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Queridos hijos:
Que la vida consagrada represente, para todos los que siguen este camino, el lucero que ilumina la noche de la faz de la Tierra.
Que la vida consagrada sea el puente que une a las almas con Dios, a través de la vivencia de los Sacramentos.
Que en la vida consagrada se refleje el Rostro Vivo de Cristo para que, los que más necesitan de amor y de paz, lo puedan reencontrar a través de esa vida consagrada.
Recordemos que la vida consagrada, a pesar de atravesar también su momento de purificación, es parte del Cuerpo Místico de Cristo y que, siendo parte de Mi Hijo, la vida consagrada tiene la dicha de recibir una Gracia Extraordinaria de Dios.
Que toda la vida consagrada continúe caminando, a través de la fe, en la ardiente búsqueda de servir al Señor y de poder estar cerca de Su Divina Consciencia.
Que la vida consagrada se pueda fortalecer y afirmar en este planeta, para que la existencia de los Nuevos Cristos pronto sea una realidad.
Oro, día y noche, por toda la vida consagrada, para que sea un instrumento de paz y de caridad en el mundo que llegue a los que más sufren y padecen la ausencia de paz y de amor.
Que, a través de la vida consagrada, Mi Hijo pueda preparar Su Retorno a la humanidad, porque la vida consagrada será el espacio en donde Cristo afirmará Su próxima Obra de la redención del mundo.
A todos los que aspiran a la vida consagrada, que aspiren a vivirla, porque es en lo más profundo del ser en donde Cristo tiene que gobernar y obrar por el mundo entero.
La vida consagrada es la llama que nunca podrá apagarse en toda la superficie de la Tierra.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz y Madre de la vida consagrada
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Me alegra estar aquí, en Mi Argentina.
Vengo aquí, como un Espejo de Paz, para que las almas ingresen en Mi Océano de Paz, para que puedan ingresar en Mi Universo de Amor, que los fortalecerá en este momento y los animará a seguir adelante, a pesar de todo lo que suceda.
Hijos Míos, Yo estoy aquí y Soy su Madre, la Madre que escucha las súplicas de Sus hijos, la Madre de Dios que acoge a los corazones heridos, que recibe el clamor de todos Sus hijos.
Yo estoy aquí, hijos Míos, para animarlos y para darles coraje, para que se animen a atravesar estos tiempos desconocidos, dentro y fuera de ustedes.
Vengo aquí a disolver todo el temor y la duda por medio del Amor de Mi Hijo, Jesucristo. Él Me envía como la Señora de Argentina y la Madre de todos los corazones argentinos, para recordarles que Él retornará a esta nación, que Su promesa se cumplirá y que nada lo impedirá, porque es la Voluntad de Dios por encima de todas las cosas.
Por eso, tengan fe y no se debiliten. Invoquen la acción del Espíritu Santo para que puedan recibir Sus dones en este momento, en el que la Argentina necesita ser guiada y acompañada por la Jerarquía.
En nombre de todas las Santas Divinidades del universo, Yo estoy aquí como el Soplo del Espíritu Santo que los abraza y los envuelve, como la llama de Amor que los cura y que los sana, que los impulsa a vivir el nuevo tiempo, lejos del sufrimiento y de la tristeza.
Vengo aquí como la Madre de la Gracia Infinita, a reparar el espíritu y el alma de esta nación. Por eso, he pedido que se encontraran Conmigo, y agradezco el espíritu de colaboración y el entusiasmo de todos, más allá de lo que cada uno de Mis hijos está viviendo en este momento.
Coloquen sus oídos sobre Mi Pecho y sientan el pulsar de Mi Corazón. Dejen que Mis Manos acaricien sus rostros. Dejen que Mis Brazos los abracen fuertemente para que sientan el abrazo de Dios, ese abrazo que es incansable y eterno, esa Sagrada Mano de Luz que se extiende para que todos se puedan tomar fuerte y seguir caminando con esperanza hasta poder encontrar dentro de ustedes el universo de la paz.
Yo amo con predilección a la Argentina y no Me cansaré de decirlo, una y otra vez, porque para su Madre Celeste esto es una oración.
Amo a la Argentina por el Propósito Espiritual que tiene en el final de los tiempos, por todo lo que debe concretar espiritualmente como nación; porque aquí está previsto que se cumpla la Voluntad de Dios, aunque los acontecimientos en la superficie digan otras cosas.
Pero, a través de esta prueba de fe que cada uno de Mis hijos argentinos está atravesando, Dios les concede la oportunidad de fortalecer a sus Cristos Internos y atravesar este momento de una forma como nunca antes atravesaron.
Por eso, vengo aquí como la Madre del Alivio, como la Madre del Consuelo, como la Madre que escucha la voz de cada uno de Sus hijos de Argentina.
Llegará un tiempo, el tiempo del porvenir, en el que todo se transformará y se redimirá. Ustedes ya conocen esta promesa que los Sagrados Corazones de Jesús, María y San José les han pronunciado a través de los tiempos.
Crean en esto, tengan fe y serán parte de esto algún día, y también sus familias y seres queridos, así como lo será todo este país que le debe reflejar al mundo una lección de amor, de fe y de persistencia, en la que los corazones que aman y viven por Cristo no se dejan derrotar, no se dejan estremecer a pesar de todo lo que les suceda, porque el Amor de Cristo está en los corazones que aman al Señor, y la fe los renueva y les disuelve las flaquezas, las incertidumbres y también las dudas.
Porque esta es la gran noche oscura del planeta. Así como ustedes, como nación y como pueblo, están atravesando esta noche oscura, muchas naciones también viven su noche oscura, muchos pueblos y razas atraviesan esta noche oscura; pero, para ustedes y para sus hermanos, la Luz invencible e inexplicable de Cristo siempre brillará en el fondo del abismo.
Y levantando sus rostros hacia lo Alto, lo verán, porque Él pisará con Sus Pies esta tierra, y así como lo hizo con Sus compañeros, los llamará por su nombre y lo reconocerán; y algunas almas tendrán la Gracia de verlo, cara a cara, y de una forma sorpresiva.
¿Qué le dirán a Mi Hijo cuando lo encuentren?
Preparen ese momento en lo más íntimo de sus corazones, porque eso es lo más importante en este momento para sus vidas: poder estar cara a cara ante el Señor para unirse a Él, para que sean Uno con Él, así como Él es Uno con el Padre y así el Padre será Uno con ustedes; porque Mi Amado Hijo vino al mundo por esta causa, para que todos aprendieran a ser Uno con el Padre que está en los Cielos.
Rezo para que Argentina pueda expresar su sagrada tarea espiritual a través de las almas que despiertan y que despertarán, a través de los corazones que se animan a unirse a esta Fraternidad Universal, en la que todos pueden vivir en este tiempo una síntesis interior de todos los caminos, escuelas y experiencias que vivieron en esta vida.
Porque al final, Mis hijos, todas las escuelas, experiencias y caminos llegarán a un solo lugar, todos los caminos desembocarán en un mismo lugar, que es el Amor de Dios, Su Corazón pulsante y eterno que vibra en Amor por las almas que lo buscan y que impulsa a los corazones que se animan a superar a Mi Hijo en el Amor.
Porque eso es lo que espera Cristo, Nuestro Señor, que cada día que pasa y a través de cada experiencia que viven en este tiempo crucial, el centro de sus vidas y de su espiritualidad sea vivir ese Crístico Amor de Dios por intermedio de Su Amadísimo Hijo, Jesucristo.
Caminaré, junto con ustedes, en peregrinación hasta las Sierras de Córdoba para que, a través del Centro Mariano del Espíritu Santo, la Argentina como alma y como pueblo tenga la Gracia de recibir una vez más los Siete Dones de Dios, para que las almas que están aquí sean reparadas y curadas, para que todos ustedes puedan sentir la unción de Mi Amadísimo Hijo que los vendrá a bendecir al igual que el Casto Corazón de San José. Así, los Tres Sagrados Corazones bendecirán a la Argentina.
La Madre de la Gracia, hoy aquí presente entre Sus hijos y por Sus hijos, extiende Sus Brazos y abre Sus Manos para derramar la Luz de la Gracia de Dios sobre Sus Criaturas, sobre las almas que necesitan en este momento del consuelo y de la paz, para llevarla consigo en sus espíritus, para irradiarla a sus familias y seres queridos, para compartirla con cada hermano y hermana de la Argentina.
Crean, Mis amados hijos, en el poder que les puede dar el renacimiento de Cristo en cada corazón.
Ustedes ya son testigos del Sagrado Sacramento de Su Cuerpo y de Su Sangre, son parte de Su Gran Cuerpo Místico en el mundo que refleja como espejo Su Gracia y Su Amor por las almas.
Que puedan sentir, en esta tarde, el júbilo de sus almas, así como la Madre de Dios y Señora de Luján siente el gozo de estar con Sus hijos amados.
Que se cumpla el advenimiento de la esperanza.
Que las almas renazcan en Cristo, para que se alcance la paz.
Bendeciré en este momento, Mis queridos hijos, todos los objetos sagrados que tengan consigo, para que ellos sigan siendo una señal de conversión y de redención, de fortalecimiento de la fe y de la esperanza en las almas de Argentina.
El Rosario es el arma contra toda adversidad y oscuridad. Quien se afirma en él, nunca perecerá.
Yo vine a enseñarle al mundo a orar el Santo Rosario, para que sus almas, sus familias y seres queridos formaran parte de los Misterios de Dios, expresados en cada uno de los Misterios del Santo Rosario; y para que, a través del espíritu de la oración del Rosario, aprendieran a vencer todo mal y toda adversidad, aprendieran a resolver las causas imposibles, porque quien reza el Rosario con el corazón, reza Conmigo en los Cielos.
Yo bendigo estos objetos sagrados, pero sobre todo bendigo a sus corazones.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Gracias, Mis hijos, por estar Conmigo. Recuerden que Yo estoy a su lado, en el silencio de Mi oración.
Les agradezco y los amo.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
¡Gracias, Madre Divina, por cuánto nos das!
¡En este encuentro, Te honramos, Señor!
Y, ahora, vamos a prepararnos para la Comunión Espiritual y vamos a ofrecer esta Comunión por la reconsagración de Argentina al Sagrado Corazón de Jesús, respondiendo al pedido de nuestra Santísima Madre.
Mientras nos preparamos, vamos a cantar la “Canción para Cristo”, preparando nuestro mundo interior, nuestra consciencia, para participar de este Sacramento de la Santa Eucaristía y del Sacramento del Bautismo que llega como una Gracia renovadora para todos nosotros.
Te adoramos, oh Cristo,
y Te bendecimos,
que por Tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Vuelvo a retornar desde el corazón del universo para traerles Mi Paz. Vengo desde el corazón del gran misterio de toda esta Creación, para que las almas y los espíritus presentes en la superficie de la Tierra reciban los impulsos de Mi Gobierno Espiritual, más allá de todo lo que hoy suceda en esta superficie.
Pero en verdad, Yo les digo que en otras partes de este universo sí se vive Mi Gobierno Espiritual. Aún esta humanidad está demorada dos mil años; pero existen otras humanidades en este universo que viven en consonancia Conmigo en el Universo Espiritual, siendo parte de las Leyes Universales, siendo parte de la Vida Sublime, formando parte de todos los Rayos y de las diferentes corrientes del universo.
Hoy, Yo les traigo esta consciencia para que, siendo parte de Mí, participen Conmigo de este momento, de la elevación de sus almas para alcanzar el Divino Propósito.
Que todas las humanidades de este universo no solo vislumbren en el horizonte de esta infinita existencia el Divino Propósito, sino que también lo encuentren dentro de sí mismas. De esta forma, compañeros, a pesar de las consecuencias y de los acontecimientos de estos tiempos, aprenderán a desapegarse de lo que es superficial y mundano, cuando imiten en espíritu y en esencia a todas las humanidades del universo, todo lo que las humanidades viven en este vasto cosmos que forma parte de esta Creación, de todo este sistema de vida.
Esas humanidades, que están latentes en el Universo Material, oran por ustedes en el silencio imperceptible del espíritu; y sus sublimes vibraciones de Paz y de Amor, como una sola y única Hermandad, resuenan en todo este vasto cosmos, para implorarle al Padre Eterno por una oportunidad para este planeta Tierra, del cual ustedes forman parte hace tanto tiempo, porque son parte de un Proyecto Original, de una Esencia de Vida y de un Propósito que aún no se cumplió.
Por eso, ustedes son parte en este tiempo de una transición, no son parte de un fin, sino están delante del umbral a un nuevo tiempo, a un nuevo conocimiento que les llegará a todos, que les abrirá las puertas de la mente y de la consciencia, y este Sagrado Conocimiento Sideral ennoblecerá a sus espíritus, permitiéndoles recordar sus orígenes y hasta sus sistemas de vida.
De esta forma, podrán reconocer en sí mismos que no solo son materia o mente, sino que son un espíritu en evolución que debe alcanzar la meta de la redención y del amor, para poder cristificarse algún día y ser el ejemplo de un Propósito y de una Voluntad alcanzada, a través de Cristo, por el propio Padre Eterno en todas Sus Criaturas.
Por eso, no pierdan la esperanza de seguir adelante, de transformar sus vidas y de purificarlas. Aspiren a ser como esas humanidades del cosmos, que también aprendieron de los errores y de las caídas, que fueron estrellas caídas en este vasto Universo Sideral, pero que el Gran Manto de la Madre del Mundo las recogió en sí mismo para hacerlas brillar, una a una, en este firmamento de la Creación.
Por eso, en esta noche oscura, no solo miren aquello que es doloroso, crean en el poder del amor y de la cura que viene del universo, y hasta sus células se sublimarán y transformarán.
En una noche estrellada, contemplen el firmamento y pregúntense internamente: ¿quién soy yo?
El Padre extenderá Su Mano y les señalará su estrella de origen, y así, sus mundos internos y sus almas recordarán esta larga caminata, esta infinita trayectoria que han realizado hasta el presente y que aún no terminó, y que deberá completarse no solo por ustedes, sino también por sus orígenes, hasta alcanzar la síntesis de esta experiencia de amor, de redención y de unidad que se puede vivir en esta escuela del planeta Tierra.
Por eso, no solo piensen en lo que es material, piensen en lo que está más allá de lo material. Los invito a contemplar una noche estrellada para que sientan, muy cerca de ustedes, la Presencia de la Sagrada Hermandad, que viene acompañando su caminata y su trayectoria desde el principio y que espera en oración y en silencio su gran despertar, el gran momento de la redención de la humanidad.
Por eso, Yo vendré del Cielo una vez más, diferente a cómo vine cuando encarné o aun cuando ascendí al Universo. Vendré trayendo la Gloria de Dios, pero también Su Infinito Gobierno Espiritual, que dio origen y sentido a toda la Creación a través de las Leyes y de los Principios llamados Atributos.
Recuerden, Hijos del Padre, que en esencia son parte de Dios y no son solo parte de errores vividos y experimentados. Porque aún una historia deberá terminar de ser escrita, y el Padre aún detiene su Pluma de Luz a la espera de que Sus Hijos den el paso y se decidan a ser parte de un Plan de Amor y Redención, enseñado por el propio Cristo hace dos mil años.
Nunca duden, el Reino de los Cielos les pertenece y en él todas sus moradas. Allí se encuentra la síntesis de toda su existencia, las respuestas a todas sus preguntas. Allá arriba, en el Universo, está escrita la historia en los Espejos, historia de cada uno de ustedes.
Por eso, esta es la hora y este es el gran momento de honrar, dar valor y adorar el pasaje de Cristo durante Su Vida en la Tierra; para que sus almas y, sobre todo, sus corazones sean una prolongación de la vida crística en este planeta, sean parte de las células del Cuerpo Místico de Cristo, que pulsa incesantemente en la búsqueda constante de la Luz, del Amor y del Bien.
Hoy, se abren sus historias ante los ojos del universo, y el Amor de Cristo aplaca los errores, disuelve las consecuencias, apacigua los traumas, ennoblece a los espíritus y les abre un nuevo camino hacia una nueva oportunidad; porque Dios se hace pequeño en los humildes, Dios se hace poderoso en los simples, Dios expresa Su Amor Infinito en todos los que le dicen sí.
Todo pasará, pero las Palabras del Padre, a través de Su Hijo, permanecerán y reverberarán en el corazón de los hombres y mujeres de la Tierra que, en este tiempo final, escuchen el sagrado llamado.
Así, sus Ángeles de la Guarda también elevarán al Padre sus experiencias y demostrarán al Padre que Su Proyecto Divino en esta humanidad es posible, aunque esté llegando el gran tiempo de la tribulación y que las almas tengan miedo de poder enfrentarlo y de vivirlo.
Pero si la Sangre de Cristo fue derramada en la superficie de este planeta, ¿quién le dará su vida a Cristo para que el poder de Su Divina Sangre, guardada en los Sagrados Cálices de los Recintos de la Tierra, ilumine al mundo en oscuridad, disipe las fuerzas del mal para siempre y establezca en la superficie de este planeta el Nuevo Edén, en donde los autoconvocados conocerán el Paraíso?
Si fui capaz de perdonar a un ladrón en el momento más doloroso de la Cruz, ¿acaso no creen que seré capaz de perdonar sus errores y faltas?
El Amor de Dios se multiplica en aquellos que se dejan amar y que encuentran en sí mismos el camino del espíritu. No hay otro camino para recorrer; porque, una vez, Yo les dije, compañeros: “Yo Soy el Camino, la Verdad y la Vida”.
Hoy, elevo en Mi Corazón, hasta los Altares de Mi Padre Celestial, las flores y los frutos que Me han ofrecido a través del ejercicio de la sagrada oración; porque esto es lo que hoy tengo a Mis Pies, las flores de las almas buenas, los frutos de los servidores incansables que sostienen en la fe a lo desconocido, las Islas de Salvación llamadas Comunidades-Luz.
Recuerden que cuando estén dentro de una Comunidad-Luz, estarán dentro del Corazón de la Jerarquía, de un Corazón que siente y que recibe, de un Corazón que se dona silenciosamente sin nada a cambio, solo con el fin de cumplir la Voluntad de Dios.
Sean grandes células del Corazón de la Jerarquía. La Sabiduría y el Amor de Dios siempre podrán colmar sus espíritus cuando sean consecuentes.
Muchos en el mundo buscarán saciar sus tristezas y angustias, su desesperación y agonía; pero ustedes, tan pocos a los Pies de la Jerarquía, que sostienen la vida de las Comunidades-Luz que aspira a la evolución, son los que tendrán la Gracia, por su propio esfuerzo y entrega, de ser amparados por el propio Dios, bajo Su estado de Infinita e Insondable Misericordia.
Algunos años más pasarán para que la vida de las Comunidades-Luz sea conocida. Y aquellos que no las comprendieron y que las juzgaron se arrepentirán, así como muchos se arrepintieron al no reconocer al Dios Vivo colgado en la Cruz, dando lo máximo de sí, hasta la última gota de Su Sangre y de Su Agua por la salvación y el rescate de la humanidad.
Por eso, tengan fe y sigan adelante. No se detengan en sus miedos, en sus errores, en sus fracasos o hasta en sus incertidumbres. Tengan la percepción bien abierta y sientan en el corazón el Sagrado Manto de la Jerarquía que les da calor en la noche fría del mundo, que los conforta y que los anima en las tribulaciones, que los unge bajo el espíritu de la hermandad.
Así, en este día de dolor y de sufrimiento del planeta, en el que el Corazón del Maestro está partido, pidan a Dios la Gracia de un corazón vacío que sea capaz de dar mucho más hasta el final por un solo fin, por la salvación de las almas y de las naciones que ya se condenaron, para que el Fuego Eterno de Mi Amor y la Luz Insondable de Mi Divina Misericordia sean capaces, así como fue en la Cruz, de aplacar todos los errores del mundo.
Así, muchos más verán venir al Hijo de Dios, como Él lo dijo, entre las nubes, los soles y las estrellas del universo. Y lo verán venir con su verdadera Faz, aquella Faz que se iluminó en lo alto del Monte Tabor, Faz Divina y Gloriosa que se revelará a todos como un Sol entre todos los soles del universo, que con su irradiación y expansión transfigurará y modificará el código corrupto humano, haciéndolos sublimes, puros e inocentes, así como lo son los ángeles de todo el universo.
En esa hora, la dualidad ya no existirá, el mal se disolverá porque triunfará el Amor de Cristo en los corazones, trayendo al mundo los Mil Años de Paz.
Entonces, el Corazón del Rey ya no escuchará el llanto de ningún niño por hambre, por guerra o por enfermedades; ya no habrá madres de las guerras; ya no existirán abuelos y enfermos abandonados, no existirá ningún corazón más solitario y perdido, porque Mi Amor es para todos.
Yo colocaré, a los Pies del Trono del Padre, las ofrendas de los redimidos, de todos los que caminaron con Cristo a través de los tiempos, más allá de sus miedos o de sus dudas, porque habrán hecho triunfar el Amor del Redentor.
Y así nacerá el Nuevo Hombre, nacerá el nuevo ser y no será más necesario aprender de los errores, sino reconocer en sí mismos que Dios los ama tanto, pero tanto, que si lo supieran o tal vez lo sintieran no lo soportarían.
Alégrense y caminen en la paz.
Recemos por el fin de este cautiverio espiritual planetario, para que nadie más tenga que sufrir, porque Yo sufrí por ustedes cada golpe, cada latigazo, cada parte de Mi Cuerpo perdida en el Calvario. Yo sufrí por el mundo en la Cruz y Me convertí, por Amor, en el Árbol de la Vida, para que todos tuvieran Vida en Mí.
Como una demostración infinita de Mi Gracia, hoy volveré a consagrar a nuevos adoradores, postulantes que se confirmarán para ser testimonios del Amor Crístico en el mundo, a través de la veneración y de la contemplación a Mi Cuerpo Eucarístico.
Pero también este será un importante momento, para todos los adoradores de Brasil, de renovar sus votos, de volver a confirmarse en Mi Camino y de decirles, de una vez y para siempre, a todos los que encuentren, que Cristo es la salvación.
Para esta consagración especial y antes de que vivan Mi Comunión Espiritual, entonaremos una canción pidiendo la Gracia del corazón vacío.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Vamos a prepararnos para esta simple ceremonia, a través de esa canción, “Corazón vacío”.
Y, en este momento, nos preparamos internamente para renovar los votos de todos los adoradores.
Cristo acompañará esta ceremonia.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Sean valientes y no se desanimen. Dios perdona todas las faltas porque Él es misericordioso en Su Hijo. Quien cree en esto, sabe persistir. Quien cree en esto, aprende a amar y a ir más allá de sus límites, más allá de sus posibilidades. Por eso, estoy aquí, para recordárselos.
En este día, aún, quiero que contemplen el mayor testimonio de Amor, el Sagrado Tesoro del Padre a través del Arca de la Santa Alianza. El Arca que ha estado abierta en estos días, el Arca que está abierta en este momento ante todos los mundos internos para que ustedes mismos depositen su experiencia de amor, de un amor esforzado, de un amor que se puede ampliar, de un código de redención y de luz que a través de su ofrenda pueden colocar dentro de esta Arca, que está abierta delante de su Señor para que, al igual que Yo, coloquen su experiencia de amor y de redención.
Pero, estos tesoros del Cielo no quedarán en el universo, estos tesoros deben descender al planeta y a la humanidad, a través de todos los Centros Internos que guardan y protegen esta Sagrada Arca a nivel espiritual e inmaterial.
Cuando Yo retorne, también retornará el Arca Sagrada, aquel mismo Terafín que guio al pueblo de Israel y que siempre le hizo recordar su compromiso con Dios y la importancia de cumplir el propósito.
Ahora que se han expandido en tribus y en culturas, el Arca debe retornar al planeta para que el alma de las naciones y de los pueblos recupere el Propósito de la Creación, un propósito que fue alterado a través de los últimos tiempos, un propósito que no se puede disolver en sus esencias, porque fue colocado en el momento en el que ustedes surgieron del origen.
Por eso, no se identifiquen con todo lo que es material y exterior. Vuelvan su mirada hacia los mundos internos y recuerden, recuerden su sagrado nombre, aquel que también está latente como tantos nombres en el Arca Sagrada.
Es esto lo que Argentina necesita recuperar internamente. Porque el cambio no lo verán con sus propios ojos, el cambio lo verán en su interior cuando aprendan a mudar de vibración y de plano para que sus consciencias se puedan expandir y vean esta realidad planetaria con ojos de Compasión y de Misericordia. Si la mayoría no eleva su consciencia hacia este propósito, se perderán en lo que es superficial y material.
Dios les ha dado la gran llave del verbo, del verbo que construye, del verbo que concreta, de un verbo que afirma el cumplimiento de la Voluntad Divina.
Si alguno de ustedes se alejó de esa Voluntad, He aquí Mi Corazón Misericordioso que se abre como una gran puerta, para que los que perdieron esa Voluntad la puedan recuperar y sepan que nunca dejaron de ser dignos Hijos de Dios.
Porque alejarse de la Voluntad del Padre es alejarse del Propósito, y eso es lo que nunca pueden perder de vista, porque si sus almas se alejan del Propósito, se marchitarán como una flor que se seca lentamente y deja de expresar la belleza que Dios le colocó a cada corazón.
El puente para la reconciliación espiritual de las almas, no solo está en Mi oferta por ustedes, sino también en la Sagrada Arca del Padre que, en omnipresencia y omnipotencia, a partir de estos días recorre internamente a la nación de Argentina, para que los lazos que se rompieron entre el Cielo y la Tierra se vuelvan a construir. Pero también, para que se desaten los vínculos con el mal y las almas puedan ver el próximo tiempo con ojos de esperanza, vacías de sí mismas, llenas del Amor y de la Presencia de Dios, para que Él pueda obrar a través de Sus Hijos. Y, a través de Mi Corazón unido al corazón de cada uno de ustedes, Él haga nuevas todas las cosas, cuantas veces sea necesario, porque el Padre sabe que las almas lo necesitan.
Ahora, en el silencio de Mi Espíritu, recibo la ofrenda de cada corazón que se anima a dar el paso para ser parte del Arca Mística de Dios, y para que nunca se olviden de que Dios ama a Sus Criaturas y de que en Su Corazón Eterno ya está todo escrito.
Por eso, como les dije, sus elecciones cambian los acontecimientos, porque Dios nunca se alejará de Sus Hijos; son Sus Hijos los que se alejan de Dios, olvidándose de lo que es esencial, perdiendo lo que es verdadero, dejando atrás lo que realmente es importante.
Por eso, para que Argentina se vuelva a levantar en espíritu, en sabiduría y en discernimiento, Yo debo trabajar primero con ustedes, para volver a unirlos a la Fuente y, de esa forma, ayudar a la nación de Argentina y a todo su pueblo.
En cualquier parte de este país, Mis Ojos contemplan la necesidad, la necesidad de las almas y de los corazones sedientos. Por eso, ya sé lo que cada uno necesita en este momento.
Ahora, Conmigo, elevarán la voz hacia los Cielos, en dirección a la Fuente para que, a través de los Nombres de Dios, la Argentina sea reconstruida espiritualmente y los grupos de almas aquí presentes reciban por Misericordia lo que necesitan.
Cantemos.
Canción: “Sagrados Nombres de Dios - Canon Nº1”.
Mientras los Códigos del Arca de la Santa Alianza son irradiados hacia la Argentina, importantes decisiones internas son tomadas por su Maestro y Señor, no solo por el Proyecto que debe desarrollarse aquí, en Sudamérica, a través del surgimiento de la Nueva Humanidad; sino también decisiones que abarcan a muchos grupos de almas que necesitan recuperar su filiación con la Fuente, una filiación que fue quitada por la impunidad y la injusticia; y que hoy esa filiación, profundamente espiritual, es recuperada para todos aquellos que aspiran a tenerla, a través de los impulsos del Arca de la Santa Alianza aquí presente.
Por eso, en este segundo día de encuentro, un paso más es dado por la Hermandad. Un paso más de sacrificio es realizado por la Jerarquía, más allá de que la balanza de este mundo esté desequilibrada.
Aunque pesen más la falta de discernimiento y la impunidad, la Jerarquía equilibra esa balanza para que interceda la Ley de la Misericordia y no de la Justicia, ya que la puerta de Mi Corazón está una vez más abierta a todos los que se animen a cruzarla en confianza.
Ayer fueron ungidos. Hoy, son impulsados por Mi Espíritu para que siempre recuerden que son hermanos, que son parte de una misma familia espiritual y universal, y que para Dios no existe nada separado.
Es así que, los invito a retornar al origen del Propósito, para que el Propósito retorne a la Argentina y así, retorne a toda América. Y esto es posible por aquellos que se consagran según su posibilidad y entendimiento, sabiendo que los grados de la consagración espiritual permiten que el Universo llegue a la Tierra y que los sagrados puentes de Luz unan a la humanidad con la Fuente, unan a la humanidad con la Ley, permitiendo que todo se corrija, que todo se redima y que los corazones se sientan curados de sus penas y angustias, de sus incertidumbres y pruebas.
Pero no se olviden, como les dije ayer, de que Yo morí en la Cruz por ustedes, y que si no Me hubiera entregado en confianza al Padre, nada de lo que ha sucedido entre ustedes y Yo sería posible, no habría como justificarlo y tampoco habría como concederlo.
Es así que todo esto es obra de la Gracia, de un estado de Gracia que deben reconocer, valorar y cuidar, porque estar dentro de la Gracia es estar dentro del Gobierno Espiritual de Dios.
Que las almas ya no pierdan la Gracia de Dios. Sean dignos de estar en esa Gracia, de no perderla, de no descartarla; porque les aseguro, compañeros, que la vida de cada uno de ustedes no alcanzaría para comprender lo que la Gracia significa.
Reciban Mis Palabras como un bálsamo, para que los impulse a la transformación, a una transformación que no termina en esta vida, sino que continúa después de esta vida bajo la trascendencia y la ascensión.
Ahora, viviremos una consagración especial de nuevos adoradores, de aquellas almas que se decidieron a colocar sus ojos en Mi Eucaristía, a colocar su corazón como un servicio, a colocar su voz para orar por tantas y tantas necesidades.
Por eso, después de estos últimos dos años, la Argentina, a través de esta consagración de nuevos adoradores, recibe el espíritu de Mi Ascensión, para que no solo las almas aprendan a elevarse, sino para que las condiciones más miserables y endémicas se transformen.
Y eso, compañeros, comienza primero dentro de ustedes, mirando con coraje todo lo que hay que transformar, sin miedo alguno. Porque, si Mi Amor está en ustedes, ¿por qué deben temer a algo? Si temen, es porque Mi Amor no está en ustedes. Hoy, vengo a reafirmarles Mi Amor, también a través de esta consagración.
Que los sacerdotes traigan el agua para bendecir y el incienso para ofrecerlo al Señor de la Adoración; para que las almas que hoy se consagran sean parte de Mi Gran Cuerpo Místico, sean los Rayos de la Eucaristía de Dios.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
En reverencia y en devoción, invitamos a los postulantes a adoradores a colocarse de pie y, a pedido de Cristo, vamos a cantar una canción para que siempre guíe a estas almas y a las almas de todos nuestros hermanos.
Vamos a cantar “Soplo del Espíritu”, para que la barca del espíritu de cada ser sea conducida siempre hacia la Vida Mayor.
Padre Celestial,
que concedes la cura a quien la busca,
que le renuevas la vida a quien lo necesita,
que consagras con Tu Espíritu y con Tu Presencia todo lo que tocas,
anima a las almas a través de Tu Devoción Ardiente
a que encuentren el camino para sentir Tu Abrazo Paternal.
¡Oh, Dios del Universo!,
no mires hacia las miserias de este mundo o hacia la impunidad.
Cree en la fe de aquellos que Te siguen
y que buscan todo el tiempo vivir en Ti.
Bendice estos elementos,
para que bendigan a los que se consagrarán
como adoradores del Cuerpo Eucarístico de Cristo.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Bendeciremos con el incienso y luego con el agua bendita.
Podemos cantar, cantar con alegría, porque el Señor nos escuchará.
Canción: “Soplo del Espíritu” (en portugués).
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Que este Sábado de Aleluya le sirva a cada uno de ustedes para hacer la síntesis de lo que han vivido Conmigo en estos días, y la síntesis de los impulsos que recibieron a través de los tiempos con Mi llegada en cada Sagrada Semana.
Porque, ahora, llegó el momento, después de esta preparación interior, después de este despertar espiritual, de realizar lo que vinieron a cumplir, de ya no dilatar más el tiempo, porque su Maestro y Señor necesita que ya vivan conscientemente el tiempo del apostolado.
Crean que los colocaré en el lugar en donde los necesito, pero para que eso sea posible, compañeros, deben permitirlo, porque no podría suceder sin su permiso y autoridad.
Así como el Hijo del Padre ama y respeta las Leyes Superiores, así las criaturas del Padre deben amar los Mandamientos para poder amar algún día las Leyes.
Ustedes saben que el mundo se ha desviado de ese camino y ahora deberemos caminar hacia el propósito de la reconstrucción espiritual de la humanidad y del planeta. Y, esto será posible, a través de la presencia de los Nuevos Cristos, que no solo den testimonio de Mí, sino que vivan a través de Mí, de la experiencia del Amor que Yo les entregué, y de la instrucción y del conocimiento que les revelé, para que la Sabiduría Divina enriqueciera sus espíritus y consciencias con el fin de que ustedes puedan dar el gran paso por Mí.
Esto fue lo que les pedí a los apóstoles luego de Mi Resurrección. No solo les demostré una vez más que Soy el Hijo del Padre, como hoy se lo demuestro a ustedes a través de Mi Presencia Infinita en este lugar; porque estamos en un momento culminante, este año 2022 es un momento culminante, en donde las consciencias tendrán la última oportunidad de hacer lo que vinieron a cumplir y así concretar la Voluntad del Padre.
Mientras les hablo, escucho la voz de los mundos internos de aquellas consciencias que, en este tiempo definitivo, fueron convocadas para estar presentes y así llevar adelante la preparación del Retorno del Redentor, porque es a través de sus vidas que debo retornar primero.
Recuerden que la humanidad ya no tiene justificación ni tampoco tiene merecimiento. Es a través de los corazones fieles a Mí por donde Yo podré retornar al mundo. Pero si Mi Amor y Mi Luz no están entre ustedes y en ustedes, ¿cómo el mundo se redimirá?
El Padre necesita ver sobre la superficie de este planeta a los Nuevos Cristos. Por esa razón y para que eso sea posible, la vela que hoy hemos encendido al Espíritu Santo tiene el propósito de invocar el Don de la Misericordia. Porque si no hay Misericordia en el mundo, ¿cómo las miserias de la humanidad se purificarán o esas miserias serán perdonadas? ¿Quién será capaz, al igual que Yo, de hacerse cargo de las condiciones infrahumanas de este mundo, a través de un espíritu de silencio, de oración, de servicio y de transmutación?
Esto que les digo es algo concreto porque, aunque no lo parezca, no cuento con cientos de consciencias que se ofrezcan Conmigo a sostener el fin de los tiempos. Pero cuando un corazón despierta y un alma toma consciencia de la realidad de estos tiempos, es una consciencia más que se une a Mi ejército de Luz. Y en los planos internos trabajan Mis comandos, ayudando, colaborando y cooperando para que la redención se establezca en la humanidad a través de hechos y acciones concretas, bajo la convicción y la confianza en Mi Corazón; porque, a todos aquellos que se unen a Mí, Yo siempre los guiaré y los conduciré.
Este es el tiempo del nuevo apostolado, un apostolado que se renueva a través de la transición planetaria, ante las necesidades más graves del mundo, para que todo esto se pueda resolver.
Por eso, sus consciencias y principalmente sus corazones, deben tener la aspiración de manifestar soluciones concretas que beneficien a los más miserables y pobres, que permitan recuperar la dignidad humana, que está siendo transgredida y sepultada por los gobiernos del mundo.
Pero no es en la oposición que encontrarán la solución. No es en la batalla en donde ganarán o tendrán victoria. Sus corazones, en este Sábado de Aleluya, deben imitar Mi ejemplo de no oposición, de no enfrentamiento, ni tampoco de desafío. Que el silencio les conceda la verdadera estrategia en estos tiempos para que, guiados por el Discernimiento y la Sabiduría de Dios, gestionen los planes preparatorios de Mi Retorno. Porque como ya les dije una vez, cada uno tiene parte Conmigo y esto es irrefutable.
Esto fue lo mismo que Yo les pedí a las santas mujeres, que se volvieran sucesoras del Legado de Cristo a través de las Sagradas Reliquias de Mi Pasión, porque existía un objetivo en todo esto: que la humanidad pudiera recuperar los grados de amor y de perdón. Por eso, fue necesario que alguien lo hiciera, aunque su Maestro ya estuviera en los Cielos.
¿Ahora comprenden que les estoy sucediendo Mi Legado para que preparen el Retorno de Cristo?
Un retorno culminante y necesario para algunas regiones del planeta, en donde ya no se puede ver la Luz ni el Amor. ¡Cuántas personas y almas están sumergidas en esos espacios oscuros del planeta a través de innumerables sufrimientos!, que en muchos casos son creados por los que se asocian entre las naciones.
Por eso, para que Mi Gobierno Espiritual pueda volver al mundo y que este planeta sea un planeta confederado, primero debemos trabajar desde las bases, desde lo que no existe en este mundo; Me refiero a que debemos implantar nuevamente los Atributos de Dios, para que la Misericordia, la Cura, la Gracia y la Fraternidad reconstruyan a la humanidad y a todo lo que aquí existe, con el fin de retirar a las consciencias de lo que es miserable, para que recuerden que la esperanza existe y está latente en el Corazón de Dios.
Si todo esto, que son Mis pedidos, son contemplados; si todo esto, que son Mis pedidos, son colocados en la oración y en la consciencia, ¿cuánto más podría suceder en este momento que hasta ahora no ha sucedido?
¿Cuántos milagros más Yo podría conceder, no solo en la vida de las personas, sino en las naciones?
¿Cuántas soluciones benéficas y duraderas podrían sensibilizar a muchos corazones que tienen todas las posibilidades de ayudar a los más miserables?
Para que eso sea posible, deben ser parte de Mi Cuerpo Místico. Y ser parte de Mi Cuerpo Místico no es una filosofía ni tampoco una teología. Ser parte del Cuerpo Místico de Cristo es ser parte de un Cuerpo transmutador y liberador, un Cuerpo de Luz que es capaz de interceder por aquellas situaciones que no tienen solución y que necesitan recuperar el amor y la verdad, la transparencia y la justicia.
Ser parte del Cuerpo Místico de Cristo es ser un guerrero, es no tener tiempo ni hora, es ser incondicional, así como su Señor es incondicional con ustedes y el mundo. Porque ser parte de Mi Cuerpo Místico es ofrecerse como un espejo para refractar los Códigos Crísticos de Mi Corazón hacia donde sea necesario e imprescindible.
Por eso, a través de Mis Sacramentos, Yo los preparo para ser parte de Mi Cuerpo Místico y para que aprendan a no desconectarse de Mí, porque en cada nuevo Sacramento existe la posibilidad de la reintegración espiritual e interna con la Sagrada Fuente Suprema, en donde existe su verdadera vida y su verdadero motivo, un motivo que debe estar claro para cada uno de ustedes.
Así, comprenderán algún día que sus vidas pertenecen a Dios, a una Voluntad y a un Proyecto ya pensados. Ahí está la razón de por qué las almas sufren y padecen cuando no consiguen entregar su propia voluntad para que sea transformada, transmutada y liberada.
Sin la Misericordia nada será posible en este mundo.
Después de esta Sagrada Semana, en la que Yo también vivo una síntesis, comenzarán a ser convocados y llamados para estar en el lugar y en el momento que nunca imaginaron, porque aún la Jerarquía Espiritual deberá seguir trabajando para contener las puertas inciertas en varias regiones del mundo.
¿Quién, después de haber recibido la revelación de los Centros Sagrados, será capaz de convertirse en una molécula de Luz, en una chispa del Amor de Dios, para estar irradiando en los lugares en donde más se necesita a través de acciones de servicio, de oración y de súplica?
Porque hay lugares en el mundo que están absolutamente desconectados de la Fuente, y es algo que ustedes pueden ver con sus propios ojos en el día a día. Y hay lugares en el mundo en los que se trabaja de forma contraria al Proyecto del Padre, desconectando a los pueblos, naciones y razas de la Fuente Suprema, porque son acciones programadas y pensadas por los propios seres humanos, los que se satisfacen con las guerras y las armas.
Pero Yo les pido una sola cosa: no trabajen en base a la indignación, ni tampoco a la intolerancia o a la violencia física, mental o verbal. Sean inteligentes como Yo lo fui, inspirado por el Espíritu Santo, en el momento más difícil de Mi Agonía, Me entregué en confianza a Dios, por todos Mis enemigos. Así, Yo los invito a través del amor, a orar por sus enemigos, porque la Misericordia también debe llegar a ellos; para que, rompiendo sus resistencias y cúpulas, algún día se den cuenta que se han alejado del Amor y de la Verdad.
Esta es la gran llave maestra de esta Sagrada Semana, para cada uno de ustedes: ¿quién será capaz de amar al enemigo, para que él se pueda redimir y así se pueda salvar?
“Adonai, Tú que traes la Luz al mundo
a través de la Presencia servicial de Tu Hijo
y del Espíritu abnegado de Tu Siervo Redentor,
concédele al mundo y a todas las consciencias posibles,
el despertar de la consciencia y la expansión del amor,
para que el mal sea sustituido por el Bien,
la Luz sustituya a la oscuridad,
el Amor sustituya a la violencia,
la Paz sustituya a las guerras,
la Fraternidad sustituya a la impunidad
y la Verdad Divina sustituya a la mentira y a la corrupción,
con el fin de que Tus criaturas sean felices
en Tu Reino Celestial.
Amén”.
Como les prometí a los apóstoles, también les prometí a ustedes que enviaría el Espíritu de Dios como fue en Pentecostés; para que, a través del agua, los bautizara, los purificara y los consagrara a la Voluntad de Dios, a la vivencia de Sus Designios y de todos Sus Proyectos.
Por esa razón, hoy, con júbilo en Mi Corazón, ofreceré a través de Mis sacerdotes, el Sacramento del Bautismo, para que en nombre de todos los que hoy se bautizarán, en este Sábado de Aleluya, todos renueven su Bautismo espiritualmente.
Bendeciremos los elementos y elevaremos esta ofrenda a Dios, antes de este Bautismo, con la sagrada celebración de la Eucaristía; para que, alimentados con Mi Cuerpo y con Mi Sangre, muchas más consciencias y muchos más corazones sientan la alegría de vivir en Dios y de reencontrar, a través de los Sacramentos, a Mi Espíritu de Paz.
“Que Tu Santo Espíritu de Luz, Adonai,
se infunda en aquellos que hoy serán bautizados
y también en Tus hijos que renovarán espiritualmente este Sacramento,
para que el Espíritu Santo, presente en Su forma luminosa y cósmica,
restablezca las bases espirituales de la Paz.
Amén”.
“Así, como bautizaste a Tu Hijo en el río Jordán,
a través de Tu Amorosa Gracia,
hoy, Padre Amado,
escucha la Voz de Tu Hijo
que pide por aquellos que se bautizarán,
para que sean lavados y purificados por Tu Amorosa Gracia.
Concédeles una vida bienaventurada,
conforme a Tu Voluntad.
Amén”.
Ahora, en Mi Nombre, se prepararán para el Sacramento de la Eucaristía y luego del Bautismo. Los invito a todos los presentes a seguir unidos a Mí, y a través de estos Sacramentos estar atentos, muy atentos, a las Gracias que descenderán por este sagrado oficio.
Yo los acompañaré en Espíritu como siempre los acompaño.
Los bendigo y les otorgo Mi Paz, la Paz que necesita el mundo para recordar el Amor de Dios.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Id a trabajar por Mí.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Señor Jesús, respondiendo a Tu pedido, celebramos este misterio de Amor, a través de la consagración del pan y del vino, por todos los que ya se bautizaron y, especialmente, por los que hoy se bautizarán; para que, a través de Tu Cuerpo y de Tu Sangre, cada uno de ellos sea guiado hacia la meta espiritual que Dios ha pensado desde el principio.
Por eso, en Tu Iglesia Celestial, dentro de Tu Altar Mayor, en donde Tú celebras perpetuamente como el Señor del Mundo y Rey del Universo, ofrecemos estos elementos y ofrecemos también nuestras vidas, para que, transubstanciadas por Tu Espíritu podamos vivir lo que Dios tiene pensado para cada uno, conforme a Su Voluntad.
Por eso, revivimos en este Sábado de Aleluya el gran momento de Tu Resurrección, que se aproxima haciendo resucitar nuestros corazones y consciencias al Propósito Mayor de Dios.
Nos ofrecemos a Tu Corazón, Señor, y recordamos el importante momento de la Última Cena, cuando reunido con Tus apóstoles, los llamaste a la mesa para celebrar la Pascua, así como hoy Tú nos llamas una vez más, para celebrar el triunfo de Tu Amor en la humanidad.
Recordamos, entonces, cuando Nuestro Señor, con toda Su entrega, amor, reverencia y devoción, tomó el pan, lo elevó al Padre para que fuera transubstanciado en Su Glorioso Cuerpo. Enseguida, Jesús lo partió, y dándolo a Sus compañeros, Él dijo: “Tomen y coman, porque este es Mi Cuerpo, que será entregado por los hombres para el perdón de los pecados”.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Amén.
Reverenciamos el Cuerpo de Cristo, y tengamos presente las Gracias que descienden, así como Jesús prometió en este encuentro de hoy.
Enseguida, Jesús tomó el Cáliz entre Sus Manos y, ofreciéndolo al Padre Eterno, solicitó que fuera transubstanciado en Su Preciosa Sangre, por la redención de todo el género humano. Enseguida, Él lo pasó a Sus compañeros, diciéndoles: “Tomen y beban, porque este es el Cáliz de Mi Sangre, la Sangre de la Nueva y Eterna Alianza, que será derramada por su Señor para la remisión de todas las faltas. Hagan esto en memoria Mía, hasta que Yo retorne al mundo”.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Amén.
Reverenciamos la Preciosa Sangre de Cristo, así como los ángeles, en este momento, reverencian la Preciosa Sangre de Cristo y el Glorificado Cuerpo del Señor, permitiendo que de los abismos de la Tierra las almas resuciten al Amor de Dios, especialmente, las almas más empedernidas.
Unidos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, unidos como un solo corazón y una sola mente, bajo el Propósito Divino, oramos el Padre Nuestro en arameo, consagrando este momento y nuestras vidas a Dios.
Oración: “Padre Nuestro” (en arameo).
Que la Paz, la Luz, el Amor y la Misericordia de Cristo, desciendan al planeta.
Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa,
pero una Palabra Tuya bastará para sanarme.
Amén.
Unidos a los ángeles adoradores del Cuerpo y de la Sangre de Cristo, presentes en la Eucaristía, en este Altar de la redención, anunciamos la Comunión Espiritual de todas las almas con Cristo.
Invitamos a todos los Consejeros a subir al escenario para recibir este Sacramento.
Fray Thomas, Madre Constancia, Fray José María.
Sol de Dios,
que alumbras la oscuridad de nuestras vidas,
Espíritu de Dios que liberas las faltas de nuestros seres,
ven Sagrado Cuerpo y Preciosa Sangre de Jesús,
para que, unidos a Ti,
alcancemos la Eternidad y el Paraíso.
Amén.
¡Gracias, Señor, por cuánto nos das!
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Y ahora, en comunión con Cristo, vamos a prepararnos para el Sacramento del Bautismo.
Seguimos unidos al Corazón de Jesús, acompañando este importante momento de los que serán sacramentados.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Oremos:
Por la Sagrada Sábana,
que envolvió y transfiguró a Jesús,
restáuranos, Señor.
Amén.
(ocho veces)
Quiero que recuerden, todos los días de su vida, lo que su Maestro y Señor vivió y padeció por ustedes.
No solo quiero que den honor a Mi Pasión, sino que den gloria y reconocimiento a los méritos alcanzados por el Sagrado Corazón de Jesús.
Porque les vuelvo a decir, como les he dicho muchas veces, que en Mi experiencia vivida en la Tierra existe todo el Legado que la humanidad necesita para poder redimirse y cristificarse.
Hoy, de manera especial y hasta diría de manera extraordinaria, les vuelvo a traer el poder del Santo Sudario, porque la humanidad necesita de ese Santo Sudario para poder curarse y sanarse.
Mi Corazón, rebasado de Misericordia, no puede soportar el sufrimiento de las almas, especialmente de las almas que sufren en su cuerpo físico.
Cuenten con Mi oración, ante el Padre Celestial, por todos aquellos que en estos tiempos sufren y padecen enfermedades. Pero les aseguro que la peor enfermedad, en este mundo, es la indiferencia al sufrimiento de los desprotegidos y desamparados.
Quiero curar, en este tiempo y por medio de Mi Misericordia, a todas las almas que viven la indiferencia, que pierden la sensibilidad y hasta pierden la memoria de lo que es amar. A todas esas almas apartadas de Dios, hoy les coloco Mi Santo Sudario, así como también lo coloco sobre cada uno de ustedes.
Fue esa humilde pero poderosa Sábana que Mi Santa Madre y las santas mujeres utilizaron para envolver Mi dolorido Cuerpo, Mi Cuerpo martirizado y ultrajado por los pecados del mundo.
Hoy, su Redentor viene a golpear, viene a abrir la puerta de sus sepulcros internos para que puedan resucitar en espíritu.
Por el poder de Mis Llagas, por la Luz de Mi Preciosa Sangre, hoy vengo a ofrecer lo más íntimo de Mi Ser y de Mi Consciencia, a fin de que las almas se curen internamente, para que la cura externa sea una realidad.
Si las personas no curan sus almas no podrán curar sus cuerpos.
En el Universo de Mi Padre, está todo lo que necesitan y un poco más. Pero como Mi Madre les ha dicho en el último Mensaje, la Creación no fue reconocida por el hombre de la Tierra, la abundancia que Dios les entregó no fue reconocida.
Hemos decidido, queridos compañeros, que su Maestro y Señor hoy les traiga el poder del Santo Sudario para que, envueltos espiritualmente por él, no solo sus almas, sino también sus corazones se puedan sanar.
Para que esto sea posible, los invito a ingresar a Mi dimensión, a través de este sentimiento de amor que une sus corazones con el Mío.
Y nuevamente les vuelvo a traer el momento del Santo Sepulcro, donde el ultrajado Cuerpo de su Señor fue colocado para que al tercer día resucitara. Su humanidad y planeta está en ese momento, entre la muerte y la resurrección. Están entre los tres grandes momentos de oscuridad.
Mi Luz viene a su encuentro para traer sabiduría, discernimiento y paz, para que sepan atravesar estas tinieblas del fin de los tiempos y nunca se olviden de que más allá de todo y por encima de todo está Dios.
Por eso, vuelvan ingresar a través de Mi Corazón en el momento del Santo Sepulcro de su Señor, para que puedan contemplar que también, más allá del sufrimiento, el amor tiene el poder de curarlo todo y de sanarlo todo.
Quiero que hoy se puedan sentir muy cerca del Sepulcro de su Maestro y Señor para que no solo recuerden lo que Él vivió por ustedes, sino también para que puedan sentir lo que sintieron las santas mujeres y Mi Madre Celestial.
Pero hoy, en ese Sepulcro, ya no está el Cuerpo de su Señor; está el cuerpo único de esta raza humana, que se comprende como la consciencia de este planeta. El alma de este planeta está en el Sepulcro, viviendo su momento más doloroso, pero desconocido.
¿Qué harían ustedes ante esta situación?
¿Harían lo mismo que hicieron las santas mujeres y Mi Madre?
Es momento de curar las heridas de este planeta, y para curar las heridas de este planeta primero hay que curar a la humanidad.
¿Por qué la situación de esta pandemia no parece tener solución?
¿Dónde está la llave que ninguno está viendo?, llave poderosa y maestra que está delante de ustedes para que la puedan tomar y abrir las puertas del universo para el descenso de la Cura Cósmica.
Y Yo, su Maestro, su Amor, su Vida, su Camino, pero también su Verdad, está como intermediario, en el Gobierno de este universo, entre el Cielo y la Tierra, para poder interceder por la humanidad.
Entonces, compañeros, curen el alma de este planeta, primero curándose a ustedes mismos del odio, de la mentira, del falso poder, de la apropiación, de la vanidad, de la falta de humildad, de la falta de fraternidad, hasta de la falta de adhesión.
Curen sus seres de todas estas energías. No lo conseguirán de un día para el otro; pero si lo intentan, todos los días, sabrán cómo superarlo.
Por eso, hoy traigo entre Mis Brazos este Santo Sudario, la Sábana que envolvió el Flagelado Cuerpo de Jesús; Sábana que tiene grabada la imagen del Cuerpo Herido de Cristo para que esta humanidad y las futuras generaciones recuerden, para siempre, lo que un ser humano, al igual que ustedes, vivió y padeció hace más de dos mil años, tan solo por Amor, para que eso nunca más se repitiera en ninguna otra persona.
Pero, aunque exista el Santo Sudario, aún la humanidad no ha accedido a la Ciencia Divina que él guarda.
¿Pensaron, en algún momento, qué significaría para cada uno de ustedes poder tocar la Preciosa Sangre de Jesús?
Recuerden, compañeros y compañeras, lo que vivieron Conmigo hace más de dos mil años.
Todos ustedes estuvieron en aquel tiempo presentes, algunos con más consciencia y otros con menos consciencia. Pero vean cuán grande es la Misericordia de Dios que, aunque el Hijo de Dios se haya entregado en la Cruz, todos estuvieron presentes y, a través de los tiempos, supieron de la Presencia de Cristo, así como fue en las primeras comunidades cristianas.
Ustedes, hoy son una prolongación, una extensión, hasta aun una proyección y una continuación de ese espíritu de las comunidades cristianas.
¿Quiénes se abrirán internamente para formar parte de ellas?
Porque Mi Comunidad Espiritual es Universal y, a través de esas comunidades que están presentes a lo largo y ancho del planeta, fortalezco, en todos Mis hijos, la Consciencia de Mi Cuerpo Místico, porque también el Cuerpo Místico de Cristo será un gran espejo, una gran herramienta a ser utilizada para el Retorno de Cristo.
Hoy deseo que ante este sepulcro de la consciencia del planeta no solo contemplen sus propias miserias, que no se coloquen ustedes primeros ante la necesidad, sino que coloquen a sus hermanos en primer lugar, a los más indigentes, a los más sufridores, a los más descartados, a los más repudiados, a los más hambrientos, a los más desconsolados, a los más enfermos, a los asesinos.
Todos necesitan ser envueltos por el poder del Santo Sudario de Jesús para que al menos una mínima parte de esta humanidad se pueda curar, y la cadena interminable de sufrimiento sea quebrada para que surja la Luz del espíritu en todas las almas, impulsada por el Espíritu Consolador del Redentor.
Y así, curando el alma de este planeta, podrán curar a las almas de esta humanidad, las que necesitan de mucha oración para poder salvarse.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Vamos a hacer la siguiente oración, a pedido de Jesús, frase a frase. Haciendo nuestra oferta ante el Sagrado Corazón de Jesús, para que el poder de Su Santo Sudario envuelva, cure y redima a todas las almas posibles:
¡Oh, Santo Sudario de Jesús!,
Luz Insondable de Resurrección,
repara cada célula de nuestra consciencia.
Amén.
(tres veces)
Vayan en paz y recuerden que estoy muy atento a la voz de sus súplicas, porque aún la puerta de la amnistía espiritual de Mi Misericordia está abierta para el mundo, no lo olviden.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos,
que por Tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Hoy, les hago cubrir sus cabezas, así como Yo lo hago en este momento, e invito a que todos los que puedan lo hagan, para que sus almas y sobre todo sus consciencias se recojan en el Corazón de Dios, morada segura y predilecta de los hijos del Padre.
Les pido que hagan ese ejercicio en este momento, para que acompañen a su Maestro y Señor en esta tarea espiritual y también planetaria, que hoy realizo junto a ustedes y ustedes realizan junto a Mí, en recogimiento y en reflexión.
Hoy, en la víspera de Pentecostés, los reúno como a Mis apóstoles del pasado, para que el Espíritu Santo y todos Sus divinos Dones los preparen en este tiempo para lo que llegará.
No vengo a impartir miedo al mundo, porque el mundo de por sí ya vive muchos miedos. Vengo a pedirle al Espíritu Santo que lleve a cada uno de los Míos hacia la reflexión sobre la importancia de madurar y de crecer interiormente, la importancia de humillarse y de rendirse exteriormente; para que la adversidad no haga derrotar a Mis compañeros en este tiempo, sino que sus espíritus sean valientes guerreros de la paz que sigan firmemente los pasos del Redentor.
También en este día, en el que la Aurora interior brilla en el corazón de cada ser a través de la Presencia de la Madre Celeste, se cierra un ciclo en este mes de mayo. Y hoy, su Maestro y Señor, humildemente, se digna a venir a su encuentro para cerrar este ciclo.
Los tiempos de la Jerarquía antes eran más largos, eran ciclos más prolongados y duraderos. Cuando comenzó este siglo XXI, para ustedes esos ciclos se acortaron y velozmente se fueron presentando a toda la humanidad, de forma más contundente y rápida.
Los ciclos que vive hoy la Jerarquía y los ciclos que hoy pueden vivir sus mundos internos son impulsos diarios, segundo a segundo, antes esos ciclos eran a través de los años o aun a través de las décadas.
Me detengo, apresuradamente, para que estén concentrados y beban de Mis Palabras que amorosamente solo quieren entregarles los impulsos a sus espíritus, a todas sus almas; porque estos impulsos que hoy les traigo son los últimos de este ciclo que he vivido con ustedes en los últimos siete años de Mis Apariciones.
Me acompañaron durante un tiempo en ciclos diarios, después Me acompañaron en ciclos semanales, luego Me acompañaron en ciclos mensuales como hasta ahora y, por último, en el próximo tiempo Me acompañarán en ciclos anuales. Estos ciclos, que serán los últimos en el próximo tiempo, ciclos crísticos para toda la humanidad, serán siete ciclos.
Cuando eso se cumpla, otras situaciones sucederán en el planeta. Y será en ese momento y en ese tiempo, dentro de ese ciclo, que Yo les entregaré, de una forma u otra, en dónde sus espíritus podrán vivir el último ciclo de la redención; para que Yo los encuentre preparados cuando retorne al mundo y reaparezca para buscar a los Míos, a los que en la entrega y en la resignación de sus vidas y de sus consciencias, siguieron los pasos de las Palabras del Señor, para que estas Palabras fueran en ustedes para toda la vida.
En este recogimiento, pero también en esta síntesis que hoy vivimos, su Maestro y Señor les enseña a leer en los acontecimientos, a aprender a través de los acontecimientos y a crecer a través de los acontecimientos.
Porque sus vidas y, sobre todo, sus mentes no pueden no comprender lo que la Jerarquía Celestial está realizando y llevando adelante en este tiempo.
Los impulsos que dan los Mensajeros Divinos son irrepetibles; es hora de que comprendan y también entiendan que en lo que aparentemente es igual, los impulsos que les entregamos nunca son los mismos. Porque ellos vienen a colocarlos en el escalón de la vida evolutiva que debe alcanzar cada uno de sus espíritus, en unión a la morada del Corazón de Dios, en donde se guardan todas Sus Voluntades, todos Sus Preceptos y todas Sus Intenciones.
Compañeros, en este día de síntesis de los impulsos de los Mensajeros Divinos, en el mes de mayo, ¿se han preguntado?:
¿Ya he dado un paso más hacia el Corazón de Dios?
¿He comprendido cómo enfrentar la transformación de mi vida?
¿Me aferro cada día más a la Túnica del Redentor para que, con Su apoyo incondicional y amoroso, ninguna fuerza contraria me retire de Su camino de amor y redención?
En este día de síntesis, ¿sus consciencias se han preguntado?:
¿Cómo puedo donarme más, desde mi mundo interior hacia mi mundo exterior?
¿Cómo mi consciencia, pero sobre todo mis células y átomos pueden trascenderse para iluminar la vida y todo lo que la rodea?
¿He aprendido a profundizar en los grados de amor?
¿Qué tan caritativo soy con el semejante?
¿Cuánto más he podido aprender a amarlo, sin condiciones y sin reglas, así como Yo los amo a ustedes, aunque caigan a Mis pies o muchas veces no consigan seguir Mis pasos?
Y, por último, ante este escenario planetario de sufrimiento y adversidad, ¿Me han preguntado?:
¿Señor, estoy pronto?
¿Mi corazón está pronto para vivir los desiertos más áridos por Ti, no importando lo que eso signifique o represente?
¿Sería capaz de beber la amarga hiel que Tu bebiste en la Cruz, sintiendo una profunda sed por todas las almas?
Como nunca antes, compañeros, amados de Mi Padre, les he entregado todas las herramientas, internas y externas, para que sigan adelante en esta transición planetaria y aprendan algún día a superarme en el amor, como algunos ya aprendieron a superarme en el amor.
Por eso, Mi Santa Madre, que es su amada Madre del Cielo y de la Tierra, ayer los invitó y los llamó a vivir en el amor. Eso no es algo que pueda permanecer estacionado o estático.
El Amor que Yo les traigo es parte de un dinamismo cósmico, de una Ley universal, es el Amor que los ha creado, a imagen del Padre. Porque Él solo necesita que lo amen como Él los ama, para que aprendan a vivir un amor invencible y no un amor mezquino, posesivo o hasta un amor indiferente.
En este momento, necesito a los Nuevos Cristos en la Tierra, así como muchos Cristos están en el Cielo, en las estrellas y en los universos, impulsando sus pasos internos como parte de esta humanidad.
¿Cómo podré revertir este caos del mundo, sin tener a Mis compañeros?
¿Quién caminará a Mi lado, sosteniendo consigo la antorcha de la Luz e ingresando en las tinieblas más profundas del mundo, sin importar lo que suceda?
Cuando la oscuridad es muy grande en sus vidas, es cuando ustedes más deben encenderse en Mi Amor.
¿Cómo creen que superarán sus propios desiertos?
¿Cómo creen que llegarán a los lugares más recónditos del mundo para aplacar el sufrimiento y el dolor de la humanidad?
Yo solo les pido que sigan formando parte de Mi cadena de Amor, que es una cadena universal, espiritual y divina.
Ahora que los he purificado a través de Mis Palabras, sientan la fuerza y el poder de Mi Espíritu. Y, en este Océano de Misericordia que hoy les muestro a través de Mi Corazón, suban a Mi barca para que sus consciencias sean parte de Mi Cuerpo Místico; para que algún día, sus vidas sean parte de Mi Cuerpo Eucarístico, preciosos instrumentos en las Manos de Dios que viven el universo de las virtudes y que expresan los Dones del Padre a través del servicio, de un servicio incondicional, permanente e incansable.
Le he encomendado al Castísimo Corazón de San José que, en este momento de síntesis, en los últimos días de mayo y a través de los días que vendrán, Su Santo Corazón les enseñe a amar la humildad, para que sus misiones se establezcan y se cumplan, así como está escrito en los Libros Sagrados de la Creación.
Deseo que Mis apóstoles, en el mundo entero, sean almas en consolación; almas en reparación por la humanidad y por el planeta.
Les he dicho en este momento todo lo que había pensado decirles. Pero no con Mi Mente, sino a través de Mi Corazón, de los Rayos de Mi Corazón; les he entregado los impulsos divinos que vienen como un afluente de Gracias para consagrar sus vidas cada día más a Mis Voluntades y Preceptos.
Hoy vengo a cerrar, en nombre del Amor de Dios y por la situación planetaria, este ciclo de impulsos del mes de mayo, por medio de la Sagrada Celebración Eucarística.
Pero antes, quiero que los impulsos de Mi Corazón sean vistos por el mundo entero a través del Sagrado Santísimo y, antes de comenzar con la Celebración Eucarística, los invito a adorar al Santísimo Cuerpo de Cristo por la paz en el mundo, el fin de las guerras, el fin de los conflictos, el fin de la indiferencia, el fin de la soberbia y, sobre todo, el fin de la maldad que hoy vengo a transmutar por ustedes y sus hermanos, para que sus almas se eleven en adoración al Creador, a Aquel que está en los Cielos y al que le debemos honra y honor, lealtad y amor por encima de todas las cosas.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Nuestro Señor se ha arrodillado, en este momento, para que adoremos al Santísimo en reparación del Inmaculado Corazón de María y del Sagrado Corazón de Jesús.
Podemos traer aquí el Santísimo y el Altar.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Así, Yo bendigo al mundo para que entre en plenitud en Mi Corazón adorador, el Corazón que eternamente adora a Dios.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Así, respondemos en este momento al pedido de Nuestro Señor Jesucristo por todas Sus intenciones.
Al toque del cuenco, comenzaremos esta pequeña Adoración por las aspiraciones de Cristo.
Nos rendimos a Ti, Señor del Universo,
para que Tu Gracia descienda a la Tierra.
Nos entregamos a Ti, Señor del Universo,
para que Tu Misericordia se cumpla
en cada uno de nosotros.
Nos rendimos a Ti, Señor del Universo,
para que Tu suprema Luz descienda al planeta
y todo sea renovado, dentro y fuera de nosotros,
en toda la humanidad.
Te adoramos, Señor del Universo,
Te reconocemos, Te amamos
y aceptamos vivir Tu Voluntad.
Que en este día, de Tu Misericordia insondable,
se pueda cumplir Tu Designio
en cada uno de nosotros.
Haznos pequeños, humildes,
vacía nuestro corazón de toda voluntad propia.
Que nuestras almas, Señor del Universo,
y las almas de todos nuestros hermanos del planeta
se fundan en la Fuente de Tu Creación
para retornar a nuestros orígenes.
En este momento, a pedido de Cristo, ante el Santísimo Sacramento del Altar, cada uno realizará su oferta interna, para que nuestras consciencias sean colmadas por Su Fe.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Te adoramos, Señor, y te bendecimos,
que por Tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Amén.
Hoy estoy aquí para celebrar con ustedes el Sacramento de la Vida; de una vida que se entregó por ustedes, mucho más de lo que se entregó cuando esa vida estuvo en la Cruz; a fin de que las almas de todos Mis compañeros formaran parte del Legado crístico redentor que hoy les ofrezco, nuevamente, de manera incondicional y pura.
Así como reuní a los doce en el Cenáculo para que después fueran bendecidos por el Espíritu de Pentecostés, en la víspera de este gran día del Espíritu Santo para el mundo entero; y así como fue en Emaús, vengo a compartir Mi Vida con cada uno de ustedes, tomando el pan en acción de gracias y elevándolo al Padre para que Él lo convierta en Mi Cuerpo, y junto con los Ángeles de la Redención, en el fin de este ciclo del mes de mayo, las almas reconfirmen sus votos internos con Mi Corazón.
Es así, que vuelvo a partir el pan y se lo ofrezco a ustedes, diciéndoles: “Tomen y coman, porque este es Mi Cuerpo, que fue entregado por los hombres para el perdón de los pecados”.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Amén.
Del mismo modo, antes de concluir esta cena, que por amor celebro con ustedes y por la paz en el mundo, vuelvo a tomar el Cáliz entre Mis Manos, ofreciéndolo a Dios por la redención y el perdón de las almas, para que el vino sea convertido en Mi preciosa Sangre y transustanciado por los Ángeles de la Redención. Es así, que se los vuelvo a ofrecer, diciéndoles: “Tomen y beban, porque este es el Cáliz de Mi Sangre, Sangre de la Nueva y Eterna Alianza, que fue derramada por Su Redentor para la remisión de todas las faltas. Hagan esto en memoria Mía, porque Yo ya estoy retornando”.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Amén.
He aquí, compañeros, hijos de Mi Padre, el Cuerpo y la Sangre de su Redentor, sensiblemente herido y ultrajado por los pecados del mundo y que hoy, en esta trilogía eucarística, los invito a reparar.
En unión al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, los invito a consumar esta Consagración Conmigo por medio del Padre Nuestro:
Oración: Padre Nuestro.
Que Mi Paz, que es la Paz de Dios, descienda a la Tierra.
“Señor, Yo no soy digno de que entres en Mi casa,
pero una palabra Tuya, bastará para sanarme.
Amén”.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Anunciamos, en nombre y en Presencia de Nuestro Señor Jesucristo, la Comunión Espiritual; hoy, Comunión reparadora para todas las almas del mundo, para todos nuestros hermanos del planeta, a través de tres campanadas.
"Padre Celestial, que a todos conduces,
acepta nuestra oferta de entrega a Ti,
guíanos por el camino del amor,
para que Tu Voluntad sea hecha.
Amén".
Comulgamos, Señor, de Tu Sagrado Corazón, para que nos des fuerza y valentía, esperanza y renovación.
Hoy, Me voy de aquí, compañeros, con la tarea finalizada. Los invito a seguir en la fe, por la victoria del Sagrado Corazón de Jesús.
Antes de despedirme, invito a cada uno de ustedes a elevar sus intenciones hacia Mi Corazón. Y por medio de una canción muy especial para Mí, que representa la elevación de sus consciencias, los invito a cantar uno de los himnos más importantes de la Comunidad Figueira, llamado “Soplo del Espíritu”.
Les agradezco y vayan en Paz.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
El Verbo se hizo Carne y habitó entre ustedes y la Palabra del Señor se cumplió en la Tierra, en la vida de los consecuentes y de los abnegados.
El Verbo Encarnado se hizo Uno en los hijos de Dios y el Verbo del Altísimo reverberó y seguirá reverberando a lo largo de los tiempos, a través de los que escuchan la Palabra de Dios.
De los más imperfectos, haré maravillas para nuestro Padre. Convertiré las miserias en Misericordias y nada será imposible para Mí, como no lo ha sido hasta ahora.
Con esto hoy quiero decirles, en esta tarde de Misericordia y de solemnidad que, por los méritos alcanzados por sus oraciones en estos últimos siete años, el Altísimo Dios del Universo, el Señor del Cielo y de la Tierra, Adonai, Emmanuel y Abba, retribuye desde Su Fuente, para cada uno de sus hijos, Su Paz y expiación universal, enmendando los errores cometidos por toda la humanidad hasta el presente.
Es así que hoy les quiero decir que nunca los abandonaré, porque ya saben ingresar en Mi Corazón y en Mi Corazón solo existe eternidad, nunca existe el fin.
Hijos de Mi Padre, abran aún más sus corazones como los abrieron ayer, en esta tarde de solemnidad y de Misericordia, en la que el Padre Eterno estuvo atento a la voz de sus súplicas.
Después de que la Iglesia Celestial descienda aquí y para el mundo, en el mes de agosto, Yo seguiré viniendo, pero esta vez de una forma especial. El tercer viernes de cada mes daré al mundo los últimos impulsos espirituales y divinos que, por tiempo determinado, erguirán a la humanidad y la prepararán para Mi Retorno.
El Padre Eterno testimonia este momento por medio de la presencia de Sus hijos y de todos Sus orantes. Y más aún, nuestra Madre del Cielo y de la Tierra, la gran Emperatriz del Universo, acompañará a Mi Sagrado Corazón después del mes de agosto, solo los días 13 de cada mes, en los que terminará de dar continuidad a la tarea que una vez comenzó en Fátima.
Celebren este momento y agradezcan a Dios, porque nunca estarán desamparados.
San José irá al Cielo y desde allí Él seguirá bendiciendo al mundo, así como Él bendijo al Hijo de Dios cuando aún era niño.
Los últimos secretos serán entregados, los últimos misterios serán develados y la humanidad ya no podrá decir que no lo sabe porque, a través de Mi Gobierno Espiritual y de Mi Iglesia Celestial, les daré lo que necesitan.
Para que, después de agosto, Yo pueda retornar y traer más alivio al mundo, confiaré y aceptaré sus oraciones los días 5 y 6 de cada mes, aunque Yo no esté presente aquí. Pero ustedes saben que Me serviré de su trabajo orante para poder llevar al mundo Mi Paz y la fuerza de Mi Misericordia.
No quisiera irme de aquí sin antes ver por última vez a todos los peregrinos, orantes y servidores, cuando el tiempo lo permita. Porque Mi aspiración es fundir sus esencias con la Mía y, en el fin de este tiempo, recrear a la Creación por la victoria del Amor y del perdón.
Sus Ángeles de la Guarda se comprometen ante el Señor del Universo para vigilar y celar por este momento.
Mientras hago silencio, contemplo con ustedes al mundo herido y necesitado de amor, de Misericordia, de cura y de redención.
Hoy acepto la rendición de los que decidieron vivir ese camino, por todos los corazones y vidas de este planeta que no Me correspondieron y que Me fallaron en los últimos tiempos.
Mientras acojo esas ofertas, el poder de Mi Sangre se derrama sobre los no redimidos, para que vuelvan a erguir su mirada hacia los Cielos y encuentren la esperanza y la paz que una vez perdieron y también las señales de Mi Pasión, las cinco dolorosas heridas de Su Señor, iluminan al mundo en este momento y derraman la Gracia del Cordero de Dios sobre los hijos del Padre Eterno, sobre aquellos que lo escuchan, que lo sienten y que lo aman.
Hoy un ciclo se cierra, pero un tiempo final de preparación comienza. Comulguen de Mis Palabras, sean colmados por Mi Gracia y sigan adelante.
Ustedes Me pueden superar en el amor. ¿Cuándo Me lo demostrarán? El precio de Mi Vida puede ser superado por sus vidas. La entrega de su Señor puede ser superada por su entrega.
Yo no vengo a pedirles lo imposible, quiero que sean parte de Mi Cuerpo Místico para que toda Mi Misericordia descienda sobre ustedes y el mundo, y se puedan purificar en Mí para alcanzar la redención.
Hoy reúno toda la fuerza de la Luz del universo, y los infiernos sienten esta repercusión porque cada gota de Sangre derramada por su Maestro hoy tiene valor y victoria en los que le han correspondido.
Aún más almas están a la espera de ingresar en Mi Iglesia Celestial, esto ya debe ser difundido al mundo. Todos son llamados, sin excepción, para estar a las puertas de Mi Iglesia Celestial e ingresar en ella en el mes de agosto, en el que la gran celebración será establecida entre los creyentes y Dios.
Mientras Yo les hablo, los purifico y los aproximo a Mi Corazón. Ahora, que sus almas coloquen su cabeza sobre Mi Pecho, en este momento, háganlo.
Y a través de esta melodía, que escuchan en este momento, sientan Mi abrazo divino y universal, y cómo cada miseria es transformada por el poder de Mi Luz y la fuerza de Mi Amor.
Ríndanse en Mi Brazos, tienen la oportunidad y, en el vacío y en el despojamiento, encuentren Mi Paz.
Yo Soy el que Soy, soy el Principio y el Fin, Soy lo máximo para sus vidas.
Mi Amor desea estar en todo el mundo.
Hoy sean ungidos por Mi perdón que disuelve sus miserias, que perdona sus pecados, que los renueva después de cada caída, que los coloca ante Dios para sentir el Amor de Su Corazón.
Ríndanse en Mis Brazos y todo pasará.
Mi Amor se funde con su amor y un único Amor nace, el Amor Vivo de Cristo que santifica a las almas y las lleva al Reino de Dios.
Es así que hoy deseo, en lo más profundo de Mi Alma y Divinidad, que comulguen de Mí por medio del Sacramento del Altar.
Traigan aquí el altar y aún permanezcan en Mis Brazos, hasta que Yo les indique qué hacer.
Quédense en Mis Brazos, sientan el latir de Mi Corazón y el triunfo del Amor por medio de esta Alianza perpetua Conmigo.
El Padre está atento a este momento, así como Él está atento a todas las almas del mundo que se rinden en Mis Brazos en este momento.
Que seamos merecedores de este momento y que en los Brazos de nuestro Redentor nuestros corazones y vidas se renueven en Cristo, sabiendo que por encima de todo vencerá el Amor, el que renueva todas las cosas.
Hoy el Padre participará de esta consagración. Coloquen a los Pies del Padre Eterno sus necesidades, las verdaderas necesidades que beneficien a otras almas.
Hoy los Ángeles Querubines, Ángeles de la Guarda de Mis hijos de África, están aquí presentes para traerme el ofrecimiento de sus pequeños corazones, por ese pueblo herido y por el mundo.
Mi Amor penetra en las entrañas más profundas del dolor humano, porque hoy aceptaron estar en Mis Brazos para sentir a Dios.
Celebremos.
“Oh, Padre Eterno, cuán grande es Tu Amor, Tu Poder y Tu Misericordia, que eres capaz de invitar a Tus hijos a que Me superen en el Amor y en la entrega, porque un buen Maestro trabaja incansablemente para que Sus compañeros lo superen, y algún día sean buenas personas en la caridad y en el bien, en el amor y en la transparencia.
Oh, Padre Eterno, cuántas ofrendas he recibido en Mi Corazón de Tus hijos. Cuántas oraciones he escuchado en estos últimos años. Cuánto Tú, Padre, en el triunfo de Tu Amor y de Tu Verdad, has construido la fe y el servicio incondicional en el corazón de Tus hijos. Esto es lo que hoy Me trae aquí, al mundo.
Adonai, una vez más coloco a Tus Pies que todos Me puedan superar y que el precio de Mi Sangre no sea en vano, porque ella se derrama sobre los oprimidos y caídos.
Hoy Te ofrezco, Padre Amado, el abrazo que he sentido de cada alma en este momento, para que Tú, Señor Nuestro, les des una oportunidad como Tú le has dado a Tu Hijo, para salvar al planeta.
Recibe en Tu Reino, Padre Eterno, el amor de Tus hijos, las oraciones de Tus hijos, el servicio de Tus hijos y la superación diaria de Tus hijos para alcanzar Tu Paz y Tu Misericordia.
Y así, ante la consagración y el ofrecimiento de este Sacramento, en esta tarde de solemnidad y de Misericordia, las faltas sean borradas, los pecados sean disueltos, porque el triunfo de Tu Amor se cumplió. Amén”.
Hoy los Ángeles Querubines, los Ángeles de la Guarda de Mis hijos de África, transubstanciarán junto a su Maestro estos elementos, porque Dios se muestra a los pequeños y humildes y esconde Su Poder y Su misterio de los soberbios y egoístas. La Sagrada Escritura se cumple una vez más.
En la noche en que iba a ser entregado, en compañía espiritual de Mi Madre y de las santas mujeres, que estaban en oración por Mí, ante Mis apóstoles tomé el pan, lo elevé al Padre agradeciendo el sacrificio, para que fuera bendecido y transubstanciado en Mi Cuerpo. Y la Luz espiritual del Creador descendió a la Tierra.
Enseguida lo partí y lo entregué a Mis apóstoles diciéndoles: “Tomen y coman, porque este es Mi Cuerpo, que será entregado por los hombres para el perdón de los pecados.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Amén, (en portugués).
Y miles de caídos que estaban en las profundidades de los abismos de la Tierra, tomaron consciencia del momento de su redención. Las estrellas del universo dibujaron una sagrada geometría por el triunfo del Amor.
Enseguida, tomé el Cáliz y Se lo ofrecí al Padre, para que el vino fuera transubstanciado en Mi Sangre, y la Luz divina de Dios descendió. Enseguida, Se lo ofrecí a Mis apóstoles diciéndoles: “Tomen y beban, porque este es el Cáliz de Mi Sangre, Sangre de la eterna y nueva Alianza, que será derramada por su Señor para la remisión de las faltas. Hagan esto en memoria Mía”.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Amén, (en portugués).
El Cuerpo y la Sangre de Nuestro Señor Jesucristo.
Padre Nuestro (en portugués y en inglés).
Padre Nuestro (en inglés).
Que la Paz y la Misericordia de Cristo desciendan a la Tierra.
“Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra Tuya bastará para sanarme. Amén”.
Hermana María Jerusalén, puede venir aquí, por favor.
Anunciamos la Comunión espiritual con Nuestro Señor Jesucristo para todos nuestros hermanos en el mundo, a través de tres campanadas.
Padre Celestial que a todos conduces,
acepta nuestra oferta de entrega a Ti.
Guíanos por el camino del amor
para que Tu Voluntad sea hecha.
Amén.
Cuando sientan que no pueden, estén en Mis Brazos.
Cuando la noche sea demasiado oscura, estén en Mis Brazos.
Cuando crean que no lo conseguirán, estén en Mis Brazos.
Cuando sientan desesperanza, agonía o perturbación, estén en Mis Brazos.
Cuando no tengan fuerza interior, y solo confusión y lamentación, estén en Mis Brazos.
Cuando no encuentren sentido en la vida y en su misión espiritual, estén en Mis Brazos.
Estén en Mis Brazos, estén en Mis Brazos, porque Yo vengo a liberar a los afligidos, vengo a dar Luz a los ciegos, vengo a colmar la sequedad de los corazones, vengo a transformar las miserias en el poder de Mi Misericordia, porque necesito que Me puedan superar para que se cumpla el Plan.
Hay una canción que llega mucho a Mi Corazón, como tantas ofrendas que Me brindan. Pero esta es especial, porque refleja la superación y la persistencia de Mis compañeros en el mundo. “Todo lo que yo viví” se llama esa canción. Quiero que hagan ese último ofrecimiento que, en esta tarde de solemnidad y de Misericordia, se cierra un ciclo de siete años de trabajo, de esfuerzo y de esperanza con su Maestro y Señor.
Que la paz esté en ustedes y que sean portadores de Mi Paz.
Les doy las gracias por haber respondido a Mi convocatoria.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Nos prepararemos para esa canción.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Los que en el pasado anunciaron la llegada del Mesías, son los que hoy anuncian Mi Retorno al mundo.
Las últimas Escrituras se están cumpliendo y esto va más allá del entendimiento humano.
Mi Iglesia Celestial se prepara para descender, con toda su gloria, en el mes de agosto; un último momento culminante para la humanidad.
Hoy, las bóvedas de Mi Iglesia y las altas torres de la Sagrada Catedral de Dios se comienzan a construir en este lugar para poder ayudar a todo el mundo, desde este Centro de Amor.
A través de sus oraciones, sus almas se preparan conscientemente para participar del descenso de la Iglesia Celestial, que vendrá como la Nueva Jerusalén, con el poder de todos los Cielos, con la gloria de todo el universo.
La sagrada Iglesia Celestial, en su aspecto inmaterial, tocará por algunos días la Tierra y, en los mundos internos, ella resonará y llamará a los últimos, que se autoconvocarán para estar presentes en Mi Retorno.
Israel volverá a tener una oportunidad, y aquel antiguo pueblo que caminó en el desierto ya no buscará la Tierra Prometida, porque ella está dentro de cada uno de ustedes, en lo que verdaderamente son y no en lo que aparentan.
Hoy, las primeras bóvedas de Mi Iglesia Celestial son construidas por los ángeles del universo y, por orden de los arcángeles, ellos también llaman a las almas que se servirán de este precioso y último impulso que emergerá de Mi Sagrado Corazón.
Sientan la llegada de Mi Iglesia Celestial y la revelación de sus tesoros sagrados, los que están guardados en el Arca de la Santa Alianza. Ellos ya no estarán lejos de las almas, sino que serán parte de las almas que, a través de los últimos tiempos, confiaron en Mi Palabra y en Mi Presencia.
El Cuerpo Místico de Cristo se fortalecerá después de esta última escuela que fue vivida a través de estos últimos años, en los que sus consciencias fueron partícipes de Mis Gracias y de Mis Misericordias.
La Iglesia Celestial, que descenderá en el mes de agosto, sacramentará a los últimos autoconvocados. Serán los que, junto a ustedes, construirán la unidad y la hermandad tan esperada por el mundo. Y será tan fuerte este impulso que las otras religiones lo sentirán, aun los ateos y los no creyentes.
En el descenso de Mi Iglesia Celestial, las últimas puertas de la salvación se abrirán y las almas serán llamadas para reunirse y congregarse en el centro de Mi Altar, en donde la Santísima Trinidad está presente, en unión con todos los seres de buena voluntad.
Es allí en donde las almas comprenderán lo que es Mi Iglesia, la Iglesia que Yo construí hace dos mil años atrás en el corazón de los que creyeron en el Mesías.
Colocaré Mi Piedra Fundamental sobre ustedes y de las tinieblas liberaré al mal, y Mi Iglesia se erguirá a través de los corazones valientes, de los pacificadores, de todos los que se unen a Mí en la verdad y en la transparencia. Y de sus almas, cuando estén dentro de Mi Iglesia Celestial, emergerán sus dones, conocerán sus talentos y Me los ofrecerán ante la Gloria del Padre y del Espíritu Santo.
La Iglesia Celestial descenderá en el mes de agosto y llegará a todos los hogares del mundo. Preparen sus casas, anuncien a sus familias que la Gracia de Mi Iglesia Celestial atravesará sus corazones y colmará sus almas en Mis últimos impulsos de Amor y de Redención.
Pero ya algunas almas se encuentran ante las puertas de Mi Iglesia construyendo, junto con los ángeles, las sagradas formas geométricas de Mi Iglesia Espiritual; porque todo será ofrecido, no solo la construcción de Mi Iglesia en el corazón de los hombres, sino también el esfuerzo de los que colocarán sus manos en donación, durante el día y la noche, para construir Mi Iglesia en la humanidad.
Y los arcángeles escribirán este momento, y las ofrendas de las almas puras, aunque imperfectas, se ofrecerán en el Altar Mayor de Mi Corazón, en donde la llama de la fe es flameante y eterna.
Y así será colocada el Arca de la Santa Alianza sobre el Altar Mayor de Mi Iglesia Celestial, y las sagradas reliquias de la Pasión de Cristo podrán estar entre las manos de los que siempre aspiraron a tenerlas para amar aún más Mi sacrificio y Mi entrega, para amar cada partícula de Mi Sangre y de Mi Agua, por la redención del planeta.
“Oh, sagrada Iglesia Celestial que desciendes sobre la Nueva Jerusalén, que tus puertas se abran, que los abismos se cierren, que los ángeles llamen con sus trompetas a los que se autoconvocaron para servirte y para adorarte, a través del Padre Celestial. Que los signos de tu presencia sean escuchados en los mundos internos, que los impulsos de tu Gracia sean derramados como una inagotable fuente sobre los que claman por alivio y por cura.
Oh, sagrada Iglesia Celestial revela tus sagradas formas, tus preciosos símbolos, para que las almas reconozcan que siempre has estado allí, en el universo, a la espera de los que aspiran a ingresar en ti, para estar en adoración y en oración por el Amor de Cristo”.
Antes del último y gran momento, la humanidad tomará consciencia de lo que Yo vine a hacer en el mundo, en este tiempo final.
Que los testimonios de sus vidas sigan siendo escritos por la humilde Mano de Dios, para que Su Amor se multiplique en el mundo y las almas encuentren la paz de pertenecer al Reino de Dios.
Que sus vidas sean los primeros pilares para la construcción de Mi Iglesia Celestial en el mes de agosto.
Que su compromiso y fidelidad sean la gran bóveda que expresará la belleza del arte de la Creación y que, al fin, sus corazones sean el gran ofertorio del Altar, para que el precio de la Sangre de Cristo, que fue derramada en el mundo, sea justificado y reconocido por su transformación.
Que sus Ángeles de la Guarda acompañen silenciosamente este momento y los guíen para el gran encuentro con Mi Iglesia Celestial en el mes de agosto.
Hermana Amerisa, Nuestro Señor la llama aquí.
“Hoy quiero anunciarte, por los méritos de tu amor y de tu esfuerzo a Mi Sagrado Corazón, en agradecimiento por el descenso de Mi Iglesia Celestial en este plano material, por todos los momentos que has vivido y que he acompañado de cerca desde el momento de tu consagración, quiero decirte, dulce hija Mía, que tu madre está Conmigo en el Cielo y que, al igual que muchas madres que sufren silenciosamente en este mundo, ella reza por ellas para que también alcancen la Gracia de la Bienaventuranza.
Por los méritos del sufrimiento de tu madre, ella ha entrado a Mi Iglesia Celestial, y junto a los santos se ha coronado como bienaventurada.
Hoy dejo este testimonio para el mundo, para que sepan que Mis Palabras son verdaderas y que Mis promesas se cumplen en los corazones que se esfuerzan por Mí.
Te bendigo y te agradezco, en el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo. Amén".
Celebremos estos últimos momentos en unión con la Eucaristía y la Sangre del Cordero de Dios que hoy, nuevamente, será ofrecida en los altares de la Iglesia Celestial, para que más almas y más corazones sean redimidos.
Traedme aquí el incienso y el agua para bendecir.
En este momento y en este instante, ante la presencia del Amor de Cristo y por los méritos victoriosos de Su Pasión, en acción de gracias, en amor y en reverencia, ofrezcamos nuestras vidas en Sus Manos como testimonio de nuestra fe por Él. Hagámoslo ahora.
Mi Dios, yo creo en Ti, yo Te adoro,
yo Te espero y yo Te amo,
y Te pido perdón
por los que no creen en Ti,
no Te adoran, no Te esperan y no Te aman.
Amén.
(se repite tres veces en español)
Pueden traer el altar.
Ofrezcámonos en este momento para que, a través de la consagración de estos elementos, también nuestras vidas sean consagradas y merecedoras de la Misericordia de Nuestro Señor.
En la noche en que Jesús iba a ser entregado, Él tomó el pan, lo elevó y dio gracias al Padre por la entrega que Él viviría. Lo entregó para que fuera consagrado como Su Divino Cuerpo. Enseguida lo partió y se lo dio a Sus apóstoles, diciéndoles: “Tomen y coman, porque este es Mi Cuerpo, que será entregado por los hombres para el perdón de los pecados”.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos. Amén (se repite tres veces en portugués).
Enseguida, acabada la Cena, tomó el Cáliz y lo elevó para ofrecerselo al Padre como sacrificio por la humanidad, para que fuera transubstanciado en la preciosa Sangre de Cristo. Enseguida, se lo pasó a Sus compañeros diciéndoles: “Tomen y beban, porque este es el Cáliz de Mi Sangre, Sangre de la Nueva y Eterna Alianza, que será derramada por su Señor para la remisión de las faltas. Hagan esto en memoria Mía”.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos. Amén (se repite tres veces en portugués).
El Cuerpo y la Sangre de Cristo.
En unión con la Iglesia Celestial de Nuestro Señor Jesucristo, en unión con los ángeles y los arcángeles, con los santos y los bienaventurados, y con todos los seres de buena voluntad que trabajan por la paz y la fraternidad, nos unimos en oración y en súplica, realizando juntos la oración que Cristo nos enseñó.
Padre Nuestro (en portugués y en inglés).
Que Mi Paz descienda a la Tierra y colme a los corazones del Amor de Dios.
“Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra Tuya bastará para sanarme. Amén”.
Hermana Amerisa puede venir aquí.
Y Nuestro Señor se une en este momento, en comunión espiritual, con todos nuestros hermanos en el mundo. Anunciamos esta comunión espiritual con tres campanadas.
Padre Celestial, que a todos conduces,
acepta nuestra oferta de entrega a Ti,
guíanos por el camino del amor,
para que Tu Voluntad sea hecha. Amén.
(en español, portugués e inglés)
Que Mi Iglesia Celestial, que se construye y se yergue en sus corazones, se perpetúe para estos tiempos, para que siempre encuentren Mi Paz y el consuelo de Mi Corazón.
Los bendigo a ustedes y a sus hermanos bajo la Luz redentora de Mi Gracia, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Invito a todos en el mundo a cantar una simple canción que nació, en este Centro Mariano, de un alma devota para aliviar Mi Corazón y el de Mi Padre, cantarán: “Señor, yo que nada soy, me entrego a Ti, para que hagas de mí Tu morada”.
Les agradezco.
Un alma que se sentía perturbada por su mundo interior descontrolado, por su cuerpo enfermo, por su mente sin equilibrio, sentía que sus problemas ya no tenían solución, y le cuestionaba a Dios, diciéndole: “Señor, soy un pozo de enfermedades y de miserias, un pozo de imperfecciones y dificultades. Siento que no hay solución para mí, siento que no hay razón para vivir. ¿Puedes Tú decirme cuál es el sentido de permanecer así?”.
Y después de un largo tiempo en silencio, el Señor le respondió: “Alma amada, las soluciones del Cielo no son las mismas de la Tierra. Todo lo que pareces padecer sin fin ya es, en verdad, la respuesta para el equilibrio de algo que en tu interior necesitaba ser equilibrado. Las enfermedades que viven los seres tienen, en verdad, innumerables razones y sentidos, pero todas ellas buscan despertar el sentido de la fragilidad humana, para que las almas no permanezcan en la autosuficiencia y, sí, perciban que solo habrá cura cuando haya unidad con toda la vida.
Un cuerpo solo estará en equilibrio cuando todos sus sistemas funcionen en unidad y, si la menor de las células se sintiera autosuficiente y comenzara a construir su propio plan dentro del cuerpo, habrá desequilibrio y enfermedad y, por pequeña que sea esa célula, un ser puede llegar a la muerte solo por su rebeldía.
Cuando un alma está enferma, necesita comprender que es parte de un Todo. Y, para volver a su equilibrio, para curarse, debe ser amparada por el poder de la unidad; debe dejar que el amor y el auxilio del prójimo suplan aquello que, por sí misma, ya no está consiguiendo; debe permitir que la unidad con la vida, con los universos, con Dios, vuelva a reinar en su corazón. Que esa alma no se sienta sola, aislada o separada de un cuerpo mayor.
Cada ser, alma pequeña, es una célula del Cuerpo Místico de su Señor y Dios. Por eso, debes percibir el fluir de las leyes, el sentido de la vida, que no es propio, sino que es un sentido universal. Cada célula tiene su función, pero el propósito de un cuerpo es único. Por eso, alma amada, no busques un propósito personal, busca el propósito del universo, busca tu lugar en Mi Corazón. Ingresa en consciencia en el espacio que te corresponde, dentro de este Cuerpo Infinito de la Creación; esto se alcanza con humildad, dejándote ayudar, con paz y con una rendición profunda, fruto de un corazón que aprendió a orar con sinceridad”.
Que este diálogo, hijos, les enseñe a estar siempre en equilibrio en el Cuerpo Místico de su Creador.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Un alma que recorría su camino de entrega a Dios, un día, viviendo un profundo momento de definición interior, tentada por las fuerzas del mundo, pensaba en abandonar todo y lanzarse a los placeres e ilusiones de la vida. Esa alma era tentada a pensar y a sentir que su entrega no tenía sentido, que era irrelevante para la evolución de la vida y que, a pesar de tantos esfuerzos, ella no salía del lugar; entonces, sería mejor dejar este camino y lanzarse al mundo.
Al planificar interiormente el abandono de su camino espiritual, sentía que no podía hacerlo y que algo la prendía a Dios. Con una mezcla de temor e indignación, comenzó entonces a cuestionarle al Señor, diciéndole: “Dime, Señor, ¿por qué me prendes a Tu Corazón? ¿En qué soy diferente para Ti, si siempre soy la misma alma invisible e imperfecta, en la infinidad de Tu Creación? ¿Por qué no me permites, Dios, que yo abandone este camino y que, entregada al mundo, aprenda a encontrarte por otras vías que no sean esta?”.
Y con una sonrisa en el Rostro, demostrando Su Celestial Compasión, el Señor le respondió: “¿Acaso un órgano puede decidir, por sí mismo, salir y vivir fuera del cuerpo? Por más que quiera ser independiente dentro de ese cuerpo y cree enfermedades y desequilibrios, ese órgano no puede salir por sí mismo. Y si un día, después de tantas enfermedades, él fuera retirado de ese cuerpo, ¿crees, alma pequeña, que él sobreviviría solo?
Así son las almas que se comprometieron Conmigo. Todas las almas que Yo creé son células de Mi Cuerpo Místico e Infinito, pero aquellas que se comprometieron Conmigo son órganos dentro de Mí, que tienen un papel fundamental en la evolución de la vida y, aunque no lo perciban, son parte de una Obra infinita que no comienza ni termina en este mundo. Siendo así, alma amada, no Soy Yo quien te prende a Mi Corazón y no te permite seguir otros caminos, es tu propia vida y tu condición de unión Conmigo que te hacen sentir que, a pesar de todas las tentaciones, no puedes hacerlo.
Pero este momento no es para ti la expresión de tu más puro pensamiento. Estás transitando un momento de ceguera y de ignorancia, en el que las nubes cubren tu rostro y tu corazón, y no puedes ver ni sentir la verdad. Para que esa verdad te sea revelada, no te apartes de Mi Amor y no dejes de clamar por Mi Misericordia. Aunque estés en el desierto, Yo te daré fuerzas para persistir. Y aun en la sequedad interior, sentirás Mi Fuente que, en lo profundo de lo profundo, vuelve a brotar en ti. En un tiempo de confusión, no dejes de buscarme y Yo te daré la paz”.
Que, en este diálogo con Dios, hijos, las almas que hoy están ciegas encuentren fuerzas para buscar la Luz y clamar por Misericordia.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Conocer el Universo y sus misterios es ingresar en la profundidad del Amor de Dios por la vida; es comprender que, con la misma perfección de detalles con la cual creó los cuerpos de los hombres y de cada criatura de la Tierra, así el Señor creó Su Cuerpo Místico, formado por toda la vida que habita en el Infinito.
La Sabiduría Divina, hijos, los aproxima al Amor de Dios y despierta en sus corazones la semejanza con Él, para que sean cocreadores en la vastedad de la vida, que puedan recrear la Creación infinita del Padre Celestial, renovando con Él y a través de Él todas las cosas.
La Sabiduría Divina les muestra su lugar en el Universo como en el Corazón de Dios; los torna conocedores de la unidad, no solo como virtud, sino como Ley universal y cósmica que les permite retornar al Padre.
Dejen que el conocimiento los transforme y los conduzca más próximos a Dios, en el despertar de Su Amor, en la experiencia de Su Unidad, en la vivencia de Su Gracia, en la manifestación de Su Propósito.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Contempla y conoce la historia de la humanidad, guardada en tu corazón y en los registros espirituales más profundos del planeta.
A partir de entonces, hijo, sabrás por donde no debes caminar y por donde sí deben andar tus pies y tu corazón.
A lo largo de la evolución humana, los seres se perdieron en el ansia de un poder que los hacía sentir mayores que el propio Dios. En esta ilusión no debe estar tu corazón.
Tu camino es unirte a Dios y descubrirte no solo semejante a Él, sino también parte viva de Él. Y eso se construye a través de la humildad, del vacío y de la constante renuncia y entrega de ti mismo.
A lo largo de la evolución humana, los seres se perdieron por competir unos con otros, creyendo que crecer es ser mejor que los demás, es vencerlos y someterlos al propio poder mental, físico, emocional e incluso interno. En ese camino no debe estar tu corazón.
Así como tú eres parte de la Consciencia Divina, también lo es cada ser de esta Tierra. El Creador es un Todo infinito que, para estar completo, necesita de la presencia de cada uno de Sus hijos. Por eso, tu camino es servir con la donación, con el amor, con el ejemplo y con la vida, para que tu prójimo llegue a Dios, desarrolle sus virtudes más puras y alcance la redención.
A lo largo de la evolución humana, los seres se perdieron, hijo, porque perdieron sus valores, se confundieron y se transformaron en lo opuesto a las verdaderas virtudes que la humanidad debe expresar.
Para retornar a lo sagrado y a lo que es real, ahora debes romper las barreras, dentro y fuera de ti, para que descubras el verdadero sentido de tu existencia y la verdadera misión de tu alma.
Para evolucionar, camina por la senda de la entrega, de la mansedumbre, de la alegría pura de ver la evolución de tus hermanos, de compartir el Pan consagrado que hace de todas las criaturas partes vivas del Cuerpo Místico de Cristo.
Tienes Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Así como el hombre fue creado de un Principio Esencial de Dios, también fueron creados los planetas. Con diferentes misiones para expresar y con diferentes niveles de vida y de participación en la transformación y en la evolución de la Creación Divina, los planetas también son parte de la Consciencia de Dios, frutos de Su Soplo y de Su Verbo, portadores de Su Presencia espiritual.
La Creación, hijos, comprendida desde un punto de vista evolutivo, está formada por diferentes partes de la Consciencia Divina que, multiplicada, se recrea y se renueva a sí misma a través de los aprendizajes y de las experiencias vividas por los seres.
El sentimiento de individualidad y de independencia que algunos seres sienten es fruto de no tener consciencia de su verdadera esencia. El Creador les concedió a Sus criaturas la posibilidad de aprender a través del libre albedrío y, a lo largo de su evolución, solo las observa y las acompaña según sus elecciones, según el permiso que le ofrecen a Dios para que Él actúe en sus vidas y las guíe. A pesar de estar presente en la esencia vital de Sus hijos, el Creador permanece silencioso en su interior.
Pensar en la Ciencia de la Creación es como pensar en la composición humana: todo lo que son, desde el espíritu hasta sus células, son partes vivas de un único ser. Pero si la consciencia no entra en diálogo con sus diferentes núcleos, cada uno de ellos actúa de forma independiente y, a veces, hasta sus células crean dentro del cuerpo una vida propia, manifestando enfermedades muchas veces incurables. Esas células no dejan de ser parte del cuerpo por ser cancerosas, por estar enfermas, pero actúan como si no lo fueran, como si pudieran vivir en desarmonía con el todo, que es la consciencia del ser.
De la misma forma, hijos, sucede en mayores proporciones con la Creación Divina. Ustedes no dejan de ser parte de Dios por creer que tienen vida propia y por no ser conscientes del Cuerpo Místico del cual forman parte.
De la misma forma, los planetas son como órganos de Dios, las galaxias y los universos son Sus sistemas y ustedes son esas partículas, casi invisibles en el todo, que podrían llamarse átomos y que, a pesar de ser tan pequeñas, guardan en sí misterios infinitos.
Un átomo de sus cuerpos puede cambiar sus vidas completamente. De la misma forma, ustedes pueden transformar la Creación.
Ser conscientes de la unidad es aproximarse a Dios y colaborar para que Su Cuerpo Celestial esté en armonía. Sembrar la paz en una nación es sembrar la cura de un sistema de vida que depende de cada ser para evolucionar y retornar a la unidad con el Padre Celestial.
Les digo todas estas cosas, de esta forma, para que comprendan el diseño de la Creación, para que se comprendan a sí mismos dentro de ella y a ella dentro de cada uno de ustedes.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
El Señor se agrada por quien siempre se sacrifica de corazón y nada reclama.
El Señor se siente amado por quien se sacrifica y acepta con alegría cada nuevo desafío; porque, al fin de toda labor, aquel que en verdad se entregó sin condiciones ni reglas, descansará en los Brazos del Señor.
Vive con alegría y no con incomodidad todo aquello que te pidan que hagas porque, en verdad, detrás de cada pedido existe una coyuntura cósmica ajustada por la Voluntad de Dios.
Vive el sacrificio como un acto de reparación permanente del Corazón de tu amadísimo Señor Jesucristo y así encontrarás las puertas abiertas hacia Su Divina e Infinita Misericordia.
Cada vez que no vives o que rechazas mentalmente algún sacrificio, pierdes la gracia de aprender a liberarte de ti mismo y de todas tus condiciones humanas.
Ten lo siguiente bien claro dentro de ti, los verdaderos obreros de Cristo se sacrifican dos o más veces que el resto y ellos reciben del Señor todo lo que necesitan espiritualmente. Cada sacrificio, que ellos viven, hace que no teman el morir para sí porque en realidad son parte del Cuerpo Místico de Cristo y eso los santifica, día a día.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
La esencia del espíritu que se consagra debe renovarse todos los días, en la aventura que es perderse a sí mismo para encontrar en su lugar al Cristo Vivo.
Para que un nuevo habitante ingrese en su casa, ella debe estar deshabitada; en caso contrario, sería una gran confusión si habitantes tan diferentes compartieran una única casa, siendo ella tan pequeña.
Queridos, Cristo espera estar vivo no solamente en la Eucaristía, sino que Él quiere ser Eucaristía viva dentro de cada ser de este mundo, pero para que esto sea real ustedes deben comulgar con Él todos los días.
Poco a poco sus cuerpos deberán dar espacio al Cuerpo Místico de Cristo, para que Él sea la vida que anima no solo el alma, sino también todo lo que los compone, desde la materia hasta el espíritu.
Esa transformación en Cristo es lenta y a veces dolorosa, pero no podrán huir de ella, porque Cristo está transformando todo lo que son, y la transformación estará con ustedes donde quiera que estén. Muchospiensan que deshacen con la mente un compromiso realizado por el espíritu, pero no es así.
Con todo lo que ya recibieron en los últimos años, la semilla de un nuevo corazón ya comienza a pulsar dentro de sus seres: es el Corazón de Cristo que les pide espacio para ser Él su comandante, así como lo es en todo el universo.
Son tiempos dolorosos para los que no hacen de la propia transición interior, un momento de gracia y de entrega. Y más duro será cuando no quieran ver que, no solamente dentro de ustedes, sino también fuera, nada quedará como está.
¡Adelante, soldados! Sean un poco más valientes para que puedan ver, en la pérdida de sí, la gran victoria de Cristo.
El Señor solo vence cuando Él los derrota, porque debe ser Él el gran Rey de su mundo interior, y no ustedes mismos.
Ríndanse, entonces, pues ya es tiempo que se dejen conducir por el Rey Universal.
Yo los animo y los llevo a esa gran derrota a los Pies de Cristo.
Que Mi bendición fortalezca su consagración y les dé valentía para no ser nada y rendirse a Aquel que es todo y que está en todas las cosas.
Su amado padre y compañero,
San José Castísimo
Yo Soy el verdadero Pan de Vida que los renueva y los nutre con la esencia del Espíritu de Mi Padre. Solo a través de Mí llegarán a Dios.
Yo Soy el Cuerpo Vivo que les da la Vida Eterna y Soy la Sangre que los purifica y los consagra a la Divinidad Suprema.
Vengan a Mí y busquen la fuente de toda la vida del espíritu para que, unidos a Mí, sus consciencias den los pasos hacia la consagración interior.
Vengan a Mí y siéntense en Mi mesa de eternidad, porque llegó el momento de dar de comer Mi Cuerpo Eucarístico a Mis discípulos y dar de beber Mi Sagrada Sangre a todos los que Me siguen sin demora.
Abran sus ojos y vean cómo descienden sobre ustedes Mis Rayos Misericordiosos; no Me pierdan de vista, porque tengo para los Míos algo precioso en los Cielos.
Solo díganme sí todos los días y reconocerán Mi Faz de Luz y de Gracia. Bajo el Amor del Padre, sean bienaventurados.
Gracias por guardar Mi Luz en sus corazones.
Cristo Jesús, vuestro Eterno Maestro
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más