- Inicio
- Blog
- Mensajes
- Oración por la Paz en las Naciones
- Calendario
- Oraciones
- Impulsos Diarios
- Libros publicados
- Pinturas e Imágenes
- Objetos Sagrados
- Música
- Galeria de fotos
- ¿Quiénes somos?
- Centros Marianos
- Campaña por la Paz
- Redes Sociales
- Contacto
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
El gran océano de Mi Misericordia se abre, pero aún son muy pocas las almas que quieren entrar.
En ese océano, Yo purificaré a esas almas, enmendaré sus errores y faltas, las liberaré del pasado, les otorgaré la vida eterna y las sacramentaré a través del Espíritu Santo que ungirá a esas almas que entran en Mi océano de Misericordia, así como los apóstoles fueron ungidos junto a Mi Santísima Madre en Pentecostés.
El Poderoso Espíritu de Dios volverá a ser difundido en el mundo y los corazones abiertos a Él lo conocerán. Pero antes de que eso suceda, las almas deben aceptar entrar en el océano de Mi Misericordia, para que Yo las pueda justificar ante las Leyes de la Creación.
Esta es la hora en la que la gran puerta de Mi Misericordia comienza a cerrarse en el mundo, porque ha de cumplirse el tiempo de la Justicia Divina, así como fue escrito por Juan el Apóstol en el Apocalipsis.
Llegará la hora en que, durante los tres días de oscuridad, se cumplirá la Justicia Divina, pero no como la humanidad cree. La Justicia de Dios es Amor en equilibrio. La Justicia de Dios es Amor en armonía. La Justicia de Dios es Amor en sabiduría.
Pero antes de que la puerta de Mi Misericordia se cierre al mundo, díganle a las almas que deben volverse hacia Dios, antes de que sea demasiado tarde. Porque cuando Yo deje de estar con ustedes y de hablarle al mundo a través de esta Obra, todo, absolutamente todo, se desencadenará.
Por eso, mientras hay tiempo, muy poco tiempo, deben afirmarse en Mi Misericordia; deben navegar en Mi océano de Luz, a través de la constancia de sus oraciones y súplicas; deben ser el fiel testimonio de Mi Amor para el mundo, especialmente para los corazones que han perdido la fe y la confianza en Dios por todo lo que les sucede, por todo lo que viven, enfrentan y transitan.
Pero, así como una vez Yo vine a Polonia, a través de Santa Faustina, a revelar la infinidad de Mi Insondable y Divina Misericordia; así como Yo vine en la noche oscura de una guerra que se presentaba de forma inminente en Europa, en aquel tiempo; así Yo volveré como la Luz del mundo.
Y, en el horizonte interior, Me sentirán, reconocerán la Faz de Cristo y expulsaré a los anticristos, así como expulsé del templo a los comerciantes. Porque la Casa de Mi Padre es sagrada, en este mundo y en otros. La Casa de Mi Padre es bendita porque es celestial, cósmica y divina, porque Él la ha creado para todos Sus Hijos y Criaturas, para todas las esencias que han surgido de Su Fuente Inmaterial.
Y esa Casa mora en lo profundo del templo de las almas, templos que han sido corroídos por las influencias de este mundo, por las tendencias y las ideologías. Así, el mundo pierde el sentido de la perspectiva al no encontrar a Dios, por estar con su atención en otro lugar.
Por eso, todos los tesoros que Yo les He prometido a ustedes y a sus hermanos, se los He entregado, para que tuvieran parte con Mi Padre en el Reino de los Cielos, para que este mundo conociera que en el Amor está la superación de todo, de cualquier trauma o dolor, porque Yo vengo en nombre del Amor de Dios, de ese Amor inmutable e inconfundible, de ese Amor que tiene un caudal desconocido para el mundo y la humanidad.
Esa es la razón por la cual estamos aquí con ustedes, hace tanto tiempo. Porque esperamos que aprendan de ese Amor que el mundo y la humanidad ya no tiene, que aprendan de un Amor maduro y consciente, de un Amor que es capaz de aceptar y de acoger al semejante, a aquel que nadie quiere ni nadie acepta porque aparentemente es un problema.
Pero, si Yo acepté a los doce apóstoles como eran, así como en este tiempo Yo los acepto a ustedes como son, ¿dónde está el Amor que les He entregado para que Me representen en este mundo y en esta humanidad?
El Amor de Dios es la base de todo el camino espiritual y de toda esta trayectoria terrestre; porque en el Amor está la felicidad de Dios y Su alegría, el júbilo del reencuentro con el Padre Eterno, la cura de todas las heridas.
Yo vuelvo a entregarles este Mensaje con otras Palabras, porque deben tener amor por todo lo que han recibido y por todo lo que les fue ofrecido desde el comienzo, en el que sus consciencias fueron despertadas al Conocimiento Universal y Divino, a las Leyes Inmateriales y a las Corrientes Universales.
Antes de que Me despida de ustedes en este ciclo, y en el mes de agosto, Mi imperiosa necesidad es que existan almas y personas que asuman los tesoros de la Jerarquía, presentes en los Retiros Internos del planeta; porque no solo ustedes, sino también sus hermanos del mundo los necesitarán para todo lo que llegará.
¿Qué más es lo que necesita la humanidad para poder cambiar?
Cuánta abundancia Mi Padre les ha dado a través de Su Creación y, sobre todo, a través de la vida: que puedan ver nacer el sol en cada amanecer; que puedan respirar la pureza de la naturaleza y de los océanos; que puedan tener una familia, a pesar de cómo sea, y la aprendan a amar así como Dios los ama a ustedes desde el principio; que puedan aprender a servir para salir de ustedes mismos, cada día un poco más, y abandonar ese empedernido ego que solo coloca a las consciencias en obstáculos y en caminos sin salida.
Dios les ha dado Su Amor, porque Su Amor es Su Poder y no la autoridad. Su Amor para las almas y la Creación es Su Gobierno Espiritual.
Sin Amor no existiría la Compasión y la Misericordia, derramada por Su Amadísimo Hijo en la Cruz cuando fue traspasado por la lanza en Su Costado. Aun Yo, sin vida, muerto en la Cruz, les di el Amor de Dios hasta los límites de Mi Consciencia, a través de Mi Sangre y de Mi Agua; acto sublime que superó todos los errores y todas sus consecuencias durante el Viernes Santo.
Ahora que, en estos últimos años, hemos formado los oratorios y los Rosarios de Luz, es tiempo de que se guarden en sus casas y hogares, oren con fervor a Dios e invoquen el poder del Corazón de María y de Mi Corazón, para que todos estén protegidos y amparados, y muchos más puedan tener la misma Gracia de ser amparados por la Madre de Dios, que extiende Su Manto de Luz sobre el mundo, día tras día.
La Madre del Mundo, en lo más invisible y silencioso de Su Espíritu, toma el Cetro con Su Mano para guiar a las almas hacia el Reino de los Cielos; para que todos estén algún día en el Paraíso, viviendo la misma felicidad espiritual y el mismo gozo espiritual que vivimos con todos los que dijeron sí en algún momento de esta evolución.
Las instrucciones ya les fueron dadas a todos. Mucho tiempo ha pasado, muchas enseñanzas fueron entregadas, todo ya fue dicho.
Ahora, es tiempo de asumir y de comparecer en las filas del Plan del fin de los tiempos. Y, así, cuando lo hagan por ustedes mismos, por el amor que dicen tener por Mí, asumirán su parte, asumirán su servicio y ya no reclamarán. No evadirán la necesidad que les coloca el universo ante sus ojos. Ya no se mentirán a ustedes mismos, no se engañarán, porque harán cada tarea y vivirán cada compromiso, así como Yo lo He vivido por ustedes, desde Mi Origen en la Fuente Creadora hasta Mi Ascensión.
El Plan espera, como les dije, a los consecuentes, a los que ya no deberán ser más empujados, a los que serán conscientes de lo que tienen que hacer, sin que se les diga. Porque quien vive en Mi Amor, es capaz de percibirlo todo y de reconocer dónde está la necesidad en este tiempo crucial, no solo en Mis Islas de Salvación, sino también en el mundo, en donde las almas esperan ayuda, que alguien las escuche, que alguien las acoja, que alguien las pueda amar; así como Yo amo a todos, más allá de los errores, más allá de las negaciones y de las indiferencias que Me ocasiona el mundo.
Es tiempo de reconstruir a la humanidad y esto dará mucho trabajo. Pero tengan fe, porque un Buen Padre nunca se olvida de Sus Hijos y un buen capataz nunca se olvida de sus trabajadores. Porque quien sirve a Dios se renueva, se trasciende y se transmuta. No existe otro camino para la superación de ustedes mismos, compañeros.
Estamos en la fase de preparar Mi Retorno y solo tocaré con Mis Pies este suelo herido, pero también sagrado, cuando pueda vivir en ustedes para siempre, en la comunión más íntima del corazón, de la vida y de la esencia.
Que Mis Palabras permanezcan y no solo pasen. Cielo y Tierra pasarán, pero Mis Palabras quedarán en aquellos que se abran a recibirlas y a reconocerlas como propias, como una tabla de salvación.
Que en este tercer día de encuentro Conmigo, a las puertas de Montserrat, la Comunión sea ofrecida como reparación por los que sufren las guerras del mundo, por los refugiados y desatendidos, por los que son descartados, olvidados y abandonados, sin que un grado de amor se mueva en las consciencias que los ven.
Por eso, la reparación es necesaria para que la Justicia se aplaque; para que la Misericordia, Mi última Misericordia, actúe y obre en las almas.
Que esta Comunión nutra la vida. Que esta Eucaristía fortalezca los corazones y los anime a seguir adelante, así como Su Maestro siguió adelante en cada paso del Calvario hasta lo alto del Gólgota, sin perder la fe de cumplir la Voluntad de Dios, en cada clavo recibido en Mi Cuerpo, en cada látigo que arrancó Mi propia Carne, en la propia Coronación de Espinas, en los insultos y repudios de todos a los que Yo les había hecho milagros.
Todo necesita ser reparado para que llegue el tiempo de la Tierra Prometida, del nuevo Edén.
Oh, Adonai,
Tú que ves los errores del mundo y sus consecuencias,
contempla, por un momento, a todos los que Te siguen
y tienen fe en Tu Insondable Presencia.
Derrama Tu Amor sobre los consecuentes,
pero en especial, Adonai,
derrama Tu Amor sobre los que están condenados.
Que el precio de Mi Sangre no sea en vano.
Que los códigos de Mi Amor,
que son los Tuyos y que provienen de la Fuente,
curen, rediman y nutran
a las almas necesitadas de Ti, Señor,
que han perdido la filiación espiritual Contigo.
Adonai, abraza a todos con Tu Manto,
así como este viento de Montserrat
abraza a todos con su suavidad y pureza.
Adonai, no cierres la puerta de Tu Misericordia,
sino que Tu Misericordia se perpetúe en todos
los que suplican Misericordia por Mi Dolorosa Pasión.
Adonai, así como en lo alto del Monte Calvario
viste la gran ofensa y pecado del mundo,
Tu Amor descendió y actuó con el poder
de todas las estrellas y de todos los soles.
Y así, el universo fue movido
por el descenso de Tu Amor,
y todo fue liberado y cerrado,
para que en la Resurrección de Tu Hijo,
Tú, Adonai, dieras testimonio de Tu Amor
y de Tu Triunfo en el mundo.
Oh, Adonai, Sagrado Padre,
Omnipotente y Soberano Creador,
que todos Te vivifiquen,
que todos formen parte de Tu Existencia Sideral;
que muchos más lo puedan hacer
y tengan la Gracia de poder vivirlo,
para que, en el final de los tiempos,
todos Tus Hijos, junto a Tu Hijo Predilecto,
restablezcan la unión entre el Cielo y la Tierra,
y los Mil Años de Paz,
a través de la Cena de la Redención,
en la que volveré a partir el pan
y a consagrar el vino en Tu Nombre, Adonai,
para que todo comience de cero
y todo se renueve para siempre.
Amén.
Así, en estos tres días de impulsos y de confesiones de Mi Corazón, los preparo para el mes de agosto.
Vayan en paz.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
El Cielo y la Tierra deben estar unidos a través de buenos y entregados sacerdotes. Ese es el principal Legado que Yo le entregué a la humanidad y al planeta.
Desde los tiempos de otrora, siempre existieron buenos y entregados sacerdotes; a través de los patriarcas; a través del anuncio de los profetas; a través de todos los que a lo largo de los tiempos entregaron su vida al Señor, no solo para vivir la consagración total de la consciencia, sino también para servir al Señor del Universo.
Dios ya había pensado en todo esto, en que este Proyecto Humano pudiera unirse al Universo y a la Fuente Primordial, a través de la presencia y de la existencia de buenos y entregados sacerdotes.
Dentro de todas las tareas que existen en el nivel espiritual, la vida de Mis sacerdotes en el mundo es la más perseguida y asediada. Pero la llave maestra, para la superación de todo esto, está en la entrega total de los sacerdotes a Mi Corazón Misericordioso.
Porque Yo no vengo a buscar, a lo largo de los tiempos, a consciencias perfectas. Vengo a buscar las virtudes y los talentos que dejé en cada uno, que es lo que necesito en este tiempo para llevar adelante el Plan de Rescate de emergencia. Por esta razón, la consciencia sacerdotal ha sido atacada espiritualmente a lo largo de los tiempos.
Pero les He dado varios ejemplos de superación. A través de consciencias entregadas, Yo les He dado los testimonios y el ejemplo de cómo la trascendencia de sí mismos alcanza la unión con Cristo para llevar adelante esta importantísima y sagrada tarea; para que el pueblo de Dios, a través de los sacerdotes del mundo, más allá de sus religiones o creencias, más allá de sus dogmas o instituciones, pueda vivir espiritualmente el don que Yo les entregué.
Porque quiero que sepan, compañeros, que sin sacerdotes en este mundo, el mundo perecerá. Sin verdaderos y buenos sacerdotes, las almas se podrían seguir perdiendo en este mundo.
Es muy importante para Mí que la vida sacerdotal pueda reflejar y espejar en el planeta los sagrados tesoros que Yo les dejé a todas las almas a través de los Sacramentos.
Quiero que, en esta noche, el mundo entero recuerde la Pasión del Señor. Esa profunda y eterna Pasión que Cristo vivió en la Última Cena, no solo instituyendo el mayor Legado del Amor Universal, a través del Cuerpo y de la Sangre de Cristo, sino también instituyendo el Sacerdocio Espiritual en el planeta, renovándolo a través de la entrega del Cordero de Dios que quita el pecado del mundo y le da la Paz.
Por eso, agradezco que, en esta Orden Monástica como en otras órdenes religiosas del mundo, existan almas conscientes que oran por los sacerdotes para que Mi Legado Crístico no desaparezca de este mundo.
Porque a través de todos Mis sacerdotes existe el puente que une a las almas con Dios, existe la oportunidad de que se acerquen a la Fuente Primordial y que todos los corazones, más allá de sus pecados y faltas, recuerden que tienen la Gracia de poder ser dignos Hijos de Dios. Esta también es una sagrada tarea de los sacerdotes del final de los tiempos.
Por esa razón, retornaré a Israel este año, para restablecer y reconstruir el sacerdocio espiritual planetario.
Y les pido a todas las almas que oran por los sacerdotes, a todos los religiosos y religiosas que viven Mi Ministerio Sacerdotal, viviéndolo con devoción, con fe y amor, que se unan al Gran Sacerdote del mundo, Cristo Jesús; para que como hace 2 000 años, en este momento de inflexión planetaria, los sacerdotes que aún siguen viviendo en Cristo y por Cristo, sean espíritus depositarios del Legado del Amor y de la Redención, a través de todo lo que Yo mismo ofreceré al mundo durante la próxima Semana Santa.
Quisiera que comprendieran, compañeros, que no existe otro camino u otra solución; porque a través de los sacerdotes que Yo formo internamente cuando Me entregan de verdad sus vidas, Yo puedo obrar milagros, liberaciones, reconciliaciones y actos profundos de Misericordia en aquellas almas que aún no consiguieron la expiación de Dios.
Será la vida sacerdotal, en el final de estos tiempos, que permitirá a las almas encontrar la fortaleza que necesitan en los tiempos de emergencia, a través de la vivencia de los Sacramentos como algo único y espiritual.
Así, las almas podrán unirse a Mi Arquetipo Espiritual Sacerdotal, que es un estado de consciencia latente, eterno e inextinguible que Cristo Jesús irradia al universo desde el corazón sublime de Andrómeda, desde donde Mis impulsos crísticos y sacerdotales pueden llegar a todas las humanidades, más allá de esta humanidad.
Pero, lo que Yo le He dejado al mundo hace 2 000 años y a través de la Última Cena, habiendo fundado el apostolado para el mundo, sé que es aún un misterio o aun algo inalcanzable para las almas.
Pero, Yo les pido, que en este tiempo final amen descubrir, a través de ustedes mismos, la ciencia de los Sacramentos, porque lo que Yo instituí hace 2 000 años deberá a volver a florecer en este tiempo final y especialmente en esta próxima Sagrada Semana, porque será el último gran impulso que Yo le daré al mundo entero para que, a través de la vida sacerdotal, las almas estén prontas y preparadas para vivir el último y gran tiempo de la tribulación; en el que todo parecerá perdido. En esa hora tan culminante y desconocida para la humanidad, la Luz de Dios volverá al mundo a través del Retorno de Cristo.
Y así, como Yo los He llamado a todos por su nombre, Yo llamaré a Mis sacerdotes para que vengan a celebrar Conmigo la Cena de la Redención, junto a los ángeles, bienaventurados y seres de buena voluntad que, a través de los tiempos, dieron valor a la Preciosa Sangre de Cristo derramada sobre el mundo, dando testimonio de la Presencia de Mi Amor en este mundo, a través del sacrificio y de la entrega de Mis compañeros.
Por eso, Yo no solo volveré a reconstruir el planeta, a preparar a las almas para la Nueva Humanidad; volveré a buscar a Mis apóstoles, a Mis sacerdotes, a todos Mis orantes, a los que viven el espíritu de la contemplación, a los buscadores de la paz, a los adoradores, a todos los que buscan traer al mundo la cura para el planeta, así como a aquellos que reflejan a través de sus vidas, como un gran espejo, la Gracia y la Misericordia de Dios, como a aquellos que guardianan y celan el Plan Evolutivo.
Así, los reuniré, en lo alto de un monte, pero ya no será el Calvario, será el Paraíso, el surgimiento de la Nueva Tierra en este horizonte del mundo. Y todos, Conmigo, por la redención de todo el género humano y por la cura del alma de este planeta, volverán a partir el pan, lo compartirán con sus hermanos y hermanas, volverán a comer del Cuerpo Vivo de Cristo, allí presente; y beberán del Cáliz de la renovación y de la paz.
Y, a través de las almas, Yo renovaré al mundo y expulsaré de este planeta a las fuerzas del mal. Y ya no se levantará nación contra nación, ya no se sabrá de la división en las familias y ninguna alma en este mundo sabrá lo que es la enfermedad, porque en sí misma habrá alcanzado la cura interior, que llegará del cosmos al planeta a través de todos los que se sintonizan con las Leyes de la Cura.
Y el signo será visible en el momento del Retorno del Señor, porque Yo vendré como el Supremo Curador, el Redentor del Mundo, para devolverles la paz que tanto buscan y anhelan, y así, Conmigo, tomados de Mis Manos, ingresarán al Paraíso y el Proyecto al fin se cumplirá.
Por eso, debemos orar con más fervor, con un fervor desconocido, no con fanatismo, no con euforia, orar de verdad, de corazón, sintiendo cada una de las palabras que son pronunciadas a través del verbo orante.
Así, por los méritos de Mi Dolorosa Pasión, aquellos que aún no se arrepintieron, se arrepentirán; y mantendré abierta la puerta de Mi Misericordia para aquellos que Me abandonaron y Me dejaron.
Y, en esa hora, Yo les prometo, que cada alma estará ante su propia realidad; sabrá quién es, sabrá quién fue y qué hizo en otros tiempos. Y, en ese momento, tendrá la oportunidad de colocar sus rodillas en el suelo y pedir perdón, misericordia y redención, para que hasta su propio origen sea restablecido y recuperado de todo lo que pasó una vez, en otros tiempos.
Por eso, Mi Llegada no solo será al mundo, sino también Mi Retorno será al universo. Para eso, los estoy preparando. No pierdan la oportunidad de estar Conmigo, porque Me queda poco tiempo entre ustedes. He extendido Mi tiempo aquí más de lo previsto.
En estos años, a través de estos encuentros, en cada momento compartido con Mis compañeros, el Padre Me Ha permitido estar más tiempo de lo previsto. Porque este es el momento de terminar de fortalecerse y de que sean Mis apóstoles en la acción, no en la teoría; que sean Mis apóstoles en la cercanía, en la escucha, en el diálogo, en la oportunidad de apreciar las diferencias, en la Gracia de vivir el sagrado espíritu de la compasión para que, en este momento y bajo esta condición planetaria, las almas reciban la última oportunidad que necesitan con un solo fin: reencontrar el camino hacia Mi Corazón.
Por eso, la importancia de tener sacerdotes en este mundo, más allá de las interferencias y de los embates vividos.
Quien Me ama de verdad y no Me cambia, no perecerá. Es una Ley.
Por eso, antes de que retorne a Israel, en donde toda Mi historia volverá a estar expuesta y disponible para los mundos internos, sepan correctamente beber de la Fuente de la Gracia.
En esta hora y en estas semanas Yo los preparo para que ingresen en la Semana Santa con mayor consciencia y determinación, porque aún espero que sus vidas puedan ser Mis instrumentos en la Tierra.
Comulgo, en esta hora, con aquellos que Me escuchan abiertamente.
Renuevo Mi Presencia a través de todos los que Me escuchan.
Derramo Mi Misericordia a través de los que Me claman, porque las grandes heridas espirituales del planeta aún deberán ser curadas por los Cristos del Nuevo Tiempo. Esta es una promesa que Yo le hice al Padre Eterno.
Ya lo tienen todo; Yo les pido todo. Y espero que Me entiendan.
La hora está llegando; la profecía de Juan, el apóstol, se está cumpliendo. Es tiempo de actuar.
Ahora, celebraremos Mi Legado de Amor, reviviendo la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús, a través de la Sagrada Eucaristía; en la que todos, una vez más, tendrán la Gracia de estar ante Mi Legado Crístico, que los ángeles que cocelebrarán este momento podrán colocar Mis Gracias en sus corazones.
No se olviden de que Yo Soy el Señor del Amor y de la Vida, y que doy la Vida por Mis amigos, así como di la Vida en la Cruz, en cada paso del doloroso Calvario. En cada flagelación no pensaba en el dolor, en la agonía o en todo lo que estaba viviendo, mientras era dilacerado o golpeado, porque querían que Yo muriera antes de llegar a la Cruz de la Victoria de la Redención para poder renovar el Árbol de la Vida.
Así, Yo espero que no solo los sacerdotes, sino todos los que se unen a Mí conscientemente, entreguen su vida por Mí. Me pesa saber, en este momento, que algunos de los que He llamado Me abandonaron, no comprendiendo absolutamente el poder de Mi Amor, por una única razón: no haberse rendido ante Mí.
Por eso, si ven que a alguien le sucede esto, no lo juzguen ni lo critiquen. No condenen a esa alma perdida. Vean en ustedes mismos, con sabiduría, amor y compasión, cómo está su entrega para Conmigo; porque las corrientes contrarias llegarán, el suelo temblará, y ustedes deben estar firmes a través de Mi Amor y de su confianza en Mí, porque quien está Conmigo, Yo estoy con él. Es una promesa.
Ahora, a través de los sacerdotes, permitiré que el Cielo descienda a la Tierra, así como él desciende a través de Mi Palabra.
Ahora, permitiré que Mis Gracias desciendan para que las almas se renueven y se curen espiritualmente, para que una vez más sea posible el alivio del sufrimiento de los inocentes, de los que están viviendo el caos y aún no tienen la Gracia de la Misericordia ni tampoco de la Paz.
Que este momento sea celebrado por cada uno de ellos, porque así lo necesito.
Que cada momento que vivirán de aquí en adelante, en su vida espiritual, en su momento de oración o de adoración, sea ofrecido por todo lo que su Maestro y Señor realizará en Medio Oriente, durante la próxima Sagrada Semana.
Hagan lo que les pido y después comprenderán. La emergencia lo requiere.
Abramos las puertas, en este momento, de la Iglesia Celestial, para que los ángeles de la guarda eleven los ofertorios de las almas que están presentes en este lugar y en otros lugares, para que las almas revivan con sinceridad la Pasión de Cristo a través de la Eucaristía.
Así, una vez más, cada uno de ustedes será señalado por Mi Luz y por Mi Paz.
Celebremos.
Y Yo los bendigo dándoles fuerza, coraje y valentía para la próxima etapa, para que en ustedes pueda despertar el Cristo del Nuevo Tiempo.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Siete son los sellos que se abrirán y los pergaminos que se mostrarán; el tiempo está indicando ese momento, queridos hijos.
Y para testimoniar este acontecimiento que va más allá de toda consciencia humana, de toda comprensión o intelectualidad, hoy he traído a Mi pequeño Hijo en brazos, porque Él es quien encomendó, en nombre del Padre Celestial, la revelación de esos misterios que intentarán volver a corregir la consciencia humana y que le traerán a todos la oportunidad de recibir nuevos principios y formas de vida que, a través de los tiempos, han estado muy lejos de la humanidad y del planeta.
La Divina Consciencia Superior se aproxima a la Tierra para hacer su revelación y no solo Mi Corazón Inmaculado, sino también los corazones de todas las Jerarquías de la luz están testimoniando este momento tan importante para la humanidad.
Hoy no podré revelarles con detalles lo que eso significa, pero acojan con amor cada una de Mis palabras, porque, así como hoy se los dije, Mis palabras son la actuación de la Gracia de Dios en toda la consciencia humana y en todo el planeta.
Esta revelación superior y divina que está escrita en lo más profundo del Corazón de Dios, les traerá a todos los seres de la superficie el despertar y la consciencia de haberse alejado demasiado del Plan de Dios, así como de haber trasgredido las Leyes universales y todas las leyes naturales de la Tierra.
Pero, por medio de la Misericordia y de la Gracia, el Padre Celestial ha encomendado a Sus arcángeles y a Sus ángeles esta intervención divina en la humanidad, para que, al menos, una colonia en toda esta raza pueda prevalecer en el fin de estos tiempos, cumpliendo y viviendo de forma simple los mismos atributos de vida que vivió la Sagrada Familia.
Este es el motivo de haber pedido la novena por las sagradas familias de este planeta, que deberá volver a recuperar los valores que perdió al haberse sumergido dentro del caos de estos tiempos y de la ilusión mundial.
Digo “sagradas familias”, porque en la Esencia de Dios todos son sagrados hijos de Dios. Sus esencias no perdieron la filiación con el Padre Celestial, es solo que sus cuerpos más inferiores se distrajeron del Propósito.
Por esa razón, las Revelaciones de Dios que llegarán en estos tiempos, traerán para la consciencia humana la elevación de su espíritu, de su condición humana y la transformación de los aspectos humanos que han condicionado la evolución de la raza y la posibilidad del despertar de nuevos cristos.
Hoy el Creador decidió, dentro de Su vasto Universo Espiritual, Mental y Material, la revelación de Sus Misterios, expandiendo aún más los términos que se encuentran en la Biblia, las simbologías y los mensajes; expandiendo aún más los términos del Apocalipsis y profundizando aún más las visiones que tuvo Juan el Apóstol, para que todas esas informaciones que vienen de la Jerarquía Espiritual ya no sean misterios, sino verdades, revelaciones claras y precisas sobre cómo saber actuar y cómo conducir a esta humanidad en el fin de los tiempos.
Con Mi brazo sostengo al Niño Jesús que hoy está presente aquí, con ustedes.
Con Mi otra mano sostengo los pergaminos de la Revelación de Dios para que comience a aproximarse a sus consciencias la información divina de lo que Dios ha visto y ha participado a través de los tiempos, desde antes, durante y después de la Creación.
Sé que este acontecimiento removerá muchas estructuras, porque el impulso que vendrá de la Fuente será fuertísimo y dará la oportunidad para que cada criatura sobre la superficie de la Tierra pueda reevaluar su vida y su consciencia, a fin de que defina su vida espiritual y su camino para estar dentro del Paraíso de Dios o para condenarse.
Antes del tiempo de la segunda venida de Cristo, estas revelaciones traerán un impulso para cada ser humano.
Será por un estado de gracia y de Misericordia que las almas tendrán la oportunidad de sumergirse en su despertar y de abrirse al conocimiento sagrado que vibra y que palpita en el Universo Mayor, como pequeñas esferas de luz que viajan entre el tiempo y el espacio, desde el Universo Espiritual hacia el Universo Material, con la intención de que los espíritus de todos los seres humanos despierten a la gran Consciencia Divina y al conocimiento mayor que siempre ha estado vivo en el Universo.
Solo que ahora, hijos Míos, después de treinta años de caminata, llegó la hora de que sus consciencias se definan, se definan de verdad, interiormente, para que permitan que las puertas al conocimiento universal se abran sobre la humanidad y no exista ninguna resistencia u obstáculo para la Jerarquía.
Porque si aún estamos aquí es por un motivo universal, es un propósito que sus consciencias aún no pueden alcanzar. Es un motivo infinito que fue pensado y meditado desde antes de su existencia para que esta revelación divina, que proviene de la Fuente Inmaterial de Dios, llegara en este tiempo y delante de este acontecimiento planetario.
En los tiempos pasados esta revelación no hubiera sido posible, no hubiera sido eficaz ni eficiente, porque la consciencia humana no estaba preparada.
Y aunque todavía la consciencia humana es muy inmadura e infantil, los tiempos que llegarán, que preparan el advenimiento de Cristo a la Tierra por segunda vez, elevarán la consciencia de aquellos que se abran de corazón y de alma para recibir la revelación divina, tan semejante como el afluente de un río, que sacia la sed de los seres y que nutre toda la consciencia humana para que pueda vivir, respirar y así continuar con su evolución. De esa misma forma es que llegará la información del Universo.
Eso los hará madurar conscientemente y colocará sus consciencias en el Propósito universal, delante del gran desajuste planetario de estos tiempos; de las guerras, de los conflictos, de la división en las familias, de la ilusión a través de las modernidades, de la ceguera espiritual que genera muchos movimientos espirituales, creyendo que el ser humano es invencible.
Solo el amor los hará invencibles, hijos Míos, pero deben vivir esa escuela, deben animarse a entrar en ese conocimiento universal.
Los primeros pasos para vivir en esa escuela de amor y de sabiduría están registrados en la experiencia de Cristo en la Tierra y en todas las enseñanzas que Él le entregó a la humanidad.
No existe otro Maestro para la humanidad actual que no sea el Cristo.
Él lo anunció y lo advirtió: “Muchos vendrán en Mi Nombre y serán reconocidos. Muchos creerán en sus palabras, pero después se lamentarán por haber confiado plenamente en algo que no venía del amor y que no era verdadero”.
Con esto, hijos Míos, delante del Hijo de Dios que está hoy en Mis brazos, en la Presencia de la Santísima Trinidad, sus caminos deberán definirse por un solo camino para que den lugar y una oportunidad para la revelación divina.
Quiero que puedan ser conscientes, hijos Míos, de verdad. La escuela de Mis hijos pequeños ya terminó. Es hora de prepararse y de enfrentar el fin de los tiempos, porque la batalla entre el amor y la indiferencia no terminó.
Deben conquistar el amor viviendo el amor y siendo el amor en cada momento. Renunciando, sacrificándose y amando. Silenciosamente entregando cada experiencia de vida por los demás, sin angustias y sin desesperaciones.
Porque si en verdad vivieran una verdadera crisis espiritual o estuvieran en riesgo de perderse, no estarían aquí, hijos Míos, como muchos, muchos no lo están y muchos dejaron de estarlo, por haberse cegado por la ignorancia.
Solo en el Padre está la Verdad para sus vidas. El hombre solo debe aprender a ser verdadero en los pequeños detalles para que después pueda serlo en lo grande, asumiendo grandes responsabilidades delante de la Jerarquía Espiritual, conduciendo y guiando a los rebaños de Cristo, a todas las razas de la Tierra que necesitarán de este impulso espiritual que desciende sobre este Centro Mariano para poder reubicar sus vidas y encontrarle un sentido al camino espiritual.
Por eso, los que hoy consagraré como Hijos de María tendrán un gran compromiso Conmigo. Será un compromiso personal y grupal entre sus corazones y el Mío, por lo que deberán rezar, todos los días, para que estas Revelaciones que Dios ha decidido entregarle a la humanidad, que superan toda la existencia de la Iglesia de Cristo en la Tierra y todos los Libros Sagrados, puedan descender correctamente y de forma protegida por la Jerarquía Celeste.
Pero será necesario, hijos Míos, como en otros tiempos y en otras Apariciones, que existan intermediarios para que estas revelaciones que ampliarán la consciencia humana puedan llegar.
Disculpen que sea tan rápida, el Tiempo de Dios aquí, en la Tierra, es limitado, porque debemos atender muchos acontecimientos más que se agravan en la raza de este planeta, en diferentes regiones de la humanidad, que necesitan ser atendidos y auxiliados por las Jerarquías.
Así podrán entender, hijos Míos, que cada Aparición de María, de Cristo o de San José no es algo más, sobre todo en estos tiempos definitivos, en donde la transición y su mayor auge los sorprenderá a todos de la noche a la mañana.
Por eso deberán estar preparados por medio de este conocimiento para que la inercia mundial no los paralice y los retire del camino de la luz.
Espero que comprendan lo que les digo. Estoy siendo franca con cada uno de ustedes, porque ya no hay tiempo.
Pueden venir aquí los que hoy se consagrarán. Y tocando la melodía de su consagración, sus almas se están preparando para esta bendición que impartirá Mi Corazón Inmaculado.
Porque será necesario, hijos Míos, que asuman con responsabilidad y madurez este compromiso de la consagración, ya que Mi Corazón ha quedado muy ofendido por los que han abandonado su consagración, no solo a Mi Corazón Inmaculado, a Mi Maternidad y a Mi gran Amor, sino también la consagración a Dios, que no puede ser derrotada ni interferida por ninguno de sus aspectos humanos, ni siquiera por su propia voluntad.
La consagración que Yo le entrego a cada Hijo de María es intransferible e irrefutable. Depende de cada hijo Mío que esa consagración sea parte de sí, de una forma verdadera, sincera y honesta, porque así evitarán, hijos Míos, ingresar en el caos de la humanidad y en los grandes conflictos espirituales que muchas almas hoy viven en el mundo por creer que no necesitan de Dios, ni siquiera de arrodillarse para suplicarle.
Solo les pido que en este día de consagración muchos Hijos de María más se vuelvan a reconsagrar interiormente, renovando este voto con la Madre de Dios, para que este voto interno y divino se renueve con el Padre Celestial.
Las Gracias que Yo derramo no pueden desperdiciarse.
Quiero decirles esto, hijos Míos, con todo el Amor de Mi Corazón por cada uno de ustedes.
Grandes partes del mundo, pueblos enteros, razas diferentes y culturas tan semejantes a las de ustedes están sufriendo por la falta de Dios y por aquellos que los gobiernan, sometiéndolos y castigándolos de una forma injusta.
Ustedes, hijos Míos, que tienen la Gracia y la oportunidad de estar ante Mi Inmaculado Corazón y el Sagrado Corazón de Mi Hijo en esta noche, deben intentar equilibrar los desencuentros y los desajustes que vive la otra parte de la humanidad por haberse apartado del amor, y porque los más inocentes son los más sometidos y los más castigados por la mano del hombre.
Yo necesito que Me representen sobre la superficie de la Tierra como esas estrellas de luz que una vez cayeron del Universo, pero que hoy se vuelven a elevar por la oferta sincera y por la súplica amorosa de su Madre Celeste ante el Padre Celestial.
Como una esfera de luz, hoy Yo les entrego a sus almas este compromiso de orar por las próximas Revelaciones de Dios, a fin de que se cumpla Su Divina y Sagrada Voluntad.
He aquí la Esclava del Señor.
He aquí los siervos de Cristo.
Señor, que se cumpla en nosotros Tu Palabra
para que nazca y para que surja la Nueva Humanidad.
Amén.
Reciban, entonces, la energía de Mi Gracia y sean bañados por la Luz de Mi Espíritu, de Mi Espíritu incondicional y servicial que está unido en Alma, en Divinidad y en Esencia al Padre Celestial, así como al Castísimo Corazón de San José y al Sagrado Corazón de Jesús.
Yo los bendigo para que en esta próxima Natividad del Señor las familias se reconsagren a la vivencia de los Atributos de Dios en estos tiempos críticos para que pueda vencer el amor, para que triunfe la luz y sea derrotado todo mal por la divina intercesión de San Miguel Arcángel. Amén.
Yo los bendigo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Y les agradezco, hijos Míos, por abrirse para escucharme, porque lo único que deseo es su bien y su bienestar.
Les agradezco y escucho el canto de sus voces.
Vuestra Madre Poderosa ahora pisa con Sus benditos pies la cabeza de la serpiente para que triunfen la redención y la libertad en los oprimidos. Esa cabeza del mal, es la que genera discordia, falta de amor y una conquista ilusoria del planeta y de la humanidad. Temerosa está la serpiente, porque es pisada por la fuerza inquebrantable de las almas que oran sinceramente para que se establezcan los mil años de paz.
Vuestra Madre Poderosa mientras pisa lo que causa el dolor y la guerra, extiende Sus brazos sobre el mundo, para que él sea rodeado por la Infinita Gracia que brota de Sus santas manos. Así, la profecía de San Juan Apóstol se está cumpliendo. Mientras la Madre de Dios pisa con Sus pies a la feroz serpiente del mal, es hora, hijos Míos, de que oren más de corazón y no tan solo de palabra. Es hora de que definan a tiempo si quieren vivir en esta escuela orante que les ofrece Mi Corazón.
Las almas buenas, las que están siendo congregadas por la Madre Celeste, están consiguiendo dar los pasos hacia el Propósito de la Luz.
Mientras la Mujer Vestida de Sol presiona con Sus pies a la astuta serpiente, la que imparte por el mundo todos sus venenos de caos y de perdición, que Mis hijos aprovechen para tornar santa cada una de sus acciones, así como cada uno de sus actos y pensamientos en los tiempos de hoy.
Aún cuando la serpiente feroz no soporta la victoria interior de las almas que se abren para expresar sus vidas a través de la caridad fraterna y del servicio, una batalla inminente se precipita sobre algunos de los soldados de Cristo; la lucha por el Reino de la Paz ya comenzó, y nadie podrá quedar afuera de este acontecimiento.
Aunque la mala serpiente recibe el peso de la Justicia Divina, aún la batalla final no ha comenzado. Dichosos aquellos corazones atentos y no ingenuos: todo está sucediendo en el plano espiritual, todos los soldados marianos batallan en esta guerra a través del poder del verbo de la oración, el que decreta las Leyes superiores para tiempos imposibles.
En esta hora, el dragón se revuelca dentro de su abismo, y la furia de su veneno intenta repeler las buenas acciones de paz que el mundo silenciosamente está alcanzando a través de algunos seres.
Nunca más habrá tregua, esta es la última. Por eso mientras Vuestra Madre Poderosa sujeta la furia de la serpiente venenosa, que los apóstoles se preparen para correr hacia el interior del desierto de Adonai, en donde todos estarán protegidos.
El falso dragón intentará imitar a los verdaderos espíritus iluminados, pero en una de sus patas se podrá ver el defecto de una gran fantasía espiritual.
Quien ore con firmeza no será tibio durante la batalla, cada alma verá dentro de sí lo que nunca ha conocido.
A pesar de que la serpiente enviada por el dragón esté bajo el peso de la Luz de Vuestra Señora, la batalla continuará, y las pruebas se agudizarán de la noche a la mañana.
Será el momento de la fidelidad de parte de todos, pues en verdad les digo, hijos Míos, ya no habrá lugar ni espacio hacia dónde correr, sino solo hacia el Corazón del Padre Celestial, que está atento a los pasos que Sus criaturas lentamente se están animando a dar.
Todo tendrá un ciclo, pero mientras la serpiente esté bajo los pies de Vuestra Madre Poderosa, apresuren sus pasos espirituales, aún las últimas legiones humanas están siendo formadas en medio de la batalla que definirá el próximo reino.
En las invisibles nubes del universo, Mi Hijo, el Rey, observa todos los acontecimientos. Él está siendo vestido por los ángeles sacros, con lienzos y túnicas resplandecientes, presencia que Él revelará al mundo en el momento más agudo que ya se aproxima.
Que los orantes no sean temerosos, pues todos verán a tiempo la purificación total de la Tierra. Únanse a sus ángeles de la guarda, ya no dejen espacios en la consciencia para energías superfluas.
No dejen de atender el llamado a la permanente oración del corazón, eso ayudará mucho a Vuestra Madre Celeste, que estará por un tiempo más pisando con Sus pies la cabeza de la serpiente, para que así el mayor número de almas presas e ignorantes, sea arrebatado por la presencia del Amor Superior, el que las despertará en esta hora definitiva.
Sus consciencias ayudarán mucho para esta construcción espiritual que Vuestra Madre está realizando por la salvación de muchas almas dormidas.
La serpiente feroz no soporta las semillas que están siendo sembradas a través de las misiones. En la apariencia de que nada grande está sucediendo, la Divinidad Celestial, el Padre-Madre Creador, está tomando partido, y las esencias ya reconstruidas en lo más profundo de las consciencias, están volviendo a sentir esperanza, confianza en el amor, en la paz y en la fe, lo que las hace abandonar la ira, la opresión y el constante castigo.
El triunfo de los Sagrados Corazones será sorpresivo, y nadie podrá oponerse a ello.
Cuanto más amor y consciencia tengan las almas sobre la realización del Plan, el dragón que se revuelca en su abismo será vencido de otra forma por las legiones del Arcángel Gabriel, sin que el dragón escape hacia la superficie del planeta.
Sus planes son derrotados y esto despierta la furia contra los amigos de Cristo. Pero ellos podrán estar protegidos cuando se viva la obediencia. Ya no habrá tiempo para reparar las fallas cometidas dentro de los comandos humanos.
Solo habrá que seguir la dirección espiritual que estará siendo indicada por las Jerarquías Celestiales, ya no habrá dos caminos para poder elegir. Eso los hará mantenerse adheridos o no a la Voluntad Superior.
Que Mis hijos orantes estén preparados para lo que sucederá. Les pido que nadie pierda tiempo en lo insignificante, y que sí ponga atención en los detalles del día a día, allí estará la protección de todo.
Mientras Vuestra Madre Poderosa aísla a las almas del peligroso veneno de la serpiente, avisen y anuncien al mundo que aún las entrañas más profundas de la Misericordia de Cristo estarán abiertas, durante la próxima Sagrada Semana, en la cual las almas y sus núcleos internos terminarán de sellar su compromiso eterno con el Padre Celesital.
La hora está marcando que llegó el momento del despertar. La operación angélica ya comenzó en la víspera del Retorno de Cristo.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los despierta a la Consciencia Mayor,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz y Madre de los refugiados
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Cuando estábamos por la mitad del trabajo de oración de la Coronilla de la Divina Misericordia, comencé a ver un lugar desértico, un lugar que era desconocido para mí. Al final de la oración y mientras cantábamos "Cristo, Tú el Amor", vi al Maestro caminando en ese lugar. Él dijo que era Medio Oriente, específicamente Siria, en donde estaba recogiendo espiritualmente a aquellos hermanos que murieron intentando cruzar el desierto, buscando una salida, una alternativa. También lo vi dentro de las barcas de los refugiados, rescatando el alma de cada una de esas consciencias.
Durante todo el tiempo en que Él estuvo aquí transmitiendo Su mensaje mensual Él continuaba realizando esa tarea en ese lugar. Era una tarea invisible y profunda, con cada persona que estaba allí necesitando de ayuda.
Él mostró que la demanda era muy grande, y que Su Consciencia conseguía abarcar hasta cierta proporción. En ese momento, le preguntamos por qué, y Él respondió que era lo que el Padre le permitía, lo que la Ley del Universo le permitía, ya que con lo que sucede en Medio Oriente, el conflicto y los refugiados, hay un gran desequilibrio en las Leyes y Él respeta la Ley. Pero de todas formas el Maestro ayudaba a las consciencias.
En otro momento lo vimos con muchos niños en Sus Brazos. Mostró rostros de niños muy necesitados, muchos de ellos desnutridos y casi muertos.
Cuando Él apareció aquí en Aurora, se mostró vestido como un árabe, las ropas cubrían todo Su Cuerpo y se veía solo Su Rostro, llamando especialmente la atención el brillo de Sus Ojos, de color celeste profundo. Mientras transmitía el Mensaje, en la Mano izquierda sostenía Su Corazón. Era un Corazón humano que latía, que tenía vida y por el cual circulaba Sangre vital, viva y luminosa. Él nos extendía Su Mano y ofrecía Su Corazón, a nosotros y a toda la humanidad.
Mírame y estaré contigo.
Búscame y me encontrarás.
No te alejes de Mí y quédate a Mi lado.
Aún te ofrezco Mi Corazón como salvación y rescate.
Aún ofrezco Mi Corazón por ustedes, especialmente por aquellos que no Me quieren ni Me viven.
Hoy vine del universo no solo para entregarles Mi Paz y disolver todos los males. Hoy vine en nombre de Mi Padre, para agradarlo y aliviar Su Corazón herido.
Hoy vine de un lugar especial que muchos no conocen, porque solo han estado allí a través de la oración, por medio de sus almas y de sus sinceras ofrendas a Mi Corazón.
Hoy vengo de tierras lejanas en donde los corazones sufren y muchos se desesperan por no encontrar la paz y por vivir el temor a la muerte todo el tiempo.
Hoy vengo con las vestiduras de un gran Maestro árabe que recorre los desiertos porque escucha en todo lugar las voces que claman por auxilio y piedad.
Hoy he tenido en Mis Brazos a los que han muerto, a los que naufragan, a los que se pierden en los mares ante tanta indignidad.
Y hoy están aquí en Mi Regazo, en este pesebre caliente que se prepara para encarnar nuevamente al Hijo de Dios, delante de un gran tiempo de tribulación y de oscuridad. Pero, ¿quién ha derramado una lágrima por aquellos que no conocen y que sufren?
Hoy los vengo a retirar de sus cómodos espacios, para que vean más allá de ustedes la verdadera necesidad del Plan. Es por eso que Mi Padre, a través de Mis oraciones, escuchó las súplicas de Su Hijo, para que consciencias en ofrenda y servicio llevasen Mi Paz, la Paz que aquí les entregué durante tanto tiempo.
Hoy no vengo a reclamarles nada, sino a pedirles que finalmente se decidan a ser aquello que aún no quieren ser, a ser Mis instrumentos, Mis faroles que iluminen el mundo que está a oscuras.
Hoy he venido para demostrarles dónde está la necesidad. Mientras camino por el desierto de la lejana Siria, escucho el llanto de los inocentes. Pero para trascender el dolor que siento ante tanta crueldad e indiferencia, ante tanta falta de amor y de piedad, ofrezco Mi Corazón como refugio.
Hoy estoy plantando en el mundo Mi último rayo de luz, para que aquellos que fueron presos de sus propios hermanos encuentren la salida a la redención, que vean Mi Luz en el horizonte que brilla como la Aurora para traer el rescate a los que verdaderamente lo merecen.
Compañeros, ante lo que sucede en el mundo pueden percibir la pequeñez de sus dificultades. Si dan vuelta el rostro para no hablar con un hermano, ¿qué harían si estuvieran frente a un fusil a punto de matarlos? ¿Entregarían la vida por Mí para dar testimonio al mundo de que Yo estuve entre ustedes y resucité de entre los muertos para entregarles la vida eterna?
No hay tiempo que perder en cosas superficiales. No se deben dar el permiso para perderse en cosas tan insignificantes que no tienen valor ni esencia ante los Ojos de Dios.
Vengo a despertarles la consciencia, que aún está dormida en ustedes, porque ya es hora de que despierte ante el llamado del Plan. Miren a su alrededor y comprendan lo que sucede y así, firmemente, sigan caminando para consolar a aquellos que llaman y claman por Mi Misericordia aunque no Me conozcan. Por eso estoy en el desierto y también en los mares, extendiendo Mi Mano a aquellos que naufragan todo el tiempo sin tener tierra ni lugar dónde vivir.
¡Ay, compañeros!, cuán insignificantes son sus cosas que aún no han visto llorar a cientos de niños por hambre, por pan o por agua.
Los tiempos vistos por Juan se están cumpliendo y nadie podrá escapar. La hora de la maldad ya llegó y no basta, compañeros, que se escondan en sus comodidades o en sus ideales para justificar ante Mi Padre que eso no es real.
Por eso, les ofrezco Mi Corazón como una llama viva y resplandeciente, pues vuestro Maestro que está en los Cielos, y que ahora está en Siria, prepara la importante misión de llevar la paz de un corazón a otro. De llevar amor de un espíritu a otro. Será en esa hora que confirmaré si en verdad comprendieron Mi Ley de amarse los unos a los otros, a pesar de sus errores y de sus faltas.
Mientras las almas conocen los primeros pasos de su purificación que nadie tema, porque quien busca Mi Corazón no se perderá ni estará vacío de sentimiento o de palabra.
Vengo a buscar aquello que aún no Me han dado, vengo a desterrar lo que aún no quiere morir y que tiene raíces cada vez más profundas en la consciencia. No necesito de sus raíces secas y duras. Yo vengo a trasplantarlos para que sean un nuevo ser, una nueva consciencia, en donde Mi Luz pueda actuar en los momentos más difíciles.
Sé que todos Me fallan una y otra vez, pero Mi mirada está en sus talentos que son refugios para Mis Dones, los que deposito en cada corazón humano. Por eso he venido a congregarlos a todos para esta nueva misión en Medio Oriente. Ustedes traerán la realidad para muchos, eso ayudará a que muchos vivan Mi Mensaje y lo hagan parte de su ser.
Recién la humanidad está cruzando su primera parte más oscura, pero la peor no ha comenzado. Es en esa hora que Yo retornaré para revelar al mundo el tiempo de su juicio ante Mi Señor, ante los ángeles del Cielo. Allí la Tierra será colocada en un nuevo estado, en un nuevo comienzo, y los que han rechazado Mi nombre ya no estarán, porque la Tierra será repoblada por aquellos que Yo he llamado a vivir Mi camino. Necesito que esa misión se realice porque la hora más aguda se aproxima.
Que esta Navidad sea la Navidad de la renovación de la consciencia y no de la infantilidad, de la ingenuidad o de la indiferencia. Ya están preparados para dar los frutos que Mi Corazón necesita y no ser feos frutos en cestas limpias con frescas frutas. No destruyan lo que estoy construyendo.
Sé que muchos no creerán lo que digo, porque verdaderamente humilde es aquel que escucha y hace silencio para reconocer la realidad. No necesito de sus barreras, no quiero sus obstáculos, preciso compañeros de corazón puro en donde vive Dios y Su Obra a través de los tiempos. No dejen que su corazón se endurezca como una piedra, sean libres de sí mismos de una vez y para siempre. Busquen todo el tiempo la filiación Conmigo y con Mi Padre que está en los Cielos.
No quiero que se engañen, Yo vengo a traerles Mi Luz y el testimonio de Mi Verdad. Yo vengo a darles lo que no merecen, aunque sé que se han ofrecido por Mí en muchos momentos. Amigos, necesito de su unidad, en donde Mi adversario no pueda entrar. Si en la cesta hay una fruta descompuesta, las demás se perderán y eso no será por falta de Mis cuidados, sino por sus acciones, pues no les importa la gran necesidad de este planeta.
Les doy Mi Amor que es el Amor de Dios Vivo, el Amor de Dios Eterno y Omnipresente, es ese Amor que a través de los siglos cuida a las almas frágiles. Al igual que una planta que muere porque no consigue sobrevivir, Yo les doy de esa agua pero ustedes no la beben. Yo les entrego un poco de Mi Amor que los transforma y se cierran. Yo les doy Mi Palabra y no quieren escucharla. Si yo diera todas estas cosas a Mis hijos de Medio Oriente, la guerra terminaría y los tronos que se construyeron caerían a la derecha y a la izquierda de Dios, porque el Padre que está en los Cielos es Quien tiene el Poder y no ustedes ni ningún ser de la Tierra.
Yo encarné en este mundo para que aprendieran a amar y a vivir a través de Mi Corazón. Yo siempre estoy aquí, pero no Me buscan. Siempre los espero para darles Mi abrazo y Mi consuelo.
Todo lo que debe morir vivirá su sufrimiento, pero no teman, el amor supera todas las barreras.
Sean Mis testigos en este tiempo y caminen a Mi lado para siempre ver la paz. Recuerden que Mi Amor es invencible y que todo penetra.
Rindan sus potestades a Mis Pies y Yo los resucitaré. Es hora de la humildad.
Al fin la guerra y la persecución de la humanidad terminará cuando la mayoría de los hombres y mujeres del mundo se arrepientan de corazón y confiesen a Dios todos sus pecados. Hasta que eso no suceda, Mi Inmaculado Corazón no triunfará.
Por eso pido amorosamente que todos Mis hijos que Me escuchan y que responden a Mis designios, sigan orando para que la paz no solo se alcance sino para que la paz no desaparezca del corazón humano.
Toda guerra material es consecuencia de un conflicto espiritual e involutivo, toda guerra entre los hombres y entre las naciones está fomentada por la soberbia y por el poder que una y otra vez intentan derrotar a la civilización humana.
Por eso, hijos Míos, elevando Mis manos al Cielo en señal de oración y de piedad, les imploro a cada uno de ustedes, criaturas de la Tierra, que transformen su soberbia en amor, que cambien su ira por la paz. Así, en poco tiempo, el Padre tendrá a Su vista los ejemplos y los testimonios suficientes para que el mundo reciba una gran amnistía y no se autodestruya.
Sean uno con sus Ángeles de la guarda. Sean una sola consciencia, una sola mente y un solo corazón en los tiempos que llegan. Los Sagrados Corazones, de forma extraordinaria, en el Universo Celestial están reunidos en oración por todos ustedes y por todo el proyecto de la Tierra.
Necesito, queridos hijos, que ustedes tomen consciencia de lo que eso significa para este tiempo de Armagedón espiritual. Que sus corazones estén muy unidos al Mío para que ninguna fuerza contraria a la Luz de Dios prosiga dominando la consciencia planetaria.
Pido a todos los seres orantes del mundo una respuesta por toda la humanidad, lo suficientemente inmediata ante el Universo Celestial de Vuestro Padre.
El gran abismo que una vez fue visto por Juan el Apóstol, ya se está abriendo. En verdad, queridos hijos, nunca nadie pudo interpretar bien el libro del Apocalipsis. Aún no ha habido ningún erudito o religioso que lo haya conseguido, y esto es así porque los símbolos se revelan como mensaje a través del corazón.
Ante la falta de comprender verdaderamente que ya no son tiempos normales sino momentos Apocalípticos, queridos hijos, bajo la autoridad divina que Me fue concedida a través del estado pleno de Mi Gracia, es que Yo los estaré ayudando a interpretar cada una de las señales del Apocalipsis.
Ante esto muchos se opondrán, pero cuando Vuestra Madre Celeste, que viene del Universo Mayor, comience a hablar, todo sucederá así como fue visto por Juan.
Ya no crean que todo esto que está siendo profetizado sucederá en otro momento de la humanidad, la raza está gravemente condenada a un Juicio Final severo y los ángeles se preparan desde hace tiempo para ese momento.
Pero finalmente el Corazón Inmaculado triunfará en la vida de todos aquellos que se hayan transformado y redimido, dando así espacio a la poderosa intervención divina que es entregada en este momento.
Queridos hijos, mientras las agujas del reloj indican el paso del tiempo, todo se precipita rápidamente, esta es la causa de tantas pautas y pedidos de oración. Sus ofrecimientos serán amorosamente bien recibidos.
América deberá enfrentar el mayor yugo para después concretar el proyecto de la Tierra prometida, para eso sus espíritus son convocados por Mí.
¡Les agradezco por abrazar con fe Mi llamado!
Ante los tiempos de batalla espiritual, los ampara,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
El gran pesar de Mi Corazón Inmaculado es por la crueldad y por la falta de amor que existe entre los seres de la Tierra.
Y esto, hijos Míos, no es por falta de pruebas o de testigos del poder del amor. Jesucristo fue y será la prueba más verdadera del amor que todo lo venció para dar el salto a la consciencia universal.
Por eso, Vuestra Madre del Cielo viene para recordarles el Amor de Dios manifestado a través de Su Hijo Amado. La humanidad ya no siente necesidad de amar, sino de conquistar, juzgar y sobre todo, destruir la dignidad espiritual y moral del prójimo.
Eso aumenta el dolor que siente el Corazón de Dios por ver a Sus hijos creados,en pleno cautiverio y naufragio.
Pero el poder del Amor de Dios trasciende todas las barreras y aunque en este tiempo existan almas que no quieren amar, sino dañar y lastimar a los otros, Vuestra Madre de la Justicia sostiene la balanza que está a punto de romperse por el peso del pecado, de la omisión y del martirio.
Este tiempo llegaría; la humanidad en su mayoría escogió los placeres de la vida material y la ambición de todas las cosas; así, día tras día, se apartó de Dios hasta sustituirlo por las modernidades y falsos dioses que asumió como propios.
La profecía de Juan el Apóstol se cumple así como fue escrito, pero antes de que todo suceda, la fidelidad de ustedes a los designios de Dios marcará la diferencia entre estar caminando hacia el Paraíso o hacia el infierno de la Tierra.
Hijos, disculpen Mi profunda declaración, porque la copa no solo desborda, sino que se derrama y envenena a muchos corazones. Ahora esa copa está a punto de quebrarse por el impacto del Ángel de la Justicia de Dios.
¡Ayúdenme! ¡Ayúdenme y recen! El poder fraterno de Mi Corazón Inmaculado socorrerá a la humanidad.
¡Les agradezco por responder a Mis súplicas de paz!
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz y Portavoz del Universo
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más