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Que la paz habite y colme sus corazones.
Escucho, hijos, sus plegarias más sinceras. Acojo en Mi Corazón sus ofertas para que, en estos tiempos de caos y de tanta confusión interior, los discípulos de Cristo puedan encontrar la paz y sembrar la paz en el mundo.
Vengo hasta este lugar por un simple propósito: ampliar el servicio de las almas y concederles a los seres la oportunidad de reencontrar a Dios.
Vengo a establecer aquí un Punto de Luz, de Gracia y de Misericordia; para que los corazones más perdidos, aquellos que parecen no tener solución para la oscuridad de su interior, reencuentren la paz.
Vengo a establecer aquí un Canal de Cura para las almas, que debe ser acompañado por Mis hijas de la Orden Gracia Misericordia; para que, junto a los servidores, mucho más allá de las enfermedades del cuerpo, sean puentes para que las almas reciban la cura, la cura espiritual que solo habla, hijos, sobre el reencuentro de las almas con Dios, cuando los seres pueden estar ante corazones sinceros, abnegados; cuando tienen una oportunidad de estar consigo mismos, sin las interferencias del mundo, sin los sufrimientos de esta vida; para que, aunque sea por un instante, las almas puedan sentir la Paz y el Amor que provienen de la Consciencia Divina. Essa es la misión de esta casa.
Y esto acontecerá de muchas formas, pero lo más importante es que sus corazones estén disponibles para aprender a amar y que, a través del amor, se produzca la alquimia de la transformación de la consciencia humana.
Que, así como Santa Clara, sus almas sean un espejo del Amor de la Madre de Dios. Que la devoción sea la estrella-guía de sus corazones.
Por eso, aquí no puede faltar la oración y la unión con Dios antes de cada momento de servicio; porque lo que entregarán a las almas no es caridad, sino caridad crística, la que une a la consciencia con la Luz de Cristo, y este es un gran misterio que hoy los invito a meditar.
Que los servidores profundicen en su camino interno, en el desarrollo de sus Linajes y de su misión, para que el servicio sea fruto de esa profundización interior.
Que esta casa, así como la Inmaculada Casa del Alivio del Sufrimiento, sea un preámbulo de la Gracia que Dios verterá sobre la Tierra a través de la Casa de San Lázaro.
Comprendan así, hijos, que esta Obra es una sola y que todo es parte de una construcción, como una escalera de Luz en ascensión hacia los Cielos, para que las almas puedan subir y retornar al Corazón de Dios.
A lo largo del tiempo, vivirán grandes pruebas que fortalecerán sus espíritus en el aprendizaje del Amor. Muchas veces, pensarán en desistir, y en ese momento, les pido que vuelvan a escuchar Mis Palabras; porque Yo les advertí para fortalecerlos y para pedirles que cuando esté difícil solo oren, y cuando no puedan orar solo estén en silencio ante Dios, para que escuchen Su Voz y Su Sabiduría los conduzca.
Que estén unidos.
Delante de cualquier conflicto, escojan la paz.
No quieran que sus ideas sobresalgan sobre las ideas de los demás.
Escojan siempre la paz y la humildad, y así estarán protegidos.
Allí donde existe unidad, el enemigo no puede reinar y sus interferencias se disuelven como polvo, en la mente y en la consciencia humana.
Cuando estén ante un conflicto, oren juntos el Devocionario de la Unidad(1) que Yo les entregué. Esta es una llave para todos los grupos, como para todas las familias y como para todos los servidores; para que perciban lo que los desune y puedan volver al principio de la unidad.
Que aquí se vuelvan a establecer las terapias de cura, como Mi hijo fray Ameino les enseñó. Esas terapias, hijos, van más allá del cuerpo y su simplicidad toca a las almas y a los corazones para que las células se abran a la Gracia Divina.
Que los servidores se vuelvan a formar, a aprender nuevamente con el corazón dispuesto; porque hoy vine a disolver el pasado, a liberar lo que estaba cristalizado y a establecer un nuevo ciclo en este lugar como en sus almas.
¿Están dispuestos a vivirlo?
Oren, unos por otros, oren por el triunfo del Corazón de Dios en el prójimo, oren para que las virtudes celestiales se establezcan en las almas, y así siempre habrá alguien que orará por ustedes.
Hoy, les dejo Mi Gracia, una Gracia especial para que aprendan a servir y a entregar sus vidas; hoy, les concedo la Gracia de la Consagración, para que sus espíritus sean renovados por Mi Presencia.
Recuerden, hijos, que cuentan Conmigo, con Mi intercesión y con Mi Amor paternal.
Que el don de la consagración los renueve, que el espíritu de la consagración los impregne.
Que la gratitud abra las puertas del Cielo, que la Misericordia atraiga a las almas que necesitan una nueva oportunidad.
Que sus corazones sean testimonios de la Gracia Divina, que la paz se establezca en sus familias.
Que la cura toque primero sus corazones, que todo sea como tiene que ser según la Voluntad Divina.
Hermana Lucía de Jesús:
Que los que hoy quieran consagrarse se coloquen de pie, con las palmas de las manos hacia arriba.
Los sacerdotes pueden traer agua bendita.
Yo los bendigo, Yo los consagro, despierto a sus espíritus y los renuevo. Yo los libero y les abro un nuevo ciclo a sus consciencias.
Que las Gracias recibidas hoy se multipliquen y sean vertidas sobre las almas que ustedes encuentren en el camino.
Que sean Mis Hijos y Amigos, embajadores de la caridad que proviene de Mi Casto Corazón, de la caridad crística.
Que Mi Lirio de Luz esté dentro de sus seres, recordándoles el don de la pureza y la alegría de servir.
Que el don de la sabiduría esté en ustedes, para que sepan entregar a las almas lo que necesitan, de forma justa y misericordiosa, cada cual en su momento.
Yo los bendigo y extiendo esta bendición sobre sus familias y sus seres queridos, sobre los Reinos de la Naturaleza y sobre el corazón humano.
Que sus almas sean renovadas en Mi Nombre, por la potestad que el Creador Me entregó.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
(1) San José se refiere al Devocionario de San José para alcanzar el Espíritu Divino de la Unidad.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más