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Vivir el amor incondicional es aceptar, desde el principio al fin, una situación dolorosa o injusta; de la misma forma que Yo, siendo el Hijo de Dios, acepté por Amor todos sus pecados.
Vivir el amor incondicional es siempre dar un “sí” ante cualquier circunstancia, sin intentar escapar de la realidad que apremia o de la situación que se presenta.
Vivir el amor incondicional es soportar, por amor, todo lo que es opuesto al equilibrio, sabiendo que por encima de todo debe prevalecer la armonía entre las partes.
Vivir el amor incondicional es no retroceder nunca, sino avanzar superándose a sí mismo por amor y con reverencia hacia algo mayor e infinito.
Vivir el amor incondicional es volverse espiritualmente incansable, pero también es respetar el tiempo y el ritmo de los cuerpos.
Vivir el amor incondicional es no ver los errores, aunque sean demasiado grandes; es hacer lo mejor, lo máximo por el otro; es arriesgarse, sin parámetros, para que el hermano tenga una nueva oportunidad hasta que aprenda, por sí mismo, a valorar la vida y todo lo que el Universo le entregó.
Vivir el amor incondicional también es decir “no” por amor, sin temor a lo que suceda, teniendo consciencia de que ese “no” es justo y está libre de preferencias.
Vivir el amor incondicional es no tener hora marcada para Dios.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más