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Hijos, que sus corazones siempre mantengan el vínculo con Dios y con Su Propósito.
A pesar de todos los desafíos de este tiempo, la mayor prueba de la humanidad no serán las guerras, los conflictos, las humillaciones o los desequilibrios de la naturaleza. La mayor prueba de la humanidad será mantener vivo su vínculo con Dios, más allá de todo lo que suceda a su alrededor y dentro de ustedes mismos.
Por eso, sepan que la prioridad de sus vidas debe ser el diálogo con el Padre, la oración sincera y la unidad con el Creador, porque de allí vendrá la sabiduría, de allí vendrá la fortaleza, de allí vendrán el silencio y la palabra correcta que tanto buscan, de allí vendrá el triunfo cuando todos vean el fracaso, de allí vendrá el paso crístico cuando todos vean humillación y desprestigio, de allí vendrá el amor cuando todos tengan rencor, de allí vendrá el perdón cuando todos vean odio y temor.
Mantengan sus corazones siempre unidos a Dios, encendiendo cada nuevo día el vínculo único que, como humanidad, ustedes tienen la capacidad de vivir. Si tan solo miraran hacia adentro y colocaran sus consciencias en el centro del propio ser para hablar con Dios y escuchar Su respuesta, sabrán, hijos, por donde ir y como atravesar estos tiempos.
Ya saben que están en el Calvario de este mundo y, en el Calvario, podrán confundir sus mentes y sus corazones si no están unidos a Dios. En el Calvario, podrán ver solo sufrimiento, desavenencias, humillaciones, heridas y sacrificios; o podrán mirar y vivir cada situación a partir del centro del propio ser para que, desde allí y en unión con Dios, sean capaces de percibir la oportunidad de renovación, de reconstrucción, de cura, de perdón y de redención donde muchos no la pueden observar.
Sé que, frente a todo lo que vivirán, muchos se olvidarán de Nuestras Palabras; así como los apóstoles, cuando estaban ante el Calvario, se olvidaron de todo lo que Cristo les había dicho. Pero, a aquellos que sí pueden recordar y vivir los impulsos que les entregamos, Yo les pido que se cuiden unos a otros, que se recuerden mutuamente cómo se atraviesa el fin del fin de los tiempos y que recuerden que donde haya desequilibrio, tendrán que equilibrarlo con el amor y la entrega de sus vidas.
Todo les fue dicho y todo les fue entregado, pero no podemos vivir esta prueba por ustedes. A cada uno le cabrá redimir y transformar la condición humana dentro de sí mismo, dar el paso en dirección a la puerta estrecha e ingresar en la escuela que el Creador les ofrece. Mas tienen y siempre tendrán Mi bendición para esto.
Su padre y amigo,
San José Castísimo
Después de transmitir el Mensaje Semanal, San José celebró el Sacramento de la Eucaristía:
Cuando llegó la hora de que el Señor realizara Su oferta, Su Corazón no estaba pleno de alegría, Su Consciencia humana se angustiaba, pero Su Espíritu misteriosamente encontraba júbilo, plenitud y amor.
Para muchos, el estado humano y el estado espiritual se confunden. A veces, la consciencia humana encuentra angustia en lo mismo que el espíritu encuentra júbilo y plenitud. A veces, la conciencia humana encuentra dolor en lo mismo que el espíritu renueva el Amor de Dios.
Por eso, el Señor, trascendiendo Su condición humana, abrazó lo que sentía Su Espíritu y, a partir de allí, se sentó a la mesa con Sus apóstoles, ofreciéndoles pan y vino, ofreciéndoles Su Cuerpo y Su Sangre como el único Cordero capaz de expiar los pecados del mundo.
Sentado a la mesa con los Suyos, el Señor tomó el pan y, uniéndose profundamente a Su Espíritu, lo elevó y, sintiendo la misma oferta que viviría en la Cruz al ser elevado y crucificado, ofreció Su sí y el Padre lo aceptó, transformando esa oferta en la oferta del trigo que entregaba también el fruto de su existencia para ser transustanciado por Cristo. Fundiendo Espíritu y materia, trascendiendo la condición humana y la condición de los elementos, Cristo se transformó en el pan que partió y se entregó a los Suyos, diciéndoles: "Tomad y comed, porque este es Mi Cuerpo que será entregado por vosotros".
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Amén.
Durante toda la Cena, el Señor contemplaba a Sus compañeros y, a través de ellos, cada paso que viviría en el Calvario. Cristo sabía cómo respondería cada uno a lo que Él viviría. Contemplaba sus debilidades, su oferta, pero también contemplaba la fortaleza que surgiría de sus corazones, aun después de haberlo negado. Por eso, el Señor, aun antes de que cometieran cualquier pecado, ya los perdonaba. Sus Ojos de Compasión contemplaban los frutos de la entrega de cada apóstol, y Él solo esperaba que esos mismos apóstoles también pudieran comprender esto.
Ese Amor por Sus compañeros fortaleció el Corazón del Señor para que pudiera tomar el Cáliz y, contemplando cada gota de Sangre que sería derramada de Su Cuerpo, renovara Su oferta. Elevando el Cáliz a lo alto, así como Su Cuerpo sería elevado en la Cruz, vertiendo Sangre y Agua sobre todo el género humano, sobre toda la consciencia planetaria, Cristo renovó Su sí y el Creador lo aceptó, convirtiendo el vino en Su Sangre.
Y, aspirando ardientemente a vivir en cada ser de esta Tierra, aspirando ardientemente a que el código genético que Él vivía y experimentaba en cada célula Suya que era transformada en cada sí que Cristo daba, Él se colocó dentro del vino transformado en Sangre y se lo ofreció a Sus apóstoles, diciéndoles: "Tomad y bebed todos de él, porque esta es Mi Sangre, Sangre de la Nueva y Eterna Alianza, Sangre que será derramada por ustedes para la remisión de todos los pecados. Haced esto en Mi memoria hasta Mi Retorno al mundo".
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Amén.
Así como en aquella noche, en cada nueva Comunión, Cristo contempla a Sus compañeros. Él ya sabe, hijos, lo que cada uno de ustedes vivirá. Él ya sabe cómo responderán a cada prueba y que a veces lo negarán; pero Él espera que confíen en Su Perdón, que retornen a Su Corazón y que den testimonio de que Él habita dentro de ustedes, mucho más allá de cualquier miseria y condición humana.
Este es el tiempo y la hora, este es el Nuevo Tiempo de los Nuevos Cristos, y cada uno de ustedes que comulga del Cuerpo de Cristo, que bebe de Su Sangre y come de Su Cuerpo, es llamado a ser como Él en el Calvario de estos tiempos.
Tienen Mi bendición para esto.
Anuncien la paz y el triunfo de su Redentor en sus vidas y en toda la humanidad.
Y, para que esta Eucaristía se expanda a toda la consciencia humana, reencienda el vínculo entre los hombres y Dios, entre sus corazones y el Corazón del Creador; reafirmemos, cada uno, la propia oferta, así como Cristo lo hizo en diálogo con Dios, para que Su Voluntad se establezca en sus vidas y en todas las vidas de este mundo.
Oración: Padre Nuestro.
A pesar de no ser dignos, el Señor ya ha pronunciado Sus Palabras. Siéntanse salvos.
Yo los bendigo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Contemplen con el corazón los ciclos de la vida y renuévense en cada nuevo ciclo, como en cada nuevo día.
No tengan miedo, hijos, por los tiempos que vendrán. Antes, estén con el corazón siempre pronto para defender de ustedes mismos la Voluntad y el Plan Divino. Si sus corazones están abiertos y sus espíritus despiertos, serán capaces de ir más allá de todas las pruebas que el planeta será llevado a vivir.
Por eso, a lo largo de los años, les enseñamos sobre el poder de la oración, de la intercesión y del servicio; porque estas son las llaves que mantienen a sus consciencias en la vibración del correcto despertar, en unidad con las Leyes Universales y sus Rayos Divinos.
Mientras mantengan sus corazones despiertos y vigilantes, sus espíritus en oración y su consciencia en servicio, siempre recibirán del Cielo las Gracias que necesitan para dar sus pasos, porque estarán alineados con la Ley y los Rayos Divinos.
Vigilen siempre para no estar distraídos con el mundo y sus tendencias, para no dejarse llevar por los ideales que hoy confunden a tantos corazones.
Mientras oren y sean humildes ante Dios, manteniendo encendido y vivo el diálogo con el Creador, siempre sabrán qué hacer, dónde estar y cuáles son los pasos que deben dar para cumplir Su Voluntad y mantenerse en Su Camino. La oración y la entrega, la humildad y el servicio serán sus escudos en este tiempo de ilusiones. A través de ellos, siempre sabrán regresar al Propósito que Dios tiene para sus vidas.
Todo ya les fue dicho, todas las Gracias ya les fueron entregadas, todos los dones que necesitan ya están latentes en lo profundo de sus corazones. Ahora, hijos, es tiempo de hacerlos emerger.
En el recogimiento de los Mensajeros Divinos, serán probados en el fuego de sus corazones, porque el mundo buscará llevarlos hacia la inercia, el vacío y la inestabilidad; pero dentro de ustedes estará la llave para ir más allá, ser y vivir la instrucción que recibieron durante tantos años. Por eso, siempre vuelvan a Nuestras Palabras y diariamente recuerden lo que ya les dijimos, allí encontrarán respuestas y fortaleza, allí encontrarán la paz.
Sean perseverantes y valientes, sean verdaderos y simples. Busquen siempre el espíritu de la paz y de la transparencia para estar en Dios.
Tienen Mi bendición para esto.
Su padre y amigo,
San José Castísimo
Después de transmitir Su Mensaje Semanal, San José consagró a nuevos Hijos y Amigos de San José:
Hoy, bendigo esta agua para que bendiga sus pequeñas vidas, limpie el pasado y sus heridas más profundas. Acojo en Mi Casto Corazón las intenciones que traen para elevarlas a Dios, sus familias, sus naciones, sus historias, para que reencuentren la paz.
Mientras la Gracia de Mi Casto Corazón toca sus vidas, oren también por las familias del mundo, para que sean siempre una red de intercesión y de cura, porque la cura que llega hasta ustedes debe permear también al mundo.
Recibirán esta unción en nombre de la humanidad, para que la cura que proviene del corazón de Aurora toque sus corazones, recorra sus células, sus espíritus, sus almas y llegue al alma de la humanidad, a la consciencia humana. Reciban el toque de esta unción como el toque de Aurora, como la respuesta a sus oraciones y el reencuentro con la paz.
Que este incienso les traiga liberación, libere las amarras más profundas que les impiden retornar a Dios, dar sus pasos en dirección al Padre Celestial. Permitan que estas amarras sean liberadas por el aroma suave de la entrega de sus vidas.
El incienso representa al alma que se rinde y se eleva al Padre. Por eso, hoy son bendecidos a través de este santo elemento que, desde los patriarcas y hasta los días de hoy, inspira a los corazones a retornar al Origen.
Hoy, Yo los bendigo y los consagro como Hijos y Amigos de Mi Casto Corazón, como almas servidoras e intercesoras ante la humanidad, el planeta y sus Reinos.
Caminen a Mi lado, así como también al lado de la Sagrada Familia. Que sus corazones ya no conozcan la soledad, el desaliento, el desamparo, porque cuando se sientan así, hijos, oren y sentirán Nuestra Presencia. Estaremos siempre a su lado.
Reciban Mi bendición, Mi Gracia y Mi paz.
Reciban de Aurora su cura y, de su verde corazón, el principio de la redención para que retomen el propósito de sus vidas y de su existencia.
En nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cuando los Mensajeros de Dios ya no estén manifestando Sus Apariciones a los corazones de los hombres, será el tiempo y la hora de demostrarle al mundo que los códigos de Amor y Sabiduría de la Fuente Divina fueron depositados en sus corazones y dieron frutos.
Por eso, serán probados en el amor mutuo, en la fe, en la compasión y en la misericordia. Serán probados en la caridad y en la piedad, para que den testimonio de lo que aprendieron.
De su boca, desbordará lo que hay en sus corazones; su verbo demostrará lo que hay en su interior. Serán probados así, por la palabra y por el silencio, y el Creador los observará para que demuestren, hijos, lo que aprendieron en estos tiempos.
¿De sus bocas saldrán misericordia y compasión, piedad y verdad? Este es el tiempo de medir el verbo y el silencio, para que le demuestren al mundo lo que verdaderamente son.
Serán probados por sus acciones. De sus cuerpos, desbordará aquello de lo que está llena su consciencia; sus acciones demostrarán si fueron capaces de asimilar los códigos crísticos o si ellos están ocultos o hasta sepultados en lo profundo de la consciencia.
Hoy, hijos, las almas necesitan ejemplos de almas que sean capaces de dejar transparentar los códigos crísticos que recibieron.
¿Sus acciones serán de unidad o de separatividad?
¿Demostrarán caridad o indiferencia?
¿Demostrarán amor o destruirán con impiedad?
Sus seres serán probados en la mente y en las emociones. Sus pensamientos y sentimientos desbordarán de lo que está lleno su subconsciente.
¿Serán capaces de transmutarse a sí mismos con la fuerza de la oración y de la adoración eucarística o se dejarán envenenar con el mismo pensamiento y sentimiento colectivos que llevan a la humanidad a la destrucción de sus principios más puros?
El silencio de los Mensajeros Divinos no significará abandono, hijos, pero sí el momento de que los últimos apóstoles den testimonio de la vida crística, de la unidad por encima de los estímulos de guerra que impregnan a la consciencia humana, del amor por encima de los estímulos de odio, del perdón por encima de los estímulos de venganza y de juzgamiento.
Este será el tiempo de trascender, de adentro hacia afuera, los estímulos mundanos, el sentimiento de poder y superioridad que siempre llevó a la humanidad a la desunión y a la destrucción de su Propósito Superior.
¿Escogerán ir más allá de sus propios pensamientos y pareceres para unir y amar o vivirán los mismos errores que, de tiempo en tiempo, los llevaron a perderse como civilización? Es tiempo no solo de reflexionar, sino de vivir; es tiempo de transmitirle paz a un mundo en guerras.
De su boca se desbordará aquello de lo que esté lleno su corazón; de sus acciones desbordará aquello de lo que esté llena su consciencia; de sus pensamientos y sentimientos desbordará aquello de lo que esté lleno su subconsciente.
Por eso, oren y elévense, trasciéndanse y vivan esta prueba de la humanidad, dándole a conocer al mundo lo que recibieron en los últimos 17 años, que son impulsos crísticos de Amor y Sabiduría que deben encontrar expresión en sus vidas.
Tienen Mi bendición para esto.
Su padre y amigo,
San José Castísimo
Mantén tu corazón en ascensión y no te dejes vencer por el mundo, por el caos, por el dolor, por la incomprensión o por la purificación de estos tiempos.
Mantén tu corazón en ascensión, dando prioridad a tu diálogo con Dios, a los momentos de oración, de servicio, de entrega y de humildad.
Mantén tu corazón en ascensión, recordando cada día las Palabras de la Jerarquía, Palabras que son vivas y que te traerán llaves, las llaves que necesitas, siempre que las busques.
Mantén, hijo, tu corazón en ascensión. No te dejes vencer por la inercia, por el miedo, por la desesperanza o por la falta de paz y de amor en la Tierra, dentro y fuera de los seres.
Mantén tu corazón en ascensión. Susténtate cada día en lo que eleva tu consciencia y no en lo que la hace caer en los abismos profundos de la ignorancia humana.
Haz, cada día, la elección correcta. Toma, en cada instante, la decisión correcta. Decide mantener tu consciencia en ascensión y en servicio, para que transites el fin del fin de los tiempos como un instrumento en las Manos de Dios, como un auxilio para las almas.
Tienes Mi bendición para esto.
Tu padre y amigo,
San José Castísimo
Cuando tus bases, aparentemente sólidas, comienzan a transformarse en arena movediza, sabe, hijo, que el Universo te señala que tu fe debe estar en el infinito.
Cuando tus pies ya no sienten seguridad en los caminos pavimentados del mundo, sabe, hijo, que el Universo te señala lo que es inmaterial e invisible.
Para que tu consciencia aprenda a buscar el sustento propio en lo que es Superior, todo lo que antes era la base de tu vida debe ser transformado. Ha llegado el tiempo de aprender a amar el infinito, lo invisible, lo inmaterial, el Propósito de la existencia en todas las dimensiones, lo que gestó la vida material, y no la vida material en sí.
Tu fe debe consolidarse en lo que es eterno, impalpable; sin embargo, verdadero; en lo que es inmutable y perpetuo, que es el Amor de Dios y Sus Rayos Universales.
Concentra tu corazón en la elevación de la consciencia y sé para el mundo un instrumento de la verdad y de la trascendencia.
Tienes Mi bendición para esto.
Tu padre y amigo,
San José Castísimo
Que tu corazón no tema el vacío, la soledad, el abandono o cualquier prueba de estos tiempos.
Que tu corazón no tema la transición de los días, la purificación humana, el parto planetario o la agitación de la naturaleza.
Que tu corazón no tema las consecuencias de las decisiones de las naciones, la ignorancia de los hombres, la indiferencia de los corazones. Antes, hijo, haz de todo esto el motivo y el motor de tu transformación constante, de la urgencia con la que debes dar tus pasos en dirección a Dios.
Que la situación planetaria no sea para ti motivo de miedo, desesperación o desesperanza. Antes, que sea el motor que te impulsa todos los días a dar más de ti, de adentro hacia afuera, y a vivir verdaderamente los principios espirituales que guían tu vida y guiaron tus pasos hasta este momento y que ahora deben encenderse y seguir su revelación para que tu consciencia sea la punta de una lanza en ascensión, abriendo camino en la consciencia humana a la evolución superior.
La Cruz, plena de dolor, vacío, soledad, indiferencia, humillación, sufrimiento, tristeza, negación, traición y un profundo abismo espiritual, le reveló a la humanidad un sentido del amor nunca antes experimentado, ni siquiera por el propio Creador, sino a través de Su Hijo.
El fin de los tiempos, la transición entre el viejo y el nuevo hombre, la pasión planetaria plena de caos, ignorancia, maldad, oscuridad, sufrimiento, desierto, confusión interior, conflictos y guerras, le revelará a los seres un sentido de trascendencia de las miserias humanas jamás experimentado en toda la Creación; le revelará un grado de perdón, de misericordia y de amor que le traerá a la vida una nueva Ley, cuyo nombre se diseña en la Consciencia Divina, porque jamás fue pronunciada o vivida por las criaturas.
Mientras el enemigo sembraba temor en el Corazón de Cristo, Él le respondía con silencio y unidad con Dios. Y cuanto más profundo era Su dolor, más profunda era Su unión con el Padre y Consigo mismo, con el Propósito de Su existencia, con la razón de Su vida. Y, en cada paso con la Cruz, Jesús se revelaba a Sí mismo quien verdaderamente era, el Cristo nacía en Su interior y le demostraba, primero a Dios y después a Sí mismo, el sentido de Su entrega.
Por eso, hijo, no temas y no dejes que el enemigo siembre y coseche temor en tu corazón ante la situación planetaria. El enemigo sembrará el miedo, el odio y la guerra; y la respuesta dentro de ti, nacida del silencio y de la oración, debe ser la expresión de lo que naciste para ser, la expresión del propósito de tu vida, la unión cada vez más profunda con Dios para que puedas descubrir y ser quien verdaderamente naciste para ser.
Yo no te diré la respuesta, no te diré quién debes ser, pero recuerda siempre Mis Palabras y busca responderle este misterio a tu propio corazón.
Ve en busca de lo que eres.
Tienes Mi bendición para esto.
Tu padre y amigo,
San José Castísimo
Que tu corazón esté en paz, hijo, pues ya aprendiste el camino de unión con Dios, aprendiste a reconciliarte con Él y a llevar contigo a los corazones de tus hermanos del mundo entero.
Que tu corazón esté en paz, hijo, pues ya sabes el camino de la entrega y del servicio, sabes por donde has de ir para no perderte en las tentaciones del mundo, sabes lo que debe ser hecho en los tiempos de transición: solo orar, amar y servir.
Que tu corazón esté en paz, sin permitir que las confusiones de estos tiempos confundan también a tu interior. Concéntrate en la única cosa necesaria en este momento, que es ser todo lo que aprendiste. Coloca tu consciencia y tu energía en la misión única y esencial de mantenerte como un lápiz en las Manos de Dios, a través del cual Él escriba la historia de la humanidad y el triunfo de Su Corazón.
Mantén tu corazón en paz y no le temas a las pruebas que ves aproximarse a la humanidad. Así como llegaste hasta aquí, así seguirás adelante y verás emerger de tu corazón las herramientas necesarias para lidiar con cada situación cuando llegue el tiempo.
No exijas de ti perfección, pero sé persistente y busca la constancia en el diálogo íntimo y profundo con Dios, busca instancias de silencio y momentos de gratitud en los que puedas valorizar todo lo que recibiste hasta aquí y cómo, a pesar de todo, la Mirada del Creador siempre estuvo sobre tu corazón.
No concentres tu atención en las miserias ajenas. Antes, cada día, sé ejemplo de persistencia y de transformación, haz tu parte y sé mejor en todo lo que puedas para que se perfeccione en ti el don de la entrega y del servicio, de la caridad y del amor, y que tu transformación diaria sea el mayor instrumento de cura de las miserias ajenas, como también de las tuyas.
No mires al mundo con temor o juzgamiento. Proyecta antes, en tu mirada, el Pensamiento Divino, el Propósito que Dios tuvo al crear cada detalle de la vida; y solo piensa que, a pesar de las imperfecciones y desvíos, ese Propósito se oculta en algún lugar del interior de las criaturas. Busca encontrarlo.
No pactes con lo que ya no forma parte de tu camino, disfrazando de fraternidad lo que aún tiende a ser mundano dentro de ti. Comprende el momento y el punto en el que se encuentra el prójimo, pero respeta también en dónde debes estar, lo que ya no debes hacer o expresar porque no te corresponde. Entonces, hijo, que no te falte amor ni comprensión, pero que tampoco te falte coherencia con tu propio espíritu ni con el Espíritu de Dios que habita en ti.
Cada día, recuerda que eres un templo de Dios, morada de Su Corazón, portador de Su Propósito. Y que esa verdad tenga más fuerza dentro de ti que cualquier ilusión humana que haga inclinar tu consciencia hacia lo que es irreal.
Recuerda siempre que soy tu padre y amigo, que estoy caminando contigo porque esta es la Voluntad Mayor. Que Mi amor paternal te fortalezca y te renueve.
Sabe que en el silencio siempre te acompañaré. Ora con el corazón y sentirás en tu interior Mi respuesta divina.
Aquel que te ama y te bendice,
Tu padre y amigo,
San José Castísimo
La expansión de la consciencia, en estos tiempos, vendrá del servicio, de la renuncia, del vacío y de la entrega.
La expansión de la consciencia, en estos tiempos, vendrá del silencio, de la oración, de la humildad y de no juzgar.
La expansión de la consciencia, en estos tiempos, vendrá de la capacidad de cada ser de mirarse a sí mismo y transformarse cada día un poco más, basándose en los principios crísticos de mansedumbre, amor y sacrificio.
Por eso, hijo, para darte a ti mismo la oportunidad de expandir la consciencia y adentrarte en un nuevo nivel de servicio por la humanidad, mira hacia adentro y no hacia afuera. Mira hacia lo que guardas en tu interior y que debes vaciar poco a poco.
Mira hacia adentro y no hacia afuera. Mira hacia lo que aún temes enfrentar dentro de ti, para que se instalen virtudes y bienaventuranzas aún desconocidas para tu ser.
Mira hacia adentro y no hacia afuera; y no lo hagas con culpa o miedo, con recelo o autoflagelación. Hazlo con simplicidad, porque este es el tiempo y no otro para que puedas abrir las puertas de tu subconsciente y dejar que la luz ingrese dentro de los espacios oscuros de tu ser.
Este es el tiempo y no otro de que tomes la lámpara de tu amor por Cristo e ingreses en los abismos profundos de tu consciencia con ojos de compasión, pero también con una postura de decisión y definición interior.
No retengas nada ni te ates a nada. Deja que la oscuridad se disipe con la luz de tu lámpara y, en silencio, ve como se torna vacío tu interior. Entonces, verás que tus miedos más profundos se volverán pequeños, tus miserias más arraigadas perderán su fuerza, tus flaquezas más asustadoras darán lugar a la simplicidad del vacío y a la libertad de la entrega.
No quieras nada para ti: ni los dolores, ni las alegrías, ni los sufrimientos, ni los gustos espirituales. No quieras nada para ti: ni el martirio, ni las virtudes, solo la entrega.
Ha llegado el tiempo y la hora de mirar hacia adentro y no hacia afuera, y de vivir la expansión de la consciencia. Tu consciencia se expandirá cuando retires de ella lo que ocupa el espacio del vacío interior.
Por eso, mira hacia adentro y no hacia afuera; y, en el centro de tu ser, enciende tu lámpara para que la luz disipe tu oscuridad interior. Y ya no habrá incomprensiones, ignorancias o incertezas, el vacío te traerá claridad y la entrega te señalará el camino.
Tienes Mi bendición para esto.
Tu padre y amigo,
San José Castísimo
Vive cada día como si fuera el último: sé verdadero en tus palabras, intenciones, gestos y en cada acción diaria.
Vive cada día como si fuera el último: sé simple en tu mirar, dispuesto en tu servicio, atento en tus oraciones, transparente en tus confesiones, sincero en tu amor a Dios y a Sus pequeñas criaturas de todos los Reinos de la Naturaleza.
Vive cada día como si fuera el último: atento a cada detalle y a cada oportunidad de entregarte un poco más a Dios; atento a cada oportunidad de vencer tus resistencias y miedos, tus limitaciones y tu condición humana.
Vive cada día como si fuera el último: permanece vigilante y percibe la Voluntad de Dios para cada detalle de la vida.
Ve, hijo, que Su Propósito habita en todas las cosas, en las pruebas y en los desafíos, en las enfermedades o en la vitalidad, en la tristeza profunda o en la alegría plena. El Propósito de Dios habita en cada detalle de la vida y cuando vivas cada día como si fuera el último, percibirás que este Propósito guía tu vida y te conduce a la transformación de tu consciencia, para que cada instante te traiga plenitud, no lo que tú quieres o como tú piensas, sino plenitud en el cumplimiento de la Voluntad de Dios para tu vida.
Por eso, vive cada día como si fuera el último, pero no con ansia de hacer todas las cosas, sino con la paz de estar con la consciencia en cada detalle, para que percibas las maravillas del don de la vida en las pequeñas cosas.
Y, cuando te llegue el día y la hora de trascender esta oportunidad de la experiencia material de la vida en la Tierra, tu corazón estará pronto, no para volver a aprender en el mundo, sino para dar pasos mayores en la ascensión de tu espíritu, porque ya es el tiempo.
Por eso, no prendas tu espíritu al mundo, no te aferres a las cosas de la Tierra, sino vive con simplicidad cada día como si fuera el último, y encontrarás la paz y la libertad de percibir que no tienes control ni poder sobre cosa alguna, solo tienes la posibilidad de vivir y ser agradecido por todo lo que la vida te concede como crecimiento y aprendizaje.
Que el don de la gratitud eleve tu corazón a Dios y lo torne cada día más Su instrumento.
Tienes Mi bendición para esto.
Tu padre y amigo,
San José Castísimo
Coloca tu corazón, hijo, en el Corazón Crucificado de Cristo, en donde comprenderás la esencia del vacío, de la entrega, del despojamiento, de la humildad, el verdadero significado de nada tener o querer para sí, el verdadero sentido de entregar la vida por los demás.
Coloca tu corazón en el Corazón Crucificado de Cristo y comprenderás el sentido de la plenitud, una plenitud que no proviene de este mundo y que no se colma con nada que pertenezca a él; la plenitud de estar en Dios más allá de toda y de cualquier circunstancia.
Ha llegado el tiempo y la hora de que tu ser aprenda a estar en Dios y a vivir la esencia de Su Proyecto de Amor, porque todo ya te fue dado para eso, todas las instrucciones te fueron entregadas, todas las Gracias te fueron entregadas, todos los dones te fueron entregados para que ahora, hijo, sepas despojar tu corazón de sí mismo, del mundo y de sus promesas y profundices en la esencia del Propósito de la vida.
No pases por el mundo sin cumplir tu misión primera, que es plenificar tu corazón, tu espíritu y tu consciencia en la imitación de Cristo, en Su camino crístico. Y eso significa vivir como Cristo en Su entrega, en Su Amor, en Su rendición y en Su vacío.
No busques para ti otra cosa que no sea el Propósito de tu Señor, y abraza todo lo que te conduce al cumplimiento de ese Propósito.
Ama de corazón este ciclo del planeta, pues para eso viniste al mundo. No temas dar testimonio de un corazón vacío, no temas dar testimonio de un Amor perfecto. Y, para llegar a ese vacío y a ese amor, primero debes vivir el despojamiento, la purificación y la entrega absoluta de todo lo que aún retienes en tus manos.
Por eso, solo camina con fe, y en esa caminata, donde solamente el silencio del Creador te acompañará, que tus pasos también sean silenciosos, mas plenos de la certeza del triunfo de Cristo a través de tu corazón.
El mundo agoniza, hijo, y su sufrimiento no tiene límites. La angustia de las almas no tiene sentido ni explicación, no tiene medida. Y, para reparar y equilibrar esto, el Creador llama a Sus compañeros a la vivencia de Sus Palabras y de Su Ley, a la vivencia de Su Propósito y de Su Amor.
¿Tú dirás sí?
Tienes Mi bendición para esto.
Tu padre y amigo,
San José Castísimo
Reciban Mi bendición y Mi Paz, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Que el don de la vida, precioso y sagrado, siempre encuentre su valor en sus pequeños corazones.
Que el don de la vida, precioso y sagrado, siempre sea alabado en su mundo interior.
Que el don de la vida, precioso y sagrado, siempre encuentre sentido y propósito en sus consciencias.
Nunca piensen que es demasiado tarde para vivir algo, para expandir la consciencia, para experimentar grados mayores del Amor Superior. Nunca piensen que es demasiado tarde para dar un paso más en dirección al Corazón de Dios y servir a través de la propia entrega.
Que cada nuevo día traiga consigo la aspiración de vivir en gratitud: gratitud por todas las limitaciones del cuerpo, de la mente, de las emociones y gratitud por la expansión del espíritu; gratitud por todas las dificultades, por todas las veces que se sienten incapaces, pero que el Creador puede revelarles que Él es capaz de hacer todas las cosas dentro de ustedes; gratitud por cada nueva privación de la autonomía y de la falsa libertad; porque es así, hijos, como descubren que la libertad se encuentra dentro de ustedes, en su mundo interior, en su consciencia.
Por eso, vengo a este lugar sagrado, ante este valle sagrado, para que, contemplando su amanecer y su atardecer, sus consciencias perciban que la expansión ocurre de adentro hacia afuera, que no depende de sus pies ni de sus manos, solo de su corazón. Vengo a este lugar sagrado, en este Reino Sagrado, no solo para que aprendan a agradecer, sino también para expresar Mi Divina Gratitud.
Acompaño a las almas servidoras desde el principio de sus vidas y, como un padre que contempla cada paso de sus hijos, contemplo sus pequeños pasos. Sé que no son perfectos y que muchas veces es difícil lidiar con ustedes; pero hoy quiero traerles, hijos, la consciencia de la realidad de sus pequeñas esencias, la consciencia de la gratitud por sus pequeñas vidas.
Cada uno de ustedes, a través de sus pasos sinceros, generó y genera méritos para la salvación de las almas. La propia persistencia en despertar y orar en cada nuevo día, a pesar de los dolores y enfermedades, a pesar de las limitaciones y de la soledad, todo eso genera la salvación de las almas.
Y sé que no son conscientes de lo que viven, sé que el dolor a veces toma toda su consciencia y la necesidad de estar en Dios vuelve a sus almas aún más solitarias. Pero hoy, vengo a decirles que reciban Mi abrazo paternal, que reconozcan Mi Presencia y que estén Conmigo; porque Yo los conduciré de la mano al Corazón del Redentor, les enseñaré por donde ir y por donde no ir, y los ayudaré en cada caída, en cada paso, para que aprendan a retornar al Corazón de Dios siempre que se desvíen del camino.
Vine aquí, como su padre e instructor, como su amigo y compañero de todos los tiempos, para que caminen Conmigo hacia el Reino Sagrado que habita en los mundos internos de este lugar.
Hoy, les entrego la llave de la gratitud, para que la tengan siempre en el corazón como una llave maestra que siempre les mostrará el camino correcto. En cada dificultad, agradezcan; en cada nuevo día, agradezcan; en cada nueva noche, agradezcan; y la propia gratitud les abrirá las puertas del Cielo, les expandirá la consciencia, les mostrará un camino mayor por donde seguir, dentro de ustedes.
Hoy, vengo con palabras simples, con un Corazón simple, solo para consagrar sus almas y acogerlas en Mi Corazón, liberando así las amarras del pasado, abriendo así el camino hacia el nuevo futuro. Les entrego el don de ser gratos y así abrir las puertas del Cielo, a través de la oración y de la entrega.
Traigan aquí agua, incienso y óleo para bendecir.
San José, en este momento, consagra a tres nuevas Hijas y Amigas de San José.
Yo consagro esta agua para lavarlas del pasado, de sus errores limitantes, de sus resistencias más profundas y revelarles la pureza que habita en su interior.
Yo consagro este incienso para purificar sus almas, sus mentes, sus cuerpos y sus corazones y, purificados, vivan la consagración del espíritu y de la consciencia hacia un nuevo paso.
Y, con este óleo, las unjo para que a través de Mi bendición sus almas ingresen en este Templo de Amor que hoy les doy a conocer. Que reciban la cura, la paz y el don de la gratitud de estos Templos Mayores de sabiduría y amor.
Que Mi Paz habite en su interior y los conduzca a una paz mayor.
Mi Corazón de padre e intercesor solo espera conducirlos a Dios y al Corazón de Cristo. Como conocedor de los profundos misterios de la consciencia humana, vengo a guiarlos en el camino de lo imposible para que descubran que es posible vivir el potencial que habita oculto en su interior, que nunca es tarde para aprender sobre este Amor Mayor cada vez más y vivir siempre, cada nuevo día, una nueva expansión de la consciencia.
Por eso, los bendigo, os consagro y les agradezco por estar aquí Conmigo.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cuando llegue el tiempo y la hora de que cargues tu cruz, hijo, tu corazón estará pronto. Y, en cada paso que des en el calvario de este tiempo, tu corazón estará pronto.
Puedes no percibir, no sentir o no ver que en tu interior se gesta un nuevo ser, pero él está creciendo dentro de ti y, cuando pases por pruebas que te exijan un amor mayor, él emergerá y se expresará de las formas más desconocidas por tu consciencia. Por eso, no temas por lo que vendrá, solo vive cada día como el último, sin permitir que hayan pendencias en tu vida.
De lo que te arrepientes, pide perdón y aprende a perdonar. Aprende a liberarte de lo que guardas en tu corazón para que, cuando cada día te acuestes a dormir, tengas el corazón leve ante la posibilidad de que no te puedas despertar.
Pensar en la muerte no es negar la vida, sino vivir con plenitud y el corazón puro, no dejando para después lo que es primordial en tu evolución. Y, cada día, en cada paso, estarás siempre pronto para lo que el universo necesite de ti, sea el servicio, sea la entrega, sea un nuevo día o una nueva vida en la Eternidad.
Nada debes temer, solo confiar en que las Gracias en tu interior fueron depositadas por las Manos del Creador para ser fecundas en tu corazón; y en Su Tiempo, en el Tiempo de Dios, esas Gracias te mostrarán que todo tiene un propósito y que cada uno de tus esfuerzos y renuncias, sacrificios y entregas fueron como el agua pura, regando en tu corazón los dones divinos, que emergerán delante de ti cuando los necesites.
Vive en confianza y en entrega. Yo te acompañaré.
Tu padre y amigo,
San José Castísimo
Relato del Mensaje
Hermana Lucía de Jesús:
Cuando estábamos finalizando la oración y comenzando el último cántico, percibimos portales que se iban abriendo hacia el universo. A medida que íbamos observando esos portales con la consciencia, era como si ellos pasaran por las diferentes civilizaciones de la historia, por la historia de la Creación, hasta llegar a la Consciencia Divina.
A través de esos portales, San José se vino aproximando. Cuando llegó, Él dijo que el Universo, la Creación, vivió una historia de expansión, de la que todos formamos parte. Y esa historia de expansión se refiere a toda la manifestación de la Creación y de la vida en las dimensiones, en las doce dimensiones de consciencia, cuando Dios se fue multiplicando, fue multiplicando Su propia Consciencia a través de las criaturas, de los universos, de los planetas, de los soles, de las galaxias.
En un determinado momento, San José dijo que la venida de Cristo marcó el movimiento de descenso de la Consciencia Divina hasta la dimensión más densa de todas. Y después de Cristo, nuestra consciencia comenzó un camino de retorno, que es otro momento de la historia de la Creación, y es el que estamos viviendo ahora.
San José nos mostraba que en ese movimiento de expansión, cuando Dios enviaba a Sus Hijos hacia la vida, hacia el mundo, Él manifestaba también energías que nos iban a auxiliar en el camino de retorno. Entonces, Él mostraba que esas energías se concentraban en Matrices, que eran como cristales o estados de consciencia.
Él dijo que esas eran las Matrices del Conocimiento y que, a lo largo de la historia, las consciencias se iban elevando para recibir algunas de esas Matrices y decodificarlas a través del Conocimiento.
San José dijo que eso fue sucediendo en diferentes civilizaciones. Él mostraba a los filósofos y a los sabios, en la Antigua Grecia, y cómo ellos buscaban esas Matrices del Conocimiento para que fueran decodificadas por la mente humana.
Esas Matrices fueron creadas para ayudarnos en nuestro camino de retorno, expandiendo nuestra consciencia. El Conocimiento debería expandir cada vez más a aquella consciencia que una vez fue expandida y que se disminuyó en una criatura, que es cada uno de nosotros, para ir haciendo ese camino de retorno al Corazón de Dios. Sin embargo, aconteció que en lugar de permitir que el Conocimiento nos expandiera, nosotros limitamos el Conocimiento a nuestra comprensión humana.
Y entonces, cuando San José mostraba esta historia, Él comenzó a dictar el Mensaje y nos pidió que anotáramos lo que tenía que decirnos:
Las Matrices del Conocimiento y la esencia de la Sabiduría fueron creadas en el universo, hijos, para que las Criaturas de Dios aprendieran a retornar a Su Corazón.
Cuando el Creador manifestó la vida en las dimensiones y, en ella, a Sus Criaturas, también manifestó las formas de que esas criaturas pudieran retornar al Corazón Divino, a la Unidad Divina, cuando fuera el tiempo y la hora.
Así como existió la historia de la multiplicación de la Consciencia Divina en los universos y fueron siendo manifestados los soles, las estrellas, los planetas, las constelaciones y las galaxias en doce dimensiones de consciencia; así también, hijos, ahora es escrita la historia del retorno al Corazón del Padre, que hoy pueden vivir con consciencia.
Cuando el Padre envió a Sus hijos a la vida material, con un velo sobre sus ojos, diseñó la forma y el tiempo de que esos hijos pudieran retornar. Para ese retorno, manifestó Matrices de Energía y Sabiduría, entre ellas la Cura, el Perdón, la Redención, el Conocimiento y la Sabiduría.
De esta forma, el Conocimiento Espiritual es una de las herramientas que existen en la vida manifestada en todas las dimensiones para que los velos sean retirados de los ojos humanos y las criaturas comiencen su camino de retorno al Creador.
Conocer es más que solo leer o estudiar; conocer y saber son experiencias de aquello con lo que la consciencia toma contacto. Por mucho tiempo, la humanidad apenas comprendió el Conocimiento y lo adaptó a su limitación, en vez de ampliarse a sí misma para profundizar en sus misterios.
Ha llegado el tiempo de que las consciencias ya no limiten a su pequeña comprensión lo que es infinito y que fue manifestado por el Creador para expandir la consciencia humana y revelarles su potencial, lo que verdaderamente fueron pensados para ser.
Para que ingresen en esta expansión y vivan la experiencia del Conocimiento y de la Sabiduría, más que estudiar, deberán permitirse ser. El mundo llama a los hombres a su ilusión y busca establecer cada día más la ignorancia que perpetúa su reinado; pero ustedes, hijos, deben liberarse de esta ignorancia, dándole la prioridad necesaria a la Instrucción Espiritual y a la elevación de la consciencia, para profundizar en los misterios universales y retirar a sus seres de lo que es superficial. Así, comprenderán la esencia de la vida y, por encima de todo, la esencia de estos tiempos.
Les agradezco por perseverar en la difusión de la Enseñanza y en la trascendencia de sí mismos.
Les agradezco por no desistir de la propia transformación y, a través de sí, darle el ejemplo al mundo de que es posible trascender la superficialidad.
Tienen y siempre tendrán Mi bendición para esto.
Su padre y amigo,
San José Castísimo
Relato del Mensaje
Hermana Lucía de Jesús:
Hoy, fuimos a recibir a San José en la Casa Nuestra Señora de los Pobres y, durante la oración y el cántico que estábamos haciendo para recibirlo, percibimos una energía muy linda, un canal que se fue abriendo en toda el área de la pared de la casa y del altar en donde está el cuadro de María, el de Cristo y el de San José.
Era un portal que se iba abriendo hacia el Reino Celestial, un espacio donde había muchos coros de ángeles, ¡muchos! En todos los niveles de las dimensiones que iban apareciendo, cada una de las puertas, una dentro de otra, tenía diferentes niveles de coros de ángeles que creaban un camino hacia la Consciencia Divina.
En el final de ese camino, había una Fuente de energía pura, que comenzaba a descender sobre nosotros como si fuera un río, un manantial , un agua cristalina, pero era de energía.
Ella venía descendiendo de ese portal, de esa Fuente pura, cruzando todas las dimensiones, y cuando llegaba al lugar donde estábamos recibiendo el Mensaje, esa agua primero tocaba nuestra propia consciencia, trabajaba con nosotros, nos limpiaba, nos purificaba y nos traía esa energía de Gracia y de paz. Después, traspasaba nuestros seres y llegaba a todos los espacios planetarios, sobre todo a la ciudad de Carmo de Cachoeira y a Brasil. Era algo que venía y no tenía fin, fluía sin fin.
Después de un tiempo, San José apareció en el fondo de ese portal. Él venía caminando por esa Fuente de agua cristalina y cuando llegó hasta donde estábamos, esa Fuente se fue transformando en otro espacio y la Casa de Nuestra Señora de los Pobres fue tomando otro aspecto, como una casa mucho más simple, con paredes de piedra. Adentro había algunos muebles, algunos de madera, otros de piedra, y San José decía que esa era la Casa de la Sagrada Familia de Nazaret.
En esta casa, había diferentes portales hacia el Universo, hacia el Infinito, portales que se coligaban con la Consciencia Divina, con la Vida Universal y sus misterios, y muchos ángeles y arcángeles cruzaban esta casa.
San José decía que la Casa Nuestra Señora de los Pobres tiene un vínculo de una coordenada espiritual con esa Casa de Nazaret, que aún existe en los mundos internos, en los niveles internos y espirituales de consciencia.
Entonces, mientras Él iba hablando, contando las experiencias de la Sagrada Familia, esas experiencias iban apareciendo allí a través de imágenes, y esos códigos de las experiencias que la Sagrada Familia vivió, tocaban nuestras consciencias, nuestros seres.
Después de esto, Él comenzó a transmitir el siguiente Mensaje:
Como un manantial desconocido para los corazones humanos, la Gracia fluye abundantemente cuando las almas oran en los lugares consagrados por el Inmaculado Corazón de María.
Aquí, hijos, en este Punto de Luz, donde los Sagrados Corazones encuentran reposo, existe una coordenada espiritual sagrada que une este lugar con la Sagrada Casa de Nazaret, donde el Niño Jesús, la Virgen María y Mi Casto Corazón aprendieron sobre el amor, la caridad y los misterios celestiales.
En esta Santa Casa, Nuestros Corazones se expandieron y Nuestras Consciencias vivieron una ampliación hasta entonces nunca experimentada por la consciencia humana. En Nazaret, vivimos los primeros pasos de la trascendencia y de la iniciación de la unión con el Divino, la escuela de la intercesión, el misterio de la humildad, el poder del silencio y la Gracia de la caridad.
Por eso, aquí, en este lugar sagrado, estas mismas dádivas están disponibles para los corazones que oran, adoran y contemplan los misterios de la vida de Cristo y de Su Sagrada Familia.
En este lugar, los ángeles del Arcángel Gabriel aguardan con fervor las oraciones misericordiosas e intercesoras de las almas suplicantes, para que así puedan llevarlas como méritos a los Pies de Dios, en nombre de los que más las necesitan.
El planeta, hijos, necesita equilibrio y oración, necesita de almas despiertas que le den prioridad a esta sagrada misión, oculta y silenciosa, de interceder por el mundo y por sus Reinos. Por eso, les pido y con amor les digo que vivifiquen sus oraciones con el esfuerzo sincero del corazón y no dejen que las Gracias abundantes del Corazón de Dios permanezcan en los Cielos, sino que sean vertidas sobre la Tierra a través de las compuertas celestiales que se abren al sonido de los corazones sinceros que elevan sus plegarias a los Cielos.
Generen méritos para el equilibrio del planeta y de este lugar sagrado. Como ondas de Luz, sus oraciones intercederán por esta ciudad, por este país, por este continente y por este planeta, siempre y cuando sean constantes y perseverantes en su camino espiritual.
Cuando asuman con amor y responsabilidad el compromiso de sustentarse en su camino espiritual, percibirán, hijos, que recibirán todas las respuestas que buscan, la cura por la que claman, el equilibrio en sus purificaciones, la trascendencia de sus miserias y la ascensión de la consciencia.
Este es un camino largo que debe ser recorrido con la llave de la constancia y, cuando menos lo esperen, sus consciencias alcanzarán la unión pura y simple con Dios, aun en tiempos de tribulación.
Sean perseverantes y constantes, y todo les será dado a conocer.
Tienen Mi bendición para esto.
Su padre y amigo,
San José Castísimo
Relato del Mensaje
Hermana Lucía de Jesús:
Cuando hoy llegó San José, vino vestido de blanco, con una túnica blanca, un manto blanco y un cordón dorado. Él tenía tres Lirios en las manos, tres Lirios grandes.
Cuando Él comenzó a transmitir el Mensaje, habló sobre esos Lirios. Y, a medida que iba hablando, de cada uno de ellos se desprendían lirios que ingresaban dentro de nosotros, dentro de nuestro mundo interior. De una forma muy rápida, todo lo que Él hablaba, lo mostraba mientras sucedía.
San José habló sobre tres ciclos de la humanidad. Yo le pregunté si ya estábamos viviendo alguno de esos ciclos y Él me dijo que no, que todo lo que vivimos hasta hoy como humanidad fue un preámbulo de esa experiencia que Él citó. Entonces, yo le pregunté si eso tenía que ver con los tres años que el Cristo mencionó en la última Sagrada Semana y Él me dijo que sí, que tenía que ver con esos tres ciclos que Él citó en este Mensaje.
Hoy, traigo en Mis manos tres Lirios blancos, como una oferta al Padre por el planeta. Cada uno de estos Lirios representa un ciclo de la humanidad, en el que las almas serán probadas y tentadas, para que despierte en su interior el potencial oculto del Amor que trasciende toda experiencia de amor ya vivida en la Creación.
En cada uno de estos ciclos, las almas cruzarán portales de trascendencia dentro de sí mismas, portales que las conducirán a la verdad que se guarda en el propio interior.
En el Primer Ciclo, ustedes vivirán pruebas consigo mismos, silenciosas y ocultas, aparentemente imperceptibles para aquellos que los ven. Y digo aparentemente porque aunque sientan la soledad de la prueba interior, ella será visible, sin embargo incomprensible para los demás. Y la propia incomprensión ajena, hijos, será también una de las formas de ser probados.
Para este ciclo, les entrego el Lirio de la Fortaleza Interior, que los hará ir más allá de los umbrales de imperfección y miserias para revelarles un nivel interno aún desconocido, el primer grado de la trascendencia de la condición humana.
En el Segundo Ciclo, vivirán pruebas entre ustedes, pruebas que los colocarán ante los abismos ajenos para que sean transcendidos por el poder de la compasión, de la redención y de la misericordia.
Y para eso, les entrego el Lirio de la Humildad. Con este Lirio en el corazón, ustedes podrán ver al prójimo no con ojos de juez, sino con ojos de piedad. Fue a través de este umbral que el Redentor del Mundo fue capaz de emitir Amor a los que lo humillaron en Su Camino con la Cruz. El Lirio de la Humildad les traerá la valentía necesaria para perdonar lo que les parecerá imperdonable y comprender lo que les parecerá incomprensible; y, a través de él, ustedes ingresaran en un nivel profundo de la consciencia humana, en el que aprenderán a vivir la verdadera unidad con el prójimo.
El Tercer Ciclo de pruebas será planetario y ocurrirá entre el hombre y la naturaleza. En este ciclo serán probados en la fe, porque sus creencias serán derribadas por el aparente caos del mundo. Muchos corazones estarán perdidos y entregados a la más profunda oscuridad, pero ustedes, hijos, deben perseverar
Y para eso, les entrego el Lirio de la Fe. Este Lirio emergerá de su interior cuando todas sus fortalezas parecieran haberse desmoronado, cuando el conocimiento pareciera no tener sentido y la sabiduría se silencie dentro de la consciencia. Entonces, emergerá el Lirio de la Fe, como don y Gracia impresos en sus corazones para que puedan ir más allá.
Y, a través de él, ustedes llegarán al umbral de la experiencia de Dios. Esto significa la unión perfecta con el Creador, cuando finalmente podrán encontrar el sentido de todas las incoherencias de la vida y comprenderán que la Cruz, vista desde arriba, significa Amor; y la transición planetaria, vista con los Ojos de Dios, significa la superación del Amor.
Para eso, deben caminar.
Tienen Mi bendición.
Su padre y amigo,
San José Castísimo
Aprendan, hijos, a separar los impulsos que provienen de sus propias almas de los que provienen del Reino Celestial y del Universo Superior de consciencia.
Escuchar a la propia alma es un paso importante para la consciencia humana, sin el que no podría haber evolución. La evolución es un camino de ascensión, de comunicación y de unión con los diferentes niveles de la existencia, hasta que el ser retorne finalmente al Corazón del Padre Celestial, portando en sí códigos renovadores de la vida manifestada.
A lo largo de los tiempos, los seres que buscaron recorrer el camino espiritual aprendieron a escuchar a sus almas y muchas veces a sus espíritus, sus mónadas, para recorrer así el camino de la vida sobre la Tierra con la seguridad de los impulsos superiores.
Sin embargo, ahora es el momento de ir más allá. Ahora es el momento de escuchar a la propia alma, pero sin permanecer allí, creyendo que los todos los impulsos de la vida evolutiva provienen de este único contacto interno.
Ahora es el momento de ir más allá, de aprender a distinguir el contacto con los niveles superiores para que, tocando las dimensiones de sus almas, puedan ir más allá y llevar consigo a las almas hacia un estado más profundo y silencioso, más transparente y pleno, el contacto con los Universos Superiores, donde no deben buscar nada, sino la pura y simple unidad.
Cuando sus consciencias profundizan en la oración sincera y, entre un verbo y otro, pueden silenciarse, entonces serán capaces de escuchar a sus propias almas, sentirlas y percibirlas tal como ellas necesitan que las perciban. Sin embargo, si persisten en esta elevación, en alabanzas y silencios, en concentración y vacío, sin nada querer para sí, solamente la unidad con Dios, podrán ir más allá y permitir que sus almas también puedan mirar hacia arriba y hacia adentro, que también puedan entrar en el ejercicio de la contemplación.
Cuando las almas contemplan, las mentes se silencian y solamente observan; la personalidad no opina, no analiza y no busca respuestas, solamente observa. Los aspectos de la consciencia humana no confunden el contacto interno con lo que viven en la materia, solamente observan. El alma no busca guiar y conducir nada, no está recorriendo ningún camino, solamente es llevada como un imán a su fuente de vibración.
Ella es atraída por la Consciencia Divina y, con la rendición de su parte planetaria, ella solamente va al encuentro de la vivencia de la unidad; y, en esa experiencia, hijos, puede haber pleno silencio, no necesitan palabras ni intenciones, pensamientos ni acciones, solamente ser.
Entonces, recibirán de Dios el saber de la unidad y, con él, una sabiduría que no se adquiere con la mente, sino con la esencia.
Hacia esa experiencia, deben caminar porque, en este tiempo de caos y confusión, de profundas purificaciones y desafíos, sus seres deben profundizar en Universos seguros, donde ni la mente ni la personalidad y ni siquiera sus almas, pueden interferir, sino solamente vivir.
Y, del principio de la Unidad que emana del Corazón de Dios, del profundo Amor del Padre al estar ante Sus Criaturas, brotará la esencia de la sabiduría que los fortalecerá y les traerá respuestas a las cuestiones más profundas, que no sabrán explicar, sino solamente ser.
Y aquellos que se aproximen a ustedes no necesitarán oír ni preguntar, solamente sentir y observar el ejemplo y la presencia que transforma la condición humana.
Tienen Mi bendición para esto.
Su padre y amigo,
San José Castísimo
Donde haya un alma que ore de corazón, allí estará el Corazón de Dios, respondiendo con Gracias a las súplicas de Sus Hijos.
Donde haya un alma en oración, allí estará el Corazón de Dios, encontrando consuelo en lo profundo de los corazones de Sus Hijos.
Donde haya un alma en oración, allí estará Dios, recogiendo cada cuenta y cada canto, cada plegaria y cada alabanza, para interceder por las almas perdidas y crear un camino para que retornen a Su Corazón.
Donde haya un alma en sincera y verdadera oración, allí estará Dios, abriendo en su interior un canal intercesor, a través del cual los Rayos Inmateriales descienden a la Tierra para equilibrar los desequilibrios del mundo y conceder paz a los conflictivos corazones de los hombres.
Donde haya un alma en sincera y verdadera oración, transparente ante su Creador, en humildad y confesión orante ante Dios, allí, hijos, estará Su Corazón, acompañando cada palabra y cada intención, cada silencio y cada pensamiento, porque tan grande es el Amor del Creador por Sus Criaturas que constantemente espera y con Amor aguarda las oraciones suplicantes de Sus hijos.
Que sus bocas siempre pronuncien oraciones.
Que sus corazones siempre se vuelvan hacia Dios.
Que sus intenciones estén dirigidas hacia el Propósito Divino.
Que sus vidas estén direccionadas hacia la Voluntad Mayor y, así, sus seres siempre encontrarán respuestas, los conflictos de la vida les traerán equilibrio, las pruebas de la vida les traerán ascensión, sus miserias les traerán humildad, y todo lo que la dualidad pudiera traerles, como consecuencia a sus vidas, se convertirá en un paso en dirección al crecimiento humano y espiritual, para que siempre se aproximen más al Pensamiento Divino.
Así como su Creador, hoy escucho sus plegarias y estoy siempre atento a la voz de sus súplicas; y con sinceridad, hijos, les digo que haré todo para que el Propósito Divino se establezca en ustedes y a través de ustedes en la vida humana.
Jamás dejen de orar, jamás dejen de suplicar. El diálogo con Dios será su puerto seguro en la transición planetaria, porque Él mismo los guiará de la mano al establecimiento del nuevo ser sobre la Tierra, siempre y cuando no desistan y en oración se mantengan siempre unidos a Aquel que sabe y Es la propia Verdad.
Tengan Mi bendición para esto.
Su padre y amigo,
San José Castísimo
Que tu vida sea un cenáculo de oración. Que tu corazón jamás piense que es tarde para recomenzar y sumergirse en el propio interior, desenvolviendo en ti la unión con Dios y recorriendo así el camino de la santidad.
Busca, hijo, como primera meta de tu vida el camino de la santidad, que no es nada más que vivir con plenitud la Voluntad de Dios para tu vida y tener esa Voluntad siempre en primer lugar. Deja que ese propósito de santidad impregne tu consciencia, tus metas y aspiraciones, tus relacionamientos con el prójimo, tus pensamientos y sentimientos, tus acciones y palabras, tus tareas diarias y finalmente tu vida.
Desde que tus ojos se abren cada mañana, ofrece tu vida a Dios con una simple oración y renueva ese compromiso durante el día, preguntándote ante cada situación a ser vivida o decisión a ser tomada:
¿Cuál es el camino que me aproxima más a la Voluntad Divina?
¿Qué palabra puedo pronunciar?
¿Qué pensamiento debo emitir sobre los demás?
¿Qué ejemplo soy capaz de dar?
¿Qué emanación puedo emitir para colaborar en la evolución del prójimo?
Debes hacerte todas estas preguntas antes de actuar, para que tu vida sea un instrumento reparador en las Manos de Dios, para que tu vida sea un instrumento de justificación, a través del cual el Padre y Sus ángeles podrán interceder por el mundo.
Reflexiona en tu interior y pregúntale a tu espíritu y a tu consciencia:
¿Soy capaz de tener como prioridad de vida un camino de santificación?
¿Puedo ofrecer mi ser a Cristo en expiación de las faltas y desequilibrios del mundo?
Esa oferta, hijo, no se trata de sufrir como Cristo, sino de ser como Cristo en todo y buscar en cada acción Su Acción, en cada palabra Su Palabra, en cada pensamiento Su Pensamiento, en cada hermano un hijo Suyo, que Él aguarda que retorne a Su Sagrado Corazón.
Cuida a cada alma como siendo única y predilecta para Dios. Cuida a tus hermanos como tesoros que el Creador colocó en tu camino para que las relaciones humanas sean elevadas y trascendidas, y la dualidad sea convertida, por un impulso mayor de Amor, en la unidad entre las consciencias.
Tienes Mi bendición para esto.
Tu padre y amigo,
San José Castísimo
Así como Cristo, en cada paso del Calvario y en Su entrega en la Cruz, experimentó la Gracia de ser sustentando por Dios y también el desafío de vivir Su entrega como un Ser Divino-humano; así también, hijos, cada uno de ustedes deberá vivir su definición y su entrega en este tiempo.
Vivirán momentos en los que la Gracia Divina estará sobre sus corazones y sus consciencias y, a pesar de las dificultades del camino, él no será tortuoso porque la fortaleza espiritual los sustentará.
Sin embargo, también vivirán momentos en los que su condición humana será colocada a prueba, para que de ella emerja la condición divina. Y, en esos momentos o pruebas, sus corazones deben aprender a observarse, para que así puedan ir más allá y no se detengan.
Cuando el vacío, la soledad, el peso del mundo y de la desesperanza toquen las puertas de sus consciencias, sepan que es el momento de ir más allá y dejar que Dios manifieste Su Poder y Su Gracia, no de afuera hacia adentro, sino de adentro hacia afuera; es el momento de que sus células, en el ápice de su limitación, vean emerger la fortaleza interior y liberen la misteriosa Luz que las anima y sustenta.
Es así, hijos, que también ustedes, como células del Cuerpo Divino, verán emerger un Amor que renueva todas las cosas, un Amor desconocido que nace de la transformación de la condición humana en su potencial divino.
Sé que lo que les hablo les parece distante en el día a día, cuando sus acciones, pensamientos y sentimientos a veces son tan diferentes de una expresión de Amor Divino. Pero, Yo les hablo para que dirijan sus vidas hacia este camino y perseveren, para que se dejen quebrar y reconstruir, para que no teman el vacío o la tentación, para que, sí, reconozcan la fragilidad humana, pero no permanezcan en ella.
Ábranse para vivir la trascendencia de esa fragilidad, venciéndola a través de la entrega, de la rendición, de la oración y de la elevación de la consciencia. Y, cada vez que piensen en desistir y que crean que no pueden ir más allá, dense a sí mismos una oportunidad de recordar el propósito de sus vidas y a lo que son llamados en este tiempo.
Son llamados a ser milagros vivos, a ser Cristos del Nuevo Tiempo, a ser los últimos apóstoles y los testigos del cumplimiento del Plan de Dios en la Tierra. Y eso se hace, hijos, con la cabeza sobre el suelo y el corazón en el Cielo, en la rendición de sus vidas, para que puedan comprender la vida humana y sus hechos y acontecimientos con una consciencia madura y una mirada de sabiduría.
Perseveren y entréguense. No teman ir más allá, porque es solamente así que descubrirán el Propósito de Dios para cada etapa de sus vidas.
Tienen Mi bendición para esto.
Su padre y amigo,
San José Castísimo
Permítete, hijo, entrar en el Corazón Agonizante de Jesús y, ahí, comprende no solo los misterios de Su más profundo sufrimiento, sino también y, sobre todo, la expansión de Su extremo y desconocido Amor por toda la vida y todo el género humano.
En oración, entra en el Corazón Agonizante de Jesús, para que puedas percibir lo que significa la unión entre Dios y Sus Criaturas, para que puedas experimentar ser sustentado por un vínculo divino-humano que le revela a tu ser el significado real de la semejanza con Dios.
En contemplación, entra en el Corazón Agonizante de Jesús y, en cada pulsar de este Corazón, siente el poder del Amor Divino y la capacidad de renovación que el Creador les concedió a Sus Criaturas.
Dentro del Corazón Agonizante de Jesús, permite que también tu pequeño corazón experimente la expansión y el significado del Amor, para que así sepas que las pruebas de la vida no son limitantes del potencial humano, sino son verdaderamente motores que conducen a las criaturas hacia la evolución.
Aprende a estar en Dios bajo cualquier circunstancia y, en Él, comprenderás el propósito de la vida y de cada experiencia que vives en la Tierra, aprenderás a amar la vida en esencia y vivirás para abrir el camino, para que todas las criaturas experimenten y sean parte consciente del Amor de Dios.
Todo eso comienza con la oración, con la contemplación, con la entrega, cuando te permites ingresar sin miedo en el Corazón Agonizante de Jesús, y ahí descubrir los misterios profundos de Su Pasión y de Su Amor por la vida.
Tienes Mi bendición para esto.
Tu padre y amigo,
San José Castísimo
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más