Domingo, 25 de noviembre de 2012

Mensajes semanales
MENSAJE PARA LA APARICIÓN EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, TRANSMITIDO POR LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA A FRAY ELÍAS

Queridos hijos:

Que la Misericordia de Dios impregne vuestros corazones, les quite la sed y el dolor.

Hijos Míos, abracen en vuestro interior la llama preciosa de la Divina Misericordia, para que encuentren el reposo que tanto buscan vuestras almas, la esencia de la reparación del corazón humano a través de la Gracia intercesora del Corazón de Mi Hijo.

Queridos hijos, el camino hacia la Divina Misericordia es un camino que se recorre todos los días, a través de vuestra fe y de vuestra devoción. El mundo necesita que todos los días la humanidad ingrese en el océano de la Divina Misericordia mediante la oración, las buenas obras y el amor que debe ser irradiado desde vuestros corazones.

Hijos Míos, el gran vacío que existe en las almas es la ausencia del Amor de Dios, el amor de todo el universo, porque fácilmente los corazones son tentados por las modernidades del mundo y el enemigo logra distanciarlos de la esencia del Amor, y todo es por una ilusión.

Amados hijos, vengo a recordarles que existe para todos la Fuente del Amor Universal, el origen de todos los orígenes, desde donde brota el manantial del Amor Puro de Dios, los Cielos, las Galaxias y los Universos; hacia allí vuestros corazones se deben dirigir todos los días, para que puedan ser partícipes de la conversión del corazón a través del poder del Amor de Dios.

Hijos Míos, lleven en vuestras manos la oración del corazón, que ella sea vuestra guía perpetua, para que así la humanidad alcance la Gracia de la Redención.

Hoy vengo de nuevo hasta ustedes, para renovarlos en espíritu y en corazón, porque hijos Míos, ustedes deben permanecer momento a momento en los brazos de Dios. En los brazos del Padre ustedes podrán sentir la Fuente del Amor, de la Compasión, de la Misericordia y de la Redención.

Queridos hijos, por esto hoy los llamo a la asunción de vuestros corazones hacia el Reino de Dios mediante la oración, porque la humanidad debe cambiar, está a tiempo de surgir ante Dios como una humanidad convertida y perdonada. Para eso, queridos Míos, como Madre y Señora de la Compasión, hoy estoy entre ustedes, porque como hijos deben sentir Mi Rayo Inmaculado Maternal.

Que vuestros ojos vean surgir en cada ser la Luz infinita del Espíritu Santo, porque si todos ven en el prójimo el don que Dios le ha entregado a cada ser, el conflicto en el mundo será transformado en paz, el sufrimiento en cura, el dolor en luz y la falta del amor en pureza; todos Mis hijos podrán así reencontrarse con la verdadera esencia de lo que Dios creó y eso será posible a través de la oración que brote desde vuestro corazón.

¡Están a tiempo de vivir en la Divina Misericordia; todos ustedes pueden ser bendecidos por este amado Rayo de Transfiguración!

¡Les agradezco por responder a Mi llamado a la conversión!

María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad