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Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos,
que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Amén.
(tres veces)
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En Mi Corazón pesa la realidad del mundo, la situación de las naciones, la condición en la cual se encuentra la humanidad.
En Mi Corazón pesan las dificultades de todos los cristianos, los problemas graves de los más indigentes, la soledad de los moribundos.
En Mi Corazón pesa la situación de esta pandemia, que es la primera prueba crucial de la humanidad en este tiempo de transición planetaria.
En Mi Corazón pesa la adversidad, en la cual muchos están sumergidos, y de esa adversidad no consiguen salir.
En Mi Corazón pesan los que son indiferentes, los que omiten el Llamado de Dios y, sobre todo, los que una vez lo recibieron y hasta hoy lo rechazaron.
En Mi Corazón pesan muchas cosas, que hoy comparto con ustedes, que hoy les revelo a ustedes, no para que sientan Mi pesar, sino para que Me ayuden a transmutar estas situaciones del mundo.
Vengo en la búsqueda de aquellos que aún no creen en Mí y que no Me han dejado entrar en su corazón.
Vengo por aquellos que aún son tibios y no se deciden.
Vengo por aquellos que aún no han puesto sus pies en Mi Camino y no se han animado a encontrarme.
Lo que alivia el pesar de Mi Corazón es una buena obra, la consecuencia de los apóstoles de los últimos tiempos, la vida sacramental, la vivencia del Evangelio por medio de los ejemplos diarios de la vida, la práctica incesante de los Mandamientos, la fe de los cristianos y de los creyentes, la solidaridad de los que miran al que sufre y lo ayudan.
Los que alivian el pesar de Mi Corazón son también los que se consagran y no retroceden, los que se mantienen unidos a Mí a pesar de las circunstancias.
Los que alivian Mi Corazón son los que ya no dudan ni tampoco desconfían; los que cumplen, paso a paso, lo que Yo les pido.
Los que alivian Mi Corazón son los que se animan a vivir su purificación; los que no se encierran en sus propios problemas; los que no comprometen el Plan de Mi Padre; los que entienden, más allá de sí, la realidad.
Los que alivian Mi Corazón son los que sirven incansablemente; los que están disponibles a cualquier hora y en cualquier momento; los que entienden, más allá de sus ideas y sentires, la verdad.
Los que hacen sufrir Mi Corazón son los que promueven las guerras, los que instigan las crisis humanitarias, los que promueven el desplazamiento de los refugiados.
Los que hacen sufrir Mi Corazón son también los que son conscientes y no ayudan, los que no quieren penetrar en esa situación y realidad para poder resolverla.
Los que hacen sufrir Mi Corazón son los que gobiernan, los que dirigen las naciones y están fuera de la Ley, los que ya no viven la Palabra de Vida, los que profanan el Evangelio.
Los que hacen sufrir Mi Corazón son los que tienen todo y nada comparten, los que guardan con recelo sus riquezas, los que hacen de su vida una ilusión material, a los que no les importan los más pobres.
Los que alegran Mi Corazón son los que persisten, los que no miran siempre para sí mismos, los que son fraternos y lo intentan todos los días, los que a pesar de sus errores siguen adelante y comienzan de cero.
Los que alegran Mi Corazón son los pacificadores, no solo de la palabra, sino también a través del ejemplo, los que trabajan sin demora por la paz.
Los que alegran Mi Corazón son los que se refugian en Mí, los que buscan en el Sagrario Mi Presencia, los que buscan en la Comunión la Sagrada Alianza con el Rey Universal.
Los que alegran Mi Corazón son los que adoran al Santísimo Sacramento y que, más allá de las formas, comprenden el mensaje inmaterial que emite la Sagrada Custodia.
Los que alegran Mi Corazón son los que están en contacto Conmigo; los que aspiran, día y noche, a vivir en Mí; los que buscan, más allá de sus batallas, Mi Presencia y Mi Corazón.
Los que alegran Mi Corazón son los que viven en Mi Fe, son los que buscan la caridad en cualquier lugar, son los que están abiertos a los cambios y no les temen a sus resistencias.
Los que hieren Mi Corazón son los omisos, los que saben que pueden hacerlo todo y no lo hacen, los que se justifican para no cambiar.
Los que hieren Mi Corazón son los que han recibido todos los tesoros del Cielo y los desperdiciaron, los que no tienen gratitud, los que se olvidan de la compasión.
Los que hieren y lastiman Mi Corazón son los soberbios, los que no invocan a la hermana humildad, los que pierden el tiempo en sus propios procesos.
Los que hieren Mi Corazón son los que se olvidan de Mi Mensaje y de Mi Palabra, los que no han tenido la reverencia suficiente por todo lo que han recibido del Cielo, los que aún no se dieron cuenta de la Gracia que los colma y los abunda.
Los que hieren Mi Corazón son los que reclaman todo el tiempo, los que aún no vieron pasar frente a sus ojos Mi Presencia, los que aún no descubrieron el Misterio.
Los que hieren Mi Corazón son los que entorpecen el Plan, los que cambian a cada momento Mis ideas y Mis Proyectos, los que se olvidan de la redención.
Pero Mi Corazón siente el gozo, en lo más profundo, por los que dan los pasos y no se demoran; por los que no tienen miedo a lo desconocido y pierden el control; por los que entregan a Mis Pies el poder que creen tener, para ser transformado.
Los que traen gozo a Mi Corazón son los bondadosos y misericordiosos; los que no solo hablan, sino también viven Mi Mensaje.
Los que traen gozo a Mi Corazón son los que comulgan de Mí y no se olvidan cuán importante es ese Sacramento.
Los que traen gozo a Mi Corazón son los que se alegran con Mi Buena Nueva, son los que esperan Mi Mensaje cada mes, son los que tienen sed de Mí.
Así, hoy están conociendo el misterio infinito de Mi Corazón, de un Corazón que aún siente y palpita por ustedes, de un Corazón que aún vive por este mundo y por esta humanidad, de un Corazón que se conmueve con el sufrimiento porque ya lo conoció en Su propia carne, en Su propio Cuerpo, de un Corazón que se ha divinizado por ustedes y que les entrega Su Misericordia para que se puedan redimir y para que puedan perdonar.
El misterio infinito de Mi Corazón los prepara para el Armagedón, para cruzar las puertas del Apocalipsis, para seguir adelante a pesar de lo que suceda.
Quiero que hoy mediten sobre todo lo que les he dicho y que, en sinceridad con ustedes mismos, reflexionen, porque ya no hablo para niños, sino para adultos, adultos en la evolución y en el compromiso.
La Obra de Mi Misericordia tiene que cumplirse a través de las almas consecuentes y responsables, a través de los que no temen decir sí.
Que todos los que verdaderamente claman y piden ayuda, hoy entren en Mi Corazón para que sean parte de esa alegría y de ese gozo que Me conmueve al poder presenciar y contemplar a los que siguen adelante, porque así ya no serán espinas en Mi Corona, sino rayos que Yo esparciré sobre el mundo para concederle la cura y la paz, para volver a traer el Reino de Dios a la Tierra.
Sean postulantes para alegrar Mi Corazón, porque así Yo podré sentir que están comprendiendo lo que viven Conmigo y la responsabilidad que esto tiene delante de Dios.
Yo seguiré caminando con pasos firmes, marcando en el suelo las Huellas de Luz para que Mis apóstoles las reconozcan, y sigan así el camino que el Maestro está trazando en el fin de estos tiempos, en este planeta y dentro de esta humanidad.
De esta forma, Yo los vuelvo a sacramentar y por medio de Mi Espíritu les doy la Paz, para que esta Maratón de la Divina Misericordia sea un paso más en el compromiso y en la vivencia de ese voto.
Yo les dejo Mi Mensaje como una tabla de salvación, como un impulso espiritual para dar un gran salto al vacío, al vacío de sí mismos, al vacío de Dios, en donde encontrarán la unidad interna con el Todo y, así, con el Origen.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En este tiempo de Armagedón, compañeros, Yo los llamo a cruzar con sus pies los océanos desconocidos para que los límites de la ignorancia sean superados, para que la voz de Mi Corazón resuene en cada uno de ustedes.
Al igual que el apóstol Pedro, pisen con sus pies los océanos desconocidos que hoy les presento, así descubrirán dentro de sí lo que verdaderamente son y lo que vinieron a cumplir en el nombre de Mi Padre.
Yo Soy el Pescador que llama a sus compañeros a altamar, a los profundos océanos del infinito, para que se sumerjan en la esencia de la vida, para que dentro de la Fuente de Luz encuentren la Verdad, aquella Verdad que le falta al mundo por su indiferencia e ignorancia, por la falta de búsqueda de la Verdad superior.
Yo Soy el Señor de los Océanos, los invito a caminar sobre las aguas y, en este tiempo de Armagedón, su fe será la que les permitirá cruzar los océanos tan extensos que hoy les presento.
Así ustedes también, con su oferta, elevarán la consciencia de la humanidad y ayudarán a retirarla de los grandes abismos de estos tiempos, en donde el sufrimiento y la desolación reinan en los corazones.
Yo los llamo a cruzar los océanos desconocidos del infinito, en confianza, encendiendo la llama de la fe en este momento planetario, porque la fe y la confianza les permitirá comprenderlo todo, aceptarlo todo y no sufrir más.
Yo los invito a cruzar los océanos desconocidos con coraje, con la valentía de un servidor de Cristo, con un alma en desapego y en abnegación al servicio de los demás, al encuentro de la gran necesidad planetaria.
Cuando pisen sobre los océanos con sus propios pies no duden, porque si dudan se hundirán. Y allí su fe estará debilitada, será una fe pobre por no creer.
Si Yo los llamo a cruzar los océanos es porque pueden creer en Mí. Yo sigo siendo el Camino, la Verdad y la Vida. Soy el Camino para llegar a Dios. Soy la Verdad para encontrarla dentro de cada uno de ustedes. Soy la Vida que nunca morirá porque es una Vida Eterna, la Vida del Espíritu.
Ahora crucen los océanos sobre las aguas, sintiendo la firmeza de lo que les digo. ¿Saben cómo podrán cruzar estos océanos desconocidos e infinitos? No mirando hacia sus pies, hacia su imperfección ni hacia sus dudas, sino mirando hacia el horizonte en donde Yo Me encuentro, esperándolos como el Sol Eucarístico de la Adoración. Hacia allí deben mirar.
Sus ojos deben penetrar el misterio para poder cruzar los grandes océanos de la consciencia y traspasar los umbrales de la ignorancia y de la indiferencia para encontrar, más allá de ustedes mismos, Mi Espíritu de la Verdad.
Hoy, estoy sobre los océanos del mundo e invito a cada uno de ustedes a estarlo también, porque es en los grandes océanos en donde encontrarán su vacío interior y estarán libres de las expectativas del fin de estos tiempos, de todo lo que podría suceder.
Aunque el panorama mundial sea algo más que una crisis grave y dolorosa, como Mis apóstoles del fin de los tiempos, los llamo para cruzar los océanos desconocidos del infinito con sus propios pies, pisando fuerte sobre las aguas, sintiendo la elevación de la consciencia, saliendo de lo material y de lo terrenal, de lo superfluo y de lo mezquino; caminando sobre la base de la fe y de la confianza, de la dignidad espiritual y de la oración hasta que encuentren en el horizonte de los océanos a Mi Consciencia solar y cósmica abriéndoles Sus brazos para recibirlos y acogerlos en el Corazón.
Si las almas se animaran a atravesar los océanos que Yo les ofrezco, esos océanos desconocidos e infinitos, el mundo entero no estaría en esta situación.
Los océanos, que deben pisar con sus propios pies, los invitan a superar sus propios miedos, sus inseguridades y sus dudas.
Sé que pasarán por esos sentimientos y pensamientos, porque caminar sobre los océanos no solo significa tener un espíritu de determinación y de confianza, sino ir más allá de la fe, de lo que está más allá de la fe y de lo que viene desde lo eterno, desde lo inmutable, desde lo incondicional.
Los océanos desconocidos de la Consciencia Crística se abren ante ustedes para que los puedan cruzar en este momento crítico de la humanidad, ya que será a través del camino de los océanos que podrán encontrar la paz y la serenidad emocional que necesitan en este momento, ante toda la situación planetaria.
Pero si en el transcurso de su caminata sobre los océanos llegaran a sentir dudas, incertidumbre o inseguridad, sepan que Yo estaré allí para ayudarlos. Yo los ayudaré a caminar sobre las aguas de la turbulencia propia de estos tiempos.
Confíen, más allá de lo que viven y de lo que saben. Confíen, porque Yo les extenderé Mi Mano, se tomarán fuerte y si llegaran a caer en los océanos que desconocen por ignorancia, Yo los elevaré y los llevaré Conmigo hasta el final del camino, en donde Mi Padre los necesita en este momento.
Si muchos más se dejaran conducir por Mí y guiar por Mí no vivirían este momento que hoy vive la humanidad.
Aunque estén en este planeta y dentro de esta escuela que el universo les ha dado para aprender a amar y a servir, Yo tengo tesoros preciosos para cada una de las almas, pero esos tesoros están atravesando los grandes océanos de la consciencia interior y espiritual.
Si su confianza estuviera fortalecida y no tibia, cruzarán con sus propios pies los océanos que Yo les ofrezco y no le temerán a lo que es desconocido, porque al final, en el horizonte, encontrarán el portal, un umbral que los llevará hacia algo más profundo que aún no conocen.
Es así que, cuando lleguen a ese momento, percibirán que estarán perdiendo el control y el poder que creen tener desde siempre. Por eso, les hablo de la confianza y de la fe en este momento planetario.
No teman cruzar los océanos que desconocen, porque ellos nunca les harán daño.
Hoy véanse ante los océanos que Yo les ofrezco, a la orilla del mar, sobre la arena, escuchando Mi Mensaje, oyendo Mis Palabras, viendo Mi Presencia en el horizonte sideral.
Yo los llamo a cruzar los océanos con sus propios pies, sin temer a poder fallar. Atrás quedará su historia y su pasado, el viento de los océanos de Mi Consciencia Crística los impulsará para llegar a la meta que hoy les propongo, que es una meta interna.
Si cruzan los océanos con sus propios pies podrán tomar consciencia de los talentos que les deposité en sus corazones, en sus almas y espíritus.
Este es el tiempo de lanzarse hacia lo desconocido, a lo que no pueden controlar ni dirigir con el poder, sino a lo que pueden vivir en el despojamiento y en vacío, en la humildad y en la entrega.
Aún muchos se encuentran en la orilla del mar, descalzos sobre la arena, pensando si cruzarán o no los océanos que Yo les ofrezco hacia lo desconocido e infinito; pero ellos Me ven, muchos Me ven en el horizonte de los océanos. Escuchan el ruido de las aguas, ven el movimiento de las olas, sienten la brisa del viento en sus rostros, pero aún no dieron el último paso. Porque no habrá una barca que los lleve, su propia barca será la confianza y la fe que los sostendrá en este momento y en este tiempo.
Y cuando crucen los océanos con sus propios pies y pisen sobre las aguas, si confían, sabrán quiénes son y de dónde han venido, qué fue lo que vivieron y hace cuánto tiempo que están aquí, esperando este gran momento del reencuentro con su Señor; el Señor de los Océanos, el Señor del Camino, de la Verdad y de la Vida.
Mientras tanto, Yo rezo por ustedes y por el mundo para que el océano de la ignorancia ya no los abarque ni los haga naufragar; para que el océano de la indiferencia no los arrastre hacia lugares desconocidos, sin un puerto seguro, sin una tierra firme.
Rezo por el mundo y por ustedes, para que los pueda inundar el Océano de Mi Amor y de Mi Misericordia; y para que algún día, libres de sus prisiones internas y externas, corporales y espirituales, pueda renacer el verdadero ser que una vez surgió de la Fuente, de los sagrados Lagos de Luz del universo, para cumplir con la Divina Voluntad.
Los océanos preparan el Retorno de Cristo.
Este es el tiempo de superar sus propios miedos. Es el tiempo de no temerle a lo desconocido.
Es el momento de perder el control y el poder, que creen tener, por medio del vacío y del despojamiento.
Yo los llamo a pisar con sus pies sobre las aguas, en donde la duda, la inseguridad o la falta de fe no pueden hacerlos fallar.
Yo estoy allí para ayudarlos.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
La lluvia que hoy cae del cielo es el llanto de los ángeles por ver en el Corazón de su Maestro las cinco espinas de dolor causado por la vida religiosa y por la humanidad.
Para que el Corazón de su Señor sea aliviado, hoy vengo a entregarles el "Rosario de las cinco espinas clavadas en el Corazón de Jesús", para que lo recen por todos los que son ingratos e indiferentes después de haber recibido de Mí los tesoros celestiales que fueron desperdiciados y no valorados.
Les entrego este rosario para que lo recen todos los días posibles, para que el Padre Eterno vea las súplicas de Sus buenos hijos por los más pecadores y para que las cinco espinas de dolor sean retiradas del Corazón de su Maestro.
Cada vez que alguna alma indiferente comete una acción contra la Ley y el Universo, las espinas perforan aún más el Corazón del Redentor.
Si esta oración es rezada ante el Santísimo, los méritos que la misma generará beneficiarán el rescate de algún núcleo profundo de las almas que son indiferentes, para que en el próximo mundo tengan una oportunidad.
Si esta oración fuera rezada en las familias de los Rosarios-Luz, los devotos peregrinos curarán, con su voz, el castigado Corazón de Jesús y muchas Gracias serán concedidas a los fieles corazones.
Ahora les enseñaré el "Rosario de las cinco espinas clavadas en el Corazón de Jesús".
Cuenta de unión
Por la fe, la devoción, el servicio y el amor de todos los peregrinos,
que el Corazón castigado de Jesús sea curado y aliviado.
Amén.
Primera decena
Por la espina de la ingratitud clavada en el Corazón castigado de Jesús,
que la entrega y el amor de los peregrinos restauren a Nuestro Señor.
Amén.
Segunda decena
Por la espina de la indiferencia clavada en el Corazón castigado de Jesús,
que el servicio, la caridad y la fidelidad de los peregrinos reparen a Nuestro Señor.
Amén.
Tercera decena
Por la espina de la desobediencia clavada en el Corazón castigado de Jesús,
que la obediencia, la lealtad y la transparencia de los peregrinos reparen a Nuestro Señor.
Amén.
Cuarta decena
Por la espina de la infidelidad clavada en el Corazón castigado de Jesús,
que la pureza, la humildad y la simplicidad de los peregrinos curen a Nuestro Señor.
Amén.
Quinta decena
Por la espina del desamor clavada en el Corazón castigado de Jesús,
que la fe, la luz y el consuelo de los peregrinos reconstruyan el Espíritu de Nuestro Señor.
Amén.
¡Les agradezco por corresponderme!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
Compañeros:
No solo hablo para ustedes sino también para el mundo.
Esperé que pasara un tiempo y unos días para que llegara este momento de poder encontrarlos verdaderamente en unión a la gratitud, porque la gratitud es una expresión del Amor misericordioso de Dios. Y cuando hoy vi esa gratitud en ustedes, Me pude aproximar con confianza para hablarles.
Ustedes son parte del Plan de su Maestro y Señor, de un Plan que no puede fallar ni fracasar, porque detrás de ustedes hay muchas, muchas almas y consciencias que aún llegarán para beber de Mi Fuente, para nutrirse de Mi Mensaje.
El tiempo se está acabando, por eso las emergencias son muy grandes y los compromisos también son muy grandes.
En la llave de la gratitud y del amor podrán comprender todo lo que les pido y así se unirán a Mi Consciencia.
Veo a un mundo que sufre por la indiferencia y por el error.
Necesito que sean enmendadores de Mi Misericordia, que puedan compensar y equilibrar lo que la humanidad no hace bien en este tiempo, por los riesgos que corre día a día.
Por eso vengo con la Luz de Mis Llagas, para encomendarles la profundización de esta misión, y de esta tarea que es de la Jerarquía y de ustedes, de sus seres internos con la participación de sus almas.
Por eso es necesario corregir para mejorar y crecer. Todo lo que es dicho por la voz de la Jerarquía es por amor y no por otra causa.
Las almas a veces se resisten a escuchar y comprender porque tienen su corazón cerrado, pero ustedes aprendieron a abrir su corazón hacia Mí. Por eso les hablo tan directamente, porque ya no podemos perder el tiempo en lo que no es necesario, sino debemos invertir el tiempo en lo que es urgente, y ustedes saben, por la gracia que reciben, que las emergencias crecerán y aumentarán.
Yo estoy aquí por la responsabilidad que tengo con ustedes y ustedes Conmigo. Pero no es un compromiso que viene solamente desde la época en que estuve presente en la Tierra. Son compromisos muy remotos y desconocidos para ustedes.
Solo vendré a pedirles lo que necesito que Me den, pero no los obligaré, nunca les exigiré nada.
Mis apóstoles del pasado transitaron por la misma escuela, pero era una escuela más exigida e inmediata. Era una responsabilidad muy grande porque su Maestro y Señor, entre tan pocos, tenía que alcanzar una victoria muy grande y, por la Gracia y la Misericordia Divina, eso sucedió.
Sé que el ser humano es frágil y a veces tibio, pero el Amor que Yo les entrego y les he entregado hace tanto tiempo los debe encender interiormente en el fuego de Mi Amor y de Mi Verdad.
Yo vengo para pedirles que sean conscientes de lo que llegará en el futuro cercano, en el que ya no solo vivirán situaciones personales o realidades de las naciones. Ahora Mi Obra se ampliará para situaciones continentales, como lo es África.
En África están los que más sufren y son los que más Me dan, porque Me ofrecen sus corazones que es lo que Yo necesito de ustedes para que reconozcan la Gracia que han recibido, y aún reciben, y los cuidados que les ha dado la Jerarquía a lo largo de los tiempos sin hacerles faltar nada.
África será para ustedes una escuela de amor al sacrificio y de la posibilidad de reconocer que en la gran y extensa miseria existen almas que aman a Dios sin condiciones. Y es ese amor que las alimenta espiritualmente más que físicamente, que les quita la sed espiritual y así sacian su sed física.
No pido que sean iguales a ellos, porque cada uno tiene su escuela y sus aprendizajes. Necesito que los imiten internamente, que tengan consciencia de la posibilidad y de la oportunidad que reciben en este tiempo.
Dentro de un proceso de emergencia planetaria, a veces los corazones precisan ser enderezados para no perder el camino hacia Dios, porque uno nunca debe olvidar la humildad, que es la gran llave maestra de su liberación.
Hoy he visto que se aproximaron aún más a la gratitud, a una gratitud espontánea y sincera que tocó Mi Corazón. Por eso he decidido hablarles para traerles consciencia y sabiduría, para que cada uno reconozca en sí mismo el esfuerzo que aún tiene que hacer no solo por Mí, sino por su Padre Celestial que es Quien los colocó en este camino y en esta misión para que Me acompañen.
Por eso, hoy Me entrego nuevamente para acoger sus miserias y saber que la Luz de Mi Misericordia todo lo puede transformar y redimir cuando un corazón se abre sinceramente y suplica sin dejar que sus resistencias lo controlen y lo dominen.
Cuando un corazón se abre espontáneamente, los milagros pueden suceder. La fe es la gran Luz que baña la consciencia y la redime; tiene la Gracia, como consciencia grupal, de poder implorar a Dios para que ayude al mundo y a la humanidad, para que ayude en situaciones muy graves y dolorosas que vive esta raza de hoy.
Nunca pueden olvidar que Nuestra tarea es planetaria y no personal; que es una tarea con la Jerarquía y por la Jerarquía para el advenimiento de la energía de la Gracia y de la compasión en el mundo.
Hoy están ante la oportunidad de reflexionar sobre muchas cosas por amor y con confianza en Mi Corazón, porque vendrán tiempos de mayores desafíos y de proyectos que parecerán imposibles, pero quien esté unido a Mí lo realizará como ha realizado muchas cosas a lo largo de los tiempos por medio de esta misión de llevar el Amor y la Paz a las almas que más lo necesitan y a las naciones que más lo necesitan.
Mientras estoy aquí, atiendo a la humanidad en este momento y los llevo a todos a Mi Corazón, a los más miserables y pecadores que necesitan del alivio y de la cura espiritual.
Todo lo que se hace en este momento y a través de esta Obra es para la cura de la humanidad y para que el amor se establezca en el corazón humano, y que ese amor les permita liberarse y vivir su misión espiritual Conmigo.
Mi Corazón está lleno de gracias y de piedad para todos. Y el sostén que la Adoración les proporciona será la gran arma de defensa para los próximos tiempos y para las próximas misiones.
Agradezco el esfuerzo sincero y amoroso de todos, porque no todo es error ni fracaso. Deben alzar sus ojos hacia el horizonte para contemplar las victorias que Yo le he dado a cada uno, victorias espirituales.
En el fortalecimiento de esa unión y de esa alianza Conmigo, por encima de toda adversidad u oscuridad, nadie podrá quitarles lo que Yo le he entregado a cada uno, y deben defenderlo y protegerlo de ustedes mismos y del mundo.
Es esa misma convicción, certeza y fe que vivieron los apóstoles como, por ejemplo, San Pablo, que hasta el último segundo no dudó de lo que sentía y en lo que confiaba. El amor lo hizo creer en Mí hasta el final y así él se entregó.
Hoy vengo a hacer lectura de los logros y de las Gracias que le he entregado a cada uno y que ustedes siempre deberán contemplar para que de allí saquen fuerzas internas para seguir adelante, porque llegará un momento en que esta misión finalizará, y cuando eso suceda todo se desencadenará. Y en ese momento deberán estar fuertes y firmes en todo lo que Yo les he dado a lo largo de los tiempos, no solo para sostenerse a sí mismos sino a sus hermanos, los que no habrán podido construir, en sí mismos, la misma fortaleza que Yo les di por amor.
Este es Mi Mensaje para ustedes, porque también es un mensaje para el mundo, para los que se adentran en el servicio a Mi Corazón Misericordioso, para los que buscan día a día el camino de la transformación y de la elevación de la consciencia, porque en verdad no Me importa que no lo consigan, sino que lo intenten y que lo intenten todos los días. Y sin percibirlo, algún día llegarán a Mi Gloria y ese día se darán cuenta de que Yo les dije la verdad.
Por eso hoy estoy aquí y por esa causa rezo a los Pies de Mi Padre Celestial, porque sé que muchos más podrán superarme en el Amor. Confío en eso y sé que es posible.
Les agradezco por escucharme y por recoger hacia su corazón Mis Palabras, que ya son las últimas para el mundo.
Que la Luz que proviene del Amor, los guíe y los bendiga.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En este ciclo, el caos no quiere gobernar a las naciones, el caos desea permanecer en el corazón y en la mente de las personas que simpatizan con el conflicto y el poder; porque a través de las almas que son tomadas por el caos se lleva adelante el plan de Mi adversario y como él sabe que ya le queda poco, intentará despertar y generar la mayor destrucción posible en los pueblos y en las naciones.
Por esa razón, la verdadera batalla está dentro de cada uno, en la dualidad que en este tiempo deberá transcenderse y vencerse para que el alma triunfe.
Este ciclo es un tiempo de muchas confrontaciones espirituales y lo que está en juego es la próxima humanidad.
Si la humanidad actual consiguiera vencer la indiferencia, por la fuerza y el poder del amor, la Nueva Tierra ya estaría naciendo en los corazones.
Pero ahora hay que usar la inteligencia que brinda el Espíritu Santo para poder vencer los embates y los desafíos de estos tiempos. Esa inteligencia la construirán con la oración y con todo lo que alimenten a su mundo interior.
Habrá días de gloria, pero también habrá noches de batallas y, en ese momento, Mi Amor estará allí para ayudarlos cuando Me lo permitan.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
Todo esfuerzo, que es realizado como una oferta sincera por la humanidad, es reconocido por el Universo porque sabe que esta oferta es para compensar algo que está desequilibrado.
En este momento, el planeta y principalmente la humanidad, necesitan de seres de sacrificio, de seres de renuncia y que se ofrecen para que el peso de las deudas generadas por la raza humana no recaigan en el planeta y, sobre todo, en la humanidad.
Vivir una renuncia o un sacrificio en este tiempo, significa la oportunidad de poder generar milagros y gracias, para que más consciencias despierten y comiencen también a compensar todo lo que está fuera de la armonía universal.
Por eso, Mi Corazón está atento a las ofertas internas, las que por amor solo se pueden entregar internamente a Su Redentor.
Este es el tiempo de hacer algo por amor, para que otras consciencias salgan de la indiferencia y de la ignorancia en la que viven, sabiendo que todos son hermanos y que es importante que, entre sí, las criaturas se ayuden para salir del individualismo y de la propiedad personal.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
Compañeros:
La verdadera consagración es interna y profunda y, esa consagración, se refleja cuando el alma expresa sus virtudes a través del servicio, de la caridad, del bien y de la incondicionalidad.
La consagración es el portal interior que se abre para el alma y para la esencia, para que, al atravesarlo, los núcleos más profundos del ser se vean delante de Dios a fin de comenzar a cumplir y a vivir Su Voluntad, cueste lo que cueste.
Por eso Mi adversario arroja toda su furia cuando las almas dan pasos y decididas, sin nada ni nadie que las detenga, siguen el camino de la consagración, porque después de ese paso llega el camino de la trascendencia para poder alcanzar, algún día, el camino de la perfección.
Ese camino de la trascendencia es el del verdadero desprendimiento y desapego de sí mismo, al punto de estar ante la batalla interior de vencer, en el nombre del amor y de la verdad, los aspectos de la indiferencia, de la omisión y de los pecados capitales.
Cada vez que un alma, que camina en la consagración, se ve delante de la oportunidad de dar un nuevo paso espiritual y de renovarse, nuevas luchas llegarán para trascender y morir a más cosas que el alma en su aspecto egoico cree de sí misma.
Todo eso es para alcanzar y vivir el absoluto y poderoso Amor Crístico que les dará la libertad para siempre.
La consagración es la oportunidad de rasgar los viejos velos de la consciencia y es la gracia permanente de poder estar al servicio de Dios.
¡Les agradezco por guardar Mis palabras en el corazón!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
A veces, atravesar la puerta de la humillación significa, para ti, bajar la cabeza para que, inclinado totalmente, puedas ingresar en Mi Reino. Ese estado se alcanza con una gran y profunda humildad, la que te hará reconocer todo el tiempo que no eres nada y que tu vida y tu consciencia pertenecen a Dios.
Pero para llegar a ese punto de resignación y de entrega, lo que siempre te llevará a vivir la humildad será, en el silencio, dejar que los acontecimientos se presenten y que tú no te precipites sobre ellos intentando ganar o tener razón en algo.
La neutralidad es una importante aliada de la humildad, pero la neutralidad no significa omisión ni indiferencia. Para poder vivirla es necesaria la humildad y una confianza absoluta en que todo lo que te sucede en el camino de la redención es para poder renovarte y quitarte el obstáculo y la resistencia constante del aspecto humano.
Por eso, busca en este momento saber cómo está la humildad dentro de ti y cuánta atención le prestas para que ella, con su sabiduría, te pueda gobernar y hacerte un verdadero discípulo Mío.
Comienza aspirando a ser humilde en las pequeñas acciones de la vida y acepta todo lo que te envíe el Universo como una oportunidad de amar verdaderamente a través del servicio y de la predisposición.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
En este día 18 de septiembre de 2019, después del mensaje diario, nuestro Señor nos entregó un nuevo ejercicio espiritual que Él llamó: “Rosario de la Humildad de Cristo”.
Él invita a que cada uno pueda realizar este Rosario diariamente o en aquellos momentos en los que más lo necesite, en los que más necesite buscar y encontrar, dentro de sí, la conexión con el espíritu de Su santa Humildad.
Para eso, Él transmitió este Rosario de la siguiente forma:
En la cuenta de unión, vamos a orar:
Señor, hazme un instrumento de Tu Paz
para que more en mí la Santa Humildad
y así se cumpla Tu Divina Voluntad.
Amén.
En cada decena:
Espíritu de la Humildad de Cristo,
habita en mí.
Amén.
De Mi Corazón brota la Sangre de redención y de vida, porque en Mi Corazón existe aún la Llaga que fue abierta una vez en la Cruz. Una Llaga que en ese momento nadie conoció. Solo Mi Madre y las Santas Mujeres, como también Juan el Apóstol conocieron el surgimiento de esa Llaga material y espiritual.
Esa Llaga fue la última y gran entrega espiritual, mental y moral de Su Señor.
En verdad, más que las Llagas de las manos y de los pies, fue la Llaga que hasta los días de hoy justifica los errores de la humanidad y es la Llaga que permite que Yo esté aún aquí, entre ustedes, para anunciar y proclamar el Reino de Dios dentro de cada ser y en toda la Creación Universal.
Esta es la Llaga que testimonió el Amor de Dios por los hombres, a pesar de que estuvieran equivocados o estuvieran en la mayor y absoluta oscuridad.
Esta es la Llaga que aún deberá ser aliviada, que es causada por la ignorancia de los que no viven a Dios y por la indiferencia de los que le dan las espaldas y se van, abandonando el Amor del Redentor.
Esta es la Llaga de Su Maestro que aún deberá ser curada por mucho tiempo más. Y lo que la cicatrizará, algún día, será el amor de los que son bienaventurados y no tienen preconceptos de la Obra Universal y Divina de Su Señor.
Esa Llaga será curada a través de los que ayuden y se entreguen a la transmutación silenciosa.
Esta Llaga será curada a través de todos los que confíen ciegamente en Mí, más allá de lo que les suceda, atraviesen o purifiquen, porque si aún llevo en Mi Corazón la Llaga del dolor y de la ignorancia del mundo, será posible a través de los Míos que esa dolorosa Llaga sea aliviada como lo es en cada momento de adoración, de oración y de comunión Conmigo.
Porque cuando todo suceda y cuando Mi Llaga sea curada, ustedes solo tendrán refugio en Mi Corazón, en Mi Vida Divina y en Mi Presencia.
Nunca dejen de ser generosos con los demás, amorosos con los que están mal y sufren.
Nunca dejen de servir y de entregarse por Mí, porque llegará el día en el que, en la Gloria del Padre, se sentarán a Mi mesa y Yo los coronaré a cada uno por sus esfuerzos y méritos internos.
Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón.
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Estar en Mi Corazón significa vivir grandes responsabilidades, asumir grandes pruebas y atravesar grandes desafíos.
Vivir en Mi Corazón representa un compromiso eterno y no pasajero, un compromiso responsable y maduro que los lleve a vivir Mi Plan y su manifestación en la superficie de la Tierra.
Estar en Mi Corazón representa algo más que un sentimiento, algo que los pueda conmover o emocionar.
Estar en Mi Corazón significa vivir una responsabilidad espiritual, pero también material. Es llevar adelante un propósito, una meta, una misión que el Padre les presenta, de tiempo en tiempo.
Por eso, vivir en Mi Corazón significa muchas cosas. Algo que ustedes deben descubrir, día a día, porque estar en Mi Corazón es estar ante Dios. Es escucharlo, es saber responderle y es saber proceder conforme Su Voluntad lo presente.
Estar en Mi Corazón es un momento de constante definición. Es aprender a superar los propios abismos. Es aprender a disolver las barreras de la consciencia y de la mente. Es aprender a amar cada día más.
Por eso, Yo les doy Mi Corazón como un testimonio de que es posible vivir a Dios y cumplir con Sus ardientes deseos de ver a Sus hijos dentro de Su Propósito infinito, porque vivir en Mi Corazón es también asumir un compromiso Conmigo en esta Obra de redención y de paz, en este tiempo en el que todo está en juego y se precipitan las cosas, las situaciones humanas, el proceso de las naciones y la experiencia de grandes conflictos que la humanidad deberá aprender a curar consigo misma, por medio de la profesión de su fe y de su confianza en el Padre.
Vivir en Mi Corazón es vivir un sacrificio para después vivir sacrificios mayores que los llevarán a experimentar grandes renuncias, momentos de enfrentar la trascendencia de cada ser para recibir del Cielo los grandes tesoros, las dádivas del Universo, la Sabiduría y el Conocimiento de Dios.
Vivir en Mi Corazón es morir para sí mismos, es colocar al otro primero para que también los demás sean colocados primero y así se viva la fraternidad, una base fundamental de la hermandad, de la cooperación y de la solidaridad entre las almas.
Vivir en Mi Corazón significa que algo mayor deberá cumplirse en este tiempo y que va más allá de los límites de su consciencia, de su percepción, de su interpretación o de su parecer.
Vivir en Mi Corazón es entregarse al vacío y a la nada. Es estar en confianza dentro de lo desconocido, de lo que es inmaterial, de lo que no es palpable, de lo que nadie puede controlar.
Vivir en Mi Corazón es entregarse al Poder de Dios para disolver el poder humano que es pequeño y frágil.
Vivir en Mi Corazón es aprender en nuevas escuelas y en nuevas academias. Es forjar y despertar en cada ser su verdadera misión, su propósito y el motivo de estar aquí, en este tiempo.
Vivir en Mi Corazón también es renovarse, es alegrarse, es reencontrar, día a día, el sentido y la razón de servir a Dios. Es saber que, más allá de todo o bajo cualquier circunstancia o dificultad, el amor deberá estar primero para que él pueda actuar y obrar en los corazones, para que él pueda sanar las profundas heridas de la consciencia y de la personalidad, para que el ego de cada ser humano aprenda a vencerse, aprenda a entregarse para que pueda ser transformado, para que pueda ser sublimado, para que sea disuelto en la Luz de Dios, que es la Luz del Amor y de la Consciencia Divina.
Vivir en Mi Corazón es asumir el fin de los tiempos, es saber dónde estar y qué hacer, es contribuir, colaborar, es servir, es donarse. Es abrazar con fervor y devoción el llamado y, en profunda reverencia, es cumplirlo para que aún más la Luz de Dios pueda ingresar al mundo y a la consciencia de la humanidad.
Vivir en Mi Corazón es dejar de ser lo que uno es, lo que uno cree, o lo que uno piensa.
Vivir en Mi Corazón es atravesar el umbral hacia el vacío, es perder los sentidos de la propiedad y del control humano, es rendirse, es humillarse, es entregarse por la existencia y la vivencia de un Amor Mayor que mueve a todo el Universo y a todo lo que fue creado.
Vivir en Mi Corazón es animarse a imitarme, a representarme, a ser Mi apóstol, a no vacilar ante las dificultades, a asumir con coraje y valentía cada una de las pruebas.
Vivir en Mi Corazón es aprender a superar las pruebas. Es confiar ciegamente que nadie perderá el camino, porque a quien está en Mi Corazón no le faltará la luz, no le faltará la paz ni tampoco el discernimiento.
Vivir en Mi Corazón es aprender a perdonarse a sí mismo y a perdonar a los demás, es saber que en este momento la cura espiritual y física es fundamental en la humanidad.
Vivir en Mi Corazón es cerrarle las puertas al mal, a la adversidad, a la oscuridad y a las tinieblas; es asumir vivir un cambio; es esforzarse todos los días por alcanzar el mayor estado y grado de amor por los que no aman, por los que sufren, por los que están perdidos.
Vivir en Mi Corazón es asumir junto Conmigo al planeta y a su humanidad. Es hacer algo por las naciones del mundo, por los pueblos, por las culturas y por las religiones.
Vivir en Mi Corazón es buscar la esencia del Amor Crístico de una forma incansable, sin detenimiento, sin dejar de caminar y de remar en esa barca que los lleva al puerto de Mi Corazón.
Vivir en Mi Corazón es solidarizarse, es comprenderse, es ir un poco más allá de la comprensión de la mente y de la consciencia, es abrazar al Universo como el Universo los abraza a ustedes. Es participar verdaderamente de una comunión interna con el Espíritu de Dios para poder traer la paz y la redención al mundo.
Vivir en Mi Corazón es animarse a morir por Mí bajo cualquier circunstancia, sea espiritual, mental o físicamente.
Vivir en Mi Corazón es dar testimonio por Mí. Es decir que Yo ya estoy retornando y que en este tiempo Me anuncio al mundo por medio de la Palabra de Dios para cada uno de sus corazones y de sus vidas, para que estén prontos, disponibles y atentos a ese gran acontecimiento del Retorno de Cristo.
Vivir en Mi Corazón, compañeros, es erradicar la indiferencia, la omisión y la falta de hermandad.
Vivir en Mi Corazón es disolver el desamor, la falta de esperanza y la perturbación humana.
Vivir en Mi Corazón es poder alcanzar la Luz y entregar esa Luz a sus hermanos a través del ejemplo, de la conversión y de la redención de sus vidas; a través del camino del servicio, de la cura y de la santidad.
Vivir en Mi Corazón es elevar sus consciencias, es poder abrazar la cruz que Yo le entrego a cada uno y es no temer cargarla a pesar de lo que suceda o de lo que cueste.
Vivir en Mi Corazón es dejarse impulsar por Mi Amor para superar los límites de la consciencia, para vivir así como vive todo el Universo y sus Jerarquías.
Vivir en Mi Corazón es no bajar los brazos, es decir “sí” y es intentarlo nuevamente todos los días hasta poder vivirlo y poder representarme.
Es simple vivir en Mi Corazón. Por eso, aún muchos no lo están, porque están en sus propios corazones y mientras estén en sus corazones, en su propio yo, Yo no podré estar en ustedes.
Lo que Yo les pido es que se rindan, es que confíen y que se entreguen. Porque vivir en Mi Corazón no los hará sufrir, sino que los hará expandir su consciencia, su servicio y, sobre todo, la expresión de su amor por el planeta y por la humanidad.
Que en esta Maratón de la Divina Misericordia todos puedan volver a Mi Corazón, y los que ya están en Mi Corazón puedan ayudar a ingresar a los que aún no lo están, por diferentes circunstancias o miedos.
Que en Mi Corazón puedan sentir el Amor de Dios, puedan sentirse acogidos por Su Templo y por Su Sabiduría. Porque es en este Amor de Mi Corazón que podrán vivir en el amor de hermanos, en el amor de las almas que sirven a Dios, en el amor que fortalece, que disipa la oscuridad, que transmuta la ignorancia, la indiferencia, la maldad humana.
Que vivir en Mi Corazón sea un triunfo para cada uno de ustedes, para que este triunfo sea en cada una de sus naciones a las cuales representan en este tiempo.
Que vivir en Mi Corazón para cada uno de ustedes sea la posibilidad de la cura y de la redención de la humanidad y de los Reinos de la Naturaleza.
Mi Corazón aún está abierto, en Misericordia y en Piedad. Antes de que venga el tiempo de la Justicia Divina llamen al mundo entero a vivir en Mi Corazón porque Mi Corazón sufre por aquellos que aún no están en Él.
Mi Corazón es un portal al Cosmos y a la Divina Consciencia.
Mi Corazón es el umbral que los llevará hacia la paz y hacia la vivencia del apostolado de estos tiempos, el apostolado del fin de los tiempos.
Vivan en Mi Corazón para que el mundo se pueda reconciliar y la humanidad pueda recapacitar.
Que sus oraciones construyan el puente, en estos días, para que ingresen a Mi Corazón y en Mi Sagrado Corazón conozcan y sepan la realidad, todo lo que siente su Maestro y Señor, todo lo que Él vive y experimenta de lo que ve y observa del mundo.
Y una vez que ingresen a Mi Corazón sean parte del fuego de Mi Amor, para que Yo pueda iluminar al mundo y a todas las consciencias que lo necesitan porque, compañeros, si en este tiempo no hay amor, nada será posible.
El Amor que viene del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo los salvará, los redimirá y los reconciliará con lo Alto, con el Universo. Y encontrarán la Verdad, encontrarán la salida y levantarán sus cabezas para contemplar en el horizonte Mi Retorno.
Que sus corazones se unan a Mi Corazón y que sus oraciones toquen el Corazón del Padre para que Él les permita entrar en Mi Corazón.
Que así estemos en hermandad y en fraternidad, para siempre.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Oración del alma sacrificada
Si mi vida, Señor, fuera servirte para siempre,
sin nada recibir a cambio,
que se cumpla Tu Voluntad, Jesús,
porque el mayor tesoro que tengo es poder encontrarte
en el servicio incondicional a mis queridos hermanos.
Señor, no permitas que quede ciego por mis propias miserias.
Ayúdame, Jesús, a salir de mí todos los días,
para que pueda descubrir y comprobar
que en el sacrificio y en la donación constante de mi vida
está el camino victorioso a la rendición.
Jesús, Tú eres el Sol de nuestras vidas.
Encandila el mundo con los rayos de Tu Misericordia
y así me daré cuenta de que todo lo que Tú hiciste por nosotros
es más grande e inmenso que todas las renuncias
que debo superar y atravesar, día a día;
porque en lo profundo de cada aprendizaje, mi Jesús,
está Tu silenciosa Voluntad,
que solo aspira a hacer de mi persona
una consciencia bondadosa, amorosa, servicial y buena.
Por eso, Te pido, mi Señor, que no me hagas perder
la riqueza espiritual de cada sacrificio y de cada prueba.
Que tenga la gracia de poder imitarte
en el amor compasivo y en la Misericordia,
porque Tú eres el Señor, sin hora, sin reglas ni condiciones.
Tú, mi Jesús, lo eres todo por nosotros
y aspiro, algún día, a poder ser lo mismo por los demás.
Que el camino de la fraternidad
me enseñe a desprenderme de mí mismo
y que, ante cada nuevo desafío, encuentre
el poder humilde que proviene de Ti para
romper las cadenas de la indiferencia y de la mediocridad.
Señor, te pido y te ruego:
solo vive en mí.
Amén.
¡Les agradezco por guardar esta oración en sus corazones!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
Oración del alma entregada
A pesar de cómo me encuentre,
yo Te seguiré, Señor.
A pesar de lo que viva,
yo Te seguiré, Señor,
porque solo encontraré reposo y nuevas fuerzas
cuando esté ante Tu piadosa Presencia.
A pesar de lo que atraviese,
a pesar del durísimo y frío desierto espiritual,
yo Te seguiré Señor,
porque todo Te lo debemos absolutamente a Ti
y no hay nada que nos impida confirmarnos
para seguir Tu camino de Redención y de Amor.
A pesar de lo que sienta,
de lo que vea o de lo que crea,
yo Te seguiré Señor,
porque necesito aprender a rendirme
así como Tú Te entregaste
por cada uno de nosotros.
Señor,
no permitas que las ilusiones y los espejismos
de este mundo me confundan.
Que en cada momento pueda encontrar
la llama luminosa e inextinguible
de Tu maravilloso Amor para que,
sirviéndome de Tus más profundos y misteriosos Dones,
yo pueda representarte
como Tu apóstol y embajador de la paz.
No dejes, Señor,
que mis propias miserias
me arrastren hacia los abismos.
Hazme valiente y animado
para poderte encontrar siempre
en mi imperfecto camino.
Sostenme, Señor,
en los momentos en los que no comprendo
ni puedo trascender todo lo que me rodea.
Ayúdame, Jesús,
a ser inconmensurablemente misericordioso.
Retira de mi consciencia
cualquier indicio de mediocridad
y de falta de fraternidad,
porque al fin de esta larga caminata
en búsqueda de Tu Divina Presencia,
podré comprender, Señor,
que la vida es un regalo de Dios
y que ella está llena de oportunidades
para que, sinceramente, podamos amar
así como Tú nos amas siempre.
A pesar del cansancio, de las incomprensiones
y de los más íntimos secretos
que Tú conoces, Señor,
yo Te seguiré.
Porque el gran y único mérito de mi vida
será servirte y sufrir Contigo
lo que Tú ves del mundo para que
la ignorancia, la indiferencia y la impotencia
sean aliviadas en Tu Corazón,
por la entrega que hoy hago de mi vida a Ti.
No me abandones, Jesús.
Te necesito y Te espero
con el ardor de mi corazón humano.
Amén.
¡Les agradezco por guardar esta oración en sus corazones!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
Mientras que decisiones muy importantes son tomadas después del último 8 de agosto, situaciones inesperadas se definen dentro de esta consciencia planetaria, y las naciones del mundo, poco a poco, son colocadas ante el Juicio Universal.
Eso significa que dependiendo de lo que escojan las consciencias en el próximo tiempo, será cómo se mostrará el fin de los tiempos, y nadie podrá detener el resultado proveniente de esa elección.
Por eso las almas deben orar para que los acontecimientos no los sorprendan de la noche a la mañana y para que todo lo que verán y presenciarán no sea demasiado fuerte para ustedes.
Con sus oraciones, coloquen a las naciones dentro de Mi Misericordia, aunque algunas naciones le hayan cerrado las puertas a Dios por su ignorancia e indiferencia.
Que todo y todos puedan ingresar en Mi Misericordia para que, en algún nivel de la consciencia, algo reciba la oportunidad y la Gracia que tanto necesita.
Solo les pido que sean fuertes en la oración y pacíficos en el servicio, así ayudarán también a otros hermanos durante el tiempo de los grandes y definitivos acontecimientos.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
Compañeros:
Muchos de Mis seguidores en Sudamérica y en el mundo quisieran escuchar la palabra de la Jerarquía con respecto a lo que nuestra querida y sometida Amazonia está atravesando.
Eso es muestra de la indiferencia de los hombres y de la inconsciencia de los que se aprovechan de la Creación y de las grandes regiones del planeta, que son explotadas para beneficio de unos pocos y para pobreza de la mayoría.
El propio ser humano se dará cuenta muy tarde de todo lo que transgredió y de todo lo que perdió por sí mismo.
Por eso, lo que hoy sucede en la Amazonia es una respuesta de la corrupción descontrolada y de la explotación desmedida y enferma de los que gobiernan las naciones y es una consecuencia atroz para los que los escogieron.
En resumen, todo lo que vive la Amazonia no es castigo de Dios, es responsabilidad de la propia humanidad que se cree poderosa ante los Reinos menores y ante los elementos.
Pero mientras continúen hiriendo a la Amazonia, el mundo conocerá más la furia y la indignación de los Reinos de la Naturaleza porque la Ley, que es estable y segura, no podrá ser transgredida.
Por eso, los grupos de oración deberán colocar toda la situación de la Amazonia en otro nivel de consciencia y no deberán permanecer en la coordenada de los juicios y de los comentarios, porque eso fortalece los asedios del adversario en las mentes de los gobernantes en las cuales él trabaja ocultamente.
Pidan al Padre Celestial que solo se cumpla Su Voluntad y no titubeen ni por un momento. Coloquen su fe en el Señor y todo pasará.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
Lo que un alma recibe cuando está enferma y es visitada tiene mucho más valor que cientos de medicamentos porque, en la visita, si hay amor y esfuerzo por ayudar al enfermo de alguna forma, eso representa una oportunidad y una Gracia que la consciencia jamás olvidará en el resto de su vida.
Por eso, cada vez que visiten a un enfermo, recuerden que Me estarán visitando a Mí y que Yo estaré esperando su cariño, amor y simpatía para poder curar el corazón que sufre.
Cada ejercicio de servicio, cualquiera sea, representará la posibilidad de que el servidor amplíe sus grados de amor y, saliendo de sí, dé pasos que de otra forma no conseguiría dar.
Por esa razón, Yo Me encuentro en cada una de las situaciones de la vida para que los seres humanos aprendan a servir y a llevar adelante obras de Misericordia que los ayuden a saldar sus omisiones o sus indiferencias.
Cada oportunidad de servicio es una Gracia de poder encontrar más fortaleza y determinación en el momento de entregarse a Dios.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
Mi Consciencia Divina y Cósmica, el Cristo Solar, hoy abraza espiritualmente a la Argentina y, de esta forma, la primera Fuente de la emanación del Amor Divino es preparada para que a partir de la segunda etapa de la peregrinación, ella envíe los impulsos, que las consciencias sobre la superficie de la Tierra captarán, para llevar adelante los cambios internos que son necesarios.
Eso no significa que la rebelión de los oscuros haya cesado, vendrán con más fuerza en contra de todo lo que la Divina Jerarquía proyectará para los próximos días.
Pero no teman, no dejen de alzar su voz al Universo y no dejen de clamar por Misericordia porque así toda adversidad será disuelta y transmutada, y los corazones retomarán la fuerza para poder superarse a sí mismos sin dejar atrás el cumplimiento de sus responsabilidades.
Este es el momento en el que la luz y la oscuridad se encuentran, y la guerra de todos contra todos se presenta como una oportunidad de vencerla por medio del amor o de ser derrotado por la indiferencia.
Muchas más necesidades se presentarán en el transcurso de los próximos tiempos. Por eso, este es el momento de poner en funcionamiento todo el conocimiento adquirido en los últimos años, este es el tiempo de dejar la mediocridad para pasar a asumir lo que hasta ahora no asumieron, de poder llevar la cruz hasta lo alto de la montaña para anunciar la victoria del Amor en la humanidad.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
Aquellos que nada tienen, aquellos que nada quieren, aquellos que son pobres de espíritu y puros de corazón serán los pilares de la obra redentora de Mi Misericordia.
En los que nada aspiran, en los que nada esperan, en los que están vacíos de sí se establecen los pilares de la obra de Mi Misericordia y a través de ellos puedo hacer mucho más que con cientos de trabajadores en un viñedo.
Por sus frutos los conocerán porque todo lo que unan en el Cielo será unido en la Tierra, y todo lo que desunan en el Cielo será desunido en la Tierra.
Este es el tiempo de reconocer las virtudes y los dones que Yo hago florecer en el corazón de los simples. Pero también es el tiempo de reconocer Mi Faz en el semejante, en el que está solo, en el que está enfermo, en el sediento y en el agonizante, porque todo lo que le hagan al más pequeño de los Míos es a Mí que Me lo hacen.
Este es el momento de aliviar la pesada cruz del sufrimiento, de la indiferencia y del error que cientos de almas comenten, día a día, ante el Amor salvífico de Dios.
Es el tiempo de que dentro de cada uno de ustedes comprueben su entrega a Mi Sagrado Corazón.
Los bendigo y les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón.
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
A medida que el viaje hacia Berlín continúa y antes de que el grupo peregrino arribe a dicha ciudad, las bases de Mi Misericordia para esta próxima etapa comienzan a establecerse en los planos internos a fin de que los soldados caídos empiecen a sentir y a reconocer la Luz Crística que volverá a brillar en los abismos de la Tierra para que esas almas reciban Piedad y Misericordia.
Un muro semejante al antiguo muro de Berlín, pero en los planos internos, será destruido para que ya no existan dos estados de consciencia, es decir para que sea transmutado el error y la indiferencia.
Así, su Maestro y Señor podrá penetrar en las capas más oscuras de la consciencia de Alemania, lugar hacia donde millones de almas inocentes fueron llevadas durante el siglo XX.
Ese espacio, espiritualmente oscuro, será tocado por su Señor para que la mayor cantidad posible de las almas alcance la redención y el amor.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
Compañeros:
La indiferencia abraza demasiado al planeta. Que en ustedes no exista ningún vestigio de indiferencia para que Mi Plan no sea interferido ni obstaculizado por nada indiferente que provenga de ustedes.
En algún grado deberán trabajar conscientemente para desterrar la indiferencia de sus consciencias, porque Mi enemigo a través de la indiferencia alimenta en los hombres el desamor y la falta de atención por el semejante, por el hermano que día a día tienen al lado.
Un discípulo de Cristo trabaja todos los días para desterrar de sí mismo cualquier grado de indiferencia, porque si algo de indiferencia está en el discípulo, grandes dificultades tendrá para ir más allá de sí mismo, aunque tenga razón en algo.
Por eso los invito nuevamente a reflexionar para que dentro de ustedes solo busquen la verdad, la que los librará para siempre de las cadenas de la indiferencia y del desamor.
Yo ya les enseñé a vivir Mi Amor, no lo olviden.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Escucha en tu interior la Voz de Dios que te habla, Voz que te llama a servirlo y a pronunciar Su Palabra de Vida en el mundo entero.
Esta es la Voz que resuena en el Cosmos. Esta es la Voz que llega desde el Cielo para despertar a las almas en el Amor de Dios, en la compasión, en la cura y en la redención.
Escucha la Voz de Dios en tu interior y resurgirá, dentro de ti, la pureza esencial.
Únete al Dios vivo que está en los Cielos. Cumple con Sus Promesas.
Vive Sus Mandamientos y aplica en tu vida los deberes de Dios para que seas partícipe de Su Reino Celestial, para que recibas en tu corazón Sus impulsos de Luz, los que algún día te harán libre partícipe de la Cena de la Redención y, así, serás sacramentado por el Espíritu.
Tu alma recibirá lo que necesita y así dará un nuevo paso.
Vengo a este Reino, el Reino de Fátima, para reencenderlo como una vez él se encendió por la presencia de la Madre Divina y de todos Sus ángeles.
Ha llegado la hora de celebrar este encuentro y de hacerlos partícipes, de forma consciente, de la Misericordia de Dios. Así, las puertas de la luz se mantendrán abiertas y el sacrificio del Hijo de Dios seguirá siendo reconocido por los hombres y las mujeres de la Tierra.
Todos serán parte de esta nueva Cena que el Rey celebrará cuando retorne al mundo por segunda vez.
Pero ahora, Yo vengo en Divinidad. Vengo bajo el impulso del Soplo del Espíritu para que, en ustedes, puedan ser derramados los Dones de Dios, los que en algún momento se convertirán en talentos. Talentos que Yo necesitaré, en esta hora y en este tiempo, para poder ayudar a las almas, para poder salvarlas y rescatarlas de los abismos oscuros de la Tierra.
Es desde aquí, desde la Fuente del Reino de Fátima, que el mundo podrá recuperar su inocencia, la inocencia que perdió por la manifestación de las guerras, por la desigualdad entre los pueblos, por la enfermedad, por la locura, por el hambre y el error.
Mi Misericordia los llevará a la Pureza esencial y en la Pureza esencial reencontrarán a Dios, tomarán consciencia del sentido de su existencia y no retrocederán porque Yo estaré a su lado fortaleciendo y templando sus espíritus, transformando sus miserias, redimiendo sus aspectos humanos, transfigurándolos en Mi eterna Luz.
La Gloria de Dios desciende sobre el Reino de Fátima porque Su Iglesia Celestial se aproxima y desciende a este lugar para unirse al Santuario consagrado a Dios.
Los mundos internos se equilibran. Un período de paz toca a las almas y las hace conscientes de la verdad. La perdición se detiene. Los apóstoles dan los pasos hacia el Señor y cumplen Sus mandamientos, Sus designios y Sus deberes.
Aunque la apariencia confunda, nadie será olvidado y los corazones se reencenderán en el fuego de Mi Amor, sentirán los impulsos de Mi Alma, recibirán la bendición de Mi Espíritu y Yo los liberaré de las cadenas, de las prisiones y de los errores. Y así, las naciones se liberarán, los pueblos se reconciliarán y ya no existirá el conflicto.
El hambre no será la causa de tantos males. La corrupción no será el origen de muchos defectos. La omisión no será el camino hacia la indiferencia de los hombres porque el mundo entero, la humanidad, el planeta tomará consciencia de la verdad, un tiempo antes de que Yo retorne al mundo como un haz de luz entre las nubes, como un Sol dentro de un sol, como una Estrella mayor entre tantas estrellas.
El Universo se movilizará, los astros superiores responderán y el sistema solar, del cual forman parte, recibirá su último y gran impulso que brotará directamente del Corazón del Rey para todas las almas, para todos los autoconvocados y, principalmente, para los que no fueron llamados.
Renacerá el sentido de estar aquí, en la Tierra, porque desde el Reino de Fátima surgirá el impulso que llevará a esta parte de la humanidad a su despertar y a alejarse definitivamente de la ignorancia, de la ceguera espiritual, de la indiferencia.
Reciban entonces, Mi Mensaje con alegría. Que el mundo entero escuche la Palabra de Dios, por intermedio de Su Hijo, para que la humanidad vuelva a renacer bajo la Sabiduría de Dios y su entendimiento.
Que esta Maratón sea celebrada como una unión perfecta con el Padre Celestial, como la confirmación de todos los apóstoles ante todos los Principios y Voluntades del Padre para que Sus Designios desciendan a la Tierra y encarnen en los hombres que deberán asumir el Plan.
Que los mundos internos escuchen esta buena nueva. El Cielo vuelve a descender sobre el Reino de Fátima para que la pureza despierte en los corazones dormidos, en las almas que se equivocaron por ignorancia y por error.
Traigan a todos hacia Mí. Coloquen el mundo entero en Mi Corazón misericordioso y no les faltará la paz.
Yo Soy su Sacerdote Mayor, su Gobernante y su Maestro. Soy el Pastor de todas las ovejas y, en este tiempo, uno a todos los rebaños bajo la Ley Primera, la Ley del Amor.
Y así, los infiernos se cierran y las puertas de la Luz se abren para que todo sea iluminado y nadie pierda la esperanza de persistir, así como Yo persistí por ustedes hasta el final y aún más, hasta este tiempo, y persistiré hasta que Yo retorne para encontrarlos físicamente, para darles Mi Paz, Mi abrazo y entregarles el Amor glorioso de Dios que los vivifica, los transforma y los eleva en unidad.
Que Europa escuche este llamado, así como Nosotros escuchamos sus oraciones. El Señor del Universo retorna a su encuentro para hacer partícipes a las almas de la Comunión Redentora y del gran tiempo de la Misericordia.
Que esta Maratón sea un ofrecimiento de amor, de parte de cada corazón orante, para que Dios siga derramando Su Gracia en el mundo, a pesar de los errores y de todos los males. Porque el triunfo del Plan del Padre está en el corazón que lo ama profundamente y sin condiciones. Ahí está la libertad de la humanidad para siempre.
En júbilo y esperanza por este reencuentro, bajo el manto del Reino de Fátima, bendigo a Europa y al mundo entero, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Que la Paz esté en todos. Amén.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más