Jueves, 13 de diciembre de 2018

Mensajes diarios
MENSAJE DIARIO DE MARÍA, ROSA DE LA PAZ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Antes de la existencia de este Sistema Solar y del conjunto conocido como las Nueve Galaxias, las que conforman la agrupación de un universo de vidas, Dios, como Creador y gran expresión del Amor-Sabiduría, deseó profundamente que algunos de Sus Hijos, los Creadores del Universo Material, llamados también de Arcángeles, los grandes Co-Creadores de este sistema de vida, le ofrecieran a cada una de las Nueve Galaxias la oportunidad de experimentar la evolución a través del "conocimiento de sí" y de los llamados "grados de amor".

Así fue que esos grandes seres Co-Creadores llevaron adelante todos los proyectos universales recibidos por ellos como sutiles impulsos espirituales de luz, para luego ofrecerle a los sistemas creados, como el que es conocido como "Vía Láctea", la oportunidad de profundizar en el "conocimiento espiritual" y en los "grados de amor".

Todo esto sucedió antes de la caída del adversario.

En ese tiempo, en todos los Universos se vivieron los primeros mil años de paz, periodo en el cual el desarrollo de la vida, las escuelas internas de aprendizajes y sobre todo, el despertar de los diferentes "grados de amor", le concedieron a este Universo Local, en donde se encuentra este Sistema Solar y especialmente la Tierra, la oportunidad de que en un planeta de altísimas características espirituales como lo es la Tierra, se pudiera llevar adelante uno de los doce más importantes Proyectos de Amor de Dios.

Por esa razón, el planeta Tierra atravesó diferentes ciclos. Los mares, que antes eran ácidos, pasaron a ser alcalinos para que después se volvieran receptáculos de componentes minerales y cristalinos, viviendo así un alto grado de oxigenación.

Los continentes, que antes eran desérticos y fríos, vivieron una readaptación biológica para después convertirse en semilleros de nuevas especies.

De esa forma, el planeta Tierra y toda su atmósfera se convirtieron en un gran vientre de luz para gestar, finalmente, la consciencia del hombre, lo que más tarde fue conocido como Adán y Eva.

En esta primera experiencia de amor, el Padre Celestial aspiraba interiormente a que este Proyecto, tan ansiado por Su Corazón, permitiera corregir y recrear la Creación para que en ella se vivieran grados de amor cada vez más altos.

Ya que, un tiempo más tarde, el Universo comenzaría a vivir las primeras fallas en la evolución debido a la fuertísima caída del ángel desobediente.

A partir de allí, todo el Universo, lugar en donde se vivía la paz, el bien y la armonía, fue escenario repentino de los primeros pasos de la dualidad, una corriente contraria al principio de la Voluntad Máxima; una dualidad que comenzaría a poner en juego la libertad que le fue concedida a todas las criaturas con el fin de que aprendieran a amar, así como el Padre Celestial las ama.

El planeta Tierra fue uno de los últimos lugares en donde esa corriente espiritual de dualidad descendió para poner a prueba, a través de Adán y Eva, el Proyecto de una humanidad unida esencialmente al Reino de Dios.

A través de diversas e inexplicables tentaciones el Proyecto fue siendo alterado y modificado, ya que corrientes espirituales contrarias fueron rompiendo el escenario del llamado "Edén".

¿Por qué el Padre Celestial lo permitió?

En un sentido misterioso, Adán tuvo la oportunidad de poder dar su primer paso en la evolución de los grados de amor y del despertar de la consciencia, si él hubiera sido incondicionalmente obediente a Dios.

Por su parte, Eva hubiera tenido la posibilidad de ser la prometedora consciencia que experimentaría el Aspecto Femenino de Dios mediante el espíritu de la Maternidad, un estado que concedería el nacimiento puro de las siguientes criaturas que vendrían después de ella.

En ese momento, la Tierra, como primera experiencia humana, sufrió su primera y gran prueba, la que, si hubiera sido atravesada victoriosamente por Adán y Eva como representantes de la humanidad de aquel tiempo, habría permitido que esta raza alcanzara un grado de amor semejante al de Jesús.

Ese es el motivo por el cual el mismo Dios, presente en la Segunda Persona de la Santísima Trinidad, es decir, en El Hijo, decidió encarnar en la Tierra después de mucho tiempo para donarse a Sus Hijos en Amor y en Sabiduría y para enseñarles a todos sobre la Verdad.

Fue en el tiempo preparatorio de la encarnación de Jesús que el Padre retiró de una de Sus Fuentes más puras del Universo Espiritual, uno de Sus Aspectos más elevados y puros, el que fue la base espiritual para la Concepción Divina de quien luego en la Tierra sería conocida como María, la Madre de Jesús.

De esa forma, los Arcángeles, a pedido de Dios, fueron los que prepararon ese escenario para la venida del Mesías, Aquel, quien habiendo dado testimonio de amor y de vida, demostraría en Su máxima humildad, cómo se puede vencer la dualidad para que todo ser viviente de la Tierra pudiera aprender, finalmente, a cumplir la Voluntad que lo trajo al mundo y para transitar por la escuela del perdón y de la redención, caminos internos que llevarán a recolocar la consciencia humana en el lugar que tenía antes de cometer los errores.

¡Les agradezco por responder a Mi llamado!

Los bendice,

Vuestra Madre María, Rosa de la Paz