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Yo Soy Nuestra Señora del Carmen, Yo Soy Aquella, hijos Míos, que hace tantos siglos inspiraba el corazón humano a la vida de soledad y de contemplación con Dios.
Yo Soy Aquella que los hacía cruzar los desiertos, esconderse del mundo en cavernas, para encontrarse así con el Creador de todas las cosas y reconocer en Él la esencia de toda la vida, de todas las criaturas.
Yo Soy Aquella que les extiende la mano y que, de una forma muy simple, les promete la vida eterna en el Paraíso de Dios. Soy Aquella que los protege y los consagra con Mi Escapulario de Luz, símbolo de Mi protección y del compromiso de todas las criaturas Conmigo.
Yo Soy Aquella que los invita al silencio, a la contemplación, a profundizar en el propio mundo interior.
Yo Soy Aquella, hijos Míos, que de tiempo en tiempo renueva la oferta a la humanidad para la unión con el Divino.
Hoy, vengo como Nuestra Señora del Carmen, no solamente porque en este día se conmemora esta Divina Faz Mía. Hoy, también vengo como Nuestra Señora del Carmen porque en este altar vi los escapularios que colocaron para recibir Mis códigos de vida y, así, proteger nuevas almas. Quiero que vengan hasta aquí los que colocaron esos escapularios en el altar
Hoy, les agradezco, en nombre de la humanidad, porque confiaron en Mi Corazón; les agradezco, como consciencia humana, porque le están enviando un símbolo a Dios de que aspiran a vivir bajo la protección y la guía de su Madre Celeste. Como Nuestra Señora del Carmen, bendigo estos escapularios para que sean símbolo de la renovación de Mi protección sobre el corazón humano.
A través de estos escapularios, hijos Míos, no solo sus vidas, sino también sus familias estarán protegidas por Mi Manto; y, así, como lo prometí hace tantos siglos, hoy vuelvo a prometerles que, después de esta vida, los llevaré Conmigo a Mi Reino para que sigan aprendiendo a encontrar al Creador y a evolucionar con Él en nuevos mundos.
Hoy, quisiera renovar los escapularios de luz que todos llevan en sus cuellos. Que no se olviden, hijos, de que esos escapularios los unen Conmigo y que ellos van mucho más allá de algo material que llevan sobre sus cuerpos. Cuando usan un escapulario están anunciándole al mundo que confían en su Madre Divina, que confían en Su promesa y en Sus Palabras o que, por lo menos, aspiran a confiar.
Hoy, como Nuestra Señora del Carmen, renuevo Mi protección sobre las naciones del mundo que aún confían en Mí, que piden Mi intercesión todos los días, que aspiran a consagrarse un día y a ser dignas de recibir el Reino de Dios sobre su suelo.
Con este escapulario sobre sus cuerpos, hijos, les pediré que no solo esperen encontrarse Conmigo en otra vida, en la vida eterna, sino también que construyan en este mundo un espacio de paz, de fraternidad, capaz de recibir en sí la vida superior.
Como Yo los amo, siempre aspiro a consagrarlos; por eso, hoy nuevamente los consagraré y los bendeciré para que sean dignos compañeros de Mi Hijo y construyan en sus familias, en sus hogares, cenáculos de oración en donde Cristo se torne victorioso.
En este día, de una forma especial, bendeciré a las familias, a todas las familias que en esta hora Me escuchan; y aquellas que tienen fe en Mi Presencia recibirán Mi auxilio para unir lo que está separado y reconciliar a los corazones que se separaron por la astucia de Mi enemigo o por los errores del pasado. A las familias que confían en Mí, Yo las uniré, para que cumplan el Propósito Divino de construir la nueva familia, la familia universal sobre la Tierra.
Con las palmas de Mis Manos dirigidas hacia la Tierra, derramo sobre ustedes los códigos que alcancé en vida, junto a San José Castísimo y al pequeño Niño Jesús. Que, así como Nuestra Santa Familia, sus familias se tornen sagradas y reconozcan, así, que la vida en la Tierra debe tornarse sagrada, porque dentro de cada ser humano existe algo único: la Presencia del Divino, de Dios Altísimo que silencioso espera poder expresarse.
Con esta Gracia que hoy les entrego, les pediré, hijos Míos, que den testimonio de los milagros que realizaré en sus vidas, no solo con la palabra, sino también con la transformación. Espero que le agradezcan a Dios por todo lo que Él construirá día a día en sus hogares. Que esa gratitud se exprese en actos de misericordia, de servicio, de caridad, de compasión y de unidad con el prójimo.
Que puedan ayudar a otras familias a encontrar a Dios; que puedan ayudar a aquellos cuyas familias fueron destruidas, a los niños que ya no tienen padres, a las mujeres que están solas, luchando inclusive consigo mismas para ser madres de sus hijos.
Con la Gracia que hoy deposité en sus consciencias, lleven la maternidad que Yo alcancé cuando tenía en Mis Brazos al pequeño Jesús.
Hijos, ¿por qué lloran?
Si Yo les entrego una Gracia absoluta, lo mejor que hay en Mi Reino, sonrían como hoy Yo les sonrío a ustedes. Hoy, Mi Corazón se alegra junto a sus almas, por el despertar de sus consciencias. En los tiempos que vendrán, una grandiosa misión los aguarda, como también a cada corazón humano que, en este tiempo, despierta a la Verdad Divina.
Que hoy todos los que Me escuchan se regocijen y se alegren, abran sus corazones y eleven sus almas hacia Mis Brazos; porque de esa forma, hijos Míos, les concederé una nueva vida, el inicio de un nuevo ciclo, y los esperaré firmes para que sean persistentes ante las pruebas que vendrán.
Hoy, coloco en sus manos estos escapularios y les hago una oferta, la de responder a Mi llamado.
Para que aprendan que Mi ejército siempre debe crecer, hoy consagro nuevos Hijos de María, porque en verdad, hijos Míos, las almas ya se consagraron a Mi Corazón, pero a veces demoran en llegar a Mí, hasta que comprenden que, en la Tierra, deben acompañarme. Y en este día, de esta forma simple, los bendigo, los consagro, y los preparo para un nuevo ciclo que comenzará en agosto, ciclo para el cual deberán estar prontos.
Yo los aguardaré, hijos Míos, en esta Tierra Santa, santificada por Mi Presencia, por la Presencia de Mi Hijo y del Casto Corazón de San José. Que, cada día, sus vidas sean santificadas por Nuestra Presencia, porque no solamente estamos aquí, estamos en el hogar de cada uno que nos abre la puerta.
Ahora, canten como Hijos de María y reciban de Mis ángeles la Gracia de la consagración y la bendición eterna.
Les agradezco, y elevaré a los Cielos sus súplicas Conmigo. Pidan, hijos Míos, lo que más necesitan; Yo lo elevaré al Padre y lo colocaré a Sus Pies, para que Él escuche sus plegarias.
Y porque quiero que los grupos de oración crezcan cada día, los congrego y reúno a las almas que deben orar junto Conmigo, auxiliando a la humanidad y a los Reinos de la Naturaleza para que sean salvados a tiempo. Por eso, hoy les pediré que también se consagren a Mi Corazón a Mis nuevas hijas orantes.
Y así, hijos, les agradezco por responder a Mi llamado y porque, en los días que vendrán, estarán a Mi lado. Les dejo Mi Paz y Mi bendición.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Sigan en Paz y permanezcan en Mi Corazón para siempre.
Hermana Lucía de Jesús:
Queremos contarles que Nuestra Señora hoy vino como Nuestra Señora del Carmen, con una túnica blanca, un manto marrón, el cabello suelto, las Manos extendidas hacia abajo y escapularios en las dos Manos. Ella vino con el Niño Jesús y, cuando hablaba de la Sagrada Familia, nos mostraba, en un espacio de Su Reino, cómo se aproximaba San José, para realizar juntos una tarea con nosotros.
Cuando María llamó a esos cuatro hermanos, hizo una tarea no solo con ellos, sino con todas las familias que en aquel momento la escuchaban; con las familias de los que están presentes aquí y, como Ella dijo, con la familia de todos los que tenían fe que Ella estaba aquí, que tenían fe en Sus Palabras.
María, San José y el Niño Jesús iban depositando los códigos de la Sagrada Familia en nuestras consciencias para que Ellos puedan ir trabajando en todas las situaciones de nuestras vidas que necesitan de unión, de reconciliación y de paz.
Y después, cuando María llamó a otro grupo de hermanos, Ella quería formar un nuevo grupo de oración y consagrar nuevos Hijos de María, para que aprendamos que Su ejército siempre debe crecer. Ya había sucedido una vez, cuando no hubo consagración de Hijos de María, en que Ella misma los llamó; entonces, hoy Ella volvió a hacer lo mismo.
Queremos dejar, en el corazón de todos, este trabajo que María hizo con cada uno de nosotros. Agradecer mucho la presencia de todos aquí, en el Centro Mariano de Aurora, y también a todos los que nos acompañaron a través de Misericordia María TV.
¡Muchas gracias a todos! Juntos, vamos a agradecerle a María.
¡Somos gratos, Madre, por cuánto nos das!
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más