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En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Y, después de la noche oscura, retornará la Luz, la Luz interior que fue creada en la Fuente Suprema por el mismísimo Padre Eterno, antes de que todo existiera. Esa Luz interior surgirá de una forma sorprendente en los momentos previos a Mi Retorno al mundo.
Por eso, deben sostenerse en Mí, a pesar de las tribulaciones y del momento actual, porque no hay un corazón como el Mío que los conozca profundamente a cada uno y que los pueda consolar, colmar y sostener en el Amor.
Sé que hoy no comprenden muchas situaciones y lo entiendo. Imaginen cómo Mi Corazón puede comprender todo lo que sucede en el mundo, en este tiempo.
¡Cuánto sufrimiento es causado en muchas naciones, pueblos y familias!
¡Cómo el propio Dios, entregándose en la Cruz a través de Su Hijo, padeciendo y sufriendo por todos ustedes, recibe en primera persona la respuesta que le da el mundo con más indiferencia y dolor!
Pero Yo vengo aquí, compañeros, una vez más, no solo para decirles que están Conmigo, sino también que lo deben estar aún más en este ciclo, porque si Yo Soy el Camino, la Verdad y la Vida, ¿quién irá al Padre sino a través de Mí?
Esa es la promesa que le hice a Dios en el momento culminante de la Cruz, cuando después de haber sido martirizado y crucificado, le dije al Padre: “Perdónalos, porque no saben lo que hacen”.
El valor de Mi Sangre, de la Preciosa Sangre de Jesús, aún es desconocido; pero quien se une a ella en oración y adoración, lo conocerá, porque Yo vine a poner fin a un estado precario de la consciencia humana.
Pero sé que Me podrán preguntar: “Maestro, ¿por qué la precariedad humana continúa aún?, ¿por qué, habiendo entregado todo Tu Ser en el Calvario y en la Cruz, aún la humanidad se sigue perdiendo y distanciando de Dios?”.
Este es el tiempo, compañeros, que fue escrito, el tiempo de la tribulación. Y ustedes mismos, con sus propios seres, podrán atravesarlo de dos formas: de una forma evolutiva y neutra o de una forma apegada y desequilibrada.
No estoy diciendo con esto que lo que se puede ver en este mundo y en esta realidad de superficie no duela, porque el mismo Hijo de Dios sintió en Sus propias entrañas todo el dolor del mundo, los pecados y las indiferencias. Pero, recuerden que el Amor triunfó y que es el Amor que los renueva y que les da vida y esperanza.
Ayer, Mi Madre les habló de los cálices que están sobre el altar servidos para las almas. ¿Quién lo tomará y quién lo beberá?, sabiendo que en este tiempo las grandes víctimas de Mi Amor se encuentran en los que sufren las guerras, el hambre, la prisión, la pena de muerte, el aborto y la enfermedad.
Yo vendré a poner fin a todo esto, porque Soy el mismo de siempre; Aquel que les enseñó en lo alto del Monte de las Bienaventuranzas; Aquel que los llamó a las orillas del Mar de Galilea, así como hoy los llamo a todos por su nombre espiritual e interior, aquel nombre que es conocido en el universo y que vibra en las estrellas, aunque no lo sepan.
Vendré para estar cerca de los que confíen en Mí hasta el final, sabiendo que después de una tempestad vuelve a brillar el sol y que es el Sol de Mi Corazón el que ustedes siempre deberán buscar en este tiempo, para que las penumbras de la Tierra no los confundan ni los perturben; porque la Luna se vestirá de sangre, el sol se opacará, los astros se moverán, los acontecimientos se presentarán y todos ya lo están viviendo.
Este es el preámbulo y es el tiempo que anuncia Mi llegada al mundo, y Argentina tendrá una tarea importantísima para su Señor en el final de los tiempos.
Muchas profecías fueron escritas sobre Argentina y muchas de ellas se cumplirán, principalmente las que fueron reveladas por el propio Dios del Universo. Así, prepárense, no se pierdan en las cosas superficiales y mezquinas.
¿Cuándo decidirán sumergirse en Mi Corazón para que conozcan el gran abismo de Mi Misericordia?
Mi Corazón no se cansa de amarlos y de amar al mundo, a pesar de los errores y del pecado. Pero aquí, en esta Obra y principalmente en ustedes, siempre, siempre deberá cumplirse la Ley para que estén protegidos de las tempestades de estos tiempos, de las interpretaciones y de las confusiones del mundo; porque esa Luz que Dios depositó, gestó y creó en cada uno, en lo más profundo del ser, es la Luz que deberá brillar para que en este tiempo existan Cristos, Cristos del Nuevo Tiempo, así como muchas veces nosotros, por amor, lo hemos anunciado.
Que su Cristo Interior sea el motivo de estar aquí y de responder a la Voluntad de Dios, más allá de lo que cada uno de los Míos deberá vivir en estos tiempos.
Hoy, Mis Manos y, sobre todo, Mi Corazón colocan paz en donde hay dolor y angustia. Mi Mirada se posa donde hay oscuridad y confusión para disiparlas.
Mi abrazo sostiene a los que confían en Mí, más allá de sí mismos, porque el tiempo indica que esta es la hora del apostolado, del apostolado del corazón abnegado y servicial por los que sufren, cerca y lejos de ustedes.
Hoy, Mi Corazón es el Sol que alumbra y brilla en Argentina. Mi Manto Sagrado se extiende sobre esta nación, que fue golpeada por la injusticia y la falta de transparencia.
Pero quien ama de verdad, más allá de todo, no perecerá, nunca perecerá, porque no será un amor propio ni un amor pasajero, será un amor maduro que se forjará en ustedes mismos en cada paso y sobre todo en cada prueba, en cada nuevo desafío.
Que sus corazones hoy se eleven con confianza, fe y esperanza renovadora, así como Mi Corazón se eleva en Argentina. Porque hoy Mi Manto Sagrado es la bandera de esta nación; el blanco, el celeste y el dorado, las expresiones del Universo Celestial y del Manto de la Divina Madre, Patrona de esta nación y Guardiana de la fe.
Quiero que Me sigan con pies descalzos y con manos limpias, purificados de sus propias intenciones, de sus propios pensamientos y de sus propios sentimientos.
Quiero que Me sigan con un corazón vacío, capaz de soportar y de recibir todo lo que llega, pensando en cada paso en la Pasión de Cristo, su Señor; porque el triunfo de su Maestro y Señor no fue en el debate de Su Palabra, cuando fue injustamente condenado, sino que fue en el silencio, el solemne silencio que eleva a la consciencia y la protege con sabiduría.
Que sus corazones sean receptivos a este momento. ¡Hay tanto por hacer en este mundo! Y ustedes lo saben.
Argentina no se puede detener. Argentina debe avanzar y esta nación avanzará a través de los que siguen a Cristo con confianza y fe.
En presencia de los coros celestiales, el Señor los bendice, los congrega y los une en el Amor impersonal y maduro, en el Amor de la Cruz, sin vacilaciones ni desencuentros, en el Amor que le permitió atravesar la Agonía en el Huerto Getsemaní, en el Amor que permitió que su Maestro diera cada paso en el Calvario sin retroceder, para poder avanzar hacia la meta inexplicable que el Padre le había colocado en Su camino.
Que la Poderosa Sangre que brota de Mi Corazón, como rayos de Misericordia, los pueda sanar, curar y renovar.
Ustedes son caminantes del tiempo, caminantes que fueron llamados a cumplir una Voluntad que no se puede borrar ni desaparecer.
Hoy, estoy aquí para impulsarlos, renovarlos y entregarles una vez más Mi Amor para que los ayude a madurar y a crecer interiormente.
En estos dos días, muchos de ustedes han recibido la Gracia de los Sacramentos. ¿Consiguen valorarla y saber que allí, en cada Sacramento, está la expresión viva del Amor de Dios?
Siéntanse agraciados, pero también sientan gratitud por los que no la tienen, por los que la niegan, por los que son indiferentes. En esa gratitud, que los llevará a la reverencia y a la simplicidad de la vida, deben trabajar todos los días; así, mantendrán la puerta abierta para que Yo retorne en confianza, fe y amor.
Por eso, los bendigo, para poder bendecir de norte a sur, de este a oeste, a toda Argentina, recinto sagrado de muchas reliquias internas que, en este tiempo, deben estar al servicio de las almas y de los que buscan la verdadera Luz en sus caminos.
Gracias por sus esfuerzos. Gracias por su adhesión y por su presencia.
A Mi Corazón le agrada poder volver aquí para estar con Mis hermanos y con Mis discípulos de los últimos tiempos; así como muchas veces lo estuve con Mis apóstoles, Pedro, Juan y tantos otros, que Me encontraron en sus caminos.
Recuerden que en Mi Corazón está el camino, la salida y la respuesta que buscan en su interior. Mi Corazón arde en Amor y Luz por los que Me aman, Me adoran y Me esperan, como en este día.
Gracias por las flores que Me han ofrecido, porque no son para Mí, sino para gloria de Mi Padre, que es su Padre que está en los Cielos; porque Su Universo desciende a través de la Divinidad y del Espíritu de Su Amado Hijo, Cristo Jesús.
Mi Corazón lleva el compromiso de sus oraciones diarias. El mundo necesita ser sostenido y esto es urgente. Ustedes ya lo saben.
Que la Luz de la oración guíe sus pasos.
Que el servicio abra las puertas de la Misericordia y de la Piedad.
Que la reverencia y la gratitud mantengan abiertas las puertas de los Cielos para los que buscan paz, consuelo y amor.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Primer Mensaje
Desde lo alto de las montañas vengo a pronunciar la Palabra de Dios.
Están ante el Príncipe de la Paz, ante el Rey del Universo, ante el Corazón Humilde de Dios, el que viene a buscar de Sus hijos las obras de misericordia.
Yo Soy el Príncipe de la Paz y a la Paz de Mi Corazón los quiero llevar, para que sepan superar estos tiempos, para que sepan trascender las barreras, para que encuentren el camino de salida que en este tiempo Yo les estoy indicando y que los lleva hacia Mi Corazón Misericordioso; en ese lugar Yo tengo un recinto sagrado para todos, sin preferencias por nadie.
Vengo a buscar lo que hay verdadero en ustedes, lo que Dios ha creado desde el principio para que pudieran evolucionar y despertar a través de los tiempos.
Yo Soy el Príncipe de la Paz y les muestro Mi Soberanía. Les traigo Mi Gobierno Celestial, aquel gobierno que Dios Me concedió después de la Ascensión para que, después de todo, Yo llamara a las ovejas por su nombre y vinieran junto Conmigo a realizar el Plan.
Hoy vengo con la Paz del Reino de Dios, lo que estabiliza las energías y los espacios; lo que trae serenidad a la consciencia y despierta la mansedumbre en el corazón. Sin esta Paz nada será posible vivir en estos tiempos, sobre todo los planes que Dios espera realizar, porque Él necesita, compañeros, espejar Sus Designios sobre Sus hijos.
Ustedes saben que la mayoría de la humanidad no despertará; pero el Príncipe de la Paz hará el intento, porque la Gracia de Dios también es para los más miserables, para los que están más lejos de Mí, para los que no sienten Mi Corazón ni tampoco lo buscan.
Ingresen, ahora, hacia ese estado de la Paz celestial, en donde todo se equilibra, en donde todo se aquieta, en donde existe un profundo recogimiento para poder sentir a Dios en su interior.
El Príncipe de la Paz viene con los ángeles de la Paz para anunciarle al mundo el último tiempo de paz antes de que todo suceda, antes de que todo se desencadene, antes de que la humanidad de superficie vea la realidad que aún no quiere ver.
Construyan en ustedes, compañeros, estados de paz que sean inalterables; busquen la sabiduría y la paciencia para que eso se pueda construir en ustedes y en los momentos más difíciles sepan cómo trascender las dificultades y los obstáculos.
Desde lo alto de estas montañas pronuncio Mi Voz, y Mi Palabra Divina hace eco en los corazones.
Que resuene Mi Palabra en los mundos internos.
Que los mundos internos vuelvan a erguir los templos para que Dios pueda morar y hacer de los hombres personas nuevas, hacer de los espíritus consciencias consagradas que no temen saber quiénes en verdad son y qué han venido a cumplir en este ciclo.
Hoy coloco Mi Mano sobre Mi Pecho y les hago sentir Mi Corazón, Mi Corazón Pacificador, para que todo se neutralice, para que el obstáculo se disipe, para que las almas reencuentren el camino y la seguridad de estar en Dios.
Hoy vengo entre las nubes para anunciarle al mundo Mi llegada, primero en Divinidad y después en Gloria; primero dentro de sus espíritus y después cerca de ustedes, sobre esta superficie.
Ha llegado la hora del retorno del Señor, ha llegado la hora de la última preparación de los corazones para todo lo que ha de venir en estos tiempos definitivos.
Manténganse en la certeza de estar en Mi Corazón, construyan en ustedes ese puente que los une a Mí, y no permitan que las energías terrestres los hagan oscilar.
Estén firmes delante del Propósito, estén firmes delante de la vida, porque así serán buenos apóstoles, así cumplirán Mi llamado y realizarán sobre este planeta Mi Obra, que es para el mundo entero.
Recojan sus seres internos en lo alto de estas montañas y descubran la verdadera realidad que hay en ellas, los verdaderos tesoros que ellas guardan y que muchos aún no los pueden ver.
Pero Yo les revelo esos tesoros, Yo les revelo esos principios y esos Dones que vienen a construir el Nuevo Hombre, que vienen a hacer morir al viejo hombre, que vienen a despertar en los espíritus lo renovador.
Permitan que esos tesoros que aquí se guardan puedan ser acogidos por sus espíritus y que el viejo hombre pierda sus vestiduras para que sea bautizado por el Espíritu de Dios y esto lo haga merecedor de Su Reino.
Mientras estoy aquí, con ustedes, estoy con el mundo.
Les traigo la Paz para que la sientan y la vivan. La Paz que Yo traigo viene del Cielo y del Universo, es la Paz que viene del Silencio de Dios y de Su recogimiento más íntimo y eterno.
Que esta Paz los vuelva a erguir como consciencias, como soldados, como apóstoles y servidores Míos.
Que sus esencias sean impenetrables a los asedios del mundo.
Que sus esencias se fortalezcan ante Mi Presencia Celestial y que en ellas se depositen los códigos de la nueva Vida, los códigos de la Luz que Yo traigo a través de Mi Corazón, para hacer nacer en ustedes lo que Dios Me ha pedido para cada uno.
Que el advenimiento de los Nuevos Cristos se pueda cumplir.
Que el advenimiento de los últimos convocados se pueda llevar adelante, para que la Tierra sea preparada y también toda la consciencia humana reconozca la venida del Redentor, que aún espera con Sus Brazos abiertos el abrazo de Sus hijos y de Sus compañeros, para aliviar el dolor que siente Su Corazón debido a la indiferencia humana, a la ignorancia y al error.
Que la Paz celestial disuelva las indiferencias.
Que la Paz celestial unifique a los corazones.
Que la Paz celestial establezca el Reino de Dios dentro de los hombres, para que la vida sea regenerada y para que los Soles de estos tiempos despierten y despunten en el firmamento, dando el “sí” al Universo Creador.
Que nadie pierda la esperanza de poder redimirse.
Que nadie pierda la alegría de servirme.
Que nadie deje de seguir Mis pasos, porque son los últimos que estoy dando antes de Mi Retorno para llevarlos por el camino del gran despertar.
Que las Leyes Universales se cumplan en los hombres.
Que los Rayos del Universo desciendan sobre las consciencias para reconstruir los templos internos y, así, traer hacia la Tierra la Gracia de Dios.
Que esta Maratón sea ofrecida para la unificación de las creencias, para la trascendencia de las doctrinas humanas y de las filosofías, para que todos alcancen el Amor Crístico y allí se unan a Mí, en esencia y espíritu; para que la Iglesia que fundé hace más de dos mil años, viva los Designios de Dios y no los altere.
Por eso vengo a llamar fuera de Mi Iglesia a los que Me necesitan, a los que Me esperan y también a los que no Me buscan, porque en todos está el Amor Crístico, porque ese Amor está en ustedes desde el principio, cuando fueron creados a imagen y semejanza de Dios.
Que se encienda la llama de la fe en los corazones para que triunfe el Plan.
Porque no llegaré por la puerta mayor de Mi Iglesia para que Me reconozcan, llegaré de una forma diferente y anónima, por el lugar que nadie piensa, que ningún ser imagina.
Vendré en la noche de la gran Luna, porque ella iluminará Mis caminos y anunciará el amanecer de la Nueva Aurora.
Dios los bendiga y bendiga sus vidas, bendiga a todos los seres de la Tierra para que algún día despierten a Mi gran convocatoria.
Es hora de retornar al Amor de Dios, porque allí estará todo cumplido.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
La Última Alianza
Mi tiempo entre ustedes ya está acabando, y cuando eso suceda, el Señor Todopoderoso probará su fe para saber si en verdad han comulgado de la Palabra de Dios.
Mi tiempo entre ustedes ya está acabando, y cuando eso suceda, será el momento culminante en donde el Sol se pondrá y se elevará la Luna Roja, la que anunciará el último y esperado ciclo.
Mi tiempo entre ustedes ya está acabando, y cuando eso suceda, será el momento en donde su amor deberá estar expandido hacia todos los lugares; será el momento en donde su servicio y su sacrificio por la humanidad deberá ser más grande, a fin de congregar a las almas que están sedientas en la búsqueda de Dios.
Mi tiempo entre ustedes ya está acabando, y cuando eso suceda, la Madre de Dios se recogerá en el desierto a la espera de que el gran y último abismo se abra, momento en el cual el Juicio Universal habrá comenzado.
Pero todos los sellados con el signo del Amor Crístico estarán protegidos y, a pesar de que el mundo esté en su mayor purificación, la paz en esos corazones no faltará; nada ni nadie podrá alterarla, porque será una paz que vendrá del espíritu inmaterial de cada ser.
Mi tiempo entre ustedes ya está acabando, y cuando eso suceda, deberán testimoniar y defender de sí mismos todo lo que han vivido Conmigo, porque eso hará despertar la fe en los hombres ateos y en los que dirigen las naciones del mundo. La fe de los testigos de María permitirá cerrar muchas puertas inciertas y la última Gracia de la salvación se dará para todos.
Mi tiempo entre ustedes ya está acabando y este dictado no son solo palabras; cuando eso suceda deberán hacer avanzar Mi Obra de Paz en el mundo y no podrán detenerse ni retroceder. Que su fe no sea pobre ni oscilante.
Al contrario, hijos, cuando Yo ya no esté más entre ustedes todos los tesoros de la instrucción deberán estar despiertos y activos en cada uno.
Mi tiempo entre ustedes ya está acabando, y cuando eso suceda, verán la señal del Universo aproximarse a la Tierra, será un fenómeno indescriptible y desconocido; ese será el momento de la gran redención planetaria.
Mi tiempo entre ustedes ya está acabando y nada lo detendrá, porque así como fue escrito se cumplirá. La Palabra de Dios es una Fuente viva y de ella provienen todas las Gracias para los que tienen fe en lo que decimos y anunciamos.
Cuando Mi tiempo terminé con ustedes, el Real Tiempo se abrirá y todo estará consumado, porque el Maestro y Señor habrá llegado para limpiar la Tierra y sembrar nuevos principios que serán luz y amor para la Nueva Humanidad.
Mi tiempo entre ustedes ya está acabando, y cuando eso suceda, todo cambiará, y verán erguirse en algunas naciones colonias de salvación y de refugio durante el tiempo del Armagedón.
Antes de que Mi tiempo termine deberán estar confirmados en su fidelidad a la Creación, y la unidad inquebrantable entre sus corazones y vidas derrotará a la última bestia.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
La gran señal marcará un antes y un después en el final de dos ciclos, tiempos que se manifestarán por medio de dos noches diferentes. Los dos días de anochecer señalarán al mundo la llegada, en un tiempo cercano, de un cambio profundo en toda la vida planetaria.
Por eso a partir del 8 de agosto comenzará un nuevo tiempo que estará encuadrado por las definiciones espirituales que la humanidad vivirá.
Cuando los próximos tiempos se muestren con señales en dos diferentes noches, significará que las almas en sus casas deberán estar en oración y en comunión para poder traspasar los últimos ciclos críticos.
Pero antes de que eso termine, la Madre de Dios, la Mujer Vestida de Sol revelará, como señal para el mundo, el momento de unirse para siempre a Dios. Será en esa hora que desde Aurora, como desde otros lugares de la Tierra, esa señal, que será visible para el mundo, podrá ser vista durante los anocheceres del próximo tiempo.
El día 8 de agosto en los últimos años pasados demarcó para todos los tiempos de cambio en los cuales la consciencia planetaria fue cruzando los primeros momentos de transición. La fuerza interior que encenderá los corazones será el fuego de la oración; quien rece en esos momentos con devoción y fe estará invisible y oculto ante las asechanzas del adversario.
Quien en la última hora adore a Mi Hijo estará escondido en el Corazón Espiritual del Supremo Rey. Quien abrace su propia cruz, la cargue y la viva, estará aliviando el peso mayor que tendrá la Ley.
La Aurora de Mi Corazón en los días de agosto mostrará señales internas en los corazones que hayan tenido humilde fe en la Madre del Cielo. El suelo de Aurora será uno de los testigos, y así, el mundo comprenderá tarde que debía haber cambiado.
Los Arcángeles Miguel y Gabriel presenciarán el Juicio de la Tierra, y los ojos sencillos pero humildes los verán como luz en el horizonte mayor. Así, el séptimo sello será abierto por la Mujer Vestida de Sol después de las dos noches del próximo tiempo.
Algunos conocerán esta revelación que está guardada por los ángeles en el cofre bendito del Arca de la Santa Alianza. Esa será la última señal antes de la luna roja, y los caminos de los autoconvocados deberán estar limpios de toda mancha.
El 8 de agosto la Madre de Dios bendecirá a todos, y aquel que reciba esta Gracia con el corazón humilde, reconocerá el sentido interno de la misma. Así los rayos del Inmaculado Corazón mostrarán los siete caminos para que los discípulos de Cristo en redención definan cumplir su compromiso ante el Creador.
La Obra de Dios será entendida y amada por pocos durante los últimos tiempos, y la fe será el escudo contra toda oscuridad. Antes de que la Madre de Dios se recoja en los campos desérticos, un suave aroma a flor de naranjal indicará el momento de un cambio espiritual.
En los días de agosto las almas podrán renovar su misión delante de Dios, el Portal de la Paz será el refugio bendito para los que quieran escuchar a Dios en su interior. En esos días habrá momentos de claridad y entendimiento, ese será el mayor prodigio de la Gracia de Dios, saber qué hacer de la vida y cómo cumplir de corazón con la Voluntad Superior.
Mientras gran parte del mundo está ciego, la Aurora de agosto abrirá sus puertas celestiales para que las almas reciban el don de la redención. Las Gracias más sublimes estarán en los corazones más simples y devotos del Hijo de Dios. Cristo completará en esos días un ciclo interior para todos.
Ciertas puertas se cerrarán para que las almas caminen por medio de un último impulso de luz. Quienes estén vacíos de sí podrán sentir un bienestar incalculable, una paz que restaurará las heridas y un amor que alegrará la vida de quien en verdad entre a Aurora sin expectativas, solo en entrega y en oración.
Los días de agosto serán los últimos momentos de preparación, será en esa hora que los corazones podrán unificarse en el Propósito de Dios. Dichosos de aquellos que no se perderán ni se distraerán por la aparición de las señales del próximo tiempo y que solo buscarán estar en Dios; es lo que bastará para que la Obra esté concretada.
Saludos de Paz y Redención para los más jóvenes del mundo y, especialmente, para los jóvenes de la Nueva Tierra. Si ustedes están con vuestra Madre del Cielo, no dejarán morir la semilla que fue sembrada por la Misericordia.
Sean receptivos a la guía que los acompaña. Sean constructores y colaboradores de la Nueva Humanidad. Sean ejemplo de gratitud, de amor y de Gracia. Sean la flor predilecta en el jardín bendito de Mi Corazón.
Que el corazón de este suelo les recuerde que él será el refugio y la morada para vuestra redención.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los eleva al Reino de Dios en Misericordia y perdón,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más