En el campo de la instrucción se vierten ciertos principios divinos que ayudan a las almas a que den sus pasos hacia Dios, para poder ingresar en Su Reino y estar en comunión con Él.
En ese sentido, la verdadera instrucción está libre de beneficios propios, como de cualquier realización, y está llena de humildad y sobre todo de amor para quienes la reciben.
Cuando la instrucción espiritual es verdadera, las bases hacen florecer las simples virtudes en las almas, y las consciencias consiguen vivirla y seguir su largo camino de transformación.
Por eso los verdaderos y sabios instructores son muy pocos en el mundo de hoy, y Dios se sirve de ellos para impulsar y realizar Su Obra Universal en la mayor cantidad posible de almas, así el Plan Divino se hace más visible para todos.
La instrucción es la luz para los corazones, y es el barco que conduce a buen puerto a quien sigue y vive la enseñanza, porque detrás de toda instrucción, sea cual sea, está presente el amor, y en el amor todo se vuelve o se torna realizable.
Les agradezco por abrir sus corazones a la instrucción.
Los unifica,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz