Viernes, 29 de septiembre de 2017

Mensajes semanales
MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO DURANTE EL VIAJE ENTRE LAS CIUDADES DE SAN PABLO Y FOZ DO IGUAÇU, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Aprende a estar en Mi Paz, a pesar del caos y de los conflictos del mundo. Aprende a mirar los acontecimientos con ojos de misericordia y con un corazón pleno de piedad.

Aprende a estar ante un planeta en transición, manteniendo la armonía y la paz de tu pequeño corazón, porque, aunque se arme en la Tierra el "escenario de los horrores y del temor humano", tu corazón debe estar en paz.

Aprende, hijo, que estás en el mundo, en este tiempo, para ser instrumento de una Voluntad Superior, de una Vida Mayor, que se instituirá en la Tierra cuando ella se haya purificado. Esta Vida surgirá dentro de los seres y se extenderá a su alrededor. Ella será el resultado de la fortaleza del corazón humano que sepa expresar lo que verdaderamente es: una pequeña parte viva de la Conciencia Divina.

Cada día forjará, en el interior de los seres, una mayor fortaleza. Todo sucederá, para unos, poco a poco y para otros, bruscamente; pero los cambios y las pruebas dictarán el crecimiento de los corazones y el fortalecimiento de su compromiso con el Plan de Dios.

Cada día será más necesario servir y donar de sí mismo, aquello que parece no existir en la propia consciencia, porque habrá quienes necesitarán con urgencia la donación de los servidores de Dios. Por eso, hijo, prepara tus manos y deja que tu corazón crezca sin miedo.

No siempre te será simple, fácil o agradable servir. El sacrificio retira la conciencia humana de su punto de comodidad e infantilidad espiritual, la llamada "ilusión mundial"; sin embargo, ese mismo sacrificio eleva la conciencia humana y la conduce a la Voluntad y al Pensamiento Divino, a lo que ella es en esencia y en espíritu.

Déjate, entonces, elevar y conducir por el cambio de los tiempos, porque las propias consecuencias de la transformación de la Tierra te harán dar pasos, si no te resistes y si no cierras tu corazón.

Yo estaré contigo.

Tu padre y compañero,

San José Castísimo