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Cuando los Cielos anuncian la última hora de la salvación para un planeta, las almas que habitan en él tienen una opción: entregarse al abismo del mundo y negar la perfección que existe en su interior o vencer definitivamente las dudas y los miedos que les impiden estar plenas en su misión espiritual.
Comprendan que las trompetas que suenan en lo más alto del Cielo anuncian la hora para que dejen de lado la mediocridad y comiencen a ser colmados completamente por el Espíritu de Dios.
En cada instante de sus vidas, deben recordar que ya es el momento de dar un salto en la vida del espíritu.
Vivan cada día como si fuese el último, como si estuviesen delante de la última oportunidad de perdonar, de reconciliarse con el prójimo, de prestar aquel servicio que nunca pudieron ofrecer, de renunciar a los vanos placeres y gustos que siempre estuvieron en sus vidas como pequeños impedimentos y que hoy se volvieron grandes, porque no les permiten llegar a la meta de sus consciencias.
Ha llegado la hora de que asuman la vida universal con la plena consciencia de que están en la escuela de la cristificación para todo el universo, y de que vivan siendo consecuentes con la oportunidad que se les entrega.
Por un instante, piensen que están en el momento culminante de sus vidas. Piensen que, en el cosmos infinito, la Creación espera que retornen con la experiencia del Cristo Vivo en el
propio espíritu.
El universo aguarda que de su Rey Universal provenga una raza que pueda cambiar completamente la Creación de Dios y permita que todas las criaturas que no tuvieron la oportunidad de estar en este mundo vivan los códigos crísticos de amor y unidad.
Ustedes vinieron a este planeta para aprender a no vivir para sí, sino para el prójimo. Esta es la esencia del aprendizaje en la Tierra: entregar todo y padecer todo por la evolución y por el crecimiento de los demás. Y, sin embargo, hasta ahora, solo dejaron crecer el orgullo y el egoísmo que trajeron del universo y que solo les permite actuar nada más que para sí mismos.
Cristo les dejó el ejemplo. Él no vino al mundo para ser un rey. Él se convirtió en Rey porque fue capaz de abandonarse por amor a las criaturas de Su Padre. Cristo vivió en sí el Amor de Dios por Su Creación. Fue por la evolución de toda la Creación Universal que Él entregó Su Vida y sigue entregando todo de sí, aun estando en Espíritu de Divinidad.
Mis queridos y tan amados compañeros, llegó la hora de crecer abandonando el antiguo vivir y abriéndose a lo nuevo, a las virtudes espirituales, al verdadero ser, al amor, a la unidad.
Si son soldados de un ejército de paz, vivan la paz, vivan elamor, vivan la fraternidad.
El Plan de Dios Altísimo se cumplirá, y eso se dará con el esfuerzo de ustedes y con la valentía para que se conviertan en nada, para que sean colmados por Dios.
Les dejo Mi paz y Mi bendición de despertar.
Su compañero de todas las eras,
San José Castísimo
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más