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Así como el Amor de Cristo se expandió en la Cruz y Su Mirada de Misericordia tocó en lo profundo al Corazón de Dios para despertar a esa Fuente Celestial en la Tierra, así tú también en este tiempo, hijo, debes dejar que el amor se expanda en tu interior.
A pesar de las dificultades, de las atrocidades que los seres viven en sus naciones, pueblos y familias, a pesar del caos que se intenta expandir sobre la Tierra, que tu mirada sea siempre misericordiosa.
Deja que tu corazón descubra la potencia del Amor de Dios que está más allá de cualquier imperfección y dificultad, que está más allá del caos y del mal, y que a todo transforma.
Llegó el momento de recorrer el camino del calvario de este tiempo, cargando la cruz de la indiferencia humana ante los Planes de Dios y transformando, a cada paso, esa cruz en la renovación del Amor Divino.
Comprende al amor como tu misión, comprende a la cruz como tu camino y permite que tu ser sea un instrumento de Dios en este tiempo.
El Creador no busca instrumentos perfectos, busca a aquellos que, a pesar de ser imperfectos, quieren aprender a amar y a perdonar, quieren disponer su corazón para que sea un cáliz vacío en donde Dios pueda derramar Sus códigos de Amor y de Redención.
En este tiempo, en el que rememoras los pasos de tu Señor, permite que Él te inspire y renueve el propósito de tu corazón, elevando tus metas y aspiraciones para que te dispongas a ser un Nuevo Cristo, un nuevo milagro de tu Creador y de Su Amor infinito que convierte y transforma a todas las cosas.
Tienes Mi Bendición para eso.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Desde Su nacimiento hasta Su vida adulta, Jesús tenía pleno conocimiento de la vida universal y de la vida profunda de cada ser. Sabiendo del Propósito de la humanidad en la Tierra, Su Corazón siempre se sustentó en la esperanza del advenimiento de la nueva vida, en la manifestación de la Nueva Humanidad.
La Verdad de Dios vivía en Su interior y, durante el Calvario, ella fue la base de la sabiduría que despertó el Amor Crístico en Su Corazón y renovó el Amor de Dios.
Hoy, hijo, deja que las revelaciones de este tiempo sean para ti la sabiduría que viene como base para el calvario del mundo y, sobre todo, para el despertar y la renovación del Amor.
Recibe con gratitud las ciencias que te son enseñadas, el conocimiento superior del que la humanidad siempre estuvo tan ignorante.
Deja que la sabiduría despierte en ti la certeza de la eternidad y de la redención de todas las almas para que, con esa Verdad viva en tu corazón, puedas tornar pequeñas las pruebas de este final de ciclo.
Ennoblece y fortalece tu corazón con la sabiduría y con el conocimiento. Permite que la Verdad Superior se aproxime y con ella, lo que verdaderamente eres. Así tendrás bases firmes por las cuales caminar para retornar a Dios.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Aprende a dejarte sustentar y renovar por el amor de tus hermanos, así como Cristo se renovaba en el camino del Calvario al observar la presencia de Su Madre Divina, de las santas mujeres y de algunos de Sus compañeros.
En este tiempo, a pesar de que cada uno cargará su propia cruz, solo se llegará al Calvario y a la cristificación con el auxilio de unos a otros, con el amor y el apoyo del prójimo. Porque el Plan de Dios se manifiesta a través de la unidad. Ella es el vehículo para el despertar del amor.
Por eso, caminando con tu cruz, déjate ser ayudado, además de ayudar. Permite ser amado, además de amar. Recibe el servicio y la entrega de tus hermanos, además de servir. Comprende que es junto con tus hermanos que habrás de vivir la renovación en el amor.
Estas son las llaves para que recorras este camino y aprendas también sobre la esencia de la humildad que proviene del Corazón de Dios.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Cuando Cristo dijo a Sus compañeros: "Ven y sígueme", ellos escucharon Su llamado como un trueno en su interior; algo que, con una frase, despertó a sus espíritus y los impulsó a seguir una nueva vida. Sin embargo todo esto acontecía en los niveles espirituales, mientras que sus mentes seguían pensando y cuestionando, y sus emociones seguían inestables y susceptibles a las influencias del mundo y de la mente humana.
Los apóstoles siguieron a Jesús por la potencia de Su Presencia, sin saber quién era Él. Sus instrucciones los transformaban, Su Presencia les daba seguridad y paz. Todo lo que Él hacía era extraordinario, como un verdadero sueño, algo diferente a todo lo que ocurrió en todos los tiempos.
La vida espiritual era el eje de la sociedad y todos los hombres se sentían honrados de estar al lado de un verdadero profeta, unido al Amor y al Poder de Dios. Pero, cuando la Pasión de Cristo comenzó, cuando en Su agonía, los apóstoles vieron a la humanidad de Cristo temer, sudar sangre y sufrir, sus creencias se quebraron, sus estructuras se rompieron y toda la gloria que de alguna forma alimentaba su parte más humana, de un instante a otro se retiró, derribando por el suelo su vanidad y su condición humana.
Conocer el sacrificio los colocó dentro de una batalla interior entre la mente, el alma y el corazón, en la que sus seguridades dejaron de existir y sus conocimientos parecieron desaparecer. El Plan de Dios se reveló diferente a todo lo que ellos pensaban y la renovación de su amor se dio primero en la Cruz y después en la Gloria.
Hoy, hijos, comenzó para ustedes el camino del Calvario. Después de años de experiencias espirituales extraordinarias que los elevaron y los transformaron, ahora el sacrificio llega para confrontar su condición humana y vencer las barreras que les impiden vivir la entrega absoluta para la renovación del amor.
La cruz de estos tiempos les viene a revelar el desenlace del Plan de Dios, el que se mostrará diferente a todo lo que imaginaron. Se verán delante de contradicciones y de desafíos que forjarán en ustedes el despertar de la fe y la renovación del Amor.
Comprenderán finalmente que la unión con Dios comienza en la Cruz y después en la Gloria. Es viviendo Su Amor incondicionalmente que llegarán a la unidad con Él.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Hoy, hijo, no solo prepara tu corazón para estar delante de tu Señor, Maestro y Rey. Prepárate para ser realmente Su compañero. Prepárate para asumir un grado más profundo de tu compromiso con Él. Prepárate para ya no ser un Cireneo, sino para cargar tu propia cruz, en nombre de la humanidad.
Prepárate para ya no ser María a los Pies del Señor o puramente Marta sirviéndolo incansablemente. Prepárate para dar tus propios pasos en el calvario de estos tiempos y renovar el sacrificio del Señor con la oferta de tu propia vida.
Prepárate para ser otro, nuevo, para dejar nacer finalmente, en tu interior, este amor que la humanidad tanto espera sentir y recibir, pero que debe aprende a dar.
Prepárate para ser humillado y hacer silencio. Prepárate para ser juzgado y no temer. Prepárate para ser flagelado y renovarte. Prepárate para caminar con la cruz de este tiempo y comprender con amor a los que encuentras en tu camino. Prepárate para amar incondicionalmente y perdonar lo imperdonable. Prepárate para vivir un Amor que no cabe en ti. Prepárate para renovar el Amor de Dios.
Deja entonces que el Pensamiento de Dios se exprese en ti. Renuncia a tus voluntades y a tus planes. Renuncia a tus deseos y a tus aspiraciones, y escucha en lo profundo de tu corazón la Voz de Dios que te guiará hacia este nuevo hombre.
Ora, y la oración será tu mayor fortaleza, sobre todo para que puedas vencer, en ti mismo, a las tentaciones que provienen de tu mente y de tus emociones, del viejo hombre que gritará dentro de ti para no perder su reinado.
Ora, sirve y ama a tus hermanos. Allí estará tu seguridad, tu protección y, sobre todo, allí encontrarás el Propósito de Dios para ti.
Tienes Mi bendición para esto.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Abraza la cruz que Dios te entrega, así como Su Hijo la abrazó en el camino del Calvario.
Recibe los flagelos de este tiempo y levántate, una y otra vez, en el espíritu de la fortaleza y de la humildad; ofreciendo cualquier sacrificio, pesar, adversidad o dificultad en las Manos de Dios y sigue adelante como una reparación para este mundo.
Vive con paz las humillaciones de este tiempo y recibe en tu rostro las espinas que te recuerdan siempre que el único reinado verdadero es aquel que proviene de Dios y que todas las coronas y honras de este mundo no son más que espinas que hieren, en los rostros de los hombres, su pureza y su verdadera faz.
Permite que el calvario de este tiempo te conduzca a un Amor desconocido, te conduzca a descubrir el verdadero sentido de la vida, así como Cristo descubrió el verdadero sentido del Amor al perdonar todo en la Cruz de Su tiempo.
Prepara tu corazón como Cristo lo preparó, con oraciones y silencio, en comunión con Su Padre.
Porque el calvario de este tiempo ya está delante de ti. Las pruebas que te llaman a la superación en el Amor ya comenzaron. Ahora, hijo, tu deberás mirar hacia el Cielo, hacia el Corazón de tu Padre y Señor para decirle: "Padre, mi corazón está pronto".
Tienes Mi bendición para eso.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Llegó el momento de acompañar al Señor en el calvario de estos tiempos.
Pero ahora, ustedes ya no serán el Cireneo que acompaña Sus pasos; ya no serán las santas mujeres que lavan la Sangre del camino con sus lágrimas; ya no serán los verdugos que intentan contener sus almas en medio de tanto odio que no saben de dónde proviene y que, al final de todo, se curarán con la potencia del Amor de Dios; ya no serán aquellos que viven la Pasión del Señor con los ojos y con el corazón.
Hoy, Cristo será el Cireneo que acompaña sus caminos. Sus lágrimas lavarán las heridas de la Tierra y saciarán la sed de los que viven en el desierto de su propia cruz. Ahora, hijos, son ustedes los que deben dar ese paso.
La cruz del mundo no será como la Cruz del Calvario, porque sus méritos deben ser otros. Su propósito es renovar y superar todo el amor ya conocido en la Tierra como en el Cielo. Por eso, vivan el momento presente con gratitud y estén atentos a cada nuevo día que trae consigo un paso con la cruz.
Sepan decir "sí" al Cáliz que el Señor les da de beber y, como Su Hijo, sepan decir: "Que se cumpla Tu Voluntad y no la Mía".
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Que tu calvario interior no te pese. Que solo sea una victoria viva del triunfo del amor sabiendo que redimiendo y transformando tu vida podrás dar el ejemplo y el testimonio de la conversión.
Acepta este calvario interior como una oportunidad de purificar y de sublimar tu vida en nombre de todas las almas que no lo aceptan ni tampoco lo viven.
Que tu calvario interior no sea comprendido como un castigo o un sufrimiento, sino como la oportunidad espiritual de salir de una etapa para comenzar otra nueva etapa llena de esperanza, de renovación y de triunfos espirituales.
Ábrete entonces para conocer sin miedo este calvario que purificarás, para que algún día, en oferta y en consagración, el Señor del Universo coloque la victoria de Su Cruz dentro de ti, afirmando y confirmando el nuevo tiempo.
Ya estás a las puertas de la liberación. Ya estás en el ciclo de la redención.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Contempla el Corazón de Cristo y en Él a Su Santo Cáliz.
Este es el Cáliz de tu redención y de la redención del mundo. En él se encuentra la Sangre que fue vertida en el Calvario como en la Cruz; Sangre que representó la entrega absoluta de Dios a través de Su Hijo; Sangre que se multiplica en todos los Sagrarios del mundo para ingresar en el interior de todos los seres y transformar su condición humana; Sangre que lleva en sí los códigos de la Nueva Vida, del Amor Crístico, Amor de Dios renovado en Su Hijo; Sangre que se derrama sobre el mundo cuando las almas claman con sinceridad; Sangre que ingresó en las entrañas de la tierra para sellar la alianza entre este Proyecto Divino y su Creador, decretando así su perfección y su manifestación en el fin de los ciclos.
Esta es la Sangre que da la vida, no solo a los hombres, sino a toda la Creación. Esta es la Sangre que los diviniza porque manifestó en la carne humana la presencia de Dios y tornó viva la semejanza del Creador con Sus criaturas.
Esta es la Sangre que todos los días es entregada en el altar; es la Sangre que convierte los elementos de la Tierra; Tierra que por esta misma Sangre se tornó sagrada.
Reverencia hoy el Cáliz del Señor para que seas conocedor de Sus misterios. En el Santo Cáliz se guarda la Sangre de Cristo y de todos aquellos que un día bebieron de él y alcanzaron grados de Amor Crístico en su interior.
Este es el Cáliz que los une a Dios, el misterio manifestado del Amor Divino. Si tan solo lo contemplaras con amor, tu espíritu, alma y corazón estarían comulgando con Él.
Si bebes la Sangre y comes del Cuerpo de Cristo, todo tu ser comulga con Su Vida, con la Nueva Vida, con el Amor y la perfección de Dios.
Hoy y siempre, hijo, reverencia la dádiva de la entrega de Dios a través de la Eucaristía. En ella se encuentra vivo el Amor que tu Creador sintió al manifestarse, Él mismo, en esta vida, descendiendo a la menor de las dimensiones para abrir el camino hacia la suprema unidad con Su Espíritu.
Bebe de Su Sangre y come de Su Cuerpo, cruzando así las dimensiones que te separan de Dios y retornando a Su Eterno Corazón.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Ve y recorre el camino que Dios le marcó a tú corazón. Fortalece tu espíritu a través de la oración. Transmuta y transforma tu ser a través del servicio y del sacrificio. Vence a las comodidades que aprisionan a los hombres y busca el sentido de tu existencia en el Infinito.
No rindas tu corazón, tu cuerpo y tu espíritu a las superficialidades humanas. No permitas que tu pensamiento vague por los abismos como si nunca fueras a caer en sus profundidades. Deja que tu mente se eleve.
Ama vivir la transformación. Deja que tu corazón se consagre y se reconsagre todos los días.
Encuentra tu fortaleza en lo alto del Calvario como en lo profundo del Infinito. Allí se encuentra el Corazón de Dios.
Despierta, hijo, todos los días de una forma diferente, dispuesto a darle a tu condición humana una oportunidad de adentrar más en la Verdad y no de sumergirse en la ilusión.
Libérate de los miedos, en oración. Libérate de los vicios, rindiendo tu corazón a Dios. Libérate de los abismos, dejando que tu espíritu te conduzca por el camino evolutivo que Dios te llama a vivir.
Que el mundo grite el "sonido de la perdición" y que tu alma escuche solo las melodías celestiales.
Que no te estremezcan las tentaciones, pero si el temor de estar distante de Dios.
Ora y medita sobre lo que te digo para que tu corazón siempre vuelva a encontrar la paz.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Confía en el Amor de Dios, aunque Sus Planes no se manifiesten según tu voluntad.
Confía en el Amor de Dios, aun cuando Sus Leyes contraríen y corrijan tu condición humana.
Confía en el Amor de Dios, aunque clames por un milagro y Él te ofrezca una prueba.
Confía en el Amor de Dios, aunque esperes por una luz y Él mantenga tu alma en una noche oscura.
Confía en el Amor de Dios cuando Él no te permita actuar de determinada forma, porque la fortaleza de tu corazón está siendo construida por Dios con Sus propias Manos.
Ama al Padre más allá de todas las expectativas humanas.
Ama al Padre más allá de todas tus voluntades de que Él manifieste estas o aquellas cosas.
Ama al Padre para descubrir y conocer lo que Él verdaderamente es, y que así estés en Él, sin buscar alguna cosa, solo permitiendo que Su Corazón te conduzca y te guíe a Su Divina Voluntad.
Ama a Dios, hijo, pues en Su Amor descubrirás algo único, que está guardado para ti. Confía en Él, más allá de cualquier cosa que suceda dentro o fuera de ti. Y, ya sea en el calvario, ya sea en la multiplicación de los panes, verás que la Voluntad y el Plan del Señor siempre son perfectos.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Mi Consciencia no proviene de este mundo, Yo surgí de una Fuente tan semejante a un estanque de luz. Vine a la Tierra por un propósito que fue cumplido y retornaré a ella por una misión aún por realizar.
Por esa razón, debo tener apóstoles en los últimos tiempos para que sean testigos del advenimiento de Cristo; en ellos forjo la vida crística, basada en el amor incondicional a los demás.
Yo les enseño a amar la vida y a aceptarla conforme el débito de cada uno.
Yo les ofrezco una vida libre de opresiones y de calvarios, Yo ya atravesé esa escuela por cada uno de ustedes. Ahora llegó el momento de que sus corazones atraviesen, con coraje, el fin de los tiempos; así aprenderán a amar mucho más de lo que Yo amé.
Siempre tendrán un Padre que los guiará y los protegerá, por eso Él entregó a Su Hijo para que la experiencia del amor y del perdón fuera una realidad viva en toda la Tierra.
Ahora les toca a Mis discípulos ser testigos hasta el final.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en corazón!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
En todo lo que hagas, coloca el poder y la acción de la Divina Misericordia.
Por donde vayas, lleva en tu interior las gracias que recibiste para que todos los seres, a través de ti, conozcan la paz.
En tus palabras, manifiesta el poder y el Don de la Divina Misericordia y di a tus hermanos solo aquellas cosas que el Creador, pleno de Misericordia, diría a sus hijos.
Mira a tu prójimo con una mirada de Misericordia y siente por cada ser el amor que nace del Corazón de Dios al estar delante de Sus criaturas.
Aspira, hijo, todos los días, a ser un instrumento y un vehículo de la Misericordia. Así, harás valer tu existencia y el sacrificio que Dios vivió por ti, en la Cruz y en el Calvario de este mundo.
Deja que la Sangre vertida en la Cruz convierta tu más profunda condición humana y te transforme en un ser pleno de Misericordia.
En esta hora te bendigo y, vertiendo sobre ti las gracias que provienen de Dios, te pido que clames por Misericordia, pero, sobre todo, permite que tu corazón sea la propia Misericordia de Cristo.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Soy María del Calvario y acompaño, en este tiempo, la dolorosa pasión del planeta.
Soy María del Calvario y estoy al lado de Mis hijos para poder guiarlos por el camino de la absoluta redención.
Soy María del Calvario y llevo en Mi Corazón los dolores de los Reinos de la Naturaleza.
Soy María del Calvario y estoy presente en el corazón de los hijos de Dios que sufren.
Soy María del Calvario y con Mis oraciones alivio la pesada cruz de estos tiempos.
Soy María del Calvario y con Mis súplicas elevo a los pecadores hacia el estado del perdón.
Soy María del Calvario, la Madre que acompaña la purificación interior y exterior de cada hijo.
Soy María del Calvario y coloco sobre Mis brazos a los que están exhaustos de sí mismos, así como a los que tienen sed del Amor de Dios.
Soy María del Calvario y recojo con Mis manos a los que están perdidos, llevándolos al encuentro de la Luz de Dios.
Soy María del Calvario, Soy la Madre de los que repudian y ofenden a Dios, para que ellos tengan una oportunidad espiritual.
Soy María del Calvario, Soy la Madre que siempre está allí para que, bajo el servicio incondicional, la humanidad se pueda salvar.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Tercera Serie de Poemas
Primer poema de un alma al Sagrado y Bendito Corazón de Jesús
Jesús,
¿qué haré con tantas
Gracias en mi consciencia?
Te pido, amado Señor,
hazme digno de recibirlas,
una a una.
Haz mi corazón pequeño y humilde
para que tenga la dicha
de conocer Tus Prodigios.
Tú sabes, querido Jesús,
que no soy merecedor
de tantas misericordias.
Ayúdame a profundizar en el amor
así como Tú lo hiciste
en cada paso del Calvario.
¿Cómo poder amar, Señor,
lo que sería imperdonable?
Arranca de mi ser
todo el orgullo y toda la soberbia.
Que en cada momento,
querido Maestro,
yo pueda sostenerme en Ti
para que tenga la suficiente valentía,
como para poder traspasar
mis propios sentimientos,
mis más duras resistencias
y todos los obstáculos
que me separan de Ti
y de Tu Verdad.
Que pueda humillarme
cuantas veces sea necesario
para que en la resignación
de mi persona,
amado Señor,
yo pueda transformar
la condición humana
que siempre me ha condenado
y castigado.
Sagrado Libertador de la vida,
¡Bienaventurado Jesús!,
hazme nada en todo momento
y sométeme a Tu inalterable Voluntad,
para que cualquier vestigio
de poder personal se desvanezca
de mi consciencia y así pueda vivir
Tu grandiosa Voluntad.
Amén.
¡Les agradezco por guardar las palabras de esta alma en sus corazones!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
Hijo:
Para tener parte en los misterios de Cristo, tendrás que descubrir también los misterios de Su Cruz.
El Señor sella el compromiso con Sus compañeros ofreciéndoles beber del mismo Cáliz de Su Sangre derramada: Cáliz de la Voluntad Celestial que trasciende todo, la carne, la condición y la vida humana.
Para tener parte en la Gloria de Cristo, habrás de tener parte en Su Cruz, aceptando de Dios las renuncias y los sacrificios que Él te invita a vivir en este tiempo; no para hacerte sufrir, sino para que descubras la Gracia que se esconde en la renuncia hecha con amor y en el sacrificio vivido en paz por la reparación de los pecados del mundo.
Cristo vino a este mundo como parte viva de la Consciencia Divina y, siendo Él el mismo Dios, experimentó y vivió profundamente la condición humana. Fue tentado por todo el mal que rodeaba la Tierra; fue probado en el miedo que habitaba en Sus huesos de hombre, en Su íntima fragilidad humana. Padeció lo que el ser humano más teme, el sufrimiento, y convirtió el mayor pesar de Sus criaturas en un acto de Amor que transformó la historia de este Universo, así como el de toda su creación.
Después de haber vivido todo eso, dejó abierto para mundo el camino del calvario espiritual, de la entrega absoluta, del Amor superior. Y al haber vivido todo lo que ninguna criatura podría soportar, ahora solo te llama a cumplir con tu parte.
Tu cruz no pesa tanto como la Cruz de Dios; tu calvario no es tan largo como aquel por el cual pasaron los Pies del Señor; no tienes una corona de espinas clavadas en tu rostro; no te insultan ni te humillan los hombres, tus hermanos. Tienes al Padre que te tiende las Manos; tienes al Hijo que viene a tu encuentro y tienes al Espíritu Santo de Dios esperando en la puerta de tu casa interior para hacerte renacer como consciencia, como corazón.
Él quiere darte un corazón nuevo, digno de ser habitado por Aquel que te creó; y todo lo que tienes que hacer es seguir la Ley primera, el mandamiento sobre los mandamientos, en la cual se reúnen todos los designios del Padre: amar al prójimo como a ti mismo y a Dios por encima de todas las cosas.
En el camino hacia el Amor se encuentra tu calvario. No tienes más obstáculos que aquellos que tú mismo colocas en tu camino.
Decídete a darle más a Dios, porque Él, teniendo todas las cosas, lo dejó todo para ti.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Postrada ante el sagrado Santísimo de Luz, hoy su Madre comulga de todos los códigos y de todos los méritos alcanzados por Jesús durante Su dolorosa Pasión.
Estos códigos son derramados como infinitas Gracias en los corazones que más lo necesitan y, así, se vuelve a llevar adelante la Obra de la infinita Misericordia de Dios.
Póstrense ante el Señor, así como lo hace su Madre Celeste, para que sus sentidos internos reconozcan la Presencia sublime de Dios, a través del Divino Hijo presente en la Eucaristía.
Reverencien este momento sagrado de poder estar a los Pies del Santísimo Señor, para que muchas más almas miserables, las que no reconocen ni viven la Pasión de Cristo, reciban del Cielo una Gracia inexplicable y renovadora.
Ustedes, Mis hijos, abracen su cruz y suban a lo alto del Monte Calvario, para que sus pecados sean perdonados por la Sangre derramada por el Cordero de Dios.
Lleven hasta lo alto del Monte Calvario el dolor de la humanidad de estos tiempos y transformen toda angustia en alegría y amor.
Que los divinos Códigos del Señor se irradien a todas las almas del mundo a fin de que se establezca la poderosa Misericordia del Redentor.
Sigan postrados ante el Santísimo, uniéndose a este misterio infinito de Amor.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
La Gracia y la Alegría de ser Fiel
Queridos hijos:
Hoy quiero contarles una historia para que, inspirados por Mi ejemplo, puedan dar nuevos pasos en los tiempos que se aproximan. De esta forma, vengo a despertar en sus corazones la Gracia y la alegría de la Fidelidad.
Dios Me llamó para cumplir Su Voluntad, mucho antes del Nacimiento de Jesús, antes, incluso, de que Yo llegara a este mundo; así como Él los llamó a cada uno de ustedes.
Aún siendo pequeña reconocí el Llamado y la Voluntad de Dios, y a lo largo de Mi Vida en la Tierra una y otra vez tuve que confirmar Mi Fidelidad para con el Creador. Mi Corazón pertenecía al Señor desde el principio, pero eso no lo dejaba libre de dificultades y de padecimientos.
Su Madre Celeste tuvo que superar muchas pruebas espirituales, materiales, mentales y emocionales, como parte de la humanidad. Lo mismo tuvieron que vivir Mi Hijo y San José Castísimo.
La humanidad de aquella época, hijos, era precaria y escaso era el amor en sus corazones. Por eso Dios enviaba al mundo un impulso tan grande de Amor y de Verdad a través de la Sagrada Familia. Pero, para que este impulso se hiciera vida, Nosotros, como parte de la consciencia humana, tuvimos que trascender esa condición de limitación y romper las capas del desamor y de la ignorancia para cumplir lo que nos fue pedido.
Por cada prueba que el Creador Me concedía vivir, Él también dejaba emerger un Don en Mi Inmaculado Corazón. Cada vez que Me confirmaba delante de Dios, veía emerger la Fortaleza del Padre y Su Gracia, y era en Él, que encontraba la fuerza para proseguir.
Así fue cuando el Espíritu Santo gestó en Mi Vientre al Mesías. Así fue cuando llegamos a Belén y no había lugar en los hospedajes. Así fue cuando mandaron a matar al Niño y, a pesar de huir con Él, sentí en Mi Pecho el dolor de cada madre que perdía a su hijo injustamente. Así fue cuando lo perdimos en Jerusalén. Así fue cuando Él fue negado en Galilea y cuando escuchaba los insultos proferidos al Hijo de Dios, por la ignorancia y la ceguera humana. Mis Ojos, que veían la Verdad más allá de cualquier comprensión, tuvieron que superar las injusticias causadas por la ceguera de los hombres, y todo lo viví en silencio.
La Gracia y el Don de Dios también emergieron en Mi Interior, cuando Jesús fue condenado, flagelado y subió al Calvario, únicamente con el Poder de Su Amor. Yo sentí cada Llaga Suya en Mi Pecho, y cada "sí" que Él le decía al Padre, Yo lo repetía en Mi Interior.
De la misma forma, perseveré Fiel a Dios, cuando lo vi expirar. Y en la misma certeza Me mantuve cuando Él resucitó y ascendió a los Cielos, dejándome la misión de seguir con Sus Apóstoles y compañeros, fortaleciéndolos hasta el final.
En la misma Fidelidad Me mantuve cuando el Señor Me elevó a Su Reino y allí Me entregó, no solo el Cetro de la Paz, sino también la Maternidad de toda la Creación, para que, de la misma forma como fui Fiel en la Tierra, Yo lo fuera en el Cielo; y así como acompañé la Pasión de Mi Hijo, acompañara hoy la Pasión de este planeta y de cada uno de Mis hijos.
Yo los veo sufrir y siento su dolor en Mi Corazón. Así como sentí cada Llaga de Jesús, hoy siento cada llaga de cada uno de Mis hijos de la humanidad y, en ningún momento, hijos Míos, deseé que fuera diferente.
Solo quiero ayudarlos a crecer, como vi crecer al pequeño Jesús. Vengo a enseñarles a ser fieles y a no dejarse desanimar por las pequeñas o grandes dificultades de esta vida.
El Calvario de este mundo está en el principio, y les falta mucho aún para vivir plenamente el Amor que se esconde en sus corazones.
Dios los probará en la fidelidad y en la perseverancia, como probó a cada uno de los que Él más ama. Y Yo estaré a su lado, ayudándoles a renovarse, siempre y cuando abracen la cruz y den los primeros pasos.
Descubran, hijos amados, que la fidelidad a Dios trasciende la vida en la Tierra, trasciende su pequeña comprensión. Aprendan a amar Su Plan por encima de todas las cosas, y fortalezcan su vínculo con Él, para que los Cielos y la Tierra pasen, y ustedes se mantengan fieles y firmes en el Propósito que Él les entregó.
Yo los amo y hoy les dejo la Gracia y la alegría de la Fidelidad, para que, a pesar de todo, la hagan florecer y la multipliquen con ejemplos y con amor, en los corazones de sus hermanos de este mundo.
Yo los bendigo hoy y siempre,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Hoy vengo para que adoren la Sangre preciosa de Jesús y para que, por medio de Mis Llagas, contemplen el Misterio de Mi Resurrección.
Estas cinco Llagas, que son como cinco soles, se donaron al mundo y a su humanidad para traer la salvación y la conversión de las almas. Aún son un misterio desconocido, las cinco Llagas de su Señor, así como también Su preciosa Sangre que fue vertida en la Cruz, hasta las profundidades de la Tierra, para reconsagrar al mundo al Plan Divino del Creador.
Estas son las cinco Llagas que hoy traigo para ustedes para que sus enfermedades sean curadas, para que sus heridas sean cicatrizadas, para que lo más profundo de la consciencia sea redimido por la Luz poderosa de Mis cinco Llagas.
Hoy vierto sobre el mundo, nuevamente, este misterio de Mi Pasión, el que ha sido culminante en lo alto del Monte Calvario cuando la Sangre, el Agua y el dolor de su Señor, en máxima agonía, redimía al mundo para poder darle una nueva oportunidad de estar ante el Creador con dignidad espiritual.
En aquel tiempo, las santas mujeres junto a María, Mi amada Madre, estaban con Juan y con algunos más que no están escritos en la Biblia, a los pies de la Cruz, contemplando el misterio de la Pasión, de la Muerte y de la Redención de la humanidad por medio del sacrificio de Su amado Hijo.
Hoy no vengo a entregarles el dolor que me hace sentir el mundo en estos tiempos.
Hoy vengo a entregarles el misterio poderoso de Mis cinco Llagas que puede ser venerado y honrado por todas las criaturas de este planeta, por medio de la Adoración al Santísimo Cuerpo Eucarístico como también por medio de la contemplación y de la devoción a las cinco poderosas Llagas de su Señor.
En cada una de las Llagas, y por medio de cada una de ellas, entregué un sacrificio para Dios que, aunque no me correspondía vivirlo, Yo lo estaba entregando con un amor inexplicable e infinito, después de haber predicado en este planeta y de haber hecho grandes milagros en esta humanidad.
Que estas cinco Llagas, que son el símbolo de la redención de la humanidad, hoy viertan sobre ustedes la poderosa Sangre para que sus cuerpos sean bañados y lavados por la divina Fuente de la Reparación y de la Cura, a fin de que muchas más almas se rindan a este misterio por medio de su adoración y amor a Mi Sagrado Corazón.
Sientan cómo esta Sangre espiritual hoy los lava completamente. Sientan cómo cada partícula de sus seres y cada átomo son tocados por la Luz espiritual de Mi Sangre con el fin de que todo sea renovado, redimido y curado por Mi insondable intercesión.
Cuando estaba en la Cruz viví muchas cosas que aún la humanidad desconoce. Por eso estoy aquí, compañeros, para hacerles revivir el misterio de Mi Pasión y de Mi Muerte, no como una pena dolorosa o una aflicción, sino como una victoria para que cada uno de ustedes, en estos tiempos, se anime a morir cada día para sí para que Yo pueda estar en ustedes y así obrar, al punto de que se desconozcan completamente en muy pocos días.
Quisiera que las almas del mundo consideraran Mis cinco Llagas como una victoria celestial y que a pesar de haberlas sufrido, Mi Corazón no dejó de emanar Amor, el Amor que venció a la muerte, el Amor que venció a todo dolor, el Amor que venció a las injusticias y que trascendió los tiempos. El Amor invencible de Mi Corazón que se derrama como un flujo de Luz y que tiene sed, mucha sed de almas.
Deseo que todos puedan ser parte de Mi misterio para que puedan comprender, vivir y experimentar la expansión de Mi Consciencia divina y todo lo que aún tengo para dar, infinitamente, para las almas del mundo que acepten ser parte del misterio de Mis cinco poderosas Llagas y de la Adoración perpetua a Mi divina Sangre derramada una vez en la Cruz.
Sientan cómo esta Sangre hoy los redime y lleva a todos hacia el vacío interior, en donde no existe por qué, respuesta ni sentido, porque en el vacío eterno de Dios sus almas pueden vivir la plenitud de estar fundidas en el gozo de Mi Espíritu y estar por encima de todas las crueldades del mundo que ofenden al Corazón de Dios y a Su Creación.
Si ustedes se colocan en Mis Llagas, Yo podré colocarme en ustedes, en el espacio o el lugar en donde se necesita cura, redención y luz.
No vengo a buscar de ustedes realizaciones personales ni triunfos individuales. Necesito de corazones disponibles en este tiempo para vivir este misterio porque si están dentro de Mis Llagas, formarán parte de Mi Sangre y Yo haré de ustedes algo nuevo, algo que tanto les cuesta alcanzar y que para Mí, por ser su Maestro y Señor, nada es imposible.
Hoy vengo a invitarlos, compañeros, y también a las almas del mundo a formar parte de Mi Congregación Celestial que adora Mi preciosa y divina Sangre, dentro de la consciencia de la Iglesia Celestial, algo que no es material, sino completamente inmaterial, algo que proviene del Propósito Divino y de la emanación de la Fuente, de los que ustedes pueden ser parte mientras estén aquí en la Tierra y podrán celebrar Conmigo no solo el Misterio de Mi Pasión por medio de los Sacramentos que son ofrecidos, sino también podrán adorarme y contemplarme por medio de las cinco poderosas Llagas y de Mi divina y preciosa Sangre.
Necesito que estos Códigos de Luz que Yo alcancé en la Cruz por medio del sacrificio, de la Muerte y de la Resurrección puedan estar disponibles en las almas del mundo. Solo a ustedes les corresponderá una parte, compañeros, la de estar enteramente unidos a este misterio de las cinco poderosas Llagas y de la divina Sangre de su Redentor. Eso ayudará a que las almas más pecadoras, que están en todo el mundo puedan recibir, por medio de este misterio y de su entera devoción a Mí, una gracia inexplicable y una oportunidad como hoy la están teniendo ustedes conscientemente.
No dejen que este misterio hoy pase por ustedes como si fuera el viento que sopla en sus rostros. Permitan que se pueda sembrar la devoción a las cinco Llagas de su Señor y a Su poderosa Sangre, Sangre que les traerá la liberación, la redención y el exorcismo del mal.
A los pies del Monte Calvario no solo se encontraban Mis enemigos, y digo enemigos para que puedan comprender lo que les quiero decir. En verdad, el poder de Mi Amor y de Mis cinco principales Llagas amaba incondicionalmente a los que me castigaron hasta los pies de la Cruz.
Quisiera que por este dolor que Yo he sentido por el mundo, en una inexplicable agonía hasta las tres de la tarde de un día viernes, hace más de dos mil años, ustedes puedan convertir, transfigurar y perdonar, como Yo lo he hecho, todos los sufrimientos ocasionados a Mi Corazón durante aquel tiempo.
Mas ahora necesito, compañeros, que en el estado de su profundo despertar puedan perdonar lo que aún no han perdonado y que hoy, por medio del Sacramento de la Comunión y de la Reconciliación, lo hagan verdaderamente por Mí.
Yo ya sé lo que hay en lo íntimo de ustedes, qué es lo que pesa, qué es lo que amarga, qué es lo que les genera sed de un profundo y verdadero amor. Pero en el misterio de Mis cinco Llagas y en aquellos que son devotos a ellas, se resuelven todas esas causas por el simple hecho de abrir el corazón y también el alma para que ingrese la divina Sangre espiritual de su Señor en las profundidades de sus consciencias, en las raíces más impenetrables del error.
Este es uno de los tantos aspectos del Cristo Redentor, misterios que son develados en la Iglesia Celestial y de los que las almas bienaventuradas participan, en comunión perpetua, junto a los ángeles.
Si en verdad las almas buscaran Mi Consciencia, no sería necesaria la purificación del mundo ni tampoco las catástrofes, las guerras ni las enfermedades que en estos tiempos se vuelven interrogantes para la consciencia humana, para toda la ciencia humana que está separada de Dios.
En lo alto del Monte Calvario, Yo vine a vivir por ustedes todos estos misterios y a sembrarlos en la consciencia del planeta, a establecerlos en las almas que, a través de los tiempos y de todos los acontecimientos, serían llamadas por Mí para formar parte del ejército del fin de los tiempos.
Ustedes están, en este momento, en la última fase de ese tiempo. Ustedes están siendo partícipes del último gran acontecimiento de la humanidad. Ustedes forman parte de una transición, del gran cambio de la consciencia y de una inexplicable redención que el Universo de Dios está ofreciendo a todos, sin condiciones, porque ya no existirá otra oportunidad. No puedo prometer, compañeros, lo que no sucederá.
Por eso, con espíritu de entrega, de regocijo y de adoración, vengo a pedirle al mundo la devoción a Mis cinco poderosas Llagas y a Mi preciosa y divina Sangre a fin de que Yo pueda, por intermedio de muchas más almas, socorrer al mundo, desterrar el sufrimiento y curar a los corazones que necesitan de luz y de amor.
Hoy todos ustedes están siendo llamados a formar parte de Mi Congregación Celestial en devoción a Mis cinco poderosas Llagas y a Mi divina Sangre.
Sientan, en cada parte de su cuerpo, Mi preciosa Sangre y entren en comunión con este misterio. No intenten comprenderlo, sino ábranse para esta experiencia de amor que es poco merecida por las almas del mundo, pero que Mi Gracia todo lo permite para borrar el dolor y trascender las miserias.
Dejen que sus corazones sean lavados por esa Sangre. Permitan que cada rincón de sus seres pueda ser tocado por Mi divina Sangre y salgan de aquí sintiéndose otros, renovados por este Misterio de Mi Consciencia sacerdotal.
Hoy, ante las puertas de Mi Iglesia Celestial, realicen el ofrecimiento de sus almas a Dios para que el Padre las contemple en Su divina e infinita Misericordia y, en este día de Gracia y de Redención, todo, todo sea reparado.
Y celebraremos, compañeros, por intermedio de Mi Divina Sangre, el misterio de los Sacramentos, Ciencia divina y cósmica que trae, para las almas y para las vidas, Gracias inexplicables, acontecimientos divinos en la consciencia humana, puertas que se abren a la redención.
Y hoy especialmente, he venido con el Ángel encargado de la devoción y de la Adoración a Mis cinco poderosas Llagas y a Mi divina y preciosa Sangre. Él guarda, entre sus manos, dentro de un tubo de cristal, la Sangre que fue vertida en la Cruz, especialmente de Mi Pie derecho que es el Pie que vino a establecer al mundo la Voluntad de Dios; y fue esa Voluntad, la que venció al enemigo y lo lanzó hacia su abismo hasta los tiempos de hoy.
Cada parte de Mi Cuerpo es un símbolo de Dios porque Mi Cuerpo ahora está glorificado. Mi Materia se volvió luz, aunque siga siendo un ser humano iluminado. Mi Cuerpo Glorificado forma parte del universo y de la nueva ciencia para la futura humanidad. Mi Cuerpo es la nueva genética para los Cristos que despertarán en la redención.
Mi Corazón permite esto para que las almas se vuelvan más conscientes de que aquí, en este momento y en esta hora, no solo les habla Jesús, el Nazareno, sino el Rey de reyes, el que ascendió a los Cielos y está a la derecha de Dios gobernando todos los mundos.
Celebremos este momento, bajo el espíritu de Mi Iglesia Celestial para que muchas más Gracias colmen sus corazones y vidas y cada uno despierte su don, el don que ha venido a entregar en servicio a Dios y por este planeta.
Siéntanse parte de los nuevos redimidos y ya no se aflijan más. Celebren con alegría su resurrección espiritual porque ustedes como sus hermanos del mundo que ahora Me siguen, antes estaban muertos, pero ahora están vivos con su verdadero ser formando parte de las primeras filas preparatorias de Mi Segundo Retorno.
Ya no se sientan pecadores. Siéntanse salvos por la divina Sangre de su Señor y protejan ese estado espiritual para que nada ni nadie lo ensucie.
A los pies de Mi Iglesia Celestial, su divino Maestro y Señor, en presencia de Sus cinco poderosas Llagas y del afluente espiritual de Su divina Sangre, extenderá este Misterio de Amor y de Redención, no solo para los cuatro puntos de la Tierra y los cinco continentes, sino también para estos elementos que formarán parte de la celebración de la Cena de hoy.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Podemos ponernos de pie, sabiendo que el Maestro está presente para bendecir estos elementos y que, a las puertas de la Iglesia Celestial, estamos siendo reconocidos por la intercesión de Jesús como dignos hijos de Dios.
Canción: "Por las Llagas de Jesús".
En esta Sangre, que fue vertida una vez en la Cruz, se encuentra la esencia del Amor, del Amor que proviene de la Fuente, que es eterno e infinito y que trae gozo, vida y plenitud para todas las almas que beben este Sacramento.
Que la divina Alianza de los devotos a la divina Sangre de Jesús hoy se establezca en la Tierra hasta que Yo retorne al mundo.
En Mi sagrado Cuerpo Eucarístico se refleja la gratitud a Dios que transmito para todas las almas, por Él haberme permitido encarnar en este mundo y en esta humanidad a fin de que todos los espíritus, en todos los tiempos y en todas las épocas, conozcan la grandeza de ser dignos hijos de Dios.
Y ante el Altar de Mi Iglesia Celestial, vuelvo a decirles que en aquel tiempo, cuando estaba reunido con los doce, tomé el pan, di gracias a Dios por ese sacrificio; se lo entregué y les dije: “Tomen y coman todos de él, porque este es Mi Cuerpo que será entregado por el mundo para el perdón de los pecados”.
Del mismo modo, tomé el sagrado Cáliz entre Mis Manos, di gracias a Dios por ese sacrificio, lo entregué a Mis apóstoles y a todos los que estaban en los planos internos, diciéndoles: “Tomen y beban todos de él, porque esta es Mi Sangre, la Sangre de la Nueva Alianza que será derramada por su Señor para el perdón de sus pecados”. Recuerden hacer esto en Mi memoria, hasta que Yo retorne al mundo.
Que en el poder de Mi Iglesia Celestial se expandan los Rayos de la Misericordia al mundo con el fin de que todas las almas resuciten a su vida espiritual. Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Canción: "Tú estás aquí".
Miren aquí y ahora a su Madre Dolorosa, que camina, en silencio, ayudando a liberar la cruz de este mundo.
Miren aquí y ahora a su Madre Dolorosa, que ve a las almas perderse en las cosas superficiales.
Miren aquí y ahora a su Madre Dolorosa, que contempla el sufrimiento causado por las guerras y las bombas.
Miren aquí y ahora a su Madre Dolorosa, que observa cómo las naciones se oponen unas a otras y pierden el sentido de su existencia.
Miren aquí y ahora a su Madre Dolorosa con Su amado Hijo en Sus brazos, que entrega, a través de este símbolo, el mensaje de la Piedad espiritual.
Miren aquí y ahora a su Madre Dolorosa, que contempla a muchos de Sus hijos que no quieren cambiar.
Acompañen a su Madre en este calvario del planeta, con el fin de que todo sea liberado para siempre.
Recemos.
Les agradezco por responder a Mi llamado.
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz y Madre de la Santa Cruz
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más