Domingo, 22 de marzo de 2015

Mensajes diarios
MENSAJE DIARIO DE MARÍA, ROSA DE LA PAZ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN

Dios Todopoderoso proclama el poder de Su Verbo a través de Mi Inmaculado Corazón. Este Poder Soberano los acoge en el seno predilecto de Su Corazón Purísimo.

Hijos, a través de la magnitud del Verbo Divino y Creador se construyen las formas y, así, la vida divina y superior se expresa por medio de la existencia de las criaturas de este vasto universo.

Es a través de las almas que Adonai realiza Su Obra Magnánima e Infinita, porque en toda ciencia espiritual la vida de todas las almas y de las esencias es el motivo principal de la existencia del Plan del Creador.

Es por la intervención divina, de los ángeles creadores y celestes, que el Pensamiento Divino se manifiesta en las moradas de todos los Cielos; desde allí provienen la esencia fundamental y el principio mayor que permiten la concreción de los proyectos pensados por Dios.

Y las almas de la Tierra, ¿cómo participan del origen de este principio?

Solo basta, hijos, que todos los días se reconozcan como dignos hijos de Dios y cumplan con los comandos que llegan directamente de la Mente Creadora hacia vuestros corazones.

Ustedes, hijos Míos, son una parte muy importante y destacada de la realización imprescindible de este proyecto; desde el principio de esta humanidad Dios pensó concretar Sus más íntimos deseos a través de la manifestación álmica de las criaturas.

Vuestra alma es el puente directo que los unirá a las infinitas moradas, en donde se expresa la vida del espíritu y la experiencia sublime con la ley del Amor y de la Unidad.

De vuestras raíces y de vuestros orígenes surge el principio del Todo y, de ese Todo nace la voluntad de realizar las obras que nunca terminan. Porque en el Corazón del Padre Celestial ustedes están en el primer lugar de Su Purísimo Propósito y sin ustedes, almas en redención y en rehabilitación, no podrá despertar la venida de la Nueva Humanidad y de la nueva alma.

Ustedes, Mis amados, están en el tiempo justo de una transición que todavía no ha comenzado. Abracen en vuestro interior la Gracia de pertenecer al Plan de Dios y, siendo conscientes de las leyes divinas que todos los días los rigen, sean agradecidos; así serán dignos y merecedores de esperar a Mi Hijo Amado en algún rincón de vuestras consciencias y almas.

Yo les doy a conocer, a través de Mi Espíritu Divinizado, la existencia y la realidad que los reúne y los espera encontrar preparados para testimoniar que ahora son fieles hijos del Creador.

Abriendo las puertas de los Cielos Infinitos, últimas oportunidades serán derramadas como Gracias en el corazón de los justos y de los sabios. Sean como Moisés, que fue fiel a los pedidos del Señor y que, a pesar de su caminata durante cuarenta años en el desierto, nunca perdió la fe y la esperanza.

A pesar de todo, Moisés no se sintió abandonado y construyó en su interior la unión perfecta que lo llevó a encontrar el Plan de Dios por encima de toda dificultad. La fe inquebrantable de Moisés mantuvo unidos a los pueblos de Dios en el origen y en el principio de su linaje y de su propósito.

Fue esta fe, la que una vez Jesús vivió por todos, y la esperanza, que permitieron cumplir, a pesar de todos los males, con el objetivo primordial: el futuro surgimiento de una Nueva Humanidad.

De esa forma, Mi Corazón silencioso y calmo aprendió que en la fe absoluta no existen barreras para concretar lo que Dios pide, aunque parezca imposible.

Ahora, hijos, están delante de una ciencia espiritual que los invita, por medio de la oración, a despertar a todo lo que existe en la morada de Dios. Si el mundo se abriera a reconocer su verdadera identidad para con el Universo, la raza entera ya estaría en la escuela de los Nuevos Cristos.

¡Les agradezco por abrirse a descubrir vuestro propio y verdadero llamado de Dios; el Universo los acoge siempre!

Los reúne en el Cenáculo de los Ángeles de la Luz,

Vuestra Madre María, Rosa de la Paz