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Fray Elías del Sagrado Corazón:
Glorifiquemos en este momento a los Tres Sagrados Corazones, de Jesús, de María y de San José.
A pedido de Nuestro Señor realizaremos un minuto de silencio por la paz en el planeta.
Postrémonos ante el Sacratísimo Corazón de Jesús.
Que el campanario siga sonando, por favor.
El Cielo desciende a la Tierra y comulga con las almas buenas. ¡Vivifíquenlo!
Inspiremos el aire del Cielo.
Oren junto Conmigo, Mis compañeros, así como lo han hecho hasta el día de hoy. El Cielo los ha escuchado con atención y amor.
La gran hora se aproxima para todas las almas. Las puertas del Cielo se abren hacia la Tierra y los corazones comulgan del Espíritu de Dios.
Bienaventurados aquellos que prevalecen y siguen los caminos del Señor, porque serán sacados del desierto en el cual viven y el mal se extirpará de los corazones sufrientes.
Reinarán el Amor y la Verdad en todos los que hayan buscado Mi Camino y así alcanzarán la pureza que tanto buscan.
La semilla de la humildad de Dios brotará en los corazones que renacerán en Cristo y vivirán en unidad con el Padre Celestial y no será necesario que nadie más sufra porque la gran absolución del Infinito vendrá en auxilio de los corazones que claman.
Es hora de desterrar lo viejo y permitir que el espíritu de cada uno de ustedes pueda resurgir en el Universo del Señor. De esta forma, todo se cumplirá y nadie quedará afuera del camino que Yo estoy indicando para este tiempo, el camino hacia el Espíritu.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Repitamos las oraciones que el Señor está transmitiendo.
Por la liberación de las almas,
Señor Jesús ten piedad de nosotros.
Por la liberación del Reino Mineral,
Señor Jesús ten piedad de nosotros.
Por la liberación del Reino Vegetal,
Señor Jesús ten piedad de nosotros.
Por la liberación del Reino Animal,
Señor Jesús ten piedad de nosotros.
Por la liberación del Reino Humano,
Señor Jesús ten piedad de nosotros.
Por la liberación de los corazones que sufren,
Señor Jesús concédenos la cura profunda.
Por todos los que han caído en el espíritu y en la materia,
en la tentación y en el engaño,
Señor Jesús sálvalos a todos.
Por todos los que sufren y que han perdido la esperanza,
Señor Jesús ten compasión de todos nosotros.
Por aquellos que arden en el fuego del infierno
y que en vida se queman por los engaños del enemigo,
Señor Jesús ten Misericordia de todos nosotros.
Por la Nueva Humanidad que debe resurgir resplandeciente,
curada y liberada de todo, renovada por el Retorno de Cristo,
Señor Jesús escucha nuestras súplicas.
Por los Seres Divinos, los llamados Mensajeros Celestiales,
clamamos al Padre Celestial que estos Sagrados Corazones
retornen a este mundo para liberarlo del mal,
desatar las amarras, curar los corazones,
trasmutar las heridas y abrir las puertas a la redención.
Oh, Señor Jesús,
oh, Santa Virgen de las Vírgenes,
oh, Castísimo Corazón de San José,
que, en Vuestra sagrada triangulación,
la Santísima Trinidad guíe a la humanidad,
y que todas las almas que viven sobre la Tierra
puedan alcanzar la morada del Cielo.
En este tiempo que vendrá y por toda la eternidad,
que las almas celebren, en Cristo, el glorioso Retorno del Redentor
junto a los ángeles, arcángeles y a todas las consciencias del universo.
Que este mundo sea confederado
y cumpla el Proyecto del Señor,
en el tiempo que llegará.
Amén.
Hoy este es Mi Mensaje para ustedes a través de esta oración. Es una proclamación de todos los corazones del mundo, de todos los servidores de Cristo que han aspirado a alcanzar Mi Corazón y a vivir en Mi eterna Paz.
Si decretan esta oración con convicción, todo podrá cumplirse.
Si solo un alma lo hiciera con devoción, abrirá una pequeña puerta en el universo, dando una oportunidad para el rescate y la salvación de las almas. Imagínense si todas las almas, la voz de todos los corazones, dijeran al Cielo esta oración, ¿qué podrá suceder, Mis compañeros?
Yo les entrego en esta tarde Mi Legado universal, un Legado de simplicidad y de humildad que fue profesado desde Mi Nacimiento en este mundo.
Yo los aproximo a encontrar los Misterios de Dios, aquellos que están guardados dentro de ustedes, en el universo interior de cada ser. Así, todos pueden comulgar del Espíritu de Dios y alcanzar en estos tiempos la redención.
Los Tres Sagrados Corazones hoy se presentan ante vosotros para glorificarlos y alabarlos, elevar vuestros espíritus hacia el Reino Celestial.
Por eso, queridos compañeros, que en esta Comunión Trina todos los corazones se rediman. Que vuestras vidas sean savia de vida, alimento para los que tienen hambre, espíritu para los espíritus que están caídos.
Yo los invito a llevar a Dios en el corazón y a que puedan transmitir este impulso a todos los que encuentren, porque esta Gracia que hoy derramo sobre ustedes es única en un tiempo difícil, para una humanidad enferma espiritualmente.
Yo Soy vuestro alimento y vuestra cura. Sigan adelante. Liberen vuestras amarras a través del poder infinito de la oración.
Hoy vengo con Mi Madre Santísima y con San José. Ella viene anunciando Su gran momento. San José guía a las almas que deben servir, y Nuestros Tres Sagrados Corazones se donan a todos para anunciar la Buena Nueva a todos los corazones.
Dejen ya de sufrir. Acepten la cura que el Cielo les quiere entregar, porque a partir de allí vuestras vidas se transformarán rápidamente. Muchos ya no reconocerán vuestros rostros porque reflejarán las nubes del cielo, los rayos del sol universal, aquellos que irradiarán a la oscuridad y disiparán la tribulación. Pero deben tener un corazón confiado, una fe segura y una fortaleza inquebrantable. Si vivieran estos tres principios tan simples podrán ser Mis apóstoles del amor y de la redención.
Hoy todos están unidos en este encuentro y han orado para construir este puente hacia el universo. ¿Saben lo que esto ha repercutido en el mundo actual?, principalmente en los Reinos de la Naturaleza. ¿Cuántas deudas son equilibradas en este momento? ¿Cuántas almas y corazones son ayudados en este momento?
Sé que muchos quisieran ver todas estas cosas, los verdaderos resultados materiales. Pero Mi Padre Me envía para traerles el Espíritu, aquel que siempre se fortalecerá y nunca perecerá, aunque viva en este mundo.
Yo los traigo a todos hacia Mi Corazón para que vivan la Comunión perfecta con el universo.
Y para que esta tarde sea un cierre de ciclo, y un ciclo nuevo comience para todos a partir de mañana, alabemos al Señor de las Alturas.
Enviemos nuestras súplicas a los Sagrados Corazones para que los santos ángeles puedan descender en este momento, no solo para ayudar a este país, sino a toda la humanidad, principalmente a los corazones que claman por la cura suprema y la redención.
Abramos la puerta al Cielo. Ingresen más, dentro de este Cielo. Este Cielo se dispone para servirlos y viene a comulgar con todos los corazones a través de la Presencia de los Mensajeros de Dios.
Recibiremos vuestra oferta en este momento. Ahora, esto es único para todos.
Abramos las puertas a la esencia del Amor de Dios, adonde, después de todo esto, deberán retornar y fundirse con el Padre Celestial.
Canción: Elohim.
Al Sagrado Corazón de Jesús le agradan las almas que cantan con devoción.
Para terminar de realizar esta glorificación sagrada a los Santos Corazones de Jesús, de María y de San José, glorificaremos al Inmaculado Corazón de María y después al Sagrado Corazón de San José para que vuestras ofertas como humanidad puedan ser derramadas, en Misericordia, sobre los Reinos de la Naturaleza y la Ley deje de pesar tanto sobre la humanidad y sea transformada por el poder de Mi Corazón misericordioso.
Estamos presentes, acompañándolos en esta bendición. Sigan unidos al Espíritu que está fluyendo en esta hora de Misericordia.
Agradecemos también a todos los que le han cantado a Dios desde sus hogares. Imaginen cuántas puertas se abren en los hogares de todos los seres cuando buscan, de verdad, la unidad suprema entre las criaturas. Hoy estamos estableciendo, como Sagrados Corazones, un ejemplo de fraternidad celestial que es vivido en el Cielo y en el universo, en todos los planos y dimensiones divinas, desde los seres que sirven a Dios hasta los ángeles.
Estoy observando si están atentos. El Cielo aquí los reúne de forma especial.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Jesús nos está diciendo, en este momento, que hoy ha traído a este encuentro la Faz de la Asunción de la Virgen María, rodeada de ángeles que la elevan hacia el universo.
Glorifiquemos a María y a Su Inmaculado Corazón, a Su Corazón maternal.
Canción: Ave María.
Queridos hijos Míos, confíen en el Corazón Inmaculado de María. Siempre querrá llevarlos hacia el fruto bendito de Su Amor.
Para terminar esta unión entre el Cielo y la Tierra, esta comunión entre las almas y Dios, almas redimidas y renovadas, liberadas y perdonadas por el fuego poderoso de Cristo, glorificaremos a San José Castísimo, Padre de todas las esencias servidoras, Guardián de los corazones que padecen y sufren, de los pobres moribundos, enfermos y solitarios.
San José que, a través de este canto en el que invocamos Tu Corazón, África entera pueda consagrarse a la cura infinita del Creador. Que así sea.
Canción: San José, Padre del Amor.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Vamos a hacer la oración que Él nos está inspirando en este momento que es la oración por la salvación de las almas de África, repetiremos frase por frase.
Sagrado Corazón de San José,
Siervo y Vigilante universal,
te clamamos, en esta hora,
por la salvación de todas las almas
que viven en la amada África.
Que junto a Cristo, Nuestro Señor,
sirvamos al Padre Celestial
por la cura de la humanidad
y su redención.
Amén.
Les agradecemos por venir a Nuestro encuentro.
Los bendecimos en nombre de toda la humanidad: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
¡Gracias Sagrados Corazones por cuánto nos dan!
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Estamos volviendo después de un momento muy fuerte con los Tres Sagrados Corazones. No esperábamos que Ellos Tres aparecieran al mismo tiempo. Los Tres Sagrados Corazones trajeron el Universo Celestial hasta aquí y cada uno de Ellos, en Sus auras, manifestaba una realidad infinita. Cada uno de Ellos nos fue acogiendo en diferentes momentos. Ellos fueron observando nuestras necesidades internas y espirituales no solo de nosotros, sino también de toda la humanidad.
Es la primera vez que comprendemos, con nuestra consciencia, que Cristo habla sobre los Reinos de la Naturaleza.
Cuando Él se refería a ellos en ese momento y principalmente con la invocación de la oración que nos enseñó, Él fue trayendo la consciencia de cada uno de los Reinos de la Naturaleza hasta aquí, principalmente las situaciones que ellos viven por acción de la humanidad.
Y cuando Él traía, por ejemplo, la imagen o la presencia del Reino Vegetal o del Reino Animal, Él mostraba cosas muy horrorosas que se generaban con situaciones que la humanidad hacía. Él decía que una parte de nuestra consciencia no es consciente de lo que significa esa situación y de los peligros espirituales que estamos corriendo por esa situación. Porque, por esa falta de consciencia, Cristo decía que la humanidad está generando que una ley muy fuerte pueda acontecer.
En un momento de la Aparición a los Pies de Cristo apareció cada uno de los Reinos representados. Él nos mostraba y nos hacía sentir el sufrimiento de cada uno de los Reinos, que era algo inexplicable de poder expresar en palabras o en relatos.
Pero, a través de la oración de esa invocación que Él nos transmitió, Él fue transmutando esa situación y vimos que varias partes del planeta, específicamente de Asia, fueron ayudadas.
En un momento de la Aparición de Cristo, cuando Él se refería al Reino Animal, Él nos mostraba, como Consciencia universal, por ejemplo, a los laboratorios en donde los animales son manipulados. Él nos mostraba que los Reinos también tienen una esencia crística que no sabría cómo explicarles a ustedes. Él decía que la guardan como esencia porque son parte de la creación del universo. Y a esa creación, nosotros la estamos modificando.
A medida que iba aconteciendo la Aparición, muchos estados diferentes fueron siendo tratados por la Jerarquía, referidos a la humanidad y a los Reinos de la Naturaleza.
Después de un momento, Ellos comenzaron a derramar la energía de la Gracia.
Hoy María se manifestó en un estado de profundo silencio, de una contemplación que es desconocida. Ella estaba envuelta con un gran paño, una gran tela y estaba en estado de oración, con Sus ojos en dirección al Cielo. Estaba con Su cabello descubierto, no tenía velo, estaba rodeada de muchos Ángeles Querubines, ángeles pequeños.
A la derecha de Cristo apareció, un momento después, la imagen de San José, Él venía guiando simbólicamente a un grupo de ovejas. Él las venía pastoreando desde un nivel celestial hacia este nivel físico y simbólicamente nos mostraba cómo quería intentar ayudarnos y guiarnos. Por un momento, nos mostró cómo nuestras almas estaban en Sus brazos. Él tenía nuestras almas en Sus brazos. En ese momento, imploraba al Padre a través de Su Casto Corazón por nosotros. Entonces, Ellos nos hicieron entender que no era solo por nosotros, sino por la humanidad como consciencia. En ese momento, San José canalizaba los santos grados de amor que había alcanzado en esta vida en la Tierra y de esa forma Él elevaba esa oferta al Creador.
Hoy estuvimos frente a una Aparición bien diferente y especial, porque los Tres Sagrados Corazones mostraban cómo invocaban al Padre Celestial por Misericordia.
Después de un momento, Cristo comenzó a pedirnos que llamáramos a Su Padre y Él nos dijo: “Quiero que canten Elohim”, y yo le pregunté: ¿Es eso mismo, Maestro?
“Elohim es el Padre, están llamando al Padre, a Mi Padre. Yo les estoy enseñando a traer la Consciencia del Padre hacia la Tierra, y solo a través de la invocación al Padre Celestial, ustedes conocerán la desconocida Conciencia Suprema”.
Y cuando comenzamos a cantar “Elohim”, María estaba divinizada, por así decirlo. Ella adoraba lo que estaba escuchando y los gestos de Su rostro iban cambiando, se transfiguraban en luz. Y San José estaba muy…, no sé cómo explicarlo…
Ellos nos hacen conocer todas esas cosas y esos sentimientos que no son humanos. Era como una gran celebración universal.
Cristo estaba sereno. Él observaba cómo nuestras almas se encendían en el momento de cantar “Elohim”. En ese momento Él observaba, con Su visión de serenidad, como nuestra esencia crística se iba activando y seguía ese ritmo del canto a través de un silencio profundo.
En un momento, Cristo elevó Sus Ojos hacia el Cielo y tan solo con hacer ese movimiento comenzaron a aparecer diferentes Jerarquías Angélicas. A medida que íbamos cantando “Elohim”, ellos se iban congregando en círculos de luz y un gran proceso de transmutación fue liberando al planeta.
Después que Cristo construyó ese canal de luz, Él mandó a los ángeles a que bajaran al infierno terrestre. Entonces Él mostraba por encima de nosotros el Cielo y por debajo de nosotros el infierno. Esas almas que estaban en el infierno querían como prenderse, agarrarse de los ángeles, de las alas de los ángeles. Pero Él mostraba como algunas de ellas todavía no le había llegado el momento de ser liberadas.
Los ángeles obedecieron la indicación del Maestro y fueron retirando, sacando de ese infierno, a algunos grupos de almas. Después se cerró esa situación y escuchamos el cántico de María y el cántico de San José.
San José en el momento en que cantábamos a Su Corazón, Él fue ayudando específicamente a África, a través de la oferta que cada uno de nosotros pudo generar en ese momento.
Y, para terminar, cuando Cristo explicó y nos dijo que Él sentía agrado por escuchar al alma que cantaba, Él nos intentaba explicar que para la humanidad el sentido del canto es muy importante en este tiempo, porque es necesario crear nuevas vibraciones de luz en la Tierra. Él explicaba que eso es más fuerte cuando muchas más almas cantan de forma verdadera. Él dice que otras condiciones positivas se crean en la esfera planetaria y la liberación es más viable y posible para aquellos que no la merecerían.
Ustedes percibieron que Él bendijo al principio las cruces. Son las cruces que llevarán las Hijas de la Caridad Crística, representando a la protección de Cristo en el trabajo de servicio que estas hermanas tienen que desarrollar y que desarrollan en este momento.
Por eso, ahora, nosotros vamos a participar de la colocación de la cruz en las hermanas que, a pedido de Cristo, Madre María Shimani realizará en ellas. Y después, los hermanitos que están aquí de pie van a recibir la unción de óleo como símbolo de la cura interior.
Luego, participaremos de la Comunión y de otras cosas más que el Cielo nos pidió. Entonces vamos a preparar nuestro corazón para ese momento.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Nuestro Señor pregunta, a los presentes, si alguno de los hermanos se anima a ser bautizado.
Me gustaría quedarme mucho tiempo con ustedes, el mundo Me necesita.
Cuando uno se bautiza, el espíritu de todos es bautizado. Escogeré a cincuenta de ustedes para ser bautizados. Este es el símbolo y la señal de Mi Retorno.
Mientras cantamos, queridos compañeros, Yo los escogeré.
Sepan que aquellos que no son bautizados también recibirán Mi Presencia. Porque Yo no vengo aquí solo por ustedes, sino por este mundo que sufre y padece.
Ustedes tienen que bautizar a sus hermanos con el amor del Espíritu Santo, ser reflejo del amor del Espíritu Santo.
Con este simple acto de amor bautizarán en espíritu. Esto es lo que quiso enseñar Juan, el Bautista, más allá de un acto o de un ritual.
Lo que enseña Mi Padre a todos los autoconvocados es la Verdad.
Prepararemos, entonces, en gloria y amor este momento.
Yo Me retiraré de vuestra presencia, pero estaré aquí acompañándolos en espíritu de amor. Recuerden que Dios Me dio la Gracia de ser omnipresente, así como Yo deseo que lo sean en la caridad y en el amor.
Los bendigo y los reúno a todos en Mi Corazón. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
¡Gracias, Señor, por cuánto nos das!
En este encuentro, Te honramos Jesús.
Yo los acompaño desde el Cielo, en este momento. Sepan que estoy aquí, en este sagrado momento.
¡Les agradezco!
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Este momento del Bautismo fue muy especial porque, de alguna forma, como dijo el Maestro, todos fuimos bautizados en espíritu.
En aquellos que fueron llamados especialmente por Nuestro Señor, El explicó que veía una necesidad que esas almas tienen. Necesitan curar algo, liberar algo, perdonar algo. Ese algo es una tarea que Él hace directamente con esas almas.
Pero también sabemos que Él nos dijo que no faltará la oportunidad de que otros más puedan bautizarse en otro momento.
Como ustedes lo han percibido, esto es algo que Él nos está enseñando a hacer, de lo cual nosotros no sabemos nada.
Entendemos que Él nos intenta enseñar, instruir como hacía en aquel tiempo también.
Su primo, Juan el Bautista, fue quien, según Nuestro Señor, dejó un legado importante a través del Sacramento del Bautismo.
Hoy, cuando Cristo apareció de una forma especial, trajo encima de Su Pecho, sobre Su Corazón, una medalla, a la cual Él denominó y explicó.
Es lo que Él nos dejó hoy en Su Mensaje extraordinario.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más