Sábado, 26 de marzo de 2016

Mensajes diarios
MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Contempla, hoy, el misterio de la muerte de Cristo y la soledad sentida por todos Sus apóstoles y discípulos, por todos Sus seguidores, ya que muy pocos fueron capaces de comprender la grandeza de Su Crucifixión.

Contempla en tu corazón el recogimiento de Cristo, Su silencio y la incertidumbre que ese silencio causaba dentro de los Suyos.

Los que lo esperaban estaban ante una prueba de fe, estaban sintetizando en su interior todo lo que habían recibido y todo lo que habían aprendido, para colocarlo en práctica al auxiliar a los demás.

Este Sábado Santo se asemejará a la prueba que vivirá la humanidad en tiempos futuros. Ahora, aún están en la presencia de Cristo, de María Santísima y de Mi Casto Corazón; ahora aún cuentan con la Instrucción y la Guía de Aquellos que fueron enviados por el Señor para que, en la materia, lo representaran y condujeran Su rebaño a Su encuentro. Pero llegará el tiempo en que a cada uno le cabrá confirmarse y afirmar su fe. A cada uno le cabrá repartir el pan y ser el puente hasta Dios para quienes están vacíos de espíritu. Le cabrá a cada apóstol y a cada discípulo de Cristo anunciar el amanecer que llegará después de los días oscuros y, así, mantener en pie y con fe en el corazón a aquellos que deben perseverar hasta el fin, porque se comprometieron con Cristo.

Contempla, entonces, la fe de las santas mujeres de Jerusalén y cómo ellas vencieron el dolor que sentían para así vivir el puro amor que el Señor les había enseñado. Contempla la devoción de esas santas devotas de Cristo, que no solo perseveraron en el Calvario, sino que también ungieron el Cuerpo de Cristo, lo vieron resucitado, viajaron por los continentes anunciando Su Victoria y, a lo largo de los siglos, retornan al mundo, aún como santas mujeres, para perpetuar la Obra del Salvador.

Obtén tu fuerza de los misterios del Calvario, de la victoria sobre la muerte, de la fe en los días de oscuridad y de la gloria de la resurrección.

Revive la historia de tu Señor y multiplica Su Gracia y Su Bondad, siendo tú mismo la Palabra Viva de Cristo y el cumplimiento de Sus promesas.

Haz cosas mayores de las que Él hizo y cumple con Sus Palabras, así como Él lo manifestó en las Escrituras.

Renueva la Iglesia de Cristo, que no está guardada en una religión, sino en el corazón de todo aquel que tiene fe y disposición para seguir los pasos del Señor.

Aquel que te guía hacia el Salvador,

San José Castísimo