- Inicio
- Blog
- Mensajes
- Oración por la Paz en las Naciones
- Calendario
- Oraciones
- Impulsos Diarios
- Libros publicados
- Pinturas e Imágenes
- Objetos Sagrados
- Música
- Galeria de fotos
- ¿Quiénes somos?
- Centros Marianos
- Campaña por la Paz
- Redes Sociales
- Contacto
Cuando Mi Corazón llega al mundo, no es solo para traer a las almas el Don de la Paz. Yo vengo para enseñarles a vivir este Don, que Dios ya les entregó por medio de la Presencia de Sus Mensajeros Divinos.
Vengo, en humildad y en silencio, para que las almas comprendan que las grandes cosas solo se alcanzan cuando el corazón sabe ser pequeño. Los misterios más infinitos y ocultos se revelan como una comprensión superior al corazón que sabe ser humilde, aún sin reconocer esto en sí mismo. Porque Dios busca a los menores para revelarles Su Faz, busca a los más imperfectos, pero que se disponen a ser otros, todos los días, dejando que su duro barro sea moldeado en las Manos del Alfarero Celestial.
Aquellos que aman la apariencia de su propio barro y que cuidan de él como un tesoro, jamás podrán tornarse receptáculos de un tesoro verdadero, de un Legado Universal. Por eso, hijos, Yo continúo viniendo a su encuentro, porque aún les falta mucho para rendirse a Dios, mucho por entregar. Esta Obra aún no está completa, pero ella puede ser constante si ustedes se disponen, todos los días, a recomenzar y a ser diferentes. Ofrezcan al Padre, todos los días, una pequeña parte de su barro para que sea transformado y para que así, Él consiga, poco a poco, diseñar Su Obra por medio de ustedes.
Encuentren, hijos, el verdadero sentido de la vida en la transformación, para que finalmente puedan, un día, descubrir la verdad sobre sí mismos.
Hay un sentido para la existencia humana, hay una verdad que trasciende a las apariencias y hay una experiencia a ser vivida, que trasciende toda enseñanza y toda sabiduría escrita en los Libros Sagrados de este mundo.
Al contrario de lo que muchos piensan, para saber, ustedes deben ser y para ser, deben dejarse transformar. Yo estoy aquí para ayudarlos.
Vuestro Padre y Amigo,
San José Castísimo
Noveno día de la novena.
Cuando el Niño Jesús era pequeño y María Santísima era una joven mujer, Yo tuve que dejar Sus Sagrados y Puros Corazones para estar al lado de Dios, entonces Mi Corazón se angustió.
Mi vida siempre fue una vida de renuncias, desde el principio al final; era de esa forma que Dios pulía Mi condición humana y manifestaba en Mi Ser, en toda Mi consciencia, Su Propósito Divino.
Renunciar, hijos, nunca fue para Mí una cosa simple. Mi Corazón, como cada corazón humano, estaba lleno de apegos, de voluntades, que poco a poco se fueron sublimando, pero fue en el último instante de Mi vida, cuando tuve que renunciar a estar con María y Jesús, que finalmente pude entregar la voluntad humana y vivir la Voluntad de Dios.
Este es el impulso que les traigo para el último día de la novena que les estoy transmitiendo; porque para comenzar cada ciclo es necesario renunciar al ciclo que pasó, entregando todo en las Manos de Dios para que nada les pertenezca, a no ser la Gracia de estar en el vacío.
En este último día, orarán al Padre en Mi Nombre para que aprendan a renunciar y para que, así como Yo, den pasos seguros, porque estarán vacíos de sí y plenos de Dios:
Señor,
así como le enseñaste a San José a renunciar
hasta en el último instante de Su vida,
enséñanos a renunciar, enséñanos a entregar nuestras vidas
y danos la Gracia de estar en el vacío, en la nada,
que nos conduce a la plenitud de Tu Corazón.
Amén.
San José Castísimo
Cuando el Niño Jesús era pequeño, María Santísima era una joven mujer, y Yo tuve que dejar
Sus Sagrados y Puros Corazones para estar al lado de Dios. Mi Corazón se angustiaba.
Mi vida siempre fue una vida de renuncias, desde el principio al fin; era de esa forma que Dios lapidaba Mi condición humana y manifestaba en Mi Ser, en toda Mi Conciencia, Su Propósito Divino.
Renunciar, hijos, nunca fue para mí una cosa simple. Mi Corazón, como cada corazón humano, estaba lleno de apegos, de voluntades, que poco a poco se fueron sublimando; pero fue en el último instante de Mi vida, cuando tuve que renunciar a estar con María y con Jesús, que finalmente pude entregar la voluntad humana y vivir la Voluntad de Dios.
Este es el impulso que les traigo para el último día de la novena(1) que les estoy transmitiendo; porque para comenzar cada ciclo, es necesario renunciar al ciclo que pasó, entregando todo en las Manos de Dios, para que nada les pertenezca, a no ser la Gracia de estar en el vacío.
En este último día orarán al Padre en Mi Nombre, para que aprendan a renunciar y para que, así como Yo, den pasos seguros, porque estarán vacíos de sí y plenos de Dios:
Señor, así como le enseñaste a San José a renunciar,
hasta en el último instante de Su vida,
enséñanos a renunciar, enséñanos a entregar nuestras vidas
y danos la Gracia de estar en el vacío,
en la nada, que nos conduce a la plenitud de Tu Corazón.
Amén.
Hoy, vine por un pedido especial de Mi Hijo, porque Él honra a los corazones que son pequeños y simples. Vine hasta aquí, no sólo para hablarles una vez más; vine para imprimir en sus esencias el ejemplo de Mi vida, de Mi Casto Corazón, para que de esa forma aprendan a dar pasos seguros.
Hoy, vengo a invitarlos para entregar a los pies de este altar, todo orgullo y voluntad humana, para que comiencen este nuevo ciclo de una forma diferente, un poco más vacíos de sí. Porque en el Cielo son considerados soldados de Dios, un ejército que obra por la Paz y que se esfuerza, o que debería esforzarse todos los días, para que este propósito de la Paz se manifieste no solo en sus vidas, sino en todo el planeta.
Hijos, la Conciencia de este mundo, que es una Consciencia de perpetuo sacrificio, está agonizando. Su Espíritu ya no soporta a la Tierra, ya no sustenta el caos y el mal que luchan en medio de la humanidad.
Por eso, hoy vengo en nombre de esta Consciencia, en nombre de esta Sagrada Conciencia, de este espíritu de renuncia, de abnegación, que viene a depositar su experiencia en el planeta para que la humanidad aprenda cuál es la esencia del Plan de Dios para la Tierra. Todos aquellos que vinieron del cielo, de las estrellas, para aprender en este mundo, vinieron a vivir un aprendizaje de renuncia, de entrega, de servicio; para así equilibrar sus deudas y aprender a amar.
Aquellos que cumplieron este Propósito, vivieron y viven hasta hoy en plenitud, la entrega constante de sus corazones, de su evolución y muchas veces, hijos, renuncian incluso a la Voluntad de Dios para sus consciencias, para esperar que otros puedan dar pasos junto con ellos.
Hoy, quiero revelarles un misterio para que fortalezca sus vidas. No para que lo tomen con la misma indiferencia con que la humanidad vio pasar todas las revelaciones que el Universo le entregó.
Este planeta es muy antiguo y guarda en sí muchas historias, pero mucho más antiguo que él es el Universo y el Cosmos, que está sobre ustedes todo el tiempo.
Este Cosmos infinito, que surgió de la Consciencia Divina como una gran aspiración de Dios para renovarse, siguió su evolución. Dios creó los ángeles, los arcángeles, los soles, los planetas; creó las dimensiones que, poco a poco, lo separaban de Sus criaturas, no para que Él no estuviera con ellas, sino para que ellas se fortalecieran, cruzando un obstáculo trás otro, hasta regresar a la Consciencia Divina.
Y esas criaturas se multiplicaron; acompañadas por los ángeles y los arcángeles comenzaron a desarrollar su evolución. Los arcángeles eran respetados como verdaderos gobernantes del Universo, porque Ellos portaban el Pensamiento Divino, Su voluntad era la Voluntad de Dios. Ellos representaban la expresión más cercana del Creador, de Sus criaturas. De esta forma, eran amados y respetados por todos. Su verbo era una ley que se mantenía viva en el corazón de todas las criaturas.
Pero los seres del Universo, que sabían compartir el bien, pero a los que les faltaba algo, no conseguían cruzar las dimensiones para llegar al Corazón de Dios. Y el Creador manifestó un Proyecto Divino, que sería lleno de dificultades, pero que guardaría en sí un gran potencial para transformar toda la vida en la Tierra.
Este proyecto fue creado por un arcángel que se confundió con sus propias creaciones, hasta dejarse engañar por aquellas criaturas que se manifestaron para ser los obstáculos de la vida en la Tierra. Sus ojos ya no brillaban como la luz, pero aún así, muchas criaturas lo respetaban. Sus engaños, sus errores, llevaron a que muchos seres del Universo cometieran graves e irreparables errores que causaron heridas que llegaron hasta el Corazón de Dios. Pero el Proyecto de la Tierra no se detuvo, porque aún así, las criaturas que vivirían en la Tierra, guardaban un potencial de amor único, capaz de convertir hasta la más oscura de las criaturas y, de esa forma, traer de vuelta el brillo de los ojos de aquel Padre Creador tan amado del Universo, aquel arcángel soberano que, confundido por falsas leyes, cayó en engaños.
El Proyecto de la Tierra, hijos, aún es una esperanza en el Corazón de Dios, no sólo para que las almas vivan la Redención, sino para que aquellos que están en el Cosmos y que aún esperan poder cruzar las dimensiones para llegar al Corazón del Padre, puedan regresar.
Y un misterio mayor les revelo: estas criaturas, todas las criaturas que partieron del Corazón de Dios cuando se multiplicó en Tres, deben regresar no sólo para que Dios viva la Unidad, sino también para que el Creador se renueve a Sí mismo, Se supere en el Amor a través de Sus criaturas, que son partes vivas de Su Corazón, para que un día, una nueva evolución comience, basada en el amor que nació en la Tierra, que redimió la vida humana y la vida Universal, hasta renovar y superar al Corazón de Dios.
Muchos pueden pensar que este destino está distante, que esta realidad está muy lejos de sus vidas, pero Yo vengo a decirles, hijos Míos, que esta realidad comienza dentro de cada uno de ustedes cuando pueden trascender la condición humana, las dificultades tan pequeñas, el pensamiento mezquino que está siempre sobre ustedes mismos y que no los deja comprender que no están en esta Tierra sólo por la propia evolución, sino por una evolución divina porque son parte de la Consciencia de Dios y que están tan engañados y tan perdidos como aquel Padre Creador que se confundió en el Universo.
Hoy, vengo a abrir sus ojos, a pedido de Mi Hijo, para que despierten a una Verdad superior y ya no se engañen. Las prioridades de sus vidas deben ser otras, aunque sus pies tengan que tocar el suelo todos los días hasta el final de su evolución en la Tierra.
A través de ustedes, del verdadero despertar de sus corazones, la vida en la Tierra se transforma y ya no será esta pequeñez del día a día, la única razón de la existencia humana. No vinieron al mundo sólo para nacer, estudiar, trabajar, casarse, tener hijos, envejecer y morir. Este no es el sentido de la vida. No fue para esto que Dios creó a la humanidad.
Dejen despertar en sus esencias este potencial oculto que revela el verdadero sentido de la existencia humana. Dejen, hijos Míos, que ese Propósito convierta sus vidas y las transforme, no para que dejen de estudiar o trabajar, sino para que sean un motor de transformación en los lugares donde estudian, donde trabajan, donde viven. Que sean una semilla viva de este Propósito superior que, poco a poco, transforme a su alrededor para un día transformar a la vida en la Tierra y volverla sagrada.
Si no hay lluvia el río no se llena, los lagos se secan. Cada gota de lluvia es importante para que los ríos se renueven y los lagos crezcan y reflejen el Universo en la vida de la Tierra. Si ustedes piensan que son una pequeña gota en medio de la existencia humana, Yo les digo que eso es cierto: son una gota pequeña, simple, casi insignificante en medio de la humanidad; pero si sus corazones se llenan de la Gracia divina y se permiten formar parte de esa lluvia que proviene del Cosmos para renovar la vida en la Tierra, ahí sí, hijos Míos, esa gota tendrá sentido de existir y hará la diferencia, no sólo en la vida de este mundo, sino en todo el Universo.
Dejen que Mis palabras resuenen en sus corazones, porque hoy no hablo sólo a sus mentes, estoy despertando a sus espíritus. Estoy trayendo a cada uno de ellos hasta aquí, para que contemplen sus corazones y sientan lo que en este momento sienten.
¿Qué les demostrarán a estos espíritus en evolución? Sé que muchos no creen en Mis palabras y como no me pueden ver con los ojos físicos, muchos no creen que Yo estoy aquí. Pero, hoy, hijos, dejen que Mi Presencia se revele en el interior de sus corazones. Sientan Mis palabras como un rayo universal que desciende al mundo para transformarlos definitivamente. Y finalmente, dejen que sus espíritus en evolución sientan una esperanza, aunque sea por un instante, cuando sus corazones se abren para escuchar la Palabra de Dios en el eco de Sus Mensajeros.
Hoy, no vengo a concluir un ciclo con ustedes; vengo a comenzar un nuevo ciclo. Por eso, Mi verbo les abre las puertas hacia una nueva vida.
Cada uno de ustedes, hijos míos, deberá hacerse responsable de sus propios pasos para ingresar o no en esta puerta que les abro, que conduce al Universo, al Infinito, que conduce a los Reinos que se esconden en el interior de la Tierra, para que los reconozcan cuando ellos emerjan en la superficie, para que tengan sus corazones unidos a los corazones de las Jerarquías cuando Ellas se manifiesten ante los ojos de los hombres, porque muchos no comprenderán Mis palabras y no las recordarán cuando todo suceda. Pero ustedes, sí, deben recordar, deben mantener el corazón en paz y vivir el momento para el que vinieron a la Tierra, para el cual se prepararon hace tantos años, para lo cual Yo los preparé en el silencio de una instrucción persistente y casi invisible para la humanidad.
Sí, los tiempos se agudizan en el planeta, pero su atención no debe estar en el sufrimiento humano sino en todo lo que pueden hacer para reparar y equilibrar la vida de la humanidad.
De esta forma, aunque las almas sufran, aunque los Reinos padezcan, las esencias, hijos, podrán ser salvadas y tener una oportunidad a través de los méritos generados por sus corazones.
A pedido de Dios, ya no vendré todos los días a la Tierra. Pero, hasta que el Creador me permita, estaré con Mis hijos, Mis amigos y compañeros, en un intento constante de que vivan el despertar todos los viernes. De esta forma, hijos, Dios quiere enseñarles a valorar la enseñanza de los Mensajeros Divinos y comprender que, verdaderamente, los tiempos están cambiando y los soldados y compañeros de Cristo deben ser consecuentes con ese cambio.
Aunque no me vean todos los días, Yo estaré con ustedes, porque Mi casa no será sólo aquí, sino en todo el planeta. Mi Instrucción debe ampliarse para toda la humanidad. Si Mi Corazón se aparta aparentemente, no es un símbolo de abandono, sino un símbolo, hijos míos, de que ya crecieron lo suficiente para, poco a poco, ir liberando a los Mensajeros Divinos para que cumplan tareas mayores.
Durante este tiempo, crezcan, maduren sus corazones y generen méritos para un día poder conocer la verdadera historia de esta humanidad, que va mucho más allá de todo lo que les dije.
Hoy, nuevamente les entrego el Relicario de Mi Corazón como símbolo de Mi gratitud eterna por responder a Mi llamado.
Aunque muchos no crean, cuando Mi Hijo coloque los Pies sobre la Tierra, y Su Santa Madre también sea visible a los ojos humanos, Yo los acompañaré; y la Sagrada Familia, que un día fue el símbolo de la esperanza de la humanidad, volverá a mostrarse a los hombres con Corazones Divinos, Espíritus resplandecientes, que les mostrarán el camino y el tiempo definitivo de recomenzar.
Hoy, por una Gracia divina, no sólo el Corazón de Mi Hijo se manifestará en este pan y en este vino. Hoy, retiro de Mi pecho el Relicario de Mi Corazón y, a pedido de Dios, una vez más, Me vacío de todo por amor a la humanidad, por amor al Plan que el Creador tiene para esta Tierra y sobre todo, hijos, para que un día puedan imitar Mi ejemplo, puedan retornar al Padre y hacer de su evolución un triunfo que renueve y supere al Corazón de Dios.
Reciban esta Gracia de Mi Corazón que se multiplica. Extiendan sus manos hacia Mí. Y como un misterio infinito, así como consagro este pan y este vino, consagro sus almas, sus vidas y les pido que no sean los mismos. Que no se rindan al orgullo humano, a la pequeñez de sus personalidades. Que, finalmente, vivan la Voluntad de Dios para cada uno de ustedes.
Que Mi Corazón se multiplique, que toque no sólo sus manos, sino todo su ser, ingresando en sus esencias, retirando de ellas las capas de la ilusión, para que Dios se manifieste en su interior.
Lleven las manos al corazón, eleven el pan y el vino y oren Conmigo un Padre Nuestro en arameo, como Mi Hijo les enseñó hace tanto tiempo.
Les pido que pinten, de una forma muy sencilla, el Relicario de Mi Casto Corazón, para que en cada Centro Mariano, todos los viernes y especialmente los días 19 de cada mes, puedan contemplarlo y recordar que Él no está sólo ante ustedes, sino que en este día, Yo lo deposité en su interior para que Él los transforme poco a poco, hasta que puedan ser una expresión de la nueva humanidad.
Con estas palabras les agradezco, Me elevo a los Cielos, a los Reinos Sublimes, con el canto de los ángeles y de los arcángeles y en la divina esperanza de que puedan renovarse, renovar el Corazón de Dios, ser un aliento para el Corazón de Cristo, un triunfo para Su Madre Celestial y el símbolo de que valió la pena estar tanto tiempo entre los hombres, en el fin de los tiempos.
Les agradezco.
Canten. Y ofrezcan este momento por toda la humanidad, por los Reinos de la Naturaleza, por el espíritu del planeta y alivien también su corazón herido.
Yo los bendigo y los renuevo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
San José Castísimo
1. Novena de San José para comenzar Nuevos Ciclos Espirituales
Octavo día de la novena.
Cuando estábamos en Jerusalén y percibimos que habíamos perdido a Nuestro Hijo, el Hijo de Dios, Mi Corazón se colmó de angustia y de aflicción. Me sentí el peor de los hombres, el más indigno y el más distraído, porque no había podido cuidar el mayor Tesoro del Universo.
Por un instante, caí en la prueba al pensar que la responsabilidad del Plan de Dios Me correspondía y que, como Yo le había fallado al Señor, perdiendo a Su Hijo, todo estaba perdido. María Santísima se mantuvo serena, como si supiera en donde estaba el Niño, pero Mi Corazón humano y frágil estuvo a punto de quitarme la vida.
Esta angustia duró tres días, hasta que lo encontramos en el Templo, pleno de Su Padre y con la expresión más resplandeciente que Su pequeña consciencia había manifestado. Jesús estaba en la Casa de Su Padre, cuidando de las cosas de Su Padre, haciendo lo que vino a hacer en el mundo. En ese momento, Mi ignorancia dio lugar a la humildad y comprendí que la Voluntad de Dios es inalterable. Él nos da la posibilidad de colaborar con Su Plan, para nuestra propria salvación, pero este Plan no depende de nadie, sino de Dios.
Hijos, para que estén ante la misión que Dios les encomendó con humildad y comprendan que Su Voluntad siempre se cumplirá, más allá de las acciones humanas, oren al Padre en Mi Nombre, diciendo:
Señor,
así como probaste a San José
para despertar en Su Interior la Divina Humildad,
pruébanos para que seamos humildes
y muéstranos que no eres Tú quien necesita de nuestro servicio,
sino que somos nosotros quienes necesitamos servirte
para alcanzar la Redención y la Salvación de nuestras almas,
porque Tu Plan siempre se cumplirá.
Amén.
Que la humildad despierte en sus corazones y los inunde.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Séptimo día de la novena.
Cuando el Ángel Me avisó que Yo debía partir con la Santa Virgen y el Niño hacia Egipto, porque lo buscarían para matarlo en Belén, en Mi Casto Corazón vi todo lo que acontecería. Tomé en Mis brazos al Niño y coloqué a Mi Santa Esposa sobre la mula. Allí, comprendimos que Nuestra vida sería una eterna batalla, hasta que el Niño pudiera cumplir con Su Misión.
María Santísima también pudo ver lo que sucedería con los niños en Belén, pudo escuchar los gritos y los llantos de sus madres y pudo sentir el dolor de Dios en Su Puro Corazón. Tuvimos que partir sin mirar hacia atrás, confiando en el hecho de que estábamos dejando a tantos niños por la salvación de Uno, que un día les devolvería la vida. En Nuestros Corazones fortalecimos la fe en Dios y, durante todo el camino, pedíamos por Sus hijos pequeños y sabíamos que Él Nos escuchaba.
A veces, hijos, Dios les pide que caminen sin mirar hacia atrás; que dejen, aparentemente solas, a personas que ustedes aman y que necesitan de sus cuidados, pero deben saber que sus pasos espirituales les traerán mayor amparo que su presencia. Físicamente, ustedes pueden resguardar un cuerpo, espiritualmente pueden salvar un alma, una esencia, la evolución completa de un ser.
Por eso, si un día Dios los llama para caminar sin mirar hacia atrás, no teman dar esos pasos, pues ellos, un día, serán el motivo de la salvación de aquellos que quedaron detrás de ustedes. Para no temer y para fortalecer su propia fe, oren a Dios en Mi Nombre:
Señor,
así como llamaste a San José
y Él respondió a Tu Llamado,
llámanos y enséñanos a no mirar hacia atrás;
condúcenos y fortalece nuestra fe en Ti;
guíanos para que podamos saber que la vida en este mundo se desvanece,
pero los méritos del espíritu perduran para siempre.
Amén
Confíen, hijos, durante esta transición, en el hecho de que lo más importante es dar pasos espirituales, pues, aunque el mundo tiemble y la vida se desvanezca, serán los méritos generados en la pureza de sus corazones los que permitirán recobrar la vida y reconstruir la Tierra con Principios de Amor y de Unidad.
Yo vi temblar al mundo, Yo vi a la guerra consumir los corazones de los hombres. Dejé hacia atrás a los Míos para amparar al Niño y, un día, también dejé al Niño por la Voluntad de Dios; y fue desde el Cielo, con Mis ojos invisibles puestos sobre la Tierra, que vi a las almas recobrar la vida y al Amor ser más fuerte que la guerra.
Su Padre y Compañero,
San José Castísimo
Sexto día de la novena.
Cuando fui llamado para ir a Belén con María Santísima, estando Ella tan frágil y próxima a dar a luz al Niño, Me vi delante de otra prueba de fe. Yo sabía que las profecías estaban comenzando a cumplirse y que el Hijo de Dios vendría al mundo tal como estaba en las Sagradas Escrituras, pero Mi mente y Mi corazón eran probados y asediados a cada instante, de esa misión. Tuve que soportar internamente todos los desalientos del enemigo de Dios y mantener la fe, por encima de su falsa fuerza.
El viaje fue largo y, a pesar de que la Virgen María fue ayudada por los ángeles y los arcángeles, Ella estaba cansada, pues también tenía que sustentar los asedios del enemigo. El Hijo de Dios estaba por llegar y tanto la Luz como las tinieblas tenían sus ojos puestos sobre nosotros.
Llegando a Belén, quise buscar el mejor lugar para el Niño y Su Santa Madre, pero todo lo que recibimos fueron humillaciones y sucesivos desprecios. Oramos a Dios para que Nos guiara, hasta que fuimos conducidos hacia las grutas de Belén. Después de tantas pruebas, comprendí que Dios no nos había abandonado con Su Hijo, sino que Él no tenía, en Su Divino Pensamiento, Mi idea humana sobre lo que era mejor para el Niño. El Padre quería que Su Hijo, desde el principio, demostrara al mundo Su Humildad. Y fue entre los pobres y entre los más humildes y serviciales de los animales, que el Hijo del Hombre vino a nacer.
A veces, hijos, necesitamos ser probados, humillados y hasta despreciados, para purificar nuestra voluntad humana y descubrir que Dios no nos abandonó, sino que Él nos esperaba en el recinto interior, en donde nuestro corazón puede vivir la humildad. Por eso, cuando se sientan perdidos, probados, humillados y solitarios, oren al Padre en Mi Nombre y con Mi intercesión, Yo los ayudaré a encontrar el lugar de la humildad interior, en donde Dios los aguarda:
Señor,
como a San José Castísimo,
pruébame, para que mi fe se fortalezca;
purifícame, para que yo abandone al viejo hombre;
y enséñame a dejarme ser humillado,
para que yo descubra que, en la humildad, Tú me esperas
para revelarme Tu Corazón.
Amén.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Quinto día de la novena.
Cuando el Espíritu Santo descendió sobre María Santísima, colocando en Su Vientre Puro al Salvador del Mundo, al Hijo de Dios, el Mesías esperado por el pueblo de Israel, Mi Corazón se estremeció delante de este misterio.
Entre el sentimiento de no ser digno de tamaña Gracia y la lucha con Mi condición humana, para comprender verdaderamente la Voluntad de Dios para Nuestra Familia, tuve que dar un salto en la fe y en la madurez espiritual, pues sabía que, después del "sí" de la Santa Virgen, Mi respuesta sería definitiva para el cumplimiento de este Plan.
Muchas veces, Dios deposita, en Sus hijos menores y más imperfectos, Su mayor confianza. Esto los lleva a crecer y a superarse y, con los pasos de estos, Sus hijos, toda la humanidad da un paso en su crecimiento interior.
Cuando Dios les confíe una misión que les parezca grandiosa, aunque ustedes no comprendan su grandeza, ni abarquen la responsabilidad que ella trae consigo, digan "sí" al Padre, orando en Mi Nombre:
Señor,
así como San José, que era pequeño e imperfecto,
aceptó la grandiosa misión que Tú le encomendaste,
ayúdanos a aceptar Tu Voluntad, a asumir nuestra misión
y a crecer en madurez y en amor a Tu Plan Salvador.
Amén.
Su Padre y Compañero, con un Corazón semejante al vuestro,
San José Castísimo
Cuarto día de la novena.
Cuando fui llamado al Templo para desposar a una Virgen Santa y Pura, Mi Corazón estuvo ante un desafío y una prueba interior.
Había planeado para Mi vida, una vida de silencio, castidad y soledad. No había pensado en casarme, constituir una familia y compartir con ella Mi experiencia en la Tierra, porque pensaba que Mi misión no podría ser comprendida por nadie, ya que hasta para Mí, era un gran misterio.
Cuando vi a María Santísima, se despertó en Mi interior un profundo Amor por Dios, y ese Amor se reflejó en Mí como una pureza nunca antes experimentada.
Yo era un solitario en este mundo, como la vara de nardo seca que traía en Mis manos, y la Pureza de María Santísima, reflejada en Mí, hizo que la vara floreciera. Entonces, comprendí la Voluntad de Dios y renuncié a todo lo que había pensado para Mi vida.
Cuando la Voluntad de Dios los llame a renunciar a sus propios planes, aunque ellos parezcan espirituales, para que vivan algo que jamás pensaron vivir, vacíense de sí mismos y oren al Padre, en Mi Nombre, diciendo:
Señor,
Tú, que despertaste a la Pureza en el Casto Corazón de San José
y lo hiciste renunciar a Su voluntad humana,
danos la Gracia de ser puros y simples,
para que renunciemos a nuestra voluntad
y vivamos solo la Tuya.
Amén.
No hay dádiva mayor que vivir la Voluntad de Dios y verla manifestada en la propia vida. Por eso, pierdan el temor de rasgar sus propios planes y de abrir las manos para recibir el Pergamino de la Voluntad Divina.
Su Padre y Compañero,
San José Castísimo
Tercer día de la novena
Aún era joven cuando conocí al pueblo Esenio en el desierto. Dios colocó delante de Mí un gran misterio que, al mismo tiempo, era absolutamente diferente de todo lo que Yo conocía, como cultura, como vida espiritual y como forma de vida social; pero que también era conocido en Mi interior. Era como un espejo de todo lo que Yo guardaba dentro de Mí, como una vida oculta que no podía expresarse por no encontrar un espacio.
Aunque estaba ante algo nuevo y desconocido, una enseñanza que trascendía los Libros Sagrados y que se renovaba a cada instante, como la vida, Yo Me lancé a esa experiencia y dejé que Mi Mundo interior encontrara aquel espacio seguro que tanto buscaba para expresarse.
Cuando estén ante una enseñanza nueva o una nueva forma de comprender la vida, cuando estén ante algo que los llama a la renovación, mediten en Mi ejemplo y oren a Dios en Mi Nombre, diciendo:
Señor,
así como San José reconocía
Tus Impulsos y Tu Verdad en Su Vida,
enseñanos a estar ante lo nuevo
y sin temor, permítenos ser renovados por la Verdad Universal.
Amén.
Estos serán tiempos de muchas pruebas, pero también de muchas revelaciones. Ustedes estarán frente a Verdades que no conocían y también podrán comprender más ampliamente lo que les fue enseñado por medio de símbolos y de parábolas.
Por eso, hijos, oren y preparen sus corazones para que no teman estar ante lo nuevo.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
En el segundo día de la novena, meditarán en Mi juventud, cuando Mi Corazón estuvo ante todos los estímulos mundanos, ante todos los impulsos que Me llamaban a ser como los demás jóvenes de Mi época, cuando estuve frente al rechazo, la humillación y la incomprensión de Mis hermanos y amigos, porque Dios Me llamaba a una vida de entrega, de castidad y de silencio.
En una época en que la condición humana era grosera y sobresalía más allá de cualquier aspiración espiritual, Mi Corazón prevaleció delante de los estímulos del cuerpo y pude ofrecer a Dios un instrumento Suyo en el mundo, por medio de Mi Vida.
Cuando estén ante los estímulos mundanos, las energías capitales, la humillación, el rechazo y la incomprensión del mundo, orarán a Dios en Mi Nombre:
Señor,
por la superación de San José
y por Su entrega absoluta, que venció a la condición humana,
ayúdanos a superar los atavismos, las concupiscencias
y la superficialidad de este mundo.
Amén.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Hijos, la necesidad planetaria dicta:
Que se unan los corazones, las creencias, las razas y las religiones. Que se unan en el Principio de la Verdad y del Amor, esencia de todo pueblo, cultura y religión verdadera. Que se unan los corazones en las familias. Que los padres, con sus hijos, encuentren la forma de comprenderlos y respetarlos, para guiarlos y conducirlos, sobre todo con el ejemplo.
El corazón humano está enfermo y para percibirlo no es necesario ver más allá de las dimensiones. La propia vida les muestra, hijos, que para sobrellevar estos tiempos y, aún más, para tornarse en un triunfo de Dios en el mundo, precisan renovarse, y no hay renovación que no comience con la unidad.
Lo mejor que cada corazón expresa es lo que permite que la vida sea renovada. Un padre no se renueva sin su hijo; una nación no se renueva sin el aporte de otra nación; una religión no se renueva si no se abre para descubrir la potencia de compartir, y no de competir. La Tierra se renueva cuando se abre al Universo; los corazones se renuevan cuando se abren al servicio y encuentran, en la belleza del prójimo, la inspiración para lo nuevo, dentro de sí mismos.
Todo lo que este mundo necesita para caminar se encuentra en su Esencia, pero este Don se repartió entre las criaturas, entre las culturas, entre las naciones y entre las religiones.
Si no buscaran ver solo la miseria ajena y lo que los hace mejores que los otros, sino que buscaran en el prójimo aquello que los inspira a la comunión, a la esencia que hay en la Verdad y que los hace únicos en Dios, podrían renovarse y tener fuerzas para superar los asedios de este tiempo.
Mientras el enemigo desune, busquen la unidad. Dios es unidad por medio de Sus criaturas, cuando ellas se dan las manos entre sí. Este, hijos, es el gran secreto para superar los tiempos que viven y ver nacer, en el horizonte de la Tierra, una nueva vida.
Que las religiones no se apeguen a las instituciones, sino a su Esencia. Que de la Verdad provenga la Ley que las rige. Así, jamás temerán unirse al prójimo, porque sabrán encontrar la misma Verdad que viven, en el interior de los que tienen delante de sí.
Yo los inspiro y los ayudo a cruzar estos tiempos con humildad, y los bendigo para que sean lo suficientemente valientes para vencerse a sí mismos y encontrar la Verdad de Dios, que debe guiarlos, en este tiempo, más allá de las antiguas leyes que un día les dictaron el camino a seguir.
Los tiempos cambiaron y deben encontrar a la Esencia y a la Verdad que rigen este momento del planeta. Todo comienza cuando abren el corazón a la unidad.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Hoy, comenzaré a entregarles una novena para iniciar un nuevo ciclo, no solo entre Mi Casto Corazón y la humanidad, sino para que cada ser pueda encontrar, dentro de sí, la forma de renovarse, de dar pasos y de abrazar los ciclos que llegan con alegría, con el corazón libre y en paz.
Cada día representará un impulso vivido por Mí, por medio de la humildad, de la constancia y de la persistencia, para trascender la condición humana y abrazar los nuevos ciclos espirituales que se presentan.
Que estos impulsos lleguen a sus corazones y los fortalezcan, por la Gracia de la oración y de la unidad con Mi Casto y simple Corazón.
En el primer día, meditarán en Mi infancia, como niño pobre y simple, delante del Misterio de Dios, que Me llamaba para dar pasos que Me parecían imposibles frente a Mi pequeñez e infantilidad. Abrazado por el espíritu de la fe, respondía al llamado de Dios y, aún siendo tan pequeño, permití que Él Me hiciera grande.
Cuando estén ante desafíos que les parezcan imposibles de sobrepasar, orarán a Dios en Mi Nombre:
Señor,
como a San José Castísimo,
concédenos la Gracia de la Fe, para vivir Tu Voluntad,
aunque ella nos parezca inalcanzable y a veces, imposible.
Transforma nuestra pequeñez en la Gracia de Tu Grandeza;
nuestra debilidad, en Tu Fortaleza.
Amén.
Podrán orar por 14, 33 o 72 veces, conforme a la necesidad que sientan en sus almas.
Con Mi bendición en sus vidas, reciban de Dios la Gracia para seguir adelante, cumpliendo con Su Voluntad y manifestando Su Propósito de Amor.
Su Padre y Compañero,
San José Castísimo
Cuando los ciclos te piden renovación, déjate renovar. Los relojes de este mundo ya no marcan las horas que pasan en los ciclos de la Naturaleza. El Tiempo del Universo está llegando a la Tierra.
Cuando los ciclos te piden transformación, déjate transformar. El cambio es parte de las Leyes de la Vida, la transformación es parte de la actuación del Amor en las consciencias.
Si las necesidades te piden, hijo, que le entregues a otros el castillo que construiste para ti, deja ese legado para los que más necesitan de él. Con esto, quiero decirte que el pasado solo es válido si puede donarse como base para que se construya el futuro, que puede ser diferente de todo lo que diseñaste en el plan de tu vida.
Vengo a pedirte que seas agradecido por todo lo que viviste, pero que no mires hacia atrás con nostalgia y esperanza de volver a vivir lo que ya pasó. Dios quiere construir, por tu intermedio, una nueva vida, un nuevo diseño, un Plan que es nuevo para la humanidad, pero que es eterno para el Creador.
Sin pesar y con alegría, permite que el Universo te conduzca al cumplimiento de las Leyes de estos tiempos, que son el servicio abnegado y el amor absoluto.
Ya no estás en el ciclo de la construcción y del fortalecimiento de tu interior. La vida está golpeando en la puerta de tu corazón, con un ciclo en el que la humanidad necesita de tu rápido auxilio.
Los Puntos de Luz que Dios fundó en la Tierra, deben estar sobre la mesa de la consciencia planetaria, iluminando los abismos y dando a conocer a las almas el camino hacia la redención y el retorno al Origen.
Las Islas de Salvación, en las que Dios te llamó a servir, deben abrir sus puertas al nuevo tiempo, porque el planeta se está ahogando y las almas necesitan, sin demora, del amparo y del refugio preparados para ellas, hace tanto tiempo.
Vengo a decirte, hijo Mío, que llegó el tiempo del servicio y que tu corazón debe estar situado en el punto correcto de la donación para los demás. Guarda en tu interior, como un Templo de Paz y de Unidad con Dios, lo que construiste hasta hoy por medio de toda la Instrucción recibida; pero no esperes, hijo, que fuera de ti los ciclos sean iguales, que las formas y la vida sean las mismas.
Ha llegado el tiempo de que cedas el confort de tu casa para aquellos que nunca lo tuvieron. A ti, todo te fue entregado, para que aprendas a donar cuando sea necesario. Llegó la hora de la donación, del servicio incondicional, del amor absoluto y de la fraternidad. Que tu corazón en purificación se equilibre por el amor que permites que de él emane hacia los demás.
El verdadero secreto para encontrar la paz en estos tiempos es saber amar y dejarse amar, sin resistencias, para encontrar en el prójimo el Corazón Vivo de Dios.
Yo te invito a este nuevo ciclo y, como tu Padre y Amigo, te conduzco a dar todo de ti, por amor al prójimo y sobre todo, por amor al Plan de Dios, que se diseña con el lápiz de tu vida.
Tu Padre y Compañero,
San José Castísimo
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más