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Declaración del Divino Amor, continuación
¡Oh, amado pueblo chileno, que tienes estampado en tu bandera, azul y roja, la estrella que debe ser el símbolo de una patria celestial!
¡Oh, sagradas montañas de los Andes, que guardan en su corazón mineral los más grandes tesoros de la historia original de esta humanidad!
¡Oh, hijos Míos de Chile, que reflejan en sus rostros el legado de los pueblos del pasado!
¡Alcen sus banderas blancas de la paz y que, al grito que emitirá el Universo, sus estrellas internas reciban el sagrado llamado de la redención!
¡Que los Vigilantes del Legado laven sus rostros en la Fuente de Mi Gracia, para que de todo sean curados!
¡Que los Guardianes de los Tesoros del Universo reciban el bálsamo de Mi Paz para poder curarse!
¡Que los Comandantes de otros tiempos sean perdonados y reciban la Absolución espiritual del Hijo de Dios!
¡Hijos de este antiguo pueblo sagrado!, ¡pueblos del principio y pueblos del fin!, ¡abran sus corazones para ser liberados!
¡Arrojen de sus manos las armas de la destrucción!
Que cada Sol radiante, que en este pueblo habita, pueda ser erguido nuevamente a la Gloria de Dios, para que todo se restaure, para que nada se pierda. Para que, desde el silencio de los Andes, sea escuchada la Sagrada Palabra de Nuestro Redentor y Salvador, Jesucristo.
Sigan a su Madre del Cielo por el sendero que los llevará hacia la patria beata, porque así, su pueblo herido por las causas del ayer, será redimido de todo.
¡Confíen, hijos, en todo lo que les traigo!
¡Confíen en la renovada esperanza y en el fin de este cautiverio nacional!
¡Soy la Madre que mueve todo el Universo para que Sus más pequeños y necesitados hijos tengan una oportunidad!
¡Que los soldados de las Estrellas hoy se reúnan a los pies del gran Altar Celestial! ¡Y que las puertas a los abismos de este pueblo ahora sean cerradas!
¡Porque el Cristo interno emergerá de sus seres y así serán uno con Mi Hijo, para que Él, en Su Gloria Celestial, sea uno con Su amado pueblo!
¡Quiero que la Estrella de Mi Hermandad ahora sea el lema y el símbolo de su pueblo!
¡Quiero, de este país, seres redimidos por el Amor del Creador!
¡Que los Comandantes de otrora ahora eleven sus corazones al Cielo!
Porque ahora, sin cascos, armas ni capas, estarán libres para sentarse a la Mesa Redentora del Señor y así comulgar de Sus Códigos de Vida.
¡Que los caídos en el pasado, en este presente se levanten!
¡Que los que aún no han perdonado los errores de esta patria y de este pueblo, hoy perdonen, para que Mi Amado Hijo, en Su Divina Gracia, vuelva a reunirlos y, por medio de Su Palabra, los haga comulgar de Su Santísimo Espíritu!
¡Que hoy Chile pueda, como pueblo, tomarse de las manos para declarar la tan esperada reconciliación y pronunciar la tan ansiada paz, borrando así, de esta historia chilena, los errores del ayer!
Así, sus corazones resplandecerán y junto a Mí podrán dar los pasos hacia el reencuentro del amor que cicatrizará las más grandes heridas.
¡Que más nadie acongoje su corazón, porque Cristo, Mi Hijo, hoy pondrá fin a este destierro!
Y todos los soldados y Comandantes de los cascos púrpura se unirán, en Cristo, para hacer de esta nación, la concreción de la Promesa Divina en la vida de cada ser.
¡Que hoy abandonen las espadas y que se ofrezca al Creador el corazón manso de cada chileno, para que triunfe, más allá de todo, el Plan!
Que así sea.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
He aquí que vendrá, más brillante que el Sol, la Sierva de Dios a preparar el retorno de Su Hijo, así como un día preparó Su sagrado Nacimiento en la Tierra.
He aquí que la silenciosa y humilde Sierva se tornó Reina y Madre Celestial, porque Su silencio reveló Su Majestad y Unidad con Dios Padre y con Su Amado Hijo.
Así como los Cielos se abrieron para recibirla en Cuerpo, Alma y Divinidad en el Misterio de Su Asunción, nuevamente los Cielos se abren para el descenso de Su Divinidad y para el anuncio de Su Sagrado Verbo; porque la Bienaventurada Madre del Señor ya no puede permanecer en silencio ante todo lo que acontece en el mundo. Su silencio de otros tiempos sustentó el eco de la Voz de Su Hijo, en los valles y en los pueblos de Oriente, y ahora, Su Verbo viene para preparar el Triunfo Universal de Cristo, porque Él ya no vendrá a predicar y a enseñar entre los hombres: la potencia de Su Presencia será la propia conversión; el poder de Sus Pies puestos sobre la Tierra será la propia redención para el planeta. De Su Boca saldrán solo oraciones y decretos que unirán el Cielo y la Tierra, cerrarán los infiernos y los abismos, calmarán los desesperos e instituirán la paz.
Por eso, antes del Hijo, nuevamente se aproximan Su Madre Celeste y Su Padre adoptivo, humilde y fiel, para que sean Ellos los que preparen el corazón humano.
Hijos, hoy les digo que escuchen con atención los Designios de Dios, traídos por Sus Mensajeros. Ellos son como las verdades dichas por los Profetas en el pasado para preparar la llegada del Mesías al mundo.
Nuestro Verbo no solo los instruye, también los transforma y los une a la Enseñanza Universal que vendrá con el Hijo de Dios como una expresión viva de la Realidad que habita en los Universos.
Con simplicidad les abrimos las puertas del corazón y los ojos del espíritu, para que reconozcan las Leyes que dictan la evolución universal e ingresen en ellas, en obediencia y amor, mientras hay tiempo.
Todos los Misterios se revelan en la Ley del Amor y de la Obediencia, Principios que rigen toda la vida evolutiva, así en el Cielo como en la Tierra. La vida espiritual se revela a los que saben amar, y todo misterio revelado se torna simple y comprensible para aquellos que conocen el Amor, porque sus mentes se vuelven puras y sus corazones son simples.
Con esto, hijos amados, quiero decirles que la Sierva Fiel e Incansable de Dios viene al mundo con palabras simples para revelar verdades sublimes. Vengo para despertar el amor en sus corazones, para que Me puedan comprender y, sin dificultades, vivir lo que les digo.
Lo que les impide vivir Mis Instrucciones no es la condición humana, no es el karma material y no es la ignorancia; es la falta de verdadero Amor y de verdadera Humildad.
En un mundo de misticismos llenos de vanidad y de falsas bases sobre el conocimiento verdadero, Yo vengo a conducirlos a la Verdad. Pero antes, debo destituir de sus corazones el orgullo y la ambición por el poder y por el conocimiento.
Por eso, les enseño a amar y a obedecer, por sobre todas las cosas, los simples Designios de Dios. Y es así como los preparo, los transformo y les revelo la Nueva Vida, que surgirá en los corazones sin que ellos lo perciban.
Es así como los uno a la verdadera Hermandad Celestial y Cósmica; y torno sus corazones aptos para ser verdaderos compañeros de su Rey y Maestro Universal y Divino: Cristo.
He aquí que estoy como Reina y Madre Celestial y en la simplicidad de Mis palabras se oculta el Poder de Dios y la Verdad que Yo Soy. En Mi Presencia se oculta la Unidad con el Infinito. Y así les digo que, si se unen a Mí, se unirán al Todo, al Cosmos, a la Vida, a la Creación de Dios.
Preparen junto Conmigo el Retorno de Mi Hijo, y anuncien, hijos, que es tiempo de arrepentirse de estar en caminos vanos que tan solo llevan a perderse, no solo de Dios, sino también de sí mismos.
He aquí que vengo para encontrarlos y para conducirlos al encuentro de sí mismos, para que sepan quiénes son y qué vinieron a hacer a este mundo. Ya no estén perdidos. Sigan Mis pasos y Yo los guiaré siempre.
Yo los bendigo y los amo.
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Vengo a esta parte de Argentina para volver a instituir los Principios de Dios que las almas de este lugar de la nación deben vivir.
Vengo para desterrar ciertos poderes capitales que han hecho de muchas consciencias objetos del mal.
Por eso, como Corredentora vengo a esta parte de Argentina y retorno a Mi amado Centro Mariano del Espíritu Santo para estar cerca de Mis hijos y para entregarles lo que ellos necesitan para poder seguir dando los pasos de fe hacia Cristo.
Deseo por todos los medios, espirituales y divinos, que Mis hijos de esta región de Argentina salgan del misticismo espiritual, abran sus ojos y sientan en sus corazones la verdadera y única Hermandad, la que proviene del Universo y permea con Su Luz a esta parte de Argentina.
Vengo para reunir a los perdidos, a los buscadores de algo mayor, a los que se olvidaron de Dios dentro de su interior.
Con todos ellos haré un nuevo rebaño para que, reconociendo en sus caminos las huellas de Cristo, se reconsagren al Plan del Creador.
Esta misión que Dios Me ha encomendado recién comienza.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
En esta sagrada misión por la paz en Uruguay, el domingo, el Señor me ha encomendado encender todos los espejos de oración del Uruguay para que triunfe, por encima de todo, Su Plan de redención en Uruguay y el mundo.
Será a través de la oración de todos los autoconvocados que vuestra Madre Celeste podrá crear nuevas bases de fe, de devoción y de cooperación en una nación muy alejada de eso.
Por eso, queridos hijos, unidos a Mí, unámonos al Corazón del Padre Celestial, porque en verdad es Su Corazón que está cuidando de todo, hasta de los más pequeños detalles.
Pido, hijos Míos, que todos los grupos orantes del mundo que estarán apoyando amorosamente esta misión de paz en Uruguay, se coliguen internamente con la majestad de los Espejos de luz de Aurora; porque será a través de Mi Centro Mariano de Aurora y de la oración en los diecinueve departamentos, al mismo tiempo y a la misma hora, que el universo celestial de la Hermandad podrá llevar adelante una importante tarea de rescate y de liberación del pueblo uruguayo indiferente.
Esta obra, que está formada por cada uno de ustedes, es posible cuando existe la correspondencia y la prontitud, porque en este tiempo, hijos, la Jerarquía convoca a todos los orantes para que en consciencia y amor ayuden a trascender y liberar las deudas de las naciones y de todo su pueblo como es el caso de Uruguay.
Estaré desde ahora muy agradecida por la adhesión de todos.
Unidos por la misión de paz,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz y Señora de los Treinta y Tres
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más