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Cuanto más las agujas del reloj se pierden del tiempo y las horas que antes medían los días ya no pasan con el mismo ritmo, se aproximan a este mundo la Verdad y el Tiempo de Dios.
Las horas de la Tierra se revelan como una ilusión. Las estaciones y los días ya no son los mismos de tiempos atrás, porque la Tierra no está en el mismo punto, está en constante movimiento de aproximación a las dimensiones del Universo.
Los corazones de los hombres temen el caos y la perdición, porque sus almas pueden vislumbrar los abismos que se abren ante las vidas vacías de sentido.
Y aquellos que pueden sentir la angustia de sus interiores y escuchar la voz de sus almas, están buscando un camino por el cual caminar seguros.
¡Oh, corazones del mundo! Ha llegado el momento del Tiempo Eterno, de la disolución de la ilusión, de la absolución de los pecados, de la reparación del Corazón de Dios, tantas veces herido por los hombres.
Las últimas puertas para el despertar se están abriendo. Envíen su "sí" al Universo y dejen que el preconcepto, el temor o la incapacidad de buscar a Dios, den lugar a un nuevo ciclo en sus vidas.
Anímense con el ejemplo de los que dicen "sí" y déjense quebrar por dentro, para que sean reconstruidos por las Manos de Dios.
A los que están con los pies en el camino de una Vida Superior, les digo: no se permitan titubear.
Sean rectos, firmes consigo mismos y verdaderos. Sean mansos y simples, y den a conocer la alegría que nace en sus corazones al encontrar a Dios, más allá de las miserias humanas, porque esta alegría y este ejemplo animarán a las almas que están indecisas entre la Luz y el caos en este tiempo.
Sean instrumentos de auxilio para la definición humana; y eso no se hace de otra forma sino sirviendo, amando y dejándose corregir, transformar, purificar, redimir y elevar a Dios.
Colóquense, hijos del Nuevo Hombre, en los Brazos de Dios, en Su nueva y última Barca. Y aún en aguas agitadas y llenas de la furia propia de esta batalla espiritual, asegúrense firmes en la fe, no se dejen arrojar en el mar de las ilusiones del mundo.
Recojan de Mis Palabras la Fortaleza. ¡Escuchen el eco de la Voz de Dios en Sus Mensajeros y sigan adelante!
¡Remen! ¡Y nunca dejen de remar! Alcen las velas blancas del triunfo de la Paz y salven a los que se perdieron en estas aguas de ilusión. Tienen Mi Bendición para eso.
Su Padre y Amigo, este que siempre remará con ustedes y en silencio les ayudará a mantener, en lo alto, las velas de esta nueva y última Barca de la Salvación y de la Redención de la vida humana.
San José Castísimo
Llegará el día en que los misterios de la Tierra se revelarán, y no será primero a los ávidos buscadores de esa verdad. Será a los simples, a los humildes y a los que nada buscaban para sí, que se abrirán las puertas del Infinito, del macrocosmos universal y del microcosmos del propio interior.
Aquello que hoy está oculto, hasta para las más avanzadas ciencias y tecnologías, se revelará como una comprensión, una experiencia y una sabiduría que no se explica ni se mide con las matemáticas de la Tierra.
Los simples comprenderán en silencio y con ese mismo silencio lo transmitirán, porque serán los únicos que permanecerán impasibles cuando la Verdad emerja en la superficie del planeta. Solo ellos se podrán aproximar a la Vida Superior visible a los ojos humanos, porque la conocen y no le temen.
Vengo para formar corazones simples, que derribarán los muros de su arrogancia con mucho esfuerzo y despertarán la humildad, al reconocer que la arrogancia humana destruyó la Tierra y no hizo triunfar el Plan de Dios; al reconocer que es siendo nada que se tornan aptos para recibir todo y estar en el Todo, que es Dios.
En el principio del Proyecto Humano, el Creador ya conocía la imprevisibilidad y las dificultades de Sus hijos que encarnarían en la humanidad. Por ese motivo, a lo largo de toda la existencia humana , Dios envió hacia el interior de la Tierra, a espacios sagrados, invisibles a los ojos humanos, Consciencias bienaventuradas, que no son ángeles, sino seres en evolución que, venidos de la Eternidad, han permanecido en la Tierra, invisibles, sirviendo a la humanidad, con el simple hecho de vivir, en las profundidades del planeta, Principios evolutivos que despiertan el Amor en la consciencia planetaria y, en consecuencia, en los corazones humanos que se abren para sentirlo.
A pesar de estar en la Tierra desde el principio, pocos pudieron verlos y casi nadie comprendió verdaderamente el sentido de su misión en el planeta, cómo llevan adelante sus vidas y hasta cuándo permanecerán en la Tierra.
Esos espacios son sagrados, porque fueron pensados y creados por Dios y Sus Arcángeles, y allí se vive conforme dicta Su Pensamiento. Ellos permanecen en silencio y sirven casi siempre en el anonimato, porque su base es la Humildad que proviene del Corazón de Dios.
Pero en estos tiempos finales, cuando todo estará permitido y todo se revelará, su presencia también se revelará; primero a los simples y a los humildes, que correspondan a las Leyes que rigen esos espacios. Después, hijos, ante los ojos humanos, estén ellos ciegos o ignorantes, emergerá la Luz que los despertará.
Tal vez para algunos ya sea tarde para arrepentirse de su ignorancia, pero, delante del profundo Amor que emergerá de esa Obra oculta de Dios, todos recibirán una oportunidad.
Ese secreto vendrá con el Hijo del Hombre y, antes de que todo acontezca, solo los puros lo conocerán. Por eso les digo que para estar en esa fortaleza y formar parte de ese misterio que los sustentará, silenciosamente, durante la purificación de la Tierra; primero purifiquen sus corazones, su arrogancia y soberbia, líbrense de las vanidades de este mundo y caminen incansablemente hacia ese destino. Porque si hoy escuchan la Voz de Dios que les habla, es porque fueron elegidos para este fin. Le cabe a cada ser vivir, o no, bajo la Voluntad de Dios.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Para seguir los pasos de Cristo, les digo: deberán renunciar a todo camino personal. El Señor vendrá a dictarles sus pasos y no serán aquellos que ustedes quieren seguir, porque esos, hijos, engrandecen su condición humana y no los conducen hacia la Verdad.
Para seguir los pasos de Cristo, les digo: deberán dejar atrás sus aspiraciones, “sueños” y deseos humanos, para encontrar así Su Voluntad Divina, Perfecta y Única para sus vidas.
Para encontrar el Camino de Cristo, les digo: deberán cerrar sus ojos a la codicia de la vida ajena y ya no desearán vivir como “este” o “aquel”, porque para cada ser el Pensamiento Divino es único y cada hijo Suyo debe buscar lo que le pertenece y desear nada más que la Voluntad Divina para sí mismo.
Para encontrar la Verdad de Cristo, les digo: deberán renunciar a todo conocimiento vano, a toda búsqueda desmedida por engrandecer sus mentes y egos espirituales con verdades a medias y muchas vanidades. Gran parte de la humanidad, hijos, necesitaría de la “ciencia del no saber”, para llegar a la verdadera esencia del Conocimiento Divino. Mientras buscan y buscan, beben y se hartan en falsas fuentes, jamás le darán espacio en su interior para lo que es Verdadero y Puro, que sacia y calma esa sed desmedida por lo que no es real.
Para estar en el Amor de Cristo, les digo: deberán renunciar a todo amor vano, sobre todo a sí mismos; a aquello que llaman amor y que Yo llamo vanidad y celo por la ignorancia y por la ilusión. Porque aquel que alimenta el amor a su propia imagen y a las cosas de este mundo, no hace otra cosa que celar por su condición de ignorancia.
Para encontrar el Silencio de Cristo, les digo: deberán silenciarse por dentro, en lo profundo del corazón y buscar esa unión más en la soledad que en la apariencia; más en la acción que en las palabras; más en la Verdad que en la ignorancia espiritual.
Si están cansados de sí mismos y quieren salir del punto en el que se encuentran, Yo les digo: amen y en todo busquen amar. Que sus acciones sean movidas por el amor, corregidas por el amor y reflejadas con amor cuando erren. Que su verbo y su pensamiento nazcan del amor y, aun cuando sientan que no tienen qué amar, amen a Dios, a Su Plan y en Él, amarán todas las cosas.
La carencia humana, hijos, no es de conocimiento, de gracias, de oportunidades, de posibilidades, de caminos abiertos… Lo que les falta es voluntad, voluntad para amar y amor verdadero que se multiplica y nunca cesa en el corazón que ama.
Su cura se encuentra en el arte de Amar y de donar Amor. Así, encontrarán los pasos de Cristo, la Verdad de Cristo, el Camino de Cristo, la puerta hacia Cristo, los Ojos de Cristo, cuando Él retorne al mundo, y Su Verbo que les dirá, con Verdad y Poder: “Mis Compañeros”.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
En lo más profundo de la noche, el día se anuncia. Aún cuando todo está oscuro, el canto de los pájaros anuncia la llegada del sol, de la brisa matinal y los llama a despertar. La noche trae consigo soledad, nostalgia, a veces silencio, a veces ruidos...
Así será, hijos, en la noche oscura del planeta. Ella traerá consigo el sentimiento de soledad, muchas veces el desasosiego, fruto del corazón que no aprendió a silenciarse. Traerá consigo la nostalgia de una vida de ilusiones, que ya no encontrarán en el mundo, y los invitará a caminar en la oscuridad hacia un tiempo que les es completamente desconocido.
En el ápice de esa noche, cuando aquellos que estén despiertos sientan que ella no tendrá fin, cuando los que estén dormidos ingresen profundamente en su ilusión, escucharán los sonidos que vienen del Cielo. Como los pájaros, en los últimos instantes de la madrugada, los ángeles cantarán y sonarán sus trompetas. El Sol retornará al mundo.
Su Luz traerá aliento para los que esperaban en vigilia; sin embargo, cegará a los que dormían en la ilusión. Muchos no comprenderán inmediatamente lo que sucederá en el mundo, porque para ellos la noche será común y lo extraordinario jamás sucederá; ellos no percibirán que el tiempo se detendrá y ya no se contará con los relojes del mundo; sus corazones, vacíos de Dios, pulsarán en un viejo tiempo.
Los que esperen despiertos la llegada del Sol, con las cuentas pasando entre sus dedos, para recordarles la paz, al fin respirarán el aliento de un nuevo día y reconocerán el fin del viejo tiempo.
Muchos esperarán estruendos, catástrofes mundiales y un brusco fin para la humanidad, y estos se acostumbrarán a vivir en el caos y no percibirán que los tiempos se unen y que lo viejo deja su lugar para el nuevo tiempo.
La noche oscura ya está sobre el planeta. Ella es larga, lenta y su tiempo no se mide con el reloj que pasea en las muñecas de los hombres. Por eso, hijos, es hora de vigilar y orar incansablemente.
El Sol llegará y no será el mismo sol que ilumina los días de la Tierra, será un nuevo y resplandeciente Sol, renovado por Su Majestad Celestial.
La noche espiritual se sentirá oscura y profunda, a medida que avance. Sientan su silencio y mantengan la paz; escuchen su ruido y mantengan la paz; vivan la nostalgia humana que sentirán sus corazones y mantengan la paz. Déjense purificar por las pruebas de una noche espiritual que está sobre todos, pero mantengan la paz y la certeza de que, en vigilia, esperan la llegada del Sol.
Aquel que simplemente prepara sus corazones para el nuevo tiempo,
San José Castísimo
Aprende a estar en Mi Paz, a pesar del caos y de los conflictos del mundo. Aprende a mirar los acontecimientos con ojos de misericordia y con un corazón pleno de piedad.
Aprende a estar ante un planeta en transición, manteniendo la armonía y la paz de tu pequeño corazón, porque, aunque se arme en la Tierra el "escenario de los horrores y del temor humano", tu corazón debe estar en paz.
Aprende, hijo, que estás en el mundo, en este tiempo, para ser instrumento de una Voluntad Superior, de una Vida Mayor, que se instituirá en la Tierra cuando ella se haya purificado. Esta Vida surgirá dentro de los seres y se extenderá a su alrededor. Ella será el resultado de la fortaleza del corazón humano que sepa expresar lo que verdaderamente es: una pequeña parte viva de la Conciencia Divina.
Cada día forjará, en el interior de los seres, una mayor fortaleza. Todo sucederá, para unos, poco a poco y para otros, bruscamente; pero los cambios y las pruebas dictarán el crecimiento de los corazones y el fortalecimiento de su compromiso con el Plan de Dios.
Cada día será más necesario servir y donar de sí mismo, aquello que parece no existir en la propia consciencia, porque habrá quienes necesitarán con urgencia la donación de los servidores de Dios. Por eso, hijo, prepara tus manos y deja que tu corazón crezca sin miedo.
No siempre te será simple, fácil o agradable servir. El sacrificio retira la conciencia humana de su punto de comodidad e infantilidad espiritual, la llamada "ilusión mundial"; sin embargo, ese mismo sacrificio eleva la conciencia humana y la conduce a la Voluntad y al Pensamiento Divino, a lo que ella es en esencia y en espíritu.
Déjate, entonces, elevar y conducir por el cambio de los tiempos, porque las propias consecuencias de la transformación de la Tierra te harán dar pasos, si no te resistes y si no cierras tu corazón.
Yo estaré contigo.
Tu padre y compañero,
San José Castísimo
Libertad verdadera es aquella que se vive cuando el corazón sabe renunciar a todo querer y pensamiento humano para encontrar la Voluntad de Dios.
Libertad verdadera es aquella que el espíritu conoce cuando se ve libre de toda necesidad del ego de aparentar algo, de alcanzar algo o de ser algo, por la admiración superficial de los demás, por la competencia o por la simple autoestima y auto adoración.
Libertad verdadera, hijos, es aquella que se encuentra en la renuncia libre de sufrimiento, la renuncia que parte del amor a Dios y a Su Plan, y que trasciende todo estímulo humano de querer, de ser o incluso de aspirar a algo.
Dejen que sus corazones encuentren la Libertad verdadera en el silencio, cuando la necesidad de atraer a los demás, por el magnetismo de la propia voz, da lugar y espacio para que el espíritu escuche la Voz de Dios, cuyo Verbo trae Vida y Eternidad, y no muerte y degeneración.
Dejen que sus corazones conozcan la Libertad verdadera, cuando sus ojos ya no busquen en la mirada humana la admiración y el contentamiento, sino que, dirigidos hacia lo Alto, encuentren aquella Mirada serena de Aquel que los observa con amor desde el principio de la Creación. En esa Mirada Divina se encuentra la puerta hacia el Todo. En ella se encuentra toda la Vida, toda la Creación, toda la existencia verdadera.
Dejen que sus corazones experimenten la Libertad verdadera, colocando de lado todo padecimiento personal y humano, para dar lugar al Dolor del Corazón de Dios. Compartan con el Padre, un pesar verdadero, y alivien Su Santo y Puro Corazón. Así, aprenderán a encontrar el sentido de su propia vida en la verdad y no en la superficialidad.
Hijos, este no es solo el tiempo de la purificación, de la transición y del fin de la ignorancia humana; este es el tiempo de encontrar, conocer y vivir la Libertad verdadera y de dar fin al cautiverio de la materia y a sus infinitos aspectos de ilusión.
Caminen por sí mismos hacia el nuevo tiempo, hacia el nuevo hombre y hacia la Libertad Espiritual, con pasos aparentemente pequeños, con acciones simples, pero que repercutan en toda la humanidad y que les permitan transitar por el cambio de los ciclos con sabiduría, siendo instrumentos de auxilio para la humanidad.
Encuentren en el Corazón de Dios la puerta hacia la Libertad verdadera, y allí, todo se cumplirá.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Alma de Dios, cuando el Señor te llama, ve a Su encuentro. No dejes nunca de escuchar Su Voz y de seguirlo, porque Él siempre tendrá, para ti, lo que más necesitas.
Aunque el cansancio de tu cuerpo se extienda a tu mente y a tu corazón, no dejes que él debilite el amor y la aspiración de estar en Cristo y con Él.
Tu Señor y Rey, Maestro de las Esencias creadas por el Padre, viene al mundo por una Voluntad Superior a toda voluntad que se emana en el Universo, para que las criaturas alcancen el despertar, la redención y por fin, el retorno al Origen.
Por eso, alma fiel y peregrina, encuentra reposo y morada en Aquel que está en todo y que podrás encontrar en todos los lugares, pues Él habita en todas las cosas. Escucha la Voz de tu Señor cuando Él te llama y sabe que no siempre Su Voz será pronunciada como sonido y vibración, sino que Su Verbo también hablará en la potencia del silencio.
Permanece, entonces, con la atención puesta en Dios y en Su Hijo, para reconocer Sus Designios y Su Guía para este último tiempo. Dios está dispuesto a guiar todos los pasos de aquellos que lo aman y que lo siguen. Por eso, alma peregrina, ábrete para escucharlo y seguirlo más allá de tus posibilidades, más allá de esta vida, más allá de este mundo.
Como tu Padre y Amigo, te invito a caminar por sendas ya recorridas por Mis Pies. Para estar hoy al lado del Padre, del Hijo y de la Madre Celestial, Mi Corazón se abrió para escuchar la Voz de Dios, Mi Espíritu se abrió para permear la materia y Mi Humanidad, pobre y pequeña, se abrió a la trascendencia absoluta de su imperfección para encontrar la Verdad.
Déjate hoy inspirar por estos pasos y, escuchando la Voz de Cristo, elévate a Su Reino y vive la unidad con Su Espíritu de Amor, para que ella deje de ser una experiencia pasajera y se torne una vivencia constante, un estado superior de tu pequeña consciencia, en donde cuando te abres para ser nada, podrás entonces ser todo, ser todo.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Pon tu corazón en oración y mantén la paz. A pesar de todo lo que sucede en el mundo, hijo, si no hay paz en los corazones no hay cómo abrir las puertas para la actuación de una Ley Mayor, superior a todo lo que hoy rige la vida en la Tierra. Por eso, observa el mundo, no con indiferencia ni con ojos de ilusión: ve los acontecimientos con la mirada verdadera de quien reconoce la situación planetaria, pero que también sabe que la Voluntad de Dios triunfará más allá del caos y que lo más importante en estos tiempos es orar y obrar por el rescate de las almas y de las esencias.
Mantén tu corazón en paz y solo obedece a los Designios que descienden desde el Cielo para guiar a las almas. Un día, será necesario que existan seres conscientes dentro del caos, para crear allí un puente con el Universo de Dios, para que los Rayos y las Leyes Divinas que auxiliarán a la humanidad puedan descender. Pero para que el Creador cuente verdaderamente con Sus hijos, estos necesitan crecer y madurar en espíritu, lo que significa estar cada vez más unidos a la Consciencia Divina y a Su Santa Voluntad Celestial.
Si aprendes a obedecer, hijo, todo se cumplirá tal como Dios lo diseñó para ti, y como dijo el Hijo del Hombre: "Caerán mil hombres a tu izquierda y diez mil a tu derecha, y tú no serás alcanzado". Con esto, el Señor decía que la fortaleza espiritual, cuando es verdadera, no tiembla con el caos del mundo, con la purificación planetaria, ni tampoco con la propia. Por eso, disponte a percibir que el momento que tanto esperaban el Cielo y la Tierra, ya llegó. Y aun sin estar preparados para ello, los seres humanos lo vivirán.
Si tú eres parte de una minoría consciente de la realidad planetaria, da gracias y déjate guiar. Hoy, los acontecimientos agudos están distantes de ti porque Dios te está conduciendo por la senda correcta. Pero mañana, hijo, este sendero puede estrecharse, porque todo sucederá a tu lado y tus pasos deberán ser cada vez más rectos y precisos.
Aún estás a tiempo de despertar y de crecer en espíritu. Ora sin cesar, para que hasta el último espacio de tu consciencia, que aún no se rindió a Dios, pueda hacerlo. Así, hijo Mío, no correrás el riesgo de pisar en falso en el último momento, porque una parte oculta de tu consciencia no se había definido.
Busca transformar lo profundo de ti, en lo pequeño y en lo oculto, para llegar a lo grande. Lleva la paz hacia los espacios más escondidos de tu ser y vence aquellas resistencias que, en verdad, revelan el miedo que aún tienes de amar y de rendir tu corazón a Dios.
Sigue los pasos de los Mensajeros Celestiales y confía en que todo se construirá en ti, aunque no lo percibas, para que seas un triunfo de Dios en este mundo de tantas tinieblas aparentes.
Tu Padre y Amigo.
El que te ayuda a crecer y te advierte siempre,
San José Castísimo
Mientras el mundo agoniza, hijo, solo ora y deja que tu corazón llegue a Dios.
Será grande el sufrimiento y muchos se arrepentirán, tardíamente, de no haber mirado hacia el Cielo. Que nada te perturbe, que nada te estremezca ni te haga perder la fe.
Coloca tu corazón en la meta de una nueva vida, que solo surgirá en el mundo cuando él se haya purificado y retirado de su suelo fértil, lo que impedía el crecimiento de las semillas de luz, allí depositadas por Dios.
Ten certeza, hijo Mío, que después de toda la purificación, soportada con amor y esperanza, vendrá un nuevo sol, una nueva vida, una nueva oportunidad de recomenzar con mayor humildad y rendición a Dios.
Tu purificación te revelará aquello que precisa ser transformado y curado dentro de ti, para que, sabiendo todo lo que no eres y que pensabas ser, tu corazón pueda encaminarse hacia el develar de la verdad.
De la misma forma, el planeta también sabrá todo lo que no es y que pensaba ser, por su arrogancia y por distanciarse de Dios. No todos tendrán fuerzas para buscar la verdad, y muchos perderán la razón por no tener una referencia en la realidad. Pero tú, hijo, debes ser un eterno buscador de lo que es real, para que los que están ciegos encuentren en ti una luz para perseverar en la vida, en la verdadera vida que proviene de Dios y no del hombre. Por eso, no te canses de persistir y de construir en tu interior un camino hacia la Verdad.
No te entristezcas por pensar que es poco lo que haces cuando solo te trasformas a ti mismo y, en verdad, quisieras transformar el mundo. Lo que es verdadero se consolida en lo pequeño y perdura en los siglos y en la eternidad.
Por eso, confía en que el mayor servicio es purificarte primero, persistir y renunciar todos los días a la ilusión, antes de que el mundo se desestabilice, para que así seas portador de la Vida Superior. Cuando llegue el tiempo, comprenderás que fue en el silencio y en el anonimato que tu servicio hizo mayor eco en la vida planetaria y más allá de ella, adentró en los Universos.
Aquel que te ayuda a perseverar y a vencerte a ti mismo, tu Padre y Compañero de siempre,
San José Castísimo
Cuando Mi Corazón llega al mundo, no es solo para traer a las almas el Don de la Paz. Yo vengo para enseñarles a vivir este Don, que Dios ya les entregó por medio de la Presencia de Sus Mensajeros Divinos.
Vengo, en humildad y en silencio, para que las almas comprendan que las grandes cosas solo se alcanzan cuando el corazón sabe ser pequeño. Los misterios más infinitos y ocultos se revelan como una comprensión superior al corazón que sabe ser humilde, aún sin reconocer esto en sí mismo. Porque Dios busca a los menores para revelarles Su Faz, busca a los más imperfectos, pero que se disponen a ser otros, todos los días, dejando que su duro barro sea moldeado en las Manos del Alfarero Celestial.
Aquellos que aman la apariencia de su propio barro y que cuidan de él como un tesoro, jamás podrán tornarse receptáculos de un tesoro verdadero, de un Legado Universal. Por eso, hijos, Yo continúo viniendo a su encuentro, porque aún les falta mucho para rendirse a Dios, mucho por entregar. Esta Obra aún no está completa, pero ella puede ser constante si ustedes se disponen, todos los días, a recomenzar y a ser diferentes. Ofrezcan al Padre, todos los días, una pequeña parte de su barro para que sea transformado y para que así, Él consiga, poco a poco, diseñar Su Obra por medio de ustedes.
Encuentren, hijos, el verdadero sentido de la vida en la transformación, para que finalmente puedan, un día, descubrir la verdad sobre sí mismos.
Hay un sentido para la existencia humana, hay una verdad que trasciende a las apariencias y hay una experiencia a ser vivida, que trasciende toda enseñanza y toda sabiduría escrita en los Libros Sagrados de este mundo.
Al contrario de lo que muchos piensan, para saber, ustedes deben ser y para ser, deben dejarse transformar. Yo estoy aquí para ayudarlos.
Vuestro Padre y Amigo,
San José Castísimo
Noveno día de la novena.
Cuando el Niño Jesús era pequeño y María Santísima era una joven mujer, Yo tuve que dejar Sus Sagrados y Puros Corazones para estar al lado de Dios, entonces Mi Corazón se angustió.
Mi vida siempre fue una vida de renuncias, desde el principio al final; era de esa forma que Dios pulía Mi condición humana y manifestaba en Mi Ser, en toda Mi consciencia, Su Propósito Divino.
Renunciar, hijos, nunca fue para Mí una cosa simple. Mi Corazón, como cada corazón humano, estaba lleno de apegos, de voluntades, que poco a poco se fueron sublimando, pero fue en el último instante de Mi vida, cuando tuve que renunciar a estar con María y Jesús, que finalmente pude entregar la voluntad humana y vivir la Voluntad de Dios.
Este es el impulso que les traigo para el último día de la novena que les estoy transmitiendo; porque para comenzar cada ciclo es necesario renunciar al ciclo que pasó, entregando todo en las Manos de Dios para que nada les pertenezca, a no ser la Gracia de estar en el vacío.
En este último día, orarán al Padre en Mi Nombre para que aprendan a renunciar y para que, así como Yo, den pasos seguros, porque estarán vacíos de sí y plenos de Dios:
Señor,
así como le enseñaste a San José a renunciar
hasta en el último instante de Su vida,
enséñanos a renunciar, enséñanos a entregar nuestras vidas
y danos la Gracia de estar en el vacío, en la nada,
que nos conduce a la plenitud de Tu Corazón.
Amén.
San José Castísimo
Octavo día de la novena.
Cuando estábamos en Jerusalén y percibimos que habíamos perdido a Nuestro Hijo, el Hijo de Dios, Mi Corazón se colmó de angustia y de aflicción. Me sentí el peor de los hombres, el más indigno y el más distraído, porque no había podido cuidar el mayor Tesoro del Universo.
Por un instante, caí en la prueba al pensar que la responsabilidad del Plan de Dios Me correspondía y que, como Yo le había fallado al Señor, perdiendo a Su Hijo, todo estaba perdido. María Santísima se mantuvo serena, como si supiera en donde estaba el Niño, pero Mi Corazón humano y frágil estuvo a punto de quitarme la vida.
Esta angustia duró tres días, hasta que lo encontramos en el Templo, pleno de Su Padre y con la expresión más resplandeciente que Su pequeña consciencia había manifestado. Jesús estaba en la Casa de Su Padre, cuidando de las cosas de Su Padre, haciendo lo que vino a hacer en el mundo. En ese momento, Mi ignorancia dio lugar a la humildad y comprendí que la Voluntad de Dios es inalterable. Él nos da la posibilidad de colaborar con Su Plan, para nuestra propria salvación, pero este Plan no depende de nadie, sino de Dios.
Hijos, para que estén ante la misión que Dios les encomendó con humildad y comprendan que Su Voluntad siempre se cumplirá, más allá de las acciones humanas, oren al Padre en Mi Nombre, diciendo:
Señor,
así como probaste a San José
para despertar en Su Interior la Divina Humildad,
pruébanos para que seamos humildes
y muéstranos que no eres Tú quien necesita de nuestro servicio,
sino que somos nosotros quienes necesitamos servirte
para alcanzar la Redención y la Salvación de nuestras almas,
porque Tu Plan siempre se cumplirá.
Amén.
Que la humildad despierte en sus corazones y los inunde.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Séptimo día de la novena.
Cuando el Ángel Me avisó que Yo debía partir con la Santa Virgen y el Niño hacia Egipto, porque lo buscarían para matarlo en Belén, en Mi Casto Corazón vi todo lo que acontecería. Tomé en Mis brazos al Niño y coloqué a Mi Santa Esposa sobre la mula. Allí, comprendimos que Nuestra vida sería una eterna batalla, hasta que el Niño pudiera cumplir con Su Misión.
María Santísima también pudo ver lo que sucedería con los niños en Belén, pudo escuchar los gritos y los llantos de sus madres y pudo sentir el dolor de Dios en Su Puro Corazón. Tuvimos que partir sin mirar hacia atrás, confiando en el hecho de que estábamos dejando a tantos niños por la salvación de Uno, que un día les devolvería la vida. En Nuestros Corazones fortalecimos la fe en Dios y, durante todo el camino, pedíamos por Sus hijos pequeños y sabíamos que Él Nos escuchaba.
A veces, hijos, Dios les pide que caminen sin mirar hacia atrás; que dejen, aparentemente solas, a personas que ustedes aman y que necesitan de sus cuidados, pero deben saber que sus pasos espirituales les traerán mayor amparo que su presencia. Físicamente, ustedes pueden resguardar un cuerpo, espiritualmente pueden salvar un alma, una esencia, la evolución completa de un ser.
Por eso, si un día Dios los llama para caminar sin mirar hacia atrás, no teman dar esos pasos, pues ellos, un día, serán el motivo de la salvación de aquellos que quedaron detrás de ustedes. Para no temer y para fortalecer su propia fe, oren a Dios en Mi Nombre:
Señor,
así como llamaste a San José
y Él respondió a Tu Llamado,
llámanos y enséñanos a no mirar hacia atrás;
condúcenos y fortalece nuestra fe en Ti;
guíanos para que podamos saber que la vida en este mundo se desvanece,
pero los méritos del espíritu perduran para siempre.
Amén
Confíen, hijos, durante esta transición, en el hecho de que lo más importante es dar pasos espirituales, pues, aunque el mundo tiemble y la vida se desvanezca, serán los méritos generados en la pureza de sus corazones los que permitirán recobrar la vida y reconstruir la Tierra con Principios de Amor y de Unidad.
Yo vi temblar al mundo, Yo vi a la guerra consumir los corazones de los hombres. Dejé hacia atrás a los Míos para amparar al Niño y, un día, también dejé al Niño por la Voluntad de Dios; y fue desde el Cielo, con Mis ojos invisibles puestos sobre la Tierra, que vi a las almas recobrar la vida y al Amor ser más fuerte que la guerra.
Su Padre y Compañero,
San José Castísimo
Sexto día de la novena.
Cuando fui llamado para ir a Belén con María Santísima, estando Ella tan frágil y próxima a dar a luz al Niño, Me vi delante de otra prueba de fe. Yo sabía que las profecías estaban comenzando a cumplirse y que el Hijo de Dios vendría al mundo tal como estaba en las Sagradas Escrituras, pero Mi mente y Mi corazón eran probados y asediados a cada instante, de esa misión. Tuve que soportar internamente todos los desalientos del enemigo de Dios y mantener la fe, por encima de su falsa fuerza.
El viaje fue largo y, a pesar de que la Virgen María fue ayudada por los ángeles y los arcángeles, Ella estaba cansada, pues también tenía que sustentar los asedios del enemigo. El Hijo de Dios estaba por llegar y tanto la Luz como las tinieblas tenían sus ojos puestos sobre nosotros.
Llegando a Belén, quise buscar el mejor lugar para el Niño y Su Santa Madre, pero todo lo que recibimos fueron humillaciones y sucesivos desprecios. Oramos a Dios para que Nos guiara, hasta que fuimos conducidos hacia las grutas de Belén. Después de tantas pruebas, comprendí que Dios no nos había abandonado con Su Hijo, sino que Él no tenía, en Su Divino Pensamiento, Mi idea humana sobre lo que era mejor para el Niño. El Padre quería que Su Hijo, desde el principio, demostrara al mundo Su Humildad. Y fue entre los pobres y entre los más humildes y serviciales de los animales, que el Hijo del Hombre vino a nacer.
A veces, hijos, necesitamos ser probados, humillados y hasta despreciados, para purificar nuestra voluntad humana y descubrir que Dios no nos abandonó, sino que Él nos esperaba en el recinto interior, en donde nuestro corazón puede vivir la humildad. Por eso, cuando se sientan perdidos, probados, humillados y solitarios, oren al Padre en Mi Nombre y con Mi intercesión, Yo los ayudaré a encontrar el lugar de la humildad interior, en donde Dios los aguarda:
Señor,
como a San José Castísimo,
pruébame, para que mi fe se fortalezca;
purifícame, para que yo abandone al viejo hombre;
y enséñame a dejarme ser humillado,
para que yo descubra que, en la humildad, Tú me esperas
para revelarme Tu Corazón.
Amén.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Quinto día de la novena.
Cuando el Espíritu Santo descendió sobre María Santísima, colocando en Su Vientre Puro al Salvador del Mundo, al Hijo de Dios, el Mesías esperado por el pueblo de Israel, Mi Corazón se estremeció delante de este misterio.
Entre el sentimiento de no ser digno de tamaña Gracia y la lucha con Mi condición humana, para comprender verdaderamente la Voluntad de Dios para Nuestra Familia, tuve que dar un salto en la fe y en la madurez espiritual, pues sabía que, después del "sí" de la Santa Virgen, Mi respuesta sería definitiva para el cumplimiento de este Plan.
Muchas veces, Dios deposita, en Sus hijos menores y más imperfectos, Su mayor confianza. Esto los lleva a crecer y a superarse y, con los pasos de estos, Sus hijos, toda la humanidad da un paso en su crecimiento interior.
Cuando Dios les confíe una misión que les parezca grandiosa, aunque ustedes no comprendan su grandeza, ni abarquen la responsabilidad que ella trae consigo, digan "sí" al Padre, orando en Mi Nombre:
Señor,
así como San José, que era pequeño e imperfecto,
aceptó la grandiosa misión que Tú le encomendaste,
ayúdanos a aceptar Tu Voluntad, a asumir nuestra misión
y a crecer en madurez y en amor a Tu Plan Salvador.
Amén.
Su Padre y Compañero, con un Corazón semejante al vuestro,
San José Castísimo
Cuarto día de la novena.
Cuando fui llamado al Templo para desposar a una Virgen Santa y Pura, Mi Corazón estuvo ante un desafío y una prueba interior.
Había planeado para Mi vida, una vida de silencio, castidad y soledad. No había pensado en casarme, constituir una familia y compartir con ella Mi experiencia en la Tierra, porque pensaba que Mi misión no podría ser comprendida por nadie, ya que hasta para Mí, era un gran misterio.
Cuando vi a María Santísima, se despertó en Mi interior un profundo Amor por Dios, y ese Amor se reflejó en Mí como una pureza nunca antes experimentada.
Yo era un solitario en este mundo, como la vara de nardo seca que traía en Mis manos, y la Pureza de María Santísima, reflejada en Mí, hizo que la vara floreciera. Entonces, comprendí la Voluntad de Dios y renuncié a todo lo que había pensado para Mi vida.
Cuando la Voluntad de Dios los llame a renunciar a sus propios planes, aunque ellos parezcan espirituales, para que vivan algo que jamás pensaron vivir, vacíense de sí mismos y oren al Padre, en Mi Nombre, diciendo:
Señor,
Tú, que despertaste a la Pureza en el Casto Corazón de San José
y lo hiciste renunciar a Su voluntad humana,
danos la Gracia de ser puros y simples,
para que renunciemos a nuestra voluntad
y vivamos solo la Tuya.
Amén.
No hay dádiva mayor que vivir la Voluntad de Dios y verla manifestada en la propia vida. Por eso, pierdan el temor de rasgar sus propios planes y de abrir las manos para recibir el Pergamino de la Voluntad Divina.
Su Padre y Compañero,
San José Castísimo
Tercer día de la novena
Aún era joven cuando conocí al pueblo Esenio en el desierto. Dios colocó delante de Mí un gran misterio que, al mismo tiempo, era absolutamente diferente de todo lo que Yo conocía, como cultura, como vida espiritual y como forma de vida social; pero que también era conocido en Mi interior. Era como un espejo de todo lo que Yo guardaba dentro de Mí, como una vida oculta que no podía expresarse por no encontrar un espacio.
Aunque estaba ante algo nuevo y desconocido, una enseñanza que trascendía los Libros Sagrados y que se renovaba a cada instante, como la vida, Yo Me lancé a esa experiencia y dejé que Mi Mundo interior encontrara aquel espacio seguro que tanto buscaba para expresarse.
Cuando estén ante una enseñanza nueva o una nueva forma de comprender la vida, cuando estén ante algo que los llama a la renovación, mediten en Mi ejemplo y oren a Dios en Mi Nombre, diciendo:
Señor,
así como San José reconocía
Tus Impulsos y Tu Verdad en Su Vida,
enseñanos a estar ante lo nuevo
y sin temor, permítenos ser renovados por la Verdad Universal.
Amén.
Estos serán tiempos de muchas pruebas, pero también de muchas revelaciones. Ustedes estarán frente a Verdades que no conocían y también podrán comprender más ampliamente lo que les fue enseñado por medio de símbolos y de parábolas.
Por eso, hijos, oren y preparen sus corazones para que no teman estar ante lo nuevo.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
En el segundo día de la novena, meditarán en Mi juventud, cuando Mi Corazón estuvo ante todos los estímulos mundanos, ante todos los impulsos que Me llamaban a ser como los demás jóvenes de Mi época, cuando estuve frente al rechazo, la humillación y la incomprensión de Mis hermanos y amigos, porque Dios Me llamaba a una vida de entrega, de castidad y de silencio.
En una época en que la condición humana era grosera y sobresalía más allá de cualquier aspiración espiritual, Mi Corazón prevaleció delante de los estímulos del cuerpo y pude ofrecer a Dios un instrumento Suyo en el mundo, por medio de Mi Vida.
Cuando estén ante los estímulos mundanos, las energías capitales, la humillación, el rechazo y la incomprensión del mundo, orarán a Dios en Mi Nombre:
Señor,
por la superación de San José
y por Su entrega absoluta, que venció a la condición humana,
ayúdanos a superar los atavismos, las concupiscencias
y la superficialidad de este mundo.
Amén.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Hijos, la necesidad planetaria dicta:
Que se unan los corazones, las creencias, las razas y las religiones. Que se unan en el Principio de la Verdad y del Amor, esencia de todo pueblo, cultura y religión verdadera. Que se unan los corazones en las familias. Que los padres, con sus hijos, encuentren la forma de comprenderlos y respetarlos, para guiarlos y conducirlos, sobre todo con el ejemplo.
El corazón humano está enfermo y para percibirlo no es necesario ver más allá de las dimensiones. La propia vida les muestra, hijos, que para sobrellevar estos tiempos y, aún más, para tornarse en un triunfo de Dios en el mundo, precisan renovarse, y no hay renovación que no comience con la unidad.
Lo mejor que cada corazón expresa es lo que permite que la vida sea renovada. Un padre no se renueva sin su hijo; una nación no se renueva sin el aporte de otra nación; una religión no se renueva si no se abre para descubrir la potencia de compartir, y no de competir. La Tierra se renueva cuando se abre al Universo; los corazones se renuevan cuando se abren al servicio y encuentran, en la belleza del prójimo, la inspiración para lo nuevo, dentro de sí mismos.
Todo lo que este mundo necesita para caminar se encuentra en su Esencia, pero este Don se repartió entre las criaturas, entre las culturas, entre las naciones y entre las religiones.
Si no buscaran ver solo la miseria ajena y lo que los hace mejores que los otros, sino que buscaran en el prójimo aquello que los inspira a la comunión, a la esencia que hay en la Verdad y que los hace únicos en Dios, podrían renovarse y tener fuerzas para superar los asedios de este tiempo.
Mientras el enemigo desune, busquen la unidad. Dios es unidad por medio de Sus criaturas, cuando ellas se dan las manos entre sí. Este, hijos, es el gran secreto para superar los tiempos que viven y ver nacer, en el horizonte de la Tierra, una nueva vida.
Que las religiones no se apeguen a las instituciones, sino a su Esencia. Que de la Verdad provenga la Ley que las rige. Así, jamás temerán unirse al prójimo, porque sabrán encontrar la misma Verdad que viven, en el interior de los que tienen delante de sí.
Yo los inspiro y los ayudo a cruzar estos tiempos con humildad, y los bendigo para que sean lo suficientemente valientes para vencerse a sí mismos y encontrar la Verdad de Dios, que debe guiarlos, en este tiempo, más allá de las antiguas leyes que un día les dictaron el camino a seguir.
Los tiempos cambiaron y deben encontrar a la Esencia y a la Verdad que rigen este momento del planeta. Todo comienza cuando abren el corazón a la unidad.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Hoy, comenzaré a entregarles una novena para iniciar un nuevo ciclo, no solo entre Mi Casto Corazón y la humanidad, sino para que cada ser pueda encontrar, dentro de sí, la forma de renovarse, de dar pasos y de abrazar los ciclos que llegan con alegría, con el corazón libre y en paz.
Cada día representará un impulso vivido por Mí, por medio de la humildad, de la constancia y de la persistencia, para trascender la condición humana y abrazar los nuevos ciclos espirituales que se presentan.
Que estos impulsos lleguen a sus corazones y los fortalezcan, por la Gracia de la oración y de la unidad con Mi Casto y simple Corazón.
En el primer día, meditarán en Mi infancia, como niño pobre y simple, delante del Misterio de Dios, que Me llamaba para dar pasos que Me parecían imposibles frente a Mi pequeñez e infantilidad. Abrazado por el espíritu de la fe, respondía al llamado de Dios y, aún siendo tan pequeño, permití que Él Me hiciera grande.
Cuando estén ante desafíos que les parezcan imposibles de sobrepasar, orarán a Dios en Mi Nombre:
Señor,
como a San José Castísimo,
concédenos la Gracia de la Fe, para vivir Tu Voluntad,
aunque ella nos parezca inalcanzable y a veces, imposible.
Transforma nuestra pequeñez en la Gracia de Tu Grandeza;
nuestra debilidad, en Tu Fortaleza.
Amén.
Podrán orar por 14, 33 o 72 veces, conforme a la necesidad que sientan en sus almas.
Con Mi bendición en sus vidas, reciban de Dios la Gracia para seguir adelante, cumpliendo con Su Voluntad y manifestando Su Propósito de Amor.
Su Padre y Compañero,
San José Castísimo
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más