MENSAJE DIARIO DE CRISTO JESÚS GLORIFICADO, TRANSMITIDO EN REDWOOD, CALIFORNIA, ESTADOS UNIDOS, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Serie: Los árboles secuoyas - parte II

Estos grandiosos y bellos árboles son testigos de las diferentes etapas que vivió la raza humana, no hay nadie más que haya registrado lo que verdaderamente sucedió en este mundo.

De la misma forma, los árboles secuoyas son testigos de lo que los pueblos originarios atravesaron y padecieron durante su pasaje por Norteamérica.

La unión interna entre los pueblos originarios y los árboles secuoyas era algo más que sentimental. El propio gesto de amor del indígena norteamericano, lo hacía comprender la ciencia y la espiritualidad de cada una de las especies del Reino Vegetal.

Es así que la consciencia indígena experimentó un grado de contacto muy profundo que le hacía comprender el sentido y, al mismo tiempo, la existencia de lo que realmente significaba cada elemento vivo en este planeta.

Los árboles secuoyas fueron el gran terafín natural de los pueblos originarios, porque ellos en su corazón sabían que la presencia de gigantes como los árboles tenían una razón y al mismo tiempo se cumplía un principio que venía directamente del Cosmos.

Es así que la consciencia indígena de Norteamérica sabía, en su interior, que los árboles secuoyas atraían ciertos principios del Universo que beneficiaban en el sostén del equilibrio del planeta y sobre todo de la humanidad.

¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!

Los bendice,

Su Maestro y Señor, Cristo Jesús