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40 días con Jesús a través del camino cuaresmal
"Que el silencio, en esta Cuaresma, te permita no solo reflexionar y meditar sobre tu actual situación interior, sino que también puedas apreciar sin culpa, a través del silencio, la realidad que está dentro de ti y a tu alrededor.
Pero, antes de todo, observa los acontecimientos con ojos de compasión y no con ojos de crítica; porque, así como llegó Mi hora durante la Agonía en el Huerto Getsemaní, así también llegará tu hora y será el momento de tomar una decisión que repercutirá en toda tu vida.
Esta Cuaresma no es solamente la puerta de entrada a la contemplación de Mi Dolorosa Pasión, sino también es el anuncio de que el tiempo termina y es necesario tener una actitud evolutiva y fraterna, una actitud capaz de poder hacer algo por el que sufre, cueste lo que cueste. Es la oportunidad de volver a amar".
Cristo Jesús
40 días con Jesús a través del camino cuaresmal
"Viéndote en el desierto, despojado de ti mismo, camina descalzo en la soledad espiritual que te da la Gracia de unirte en consciencia al Todo, para que seas parte de las legiones de servidores y bienaventurados en la Tierra.
Por eso, desata las sandalias de tus pies y camina libre de ti mismo, libre de todo odio, manipulación, rechazo, indiferencia y desobediencia.
Entrégate al sagrado vacío interior y tus propias resistencias ya no serán motivo de tantas lamentaciones.
El Cáliz del ofrecimiento está delante de ti. El Ángel Custodio lo sostiene no solo para que lo contemples, sino para que decidido lo bebas sin saber el significado de lo que verdaderamente representa.
¡Ríndete! Ríndete, así como el Señor se rindió por todos, durante la noche oscura del Huerto Getsemaní".
Cristo Jesús
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
He aquí al Señor de la Noche, que conduce a todas Sus ovejas, especialmente a las que están más perdidas, para que retornen al establo del Corazón de Dios y beban de la Sagrada Fuente de Su Divina Humildad, porque si la humildad no se vive en este mundo, si la humildad no se expresa en las almas y en los corazones, no será posible evitar una tercera y difícil guerra.
Por eso, hoy estoy aquí, en lo más alto de los Alpes. Una vez más, Yo los congrego a los pies de estas sagradas montañas, en donde la Jerarquía está reunida y unida a ustedes para implorarle a Dios por una última oportunidad para esta humanidad; para que las naciones del mundo, y especialmente las naciones de Europa del Este, puedan reflejar la armonía y la paz tan urgente en estos tiempos.
Por eso, no hay nada ni nadie que haya impedido al Señor de la Noche llegar aquí, porque Él ha traído Consigo a todo el Universo, a toda la Creación; y Él pisa con Sus Pies a todo el mal existente en este planeta y muestra, a través de la Luz de Su Sagrado Corazón, el camino que las almas deberán recorrer en esta noche oscura, para que nunca pierdan delante de sí la Llama del Divino Propósito, sino que a través de esa Sagrada Llama inmaterial las almas encuentren en sí mismas la Voluntad de Dios, expresando en esta vida material el Propósito que está escrito desde el origen.
Por eso, en estos días de oración misericordiosa, en nombre de Dios, vengo a pedirles que oren de verdad; que cada cuenta de la oración de la Misericordia, que será ofrecida, sea sinceramente rezada para evitar una terrible tercera guerra en este mundo y, sobre todo, en este hemisferio norte.
Pero no pierdan la fe, porque ustedes son Mis compañeros y Mis amigos, son Mis hijos y son Mis hijas, y hoy los tengo a todos dentro del Sagrado Cenáculo de Mi Corazón para que, como hace más de dos mil años, vuelvan a celebrar Conmigo la Sagrada Eucaristía, el Legado infinito del Amor de Dios que se ofreció a ustedes incondicionalmente a través del pan y del vino.
Por eso, estamos en un tiempo semejante, como fue hace más de dos mil años; pero ahora, ustedes como postulantes a ser los Nuevos Cristos del fin de los tiempos, no solo deberán comer de Mi Cuerpo o beber del Cáliz de Mi Sangre, sino que también deberán aprender a vivir su propio Huerto Getsemaní.
Y, a pesar de la oscuridad reinante en este planeta, a pesar de las puertas inciertas que aún están abiertas, a pesar de la ignorancia, de la guerra, de la indiferencia, de la frialdad de muchos corazones, a pesar de todos los pecados y de todas las ofensas que recibe el Corazón de Dios día a día, Mi Sagrado e Insondable Corazón, en estos días de intensa imploración a la Divina Misericordia, recogerá de cada uno de ustedes cada una de las cuentas que Me ofrecerán sinceramente, no solo por la paz en Ucrania y en Rusia, por el fin de la guerra en esa región del planeta y en otros puntos de la Tierra, sino también recogeré sus oraciones como un verdadero ofrecimiento a Dios, porque tendrán la chance de poder volver a confiar en Mi Misericordia.
Para que vean cuán grande es Mi Misericordia, hoy vuelvo a estar aquí, en esta región del planeta, contemplando a través de Mis Ojos y sintiendo a través de Mi Corazón el dolor y la angustia de las almas que viven en la guerra y en los conflictos del mundo.
Compañeros, quiero decirles sinceramente que todas las Jerarquías están trabajando mucho por esta situación planetaria; que cada uno de sus pasos, los pasos de los servidores de Cristo, están siendo contemplados en este mismo momento como justificación y expiación, ante todos los horrores y ultrajes de este mundo, de esta humanidad.
Por esta razón, compañeros, estos días serán decisivos no solo para todos Mis servidores de la Obra Redentora de Cristo en la Tierra, sino también serán definitivos para estas naciones de Europa, porque lo que sucederá en el próximo tiempo en esta región del planeta, sí o sí, repercutirá en las demás naciones del mundo, y Europa ya está sintiendo el peso de la guerra de Ucrania.
Dios, a través de Su Poder y de Su Amor, a través de Su Misericordia y de Su Sagrada Intercesión, ya hubiera podido detener esta guerra; pero, compañeros, la adhesión de las almas a otras fuerzas de este mundo material compromete esa intervención, no solo espiritual sino también material.
Pero confíen y no se lamenten, confíen en el poder y en la luz de la oración del corazón. Encomienden a Dios todas sus súplicas, todas sus intenciones, todos sus ruegos, para que en Europa del Este se detenga la guerra y estos acontecimientos actuales como otros acontecimientos en el mundo, que son ocultados a los ojos de todos, no sean utilizados como armas de guerra, fomentando la carencia, la necesidad y la injusticia.
Por eso, a través de los méritos alcanzados por Mi Sagrado Corazón, Yo los invito a estar Conmigo en esta larga noche oscura que vive el planeta, sin perder de vista la Luz del Divino Propósito, porque muchas almas en este tiempo pierden de vista su Propósito Espiritual.
En verdad les digo que les corresponderá a muy pocos hacer la tarea espiritual de muchos, así como lo fue hace 2 000 años, cuando muy pocos, unidos al Maestro del Amor, dieron todo de sí mismos, dieron su vida por la redención de la humanidad, por la salvación de este planeta escuela.
Sé que lo que Yo les prometo en este momento no es maravilloso, Yo les prometo vivir un sacrificio espiritual que en ningún otro momento de sus vidas vivieron.
Por eso, a través de los símbolos de Mi Dolorosa Pasión, Yo podré derramar, en aquellos que acepten, nuevas experiencias de cristificación y de crecimiento del amor interno.
¿Quién aceptará tomar con sus manos la Corona de Espinas del Señor?
¿Quién aceptará llevar consigo los clavos que traspasaron las Manos y los Pies del Señor?
¿Quién aceptará cargar Conmigo la cruz planetaria?
¿Quién permitirá que la lanza traspase su costado?, sabiendo que ustedes no merecen todas estas cosas y menos las mereció su Maestro y Señor.
Pero, ¿qué fue lo que le permitió a su Maestro, al Rey del Universo, vivir todas estas cosas?
Hay una sola y única razón: el Amor, el Amor que confiaba, el Amor que aceptaba, el Amor que incluía, el Amor que nunca rechazaba, el Amor que soportaba, el Amor que Me hacía crecer como Divinidad y Espíritu. Fue el Amor que Me hizo aceptar la Voluntad de vivir la Dolorosa Pasión.
Por eso, Yo les ofrezco a los simples, les ofrezco a los imperfectos, les ofrezco a los pecadores, la oportunidad de la cristificación interior.
Vean cómo está Mi Iglesia y cómo están Mis sacerdotes, cuántas heridas Me causan por alejarse de Mí, por tomar otros caminos que no son los de Cristo.
Por eso, Yo Me sirvo de este momento y Me sirvo de cada uno de ustedes, más allá de las imperfecciones o de las dificultades, más allá del dolor o de las pruebas, para que el Corazón de su Maestro sea aliviado en silencio por la adhesión de las almas, por el sacrificio silencioso de los corazones que Me dicen sí, en los que Yo puedo recostar Mi cabeza sobre sus pechos, para descansar y confortarme con el amor de los Míos.
El mundo no está preparado para escuchar esto, pero Yo Me comprometí a decirles la Verdad, porque Yo siempre seré el Camino y la Vida para ustedes.
El mundo debe rendirse a Mi Misericordia para que no suceda la Tercera Guerra Mundial, para que la humanidad no siga abriendo la puerta al mal, que sofoca a los corazones y que confunde a las mentes por alejarse de Dios.
Que esta Maratón de la Divina Misericordia sea un momento de gran madurez, sea el gran momento en el que cada uno de ustedes deberá preguntarse si está Conmigo o no lo está. El tiempo ya se está acabando y antes la copa estaba casi llena, ahora ya está rebasando.
¿Quién impedirá que eso suceda?
¿Será necesario que más sangre inocente corra por este mundo?
Dios no desea el sacrificio de la humanidad, Mi Padre desea para ustedes la felicidad eterna, a través de Mí, la alegría de vivir y de pertenecer al Reino de Dios, de una vez y para siempre.
Les vuelvo a pedir que recen de verdad. Estaré atentamente escuchando la voz de sus súplicas y sé que podré contar con todos ustedes, así como con todos sus hermanos del mundo.
En los simples, en los humildes, en los adheridos, en los puros de corazón, está Mi Iglesia Celestial. Y, a través de esas almas, a través de los corazones verdaderos y simples, Yo puedo consagrar y sacramentar a este mundo para que algún día deje de ser infiel para ser fiel, para que algún día ya no tenga más voluntad propia y pase a vivir la Voluntad Divina, la Sagrada Voluntad de Dios que siempre los llevará a la paz y al bien.
Les agradezco por escucharme. Les agradezco por preparar este espacio para Mí, porque por más que en este mundo tenga cientos de catedrales que Me ofrecen, solo podría estar en ellas si en verdad existiera el amor, la transparencia y la entrega.
Por eso, una vez más, Dios vuelve a mostrarle al mundo que Su Presencia está en los humildes, que Su Mano derrota a los poderosos, que Su Verbo resuena en los simples y expulsa a los egoístas, aun aquellos que dicen estar Conmigo.
Mi Iglesia está en el corazón de Mis hijos. Allí está Mi Amor. Allí está Mi Vida para siempre.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Muchos de Mis apóstoles están llegando a un momento que Yo ya viví por ustedes, hace mucho tiempo.
Para que Me puedan comprender, para que Me puedan sentir, para que puedan interiorizar cada una de Mis Palabras, les contaré una parte de Mi historia, una historia que no fue escrita en la Biblia, en ningún libro sagrado.
Esa historia es semejante a lo que ustedes están viviendo en este momento, no solo por la transición planetaria, no solo por lo que está atravesando la humanidad, sino también por lo que cada uno de ustedes debe entregarme, porque este es el tiempo de la madurez de Mis apóstoles.
Cuando Yo cumplí 21 años, 13 años antes de la gran entrega de su Maestro y Señor, realicé un viaje muy importante al Lejano Oriente.
Esos acontecimientos fueron registrados en algunos de los Evangelios, que fueron retirados para que la humanidad no los conociera.
Pero hoy, Yo vengo a contarles qué fue lo que su Maestro y Señor vivió a Sus 21 años, cuando siendo aún muy joven comenzó a prepararse para beber del Cáliz que, tiempo después, un día el Padre Eterno le ofreció en el Huerto Getsemaní.
En ese viaje, tuve que aprender como hombre, pero también como Consciencia, a asumir la superación de la condición humana, una condición que arrastraba a la raza humana hacia la perdición. Les hablo de hace mucho, pero mucho tiempo.
Ese viaje, tan importante, fue una retribución que Mi Corazón realizó a los llamados “Reyes del Desierto”, que llegaron de tierras muy lejanas para reconocer en la ciudad de Belén, el Nacimiento del Mesías.
Así, comprenderán cómo la trayectoria de sus vidas está trazada por la Voluntad de Dios y cuando las almas no viven la Voluntad de Mi Padre solo sufren y sufren.
En aquel tiempo, a Mis 21 años, bajo la compañía espiritual de Mi Madre Celestial y la ayuda interna de los primeros esenios que Me acompañaron en los planos internos para esa Misión, su Maestro y Señor primero llegó a los países árabes y, ante los grandes imanes de la época, el Hijo de Dios no fue reconocido externamente, Él fue reconocido internamente, solo al haber pasado por ese lugar.
En esa ocasión, visitando los pueblos árabes, Mi Padre Me dio a conocer la importantísima tarea que Él mismo realizó a través de los tiempos, en los orígenes de esos pueblos y de esas religiones; no solo revelando Sus Nombres Sagrados que eran pronunciados e invocados, sino también Él Me dio a conocer la Sagrada Geometría de Su Proyecto Divino para los primeros pueblos que habitaron este planeta.
Allí pude conocer el misterio de la Sabiduría de Dios, que Él sembró y colocó en los pueblos más antiguos del planeta.
Habiendo recibido esa instrucción, que era preparatoria para el momento de Mi gran entrega, su Maestro y Señor, a los 21 años de vida, siguió viaje hacia la India; y en esa ocasión fue para recordar y para recoger los frutos de esa experiencia que el Padre una vez realizó en Mi Consciencia, con otra faz y con otros trajes.
Fue en ese momento, en el que su Maestro y Señor recibió la revelación del misterio de la Compasión de Dios y, ante los reyes antiguos de la India, pude comprender, a los 21 años de vida, por qué en este mundo, y hasta los días de hoy, existe el sufrimiento, y cómo la esencia de la Divina Compasión es capaz de no solo liberar a las almas del sufrimiento, sino que también es capaz de absorberlas, transformando todas las condiciones y limitaciones humanas por el simple hecho de amar.
Si en la India no hubiera tenido esa experiencia, creo que no hubiera tenido la fuerza para beber del Cáliz en el Huerto Getsemaní.
Esa experiencia y esa misión concluyó en Egipto, en las tierras del gran patriarca Moisés, uno de los sucesores del Arca de la Santa Alianza. Allí se completó Mi experiencia preparatoria para que, retornando a Tierra Santa en los años siguientes, ya Mi Corazón estuviera pronto para vivir lo que vine a vivir por ustedes.
En las tierras de Moisés, en la región del Monte Sinaí, el Padre Me dio a conocer aún más la inmensidad de Su Misericordia, la infinitud de Su Piedad por este proyecto del planeta, por la redención humana, por todas las generaciones que llegarían después de Mí hasta los tiempos de hoy.
En ese sagrado lugar del Monte Sinaí, su Maestro y Señor pudo conocer la vida eremítica, porque en el absoluto desierto es donde encontramos solo a Dios para que nos quite la sed, para que nos consuele, para que nos fortalezca y para que nos renueve.
En ese sagrado lugar del Monte Sinaí pude presenciar, con Mi visión interna, los sagrados tesoros de las Jerarquías Espirituales del universo y todo lo que sucedería en los tiempos venideros con las generaciones futuras que tendrían la Gracia de despertar a la Conciencia Cósmica y de saber que la vida, en este planeta, es más amplia e infinita de lo que parece, que las generaciones futuras podrían saber que la vida no termina aquí y que la verdadera vida se encuentra en las estrellas, en los soles y en las constelaciones.
Cuando regresé a Tierra Santa, después de tres meses de viaje, Mi Madre Me esperaba en Nazaret. Allí, Ella también había vivido la misma experiencia, en Su estado de contemplación y devoción, acompañando cada paso del Hijo de Dios, porque sabía que esa misión que viví a los 21 años no era solo una iniciación, sino también una preparación para lo que vendría después.
¿Por qué creen que hoy les cuento todo esto?
Mi finalidad no es que tengan más conocimiento, sino que crezcan en el amor, en el amor maduro que se entrega, el amor que los renueva, que los lleva a arriesgarse cada día más, a vivir mayores experiencias de amor por Mí, sin importar lo que signifique o lo que represente.
Muchos de ustedes, desde el punto de vista espiritual, se encuentran en los 21 años de su evolución; y aquí, compañeros, no tiene nada que ver la edad evolutiva ni tampoco la edad material.
Muchos se encuentran viviendo los 21 años de su evolución y están ante el umbral, ante la oportunidad de dar un gran paso, un paso más firme y más seguro, un paso hacia la madurez y hacia la responsabilidad.
Esa madurez y esa responsabilidad les permitirá comprender, en este tiempo crítico, que ustedes ya no pueden estar primero en todo, sino que todo lo demás, que es más necesario y urgente que ustedes mismos, debe estar primero en sus vidas para que asuman la madurez espiritual y material, para que el Padre Celestial les entregue mayores responsabilidades y mayores tareas.
Muchos de ustedes podrían creer que no están prontos para esto. Pero recuerden lo que hace poco tiempo les dije, que el eje del planeta es sostenido por un finísimo hilo de Luz, ese hilo de Luz se debe fortalecer para que nunca se rompa, para que no se desarrollen más acontecimientos en la humanidad y en el planeta.
En este momento, la humanidad no tiene justificación ante Dios. Es el amor y la responsabilidad de mis apóstoles, es la madurez y la consciencia de Mis compañeros, lo que generará una verdadera justificación ante Dios, para que la Misericordia descienda y la Justicia Divina se detenga.
Sé que, a través de estas Palabras y de este Mensaje, coloco a sus mundos internos en una presión ardiente. Pero sepan que Mi deber es decirles la verdad y abrirles sus ojos, los ojos de la consciencia, pero también abrirles sus corazones para que no se cristalicen, para que no se endurezcan, para que nunca pierdan la sensibilidad ante la realidad de estos tiempos.
Como hace 2 000 años atrás, nuevamente esta historia se vuelve a repetir en el presente, con pocos haré todo lo que debo hacer. Pero este es el tiempo de Mis apóstoles, de los apóstoles maduros y disponibles, capaces de ir más allá de sí mismos, capaces de renunciar más allá de sí mismos, capaces de entregarse aún más por Mí.
En este último mes del año, y antes de que ingresen en un nuevo año, deben pensar y reflexionar sobre estas cosas, porque están en el momento de no solo poder recordar quiénes fueron, sino también están en el momento de saber para qué vinieron aquí y qué es lo que aún deben cumplir bajo la guía de la Voluntad de Mi Padre.
No vengo a pedirles que sean perfectos, les vengo a pedir que alcancen la perfección a través de la entrega y del servicio; porque quien confía en Mí no tiene por qué preocuparse, ni siquiera de sus propias miserias.
Porque a quien verdaderamente está Conmigo, Yo lo liberaré de sus cadenas y opresiones. Yo lo sanaré con Mi Mano Curadora y se liberará para siempre de sí mismo; y su alma no vivirá más en una prisión espiritual, sino que como un águila de luz volará hasta las altas cumbres de la Casa del Padre, para ser parte de Sus Divinas Moradas.
Este es el Mensaje que quiero dejarles a todos los que son fieles a la oración del corazón y en especial a los Encuentros de la Maratón de la Divina Misericordia.
A partir del próximo ciclo, serán ustedes, Mis compañeros y Mis amigos, los que deberán sostener a través de la oración misericordiosa todo lo que sucederá en el planeta; porque a los 21 años de su evolución, están en el momento cierto de dar el gran paso, sin que Yo esté presente. Pero tengan fe, porque desde lejos, desde Mi Gobierno Espiritual, estaré rezando por ustedes para que, algún día, sean Cristos.
Y ahora, en este silencio, que los invito a vivir internamente Conmigo, comulguen de Mis Palabras para que sus corazones estén prontos para lo que llegará.
Recuerden que Mi Madre es su Madre, y si el Hijo de la Madre de Dios entregó lo más valioso que tenía a los pies de la Cruz, entregó a Su Madre para cada uno de ustedes, ¿son capaces de creer que lo conseguirán?, ¿que conseguirán entregarse como Yo Me entregué?
Eso es todo lo que hoy quiero decirles, y les agradezco por tener la valentía de animarse a sentir cada una de Mis Palabras.
Recemos, frase a frase.
Oración: Cristo de la Luz.
Que esta Maratón sea el gran paso de los apóstoles para los tiempos que llegarán.
Los bendigo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
He aquí el universo, el cual les pertenece y aún desconocen.
Del universo he venido para traerles Mi Mensaje de despertar, ante un escenario planetario que solo provoca caos, conflicto y confusión; en el que la consciencia humana, en este tiempo, debe hacer un gran esfuerzo para poder elevarse y trascenderse; en el que los abismos de la consciencia terrestre absorben a las almas y les hacen perder el Camino Crístico.
Una y otra vez, Me aproximo a la órbita de la Tierra para contemplar al mundo y a la humanidad, sabiendo que este momento llegaría, porque ya lo sabía desde el Huerto Getsemaní.
Hoy vengo vestido con Mi atuendo violeta, con la llama del fuego violeta del universo, para que las ondas de la adversidad sean transmutadas y liberadas de la consciencia terrestre, para que Mis apóstoles y discípulos no sean absorbidos por el mal.
Desde siempre, Yo les hablé de la importancia de entrar en Mi Corazón. Este es el tiempo, este es el momento; pero para atravesar la puerta de Mi Corazón y estar protegidos, deben entregarse, deben rendirse, deben humillarse.
La puerta de Mi Corazón es tan pequeña, que no la pueden imaginar. Es por la puerta de la humildad que podrán entrar a Mi Corazón y allí estar a salvo de los asedios.
Aunque la consciencia humana se comprometa, día a día, con lo que no es evolutivo ni espiritual, Yo vengo nuevamente al mundo para hacerle recordar lo que les dejé aquí hace más de dos mil años.
La Sangre del Cordero fue derramada en la superficie de este planeta y eso tiene un valor incalculable para ustedes.
Invoquen el poder de Mi Sangre y sean bañados por ella, reciban los Códigos Crísticos de Luz que fueron alcanzados por el sacrificio de su Señor. Así, desde la consciencia consagrada hasta la consciencia de la humanidad, todos serán colmados por esos Códigos y podrán enderezar sus caminos hasta poder encontrarse Conmigo en los planos internos.
Sé que no es fácil liberarse de las cadenas de la opresión, del asedio y de la oscuridad, pero tienen las herramientas para poder hacerlo.
El poder del verbo de la oración los llevará a estar en otro punto y en otro estado de consciencia.
El compromiso con la vida de los Sacramentos los llevará a estar protegidos y bendecidos por Mis Dones.
Amar el poder de la Cruz de Emmanuel y de la Cruz de su Maestro y Señor, los librará del pecado.
Tener una vida de caridad, de entrega y de servicio los retirará de ustedes mismos para que aprendan a amar de verdad.
Así, con estas simples herramientas que ya les hemos enseñado, podrán sobrevivir en esta cruda batalla que se está desarrollando en el planeta, que muchos no ven, y que la mayoría no quiere aceptar.
Este es el tiempo del Armagedón, es el primer tiempo del libro del Apocalipsis.
Ya no dejen que sus ojos sean tapados por las vendas de la ilusión. Rasguen esas vendas y libérense para siempre de lo que es superficial.
Que sus corazones no se vuelvan puntos de indiferencia, de insensibilidad o de desprecio.
Les he dado todo lo que necesitan y un poco más para que lleguen a este momento. No tengan temor de conocerse a ustedes mismos tal cual son y no lo que aparentan.
A través del espíritu de Mi Verdad libérense de ustedes mismos y así liberarán del sufrimiento al mundo.
Muchos de los Míos, en el mundo entero, fueron señalados para vivir este tiempo, fueron ungidos por Mi propia Mano de Luz, bajo el impulso de Mi Divinidad, para que nunca se olvidaran del compromiso.
Ahora no es tiempo de ocuparse de ustedes mismos, sino de Mi Plan. Es tiempo de amar la propuesta que les entregué hace siete años.
Aún espero que puedan ser Mi Palabra, Mi Mensaje. Aún espero que puedan ser Mis apóstoles como muchos lo fueron a través de los tiempos. Pero eso, compañeros, tiene un precio; no es un obsequio ni tampoco es una emoción.
Estar bajo Mi Gobierno significa responsabilidad y discernimiento. Estar bajo Mi Gobierno significa amor y unidad, transparencia y verdad, porque esos atributos no los conoce el mal.
Si sus vidas son esos atributos, por más que sean imperfectas, estarán protegidos y no sufrirán. Por un instante vean a su alrededor y se darán cuenta de lo que les digo, no es necesario que vayan tan lejos para percibirlo.
Cada uno de ustedes debe purificar su vida en esta Cuaresma, pero que sea una purificación verdadera y no mental.
Deben sentir en su propia carne la necesidad de ser otros, la aspiración de cumplir Mis designios y de reflejar en la Tierra, por lo menos, un poco de amor, un poco de luz; porque al mundo le falta esa luz y le falta ese amor, y ustedes lo saben.
Que esta Maratón número noventa represente el discernimiento para todos, la acción del amor en todas las cosas y necesidades, la responsabilidad de vivir el compromiso y no de escapar del compromiso; la afirmación de ser Mis apóstoles, para algún día ser los Nuevos Cristos, los Cristos del Nuevo Tiempo.
Sé que muchos de ustedes alguna vez pensaron que no llegarían a este momento ni a tener tanta consciencia de la responsabilidad de estar Conmigo, de estar a Mi lado, pero es lo que Dios necesita.
Sus tesoros celestiales no pueden estar guardados en cualquier lugar ni en cualquier consciencia. Sus tesoros celestiales deben estar guardados en los corazones más humildes, más simples, pero más verdaderos.
Si la humanidad pudiera comprender la necesidad de vivir el cambio, lo que hoy sucede en el mundo no sucedería.
Muchos piensan que el Padre Celestial no está queriendo disolver todo lo que sucede en el mundo, pero eso no es verdad, compañeros.
La humanidad genera sus propios sufrimientos, y esos sufrimientos caen en los más inocentes y en los más pobres de entre los pobres.
Un verdadero rey nunca nacería en un palacio. Yo necesito que sean humildes, así como Yo lo tuve que ser en el Pesebre de Belén.
Dios no se esconde en las riquezas materiales. Dios está presente en los tesoros espirituales que pueden ser el propio ejemplo de las almas que se convierten y que se redimen.
Que las sagradas vestimentas violetas de Cristo les hagan comprender, en esta Cuaresma, que ya están en el tiempo de una gran transición, de una transición más definitiva y profunda de lo que parece.
Abran sus sentidos internos para comprender todo lo que les digo. No intenten comprender con la mente ni con los sentidos externos.
En esta Cuaresma, ábranse para ser transfigurados por Mi Luz.
Que Mis apóstoles escuchen el llamado del Señor de Israel y que preparen los espacios para Su llegada.
Este es el tiempo marcado de Mi Retorno. Es el tiempo en el que muchos de los Míos tendrán la oportunidad de aprender y de crecer, si así lo aceptan.
Ya no los forzaré para que Me sigan. Sus pies deben caminar solos, así como Yo les he dicho, que por la fe deben caminar sobre las aguas, así como lo hizo el apóstol Pedro.
Que esta Maratón invoque el Don del Discernimiento del Espíritu Santo, para que las consciencias, desde las consagradas hasta toda la humanidad, no pierdan la oportunidad que el Padre les ha entregado, por irresponsabilidad, por indiferencia o por falta de sentido común.
A las puertas de esta Sagrada Semana, y después de tantas Sagradas Semanas, llegó el momento de que carguen con su propia cruz y de que sean valientes, que aprendan a soportar el fuego de la purificación y que aprendan a trascenderse, a liberarse de ustedes mismos para siempre.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Hoy, con el viento y las olas del océano, llego hasta aquí, cruzando los portales del universo para que pueda penetrar en la consciencia humana su aspecto espiritual.
Hoy traigo, para todos, el dolor profundo de Mi Corazón ante la situación del planeta y de la humanidad.
Aunque Me encuentre en el universo y la Jerarquía trabaje para aliviar la situación del mundo, Mis Ojos no dejan de mirar lo que sucede, lo que aún nadie puede ver en profundidad para comprender el sentido de por qué sucede.
En este día, vengo del Cielo para volverles a pedir que oren por los refugiados, especialmente por aquellos que intentan sobrevivir y encontrar un destino, una tierra prometida, cruzando los océanos. Muchos de ellos no llegan al fin de la meta, no llegan a destino, al cual buscan con esperanza, aunque sus rostros reflejen el sufrimiento del abandono y de la no aceptación.
Más allá de todo lo que sucede en la humanidad y por medio de esta Maratón de la Divina Misericordia, en la que sus oraciones se elevan hacia Dios, en sintonía y amor, les comparto este dolor de Su Maestro y Señor; porque todo podría ser diferente, pero no lo es. Y al no ser diferente, al no encontrar una respuesta o un alivio a la situación de hermanos como ustedes, el destino modifica los acontecimientos.
Piensen por un instante qué sería escuchar, en el medio del océano, una barca a la deriva, niños, mujeres, ancianos, hombres, buscando un puerto seguro en medio de una tempestad espiritual y material reflejada en sus naciones de origen.
El espíritu de acogimiento es algo que la humanidad le debe al universo, el espíritu de receptividad y de solidaridad con el sufrimiento del semejante.
Sé que esto no solo depende de la humanidad, sino de los que crean y generan estas situaciones de inestabilidad en todos los sentidos, en las naciones más pobres entre las más pobres como es en África.
Por eso, aún sigo esperando el momento más propicio para poder llegar a tierras africanas, en donde Mi tarea y la tarea de la Madre del Mundo no solo se centrará en las naciones a las que llegaremos, sino también en todo el continente africano.
Si la respuesta humanitaria no fuera eficiente en las naciones del mundo, ante estos acontecimientos, mayores serán las consecuencias que seguirán viviendo las diferentes poblaciones humanas en sus naciones de origen; porque hoy no solo hablamos de hambre, de guerra o de indiferencia social o política, hablamos de algo que va más allá de lo que es aparente y superficial.
Vean en sus hermanos refugiados al mismo Dios sufriendo Su naufragio, el naufragio que le generan Sus hijos por no cumplir con Su Plan. Coloquen su mirada y su corazón ante este significado que hoy les traigo.
Intenten ir más allá de las apariencias, de lo superficial, de todo lo que es conocido o material.
Penetren en el universo del misterio y comprenderán el sentido espiritual de todo lo que les digo.
Solo espero que más sean conscientes de lo que sucede, porque lo que les sucede a algunos seres humanos, como los refugiados, le sucede al mundo entero.
En esta situación no existen fronteras materiales ni tampoco mentales. No puede existir la indiferencia ni tampoco la omisión ante la gran necesidad del fin de estos tiempos. Si hoy se presenta esta situación en el mundo es porque es un espejo de cómo está la humanidad.
No pueden aspirar a las esferas mayores o a los niveles de contacto si esta situación no es colocada en sus corazones, la realidad de los refugiados, de sus hermanos.
Todos son hermanos más allá de su raza, de su lengua o de su condición. En esencia todos son iguales ante el Padre Celestial y eso no cambiará.
Lo material es pasajero, lo espiritual es eterno. El servicio es la gran llave de este tiempo para poder aliviar a la humanidad de las propias condiciones de caos y de sufrimiento que se genera a sí misma, de tiempo en tiempo.
Pero la Fuente Primordial está allí, al servicio de los Hijos de Dios. Deben llamarla correctamente, deben invocarla correctamente, deben unirse a Ella correctamente, para que la Fuente Primordial los pueda auxiliar.
Y así, sus talentos despertarán, sus virtudes se mostrarán y serán guiados y conducidos a través del camino del servicio y de la oración por las causas urgentes del planeta.
Hoy vengo, con el viento y las olas del océano, para que puedan escuchar dentro de sí y sentir el Sentimiento de Dios, Su silencioso Sentimiento que le habla sobre esta realidad a los mundos internos.
Ya están en el momento de comprender muchas cosas que no son materiales, sino inmateriales.
Si su interior y su mirada están ante el conocimiento con reverencia y humildad, serán conducidos por la Ley, y la Ley actuará a través de ustedes para corregir esta situación planetaria, cada vez más caótica y difícil.
Desde el Huerto Getsemaní sabía que esto llegaría. Esa es la razón del precio de Mi Sangre, de cada gota de Mi Sangre derramada sobre el suelo de este mundo por la humanidad.
Mi Corazón misericordioso necesita llegar a través de ustedes a los que sufren, a los refugiados.
En estos días de oración misericordiosa, oren con fervor y el fervor los renovará, siempre los colocará en la vibración correcta en la emergencia planetaria.
El mundo verá situaciones más indescriptibles que las que nunca vio hasta ahora. Yo los invito a tomar consciencia de esto y a volcar sus vidas a la solidaridad y el bien.
Construyan Conmigo, en los planos internos, la renovación de las formas, para que aquellas fuerzas retrógradas que oprimen a la consciencia del planeta y someten a la humanidad sean expulsadas y liberadas de la faz de la Tierra, y todo se pueda renovar.
Mientras el interés de la humanidad por la vida espiritual y la oración sea opaco o indiferente, las puertas de Mi Misericordia no se abrirán; la respuesta de esta gran ayuda será proporcional a sus oraciones Conmigo.
La humanidad no está preparada para enfrentar el fin de los tiempos y ver cosas inimaginables no solo de este planeta, sino también del universo. Sería como despertar en la mañana y encontrar al mundo totalmente cambiado, bajo una realidad que nunca conocieron ni vieron.
¿Qué harían? ¿Cuál sería su primer pensamiento y su primera acción?
La humanidad se ha aliado a las fuerzas retrógradas y eso la lleva a un constante sufrimiento.
La oración de los consecuentes sostiene en equilibrio lo que es impensable para ustedes. Eso significa, compañeros, que la oración, en este momento, mantiene en armonía lo que está a punto de romperse.
Sé que muchos no quieren aceptar el fin de los tiempos porque los llevaría a cambiar definitivamente. Pero como Señor y Rey del Universo les digo: "No hay otra salida".
Si están encarnados, en este momento y en este tiempo, es por una razón mayor, es por un deber mayor, es por un compromiso irrefutable.
Mientras las almas y las consciencias fuercen a hacer lo diferente de lo que vinieron a hacer, sufrirán. La resistencia ya no puede estar en su camino espiritual y, sobre todo, en su contacto interno con lo Alto.
No pueden desafiar sus destinos, porque no los conocen.
Sean merecedores, en este tiempo, de la Gracia suprema que desciende en una humanidad transgresora e indiferente, en una humanidad enferma y caótica.
Debajo de sus pies, tienen los lugares más sagrados e irreconocibles por el mundo, los llamados Recintos Sagrados. Ellos están allí para su auxilio y su veneración.
Sírvanse de lo que es real y divino. Dejen lo que es aparente e ilusorio.
El mundo quiere permanecer en la ilusión y la alimenta día a día. Si eso sigue así, ¿cómo encontrará el portal hacia el Real Tiempo?
Todo comienza en su mundo interior, en la práctica viva de su fe, en acciones misericordiosas.
En esa actitud, las naciones comprenderán que los refugiados no son deshechos humanos ni tampoco son una plaga internacional.
Apiádense de los que sufren y verán más allá de lo que está sucediendo.
Alivien el dolor de los que andan por los mares y los océanos del mundo, buscando una tierra segura para poder vivir en familia y en unidad.
Si el mundo y las naciones no hacen algo, vendrá una prueba más dura que la que están viviendo. Dios no castiga a la humanidad, es la humanidad la que se castiga a sí misma a través de sus acciones e ideales.
Los océanos hoy hablan del dolor de los refugiados en los mares y, especialmente, de los que nunca salieron del mar con vida. Por eso, hoy convierto esos océanos en el océano de Mi Misericordia para que todos puedan ser salvados y rescatados.
Apelen a la Misericordia Divina y no permitan que la Justicia actúe en este tiempo, porque el mundo viviría una gran corrección que nunca ha vivido hasta ahora.
Sean consecuentes con Nuestras Palabras. Vivan Mi Mensaje y no solo lo escuchen. Es tiempo del despertar de los Nuevos Cristos.
“Padre Celestial,
que has dado todo de Ti, incansablemente,
para la creación del universo y de la vida,
sostén a Tus servidores decididos a seguir
el Camino de Cristo.
Haz descender Tu Luz y Tu Misericordia
en los espacios oscuros de este mundo.
Acoge en Tus Brazos, Adonai,
a los que no tienen nación ni tierra.
Que el grito de dolor en los océanos sea aplacado
por el descenso de la poderosa Sangre de Jesús,
y que todo sea convertido
según Tu Voluntad, Adonai,
para que la humanidad sea responsable
y consciente de todo lo que hace.
Envía Tu Luz, Señor, a los mundos internos.
Nutre a las capas más profundas de la ignorancia humana
para que se pueda disipar.
Cura con Tu Amor a todas Tus criaturas,
a fin de que todos tengan la dicha de participar
de Tu Reino Celestial.
Amén”.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Unidos, en este momento, al Señor de los Océanos, ante Su Presencia misericordiosa y espiritual, nos colocamos ante Él en oración y súplica, ofreciendo la oración del Ángel de la Paz, para que Cristo emerja como un Sagrario Divino en cada corazón humano y todos puedan despertar al llamado de Su Voz y de Su Presencia.
Santísima Trinidad,
Padre, Hijo y Espíritu Santo,
os adoro profundamente
y os ofrezco el preciosísimo Cuerpo, Sangre,
Alma y Divinidad de Jesucristo,
presente en todos los sagrarios de la Tierra,
en reparación por los ultrajes, sacrilegios
e indiferencias con que Él es ofendido.
Y por los méritos infinitos de Su Santísimo Corazón
y del Inmaculado Corazón de María
os pido la conversión de los pobres pecadores.
Amén.
(se repite tres veces)
Agradecemos a Dios por Su inmensa Misericordia y Piedad, y renovamos nuestros votos en Cristo y por Cristo como soldados de Luz.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
A las almas más probadas
¿De qué tienes miedo?, ¿de no poder corresponderme?, ¿de perder completamente la fidelidad a tu Maestro y Señor?
Recuerda que cada prueba que atraviesas es para forjar el cumplimiento de cada uno de tus votos y, a través de tus votos, concretar la gran misión que te he encomendado.
Cada prueba está llena de incertidumbres y de desafíos que, con inteligencia y no con culpa, debes aprender a superar. Debes demostrarle al Padre que tú Me puedes superar en lo que Yo viví por ti y por tus hermanos en el huerto Getsemaní.
No puedes permitir que la prueba te empuje o te arrastre. Cada desafío de transformación tiene que ser para tu consciencia la oportunidad de dar un paso más en dirección a Mi camino de apostolado.
En las pruebas más difíciles, las resistencias y los aspectos se pueden disolver y volverse cenizas. Nunca habrá una prueba o un aprendizaje que no puedas superar.
De lo contrario, ¿cómo Me demostrarás que de verdad quieres seguirme? Yo no prometo jardines de rosas, sino prometo triunfos espirituales para Dios a través de tu renuncia, sacrificio y redención.
Sé inteligente y actúa con determinación. Haz valer el don que te entregué. Hazlo florecer todos los días y Me estarás haciendo comprender que ya sabes todo lo que necesito.
No te desanimes, un apóstol de Cristo nunca retrocede.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
Siempre póstrate en el suelo, para que puedas reconocer en ti la dignidad de Dios.
Siempre póstrate en el suelo, para que en el absoluto vacío seas colmado por el todo, por lo que proviene de la Fuente inmaterial.
Siempre póstrate en el suelo, para que aprendas del arrepentimiento y para que tu ego espiritual se pueda rendir.
Siempre póstrate en el suelo así como tu Señor se postró en el Huerto Getsemaní. Así aprenderás a encontrar en lo más simple, el camino de la humildad.
Siempre póstrate en el suelo, para que tu consciencia y células nunca olviden que existe algo superior que viene al auxilio.
Póstrate en el suelo, para que todos los días puedas reconocer en ti al Cristo interior, para que tu alma sea gobernada por el gran y poderoso Espíritu.
Póstrate en el suelo para que puedas descubrir que en este ciclo se encuentra la redención de tu ser.
Póstrate en el suelo cada vez que veas elevar al cielo el divino Cuerpo y la preciosa Sangre de tu Señor, porque eso será la señal de que estás ante una eterna Gracia.
Póstrate en el suelo, para que siempre aprendas a decir sí al Infinito y, con confianza, puedas reconocer que eres parte de algo mayor.
Póstrate en el suelo, para que tus resistencias se rompan como las cadenas y te libres de ti mismo para siempre.
Póstrate en el suelo, para vivir y aceptar Mi misericordioso Amor.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
No Me importa cómo te encuentres, sino que tú estés verdaderamente Conmigo, así como Yo estuve contigo desde el huerto Getsemaní hasta la Cruz.
De acuerdo a cómo tú estés Conmigo, Yo le daré un valor especial porque la forma de cómo tú estés interiormente Conmigo, Me demostrará y Me confirmará la posibilidad o la dificultad de poder llevar adelante Mi Plan a través de ti.
Sé que tal vez lo que te digo te impresione o te movilice, pero Me comprometí ante el Padre Celestial a decirle la verdad a Mis compañeros para que crezcan todos los días, no por sus protagonismos o por sus destrezas, sino para que puedan crecer a través de Mi Verdad.
Hoy te digo esto porque sé que estás Conmigo todos los días, más allá de los acontecimientos o de las situaciones. Son pocos los que están así Conmigo, por eso les doy oportunidades a todos para que algún día puedan estar incondicionalmente Conmigo.
Así, voy formando un ejército de verdaderos servidores, los que al servicio de Dios ayudarán a la Jerarquía a llevar adelante el Plan de Redención.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
Si tienes ojos para poderme ver en tus hermanos, si tienes oídos para poderme escuchar en tus hermanos, si sientes Mi Amor irradiarse a través de tus hermanos, ¿por qué dudas si Yo estoy?
Mi Omnipresencia es desconocida por el mundo. Mi Omnipotencia aún no fue revelada completamente a la humanidad.
Yo estoy presente y silencioso en todos los lugares en donde dos o más se reúnan en Mi Nombre, para reconocerme y llamarme Pastor de almas.
Contemplo, acompaño y oro por cada una de las situaciones internas de Mis apóstoles, de la misma forma que Yo oré por los apóstoles en el Huerto Getsemaní.
Veo y observo todas las necesidades. Acojo en Mi Corazón todas las situaciones de la vida.
Recibe, entonces, Mi absolución en este bendito día para que, de Mi Amor y de Mi Compasión, aprendas a vivir. Así tendrás el coraje para enfrentar, sin desafiar, tus propias miserias y sin rechazarlas o repudiarlas. Deberás transformarlas con la paciencia que te brinda la fe y con la sabiduría que te brinda el amor.
Continúa viviendo, todos los días, el camino de la redención por Mí, tu fiel Amigo.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
Mi Tierra Sagrada
Mi Tierra, que era Santa, está siendo atacada. El precio de la sangre derramada no es valorado ni apreciado y esto provoca la Ira de Dios y Su Justicia.
Aún hermanos lastiman a sus hermanos y en medio de ellos está la guerra entre las religiones, algo que desde el Huerto Getsemaní ya era de esperar.
Pero, ahora no existen valores porque ya no existen los atributos, y al no haber atributos no hay paz.
¿Cómo se enmendará la ofensa ocasionada al Corazón del Padre con estos acontecimientos de hoy?
Ni el mismísimo Dios, que derramó Su Sangre y entregó Su Amor, consiguió calmar la ira y el desorden de Sus hijos del ayer.
Este es el momento en el que todo se volverá a destruir, y cuando todo esté destruido, recién entonces, los hermanos que hirieron a sus hermanos percibirán que el odio y el rencor los alejó de Dios.
Por eso, no expondré a las pocas y buenas ovejas que tengo, porque el lobo feroz, la bestia de la guerra, querrá lastimarlas y esto no son solo palabras, podrían ser hechos.
Debo proteger con Mis comandos lo más precioso y simple que tengo.
Yo podré, nuevamente, enviar Mi Paz hacia ese lugar desde otro punto de la Tierra.
¡Oh, Israel, el Día del Juicio llegará y todos testimoniarán tu fracaso!
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
La Pasión de Jesús significó y representó para la humanidad muchos acontecimientos. Algunos de esos hechos fueron conocidos, pero otros aún son desconocidos.
Muchas realidades y situaciones se dieron, ampliamente, en otros planos de consciencia, algo que iba más allá de lo material y también de lo espiritual.
La Pasión del Señor fue el verídico testimonio de que Él, por encima de todo, había encarnado para cumplir con esa misión y que no habría nada que pudiera modificar o alterar ese acontecimiento.
Cuando Jesús se encontraba en el Huerto Getsemaní, había llegado la hora y el momento de que, como hombre encarnado, Él le entregara esa condición humana al Padre para que, por Su intermedio, ese sacrificio fuera transformado para el bien de la humanidad, aunque la propia humanidad no fuera merecedora de esa Gracia.
El Padre, a través de Su Hijo, sabía que si esa entrega y ese sacrificio no sucedían, la propia raza humana se autodestruiría.
La razón fundamental de Cristo, durante Sus treinta y tres años de vida, era poder vivir y cumplir, más allá de Él mismo, la Voluntad Divina.
Jesús fue un hombre nacido con Dones evidentes de Dios, pero Él tuvo que conocer, como todo ser humano, la condición humana; pasó por tentaciones y pruebas para que de Su Espíritu emanara, todo el tiempo, la razón de Su existir.
Esa adhesión inmediata de Jesús a la Voluntad de Su Padre permitió que no pereciera.
Recordemos que Jesús llegó en un momento de la humanidad en el que la perversión y el abuso del poder eran los abismos por los cuales la humanidad se estaba condenando.
Jesús mantuvo el ímpetu de Su Amor por el Padre. Creía, por encima de todo, en la realización de esa Divina Voluntad, así como estaba escrito.
Su Propósito era alcanzar la meta que el Padre le había entregado, a pesar de las diversas dificultades que el Maestro podría enfrentar.
Su confianza en la manifestación de ese Plan y, sobre todo, Su Amor por él, lo hacía un Ser espiritualmente libre, capaz de vencer la dualidad y la adversidad que los seres humanos habían creado.
Amar esa Voluntad fue el principal objetivo espiritual de la Vida de Jesús.
Él sabía que nada ni nadie podrían cambiar el destino que el Padre le había mostrado para Su Misión en la Tierra.
Era una necesidad imperiosa del Maestro, la vivencia de esa Voluntad, aunque a veces, a pesar del desarrollo sensorial y místico de Su Consciencia, no sabía hasta dónde esa Voluntad lo llevaría dentro de Su Misión personal y global.
Hubo llaves inextinguibles que protegieron y ampararon la realización de toda la obra, tanto en la Vida de Jesús como en las almas, que fueron la humildad y la entrega abnegada de Su Ser. En esa escuela no podía prevalecer ninguna veta de soberbia ni ninguna señal de egoísmo.
La comunión que Jesús vivía constantemente con lo Alto, lo hacía verdaderamente libre y, más allá de Él, las Leyes de la Misericordia y de la Gracia universales podían actuar y realizar milagros.
Lo fundamental en la Vida de Jesús fue el Amor que Él trajo como Hijo de Dios y la enseñanza que Su Consciencia dejó de que el amor sincero y verdadero sería capaz de transformar y de sublimar la corrupción humana.
¡Les agradezco por imitar la Voluntad y el Amor del Señor!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
Corre y deprisa entra en el Templo Sagrado de Mi Corazón.
Mi Iglesia en la Tierra atraviesa su primera y gran tempestad. Los sepulcros escondidos durante décadas están siendo abiertos para revelar la Verdad.
Te he dicho, una vez, que no quedará piedra sobre piedra y muchos de los Míos piensan que es solo una alegoría.
Mis sacerdotes en el mundo están siendo juzgados y algunos son llevados a prisión. La vida consagrada es el preámbulo de la antesala de los grandes ataques de Mi adversario.
Por eso debes correr y deprisa entrar en el Templo Sagrado de Mi Corazón.
Mis Ojos ya no consiguen ver tantos desencuentros en el mundo.
Mi Corazón ya no aguanta tanta vergüenza ajena.
Y aunque desde el Huerto Getsemaní Yo ya sabía que esto sucedería, Mis rebaños están dispersos y aún no saben consolidar la unidad para que el Pastor los pueda guiar.
Todavía cuento con los dedos de Mis Manos a los que en verdad quieren estar en Mí.
Este es el tiempo, hijo Mío, de ver situaciones y realidades increíbles; pero también es el tiempo de la Gracia para quien sepa golpear y llamar a la puerta correcta.
Aún debo mirar con neutralidad los hechos que suceden día a día en la humanidad y especialmente en la vida consagrada.
Mi Madre Me pidió que, por Su Amor, no aplicara la Ley de la Justicia.
La copa antes estaba llena, pero ahora está desbordando y el tiempo de la paz se está acabando.
Por eso, corre y deprisa entra en el Templo Sagrado de Mi Corazón, porque mentiras, engaños y manipulaciones seguirán saliendo a la luz y, una vez más, no quedará piedra sobre piedra.
Me avergüenza ver la vida religiosa tan desordenada en el mundo entero. En algunos casos, Yo dejé de ser el modelo espiritual para que lo fueran las modernidades.
El adversario, con toda su furia, se está vengando sobre Mis siervos y aún estoy esperando el momento exacto de levantar Mi Espada para desencadenar el gran y último tiempo final.
Mi Altar está lleno de Gracias y Mi Cáliz está lleno de Mi Sangre, pero pocos son los que se aproximan a Mí para suplicarme.
¿Dónde está la atención de Mis discípulos?
Por eso, corre y deprisa entra en el Templo Sagrado de Mi Corazón para que estés protegido de ti mismo, de tus propios aspectos que pondrán en juego tu sentimiento de amor por Mí.
Aférrate a Mi Túnica, porque si tú Me dejas Yo te ayudaré.
Ya no podré llorar lágrimas de sangre por más ingratos.
En verdad te digo, y con todo Mi Amor te declaro, que la Justicia lloverá de forma sorprendente, como el granizo.
Por eso, corre y deprisa entra en el Templo Sagrado de Mi Corazón para que cuando todo suceda estés bajo Mi Divina Protección.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras con atención!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
Primera Serie de Poemas
Octavo poema de un alma al Sagrado y Bendito Corazón de Jesús
Libérame, Señor,
del miedo a cualquier dolor
que deba enfrentar.
Que esa liberación,
que solo Tú me concederás por Tu Gracia,
me ayude a aprender del sufrimiento
y a no temerle.
Porque sé, Señor,
que en todo existe un porqué,
y Tú, Amado mío, nos das la sabiduría
para poder comprenderlo y aceptarlo
así como Tú lo aceptaste silenciosa
y humildemente en el Huerto Getsemaní.
Concédeme, Señor,
la oportunidad de ver
la santa redención en todo lugar
y cómo el poderoso Amor de Tu Corazón
todo lo transforma y todo lo sana.
Quédate conmigo, Señor,
en todo momento,
al menos hasta que yo aprenda
a reconocer Tu Voluntad
y a cumplirla paso a paso.
Déjame, en las horas difíciles y amargas,
estar cerca de Ti, solo para contemplarte
en el poder luminoso de Tu Santa Eucaristía.
Que por medio de esa ofrenda, Señor,
encuentre fortaleza y mucho coraje, todos los días,
para pasar por encima
de mis ideas, gustos y satisfacciones.
Haz que me rinda, Señor, a Tus Pies,
para que mi orgullo,
vanidad y soberbia los besen
y toda adversidad o egoísmo interior
sean disueltos por el bálsamo de Tu Luz.
Confío en Ti, querido Jesús.
Tú que conoces mis flaquezas,
transfórmalas a todas,
aunque mi sacrificio solo sea
un pequeño grano de arena
en este vasto Universo.
Amén.
¡Les agradezco por guardar las palabras de esta alma en sus corazones!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
Segundo Mensaje
Es el amor de Mis amigos lo que Me hace venir al mundo muchas veces, y no Me canso de hacerlo porque en ellos encontraré el motivo para poder realizar Mi Obra en la humanidad y en todas las naciones.
Mientras estaba en el Huerto Getsemaní, el Señor Me reveló las maravillas que sucederían después de Mi Ascensión hasta este presente en el que hoy nos encontramos. Él Me reveló los prodigios y las obras que realizarían Mis seguidores y que, a pesar de que fuesen difíciles de realizar y de llevar adelante, a ellos nunca les faltaría el ímpetu del Divino Espíritu para poder concretarlas.
Después de tantos padecimientos vividos durante la agonía en el Huerto Getsemaní en la noche del Jueves Santo, después que Nuestro Padre Me mostró todo lo que sucedería no solo con Mi Consciencia, sino también con la humanidad y sus generaciones, un Ángel del Señor se Me presentó para darme ánimo y alegría, para darme fortaleza y motivación para seguir bebiendo del Cáliz que el Padre Me estaba ofreciendo por la redención de todos los pecadores, por la salvación de la humanidad, por la conversión de toda la Tierra y de todas sus razas.
El Ángel del Señor Me mostró lo que sucedería después que Yo pasara por la Tierra y ascendiera a los Cielos.
Nadie podría imaginar cuántos prodigios Dios puede realizar por medio de las almas que Me siguen y que Me viven. No estoy aquí por los ingratos, estoy aquí por los que son consecuentes Conmigo y se esfuerzan por serlo en cada etapa de la vida, en cada momento vivir un sacrificio más grande por Mi Corazón y por Mi Consciencia, y en cada oportunidad solo decirme “sí”. De ese “sí” de todos Mis servidores y seguidores Yo Me sirvo para poder venir al mundo y anunciar la Palabra de Dios que resonará en los corazones fieles, que brotará como un manantial de los corazones humildes, que transformará a los que aún no se han redimido y que ni imaginaban que podrían redimirse por Mi Presencia.
Hoy les traigo esa realidad y esa revelación.
En aquel tiempo, el Ángel del Señor vino a consolarme así como hoy vengo a consolarlos a ustedes y a todos los que Me escuchan. Porque el amor es la gran llave que disuelve toda la maldad. El amor es esa corriente poderosa que todo transforma y que vivifica a las almas.
El Amor del Espíritu de Dios es invencible y eterno, así como eterno puede ser el amor de ustedes por Mi Corazón y por Mi Consciencia; eso es lo que Me permitirá llegar al mundo; es su fidelidad la que Me permitirá cumplir, a través de ustedes, con el Plan que el Padre Me entregó para este ciclo, un ciclo tan agudo y sufrido para la humanidad.
Por eso Yo los invito, en esta tarde, a ver el lado positivo de las cosas, a ver la realización del Plan por medio de las dificultades y de las pruebas. Porque lo que más espero es que puedan crecer interiormente, que puedan dar testimonio de Mi Presencia y de Mi llegada al mundo en estos tiempos críticos.
De los que no Me responden o Me dejaron de responder, Yo Me encargaré, porque lo que Dios les ha entregado a esas almas como Propósito no podrá ser interferido ni alterado. Por eso, todo tendrá un Juicio no solo dentro de los hombres, sino también en toda la Tierra.
Les vengo a derramar Mi Misericordia y Mi Gracia para que todo se pueda purificar y sublimar.
Aún hay tiempo para poder salvarse y redimirse, pero la primera regla que Yo les pido es que se rindan. Quien no se rinda no podrá seguirme, y en este momento ya están viendo ejemplos.
La rendición rompe y quiebra la resistencia. La rendición quiebra la piedra más dura de la consciencia y el obstáculo más imposible del ser.
El amor vencerá junto a la rendición de las almas que se entregan en fidelidad a Mi Corazón para que Yo pueda construir lo nuevo en cada una de ellas.
Mi testimonio es decirles la Verdad, porque la Verdad es amor y es transparencia. La transparencia debe ser el sello que se grabe en sus corazones para que puedan soportar los tiempos que llegarán sin engaños ni interferencias. Aún necesito que trabajen en eso por más que les cueste, por más que no sepan vivirlo, por más que aún no lo hayan encarnado en ustedes.
Vivan en Mi Transparencia interior y siempre encontrarán la Verdad, y el corazón de sus seres no estará solitario, será colmado por Mi Espíritu y por Mi Gracia para poder renovarse de tiempo en tiempo.
En esta tarde los animo a contemplar la grandeza que Me reveló el Ángel del Señor por medio de los últimos testigos que pronunciarían Mi Nombre al mundo y que dirían que Yo ya estoy retornando para cambiar definitivamente a esta humanidad.
Sean valientes y sigan la Estrella de la Confraternidad de Mi Corazón, que será el emblema que los guiará cuando Yo ya no esté presente y solo Mis Palabras sean el testimonio de Mi Amor por ustedes y por la humanidad, para que puedan recordar que en cada mensaje entregado Yo les dejé una llave importante para poder cambiar.
Mi Corazón siente gozo por los que Me corresponden. Mi Corazón siente plenitud por los que participan de Mi Obra y la hacen suya en sus vidas en cada momento de oración, en cada momento de servicio por la humanidad y por los Reinos de la Naturaleza, en cada momento en que ustedes le dicen “sí” al Señor.
Que sus corazones no sean confundidos, porque si Yo todavía estoy aquí es porque algo necesito de ustedes y Me lo tienen que dar para que se pueda cumplir el Plan. No hay nada más importante, compañeros, que se realice el Reino de Dios en la Tierra y que las almas sean partícipes de Mi Iglesia Celestial en los confines del mundo y en cada ser interior.
Ayer les di la revelación de Mi dolor por los que Me ofenden, hoy les doy la revelación de Mi alegría, alegría que Me entregó el Ángel del Señor por los que Me aceptan de manera incondicional y verdadera.
No necesito que sean perfectos, necesito que sean transparentes y tan cristalinos como el agua que corre por los ríos y que abarca grandes océanos. Sumérjanse en esa potencia de Mi Corazón vivo y resplandeciente, y el mal allí no los encontrará y no los confundirá.
Porque quien es verdadero con Mi Corazón podrá ser verdadero con el hermano, podrá decirme “sí” a Mí y al prójimo; aun cuando crea que no lo conseguirá, aun cuando piense que no podrá donarse, lo podrá hacer cuando le confirme su “sí” a Mi Corazón.
El dolor puede ser profundo en el Corazón del Maestro, pero la alegría que Me dan los que Me sirven es eterna e invencible.
Aférrense a los atributos vivos de Mi Corazón para que Yo pueda seguir obrando en el mundo y verán en poco tiempo, y no es simbólico lo que les digo, verán en poco tiempo a muchos más que llegarán de una forma impensable a la Obra de su Maestro y Señor.
Que la unidad se establezca en el corazón de los que quieren seguir Mi Camino. No Me detendré por los que Me niegan. No Me apartaré de los que Me siguen.
No detendré Mis pasos por los que Me dan la espalda, porque Mi Corazón triunfará así como triunfó en la Cruz el Corazón vivo de Dios en Su Hijo.
Pero ahora no derramaré Mi Sangre para demostrarles que Dios murió en la Cruz por ustedes para perdonarlos por sus ofensas e ingratitudes.
Ahora Yo les demostraré la corriente de Mi Gracia y de Mi Misericordia, la que iluminará a los corazones del mundo para siempre.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Primer Mensaje
Mi Silencio habla de la verdad de estos tiempos.
Mi Silencio les recuerda el momento de Mi pasaje por el Huerto Getsemaní y la hora durísima de la agonía; momento en el cual Dios Me reveló la verdad y Me la hizo conocer profundamente, para que no solo Mi Corazón se preparara, sino también para que Mi Espíritu se preparara para los tiempos que llegarían después de Mi Ascensión a los Cielos.
Estamos en la hora de esa gran verdad. Estamos ante la revelación de ese momento crucial que llega al mundo para poder mostrarle su realidad y así salir de la ceguera.
Hoy, su Maestro y Señor carga con las ingratitudes del mundo y con todas las ofensas que los corazones en estos tiempos cometen, en su profunda ignorancia.
Es un sentimiento inexplicable, es una sensación inextinguible, es un dolor grande para poder soportar y, sobre todo, para llevarlo dentro de Mi Corazón.
Por eso vengo a pedirle al mundo y a los que creen en Mí, la adoración reparadora, durante cinco minutos, a fin de que el Corazón del Señor sea consolado de las ofensas que recibió y de las ingratitudes que sintió de todos los que una vez estuvieron a Mi lado, pero que el engañador del mundo apartó de Mí, por diferentes razones.
No es este el mensaje que hoy les traía para su conocimiento e instrucción, pero el Salvador de los hombres debe llegar hasta el final, hasta la última alma, hasta el último rincón del mundo para dar auxilio a los que más necesitan, especialmente a los que viven en su ignorancia o en su indiferencia.
En la adoración reparadora de los cinco minutos podrán consolar a su Maestro y Señor, de muchísimos sentimientos y actitudes ofensivas que Me envían las almas de la Tierra por diferentes caminos y a través de diferentes acciones.
He aquí el Corazón que aún sufre por el mundo y por los que le dan las espaldas al Redentor de Universo, dejando de corresponderle como Él lo necesita, como Él lo ha pensado y como el Padre Celestial lo ha propuesto.
Pero los que siguen Conmigo que no se amedrenten; reparen el Corazón doloroso del amadísimo Señor a fin de que los siete principales sentimientos que ofenden a Dios sean transmutados y reparados por el poder misericordioso de Mi Corazón y por las adoraciones que las almas Me ofrezcan tan solo por cinco minutos.
Así repararán el Corazón del Hijo y, en consecuencia, repararán el Corazón del Padre. Repararán el Corazón de Cristo por los sentimientos de indiferencia, por los sentimientos de ingratitud, por el sentimiento de negación, por el sentimiento de cobardía, por el sentimiento de negligencia, por la falta de fe y, especialmente, por el sentimiento de desamor hacia las Obras de Dios y a su cumplimiento en la Tierra.
Por esos siete sentimientos adorarán el Corazón Eucarístico del Señor del Universo y ofrecerán reparación a fin de que las almas no se sigan confundiendo a sí mismas.
Y aunque el rebaño esté agitado y el lobo feroz esté a su acecho, el Pastor del Universo no retrocederá. No retrocederá porque Él vendrá a salvarlos, Él vendrá a mostrarles el camino y la Luz ante las tinieblas.
Compañeros, llegó el tiempo de la definición.
La cruz de este tiempo es muy pesada y quien en verdad no esté Conmigo no podrá cargarla por más que lo intente, por más que lo quiera hacer.
Quien no está Conmigo no está en el amor y podría no saberlo.
Por eso, imploren a Dios con arrepentimiento de corazón, para que la humildad les sea concedida y sus corazones se purifiquen, ante las venganzas que el adversario emitirá en el fin de estos tiempos contra los seguidores de Cristo.
Si no hay amor, nada se podrá resolver. No bastarán las palabras. No bastarán los comentarios ni los juicios de valor. Necesito que sean Mi ejemplo vivo en la Tierra, por más que nunca lo consigan. Deberán espejar Mi Presencia para que Mi Corazón sea glorificado en los confines de la Tierra.
Ha llegado el momento de no engañarse más y de no permitir ser engañado, porque muchos vendrán en Mi nombre y afirmarán que otros son los caminos, y muchos lo creerán.
Por eso, sumérjanse en Mi Corazón doloroso, para que la llama de su amor lo consuele y lo repare mediante la adoración a Mi Eucarístico Corazón.
Las señales del tiempo anuncian grandes acontecimientos, dentro y fuera de los hombres, dentro y fuera de las mujeres de la Tierra.
Y no habrá nada ni nadie que pueda detener su definición en este tiempo, definición que marcará el destino de la próxima etapa y, podría decir, de toda su existencia, hasta después del retorno de su Maestro y Señor al mundo por segunda vez.
Por eso, no les hablo de hechos pequeños o de incomprensiones insignificantes, de adhesiones pobres o de falta de unidad inmediata para con sus hermanos y semejantes.
Están ante la Segunda Persona de la Santísima Trinidad. Están ante una revelación que se viene anunciando desde los orígenes de la Tierra hasta el presente.
Por eso, quisiera saber, ¿quién beberá Conmigo del nuevo Cáliz que Me entregará Dios?
Lo que se transmutará en estos tiempos será muy diferente a lo que se transmutó en los tiempos pasados durante la Presencia del Hijo de Dios en la Tierra.
Los invito a abrir aún más el corazón para escuchar Mis Palabras y para que ellas no se vuelvan pasajeras ni tampoco se olviden; porque Mi tiempo está terminando entre ustedes.
Los que no puedan donarse totalmente a Mí siempre estarán en libertad, porque Dios los ha hecho libres para que pudieran aprender a amar como Él los ama, infinitamente.
Les estoy entregando el planeta en sus manos y con confianza. Le entrego a esta Obra la humanidad; porque lo que habrá de suceder en el cercano futuro será muy grande y exigirá responsabilidad y correspondencia.
No quiero que sientan temor de todo esto, o de todo lo que les he dicho.
Les traigo la revelación del mismo sentimiento que Dios depositó en Mi Corazón durante Mi pasaje por el Huerto Getsemaní; sentimiento y revelación que se está cumpliendo en este momento, por las respuestas que Me dan Mis seguidores, sobre todo los que bajan los brazos ante Mí y se dejan vencer.
Sean inteligentes y usen el poder de Mi Corazón para transformarlo todo. Sean algo más que seres humanos que viven y respiran en este planeta, que escuchan o que hablan, que sienten o que piensan. Sean, en verdad, lo que vinieron a ser y no se justifiquen, porque así nunca cambiarán.
Mi Corazón ya no puede recibir más ingratitudes, porque el mundo Me las da diariamente. Mi Corazón solo quiere recibir su amor y su verdad.
Vengo a Austria para que comprendan en lo que estamos trabajando juntos y la importancia que esto tiene para Dios, tanto en el Universo como en la Tierra.
¿No será que sus sentimientos e inquietudes son pequeños ante la verdadera realidad de la humanidad y de su autodestrucción?
Crezcan y comprenderán el Plan; lo vivirán, así como Yo lo vivo y realizarán mucho más de lo que Yo realizo; porque les dije que harían cosas más grandes que las que Yo hice hace tanto tiempo atrás.
Que Mis Palabras permanezcan y que no se desvanezcan, porque Mis Palabras, cuando Yo ya no esté, serán su recuerdo para vivir la redención.
Que el Señor los bendiga y los ilumine.
Que el Señor les dé Su Templanza y Su Mansedumbre.
Que en el Señor puedan corresponder y obrar, para que venzan la fragilidad de estos tiempos por medio de la fortaleza del Espíritu Santo.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Hermanos confederados:
Su Maestro y Señor de la Misericordia toca nuevamente, con Sus Pies de humildad, tierras portuguesas a fin de que sus corazones se preparen para las diferentes fases de la liberación que el Señor del Universo realizará dentro de la Comunidad Europea.
Esa es la razón por la cual vuestra Madre, y la Mía, ha escogido esta nación para comenzar, porque desde aquí podrán recibir los impulsos necesarios para que toda la misión se desarrolle como está prevista.
Por eso, todo lo que le ofrezcan a Dios, por más pequeño que parezca, ayudará y contribuirá mucho para que no solo las naciones que visitaremos, sino también toda Europa, reciban la ayuda espiritual que está pensada por lo Alto desde el principio.
Ahora, su Maestro y Señor, en un lugar tan semejante al Huerto Getsemaní, se prepara para comenzar inmediatamente con la misión encomendada por el Divino Padre.
Es así que he escogido retirarme estos días, dentro de los valles de la región de Algarve para que, entre los olivos, pueda reflexionar sobre los próximos pasos de la operación de rescate para Europa.
Desde ahora, agradezco su compañía y unión Conmigo en esta sagrada misión.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice con Su Luz eterna,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
Mi Corazón Sacratísimo se acongoja cuando las almas no quieren escuchar a Dios. Pero esto Yo ya lo sabía, sabía que iba a suceder en este siglo y en este tiempo. Me fue revelado durante la Agonía los ciento treinta y tres principales dolores que la humanidad le ocasionaría al Corazón del Creador.
Hoy, les digo, compañeros, que lo que sucede a los ojos de todo el mundo es el dolor más agudo que vive Mi Corazón. Por eso, hoy he venido para mostrarles Mi Agonía espiritual en el Huerto Getsemaní, Agonía que lastima Mi pobre Corazón por los pecados e injusticias del mundo.
Todo lo que hoy sucede es porque la mayoría de las almas, en este tiempo, no reconocieron la oferta de Mi Amor. Esto no es un castigo, es una consecuencia generada por los hombres que se apartan cada vez más de Dios.
Al igual que los inmigrantes en las barcas, Yo estoy en naufragio, pues, como un navegante, Me han perdido en alta mar. No Me han visto en los ojos de los más pequeños ni tampoco en el corazón de las madres que buscan consuelo. Me exiliaron de esta humanidad por ser extranjero.
Sepan que estoy presente en el corazón de los más desprotegidos, pues espero despertarlos algún día para que den testimonio de vida al mundo.
Así, Yo Me presento a ustedes para que comprendan que todo no es lo que parece. La humanidad tapa sus ojos para no ver el resultado de una decadencia sin límites.
¿Quién consolará Mi Corazón que va rebasando la copa de la injusticia?
¿Quién vivirá por Mí, para poder salvarse?
Es hora de crecer interiormente y de no dejar que la propia vida los haga perecer.
Síganme en este trayecto y no sigan en el que lleva al mundo a la inconsciencia y a la falta de fe.
Compañeros, sean Mis testigos, Mis verdaderos testimonios ante la crueldad del mundo.
Abran los brazos y sientan en sus corazones el dolor del Redentor.
He venido a San Carlos porque aquí hay ovejas que deben seguirme y, en este tiempo, deben profesar su verdadera fe, fe que ayudará al mundo y a toda la humanidad.
Que esta nueva Maratón sea dedicada a la reparación de las almas inocentes, pues ahora Yo Me encuentro entre esos corazones, sufriendo el horror del mundo. Sean buenos orantes y ayúdenme a seguir derramando Misericordia para el mundo.
Les dejo la sagrada visión de Mi agonía en el Huerto Getsemaní. ¿Quién beberá del amargo Cáliz Conmigo para salvar a la humanidad?
Bajo el Amor de Dios sean bienaventurados.
¡Gracias, hijos de San Carlos, por estar Conmigo!
Cristo Jesús Glorificado
Me voy en silencio, para que sientan Mi Corazón lastimado.
Yo los bendigo ahora y siempre, en nombre del Amor de Dios.
¡Les agradezco!
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Hermanos, hoy el Maestro llegó de una forma especial aquí, a San Carlos, y quisiéramos compartir con ustedes un breve relato para que puedan entender mejor el Mensaje que Él nos trajo hoy, que es diferente a todos los Mensajes que Él ha dado hasta este momento.
Cuando el Maestro llegó aquí, Él vino revelándonos la escena de la agonía en el Huerto Getsemaní.
No vino como ha venido en otros momentos, con toda Su Presencia para hablarnos directamente, sino que Él estaba encima de una piedra, estaba con Su Mirada hacia el Cielo, hacia el universo y hablaba con Adonai. Él estuvo así por mucho, mucho tiempo, durante todo el tiempo que estuvimos aquí, esperando que Él comenzara a hablar.
Nos preguntábamos qué era lo que Él quería decir con eso. Y, entendimos al final que quería compartir un dolor que Él vive, en este momento, con nosotros; y Él necesitaba que nosotros fuéramos conscientes para poder colaborar.
Y después que Él mostró esa escena por un largo tiempo, Él mostró que llevaba una corona de espinas sobre Su Cabeza; y le preguntamos: ¿pero la Corona de espinas no fue después, durante la Pasión?; y Él decía que esta Corona es la que le coloca hoy la humanidad y que Él sufre muchas agonías causadas por este mundo, así como las sufre Su Madre, María.
Entonces, en ese momento, Él giró Su Rostro hacia nosotros, estaba llorando, con Sangre en Su Rostro y Su Corazón desbordaba de un dolor muy grande, que era desconocido. Él decía que era una agonía espiritual que estaba viviendo, algo que sería inexplicable de entender por parte de la humanidad, pero que Él intentaría en este momento explicarnos, a través de las palabras, lo que Él está sintiendo de la humanidad.
Él en este Mensaje puso algunos ejemplos muy simbólicos, que tenemos que prestar atención para entender a través de esos símbolos el Mensaje que Él nos quiere decir.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más