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En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
El Verbo se hizo Carne y habitó entre ustedes y la Palabra del Señor se cumplió en la Tierra, en la vida de los consecuentes y de los abnegados.
El Verbo Encarnado se hizo Uno en los hijos de Dios y el Verbo del Altísimo reverberó y seguirá reverberando a lo largo de los tiempos, a través de los que escuchan la Palabra de Dios.
De los más imperfectos, haré maravillas para nuestro Padre. Convertiré las miserias en Misericordias y nada será imposible para Mí, como no lo ha sido hasta ahora.
Con esto hoy quiero decirles, en esta tarde de Misericordia y de solemnidad que, por los méritos alcanzados por sus oraciones en estos últimos siete años, el Altísimo Dios del Universo, el Señor del Cielo y de la Tierra, Adonai, Emmanuel y Abba, retribuye desde Su Fuente, para cada uno de sus hijos, Su Paz y expiación universal, enmendando los errores cometidos por toda la humanidad hasta el presente.
Es así que hoy les quiero decir que nunca los abandonaré, porque ya saben ingresar en Mi Corazón y en Mi Corazón solo existe eternidad, nunca existe el fin.
Hijos de Mi Padre, abran aún más sus corazones como los abrieron ayer, en esta tarde de solemnidad y de Misericordia, en la que el Padre Eterno estuvo atento a la voz de sus súplicas.
Después de que la Iglesia Celestial descienda aquí y para el mundo, en el mes de agosto, Yo seguiré viniendo, pero esta vez de una forma especial. El tercer viernes de cada mes daré al mundo los últimos impulsos espirituales y divinos que, por tiempo determinado, erguirán a la humanidad y la prepararán para Mi Retorno.
El Padre Eterno testimonia este momento por medio de la presencia de Sus hijos y de todos Sus orantes. Y más aún, nuestra Madre del Cielo y de la Tierra, la gran Emperatriz del Universo, acompañará a Mi Sagrado Corazón después del mes de agosto, solo los días 13 de cada mes, en los que terminará de dar continuidad a la tarea que una vez comenzó en Fátima.
Celebren este momento y agradezcan a Dios, porque nunca estarán desamparados.
San José irá al Cielo y desde allí Él seguirá bendiciendo al mundo, así como Él bendijo al Hijo de Dios cuando aún era niño.
Los últimos secretos serán entregados, los últimos misterios serán develados y la humanidad ya no podrá decir que no lo sabe porque, a través de Mi Gobierno Espiritual y de Mi Iglesia Celestial, les daré lo que necesitan.
Para que, después de agosto, Yo pueda retornar y traer más alivio al mundo, confiaré y aceptaré sus oraciones los días 5 y 6 de cada mes, aunque Yo no esté presente aquí. Pero ustedes saben que Me serviré de su trabajo orante para poder llevar al mundo Mi Paz y la fuerza de Mi Misericordia.
No quisiera irme de aquí sin antes ver por última vez a todos los peregrinos, orantes y servidores, cuando el tiempo lo permita. Porque Mi aspiración es fundir sus esencias con la Mía y, en el fin de este tiempo, recrear a la Creación por la victoria del Amor y del perdón.
Sus Ángeles de la Guarda se comprometen ante el Señor del Universo para vigilar y celar por este momento.
Mientras hago silencio, contemplo con ustedes al mundo herido y necesitado de amor, de Misericordia, de cura y de redención.
Hoy acepto la rendición de los que decidieron vivir ese camino, por todos los corazones y vidas de este planeta que no Me correspondieron y que Me fallaron en los últimos tiempos.
Mientras acojo esas ofertas, el poder de Mi Sangre se derrama sobre los no redimidos, para que vuelvan a erguir su mirada hacia los Cielos y encuentren la esperanza y la paz que una vez perdieron y también las señales de Mi Pasión, las cinco dolorosas heridas de Su Señor, iluminan al mundo en este momento y derraman la Gracia del Cordero de Dios sobre los hijos del Padre Eterno, sobre aquellos que lo escuchan, que lo sienten y que lo aman.
Hoy un ciclo se cierra, pero un tiempo final de preparación comienza. Comulguen de Mis Palabras, sean colmados por Mi Gracia y sigan adelante.
Ustedes Me pueden superar en el amor. ¿Cuándo Me lo demostrarán? El precio de Mi Vida puede ser superado por sus vidas. La entrega de su Señor puede ser superada por su entrega.
Yo no vengo a pedirles lo imposible, quiero que sean parte de Mi Cuerpo Místico para que toda Mi Misericordia descienda sobre ustedes y el mundo, y se puedan purificar en Mí para alcanzar la redención.
Hoy reúno toda la fuerza de la Luz del universo, y los infiernos sienten esta repercusión porque cada gota de Sangre derramada por su Maestro hoy tiene valor y victoria en los que le han correspondido.
Aún más almas están a la espera de ingresar en Mi Iglesia Celestial, esto ya debe ser difundido al mundo. Todos son llamados, sin excepción, para estar a las puertas de Mi Iglesia Celestial e ingresar en ella en el mes de agosto, en el que la gran celebración será establecida entre los creyentes y Dios.
Mientras Yo les hablo, los purifico y los aproximo a Mi Corazón. Ahora, que sus almas coloquen su cabeza sobre Mi Pecho, en este momento, háganlo.
Y a través de esta melodía, que escuchan en este momento, sientan Mi abrazo divino y universal, y cómo cada miseria es transformada por el poder de Mi Luz y la fuerza de Mi Amor.
Ríndanse en Mi Brazos, tienen la oportunidad y, en el vacío y en el despojamiento, encuentren Mi Paz.
Yo Soy el que Soy, soy el Principio y el Fin, Soy lo máximo para sus vidas.
Mi Amor desea estar en todo el mundo.
Hoy sean ungidos por Mi perdón que disuelve sus miserias, que perdona sus pecados, que los renueva después de cada caída, que los coloca ante Dios para sentir el Amor de Su Corazón.
Ríndanse en Mis Brazos y todo pasará.
Mi Amor se funde con su amor y un único Amor nace, el Amor Vivo de Cristo que santifica a las almas y las lleva al Reino de Dios.
Es así que hoy deseo, en lo más profundo de Mi Alma y Divinidad, que comulguen de Mí por medio del Sacramento del Altar.
Traigan aquí el altar y aún permanezcan en Mis Brazos, hasta que Yo les indique qué hacer.
Quédense en Mis Brazos, sientan el latir de Mi Corazón y el triunfo del Amor por medio de esta Alianza perpetua Conmigo.
El Padre está atento a este momento, así como Él está atento a todas las almas del mundo que se rinden en Mis Brazos en este momento.
Que seamos merecedores de este momento y que en los Brazos de nuestro Redentor nuestros corazones y vidas se renueven en Cristo, sabiendo que por encima de todo vencerá el Amor, el que renueva todas las cosas.
Hoy el Padre participará de esta consagración. Coloquen a los Pies del Padre Eterno sus necesidades, las verdaderas necesidades que beneficien a otras almas.
Hoy los Ángeles Querubines, Ángeles de la Guarda de Mis hijos de África, están aquí presentes para traerme el ofrecimiento de sus pequeños corazones, por ese pueblo herido y por el mundo.
Mi Amor penetra en las entrañas más profundas del dolor humano, porque hoy aceptaron estar en Mis Brazos para sentir a Dios.
Celebremos.
“Oh, Padre Eterno, cuán grande es Tu Amor, Tu Poder y Tu Misericordia, que eres capaz de invitar a Tus hijos a que Me superen en el Amor y en la entrega, porque un buen Maestro trabaja incansablemente para que Sus compañeros lo superen, y algún día sean buenas personas en la caridad y en el bien, en el amor y en la transparencia.
Oh, Padre Eterno, cuántas ofrendas he recibido en Mi Corazón de Tus hijos. Cuántas oraciones he escuchado en estos últimos años. Cuánto Tú, Padre, en el triunfo de Tu Amor y de Tu Verdad, has construido la fe y el servicio incondicional en el corazón de Tus hijos. Esto es lo que hoy Me trae aquí, al mundo.
Adonai, una vez más coloco a Tus Pies que todos Me puedan superar y que el precio de Mi Sangre no sea en vano, porque ella se derrama sobre los oprimidos y caídos.
Hoy Te ofrezco, Padre Amado, el abrazo que he sentido de cada alma en este momento, para que Tú, Señor Nuestro, les des una oportunidad como Tú le has dado a Tu Hijo, para salvar al planeta.
Recibe en Tu Reino, Padre Eterno, el amor de Tus hijos, las oraciones de Tus hijos, el servicio de Tus hijos y la superación diaria de Tus hijos para alcanzar Tu Paz y Tu Misericordia.
Y así, ante la consagración y el ofrecimiento de este Sacramento, en esta tarde de solemnidad y de Misericordia, las faltas sean borradas, los pecados sean disueltos, porque el triunfo de Tu Amor se cumplió. Amén”.
Hoy los Ángeles Querubines, los Ángeles de la Guarda de Mis hijos de África, transubstanciarán junto a su Maestro estos elementos, porque Dios se muestra a los pequeños y humildes y esconde Su Poder y Su misterio de los soberbios y egoístas. La Sagrada Escritura se cumple una vez más.
En la noche en que iba a ser entregado, en compañía espiritual de Mi Madre y de las santas mujeres, que estaban en oración por Mí, ante Mis apóstoles tomé el pan, lo elevé al Padre agradeciendo el sacrificio, para que fuera bendecido y transubstanciado en Mi Cuerpo. Y la Luz espiritual del Creador descendió a la Tierra.
Enseguida lo partí y lo entregué a Mis apóstoles diciéndoles: “Tomen y coman, porque este es Mi Cuerpo, que será entregado por los hombres para el perdón de los pecados.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Amén, (en portugués).
Y miles de caídos que estaban en las profundidades de los abismos de la Tierra, tomaron consciencia del momento de su redención. Las estrellas del universo dibujaron una sagrada geometría por el triunfo del Amor.
Enseguida, tomé el Cáliz y Se lo ofrecí al Padre, para que el vino fuera transubstanciado en Mi Sangre, y la Luz divina de Dios descendió. Enseguida, Se lo ofrecí a Mis apóstoles diciéndoles: “Tomen y beban, porque este es el Cáliz de Mi Sangre, Sangre de la eterna y nueva Alianza, que será derramada por su Señor para la remisión de las faltas. Hagan esto en memoria Mía”.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Amén, (en portugués).
El Cuerpo y la Sangre de Nuestro Señor Jesucristo.
Padre Nuestro (en portugués y en inglés).
Padre Nuestro (en inglés).
Que la Paz y la Misericordia de Cristo desciendan a la Tierra.
“Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra Tuya bastará para sanarme. Amén”.
Hermana María Jerusalén, puede venir aquí, por favor.
Anunciamos la Comunión espiritual con Nuestro Señor Jesucristo para todos nuestros hermanos en el mundo, a través de tres campanadas.
Padre Celestial que a todos conduces,
acepta nuestra oferta de entrega a Ti.
Guíanos por el camino del amor
para que Tu Voluntad sea hecha.
Amén.
Cuando sientan que no pueden, estén en Mis Brazos.
Cuando la noche sea demasiado oscura, estén en Mis Brazos.
Cuando crean que no lo conseguirán, estén en Mis Brazos.
Cuando sientan desesperanza, agonía o perturbación, estén en Mis Brazos.
Cuando no tengan fuerza interior, y solo confusión y lamentación, estén en Mis Brazos.
Cuando no encuentren sentido en la vida y en su misión espiritual, estén en Mis Brazos.
Estén en Mis Brazos, estén en Mis Brazos, porque Yo vengo a liberar a los afligidos, vengo a dar Luz a los ciegos, vengo a colmar la sequedad de los corazones, vengo a transformar las miserias en el poder de Mi Misericordia, porque necesito que Me puedan superar para que se cumpla el Plan.
Hay una canción que llega mucho a Mi Corazón, como tantas ofrendas que Me brindan. Pero esta es especial, porque refleja la superación y la persistencia de Mis compañeros en el mundo. “Todo lo que yo viví” se llama esa canción. Quiero que hagan ese último ofrecimiento que, en esta tarde de solemnidad y de Misericordia, se cierra un ciclo de siete años de trabajo, de esfuerzo y de esperanza con su Maestro y Señor.
Que la paz esté en ustedes y que sean portadores de Mi Paz.
Les doy las gracias por haber respondido a Mi convocatoria.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Nos prepararemos para esa canción.
Aprende a contemplar y a adorar la Sangre de Cristo, sabiendo que cada gota derramada por el Señor representa Su ilimitado Amor por cada ser y por la propia vida.
Pon tus ojos sobre el Cristo del Calvario y sabe que Su Amor, aun sin la Cruz, ya superó y renovó toda la Creación, pero Su oferta fue más allá y, derramando Sangre y Agua, perpetuó la Gracia de la salvación y de la redención para todos los seres de la Tierra y más allá de ella.
Que tus ojos puestos sobre la Sangre derramada de Cristo te concedan la comprensión y la experiencia de lo que es la rendición y la entrega, de lo que es dar todo por amor.
El Agua que fue derramada por Cristo representó la ilimitada Misericordia que, además de verter toda Su Sangre, vertió también Agua para dar todo de Sí, en la materia y en el espíritu.
Juntos, Sangre y Agua representan el misterio de un Amor aún incomprendido por los hombres; Amor al que son llamados a renovar y a superar para que todo se recree y la evolución encuentre un nuevo comienzo, una vida mayor de unión con el Padre Creador.
Comienza, entonces, contemplando en tu corazón la Sangre de Cristo y el Agua que fue vertida de Su Cuerpo, para que así penetres en Sus Misterios y ellos te inspiren y conduzcan a una imitación más verdadera del Amor de Cristo.
Tienes Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Que la dolorosa Pasión de Mi Hijo sea para ustedes el legado de la redención y de la luz espiritual que sus almas necesitan para vivir la conversión.
Que este poderoso, pero humilde legado de Mi Hijo sea el sostén de sus consciencias para cuando Nuestros Sagrados Corazones ya no estén presentes en sus vidas.
Hijos, sírvanse del legado espiritual de Mi Hijo y den a conocer al mundo su testimonio de redención.
Enséñenle al mundo a vivir en el amor para que las almas recuerden y sepan que, a través del legado de la dolorosa Pasión de Mi Hijo, los corazones oprimidos alcanzarán la libertad espiritual.
Sírvanse de ese legado, reveréncienlo y ámenlo. Así, el corazón humano seguirá viviendo su redención y alcanzará la comprensión de algunos misterios.
En la dolorosa Pasión de Mi Hijo está la puerta para su trascendencia y muerte interior; un camino hacia el vacío de sí y un reencuentro con el Amor insondable del Redentor.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Un alma, que aspiraba a vivir el camino crístico e imitar a su Señor, luchaba todos los días con las tentaciones y tendencias humanas y, sintiéndose siempre vencida por el mundo, le cuestionaba a Dios, preguntándole: “Señor, ¿Cómo podré vencer las tentaciones del mundo y superar los vicios de la carne, que parecen tan señores de mi condición humana?”.
Y respondiéndole el Señor, también con una pregunta, le dijo: “Alma pequeña, ¿acaso Yo no te di el ejemplo para superar la condición humana? ¿Acaso no vencí los vicios y tendencias de la humanidad, en carne frágil y mortal, a través de Mi Hijo? Entonces, contempla la Cruz de Cristo, porque en ella encontrarás la respuesta a tus cuestiones más profundas; en ella tu cuerpo, mente y sentimientos se verán movidos para vivir la transformación. A través del Amor de Cristo, encontrarás la llave y el ímpetu para escoger la vida crística, y no el mundo, en cada situación de la vida en la que te sean presentadas las tentaciones.
La Pasión de Cristo debe ser tu refugio, hacia donde debes correr cada vez que el mundo busque tu corazón. Cuando seas tentada a escoger las cosas del mundo, pon tus ojos sobre la Cruz y contempla cada llaga y cada herida del Señor. Todo eso fue por ti, para que hoy puedas escoger el Amor y no las ilusiones, para que hoy puedas descubrir quién eres y no permanezcas con los velos sobre tu rostro.
Los vicios humanos solo son vencidos cuando tu consciencia es tomada por un Amor Mayor que te lleve a caminar hacia Cristo, y ese Amor se encuentra en la Cruz. Por eso, contempla todos los días al Señor del Calvario, y allí encontrarás la paz”.
Les cuento esta historia para que sepan vencer al mundo que se agita dentro de ustedes mismos, en esa batalla constante entre el viejo y el nuevo hombre que se traba en sus corazones.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Oración para imitar a Cristo
Señor,
que mis ojos contemplen el mundo con Tus Ojos,
que mi corazón sienta la vida como Tu Corazón,
que mi alma viva en la Tierra, y más allá de ella, como Tu Alma,
que mis días sean un eterno reflejo de Tu Misericordia,
para que yo vea al prójimo como Tú me ves,
para que así yo comprenda al prójimo como Tú me comprendes,
para que yo sea paciente con el prójimo como Tú lo eres conmigo,
para que yo hable con el prójimo como Tú hablas con los Tuyos,
para que yo actúe con el prójimo como Tú actúas con los Tuyos,
y yo les entregue a ellos todo cuanto Tú desearías entregarles.
Que así, Señor,
yo ame como Tú amas,
sirva como Tú sirves,
y viva como Tú vives,
eternamente.
Amén.
Oren como los primeros compañeros de Cristo que, unidos alrededor de Él, judíos, paganos, ateos, pescadores, prostitutas, eruditos y soldados, pobres y cobradores de impuestos, médicos y leprosos, aprendieron a amarse como Él los amaba.
A través de Su sagrada Presencia, sus ojos se tornaron misericordiosos y pudieron ver más allá de las miserias y de las apariencias.
Es así, hijos, que con esos mismos ojos se deben mirar hoy. Es así que deben reconocerse, unos a otros, en la Presencia eterna de Cristo, amando, comprendiendo, siendo pacientes, misericordiosos y compasivos como es Su Corazón.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Hijos Míos:
Ahora es el tiempo de que den a conocer su amor por Cristo a través de un ejemplo de vida consagrada, de servicio y de humildad.
Es el tiempo de que, por encima de toda dificultad, el Amor de Cristo los haga fuertes y perseverantes, capaces de dar testimonio de Su Presencia en sus vidas.
Así, responderán a lo que Mi Hijo les pidió hace tanto tiempo, de ser Sus apóstoles de los últimos tiempos.
Nada de eso es una teoría, es una realidad que sus vidas y consciencias deberán asumir, porque mientras en el mundo la humanidad está paralizada por lo que hoy ocurre, Mi Hijo llama en los planos internos a los Nuevos Cristos, para que despierten y estén al servicio del plan de rescate y de salvación.
Queridos hijos, Yo como Madre de ustedes, los acompaño y rezo para que, en esta hora de incertidumbre, Mis hijos apóstoles estén enteros y disponibles para cumplir con todo lo que Mi Hijo espera.
Recuerden que nunca les faltará la guía del Espíritu Santo.
Confíen. Pidan y recibirán, conforme Mi Hijo les enseñó.
Estoy con ustedes.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Permite que tu alma sea arrebatada por el Amor de Cristo. No temas, no te resistas. Entrégale a Él tu vergüenza, tus miedos, tus aspiraciones más profundas, tus metas y todo lo que eres, entre miserias, destrezas y virtudes.
Está llegando la hora de ser lavado por la Sangre de Cristo, de ser permeado por Su Amor y renovado por Su entrega y, más que estar delante de la memoria de Su Pasión, estar delante de Su propia entrega, de Su Amor y de Su Cruz.
Por esto, hijo, ha llegado el tiempo de la definición, de la madurez en Cristo, para profundizar en tu consagración y no tener miedo de crecer en Él y por Él.
Deja que seas barro nuevo en las Manos del Alfarero, porque Él conoce el Propósito de Dios para tu vida y puede moldear tu consciencia según la Voluntad Divina.
Ora y pronuncia con amor los Poemas* que el Señor te entregó, porque a través de ellos, Él te enseña el sentido espiritual de la rendición y de la humildad. Así, un alma rendida se comunica con Cristo.
No temas vivir la experiencia de la entrega. Y en lo que resta de esta Cuaresma y de este desierto profundo, comienza a caminar, en tu corazón, con pasos decididos hacia Jerusalén, confirmando y reconfirmando, cada día, tu entrega a Cristo.
Tienes Mi bendición para esto.
San José Castísimo
*San José hace referencia a los Poemas de un alma al Sagrado y Bendito Corazón de Jesús, transmitidos por Cristo Jesús en los meses de julio y agosto de 2018.
Queridos hijos:
Que en estos tiempos de transición sus vidas y consciencias estén más tiempo en Cristo para que, en Cristo, ustedes puedan profundizar en el Amor Compasivo. Ese Amor que es capaz de aceptar estos tiempos, ese Amor de Cristo que es capaz de perdonar y de comprender.
Será a través de esa profundización interior y espiritual en Cristo, que sus corazones serán colmados de los atributos y de los méritos que una vez alcanzó Mi Hijo y, así, siendo impulsados por esos méritos divinos, sus almas también se transformarán y podrán simplemente alcanzar los estados de la Vida Crística.
La Vida Crística es vivir en la rendición de la consciencia y en la obediencia a la Voluntad Mayor, así como su Madre Celeste vivió plenamente esa Voluntad desde el momento de la Anunciación de la encarnación del Hijo de Dios.
Este camino de profundización que Yo los invito a vivir en Cristo, los ayudará a atravesar estos momentos, en los que la fortaleza y la ciencia del Espíritu Santo necesitarán actuar en ustedes para que se cumpla el Proyecto Divino de Dios.
Yo estoy en oración por esa causa.
¡Les agradezco, por responder a Mi Llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, María Rosa de la Paz
Aquieta tu corazón para unirlo tanto al Universo como al Infinito. La vida superior comienza a revelarse dentro de ti.
Envía a lo más profundo de tu consciencia el Don del Perdón que proviene de la Consciencia Divina.
Medita en tu Señor en la Cruz y en todos los méritos que Él alcanzó para que vivas la redención, no solo de lo que fue cometido y vivido en este planeta, sino también, y sobre todo, mucho más allá de él, en la historia de tu evolución que desconoces.
Contempla la Sangre de Cristo y siente como esa misma Sangre, código redentor, permea tus células y átomos. Comulga con el perdón y la redención.
Que a partir de tus células, ese perdón ingrese en tu universo interior, en los registros más profundos de tu consciencia. Y allí, donde la vida universal se une a tu condición humana, deja que suceda el propósito de tu encarnación y experimenta la paz de sentirte perdonado.
Todos los días, el sacrificio de Cristo se renueva en cada Eucaristía, para que Sus códigos de perdón y de redención que Él alcanzó por ti en la Cruz, puedan llegar cada vez más profundo en tu ser.
Acompaña con tu corazón el establecimiento y la realización del perdón en todo tu ser. Llegó el tiempo de ser curado y no solo de purificar, sin fin, lo que está podrido en tu interior.
Tu perdón y redención deben ser conscientes. Es necesario saber y ver lo que debes perdonar, pero para eso, hijo, tu consciencia debe estar madura en el Amor de Cristo y en la certeza de todo lo que Él ya alcanzó por ti.
Ahora que tienes el lodo delante de tus ojos, contempla el Amor y el Perdón de Cristo y vive la química oculta de la redención y de la transfiguración de la consciencia.
Tus miserias, tocadas por la Misericordia de Dios, se transforman en la renovación de Su eterno Amor.
Tienes Mi bendición para vivir lo que te digo y alcanzar la paz.
San José Castísimo
Queridos hijos:
Nunca se olviden de rezar por los que están condenados espiritualmente y no lo saben, para que la Gracia de la consciencia y del despertar llegue a cada uno de ellos.
Hijos Míos, hoy les pido esto, porque la mayoría de la humanidad está en esa situación y si rezan por los que están condenados, estarán concediendo a su Madre Celeste la posibilidad de que intervenga por cada uno de esos hijos.
Ser condenado espiritualmente no es algo tan material, sino profundamente interno.
Por eso, hoy los llamo a rezar de corazón por todas esas almas que, desde hace décadas de la historia planetaria, se encuentran bajo esa condición espiritual que las oprime y no les permite dar ningún paso hacia la Luz Divina.
Rezando por ellos, no solo ellos reciben una Gracia y una amnistía en algún momento de la vida, sino que también aquellos mundos paralelos de sufrimientos y de agonía, que son creados por el propio hombre de superficie, son liberados y cerrados para siempre, llevándose adelante la liberación de los condenados espirituales.
El planeta como estado de consciencia que siente y vive lo que la humanidad le hace, también consigue respirar y restaurar su consciencia y vida espiritual.
Rezar por los que están condenados y no lo saben es como pedir amorosamente que los ángeles envíen un mensaje a los mundos internos de esas almas perdidas para que, por medio de la Gracia Divina, ellas puedan recapacitar y reencontrar el camino que perdieron hacia Dios.
Por eso, Mis hijos, ustedes al rezar conscientemente por los condenados espirituales, también estarán rezando por las naciones y por todo lo que ellas guardan como experiencia y aprendizaje.
Todo puede ser contemplado en la oración. La oración trae consciencia y discernimiento. La oración indica el camino interno a seguir, camino que la humanidad entera necesita en este ciclo de liberación y de perdón.
El centro que impulsa todo este movimiento del poder de la oración es el Amor de Cristo, que trae para todos el Amor misericordioso de Dios, que justifica los errores y los convierte concediendo a las almas piedad y redención.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Que Mi Amor invada cada espacio de este planeta, cada ser que respira, así como cada célula viva, para que el dolor sea transformado en Amor Mayor, y que ese amor que toda criatura viviente puede recibir, lo haga transformarse y redimirse, le conceda la Gracia Divina para que, en estos tiempos de tribulación, sea la Gracia el medio directo por el cual las consciencias alcancen la iluminación de sus seres y la redención de los aspectos que hacen retroceder los pasos del espíritu.
Que el Amor le traiga sabiduría a la humanidad enferma, para que aprenda a vivir la cura interior de los hechos y de los acontecimientos pasados, que hicieron demorar el despertar del amor del corazón humano.
Que el Amor Mayor les permita ver la realidad y la emergencia de estos tiempos, para que los apóstoles de los últimos tiempos se manifiesten y asuman sus puestos dentro de ese compromiso de amor por la humanidad entera.
Que el principal velo que cubre la visión de la consciencia humana, que es la ignorancia, pueda caer y que, a través del Agua de la Misericordia, los ciegos de espíritu puedan volver a ver y se rediman de todos los errores cometidos. Así, el planeta estará más libre de adversidades, y el amor sincero entre las criaturas renovará la Tierra y a todos sus habitantes.
Que el Amor sea el lucero que ilumine estos tiempos.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
Sé, hijo, que no es fácil olvidarse de sí mismo para cumplir el Plan de Dios, servir y trascender la propia condición humana; pero esa es la esencia del amor.
Aún el mismo Dios renunció a Sí mismo al multiplicarse y crear la vida, renunció a Sí mismo para nacer como Hombre, entre los hombres, renunció a Su vida y al amor que vivió por ella y por Sus criaturas al morir en la Cruz.
La esencia de la vida no es vencer el sufrimiento, es vivir el amor. Esto es lo que debes comprender ahora. No es sufriendo que cumples la Voluntad de Dios para ti, es amando.
La verdadera llave del triunfo de Dios, en Cristo, no fue el sufrimiento que Él vivió en el mundo, fue el creciente Amor vivido desde el pesebre hasta la Cruz. Es este Amor sin límites lo que debes buscar.
Es solo ese Amor, revelado en ti, el que podrá suplir a tu interior y conducir a tu ser a lo que es verdadero. Pero ese mismo Amor, que es el sentido de la existencia de todos los hijos de Dios, está oculto bajo tus aspectos y tus registros, experiencias guardadas en tus células y en tu consciencia, acumuladas a lo largo de toda la evolución humana.
Romper estas paredes de la condición humana fue lo que Cristo hizo en la Cruz y no solo en el Calvario, sino en cada instante de Su vida. Esta era Su misión: buscar la revelación de ese Amor y vivirlo, trascendiendo para eso toda condición humana, no solo de Sus cuerpos materiales, sino de todos los seres de la Tierra.
Cuando Yo te digo que contemples la Cruz, es porque allí se encuentra Aquel que te reveló el Amor de Dios. Allí, Él venció tu condición humana y te abrió las puertas a Dios.
Contempla y ama a la Pasión de Cristo. Encuentra en Sus Llagas el camino abierto para llegar a Su Corazón y descubre allí un Amor perfecto. Deja que las llagas espirituales que se abren en ti en estos tiempos, también te revelen ese Amor mayor, ese Amor que va a renovar y a superar el Amor de Dios.
No concentres tu atención en aceptar dolores y sufrimientos, sino en ir más allá y buscar incansablemente el Amor. Este es tu camino, tu redención, tu salvación, tu plenitud, tu retorno al Origen Divino.
Tienes Mi bendición para esto.
Tu Padre y Amigo,
Sao José Castísimo
Ora por las almas que necesitan de liberación.
Ora por los corazones que necesitan de auxilio para desvincularse de la oscuridad y abrazar el camino de la luz, del bien y del Amor de Cristo.
Ora por los que purifican su pasado y que desconocen el lodo que emerge de su interior.
Ora para que tengan el valor de estar delante de sí mismos y aspirar incansablemente a la transformación.
Ora por los que necesitan rendirse ante Dios, y rinde también tu corazón.
Ora por el prójimo, siempre consciente de tus miserias, para que tu oración te conduzca a un espíritu humilde.
Ora por la paz y por la Gracia en los corazones de tus hermanos.
Ora para que alcancen la santidad y se superen en el amor cada día.
Sé un celador para que la Gracia se mantenga en el interior de tu prójimo. Ama ver el crecimiento y la evolución de los demás. Deja que tu oración por el prójimo se convierta en tu mayor servicio.
¿Quién sabe si no habrá otros orando por ti?
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Quiero que en este día contemplen Mi Universo más allá de todo y que a través de Mi Universo puedan encontrar la Verdad, esa Verdad que viene de Dios y que los elevará, la Verdad de la transparencia y de la sabiduría, una Verdad Divina que los unirá, que los fortalecerá como consciencias y como grupo.
Vengo desde un lugar muy lejano del Universo para traerles y depositarles Mi Paz, no solo como almas, sino también como consciencia planetaria, como raza y como civilización. Porque es un momento culminante que enfrentan en este tiempo y en este ciclo, en el que deben colocar, por encima de todo, Mi Amor consolador y misericordioso. Así como Yo se los enseñé a los apóstoles en el pasado, hoy se los enseño a ustedes, compañeros Míos.
Deben seguir siendo Mis pacificadores, Mis portadores de la paz, Mis servidores del bien y de la luz que escuchan la Palabra de lo Alto y la hacen resonar dentro de sí para que Mis impulsos divinos los transformen, los eleven y los conduzcan hacia el Propósito de Dios.
Sé que es un momento para todos de superación y de pruebas, de extrema confianza y de una infinita fortaleza que es alcanzada a través de la oración del corazón, oración que siempre los conducirá hacia Mi Portal para que, a través de Mi Universo, encuentren Mi Sabiduría, Mi Entendimiento y Mi Paz; atributos que vengo a depositar en un mundo que está enfermo y herido, que ha perdido el sentido de la vida espiritual completamente.
Por eso, en esta era, en este ciclo, en este tiempo, Yo vengo a su encuentro y al encuentro de sus hermanos para recordarles el compromiso Conmigo, para hacerles ver la realidad, una realidad que surge del Corazón de Dios como una Fuente infinita y que permea todos los espacios, todos los universos, todas las galaxias y todas las estrellas.
Ustedes son parte de un macrocosmos, no pueden quedarse solamente en lo que es superficial y material o en lo que es mental o intelectual. Deben traspasar los umbrales de la consciencia para poder alcanzar la Luz Crística que impulsa a todos los espíritus al momento del gran despertar, no solo bajo el Don del amor y de la sabiduría, sino también a través del Don de la humildad y de la resignación.
Eso permitirá equilibrar el mundo y todos los errores cometidos por todos los pueblos y por todas las naciones que, una y otra vez, se apartan del Propósito de Dios, estableciendo principios y modos de vida que no son evolutivos ni tampoco transparentes, que no traen salud espiritual ni mental.
Por eso Dios encontrará en espacios como este, en donde Su propia Vida se manifiesta a través de los Reinos y de las criaturas, a través de los elementos, de todo lo que Él creó y pensó con detenimiento por amor a ustedes para que pudieran vivir y reconocer la felicidad de Dios de tener criaturas en este planeta y en otros que lo amen, que lo reconozcan, que lo veneren y que lo acepten como Su Padre Celestial.
Por eso hoy vengo desde un horizonte infinito llamado "Universo de la Consciencia de Dios", en donde todas Sus Fuentes de Luz y Sus Fuentes Cósmicas están presentes para interrelacionarse con este universo material y también con el universo mental en el que los ángeles están presentes y también participan de este Propósito Divino desde eones de tiempo, desde un tiempo aún no conocido ni identificado por el ser humano de superficie.
Lo que Yo les traigo desde el Universo es algo más que abstracto, es algo más que inmaterial, es algo más que espiritual. Por medio de Mi Corazón les traigo aquel principio que originó la vida y la existencia, que trajo para todos el sentido y el por qué estar viviendo aquí y estar aprendiendo aquí, junto a sus hermanos de camino y a la humanidad.
Para encontrar ese sentido y ese camino, Dios se espeja y se refleja una y otra vez en la Creación por medio de la naturaleza, de los océanos, de las montañas, de cada Reino menor que aporta a la Tierra un principio espiritual y un principio de elevación que hasta ahora la humanidad no ha conocido y que recién en este tiempo está despertando para conocer esa sabiduría que se expresa y se guarda en los Reinos de la Naturaleza.
Por eso Dios envía a sus Mensajeros, a los Sagrados Corazones, a peregrinar por el mundo para que todas las razas y todos los pueblos puedan despertar y reconocer a Dios en todo lo creado y puedan estar en comunión con Él sin agredirlo ni lastimarlo, sin ofenderlo ni maltratarlo, a través de los Reinos de la Naturaleza.
Dios manifiesta Sus Atributos también en los Reinos menores. Dios espeja Su Voluntad también a través de los Reinos menores que traen en su esencia grupal el Universo de Dios, que es el Universo del Amor y de la Sabiduría que permite mantener un contacto interior con la Fuente y con todos Sus Dones.
Con esto quiero decirles, compañeros, que su misión intelectual y espiritual debe ir más allá de las apariencias, de los aspectos humanos o de las resistencias. Deben aplicar en sus vidas la Ley del Amor que Yo les enseñé por medio de Mi sacrificio, no solo en la vida pública, sino también en la Cruz y en cada gota de Sangre derramada por la liberación y redención del mundo y de sus criaturas.
Ahora es el tiempo de que todo el mal se revierta y sea transmutado en Luz, en la poderosa Luz que viene del Universo espiritual y cósmico, para que las consciencias de la Tierra, los seres humanos, tengan una piadosa oportunidad de despertar y de volver encontrar el sentido de estar aquí, más allá de lo material o de lo intelectual.
Hoy los coloco ante una de las Voluntades de Dios, aún no revelada al mundo, pero que se hace presente a través del Hijo, el Hijo Amado por el Padre, por el Padre que ama a todos Sus hijos.
Coloquen en su corazón este mensaje e intenten descubrir su sentido y su esencia para que, más allá de todo, puedan percibir la realidad de todo lo que les quiero decir en este momento.
Después de todas las oraciones que hoy son ofrecidas amorosamente por ustedes, haciendo expandir el Amor Crístico de Mi Corazón por las almas y el planeta, Me aproximo a ustedes para hacerlos portadores de Mi Paz y de Mi Amor, para que Me sientan cerca y para que escuchen Mi Corazón.
Hoy les dejo Mi bendición y Mi paz, Mi renovación y Mi confianza, a fin de que todo esto pueda tocar a las almas del mundo y sus esencias.
Les doy Mi Paz y bajo Mi Luz los bendigo universalmente.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Mis amados hijos:
Otra vez en Mi amada casa, en Fátima, donde derramé tantos códigos de amor, conversión y protección para Mis hijos del mundo.
Otra vez en Fátima, para renovar a sus almas con Mi Maternidad y Mi Amor Universal.
Otra vez en Fátima, para que este Reino Celestial, que acoge a todos Mis hijos del mundo, reciba la luz y el amor de la Fuente del Corazón de Dios y se prepare para lo que ya está llegando.
Hoy observo, con gratitud y amor, a algunos corazones que se han ofrecido para sustentar el final de los tiempos y que, verdaderamente, están decididos a seguir fielmente a Mi Hijo y a servirlo más allá de lo que comprenden y de lo que creen que pueden hacer.
A estos hijos Míos los tengo en Mi Corazón.
También observo a aquellos que todavía necesitan de muchas pruebas para rendirse al Amor de Cristo, de muchas explicaciones para aceptar este nuevo ciclo, de muchas seguridades para poder confiar.
A estos hijos Míos los tengo en Mi Corazón.
Observo también a los que son indiferentes, a los que solo piensan en sí mismos, a los que no soportan la fe de los otros e intentan destruirla, a los que tienen tanto miedo de que el mundo deje de ser ese lugar que creen controlar.
Observo a los que no comprenden que transgredir la Ley de la Creación es algo que de forma inminente los colocará frente al Juicio Universal.
A estos hijos Míos los tengo en Mi Corazón.
Observo a los que se burlan de la Gracia y de la Misericordia, a los que levantan su voz y su mano en contra de sus hermanos, creyéndose impunes y dueños de los demás.
Todos están en Mi Corazón.
Traigo para Europa una buena nueva, la última oportunidad para vivir el perdón, la reconciliación, la expiación de los errores.
Como Abogada de todas las criaturas de este mundo estaré en breve, en un próximo ciclo y durante un tiempo aquí con ustedes, recorriendo esta tierra europea que clama por perdón y cura, recorriendo sus naciones, llegando a sus pueblos para que la Luz y el Amor de Dios lleguen a cada rincón.
El Reino de Fátima y la presencia de los Mensajeros Divinos traerán la Gracia de la Renovación, a esta parte del mundo, para que sus corazones puedan recibir los códigos crísticos que prepararán a sus seres para dar la bienvenida a los talentos que Mi Hijo les entregará y que deberán estar disponibles dentro de sus esencias para acompañarlo y servirlo en Su Retorno al mundo, en este próximo tiempo.
Pero hoy también vengo con una advertencia.
La humanidad se enfrentará a sí misma y comprobará que fue indiferente, que se dejó atrapar por la ilusión y perdió el bienestar que le ofrecía el planeta, un planeta al que está perdiendo porque lo maltrató hasta dejarlo agonizante.
Así la humanidad llorará lágrimas de sangre por su necedad, por su soberbia y por su falta de inteligencia. Esta humanidad que hoy está, conscientemente, desintegrando y aniquilando aquel lugar sagrado que le da cobijo, que la alimenta, que la cura y que le ofrece un lugar majestuoso y seguro para las generaciones futuras, para la evolución de la raza.
¿A dónde irán a vivir sus hijos, sus nietos y los hijos de sus nietos? ¿Alguna vez se lo preguntaron?
A lo que ustedes llaman espacios protegidos o búnkeres, ¿cuántos podrán entrar a esos ilusorios lugares?
¿Buscarán otros planetas? ¿Cuáles? ¿Cuántos de ustedes irán a esos ilusorios lugares?
Mi Corazón se llena de dolor, de pena y de agonía al verlos tan ignorantes.
¡Hijos, despierten!
Todavía hay tiempo de equilibrar la balanza, ¡pero tiene que ser ya!
Despierten de este letargo, de este sueño que solo los conducirá a un estado interno y externo lleno de desequilibrio y sufrimiento. Escuchen la Voz y el Corazón de su Madre Celestial que les trae esta advertencia. ¡Ya no hay más tiempo!
¡Salven al planeta! Protéjanlo de ustedes mismos, porque si no reaccionan pronto no tendrán ningún lugar en donde puedan estar en paz.
Únanse a Mi Voz y a la voz de los más jóvenes, la que ya se hace sentir. Ellos están intentando defender su casa para poder tener un destino.
Únanse a Mi Corazón que les ruega, que les suplica que sean responsables por esta Gran Casa, este Edén que Dios les entregó para que vivieran la más grande experiencia de amor universal.
¡Despierten hijos! Por última vez, ¡despierten!
Yo los amo y no los abandonaré nunca, pero Mi Ser sufre porque un día solo podré observar su padecimiento, fruto de su indiferencia y de su falta de responsabilidad.
Recuerden siempre que solo deben mirar hacia lo Alto, en humildad y en gratitud. Todo podría revertirse para bien, en un instante, si tuvieran el coraje de cambiar.
Los amo, los protejo y firmemente los llamo a la última reflexión.
Gracias por estar hoy Conmigo.
Su Madre María, Rosa de la Paz
Cuando Jesús resucitó y trajo de vuelta la vida a Sus células, a Su Cuerpo, cerrando Sus heridas, restaurando todos los niveles de Su ser, lo hizo no solo en sí mismo.
En Su Resurrección se restauraron heridas universales y cósmicas que anteceden incluso a la existencia de la Tierra. En Su Corazón, transmutaba, curaba y restauraba el pasado de toda la Creación Divina y Universal, desde las menores heridas espirituales hasta aquellas que marcaron profundamente la historia del Universo. Todas las criaturas de Dios estuvieron delante de la oportunidad de trascender el miedo por la potencia del Amor; trascender la oscuridad por la potencia de Su Luz Crística.
El Amor de Cristo traspasaba Su Cuerpo y se adentraba más allá de las dimensiones, más allá del tiempo y del espacio, tocando aquellas situaciones y consciencias que habitan en lo invisible, en lo que hasta hoy es un misterio para la humanidad, es desconocido. Ese Amor se manifestó como una Gracia, una oportunidad. La Mano Divina se extendió hacia los que estaban caídos para que un nuevo ciclo tuviera inicio, una nueva escuela que trascendía una civilización, un planeta, y hasta el mismo Universo; una escuela para todos los seres.
El aprendizaje de ese Amor se colocaba disponible para todos los que dijeran "sí". Y fue así que un nuevo ciclo de Redención comenzó para toda la vida. La historia se comenzaba a reescribir, a partir de una hoja en blanco, para que todas las criaturas caminaran el camino recorrido por el Hijo de Dios, y todos pudieran encontrar el punto de su evolución, que los tornaría dignos del Padre Creador, dignos de ser llamados Sus hijos.
Lo imperdonable estaba perdonado; lo incurable recibía su oportunidad de cura; los que estaban perdidos vieron delante de sí la puerta de su salvación. Cristo resucitó y, con Él, toda la vida se hizo nueva.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Que todos los días sean para ti el día de recordar la Pasión de tu Señor; día de recogerse en Sus Brazos y en Su Corazón; día de estar en la presencia de Su Sangre y de Su eterna entrega; día de aprender a amar como Él amó y ama para siempre.
Que todos los días sean para ti la subida al Calvario, donde debes ver los obstáculos como oportunidades para amar, las caídas como oportunidades para renovarse, las humillaciones como oportunidades de estar en el vacío y allí ser llenado por Dios.
Que todos los días sean para ti el día de superarte en el amor para aproximar tu consciencia, cada vez más, al Amor de Cristo.
Que todos los días sean para ti el día de tu entrega, de tu rendición, de tu oferta, porque la eternidad te será poca para seguir los pasos de Cristo, y tus pasos nunca deben detenerse.
Por eso, hijo, hoy recuerda y revive la Pasión de tu Señor, para que tu consciencia comprenda que todos los días son días de imitar los Pasos de Cristo. Todos los días son días de ver un nuevo Cristo nacer.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Recoge tu corazón en la Presencia de tu Señor e ingresa en la memoria viva de Su Pasión, para que cada año puedas descubrir los misterios de Su Amor y aprender un poco más a amar.
Comienza a sentir con Él que la noche de Su entrega se aproxima. Siente cómo el amor y la compasión ya comenzaron a nacer en Su interior, porque Él sabía que Su hora se aproximaba.
Siente Su Mirada sobre Sus compañeros, emanando compasión y Misericordia, comprendiéndolos y perdonándolos, aun antes de que ellos pecasen, abandonando al Señor en el camino del Calvario.
Busca ese Amor superior para que comiences tú también a profundizar en el Calvario que vive la Tierra, en el cambio de los tiempos, en la purificación del planeta, en el despertar del Amor mayor. Y comienza desde ya a perdonar los pecados cometidos no solo por ti, sino sobre todo por el prójimo. Comienza desde ya a comprender la fragilidad humana y coloca tu corazón en la esencia misteriosa que los hace dignos hijos de Dios.
El camino del Calvario no comienza con la cruz sobre tu espalda, comienza en el desierto y es vivido y profundizado en los niveles espirituales, muchas veces antes de manifestarse. Por eso, hijo, desde ya abre tu corazón para el despertar del Amor, para la cruz de estos tiempos.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Me entrego, de tiempo en tiempo, para que las almas aprendan algún día a amarme, a reverenciarme y a reconocerme.
Si Yo no Me hubiera entregado en la Pasión y en la Cruz por ustedes, nunca hubieran tenido la posibilidad de vivir una vida dedicada a la unión Conmigo y a la profesión de la fe.
Por eso, aún Me sigo entregando al mundo de diferentes formas y, a pesar de que la mayoría no Me reconozca, Su Maestro y Señor se sigue entregando porque algún día todos despertarán y tomarán consciencia de que el Hijo de Dios fue quien se entregó por verdadero amor a cada uno de ustedes.
Mientras tanto, en la mansedumbre de Mi Corazón espero a los que Me corresponderán, para que aprendan a servir a lo Divino y a lo Supremo.
Espero a los que en algún momento tomarán consciencia de lo que significa estar en Mí y de la oportunidad que representa vivir por medio del misterio de Mi Amor.
Algún día todos Me reconocerán, sin importar la religión o la fe, porque el Amor que Yo derramo es para todos.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
Cuántas cosas bellas me ha hecho revelarles Mi Padre.
Cuántos misterios develados al mundo para generar la ampliación de la consciencia.
Cuántas experiencias y testimonios contados a todos, de lo que significó y significa aún Mi Amor inquebrantable por la humanidad.
Y así mismo, la Fuente del Amor de Dios es aún inagotable. Los prodigios divinos todavía siguen actuando y concediendo milagros a las almas.
Pero ¿cuándo la humanidad cambiará?
Por eso, estoy retornando en esta próxima Sagrada Semana para testimoniar, una vez más, la grandeza del Amor de Dios en los corazones que lo vivifican y lo sirven incondicionalmente.
Estoy regresando para concederle al mundo la paz que tanto necesita, y estoy abriendo las puertas de Mi Corazón para acoger todas sus necesidades.
Pero esta vez Yo les diré que es hora de cambiar para que la humanidad cambie y acepte la redención.
Estoy regresando para estar muy cerca de los Míos, de los que fueron llamados para seguir Mi camino.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más