El Sagrado Llamado
APARICIÓN DE CRISTO JESÚS GLORIFICADO EN LUANDA, ANGOLA, ÁFRICA, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, PARA EL SAGRADO LLAMADO DEL DÍA 20

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

En aquella noche, mientras Me encontraba con Mis apóstoles en el Mar de Galilea, la tempestad llegó, la oscuridad los abrazó, aun estando Yo presente en la barca.

Todo parecía que iba a precipitarse, hasta que llamaron al Señor, porque sus miedos eran muy grandes y su fe fue probada ante la Presencia del Señor.

Y aun después de todo lo que les enseñé, ellos vivieron en aquel momento su prueba espiritual, que es algo que hoy vive el mundo. Esta es la prueba espiritual que cada uno enfrenta para poder comprender, dentro de sí mismo, cuán fuerte está su fe y su confianza en Dios.

La barca parecía que iba a romperse en aquella noche. La desesperación de Mis apóstoles era muy grande, porque tan solo por un momento se olvidaron de que estaban en la barca con el mismo Dios.

¿Dónde está el límite entre la realidad y la apariencia, entre lo que es verdadero o falso?

Por eso, Yo les demostré, en aquella noche, que el Poder anónimo y secreto de Dios era capaz no solamente de detener la tempestad, sino también de demostrarles cómo estaba la fe en cada uno.

Delante de la tempestad que hoy vive el mundo, en la amplitud de su sufrimiento y agonía, de sus traumas y de sus secuelas, ¿cómo es que cada uno de ustedes atravesará, en la barca del Señor, esta tempestad espiritual que se aproxima?

Recuerden que Yo les enseñé, en lo alto del Monte de las Bienaventuranzas, a orarle al Padre Celestial y a entregarle en confianza todo lo que les sucede o todo lo que experimentan. Pero aquí no existe una causa con grandes víctimas, sino una intención de que cada ser de este planeta sea consciente y responsable de todo lo que ha vivido y causado a través de los tiempos.

Hoy, el Rey de África está aquí, con Su soberana y humilde Majestad, para entregarle a cada uno de Sus hijos de África el tesoro del Relicario de Mi Corazón, en su forma espiritual y divina, para que puedan confiar sus seres al Corazón de Jesús y para que sepan que, más allá de todo, no hay nada más grande que Mi Amor; porque Mi Amor venció en la Cruz, venció al pecado y a los errores del mundo.

Y es este Amor el que se perpetúa, porque es un Amor infinito, inalterable e inmutable. Es un Amor universal que viene a fortalecer a las almas que lo buscan, a los corazones que entran en comunión, a través del Santísimo Sacramento del Altar, con Mi Sagrado Corazón.

El tiempo del cautiverio está llegando a su fin, la orden ya fue dada a todo el universo. Y, a través de las huestes de los ángeles y arcángeles, se disolverán los grilletes, se romperán las cadenas y las almas se liberarán para que, renovadas por la fe y la esperanza, preparen con alegría el Retorno de Cristo a la Tierra, el Retorno del Señor, que hoy es anunciado a través de las voces y de las oraciones de los más pobres y simples de toda Mi amada África.

Vengo a abrazar con Mi Luz a todos los que la necesitan, principalmente a los que más agonizan en este país y en este continente, porque Yo estoy aquí con ellos, así como hoy estoy con ustedes, como Jesús, el Nazareno; Aquel que predicó y enseñó a las orillas del Mar de Galilea; Aquel que resucitó, que curó y que liberó a los corazones; Aquel que dio la vida por ustedes y por sus hermanos, para que a través de la Dolorosa Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús, todas las almas posibles en este tiempo reciban la Gracia de la vida eterna, el momento más importante para que al fin de sus días puedan entrar al Paraíso; así como aquel que entró al Paraíso, que, estando crucificado a Mi lado en el Calvario, pudo reconocer la Faz del Señor, lo que lo redimió para siempre y lo hizo ingresar al Reino de los Cielos, aun siendo un gran pecador.

Pero aquí, Yo no vengo a señalarles las faltas, sino los dones y las virtudes, el poder del verbo que, a través de la voz y del canto, les puede expresar, a la Tierra y al universo, la sagrada adoración al Señor no solo en la forma luminosa de la Eucaristía, sino también a través de cada mundo interior y de cada corazón que vive en Mí y por Mí.

Yo vengo a hacer de África, a través de la obra de caridad Santa Isabel, Mi nuevo semillero de Luz para el mundo. Porque en donde aparentemente no existe nada material o humano, digno o sublime, el Señor en Su Retorno revelará la riqueza espiritual que les fue entregada a los corazones de África; riqueza espiritual que se intentó sepultar y marginar, o incluso abolir; riqueza espiritual que despuntará como un sol en el horizonte, como una flor que se abre a los rayos del Sol para mostrar su más íntima belleza y devoción.

Estas son las almas humildes de África. ¡Cuántos valores importantes que el mundo desconoce y margina! ¡Cuántas almas que están aquí encarnadas y que han sufrido tanto, tanto, así como sufrió su Maestro y Señor en la Cruz!

Pero de la aparente derrota surge el poder de la victoria, basado en el auténtico Amor que resucita la vida en los corazones que, a pesar de todo e incluso de las consecuencias, confían en el Señor.

Que, en este día, se comiencen a cumplir las promesas de Cristo a África.

La humanidad necesita urgentemente aprender de la dignidad espiritual que habita aquí y de los mundos preciosos, internos y sublimes, que existen en cada alma y en cada corazón.

Que los ojos del mundo se abran para salir de la ceguera y reconocer el universo espiritual que mora y habita en África.

La fe de este pueblo, honrado y amado por Mí, es lo que hoy sostiene al mundo entero e impide que las dolorosas y graves guerras se agraven en la humanidad y en las naciones.

Por eso, Dios se hizo humilde y pobre en un pesebre, y así Él se hará humilde y pobre una vez más, mostrando Su Poder a través de los corazones simples, de los que viven en la fe perpetuamente.

El Llamado de Mi Corazón al mundo entero se refleja en este sagrado espejo de agua, en Mi Galilea africana, terreno fértil para las semillas de Dios, que serán sembradas en el próximo tiempo; porque en África brotará una fuente de Gracias y de milagros inexplicables, así como lo hizo Nuestra Santísima Madre en Kibeho, Ruanda.

Que la voz de los más inocentes sea escuchada, que los corazones más endurecidos se ablanden y se abran para reconocer la necesidad en cada lugar.

Es tiempo de compartir todo lo que se tiene, porque Dios no hizo ricos y pobres; fue el mundo que lo hizo. Porque Dios es pobre en Su Esencia, en Su Espíritu y Divinidad, como también lo es Su Hijo, el Rey del Universo, Portador de la Paz, del Bien y de la Misericordia.

Aunque Nuestra Obra se estará recogiendo en los próximos tiempos, sepan que Yo siempre podré volver aquí, todas las veces que sea necesario y el Padre Celestial Me lo permita. Porque el Señor, Cristo Jesús, también vive y siente en este tiempo la agonía del mundo.

Yo vengo aquí para que sacien Mi sed a través del amor que Me brindan, a través de la adoración que Me ofrecen, en cada nueva Eucaristía, en cada nuevo momento de oración y de sagrada alabanza.

Sientan el abrazo de los Cielos y de todas Sus moradas.

Que se cumpla el tiempo de la redención, que se establezca la paz y que muchos más resuciten como Lázaro.

Les agradezco por su bien y por su caridad, que estos dones se multipliquen para el mundo entero.

Les doy Mi bendición y les recuerdo que el Señor viene a buscar Su morada en los corazones de África para poder reposar y descansar, así como ustedes pueden reposar y descansar en Mí cuando lo necesiten.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

APARICIÓN DE LA VIRGEN MARÍA EN LUANDA, ANGOLA, ÁFRICA, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, PARA EL ENCUENTRO DE ORACIÓN DEL DÍA 13

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Hoy, regreso a un pueblo, el pueblo más consagrado a Mi Materno e Inmaculado Corazón; por eso, en este momento, queridos hijos, abro las puertas de Mi Gracia para que descienda sobre Mis hijos y sobre sus almas.

Escucho atentamente las súplicas de los que claman, de los que elevan en humildad sus oraciones a Dios, de todos los que viven firmemente el Sagrado Sacramento de la Eucaristía, la unión predilecta con Mi Amadísimo Hijo Jesús.

No podría explicarles con Mis Palabras, queridos hijos, lo que significa para su Madre Celeste poder retornar a África, para atender todos los pedidos que son elevados a Mi Corazón.

África es una tierra de orígenes y de una sagrada historia primordial, que Mi Hijo hará elevar y emerger en el próximo tiempo para que el mundo entero conozca los sagrados valores de África, que han sido sepultados a lo largo de los tiempos.

Pero no teman, queridos hijos, y sean valientes, porque el Retorno de Mi Hijo se aproxima y Él estará aquí con ustedes y por ustedes, así como por todo el resto de este continente amado por Dios.

La gran riqueza que tiene África es espiritual, anónima y secreta, y está en el corazón de cada hijo Mío de África; riqueza espiritual que se puede reflejar a través de su rostro y por intermedio del don de la fe que sostiene milagrosamente a las almas que buscan incesantemente la comunión con Dios y la unión predilecta con Mi Amadísimo Hijo, así como con Mi Inmaculado y Materno Corazón.

A pesar de lo que hoy vive África y el mundo entero, a pesar de los dolores y de las angustias que viven Mis hijos; confíen, queridos hijos, en la Presencia de la Madre de Dios que viene a colocarlos a todos en Su regazo maternal, que viene a ofrecerles la puerta segura de Su Materno Corazón, para que todos se puedan sanar espiritualmente y así renovar sus vidas.

Porque esta es la promesa de Mi Hijo; desde el primer momento de Su Encarnación en la Tierra hasta Su gran momento de Resurrección, Cristo mantuvo firmemente Su oferta por las almas y el planeta. Y así lo seguirá haciendo a partir de Su Retorno por todos los que merecen Justicia, Misericordia y Paz, por todos los que son descartados y despreciados.

Mi Hijo Amado y Su Materna Madre encuentran en cada hijo una riqueza espiritual abundante e infinita. Ese es el código espiritual que Cristo vendrá a resucitar en África; en consecuencia, vendrá a resucitar la dignidad humana porque el mundo entero aún deberá aprender de África, de su estado interno de fe y de oración, de alabanza y de amor a Nuestro Padre-Madre Creador.

Hoy, escucho las voces de los que claman por alivio. La Madre de Dios está aquí para atenderlos, pero sobre todo para acogerlos en Su Materno Corazón.

¿Cuántos ofrecimientos le han hecho a Mi Amado Hijo? Hoy, la Madre de Dios viene a reconocerlos espiritualmente a través de esta puerta de Gracia que se abre y que es desconocida.

Por eso, estoy aquí, cumpliendo esta misión de Dios para decirles, Mis amados hijos, que el Padre Celestial los ama y los contempla; que el Padre Celestial también espera por el gran momento de su liberación y del fin de la esclavitud espiritual; porque Mi Hijo vendrá a romper los grilletes, Mi Hijo vendrá a desatar las amarras, porque las almas preciosas de África son incalculables y tienen mucho para enseñarle al mundo.

Por eso, está escrito en el Corazón de Dios el tiempo del resurgimiento de África; porque la voz de los más necesitados será escuchada y las puertas de la Misericordia se abrirán a todos.

Inexplicablemente, queridos hijos, con el sagrado y esperado Retorno de Cristo ya no conocerán lo que es el sufrimiento o la angustia. Los estigmas de la vida humana desaparecerán, porque el Resucitado vendrá hacia su encuentro, así como vino al encuentro de Sus apóstoles y seguidores.

Quiero decirles, Mis amados hijos, en nombre del Señor, que ustedes son parte de Su familia espiritual y de Su Sagrado Cuerpo Místico que forma y une a la Iglesia Espiritual de Cristo en la Tierra.

A lo largo de los tiempos, así como en este día especial para su Madre Celeste y para sus corazones, ustedes son ungidos espiritualmente por la Presencia de Cristo, a través de Mi Corazón; porque Él también vendrá aquí en los próximos días a entregarles Su Mensaje de salvación y de amor, a reerguir a las almas que aún están caídas y desesperadas, a edificar a través de los corazones Su código crístico de redención.

Por eso, hoy están Conmigo, queridos hijos, muchos ángeles recogiendo las intenciones de las almas honestas, llevando en sus cestas de Luz las oraciones de los corazones que aman a Dios; porque este es el día del ofrecimiento de las almas al Padre Celestial por intermedio de Mi Inmaculado Corazón, puerta segura para su salvación, refugio de los inocentes, morada de los escogidos, templo de los que claman, tabernáculo de todas las almas.

He aquí el Corazón de su Madre, la Madre de la Paz. Porque mientras estoy aquí, también atiendo al mundo entero, a los que son víctimas de las guerras y de la esclavitud espiritual, a los que son vendidos y a los que están perdidos. Yo estoy aquí por todos, en nombre del Señor.

He aquí la Esclava de Dios, que se haga en ustedes Mi Palabra, así como la Palabra de Dios se hizo carne en el Corazón de María, así como el Verbo se hizo carne en Mi Vientre de Luz y les trajo a todos la salvación.

Esta es la Voz de la Esclava Fiel y Madre de todos los que claman. Reciban, en sus esencias y almas, Mi caricia de Amor, Mi consuelo de Madre que viene a fortalecer su fe y su confianza en Nuestro Creador.

Ahora, llegó el tiempo de cumplir las promesas, porque Cristo Me envía como Su Sierva a sanar a los corazones de la Tierra, principalmente a los que más lo necesitan.

Todos los que hoy se han ofrecido a Mi Corazón para consagrarse, que se aproximen, para que la Madre de Dios pueda bendecir y consagrar a Sus amados hijos de África.

Mis amados y queridos hijos, estoy aquí con ustedes y por ustedes. Con la gloria de todo el Cielo y la presencia de todos los ángeles, vengo a bendecirlos y a consagrarlos como Mis Hijos, como Hijos de María, para que sientan el abrazo de Dios y el consuelo eterno de Su Corazón.

En nombre de la Gracia, los estoy bendiciendo y consagrando; siéntanse en Mis Brazos, escuchen el latido de Mi Corazón en su interior, la Gracia de Mi Amor es lo que hoy les entrego, la Gracia que los fortalecerá y los animará a seguir adelante.

Hoy, así como Yo los consagro como Mis Hijos, porque siempre han sido Mis hijos, así también consagro a África para que su pueblo se levante con esperanza y fe, y resucite a través del Amor de Cristo.

Que todas las cadenas se rompan, que todos los grilletes se disuelvan, que las puertas de la Luz se abran para que las almas acompañen la sagrada peregrinación hacia el Reino Celestial, a donde algún día Yo los llevaré.

Les agradezco, Mis hijos, por su fidelidad orante, por su persistencia y también por su fortaleza. Esto le agrada al Corazón de Dios, esto conmueve al Corazón de Mi Hijo. Por eso, Nuestros Sagrados Corazones hoy vuelven a estar en África y siempre lo estarán, con su pueblo, con sus familias y seres queridos. Cuando tan solo nos llamen, a través de la oración del corazón, cumpliremos Nuestra promesa, la promesa de amarlos eternamente, así como los ama Dios.

Yo los bendigo y los consagro como Hijos de María, como Hijos amados de Mi Corazón, porque hoy pulsa el corazón de África en cada alma y en cada corazón que se une a Dios en este momento.

La Paz de Mi Hijo sea en ustedes.

Mi Amor los abrace y los consuele.

Yo estoy aquí y Soy su Madre.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Maratón de la Divina Misericordia
APARICIÓN DE CRISTO JESÚS GLORIFICADO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, TRANSMITIDO AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, DURANTE EL SEGUNDO DÍA DE LA 107ª MARATON DE LA DIVINA MISERICORDIA

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Descubre, dentro de ti, la riqueza espiritual que Dios te ha entregado. Una riqueza que despierta en este tiempo a los apóstoles de Cristo, para que este mundo se convierta y se redima a través de todos los que se autoconvocan para seguir Mis Pasos desconocidos, Mis Huellas que los guiarán hacia el Propósito de la existencia de cada ser.

Nunca debes olvidarte de la riqueza del universo espiritual que en ti habita, una riqueza espiritual que Dios te entregó en el origen y que, en este ciclo, si estás abierto la encontrarás, la conocerás y la sabrás, porque ese es Mi ardiente deseo. Esto es lo que permitirá vencer al mal. Cuando las consciencias despierten profundamente y conozcan su universo interior, toda su riqueza inextinguible y eterna; ya no habrá motivo para que el mal y el sufrimiento existan en este mundo.

Hace más de dos mil años, Yo les enseñé a través de las Parábolas sobre la riqueza de su universo interior, pero también les enseñé a permanecer en la Ley y a respetarla. 

Después de tanto tiempo y ante un mundo en sufrimiento y en agonía, hoy les traigo, Mis compañeros, la riqueza de su universo interior, una riqueza que no tiene mancha ni pecado, porque es una riqueza inmaculada que proviene de la Fuente de la Creación.

Por eso, en este momento, les pido que den el paso e ingresen en el Vacío de Dios, en donde la Ley de la Impermanencia habita, en donde todo se renueva constantemente por las corrientes que proporciona el Universo Mayor. Esto despierta en las almas los dones y las virtudes que deben vivir.

Pero para que los talentos, que Yo necesito, estén presentes en este tiempo, ustedes deben dar el paso. Porque la Ley del Universo es perfecta, la Ley de Universo es correcta y abundante, y nada les faltará cuando se animen a dar el paso hacia su universo interior. Porque así, recordarán que no solo tienen un origen y un principio, sino también conocerán la razón por la cual fueron creados desde el principio, en el Génesis, y más aún, ustedes sabrán su trayectoria cósmica.

Hoy, les pido que contemplen los aciertos y no los errores, aunque sean desconocidos para sus mentes y consciencias. Esto es posible a través del impulso del Fuego de Mi Corazón, porque necesito en este tiempo, compañeros, que todos conozcan la historia de Cristo después de Su Ascensión, que no solo se remite al Libro Sagrado.

¿Alguien en este mundo se ha preguntado qué sucedió Conmigo después de Mi Ascensión?

Yo no solo subí al Padre que está en los Cielos, Yo subí también al Universo en donde se encuentra la Hermandad, para fundirme en espíritu con Mis compañeros, con todas las Sagradas Jerarquías que cuidan este Plan desde el principio.

Fue allí en donde todo se renovó, porque no solo los ángeles reconocieron Mi llegada a los Cielos, sino toda la Confraternidad reconoció la llegada del Rey; Quien, a partir de ese momento, recibió el Cetro del Gobierno de Dios, que sostengo en humildad y en servicio por las almas, así como por toda la Creación.

Por eso, ingresen a ese estado de consciencia en este momento, a través de Mi Corazón y a través de Mi Portal Espiritual que en este momento está abierto en abundancia para todos.

Unan sus esencias al Origen, unan sus consciencias a su universo interior y ya no solo se sientan personas humanas, seres mentales o emocionales; eleven a través de Mi Presencia un poco más sus consciencias y comulguen con el principio de sus orígenes en esta Creación, porque en el centro de sus corazones brilla la Estrella de la Hermandad, que los impulsa a seguir adelante a pesar de los tiempos difíciles. Esa Estrella los anima a vivir los aprendizajes con amor y perdón y, a pesar de los errores que puede cometer el mundo en este tiempo, todos los que estuvieron una vez allá arriba en el Universo …

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

El Señor señala, en este momento, los Cielos.

 

… volverán a recordar quiénes verdaderamente son. Así, comprenderán que no son solo materia, que son espíritu, alma y divinidad unidos a la Fuente que siempre se recrea y se recrea. Y, en este tiempo, se recrea a través de los aprendizajes del amor y de la redención.

Esto es lo que les ofrezco hoy, para que lo recuerden y lo sepan, para que tengan presente que los espero en esta próxima trayectoria del Plan, que deberá escribirse en sus corazones, que deberá expresarse a través de sus vidas, de su entrega incondicional.

La Obra de la Redención, la Obra de Mi Retorno, la Obra de Mi Divina e Insondable Misericordia, se cumplirá a través de los corazones adheridos y unidos. Esta es la regla y el pedido que Yo He recibido de Mi propio Padre Celestial para que, a través de las almas adheridas y unidas al Sagrado e Insondable Corazón del Redentor, el mundo siga recibiendo Misericordia y no Justicia; porque la balanza está desequilibrada, la desigualdad pesa en este mundo por la acción de la impunidad y del poder.

Pero no olviden, compañeros, que Yo estoy en los Cielos, así como hoy estoy con cada uno de sus corazones, venciendo al mal y haciendo triunfar Mi Amor en las esencias que se postulan a cristificarse en este tiempo.

Por eso, no les teman a Mis desafíos, no les teman a Mis pedidos, no le teman a nada, porque quien vive en Mi Verdad vive en la Luz y quien vive en Mi Luz vive en Mi Amor, trabaja y se esfuerza por esa causa, y no teme despojarse poco a poco, hasta que algún día ustedes mismos puedan hacer lo que Yo hice en la Cruz: tener Mi Corazón absolutamente vacío para rendirme ante Mi Dios y beber del Cáliz del Sacrificio.

Aún Mis Altares están llenos de Cálices de Luz. Mi Altar espera que las almas se presenten para beber del sacrificio, no del sacrificio que les ha enseñado el mundo incorrectamente, sino que sus vidas se vuelvan completamente sagradas para que Yo, algún día, pueda habitar en ustedes y ustedes puedan habitar en Mí. 

¿Será que aspiran a dar ese gran paso?  

Mi Corazón se abre en Misericordia y Piedad para todos y, en solemnidad y en júbilo, Me ofrezco una vez más a las almas y al mundo para redimirlo.

En estos últimos tiempos, a través de todas las Sagradas Semanas, Yo les He dicho muchas cosas, ¿las recuerdan?, ¿las han hecho carne en ustedes?, para que Yo justifique ante el Padre Eterno la imperiosa necesidad de estar aquí, entre ustedes y sus hermanos.

Es hora de que los Cristos del Nuevo Tiempo sean una realidad y ya no sean una aspiración de Mi Corazón. Por eso, todo el tiempo posible, en todas las oportunidades posibles, Yo les doy Mi Vida a través de los Sacramentos para que no solo se puedan purificar y purificar, sino también para que se puedan cristificar ante Mí, a través de cada sacerdote que se ofrece a los Sacramentos, a sacramentar a las almas, como un tesoro espiritual incalculable, tesoro que Yo llevaré en Mi Corazón Eterno para siempre.

¿Acaso creen que es posible que sus almas se sacramenten y que, en este tiempo en donde falta la paz y el amor, existan almas en la superficie de la Tierra que puedan expresar el tesoro espiritual de la Creación de Dios?

Esto es lo que necesito en este tiempo, porque ante la Ley el mundo ha decidido no ser merecedor de la Misericordia; pero Mi Insondable e Infinita Misericordia, que brota de las profundas Entrañas de su Maestro y Señor, sigue descendiendo al mundo a través de las almas que la invocan, concede milagros en donde es imposible realizarlos, atrae muchas Gracias para aquellos que no las merecerían y sostiene el Propósito Espiritual de las naciones del mundo, aunque no lo parezca. 

Por eso, les digo, compañeros, que sean los Cristos del Nuevo Tiempo, los Cristos que su Cristo espera.

Como un ejemplo de Mi Amor y de Mi Misericordia por todas las almas, les daré una Gracia y, al mismo tiempo, una expiación para que los corazones se fortalezcan y en esta unidad interna, que pueden vivir Conmigo, se animen a dar el paso hacia la consagración total de sus vidas, en los diferentes grados de consagración que en este tiempo pueden vivir. 

Porque los grados de consagración de las almas son los grados de amor que pueden alcanzar en este tiempo, para convertirse en tabernáculos perfectos del Señor, en donde los méritos de Su Pasión, Muerte y Resurrección sean depositados en los corazones para que crean, algún día, que podrán ser templos sagrados de Mi Corazón, en este mundo necesitado de amor y de perdón. 

Recuerden que todos tienen parte Conmigo en este tiempo y que espero que ese lugar, que ustedes tienen en Mi Corazón, siempre esté protegido de ustedes mismos y del mundo; porque Mi Presencia, en este lugar y a través de los tiempos, es una Gracia extraordinaria del Padre que las almas reciben sin percibirlo.

Antes de que puedan vivir la unión Conmigo, a través de Mi Cuerpo y Mi Sangre presentes en el Sacramento de la Comunión, en el que el Cordero de Dios volverá a entregarse por el mundo entero y en especial por Brasil, a través del sagrado ejemplo de la consagración, daré fuerza a los corazones que lo necesitan. 

Por eso, solicito en este momento que, a los pies de Mi Sagrado Altar, se presenten quienes se han postulado a auxiliadoras de Mi Misericordia y que cada una lleve el velo que Me ofrecerá en este momento y que colocará sobre sus manos en ofrenda.

Les pido que apoyen este momento, compañeros.

Mi Madre Santísima Me ha pedido darles esta Gracia por todas las almas que están detrás de ustedes en este momento y que también necesitarán esa Gracia Espiritual en este ciclo.  

Yo las conozco profundamente desde hace tiempo. Por eso, estoy haciendo esto para que, en confianza, en amor y en alegría, sientan la plenitud de Mi Corazón, que vuelve a confiar en ustedes, así como Mi Corazón confía en todas las auxiliadoras que se han consagrado a Mí para servirme. 

Espero que este momento de consagración sea una renovación de esta Rama de la Orden Gracia Misericordia, porque Yo también espero que sean Nuevos Cristos que respondan a Mi llamado y Me sirvan donde Yo lo necesite, en cualquier parte del mundo.

Por eso, a través de ustedes, vuelvo a renovar los votos espirituales e internos de la Rama de las Auxiliadoras de la Divina Misericordia; porque aún necesito, hijas Mías, que Mi Misericordia siga descendiendo al mundo a través de la ofrenda de su consagración a Mi Corazón.

Pueden elevar sus velos hacia los Cielos para que Yo los consagre en este momento, lo mismo les pido a las demás auxiliadoras ya consagradas, eleven los velos hacia los Cielos, hacia el Señor.

 

 Santísima Madre Universal,
 Tú que has ofrecido incansablemente
Tu Vientre Purísimo, Inmaculado y Eterno,
 para traer a la Tierra al Redentor;
 Te ofrezco, en este momento,
 la sagrada ofrenda de Tus hijas
  y servidoras de los Altares de Dios,
 para que Tú, Bendita y Purísima Madre,
 que gestas en Tu Vientre a la Nueva Humanidad,
 hagas descender Tus Gracias y Tus Misericordias
 sobre esta Rama Espiritual que Yo He consagrado en esta Orden,
 para que en ella siempre exista la alegría de servirme incansablemente;
 y así, las almas comprendan que servirme no es solo un compromiso,
sino un deber con Mi Insondable y Sagrado Corazón.

Coloca este velo sobre sus cabezas, Madre Santísima.
 Consagra a las que hoy se han postulado a Mis Pies,
 y reconsagra a aquellas hijas que ya Me sirven en este momento,
 a fin de que la Misericordia y la Paz 
 sean una Gracia merecida para todos.

Amén.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

He aquí el Corazón que fue traspasado por Amor a los hombres y mujeres de la Tierra, y que se ofrece a las almas como una Llama Flameante de Amor para que siempre aprendan a vivir en Cristo.

He aquí la alianza de las mujeres de Jerusalén, aquella alianza espiritual que recibieron de Mi Corazón y que sostuvo los pasos del Calvario hasta la Cruz, en fidelidad y obediencia.

Hoy, tu nombre será Maria Izrə'el.

Tu nombre será Luz del Renacimiento.

Hoy, tu nombre será Hildegard de Jesús.

Hoy, tu nombre será Fidelidad.

Hoy, tu nombre será María Betania.

Sí, siéntanse parte Conmigo por todas las almas que están detrás de ustedes, para que también sus caminos sean guiados y amparados por Mi Amor.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Pueden ir en paz.

 

Antes de despedirme, quiero agradecer y bendecir a un alma que se ha ofrecido a Mí para traer a la Tierra los Códigos de Mi Pasión, de una forma viva y nunca antes vista en la historia del planeta.

Puede venir aquí, Gabriel, el pintor, y su compañera.

Así, como Yo He sido ungido a través de tu arte, expresado por el alma y el corazón, representando Mi Dolorosa Pasión para el mundo entero; así, hoy Yo te unjo con Mi Luz y Mi Amor para agradecer tu ofrecimiento y decirte que sigas cumpliendo tu misión y tu tarea.

Siente Mi abrazo en este momento y abrazo también a tu compañera, perlas preciosas de Mi Corazón.

Te agradezco lo que has hecho en Mi Nombre.

Unjo tus manos para que, a través de tu pintura y tu arte, traigas el Cielo a la Tierra.

Unjo tu espíritu para que siempre estés unido a Mí. Recuerda que siempre has estado unido a Mí.

Que Mi Padre siempre los guarde en Su Reino para que vivan en el gozo de estar en Su Paraíso, por los siglos de los siglos. Amén.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Yo les agradezco por haber estado Conmigo hasta este momento. Que algún día, puedan comprender lo que esto significa, cuando Mi Corazón atiende a las almas más simples, las almas que creen en Mí.

Les doy Mi Paz a todos, que la Paz esté en el mundo.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.  

Apariciones extraordinarias
APARICIÓN EXTRAORDINARIA DE LA VIRGEN MARÍA, EN LA CASA SANTA ISABEL, LUANDA, ANGOLA, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, CON MOTIVO DEL ANIVERSARIO DE LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Mis hijos:

Estoy nuevamente aquí para estar con ustedes y, a través de ustedes, con toda África, con todos los pueblos y todas las etnias, con todas las culturas y todas las creencias. 

Porque Yo Soy la Madre Universal, la Madre que acoge a todos en Su Corazón, sin distinción. La Madre con un Corazón abierto para recibir las súplicas de Sus hijos, para calmar el sufrimiento, para aliviar los corazones, para que a través de Mí y de Mi ofrenda reencuentren el camino de la Paz.

Hoy, quiero que entren, a través de Mi Corazón, en ese magnífico universo de la Paz que, en los tiempos de hoy, es desconocido por la mayoría de Mis hijos, debido a los conflictos y a las guerras, debido a las divisiones de las familias y de los pueblos, debido a la lucha constante por la sobrevivencia.

Por eso, los invito a estar en Mi Corazón para que, a través de Mi Corazón, estén en el Corazón de Mi Hijo, que nuevamente envía a Su Sierva Fiel y Madre de toda África a estar con Sus hijos, con los más necesitados de consuelo espiritual, con aquellos que claman desde siempre por una intervención divina.

Heme aquí y Soy su Madre, entren en Mi Corazón, en el Eterno Templo de Dios, que se ofreció al Padre para concebir en Sí al Mesías, hoy su Salvador y Redentor; Aquel que cargó la Cruz por ustedes y que hoy la sigue cargando por el mundo entero, debido a las indiferencias, a las omisiones, a las guerras y los conflictos del mundo. 

Entren en Mi Corazón para que sean liberados del caos.

He aquí su Madre Celestial y su Sierva Eterna, Quien los conducirá a Dios para que puedan ser guiados hacia Su Reino Celestial, en donde no existe el mal ni la adversidad, en donde encontrarán la felicidad espiritual que tanto buscan y esperan.

Hoy, extraordinariamente, estoy aquí con ustedes, Mis hijos, debido a las emergencias del planeta y también a las emergencias de los Reinos de la Naturaleza que, a pesar de su expresión y agitación de estos tiempos, la humanidad no los quiere escuchar ni tampoco reconocer la gravedad de estos tiempos.

Recuerden que el planeta, en el cual viven, no es solo un planeta, es un estado de consciencia espiritual y evolutivo que está siendo muy transgredido y herido, a través de las manos de los hombres y de aquellos que extraen sus riquezas para generar pobreza y miseria en la humanidad, porque solo se enriquecen muy pocos y la mayoría empobrece y empobrece.

Pero, Yo no los invito a estar en indignación, Yo los llamo a vivir la compasión para que puedan aprender a vivir en Cristo y algún día sean misericordiosos, así como Él lo es con cada uno de ustedes.

Hoy, vengo con este llamado a la humanidad. La humanidad no atiende al desequilibrio del planeta, hace oídos sordos a las guerras y a los conflictos del mundo. Aún las oraciones no son suficientes para poder detener el caos en la humanidad.

Por eso, junto a Mi Hijo, desde hace años, planeamos este encuentro con ustedes, aquí en Angola; porque, aunque no lo parezca, en la aparente nada de sus corazones existe una riqueza espiritual inextinguible que Dios colocó en cada uno de ustedes para que, en estos tiempos definitivos, ustedes aprendieran a servirlo, a adorarlo y a reconocerlo, así como lo sirven, lo adoran y lo reconocen en este momento.

Por eso, hijos Míos, Yo los invito a vivir en el espíritu de la perseverancia y de la fe, aun en aquellos momentos en los que todo parece oscuro y tenebroso. 

Póstrense delante de la Eucaristía de Mi Hijo, reconozcan Su Presencia en los Sagrarios de la Tierra y siempre sus vidas se liberarán. Porque en cada Sagrario de la Tierra, Yo tengo presente a muchos Ángeles del Cielo, que adoran al Eucarístico Cuerpo de Mi Hijo, por un solo fin, por la paz y el equilibrio en la humanidad.

Y, aunque en estos tiempos todo se precipite en el mundo, porque todos viven el tiempo del Armagedón, Yo los invito a atravesar este Apocalipsis con inteligencia, con espíritu de servicio y de pura oración. 

Porque el verbo orante no solo los mantendrá unidos a la Fuente Creadora, sino también los mantendrá protegidos de todo mal, de las asechanzas que Mi enemigo quiere hacerles a todas las almas del mundo, especialmente a aquellas que se decidieron a vivir la cristiandad.

Por eso, mantengan un espíritu de fe encendido y nunca se permitan bajar los brazos.

Que, como en este día, sus brazos se eleven a los Cielos para recibir las Gracias de Dios, estas Gracias que nuevamente hoy le traigo a cada uno de ustedes para que, el próximo 25 de julio, su Madre Celeste y el Sagrado Corazón de Jesús, con el apoyo importante de San José Castísimo, puedan completar esta sagrada tarea en Angola y en África, para que los frutos de la redención y de la conversión de los corazones despierten en todos aquellos que los necesitan, para que sean elevados en consciencia, unidos en amor y en hermandad.

Hijos Míos, Yo los invito a seguir adelante, a pesar de estos tiempos difíciles y traumáticos, a pesar de todo lo que los sistemas del mundo hacen en los pueblos y naciones.

Colóquense en otra dimensión espiritual y así, no serán abrazados por el caos. 

Siempre levanten sus cabezas y miren hacia el cielo y, en cada nuevo día, aspiren a volver a encontrar a Jesús, aspiren por Su Retorno que está cerca, más cerca de lo que parece. Porque cuando Él retorne al mundo no solo traerá, en Su Espíritu, el Gobierno Espiritual y renovará una vez más todas las cosas, sino también pondrá fin al caos de este mundo, a la miseria, al sufrimiento y a la enfermedad.

Los corazones ya no serán pobres, estarán colmados de la riqueza de Dios, una riqueza espiritual inextinguible que los preparará a todos para la Nueva Tierra, para el surgimiento de la Nueva Humanidad.

Por eso, Mis hijos, apóstoles de Cristo, siéntanse partícipes de esta transición planetaria; porque esta humanidad en transición, que sirve y ora a Dios, está preparando las bases para el surgimiento de la Nueva Humanidad.

Por eso, todo lo que ofrezcan y hagan por Dios en este momento, de una forma constante y perseverante, le concederá al mundo y a toda la raza las Gracias del Padre, que construirán la nueva consciencia en la humanidad.

Yo, junto con ustedes, trabajo para que esto suceda, rezo para que esto suceda, suplico al Padre para que esto suceda, porque Mi Corazón y el Corazón de Mi Hijo ya están cansados del sufrimiento de las almas. Por eso, Yo les traigo Mi esperanza y también Mi eterna alegría, les traigo el gozo de Mi Espíritu y la ascensión de Mi Alma.

Así como el Arcángel Gabriel se lo entregó a Mi Corazón durante la Anunciación, hoy como Madre del Mundo y Señora de toda África, vengo a anunciarles la llegada del Nuevo Tiempo y el cumplimiento de la Palabra de Dios en los corazones que dijeron sí.

Antes de retirarme de aquí, quiero que se aproximen los que se consagrarán como Mis hijos, Hijos de María. Pueden aproximarse a Mi Altar para que sean bendecidos y luego ungidos por los sacerdotes, para consumar este momento de consagración a Mi Inmaculado y Materno Corazón. 

Vengan aquí, Mis amados hijos.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

Y, para esta consagración, nuestra Santa Madre del Cielo ha pedido que repitan la canción: “Madre, haz un milagro”.

 

A través de estas almas, que hoy consagro, formo un nuevo grupo Rosario de Luz que sea un espejo de Mi Corazón en la Tierra que pueda reflejar los atributos del Cielo, que no solo África necesita, sino también el mundo entero.

Por esa razón, Yo los consagro como Mis hijos, hijos de Mi Materno e Inmaculado Corazón; y agradezco, como Madre del Universo y de la Tierra, la apertura de sus corazones en este momento, que les trae la cura y la sanación que necesitan.

Yo los renuevo en la fe y los consagro en el Amor de Dios.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Mis bendiciones para Hermana Lucía de Jesús, hija y esposa de San José Castísimo.

 

Paz, para este mundo sufrido.

Paz, para todos los corazones que agonizan.

Paz, para los que no tienen la paz.

Paz, para que surja la Nueva Humanidad.

Amén.

 

Les agradezco por haber respondido a Mi llamado.

Y, una vez más, los vuelvo a bendecir, bajo la Señal luminosa de la Cruz, de la Cruz del Redentor: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más

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