MENSAJE PARA LA APARICIÓN DE MARÍA, ROSA DE LA PAZ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

El sentimiento de Amor de Mi Corazón en el Nacimiento de Jesús

Desde Mis primeros años de vida, y antes de ellos, fui preparada por Dios para cumplir con Su Voluntad y manifestar Sus promesas, esas que estaban guardadas en las palabras de los Profetas, en los Libros Sagrados de nuestro pueblo.

Mi Corazón amaba al Señor con todo fervor y ese mismo Amor permitía que en Mis oraciones Mi Consciencia cruzara las dimensiones para estar delante de Dios.

Contemplaba, así, esa Fuente eterna de Vida y Su Silencio. Observaba cómo toda la vida se renovaba a través de los rayos, sonidos y colores que partían del Corazón de Dios y que eran conducidos por los ángeles y arcángeles hacia los diferentes Universos.

Mi Corazón solo aspiraba a silenciarse con Dios para estar allí, en aquella dimensión de la consciencia, en donde todo era quietud y paz.

Fue así que, contemplando la Consciencia Divina, el Creador Me reveló los misterios de Su Creación; Me mostró el momento en el que Su Amor se expandió y dio origen a la vida manifestada a través de las dimensiones; Me mostró el momento en que eran creados los primeros Espejos del Cosmos y cómo ellos servían para conducir el Amor y la Voluntad Divina hacia todo lo que había sido creado.

En Su Silencio, el Señor Me reveló la gracia de la expresión de la Divina Trinidad y cómo nació, de Su Corazón, Su Divino Espíritu y Su Hijo. Y, al fin, a través del Arcángel Gabriel, el Creador Me reveló que Su Amor se manifestaría en la vida como cuerpo, alma y espíritu humano, ocultando todo ese misterio antes revelado.

Delante del Arcángel Gabriel Mi Corazón se expandió y todo el Cosmos y las realidades sublimes que antes Yo contemplaba delante de Mis ojos, a través de los portales de luz que se abrían en el cielo, ahora comenzaban a ingresar en Mi interior; en Mi Vientre se guardaba todo ese misterio divino.

Primero el Creador hizo morada en Mi Corazón; después en Mi Consciencia y, entonces, en Mi Cuerpo, haciendo que todos los niveles de Mi Ser experimentaran Su presencia divina.

Cuanto más Yo vivía a Dios, más Yo Me silenciaba, porque Su Amor inundaba Mi Ser de forma que no había lugar para expresiones Mías, sino solo de Dios.

Cada día que pasaba, y que el Niño Dios crecía en Mi Vientre, era como contemplar otra vez la Creación de los Universos, la manifestación de los Aspectos de Dios, el nacimiento de los ángeles y de los arcángeles a través de los más puros sentimientos del Padre. Pero en aquel momento, hijos Míos, eso sucedía dentro de Mi Vientre.

Un Cosmos interior despertaba en Mi cuerpo físico y todo lo que Yo era, como parte de la vida humana, se transformaba en un Espejo de la Consciencia Divina. El Espíritu de Dios se espejaba en Mí y, así como Él le dio la vida a todo lo que habitaba en el Universo, ahora Él gestaba una vida nueva en Mi Vientre Materno.

Expreso hoy con palabras lo que fue vivido en el silencio para que sus corazones participen de los misterios de la vida y los amen, a fin de que busquen la verdad sobre sí mismos.

Cada día de Mi gestación fue acompañado de una revelación divina y Mi Espíritu se regocijaba en Dios, en la eterna presencia de los ángeles, como si Mis pies ya no tocaran la Tierra, sino que vivieran constantemente en la renovación de la vida en las dimensiones divinas.

Mi Casto Esposo José acompañaba Mi silencio y también se silenciaba. Eso le permitía comulgar de los misterios, a pesar de que Él no los comprendía y no los vivía con la misma profundidad.

En el Camino hacia Belén, Yo acompañaba con amor cada prueba que Él vivía y, en Mi silencio, dejaba que la humanidad se transformara y se convirtiera a través de Su Casto Corazón. Ya llegaba el momento en que el Espíritu de Dios inundaría Su Corazón y, sabiendo que todo tiene su tiempo, Yo solo silenciaba y dejaba que el Amor de Dios, que pulsaba en Mi vientre, se expandiera hacia Su humilde y fiel Corazón.

El Nacimiento de Cristo fue sentido por Mí como una nueva Creación, una nueva expansión divina. Mi Consciencia se trasladó al Cosmos y, viendo al Dios Único multiplicarse, sentía a Su Hijo nacer y expresarse en la materia.

Los ángeles cantaban gloria y aleluya y emanaban sonidos jamás escuchados en la Tierra. El Silencio de Dios se expandía como ondas de amor y todo eso Yo lo sentía en Mi Corazón.

Tener a Mi Hijo en los brazos Me hizo compartir el Amor de Dios al multiplicarse. El primer sentimiento de maternidad de toda la vida provenía de Su Corazón. Y, como algo sublime e indescriptible, un sentimiento renovado de Amor, un Amor que no vivía en la Tierra, Mi Corazón vivió una nueva expansión de luz.

Sientan, hijos Míos, este Amor que se guarda en la memoria de Mis palabras y dejen que, en este día de gloria, esta expansión de Amor viva, en algún grado, dentro de ustedes.

Hoy les revelé los más profundos sentimientos de Mi Corazón y con palabras simples les di a conocer aquello que no se explica, sino que solo se vive.

Para comprender verdaderamente lo que les digo, deben dejar que Mis palabras ingresen en sus corazones y originen un estado nuevo dentro de cada uno de ustedes.

¡Les agradezco por confiar en los impulsos que provienen del Cielo y por responder a Mi llamado!

Los bendice,

Vuestra Madre María, Rosa de la Paz

MENSAJE DIARIO DE MARÍA, ROSA DE LA PAZ,TRANSMITIDO EN LA CIUDAD DE MÚNICH, ALEMANIA, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Queridos hijos Míos:

Nada de lo que está sucediendo está fuera de la Voluntad de Dios.

En este tiempo y en este momento, las almas están teniendo la Gracia, aunque no lo sepan, de poder definir sus vidas para el próximo ciclo.

Esa es la razón por la cual el Padre Celestial vuelve a quedar en un profundo silencio ante la humanidad entera, especialmente ante los seguidores de Cristo, porque después de tantas Gracias recibidas los corazones ya deberían poder reconocer la Voluntad de Dios para sus vidas y, sobre todo, en sus caminos.

Están llegando momentos decisivos para la vida de las almas, en los que estarán frente a dos caminos y solo uno deberán seguir. Solo espero, como Madre, que sea el camino de Cristo.

Rezo día y noche; imploro en cada nuevo amanecer por Mis hijos, para que tomen, en este tiempo, una decisión correcta que no esté basada en impulsos humanos ni en emociones desajustadas.

Es necesario, hijos, orar más por las almas que están ante su gran definición; respuesta que repercutirá en el resto de su existencia.

¡Les agradezco por responder a Mi llamado!

Los bendice,

Vuestra Madre María, Rosa de la Paz

 

MENSAJE DIARIO DE MARÍA, ROSA DE LA PAZ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN

Si el Padre, que está en los Cielos, se recoge en Su Silencio, también Su Hija y Sierva lo acompañará, así como todos los ángeles de la guarda.

Ese silencio es el único ejercicio de premeditación ante los acontecimientos que se avecinan.

Ese silencio habla en lo profundo de las consciencias, especialmente de aquellos que defraudaron el Plan de Dios y fueron muy injustos.

Ese silencio hará descender una justicia desconocida sobre el mundo y sobre aquellas almas que, con desprecio, tentaron a la ira de Dios.

El motivo de ese silencio hablará en el corazón de los humildes y fortalecerá el espíritu de los pacificadores.

Nada de lo que ha sucedido quedará sin Justicia, por el contrario, ahora, en este momento, los ángeles del Juicio serán los que actuarán según lo indicado por el Padre Eterno, al haber un gran desequilibrio por el fraude de aquellos a los que antes se les había confiado el Reino.

El Padre sabe que el ser humano es débil, pero también sabe que puede ser sincero y justo, a pesar de los pecados, y cuando ambas situaciones se contraponen debido a la voluntad del ser humano, se debe aplicar la Ley de la Justicia Divina y solo nos restará rezar para que sea suave y justa.

¡Les agradezco por responder a Mi llamado!

Los bendice,

Vuestra Madre María Rosa de la Paz

MENSAJE PARA LA APARICIÓN DE MARÍA, ROSA DE LA PAZ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS, CON MOTIVO DE LA CONMEMORACIÓN DEL DÍA DE MARÍA, MADRE DE LA DIVINA CONCEPCIÓN DE LA TRINIDAD

He aquí que se abrieron los Cielos y los Señores del Tiempo dieron inicio a un nuevo ciclo para la Tierra.

Los Universos colocaron sus ojos de Sabiduría sobre los hombres, y Aquel que no tiene forma y está en todo contempló con amor a las criaturas de la Tierra.

Hoy es un día más del Silencio de Dios. Pero Su Silencio transmite a los hombres la Serenidad y la Paz del Creador.

Benditos los que ingresen en esta paz y vivan en ella el ciclo que llegará.

He aquí que el Cielo se abrió, como se abre y se abrirá todos los días 31 de diciembre, para anunciar a los corazones humanos una nueva y única voluntad: la renovación del Plan del Creador y Sus designios para las criaturas.

El Cielo se abrió para que la Mensajera de Dios llegara a la Tierra; Su Palabra es como fuego sutil y espiritual que transforma, pero que también pacifica a los corazones.

Que se silencien las mentes y que escuchen los corazones.

Es tiempo de definición, de ver delante de sus ojos los caminos que se presentan, y elegir.

No tengan miedo de seguir; pero sepan, hijos, antes de dar un paso, deben tener en sus corazones la certeza de que es Dios quien guía su caminar.

La humanidad ya creció y conoce las consecuencias de sus acciones, así como de sus pensamientos.

Ya experimentaron lo suficiente la vida sobre la Tierra para saber definir hoy sus propios pasos.

Por eso, delante de los Cielos que se abren sobre la Tierra, encuentren la Mirada silenciosa del Creador que los observa y proclamen ante Él su propia definición.

Llegó la hora del diálogo con Dios, porque el Creador necesita saber con quién contará en este último tiempo.

Su Plan ya no se redefinirá a cada instante, porque los Cielos ya están abiertos y la Misericordia, pero también la Justicia, se preparan para descender al mundo.

Los cálices de la consciencia humana están abiertos y libres para ser colmados con aquello que las consciencias escogieron beber en estos tiempos.

Por eso, hijos Míos, ya no son niños y ya no pueden jugar con la evolución de la Tierra.

No les digo que tengan miedo; no les traigo el terror, sino el Don del Espíritu de Dios, que es la consciencia del temor de apartarse de Su Camino.

Tomen el Don del Temor de Dios y dejen que Él los auxilie en este nuevo y último ciclo, para que sepan mirar en los Ojos de fuego y silencio de su Padre Celestial y declarar su propia definición, su elección para este tiempo.

Con base en esto, hijos, su Padre y Creador diseñará para sus vidas aquel camino que escogieron vivir; porque Su Amor, inalterable, respeta las elecciones de sus criaturas, por más que sean imperfectas y, a veces, muy inmaduras.

He aquí que el Cielo hoy se abre y la Mirada silenciosa de Dios contempla el mundo.

Que las criaturas sepan percibir Su Presencia y no comiencen este ciclo definitivo en la ceguera y en la profunda ignorancia.

Hoy, oren por los que se pierden en los abismos de su propia ignorancia y en las festividades de este mundo, y no perciben que el planeta está agonizando por su indiferencia.

Oren por los que están solitarios, enfermos de espíritu y de corazón, y no encuentran sentido para sus vidas.

Y también oren por los que le dirán “sí” a Dios y comenzarán este nuevo ciclo a Su lado, para que su fe sea mayor que las tentaciones del mundo y la Grandeza y la Fortaleza de Dios tomen el lugar de su pequeñez y de su fragilidad humana.

Yo los amo, los bendigo y los invito a mirar al Cielo que hoy se abre y, mirando a los Ojos del Creador, proclamen su "sí" a Su Amor infinito.

Vuestra Madre, María Rosa de la Paz y Madre de la Divina Concepción de la Trinidad

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Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más

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