Jueves, 17 de enero de 2013

Mensaje extraordinario
MENSAJE EXTRAORDINARIO TRANSMITIDO POR LA VIRGEN MARÍA A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA

Queridos hijos:

Como Ave Luminosa, vengo a traerles una Buena Nueva, que desde los Cielos llega a la Tierra. Vengo a anunciarles, hijos Míos, la llegada del Espíritu Santo en vuestras vidas, Espíritu que viene a renovar y redimir los corazones que se definen en este tiempo como soldados eternos de Mi Paz. Vengo, de los Cielos, a pedido del Señor, para impulsar a los que aún no alcanzaron dar el primer paso. Vengo a despertar del sueño a los que duermen. Vengo a convertir en almas orantes y en espíritus pacificadores a aquellos que solo sufren, que sufren y no encuentran el camino para salir de sí.

Hijos Míos, estamos en un momento definitivo para vuestras vidas. Mi Corazón los trajo de las manos hasta aquí y ahora también Mi Hijo recibió la Gracia de guiarlos, antes de Su segundo retorno a esta Tierra. Este es el tiempo de los corazones valientes. Los espíritus guerreros que anuncien sus nombres delante de Mi ejército para que, junto Conmigo, se dirijan en marcha hacia la Luz.

El Espíritu de Dios llegará, y hará Su morada solo en columnas firmes, en árboles de raíces profundas que no teman a los vientos fuertes. Por eso, hijos queridos, aquellos que todavía esperan su tiempo, sepan que ya llegó. Para las almas aún indecisas entre su verdadero camino y el que ya se tornó viejo, que abandonen el pasado y se unan al Redentor. Él ahora viene en Espíritu para, personalmente, contar cuántos son los guerreros que persistirán en Su ejército de Paz.

¿Cuáles son los apóstoles que superarán, envueltos en Misericordia, el tiempo de la Justicia?

¿Quiénes son los que levantarán sus brazos y anunciarán sus nombres, para vencer el miedo y salir a predicar, de dos en dos, las palabras del Señor?

¿Quiénes realmente confiarán en Mis palabras, cuando fuesen negadas?

A los que se venzan a sí mismos por Dios y hagan triunfar Su Amor, los aguardo en oración, sin tiempo, sin cansancio. Porque el mundo así lo necesita.

Los amo a todos y derramo sobre el mundo, en esta hora, Mi Misericordia para que fortalezca sus corazones.

María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad y Reina de todas las almas

 

Mientras María se elevaba, le pregunté cuál era el motivo por el que vino extraordinariamente en esta hora.

Y Ella, mostrándome muchas almas en sufrimiento y en la oscuridad, me respondió:

“Hoy vengo a impulsar a los que están dormidos, porque las almas sufren esperando su despertar”.