hogares, con el rosario en sus manos, clamando a María. O si están en África, sirviendo como pueden, para curar las heridas de este mundo. No importa si son peregrinos llevando la paz a las naciones o si están en el Agua de la Fuente, en los Centros Marianos, en sus grupos de oración, tornando inextinguible esta Fuente que se derrama sobre el mundo. Deben sentirse un solo cuerpo, un solo espíritu, un solo ejército, un solo corazón, así se diseña la unidad que Dios pensó para Sus criaturas.
Una vez más les agradezco y les dejo Mi Bendición, no para que no vivan las pruebas que deben vivir, sino para que las vivan con valor, con entrega, con todo lo que son y lo que no saben que son.
Que la unidad con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo sea una realidad en sus vidas.
Les agradezco.
Entonces, contempla en tus oraciones a este mundo y ven en dirección a los Altares Celestiales para clamar por un mundo herido y sin amor.
Jamás te olvides, hijo, que más que clamar por ti mismo, por tu evolución, estás llamado a clamar por el mundo. Aún más, te diré: deja tus necesidades a los Pies de Dios y sigue elevándote hacia el Corazón del Padre, para colocar allí a aquellos de tus hermanos que más lo necesitan.
Percibe que el tiempo pasa y las pruebas de la humanidad no cesan, sino que crecen cada día, porque así lo dictan las Leyes del Apocalipsis y de la definición humana.
Eres llamado a estar en paz y a ser, con paz en tu corazón, un puente entre el mundo perdido y el Corazón de Dios, para que la humanidad no pierda jamás su conexión con la Fuente.
Más que de tus tareas, incluso cuando obras para el Plan de Dios, más que de tu transformación, incluso cuando ella transforma la consciencia humana, recuerda, hijo, clamar por el mundo y cantar y orar dos veces, por ti y por los que no oran y no conocen a Dios.
Así como el Padre envió a Su Hijo para cargar la Cruz por ti cuando estabas adormecido, así te despertó el Amor de Dios para que hoy seas intercesor por las almas que están perdidas y para que no solo cargues tu cruz, sino la de toda la humanidad. Esa cruz se carga en el silencio del espíritu que vive el sacrificio con gratitud y que, ante el cansancio, le ofrece a Dios un poco más, clamando por misericordia para este mundo.
Tu mayor misión está en lo desconocido, así como la mayor Obra del Hijo de Dios estuvo oculta, porque lo que Él le trajo al mundo hasta hoy es incomprensible para la humanidad.
Si Cristo, parte del Dios Vivo en la Tierra, no fue comprendido por los hombres, no busques tú este camino sin antes imitarlo, y haz triunfar el amor por la intercesión de Su Verbo, que se eleva en el secreto y, en el poder de una oración oculta, trae la misericordia para este mundo.
Yo oraré contigo.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Contempla la esencia solar entregada a las criaturas a través de los tesoros espirituales que Dios oculta en lo profundo de los seres.
Contempla la esencia solar entregada a las criaturas a través del "sí" que unos pocos emiten al Universo, olvidándose de sí mismos y entregando al Padre sus propias vidas en pro de la evolución humana y, más que eso, en pro de la evolución de todos los Universos y de la renovación que vive el mismo Dios, cuando Sus hijos dicen "sí".
Entra en el desierto de tu interior y acompaña las ceremonias sublimes que se llevan adelante en el silencio, mientras la humanidad, distraída, busca una salida a los enredos y al caos de sus propias vidas.
Contempla la esencia solar que Dios le entrega a Sus hijos, tan invisible pero tan palpable como el viento.
Esta Luz, que no proviene de este mundo, no solo es como el Sol que ilumina sus días; ella no se revela a los que no la quieren ver. Por eso, ingresa, hijo, en el desierto de tu corazón y recibe allí lo que Dios viene a entregarte.
Como los Patriarcas que se abrían a un nuevo ciclo y despertaban la fe en un Dios Único que les hablaba al corazón y despertaba la consciencia; entra, tú también, en el desierto de tu espíritu, abierto a un nuevo ciclo, dispuesto a una nueva Ley.
Sé que, para ti, muchos misterios no son palpables y mucho menos alcanzables delante de tu imperfección; pero hoy, Yo te llevo al desierto y te muestro un lugar en donde el vacío es real, en donde te tornas un vaso nuevo, dispuesto a un nuevo ciclo y a un nuevo aprendizaje interior.
Solo toma Mis Manos e ingresa Conmigo en este desierto y, como los pueblos de otrora, déjate renovar por Dios.
Yo te guiaré y te bendeciré en este camino.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Todo aquel que llega al Centro Mariano de Figueira debe ser recibido en la Casa del Peregrino, en donde cruzará el primer Portal hacia su redención que es el encuentro con la humildad. A partir de ese momento, reconocerá su pequeñez y la grandeza de Dios que lo condujo hasta este lugar sagrado, en donde los misterios que se ocultaban de la mente, del alma y del corazón humano pueden revelarse.
La Casa del Peregrino debe ser la Puerta de la Redención para las almas, en donde no hay restricciones para la llegada de los corazones; allí todos podrán ser amparados por Mí, en lo profundo de sus espíritus.
En la Casa del Peregrino lavarán sus pies para una nueva vida, un nuevo caminar, en esta senda eterna de la evolución humana.
La Casa del Peregrino es en donde Mi Corazón espera a los corazones del mundo para recibir sus imperfecciones y dificultades, y allí transformarlas.
En la Casa del Peregrino, Yo les concederé una expiación espiritual y una Gracia para recomenzar sus vidas desde un punto que, por sí mismos, jamás podrían alcanzar.
Quiero que la Casa del Peregrino sea grande, lo suficiente, como para acoger a las almas, sus miserias y sus pecados, y también que sea grande, lo suficiente, como para acoger a Dios, a Su Misericordia y a su Expiación.
No imaginan que en este humilde lugar el Creador curará y despertará muchos corazones, convertirá pecadores en instrumentos Suyos y hará tan grandiosos milagros espirituales en las conciencias como lo hizo Conmigo, cuando transformó un humilde y pobre carpintero en Padre y Guardián de su Amado y Eterno Hijo, el Redentor del mundo.
Como portador de este milagro infinito de conversión, Yo permanezco en el mundo para multiplicar este milagro en las almas, porque así Dios Me lo pidió. Y es en la Casa del Peregrino, así como en Mi pequeña Casa en el Centro Mariano del Espíritu Santo y en Mis futuras Casas, en el Centro Mariano de Aurora y en el Centro Mariano del Niño Rey, en donde estos milagros sucederán.
La Casa del Peregrino será la Fuente Madre de todas las Casas que serán levantadas en Mi Nombre en los Centros Marianos que el mundo conocerá, como frutos de esta Obra. Es desde aquí, desde la Casa del Peregrino, desde lo profundo del Relicario de Mi Corazón, que emergerán estas Gracias que cruzarán fronteras, e incluso continentes, y tocarán a las almas.
Por eso, hijos, ahora que levantaron las bases, amplíenlas física y espiritualmente, y todo lo que Yo les digo se cumplirá.
Les dejo Mi Bendición para eso.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Al final de la transmisión del Mensaje Semanal, San José nos dio una indicación para el programa Aniversario de Sus Apariciones que será transmitido el 19 de marzo de 2018. Él dijo:
"Quiero que monjes, residentes consagrados de las Comunidades-Luz, Hijos de María y peregrinos que tuvieron o que tienen una experiencia de unión a Mi Casto Corazón para compartir con el mundo, puedan hacerlo y que, de una manera simple, les cuenten a todos como Mi Instrucción y Mis Bendiciones llegaron a sus vidas. De esa forma podrán percibir que el propósito de este programa se está cumpliendo".
Después pidió que hiciéramos un pequeño video para difundir esta invitación y que preparáramos ese programa especial Aniversario*.
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* Para ver ese video y todas las informaciones necesarias sobre ese pedido de San José, haga click aquí.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más