Viernes, 17 de noviembre de 2017

El Sagrado Llamado
Aparición de Cristo Jesús durante el Sagrado Llamado, en el Centro Mariano de Figueira, Minas Gerais, Brasil, al vidente Fray Elías del Sagrado Corazón

Ustedes fueron creados por un propósito y no es por casualidad que hoy están aquí, a los Pies del Creador.

Vayamos ahora al universo de su esencia a descubrir lo que allí existe, lo que es eterno, perpetuo e infinito, lo que nada ni nadie puede disipar, desde donde ustedes surgieron para venir aquí a la Tierra a cumplir el Proyecto de la Redención y del Amor.

Coloquen su atención en este momento, en el centro de sus seres, e ingresen junto Conmigo al universo de su esencia para encontrarse con Dios, para renovar su propósito, para seguir caminando hasta que cumplan, compañeros, la meta que Dios les colocó.

Miren hacia dentro de su esencia, contémplenla con un grandioso amor.Sientan la Fuente Original que existe dentro de ustedes y cómo la Luz espiritual de Mi Amor penetra las capas más profundas de la consciencia, para elevarlos, para trascenderlos, para colocarlos en las Manos de Dios.

En esta noche, en donde la luz interior se enciende por la intercesión de Mi Sagrado Corazón, observen hacia sus esencias.

Descubran en su interior la única verdad, la que los hará libres de este cautiverio, de esta prisión planetaria, de todo error.

Yo vengo a buscar en esta noche la esencia de sus corazones, lo que existió una vez en el principio como consciencia y energía.

Retornemos hacia esos orígenes.

Yo vine aquí en esta noche para llevarlos hacia ese lugar, en donde ustedes comenzaron a tener vida espiritual, álmica y física.

Sus esencias han venido viajando a través de los tiempos realizando esta trayectoria, camino a la redención.

Vean dentro de sus esencias, en lo más íntimo de sus corazones la Fuente Creadora de Dios, que los renueva, los cura, les concede la redención.

Volvamos al origen, al principio de todo, cuando nuestro Padre Eterno en Sus más altas dimensiones, en Sus mayores grados de Amor, pensó en crear criaturas tan semejantes a Él, así como lo son ustedes en este tiempo.

Recuerden hijos, que son hijos de Dios, que son hijos de la Vida, que son hijos del Amor, que vienen de una existencia que nunca ha muerto, que es perpetua, que es eterna y muy sublime.

Retornen a sus esencias y pregunten a su interior: ¿Qué es lo que Tú quieres de mí, Padre?

Quietud. Quietud. Quietud. No interrumpan lo que estoy haciendo.

He venido aquí para elevarlos a Dios, para que sean parte de lo que es existente e infinito.

Retornen su atención a la esencia de Su Amor, aquella que surgió de la Fuente y que ha vivido muchas experiencias para poder llegar aquí y decirle 'sí' a la redención.

Hoy vengo a disipar las fuerzas de la contrariedad, porque donde está el amor presente, está Dios; y sus corazones están en Dios, así como Dios puede estar en ustedes.

Vayamos ahora hacia el origen de lo que en verdad son, para que conozcan cómo fueron creados en el principio antes de ser almas, antes de ser espíritus; para que conozcan cómo eran cuando fueron esencias en la Fuente del Amor de Dios, junto a los Padres Creadores, los Arcángeles; al lugar desde donde surgieron millones de vidas para este Universo.

Es así, compañeros, que hoy no están aquí solos. Está todo el Universo, toda la existencia y toda la vida, a través de Mi Sagrado Corazón.

Sean valientes. Penetren este misterio que hoy Mi Corazón concede para que se puedan conocer conscientemente.

Véanse como seres en el amor y sigan adelante atravesando estos tiempos, superando todos los obstáculos, elevando su consciencia hacia el Creador.

Arrodíllense delante de Mí. Y en un acto de reconciliación por medio de Mi Sagrado Corazón, retornemos a la Vida, a lo que siempre fueron.

Vengan Conmigo a la Fuente de la Creación y encuentren allí sus esencias, lo que es puro, lo que no tiene sufrimiento, lo que es eterno e invencible ante los Ojos de su Creador.

Miren hacia dentro de sí y busquen la esfera de su esencia, la luz más profunda de sus consciencias, lo que ha nacido de la Fuente y viene a través de los tiempos aprendiendo sobre el amor y el perdón.

Yo vengo en estos tiempos a buscar esa verdad que existe en ustedes, verdad que Me trae hasta aquí de forma continua y paciente, hasta que ustedes por sí solos puedan entrar en comunión con esa verdad.

Así librarán a su Maestro para que pueda seguir obrando en el mundo con otras millones de esencias, que están perdidas y lejos del amor, del Amor de la Fuente.

Coloquen entre sus manos esa esencia de luz como si fuera un recién nacido.

Sientan esa esfera de luz entre sus manos y al mismo tiempo, en señal de imploración, reconciliémonos con Dios.

Esta es la esencia que está en ustedes y que busca el camino de retorno al Corazón del Creador.

Vean cómo Dios creó su esencia con inmenso amor, con eterna dulzura, con una inconmensurable compasión.

Esta es la esencia que debe retornar a la Fuente con la señal marcada de la Redención, diciéndole 'sí' al Perdón y a la Misericordia Divina.

Con estos millones de esencias, su Maestro y Señor, Jesucristo, viene trabajando con ellas a través de los tiempos.

Ustedes no solo son materia, también son energía que proviene de la Fuente y que alguna vez desvió sus caminos, para que en este tiempo volvieran a encontrar el camino de la redención y del amor.

Yo vengo a concebir en sus esencias, la Gracia de la renovación, del servicio mutuo, de una extrema caridad y de una infinita consideración por el prójimo.

Con esta esencia que Dios les ha dado, que es frágil y sencilla, que es simple y pura, retornen compañeros, a la escuela del amor, porque el amor los curará, el Amor de Dios los salvará y pronto serán dignos hijos de Dios, merecedores de Su Misericordia infinita, servidores incansables que nunca bajan los brazos, que siempre dicen 'sí' a la Jerarquía Divina.

Sientan entre sus manos su divina esencia, sientan cómo los Ángeles y Arcángeles contemplan sus moradas internas.

Crean que es posible superarlo todo por medio del Amor que hoy Mi Espíritu siembra en sus esencias para darles de nuevo la vida espiritual y la unión eterna con el Creador.

Así como sus esencias se postran ante el Altísimo colocándose a Sus Pies, así hoy quiero, compañeros, que cada parte de sus seres se postre ante Dios como un acto de reconciliación, de perdón y de cura.

Y ahora Padre, que ves lo que Yo vengo a buscar de tiempo en tiempo, lo que Tú has creado a imagen y semejanza de Tu Existencia, Adonai, Tu Hijo implora por estas esencias y por todas las esencias que están lejos de Ti.

Así como estás en el Cielo, Padre, que Tú puedas estar en la Tierra y cuando Yo vuelva, rodeado de Tu Gloria y de Tu Poder, todas las esencias del mundo vivan su último paso hacia el perdón.

Emmanuel, escucha la Voz de Tu Hijo, que una vez estuvo en la Cruz por todas las esencias del mundo, por todos los que cayeron en los abismos.

Escucha la Voz de Tu Hijo,Adonai, Emmanuel y Abba.

Postrándome a Tus Pies, Padre Eterno, ofrezco Mi Cuerpo, Mi Sangre, Mi Alma, Mi Divinidad, por las esencias que hoy deben estar Contigo para servirte y honrarte.

Te ofrezco, Padre, Mi Sagrado Corazón, por los corazones ingratos e injustos.

Te ofrezco Mi Espíritu para que Tú estés presente en todo lo que existe y vive, en todo lo que respira, para que se borre la célula del mal, para que renazca la Luz de Tu Divina Consciencia, Adonai.

Elí, Elí, escucha la Voz de Tu Hijo, que con gran expiación y misericordia disuelve el error, la desunión y el desamor, para que triunfe, Padre, Tu Plan sobre este planeta.

Todos nos postramos ante Ti, amado Creador, porque respiraste y creaste la vida, porque sentiste y surgieron las criaturas, porque pensaste y donaste sin restricciones Tu Universo para que por siglos de los siglos Te alabemos, Te honremos, Te supliquemos y así, estemos en comunión con Tu Espíritu inmaterial.

Derrama Tu Gracia sobre estas esencias.

Derrama Tu Amor sobre estas vidas, a fin de que se cumpla, Adonai, Tu Proyecto, y las almas se rediman y vivan hasta el fin de sus vidas en Tu Paz.

Hoy riego este árbol que se estaba secando y vean cómo el Amor todo lo transforma, todo lo hace rebrotar; todo vuelve a florecer porque no he dejado que muriera su esencia, sino que en el bálsamo de Mi Amor, la he nutrido con Mi Espíritu.

Que se alegren los que estaban muertos.

Que sean felices los que esperaban una Gracia porque no Me cansaré, no Me cansaré hasta alcanzar lo que espero de sus esencias.

Ámense los unos a los otros como Yo los amé hasta el último momento en la Cruz. Y cuando no se amen, cuando no se unan, recuérdenme en la Cruz, todo lo que Yo padecí por ustedes hasta el fin de sus vidas, que así recobrarán fuerza, recobrarán valentía y coraje para poder amar más allá de sí.

Que se cumpla el advenimiento de las nuevas figueiras.

Que rebroten de la tierra las semillas de la hermandad, porque el Todopoderoso ha escuchado a Su Hijo y los ángeles han derramado sus gracias en lo más profundo de sus seres.

Hoy se cumple la Escritura.

Verán al Hijo de Dios venir entre las nubes y el soplo de Su Espíritu vivificará sus consciencias y el mal se disolverá, porque el Amor del Sacrificado Corazón de Jesús triunfará hasta la Nueva Tierra.

Que se disuelvan los nudos de la separación humana.

Que se establezcan los lazos del amor y de la fidelidad, porque el Padre de la Misericordia ha escuchado la Voz del Redentor.

Coloquen sus manos sobre el corazón.

Y que puedan sentir todos los días este misterio, que ya no es más misterio, sino el simple Amor de su Redentor que viene a rehacer todas las cosas.

Porque cuando caí con la Cruz tres veces prometí al Padre que Yo renovaría todas las cosas.

Y bienaventurados serán los que se dejen renovar por Mí sin temer a los cambios, porque lo que Dios les quiere entregar es Su Corazón, para que viva en ustedes en esencia y eternamente.

Celebremos entonces este acto de reconciliación, porque sus pecados fueron purificados y sus faltas fueron perdonadas.

El Sacerdote Mayor ha venido a celebrar la Comunión Reparadora, a fin de que recuerden todos los días cumplir con la promesa de ser parte de Mi Amor y de expresarlo a cada momento.

Escuchemos las trompetas de los ángeles, que suenan para anunciar la Palabra Divina y volver a instituir en este lugar la Santa Eucaristía, el triunfo perpetuo del Amor y de la Vida de su Maestro y Señor Jesucristo.

Y hoy a Mis Pies no tengo solamente a las santas mujeres que ungieron Mi Cuerpo flagelado en el sepulcro, junto a María, Mi Madre y María Magdalena. Sino que también tengo a Mis Pies a los que una vez no Me reconocieron, a los que vivieron milagros y a los que se convirtieron a los pies de la Cruz, cuando Mi Sangre brotó de Mi Costado y Mi Agua penetró las entrañas de la Tierra para renovar el Proyecto del Creador.

Que sus esencias hoy se fundan en Mi Esencia original, en Mi Divinidad, en la Segunda Persona de Dios, el Hijo Primogénito, el Unigénito, el Redentor y que esas esencias que viven y brillan en ustedes, los ayuden a vivir los cambios en el fin de estos tiempos.

Solo el Amor los hará libres y cuando no estén en el Amor y en la Verdad, llámenme. Yo les daré la fuerza para amar así como amé hasta el último momento de la Cruz.

Y como acto de reparación y de cura, para la transustanciación del pan y del vino de sus esencias, hoy pediré una canción que refleja el amor que Yo tuve por ustedes en el Calvario: "Cristo del Calvario".

Que el símbolo de esta canción los ayude a tener la misma fuerza, el mismo coraje y la misma valentía que su Maestro y Señor tuvo hasta el último momento de haber expirado en la Cruz por todos ustedes.

Cuando no consigan humillarse, arrodíllense; cuando no consigan apaciguarse, coloquen su rostro en el suelo; cuando no sean humildes, colóquense en cruz en el suelo, que Yo los ayudaré a transformar lo intransformable, a liberar lo que se resiste y sentirán el Fuego de Mi Amor en sus corazones, así como lo hicieron las santas mujeres hasta el último momento, superando todas las pruebas, todos los obstáculos, para estar cerca del Sacrificado Hijo, del Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.

Y antes de escuchar esa canción que hace humilde a Mi Corazón, porque en verdad es Dios que es en Mí para que Yo pueda ser en ustedes, les recuerdo la escena y el momento culminante de la comunión con los apóstoles y todas las almas presentes hace dos mil años atrás, en Jerusalén, cuando tomé el pan y di gracias a Dios por el Sacrificio diciendo:

Tomen y coman todos de él, porque este es Mi Cuerpo, el Cuerpo Esencial de su Señor, que se entregará a ustedes para el perdón de los pecados.

Del mismo modo tomé el Cáliz dando gracias al Creador por el Sacrificio y les dije:

Tomen, tomen en confianza y beban de este Cáliz, el Cáliz de la Nueva Alianza, Sangre que será derramada por ustedes para el perdón de todas las faltas.

Y en ese momento, la Santísima Trinidad, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, descendieron e instituyeron la Eucaristía.

Hoy Te pido Adonai, que no dejes morir Tu Sagrado Árbol, Árbol tan semejante a la zarza ardiente de Moisés, en donde una vez Tú te mostraste, tan pequeño y humilde a Tus criaturas. 

Que el mismo Espíritu y el mismo Fuego que penetró en la consciencia de Moisés, hoy penetre en la consciencia de los que instruyen, de los que guían a Tus rebaños, a fin de que siempre triunfe Tu poderoso e invencible Amor. Amén.

Escucho la canción.

Lunes, 6 de noviembre de 2017

Maratón de la Divina Misericordia
Aparición de Cristo Jesús durante la 52.ª Maratón de la Divina Misericordia, en la ciudad de Valparaíso, Chile, al vidente Fray Elías del Sagrado Corazón

Quisiera que se acuñe, lo más pronto posible, la Medalla del Sagrado y Glorificado Corazón de Jesús. Quiero que cada alma sobre esta Tierra la tenga consigo y conozca las promesas que una vez Yo hice sobre ese sagrado símbolo de la Redención.

Deseo tenerla presente a los pies de Mi Altar, para la próxima Maratón. Quiero dar ese presente, ese símbolo tan importante de Mi retorno, a cada uno de Mis peregrinos.

Ese será el símbolo, será la señal, por medio de la Medalla, que los ángeles tendrán para poder reconocerlos y llamarlos a Mi encuentro, cuando Yo retorne al mundo.

Por eso, hoy traigo sobre la palma de Mi Mano derecha, la Sagrada Medalla del Cristo Glorificado; para que así, adquieran una mayor devoción a Mi Sagrado Corazón y, como en esta Maratón, que ha sido espléndida para Mí, Yo pueda entregar en otros lugares del mundo, así como hoy en Chile, los tesoros del Cielo, por medio de los objetos sagrados, que ayudarán a las almas a que puedan ser libres espiritualmente y a que se puedan liberar de sus enfermedades, de sus sufrimientos, de todo cautiverio.

Quisiera que recordaran para los próximos días, el mensaje sobre esta Sagrada Medalla, que una vez Yo entregué en Mi amada Aurora.

Es hora de traer hacia la Tierra lo que proviene del Cielo, y que en esencia, por medio de la Sagrada Medalla, se puedan cumplir las promesas que ha emitido Mi Sagrado Corazón.

Quisiera que por medio de la Medalla, todos conocieran Mi Faz de retorno; aunque Mi retorno será más resplandeciente que lo que ha sido pintado en el sagrado cuadro de vuestro Rey. Es importante que las almas conozcan Mi Faz y todas las promesas que Yo he hecho, para cada una de ellas.

Hoy vengo a cerrar esta Peregrinación por la Paz en Chile, trayendo esta Gracia de que todos puedan tener consigo, lo antes posible, el símbolo del Sagrado y Glorificado Corazón de Jesús, porque de esa forma, compañeros, Mi Padre Me permitirá verter muchas más Gracias, muchas más misericordias, en los corazones que necesitan de libertad espiritual y de cura.

Esta Gracia que hoy traigo entre Mis Manos, por medio de la Sagrada Medalla, aún será un misterio desconocido para el mundo, porque solo he dicho el cinco por ciento del poder de ese símbolo, que cuando sea acuñado y bendecido por Mí mismo, adquirirá. Las almas podrán tener consigo esa Medalla y llevarla a los lugares más necesitados, como los hospitales, los asilos, los institutos de jóvenes, y hasta las cárceles.

Yo quiero, por medio de esta Medalla, que todas las almas que la conozcan alcancen su libertad espiritual y puedan ingresar por el Gran Portal que abriré, a través de ella, hacia la Redención.

Me honra venir hoy a un país tan herido durante el pasado, para entregar este legado celestial; este símbolo sagrado, que guarda en sí el máximo Amor de Mi Corazón, por las almas del mundo.

Por eso, vengo con esta Medalla, para recordarles ese pedido. Es hora de que las almas sientan también físicamente Mi Presencia, para que en el tiempo que vendrá Me puedan reconocer y no confundirse con otros maestros, sino encontrar a su único Rey, Aquel que subió a los Cielos y que descenderá de los Cielos para encontrarlos, en la hora más difícil de la humanidad.

Esta Medalla será la señal de los autoconvocados, de los que aceptarán el compromiso Conmigo en el fin de los tiempos, de los que no darán pasos hacia atrás, sino que caminarán firmes a Mi encuentro, para formar las filas de Mis ejércitos en este planeta y dentro de este Universo.

Por eso son tiempos de grandes definiciones. Y los objetos sagrados, como la Medalla de Mi Glorificado Corazón, les darán la fuerza que necesitan para atravesar las pruebas, para disolver los conflictos, invocando el poder de Mi Glorificado Corazón, que en este tiempo se revela al mundo; Corazón que ingresa en esta Nueva Era para traer la Paz y la Misericordia de Dios.

Y así, adquiriendo esta Sagrada Medalla de Mi Glorificado Corazón, Yo también podré reconocer a sus seres; podré saber que están Conmigo, hasta en este plano material, paso a paso.

Hoy vengo con esta Gracia, compañeros, especialmente para Chile. Para que este país se regocije y sepa que a través de esta Medalla, habrá encontrado su libertad y el perdón de todos sus errores. Porque sepan que, en estos dos días, compañeros, he contado las veces que han abierto sus labios y han pronunciado al Padre Celestial, por Mi dolorosa Pasión. Espero que, saliendo de aquí, recuerden cómo hacerlo y nunca más se olviden, porque lo necesitarán.

Cuando los impulsos espirituales de Nuestros Sagrados Corazones pasan por las naciones del mundo y por los pueblos, las almas deben aprender a sustentar ese Fuego divino, que proviene del Universo de Dios, para que no se disipe cuando nos vayamos de aquí.

Mi Madre sembró en ustedes, aquí en Chile, nuevos cristales de luz y Yo he recogido en estos días sus más sinceras ofrendas. Espero que guarden esta importante Comunión que han tenido Conmigo estos dos días. Que guarden las palabras de Amor que les he pronunciado, por más duras que hayan parecido, porque lo que Mi Corazón ardiente desea, compañeros, es que vivan la Verdad.

Desde el Cielo traigo esta Medalla, hoy no visible para muchos ojos, pero perceptible para muchos corazones.

Hoy, imantaré con Mi Luz y con Mi Amor, todas las Medallas que serán acuñadas en los próximos tiempos, para que cada sol de este planeta, que despertará en su esencia de amor, de devoción y de fe, a Mi Sagrado Corazón, pueda recibir las Gracias que necesita, para caminar en la fe durante estos tiempos de tribulación.

En ella he imantado el poder de tres Arcángeles: Miguel, Gabriel, Metatrón.

Esos fueron los Rayos que penetraron Mi Corazón, que fue traspasado en la Cruz, cuando expiré. Y dije antes de morir: Padre, Padre Mío, Adonai, perdónalos porque no saben lo que hacen y porque no sabrán lo que harán, hasta que Yo retorne al mundo.

Esta es la Gracia que hoy deposito sobre la Medalla que será acuñada: el Poder de Miguel Arcángel, para que las fuerzas del caos sean exorcizadas y disipadas, sean transmutadas y liberadas, y los corazones de este mundo se desvinculen de toda maldad; para que reine el Poder de los Cielos.

Esta Medalla acuñada, también recibirá el Poder del Arcángel Gabriel, para que las almas y los internos de la humanidad puedan reconocer el mensaje de Dios, la Palabra de Vida y la Llama divina de la salvación.

La Medalla que será acuñada también recibirá el Fuego del Arcángel Metatrón, para que todas las energías superfluas sean sublimadas, trascendidas y elevadas; para que los atavismos, las amarras y las cadenas sean disueltas de la consciencia humana y que todo aquel que tenga con fe esta Medalla, reciba esa Gracia.

Estos fueron los Poderes recibidos cuando Mi Corazón fue traspasado por la lanza en la Cruz y fue el legado que el mundo recibió en los planos internos y que ahora en esta Era y en este ciclo, Yo vengo a despertar en sus corazones y almas.

No tendrán una medalla como cualquier otra. No tendrán un amuleto, sino una parte espiritual de Mi Ser, que es inmaterial y divino. Tendrán entre sus manos la esencia del Amor más grande que Yo he vivido, momentos antes de expirar en la Cruz, momentos antes de que Mi Corazón se detuviera y dejara de latir de Amor por el mundo, hasta poder resucitar en Gloria, al tercer día.

En esa Medalla de Mi Sagrado y Glorificado Corazón, tendrán guardada en esencia, la historia de amor que fue grabada por las santas mujeres de Jerusalén, por los apóstoles, por los patriarcas y por la Santa Madre de Dios, que acompañó a Su Hijo hasta el final, en Su más absoluto silencio y en Su más infinita entrega.

Esta será la Medalla de los bienaventurados, de los Nuevos Cristos, de los que no temerán decir “sí” a Mis Profecías y anuncios, que Yo traigo del Cielo, porque ella los ayudará a proteger sus esencias y aproximarlos a Mi Corazón cuando lo necesiten, en cualquier momento de sus vidas.

En esa Sagrada Medalla que será acuñada y que proviene de Mi Sagrado Corazón, estará escrita la historia espiritual de los hechos y experiencias vividas por su Maestro en este mundo. Desde Su nacimiento hasta Su ascensión, la Medalla tendrá la esencia de
Mi historia vivida en este planeta; así como todos los sacrificios de los que fueron mártires, de los que fueron santos y siervos de Dios, hasta los días de hoy.

Ella guardará el amor que cada corazón Me ha confiado, desde el huerto Getsemaní hasta el presente, de todos los misioneros que Me han servido en el mundo por medio del Evangelio y de la Caridad; como el amor que grabé en el corazón de Santa Teresa de Jesús, como de San Juan Pablo II y hasta del propio Papa Francisco.

Vean cuántas misericordias serán acuñadas, para que las almas las lleven sobre sus corazones y nunca más se separen de ellas, porque he tenido que luchar para llegar aquí, a esta nación, por su consideración, su gracia y su respuesta.

El Señor ha concedido al mundo esta Gracia. Que nadie pierda la oportunidad de recibir este legado. Que nadie pierda la oportunidad de aprender a amar, así como Yo se los enseñé, porque lo que más deseo es que sean compasivos hasta el fin de los tiempos; que sean misericordiosos y justos con sus hermanos.

Sé que Mi Obra aún no es comprendida completamente, ni siquiera por aquellos a quienes les hablo. El Misterio del Universo aún estará guardado en el Corazón de Dios. Pero llegará un día, en que las puertas se abrirán y nada más estará oculto. Todos conocerán lo que Dios siempre ha querido que conocieran y la ignorancia global se disipará de las mentes humanas. Muchos se postrarán al suelo cuando sientan temblar el suelo y el Universo, en la llegada del Hijo de Dios y se arrepentirán por no haber escuchado a tiempo.

Los invito a trabajar por aquellos corazones que no los aceptarán, que los negarán, que les darán vuelta la cara. Pero si hicieran todo en Mi Nombre, tendrán fuerza interior para amar, así como Yo amé a cada alma que Me torturó, que Me flageló, hasta a aquel que Me crucificó.

¿Cómo es capaz un ser humano de amar el mal que otro le podría hacer?

¿Cuál es la esencia de ese misterio, de dar la vida por los que no la merecen?

Pero sé que no están listos para eso. Pero algunos lo vivirán, porque Yo se los pediré, cara a cara. Y cuando todo eso haya pasado, cuando hayan sufrido por Mí verdaderamente y sin reclamos, Yo vendré antes de que expiren a buscarlos, para llevarlos al Paraíso y vivir eternamente en adoración a Dios, como viven los ángeles, por los siglos de los siglos.

En Mi Reino no encontrarán sufrimiento para los que ya no estarán aquí, en este mundo, cuando todo termine y encontrarán el resultado del gozo de haber estado Conmigo todos los días, incondicionalmente.

Por eso, todo lo que hagan es pequeño para Mí y en Mi Espíritu tiene un valor incalculable, que solo Dios conoce.

Que en esta Medalla se guarden los Sagrados Dones de Dios, los mismos Dones del Espíritu Santo, que María, vuestra Madre, recibió junto a los apóstoles en el Cenáculo. Son estos Dones los que hoy trae Mi Corazón, a través de esta Medalla, para que los apóstoles del nuevo tiempo puedan despertar a Mi convocatoria y siempre Me digan “sí”.

Por todo lo que he vivido en el Monte Calvario y hasta el momento de Mi Muerte, derramando Sangre y Agua de Mi Costado, hoy traigo del Cielo la síntesis del amor de todos los que Me amaron a través de los tiempos, de todos los que sufrieron por Mí a través de los tiempos, de todos los que testimoniaron Mi Presencia en el mundo, en todas las décadas, sin dejar de decirme “sí”, a cada momento.

Es esto lo que hoy les dona Mi Corazón Misericordioso, porque deseo que ese mismo amor que sus hermanos vivieron, provenga de ustedes y también pueda ser grabado en esa Sagrada Medalla, para los que la necesitarán en el futuro, aunque aún ustedes estén aquí en la Tierra, sirviéndome y anunciando Mi Palabra en la humanidad.

Hoy, vengo a bendecir el agua, que lavará sus cabezas, bajo la efusión del Espíritu Santo y del Santísimo Hijo.

Hoy, vengo a bendecir el aceite, que marcará sus rostros con la presencia de la cura de Mi Corazón, para sus enfermedades corporales y espirituales.

Hoy vengo, en esta última instancia de la misión, a reintegrar en Chile la confianza de Dios, para comenzar de nuevo, bajo una renovada fe, bajo un grandioso amor que Yo encontré aquí escondido, en sus corazones, en estos dos días.

Que esa llama siga rebrotando; que ese fuego interior siga creciendo, a fin de que su Maestro y Señor pueda retornar aquí, encontrando multitudes de seres redimidos por el amor del corazón.

Que esta Gracia se extienda a esta nación, desde el norte de Chile hasta el sur de Punta Arenas, y más allá de él, hasta la Antártida.

Coloco Mis Manos de bendición sobre este pueblo, para que se establezca Mi Paz.

Y ahora pediré a los ángeles custodios que bendigan estos elementos, que serán fuente de Gracias para los que lo han pedido de corazón.

Que este incienso sea bendecido, al igual que el incienso que Me recibió en el templo, cuando era Niño, en los brazos de María, de Mi Madre, y de San José, para ser entregado a Dios, para el cumplimiento de la divina misión que Mi Padre Me encomendó en aquel tiempo.

Que este incienso purifique lo más interno y que eleve a los espíritus que han caído en la faz de la Tierra. Amén.

Y ahora, compañeros, mientras Me elevo al Cielo, recordándoles la importancia de esa Medalla para el mundo entero, los invito a unirse aún más a Mi Corazón, para irradiar al planeta Su Consciencia de Luz, como a su humanidad, que está enferma en espíritu, mente y cuerpo. Y para que estos Sacramentos que hoy vivirán, especialmente en Chile, no solo renueven a su pueblo, sino a todos los que llegarán llamando a la puerta, buscando el camino de reencuentro con el Amor, con el Amor de Dios, así como ustedes lo encontraron en estos días.

Nunca se olviden de esto. Nunca borren de su memoria estos momentos, porque para los tiempos que llegarán, los ayudarán a cruzar los abismos y las pruebas, los desiertos y los grandes vacíos que el mundo enfrentará, para poder confirmarse ante Dios y ser merecedor de una nueva oportunidad, así como ustedes hoy la tienen ante Mi Presencia Santísima, para irradiar a este mundo, a su humanidad, como a los Reinos de la Naturaleza.

Terminaremos este encuentro íntimo entre sus corazones y el Mío, pidiéndole a Dios por Sus Bendiciones y Gracias, a través del cántico “Lluvia de amor”.

Que esto permee al planeta y a sus corazones, como a todas las vidas que necesitan de la redención.

Yo los bendigo desde Mi Sagrado y Glorificado Corazón, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Les agradezco.

Domingo, 5 de noviembre de 2017

Maratón de la Divina Misericordia
Aparición de Cristo Jesús durante la 52.ª Maratón de la Divina Misericordia, en la ciudad de Valparaíso, Chile, al vidente Fray Elías del Sagrado Corazón

Por fin estoy aquí en Chile, junto a Mis hermanos, para recuperar a Mis rebaños que han quedado perdidos en otros tiempos.

Vengo a unirlos a la esencia de Mi Corazón para que Mi Misericordia, que proviene de la Fuente del Padre, pueda estar aquí con ustedes y con sus seres queridos.

Vengo a dejar para ustedes Mi Propósito de volver a encontrarlos en Mi camino, de seguir Mis huellas, de ser conducidos por Mi Corazón, de ser guiados por Mi Alma, porque Yo Soy su único Maestro.

Yo Soy el que Soy, desde el principio hasta el fin de los días.

Por eso los he llamado. He tocado la puerta de sus corazones para que hoy estuvieran aquí Conmigo, compartiendo esta tarea espiritual que su Maestro y Señor lleva adelante en Chile; desterrando el falso poder, desterrando el dominio y el control de la sociedad; liberando a este pueblo herido de las secuelas del pasado, de las recientes secuelas del pasado.

Vengo a disolver con Mi Luz lo que es intransformable; vengo a transformar con Mi Esencia lo que nadie aún ha tocado en el interno de cada ser. Por eso he querido estar aquí, con ustedes, en este día; aquí, en Chile, para hacerles revivir Mi Presencia, para que recuerden su compromiso Conmigo en esta trayectoria del fin de los tiempos que su humanidad y el planeta están enfrentando.

Vengo aquí a recuperar a los que se alejaron de Dios por diferentes circunstancias, por diferentes sufrimientos o pruebas, por las decepciones que han podido vivir, por la fe que se ha hecho pobre en sus corazones.

Hoy hablo para este país, que debe volver a despertar a lo que una vez era, desde el principio de los pueblos originarios; de los que realmente aman la Vida y la Creación; de los que preservan y cuidan a la Naturaleza y la hacen parte de sí, comulgando con ella, día a día.

Son los valores de los pueblos originarios, compañeros Míos, lo que los liberará de todo lo que hoy viven. Los valores originarios, son lo que está perdiendo la humanidad en estos tiempos, sustituyendo a Dios por las modernidades; colocando su atención en las cosas externas y olvidándose todos los días de mirar para dentro de si y buscar lo que ustedes son en la Creación.

No han venido a este mundo solamente para ser seres humanos, para vivir una vida material, o artificial. Ustedes tienen un espíritu que vale mucho y que desconocen profundamente. Cada vez que se aproximan a Mí lo pueden descubrir y pueden sentir que en verdad, vale la pena vivir en este tiempo, a pesar de lo que suceda.

Por eso deseo, por medio de los pueblos originarios de Chile, los que colmaban con su amor las altas montañas, deseo que el mundo pueda recuperar esos valores de la verdadera espiritualidad de la Creación. Por eso necesito que estén cerca de Mí, para renovar estos tiempos, estos tiempos críticos, en donde la humanidad se sumerge en su propio dolor y se aparta de Dios sin buscarlo, ni llamarlo.

Quisiera escuchar, como hoy, a sus corazones orar y cantar; porque Mi Misericordia hoy no solo llega a ustedes, sino también todo el cono sur, que era lo que Yo esperaba hacer si hubiera estado en Punta de Arenas, para que Mi Luz y Mi Misericordia llegaran a la Antártida.

No solo permanezcan en lo que los rodea diariamente, abracen al planeta con amor y coloquen atención en todo lo que él necesita. Porque el planeta como consciencia, como naturaleza y como creación, está sufriendo, y la humanidad no quiere mirar hacia eso, para no sentirse responsable de lo que ha hecho en los últimos tiempos.

He vertido Mi Sangre sobre este planeta para salvarlos. Por eso de nuevo estoy aquí, para recordarles Mi Sacrificio, porque no ha sido en vano.

Ustedes, como tantas otras almas en el mundo, podrán hacer digno Mi Sacrificio, durante la Pasión y la Cruz. Allí también se encuentran los valores espirituales que necesitan para transformarse en el modelo que Dios espera que puedan ser en este ciclo.

No puedo dejar de decirles la Verdad, compañeros, porque no tendría sentido que Yo estuviera aquí, en este lugar y en este mismo momento para congregarlos en Mi Amor, para unirlos a Mi Corazón, para que comulguen de Dios, que es ofendido.

Cada gota de amor que derraman en la oración y en los cantos, alivia el planeta; cada gota de amor que derraman en la oración y en los cantos, cura el planeta; cada gota de amor que derraman en la oración y en los cantos, cambia los acontecimientos y se evitan muchas cosas en la humanidad.

Quisiera que salieran de aquí, con el Fuego vivo de Mi Corazón en ustedes, asumiendo el compromiso en esta nueva etapa que Yo los invito a vivir, dejando para atrás todo lo que han sido; dejando para atrás todo lo que se han equivocado, porque Yo no vengo a buscar sus defectos porque sé que son seres humanos en evolución.

Vengo a buscar de ustedes corazones sinceros, corazones honestos, corazones que se deciden a vivir Mi Plan, por más que no lo comprendan, ni lo entiendan. Todo lo que Yo siempre les traeré desde el Universo de Mi Padre, no lo comprenderán, porque no está dentro de su escuela.

Amar lo que es desconocido es la primera prueba de Mis discípulos; comprometerse, es el segundo paso; y asumirlo, es la concreción de Mi Plan.

Vengo a buscar a todos los corazones del mundo, por eso hoy estoy aquí, en Chile, para formar un nuevo ejército de Mi Misericordia, apóstoles, servidores incansables que puedan salir un poco más de sí y mirar hacia su alrededor, en donde existe el gran sufrimiento del mundo y de todas las almas, como de los Reinos de la Naturaleza.

Quisiera que pudieran aprender a honrar y a glorificar lo que Dios les ha dado como país, por medio de la naturaleza, de las montañas, del océano, de todo lo que expresa la Creación, de norte a sur de esta nación y que convive, día a día, con este pueblo.

Necesito, compañeros que defiendan Conmigo a la Creación, para que el ser humano no la siga destruyendo para su provecho, para su comodidad, o para su lujo. De los que hacen todas esas cosas, Yo me encargaré.

Recuerden que está escrito el día del Juicio Final, en donde su Maestro y Señor separará la paja del trigo, liberará el planeta del eterno sufrimiento y repoblará este mundo de nuevos Cristos que vivirán la experiencia de Mi Amor de forma verdadera y consciente, y lo que diré ya no será teoría, sino una realidad en los corazones.

Chile necesita dar el paso hacia la reconciliación y el perdón para que pueda recibir las nuevas Gracias del Cielo, así como una vez se intentaron derramar sobre este pueblo, hace algunas décadas.

Vengo a corregir lo que ha quedado torcido en la consciencia de este pueblo, en lo que no ha sido bien enseñado, y lo que ha llevado a no valorar lo que hay dentro de cada ser, lo que hay dentro de su universo interior.

Por eso vengo del Universo para traerles lo nuevo, lo que ustedes ahora necesitan para dar los pasos en dirección a Mi Corazón, que está lleno de Amor y de Gracias por las criaturas; que está sediento de corazones que se puedan comprometer.

Vengo a darles lo mejor que tengo y lo que Mi Padre me ha permitido entregarles, porque eso los hará libres, créanlo, si salen de aquí con sus consciencias abiertas. Están despertando a lo que sus espíritus han esperado hace mucho tiempo, de lo cual ustedes no son muy conscientes, porque no lo saben, eso es comprensible. Están despertando a lo que existe en verdad dentro de ustedes y que tiene un gran valor para Mi Padre Celestial.

A través de ese misterio que se encuentra en cada ser humano, y que debe despertar, Mi Padre conseguirá reconstruir a la Tierra y a su humanidad.

Hoy estoy despertando los tesoros mas internos de este pueblo, para que pueda reconocer Mi llamado y siempre decirme “sí”, porque así estarán diciéndole “sí” a Mi Padre y a Su Voluntad.

Vengo a dejarles aquí, en esta tarde, la primera Gracia, la Gracia de la reconciliación. La reconciliación primero entre ustedes como familia, como sociedad, como país; eso ayudará a que las puertas inciertas se cierren y las almas encuentren el sendero de la luz, sendero que las llevará a la redención y a la paz.

Chile necesita vivir su compromiso con Dios de forma verdadera, viviéndolo con la fe que merece y con la confianza que necesita para este tiempo final.

Hoy los irradio con Mi Eucarístico Corazón, el Sol más brillante que todos los soles de este Universo, para que Mis Códigos de Vida estén en ustedes y lo que aún no se ha transformado, se pueda transfigurar.

Si aceptan el primer paso de la reconciliación, vivirán la redención. Todo este mundo está aquí para ser redimido, todos necesitan perdonar algo para poder liberarse del sufrimiento.

Yo Soy ese sol de la compasión que les trae la Misericordia del Padre, para que sus espíritus se curen y para que sus cuerpos se sanen.

Quisiera llevar sobre Mi Pecho, la estrella de la bandera de su pueblo; pero no para recordar la sangre que fue derramada, sino para transformar el dolor, en amor; el sufrimiento, en cura; la injusticia, en igualdad.

Viviendo el compromiso Conmigo abrirán las puertas para muchas almas, que en su vida cotidiana esperan recibir el mismo llamado que ustedes recibieron en este tiempo.

Bendeciremos este Altar y este espacio, para que sean dignos de recibir Mis Gracias, para que renueven su esperanza y su fe en Mi Corazón y para que en esta tarde, sus pies sean lavados de todo el pasado y nazcan a la nueva vida. Amén.

Padre Nuestro...

Una más...

En esta tarde renuevo Mi Sacrificio; por la sangre que fue derramada en este pueblo, por las heridas que fueron ocasionadas, por los pueblos originarios que desaparecieron, por la injusticia que fue generada, por la falta del amor que se disipó de muchas consciencias, a través del poder y de la manipulación.

Hoy renuevo Mi Sacrificio, ofrecido durante la Última Cena con Mis doce apóstoles. Hoy vuelvo a reintegrar a Chile al misterio de Mi Eucaristía, de Mi Pasión de Mi Muerte y de Mi Resurrección, renovando el Sacramento de la fe y de la reconciliación entre las almas de este país que tanto adoro, por medio de Mi Eucarístico Corazón.

Los invito a vivir de esa forma, compañeros, a través de esta Eucaristía, la adoración a MI Cuerpo Eucarístico, buscando transfigurar, por medio de la adoración, los códigos corruptos de la humanidad para que todo se vuelva rescatable, hasta la más pequeña célula de la consciencia humana.

Imponiendo Mis Manos sobre estos elementos, doy gracias a Dios por este sacrificio, que hace más de dos mil años viví por ustedes y por el mundo, diciéndoles: “Tomen y coman todos de él porque este es Mi Cuerpo, que los librará del pasado, que los llevará a la vida eterna”; diciéndoles: “Tomen y beban de este Cáliz, Cáliz de la nueva alianza que debe vivir su pueblo y todo su país para que se establezca el Reino de Dios.”

Bajo la autoridad divina de nuestro Creador, el Todopoderoso, bendigo estos elementos, bendigo sus consciencias y vidas: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Y ahora podrán lavar sus pies, porque el agua ya fue santificada con Mi Presencia.

Ahora quiero que llamen a sus corazones sinceros; quiero que llamen en lo más profundo de sus seres, al rincón más infinito de sus esencias, en donde existe la Verdad y el Amor de Dios. Así como lo hicieron Mis hijos de Argentina, quiero que llamen al corazón sincero a través de su voz, clamando por el despertar de este planeta y por la reconciliación de la humanidad.

Les agradezco.

Ora por el mundo que está agonizando...(canción "Corazón sincero")

Sábado, 4 de noviembre de 2017

Mensajes mensuales
MENSAJE ESPECIAL DE CRISTO JESÚS GLORIFICADO, TRANSMITIDO PARA LA 52.ª MARATÓN DE LA DIVINA MISERICORDIA, EN LA CIUDAD DE VALPARAÍSO, CHILE, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN

Segundo Mensaje

Y así como Yo vengo del corazón de este universo, quisiera que sus almas se elevaran para encontrarme. Eso permitirá, en este tiempo, crear esa Comunión perfecta entre sus almas y Mi Corazón.

Quisiera que abrieran sus oídos más internos para escuchar Mi Mensaje y para hacerlo parte de sus vidas, porque ya no bastará solo saber el conocimiento, será necesario aplicarlo en sus vidas para que Mi Plan se pueda realizar, paso a paso.

Hoy vengo a dar continuidad a lo que he dicho ayer. Vengo a extender este mensaje especial a todos Mis compañeros, porque aún es necesario que crezcan en amor y en verdad, sin dejar atrás lo que deben transformar, todo lo que deben trascender, todo lo que deben aspirar a alcanzar en estos tiempos difíciles, en los que el Plan se vive con muchos riesgos que las almas desconocen, porque, en muchos casos, no están atentas a las señales que envía el universo.

Ahora, Yo los invito a redoblar los esfuerzos, los invito a ser considerados los unos con los otros, como Yo se lo enseñé a los apóstoles en el pasado.

Deben cumplir las reglas básicas de la evolución, porque así sabrán la Ley y no solamente la conocerán. 

Esa es una de las causas por las cuales las almas de este mundo y, sobre todo, aquellas almas que son Mis compañeras, no saben interiorizar los impulsos que Mi Corazón les envía de tiempo en tiempo, intentando elevar a las almas cada vez más hacia la Verdad y hacia el Sagrado Conocimiento.

Cuando no saben interiorizar lo que les decimos, se pierden en algún lugar del camino y pueden quedar confusos, sin saber hacia dónde ir o qué hacer.

Pero existe una llave maestra, para todo esto, que es la confianza. La confianza en todo lo que se presenta. La confianza en todo lo que se propone. La confianza en todo lo que se revela.

Porque, en esencia, todo va más allá de sus posibilidades, de sus conocimientos, de su intelectualidad.

No vengo a construir Mi Reino en mentes concretas porque, de lo contrario, no habría tenido sentido que Yo hubiera venido a este mundo a encarnar para testimoniar, en este plano, la Presencia del Amor de Dios.

Es el Amor el que les revelará Mi Reino. Es el Amor el que los unirá siempre. Es el Amor el que nunca los separará. Porque donde está el Amor Yo estoy presente, lanzando semillas de luz en tierras fértiles, que después Me darán frutos para que, al final, sean Dones que Yo ofreceré en Gloria al Creador.

Por eso busco de los corazones más simples lo que es bueno y verdadero. Me glorifico en los corazones humildes. Me distancio de los corazones resistentes. Me alejo de los que no Me quieren escuchar, porque sé que estos últimos temen al verdadero Amor porque nunca lo han conocido completamente, porque nunca se han animado a dar un paso y a dejarse rasgar por dentro, hasta que el Amor los haga herir profundamente.

Por eso, deposito Mis Llagas internas en los corazones conocedores de Mi Amor.

No puedo dar Mi Legado a mentes abstractas. El mundo y su humanidad perderían completamente el rumbo por su ambición y soberbia. Necesito quebrar lo que aún está rígido y duro.

Por eso, uso Mi gran martillo de Luz y golpeo en lo que está más resistente para que se pueda quebrar algún día y así, todo se rinda a Mis Pies; no por Mí mismo, sino por Mi Padre que es justo y compasivo, que es merecedor de la bondad de sus corazones y almas por todo lo que Él ya les ha dado a pesar de sus miserias, a pesar de sus errores, a pesar de sus caídas.

Vengo a elevar la consciencia de la humanidad hacia otro punto porque, aunque no lo parezca, Yo estoy aquí en constancia y en fe, para seguir adelante.

Por eso, a los que Me siguen en estos tiempos, a los que se dicen Mis compañeros de camino y de vivencia espiritual, los animo a vivir los cambios sin resistencias ni restricciones.

Los invito a no poner límites a sus consciencias y a saber reconocer, con humildad, el Sagrado Conocimiento que viene de Dios por medio de Nuestros Sagrados Corazones, para esta humanidad de superficie.

Así Yo podré traer aún más Mi Cielo, el Cielo de Mi Padre, Su Universo Celestial, y Mis Ángeles estarán acompañando cada paso, cada momento como cada prueba; así como ellos Me acompañaron desde el Huerto Getsemaní hasta la Cruz.

A los sufrimientos que Yo les ofrezco a Mis compañeros de este mundo, algunos les temen porque no los conocen, porque, antes de todo, no se animan a amar la Voluntad que Yo traigo para concretar en sus vidas Mis Proyectos y Mis Designios.

He escogido estar entre estas sagradas montañas de los Andes para recordarle al mundo que aún no ha elevado su consciencia ni su mente. Es hora de salir de lo atávico. Es hora de renunciar a lo superfluo y a lo mezquino.

Debo dejar Mis Llaves de Oro en los corazones simples, en los que pueden guardar dentro de sí Mi Legado, que no proviene de este mundo sino del Universo.

Para que este Plan continúe adelante, para que esta Obra prosiga, deben, compañeros, reposicionar sus lugares, sabiendo que todo lo que han recibido en estos últimos años, no será desperdiciado por la humanidad como lo fue una parte de Mi Pasión, aunque no lo crean.

Con Ojos de Misericordia, vengo a observar al mundo. Con un Corazón compasivo, vengo a socorrer a los que sufren y a los que no pueden darse por entero a Mi Corazón.

Sepan, Mis queridas almas, que aún hay mucho por hacer. Por eso, los invito a renovar la unidad y la fraternidad entre sus consciencias. Los invito a respetar la Ley de la Jerarquía para que el Universo de Dios siempre pueda estar cerca de ustedes y en cada detalle.

Ahora, sean Mis estrellas redimidas, salidas de los abismos del error y del pecado, de la perversión y de la maldad. Honren a su Rey y Señor como Él lo merece, en el Cielo como en la Tierra.

No se separen más. Únanse a través de Mi Corazón para que Yo pueda seguir viniendo a su encuentro; para evitar que Yo no pueda venir más en este tiempo en el que la humanidad necesita de altas vibraciones de amor y de paz.

Despojen de sus corazones y vidas lo que ya está viejo y resistente, lo que no hace a la unidad y al amor entre las criaturas y pueblos, entre las razas y los orígenes.

Entregué Mi Vida en este mundo y por esta humanidad para que supieran cómo hacerlo, y así no caer en tentación.

Vengo en este día, con este segundo mensaje, para abrir aún más sus ojos y, especialmente, para abrir más sus corazones a lo que necesitan escuchar con madurez y calma.

No quisiera ver a los responsables de esta Obra confusos, no quiero encontrarlos más así, sabiendo que cada etapa que vivimos juntos es imprescindible para vuestro Dios, para la realización de Su Voluntad, para la manifestación de Su Obra en los diferentes planos de este universo, hasta llegar a la humanidad.

Si los lazos de amor entre ustedes se rompen, compañeros Míos, ¿quién llevará Mi Plan adelante?

Si ya saben que es verdad que no encuentro un lugar o una morada en donde poder anunciar Mi nueva Palabra, Mi nuevo Mensaje enviado por Dios desde lo más Alto de este universo.

No quisiera perderlos de vista, porque existen almas en el mundo que también Me necesitan, y las debo atender, así como atiendo a sus almas en estos tiempos.

Por medio de esta Maratón, eleven a Dios su más sincera ofrenda para que un Rayo de Mi Corazón misericordioso toque aquel espacio en sus consciencias que aún está oscuro y se resiste a cambiar.

Recuerden que Yo lo puedo todo y que Mi Padre no Me ha puesto límites.

Vengo con Mi Gobierno Celestial para poner en orden todas las cosas, desde lo invisible hasta lo visible, desde lo inmaterial hasta lo material, desde el espíritu hasta la carne. Todo bajo el orden universal.

Que se alegren las almas de Chile por este momento, para que se pueda volver a repetir durante estos tiempos críticos, en los que más compañeros Míos deben despertar al llamado de la redención.

Felices serán los que escuchan y creen sin haber visto.

Bienaventurados serán en el Cielo los que guarden los Tesoros de Mi Corazón y los vivifiquen, de tiempo en tiempo.

Los bendigo en el nombre del Amor y de la Unidad.

Bajo la Luz del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Viernes, 3 de noviembre de 2017

Mensajes mensuales
MENSAJE ESPECIAL DE CRISTO JESÚS, TRANSMITIDO PARA LA 52.ª MARATÓN DE LA DIVINA MISERICORDIA, EN LA CIUDAD DE VALPARAÍSO, CHILE, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN

Primer Mensaje

Vengo en esta noche por un mundo que Me necesita, por eso traigo ante sus presencias Mi Eucarístico Corazón, el que les dará fuerza en estos tiempos para continuar adelante en esta trayectoria de la vida en la Tierra.

Y no solo vengo por esta vez, sino que también traeré un mensaje en el día de mañana, porque el mundo Me necesita, porque esta nación Me necesita, porque Mis compañeros necesitan que Yo esté a su lado en este momento de transición y de pruebas.

Vengo a dar libertad a los que están en cautiverio espiritual.

Vengo a dar la paz a los que no la tienen.

Por eso he venido en esta noche para traerles Mi Paz, la Paz que hace regocijar al espíritu, a la mente y al alma.

Es esta Paz que proviene de Mi Eucarístico Corazón la que los llevará a vivir los cambios y a no temer vivir las transformaciones que el Universo les envíe en estos tiempos.

En esta noche vengo por la gran célula de este trabajo espiritual, de toda esta Obra.

Vengo para dar testimonio, en nombre de Mi Padre, que es necesario vivir grandes cambios para poder continuar adelante, para poder llevar Mi Estandarte de Paz a todos los rincones de este mundo para que se concrete, en el fin de estos tiempos, Mi Proyecto Redentor.

Por eso, he decidido enviar ciertos Rayos del Universo, para mover sus consciencias de lugar, para destruir sus estructuras, para manifestar en esta hora el cambio de la consciencia que Yo necesito que tengan, compañeros, para que Me puedan acompañar de verdad y sin ilusiones.

He venido en esta noche para traerles Mi Transparencia espiritual, porque solo escucharme una vez en este mensaje para la Maratón no sería suficiente, delante de todo lo que debo decir para ustedes y para el mundo.

Cada uno tome la parte de este mensaje que le corresponde y medite, reflexione y profundice.

Llegó la hora, compañeros, de que puedan percibir, en estos tiempos, las verdaderas necesidades que presenta Mi Padre por medio de Su Divina Voluntad; eso los mantendrá cerca de Mí y no estarán tan apartados de Mi Camino, porque Yo ya no podré, compañeros, ir por otros caminos a buscarlos.

Ya les enseñé, en otros tiempos y en este, a estar en Mi Corazón para que puedan estar en Dios y Dios pueda estar en ustedes en cada momento de la vida, en cada circunstancia, así como en cada prueba.

No vengo a reclamar mayores esfuerzos porque los puedo ver con Mis propios Ojos paternales y misericordiosos.

Vengo a hablar para Mis compañeros que caminan junto a Mí y a Mi lado, que no se detienen, que siguen los pasos del Maestro y del Rey del Universo; porque es necesario, compañeros, en estos tiempos, comprender lo que les pedimos.

No puede haber dudas entre ustedes y el Plan.

No puede haber brechas entre sus consciencias y sus corazones porque aún Mi adversario trabaja en contra de Mi Padre y de Su Voluntad Divina.

Aún Mi adversario comete las atrocidades más grandes del mundo, que aún muchos no quieren ver para no asustarse ni temer, como son las guerras, los conflictos entre las naciones, los exilios, el hambre mundial, los problemas sociales y humanos.

Quiero que Mis compañeros se coloquen a la altura de lo que Yo necesito y ya no piensen si lo que decimos está bien o no está bien.

Amen la Voluntad de Mi Padre en absoluta confianza y no perecerán.

Amen la Voluntad de Mi Padre, así como Yo la amé, desde Mi Encarnación en este mundo hasta lo alto del Monte Calvario, en la Cruz.

Yo no vengo a decirles que harán lo mismo que Yo hice, dos mil años atrás.

Hoy vengo a decirles que harán cosas más grandes que las que Yo hice en otros tiempos, pero no como los seres humanos piensan o creen.

Necesito que encuentren en Mi Eucarístico Corazón, esa llama de humildad que los guiará, que los hará cada día más simples y verdaderos para poder corresponder a este, Mi Proyecto, que no es de este mundo sino del Universo.

Hoy vengo como una Consciencia Solar y autónoma.

Hoy vengo con la Autoridad, el Poder y la Soberanía que Me ha dado Mi Padre para poder engrandecer Su Obra, en este y en otros Universos, para poder recrear esta Creación, sobre todo en este planeta que está en tinieblas y está sufriendo.

No quisiera que Mis soldados perdieran de vista Mis Aspiraciones y Anhelos, Mis Proyectos más ardientes de que las almas puedan vivir altos grados de Amor, así como Yo los viví en otros tiempos y hasta los días de hoy.

Necesito que se animen a superarme en el Amor, así como Yo intenté superar todas las pruebas, por medio de Mi Pasión y de Mi Muerte; y eso fue en la esencia del Amor Misericordioso que proviene de la Fuente Espiritual de Mi Padre y que nutre a todas las esencias.

No quisiera detener esta Obra que hoy comparto con ustedes y con el mundo, porque ya no tengo otro lugar en donde poder obrar sino en los corazones misericordiosos y humildes, en los corazones resignados que no temen decir sí a las causas divinas que provienen del Cielo y del Universo, que no temen decir sí al Sagrado Conocimiento que desciende de la Fuente y que se retransmite de Cielo en Cielo.

Hoy estoy de este lado de los Andes para bendecir a este pueblo herido por todo lo que ha vivido en los últimos tiempos y en las últimas décadas.

Por eso, hoy vengo con este primer mensaje y mañana vendré con el segundo, de una forma extraordinaria y para muchos inexplicable.

No les diré por qué vendré dos veces, necesito que aprendan a percibir el rumbo de los acontecimientos y la necesidad de llevar adelante un Plan que se realiza en las pequeñas cosas.

Vengo desde lo alto de las montañas, vengo desde los Andes, para invitarlos a todos a elevar sus consciencias, a salir de las críticas, de las divisiones, de los juicios, de las indiferencias que lastiman Mi Eucarístico Corazón.

A través de todos lo que adoran Mi Corazón Eucarístico por medio del Santísimo del Altar, ustedes han recibido uno de los más importantes legados en esta Obra de Redención que comienza a realizarse a través de ustedes y de sus almas.

Valoren los tesoros que fueron recibidos y no perderán la paz, no perderán la guía, no estarán desorientados, sino que serán conducidos por Mi Espíritu, que es Inmaterial y Divino.

Y hoy vengo a colocarlos a todos, en esta noche, a los pies de uno de los acontecimientos y hechos que Yo he vivido cuando estuve aquí, en este planeta; vengo a introducirlos por medio de Mi Eucarístico Corazón, en el Huerto Getsemaní para que estén en vigilia junto a su Señor, despiertos, atentos, intuitivos y observadores de todos los acontecimientos que se avecinarán en poco tiempo.

Quiero que ingresen al Huerto Getsemaní y que se coloquen debajo de los olivos para que, en esta noche de oscuridad que enfrenta el planeta, las puertas a la Divina Misericordia se puedan abrir y las almas puedan ser conducidas hacia la paz.

Quiero que se recojan como Juan, cerca de su Maestro, para acompañarlo en esta agonía espiritual que Él enfrenta, observando a un mundo injusto que aún no dice sí, de corazón, a la Misericordia de Dios.

Por eso les traigo hoy Mi Eucarístico Corazón para que a través de él encuentren al Padre, que también espera por consuelos humanos, a pesar de que sean imperfectos o simples.

El Padre también necesita de Sus hijos, como Sus hijos también necesitan del Padre Celestial.

Peregrinen Conmigo hasta lo alto del monte para que, desde lo más alto, ustedes puedan ver en el horizonte, Mi Retorno.

Los invito a vivir esta próxima Maratón buscando renovar la esencia de la vida por medio de Mi Eucarístico Corazón, por medio del amor a toda la Creación.

Que esta Maratón sea en honra y júbilo, en agradecimiento y en gratitud a la Creación que ha hecho su Padre desde el Principio, desde el Origen, desde la nada, en unión a Su Fuente espiritual y santísima.

Yo los recojo en Mi Corazón y de nuevo les doy Mi Paz para llevar adelante esta misión, que recién ha comenzado en todo el mundo.

Para que más naciones reciban Mi Presencia, contaré con la ayuda de Mis compañeros.

Para que más continentes y regiones del mundo reciban Mi auxilio, contaré con Mis compañeros.

Por eso Mi Mensaje, en estos tiempos, debe estar en todas las lenguas posibles para que todos los corazones despierten bajo la misma esencia del Amor.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Quiénes somos

Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más

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