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Oren para que el Plan de Dios se cumpla, contemplando, en el Universo, el Propósito perfecto que el Creador tiene para cada una de Sus criaturas.
Reencontrarse con los Mensajeros Divinos y estar en presencia del Padre Eterno, a través de la Puerta de Luz y de Paz que abrimos para el mundo, significa recobrar la pureza y el potencial de amor que les fue entregado a las criaturas en el comienzo de todo y que, un día, se perdieron en los corazones de muchos.
La tarea de los Mensajeros Divinos en este tiempo es más profunda y a veces incomprensible e invisible para la mente humana; porque llegó el momento definitivo para el planeta, cuando la evolución de todos se definirá según las respuestas dadas a las oportunidades recibidas.
Muchos se abren de corazón, aunque sea por un pequeño instante y eso ya es suficiente para que la semilla de un nuevo ser sea sembrada en su interior. Ahí está la eterna esperanza de Dios y de Sus Mensajeros: saber que, a pesar de que la humanidad está tan adormecida, también existe la posibilidad de que despierte de forma más simple de lo que imaginan.
Los Mensajeros Divinos se dirigen hacia Centroamérica para que los que perdieron su vínculo con Dios puedan recuperarlo. Que aquellos que, en el principio, se comprometieron a manifestar Su Plan puedan cumplirlo. Que aquellos que deben convertirse en Nuevos Cristos y que caminan detrás del Señor en todos los tiempos, puedan recordar su misión.
Existen misioneros dispersos en el mundo entero y llegó la hora de llamarlos por el nombre, uno por uno, para que cumplan con su misión.
Nuevos y potenciales Cristos despertarán en este tiempo: consciencias que vivirán el amor y la unidad con Dios más allá de sí mismos; que amarán al prójimo y que darán sinceramente la vida por sus amigos. Consciencias que repartirán el Pan junto a Cristo y que se unirán a ustedes en esta mesa para compartir el Cáliz del sacrificio y de la entrega a Dios, y así hacer que el plan del enemigo se desintegre y que las almas ya no se pierdan de Dios.
Les advierto sobre estos acontecimientos y les agradezco por orar para que este Plan se cumpla.
San José Castísimo
Hijos, reconózcanse como parte de un infinito, al que ignoran, por su propia pequeñez.
El hecho de que la Creación les resulte incomprensible o que no todos los conocimientos estén en sus mentes, no significa que ellos no existan.
La Obra de Dios en este tiempo debe ser definitiva y generar el despertar que las almas tanto esperan desde hace cientos de años.
En todas las religiones, como también en todos los grupos espirituales que existieron en la Tierra y que comenzaron con principios puros, la interferencia de la mente humana desvió muchas veces el Propósito de Dios, y eso hizo que las almas se preguntaran si las religiones son guiadas, en realidad, por Dios o por los hombres.
Así fue que la fe se comenzó a perder en el corazón humano y el Creador envió a Sus Mensajeros para que guíen a la humanidad.
Los Mensajeros Divinos, hijos, no estamos solo con ustedes. También procuramos guiar y advertir a otros grupos y religiones, pero aún así, ellos no fueron capaces de escuchar.
La Voz de Dios está intentando acallar al hombre para enderezar su camino y apartar el poder y la potestad humanos, que algunos piensan que tienen sobre las almas a lo largo del mundo entero.
El corazón humano perdió la confianza en sus semejantes, porque aquel que no es confiable no puede confiar en el prójimo. Es por esto, hijos, que muchos niegan las Palabras de Dios, pronunciadas a través de los tiempos.
Aquel que es transparente y verdadero en su fe, reconoce la verdad cuando ella está ante sus ojos y no teme ni duda cuando escucha las Palabras de Dios, porque sabe que es capaz de seguirlas, inclusive más allá de sí mismo.
Hijos, si quieren reconocer la verdad, sean verdaderos. Si quieren vivir la plenitud y lanzarse a la Voluntad Divina sin miedo de engañarse, entonces no engañen al prójimo, no mientan, no manipulen, atraigan hacia sí solo la sabiduría y la verdad.
Vivirán en paz y sin desconfiar cuando puedan sembrar la paz y la confianza en el mundo por medio de sus obras, de sus sentimientos y de sus palabras.
Solo podrán autoproclamarse apóstoles de Cristo cuando en verdad sigan Sus Palabras y vivan para Él y no para sí mismos.
Los hombres no temerían por la destrucción de la iglesia si no supieran que ella está por caer debido a sus propias acciones. No necesitarían temer por la destrucción de la Obra de Dios si supieran que ella, en verdad, es de Dios y no de los hombres y si supieran que harán todo en obediencia a los Designios del Padre para que esta Obra se mantenga.
Hoy, hijos, les enseño a ser verdaderos, porque así reconocerán la verdad. No hay otra forma de perpetuar una Obra sino con la verdad y con el ejemplo vivo que ofrecen al mundo.
No teman las palabras de los hombres, porque quien señala falsas mentiras en el prójimo es porque intenta esconder las propias.
Sigan a la verdad y trabajen todos los días para ser cada vez más trasparentes ante Dios. Así, las máscaras de la ilusión caerán por sí mismas.
Aquel que los advierte para que sean verdaderos y humildes,
San José Castísimo
Muchos aún no comprendieron los tiempos que viven; así como cuando Mi Hijo estaba en el mundo, la humanidad tampoco comprendió la Gracia que recibió.
La Sagrada Familia tenía el don especial de obedecer a Dios, porque Lo conocía y porque jamás dudó de que Su Hijo Primogénito estaba entre Ellos.
La fe de Mi Castísimo Corazón y del Inmaculado Corazón de María trascendía cualquier necesidad de manifestaciones físicas y de acontecimientos materiales que confirmaran la importancia de los tiempos que vivíamos.
No esperábamos ver cumplidas las Profecías ni las Escrituras, no esperábamos porque sabíamos que ellas ya se estaban cumpliendo. Pero el tiempo pasó, y como muchos dicen la mente humana se desarrolló.
En aquel tiempo éramos más simples, no teníamos tantos conceptos ni ideas sobre el Plan de Dios y sobre Su Creación. Nuestra fe estaba basada en las Escrituras y en lo que cada uno de nosotros podía sentir y experimentar en Presencia del Divino.
Hoy, hijos, la mente humana es muy concreta, pese a que crean que es más evolucionada que en aquel tiempo.
Esa evolución de la mente los ayudó de muchas formas, sin embargo cerró el corazón de muchos que no consiguen desarrollar la fe porque piensan demasiado; no consiguen creer en la Palabras de Dios o en Sus indicaciones, porque necesitan de algo concreto, como sus mentes, para hacerlo.
Siempre les dijimos que son los simples de mente, de alma y de corazón los que pueden ser instrumentos de Dios, porque el Creador puede pensar con sus mentes, sentir con sus corazones y vivir en sus almas.
Cuando Yo estuve sobre la Tierra como San José, Mi Corazón era simple, por eso no dudaba en responder a los Designios superiores, no dudaba en creer que venían de Dios las señales y las palabras que escuchaba en la oración.
En este momento, hijos, sé que a muchos les cuesta tener esa simplicidad; sin embargo deberán responder a los Designios superiores como Yo respondí; porque de la misma forma que el Plan de Dios tenía como foco principal a la Sagrada Familia, de esa forma, hoy ese foco está sobre la Obra que construimos día a día a través de ustedes.
El destino humano será uno u otro dependiendo de la concreción de este Plan que estamos trazando con sus vidas.
Solo obedecer, en cierto momento no será suficiente, porque muchos obedecen con el cuerpo pero no con la mente ni con el corazón.
Llegará el momento en que sus mentes hablarán tan alto que el adversario los escuchará; y a pesar de seguir con el cuerpo lo que les decimos, si no lo siguen por completo, este Plan no triunfará.
Recuerden que esta Obra no es solo algo material, no están construyendo una institución espiritual física; están manifestando un Arquetipo divino, pensado en el principio de todo, cuando ni aun el Universo conocía la Voluntad de Dios. Y es por eso que esta Obra debe partir del espíritu e impregnar cada espacio de sus consciencias.
Para entregar la vida por amor a Dios, deben estar colmados por ese Amor.
Porque muchos fueron los mártires en esta humanidad y para muchos era fácil moverse por el ímpetu de la vida heroica y llena de desafíos; pero fueron pocos los que hicieron valer sus vidas como un triunfo de Dios y que renunciaron a ella por amor al Padre.
Para renunciar a la propia vida no es necesario morir, porque todos deben experimentar esa experiencia de la renuncia, todos deben vivirla en este tiempo; deben renunciar a sus pareceres y a todo lo que aprendieron hasta hoy, para que sea el Creador el que piense, sienta y viva dentro de ustedes.
De esta forma, hijos, no importará lo que el mundo piense, no importará lo que la boca de los hombres diga, porque la Verdad estará viva dentro de ustedes.
Muchos juzgaron, criticaron y maltrataron a la Sagrada Familia y a Mi Hijo Jesús; no obstante el Plan no dejó de cumplirse, porque la compasión estaba viva en el corazón de cada uno de Nosotros.
Y el amor a Dios nos permitió comprender la ignorancia y la limitación de muchos. Y fue ese mismo amor que los hizo despertar, algunos a tiempo y a otros cuando ya era tarde. Sin embargo, la semilla de ese despertar les valió para otra vida, para que hoy tuvieran la oportunidad de redimirse.
Por eso, en cada prueba que viven, en cada desafío, y cuando más se agudizan los tiempos más verdaderos deben ser, más simples, más vacíos de sí y plenos de Dios.
Sé que muchos creen que vivir en Dios y Dios en ellos, trasciende la propia voluntad o el propio esfuerzo. Y Yo les digo que ese es un ejercicio permanente, porque el Creador puede llegar, derribar sus estructuras mentales, humanas y construir en ustedes Sus instrumentos.
No obstante, deben permitirlo de verdad; deben soltar la voluntad propia y todo aquello que consideran valioso: su forma de pensar, de actuar, sus virtudes y sus miserias.
Muchos dicen que quieren ser instrumentos de Dios y les ofrecen sus miserias, aquello que creen que les impide vivir en el Creador.
Sin embargo, hijos, existen muchas virtudes y muchas destrezas que también impiden que el Creador se aproxime a sus vidas; porque los colman de sí y hacen que se adoren más a sí mismos que a Dios.
Por eso el vacío debe ser absoluto.
Les digo esto porque sé que sus almas aspiran a vivir plenas en este tiempo; aspiran a obedecer y a seguir la Voluntad del Padre sin cuestionarla.
Piensen, hijos, en todo lo que ocurrió en el planeta a través de los méritos generados por la experiencia de la Sagrada Familia. Piensen en la oportunidad eterna que las almas recibieron después de la entrega de Jesús.
Y ahora, piensen y sientan que esos mismos méritos deberán ser generados por sus vidas en este momento, porque todo el Universo se debe valer de los méritos de la experiencia en la Tierra y de la concreción de los Planes de Dios en la humanidad.
Aquellos que los persiguen necesitan de su amor porque viven en este tiempo su última oportunidad. No es la primera vez que intentan seguir a Dios y no lo consiguen.
Así como los que perseguían a Cristo, al recibir Su Perdón pudieron continuar su evolución y están en el mundo en estos tiempos, para vivir definitivamente su redención.
Gracias a Dios y a la poca comprensión humana, ustedes no tienen consciencia de la grandeza de la Obra que estamos construyendo por medio de sus vidas.
Y no les pido que tengan esa consciencia, sino que solo abracen la Voluntad dvina y que renuncien a sí mismos, a sus propios planes y a las propias metas; aunque piensen que esa meta es parte de la Voluntad de Dios, porque seguramente, hijos, ignoran por completo lo que el Creador aspira para ustedes.
Ofrezcan todos los días sus vidas a Dios y respondan a Sus pedidos con el corazón.
Corten los pensamientos cuando aparezca la duda. Manténganse en silencio si les aparece algún recelo o algún miedo.
Oren y no dejen que crezca aquello que los separa de la concreción de los Planes de Dios para ustedes.
Agradezcan al Padre todos los días por haber convocado a sus almas para cumplir un gran milagro en ustedes.
Pídanle la Gracia de ser humildes y simples para que Su Plan triunfe.
Si hacen lo que les digo, todo estará cumplido.
En omnipresencia, consagraré la Comunión para aquellos que Me escuchan, en reparación de todos aquellos que reparten el Cuerpo y la Sangre de Cristo pero que no comulgan en verdad con Él.
Pidan, hijos, que este Cuerpo y esta Sangre no solo transformen sus células, sino también sus consciencias.
Recen Conmigo un Padre Nuestro en arameo, pidiendo a Cristo que todos Sus compañeros, todos los que se dicen que se consideran Sus compañeros, puedan serlo de verdad.
Abbun debashmaia
Netkadesh eshmoj
Teite malkutaj
Nejuei sevianaj aikana
Debashmaia af ba-arja
Jav-lan lajma teesunkanan iagmana
Washpocklan jaubein wajtagein
Aikana daf jenan shoaken oljaiaben
Wela tajlan letnesiuna
Ela patsan men bisha
Metul delaje malkuta
Wajela wateshpurjta
Laj-lam almin
Aamein
Que en esta Comunión también ofrezcan a Dios su intención y su aspiración de ser verdaderos.
Que la esencia de esta Obra no se pierda. Que pueda mantenerse viva a lo largo de los años y que aquellos que vendrán y que despertarán en el final, puedan encontrar en sus ejemplos la Presencia viva de Dios, para que de esta forma construyan el Nuevo Mundo y la Nueva Humanidad.
Les agradezco.
La recompensa del servidor de Dios es el eterno servicio. El Creador renueva a Sus siervos en el acto de servir, y los nutre con la certeza de estar cumpliendo con Su Plan.
Hijos, la gran escuela de los discípulos de Cristo, en este tiempo, es la eterna renuncia. Sin embargo, les hablo de la renuncia de las cosas del mundo, de las comodidades y de los placeres que la humanidad, en su totalidad, apreció mucho mantenerlos.
Aquellos que temen a la renuncia, es porque, en verdad, jamás conocieron la Gracia de servir a Dios. Porque es renunciando a todo lo pasajero, que se encuentra aquello que es eterno y que nutre al alma, al cuerpo y al espíritu, dejándolos plenos en Dios, más allá de las apariencias del mundo.
Aquellos que quieren sustentarse durante su propia purificación deben encontrar su paz en la renuncia de todo resultado sobre sí mismos, pues sufre mucho aquel que todo el día mira para su propia herida y no permite que cicatrice, por el poder de su pensamiento sobre ella.
Deben reconocer que las heridas están ahí, pero para que el dolor no les atormente la vida ni les impida hacer todo lo que son llamados a hacer en este tiempo, tienen que quitar los ojos de sí mismos.
Es por eso, hijos, que cuanto mayor sea su grado de consagración, mayor debe ser la renuncia, porque se les pedirá un perfeccionamiento profundo y serán llevados a vivirlo más allá de su propia voluntad. Sin embargo, no es eso lo que debe estar en su consciencia, porque el Plan de Dios se manifiesta viviéndolo y no pensando en él.
De esa forma, deben saber que aquel que da todo también recibirá todo y aquel que deja de lado sus propios procesos, sus purificaciones e, inclusive, sus necesidades, para ayudar a los otros, será recompensado por Dios y alcanzará la expresión de Su Plan, sin darse cuenta.
Por eso, hoy les señalo el camino del servicio y de la trascendencia y les agradezco por intentar superarse por amor al Plan del Creador. Es en esa eterna tentativa y en la verdadera aspiración, que él se cumple. Sigan adelante.
Su Padre y Compañero en el camino de la ascensión,
San José Castísimo
Cuando los corazones se unen para cumplir el Propósito Divino, las imperfecciones, las dificultades y los obstáculos se disuelven. Es en el misterio de la verdadera unidad donde las almas se equilibran las unas a las otras, para que todas alcancen la meta del Encuentro con Dios.
Hijos, cada corazón y cada consciencia tienen algo único para ofrecer al Plan, algo que no está vinculado a ninguna destreza material. Hablo de virtudes espirituales, energías tan desconocidas para la humanidad, que ni siquiera se encuentran entre los conceptos de sus diccionarios. No existe, expresado en palabras, esto que les digo; Pero aquellos que viven en el espíritu de la unidad podrán sentir cómo las almas se elevan en simplicidad a Dios y de una forma desconocida recorren el camino que las lleva al Creador.
Cada prueba que es colocada en sus vidas tiene un motivo espiritual para existir y aunque, en todos los niveles por debajo de Dios, todo parezca imprevisible, el Creador sí observa en silencio el cumplimiento de lo que Él escribió para la consciencia humana. El Pensamiento Divino es vivo y también lo es Su Plan. Por eso, no hay nada que sea un misterio para Dios.
Les digo esto para que comprendan que estos son tiempos de construir la unidad y de reconocer que las circunstancias para aproximarse a Dios nadie las construye en forma individual, sino que se construyen por medio del amor que cada uno tiene por Él.
La concreción del Plan Divino se encuentra en descubrir la unidad. Por eso es importante que sientan que sus miserias desaparecen cuando aquel que está a su lado las equilibra con sus virtudes y de esta forma, un alma lo hace con la otra hasta construir una unidad perfecta e inmaculada, capaz de recibir códigos nuevos.
Para reconstruir al mundo, cuando llegue la hora de hacerlo, no precisarán otra cosa que no sea la unidad y el amor. Experimenten esas instancias en las que viven la unidad y el amor no solo como algo inusitado o que viven sin premeditar. Reflexionen sobre los acontecimientos y perciban cómo el Creador los prepara siempre e inclusive en circunstancias aparentemente muy negativas. Pero cuando hay disposición y unidad, el Creador hace surgir de allí un aprendizaje único que les servirá en cada instante de sus vidas y mucho más en los días que vendrán.
Comprendan, de esta forma, la importancia de responder al Llamado Celestial y también la importancia de esforzarse día y noche para vivir la unidad, para dejar que lo mejor del otro los transforme y para aportar al prójimo siempre lo mejor.
Mediten en este aprendizaje y amen al espíritu de la unidad y que, más allá de las pequeñas circunstancias, él se expanda a diario en cada pequeño detalle.
Aquel que los ama y los acompaña siempre,
San José Castísimo
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más