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Padre Nuestro...
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En esta tarde vengo como el Transfigurador de todas las cosas y presento para ustedes, compañeros, la Faz de Mi Transfiguración, aquella que ustedes también deben alcanzar en sus vidas, en el servicio y en la oración, para que al fin, el mundo y la humanidad se liberen de todos los pecados que desvían a las almas del propósito, del camino que Cristo, su Señor, los ha llamado a recorrer en esta hora.
Sé que muchos de ustedes deben ingresar en este camino, por eso las cosas son tan difíciles.
Pero Mi adversario no triunfará. El triunfo lo tendrá el Corazón de Dios Padre.
Hoy Yo vengo aquí, compañeros, con todo el regocijo del Cielo y del Universo, para presentarles nuevamente Mi Faz de Transfiguración, la que se irradia a sus seres para transformar sus células y átomos, en el precioso proyecto que Dios tiene previsto para ustedes.
Esto, compañeros, también es Obra de Mi Divina Misericordia.
Acepten la convocatoria que hoy les presento.
Vivan plenamente una vida de oración.
Sirvan a sus hermanos siempre que los encuentren delante de una gran necesidad. Y esa necesidad no solo debe ser material, sino también espiritual, porque las almas sufren en sus espíritus. Muchas almas sufren en esta hora aguda.
Quisiera que sus corazones percibieran estas cosas, porque el mundo necesita despertar de ese sueño profundo en el cual se ha colocado.
Viví la cruz por ustedes y ahora vivo la cruz espiritual por la humanidad. ¿Quién la compartirá Conmigo en esta hora?
Sé que sus seres no saben lo que es el sufrimiento verdadero. Por eso Yo lo viví por ustedes en aquel tiempo, para que ustedes no sufrieran en esta hora, tampoco sus hermanos, ni todos aquellos que desconocen en este momento actual de la humanidad.
Quisiera, para los que son nuevos, que adoptaran Mi Sagrado Corazón y dejaran los hábitos que adoptaron en sus vidas, los hábitos que no son de la evolución de Dios.
Por eso, los necesito purificados en este tiempo, para que puedan ingresar en consciencia al Reino de Mi Padre y participar de todos los tesoros que Yo quiero depositar en cada uno de ustedes.
Quisiera, compañeros, que aspiraran a la vida celestial, no como algo inalcanzable sino como algo próximo a ustedes, así como es hoy, en este sagrado encuentro Conmigo.
Por eso abro las Puertas de los Cielos, para que sus miserias sean transformadas y al planeta no le pese tanto el pecado del mundo.
Ustedes, compañeros, a partir de este día deberán ser consecuentes Conmigo en la actitud de la vida y en la práctica de los buenos ejemplos. Porque este es Mi último llamado para la humanidad, antes de que todo se precipite, que es algo que no espera la humanidad porque cree que nunca sucederá.
Así como ven nacer el Sol en el horizonte, así verán oscurecerse el día, y esa será la señal de que deberán estar listos y en permanente vigilia Conmigo.
Así, compañeros, sabrán en donde estar y no dejarán desesperarse por las cosas que dirá el mundo, porque en sus corazones estará la verdad, aquella que Yo vengo enseñando hace dos mil años y que hoy nuevamente les entrego para que puedan participar Conmigo de esta unión predilecta con Mi Espíritu.
Quisiera que contaran todas las veces que Yo ya estuve con ustedes y cuántas cosas Yo les he dicho a lo largo del tiempo. Así comprenderán, compañeros, que Mi Propósito continúa vivo en los corazones consecuentes y abiertos a responder al llamado del Altísimo, en la liberación de sus vidas y de todas las deudas que retardan su evolución.
Quisiera que abrieran sus ojos a lo que es verdadero y abandonaran la ilusión de esta humanidad, de una realización ficticia que no tiene nada que ver con el espíritu, porque, compañeros, su verdadero tesoro está en el corazón.
Partirán de esta Tierra llevando esta experiencia al lugar del Universo que les corresponderá y presentarán a los Señores de la Ley todos sus esfuerzos, todas las metas que han cumplido en la vida espiritual, en el trabajo de oración y de solidaridad para con sus semejantes.
Eso es lo verdadero para este tiempo, compañeros.
Así, sus vidas serán un milagro y verán los milagros acontecer a su alrededor y en cada uno de sus hermanos. Porque quien se transfigura todo lo alcanza y está en Dios, dentro de Su Propósito infinito.
Por eso he venido a bendecirlos en esta tarde, a desatar los nudos de la consciencia, todo lo que impide el caminar de las almas hacia Mi Corazón, porque si hoy ustedes Me escuchan, compañeros, sus hermanos también deberán escucharme a través de ustedes.
La energía, en el Universo, se economiza. Por eso nada se pierde y cada momento es bendito y sagrado para ustedes, porque al fin de todo deben vivir su misión y no estar más estarán perdidos en el mundo.
Reflejen a su Padre lo que verdaderamente son.
Expresen el amor que aún no han dado a sus hermanos.
Unifíquense como una sola hermandad y confírmense como Mis apóstoles del nuevo tiempo.
Así, cuando Yo vuelva por segunda vez en Gloria, no solo Me verán venir en Luz, sino con las trece legiones angélicas que Yo he escogido para reencender al mundo en la Liberación y en la Redención, y tornar este sagrado planeta, que es muy ultrajado por los hombres, en una bendita tierra sagrada, en el principio de una Nueva Humanidad.
Por eso, compañeros, no solo se cuiden ustedes, aprendan a cuidar de sus hermanos y conocidos.
No permitan que sus hermanos ingresen en las tinieblas.
Fervorosamente, por intermedio de la oración del corazón, imploren al Padre Celestial ofertando Mi Sagrado Corazón por el mundo y esperen; esperen en silencio, porque la respuesta llegará. La hora lo está marcando.
Y ahora, compañeros, recemos para que esta Transfiguración se dé en los que deben ser transfigurados por el Fuego de Mi Espíritu y de Mi divina Intercesión, para así realizar y cumplir el Proyecto de Dios en la Tierra en esta última era.
Repitamos (por tres veces):
¡Transfiguración, Transfiguración, Transfiguración!
Rayo de elevación y trascendencia, habita en nosotros.
Amén.
Y ahora, no solo vengo por sus almas sino por las almas del mundo y por todos aquellos que deben alcanzar la paz.
Por eso hoy les entrego esta bendición, para que se puedan renovar ante Mi Presencia.
En cuanto estoy presente, ofrezcan estos elementos en adoración a Dios y santifiquen sus vidas en unión al Espíritu Santo
Canción: Tú eres el Rey
Y al Corazón de nuestro Padre elevaremos esta ofrenda, haciendo memoria de la Pasión de Nuestro Señor y de la sagrada oportunidad que su Maestro, Cristo Redentor, dejó para todos a través de la Comunión perpetua con Su Cuerpo y Su Sangre, divinizados en todos los espíritus de la Tierra que comulgan siempre con Su Sagrado Corazón.
En el nombre de esta sagrada ceremonia, compañeros y de todos los ángeles del Cielo que están aquí congregados por la Redención y por la Paz en todo el planeta, Yo instituyo la transustanciación de este pan y de este vino, para la redención de las almas y de los corazones que comerán y beberán del Espíritu del Rey.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
Yo los bendigo y les agradezco por haberme recibido en este lugar.
Y mientras Me elevo, acompañen esta canción como la proclamación de sus almas, en unión al Sagrado Corazón de Jesús y a Su Amor infinito por cada ser de este planeta.
Yo los bendigo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Vayan en paz y sean la paz en estos tiempos; por donde vayan y para quien encuentren, solo entreguen la paz.
¡Les agradezco!
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más