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El Apostolado de María
Mi Espíritu Inmaculado proviene de la Luz del Corazón de Dios; desde allí surgí en esencia divina y casta y llegué a la Tierra para cumplir una gran misión, la de ser Madre del Hijo de Dios y después ser Madre de la Humanidad.
Aprendí en pureza a través del santo amor; de ese amor divino nacieron los dones del espíritu, aquellos que ayudaron a concretar la misión del Plan del Creador. A los ojos del universo espiritual y angelical Yo fui concebida y Dios gestó en Su Divino Pensamiento la proyección del amor materno, aquel amor intransferible que sería capaz de vencer el temor y la Cruz.
A los doce años, Yo ya Me encontraba obrando a través del ejemplo vivo de la Familia Sagrada de Ana y Joaquín. El antiguo pueblo de Israel fue concebido como esencia principal de vida, el pueblo era el que recibiría la venida del Mesías.
Los ángeles del Señor guiaron todo el Propósito; en sus oraciones se expandía el misterio de la Fe de Dios y en sus silenciosos trabajos se expresaba el servicio inmediato al mundo entero.
En aquel tiempo, el Padre Eterno acompañó el advenimiento de Cristo, por eso Mi santo vientre fue el receptáculo purísimo para recibir al Espíritu de Dios.
Cuando el Arcángel Gabriel descendió del universo a Mi encuentro, fue la primera vez que la luz más profunda de Adonai se volvió a expandir por toda la Tierra. Gabriel Arcángel fue quien anunció la palabra de salvación y de redención para el mundo. El Ángel del Señor trajo consigo los mundos superiores y, en Su presencia ante María, cambió las leyes de la humanidad volviéndola una raza redimible.
Cuando Gabriel Arcángel proclamó Mi Eterna Gracia, Mi Consciencia fue en ese momento la columna de luz que depositó la nueva consagración para todas las mujeres. María fue quien renovó en virginidad la esencia maternal en todo ser femenino y Ella fecundó en Su vientre la Misericordia Infinita de Dios.
Por eso, Mi Gracia no tiene fin; dichosa de aquella alma y de aquel corazón que proclame Mi nombre bendito.
Después de la Resurrección de Jesús, comenzó la expansión espiritual de la tarea de María. Les cuenta Mi Inmaculado Corazón, que cuando Cristo ascendió, la Madre de Dios en Su Gracia asumió la Obra como Corredentora junto a Su Hijo; y desde allí nacieron las vertientes de Misericordia Universal a través de los Sagrados Corazones de Jesús, de María y de San José.
En aquel tiempo Cristo Me confió a la humanidad entera, para que a través de la Gracia Maternal y del Amor Divino todas las generaciones, después de Israel, pudieran reconocerme como la Virgen, como la Madre de Dios, como la Intercesora de la humanidad.
Cumpliéndose la Anunciación del Arcángel Gabriel, Jesús desde los Cielos superiores Me encomendó guiar a la humanidad. Por eso, cuarenta años después de la Ascensión de Cristo, Mi Espíritu y Mi cuerpo se glorificaron durante la Asunción y más tarde se fundieron al Altísimo durante la Coronación universal.
El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo derramaron el poder de los dones de la Santísima Trinidad, para que ahora la Madre de Dios venciera a la serpiente del mal; aquella serpiente que desde los Adanes y las Evas desvió el proyecto del Padre.
Por eso Dios honró a Su humilde Sierva y la coronó con doce estrellas, para que desde los doce universos y desde los doce coros celestiales, Ella guiara el propósito redentor de Cristo para toda la humanidad.
También el Creador le entregó a la Madre del Mundo el poder de Sus Siete Espadas, para que a través del amor, de la cura, de la fe, de la reconciliación, del perdón, de la transmutación y de la liberación salve, por medio de Su Santa Gracia, a la humanidad hasta que llegue el retorno de Su Hijo.
Así, Dios le pidió a la Madre Santísima que fuese al mundo nuevamente, que revelara los secretos que permitirían la Redención y la Misericordia y que apareciera en todos los lugares y tiempos del mundo para anunciar a la humanidad la advertencia de cambiar.
En nombre de la Voluntad Suprema todo fue cumplido y, a lo largo de los siglos y de los años, la Madre de Dios ha venido al mundo para llamar a todos Sus hijos. Ahora la Mujer vestida de Sol viene con Sus Siete Espadas, las que son invencibles, para guiar a los rebaños de Cristo hacia el portal salvador.
Y ahora Mi Espíritu se encuentra aquí, entre ustedes, Mis queridos hijos.
¿Han comprendido después de siete años continuos por qué Yo todavía estoy aquí?
¿Han reconocido Mi principal mensaje y llamado?
En cada lugar del mundo que Yo he aparecido he dejado una advertencia y un pedido principal. Aquí, en el sur de América, después de Medjugorje, Yo vengo a completar Mi tarea de final de tiempo y advertir, al Uruguay y a las naciones hermanas, que deben seguir los pasos de Dios y no los de los hombres.
Por eso vengo en este último tiempo para consagrar corazones y soldados, a aquellos que se animen a ir Conmigo hasta los infiernos y salvar a todos los que se pierden segundo a segundo. Vengo para revelarles el poder de Mi Concepción y para demostrar a toda la humanidad, desde aquí, cuál era en verdad el deseo profundo y la Voluntad Infinita de Dios para esta raza.
Para que esos misterios sean conocidos por todos, Yo vengo como la Nueva Aurora, la que trae en Su regazo el nacimiento de la Nueva Humanidad.
Yo Soy la Madre de la Divina Concepción, la que les revela el Poder, la Misericordia y la Liberación que concibió el Santo Padre, el Hijo Primogénito y el Espíritu Santo. Dichosos de los que escucharon en esta noche Mi mensaje con atención y guardaron Mis últimas palabras de salvación para este fin de año.
Por eso, los que aún no se animaron a seguirme, ¡que Me sigan! Yo solo los llevaré a Jesucristo y Jesucristo los entregará en los brazos de Emmanuel.
¡Que se abran los Universos celestiales!
¡Que descienda en Gloria el Santo Espíritu de Dios!
Celebremos con gozo y plenitud, el día de la Madre de la Divina Concepción de la Trinidad, para que la Iglesia de Cristo no pierda el llamado de Mi voz. Los tiempos llaman a la unificación de los credos, de los pueblos y de todos los corazones de la Tierra, eso los liberará pronto de todo mal.
Los bendice bajo la Luz suprema,
Vuestra Santa Madre María, Señora de las Siete Espadas y del Cono Sur
Queridos hijos en Cristo:
¡Alabado sea Jesús, ahora y siempre!
Hoy, Mi Inmaculado Corazón regresa con la esperanza de que sus corazones despierten a Mi llamado y vuelvan a sus hogares con el impulso espiritual de formar nuevos grupos de oración consagrados a Mi Corazón materno.
En la escuela de oración de la cual ustedes pueden formar parte, la Maestra de la oración, su Santísima Madre María, podrá enseñarles a sentir la oración del corazón.
Queridos Míos, orar con el corazón es sentir, en sus almas, cada una de las sagradas palabras que son rezadas por ustedes. Orar con el corazón es tener un gesto de amor y de reverencia por lo que se repite.
A lo largo de la historia, la humanidad reconoció y aprendió sobre el poder del Mensaje que fue anunciado por el Arcángel Gabriel a Mi Corazón interior, el que después se volvió un ícono de oración para todo el mundo. Hoy, Yo Me refiero a la oración del Ave María.
Quiero y espero que ustedes puedan aprender a construir en sus corazones una unión perfecta con Dios, por medio de la oferta amorosa que proclama Mi Inmaculado Corazón.
En este tiempo, Yo vengo a invitar a todos Mis hijos, de diferentes caminos espirituales, doctrinas y creencias, a unirse a través de la oración del corazón. Si esto no sucediera así, en poco tiempo, el mundo como un todo deberá enfrentar pruebas difíciles.
Mi Luz maternal, aquella Luz que proviene de la Esencia Purísima de Dios, intentará en todo momento impedir que sufran. Por eso, Mi llamado, para que tengan consciencia sobre la oración, es para todos sin distinciones.
Deseo que el mundo, en este tiempo crítico, Me conozca como la Madre Universal, como la Madre de toda la humanidad que vive hoy sobre la Tierra. Eso será posible a través del ecumenismo que sus vidas puedan reflejar.
Amados hijos, esta escuela de oración abrirá las puertas para que, en verdad, ustedes reciban Gracias, curas, liberaciones y, principalmente, puedan ser bendecidos por el Perdón y la Misericordia de Dios.
Queridos hijos, les agradezco a todos los presentes, que hicieron posible la vigilia de oración durante esta madrugada. Pues ayudó ampliamente en la salvación espiritual de los pueblos originarios a través de Mi santa intercesión como Madre y Señora de Guadalupe.
Hijos, les agradezco por su permanente unión Conmigo.
¡Gracias por responder a Mi llamado por la paz!
María, Reina de la Paz y Señora de todos los pueblos
Yo Soy la Fuente universal de la Gracia de Dios manifestada a todo el universo. Yo soy María, la Madre de las Gracias, que en este día sábado de Gloria vengo al reencuentro de los hijos del Altísimo.
Desde ahora, estoy agradecida por la Gracia sincera que los Míos, Mis queridos hijos de la Nueva Tierra, han hecho surgir como un manantial en este sagrado lugar, porque aquí también el Cielo del Padre tocó con Sus manos a la Nueva Tierra para consagrarla hoy a Mi Inmaculado Corazón.
¡De gozo supremo está lleno Mi Inmaculado Espíritu maternal!
Queridos, acepten Mi Gracia suprema, que los liberará del mal y los curará completamente, que los renovará como en el origen y así serán buenos espíritus de la Creación.
Mis queridos, vivan en este mundo sin paz a través de Mi Gracia suprema, la que los lavará por entero como un manantial.
Yo Soy la Bendita llena de Gracia, soy la que intercede por ustedes de día y de noche, soy la Madre de las Gracias, soy la que les derrama el estado de Misericordia y de piedad a través de Mi queridísimo Corazón materno.
Yo Soy la que por Gracia Mayor intercede por ustedes ante Mi Hijo Jesús, para que reciban los dones de Su infinita Misericordia.
Para todos ustedes, Yo Soy la Madre milagrosa, soy la que les quita de los ojos la venda de la perdición para que puedan ver la divina compasión en el horizonte.
Yo Soy la Madre de la divina Gracia, soy la que los librará del juicio final para que ingresen a través de Mi Corazón al sagrado paraíso.
Yo Soy la Gracia universal, soy la que les provee el misterio de su fe, soy la que les brinda e irradia la esperanza, soy la Madre constructora de la Nueva Humanidad del corazón.
Hoy, esta Gracia suprema desciende sobre sus vidas y calma sus corazones, trayéndoles paz, cura y redención. Como dijo el Arcángel Gabriel en su profunda humildad: “Ave María, llena eres de Gracia, el Señor es Contigo...” y hoy Yo les digo: “Y bendito en Mi vientre es el fruto de la Nueva Humanidad, porque ella surgirá por la intercesión de Mi Gracia, por la misma Gracia que Dios derramó sobre Mi Ser”.
Queridos hijos, amados niños de la Nueva Tierra, como Yo les he prometido, en este día extraordinario descenderé del Cielo para estar muy cerca de Mis hijos y para confirmar que es posible rescatar a la humanidad perdida, a la humanidad que está sin Dios.
Por eso, hoy vendré hasta este sagrado lugar por medio de Mi Gracia, Gracia que quiero y deseo que puedan amar y que aspiren a encarnar en vuestros corazones.
Yo Me lleno de gozo y de amor cuando la Madre del Cielo está entre Sus más pequeños hijos, porque Mi Gracia Me recuerda a Jesús en Mis brazos. Sean como el pequeño Jesús, manso, simple, humilde y amoroso, que hoy Mis brazos puedan mecer a toda la humanidad necesitada de amor.
Les agradezco, ahora y siempre, por haber abierto aquí el manantial de Mi Gracia a través de la humilde manifestación de esta gruta, porque ella me recuerda a Mi antigua morada sobre la Tierra. La gruta me recuerda a José Castísimo, cuando construyó con Sus manos el simple hogar para Jesús en Nazaret.
Con esta finalidad, Yo pido las grutas, para que las almas se recojan en el interior de la Sagrada Familia.
Los bendice, los ama y les agradece por este amado recibimiento,
Vuestra Madre María, Señora de las Gracias
Oren con amor y pureza en todos los momentos de la vida; por ese camino permanecerán dentro de Mi Inmaculado Corazón.
Hoy los invito a la preparación interior para el nuevo ciclo que vendrá. Para eso, Mis pequeños, deberán seguir orando con la misión de que muchos de Mis hijos sean redimidos por la Luz Gloriosa de Mi Amor. Derramo sobre los corazones las Gracias que provienen de Mi Padre Celestial para que ellos se fortalezcan y se donen sin cansancio por amor a todas las almas que están ciegas.
Los invito a recordar el origen y el principio de Mi pureza original que fue anunciada por el Arcángel Gabriel. Yo soy bendita e inmaculada entre todas las mujeres porque traigo el Mensaje de la Paz para todos los corazones y para todas las almas.
Por eso, Mis queridos, sean benditos al igual que Mi Corazón y unan, en fraternidad y compasión, aquello que los corazones de algunos hombres han separado de Dios. Cultiven la semilla para el tiempo venidero, y oremos juntos para que Mi Paz se establezca en los corazones que están solos.
Yo los llamo a todos y, a cada momento, aguardo encontrarlos unidos a Mi Inmaculado Corazón. Unan sus corazones a Mi Corazón para que Mi voz de Madre pueda resonar en ellos.
Mis pequeños, como tantos años que ya han pasado, en humildad, reverencia y amor los invito y los llamo a preparar el nacimiento de Mi Hijo para que más Luz pueda encenderse en las almas distantes de Su Santísimo Corazón, preparando así Su retorno celestial. Yo llevo a todos los corazones bajo Mi Manto para que sean elevados como rosas a Dios. Encuentren la pureza en vuestro interior; Yo los ayudaré. Oremos por la paz. Mi Reino vendrá en auxilio de los pequeños corazones.
Los ampara y los guía siempre de corazón y de alma,
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Queridos hijos:
Gracias por responder a Mi llamado y abrir el corazón a Mi voz, a Mis Mensajes para el mundo y, en especial, a todos Mis hijos en América.
Hoy los llamo para celebrar, en Mi Amor Maternal, el esfuerzo y la entrega de sus corazones a la Voluntad del Señor. Hoy les recuerdo el momento de Mi preparación durante la Visitación a Mi querida Hermana Isabel1. Nuestros Corazones, el de Isabel y el Mío, respondieron en aquel tiempo a una Voluntad desconocida pero que sentíamos en lo profundo de Nuestras almas. En aquel momento nació Mi cántico Magnificat alabando al Señor de las Alturas por Su Gloria, Su Gracia y Su Inmensidad de Amor por todas las criaturas.
Hoy los invito a guardar en sus corazones ese momento del Magnificat, momento cuando el Arcángel Gabriel Me anunció la glorificación y la divinización de Mi alma como Bienaventurada, Universal y Madre de todas las criaturas después de que Mi Hijo Resucitado Se hubiera elevado hasta los pies del Padre. Por eso, Mis pequeños, vale mucho el esfuerzo que es hecho con amor y por amor a Dios.
Guarden Mis palabras maternales en sus corazones. Confíen y entren a Mi Reino de la Paz. Unámonos hoy en oración por la paz y por la cura de los que viven la aflicción en el mundo entero. Despierten la flor de sus almas para que Yo la eleve con Mis manos como ofrenda preciosa para el Creador.
Los ama y los guía como a tantas almas,
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más