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Me verán venir como un Sol en la noche, como Aquel que venció a las tinieblas y a la muerte; Aquel que hizo del mundo, un mundo rescatable y una humanidad redimida.
Pero no volveré como la primera vez, como lo fue en el pesebre de Belén. Volveré y retornaré distinto de lo que ustedes conocen y saben.
Si Mi Padre Me ha pedido estar aquí, es que es parte de Su Voluntad y no de la de los hombres. Su amado Hijo no desperdicia las Leyes de Dios, sino que las cumple al pie de la letra, por medio de Sus ejemplos y de Su testimonio.
Por eso, hijos, no dejen invadir sus corazones por los que dicen que Yo no estoy aquí. No les haría perder el tiempo, ni tampoco la hora. Cada momento para Dios es precioso.
De los que niegan de Mi Obra el Padre se encargará, porque así como Él es Amor, también el Padre es Justicia y la Justicia se está aproximando al mundo.
La Justicia de Dios arrebatará a los hombres de la noche a la mañana y nadie podrá escapar de ella, porque así como hoy Yo les doy Mi Misericordia, el Padre les entregará Su Justicia.
Es tiempo de hacer penitencia y de arrepentirse de corazón, para que estén a salvo, independientemente de lo que crean o de lo que vivan por medio de las religiones.
Yo vengo por fuera de la Iglesia para dar un testimonio vivo.
Vengo por los que no conocen la cristiandad, por los que nunca tuvieron la oportunidad de vivirlo ni de profesarlo.
Vengo a derribar el paganismo mundial y moderno, para que sepan que aún existe un solo Dios en Tres Personas y que el Dios de la Fuente y del Amor es para todos y no solamente para los cristianos. Mi Evangelio es para la humanidad. Mi Palabra de Salvación es para todas las razas y todos los pueblos.
¡Ay de aquellos sacerdotes que difaman Mi Nombre y no viven sus votos ante el Creador! Es más poderoso dar a conocer el Nombre de Jesús, que negarlo en aquellos que lo viven de otra forma, porque Mi Amor es misericordioso, piadoso e invencible.
Yo vengo con la voz del último profeta del desierto, como la Voz del Gran Sol de Universo. Vengo, por medio de este camino, a unificar las religiones, porque si no se unifican en este tiempo final, padecerán y no podrán decir al Padre que no lo sabían.
Mi Amor es crístico y redentor, y lo sigue siendo desde el principio, cuando encarné en la Fuente de Dios y vine al mundo para dar testimonio del Amor de Dios a las criaturas.
No quisiera que perdieran el tiempo, compañeros, en los comentarios. Concentren su atención en el mundo interior y no en los juicios y en lo superficial. Ya les dije una vez: por sus frutos los conocerán.
No vengo a trabajar al mundo con seres perfectos, ni seres sublimes. Vengo a escoger lo más difícil en este mundo, para hacer lo más grandioso por medio de Mi Obra Redentora.
Si Yo hubiera aparecido dentro de la Iglesia en este tiempo, Mi Voz hubiera sido anulada y no escuchada. La Voluntad de Dios no es comprendida por los hombres, ni tampoco aceptada. Por eso existe sufrimiento en el mundo, enfermedades, perdición, y aún existen las guerras y los conflictos.
Unifíquense antes de que todo se agrave. No pierdan el tiempo en lo que dicen o en lo que dirán.
Quien usa Mi Nombre para difamar, está perdido y solo Yo lo podré absolver y perdonar.
Para que vean cuán grande es Mi Misericordia, vengo a buscar a los que están más lejos de Dios, a los que están en otros caminos, para que finalmente encuentren el único camino que los lleva al Reino de Mi Padre, directo a Su Corazón.
Vengo a esta tierra y a este lugar para tornarla sagrada algún día, como lo fue en el principio. Por eso la misión recién comienza y su donación será imprescindible para que eso se pueda llevar adelante.
No pueden abandonar su consagración al Inmaculado Corazón de María, porque tampoco Su Energía Divina se desperdicia.
Yo vengo a darles a conocer el amor que pueden vivir en sus corazones y no a través de los hombres que dicen que lo viven o que lo practican. Muchos, a través de los tiempos, no han creído en la Obra de los Sagrados Corazones, pero cuando todo pase y todo termine, la humanidad se dará cuenta de que perdió una gran oportunidad.
Pero ahora Yo seguiré adelante con los que Me quieran seguir. No caminaré al lado de los tibios o de los fríos de corazón. El mundo necesita de auxilio y de mucha misericordia. El mundo necesita encontrar la Luz y salir de la ignorancia permanente.
Por eso camino junto a Mi Madre y a San José entre las naciones del mundo, para dar testimonio de Mi Retorno a la humanidad. Y esto no es una teoría.
Les vuelvo a decir: su Señor nada desperdicia, porque el Universo de Dios es sagrado y bendito. Y algún día, esta parte del Universo debe ser sagrada y bendita.
No permitan que los hombres tibios les coloquen vendas en los ojos para que no puedan ver el camino que Mi Corazón Misericordioso les está indicando en esta nueva etapa de sus vidas.
Consagrarse como un Hijo de María significa un compromiso irrefutable. Mi deseo no es ver hombres y mujeres vestidos de celeste, sino soldados que saben lo que están haciendo y que cumplen lo que dicen por donde van.
Si las almas no despiertan a su misión, ¿cómo la Tierra será curada? Es necesario determinación y valentía para animarse a vivir lo desconocido, lo que nunca han sabido, lo que nadie les contó, porque es algo nuevo dentro de Mi Obra Redentora, es algo para este tiempo, en donde todo se definirá.
Quisiera darles a beber de Mi Cáliz, pero veo que aún hay labios que no se abren para beber de Mi Sangre y comprometerse Conmigo. Pero no se desesperen; Soy paciente, porque todo tiene su tiempo.
Los que se consagran como Hijos de Mi Madre asumen vivir un solo camino y no dos. Les vuelvo a decir: debo extirpar con Mis propias Manos el paganismo moderno de estos tiempos. Las almas no pueden olvidar los Mandamientos y deben vivirlos como fueron presentados. Las almas no pueden perder el sentido de su camino y deben fortalecerse en la oración, porque será la llama que los iluminará en este último tiempo.
Hoy vengo a decirles que estoy volviendo, primero en Espíritu y después en Gloria. Reciban en sus corazones Mi Divino Espíritu, para que puedan sentir que todo es verdad y que no son solo palabras pasajeras o emotivas.
Vengo a despertar en este tiempo al hombre robusto y al viejo hombre, para que sean hombres nuevos, como lo hice con Mis apóstoles en el pasado. Necesito que estén aquí con determinación y fuerza interior para poder acompañar a su Maestro y Señor por nuevos caminos que no los aparten de su fe, ni de su creencia.
Debo propagar al mundo la verdadera cristiandad, la que surgió en las primeras comunidades cristianas, después de Mi Ascensión. Necesito ver sobre este planeta a una nueva y consagrada familia esenia, que viva Mi llamado con humildad y con alegría, sin dudar en nada.
Sé que muchos no creerán que Yo estoy aquí, como lo han profesado. Bienaventurados serán los que vivan el mensaje y lo hagan parte de sí, porque tendrán sabiduría para decidir y escoger.
Vengo a restaurar Mi Iglesia fuera de la Iglesia, llamando a nuevos obreros, para que en total resignación, humildad y entrega sustenten las paredes de Mi Templo en el mundo, aunque hayan estado en otros caminos o viviendo otras experiencias.
Quisiera que pudieran ver detrás de todo esto, el Amor; la invitación que los llamo a vivir en su Señor Jesucristo, sabiendo que el Amor es lo que permite todo, lo que concede todo, más que proclamar la Palabra del Señor, porque la Palabra de Dios se cumple cuando el corazón vive el Amor y no solo emite palabras vacías, como algunos sacerdotes, de los que aún espero por su arrepentimiento. Pero no se inquieten, todo se revelará y por sus frutos los conocerán.
Es más grandioso vivir el Llamado con amor, que con renuncia; es más grandioso vivir el Llamado con gozo, que con indiferencia, porque todo lo que les entrego es definitivo y no se volverá a repetir en ningún otro ciclo.
Por eso beban de Mis impulsos sagrados antes de que ellos terminen, porque la Fuente de Mi Divina Misericordia aún está abierta, pero algún día se cerrará, porque la humanidad deberá aprender por sí misma a arrepentirse de corazón.
Yo Soy ese Sol que ascendió a los Cielos, para retornar algún día a la Tierra y hacer repoblar con Mi Presencia a este planeta con nuevos Cristos, tan semejantes a Mí. Y aunque eso parezca una herejía, es una decisión de Dios. Su Palabra es santa y Su Voluntad es intransferible.
Quien acepta sin comprender será feliz. Quien lo vive sin entenderlo, entrará en el Reino de los Cielos.
Por eso, recen por los que no creen que Yo estoy aquí; desde los Sumos Sacerdotes, hasta los fieles de Mi Iglesia. Recen por el Santo Padre, para que él cumpla lo que Yo necesito, como sucesor de Pedro; para que él tenga la fuerza interior de llevar adelante el cambio que la Iglesia necesita en estos tiempos, desde su epicentro hacia todo el mundo.
Quisiera de Perú una tierra bendita, que siga propagando su fe y su humildad, como hasta los tiempos de hoy, por los tiempos que vendrán.
Quisiera que Me acogieran en sus corazones, en sus familias y en sus hogares, con una devoción más ardiente y encendida; con una fe inquebrantable; con una esperanza fortalecida y una alegría infinita de ayudar a los que sufren en cada parte de este mundo, sabiendo que, si hoy Yo estoy aquí, es por Voluntad de Dios, por determinación de Sus designios y de Sus honores para los que más sufren la desesperación y la enfermedad.
Hasta que las naciones no reconozcan que Mi Espíritu Divino está retornando, no podré retornar en Gloria al mundo. Por eso, como en otros tiempos, con pocos haré las grandes Obras de Dios.
Acepten vivir el despertar y su vida será renovada. Acepten caminar a Mi lado tomándose de Mi Mano y sus vidas se transfigurarán, porque no solamente vengo por los que Me aman, sino por los pecadores y los más imperfectos, por los que sufren y tienen heridas profundas en su consciencia.
Vengo como el Corazón de Luz de Dios, para reparar las heridas de la humanidad, para que al menos tenga una chance de darse cuenta que está perdida y que debe redimirse antes de que todo suceda.
Por eso, en este tiempo trabajaré con los ángeles de las naciones, a pesar de que ellos están muy ofendidos por lo que ven de cada pueblo. Si sus oraciones fueran sinceras y verdaderas, si brotaran de su corazón y de su profunda devoción, ellas ganarán más fuerza interior para evitar más desastres en el mundo.
Los ángeles son parte de sus vidas y sus vidas son parte de los ángeles. Despierten para lo que no pueden ver con sus ojos físicos, pero sí para lo que el alma puede sentir en su interior y es verdadero.
Déjense permear por Mi Fuego renovador y la Tierra será repoblada por una nueva esperanza.
Sean misioneros de Mi Corazón y Yo podré contar con ustedes a cada nuevo paso y en cada nuevo detalle.
Vengo por este pueblo, porque Me reconoce, porque Me quiere vivir y sentir. Abran sus corazones para recibir Mi Divina Misericordia, y todo pasará, porque nunca estarán solos si aceptan Mi llamado. Y si se arrepienten de verdad, todo se transformará.
Sean soles en esta nueva aurora que amanece y que despunta con fuerza y poder, para mostrar al mundo el retorno del Hijo de Dios.
Santificaré especialmente todos los elementos que hoy han traído a Mi altar, para que lleven a sus hogares un pedacito de la Luz de Mi Corazón.
Incienso.
También llevarán a sus hogares, sobre todo sobre sus corazones, una sagrada medalla, que he pedido que acuñasen para mostrar la Gloria de Mi Corazón, en lo que es simple y humilde.
Hoy elevo, Señor, esta sagrada ofrenda para Tu Universo Celestial, a fin de que las almas se purifiquen y encuentren reparación y consuelo en el Corazón de Tu Hijo, a fin de que cada elemento, como cada alma se santifique en Gloria a Tu Nombre y a Tu Divino Poder Creador.
Santifica Señor, todo lo que está aquí y purifícalo, para que alcance la Luz de la Redención. Amén.
Todo es santificado para que todo sea renovado como Dios lo ha pensado.
Hace más de dos mil años, Yo les enseñé a comer de Mi Cuerpo y a beber de Mi Sangre, y espero que hoy lo hagan para la reparación de Mi Sagrado Corazón ante los grandes ultrajes de las naciones, de sus gobernantes y de los pueblos que son ignorantes delante de la Creación; para que las Gracias del Padre, en Su divina expresión, desciendan sobre los que más necesitan de cura y de redención.
Tomé el pan y di gracias a Dios diciendo a los Míos: Tomen y coman todos de él, porque este es Mi Cuerpo, que es entregado por ustedes y por todos los hombres para el perdón de los pecados. Di gracias a Dios por el Sagrado Cáliz; y Él lo bendijo a través de Su Hijo.
Y les dije a Mis apóstoles: Tomen y beban todos de Él, porque esta es Mi Sangre, la Sangre de la Nueva Alianza, que surgirá en el fin de los tiempos para la redención de los pecadores y la consagración de los que no se han redimido al Señor.
Y con la oración que les enseñé, el pan y el vino se transustancien y se conviertan en el Cuerpo y en la Sangre de Cristo.
Padre Nuestro.
Hasta que todo el mundo no coma ni beba de Mi Sangre, no habrá paz eterna en la Tierra. Por eso, Yo voy al encuentro de todos; no solo del que ya cree en Mí, sino también de los que no creen en Mí y están en otros caminos.
Que la Sagrada Luz de Mi Corazón descienda sobre estas medallas, para que lleguen a los que más la necesitan y especialmente a los enfermos, en los hospitales. Amén.
Hoy Me voy de aquí, compañeros, sabiendo que la Obra de Dios se pudo cumplir en este país, con la apertura de sus corazones y vidas al llamado de su Señor y Redentor. Y espero volver aquí para ver a muchos más, reunidos en Mi Nombre y clamando por Mi Misericordia.
Yo los bendigo en el Nombre de Nuestro Padre Creador, en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
¡Gracias Señor por cuanto nos das! En este encuentro Te honramos Señor.
¡Oh, Padre! Mira, contempla y vivifica en Tus criaturas el Reino de Tu Amor, el que Tú, por medio de Tu Poder, has sembrado, cultivado, y que ya despertó en los corazones del mundo.
¡Oh, Padre amado! No mires los pecados, sino la Obra de Tu Misericordia que se fortalece con la fe, la adoración y la devoción de Tus hijos.
Permíteme Padre, que hoy, como Tu amado Hijo, escriba en Tu Libro de Luz, la historia, Señor, que Tú estás escribiendo a través de Mi humilde Corazón.
Padre amado, refugia a Tus criaturas en el universo de Tu Creación.
Refugia a las esencias en el universo de Tu Amor, para que algún día todas ellas se vuelvan inmaculadas, como una vez lo fueron en el Principio, cuando surgieron de Tus Fuentes de Luz, de Tus Manantiales Creadores.
¡Oh Padre! No mires el error de la humanidad, sino la fidelidad de Tus hijos que Te siguen, que creen en Ti y que bendicen Tu Sagrado Nombre.
¡Oh Adonai! Padre de la Sabiduría, expande Tu Consciencia a los confines del Universo, a fin de que las almas despierten al Sagrado Principio de Tu Conocimiento.
Santo Padre Emmanuel, Sublime y Divino Gobernante del Universo Mental.
¡Oh, Padre de la Creación infinita!
¡Oh, divino pensamiento de la Sagrada Manifestación!
Reconstruye las esencias que están heridas, retira de los infiernos a los que están caídos y cierra con Tu Poder las puertas al mal.
Abba, Padre de la Iluminación, Consejo infinito y Divino, Vaso honorífico y venerable, Emanación divina de la Creación, Fuente Inmaculada de la Pureza; desciende sobre este mundo con el Rayo de Tu Poder y de Tu divina Compasión.
No mires los errores de Tus hijos ni las faltas de los pecadores. Mira, Padre, contempla y glorifica Tu Corazón con la llama encendida del Amor en el corazón de Tus hijos.
Sagradas huestes de Adonai, Padres elevados y resplandecientes, Emanaciones de la Fuente Creadora, Rayos sagrados de Dios, despierten los dones y los talentos en los que escuchan la Voz del Maestro y Señor, para que las sagradas misiones se definan y los divinos talentos despierten en los que esperan conocer su evolución.
Padre de la Misericordia y del Perdón, que Te hiciste pequeño y semejante a nosotros a través de Tu amado Hijo, que encarnaste entre los hombres para enseñarles el amor, el perdón y la redención.
Sagrado Padre del Universo que sufriste por nosotros en cada paso de la Pasión, que derramaste Tu Sangre para la liberación de los pecadores, que derramaste Tu Agua del Costado de Tu Hijo para lavar las heridas más imperfectas, para redimir a los que habían caído en la perdición.
Sagrado Padre del Amor, Fuente Insondable de la Gracia Divina, Sagrado Sol del Universo entre todos los soles que existen, Eterna Estrella de Dios entre todas las estrellas que existen, manifiesta Tu Proyecto, Tu Poder y Tu Voluntad en este planeta tan pequeño e insignificante a los Ojos del Universo.
Eres tan humilde, Padre, que Te hiciste pequeño y encarnaste el Espíritu de Amor y de Misericordia en Tu Hijo Jesús, para demostrarle al mundo que estaba perdido, que debía retomar sus caminos dentro de los Caminos de Dios.
¡Oh, Sagrada Fuente del Amor! Esencia curadora, redentora y compasiva, brota como fuente inagotable e inextinguible en los corazones que aceptan Tu convocatoria.
Porque así, Padre, Yo podré venir del Cielo en Gloria y en Luz, cuando Tú lo indiques, en la hora culminante de la Tierra, cuando el fuego y el azufre estén purificando el planeta de sus más grandes pecados, para que sea merecedor de la Redención.
Hoy, vengo como el Señor del Oro y del Azufre, para que por medio de los elementos, las almas se purifiquen y se consagren a Dios.
¡Oh, Sagrado Padre!, cura a la Sagrada Madre Tierra, que sufre las consecuencias de sus hijos, tanto en la tierra como en los océanos; que sufre por medio de cada elemento creado, por medio de cada Reino expresado en la Fuente de Tu manifestación.
Que la humanidad retorne a sus orígenes, para que los Reinos de la Naturaleza, ¡oh Sagrado Padre!, puedan retornar a sus orígenes.
Pacifica a los corazones, Adonai.
Unifíca a las consciencias, Emmanuel.
Eleva a la humanidad, Abba, para que algún día perciba que ha salido del camino de Tu Propósito Mayor, para que antes que todo suceda, la mayor cantidad de espíritus sobre la Tierra retorne al Reino de Tu Gloria. Amén.
Vacíen sus corazones ante Mi Presencia.
¡Benditos sean los que lloran en el Nombre del Señor!, porque serán consolados por sus sufrimientos, penas y dolores.
¡Benditos sean los que se entregan al Señor y confían en el llamado de Cristo, del Rey del Universo!
¡Benditos sean los que hoy se convierten, piden perdón a Dios y se reconcilien con el Universo!, porque serán coronados en el Cielo, delante de la Gloria del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
¡Benditos sean los que abandonan las tinieblas para ingresar en el camino de la Luz!
¡Benditos sean los que aman sin nada esperar, sin nada querer, sin nada desear!, porque recibirán en sus manos el Cetro de Dios para sentir la potencia de Su Espíritu Divino, transformador y redentor, curador y liberador.
¡Benditos sean los humildes de corazón, porque ellos aparecerán escritos en los Libros Sagrados de Dios, como parte de esta experiencia de redención y de misericordia!
Alabado seas Señor del Universo. Bendito seas Padre de la Creación, porque nuevamente Tu infinita Misericordia vencerá a la Justicia, porque en estos días la voz de Tus hijos fue escuchada por Tu Corazón.
¡Que resuciten los que estaban muertos en espíritu y en alma!, porque la hora de la salvación llegó, y el Señor, que es poderoso e invencible, traerá a la Tierra Su divino Reino para comulgar con Sus hijos, por toda la eternidad. Amén.
Que el sacrificio del Cordero de Dios hoy sea revivido para el perdón de los pecados y el establecimiento de la Gracia del Padre en los corazones.
Coman todos de Él, porque este es Mi Cuerpo, que fue entregado para la salvación de los pecadores. Tomen y beban de Mi Cáliz, porque esta es la Sangre del Cordero de Dios, que fue llevado al matadero, para la redención de todos los caídos.
¡Oh, Sagrado Corazón de Dios!, que brotas como una Llama viva e incandescente, ilumina los caminos de los que hoy ingresan en Tu Reino, por los méritos alcanzados por el Sagrado Corazón de Jesús.
Después de que morí en la Cruz y liberé a los infiernos, el Señor resucitó al tercer día y hoy, ustedes, después de tres días, resucitan en espíritu.
Que nunca olviden estos momentos, porque los necesitarán cuando la situación se agudice en el mundo. Deberán volver a beber de estos conocimientos, para que siempre estén fortalecidos. Mi Mano nunca los soltará, siempre intentaré llevarlos al Reino, para que estén en los Brazos de Dios.
Hoy Me elevo al Cielo, cerrando este encuentro para la próxima y gran misión, que aspiro que todos acompañen, como han acompañado estos días, con la simple fe del corazón.
Hoy, he escogido una canción que abre las puertas de los Cielos y une también a todos los cristianos en sus diversas manifestaciones.
Hoy, daremos gracias a Aquel que todo lo permite, alabando Su Nombre, honrando Su Corazón, exaltando Su Consciencia; porque Él es el Padre del Amor, es el Padre que los llevará en Su Corazón por siempre.
Hoy, Me quedaré para escuchar las primeras palabras de esta canción; desde la llama de la devoción de sus corazones, Me serviré del amor, para poder entregarlo al mundo, especialmente en África, Lejano Oriente y Rusia.
Cántico “Aleluya”.
Los bendigo bajo el poder del Creador del Universo y de la Tierra, de los soles y de las estrellas, de las humanidades y de las esencias.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
La última vela de la Menorah está siendo encendida.
El séptimo sello del Apocalipsis está abierto, y aún la humanidad no comprende el misterio de ese pasaje. Solo el Señor del Universo tiene la llave para poder develarlo, porque el único y poderoso Dios lo conoce y ha entregado Su única Llave para poder revelarlo.
El mundo debe estar consciente de que una nueva hora se aproxima, diferente a las que ya pasaron.
La Sagrada Menorah está cumpliendo su séptimo ciclo, antes de la Sagrada Pasión de su Señor, antes de la Cuaresma. Eso significa para el mundo el advenimiento de un nuevo ciclo. Ya pasaron seis ciclos de la Menorah y el séptimo es el definitivo, en donde los sellos develarán los próximos pasos de este planeta.
Mientras tanto, afírmense en el Universo espiritual de Dios para que sean señalados por el Cordero de Dios, Aquel que quita el pecado del mundo; así estarán libres de la perversión de estos tiempos difíciles, y en adoración, podrán estar en comunión con el Padre y con el Divino Hijo cuando Él esté listo para retornar a la Tierra.
Cielo y Tierra pasarán, pero Mis Palabras quedarán sembradas en los corazones simples y en ellos surgirán las semillas que brotarán en un nuevo amanecer y que traerán para el mundo un poco más de esperanza, aunque el séptimo ciclo de la Menorah se esté cumpliendo.
Hoy les hablo, compañeros, de la contraparte espiritual de uno de los símbolos más importantes del judaísmo. Si recuerdan lo que les dije, de todas las religiones del mundo, su Maestro y Señor del Universo les traería lo más bueno y evolutivo, lo que cada uno guarda como Sagrado en su memoria espiritual.
Vengo de esa forma a unir los tiempos en el Tiempo Real de Dios, en donde solo existe el presente y en donde se conocen todos los acontecimientos. La Sagrada Menorah cerrará un ciclo, pero una nueva puerta se abrirá para que los últimos redimidos la traspasen e ingresen al Reino de Dios, que deberá morar en sus corazones en los tiempos de grandes definiciones.
Y el último ángel encenderá la Menorah, la séptima llama que trae lo definitivo, pero también lo nuevo, lo que aún nadie conoce.
Sepan comprender, a través de estos misterios, la Voluntad de Dios, que no es voluntad de los hombres, sino una Voluntad Infinita que trae para el mundo la Verdad.
La Menorah es el símbolo de los ciclos y del advenimiento. Ella nos enseña lo que hay de Sagrado en nosotros, por eso fue un símbolo del pueblo judío que fue concebido por el Padre y los primeros patriarcas para que pudieran tener una guía de los siete ciclos de la Menorah, de los siete pasos de la consciencia en su sentido ascendente.
Pero también la Menorah es un símbolo del Universo, así como la Sagrada Estrella de seis puntas que una vez contempló el Rey David.
Eso lleva a la humanidad al sentido de lo Sagrado, a no perder los verdaderos patrones de conducta que la harán evolucionar en la Verdad y en el Amor.
Pero, la Menorah que hoy les traigo, es la que concibe el Padre en Su Reino, es un símbolo espiritual que representa lo que ha sido guardado y grabado en los libros de la Sabiduría de Dios.
La séptima llama de la Menorah es el Apocalipsis, el comienzo y el fin del Armagedón. Por eso será de importancia para las almas del mundo, el acto del verdadero arrepentimiento del corazón, para que estén dentro del Reino de Dios durante el ciclo más agudo de la humanidad. Y cuando el último ángel encienda la última llama de la Menorah, podrán saber que todo se desatará.
Pero no deberán colocar su atención sobre los acontecimientos, sino mirar hacia su interior para poder reencontrar todos los Dones y las Gracias que fortalecerán a esta humanidad de superficie para que al fin surja una Nueva Humanidad, libre de los errores y de todos los padecimientos.
El último símbolo que Dios les dejó fue el Sagrado Cáliz. Aquel Sagrado Cáliz que tuve entre Mis Manos durante la última Cena, en donde el Padre lo bendijo y lo consagró con todos Sus planos de Consciencia, para la redención y la conversión de la humanidad, porque la Sangre que fue vertida por el Hijo de Dios tiene un valor incalculable y no puede ser comprendido, a no ser por quien viva en el amor y tenga devoción y adoración a la Divina Sangre del Señor, que los lava del pecado, los purifica en el espíritu y despierta la consciencia a lo desconocido.
Que estos sagrados terafines de Dios puedan estar presentes en el mundo, así como sus ángeles de la Guarda, quienes podrán conducirlos hacia la adoración de esas sagradas reliquias, las que representan para el mundo la oportunidad de que, a través del conocimiento, se alcance la redención.
Quien bebe del sagrado Cáliz del Señor se libera de sus faltas y consagra su vida al Padre Creador.
Mientras las Sagradas reliquias irradian al planeta y a su humanidad, mientras estoy Presente, beban de esas sagradas energías, comulguen de esos divinos conocimientos que están guardados en el Arca de la Santa Alianza, protegida y amparada por cuatro de los doce Padres Creadores: Miguel, Gabriel, Rafael y Metatrón.
Ellos emanan de Sus Corazones todo el Amor de la Concepción Divina e Inmaculada de Dios hacia el Arca de la Santa Alianza, lo cual la hace poderosa, sublime y ascendente. En esa Sagrada Arca de Dios se guarda la historia del Proyecto de esta humanidad, lo que en verdad, debería haber sucedido en el Génesis, pero que Mi enemigo ultrajó.
Por eso, vino al mundo el Hijo Primogénito a encarnar entre los hombres y mujeres de la Tierra, para darle continuidad a la historia que en verdad debe escribir el Arca de la Santa Alianza por intermedio de los redimidos.
Los ángeles de Dios veneran esta Sagrada Arca, así como la veneraron los patriarcas, los profetas del pasado y también las santas mujeres de Jerusalén, quienes la adoraron y la contemplaron en el momento más agonizante de su Señor en la Cruz.
El dolor del mundo, por el poder y la intercesión de la Santa Arca, se convirtió en Amor y Misericordia, derramado por el Costado de su Señor, por Sus Manos y Pies ensangrentados.
Muchos códigos recibió la Santa Arca de Dios durante la Pasión de su Señor, porque el Unigénito sabía en Su interior que a pesar del gran y doloroso sacrificio hasta lo alto del monte en la Cruz, el poder de la Santa Arca de Dios reverberaría a través de los tiempos y de todas las humanidades, venciendo nuevamente el mal, derrotando nuevamente al infierno, redimiendo la consciencia de la Tierra.
El Sacerdote Mayor, el Señor del Universo, Jesucristo, el Maestro y Redentor, ante los altares Celestiales, en infinita Creación, ante los ángeles del Universo y los ángeles de la Guarda, les ofrece la comunión mediante estas palabras para fortalecer sus espíritus para los tiempos que llegarán.
Sean celadores de las Sagradas reliquias del Padre que una vez fueron donadas y concebidas para la humanidad.
Sean celadores y guardianes del Arca de la Santa Alianza, así como lo son los ángeles del Universo que contemplan, en el interior del Arca, el Sagrado Corazón de Dios, aquel Corazón vivo que dio la Vida por todos nosotros.
Que la Nueva Humanidad surja definitivamente. Que la indiferencia, la ignorancia y el desamor desaparezcan de esta humanidad, para que en el firmamento de Dios, en la gran bóveda Celeste del Universo, despunten los Nuevos Cristos, como símbolos de la Nueva Aurora.
Cielo y Tierra pasarán, pero Mis Palabras quedarán en los que son consecuentes con ellas.
El Universo nada desperdicia. El Universo transforma todas las cosas, tan solo cuando el corazón del ser humano se abre para reconocer a Dios en su universo interior y así, poder comulgar con los sagrados conocimientos guardados en las reliquias del Padre delante de la Santa Alianza.
Allí también están las primeras tablas de la Ley, los Mandamientos, algo tan básico que no pueden olvidar; es el “abc” de los discípulos de Cristo.
Y hoy tengo a Mis Pies la Sagrada Menorah, contemplada por los ángeles del Cielo que rodean la Consciencia Divina de su Maestro y Señor, así como por sus ángeles de la Guarda.
Arrodíllense, para que seamos dignos y merecedores de estar delante de los sagrados conocimientos de la Creación que brotaron en el origen, en la Esencia del Padre.
Abriendo Mis Brazos en cruz, así como una vez lo hice en el Monte Calvario:
¡Adonai, Eli, Eli, Olam, El Shaddai, Iod He Vaud He!
Resucita, Señor, la vida espiritual de Tus hijos.
Resucita, Señor, en Tu Sagrada Fuente a Tus estrellas caídas en los cuatro puntos de la Tierra.
Resucita, Señor, a las esencias perdidas, a los soles que se han apagado por el sufrimiento y el dolor.
Resucita, Señor, con Tu Poder por el ofrecimiento de Tu divino Hijo, por Su divina y dolorosa Pasión, a todos los que no merecen estar ante Ti, a los que han dado la espalda a Tu Sagrada Faz.
Así como dije en lo alto de la Cruz: “Perdónalos, Señor, porque no saben lo que hacen”, perdónalos Padre, y concibe en ellos, en la Fuente de Tu Misericordia, que las puertas al mal sean cerradas y las puertas de Tu Divino Reino se abran, para que Tus criaturas de esta Tierra, junto a los Resplandecientes y a los doce Arcángeles, proclamen Tu Sagrado Nombre Salvador, porque Tú eres Bendito, Adonai.
Tú eres, Padre, nuestro infinito Amor, nuestro sublime Poder.
Tú eres la llama que nos guía en las tinieblas.
Tú eres la Luz que se enciende en nuestro interior.
Eli, Adonai, Iod, Eli, Eli, El Shaddai, Olam, Vaud He, Abba, Shekinah, Shalom, Iod.
Expresa Señor, en este Universo, el Poder de Tus Espejos, y refleja, en este sistema solar Tu poderosa y sublime Energía, a fin de que todo sea purificado, para que los no redimidos se conviertan, y los Nuevos Cristos despierten, sembrando en la Tierra las bases de una Nueva Humanidad.
Amén. Amén. Amén.
Que estos sagrados poderes también hoy los reciban los que serán sacramentados, para que la Gloria del Padre también se exprese en ellos y ellos sirvan a Dios como dignos hijos del Universo.
Ahora que sus corazones están limpios para recibir las Gracias de Dios, les pido, compañeros, que sean consecuentes en los días que vendrán con todo lo que han recibido como una Gracia inexplicable emanada por Mi Sagrado Corazón.
Así como Pedro colocó el incienso en la mesa de la última Cena para ser sublimado, que hoy este incienso sublime la esencia de los corazones, que libres del pecado puedan alcanzar la vida eterna.
Me serviré de los más fuertes para hacer Mis grandes Obras, porque con ellos convertiré lo imposible.
Que el soplo divino del Espíritu de Dios bendiga estos Sacramentos.
Que el soplo divino del Espíritu de Dios encienda la llama de las esencias.
Que el soplo divino del Espíritu de Dios bautice a los espíritus con el Poder y la fuerza del Espíritu Santo, así como fue su Señor bautizado en el río Jordán, despertando en Su Divina Consciencia la Sagrada Misión de Dios.
Que esta misma virtud despierte en los que hoy serán sacramentados con el bautismo.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Llegamos al gran momento anterior a la Pasión y Muerte de su Señor.
Mientras Jerusalén dormía, las santas mujeres junto a Mi Madre María, entraban en adoración, contemplación y éxtasis, comulgando espiritualmente del Sacrificio de su Señor, ofreciendo su llanto, dolor y sufrimiento, por la conversión de los pecadores, por la gran ofrenda que su Maestro y Señor viviría durante ese Viernes Santo.
Mientras tanto, su Señor se encontraba con los apóstoles en el Sagrado Cenáculo, para concebir nuevamente en las esencias del mundo el Soplo Divino del Espíritu de Dios.
Tomé el pan, di gracias al Padre por este sacrificio y les dije a las esencias del mundo: Tomen y coman todos de Él, porque este es Mi Cuerpo, que será entregado por los hombres para el perdón de los pecados. Y esa sagrada memoria se guardó en el Arca de la Santa Alianza.
Del mismo modo, tomé el cáliz elevándolo al Reino de Dios; con toda la fuerza de Mi Corazón, les dije a los apóstoles: tomen y beban todos de Él, porque esta es Mi Sangre de la Nueva Alianza que será derramada por su Redentor y por todos los santos, para el perdón de los pecados. Hagan esto en Mi Memoria, a fin de que se establezca la redención.
Y así, repitamos la oración que una vez Yo les enseñé en lo alto del Monte de las Bienaventuranzas. Padre Nuestro...(en portugués, en croata y en arameo)
Hoy les agradezco por estar Conmigo, en esta unión entre las razas y los pueblos, entre las religiones y las creencias, a fin de que se establezca en cada una de ellas, el Amor de Dios. Que Así Sea.
Que la alegría de sus corazones se multiplique, para que los corazones sufridos del mundo encuentren en ellos la llama de la esperanza y de la Misericordia de Dios.
Hoy Me elevaré de esta ceremonia, escuchando un himno considerado por Mi Corazón especial para los que se convierten por medio de la fe y de la esperanza.
Yo los bendigo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Segundo Mensaje
Y el Soplo del Espíritu de Dios llegará a la Tierra e iluminará a las almas de este mundo para que alcancen la redención y la paz.
La fuerza de este Espíritu Divino es desconocida. Él vivifica a las almas, colma con Su Luz a los corazones y trae sabiduría a todas las mentes.
El Soplo del Espíritu de Dios llegará al mundo en el momento más culminante de la humanidad, cuando las religiones definan sus caminos y cuando todos los pueblos de la Tierra vivan su gran y última transición.
El Soplo Divino del Espíritu de Dios no abandonará a los que creen en Él, porque el Espíritu de Dios, que llenará a los corazones y a las vidas, expulsará las tinieblas, vencerá a las fuerzas del caos, porque el ímpetu de Su fortaleza es desconocido, más aún cuando está en los corazones que invocan Su Poder y Su Divinidad.
Hoy vengo a anunciar el Soplo Divino del Espíritu de Dios porque algunos corazones ya lo están sintiendo y para vivirlo plenamente deben ingresar en el camino de la humildad, así el Soplo del Espíritu de Dios no se apartará y traerá a sus consciencias mucha sabiduría.
Este Soplo Divino del Espíritu de Dios fue el mismo que estuvo en María, Mi Madre, y en Mis Compañeros, los Apóstoles.
Fue el Soplo Divino del Espíritu de Dios que les permitió evangelizar, convertir a los paganos y traer esperanza a los corazones.
Fue el Soplo Divino del Espíritu de Dios el que construyó en las esencias la cristiandad, a lo largo de todos los tiempos y hasta los días de hoy.
Ustedes, compañeros Míos, han decidido, interiormente, ser colmados por el Soplo Divino del Espíritu de Dios, y eso implica una responsabilidad en sus vidas, que ya no podrán ser más las mismas, ya que sus caminos se enderezarán y una nueva vida llegará, porque el Soplo Divino del Espíritu de Dios les hará asumir responsabilidades dentro de la Obra redentora y espiritual de su Señor y Maestro.
Hoy vengo a darles la bendición, porque llegará el Soplo Divino del Espíritu de Dios, el que manifestará sus talentos, sus virtudes y dones, los que harán de los apóstoles de Cristo verdaderos misioneros de la paz y del servicio.
Es el Soplo Divino del Espíritu de Dios que preparará la llegada de los Nuevos Cristos y el despertar de las esencias crísticas que sabrán ingresar, en este tiempo final, en una profunda comunión con Dios, con el Hijo y el Espíritu Santo.
Sea el Soplo Divino del Espíritu de Dios el motivo de su alegría.
Sea el Soplo Divino del Espíritu de Dios la transformación de sus consciencias y la redención de sus seres.
Porque el Soplo Divino del Espíritu de Dios llegará con fuerza y las tinieblas le temerán, porque Su Luz es poderosa e invencible.
Fue el Soplo Divino del Espíritu de Dios que concibió la Consciencia del Hijo Primogénito en la Divina Fuente de la Creación, y desde allí Yo descendí para llegar a la Tierra, encarnar como un hombre y dar testimonio de la Palabra de Vida, así como lo hago hoy desde Mi estado de Ascensión.
Que el Soplo Divino del Espíritu de Dios los guíe, y no teman, porque cuanto mayor sea la batalla deben saber que más grande será la victoria, la victoria celestial.
Refúgiense, compañeros, en el Sagrado Espíritu de Dios, para que se tornen invisibles ante las fuerzas del caos que someten a millones de consciencias en el mundo.
Sean chispas del Soplo Divino del Espíritu de Dios y la Tierra será repoblada de nuevas gracias y misericordias, aunque la humanidad no las merezca.
Que sea motivo de su alegría estar en comunión con el Soplo Divino del Espíritu de Dios, porque así ayudarán a su Maestro y Señor a unir a las almas, a unir a las consciencias y todas las religiones bajo el Sagrado Espíritu de Dios.
Fue el Soplo Divino del Espíritu de Dios que creó el Universo.
En el Principio de todo, fue el Soplo Divino del Espíritu de Dios que por primera vez emitió el Verbo, y el Verbo emitió la Vibración y, a partir de allí, nació el sonido que dio forma y vida a todas las cosas.
Primero se crearon muchas más Fuentes para que la nueva vida de todas las humanidades fuera acogida por los Padres Creadores, los llamados Arcángeles.
En aquel tiempo, el Soplo Divino del Espíritu de Dios trajo una nueva consciencia, en donde no existía nada, y la Esencia del Divino Hijo y del Espíritu Santo, en la Sagrada Trinidad, concibieron la nueva vida en todo el Universo y en todas las moradas que recibirían a la Nueva Humanidad.
En aquel tiempo, el Soplo Divino del Espíritu de Dios atrajo hacia este Universo Material una Gracia muy especial, que fue el nacimiento y el surgimiento de la Esencia de la Madre del Mundo, de la Madre de Dios y Madre vuestra.
Dios les dio una Madre infinita y grandiosa, pura e inmaculada, que se humilló a sí misma para encarnar en este planeta y concebir en Su sagrado Vientre al Hijo de Dios, el Primogénito, el Unigénito, el Omnipresente.
Que el Soplo Divino del Espíritu de Dios, a partir de esos hechos que quedaron guardados en toda la memoria del Universo, pueda renovar sus consciencias, borrar el pasado y elevar sus espíritus a Su Fuente Inmaterial.
Hoy, Mi Corazón Misericordioso les trae este Don inexplicable para la mente humana, para toda la ciencia, para cualquier ser de este planeta.
Fue este Espíritu Sagrado de Dios que quiso que ustedes existieran, para que, algún día, alcanzaran altos grados de amor por intermedio de la escuela de su Maestro y Señor, en la esencia del Amor-Sabiduría.
La humanidad está perdida, y el Soplo Divino del Espíritu de Dios, en las diferentes Faces del Padre, por intermedio de Sus Nombres Sagrados, llegará nuevamente al mundo para colmar a la mayor cantidad de almas con Su Sagrada Presencia, con Su Infinito Amor, con Su Insondable Misericordia.
El Espíritu de Dios no es venerado ni tampoco reconocido.
Recuperen su filiación con el Padre, y la humanidad se redimirá.
Cuando el Soplo Divino del Espíritu de Dios llegue, muchas cosas ya estarán sucediendo, pero no se amedrenten ni tampoco se desesperen, porque quien crea en el Espíritu de Dios se salvará y tendrá conocimiento de dónde estar y qué hacer.
Quisiera que su oferta orante, en el día de mañana, fuera reforzada; que su oferta interior sea aún más grande, así como lo fue hoy, sabiendo responder a Mi llamado, sabiendo escuchar Mi Corazón y comulgando de Mi Palabra.
Yo estoy aquí porque ustedes quieren que Yo esté aquí, sino no podría estarlo.
Por eso, hoy vengo con el Soplo Divino del Espíritu de Dios para repoblar a la Tierra de nuevos códigos, para que sepan que el mal terminará, que el sufrimiento se disipará y que la cura se alcanzará en los corazones.
Mientras vivan sus pruebas invoquen el Soplo Divino del Espíritu de Dios con la misma sinceridad y amor que hoy han ofrecido a su Maestro y Señor, y que ha permitido ayudar a todo el planeta para que no padezca muchos más errores, ni tampoco muchas más transgresiones a la propia vida que Dios les concibió.
Los invito, compañeros, mediante el Soplo Divino del Espíritu de Dios, a realizar un acto de reconciliación con sus seres y entre sus compañeros de camino, así como con sus familias; para que así el Soplo Divino del Espíritu de Dios, en estos tiempos definitivos, esté presente en sus hogares y en cada momento, en cada nuevo paso.
Busquen el Soplo Divino del Espíritu de Dios por los que no lo buscan y les prometo que en poco tiempo no se conocerán, porque se habrán transformado por su ofrenda sincera a Mi Glorificado Corazón.
Que el Soplo Divino del Espíritu de Dios hoy bendiga a los que serán sacramentados y lavarán sus pies, borrando el pasado, el error y el dolor vivido durante los últimos años de sus vidas.
Que el Soplo Divino del Espíritu de Dios los renueve, porque será ese Sagrado Espíritu el que podrá quedar en sus corazones cuando los Sagrados Corazones se recojan y ya no vengan más, recordarán este día y deberán revivirlo para no perder la fuerza interior para concretar la Obra de Dios sobre este planeta.
Mientras bendigo los elementos del altar, que sea elevado al Universo su acto de reconciliación y ofrenda al Padre Creador para que Él también los bendiga con la fuerza de Su Espíritu Divino, el que los hará invencibles ante las fuerzas del mal.
Padre del Universo,
Sagrado Corazón Creador,
que hiciste emanar la Vida desde Tu Divina Esencia,
que emitiste el Soplo de Tu Espíritu para manifestar la Creación
y dar vida a Tus criaturas,
las que por toda la eternidad alabarían Tu Sagrado Nombre,
santifica estos elementos,
santifica a Tus hijos,
sana las heridas, repara los corazones,
para que sientan la fuerza interior de Tu Espíritu,
y Tu Espíritu sea el motivo de la renovación de sus seres en el camino espiritual.
Que se cumpla Tu Propósito
y que se geste en Tus criaturas una Nueva Humanidad.
Que así sea.
Les doy a los más simples todo lo que tengo, porque en ellos se gesta Mi Confianza.
Hace más de dos mil años les dejé un testimonio, una vivencia divina que también proviene del Soplo Divino del Espíritu de Dios, y este se manifestó como uno de Sus más grandes Dones, a través del Sacramento de la Comunión.
Hoy les vuelvo a decir, compañeros, así como les dije a los Míos, dentro de una humilde casa en Jerusalén, en donde su Señor y Maestro se preparaba para Su gran y última entrega.
Tomando el pan entre Mis Manos, le dije al Todopoderoso: “Padre, acepta la oferta de Tu Hijo, por la conversión de los pecadores y la redención de los impíos”.
Él bendijo el pan y en ese momento el Soplo del Espíritu Divino de Dios habló a través de Mi Boca y les dije a los Apóstoles, así como al espíritu de las santas mujeres: “Tomen y coman todos de él, porque este es Mi Cuerpo, que será entregado por ustedes para el perdón de los pecados”.
Del mismo modo el Soplo Divino del Espíritu de Dios bendijo el Cáliz y aceptó la ofrenda de Su Unigénito, y en ese momento el Verbo Divino expresó para todos los presentes en aquel tiempo: “Tomen y beban todos de él, porque esta es Mi Sangre, Sangre de la Alianza nueva y eterna, que será derramada por Su Señor y por todos los mártires para el perdón de los pecados y la salvación de los mortales”.
En ese momento, el Soplo Divino del Espíritu de Dios salvó a la humanidad.
Que el Señor bendiga estos elementos bajo la Luz poderosa de la Cruz de Emmanuel, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Los que aún hoy no se confesaron, que lo hagan interiormente, en este momento, ante su Maestro y Señor que viene a darles la absolución de sus pecados, la reparación de sus corazones con la Luz de la Fuente de la Vida Eterna.
Mientras escuchan la melodía, confiésense a Mi Sagrado Corazón y háganlo por todos los pecadores, especialmente por los que no aceptan el Nombre del Señor y crean las guerras en el planeta, la división entre las naciones y la indiferencia entre los corazones.
Hoy Me estoy sirviendo de todas sus oraciones, las que fueron pronunciadas en este día, para que el Soplo Divino del Espíritu de Dios también llegue a los que escuchan detrás de este medio de comunicación.
El Resurgimiento de Cristo está sucediendo, y así como en el Getsemaní pisé con Mis Pies a la mala serpiente, hoy piso con Mis Pies lo que causa el dolor, la indiferencia y el temor en los corazones, y así, se disipará.
Y Me elevo al Cielo escuchando sus canciones, que glorifican aún más Mi Sagrado Corazón para que Él pueda derramar Sus Rayos de Misericordia, de Gracia y de Redención en toda la vida planetaria.
Yo los bendigo, en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Les agradezco por hoy estar Conmigo en la humildad del corazón, en la simplicidad de la oración y en el amor de sus espíritus.
Reciban Mi Paz como un bálsamo para sus vidas y que esta Paz inmaterial se expanda por donde vayan. Amén.
Primer Mensaje
Mi Voz se vuelve a escuchar en los desiertos de este mundo y Mi Palabra hace eco en los corazones que reconocen la Faz Glorificada del Señor.
Yo Soy el último Profeta de estos tiempos.
Así como Soy el Principio, también Soy el Fin, y por Mí todo pasará, hasta la última célula viva de este planeta.
Porque Yo provengo de un misterio infinito, de una Creación infinita, de una Fuente inmaterial que el mundo no puede tocar, porque ella solo vibra en el espíritu.
De ese Gran Espíritu Yo provengo y de allí proviene Mi Voz que es la Palabra de Vida, la que trae para el mundo la renovación y la paz; la que construye en las almas la religación con Dios y con Su Divino Reino.
En esa Fuente inmaterial Yo fui concebido para poder llegar a esta Creación, para poder mostrarme ante ustedes y estar entre ustedes compartiendo el Camino de Dios, que es el único camino que unirá a todas las religiones.
Hoy estoy aquí como el Señor de las Religiones, para sintetizar de cada una de ellas lo mejor, lo más evolutivo, lo bueno.
Hoy vengo a tejer con Mis propias Manos, a través de las religiones, el último collar de Luz que unirá a cada una de ellas, en un único camino en donde algún día se encontrarán para darse cuenta, finalmente, que la única religión es el Amor de Dios, el Amor de la Fuente que trae sabiduría, entendimiento y comprensión infinitos.
Así como Yo estuve en el pasado, hace tanto tiempo, anunciando la Palabra de Vida y el Evangelio en los desiertos, hoy, el último Profeta de Dios retorna a los desiertos para proclamar Su Retorno, el que unirá todo lo que está separado en la consciencia de los hombres de este mundo.
Así como se unirán las religiones, también se unirán las culturas que proclamarán el Reino de Dios y alabarán Su Magnitud, Su Resplandor e Infinidad.
Ese momento se acerca, en el que todo quedará claro, en el que todo se revelará y ya no habrá diferencias, porque el fin de un tiempo se aproxima y la transición más difícil se acerca. Y aquellos que no busquen la Religión del Amor, la que viene de Dios, perecerán.
Por eso, antes de que todo suceda, amen sin fronteras y sin resistencias.
Permitan que el Rayo de Mi Corazón, el Rayo del Amor-Sabiduría, los impregne y los transforme en el modelo que tanto espero.
Que las religiones se abran, espiritualmente y en esencia, para recibir al Señor del Universo; para recibir a Aquel que una vez proclamó el Evangelio en los Templos de Jerusalén y que ahora proclamará Su Palabra Redentora en todos los Templos de la Tierra y en todas las religiones del mundo.
Y así la humanidad comprenderá que la espiritualidad de las religiones no fue totalmente contada y que a todos les faltaba el eslabón del Amor para unirse a la gran cadena del Amor-Sabiduría.
Yo nací en Medio Oriente hace más de dos mil años para unir el Lejano Oriente y el Occidente, para que todas las religiones que nacerían, y las que ya habían nacido, encontrasen, al final del camino, el único Camino de Dios que es el camino del Amor, el que unifica las esencias, el Amor que trae la verdad y el entendimiento por encima de todas las cosas.
No solo Soy el Señor de Oriente, sino también el Señor de Occidente, el Señor de las Religiones; porque las religiones del mundo deberán curarse, curarse de sus heridas más profundas para poder reconciliarse con Dios y así entrar en comunión con el Infinito.
El Padre es Uno solo.
Pero Él está presente en Tres Personas: el Creador, el Hijo Primogénito y el Espíritu Santo.
Tres vertientes de Luz que llevan este Universo a la elevación de la consciencia y a la unidad con el universo interior de cada ser.
Yo vengo con este mensaje porque es un mensaje de preparación para lo que vendrá después, cuando el Señor de las Religiones visite el Lejano Oriente y una esa parte de la humanidad, como une esta parte del planeta, este lugar, con la Fuente.
Que todos puedan beber de estos sagrados conocimientos. Que todos puedan recibir estos sagrados impulsos que son parte de la revelación del Libro de Dios, en el que está escrita la última parte de la historia de esta humanidad, la que transita hacia un nuevo tiempo y hacia un nuevo amanecer; la que nacerá a una nueva consciencia, dejando atrás la consciencia del pasado, de la indiferencia y del error.
Acompañen al Señor de las Religiones en Su predicación por el mundo, siendo embajadores de la paz y buenos obreros de Dios para que nunca les falten las Gracias, las que el Señor hace brotar de Su Fuente Infinita, de forma incansable e inagotable.
Hoy Mis Palabras son misteriosas. Hoy Mi mensaje es simbólico porque todo está por revelarse y solo les corresponde comprender una parte; porque deben saber que están dentro de Mi Proyecto, el cual deben proteger de ustedes mismos para que no se aparten de él ni tampoco se alejen de la guía de Mi Mano, de la Luz de Mi Corazón, de Mi silenciosa Mirada.
Las religiones del mundo vivirán su etapa final, su definición, y los tiempos que llegan los llamarán para que todos se unan en el amor y en la unidad; de lo contrario, no será posible persistir.
Lo que está escrito se cumplirá.
Todo forma parte de un nuevo tiempo y de una nueva experiencia, solo deben tener la fe fortalecida para que nada los sorprenda.
Porque cosas inimaginables sucederán, y sus voces deberán estar unidas con lo Alto mediante la oración, para que la guía espiritual nunca les falte; porque en verdad les digo que las ovejas aún no saben caminar entre las tinieblas para no perder el sendero de la Luz.
Por eso Yo Soy el Fin, así como Soy el Principio.
Y hasta que no se cumpla lo que Mi Padre Me ha pedido no descansaré, no dejaré de venir al mundo a prepararlo para su despertar y su gran momento de redención.
Mientras tanto, sigan Mis pasos por los que ya no los siguen.
Acompañen a Su Maestro tomándose de Mi Mano para que Yo los pueda guiar, aunque nada comprendan o nada acepten.
La humanidad ha decidido desviarse de su destino final, por eso Yo vengo para volver a colocarlos en el camino, para que encuentren el único Camino de Dios, el que los llevará al Amor y a la Verdad.
Que esta Maratón sea la unión entre todas las esencias crísticas de las religiones que, a pesar de tenerme o no presente en sus cultos y ceremonias, ellas deben conseguir, mediante Mi Intercesión y sus oraciones, alcanzar la unión con la Fuente y el Infinito para que todos se puedan redimir algún día.
Sonrían en esta Maratón para aliviar el sufrimiento del mundo.
Hay muchos corazones que están desesperados porque no consiguen escuchar la Palabra de Dios, ni tampoco consiguen vivirla en estos tiempos difíciles. Pero aún la puerta a Mi Divina Misericordia está abierta; aún el Océano de Mi Misericordia está siendo ofrecido para que las almas se sumerjan en él y sean lavadas por la Luz curadora de Mi Corazón.
Que se cumpla el advenimiento de lo nuevo y que la mayoría de los rebaños de Dios, en las diferentes religiones del mundo, consigan participar del gran momento de la llegada de su Redentor.
Y cuando ese momento llegue ya no diré ni una palabra más, porque los propios hechos serán en sí el mensaje, los propios acontecimientos físicos en el planeta anunciarán Mi Retorno.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más