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Cuando un ser ingresa en el desierto, aunque simplemente haya tocado su arena y sentido su calor, ya no puede caminar hacia atrás.
El desierto puede parecer peligroso, lleno de sufrimientos y padecimientos. Pero hoy les digo que no hay mayor padecimiento para un alma que ingresar en el desierto y no profundizar su experiencia en él, no rendirse a Dios y descubrir sus misterios.
El alma que pisa el desierto, pero no camina por él, sino que queda presa de sus temores, no suelta las muletas que apoyaban sus pasos ni descubre en ellas su verdadero apoyo y tampoco sabe lo que es caminar con los propios pies.
Esa alma vencida por sus temores, sin querer soltar los afectos, las sensaciones o el pasado en sí, termina buscando, en más muletas y más cadenas, las sensaciones que no encuentra con las que tiene en sus manos y con las que están presas a sus pies.
Esa alma se torna prisionera de sí misma, cada vez más vacía, más esclava y más temerosa, simplemente por no conseguir rendirse al infinito del desierto que se presentó frente a ella.
Dios los llama a madurar en el desierto, a dejar las emociones humanas para descubrir y consolidar el corazón en el Amor Crístico. Pero para eso, hijos, necesitan soltar las muletas, quebrar las cadenas, experimentar el vacío y caminar en él, aunque no sientan una base bajo los propios pies.
Esto se llama experimentar la fe.
No sean esclavos de sí mismos. Reconozcan que no hay otro verdugo sino el orgullo, la vanidad y la ignorancia de los corazones que creen que están más seguros cuando están llenos de sí, pero no perciben que ni siquiera se conocen a sí mismos.
Les dejo Mi bendición para que clamen por liberación y la vivan.
Si sienten que sus pies están en las arenas del desierto, caminen y no detengan sus pasos. Consoliden la unión con Dios y fortalezcan la propia fe. Esto los hará verdaderamente libres.
San José Castísimo
Hijo, hija:
Siente tu corazón limpio ante Mi Presencia y quédate en paz.
Confía en el Dios de la Piedad y de la Misericordia, porque la culpa no existe. La culpa viene del miedo, que es lo opuesto al amor y a la verdad.
Disuelve tus culpas en la Luz espiritual de Mi Corazón y todo pasará.
No hay nada que impida tu reconciliación con Dios, porque Dios es eterno Amor que comprende y acoge. Deja que Mi Luz espiritual desate esos nudos que solo crean resistencia y miedos.
Confía en el poder de Mi Corazón, Corazón que todo lo conoce y que todo lo escucha. Ven a Mi lado y recuéstate en Mis Brazos.
No olvides que Soy tu Madre y tu Mediadora. Estoy aquí para animarte y no para juzgarte.
Deja que los aspectos de la consciencia mueran por sí mismos. No les des motivo ni lugar. Continúa todos los días trabajando tu rendición y entrega incondicional.
Déjate invadir por la Luz espiritual de Mi Corazón y luego verás qué es lo que sucede.
Libérate de las angustias, de los aprietos, de todo lo que no es amor y compasión; y, nuevamente, en confianza, mira al Cielo, reconoce en el firmamento de donde provienes y quién en verdad eres. Reconócete como un hijo de Dios y sigue adelante.
No te canses de luchar, así como Cristo no se cansó ni un momento por ti, hasta Su Muerte en la Cruz. Contempla, a través de este hecho, el poder del Amor renovador.
No te sientas preso de nada. No lo decretes ni tampoco lo pienses. Cree, por encima de todo, en la esencia espiritual que eres y no en los defectos.
No te necesito perfecto, solo te necesito sincero, abierto de corazón y solícito para lo que sea.
Dios siempre te acompaña en este caminar, hasta que puedas ingresar en Su eterna y profunda Paz. No te desanimes, alégrate por estar desprendiéndote de ti mismo.
Es hora de cristificar la Tierra con almas redimidas en el Amor de Dios. Es hora de sentirte un Nuevo Cristo.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Yo Soy la Señora del Amanecer, la eterna y nueva Aurora que trae entre Sus Manos la Gracia de Dios para todos Sus hijos.
Yo Soy la Señora del Amanecer, la que gesta en Su Vientre sagrado una Nueva Humanidad.
Soy la que imparte el Amor de Dios a las criaturas.
Soy la Señora del Amanecer, la que despierta en los corazones las Virtudes de Dios, para que ellas estén al servicio de las almas por medio de los que se consagran al Señor.
Yo Soy la Señora del Amanecer, la que activa en los seres los Soles internos a fin de que la mayoría se ofrende al Plan de Dios.
Yo Soy la Señora del Amanecer, la que anuncia un nuevo tiempo y una nueva raza que será colmada por la victoriosa Misericordia de Dios.
Soy la Señora del Amanecer y guardo en Mi Corazón a las estrellas caídas para que, algún día, por su redención, sean las nuevas estrellas del firmamento redentor.
Soy la Señora del Amanecer y dejo para todos Mi mensaje de paz.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice y los acompaña,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Cuando Mi Corazón llega al mundo, no es solo para traer a las almas el Don de la Paz. Yo vengo para enseñarles a vivir este Don, que Dios ya les entregó por medio de la Presencia de Sus Mensajeros Divinos.
Vengo, en humildad y en silencio, para que las almas comprendan que las grandes cosas solo se alcanzan cuando el corazón sabe ser pequeño. Los misterios más infinitos y ocultos se revelan como una comprensión superior al corazón que sabe ser humilde, aún sin reconocer esto en sí mismo. Porque Dios busca a los menores para revelarles Su Faz, busca a los más imperfectos, pero que se disponen a ser otros, todos los días, dejando que su duro barro sea moldeado en las Manos del Alfarero Celestial.
Aquellos que aman la apariencia de su propio barro y que cuidan de él como un tesoro, jamás podrán tornarse receptáculos de un tesoro verdadero, de un Legado Universal. Por eso, hijos, Yo continúo viniendo a su encuentro, porque aún les falta mucho para rendirse a Dios, mucho por entregar. Esta Obra aún no está completa, pero ella puede ser constante si ustedes se disponen, todos los días, a recomenzar y a ser diferentes. Ofrezcan al Padre, todos los días, una pequeña parte de su barro para que sea transformado y para que así, Él consiga, poco a poco, diseñar Su Obra por medio de ustedes.
Encuentren, hijos, el verdadero sentido de la vida en la transformación, para que finalmente puedan, un día, descubrir la verdad sobre sí mismos.
Hay un sentido para la existencia humana, hay una verdad que trasciende a las apariencias y hay una experiencia a ser vivida, que trasciende toda enseñanza y toda sabiduría escrita en los Libros Sagrados de este mundo.
Al contrario de lo que muchos piensan, para saber, ustedes deben ser y para ser, deben dejarse transformar. Yo estoy aquí para ayudarlos.
Vuestro Padre y Amigo,
San José Castísimo
Oración de Unión a la Humildad de Dios
Sagrada Humildad que proviene del Corazón de Dios,
trasciende las barreras de mi ignorancia.
Sagrada Humildad que proviene del Corazón de Dios,
derrota mis resistencias.
Sagrada Humildad que proviene del Corazón de Dios,
abre mis ojos a la verdadera luz
y retira mi consciencia de los abismos
del orgullo y de la vanidad.
Sagrada Humildad que proviene del Corazón de Dios,
disuelve mi pequeñez en tu grandeza
y muéstrame el verdadero propósito
de la creación humana.
Sagrada Humildad que proviene del Corazón de Dios,
úneme al prójimo y a los Reinos de la Naturaleza
para la concreción del Plan Divino.
Permite que mi consciencia reconozca
la Presencia del Creador en todas las cosas
y glorifique Su existencia en todo tipo de vida.
Sagrada Humildad que proviene del Corazón de Dios,
permíteme ahora y siempre vivirte con perfección,
así como hizo el Señor,
que disminuyó Su grandeza para estar entre los hombres
y confirma Su infinita Misericordia,
retornando al mundo.
Sagrada Humildad que proviene del Corazón de Dios,
que seas Tú un principio fecundo en el corazón humano.
Amén.
De rodillas, oren y pidan a Dios que los ayude a imitarlo, porque solo el corazón verdaderamente humilde superará las pruebas que vendrán y el rayo de la Justicia de Dios, que partirá y destruirá las estructuras del orgullo, de la arrogancia, de la soberbia y de la vanidad del corazón humano.
Sean firmes en la humildad y ríndanse al amor. Sean valientes para que se dejen vencer por Dios. Sean fuertes para que se levanten con esperanza y disposición de renacer en Cristo, cuando el Señor derribe al viejo hombre dentro de sus consciencias.
Humildad y paz son las claves para estos y para todos los tiempos.
San José Castísimo, padre de la sagrada humildad
Intenta, hijo Mío, en todo vencerte a ti mismo. Ejercita la renuncia, dejando que los demás expresen sus ideas y sus sentimientos, y experimenta ser conducido por tus hermanos a nuevos caminos.
Si para ti es muy fácil y simple estar en silencio y dejarte conducir, entonces ejercita lo contrario y permite que aquellos que tanto se expresan aprendan contigo: coloca a disposición del universo tus pensamientos y sentimientos y deja que el Creador te muestre un camino diferente para seguir, para que así descubras espacios de tu consciencia que, hasta ahora,no conoces.
Como le hablo al mundo y a las diferentes criaturas de esta Tierra, necesito instruir a aquellos que se silencian por la comodidad de no expresarse y a aquellos que se expresan todo el tiempo por la necesidad de imponer sus pensamientos.
La humanidad necesita encontrar el equilibrio y aprender a comulgar con lo que cada criatura contribuye con el mundo, incluyendo aquí a todos los Reinos de la Naturaleza.
Para que encuentres el equilibrio, necesitas ir por caminos que desconoces. Caminos opuestos a los que recorres siempre, para que, así, descubras dentro de ti otras formas de vivir y de manifestarte, hasta que encuentres el perfecto equilibrio con todo y no haya diferencia para ti entre hablar o estar en silencio, enseñar o aprender, porque las dos cosas son necesarias, cada una en su momento.
Ejercita esos pequeños ejemplos y encontrarás amplios caminos delante de ti.
Por el equilibrio del corazón humano,
San José Castísimo
Calma tu corazón, entregándolo a Dios.
Aquieta tu mente, rindiéndote a los pies del Creador y lanzándote firmemente al cumplimiento de Su Voluntad y no de la tuya.
Serena tu espíritu con la certeza del triunfo de Dios en la Tierra.
Fortalece tu interior con la simple oración y descubre qué fácil es vivir en paz y en armonía con toda la Creación.
Busca dentro de ti la unidad con el Todo y sé parte consciente del Plan de Dios.
Si quieres ser humilde de verdad para que se cumpla en ti el Pensamiento de Dios, resígnate a ser servidor de todos y deja que en todo sean mejores los demás.
Obedece, entonces, con el corazón y con la rendición de la mente, porque si el corazón trata de obedecer, pero la mente no se rinde, podrás incluso aparentar ser obediente y bueno, pero nunca alcanzarás la paz. La mente podrá llevarte a aparentar muchas cosas, aunque solo encontrará la paz el día de su rendición.
Dejar la mente rendida delante de Dios es entregarle las propias potencialidades y no tenerlas en cuenta, a no ser que el mismo Dios disponga las situaciones de la vida en las cuales ellas sean necesarias.
Rendirse mentalmente es renunciar a la propia forma de pensar, de actuar y de ser. Renunciar a todo lo que se asimiló como aprendizaje, para estar vacío y dispuesto al permanente cambio, característico de estos tiempos.
Rendirse de corazón es simple, porque el corazón es la mente del alma y cuando el alma aspira ardientemente a encontrar a Dios, el corazón no teme lanzarse en esa aventura. Pero la mente, que es la reina de los sentidos y de la materia, jamás querrá perder su reinado y le costará mucho entregar el trono para ser sierva de un Rey tan incomprensible y poco alcanzable para ella y sus capacidades.
Comienza por el corazón, que ya conoce la verdad que el alma le imprimió y, poco a poco, anímate a dar pasos aún mayores, para alcanzar aquello para lo que viniste al mundo; aquello que necesita que seas lo que nunca fuiste en apariencia, pero que siempre fuiste como esencia que proviene de Dios.
Te amo y te dejo Mi bendición paternal.
San José Castísimo
La esencia del espíritu que se consagra debe renovarse todos los días, en la aventura que es perderse a sí mismo para encontrar en su lugar al Cristo Vivo.
Para que un nuevo habitante ingrese en su casa, ella debe estar deshabitada; en caso contrario, sería una gran confusión si habitantes tan diferentes compartieran una única casa, siendo ella tan pequeña.
Queridos, Cristo espera estar vivo no solamente en la Eucaristía, sino que Él quiere ser Eucaristía viva dentro de cada ser de este mundo, pero para que esto sea real ustedes deben comulgar con Él todos los días.
Poco a poco sus cuerpos deberán dar espacio al Cuerpo Místico de Cristo, para que Él sea la vida que anima no solo el alma, sino también todo lo que los compone, desde la materia hasta el espíritu.
Esa transformación en Cristo es lenta y a veces dolorosa, pero no podrán huir de ella, porque Cristo está transformando todo lo que son, y la transformación estará con ustedes donde quiera que estén. Muchospiensan que deshacen con la mente un compromiso realizado por el espíritu, pero no es así.
Con todo lo que ya recibieron en los últimos años, la semilla de un nuevo corazón ya comienza a pulsar dentro de sus seres: es el Corazón de Cristo que les pide espacio para ser Él su comandante, así como lo es en todo el universo.
Son tiempos dolorosos para los que no hacen de la propia transición interior, un momento de gracia y de entrega. Y más duro será cuando no quieran ver que, no solamente dentro de ustedes, sino también fuera, nada quedará como está.
¡Adelante, soldados! Sean un poco más valientes para que puedan ver, en la pérdida de sí, la gran victoria de Cristo.
El Señor solo vence cuando Él los derrota, porque debe ser Él el gran Rey de su mundo interior, y no ustedes mismos.
Ríndanse, entonces, pues ya es tiempo que se dejen conducir por el Rey Universal.
Yo los animo y los llevo a esa gran derrota a los Pies de Cristo.
Que Mi bendición fortalezca su consagración y les dé valentía para no ser nada y rendirse a Aquel que es todo y que está en todas las cosas.
Su amado padre y compañero,
San José Castísimo
Yo soy la Divina e Inmaculada Alma Peregrina que acompaña y guía los caminos de los corazones que se abren para transformarse a través de la oración y de la donación.
Yo soy esa Divina Alma Peregrina que reúne a todas las esencias y consciencias a pesar de que existan distancias. Mi único propósito materno es unificarlos todos los días en Dios Padre para que así se quiebren las barreras de la inercia, de la desunión y de las indiferencias entre los seres que pertenecen a Mi Sagrado Reino.
Yo soy esa Divina Alma Peregrina que acoge las dificultades y redime las causas que generan la soberbia y el orgullo, cuando tan simplemente el corazón está abierto hacia Mí como una flor a los rayos del sol.
Allí, en ese principio, no existen divisiones ni barreras y las almas, por medio de Mi Gracia, pueden convertir todos los males.
Deseo, como Divina Alma Peregrina, que aprendan a caminar en confianza a Mi lado y que Me permitan desterrar de ustedes todo lo que genera la distancia entre las almas y el Amor de Dios.
Por eso vengo para entregarles todos los días ese amor materno, un amor renovador, que vence a la perdición y los miedos al fracaso. Quien en verdad Me permite guiarlo, nada perderá, tan solo será libre de ese pesado equipaje que lo cansa y no lo deja caminar y podrá volar como el cóndor de las montañas.
El tiempo y la hora de vuestra redención está marcada, por eso vuestra Madre Santísima viene para bañarlos en la Fuente de Vida de Su Hijo, y así vuestras vidas se dejen transfigurar en Cristo.
Mi profundo deseo es convertirlos en aquello que nunca fueron.
Ríndanse a Mí y Yo los sustentaré.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los purifica en el Fuego Divino de Cristo,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más