Domingo, 30 de julio de 2017

Mensajes diarios
MENSAJE DIARIO DE MARÍA, ROSA DE LA PAZ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN

Un joven de la paz…

Un joven de la paz es aquel espíritu que trae, desde el Universo, el principio de la reconciliación y es quien, a través de su renovación, transforma las cosas, viviendo en sí, la primera regla entre todas las reglas: el amor.

Un joven de la paz es aquel que unifica las formas y el que reordena las ideas, trayendo, a través de sus impulsos internos, la posibilidad de que, de ciclo en ciclo, todo se renueve.

Un joven de la paz representa una nueva célula de la luz para estos tiempos, basada en los estados de la fraternidad, en el principio de amar al prójimo y en la apertura a los pasos internos que el servicio le puede brindar.

Un joven de la paz es aquel que se abre, sin condiciones, para descubrir, dentro de sí, su propio origen y su propia misión.

Él no teme saber quién fue y qué es lo que el Universo espera que sea.

Un joven de la paz aspira a poder reconocer en sí mismo la bondad, el amor, el servicio que puede expresar por el planeta, por los Reinos de la Naturaleza y por su humanidad.

Un joven de la paz reconoce en su camino el Gran y Único Maestro interno.

Sabe que, por encima de toda su vida material y concreta, el joven de la paz necesitará de luz para poder dar sus pasos.

Un joven de la paz no tiene nada que ganar ni tampoco nada que perder.

El joven de la paz representa, en estos tiempos, la expresión de una nueva consciencia que estará siendo corregida a través de los buenos actos y de las buenas acciones de toda la juventud de la humanidad.

Un joven de la paz necesita sentirse pleno en sus acciones y libre en sus decisiones; pero sabe que siempre precisará del divino discernimiento y de la sagrada sabiduría para tomar decisiones correctas.

Un joven de la paz es como un guardián de los Reinos de la Naturaleza. Consigue sentir en sí mismo la expresión de cada Reino y, haciéndolo parte de sí, el joven de la paz puede sentir el sufrimiento del planeta, de la Madre Tierra, y hace lo imposible para poder aliviarlo.

Un joven de la paz construye los nuevos puentes y eleva a las consciencias a través de sus actos de amor, de misericordia y de caridad.

Un joven de la paz trabaja, en estos tiempos, para aprender a construir y cuidar de la Obra divina del Universo; y por más que la desconozca, por su grandeza y amplitud, el joven de la paz nunca pierde la esperanza de saber que él ayudará a preparar el camino para el advenimiento del Amor-Sabiduría.

Un joven de la paz es aquella alma y aquél ser que reúne, bajo el espíritu de la Unidad, a sus semejantes, a los demás jóvenes, e intenta por encima de todas las cosas que todos sientan que, en estos tiempos, es importante responder al llamado divino que surge de cada mundo interior.

El joven de la paz es aquel corazón puro y simple, que unirá Oriente y Occidente, que hará la síntesis del conocimiento espiritual expresado y será quien, dentro de sí mismo, ampliará las fronteras de la consciencia humana para que finalmente se exprese lo nuevo, lo renovado y lo irrefutable.

Un joven de la paz sabe que, a través de su amor a los Reinos de la Naturaleza y de sus sanas acciones, podrá seguir el camino de la redención, dejando atrás todo aquello que podría lastimar su mundo interno y buscando, a través de la oración universal, el único camino para la elevación de su consciencia.

Un joven de la paz es quien a través del arte, de la música, del servicio y de la oración, podrá atraer para el mundo los estados de regeneración y de cura que la humanidad necesita para poder alcanzar la reconciliación.

Un joven de la paz cree, dentro de sí, que existe algo mayor e infinito a lo que es este planeta.

Él busca despertar a lo que es invisible y a todo lo que proviene de la Fuente Única, porque así se sentirá parte de algo mayor.

Un joven de la paz es quien obra sin fronteras y es quien ama, sin condiciones, a todos sus hermanos.

El joven de la paz sabe que es el labrador que, en estos tiempos, prepara la Tierra y toda su consciencia, para reencontrarse, algún día, con el Maestro de la Sabiduría y del Amor, que le dará las llaves para que el joven apóstol abra las puertas al perdón, a la cura y a la reconciliación.

Un joven de la paz es quien nunca se cansa de ser luz infinita en el mundo.

Este tercer Festival de la Juventud por la Paz representa el cierre de un ciclo de preparación y de fortalecimiento de las bases internas, que posibilitaron, en este tiempo, que el propio Festival adquiriera una nueva consciencia y que esa nueva consciencia generara la condición para abrazar a otras regiones del planeta e incluir a más jóvenes.

Les agradezco por responder al llamado de atraer paz a la humanidad y a los Reinos de la Naturaleza.

Los bendice,

Vuestra Madre María, Rosa de la Paz y Madre Tierra