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Primer Mensaje
Mi Silencio habla de la verdad de estos tiempos.
Mi Silencio les recuerda el momento de Mi pasaje por el Huerto Getsemaní y la hora durísima de la agonía; momento en el cual Dios Me reveló la verdad y Me la hizo conocer profundamente, para que no solo Mi Corazón se preparara, sino también para que Mi Espíritu se preparara para los tiempos que llegarían después de Mi Ascensión a los Cielos.
Estamos en la hora de esa gran verdad. Estamos ante la revelación de ese momento crucial que llega al mundo para poder mostrarle su realidad y así salir de la ceguera.
Hoy, su Maestro y Señor carga con las ingratitudes del mundo y con todas las ofensas que los corazones en estos tiempos cometen, en su profunda ignorancia.
Es un sentimiento inexplicable, es una sensación inextinguible, es un dolor grande para poder soportar y, sobre todo, para llevarlo dentro de Mi Corazón.
Por eso vengo a pedirle al mundo y a los que creen en Mí, la adoración reparadora, durante cinco minutos, a fin de que el Corazón del Señor sea consolado de las ofensas que recibió y de las ingratitudes que sintió de todos los que una vez estuvieron a Mi lado, pero que el engañador del mundo apartó de Mí, por diferentes razones.
No es este el mensaje que hoy les traía para su conocimiento e instrucción, pero el Salvador de los hombres debe llegar hasta el final, hasta la última alma, hasta el último rincón del mundo para dar auxilio a los que más necesitan, especialmente a los que viven en su ignorancia o en su indiferencia.
En la adoración reparadora de los cinco minutos podrán consolar a su Maestro y Señor, de muchísimos sentimientos y actitudes ofensivas que Me envían las almas de la Tierra por diferentes caminos y a través de diferentes acciones.
He aquí el Corazón que aún sufre por el mundo y por los que le dan las espaldas al Redentor de Universo, dejando de corresponderle como Él lo necesita, como Él lo ha pensado y como el Padre Celestial lo ha propuesto.
Pero los que siguen Conmigo que no se amedrenten; reparen el Corazón doloroso del amadísimo Señor a fin de que los siete principales sentimientos que ofenden a Dios sean transmutados y reparados por el poder misericordioso de Mi Corazón y por las adoraciones que las almas Me ofrezcan tan solo por cinco minutos.
Así repararán el Corazón del Hijo y, en consecuencia, repararán el Corazón del Padre. Repararán el Corazón de Cristo por los sentimientos de indiferencia, por los sentimientos de ingratitud, por el sentimiento de negación, por el sentimiento de cobardía, por el sentimiento de negligencia, por la falta de fe y, especialmente, por el sentimiento de desamor hacia las Obras de Dios y a su cumplimiento en la Tierra.
Por esos siete sentimientos adorarán el Corazón Eucarístico del Señor del Universo y ofrecerán reparación a fin de que las almas no se sigan confundiendo a sí mismas.
Y aunque el rebaño esté agitado y el lobo feroz esté a su acecho, el Pastor del Universo no retrocederá. No retrocederá porque Él vendrá a salvarlos, Él vendrá a mostrarles el camino y la Luz ante las tinieblas.
Compañeros, llegó el tiempo de la definición.
La cruz de este tiempo es muy pesada y quien en verdad no esté Conmigo no podrá cargarla por más que lo intente, por más que lo quiera hacer.
Quien no está Conmigo no está en el amor y podría no saberlo.
Por eso, imploren a Dios con arrepentimiento de corazón, para que la humildad les sea concedida y sus corazones se purifiquen, ante las venganzas que el adversario emitirá en el fin de estos tiempos contra los seguidores de Cristo.
Si no hay amor, nada se podrá resolver. No bastarán las palabras. No bastarán los comentarios ni los juicios de valor. Necesito que sean Mi ejemplo vivo en la Tierra, por más que nunca lo consigan. Deberán espejar Mi Presencia para que Mi Corazón sea glorificado en los confines de la Tierra.
Ha llegado el momento de no engañarse más y de no permitir ser engañado, porque muchos vendrán en Mi nombre y afirmarán que otros son los caminos, y muchos lo creerán.
Por eso, sumérjanse en Mi Corazón doloroso, para que la llama de su amor lo consuele y lo repare mediante la adoración a Mi Eucarístico Corazón.
Las señales del tiempo anuncian grandes acontecimientos, dentro y fuera de los hombres, dentro y fuera de las mujeres de la Tierra.
Y no habrá nada ni nadie que pueda detener su definición en este tiempo, definición que marcará el destino de la próxima etapa y, podría decir, de toda su existencia, hasta después del retorno de su Maestro y Señor al mundo por segunda vez.
Por eso, no les hablo de hechos pequeños o de incomprensiones insignificantes, de adhesiones pobres o de falta de unidad inmediata para con sus hermanos y semejantes.
Están ante la Segunda Persona de la Santísima Trinidad. Están ante una revelación que se viene anunciando desde los orígenes de la Tierra hasta el presente.
Por eso, quisiera saber, ¿quién beberá Conmigo del nuevo Cáliz que Me entregará Dios?
Lo que se transmutará en estos tiempos será muy diferente a lo que se transmutó en los tiempos pasados durante la Presencia del Hijo de Dios en la Tierra.
Los invito a abrir aún más el corazón para escuchar Mis Palabras y para que ellas no se vuelvan pasajeras ni tampoco se olviden; porque Mi tiempo está terminando entre ustedes.
Los que no puedan donarse totalmente a Mí siempre estarán en libertad, porque Dios los ha hecho libres para que pudieran aprender a amar como Él los ama, infinitamente.
Les estoy entregando el planeta en sus manos y con confianza. Le entrego a esta Obra la humanidad; porque lo que habrá de suceder en el cercano futuro será muy grande y exigirá responsabilidad y correspondencia.
No quiero que sientan temor de todo esto, o de todo lo que les he dicho.
Les traigo la revelación del mismo sentimiento que Dios depositó en Mi Corazón durante Mi pasaje por el Huerto Getsemaní; sentimiento y revelación que se está cumpliendo en este momento, por las respuestas que Me dan Mis seguidores, sobre todo los que bajan los brazos ante Mí y se dejan vencer.
Sean inteligentes y usen el poder de Mi Corazón para transformarlo todo. Sean algo más que seres humanos que viven y respiran en este planeta, que escuchan o que hablan, que sienten o que piensan. Sean, en verdad, lo que vinieron a ser y no se justifiquen, porque así nunca cambiarán.
Mi Corazón ya no puede recibir más ingratitudes, porque el mundo Me las da diariamente. Mi Corazón solo quiere recibir su amor y su verdad.
Vengo a Austria para que comprendan en lo que estamos trabajando juntos y la importancia que esto tiene para Dios, tanto en el Universo como en la Tierra.
¿No será que sus sentimientos e inquietudes son pequeños ante la verdadera realidad de la humanidad y de su autodestrucción?
Crezcan y comprenderán el Plan; lo vivirán, así como Yo lo vivo y realizarán mucho más de lo que Yo realizo; porque les dije que harían cosas más grandes que las que Yo hice hace tanto tiempo atrás.
Que Mis Palabras permanezcan y que no se desvanezcan, porque Mis Palabras, cuando Yo ya no esté, serán su recuerdo para vivir la redención.
Que el Señor los bendiga y los ilumine.
Que el Señor les dé Su Templanza y Su Mansedumbre.
Que en el Señor puedan corresponder y obrar, para que venzan la fragilidad de estos tiempos por medio de la fortaleza del Espíritu Santo.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más