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En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Hijos, dejen que el Espíritu y el Amor de Dios los envuelva, así como hoy los colma este amanecer en este día en el que la luz interior se fortalece en cada consciencia y se vivifica bajo los rayos de la Gracia de Dios y de la presencia de Su Divino Espíritu.
Es en el nombre de Su Gracia que hoy vengo a su encuentro, que hoy vengo para estar con ustedes, con Mis queridos hijos y en este Centro Sagrado de Figueira, como en otros Centros.
Enciendo la luz de Mis Espejos para que ellos reciban los impulsos de luz de los Espejos del Cosmos y de toda la Creación a fin de que los Atributos de la Vida sigan estando presentes en la consciencia del ser humano y del planeta, y las esferas sublimes de la Creación y de toda su existencia estén más próximas de la humanidad y del mundo que sufren día a día.
Es por medio de la Luz de los Espejos del Cosmos que hoy reenciendo el espejo interior en cada corazón humano para que vuelva a recuperar su filiación con Dios y la comunión con lo alto, para que sea partícipe de la vida universal y de todo lo que vive y vibra en el Universo.
Hoy les traigo el regalo del Amor de Dios que es un presente inextinguible para sus consciencias y para este tiempo planetario; en el que el equilibrio, la armonía y la paz deben ser su camino diario, su meta y su propósito.
Hoy enciendo los Espejos del Centro Sagrado de Figueira a fin de que los nuevos árboles, que ya crecieron, den sus primeros frutos en la manifestación de los Atributos de Dios y, especialmente, de Su Voluntad a fin de que estos frutos, algún día, sean cosechados por Mis hijos del mundo entero y puedan alimentarse de la espiritualidad que Dios ha concedido y concebido en este lugar desde los primeros años de la manifestación de esta Comunidad-Luz.
Hoy los frutos de la Instrucción Sagrada son compartidos con el mundo entero y el Centro de Luz de Figueira abre sus puertas para que, con caridad y amor, acoja a las almas sufridas de la humanidad y lleve el Amor del Padre, el Amor que Él depositó desde el principio en este lugar a los que más lo necesitan, para que la esperanza no muera en el corazón humano, para que la fe no se precipite, para que la luz nunca se apague.
Yo traigo para ustedes la Luz de Mis Espejos, la Luz que existió en el principio y antes de esta creación material. Es esta Luz Divina, misteriosa y desconocida que proviene de la Fuente del Padre y de Su Universo de Amor, la que una vez tocó este suelo sagrado del Centro de Luz de Figueira y trajo para todos la Gracia del despertar de la consciencia, del reconocimiento y de la vivencia de la divinidad interior en cada ser, de la unión con el Altísimo y con Su Voluntad para el cumplimiento de Su Plan sobre la superficie de la Tierra.
He aquí la Luz de los Centros Sagrados, de los Centros Marianos, de los Centros de Amor, que emanan sus Atributos Divinos e inmateriales para el equilibrio de la humanidad y del planeta, para la experiencia y la escuela del Amor y del Perdón, para la unión infinita con Dios por encima de todas las cosas.
Hoy están ante uno de los Misterios de Dios que la Madre del Mundo devela por medio de la Fuente Divina, en unión con los Espejos del Cosmos que preparan a las consciencias para el próximo ciclo.
Sudamérica es la cuna de muchos Recintos Sagrados, en donde la experiencia del Amor de Dios está presente y aún es desconocida.
Por eso, hoy el Centro de Luz de Figueira se manifiesta en su superficie para que las puertas hacia la Misericordia Divina se mantengan abiertas y más columnas de luz se manifiesten sobre esta humanidad en la superficie de la Tierra y por medio de los corazones que proclaman su fe en el Señor.
Entren entonces, hijos Míos, al Universo de Mis Espejos y siéntanse en el vacío interior, en la entrega total, en el espíritu incondicional y en la unión perfecta con el Padre Eterno a fin de que sus vidas, hijos Míos, sean instrumentos de lo Alto, de la Voluntad, del Amor vivo que es eterno e inextinguible, que es un Amor infinito e incalculable. Es el Amor que los creó, es el Amor que los hizo partícipes de la vida, del sentimiento de la verdad, del conocimiento de lo sagrado y de la unión con el infinito.
El Centro de Luz de Figueira hoy se expresa a la humanidad y al planeta y les recuerda a sus discípulos que él siempre estará aquí para recibirlos y acogerlos, para colmarlos con sus atributos que son parte de una Verdad Divina, de una Voluntad Suprema, de un destino celestial.
Yo necesito, hijos Míos, que propaguen esa luz por el mundo, esa luz que proviene del Centro de Luz de Figueira, al igual que de otros Centros de Luz en el mundo, que son parte de la Voluntad de Dios y que desde antes de la existencia del hombre en la superficie, están presentes en el planeta para traer a las almas el Conocimiento de Dios y la búsqueda incesante de la Verdad, de una verdad que algún día alcanzarán, de una verdad que los hará libres de sí mismos, de las cadenas del error y de la culpa. Porque la esencia de esa verdad es el Amor, el Amor que proviene de la Fuente, el Amor de Mi Hijo, el Cristo, que los hace participar de la Comunión con Su Luz Celestial y con Su Vida.
Hoy la Jerarquía Celeste reenciende el Centro de Luz de Figueira para que las almas recuerden los principios que aquí fueron fundados y que se vivirán en la Nueva Tierra para el surgimiento de la Nueva Humanidad.
Una vida que estará basada en el Amor, en la Verdad y en la Unidad Divina; en la posibilidad de compartir, de amar y de entregar lo que cada uno es verdaderamente, más allá de los defectos o de las imperfecciones.
Es esa luz interior que el Centro de Luz de Figueira hoy viene a despertar en sus discípulos, en todos los que fueron tocados por la instrucción del Maestro Interior, de su compañero y amigo José Trigueirinho.
Vean como ese instrumento se entregó a Dios para manifestar la luz de los Centros Sagrados, luz que auxiliaría a la humanidad en el fin de los tiempos y que permitiría a toda la Jerarquía Celeste cumplir el Plan de intervención y de rescate de las almas del mundo por medio del despertar de la consciencia, del amor y de la oración.
Hoy están ante el paso para ser instrumentos en las manos de Dios, así como lo fue su instructor y amigo José Trigueirinho, en la simplicidad de la vida, en la acción del amor, en el sostén de las purificaciones y de las pruebas, en la fortaleza de la fe, en la ampliación de la consciencia por medio de la devoción y de la reverencia a la Divina Jerarquía.
Comulguen con este momento, comulguen con la luz del Centro de Luz de Figueira y así, en la renovación del espíritu, reciban la Paz por medio de Mis Espejos que hoy contactan los Centros Sagrados del planeta, los que en una sola Red de Luz y de Amor auxiliarán a las almas y fortalecerán a los servidores que confían plenamente en la Jerarquía.
Que Dios siempre, hijos Míos, los haga partícipes de Sus Dones, de Su Verdad y principalmente de Su Misericordia.
Que el Centro de Luz de Figueira hoy brille en cada corazón humano, más allá de conocerlo o de desconocerlo, más allá de penetrarlo o de comprenderlo.
Que la Luz del Centro de Figueira y de la Jerarquía los acompañe para que se cumpla el Plan.
Que así sea.
Los bendigo en la luz de la espiritualidad divina y de la consciencia mayor de los Espejos de la Gracia y de la Misericordia, bajo la Luz del espíritu de la Paz y de la Reconciliación.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Hoy solo quiero que sientan Mi Corazón de Madre, un Corazón que sufre por el mundo, un Corazón que padece por la humanidad que no escucha a Dios y no le responde, un Corazón que intercede por ustedes, por sus hermanos, por todos los que sufren y padecen en estos tiempos.
Hoy ese Corazón salvífico, en el nombre de Jesús, se entrega a la humanidad, una y otra vez, para traer a las almas la Gracia de Dios.
Vengo a ofrecerles Mi dolor de Madre para que ofrezcan sus pequeños dolores del día a día, sabiendo que asumir a este planeta significa un gran sacrificio y una gran entrega que Dios puede contemplar, con amor, de parte de cada uno de Sus hijos.
Así, sus pequeños dolores se transformarán cuando, como apóstoles de Cristo, asuman este planeta que sufre y padece día a día.
Es así que hoy vengo como Madre de la Creación, como Madre Naturaleza, como la Madre del Mundo que contempla la Tierra todo el tiempo y que intenta llevar a Sus hijos hacia Dios para que cada uno de ellos encuentre la luz interior que habita más allá de las adversidades, de la oscuridad o del mal.
Yo vengo a despertar en el mundo y en este tiempo final, esa Luz Crística que existe en cada uno de Mis hijos, que es sometida y juzgada, que es oprimida y olvidada por muchos seres de la Tierra que se olvidan del Dios interior para sustituirlo por el dios de las modernidades.
Yo vengo a abrir los ojos de la consciencia humana por medio de los impulsos espirituales que traigo del Cielo, no solo para poder liberar el tiempo presente, sino también el tiempo pasado que, lleno de errores y de malas acciones, debe ser transmutado y curado por la intervención de la Madre de Dios, con la ayuda poderosa del Divino Hijo.
Es así que vengo a traer Paz donde hoy no existe. Vengo a traer un mensaje de esperanza y de renovación, sabiendo que Cristo, Mi amado Hijo, espera que lo puedan encontrar dentro de ustedes por medio de la vivencia preciosa de los Sacramentos, legado que Él dejó para la humanidad hasta que Él pueda retornar por segunda vez a la Tierra.
Todos los que son sacramentados reciben la Luz espiritual de Mi Hijo. Todos los que comulgan del Cuerpo de Cristo reciben la Luz de Dios, que los impulsa al cambio y a vivir perfectamente el camino de la redención.
Hoy vengo por una Alemania que está cambiando y que, lentamente, despierta al llamado de Dios así como Mi Hijo lo necesita en este tiempo, para que más soldados Suyos se presenten para vivir el camino del apostolado y del servicio incondicional por los demás, por este planeta y por los Reinos de la Naturaleza, que necesitan sentirse amados y respetados por el hombre.
Todo eso, hijos Míos, colaborará con el Plan del Retorno de Cristo.
En esta tarde de Luz en la que una Gracia especial desciende sobre ustedes, Gracia que no permite que el mal actúe, pero sí que los corazones despierten a la gran convocatoria del Creador, hoy comienzo aquí, hijos Míos, en esta ciudad de Múnich, a preparar la tierra, una tierra fértil en los corazones de los hombres, que recibirá las semillas de Luz que hoy su Madre Celeste siembra para que Cristo pueda recoger, cuando Él vuelva, los frutos de la redención y de la conversión, no solo en la vivencia consciente de los Sacramentos, sino en el camino fervoroso de la oración del corazón que transforma la vida y la consciencia, y que permite a las almas del mundo percibir la realidad de este tiempo y la verdadera necesidad de este planeta.
Yo los invito, hijos Míos, como su Madre, a que Me acompañen y Me sigan por todo lo que la Jerarquía Espiritual espera realizar en Europa y en el mundo, por todos los Proyectos que tiene Mi Hijo, que deben despertar en sus corazones y naciones, y que permitirán colocar al continente europeo en una preparación necesaria, espiritual e interior, para poder recibir a Mi Hijo, el Cristo.
Él viene, primero, en divinidad y en alma antes de venir físicamente, para que despierte en ustedes la Luz del Cristo interior que los ayudará y los auxiliará en su purificación interior y en el apoyo incondicional a sus hermanos que también vivirán su purificación en el fin de estos tiempos, para finalmente alcanzar la Gracia de Dios de estar en Su Reino de Gloria y de Luz.
A través de Mi Corazón y de Mi Alma, hijos Míos, Yo traigo para ustedes y para todos los que hoy Me escuchan la Luz de Mi Hijo, como una corriente que proviene del Cielo y del Universo Espiritual, para que sus almas sean fortalecidas y sus espíritus sean renovados por el impulso maternal que hoy les trae Mi Corazón, de no solo compartir y vivir el dolor de la Madre del Mundo, sino también de trabajar junto a la Madre Celeste por la redención de los corazones más perdidos, para que los más perdidos y olvidados tengan la misma Gracia, la misma Misericordia y el mismo perdón que ustedes recibieron, hijos Míos, cuando dejaron entrar a Mi Hijo en su mundo interior y cuando dejaron entrar a la Madre de Dios en el templo de su corazón.
Hoy veo muchas necesidades en el mundo. Mientras estoy aquí con ustedes, hijos Míos, Yo estoy con el resto de la humanidad, bajo la Omnipresencia del Todopoderoso, y trabajo junto con el Padre Celestial por las naciones del mundo que necesitarán reencenderse en el Amor de Dios para que, algún día, muchos más que ustedes sientan en su corazón el toque de la Gracia de Dios que vendrá a su encuentro como vino al encuentro de ustedes cuando sintieron a Dios en su corazón y lo reconocieron, no solo como una Consciencia y una Fuente Divina, sino también a través de los Sacramentos que Mi Hijo les dejó como un tesoro espiritual, como puertas que se abren para encontrar al Universo de Dios.
Hoy las Leyes Universales comenzarán a descender sobre Alemania y sus naciones hermanas, porque un nuevo Reino, un Reino de Luz y de Misericordia, deberá establecerse en los corazones para que el Cristo los pueda encontrar cuando Él retorne en Su Gloria, en Su mayor expresión de Luz, así como Él lo prometió antes de ascender a los Cielos.
Por medio de este encuentro con el Universo Espiritual del Padre, hoy Mi corazón de Madre trae Gracias para los que se han decidido, en esta tarde, a consagrarse como Mis hijos y a comprometerse a trabajar espiritualmente en su proceso de consagración consciente, como almas y como consciencias, como apóstoles de Mi Hijo que escuchan el llamado de Dios al servicio incondicional por la humanidad.
Que vengan aquí los que hoy se consagrarán para que Yo los pueda bendecir. Escuchando la versión instrumental del Himno de su Consagración, colocamos, hijos Míos, ante el Padre Celestial, esta oferta.
Y así como en encuentros anteriores entregué Rosas de Luz para que se abrieran en los corazones de Mis hijos; hoy también Yo les entregaré Rosas de Luz para que, por medio de estas rosas ofrecidas a Mi Corazón Inmaculado, encuentren dentro de ustedes el verdadero sentido de la belleza interior que Dios les colocó cuando Él los creó, a Su imagen y semejanza, como esencias para que lo pudieran imitar, para que lo pudieran expresar como la belleza que el Dios Vivo es y siempre lo será en ustedes, por toda la eternidad.
Hagan valer, hijos Míos, la posibilidad de expresar su belleza interior en Dios, para que Dios, por medio de ustedes y de sus hermanos, pueda expresar en las naciones los Atributos Espirituales que vendrán, antes de la llegada del Cristo, para despertar a los corazones al Universo Mayor.
Hoy los bendigo con la Luz de Mi espíritu y de Mi alma, así como el Arcángel Gabriel, en el nombre del Padre, bendijo a Su Sierva fiel para que comenzara a vivir su importante misión en la Tierra.
Hoy sus almas, hijos Míos, son colocadas ante ese camino para comenzar a vivir la misión espiritual que vinieron a cumplir a la Tierra, no solo como almas de Alemania, sino como apóstoles del mundo que se abren para recibir la Luz de Cristo Interior, la Luz redentora y triunfadora del Sagrado Corazón de Jesús.
Estas flores, que hoy su Madre Celeste bendice, no solo tienen el motivo de expresar en ustedes la belleza de Dios, la gran posibilidad de amar incondicionalmente al mundo y a las almas que sufren, sino también para que ustedes, hijos Míos, despierten los Dones de Dios que algún día serán los talentos que Cristo vendrá a buscar en Su Segundo Retorno para unir a los ciento cuarenta y cuatro mil en un solo pueblo, en una sola cultura, en una única humanidad, en la humanidad del Amor y de la Misericordia de Dios.
En agradecimiento al Padre Eterno y a Su Fuente de Gracia Divina, rezarán a su Madre Celeste un Ave María para que el Padre reciba en Su Corazón el rayo de gratitud, de reverencia y de devoción que en esta nueva etapa deberá abundar y expresarse en Alemania.
Oración: Ave María (en alemán).
¡Les agradezco por haber respondido a Mi llamado!
Que la Gracia de Dios, el Amor Divino del Hijo y la Luz del Espíritu Santo estén en ustedes y en toda Alemania.
En el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo.
Escucho el himno de su consagración.
Vengo aquí por un pueblo que Me ama, que Me escucha, que Me invoca y que Me suplica.
Vengo aquí por esta tierra para poder curarla, para que de ella pueda resurgir una Nueva Humanidad.
Vengo aquí por el amor de los corazones que se expresan a Dios con simplicidad y humildad. Eso es lo que me hace venir aquí, queridos hijos, que haya escogido llegar aquí dentro de esta obra de peregrinación y de este propósito que Dios Me ha colocado como parte de Sus sagrados designios.
Hoy vengo aquí, queridos hijos, para colocar entre Mis Brazos a cada uno de ustedes; para que sientan la dulzura de Mi Amor, el fuego de Mi Corazón y la Luz de Mi Espíritu que viene a curar a las almas del pasado, a cicatrizar los errores, a disolver las penas y todos los sufrimientos que hayan podido vivir algún día.
Hoy escucho la voz de sus oraciones en pleno gozo, en eterno júbilo, porque hoy están abriendo la puerta a su Madre Celeste para que Ella no solo esté aquí, entre ustedes, sino también con todo el país y con todos los Andes, que tanto necesitan de la ayuda de Dios.
Quisiera que después de este día, queridos hijos, sus vidas ingresaran en el camino del apostolado y de la oración, y que este primer impulso que sus almas recibirán en su consagración, sea el motivo para dar nuevos pasos en la concreción del Plan de Dios sobre la Tierra, para que sus almas sean algún día, los soles de la Nueva Humanidad.
Hoy comienza un nuevo camino en sus vidas, queridos hijos. Sus caminos son enderezados para que en algún momento se encuentren con el Señor Jesucristo, porque Él es el precursor de todas las cosas. Él es el gran Mensajero de Dios que envía a Su sierva y discípula para entregarles la Palabra de Vida por medio de Su manantial de Misericordia y de Amor.
Quisiera que supieran, queridos hijos, que hoy sus pasos son iluminados en el amor y en la verdad, para que muchas, muchas almas más, que en estos tiempos desesperan y viven en la oscuridad, puedan encontrar la luz, la luz de sus corazones.
Yo vengo a animarlos, queridos hijos, a ser caritativos; a vivir la vida de servicio por el semejante, para que su nación y su pueblo puedan recibir una gran expiación universal, y sobre todo, la restauración de la consciencia de esta nación. Para que los nuevos códigos divinos ingresen en sus esencias, en sus corazones y en sus vidas; y todo, todo, se pueda recrear tan solo dando sus pasos en el camino del amor, de la oración y del servicio.
Los invito, queridos hijos, a ser parte de la Obra de Dios; no solo viviendo todos los días la comunión con Cristo por medio de la Sagrada Eucaristía, no solo a través de la confesión, de la oración o del ayuno, sino también a través de su entrega ardiente, de la misma forma como hoy se entregaron a Mi Inmaculado Corazón.
Quisiera que todos estos impulsos espirituales que hoy les traigo desde el cielo, permanecieran vivos en sus vidas por mucho tiempo más, porque en verdad, queridos hijos, los necesitarán para llevar adelante el Plan de Retorno de Cristo a la Tierra.
Hoy vengo a traerles, queridos hijos, las nuevas Voluntades de Dios; es decir, los nuevos designios que brotan de Su Corazón Misericordioso para cada uno de Sus hijos, los que hoy, especialmente, Él derrama con tanto Amor y tanta Misericordia por medio de Mi Inmaculado Corazón, como una puerta hacia la Redención.
Sé que el mundo y sus vidas necesitan cura. Conozco profundamente todas las necesidades de Mis hijos y especialmente las de Mis hijos del Perú; pero si cumplen Mis pedidos y siguen obedientemente Mis pasos por el camino del amor y del servicio, les aseguro, queridos hijos, que no solo sus vidas se transformarán y sus cuerpos se curarán, sino que también miles de almas más, que en esta nación aún esperan despertar, recibirán la misma Gracia que hoy reciben sus corazones y se sentirán motivadas, a pesar del fin de los tiempos, a decir ‘sí’ al Plan de Dios.
Ustedes son un pueblo sagrado, y podría decir, bendito en su origen. Les vuelvo a recordar, queridos hijos, la importancia de recuperar los valores para la vida de esta humanidad, para que los Sagrados Dones de Dios permeen sus consciencias, más allá de sus vidas, a todos sus hermanos que también necesitan del Sagrado Espíritu de Dios para encontrar el Camino de la Luz.
Hoy también quería agradecerles, queridos hijos, porque su pueblo, a pesar de sus necesidades y pruebas, ha acogido a los que emigran a este país buscando una oportunidad y una nueva esperanza, y sobre todo la paz, que también debe instalarse en este pueblo y en esta nación. Si en verdad siguen orando de corazón todos los días, Yo podré cumplir con la promesa que he hecho a Dios, de despertar aquí a nuevos soles que iluminen esta humanidad y estos tiempos de tribulación.
Si se unen en grupos de oración será más fluido, queridos hijos; se concretará el Plan de Dios, no solo en esta nación sino también en las Américas, en donde gran parte de esta raza también espera por su despertar.
En este tiempo vengo peregrinando por las Américas para despertar la raza a los designios de Dios, a la Sagrada Voluntad que está escrita en el Corazón del Padre y que debe hacerse realidad en sus corazones.
Si oran junto a Mí en este tiempo, queridos hijos, permitirán que Yo pueda retornar al Perú por segunda vez. Cumpliré Mis promesas cuando vea sus corazones encendidos por el fuego de la oración y del servicio, de la caridad y del bien, para que en esta Tierra Sagrada se vuelvan a gestar los principios de una Nueva Humanidad; una Nueva Humanidad que comenzará dentro de ustedes para que finalmente, emerja en esta superficie.
Hoy vengo como el Sagrado Sol del Universo para encender sus esencias, para que recuerden su origen y su principio, para que recuerden el comienzo de su existencia y los primeros pasos de su evolución. Eso los hará fuertes. Porque la oración los hará fuertes, para poder llevar adelante Mis Pedidos, y poder consagrar finalmente a este pueblo y a esta nación a Mi Inmaculado Corazón. Así,Yo podré contar con sus manos y sus brazos para llevar adelante la Obra de Redención en esta parte de la humanidad.
Alégrense, queridos hijos, porque están reencontrando el camino hacia Dios. Su perseverancia y su fe han permitido este acontecimiento y hoy se vuelve a escribir una nueva historia para el Perú, que comienza a surgir en el universo interior de cada ser.
Y ahora, Mis Palabras son Soplo del Espíritu, Llama que enciende la llama en sus corazones para que vivifiquen el Plan de Dios y lo lleven adelante, en estos tiempos críticos, en donde es urgente la Paz, la fraternidad y la hermandad entre las consciencias.
Hoy, quisiera hacer una consagración especial ante todos sus Sagrados Soles; aquel Sol interior que siempre debe brillar, que debe tener la fuerza interior para superar obstáculos, pruebas y tinieblas; que debe estar en lo más alto del Universo para hacer brillar el Propósito de Dios mediante la conversión y la redención de sus vidas.
Que hoy se acerquen aquí los que se consagrarán, para que su Madre Celeste los pueda bendecir por medio del Fuego Divino del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Agua para bendecir.
“Señor del Universo: Bendice este elemento que has creado como emanación purísima de Tu Sagrado Corazón, a fin de que bendiga a las almas con el Soplo y con el Fuego de Tu Espíritu, con la vivencia verdadera del Amor en el corazón de los hombres de este planeta.
Que Tu Luz descienda, como Códigos de Luz, como estrellas radiantes que hacen vivificar en las almas el Divino Propósito. Amén”.
Mientras escuchan el himno de su consagración, que sus corazones se eleven a lo alto para ser bendecidos, acogidos y recibidos en los Brazos del Padre Creador.
Que sus soles internos se enciendan. Que la llama viva de la devoción despierte y que la cura de sus espíritus se establezca como portal para una Nueva Humanidad.
Que esta consagración represente el nuevo tiempo, la nueva unidad, la eterna alianza entre sus almas y Dios, en la que nada estará separado.
Queridos hijos, en esta noche sagrada, en este día bendito en el que Dios se une a sus corazones y el Hijo Divino se une a sus esencias, su Madre Celestial y Universal les entrega la faz que une a todos los pueblos, a todas las religiones y a todas las culturas. Que hoy su pueblo y su país sea protegido y bendecido por el Sagrado Manto de la Señora de Guadalupe, a fin de que se cumpla el Propósito de Dios para esta nación. Amén.
Hoy les entrego esta imagen, para que como peregrina de su pueblo, muchas más consciencias puedan vivir esta unión interna con Dios por medio de Nuestra Señora de Guadalupe, Madre de los pueblos originarios y de todas las culturas de esta tierra.
Que esta imagen visite a los que más la necesitan y que siempre esté presente en sus momentos de oración, como nuevo grupo de oración.
Hoy les dejo aquí el testimonio de Mi Luz, de Mi Amor y de Mi Gracia para cada uno de ustedes. Por este fin, Consagro a Perú a Mi Inmaculado Corazón. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
Escucho a las voces que se elevan a Dios para establecer esta Divina Consagración al Inmaculado Corazón de María.
Agradezco a Perú, a su pueblo y a su cultura por haber respondido a Mi Llamado.
Los amo, y les agradezco.
Ayúdenme a cargar en Mis brazos a esta vieja humanidad, para que ella sea ayudada, para que ella sea curada de todo lo que ha vivido a través de los tiempos y de todas las razas.
Ayúdenme a cargar en Mis brazos a esta vieja humanidad, que necesita ser renovada por el gran Espíritu de Dios, por la Fuente de Su Amor y de Su infinita Gracia.
Para que esta humanidad reciba los Dones de Dios, será necesario, queridos hijos, que los corazones hagan penitencia. Y cuando hablo de penitencia, es que cada uno ofrezca a Dios un acto de reparación, un acto de misericordia y de reconciliación diariamente, por todos los que no lo hacen, por todos los que no lo viven; y especialmente por todos lo que omiten este pedido de poder curar a la humanidad, muy envejecida por sus errores, por sus acciones, por todo lo que ha hecho en los últimos tiempos.
El deseo de su Madre Celeste, es fortalecer la iglesia interior, en el espíritu de cada hijo, a fin de que se pueda llevar adelante el tan esperado Retorno de Cristo a la humanidad. De esa forma, queridos hijos, sus corazones y sus vidas estarán lejos de todo lo que es superficial, de lo que los aleja de Dios, cuando no consiguen mirar la grandeza de Su Corazón eterno.
Su Madre Celeste debe restaurar la vieja Iglesia. Esto comenzará por los hombres, en sus mundos internos, en sus consciencias, en sus ideas y conceptos, para que cada día más, bajo la verdad y la transparencia, todos puedan estar unidos a los designios del Padre Celestial; designios que Él espera manifestar, revelar y mostrar a Sus criaturas, para que ellas puedan gestar la tan esperada Nueva Humanidad.
Mientras todo eso está por suceder, queridos hijos, que nada los haga temblar; que sus corazones estén cada día más fortalecidos por la oración del corazón, por la elevación de sus espíritus al Reino de Dios, por su unión interna con todo lo que es sublime.
Si ustedes así lo hacen, la vieja humanidad despertará a este misterio, abrirá sus ojos y se volverá a conectar con todo lo que es divino y supremo.
Necesito, queridos hijos, que realicen todos estos pedidos por todos los que los necesitan realizar, así el mundo dejará de estar hipnotizado y podrá encontrar en su interior todo lo que es verdadero y real.
Por eso, vengo a reformar las bases de lo que ya existe. Por eso su Madre Celeste está aquí, para compartir con sus hijos la Voluntad de Dios, que debe estar más próxima a sus corazones y consciencias.
Como Yo les dije ayer, queridos hijos, Dios Me ha pedido entregarles las llaves que abrirán las puertas al conocimiento del Infinito, en donde, en verdad, todo es real, sublime y eterno. Es en ese lugar, en donde quiero ver a todos Mis hijos del mundo, para que disuelvan en sus consciencias la ambición por la guerra, por el poder y la destrucción de todo lo que ha creado Dios, a través de los Reinos de la Naturaleza.
Vengo aquí también por los Reinos Menores, para que los hombres de superficie finalmente los puedan contemplar, no con ojos de destrucción, sino con una mirada de misericordia por lo que es inofensivo y puro, en el principio de esta Creación.
Necesito que Mis hijos puedan contemplar todas las necesidades del planeta, así estarán más cerca de saber qué hacer y cómo colaborar con el Plan del Redentor.
Es con Mis Palabras tan simples que les entrego las Llaves del Universo. De esta forma, hijos Míos, podrán comprender que en verdad no es difícil llegar hasta Dios.
La humanidad necesita solo aprender a ser sincera, verdadera en sus acciones, transparente en sus sentimientos y, cuando oran, si oran de corazón, descubrirán todos los misterios que hoy, Yo vengo al mundo, para revelarles. Disolverían las barreras de la mente humana, porque la voz de sus corazones podría ser escuchada y su verbo llegaría hasta el Corazón de Dios.
Mi Corazón es simple, así como Mis Palabras, y para entenderlas basta ingresar en Él, porque en Él, hijos Míos, encontrarán toda la vida, encontrarán el Universo y la verdad de la cual la humanidad se apartó hace tanto tiempo.
Están viviendo en una gran ilusión, de la cual Yo vengo a retirarlos.
Los Ojos de Dios están puestos sobre la humanidad todo el tiempo y ¿quién, hijos amados, mirará hacia arriba y encontrará ese mirar divino para comprender la verdadera razón de su existencia?
¿Quién se abrirá para vivir el Amor de Dios y dejar de ser un peso en los Brazos de su Madre Celeste?Con Mi Amor, con Mi Simplicidad y Mi Pureza puesta en sus corazones, vengo a retirar de ustedes los viejos velos, que eran tan pesados, que no les permitían caminar. De esta forma, hijos, libres de ustedes mismos, encuentren ese camino que hoy les señalo, el camino de la transparencia y de la verdad, en el cual se ingresa tan simplemente, cuando oran con el corazón, cuando son fraternos y misericordiosos, cuando la necesidad del prójimo, aunque sea poco a poco, pueda ser mayor que sus necesidades.
Yo vengo, hijos Míos, a renovar el corazón humano, para traer a sus vidas aquel pensamiento divino, perfecto, que el Creador emitió al Universo, cuando creó a la humanidad.
El Amor de Dios por el corazón humano es único y todo el Universo, toda la Creación, aspira a encontrar ese Amor, que está latente en lo profundo de su mundo interior.
Llegó la hora, Mis amados, de despertar a ese Amor Divino para liberar la indiferencia, para liberarlos de las cadenas que los prenden a este mundo, a las cosas materiales y a tantos problemas, enfermedades, que hacen perecer el espíritu y el corazón humano.
¿Cuántos, hijos amados, caminan por este mundo buscando una verdad y un sentido, buscando una verdadera razón para estar aquí? Hoy les presento esta razón, les presento ese sentido, que se encuentra dentro de ustedes como una puerta que los conduce a la eternidad.
Oren Conmigo por este planeta. Oren Conmigo por los que más lo necesitan. Oren por los Reinos de la Naturaleza. Aprendan a respetar a esos Reinos, que también están aquí para enseñarles a regresar a Dios y aprender con ustedes de este amor puro, que se esconde en sus corazones.
Si quieren aprender el Conocimiento Divino, si quieren salir de la ilusión y de la superficialidad, oren Conmigo y Yo los despertaré del sueño en que viven.
Oren Conmigo y ya no sean tan egoístas, no se entreguen a las mentiras de esta Tierra para encontrar algún alivio y confort humano.
Hoy, Yo les presento el Reino de Dios y Su Divina Presencia para que estén en Ella todo el tiempo.
Realmente estoy viva en el corazón de Mis hijos, especialmente en el de aquellos que se consagran, confiando en la Mano que guía toda esta Obra universal, que es su Padre Eterno, a través de Su Sierva, de Su Intercesora y Abogada.
Hoy consagraré a almas que nunca he consagrado,
que por primera vez recibirán la Gracia de comenzar a vivir este camino de ser hijos, hijos predilectos de Mi Inmaculado Corazón.
Que se aproximen aquí los que hoy se consagrarán.
Vamos a vivir esta consagración, queridos hijos, como una renovación de los votos, para poder vivir en estos tiempos el Plan de Dios.
Cantemos “Hijos de María”.
En el Cielo se guardan tesoros infinitos, que hoy son depositados en la Tierra, en el corazón de los simples y de los justos. Este es el legado que hoy les entrego para sus corazones y vidas, pidiéndoles que continúen orando el Rosario, todos los días, para que se establezca la paz, el fin de los conflictos y el bien en todas las criaturas.
Los consagro y los santifico como hijos de Mi Inmaculado Corazón, por la autoridad que Mi Hijo Me concedió, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
Gracias por responder a Mi llamado. Un gran paso interno fue dado hoy.
Les agradezco.
Estoy aquí con ustedes, queridos hijos, porque quiero estar con las naciones del mundo, principalmente con aquellas que no se han consagrado a Mi Inmaculado Corazón.
Cada oración pronunciada tiene un valor incalculable para Mí, y más valor tiene cuando es realizada de corazón.
Así, Yo les demuestro, queridos hijos, el poder transformador en todas las cosas y en lo que parezca más imposible en sus vidas o en cualquier lugar del mundo cuando sus corazones se abren a la oración, Mi Consciencia Divina puede actuar y socorrer a todos Mis hijos, especialmente a los que están más perdidos por las tentaciones de la vida material.
En mayo, reconsagraré a Europa a Mi Inmaculado Corazón y extenderé esa consagración a Rusia, cumpliendo así con lo que he pedido, en el siglo pasado, a los pastores de Fátima. No deseo que el tercer secreto de Fátima se cumpla, sino que el mundo responda a esta convocatoria de amor por la redención de la humanidad.
Quisiera que sus consciencias, el día 13 de mayo, ingresen a Mis portales de luz, independientemente del lugar en donde se encuentren, para que así se comprometan a acompañar a su Madre Celeste en esta tarea planetaria que sucederá en Fátima, con todos los fieles que se encontrarán allí para conmemorar, junto a su Madre Celeste, el triunfo de Su Inmaculado Corazón.
Quisiera que prepararan sus casas, como así también a sus grupos de oración, adornando cada espacio con la presencia de Nuestra Señora del Santísimo Rosario.
Mayo es el mes de Su consagración y la oportunidad de dar un gran paso por esta humanidad y por este planeta ante tantas agresiones, ultrajes e indiferencias que cometen las almas del mundo, sin ninguna consciencia ni razonamiento.
Los invito a estar Conmigo, queridos hijos, en la concreción de esta Sagrada Peregrinación por la Paz. Confío en que ustedes, hijos Míos del mundo, darán nuevamente ese paso, de ayudar a su Madre Celestial para que las puertas de la Gracia no solamente se sigan abriendo en este lugar, sino también en el mundo entero, esta vez en Europa.
Grecia necesita de la intercesión celestial, de la Gracia y de la Misericordia de Dios, a través de Sus Mensajeros Divinos. Hay una gran herida que debe ser curada en Atenas, a través de las almas que se refugian, escapando del horror y del terror.
Ustedes no saben, queridos hijos, lo que significa para su Madre Celestial observar y contemplar a sus hijos refugiados en un mar de desesperación y de un interminable sufrimiento.
A ustedes, que son parte de la consciencia de esta nación consagrada a Mi Inmaculado Corazón y que viven en Mi Corazón día a día, los invito, queridos hijos, así como a Mis hijos de las demás naciones del mundo, especialmente a Mis hijos de Europa, a que den este gran paso por Mí, ayudando a su Madre Celestial en esta misión corredentora antes de la venida de Cristo.
Por eso, gracias, muchas más gracias y misericordias, serán derramadas durante la Sagrada Semana para que todos los corazones del mundo, especialmente los grupos de oración, den ese gran paso para que esta Obra, esta Peregrinación por la Paz en el continente europeo abrace a más naciones del mundo, a más naciones que las que Yo visitaré junto a Mi Hijo y a San José.
Así, Yo les demuestro, queridos hijos, que una sagrada tarea está pensada por Dios en este importante centenario en el que Fátima reabrirá sus puertas para que su Madre Celestial descienda, así como el 13 de mayo pasado.
Desde mayo de 2016, vengo preparando este encuentro, vengo preparando a las esencias que necesitarán de este impulso universal que el Centro de Fátima dará al mundo. Por eso vean, queridos hijos, cuántos meses de trabajo viene realizando su Madre Celestial en este camino para poder propagar la fe, la renovación y la confianza en Dios en estos tiempos finales.
Quisiera que sus ojos internos se abrieran a este misterio que hoy les traigo, de ayudar a concretar el Plan de Dios en la Tierra para que todos los ejércitos angélicos y arcangélicos desciendan, el próximo 13 de mayo, en Fátima, para producir la cicatrización de una gran herida planetaria, generada por la humanidad.
Por eso, estoy aquí entre ustedes, como estoy también en Medjugorje, anunciándome como la Reina de la Paz, para que los corazones perciban, en lo más profundo de sus almas, que la misión con todos Mis hijos del mundo no ha terminado.
Yo vengo a retirar a las almas de las garras del mal. Por eso, aún necesito peregrinar por las naciones del mundo para que el equilibrio del planeta no se pierda por ninguna consecuencia generada en estos tiempos, que son tan difíciles y de gran aprendizaje para todos.
Los invito a que revean este Mi Mensaje de hoy por medio de su difusión en todos los lugares del mundo que acepten recibir este llamado que va para todos los corazones, para todas las almas que viven la devoción a Mi Inmaculado Corazón.
En Fátima, estaré entre los más simples. Y aunque la mayoría no sepa que Yo estaré allá como lo estuve en 1917, estaré con Mi Consciencia Divina expandida, derramando grandes caudales de Gracia y de Amor que puedan transformar a las esencias corruptas del mundo, que fueron engañadas por Mi gran adversario.
Nuevamente, como en 1917, la Señora del Santísimo Rosario, Madre del Sol y Madre del Mundo, tomará con Su mano derecha el Cetro de Dios para golpearlo sobre la Tierra y abrir las fuentes de la gran Pureza Original, en donde todos los espíritus, que allí estarán congregados, recibirán una expiación que los ayudará en todo este siglo veintiuno y hasta que retorne Mi Hijo al mundo.
¿Comprenden así, queridos hijos, la importancia de concretar esta Peregrinación por la Paz?
No solo vengo a hacerlos vivir el bien en la vida material, sino también el bien en la vida espiritual. Vengo a abrir la fuente de la donación y de la divina providencia que se guarda en los corazones y en muchos bolsillos del mundo.
Quiero que tengan piedad por sus semejantes, para que aprendan a tener piedad por el planeta que sufre, día a día, en su más profundo silencio por todos los errores que comete la humanidad.
En Italia, Mi Consciencia visitará la Iglesia de Mi Hijo, en su contexto espiritual y también humano. Porque todos están en prueba, queridos hijos, por eso Mi amado Hijo Me envía para reconsagrar a Italia, a Roma, a Mi Inmaculado Corazón.
Será una tarea desafiante, pero tendrá sus frutos en los meses subsiguientes a través de los grupos de oración que allí se encuentran. Italia, a pesar de sus errores, siempre fue santificada por Dios, por la presencia de grandes sabios, de grandes instructores, de los llamados santos de la época. Por eso, San Pío de Pietrelcina será Mi fiel compañero en esta sagrada tarea con Italia.
España necesita de Mi ayuda nuevamente porque muchos corazones están apagando su fe interior en el Reino de Dios, por las cosas superficiales que viven en la propia Iglesia de Mi Hijo.
Es por eso que, en España, esta vez Yo iré por todos los sacerdotes, para que puedan reactivar espiritualmente el carisma de la fe y del amor al gran Plan de Dios y por todas las almas que allí se encuentran.
En Ávila será la oportunidad de que las almas de España recuerden la entrega de Mi amada hija Teresa de Jesús. También será la oportunidad de dar un paso por toda la península ibérica.
Barcelona será el gran momento de la rehabilitación para todos, porque en Montserrat y a través de la Morena de Montserrat, las almas podrán encontrar todo lo que siempre han buscado en su interior, lo que Yo llamo "Dones de Dios", para que las almas se conviertan en grandes servidores del Plan.
Todas las gracias, queridos hijos, estarán siendo derramadas en esas naciones y será la preparación para Mi próxima visita a Asia y Oceanía. Por eso, Yo los invito a orar desde ya, porque esas almas, en esencia, nunca me han conocido.
Les daré el don de las lenguas para que se puedan comunicar de corazón a corazón y por medio de los ejemplos, del servicio y del amor, entre ustedes y las almas de Asia y de Oceanía.
Así, también podrán ver, queridos hijos, cómo hoy Mi Corazón Inmaculado les muestra la Voluntad de Dios que es cumplida por medio de la oferta de todos.
Si eso no existe, la obra de Dios no puede descender al planeta y los horrores en el mundo se multiplicarán, las naciones perderán la paz, así como la están perdiendo muchas naciones de Medio Oriente. Aún la sangre sigue corriendo por los países de Medio Oriente.
La Madre de los Mil Velos está caminando por allí, silenciosamente, para rescatar a los que sufren, especialmente a los que mueren injustamente, día a día, sin poder encontrar la paz, el alivio ni la reconciliación.
Ustedes, queridos hijos, y los grupos de oración son parte de una obra planetaria. Ya no son solo una comunidad o almas que viven el bien, son parte de un Plan Divino que espera diseñarse en sus corazones, para que llegue a más consciencias que tanto lo necesitan y lo esperan desde hace décadas.
Después de Fátima, en el año 1917, vengo a dar continuidad a la obra en Sudamérica, para que las almas encuentren el camino a la Nueva Humanidad.
Amados hijos, junto a los Ángeles de la Justicia Divina que sustentan la balanza del desequilibrio, a través de Mi Amor maternal que todo lo puede, Yo les dejo esta reflexión y este Mensaje con la aspiración de que hoy salgan de aquí, meditando profundamente Mis Palabras y orando para que todo se realice, así como lo he implorado al Padre Celestial.
Quiero que recuerden este Mensaje y que lo vean cuantas veces sea necesario, porque en él he dejado ejemplos de lo que hoy realiza Mi Consciencia Celestial junto con Mi amado Hijo Jesús y Mi esposo San José.
Mañana los esperaré más preparados y decididos a dar ese paso en la evolución interior de todas sus consciencias, para que así se establezcan los mil años de paz.
Ahora Me elevo al Cielo, haciendo resonar Mis Palabras en sus corazones, para que sus mentes no piensen, sino que sus corazones se abran para acoger Mi Súplica.
Uniendo Mis Manos en oración, tomando el Santo Rosario que une los continentes y las naciones, y hoy une este Centro Mariano con el Centro Mariano de Fátima, les pido, queridos hijos, que tengan piedad por aquellos que sufren en estos tiempos.
Entonarán ahora una canción que los contactará con su pureza esencial. Que esta canción también esté en los hijos Míos que recibirán este Mensaje para difundirlo en el mundo. Hablo del cántico “Pureza, Alma de Lys”.
Les agradezco y los bendigo bajo la Luz crística de Mi Hijo y de todos los ángeles.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Vayan en Paz.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Hoy vengo, rodeada por muchos coros de ángeles, con el fin de establecer, en este lugar y en toda esta nación, un propósito que puede ser imposible ante sus corazones y vidas.
Pero si emerge de ustedes la fe, este propósito se realizará, porque es Mi ardiente deseo de que él se cumpla en esta parte de la humanidad que necesita absolutamente del Amor de Dios para poder redimirse y volver a reencontrar el camino hacia la Luz. Camino hacia el infinito, que muchas consciencias, más allá de las presentes, perdieron en algún momento al separarse de Dios por no haber conocido la Voluntad de Su infinito Amor para cada una de sus vidas y para cada uno de los miembros de su familia.
Es así que he decidido, queridos hijos, llegar aquí, a California, para abrir un nuevo ciclo en esta humanidad muy dormida que debe despertar a Mi Amor maternal, a Mi Amor infinito, a Mi Amor purísimo que Yo tengo por cada uno de Mis hijos.
Si Yo he venido aquí, a los Estados Unidos, es porque otros hijos en el mundo crearon las condiciones espirituales y materiales para que Yo estuviera aquí, amorosamente entre ustedes, trayéndoles la paz, la paz interior que tanto necesitan para poder resucitar en la vida espiritual, al camino de redención que les ofrece Mi Hijo en estos tiempos finales. Un camino que es una preparación para cada uno de ustedes. Un camino que los llevará a la redención, a la conversión.
Y eso será posible, queridos hijos, cuando sus corazones se decidan a confiar en Mi Corazón, porque a partir de esa confianza la Obra de Dios se realizará en los corazones de Norteamérica, como también en Canadá y en Alaska. Porque allí, Yo deseo llegar algún día, para que los corazones reencuentren el Amor que perdieron, el Amor que Yo he derramado en estos últimos tiempos en Centroamérica, México, Sudamérica y Europa.
Quiero que conozcan, queridos hijos, este Amor potentísimo que es el Amor que emerge de Mi Inmaculado Corazón, que viene a apartarlos de la oscuridad que circunda en muchas mentes que gobiernan. Un Amor que viene a recordarles su filiación con el Padre Celestial, un Padre que espera pacientemente que sus hijos puedan despertar a este llamado de Mi Corazón maternal.
Es así que, en esta noche, Yo los invito, queridos hijos, a vivir el primer paso de la reconciliación con el Padre. El Padre es muy ofendido, el Padre que está en los Cielos es negado por muchos hijos de este lugar.
Esa es la razón, queridos hijos, por la que, a través de los latinoamericanos y de todos los inmigrantes que aquí viven, buscando una esperanza de vida, buscando una oportunidad de poder realizar sus proyectos, Yo los reúno con los norteamericanos como un solo pueblo, como una sola raza, como una única humanidad que surgió desde el principio de la Creación para vivir y cumplir un propósito que aún es desconocido por muchos.
Pero es a través de la grandeza de Mi Corazón Inmaculado que Yo les traigo el Amor del Cielo, el Amor que Dios ha concebido en Mi Purísimo Corazón para que las almas despierten a ese Amor profundo que conforta y cura cualquier herida o enfermedad que parezca imposible.
Por medio de esta declaración, queridos hijos, Yo le traigo a los Estados Unidos la última Gracia de Dios. Después de haber implorado a los Pies del Creador, junto a las santas mujeres que Me acompañan en esta sagrada Misión, les traigo esta oportunidad que es extraordinaria e infinita, más allá de sus vidas y corazones; porque deseo, queridos hijos, que esta Gracia pueda descender en sus corazones; porque este país necesita esta Gracia para que no pierda de vista el sagrado Propósito de Dios que aún está brillando en el horizonte del Universo Celestial y que, a través de Mis Palabras sagradas y del amor absoluto de Mi Corazón, hoy vengo a traerles a cada uno de ustedes.
Tal vez ustedes esperaban, queridos hijos, un milagro y una confirmación que pudiera mover sus vidas de lugar. Pero en verdad les digo, queridos hijos, que el verdadero milagro que Mi Hijo Me ha permitido traerles en este día es que ustedes puedan recordar el amor, puedan vivirlo, puedan practicarlo en estos tiempos por medio de obras de servicio a los que más necesitan; por medio de una oración fervorosa que pueda consagrar esta nación a Mi Inmaculado Corazón; por medio de la caridad y de la fraternidad que los haga acoger, en sus hogares y corazones, a todos los inmigrantes que llegan aquí, buscando, como ustedes, una oportunidad de sobrevivir.
Cuando todo esté por suceder, en los próximos meses que vendrán, queridos hijos, no teman, no le teman al mal, porque si Mi Corazón está en ustedes y en sus grupos de oración que deberán formarse para atraer aún más la Gracia de Dios, Yo les aseguro que una buena Madre nunca los abandonará.
Porque si Dios Me ha permitido llegar aquí, en este día y en este momento crucial para este país, Yo les vengo a implorar, queridos hijos, que no olviden la unidad entre ustedes y entre sus semejantes; porque esa unidad, queridos hijos, los llevará siempre a la paz y al descubrimiento de un amor profundo que evitará muchos conflictos sociales y nacionales.
Así prevalecerá la paz cuando cada uno de ustedes la confirme en sus corazones como el emblema, como la bandera universal para traer hacia la Tierra para establecer en este planeta una paz interior muy desconocida por todos.
Con el rosario entre Mis manos, como su Señora del Santo Rosario, así como les dije en Fátima: “Recen, queridos hijos, que la oración los transforme completamente para que los Dones del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo desciendan sobre esta parte de la humanidad y especialmente sobre los corazones que están caídos”.
A través de Mi Presencia, en este día, vengo a evitar muchas cosas que podrían precipitarse sobre este pueblo americano; porque Mi deseo profundo, queridos hijos, es que todos ustedes sean seres rescatables a los Ojos del Padre, ante Sus Tronos Celestiales, ante todos Sus ángeles y arcángeles.
Por eso, con la maternidad de Mi Corazón, queridos hijos, Yo vengo a recordarles que cada uno de ustedes cuenta con un Ángel de la Guarda que espera servirlo y ayudarlo para poder conducirlo por el camino del bien y de la hermandad. Ese es Mi deseo en este día.
Sigan escuchándome con el amor de sus corazones y la devoción de sus espíritus, porque eso ha permitido que Yo llegara aquí, en este día y en este tiempo final.
Hermana Lucía de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Yo abrí las puertas de Mi Reino en este lugar porque es a partir de aquí y a través de la devoción de sus corazones que espero llegar a toda esta nación.
A través de sus oraciones, hijos Míos, Dios Me permitió enviar a cada uno de Mis ángeles a aquellos lugares que más lo necesitan, para retirar de los abismos de la ignorancia a aquellos hijos Míos que tienen un compromiso con Dios y que llegó el momento de cumplirlo.
Yo llego a esta nación, hijos, para que aprendan a luchar por la paz y no por el establecimiento de la voluntad humana.
No vengo a pedir que luchen por otro gobierno, sino que se abran de corazón para aprender de las elecciones humanas y demostrarle al mundo que es posible convertir esas acciones cuando el corazón simplemente ora y clama por la paz.
Vengo hasta aquí para pedirles, hijos, que no permitan que haya más guerras en este mundo. No permitan que más corazones sufran por la necesidad humana de extender su poder y someter a más almas, porque llegó el momento de que la humanidad viva la unidad de unos con otros y con Dios.
Yo quiero enseñarles, hijos, a que manifiesten esa unidad en sus vidas, más allá de las religiones, de las creencias.
Quiero que aprendan a reconocer a un Único Dios, respetando las religiones de cada hermano, confiando en que cada una de ellas, cuando proclaman el amor y la unidad, los llevan a un Único Creador, que es el Creador de todas las cosas que les concede un Amor único, universal, para que despierten como Su Hijo, el potencial verdadero del corazón humano.
Todo lo que les digo no es una utopía, es una verdad para aquellos que despiertan la fe y claman al Padre, todos los días, para que puedan ser verdaderos, trascendiendo la condición humana, despertando el amor, proclamando la paz en este planeta.
Hoy, también vengo a pedirles, hijos Míos, que se unan a los Reinos de la Naturaleza, tan ultrajados por el corazón humano, maltratados para crear condiciones de que el hombre tenga más confort y más modernidades. Y no están viendo, hijos, que están matando al planeta poco a poco. Ese es el Corazón Sagrado de Dios expresado en toda la vida.
Cuando el Creador manifestó la Tierra, colocó en cada espacio, escondido en cada ser, Su perfección y el potencial de Su Amor.
No solo los seres humanos de este mundo tienen la posibilidad de manifestar el Amor Divino, sino que cada Reino, hijos, del menor al mayor, guarda ese potencial de amar que despierta cuando los corazones humanos comprenden la unidad que existe en toda la vida y comulgan de la existencia como un todo, encontrando la Presencia Divina en cada criatura de esta Tierra.
Hoy quiero despertar su consciencia a un amor superior y no solo a un amor humano.
Quiero que comprendan, hijos Míos, que para que las fronteras se disuelvan entre las naciones, deben disolverse primero en la consciencia de cada ser.
Es por eso, que hoy les enseño a comulgar con la vida, con el universo, con la Creación, para que de esa forma hagan descender la Unidad Divina sobre ustedes y sobre todo el planeta.
De la misma forma, hijos Míos, para que la paz se establezca entre las naciones y en cada corazón humano, primero deben vivir esa paz en su mundo interior, en sus hogares, en sus familias.
Antes de orar por la reconciliación entre los pueblos, culturas y religiones; reconcíliense en sus familias, reconcíliense con sus amigos, reconcilien su espíritu con Dios, porque de esa forma abrirán las puertas para que una reconciliación superior pueda acontecer.
Hoy, les digo, hijos Míos, que para consagrar a esta nación, primero consagraré sus vidas. Y, a través de sus corazones llegaré a cada espacio de esta nación como de este planeta.
A través de ustedes, consagraré a cada corazón y, junto con Mi Hijo y el Casto Corazón de San José, haré descender sobre este suelo la intercesión y la Gracia Divina, para que convierta el mal que lo abraza, que ciega y engaña al corazón humano; para que puedan ver, a partir de hoy, un nuevo horizonte delante de sus ojos, la posibilidad de una nueva vida y de un nuevo ser que está al alcance de todos ustedes.
Solo oren de corazón. Rindan sus almas ante Dios. Pídanle perdón. Pídanle que les enseñe a ser humildes y simples de corazón, para que Él entre en sus vidas y los transforme para siempre.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Por eso vengo, queridos hijos, como el gran Espíritu universal de la Paz, a consagrar almas y consciencias al Plan Divino de Dios, para que este Plan se cumpla más allá de estos hijos. Hoy, Mi mano santa, con la señal luminosa de la Cruz, consagrará a cada uno de ellos.
Que vengan aquí, los que hoy serán hijos de Mi Inmaculado Corazón. Los espero.
Hermana Lucía de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Quiero que ofrezcan esta consagración por cada ser de la nación norteamericana, generando así los méritos para que Yo pueda derramar el Perdón Celestial sobre todas las almas que no lo merecen.
De esta forma, les encomendaré, hijos, la tarea de orar por aquellos que no Me escuchan, que no Me aman, que ignoran Mi Presencia en el Cielo y en la Tierra, que no permiten que Mi Paz se establezca en el mundo.
Les pediré, hijos, que por lo menos ofrezcan un Ave María todos los días por las almas más ignorantes y más ciegas, para que sus ojos se puedan abrir a la verdadera Luz de Dios y sus almas sean liberadas de la oscuridad y de la ignorancia.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Como Señora del Santo Rosario de Fátima, quiero simbólicamente que, en esta noche de consagración, ustedes, Mis queridos hijos, coloquen sus cabezas sobre Mi pecho para sentir el palpitar de Mi Inmaculado Corazón, un Corazón que a veces está lleno de espinas y que no es aliviado por el mundo, solo por los corazones que, en confianza y amor, oran a Mi Corazón para que Él derrame su Paz y evite así la Justicia Divina en el mundo.
Hoy, en esta consagración, queridos hijos, contemplo cada una de sus almas. Con Mi mirada de Luz penetro en lo profundo de sus espíritus para traerles la cura de las heridas, la liberación de los pecados y la ascensión de sus almas, junto a Mí, al Reino del Redentor, delante de Su Trono de Luz y de la Soberanía de Su Amor.
Por la autoridad que Dios Me ha concedido, Yo los consagro, queridos hijos, a una vida de oración ardiente por la paz en el mundo, por la paz en los corazones, por el despertar de las consciencias a la verdad del Reino Celestial y por la consagración de una California pacífica y de un país que atraiga al mundo la fraternidad, la unidad y sobre todo el Amor de Dios para compartir e irradiar a toda la humanidad.
Junto a los ángeles que hoy Me acompañan, abriendo el Portal de la Paz desde el Corazón de Lys-Fátima, Yo los consagro en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Queridos hijos, que el himno de su consagración, en este momento sea escuchado por el Padre Celestial. Que así sea.
Les agradezco por responder a Mi llamado y por abrir sus corazones para recibirme aquí, en San Francisco, para toda Norteamérica.
Ave María (tres veces en inglés).
Canción: Himno de consagración de los Hijos de María.
A través de esta agua derramo Mis Gracias para sus almas, siendo mojados por el Santo Espíritu, que esparce Sus Dones en todos los corazones de Norteamérica.
Sigan cantando.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Con estas palabras que nos ha entregado María, con estos impulsos de amor que Ella depositó en cada uno de sus corazones, vamos a hacer la promesa, en este día, a Nuestra Señora de Fátima, de llevar ese Amor y esa Paz a nuestros hermanos.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Reverenciemos al Rey que está naciendo en el mundo que sufre, y eleven al Cielo sus súplicas, Dios los está escuchando. En cada parte del mundo, los ángeles están atentos para elevar al Cielo las plegarias de los hijos de Dios.
Escuchen con atención lo que les digo.
Yo soy Bienaventurada entre todas las mujeres y ustedes son misericordiosos ante los Ojos de Dios. Agradezcan, en este tiempo final, el encuentro Conmigo; pues Mi llamado está pasando por toda América, con la misión de que los corazones se consagren a Dios.
Liberen sus culpas y deudas, alcancen la cura y la redención, y vivan el Propósito de Dios.
Bienaventurados los que están Conmigo en esta noche, recordando este misterio del Nacimiento de Jesús. Hoy, traigo en Mis brazos al Niño Rey, que trae bendiciones para el mundo y para todas las familias de la Tierra, reconsagrándolas a los Sagrados Corazones, viviendo el misterio infinito del Amor en este ciclo que llegará.
Yo los preparo, de corazón y de alma, para el advenimiento de Cristo, el Redentor. Preparen sus moradas, hijos Míos, la Sierva fiel viene a su encuentro para ayudarlos, esperando una respuesta inmediata de la humanidad.
Hoy, las penumbras circundan la Tierra, pero Yo Soy el Sol radiante que todo transmuta. En este momento, las almas están siendo liberadas y los corazones, que creen en el Rey Universal, serán glorificados por Dios en los tiempos que vendrán.
Alégrense aquellos que escuchan Mi llamado y por todos los que celebran junto Conmigo el misterio infinito de la Sagrada Familia, porque los Códigos del Cielo están siendo derramados sobre la humanidad que está abierta para escuchar Mi Mensaje.
Por eso, hoy Me arrodillo, delante de ustedes, para reverenciar el Nacimiento de Cristo, Mi Hijo, en sus seres. Preparen sus corazones para este momento. Los coros celestiales están alabando al universo y todas las Jerarquías divinas de la Luz se congregan en el Amor al Propósito Mayor.
Abran las puertas de sus esencias para que el Rey pueda habitar en ustedes. Destituyan de sus vidas el pasado. Renuévense a través de la esperanza de Mi Corazón materno.
Yo vengo a preparar a los nuevos apóstoles de Cristo, aquellos que caminarán silenciosamente para servir a Dios. Por eso, Cristo debe renacer en ustedes en esta noche. Abran sus ojos al horizonte que se aproxima. La Misericordia de Dios está siendo derramada sobre el mundo. Dichosos todos aquellos que creen en Mi Palabra, porque encarnarán el Espíritu de Dios para el nuevo tiempo. No reconocerán sus vidas, porque serán transformadas por los Dones de Dios, los mismos Dones que Yo encarné en el Nacimiento de Cristo.
Por eso, hoy les traigo, Mis hijos amados, la Buena Nueva de la llegada del Mesías, el Profeta entre los profetas, el Maestro entre los maestros, el gran Salvador universal para el planeta.
Eleven en sus oraciones a los Reinos Menores, en ellos debe nacer el espíritu crístico salvador. Bienaventurados aquellos que cuidan de la Creación del Padre, porque en el futuro serán llamados dignos hijos de Dios.
Abran sus corazones, Mis amados hijos, porque a través de Mi Corazón Inmaculado, en esta sagrada Nochebuena, Yo les traigo el Espíritu crístico de Mi Hijo para que pueda encarnar en ustedes y, a partir del nuevo año que comenzará, sus vidas estén renovadas por el Propósito de Dios.
Que escuchen los cuatro puntos del planeta; la Mensajera de Dios, la Purísima Virgen entre las vírgenes, está anunciando Su última Palabra al mundo.
Hoy, Mi Espíritu se regocija por todos aquellos que celebran Conmigo la humildad y la venida de Cristo. Alégrense los corazones que han sufrido, sus nudos internos están siendo desatados, sus faltas están siendo perdonadas, porque Cristo viene a auxiliarlos y a redimirlos. Levántense aquellos que han caído en este mundo. Conságrense los corazones que aún no se han consagrado. El advenimiento del Redentor se aproxima y ustedes deben estar preparados para recibirlo. Dichosos aquellos que consagran sus familias a la Sagrada Familia de Nazaret. Aquellos, que se abran de corazón y de espíritu, podrán recibir los mismos principios de la Familia Sagrada y serán la nueva generación redimida, la Nueva Humanidad que dará principio a lo nuevo.
Por eso, hijos Míos, reciban Mis Palabras con gozo y plenitud. Que canten todos los seres de la Tierra. Que los coros celestiales pronuncien la Gracia de Dios. Yo he venido en su auxilio, en nombre de esta humanidad.
Yo los bendigo.
Canción: “Ave María”.
Cuando cantan con amor, Mi Alma se llena de gozo por los valientes, porque veo en este mundo a los nuevos rebaños que se redimen y que buscan la Luz de Cristo entre las sombras. Esos son Mis queridos hijos, los que encomiendo a Dios todos los días.
Sus almas muchas veces han estado en Mis brazos, de la misma forma como Jesús lo estuvo al comienzo. Yo les abro Mi Corazón maternal para que reciban Mi Gracia Suprema. En esta Nochebuena, Yo consagro a todas las familias y los invito a animarse, a seguir Mis pasos de Luz y de Paz, a través de la Sagrada Peregrinación que Yo realizo por el mundo junto a ustedes.
Invito a todos los buenos corazones a que Me ayuden a cumplir Mis pedidos; pues el mundo necesita, en todas partes, la Misericordia de Dios. Aún aguardaré, queridos hijos, llegar a África y a otras partes del mundo que también Me necesitan.
Mi Gran Consciencia Universal observa desde el universo a la humanidad. Yo quiero llegar, hijos Míos, a todo el mundo a través de sus esencias y corazones, porque así ustedes serán el fiel testimonio de la conversión, de la redención del fin del tiempo; y así, ayudarán a que otros corazones se animen a seguirme, en este llamado final que hoy pronuncio.
Hermana Lucía de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Les advierto, antes de que Mi Hijo llegue al mundo, que por última vez las puertas de la liberación se abrirán en este planeta, para que todas las almas que habitan en él puedan recibir una oportunidad grandiosa de liberarse definitivamente de todas las raíces del mal que las aprisionan a este mundo y no les permiten evolucionar y retornar a los Brazos de Dios.
Hijos Míos, para cerrar este encuentro de Mi Corazón con sus corazones, quiero decirles que reflexionen profundamente sobre esta noche y sobre la noche que vendrá, porque en estos tiempos finales generaron méritos para que, en estos dos días, sus almas recibieran una Gracia incomprensible para la mente de la humanidad.
A través de los ojos del corazón, vean la Presencia de Dios a través de Su Sierva y de Sus Ángeles.
El Señor le envía al mundo esta molécula crística que, por última vez, ingresará en las esencias de los seres humanos, en aquellos que deben despertar en este tiempo y que puedan cumplir su misión cuando llegue el momento de ver a Mi Hijo retornando sobre las nubes, porque Él aguardará de todos ustedes los frutos de las semillas depositadas a lo largo de los años.
Escuchen con atención Mi Voz y, sobre todo, abran sus corazones en esta noche única para la humanidad.
Yo les pido, Hijos Míos, que no vivan este momento como un momento común de sus vidas, sino que canten y glorifiquen al Señor y permitan que Él ingrese definitivamente en sus esencias y que, a partir del sí verdadero de sus corazones, aquellos de Mis hijos de la humanidad que todavía duermen en este mundo puedan ser despertados por Mis Ángeles y por todos los Bienaventurados que circulan en el planeta en esta noche.
¡Que se abran las puertas de la liberación al mundo! ¡Que las raíces del mal sean elevadas a los Cielos para que la humanidad viva la redención y la paz en los tiempos que vendrán!
Fortalézcanse ante Mi Presencia, fortalezcan la fe en sus corazones para superar las pruebas que llegarán al mundo y para ayudar a aquellos que no pudieron despertar.
Yo los aguardo, hijos Míos, en profunda oración.
Hoy, conduzco a sus almas a Mi Reino y, a través de Mis vehículos de Luz, elevo cada uno de sus seres para que, por un instante, reciban los códigos del Origen Esencial.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Mi Espíritu Maternal se eleva sobre el mundo; y Dios Me ha permitido, a través de la Gracia, que Mi Corazón estuviera presente en sus hogares y familias, comulgando de este Nacimiento de Cristo, el Redentor.
Por eso, con alegría maternal, sonrían como sonríe Mi rostro de Luz. Que su rostro refleje alegría y amor, porque así la tristeza se disipará y la esperanza los resucitará en espíritu.
Invito a todos los presentes, queridos hijos, a que se aproximen a este sagrado Pesebre de Luz, para que sea bendecido en nombre de la humanidad. Cantemos con alegría y glorifiquemos al Redentor. El Niño Rey está naciendo una vez más en el mundo. Dichosos aquellos que abren sus corazones, porque Cristo entrará dos veces y les hará sentir el Amor de Dios.
Canción: "Noche de Paz".
Con la bendición con la que Jesús nació, Yo bendigo a estos niños en nombre de todos los niños de la humanidad, y también bendigo la Nueva Tierra que es el advenimiento del nuevo Niño Rey, aquel que nacerá en el espíritu de los simples y prevalecerá, a través de los tiempos, en la sonrisa de los más jóvenes y humildes.
Yo los bendigo, queridos hijos, con la misma pureza que Dios Me concedió, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Les agradezco por responder a Mi llamado. Sigan cantando mientras Mi Espíritu se eleva. Que suenen todas las campanas, Cristo está naciendo en la humanidad.
Canción: "Noche de Paz".
Madre María Shimani de Montserrat:
¡Gracias, Madre, por cuánto nos das!
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Yo vengo de los Cielos a anunciarles que la paz es posible en el fin de los tiempos.
Yo los reúno, en torno a esta Fuente de amor y de redención, para que sus almas y espíritus se puedan bautizar y, siendo liberados de todo pecado y falta, retomen el camino de la rehabilitación que han perdido.
Como Reina del Espíritu Santo de Dios, hoy derramo los siete Dones sobre este lugar, porque la Argentina tiene como misión espiritual manifestar los Dones de Dios en la Nueva Humanidad; y eso, primero comenzará en sus corazones, Mis amados.
Por eso, hoy Dios ha permitido que Mi Voz reverbere en sus esencias, para que ella haga eco en el interior de todos los que no Me escuchan; porque Mi verdadera misión entre ustedes, Mis pequeños, es que alcancen la cura espiritual en estos tiempos.
Muchos de ustedes ya dieron el gran paso hacia Mi Corazón. Por eso, en este día tan especial, tan sagrado y bendecido por Dios Padre, los Ángeles de Cielo y sus ejércitos de Luz congregan a todos sus Ángeles de la Guarda para que los ayuden a retomar el camino que han perdido en este ciclo.
Estoy construyendo un sendero de Luz entre las tinieblas y la oscuridad. Yo Soy el gran Sol para este mundo, la gran Estrella de la Mañana que se anuncia todos los días, emitiendo un Mensaje de Paz y un llamado a la profunda redención del corazón.
Yo los necesito, queridos hijos, lavados y purificados por el Agua de Cristo. Eso los ayudará a retomar lo que nunca han hecho, que es cumplir su verdadera misión ante el Padre Altísimo, que siempre los aguarda y los espera para acogerlos en Su Reino de Amor y de Paz.
Dios Me ha dado la última oportunidad en estos tiempos, de anunciarme aquí, en América, a ustedes, como también en Medjugorje hace treinta y tres años consecutivos. ¿Acaso, queridos hijos Míos, han comprendido lo que Yo estoy haciendo entre ustedes? Tengo seguridad de que sus corazones entienden y de que sus almas pueden sentir Mi llamado.
Dios les ruega a todos sus ángeles que puedan cumplir la misión entre ustedes, la verdadera misión espiritual, de encaminarlos por los senderos de la paz y del bien.
En esta noche de Gracias y de bendiciones para Mis hijos del mundo, Mi Corazón Inmaculado se une a todos los orantes, a todos los que están coligados con Mi Espíritu mariano. A todos ellos, quiero también decirles que esperen con alegría la llegada de los Dones de Dios; porque después de que den el paso en su purificación, encontrarán los Dones de Dios en sus vidas y serán columnas de luz para Mi Corazón, portadores de la paz, mensajeros de Mi Palabra mariana para todas las almas que se apagan en el mundo.
A través de los tiempos y de las Apariciones, Mi verdadera promesa para la humanidad es consagrarla como una única familia, tan igual y tan semejante a la Familia de Nazaret.
Ustedes guardan en sus corazones el potencial para poder amar y perdonar. No pierdan tiempo, Mis queridos hijos, perdónense, ámense, reconcíliense con sus hermanos. Disipen los castigos y las iras de sus corazones, así podrán ser merecedores de Mi Gracia maternal y, a través de este punto de Luz en el cual Yo los congrego a todos, los elevo hacia el Reino de Dios, llevando en Mi Corazón sus súplicas e intenciones que siempre son consideradas por Mi Corazón Inmaculado.
Este es el Centro del Espíritu Santo para América, aquí las almas deben reencontrar el camino hacia Dios. Como Yo le he dicho a la Hermana Lucía de Jesús, aquí se pueden abrir los Séptimos Cielos, y estos no serán un misterio para ustedes, sino un verdadero sentimiento de amor y de unidad con los Mensajeros Divinos.
Mientras Mis Palabras son proclamadas a todos, reciban, en sus corazones y esencias, los códigos de Mi Divinidad, de Mi Presencia femenina, de Mi Energía maternal curadora. Guarden esos códigos en lo profundo de sus seres. El enemigo no descansará y trabajará con su astucia para retirar los códigos de su interior.
Por eso, queridos hijos, con coraje y alegría abracen la cruz y el sacrificio que Mi Hijo les entregó. Recuerden que no estarán caminando solos. Mis pasos silenciosos de Madre los acompañan. Mi Corazón se enciende en sus corazones cuando abren el portal de la oración en sus vidas. Recuerden que cuando carguen la cruz, tan pesada, lo estarán haciendo por muchos más.
Ustedes pertenecen a una única humanidad, a un principio creador infinito que debe ser invencible en sus corazones, que no puede ser derrotado por nadie porque el proyecto de Cristo se debe cumplir en sus vidas.
Entonces, Mis queridos hijos, ¿cuál es el camino que escogerán en este ciclo? Yo necesito que escojan el camino de la oración del corazón. La verdadera espiritualidad se encuentra en el servicio y en la caridad. Así, ustedes se purificarán con mucha levedad y no perderán tiempo en poder transformarse en esta era.
Caminen confiados hacia Mi Corazón y reciban esta Gracia como una última oportunidad para esta humanidad doliente y enferma.
Queridos hijos, ustedes tienen en sus manos la llave maestra del universo, el verdadero símbolo de la paz, que quiere flamear en sus corazones para que la victoria de Cristo se cumpla antes de Su Retorno.
Hermana Lucía de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Hoy, vengo a liberar sus vidas para que ya no carguen con los equipajes del pasado.
Quiero que hoy sea el motivo de la apertura de un nuevo ciclo para cada uno de sus seres. Hoy, abro las puertas para la redención de sus almas, aquellas que hace tanto tiempo aguardan esta oportunidad y por eso vinieron a Mi encuentro en este día.
Hijos Míos, para que esta liberación se dé en sus vidas y no sea un acto pasajero, es necesario que se reconcilien no solo con Dios, sino con todos los seres que están a su alrededor. Que ya no haya más egoísmo en sus vidas, separatividad e indiferencia; porque necesito que sus corazones sean un solo corazón que pulsa en este planeta.
Independientemente de la historia de cada uno de sus seres, hoy, quiero unir a sus esencias para que en este lugar se forme un ejército de paz, un ejército de oración que irradie fraternidad a todos aquellos que no la pueden vivir.
Para eso, hijos Míos, necesito que estudien Mis palabras, que contemplen cada una de ellas, atrayendo a sus vidas los códigos que allí deposité.
Cada vez que llego al mundo, traigo en Mis brazos Gracias Celestiales que son derramadas sobre las almas. Esas Gracias, Mis queridos, jamás perecerán, pero podrán estar latentes en las esencias de aquellos que no se abrieron a responder a Mi llamado.
Hace un año, dejé un impulso en este lugar, que dio frutos en el corazón de algunos seres; pero, que en otros, este impulso quedó latente, aguardando un nuevo ciclo para manifestarse.
Hijos Míos, en esta noche les pido que ya no esperen que pase otro año, sino que dejen que los impulsos, las Gracias y los Dones que hoy deposito en sus vidas y que son únicos en este universo, puedan tornarse vida en cada una de sus esencias, puedan purificar sus células, sus átomos, sus consciencias para que en este tiempo que llegará puedan tornarse instrumentos de Dios en este mundo.
No importa el pasado de sus vidas, lo que vivieron en este mundo o en otros. Les traigo de los Cielos la oportunidad de un recomienzo cuando solo le dicen sí a Mi Corazón.
Hijos Míos, puedo tornar el libro de sus vidas en un libro en blanco, pronto para escribir nuevas palabras, la historia de esta humanidad, la historia de redención de cada uno de sus seres. Y para eso, necesito que no solo confíen en Mi Presencia, sino que aspiren a vivir Mis Palabras y que se decidan, a través del Rayo de la Voluntad que deposito en sus almas, a que estos códigos crezcan cada día y se tornen acciones, pensamientos y sentimientos puros y cristalinos, que sean motivo de conversión para otras almas que se aproximen a ustedes.
Hijos Míos, les pido en este día que ya no confundan la vida del espíritu con todas las falsas enseñanzas que existen en este mundo, sino que descubran, a través de sus corazones, la verdadera enseñanza celestial que los Mensajeros Divinos traen al mundo; y podrán descubrir esta verdad a través de la experiencia de sus corazones.
Vivan las Palabras Divinas que descienden al mundo en este tiempo. Descubran la simplicidad de estas Palabras, los tesoros celestiales que Dios le envía al mundo, porque en esta simplicidad, hijos Míos, están guardados misterios infinitos que la humanidad jamás descubrió, pero que ya llegó el tiempo de que los velos de la ignorancia sean retirados de sus ojos.
No se confundan con todo lo que la humanidad cree saber. Busquen la Verdad que deposité en sus esencias en este día.
Clamen al Espíritu de Dios para que estos Dones, que hoy llegaron a sus vidas, se puedan manifestar; y para eso trabajen, caminen, oren con el corazón y encuentren en la vida de oración las puertas para la redención y la rehabilitación de sus espíritus.
No permitan que este Centro Mariano sea una fuente de la cual no vienen a beber. Quiero que sus almas sacien su sed en este lugar, que no lo dejen vacío, porque las Gracias Divinas aquí encuentran morada y necesitan de la presencia de sus corazones para ser vertidas al mundo.
Vengan y encuentren aquí el Agua de Vida y, a través de sus corazones que son testimonios vivos de sus esencias, lleven el Agua de Vida a todos los lugares de este mundo en los cuales las almas padecen la sed del espíritu y del corazón.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Mis aromas sublimes envuelven sus almas en el espíritu del perdón y de la paz.
Reciban de Mis manos las Gracias de Dios y aguarden con esperanza la Llegada de Cristo a este mundo tan necesitado de perdón.
Hoy, Mi Alma se regocijará por su canto, que es un canto eterno, un don e instrumento de Dios que abre las puertas de los corazones que están cerrados y que encuentran, a través del canto de Dios, la paz.
Hoy, estoy con ustedes para consagrarlos, porque todos son consagrados por Mi Corazón. Imiten el ejemplo de aquellos que dan los pasos con confianza. Así, conseguirán dar el gran paso que Dios aguarda hacia el camino espiritual, hacia la vida crística, hacia la vida eterna.
Con este fin, consagraré a Mis hijos con los Dones del Santo Espíritu de Dios y aguardaré que cada uno represente una chispa de Dios, una luz que encandila al mundo y que atrae a otras almas hacia el camino de la conversión y de la redención.
La armonía también existe en este mundo. Por esta finalidad, queridos hijos, a todos los que serán consagrados, en esta noche bendita en la que el universo se une con la Tierra y sus Jerarquías Celestiales congregan a sus seres para cumplir la gran misión, los bendeciré con esta Agua de Cristo, con esta simple y casta Agua, a través de la Señal de la Cruz, glorioso símbolo de Cristo, exorcista y liberador para los tiempos finales.
Se acercarán a este lugar para recibir la Señal de la Cruz, en una sola fila, como un único ejército que escucha en el corazón la Voz de Dios.
Mientras serán bendecidos, Yo estaré aquí; porque no solo consagraré a sus seres, sino también imantaré con Mi Luz a todos los Reinos de la Naturaleza que también aguardan de ustedes un gesto de amor y de servicio tan simple como poner la atención en ellos para percibir su necesidad y, así, todos podrán entrar en un perfecto equilibrio con toda la Creación, como Dios lo espera de parte de todos ustedes.
¡Alégrense, cúrense, alaben a Dios por siempre!
Yo les agradezco por responder a Mi llamado y acompañaré este encuentro con todos Mis hijos en el silencio del Corazón; así, Dios Me lo ha permitido y todos aquellos que quieran renovar sus votos con los Planes de Dios que lo hagan en este momento; pues Mi oferta amorosa y maternal será elevada a los Altares de Dios después de que Yo ya no esté aquí, en esta noche sagrada.
¡Los amo y les agradezco!
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Estoy aquí. No Me he ido. Confíen.
Oración: Ave María y Gloria.
Mientras son bendecidos, queridos hijos, Yo desde aquí, sobre este árbol sagrado oraré por ustedes, por el mundo.
Canción: “Mirarte a Ti”.
Queridos hijos Míos, el Cielo siempre los aguardará para que caminen en búsqueda del infinito. Cuando algún día alcancen ese paso, podré decirle al mundo que Mi Inmaculado Corazón ha triunfado sobre las tinieblas.
Les agradezco por responder a Mi llamado. Bendigo a todos los presentes bajo la Señal luminosa de la Cruz, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más