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Queridos hijos:
Una vez más, los invito a todos ustedes a preparar en sus hogares la llegada de Cristo a cada corazón humano en esta próxima Natividad.
Yo los invito, de forma especial, a que preparen sus pesebres para que, como la Sagrada Familia de Nazaret, esperen la llegada del Niño Dios.
Este gesto amoroso de Mis hijos, de dedicar un espacio para preparar el pesebre, permitirá que internamente se vayan abriendo las puertas celestiales sobre el planeta para que toda la humanidad pueda ser ayudada.
Por eso, en nombre de la Natividad del Señor y por amor a todas las familias, Yo deseo que en la preparación del pesebre en cada hogar pueda comenzar a brillar la Luz de la Sagrada Estrella de Belén.
Esta unión con el símbolo espiritual del Santo Pesebre ayudará a millones de familias en el mundo; familias que, como células del Proyecto de Dios, atraviesan en estos tiempos innumerables situaciones y aprendizajes dolorosos que necesitan del bálsamo de la paz y del alivio de Dios.
En la preparación de los diferentes pesebres, en los hogares del mundo, se les concederá a los miembros de cada familia, por un momento, que tengan la Gracia espiritual de estar ante uno de los hechos de Amor y de Misericordia más importante de la historia de la humanidad.
Quisiera, como Madre, que esta próxima Natividad del Señor sea celebrada en reconciliación y perdón por todas las familias que atraviesan el horror de la guerra en sus pueblos y naciones, como también la guerra en las propias familias, a fin de que el Santo Espíritu de la Paz, de aquella Paz que colmó la Gruta de Belén, pueda estar presente en estos tiempos en todas las familias.
Recuerden, hijos Míos, que las familias son el futuro de la Nueva Humanidad. Por eso, debemos rezar por las familias para que cada familia alcance la expresión del deseo ardiente de Dios.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Amados hijos:
Hoy la voz de los más pequeños conmoverá el Corazón de Dios, porque su canto será como una súplica por todos los pequeños inocentes y por los huérfanos, los que en esta próxima Natividad estarán solos y sin sus padres.
La voz de los más pequeños consolará, en esta noche, al Corazón de Dios por todos los que perdieron y pierden el contacto con su niño interno.
Será la voz de los más pequeños, la que en esta noche de gala, preparará en el corazón de los adultos, el nacimiento del Niño Rey, para que la inocencia y la pureza, que hoy no vive la humanidad, sea recuperada para toda la consciencia planetaria.
Pero también se elevará la voz de los adultos, de los cantores y pacificadores de Cristo, para que los graves acontecimientos y conflictos de estos tiempos sean disueltos por el amor de los que imploran a Dios de corazón.
La voz de los adultos hoy clamará por el despertar de la paz, en todos los que la perdieron. La voz de los adultos hoy pedirá por Misericordia, para que también sean recuperados el propósito y la meta espiritual que las naciones heridas de Sudamérica perdieron.
Esta es la noche de gala que preparará, en los planos internos, la llegada de Cristo a los corazones que están vacíos y sin amor interior.
Sobre el escenario de la presentación de esta noche, los Ángeles de la Guarda de las naciones de Sudamérica se colocarán en oferta para acompañar este amoroso momento, en el que por una vez más se abrirán los Portales Celestiales para que descienda la esperanza, y la llama de la fe se encienda como un flameante fuego en los que perdieron su unión con Cristo.
Estaré al lado de Mis hijos cantores acompañando este importante momento de oferta por la humanidad y el planeta.
Que hoy las voces brillen como las estrellas hermanas de la Estrella de Belén, para que una noche de paz como esta se expanda al mundo entero.
Les deseo una gloriosa noche de gala y de adoración al Niño Dios.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Como Madre de la Divina Misericordia, llego al mundo para curar y redimir, con la Luz de Mi Hijo, a todos aquellos que tanto necesitan de perdón, de redención y de paz; y que están sobre la Tierra, perdidos de Dios y desamparados de corazón.
Yo soy la Santa Madre de todos los pueblos, de todas las razas.
Yo soy la misma que se esconde en las montañas, Caacupé, como la que se encontró en las aguas, Aparecida.
Yo soy la que entrega la libertad a los 33, soy la que viene al encuentro de los que necesitan dar un nuevo paso, y entrego al mundo los frutos de una Higuera de amor.
Yo soy la que trae a las almas el Espíritu de Dios y concibe la Divina Trinidad en los corazones.
Yo soy la Reina de la Paz, Yo soy la Madre del Verbo Divino.
Yo soy la Madre del mundo, del universo y de todos ustedes.
Aquel que decide estar bajo Mi Manto, reconoce Mi Faz en todas las manifestaciones del mundo y sabe que Yo soy la misma en el Cielo como en la Tierra, y que vengo a enseñarles que nada debe estar separado en este mundo ni en los otros.
Mis amados, recorro las naciones para unir los pueblos, aunque sea a través de sus representantes. Vengo a construir esa red de luz que deberá encender el planeta, a través de la oración, cuando el sol ya no brille en el cielo de este mundo.
Quiero ver, en Mis hijos, la luz que ilumina los caminos de los que andan en la oscuridad. Quiero formarlos, para que el Espíritu Santo encuentre morada en sus consciencias, y otros que no tuvieron la Gracia de estar delante de Mi Presencia, Me puedan encontrar en sus corazones.
Mis queridos hijos, benditos sean los que se arriesgan a responder al llamado de Dios. Ahora, les pido que permitan que este llamado se vuelva semilla fecunda en sus esencias y, poco a poco, sea la vida que da testimonio de conversión y fe para los que están olvidados de Dios.
Que, en la simplicidad de sus seres se encuentre la puerta por la que Mi Hijo retornará al mundo. Que sus corazones sean humildes, para que se tornen la cuna de la pobre, pero sin embargo bendecida Belén interior que recibirá al Nuevo Niño, para que retire, por segunda y última vez, el mal que atormenta al corazón de los hombres y a los Reinos de la Naturaleza.
Amados de Mi Corazón, comiencen hoy a preparar el camino del Señor en sus pequeñas vidas. Retiren de sus vidas, de una vez para siempre, todo aquello que no corresponde a este humilde Pesebre de Belén.
Una vez más, el Nacimiento de Cristo se anuncia al mundo y ahora nacerá en muchos corazones, y a otros los hará renacer en vida, para la redención y la institución de la Paz.
Yo soy la portadora de la Misericordia, la que les pide que sean misericordiosos, para que el Reino de Dios descienda al mundo.
Yo los bendigo y les agradezco, porque la Gracia Divina descendió sobre este lugar, y sus vidas fueron colmadas por la Presencia Divina.
Yo los amo,
María, Reina de la Paz y Madre de la Divina Misericordia
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más