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Te abro una vez más la Fuente Espiritual de Massabielle para que te laves y te purifiques.
Te abro una vez más la Fuente Espiritual de Massabielle para que la humanidad pueda ser curada de su enfermedad mental y espiritual.
Ven hacia la Fuente de Massabielle y bebe de esta agua curadora que tu Madre Celeste abrió para lavar a las almas del pecado y de la perdición.
En esta agua de Massabielle está el renacimiento del espíritu y de la consciencia que, más allá de todo, aman a Dios, el Creador.
Esta Fuente vuelve a ser ofrecida por la Madre Celeste, la Inmaculada Concepción, para que la cura espiritual, mental y física llegue a las almas.
Así como esta Fuente de Gracias fue abierta físicamente a las almas; así también, a través del llamado de la Inmaculada Concepción, los corazones son convocados a vivir su acto de penitencia y arrepentimiento, a fin de que el principio de la cura pueda llegar como una Gracia abundante a las almas.
Hijo e hija, que tus pies descalzos, así como los Pies descalzos de la Inmaculada Concepción, estén libres del pasado para que, caminando por la senda de Cristo, todo pueda ser renovado.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Aunque la oscuridad abrace a gran parte del planeta, Yo ya estoy retornando.
Aunque las tribulaciones agobien y perturben a los corazones, Yo ya estoy retornando.
Aunque intenten derribar a Mis compañeros, Yo ya estoy retornando.
Aunque la noche oscura parezca muy larga, Yo ya estoy retornando.
Aunque la división se vea en las familias, Yo ya estoy retornando.
Aunque muchos ya vivan su propio desierto espiritual, Yo ya estoy retornando; porque no hay nada que pueda detener la Venida del Señor.
He aquí su Maestro y Amigo. He aquí el Señor de la Paz y de la Misericordia que tiene la Gracia, una vez más, de reunirlos en este huerto de Aljustrel; lugar predilecto para Mí y para Mi Santísima Madre, en donde las almas que buscan hace tanto tiempo la paz, aquí la pueden encontrar una y otra vez.
Así como estuve tan cerca de Mis apóstoles, hoy estoy cerca de ustedes para entregarles, una vez más, Mi Vida, la fuerza de Mi Espíritu, el Amor de Mi Corazón que viene a colocar la mansedumbre y la serenidad en donde más se necesita.
Acompañen ahora la senda que el Maestro les está mostrando. Esta es la senda de los próximos pasos en este mes de agosto; porque espero, en este tiempo culminante, que Mis compañeros y compañeras se terminen de preparar para la Venida del Redentor.
Mientras el mundo agoniza, Yo ya estoy retornando.
Mientras mueren inocentes, Yo ya estoy retornando.
Mientras la impunidad es noticia en todas las partes del mundo, Yo ya estoy retornando. El Señor reaparecerá como un Humilde Siervo, así como apareció en las orillas del Mar de Galilea para llamar por su nombre a los discípulos, así como hoy los llamo a ustedes para seguirme y servir al Señor.
Así como lo hicieron las santas mujeres en aquel tiempo, hoy Mis santas mujeres del final de los tiempos son llamadas a acompañar al Señor en esta agonía del planeta, para que cada acto, cada gesto y cada oración sea un ofrecimiento de reparación y de cura de la humanidad, principalmente de los que hoy aún están prisioneros de su propia vida.
Es así que Yo vengo a disolver, con Mis propias Manos, los grilletes de la perdición. Vengo a retirar de los infiernos del planeta a cuantos están sumergidos en ellos, porque Yo ya estoy retornando. Y así, como fue escrito por Nuestro Dios, se cumplirá por intercesión de los santos profetas y patriarcas.
He aquí, una vez más ante ustedes, el Señor de Israel, que no solo ve derramar sangre en Su tierra sagrada, sino que también ve la esclavitud en muchas partes del mundo, la impunidad y la agonía que muchas consciencias hoy viven por estar presas a través de las rejas de la sociedad; pero Yo vengo a liberarlos de las prisiones espirituales y materiales.
No hay oscuridad que se pueda oponer a Mi Amor, no hay miedo que se pueda oponer a Mi Luz, no hay sufrimiento que no pueda ser disuelto por Mi Misericordia; porque Yo les di Mi Vida en la Cruz, así como hoy les doy Mi Vida eternamente para que tengan vida en abundancia a través de Mí.
Compañeros, este es el tiempo del apostolado, como ya fue anunciado muchas veces. Es tiempo de que cada uno asuma su parte junto Conmigo, así como lo hicieron los apóstoles y las santas mujeres en aquel tiempo.
La historia, que ya fue escrita por la Mano de Dios, vuelve a cumplirse. Otro es el momento, pero igual es la coyuntura, porque la Omnipresencia del Señor es ininterrumpida e irrefutable, porque es una Presencia Eterna e Inextinguible que, de tiempo en tiempo y de ciclo en ciclo, viene a dar Su Vida, Su Amor y Su Misericordia por aquellos que le dicen sí y le responden.
Con una mirada de esperanza vean internamente, delante de ustedes y en su camino espiritual, el Propósito cumpliéndose, aquel Propósito que fue pensado desde el origen de sus existencias en los estanques del Amor de Dios del Universo.
Ahora, anímense a caminar con sus propios pies; y ustedes y sus hermanos no tengan miedo, Yo Soy el Señor de la próxima meta, el Señor de la Ardiente Aspiración de Dios para cada una de las almas, para cada uno de los corazones.
Así en esta noche, en la que Me reciben y en la que se preparan para la última Maratón de la Misericordia junto al Redentor, vuelvan a recibir Mi Unción Espiritual a través de la poderosa Señal de la Cruz que libera a las almas, que disuelve el sufrimiento, que libera las prisiones, que cura a los corazones, que hace renacer la vida y la consciencia de cada ser.
Reciban Mi poderosa Señal de la Cruz, Cruz en la que fui erguido en lo alto del Monte Calvario como Árbol de la Vida que entregó Su propia Sangre y Su propia Agua en cada momento del Calvario para la remisión de todos los pecados, para la liberación de la humanidad.
Quiero que sacien Mi sed.
El Señor tiene sed por todos los que sufren en el mundo, principalmente por los que están olvidados y descartados, por los que están prisioneros en las cárceles.
El Señor tiene sed por las mujeres que venden sus cuerpos en las calles, por las madres que abortan a sus hijos en las clínicas, transgrediendo la ley de la vida y el amor maternal.
Tengo sed por los que están perdidos en las guerras, por los soldados que luchan engañados para conquistar una ilusión que no existe y que es irreal.
El Señor tiene sed por los que están enfermos en sus casas y hospitales, por los que están desahuciados.
El Señor tiene sed por los ancianos olvidados, por los discapacitados que son ofendidos y distanciados.
El Señor tiene sed por los pequeños niños huérfanos, por los que han perdido a sus familias, por los que luchan y buscan una oportunidad en otras naciones del mundo, cruzando desiertos, mares y océanos, y muchos de ellos perdiendo su vida.
¿Quién le quitará esa sed del Señor a través de sus buenos actos de misericordia, a través de las obras de caridad y de perdón?
¿Quién se arrepentirá por los que no se arrepienten?
¿Quién se confesará por los que no se confiesan y mienten?
¿Quién será capaz de proteger Mi Obra de sí mismo, a través de la verdad, de la transparencia y de la justicia?
A través de la verdad, de la transparencia y de la justicia, el Señor del Universo lo ve todo, nada está oculto para Dios a través de Su Amadísimo Hijo.
Por eso, están a tiempo de enmendar sus actos, por aquellos que no los enmiendan; están a tiempo de enmendar sus pensamientos, por aquellos que no los enmiendan; están a tiempo de enmendar sus sentimientos y todas sus intenciones, por aquellos que no los enmiendan; porque Mi deseo ardiente y profundo es que todos vuelvan a estar en la Ley.
Por eso, Yo les recuerdo que Soy el Camino, la Verdad y la Vida, y que nadie llega al Padre sino a través de Mí. Esto siempre será así porque es una Ley Divina.
Por eso, en este mes de agosto, que sus corazones y vidas se enmienden ante Dios para que la humanidad pueda ser reparada, curada y redimida algún día.
Dichosos los que son verdaderos consigo mismos y con sus hermanos, porque nunca les faltará la felicidad espiritual.
Dichosos los que reconocen sus propias faltas y no las ocultan, porque serán llamados hijos del Redentor.
Dichosos los que lo intentan todos los días, aunque caigan y se levanten, porque serán llamados siervos del Señor.
Dichosos los que, en esta hora del recogimiento de Cristo y de todas las Jerarquías, reconocen las Gracias y los tesoros espirituales que recibieron a lo largo de los tiempos y los llevan a la práctica a través del ejemplo de una vida digna, porque serán llamados colaboradores del Plan.
Dichosos los que se acercan al Sacramento de la Confesión y no se resisten, porque serán bendecidos por Mi Espíritu y no habrá mancha ni pecado que los agobie o los atormente, porque a través de la autoridad sacerdotal universal sus pecados y faltas serán perdonados, y serán llamados bienaventurados del Señor.
Que esta Maratón de la Misericordia no sea una Maratón de oración más, sino que cada uno de ustedes coloque sobre su propia mesa, así como lo hace la Jerarquía, las difíciles y graves situaciones del planeta para que sean iluminadas y colmadas por la luz de la oración, y así también sus vidas y la vida de sus familias serán colmadas por la luz de la oración.
Estaré atento una vez más a la voz de sus súplicas, porque el mundo las necesita, y todos las necesitan.
Sientan Mi abrazo espiritual. Sientan el latir de Mi Corazón, la Presencia de Mi Alma y Divinidad, y el poder del Amor de Mi Espíritu.
En profundidad les agradezco, y reciban Mi Paz, la Paz del Reino de los Cielos y de los ángeles aquí presentes, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Vengan a Mi Océano de Misericordia y en fe caminen sobre las aguas, así como Yo le dije a Pedro. Antes de que su fe se debilitara, él caminó sobre las aguas, sin percibirlo.
Esto es lo que hoy los invito a hacer nuevamente. Necesito que el mundo camine hacia lo desconocido, para aprender a superar los miedos de todo aquello que no puede controlar o retener.
Yo vengo a enseñarles el camino, porque Yo Soy el Camino. Yo ya estuve con ustedes en Tierra Santa y ustedes estuvieron Conmigo, más cerca de lo que se pueden imaginar.
¿Cuántas veces tocaron Mi túnica? ¿Cuántas veces, en Tierra Santa, rogaron por Mi bendición? ¿En cuántas oportunidades escucharon Mi Voz, predicando y enseñando el Evangelio? ¿Cuántos de ustedes siguieron los pasos de la Cruz del Señor, hasta lo alto del Monte Calvario?
Recuerden todo lo que una vez vivieron Conmigo y tengan fe, porque Cielo y Tierra pasarán, mas Mis Palabras permanecerán en los corazones que creen en Mí.
Y hoy, estoy aquí, sobre los mares de Uruguay, porque vengo a cumplir con Mi promesa, el Señor está retornando y con Él retornarán todas las estrellas, todos los soles y todo el firmamento.
Felices serán los que caminen Conmigo hasta el final, superando sus propios miedos, transcendiendo sus propios obstáculos, confiando plenamente en el Amor de Mi Corazón.
He aquí el Corazón Vivo del Maestro, que palpita de Amor por las almas; es un Corazón sediento de los que están perdidos y agonizando. Pero, Mi Misericordia y el Océano de Mi Amor son más grandes que todo este océano.
Yo nací por ustedes, Yo viví por ustedes y por ustedes morí en la Cruz, por ustedes resucité al tercer día y por ustedes ascendí a los Cielos para poder retornar en algún momento al mundo.
En sus almas está escrita la historia que nos une, que nos hace reencontrar una y otra vez, a través de los tiempos. Yo estoy al lado de los que caminan en Mi Camino y Mi Mano se extiende para bendecirlos con el Amor de Mi Padre.
Hoy, vengo con un Mensaje de gratitud para todos los uruguayos; para los que trabajan, día a día, preparando Mi Retorno; para los que esperan encontrarme, cara a cara, como Santa María Magdalena Me encontró en el huerto del Sepulcro.
Hoy, los llamo por su nombre, así como llamé a María Magdalena, para decirles que aquí estoy.
Mi Presencia es inmutable. Mi Amor es inextinguible. Mi Consciencia no cambia, sino evoluciona. Así como ustedes pueden evolucionar, dando los pasos que son necesarios en estos tiempos, ante un mundo herido y ultrajado por el conflicto y la guerra, por la crueldad y la maldad.
Pero, Yo vengo a traerles, a ustedes y a sus hermanos, toda la esperanza que hay en el Reino de los Cielos y toda la alegría de servir a Dios incansablemente, haciendo lo mejor hasta el fin.
A través de este momento, Yo vengo a estar con ustedes para que Me puedan sentir y reconocer como su Maestro, como Aquel a Quien le fueron lavados los Pies con las lágrimas de las santas mujeres, como Aquel que fue ungido por el aceite santo de las santas mujeres.
Mi sostén estaba en ellas y el sostén de las santas mujeres estaba en Mí, y así se manifestaba la Fraternidad Blanca. Hoy, ustedes forman parte de esa misma Fraternidad, porque ya nos conocemos y nos sabemos. Por eso, no se detengan en lo que es material y concreto ni tampoco en lo que es mental.
Dejen y permitan que sus corazones crezcan en el amor, en la bondad y en la misericordia. Que sus vidas sean Mi gesto de Amor para el mundo, a pesar de las ofensas, a pesar de los agravios y a pesar de las indiferencias que puedan vivir.
Hagan todo en nombre de Mi Amor, para que el Amor reine en el mundo y en la humanidad; para que el Amor retorne a los corazones que lo están perdiendo por el sufrimiento, el vacío, la angustia y la desesperación.
Que sus vidas sean Mi ejemplo en el mundo, el ejemplo de la Presencia incansable del Señor, que no se detiene, que no descansa; porque el Pastor trabaja por Sus rebaños para que todos alcancen la meta espiritual que está escrita en la esencia profunda de cada ser.
Deseo que este año que comienza sea un año de mayor concordia, esperanza y paz. Que se puedan reconocer, los unos a los otros, como hermanos de un mismo camino y de un mismo Padre que está en los Cielos; porque Yo Soy el Señor de Israel y vengo a recordarle el Llamado de Dios al mundo entero.
Detengan el caos, detengan los conflictos, disuelvan las discordias.
Ámense, así como Yo los amo.
Vivan, así como Yo vivo, y la Verdad los liberará para siempre.
Sobre estos océanos y, más aún, en sus corazones, el Señor hoy encuentra reposo. Porque Yo quiero estar en ustedes, así como espero que ustedes quieran estar en Mí, en comunión con la vida infinita, en unión con todo el universo.
En esta Maratón, recemos, compañeros, para que sea un año de más esperanza, paz y justicia, para que el amor sustituya a la venganza, para que la paz sustituya al odio, para que el bien sustituya al mal, para que la unidad sustituya a la indiferencia, para que el perdón sustituya al error.
Oremos para que se alcance la paz en el mundo y el fin de la guerra, de todas las guerras en sus diferentes manifestaciones y formas; a fin de que las almas alcancen el alivio, la cura y la redención.
Yo los reúno en el nombre de la Gracia.
Yo les agradezco por estar aquí Conmigo, en la simplicidad y en la humildad del espíritu; porque allí está Dios, en la simplicidad y en la humildad del espíritu.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Escuchen en silencio el latir de Mi Corazón, de un Corazón que se entregó por ustedes y por el mundo.
Este es el Corazón que aún sigue sufriendo por la humanidad y el planeta. Es un Corazón humano, al igual que el de ustedes. Un Corazón que se glorificó y se iluminó. Un corazón que propaga la Paz y la Misericordia.
Este es el Corazón que siente a la humanidad en Su interior. Un Corazón que acoge a todas las almas y a los Reinos de la Naturaleza. Es el Corazón del Creador, del Dios Vivo, del Dios Misericordioso.
Hoy, Mi Presencia llega al mundo a través del Corazón del Señor y, de brazos abiertos, contempla el planeta y todo lo que en él habita.
Están en el tiempo de la gran inflexión, pero también en el tiempo del gran arrepentimiento, antes de que más situaciones se desencadenen en la humanidad. Aún la puerta de Mi Misericordia está abierta y es a través de Mi Corazón que llegarán a ella.
El Corazón del Cordero de Dios aún sigue siendo flagelado, pero esta vez de una forma más profunda y desconocida.
Los ideales de la humanidad hieren al Corazón del Señor.
Las acciones de la humanidad hieren al Corazón del Señor.
La falta de conscientización y de amor hieren al Corazón del Señor.
Ustedes son almas que provienen de Dios y que guardan, en sí, el Amor del Universo.
La injusticia no puede superar al amor en ustedes. Es necesario hacer algo, no solo ofrecer sus oraciones a lo Alto, sino también cambiar.
La mudanza de los tiempos llegará al compás de los acontecimientos del planeta. Por eso que su corazón no se cierre.
Este es el tiempo de hacer valer las Enseñanzas de Dios a través de Sus Mensajeros Divinos.
Les volvemos a decir que la Palabra debe cumplirse en ustedes para que sea un testimonio, para que sea una realidad y se justifiquen todas las amenazas que vive el mundo, a través de las naciones y de los gobiernos.
Gran parte de la humanidad es inocente de las guerras, de las persecusiones, del hambre, de la falta de cuidado, de todo lo que está fuera de la Ley.
Pero Mi Retorno no puede ser en este momento, porque aún la humanidad deberá darse cuenta de todo lo que ha hecho. Mi llegada será en un momento culminante, pero también inesperado.
Las puertas celestiales se preparan para ese momento, a medida que se desencadenan los acontecimientos en la humanidad, en ese ritmo, viene Mi llegada.
No puedo dejar de decirles que aún deben prepararse; y que esa preparación nace de la conscientización, del discernimiento y de la adhesión a la Jerarquía.
La mayoría aprenderá del fin de los tiempos a través de otra escuela, que es la escuela en la cual muchos no deberían estar. Por eso, no permitan que la indiferencia los abrace ni tampoco los colme; no permitan que la indiferencia sustituya al amor.
En los momentos difíciles, piensen en Mi Pasión y en todos los dolores y martirios que Yo padecí por ustedes, desde el Huerto Getsemaní hasta lo alto del Monte Calvario, hasta el momento de Mi expiración.
Allí encontrarán una fuerza interior desconocida que los impulsará a vivir la trascendencia y la entrega; y podrán dar valor a todo lo que Yo he vivido por ustedes, a pesar de que hace mucho tiempo. Mi Pasión espiritualmente es atemporal.
Las almas pueden acceder a los registros de los acontecimientos que viví hace más de dos mil años porque, en cada paso de Mi Pasión, Yo dejé al mundo una enseñanza, un mensaje, una lección.
No todos alcanzan a vivir completamente el dolor que sufrí por ustedes.
Mi Pasión no es para ser comprendida, sino amada. No es para ser reconocida, sino valorada. En ella he dejado los pasos de su santificación, para que siempre sean bendecidos por el Padre Celestial.
El planeta como consciencia vive su pasión. Una pasión que nunca antes vivió ni padeció y su esencia, que es la humanidad, está enferma.
Por eso, su cambio y su arrepentimiento aliviarán al mundo y a los Reinos de la Naturaleza. Pero las corrientes del universo seguirán descendiendo, seguirán obrando, seguirán transformando, porque al menos una pequeña parte de la humanidad tiene que alcanzar el Portal hacia una Nueva Tierra y una Nueva Humanidad.
La aspiración del Padre Eterno es que todos puedan llegar a la Nueva Tierra, al nuevo Edén, a la Nueva Humanidad. Pero el mundo, al estar lejos de la Ley, se aleja de ese portal. Por eso, son tiempos de mayores sacrificios y de grandes renuncias.
Ahora será el ciclo en el que cada uno de ustedes, compañeros, confirmará si está en Mí, para que Yo pueda estar en ustedes.
Cuando Yo aparecí para ustedes por primera vez, hace más de siete años, fue para este momento, para que vivieran este momento Conmigo y no retrocedieran, no me abandonaran.
La experiencia de la vida crística es para todos, pero sé que no todos la podrían alcanzar, eso no significa estar lejos de Dios y de Su Voluntad, significa estar viviendo diferentes escuelas y aprendizajes. Por eso, todo lo que ustedes hacen se escribe en el universo y es testimoniado.
Son tiempos de mantener las puertas abiertas de Mi Misericordia para que la mayor cantidad de almas se pueda redimir y salvar, al menos puedan tener una oportunidad en el próximo mundo.
Su felicidad, compañeros, estará en el próximo mundo, porque este es el tiempo de la rendición y de la fe para vivir en Mí.
Necesito que sus vidas sean bálsamos para Mi Corazón y no heridas.
Necesito que sus vidas sean ejemplo de transformación y caridad, y no ofensas.
Yo no los necesito perfectos, los necesito verdaderos y puros de intención para que, a través de ustedes, Yo pueda estar en el mundo llevando Mi Amor a la humanidad y a los lugares que más lo necesitan, más allá de la distancia.
En Mi Corazón está el refugio de sus almas, la aspiración de sus consciencias, la renovación de sus vidas. Quien no está en Mi Corazón es porque no quiere, es porque no ha visto, más allá de sí mismo, la Gracia recibida.
Quiero que sean conscientes de la oportunidad de no solo recibir Mi Presencia, sino también Mi Mensaje, de estar cerca de Mí en este tiempo crucial de la humanidad. Eso representa mucho para Mí, porque sé lo que significa, sobre todo, cuando alguno de ustedes Me falla y Me da la espalda, abandonándome, invadido por la incomprensión y la inconsciencia.
Necesito que vivan la verdad desde el corazón y que, a través de esa verdad que Yo les traigo, aprendan a amar y a servir.
Aprendan a estar entre hermanos en estos tiempos difíciles, porque en cada nuevo Mensaje Yo les traigo Mi Sacerdocio que los viene a santificar y a bendecir en el Espíritu Santo.
Recemos para que vengan tiempos mejores. No dejen de rezar. El Padre escucha las oraciones de Sus hijos y siente la pureza cuando sus intenciones son verdaderas.
No dejen de retornar todos los días a la esencia del Propósito y de la Voluntad Divina, así estarán protegidos y a salvo en estos tiempos de oscuridad.
Mi Báculo les señalará el camino. Mi Corazón será la Luz en sus caminos. Mi Manto será su Paz y Mi Cruz su protección.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Oración del alma confiada en Cristo
Señor,
vive dentro de mi corazón.
Habita en cada parte de mi ser para que
Te sientas libre de obrar y de realizar,
a través de mi consciencia,
Tu Obra grandiosa de Misericordia.
Jesús,
no permitas que me separe de Ti.
No permitas que pierda Tu luminoso Camino,
porque si eso sucede, Señor,
me sentiré perdido.
Toma mi mano y guíame
hasta la Casa del Padre Celestial,
para que pueda sentirme dentro de Tu Reino,
para que pueda estar ante Tu Sagrada Presencia.
Que mi devoción por Ti, querido Jesús,
abra las puertas para encontrarte en cada momento.
Que cada aspecto de mi ser sea redimido
por Tu preciosa emanación de Amor.
Haz de mi consciencia un verdadero
representante de Tu Obra mundial.
Que no tema testimoniar
Tu bendito Nombre.
Que no tema abrazar la cruz
que Tú me entregaste
para cargarla con absoluta valentía.
Que no tema, Señor,
anunciar Tu retorno al mundo.
Déjame sentir, Jesús,
la caricia de Tus Manos y
el abrazo paternal de Tu Corazón,
así, me mantendré en confianza aunque
en este tiempo esté atravesando los desiertos,
los abismos y los espejismos de la consciencia.
Ayúdame, Jesús,
a percibir la realidad y
no dejes que me engañe a mí mismo.
Dame un espíritu valiente, amoroso y servicial,
capaz de realizar Tu majestuosa Obra
en cualquier lugar y bajo cualquier situación.
Señor,
hazme libre de mí para siempre.
Amén.
¡Les agradezco por guardar esta oración en sus corazones!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Las Sagradas Escrituras anuncian la venida de su Redentor al mundo por segunda vez, y todos son llamados a participar de ese acontecimiento. Por eso, hoy estoy aquí con ustedes y en este lugar bendecido por Dios, el que fue tocado por Su Mano Santa para llamar a las almas para la conversión de sus faltas y para la reparación de Su Corazón ofendido.
Estas Escrituras, las que hoy traigo entre Mis Manos, revelan que el momento está llegando. No solo ustedes sino también el mundo es llamado para vivir esto. El momento se aproxima cada día más y las señales se mostrarán ante el mundo creyente o no creyente. Por eso, sean humildes y mansos, obedientes y receptivos, y podrán estar en Mi Camino y dentro de Mi Corazón.
Pero para que ese momento tan importante llegue a la humanidad, muchas más cosas sucederán dentro y fuera de ustedes. Batallas internas e inexplicables se presentarán. Pruebas y desafíos se mostrarán. Pero no deben perder la mansedumbre y la paz, si Yo los escogí es porque hay un proyecto por cumplirse y realizarse que aún ustedes desconocen.
Por eso, líbrense de la soberbia, de la arrogancia y del orgullo, de la división, de la falta de unidad, de la ausencia de amor, de la ausencia de caridad y de fraternidad.
Yo los acompaño, silenciosamente, como en este momento acompaño al mundo y a cada uno de Mis servidores, independientemente de su religión o de su credo, independientemente de su forma de filiación con Dios, el Padre Celestial.
Este es el tiempo de que las esencias se unan en un mismo propósito. Por eso, los haré encontrarse con personas semejantes a ustedes que, a pesar de vivir sus escuelas, buscan el Camino de Cristo. Por eso, deben estar atentos para no dejar pasar Mis señales y Mis anuncios internos.
En este tiempo y en estos días, no todos los Sagrados Corazones pudieron estar presentes aquí, en Medjugorje, pero su Rey sí está aquí, en nombre de todos ellos, de los Mensajeros de Dios, de los que impulsan a la humanidad al cambio y a la transformación de la consciencia.
Les vuelvo a decir todas estas cosas porque deben recordarlas y practicarlas. Si ustedes viven los Atributos que Yo les entrego, en el día a día, no sufrirán; pero si no los viven, se resistirán y la transformación será dolorosa y nadie causará todo esto porque dependerá solamente de ustedes.
En Mi paciencia, aguardo sus pasos. En Mi contemplación, vislumbro su transformación. Pero Yo no solo les hablo a ustedes, sino también al mundo, a los que Me escuchan y a los que no Me escuchan.
A veces, no puedo decirles todas las cosas que siento y veo porque todo tiene un tiempo y un momento, pero alegren sus corazones por saber que están en el camino de la redención y de la paz. Yo los necesito Conmigo, totalmente, para poder obrar y realizar los Prodigios de Dios en la Tierra, en las naciones y en los pueblos, en los que viven en una profunda soledad espiritual, en los que no tienen amor como ustedes lo tienen todos los días.
Ya es tiempo de poder expresar Mis Atributos. Es tiempo de ir por encima de ustedes mismos, si Yo se los pido es porque lo podrán hacer aunque no lo parezca.
La obediencia los protegerá hasta el fin de los tiempos, no solo a ustedes como consagrados, sino también a Mis servidores, a los colaboradores de la Obra que Mi Madre fue a fundar en el Corazón de Aurora.
Ahora, el tiempo cambió y la responsabilidad también cambió. Ya no son solo palabras escritas en mensajes para motivar a sus corazones para hacer algún cambio, es una realidad, es una verdad, es una necesidad.
Aún hay mucho por hacer y el camino de la entrega se podrá profundizar cada día más, al punto de que se parezcan a Mí en la entrega que Yo hice en la Cruz por cada uno de ustedes y de sus hermanos, en una gran desolación y vacío. Dios estuvo allí porque Mi Corazón confió en Él como el Padre confiaba en Su Hijo hasta el último momento.
Lo que Yo les pido, en este tiempo, moverá sus estructuras, pero así lo necesito. Yo se los pediré una y otra vez, y esperaré como he esperado a muchos otros en otros tiempos.
El paso que ha dado esta Obra ha sido muy importante para Mi Madre Celestial y para el Creador, apoyando una vez más esta Misión por Europa, la que necesita de muchísima Misericordia, más que Sudamérica. Pero de ustedes siempre deberá nacer el don de la compasión para que pueda nacer en sus hermanos que están aquí y que vivieron guerras terribles por los errores cometidos en el pasado.
Todo es una consecuencia, todo es una causa y es un efecto. Los hombres se alejan del Amor de Dios, muchas veces por miedo o por desconfianza. Pero una vez más, Yo vengo a ofrecerle al mundo Mi Corazón como un fuego de amor transformador que pueda transfigurar sus células y átomos, sus mundos internos y almas, para que se pueda realizar el Plan de la Redención en la humanidad y en todo el planeta.
Públicamente no pudimos estar aquí, porque el silencio y la no exposición hacen al camino del apóstol para que se pueda reencender el impulso espiritual que fue dejado aquí, en Medjugorje, a través de su Madre Celeste hace tantos años y para que ese impulso se pueda renovar espiritualmente, de tiempo en tiempo, a fin de que Europa Oriental también reciba Misericordia, así como la reciben ustedes todos los días cuando rezan e invocan a la Misericordia de Mi Corazón.
Hoy se reunieron en Mi Nombre, a pesar de sus purificaciones y pruebas, a pesar del tiempo decisivo y definitivo en el que un gran portal de luz se abre en el Corazón del Universo para que puedan asumir más responsabilidades en el nombre de su Maestro y Señor, a fin de que el mundo reciba más ayuda y más Misericordia para que la Obra se expanda en la Tierra y se una a otras Obras que provienen del Señor, el Todopoderoso.
De esa forma, el mundo reconocerá que todos somos Uno en Dios.
Traigo este mensaje no solo para ustedes, sino también para todos sus hermanos que apoyan este momento y que forman parte de la Confraternidad de Mi Corazón, llevando en su pecho estampada la alianza perfecta con el Padre a través de la Estrella de la Hermandad Divina, la Estrella que una vez el rey David visualizó.
Es así que hoy se cumple, nuevamente, un principio. El Universo espiritual se une al Universo material para que se cumpla la Voluntad de Dios.
Este paso por Medjugorje ha sido importante para su Maestro y Señor porque es el tiempo de estar también aquí, en Europa Oriental, para dar a conocer la Misericordia de Mi Corazón y el poder de la oración transformadora que abre las puertas de los Cielos para los que creen en ella.
Los animo a seguir caminando Conmigo y por Mí. No hay nada que les falte. Mi Madre los protege y los cuida como también protege este santo lugar, en donde Su reinado de Paz se dio a conocer al mundo al igual que Su Corazón Inmaculado en Fátima.
Celebren este momento y esta oportunidad de reflexión, de ampliación de la consciencia, esta Gracia de darse más a Dios en la entrega y en la confianza.
Me voy de aquí con un alivio en Mi Corazón, sabiendo que en alguna parte del mundo Me escuchan y cumplen, con esperanza, Mis Proyectos que aún son desconocidos y que vienen del Cielo.
Los bendigo en el nombre de la Paz Celestial y en el nombre del Amor, a todos.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Camina a Mi lado a pesar de las tempestades espirituales de estos tiempos porque así, bajo Mi insondable apoyo, aprenderás y conseguirás superar los próximos e inesperados obstáculos.
Permite que el Rayo de Mi Piedad llegue a tu corazón para que, más allá de todo, recuerdes todos los días que existe algo mayor y poderoso que viene en auxilio de la humanidad y que se llama Amor.
Antes de querer o aspirar a conocer las realidades del Universo, debes aprender a desviar los embates espirituales que llegan a tu encuentro.
Por eso debes actuar con inteligencia y no con negligencia. Así conseguirás, en la tensión ardiente poder comprender, más allá de todo, los tiempos diferentes que se están aproximando y saber cómo actuar y proceder en el momento justo.
Camina a Mi lado para que aprendas de Mis comandos; para que seas, no solo un soldado de la paz sino también un guardián del Plan Divino, un instrumento que pueda compartir el Amor que Yo tengo por Mis discípulos.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
Que reine la paz en los corazones que oran.
Que esta paz se expanda más allá del mundo interior.
Que la paz alcance grandes regiones del planeta y que todo sea redimido.
Que todos los creyentes celebren la victoria del Redentor, porque este es el día del Júbilo de Dios, ya que Su Plan se ha cumplido a través de Su Amado Hijo.
Que hoy nadie dé un paso hacia atrás.
Que los valientes sigan caminando por el Sendero de Mi Hijo, para que algún día lo puedan encontrar cara a cara.
Que este día represente, para todos, el momento de Su Ascensión.
Que los apóstoles de Cristo ya puedan plasmar su compromiso con el Maestro y Señor, ya que la Tierra necesita seres redimidos, almas abnegadas que carguen con amor su propia cruz.
Que toda esencia hoy pueda ser colmada del espíritu de la Resurrección del Señor, porque ya es tiempo de que los caminantes en Cristo vivan y lleven adelante la preparación de Su esperado y segundo Retorno.
Que todos sean llamados a vivir la eterna Paz.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Mis queridos hijos:
En este día sigamos los pasos de Luz de Jesús, pero aún veamos a Cristo caminar por este mundo, realizando milagros y prodigios en los corazones.
Sintamos en nuestro interior la hora de Su Agonía, todo lo que Él padece por el mundo al ver una humanidad ciega de espíritu y cerrada de alma.
Sigamos los pasos de Luz de Jesús, porque Él está cumpliendo en este ciclo todo lo que Su Padre le dictó.
Veamos el Rostro de Nuestro Señor, pálido y sereno, silencioso y reflexivo.
El Maestro se aproxima a Su hora y Él quiere ver a los Suyos unidos a Su Corazón, confirmando Su Presencia en cada uno de ustedes.
Es así que podrán acompañar al Señor por el camino de la fe y de la confianza, demostrando en cada acto y en cada acción, los Designios del Padre.
En esa unión interna con Cristo y previo a la hora de Su gran Agonía, que Sus apóstoles de los últimos tiempos definan su ciclo, para que en el tiempo venidero sea posible el surgimiento de Nuevos Cristos internos.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Y a pesar de que no lo parezca, Mi Luz vence el mal y así triunfa Mi Plan en la Tierra, en cada corazón abierto a escucharme y a recibir en esta hora el poderoso caudal de Mi Amor, el que lo transformará completamente y le traerá la vida, la vida espiritual que existe en los Universos y que forma parte de cada ser, cuando él despierta a su verdad.
Esa verdad y ese despertar intenta ser infiltrado por Mi enemigo. Pero el poder de Mi Amor todo lo vence y él le teme a Mi Luz y a Mi Verdad. Cuando se enfrenta a ella queda confuso y no sabe qué hacer, porque no conoce el Amor; en verdad se alejó del Amor, del Amor del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Es ese Amor Trino que les trae la Vida Eterna, la renovación y la paz para estos tiempos.
En esa Santísima Trinidad deben guardar sus corazones y vidas, dentro de ese triángulo de luz que representa la Santísima Trinidad; allí estarán protegidos de todo mal, ayudarán a proteger a sus hermanos y también ayudarán, queridos compañeros, a retirar de la ilusión a cuantos duermen en este momento.
Esa ilusión mundial es creada por Mi adversario todo el tiempo.
Las almas están hipnotizadas y muchas creen en otra vida espiritual que no es la que Yo ofrezco en este tiempo.
Mi adversario confunde a las almas y se muestra con resplandor a través de una falsa luz que hace cegar a los corazones y los hace ingresar en caminos confusos, que los llevan a separarse de Mi Ley.
Porque es la Ley de Mi Amor que les muestra la Verdad.
Si Yo di la Vida por ustedes y ahora doy la Vida por ustedes, en este tiempo, ¿por qué seguirán otros caminos compañeros? Mi adversario solo quiere tentarlos, quiere separarlos de Mi verdadero Corazón de Luz.
Por eso, hoy les traigo un ejemplo fidedigno de esa fidelidad máxima, a través de dos consciencias que dieron la vida por Mí, obedecieron Mis instrucciones y siguieron Mis Pasos con profunda fidelidad y humildad.
Ellas son Santa Teresita de Lisieux y Santa Teresa de Jesús, dos ejemplos para sus vidas que hoy presento ante Mi Altar Celestial. Dos Maestras de la oración, de la consagración y del camino espiritual, que podrán guiar sus pasos cuando tan solo se consagren a sus corazones.
En todos los Santos del Universo que dieron la vida en la Tierra por Mí, también está el ejemplo sagrado, la reverencia, la verdadera devoción ardiente.
En Santa Teresita de Lisieux podrán encontrar el ejemplo de la humildad, del verdadero amor al Niño Jesús y a Su verdadera Maestría Celestial.
En Santa Teresa de Jesús encontrarán vuestra reforma interior, la vida consagrada; cada cual en su diferente grado de amor y en su grado de compromiso Conmigo.
Santa Teresa de Jesús se ofrece como su Instructora en este tiempo, para guiar las almas de los autoconvocados, de aquellos que están despertando en este tiempo a la verdadera Consciencia Espiritual del Universo.
Hoy les encomiendo estas dos grandes consciencias porque han dado un fiel testimonio de la presencia de Mi Palabra en el mundo y, sobre todo, de Mi Sagrado Corazón.
En ambas encontrarán el camino de la perfección.
Todos los caminos que están llenos de amor llevan a Mis Caminos. Es eso que deben intentar recorrer en este tiempo y dejar de ser engañados por sí mismos, como es engañado el mundo.
Hoy les traigo este mensaje, compañeros, porque es importante que crezcan en la Verdad.
Yo los invito a ser humildes, dentro del apostolado espiritual que Yo ofrezco para todas las almas.
Solo necesito que oren Conmigo, que adoren al Hijo de Dios, porque estarán adorando al Padre Celestial. Que contemplen este legado que Yo les entrego para que pueda abrir sus consciencia hacia ese camino de redención.
Todas las almas son llamadas a vivir en Mi camino. El único camino que Yo ofrezco en este tiempo es el camino del amor, que los podrá unir con sus hermanos, con todos los que los rodean, con todos los que buscan la verdad, la verdad del corazón.
Es esa verdad que los hará fuertes para retirar de la consciencia toda mentira, toda ilusión o todo engaño que Mi enemigo articula ocultamente por detrás de cada ser; pero quien vive en Mi Corazón y lo vive verdaderamente, no será engañado por él.
Su hora está cerca y Mis ejércitos se preparan para eso.
Ustedes son llamados a ingresar en ese comando espiritual del fin de los tiempos y del Armagedón, para que se preparen para vivir la batalla, una batalla que no es conocida por el mundo, que fue escrita por Juan, en el Apocalipsis.
Esa hora se está acercando; por eso, los invito a la adoración y a la oración para que estén listos, firmes y seguros, en cada decisión que tomen en sus vidas. Eso determinará sus destinos y a la meta que llegarán después de que todo suceda.
Hoy especialmente, hijos amados, vengo a retirar los velos de la ceguera para que puedan ver más allá de este lugar y de sus consciencias, para que puedan ver el Reino Celestial que se aproxima, con todo el esplendor de su Divina Misericordia, para las almas que más lo necesitan.
Mi Corazón sufre por los ingratos, aún más por aquellos que lastiman y que hieren el Corazón de Dios. Solo el Amor lo puede reparar y el ofrecimiento de cada alma ante el Hijo Celestial.
Si son como son, no deben temer por ser imperfectos. Yo los quiero ver verdaderos, transparentes y limpios de corazón. Porque por más imperfección que exista en la consciencia, y aunque toda prueba aún no se haya superado, Mi consuelo es infinito para aquel que lo clama de verdad.
Repito: verdad, porque es la verdad lo que deben vivir. Es la verdad que pierde el mundo, la verdad que pierden las almas de su verdadero propósito.
En la verdad existe la paz, la calma, el sosiego, la fortaleza interior, la victoria para cada corazón. Es esa verdad que Yo enseñé a Mis apóstoles, que hoy vuelvo a recordar para cada uno de ustedes.
No importa cuánto Me fallen, lo que importa es cuánto Me dejan de vivir. En la vivencia que podemos tener juntos se construye la hermandad entre el Cielo y la Tierra, entre Dios y Sus criaturas y entre sus semejantes.
Así estarán libres de sí y el pecado desaparecerá del mundo, desde el principio del Génesis hasta el presente, desde que Adán y Eva cometieron el pecado original. Eso puede ser borrado de la historia de este planeta cuando los Nuevos Cristos despierten.
Hoy, uno Mis Manos en oración para pedirle al Padre Celestial fortaleza para los débiles, amor para los duros de corazón, fe para los que perdieron la esperanza, cura para los enfermos, misericordia para los ingratos.
Hoy, vengo aquí para pedirle al Padre por ustedes y el mundo, porque los necesito en esta hora aguda de la Tierra, en donde todo está por suceder, más allá de la capacidad de cada ser.
Cuando todo suceda no habrá retorno porque todo estará cumpliéndose, como fue escrito.
Cristo pide una Biblia.
En estos caminos que Yo los invito a recorrer se encuentra siempre Mi Palabra, la Enseñanza, la Instrucción, que mueve a todos los espíritus para que realicen la Obra del Plan. Si alguno de ellos deja de cumplirla, no será por falta de Palabra, de Enseñanza o de Instrucción, será por inercia, por desobediencia o por indiferencia.
Así están muchas almas del mundo y aún Yo envío a Mi Madre a la Tierra para que Su Espíritu Consolador sea la fuerza motriz que mueve al Universo, generando todas las Gracias posibles para aquellos que no la merecen.
Ustedes, compañeros, sean merecedores de esa Gracia Celestial para que los dones que Yo les entregué en el pasado puedan estar al servicio de Mi Corazón, de Mi Obra Redentora.
En cada paso que dan Yo los acompaño.
En cada respiración que viven se encuentra Mi Espíritu presente cuando el alma está unida en verdad a Mí, y no quiere nada para sí, solo el bien para el mundo, para todo el planeta y la Creación.
Los invito a vivir en confraternidad. Ese será vuestro próximo paso para los próximos meses. Trascender los juicios, las indiferencias, las maldades, los comentarios, las blasfemias y todos los ultrajes que pueden realizar las almas del mundo.
Si buscan el espíritu de la confraternidad, solo lo encontrarán en Mi Corazón Misericordioso, porque Mi Corazón es esa gran usina universal de la cual muchas consciencias se sirven en los Universos.
Si Mi Corazón no se hubiera ofrecido en la Cruz por ustedes, en el presente nada de esto sería posible.
Padecí el dolor más fuerte de la humanidad a través de la indiferencia humana, de la negación y de la soberbia.
Vengo a desterrar en los que Me quieran vivir, todos los patrones del mal que llevan a la decadencia de la humanidad, a la guerra, a la división a través de los tiempos.
Vengo a constituir, en los corazones solitarios, una nueva hermandad para que ya no se sientan más solos y cuenten con cada hermano de camino.
Así Yo podré estar entre ustedes cuando Yo ya no vuelva más, porque se acerca la hora en la que el mundo se purificará y verá la realidad que nunca quiso ver de sí mismo.
Rezo de rodillas delante Mi Padre para que para todos sea liviano ese momento crucial. Por eso les doy todas estas Gracias.
No pierdan este momento Conmigo.
Aprovechen Mi Presencia y no piensen cuándo terminará todo esto. Así no habrán comprendido lo que Yo les digo.
Aunque Yo no Me muestre a todos, Me hago presente en los corazones pacíficos. Así lo han podido ver en esta vida material.
Muchos creen que en este Libro no se encuentra nada y los que escribieron eran retrasados.
Los apóstoles que Me siguieron no tenían ninguna formación espiritual ni mental, pero Yo les enseñé, así como les enseño ahora a ustedes, a escribir las Palabras de Dios a través del corazón.
Por más que existan faltas o poco entendimiento para aquellos que se creen sabios, la verdadera Presencia de Dios, compañeros, está en los corazones simples, que escriben a través de sus ejemplos, que testimonian Mi Presencia en estos tiempos,en donde se necesita de la luz y de la paz.
Aquí se encuentran códigos inexplicables. Esto pertenece a Mi legado espiritual y no a los hombres que Me siguen.
Los hombres deben seguir Mis Mandamientos y no apoderarse de Mis Palabras.
Este Libro, que fue escrito con tanto amor, desde el principio del Génesis, les muestra una parte de la Verdad que aún no fue descubierta por ningún teólogo.
Primero, deben sentir en su corazón el mensaje para que después él sea verdadero y se cumpla en cada uno de ustedes.
Les dejé una Instrucción básica para los tiempos, las parábolas, que aún muchos no pueden vivir, más aún aquellos que las hablan en Mi Nombre.
Yo los invito a ser simples, así como es simple la escritura del corazón.
Porque Dios se manifiesta en tres planos de consciencia: en el espíritu, en la mente y en el humano.
Les vuelvo a dejar este presente de Dios. Aunque la Sagrada Biblia ha sido modificada, no se pierdan en los detalles, sino en la esencia en la Instrucción que da la Jerarquía espiritual para todas las almas del mundo.
En cada parábola existe una llave superior, un portal que se puede abrir ante vuestras consciencias. Serán invitados, de esa forma, a vivir los diferentes grados de amor, así como Yo lo enseñé en el Nuevo Testamento.
Yo coloco Mis Manos sobre la Sagrada Palabra de Dios para que, cuando todo termine, nadie haya perdido ni un solo enunciado de ella.
Que la Instrucción sea reverenciada y valorada por los corazones simples, porque allí estará la paz, en el conocimiento del corazón que ama más allá de lo que piense, porque la Palabra de Dios, la Palabra de la Jerarquía, es testimonio vivo para el mundo, de alcanzar la promesa de la Nueva Humanidad.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Jesús va a orar por nosotros en este momento y nos pide que lo acompañemos en silencio y en unión con Él.
Cristo Jesús:
Deposita, Señor, Tu Enseñanza misericordiosa para los que han caído.
Escribe Tu nueva historia en los corazones impuros,
para que toda alma se pueda purificar y encuentre Tu Paz y el consuelo máximo de Tu Corazón.
Señor, no mires las faltas del mundo. Vislumbra el Poder de Tu Palabra, de Tu Sagrada Instrucción
en todos aquellos que la escuchan, mientras sus corazones se transforman en potentes caudales de luz.
A través de Tu Verbo, Señor, todo creaste.
Nací de la Fuente de Tu Corazón y así surgió Tu Divino Espíritu.
Creaste los Universos en siete días e hiciste las cosas a Tu semejanza,
en el gran resplandor de Tu Amor y de Tu Infinita Vida.
Constituye, Adonai ,Tus nuevas Enseñanzas en el mundo,
y que las almas despierten a Tu Amor, que se pronuncia como Palabra Viva en todo lo que has creado.
Transfigura, Señor, todo lo que ha salido de Tu Camino.
Hazte vivo y presente en aquellos que aún no Te escuchan y que niegan el Poder de Tu Verbo.
Padre Amado, Santo Señor de las Alturas, Fuente Única Universal,
nos enseñaste a orar de corazón y a implorar Tu Sagrado Nombre,
para que pudiéramos vivir como Tus dignos hijos, Tus amadas criaturas de esta existencia.
Borra de cada corazón herido las blasfemias cometidas
y todas las palabras que han herido Tu Corazón en la gran indiferencia del mundo.
Reaviva Tus Fuentes de Instrucción como una inspiración divina para las consciencias.
Que cada alma encuentre el camino que lo llevará hacia Ti,
para poder vivificarte por los siglos de los siglos.
Hazte, Señor, presente en todos aquellos que Te claman.
No mires sus faltas sino la bondad con la que Te miran para encontrar Tu Misericordia.
Une Tu Poderoso Corazón con cada ser y destierra el mal espiritual de cada consciencia de la Tierra.
Reagrupa a Tu rebaño, Señor.
Soy Tu Pastor incansable que lleva a las almas a Tu Corazón
para que no se pierdan ni te dejen de encontrar.
Señor, acepta Mi Bondad y el ofrecimiento de todos Tus hijos
que oran a Tu Corazón compasivo, para pedirte una oportunidad.
Prometo llevar a Tu Reino a aquellos que se han transformado,
a través de Tu Santa Palabra, en el sacrificio y el amor, por el bien de toda la Creación.
Que así sea.
Mis oraciones no son escuchadas por el mundo. ¿Quién abrirá su corazón para escuchar lo que digo y no pensarán lo que cada uno quiere para sí?
Pregunten todos los días a vuestro Maestro qué es lo que necesita. El Plan está próximo a ustedes. Recuérdenlo para no perderlo de vista.
Ahora nuevamente los consagraré por tercera vez, para que en los próximos tiempos todo lo que haya sucedido aquí pueda dar sus frutos.
No quiero ver Mis perlas en los establos de los cerdos.
Cada luz que Yo entrego es preciosa para el alma que la sabe venerar.
Yo les traigo el alimento del espíritu y la esperanza para todo el planeta.
Confíen en Mí y nunca cierren sus corazones.
Volveré al mundo para terminar con este horror que todo el Universo está viendo.
Nuestro Silencio trae fortaleza, nuestra Oración trae constancia y nuestra Palabra, Misericordia.
En estos elementos, compañeros, Yo les entrego Mi Vida, Mi Perdón y Mi Amor, hasta que Yo retorne en la Gloria de Mi Padre.
Y con todos Mis ángeles vendré a llamar a Mis rebaños y a todos los que Me siguieron les daré la Vida Eterna y la Gracia de estar Conmigo para siempre.
Mi Corazón les entrego, como una llama de vida que nunca se apagará.
Hoy, elevo hacia Mi Corazón todas las intenciones que Me han ofrecido durante estos dos días.
Sepan que amo sus almas más que sus errores.
Mírenme a los ojos siempre que lo necesiten y quédense en Mí, en Mis Brazos, como Juan se quedó hasta la última hora de Mi entrega. Así también estarán consolándome y la soberbia se alejará para no confundir más a los corazones.
Así les entregaré Mi Paz y Mi Gracia eterna después de esta vida.
Hoy Me quedo más tiempo entre ustedes para que se grabe en sus células este momento Conmigo, porque aunque el mundo Me rechaza con todas las faltas cometidas, Mi Amor nunca fallará, porque Yo soy vuestro Rey, y Soy el Camino.
Vayan en paz. Y por Mí, sean la paz a donde fueren.
Bajo la Gracia de Dios, sean bienaventurados.
En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
¡Gracias Padre por cuanto nos das!
Padre Nuestro...
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En esta tarde vengo como el Transfigurador de todas las cosas y presento para ustedes, compañeros, la Faz de Mi Transfiguración, aquella que ustedes también deben alcanzar en sus vidas, en el servicio y en la oración, para que al fin, el mundo y la humanidad se liberen de todos los pecados que desvían a las almas del propósito, del camino que Cristo, su Señor, los ha llamado a recorrer en esta hora.
Sé que muchos de ustedes deben ingresar en este camino, por eso las cosas son tan difíciles.
Pero Mi adversario no triunfará. El triunfo lo tendrá el Corazón de Dios Padre.
Hoy Yo vengo aquí, compañeros, con todo el regocijo del Cielo y del Universo, para presentarles nuevamente Mi Faz de Transfiguración, la que se irradia a sus seres para transformar sus células y átomos, en el precioso proyecto que Dios tiene previsto para ustedes.
Esto, compañeros, también es Obra de Mi Divina Misericordia.
Acepten la convocatoria que hoy les presento.
Vivan plenamente una vida de oración.
Sirvan a sus hermanos siempre que los encuentren delante de una gran necesidad. Y esa necesidad no solo debe ser material, sino también espiritual, porque las almas sufren en sus espíritus. Muchas almas sufren en esta hora aguda.
Quisiera que sus corazones percibieran estas cosas, porque el mundo necesita despertar de ese sueño profundo en el cual se ha colocado.
Viví la cruz por ustedes y ahora vivo la cruz espiritual por la humanidad. ¿Quién la compartirá Conmigo en esta hora?
Sé que sus seres no saben lo que es el sufrimiento verdadero. Por eso Yo lo viví por ustedes en aquel tiempo, para que ustedes no sufrieran en esta hora, tampoco sus hermanos, ni todos aquellos que desconocen en este momento actual de la humanidad.
Quisiera, para los que son nuevos, que adoptaran Mi Sagrado Corazón y dejaran los hábitos que adoptaron en sus vidas, los hábitos que no son de la evolución de Dios.
Por eso, los necesito purificados en este tiempo, para que puedan ingresar en consciencia al Reino de Mi Padre y participar de todos los tesoros que Yo quiero depositar en cada uno de ustedes.
Quisiera, compañeros, que aspiraran a la vida celestial, no como algo inalcanzable sino como algo próximo a ustedes, así como es hoy, en este sagrado encuentro Conmigo.
Por eso abro las Puertas de los Cielos, para que sus miserias sean transformadas y al planeta no le pese tanto el pecado del mundo.
Ustedes, compañeros, a partir de este día deberán ser consecuentes Conmigo en la actitud de la vida y en la práctica de los buenos ejemplos. Porque este es Mi último llamado para la humanidad, antes de que todo se precipite, que es algo que no espera la humanidad porque cree que nunca sucederá.
Así como ven nacer el Sol en el horizonte, así verán oscurecerse el día, y esa será la señal de que deberán estar listos y en permanente vigilia Conmigo.
Así, compañeros, sabrán en donde estar y no dejarán desesperarse por las cosas que dirá el mundo, porque en sus corazones estará la verdad, aquella que Yo vengo enseñando hace dos mil años y que hoy nuevamente les entrego para que puedan participar Conmigo de esta unión predilecta con Mi Espíritu.
Quisiera que contaran todas las veces que Yo ya estuve con ustedes y cuántas cosas Yo les he dicho a lo largo del tiempo. Así comprenderán, compañeros, que Mi Propósito continúa vivo en los corazones consecuentes y abiertos a responder al llamado del Altísimo, en la liberación de sus vidas y de todas las deudas que retardan su evolución.
Quisiera que abrieran sus ojos a lo que es verdadero y abandonaran la ilusión de esta humanidad, de una realización ficticia que no tiene nada que ver con el espíritu, porque, compañeros, su verdadero tesoro está en el corazón.
Partirán de esta Tierra llevando esta experiencia al lugar del Universo que les corresponderá y presentarán a los Señores de la Ley todos sus esfuerzos, todas las metas que han cumplido en la vida espiritual, en el trabajo de oración y de solidaridad para con sus semejantes.
Eso es lo verdadero para este tiempo, compañeros.
Así, sus vidas serán un milagro y verán los milagros acontecer a su alrededor y en cada uno de sus hermanos. Porque quien se transfigura todo lo alcanza y está en Dios, dentro de Su Propósito infinito.
Por eso he venido a bendecirlos en esta tarde, a desatar los nudos de la consciencia, todo lo que impide el caminar de las almas hacia Mi Corazón, porque si hoy ustedes Me escuchan, compañeros, sus hermanos también deberán escucharme a través de ustedes.
La energía, en el Universo, se economiza. Por eso nada se pierde y cada momento es bendito y sagrado para ustedes, porque al fin de todo deben vivir su misión y no estar más estarán perdidos en el mundo.
Reflejen a su Padre lo que verdaderamente son.
Expresen el amor que aún no han dado a sus hermanos.
Unifíquense como una sola hermandad y confírmense como Mis apóstoles del nuevo tiempo.
Así, cuando Yo vuelva por segunda vez en Gloria, no solo Me verán venir en Luz, sino con las trece legiones angélicas que Yo he escogido para reencender al mundo en la Liberación y en la Redención, y tornar este sagrado planeta, que es muy ultrajado por los hombres, en una bendita tierra sagrada, en el principio de una Nueva Humanidad.
Por eso, compañeros, no solo se cuiden ustedes, aprendan a cuidar de sus hermanos y conocidos.
No permitan que sus hermanos ingresen en las tinieblas.
Fervorosamente, por intermedio de la oración del corazón, imploren al Padre Celestial ofertando Mi Sagrado Corazón por el mundo y esperen; esperen en silencio, porque la respuesta llegará. La hora lo está marcando.
Y ahora, compañeros, recemos para que esta Transfiguración se dé en los que deben ser transfigurados por el Fuego de Mi Espíritu y de Mi divina Intercesión, para así realizar y cumplir el Proyecto de Dios en la Tierra en esta última era.
Repitamos (por tres veces):
¡Transfiguración, Transfiguración, Transfiguración!
Rayo de elevación y trascendencia, habita en nosotros.
Amén.
Y ahora, no solo vengo por sus almas sino por las almas del mundo y por todos aquellos que deben alcanzar la paz.
Por eso hoy les entrego esta bendición, para que se puedan renovar ante Mi Presencia.
En cuanto estoy presente, ofrezcan estos elementos en adoración a Dios y santifiquen sus vidas en unión al Espíritu Santo
Canción: Tú eres el Rey
Y al Corazón de nuestro Padre elevaremos esta ofrenda, haciendo memoria de la Pasión de Nuestro Señor y de la sagrada oportunidad que su Maestro, Cristo Redentor, dejó para todos a través de la Comunión perpetua con Su Cuerpo y Su Sangre, divinizados en todos los espíritus de la Tierra que comulgan siempre con Su Sagrado Corazón.
En el nombre de esta sagrada ceremonia, compañeros y de todos los ángeles del Cielo que están aquí congregados por la Redención y por la Paz en todo el planeta, Yo instituyo la transustanciación de este pan y de este vino, para la redención de las almas y de los corazones que comerán y beberán del Espíritu del Rey.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
Yo los bendigo y les agradezco por haberme recibido en este lugar.
Y mientras Me elevo, acompañen esta canción como la proclamación de sus almas, en unión al Sagrado Corazón de Jesús y a Su Amor infinito por cada ser de este planeta.
Yo los bendigo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Vayan en paz y sean la paz en estos tiempos; por donde vayan y para quien encuentren, solo entreguen la paz.
¡Les agradezco!
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Queridos hijos, alabado sea Dios, sea Cristo, sea el Espíritu Santo.
Mientras las puertas del Cielo se abren y las luces superiores vienen a su encuentro, instituyo en este lugar y en cada corazón humano de esta Tierra que se abre para recibirme, una columna de Luz que proviene del universo y que desciende al planeta para establecer el Reino de Dios en los corazones que estaban distanciados de Dios.
En esta noche, en la que comienza un nuevo ciclo, hoy vengo con los bienaventurados, con aquellos que alcanzaron, viviendo una vez en este mundo, el espíritu de la santidad y de la renovación.
Hoy, estoy unida con cada hijo Mío que me ha abierto la puerta de su hogar para recibir a la Santísima Trinidad, hoy presente ante ustedes en la magnificencia del Espíritu del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Quienes derraman códigos nuevos para las vidas redimidas por el Amor de Cristo, Nuestro Señor.
Hoy, el motivo de estar aquí, no es solo para que recuerden a su Madre Celeste, que los ama profundamente y los contempla desde lo profundo de Su Corazón Castísimo e Inmaculado. Hoy, vengo a mostrarles Mi Corazón Glorificado, Mi Corazón divinizado por el Espíritu de Dios desde el momento de Mi Asunción a los Cielos. Este Corazón es el que Yo quiero que contemplen; no por Mí misma, sino porque este Corazón, hijos Míos, es el portal seguro y verdadero hacia el Reino de Dios. Es el Corazón que los llevará hacia el encuentro de Cristo en los momentos de gran tribulación que vivirá el planeta en su ciclo de purificación.
Pero hoy ya no quiero que piensen en cosas malas, en cosas que suceden todavía en este mundo cruel. Yo quiero que piensen en el Reino de Dios que, a través de cada Aparición, Yo les traigo con tanto Amor.
Necesito que beban de la fuente de ese Reino de Dios para curar sus heridas, para sanar sus culpas, para renovar sus espíritus caídos, porque siempre podrán volver a erguirse, ya que Yo les extiendo Mi mano amorosa y les ayudo a caminar firmes por este camino de transformación.
Sé que sus corazones aún no han perdonado. No se perdonaron a ustedes mismos ni a sus familiares y semejantes. Aún sigue en pie, queridos hijos, la campaña de sembrar el amor en la consciencia de la humanidad.
Mi amado esposo San José, San José Castísimo y Venerable, se ha dispuesto a ayudarlos a buscar ese camino del perdón.
Queridos hijos, despierten. La voz del santo esposo hace eco en estos tiempos de caos. Les trae Sus principios de castidad y de hermandad para que, de a poco, todos se animen a vivir los patrones de la Sagrada Familia, que son el Proyecto de la Nueva Humanidad.
Hoy quiero, queridos hijos, ante los ángeles que Me acompañan, por la caricia que ellos realizan en cada uno de ustedes, puedan entrar a este Reino de Dios, a través de Mi Corazón vivo y glorificado. Porque no estoy aquí solo con ustedes; estoy con cada hijo Mío que se pierde, en este mismo momento, por los maleficios del adversario.
Pero eso no importa, queridos hijos, si Dios ha permitido que Yo esté aquí entre ustedes, en este día, es porque existe un Propósito Mayor que se puede cumplir a través de sus corazones, a través de su donación y servicio al Plan de Dios.
Quiero que puedan sentir la grandeza del Reino de Dios en este momento, y cómo cada célula de sus seres, cada átomo de sus cuerpos, cada parte de sus espíritus inmateriales reciben el Espíritu de Dios que, a través de Mi Presencia, los bendice y los constituye como un nuevo ser, así como el modelo que prevé Cristo realizar en este tiempo, en cada una de Sus criaturas.
Por eso, queridos hijos, a través de Mi Corazón de Madre, Corazón bondadoso y luminoso, también se encuentra la puerta hacia la Misericordia de Dios. Coloquen, dentro de este Reino Celestial que ha descendido directamente desde el universo para ser derramado sobre Aurora, a cada uno de sus hermanos, coloquen a aquellas personas que aún no han perdonado, para que este nuevo año sea un nuevo año para todos, renovados por el Espíritu de Dios y por Su Gracia que, a pesar de los pecados del mundo, sigue descendiendo con el propósito de salvar a la humanidad.
Hoy, quiero que cada uno de Mis hijos, que Me escucha, salga de este Centro Mariano siendo una grandiosa chispa de Luz que se comprometerá a brillar en esta oscuridad para guiar a otros corazones en la oración y en la simplicidad del servicio. Porque son las obras de caridad y de oración, las obras de Misericordia que podrán reconfigurar la Tierra perdida en una Tierra prometida, así como fue la promesa para los pueblos del desierto.
De esta forma, queridos hijos, hoy Yo Me anuncio a ustedes como la Señora Celestial, la Señora que vivió la Asunción hacia los Reinos Mayores para prometer, delante de Dios, que salvaría a cada uno de Sus hijos, a través de los tiempos y de los siglos.
Queridos hijos, veneren a Mi Corazón.
Hermana Lucía de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Porque a través de esta veneración buscaré transformar sus esencias en una esencia semejante a la Mía.
Quiero que, en esta noche, Mi Pureza sea una realidad en el interior de todos los que Me escuchan, porque Yo no vengo a transformarlos solo por ustedes mismos. Yo vengo a construir, hijos Míos, las islas vivas de salvación que, dentro de cada uno de ustedes, extendidas en los cuatro puntos del mundo, auxiliarán a aquellos que más necesitan encontrar a Dios.
Hijos queridos, cuando estén ante Mi Presencia, sientan Mi Corazón y escuchen Mis Palabras, porque cada cosa que les digo debe ingresar dentro de sus células como un principio que los transforma y los convierte, que hace desaparecer definitivamente toda la oscuridad que aún existe en su interior.
Quiero hacer de ustedes focos de luz en el medio de la oscuridad de la Tierra, que sean faroles que indiquen el camino para aquellos que están perdidos.
Quiero que cada uno de los que Me escuchan sea portador de la verdad. Que, por medio de su ejemplo, atraigan más almas al camino del espíritu, el camino de la evolución, del desarrollo de esta nueva raza que renacerá en la humanidad a través de la transformación consciente de cada criatura.
Mis amados, a pesar de que Mis ojos contemplan al mundo entero en esta hora, vengo hasta este lugar para preparar en sus corazones una morada pura, para que el Redentor pueda retornar y para que, antes de que Sus Pies pisen en el mundo, Su Espíritu pueda recibir la vida dentro de cada uno de ustedes.
No piensen que no Me importan aquellos hijos Míos que en esta noche se pierden. Hoy, Yo estoy aquí también por ellos; porque la transformación de sus espíritus, de sus mentes y de sus corazones ayudará a rescatar a aquellos hijos Míos que jamás conocieron la Luz.
Cuando sea el tiempo, cuando las almas más lo necesiten, encontrarán esa Luz que nunca quisieron ver, y ella será como una fuente de agua, pura y cristalina en el desierto de este mundo. Esa agua brotará del corazón de cada uno de ustedes, así como brotó del Corazón de Mi Hijo. Porque, como Cristo dio de beber de Su Misericordia en el ápice de Su sacrificio en la Cruz, también ustedes, hijos Míos, al resistir a las tribulaciones de este planeta y al reconfirmarse, una y otra vez, en la consagración a Mi Inmaculado Corazón, darán de beber a cada criatura de esta Tierra la Divina Piedad y la Misericordia que un día recibieron de Cristo.
Por eso, les pido que contemplen Mi Corazón que hoy les revela la Gloria del Reino de Dios, para que esa Gloria no esté distante de sus vidas, sino que viva dentro de sus seres, que pulse en sus corazones.
Que cada uno de sus corazones, en esta noche, pulse con el mismo ritmo que el Mío, porque quiero hacerlos uno con Mi Corazón Inmaculado, así como este Corazón lo es con toda la Creación.
Que sean conscientes de la unidad con Dios, con Su Divino Espíritu y con la Madre del mundo, porque Yo ya estoy unida a todo lo que fue creado. Ahora, llegó la hora de que toda la Creación se una a Mí, para que Yo pueda retornar con ustedes, dentro de Mi Consciencia, bajo Mi Manto, a la Fuente Celestial de donde un día los retiré en esencia y en espíritu, para fecundar a esta Tierra y multiplicar la Creación Divina y Su Gracia, renovando todo lo que fue creado en este universo.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Queridos hijos, como hoy no tengo nuevos hijos para consagrar, he escogido a tres nuevos hijos, en este momento, que se consagrarán ante Mi Presencia, aún sin vestir Mi Manto de Luz Celeste.
Esto es para que vean, hijos Míos, cuán importante es la conversión del corazón y la redención; cuán importante es que las almas reencuentren el camino hacia Cristo y hacia Dios.
No los estoy juzgando, hijos Míos, los estoy renovando; porque, a través de estos tres hijos, los bendeciré a todos ustedes.
Hoy, vengo a renovar los votos de todos los Hijos de María, deseando que este nuevo año sea un año de paz interior para todos, y que ustedes y sus hermanos sean buscadores de la paz.
Vayamos ahora, hijos Míos, a esta esperada bendición maternal, ante la compañía de todos los ángeles del Cielo, los serafines y querubines que cantan en Gloria a Dios.
Llámenlos.
Canción: “Hijos de María”.
Queridos hijos, en este nuevo tiempo que llega, quiero que se conviertan como esta luz que, por más pequeña que sea, alumbre todo el mundo y a todos los corazones que necesitan revivir en la Misericordia de Dios, en el perdón, en la compasión y en el amor.
Por la Luz de todos los ángeles reunidos en este sacramento de oración y en comunión importantísima con Mi Hijo, Yo los bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Gracias, queridos hijos, por hoy estar Conmigo.
Canten en cuanto Me elevo al Cielo. Que las campanas suenen, pues un nuevo tiempo ha llegado para todos.
Los amo.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
A pedido de María hacemos un minuto de silencio por la paz en el mundo.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Hermanos, solo nos resta agradecer profundamente a María, porque esta bendición, que Ella nos hizo, llego a cada uno de sus hogares. Ella nos mostraba cómo visitaba a cada una de las familias al mismo tiempo.
Así es que vamos a irnos de aquí, del Centro Mariano de Aurora, con este impulso; comprometiéndonos a fortalecer nuestra fe y nuestra oración, para que ese Plan de Paz de nuestra Madre Divina se pueda cumplir en el mundo.
¡Gracias, Madre de Dios, por cuánto nos das!
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Que la paz esté en esta casa y en aquellos que no la tienen.
Yo Soy su camino de conversión hacia Jesús, porque Mi Corazón se dona al mundo para generar la salvación de la humanidad.
Benditos sean aquellos que se rinden a Mis pies y buscan el camino de la Luz a través del camino de la oración.
Hoy, Mis Gracias se derraman sobre esta parte del mundo y Yo los convoco a una tarea primordial por la paz.
El mundo está enloquecido porque no encuentra paz. Pero hay corazones en el mundo que sí tienen paz y que no le temen a la hostilidad de Mi adversario, porque quien está Conmigo está en Mi Corazón Inmaculado y, aunque todo caiga a su derecha y a su izquierda, seguirá caminando adelante por el Camino de Cristo y no perderá tiempo en cumplir la Voluntad de Dios, que es la Voluntad de Mi Señor.
Hoy, vengo en esta fecha especial, también para bendecirlos, para seguir desatando los nudos de la consciencia de esta humanidad; pues como su Señora del Monte Carmelo, vengo a colocar sobre ustedes el manto de la humildad, que es el principio fundamental para sus vidas en los tiempos de hoy.
No teman, queridos hijos; la tribulación está caminando por la superficie del planeta, pero muchas almas se unen a esa tribulación, todos los días se sumergen en los infiernos y pierden de vista el Amor de Dios.
Yo vengo a recordarles el principio de la Paz universal, para que sigan confiados, orando Conmigo por este propósito materno que Yo tengo por todos.
El 8 de agosto, hijos Míos, un ciclo se cerrará con ustedes y Conmigo. Comenzaremos a profundizar, hijos Míos, en la elevación de sus espíritus a Dios; pues la materia se podrá purificar, morirá y se volverá polvo; pero su espíritu, hijos Míos, es el gran tesoro que retornará a Dios, a Sus moradas del cosmos, para unirse a la Fuente Primordial, a la esencia del Amor y de la Unidad; llevando los frutos que Yo he dejado en sus vidas, como una gran experiencia de Amor para todo el universo.
No dejen, hijos Míos, que el mal los pueda perturbar. La Aurora está frente a sus vidas para poder derrotar al mal. Pues, Yo Soy esa Aurora, esa gran Estrella, la gran Madre que guía a los navegantes, la Señora del Monte Carmelo que viene a anunciar al mundo la última tabla para su salvación. Pero en muy pocos, hijos Míos, Mis grandes obras serán realizadas.
Ustedes, hijos amados, deberán irradiar el espíritu de Mi maternidad al mundo. Así, muchas almas de los cuatro puntos del planeta, en los últimos días de sus vidas, encontrarán la salida hacia el Paraíso de Dios y también tendrán consciencia, ante el Padre, de lo que no hicieron.
Yo Soy la Madre de todo el universo, la Madre del mundo, la Señora del Monte Carmelo que viene a enseñarles el camino de la humildad y de la paz, a través del despojamiento interior, para que caminen libres hacia el Corazón de Mi Hijo amado.
Hoy, Él Me envía y, desde el Universo Mayor, también saluda a Mi hija amada, porque estos momentos son muy especiales para el mundo.
Yo les vengo a enseñar, hijos Míos, el verdadero espíritu de celebración de un alma, para que vean que Dios tiene una gran compasión por todas las almas del mundo; a pesar de que Su Ley será derramada sobre la humanidad y los corazones perversos reconocerán la Ley de Dios, la sentirán en sus vidas, en sus corazones.
Yo vengo, como Madre de todos, a extenderles Mi mano para que la tomen fuerte y sigan el camino de la purificación que Yo les ofrezco. Tal vez, hijos Míos, después de ocho años continuos, habrán entendido muy poco todo lo que Yo les dije. Pero no teman, Mis Palabras son depositadas en su corazón. Yo vengo a hablarle a sus esencias y no a sus mentes. Yo vengo a transmitirles Mi Espíritu de maternidad y de amor a cada uno de sus corazones.
El mundo se ha olvidado mucho de Dios y no basta que exista solo el embajador de la paz, el Papa Francisco. Todos ustedes, hijos amados, en el grado y en la proporción de sus tareas, deben transmitir esa energía de paz al mundo; porque si sus almas están unidas a pesar de las religiones, el mundo no se moverá mucho; aunque merecería moverse mucho después de todo lo que ha hecho y de todo lo que no ha escuchado.
Yo vengo a traerles la esperanza, hijos Míos, de encontrar un camino de conversión y de redención. En este fin de tiempo, Mi verdadero milagro será la conversión de sus vidas. Porque, a lo largo de los siglos y de los tiempos, Yo ya he hecho muchos milagros en el mundo, que están registrados en sus libros terrestres.
Pero, ¿el mundo ha cambiado después de tantos milagros?, ¿dónde está el resultado de esa experiencia de Amor?
En Kibeho no Me quisieron escuchar, ¿será que América del Sur Me escuchará?
Yo vengo a evitar grandes cosas en esta parte de América. Aquí debe nacer el espíritu de la Nueva Humanidad, ya estaba escrito en los libros de Salomón y en el Corazón de Mi Hijo Amado.
Yo vengo a anunciarles, en estos tiempos, el surgimiento de una Nueva Humanidad, viviendo una transición profunda, una purificación intensa, pero sin falta de la Misericordia de Dios. Es la Misericordia de Dios, hijos amados, que hoy Me ha traído hasta aquí, ante su presencia, y Me traerá muchos días más hasta que sus corazones sean receptáculos de Mi Mensaje Divino por la paz.
Cuando Yo haya alcanzado, hijos Míos, el resultado de una verdadera conversión en alguno de ustedes, Yo dejaré de aparecer, porque habré cumplido con la última parte de la promesa que hice ante Dios.
Que los soles, de varios puntos del universo, estén encendidos en el fuego de la oración y sean espejos en los tiempos de caos.
Yo necesito, hijos amados, que reflejen su simplicidad y amor por Dios. No necesito de sus destrezas, aunque son importantes para Mis Obras del fin de los tiempos. Yo vengo a hacer de sus vidas un modelo, un modelo tan similar al de Cristo, Mi Hijo.
Imaginen, hijos amados, cuando sus vidas, sus cuerpos y almas sean ese verdadero modelo, y Dios haya visto finalmente que Mi tarea, en este tiempo, se cumplió en esta parte de la humanidad.
Piensen en lo que Yo les digo. Estas ya son Mis últimas Palabras después de tantos Mensajes.
Hermana Lucía de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Vengo, en esta noche, a derrumbar cada una de las barreras que los separa de Dios.
Vengo a mostrarles un camino, que es el camino de la pérdida de sí; porque en este tiempo, hijos Míos, Yo los llevare a anunciar Mi Mensaje a los cuatro puntos de este mundo; Yo les pediré que pierdan el miedo de entregar hasta la vida para anunciar el Retorno de Mi Hijo; Yo les pediré que entreguen cada espacio de sus consciencias para el cumplimiento de los Planes de Dios; que abarquen, en sus corazones, la grandeza y la perfección de este Plan y cuán pequeño es el mundo y todo lo que habita dentro de él. ¡Cuán poco sería perder todo lo que existe, ante la grandeza del Propósito de Dios!
Llegó el momento de que surjan los apóstoles de Mi Hijo, aquellos que en otros tiempos no temieron pronunciar Sus Palabras de Vida, que era movidos solo por la fe y por la esperanza de que este Corazón Crístico se encendiera en la mayor cantidad de almas posibles. Porque, en un tiempo pasado, sus almas sabían de la grandeza del Plan de Dios, sabían que un final de tiempo llegaría, sabían de la urgencia de preparar Su Camino, de preparar la salvación de las almas, para que, llegado el tiempo de la Justicia, tuvieran una oportunidad de redención.
Hijos Míos, desde el principio de este proyecto humano, ustedes fueron convocados para ayudarme en la redención y en la salvación de este mundo, por medio de la propia salvación y de la propia redención; porque es solo siendo ejemplos vivos de la existencia de Dios que podrán convertir a las almas que viven a su alrededor.
Así, hijos Míos, de la misma forma como Mi Voz se pronuncia al mundo y muy pocos fueron capaces de escucharme, les pido que imiten Mis pasos y anuncien sin miedo Mis Palabras de Vida.
Aunque no crean en ustedes ni los escuchen, sepan sembrar en las almas una semilla de despertar; porque cuando ellas estén ante el último paso entre el abismo y la redención, emergerá la semilla de su interior, plantada por el amor de sus corazones a toda esta humanidad.
No se cansen de pronunciar Mis Palabras ni de anunciar el Retorno de Mi Hijo, porque un día se abrirán los Cielos, y desde las nubes descenderá el Rey del Universo, confirmándoles a los incrédulos la existencia del Reino de Dios, haciéndoles temer a aquellos que nunca escucharon Su Llamado.
Pero, para los que se arrepientan de corazón, la Misericordia vencerá a la Justicia, porque el Señor del Universo tiene una Misericordia infinita y un profundo Amor por esta Creación de Dios. Donde haya un corazón arrepentido, ahí Su Misericordia se derramará.
Por eso, Mis amados, no se preocupen por la incredulidad de los seres, solo hagan su parte, cumplan su misión sin esperar ningún resultado; porque de esto se trata el camino crístico: la eterna donación de todo el ser, la entrega de la vida por el puro amor a Dios, a Su Plan, aun sabiendo que muy pocos podrán responder.
Una semilla siempre germinará en las consciencias y aunque muchos no tengan la oportunidad de ingresar en Mi Reino, podrán recomenzar desde un principio sano y, de esta forma, por lo menos sus esencias estarán resguardadas del mal.
Hoy, vengo, hijos Míos, a anunciar la existencia de Dios y a dejar esa certeza impresa en sus corazones, porque en Mis soldados no pueden existir dudas de Mi Presencia.
Disipen, de sus consciencias, las dudas en relación al Plan de Dios. Batallen contra sí mismos para confiar plenamente en Nuestras Palabras, Palabras de los Mensajeros Divinos, que son el eco del Señor del Universo para cada criatura de este planeta.
¡Vénzanse, hijos Míos!
¡Ríndanse ante el Altar del Creador!
Cuando el orgullo sea mayor que la fe, coloquen sus cabezas en el piso y clamen por un corazón humilde, simple y dispuesto a cumplir el Propósito Divino.
Clamen, todos los días, para que la Verdad Superior les sea revelada y la ignorancia de sus corazones sea disipada por la Gracia que es conocer al Universo, a la Realidad Superior, a la Vida que pulsa en el Corazón del Cosmos y que los invita a retornar al Origen Divino, donde todo es el cumplimiento de la Ley, donde todos escuchan la Voz de su Creador y la siguen incondicionalmente.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Deseo, como su Madre Celeste, retirar del naufragio a cuantos se ahogan en su propio mar de ilusiones. Por eso, las puertas de Aurora estarán abiertas en agosto, para que Yo derrame Mi última cura espiritual sobre las almas. Serán bienvenidos a esta, Mi Casa de Amor, para reencontrarse Conmigo, en un nuevo ciclo y por un nuevo fin.
Yo les agradezco por responder a Mi llamado.
Canten a Dios y agradezcan que Él Me haya permitido visitarlos en este día. Recuerden Mis Palabras, ellas deben ser imborrables en sus corazones, Palabras sagradas que prepararán al nuevo ser de la Nueva Humanidad.
Vayan en paz, Yo los bendigo bajo la señal luminosa de la Cruz, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
¡Gracias, Madre de Dios, por cuánto nos das!
Mientras parte del mundo se encuentra en una interminable guerra que desata la ira y el mal de los hombres, Mi Divina Misericordia se aproxima todos los días a las tres de la tarde para restaurar y curar los vicios de la humanidad.
Mi Divina Misericordia se derrama, principalmente, en los corazones que todos los días reviven Mi Sagrada Pasión. Así, a través de ellos, todos los dones y méritos alcanzados por Mi Corazón Sagrado son depositados como células de luz en los corazones simples y puros.
Para alcanzar Mi perdón solo bastará reconocerse como digno hijo de Dios y, a pesar de que el pecado sea grande e irreparable, Yo tengo la autoridad celestial de absolverlos de toda falta. De esa forma vuestras vidas se volverán cristalinas y límpidas cuando procuren vivir Mi Misericordia, más allá de profesarla y de confirmarla en vuestras vidas.
El Cielo se une en armonía y oración, todos los días, a las tres de la tarde con el fin de ayudar a equilibrar el desorden espiritual y material de este mundo. Por eso, solo a través de Mi Insondable Misericordia, las almas más empedernidas y pecadoras podrán hallar su tabla de salvación, lo mismo será para aquellos que Me sirven pero que enfrentan el juego de las tentaciones de este mundo.
Si en verdad se deciden buscar el manantial de Mi Divina e Insondable Misericordia, podrán disminuir sobre el mundo el peso de su propia ley, y muchas almas dejarán de ser condenadas al fuego del infierno, para ser reconocidas como almas rescatadas.
En esta última hora de la transición de la Tierra, busquen el camino directo hacia Mi Divina Misericordia porque, en estos tiempos de mayor confusión, solo les quedará aferrarse a Mi Camino de redención y de salvación.
Yo les entrego todo lo que tengo, Yo les doy la posibilidad de redimensionar vuestras vidas a través del fuego transmutador y purificador de Mi Divina Misericordia.
El tiempo indica una rápida y determinante decisión. Llegó el momento de colocarse a los pies de la Fuente Mayor para poder ser lavado, liberado de las manchas y reconducido hacia el Reino eterno de Dios.
Hoy oro especialmente por los que contraerán una unión espiritual Conmigo en los nuevos tiempos. Eso determinará la posibilidad de cumplir con Mi Proyecto redentor antes de Mi regreso al mundo.
Recen por los que perseveran en el camino de la transformación, pero también recen por los que con coraje me abandonaron, olvidándose de Mí. A todos los coloco en Mi Sagrado Corazón y esperaré verlos, algún día, en Mi Gloria Celestial.
Yo los determino, en esta era, a seguir un solo camino.
Bajo la Gracia suprema de Dios, sean consagrados a Mi Corazón.
Cristo Jesús Glorificado
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más