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40 días con Jesús a través del camino cuaresmal
"Mi hora está terminando con ustedes y tendrán que recordar todo lo maravilloso que Yo les enseñé a lo largo de los últimos tiempos.
No pueden olvidarse de la lección primera:
Que se amen los unos a los otros, así como Yo los amo; que Me sirvan en el mundo a través de los más pequeños y humildes de sus hermanos, porque en verdad les digo que, si estuvieran sirviendo al más pequeño de los Míos, será a Mí que Me estarán sirviendo.
Recuerden lo que una vez les dije:
Cuando tuve hambre, Me alimentaron.
Cuando tuve sed, saciaron Mi sed.
Cuando tuve frío, Me abrigaron.
Cuando estaba preso o enfermo, Me visitaron.
Todo lo que hagan o donde sirvan, recuerden que será a Mí que Me estarán sirviendo.
Yo vengo a dar testimonio de que en el Amor todo es posible y las almas se pueden liberar".
Cristo Jesús
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Queridos hijos:
A pesar de las caídas o de los desiertos, hoy están aquí, delante de Mí.
A pesar de las tribulaciones o de las agonías, hoy están aquí, delante de Mí.
A pesar de lo que les parece incierto o imposible a ustedes o a la humanidad, hoy están aquí, delante de Mí.
A pesar de lo que vive el mundo entero y esta civilización, a pesar de que los conflictos se siguen ampliando y agravando, a pesar de la división de las familias; hoy, queridos hijos, están aquí delante de Mí; y la Luz Interior del Reino de Lys se enciende en los corazones que creen en ella, el Santuario Interior emerge de los mundos internos y, a través de las almas, ilumina la tribulación de estos tiempos, para que todas las corrientes contrarias sean disipadas y disueltas, para que las almas más perdidas de este mundo, especialmente las que están en un gran cautiverio espiritual por interferencia de Mi adversario, hoy alcancen la liberación y la paz.
Hijos, a pesar de todo, hoy están aquí, delante de su Madre Celeste, atravesando aún el fin de estos tiempos, aprendiendo aún de lo desconocido que es este momento planetario.
Hijos, tengan fe; hoy están aquí, delante de Mí, y eso nadie lo puede impedir, en este mundo ni en ningún otro.
La Mujer Vestida de Sol, aquella Grandiosa y Humilde Señora que apareció e hizo brillar el cielo de Fátima, trayendo el don de la Profecía y del Mensaje, hoy vuelve a estar aquí con todos Sus hijos y el mundo.
Y el gran testimonio de Mi Materno e Inmaculado Corazón es que, a pesar de todo lo que puedan vivir ustedes y sus hermanos del mundo, hoy tienen la Gracia de estar aquí, delante de Mí, para que una vez más se reconsagren a Mi Materno e Inmaculado Corazón, para que esta luz que hoy encienden a través de sus velas, no solo encienda sus mundos internos, en la Fe, en la Esperanza y en la Misericordia de Dios, sino que también esta Luz Interna del Reino de Lys, que hoy emerge de los corazones que creen en ella, redima a este mundo, convierta a esta civilización de superficie, despierte la consciencia del ser humano al don de la paz, del amor y del bien.
Hoy, a pesar de todo lo que ve su Madre Celeste de este momento planetario, el alivio de Su Corazón Inmaculado lo encuentra a través de los que están aquí, delante de Mí. Esto no es parte de un misterio, sino que es parte de la revelación de Mi Amor por ustedes, hijos Míos, de la oración perpetua por cada uno de ustedes y por sus seres queridos, para que reencuentren siempre, todos los días, los caminos hacia la paz, el bien y la caridad, dones preciosos que les permitirán vivir en la Unidad de Dios.
Por eso, Mis amados hijos, no crean en sus flaquezas, crean en los dones y las virtudes que Mi Padre les dio, que les otorgó a través de la Presencia de Mi Amado Hijo, el Cristo.
Delante de un mundo en caos, en perdición y en confusión, no se olviden de que Fátima siempre los llevará a la paz y que su Sagrado Santuario Espiritual, formado por las almas preciosas de este mundo, todos los días trece se reenciende para toda la humanidad sin condiciones.
A través del legado de Mis Apariciones en Fátima y, principalmente, de Mi Mensaje al mundo, Yo vengo a invitarlos a cruzar el portal hacia la universalidad, en donde Dios es para todos sin condiciones, en donde Él abre las puertas a todas Sus Criaturas, principalmente a las más pecadoras y perdidas.
Hoy, encendiendo esta vela delante de sus corazones, que representa la llama perpetua y eterna de Lys, el Amor inextinguible de María por todos Sus hijos, los invito a donar sus dones y virtudes a Dios, para que Él pueda aliviar el sufrimiento, la desesperanza, la indiferencia, la falta de amor entre hermanos y hermanas de este mundo.
Después de tantos años de encuentros con Mi Corazón Inmaculado, Yo vengo a pedirles algo muy simple pero profundo, quiero que a partir de hoy sus vidas sean el propio Mensaje de Fátima, para que la pureza original de esta raza no se pierda, para que la esperanza regrese a las familias divididas de este mundo, para que la Unidad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo sea una bendición para todos, para que más almas en este mundo reencuentren la fe y la comunión con Mi Hijo.
Hoy, Lys abre su gran portal de Paz y de Misericordia junto a Polonia y, a través del Sagrado Retiro de Mi Hijo, Galileum, las santas Jerarquías del universo y todos los ángeles que hoy acompañan a su Señora transustancian las materias más corruptas de esta superficie, convirtiendo la Misericordia en dones de Gracia, de dádivas y de un especial regalo de Dios a cada uno de Mis hijos, un regalo espiritual que Él les concede a través de Mi Materno Corazón.
Lys viene a corregir lo que nadie quiere corregir, no con severidad, sino con amor, con caridad y con el servicio de los ángeles del Reino de Lys, que hoy están presentes en la órbita de la Tierra, unidos a la gran red de imploración universal, a través de Mis Sagrados Espejos Celestes.
Que los códigos de la pureza, de la paz, de la reconciliación, de la Misericordia, del perdón y de la redención, hoy puedan renovar la vida de todos Mis hijos, especialmente la de aquellos que están desesperados y perdidos, especialmente la de aquellos que ya no creen en el Amor de Dios.
Hoy, Mi Corazón transmutador se ofrece para liberar las amarras y las cadenas de Mis hijos, que aprisionan a todas las almas y no les permiten caminar hacia Dios.
Él Me ha pedido, en este 13 de mayo, traerles Sus Gracias y Sus Dones, volverles a presentar Su Faz de Misericordia y de Piedad, eterna Presencia del Único Dios que con Su Faz ilumina el camino de Sus hijos, guía a las almas hacia el Propósito interior de la existencia, hacia el reencuentro de la pureza y de la inocencia original.
Que a través del Sagrado Santuario del Reino de Lys, expuesto hoy como Terafín de la Madre del Mundo en este mes en el que se siembran las semillas de Luz de la Jerarquía, su transformación sea ya una realidad en los próximos meses y en los próximos tiempos, y no un dolor; para que puedan caminar con esperanza renovada y encendida por todos aquellos que sufren y que desconocen, por la consciencia de este herido planeta azul.
Su Madre Celeste les presenta las Gracias de Dios en este día, como mérito de la fidelidad de los que siguen al Corazón Inmaculado de María, a través de la oración perpetua e incansable.
Por eso, como en el principio, les vuelvo a decir: ¡Hijos amados, alégrense y ya no sufran! Hoy están aquí delante de Mi Inmaculado Corazón, Sagrario que se ofrece a cada uno de ustedes para que lo puedan llevar en sus esencias y en sus almas, para que contemplen Mi Corazón en sus corazones y puedan estar siempre unidos a Mí en espíritu y en alma, para que la gran puerta de la Misericordia, que expresa Polonia, nunca se cierre, para que las almas del mundo entero crean en la Misericordia de Dios y en el fin del cautiverio que traerá el Retorno de Cristo.
En simples palabras, hijos Míos, les pido que, en este 13 de mayo, sus vidas sean Mi propio Mensaje de Fátima para el mundo; les pido que sean instrumentos de la paz y del bien, que busquen la unidad en todas las circunstancias de la vida, que busquen la fraternidad, apreciando las diferencias, sublimando las propias ideas y centrándose en la Llama del Propósito de Dios, en Su Amor Eterno e Inextinguible que hoy Mi Corazón Inmaculado les trae como un testimonio de Paz y de Amor para el mundo.
Por eso, vuelvo a recibir, desde su mundo interior, el Acto de Consagración a Mi Corazón Inmaculado:
Inmaculado Corazón de María,
fuerza, luz, protección y esperanza,
en Ti nos renovamos, a Ti nos consagramos
para que seamos testigos, ahora y siempre,
del triunfo de Tu Inmaculado Corazón
en toda la humanidad.
Amén.
(tres veces)
Y ahora, para que el amor del Reino de Lys-Fátima se irradie al mundo entero, en este momento especial, cantarán: “Ave, Ave María” y sentirán, junto a ustedes, a los ángeles de la guarda, elevando este ofertorio al Corazón del Padre Eterno para que las más profundas experiencias de amor y de perdón, de caridad, de bien y de fraternidad se puedan establecer en el mundo en estos tiempos, como preámbulo del triunfo de Mi Inmaculado Corazón.
Canten a la Madre de Dios.
Canción: “Ave, Ave María”.
Hoy, Mi Materno e Inmaculado Corazón se eleva al Cielo, llevando Consigo las flores de las almas y de todos los corazones, frutos perpetuos de la oración del corazón; flores que colocaré a los Pies del Padre Celestial para que Él siga concediendo Gracias a este mundo sufrido, a través del don de la paz y de la esperanza para el mundo, bajo el espíritu de la renovación del Reino de Lys.
Yo les otorgo la reconsagración a Mi Corazón Inmaculado y, a través de esta reconsagración de sus almas, reconsagro a la humanidad al Corazón de María.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Vayan en paz.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Voy a comenzar el relato por el momento de la Aparición.
Ustedes vieron que la dicción de algunas palabras no me salía muy bien, no era por falta de concentración o por no estar viendo bien a María, todo lo contrario, la energía que Ella trajo hoy era muy contundente.
Como bien dijo la Madre Divina, Ella hoy nos trajo el Reino de Lys, Su Santuario Interior y, a través del Reino de Lys, nos trajo ese gran portal que expresa Polonia por medio del canal de la Divina Misericordia. A través de esa unión entre este lugar, Lys en Portugal y el canal de la Misericordia en Polonia, la Jerarquía espiritual y la Jerarquía angélica llevaron adelante una gran tarea en la órbita de nuestro planeta.
Y si recuerdan un pasaje del Mensaje en el que, a pesar de todas las cosas que Ella mencionó hoy, todos los motivos, situaciones que nos pueden apartar de Dios en estos tiempos de tribulación, María afirmó: “Hoy, están aquí, delante de Mí”; y ¿será que nosotros entendemos qué es lo que significa para nuestra vida estar delante de Nuestra Señora?
Ella hoy nos hizo esa pregunta para que nos interroguemos a nosotros mismos en nuestras oraciones: ¿será que tenemos fe que Ella está aquí, y que ha hecho un milagro en la vida de cada uno de nosotros, más allá de los altibajos que vamos a vivir?
Ella nos dijo esto con un Amor profundo que brotaba de Su Corazón. Y, cuando Nuestra Señora nos dijo esto, en forma concomitante, la Jerarquía espiritual y angélica llevaba esa tarea adelante en el planeta. Ella recogía esa Luz interior de cada uno de nosotros que hoy mostraba, que es la Luz de nuestra esencia, la Luz que es nuestro verdadero ser, no todas las capas que a veces nos envuelven y nos traen problemas.
María nos reveló nuestra Luz interior, que Ella preciosamente ha alimentado año tras año, momento tras momento, no solo aquí, sino también en Sus hijos que ahora están en el Santuario de Fátima.
Hubo algo que Madre Emaús nos dijo en la intención de la oración y que María lo afirmó hoy, que todo lo que permitió este movimiento, profundamente espiritual y un poco desconocido, fue la simplicidad; que estemos ante la simplicidad de María, de Su humildad y de Su servicio, atributos que María nos invita a vivir todo el tiempo, que norteen nuestras vidas y, siendo ese norte en nuestras vidas, nosotros estaremos unidos a Su Corazón.
La vida de los Cielos, hoy, nos dijo María que es muy simple.
Y cuando les dije que las palabras no me salían muy bien en la Aparición, fue por lo que Ella nos estaba mostrando. En un momento del Mensaje, nos dijo: “Hoy, el Santuario de Lys es formado a través de todas las almas que creen en él”.
Ella nos mostró que ese Santuario se reflejaba dentro de cada uno, y cada uno de nosotros tenía una parte de ese Santuario, como piezas perfectas que había construido Nuestra Señora espiritualmente en las almas. Y hoy esas piezas se unieron perfectamente como una sola, ¿y saben qué fue lo que sucedió? Se expresó el Santuario interno de Lys, donde todos estábamos reunidos con María, Nuestra Señora.
Y, para terminar, Ella nos habló de nuestra reconsagración, ya que la Fuente de las Gracias, que nos trajo María, estaba abierta. Entonces, tenemos que saber que hoy llevamos una Gracia que Ella nos dio para nuestra vida y para aquellos que vamos a encontrar en nuestro camino.
En este tiempo, María nos pide ser instrumentos de la paz y alejarnos de la desunión, de la crítica, de la discordia, de la falta de fraternidad y de amor. Si nosotros seguimos haciendo esto, Ella nos dice que no estamos viviendo Su Mensaje; pero también nos dijo que tenía fe en que eso iba a cambiar, porque si estamos aquí, delante de María, es porque podemos.
Este es el Mensaje tan simple y profundo que Ella hoy nos trajo; y, para terminar, nos pidió reconsagrarnos a Su Corazón Inmaculado.
Entonces, cantamos “Ave, Ave María”. Ella no cantaba, porque no canta para Sí misma. Miren Su grado de humildad y simplicidad, Ella solo sonreía, escuchando nuestras voces, tal vez un poco desafinadas, pero lo que sale del corazón es lo más afinado que existe, es el amor que nosotros le damos, y Ella nos retribuye con un Amor más grande que el que nosotros tenemos.
En ese momento, de canto y de comunión con el Corazón de María, nos reconsagramos. Ella le dejó a cada una de nuestras vidas un camino abierto para que nos animemos a recorrerlo, el camino de nuestro Propósito interior, lo que verdaderamente vinimos a hacer en nuestra vida y para qué vinimos a servir.
Ella nos dijo que siempre estará a nuestro lado, aunque termine Su tarea pública algún día, porque lo que nosotros tendremos, como un gran tesoro, es el Amor que nos ha derramado encuentro tras encuentro.
Hoy, Ella se fue feliz de aquí, aun contemplando el mundo en caos durante la Aparición. Pero cuando las almas se encienden, a través del Corazón de María, Ella nos dijo que el adversario, el error o el pecado no prevalecen, porque salimos de esa coordenada y nos unimos a Dios a través de Ella.
Intenté que la explicación fuera lo más detallada posible.
¡Gracias, Madre Divina, por cuánto nos das!
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Como dijo María, vayamos en paz.
Gracias a todos.
En el cansancio, los fortaleceré.
En la desesperación, los ampararé.
En la oscuridad, siempre seré la Luz.
En la entrega sincera, Yo Me alegraré.
En el silencio, Yo Me haré sentir.
En el amor, Me verán manifestado.
Bajo los puros de corazón, estará el suelo sagrado de Mi Reino.
Sobre los misericordiosos, estará la bóveda de Mi Iglesia Celestial.
De los perseverantes, haré brotar infinitos impulsos.
De los incansables, nacerá Mi Fuego de superación y de trascendencia.
Mi Mano siempre estará sobre los justos.
Mi Soplo del Espíritu conducirá la barca de sus almas, y siempre les mostraré la salida ante el aparente mar tormentoso.
De los entregados, haré surgir la Fuente Inagotable de Mi Amor.
Mi Paz estará abrazando a los simples.
Mi Luz guiará, como las estrellas, el camino de los consagrados.
Mi Sacerdocio estará protegiendo, a pesar de las batallas, a los que, sinceramente, le dijeron sí a Mi Hijo.
Nunca Me detendré, a pesar de lo que suceda en Mi Creación, porque Mi Amor es inagotable, Mi Misericordia desea ser la puerta para la redención de todos Mis Hijos.
Una y otra vez, Me renuevo en los que están adorándome a través de Mi Hijo en el altar, porque así Yo mostraré Mi Victoria en los que caminan a Mi lado.
Hijo, hoy puedes descansar en paz; porque si Me buscas, Me encontrarás; porque si Me llamas, allí siempre estaré; porque si confías en Mí, nada deberás temer.
Yo te hice libre para que crecieras en Mí. Te hice puro para que fueras un testimonio de Mi Presencia.
Descansa en Mis Brazos.
Sigue dando pasos en el amor maduro.
Mi Hijo es tu única escuela.
Tu Madre Celestial te abrazará con Su Manto.
Eres sacramentado cada vez que Me escuchas.
Eres sanado cada vez que estás en comunión Conmigo.
Así, eres fuerte para aprender a ser humilde.
Adelante, estoy aquí contigo.
Soy el que Soy.
Soy Adonai.
Queridos hijos:
Hoy, con Mi rostro en el suelo, imploro junto a toda la consciencia sacerdotal por este sufrido y agonizante planeta.
Imploro, junto a Mis hijos predilectos, para que sus almas puedan seguir siendo puentes de Luz, de Amor y de insondable Misericordia, por los cuales las almas más necesitadas puedan llegar al Corazón de Mi Hijo.
Imploro a Dios, con el rostro en el suelo, por esta situación planetaria, para que las naciones ya no sean prisiones de donde las almas y las personas ya no puedan salir y pierdan su libertad.
Le pido al Padre para que Mis hijos del mundo se protejan cada día más, y cumplan y colaboren con la actual situación planetaria. Así, Mi enemigo dejará de usar la incertidumbre y el desánimo de las personas para poder gobernar.
Les pido, más que nunca, que no olviden rezar fielmente el Santo Rosario todos los días; porque, de esa forma, Yo los ayudaré y vendré con el cántaro de agua fresca para que tengan más fortaleza interior para seguir atravesando este desconocido desierto planetario.
Clamen, todos los días, por fe. Sean un ejemplo y un testimonio para Mi Hijo.
Este es el tiempo de que los soldados de Cristo estén prontos para tareas espirituales desconocidas, porque la necesidad es tan grande que muchos, pero muchos corazones que no están preparados necesitan de ayuda.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Hijos:
Cuando llegue el tiempo, el Conocimiento, la Verdad y la Luz del Universo de Dios se revelarán por sí solos, y no habrá dogma, doctrina o institución que pueda ocultar lo que emergerá dentro de los seres como en lo más alto de los cielos.
El cosmos pulsará en el interior de las criaturas y, de ese mismo infinito, en el cielo surgirán las señales de un nuevo tiempo, de una nueva vida que revela y manifiesta el Reino de Dios, Reino incomprendido y desconocido por los hombres.
Cuando llegue el tiempo, el silencio de los que persistieron será su mayor herramienta para permitir la revelación de la verdad, porque la verdad no surgirá de las palabras de los seres humanos, sino de sus ejemplos vivos, de las señales del cielo y de la propia Voz de Dios que, después de haber estado en silencio, hará resonar Su Verbo con el poder de mil trompetas sobre el mundo.
Por eso, no quieran convencer, no quieran hacer por sí mismos, no quieran transformar el mundo con palabras, pero sí con el ejemplo, con el testimonio que habla por sí solo. Y, cuando el hombre se silencie, reverberará la Voz de Dios.
Que Su Reino, siempre vivo en los que permitieron Su expresión, sea quien revele al mundo el camino.
Que estas sean entonces sus aspiraciones constantes: con el ejemplo anunciar, con el verbo orar y proclamar la Gracia de Dios, con la vida expresar Su Reino, con el corazón renovar Su Amor.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
Un alma que buscaba profundizar su fortaleza en Cristo, renovarse en Él ante cada prueba, le cuestionó al Señor, diciéndole: “Señor, ¿de dónde viene la fe de los primeros cristianos?, ¿de dónde viene la fortaleza de aquellos que supieron y saben entregar su vida por amor?”.
Y el Señor le respondió: “No solo la fe de los primeros cristianos, alma amada, sino también la fe de todos aquellos que saben entregar su vida por amor a Dios está basada en la certeza de Mi Existencia Celestial. Esas almas saben que su testimonio de amor rescata e inspira a los que están sin esperanza y a los que perdieron la fe. Saben que su ejemplo genera méritos para la salvación de los más pecadores. Saben que su vida es como un soplo, de tan frágil y pasajera, pero que, durante ese breve soplo, deben amar con todo su ser y de todo corazón.
Siguiendo el Mandamiento que les dejó Mi Hijo, no hay mayor amor que el de aquel que da la vida por sus amigos. Y, dar la vida, alma pequeña, no es solo morir; sino, sobre todo, donarse con todo su ser y de todo corazón, ser testimonio vivo de la entrega y del amor, de la Gracia y de la Misericordia que fluyeron y siguen fluyendo del Corazón Crucificado de Cristo.
Por eso, alma Mía, que tu esfuerzo esté en amar y en adentrarte más profundamente en Mi Amor. Así, toda la fe y toda la Gracia te serán reveladas”.
Que este diálogo, hijos, les enseñe a estar fortalecidos en Dios y no en el mundo, y que en el soplo ligero de la vida sepan amar con todo lo que son.
Tienen Mi bendición para esto.
San José Castísimo
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Hoy todo el Universo está atento a este momento. Por eso les pido que también estén atentos, compañeros, porque mientras estoy aquí estoy con el mundo, trayendo para él una Gracia especial que no será palpable, sino interna, la Gracia que los salvará y que, a pesar de este momento planetario, esa Gracia los renovará, a pesar de lo que suceda, más allá de lo que atraviesen o ante cualquier dificultad. Mi Gracia es inmutable, eterna y profunda en los corazones que se abren para recibirla.
Hace dos mil años atrás, cuando encarné en el mundo para traer la Palabra de Dios a la humanidad, vine con un Propósito, el cual la mayoría ya conoce.
Pero en aquel tiempo hubo algo que no fue dicho, de lo cual hoy ustedes están siendo parte, después de haber pasado por la experiencia de este mundo, después de haber aprendido sobre el amor y el perdón. Y aunque les falte todavía aprender mucho más, este es el momento exacto en el que sus consciencias, principalmente, están ante un momento especial, en el que no hay liberación que pueda vacilar, en el que hay un solo tiempo, una sola realidad, que es la misma que descendió cuando Yo nací en el humilde pesebre de Belén.
Es momento de que la cristiandad reconozca que el Nacimiento, la Muerte y la Resurrección de Jesús fue un acontecimiento más allá del plano material y también espiritual, porque así tenía que ser, dada la condición espiritual del planeta y la condición interna de la humanidad.
¿Qué fue lo que verdaderamente hizo que todo eso sucediera? Es claro que fue la Voluntad de Dios. Pero hubo algo más allá de eso, para que el Hijo del Hombre encarnara en la Tierra y trajera la Palabra de la Salvación.
Los Libros Sagrados guardan los sagrados hechos de Mi existencia en este mundo. Pero no solamente en los libros está la Verdad. ¿Eso es falta de fe?
El verdadero conocimiento surge de la Fuente Suprema. Los libros que tienen este mundo son los últimos que reciben ese conocimiento.
Pero Mi Palabra se cumplirá en las almas cuando Mis Palabras pasen por ustedes y no por los libros.
Podrán ser muy eruditos o inteligentes, o creer tener el mayor conocimiento sobre lo que Yo fui, pero así no será. Tienen que reconocerse humildes, pacificadores y abnegados para que sus corazones y vidas estén verdaderamente preparadas para recibir Mi Conocimiento. ¿Acaso eso es falsedad?
En verdad, lo que vive eternamente es el espíritu. ¿El espíritu es falsedad?
Cuando el espíritu de cada uno de ustedes se eleva para abrazar mayores conocimientos, ¿dónde está la razón de todo esto?, no está en la ciencia ni tampoco en el hombre de superficie ni en el mayor letrado de los letrados que existe en este mundo.
A través de Mi Evangelio que en este tiempo se renueva y se amplía con la experiencia de su redención y transformación, Yo ya les dije cómo es verdaderamente la ampliación de la consciencia y eso no significa dejar de vivir a Dios, porque Dios es Todo, es la Creación Suprema externa e interna, visible e invisible.
¿Acaso ustedes no creen en esto? ¿Ese no es el credo de sus vidas? ¿No es lo que dicen y repiten todos los días: ”Creo en Dios Padre Todopoderoso Creador del Cielo y de la Tierra”?
Dios no se condiciona a una sola consciencia, Dios vive a través de Sus criaturas, sino no sería Dios. ¿Y acaso Dios no puede estar aquí? ¿Qué lo impediría? ¿Cuál sería la razón para no hacerlo?
¿Comprenden lo que les digo?
El conocimiento nunca se detendrá ni tampoco se limitará a la mente humana porque no sería conocimiento, sino palabras que solo pasan por sus ojos y no tienen ningún sentido.
¿Cuál es la verdadera espiritualidad? ¿Cómo se alcanza esa espiritualidad? ¿Solo a través del cristianismo?
¿Quién estuvo antes de que Yo llegara al mundo? ¿Solo los patriarcas y los profetas? ¿Qué fue todo lo que sucedió en Oriente?
Hasta el mismo Hijo de Dios fue humilde, aun siendo pequeño, para reconocer a los Reyes que lo visitaron en la gruta de Belén. ¿Ellos no eran seres espirituales? ¿Cuál era su tipo de contacto para saber perfectamente que el Hijo de Dios iba a nacer allí?
Abran sus ojos y no sus mentes. Dios habla a Sus hijos, así como Él lo desea y así como Él lo necesita, y eso no significa otra religión, porque Yo no vengo a fundar otra religión en el mundo. Vengo a hacer del mundo una verdadera religión que no está en las Escrituras, está en la acción del amor y del perdón en los corazones. Allí está el Cristo. ¿Y eso no es verdad?
Pero aún el hombre desea sufrir para poder aprender algo. Lamento por aquellos que no creen sin haber visto, porque se arrepentirán, y hoy lo declaro ante el mundo entero.
Yo soy el mismo Señor de ayer y de hoy, pero nadie sabe verdaderamente lo que sucedió en Mi Transfiguración en el Monte Tabor.
Si ustedes no quieren abrir sus ojos, no los abran, hablo de los ojos de su consciencia.
Se perderán así una importante Gracia, pero Yo no Me detendré, nadie lo impedirá, porque quien lo impida, o lo intente hacer, irá en contra de Mi Padre y Yo les aconsejo que no estén allí.
Así como les hablé a los ciegos fariseos, hoy les hablo a los fariseos que dicen vivir Mi espiritualidad.
Yo salí del sepulcro para mostrarles la verdad de Mi Resurrección, pero Yo no podré romper sus blancos sepulcros que adentro están llenos de otras cosas.
¿Esperarán dos mil años más para poder cambiar? ¿Ya no es suficiente lo que vive el mundo? ¿Cuál es la razón de no creer en el amor que Yo les traigo desde hace tantos años?
Si Yo no viniera por fuera de la Iglesia, esto nunca hubiera sido posible. Pero Dios sabe escribir y Él lo hace como Él lo necesita, y eso ustedes nunca lo comprenderán, porque Dios no escribe a través de las palabras, Él escribe a través de los hechos, de los testimonios, de la conversión y del amor que pueden vivir las personas, más allá de cualquier religión o doctrina.
¿Seguirán demorándose en vivir el verdadero ecumenismo?
No pierdan más tiempo, el mundo está sufriendo, ocupen su tiempo en el servicio, en la oración y en lo que verdaderamente es necesario para sus vidas.
No se contaminen más con todo lo que ven o escuchan.
Yo dejaré una prueba aquí de que he estado, es una promesa. Y cuando Yo deje de venir eso sucederá, porque el hombre no ha comprendido aún la Voluntad de Dios.
¿Aún la seguirán desafiando? ¡No lo hagan más!
El amor siempre triunfará.
Yo conozco a Mis amigos, porque Yo veo los frutos que dejé en cada uno de ellos. Esos son los verdaderos frutos que Yo busco; no los frutos de su perversión, de su juicio o aun de su maltrato.
Todo lo que he hecho, en este último tiempo, tiene una razón espiritual desconocida y Yo le doy valor a todo lo que aquí ha sucedido, por lo que Yo mismo puedo testimoniar de los que perseveran en Mí.
Pero todos serán probados cuando Yo deje de venir aquí. Esa será la hora que Yo tanto espero, en la que deberán dar testimonio de lo que dicen que creen y viven por Mí.
Y llegará el juicio de los dos testigos y las últimas Escrituras se cumplirán, así como Juan lo ha visto en el Apocalipsis.
Esto no es un mensaje de persecución ni de última era. Este es un mensaje que viene del Corazón del Universo, de la Esencia profunda de Dios, en donde se gesta y se vive Su Voluntad.
Por eso, hoy he traído a todos los ángeles del Cielo, más de ciento cuarenta y cuatro legiones para que, ante los Señores de la Ley, sean testigos de lo que aquí sucede y ha sucedido, como parte de los méritos de Mi dolorosa Pasión.
Y consumaré este testimonio por medio de la celebración de la Eucaristía, porque lo que Yo enseñé hace dos mil años atrás, no solo fue un legado para el mundo, es una obligación de todos los corazones vivir esa unión Conmigo, en el amor y en la verdad. Y ese legado es para aquel que lo quiera recibir en reverencia y humildad.
Traedme aquí el incienso y el agua, para bendecir este altar.
Nos colocamos de pie.
“Señor Dios del Universo, que das la Vida y la Gracia a Tus hijos, Tú que has gestado desde el principio, desde antes de la llegada de Tu Hijo a la Tierra, este momento para que los corazones sientan la verdad y no las apariencias, porque Tu Poder, que es Gloria y soberanía, ha descendido aquí, Poder inconfundible e irrefutable, Poder colmado de Tu Amor y de Tu Verdad, de Tu Luz y de Tu infinita Misericordia.
Deseo, Padre, que se cumpla Tu Voluntad en los que no son merecedores de Tu Gracia, porque aún el Poder y el valor de Mi Sangre es eterno, infinito, para toda la humanidad. Y por el Poder de Mi Sangre, hoy se cumplirá aquí Tu Voluntad. Amén.
Disipa, Señor, todo lo que está contra Tu Voluntad y omnipotencia. Que el Poder insondable de Tu Luz y de Tu Amor desciendan en este momento, para que Tu Amor esté en los corazones”.
Así como bendigo este lugar, bendigo a los corazones que escuchan abiertos a reconocer Mi Palabra, porque los lobos están entre las ovejas. Son los lobos que nunca ustedes imaginarían, los que necesitan de Mi redención.
Traemos el altar.
El agua para lavar las manos.
Yo les enseñé a amar a través de este testimonio, entregado al mundo para la redención de sus pecados y la liberación de las almas de su prisión espiritual e interna.
Después de haber lavado los pies y las manos de Mis apóstoles, en un momento tan solemne como este, Yo tomé el pan, lo elevé para consumar el sacrificio del Hijo del Hombre, enseguida lo partí y se lo di a Mis apóstoles, diciéndoles: “Tomen y coman, porque este es Mi Cuerpo, que es entregado por los hombres para el perdón de los pecados”.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Amén.
Enseguida tomé el Cáliz, elevándolo a Dios para confirmar la consumación del sacrificio del Hijo del Hombre y que fuera bendecido. Enseguida, se lo entregué a los apóstoles diciéndoles: “Tomen y beban, porque este es el Cáliz de Mi Sangre, Sangre de la Nueva Alianza, que será derramada por su Señor para la remisión de las faltas. Hagan esto siempre en memoria Mía”.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Amén.
Consumamos este momento a través de la transubstanciación del pan y del vino. Y así como el pan y el vino, el Cuerpo y la Sangre de Cristo, se vuelven a elevar en sacrificio y ofrenda, en este momento elevemos nuestras almas, corazones y vidas, para también consumar la grandeza de este testimonio de amor, por medio de la Eucaristía.
Es así que unidos al Corazón de nuestro Rey, Maestro y Señor, oramos la oración que Él nos enseñó.
Padre Nuestro (en portugués).
Padre Nuestro (en inglés).
Declaramos en este momento la Paz y el Amor de Cristo en la humanidad.
En este momento, los ángeles son testigos de la aparición de Nuestro Señor Jesucristo, ante la Mirada compasiva de Dios y de los corazones abiertos.
En este momento, se cumple la Voluntad de Dios y las almas que escuchan viven su Comunión espiritual Conmigo.
Nos unimos a todas las almas del mundo en Comunión espiritual con Cristo y por Cristo.
“Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra Tuya bastará para sanarme”.
Repetimos.
Madre y Hermana Lucía, por favor.
Madre María del Salvador y Fray Luciano, por favor.
El Señor nos está pidiendo que, juntos y unidos, consumemos este momento en Su Presencia.
Su Señor, a través de los tiempos, en el silencio de Su Corazón, debe soportar la injusticia de los hombres, pero ese sentimiento tan profundo y desconocido por ustedes, es disuelto y colmado del amor y de la devoción de las almas verdaderas, así todo se cumple.
Yo los bendigo y les agradezco por haber orado Conmigo en este día.
Mi promesa de llegar a África está vigente y no desistiré.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
A pedido de Nuestro Señor Jesucristo, cerrando este encuentro en el Corazón de Nuestro Señor, resonará una última melodía, una última canción: “Por el poder de la Sangre de Jesús“.
Gracias, Señor, por cuanto nos das.
En este encuentro Te honramos, Señor.
Hijos Míos:
En este día, en el que seguiremos reviviendo la Pasión del Señor, continúen abriéndose internamente para que Dios Padre pueda seguir obrando milagros en muchas almas del mundo, especialmente en las que escuchan el Llamado de Mi Hijo.
En adoración y con devoción, ofrezcan sus vidas como un testimonio de amor y de fe por Cristo, para que en el mundo se establezca la cura en toda la humanidad.
En ese ofrecimiento, queridos hijos, ustedes le demostrarán al Padre que es posible continuar con Su Proyecto Divino en la Tierra.
Por eso, hijos amados, sírvanse de los méritos de Cristo, los que en cada nueva Semana Santa se ofrecen por la conversión de los pecadores.
Su alianza espiritual con Cristo mantiene abierta la Fuente de la Gracia. Y si esa alianza interior se profundiza en este tiempo, más Gracia y Misericordia la humanidad necesitada recibirá, para que el arrepentimiento se viva en cada uno de Mis hijos.
Como Madre, los acompaño en estos días para que, luego de haber pasado la Semana Santa, estén más fortalecidos para aprender a atravesar los nuevos desafíos, los que los impulsarán a dar un nuevo paso, hasta que puedan llegar a estar en la Presencia misericordiosa de Cristo.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
A medida que se acortan los días y se aproxima el final de la etapa de los mensajes diarios, Yo los invito a vivir Mis instrucciones y llevarlas a la práctica para que, en el momento menos esperado nada los sorprenda, y para que tengan las herramientas internas para superar y vivir lo que le espera a cada uno de Mis compañeros, de una forma semejante a lo que vivieron los apóstoles.
Por eso, desde ahora prepárense conscientemente. Ya todo les fue dado para que aprendieran a ir más allá de ustedes mismos y así puedan cumplir con la parte que a cada uno le corresponde.
Ya llegó ese tiempo en el que deberán dar testimonio de Mí y confirmar su confianza en Mi Consciencia Divina, a pesar de que Yo ya no esté presente entre ustedes por un largo tiempo.
A cada uno le corresponde hacer carne de su carne cada una de Mis Palabras, para que no corran el riesgo de solo haberlas escuchado.
Cada instrucción que imparto debe resonar en ustedes, y si eso todavía no sucede, busquen la razón del porqué, así estarán siendo verdaderos con ustedes mismos y con los demás.
Recuerden que todo lo que les digo aquí es por Amor, por ese Amor Mayor que, desde hace algunos años, vino a su encuentro para despertarlos y hacerlos conscientes de su compromiso Conmigo.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Estar en Mi Corazón significa vivir grandes responsabilidades, asumir grandes pruebas y atravesar grandes desafíos.
Vivir en Mi Corazón representa un compromiso eterno y no pasajero, un compromiso responsable y maduro que los lleve a vivir Mi Plan y su manifestación en la superficie de la Tierra.
Estar en Mi Corazón representa algo más que un sentimiento, algo que los pueda conmover o emocionar.
Estar en Mi Corazón significa vivir una responsabilidad espiritual, pero también material. Es llevar adelante un propósito, una meta, una misión que el Padre les presenta, de tiempo en tiempo.
Por eso, vivir en Mi Corazón significa muchas cosas. Algo que ustedes deben descubrir, día a día, porque estar en Mi Corazón es estar ante Dios. Es escucharlo, es saber responderle y es saber proceder conforme Su Voluntad lo presente.
Estar en Mi Corazón es un momento de constante definición. Es aprender a superar los propios abismos. Es aprender a disolver las barreras de la consciencia y de la mente. Es aprender a amar cada día más.
Por eso, Yo les doy Mi Corazón como un testimonio de que es posible vivir a Dios y cumplir con Sus ardientes deseos de ver a Sus hijos dentro de Su Propósito infinito, porque vivir en Mi Corazón es también asumir un compromiso Conmigo en esta Obra de redención y de paz, en este tiempo en el que todo está en juego y se precipitan las cosas, las situaciones humanas, el proceso de las naciones y la experiencia de grandes conflictos que la humanidad deberá aprender a curar consigo misma, por medio de la profesión de su fe y de su confianza en el Padre.
Vivir en Mi Corazón es vivir un sacrificio para después vivir sacrificios mayores que los llevarán a experimentar grandes renuncias, momentos de enfrentar la trascendencia de cada ser para recibir del Cielo los grandes tesoros, las dádivas del Universo, la Sabiduría y el Conocimiento de Dios.
Vivir en Mi Corazón es morir para sí mismos, es colocar al otro primero para que también los demás sean colocados primero y así se viva la fraternidad, una base fundamental de la hermandad, de la cooperación y de la solidaridad entre las almas.
Vivir en Mi Corazón significa que algo mayor deberá cumplirse en este tiempo y que va más allá de los límites de su consciencia, de su percepción, de su interpretación o de su parecer.
Vivir en Mi Corazón es entregarse al vacío y a la nada. Es estar en confianza dentro de lo desconocido, de lo que es inmaterial, de lo que no es palpable, de lo que nadie puede controlar.
Vivir en Mi Corazón es entregarse al Poder de Dios para disolver el poder humano que es pequeño y frágil.
Vivir en Mi Corazón es aprender en nuevas escuelas y en nuevas academias. Es forjar y despertar en cada ser su verdadera misión, su propósito y el motivo de estar aquí, en este tiempo.
Vivir en Mi Corazón también es renovarse, es alegrarse, es reencontrar, día a día, el sentido y la razón de servir a Dios. Es saber que, más allá de todo o bajo cualquier circunstancia o dificultad, el amor deberá estar primero para que él pueda actuar y obrar en los corazones, para que él pueda sanar las profundas heridas de la consciencia y de la personalidad, para que el ego de cada ser humano aprenda a vencerse, aprenda a entregarse para que pueda ser transformado, para que pueda ser sublimado, para que sea disuelto en la Luz de Dios, que es la Luz del Amor y de la Consciencia Divina.
Vivir en Mi Corazón es asumir el fin de los tiempos, es saber dónde estar y qué hacer, es contribuir, colaborar, es servir, es donarse. Es abrazar con fervor y devoción el llamado y, en profunda reverencia, es cumplirlo para que aún más la Luz de Dios pueda ingresar al mundo y a la consciencia de la humanidad.
Vivir en Mi Corazón es dejar de ser lo que uno es, lo que uno cree, o lo que uno piensa.
Vivir en Mi Corazón es atravesar el umbral hacia el vacío, es perder los sentidos de la propiedad y del control humano, es rendirse, es humillarse, es entregarse por la existencia y la vivencia de un Amor Mayor que mueve a todo el Universo y a todo lo que fue creado.
Vivir en Mi Corazón es animarse a imitarme, a representarme, a ser Mi apóstol, a no vacilar ante las dificultades, a asumir con coraje y valentía cada una de las pruebas.
Vivir en Mi Corazón es aprender a superar las pruebas. Es confiar ciegamente que nadie perderá el camino, porque a quien está en Mi Corazón no le faltará la luz, no le faltará la paz ni tampoco el discernimiento.
Vivir en Mi Corazón es aprender a perdonarse a sí mismo y a perdonar a los demás, es saber que en este momento la cura espiritual y física es fundamental en la humanidad.
Vivir en Mi Corazón es cerrarle las puertas al mal, a la adversidad, a la oscuridad y a las tinieblas; es asumir vivir un cambio; es esforzarse todos los días por alcanzar el mayor estado y grado de amor por los que no aman, por los que sufren, por los que están perdidos.
Vivir en Mi Corazón es asumir junto Conmigo al planeta y a su humanidad. Es hacer algo por las naciones del mundo, por los pueblos, por las culturas y por las religiones.
Vivir en Mi Corazón es buscar la esencia del Amor Crístico de una forma incansable, sin detenimiento, sin dejar de caminar y de remar en esa barca que los lleva al puerto de Mi Corazón.
Vivir en Mi Corazón es solidarizarse, es comprenderse, es ir un poco más allá de la comprensión de la mente y de la consciencia, es abrazar al Universo como el Universo los abraza a ustedes. Es participar verdaderamente de una comunión interna con el Espíritu de Dios para poder traer la paz y la redención al mundo.
Vivir en Mi Corazón es animarse a morir por Mí bajo cualquier circunstancia, sea espiritual, mental o físicamente.
Vivir en Mi Corazón es dar testimonio por Mí. Es decir que Yo ya estoy retornando y que en este tiempo Me anuncio al mundo por medio de la Palabra de Dios para cada uno de sus corazones y de sus vidas, para que estén prontos, disponibles y atentos a ese gran acontecimiento del Retorno de Cristo.
Vivir en Mi Corazón, compañeros, es erradicar la indiferencia, la omisión y la falta de hermandad.
Vivir en Mi Corazón es disolver el desamor, la falta de esperanza y la perturbación humana.
Vivir en Mi Corazón es poder alcanzar la Luz y entregar esa Luz a sus hermanos a través del ejemplo, de la conversión y de la redención de sus vidas; a través del camino del servicio, de la cura y de la santidad.
Vivir en Mi Corazón es elevar sus consciencias, es poder abrazar la cruz que Yo le entrego a cada uno y es no temer cargarla a pesar de lo que suceda o de lo que cueste.
Vivir en Mi Corazón es dejarse impulsar por Mi Amor para superar los límites de la consciencia, para vivir así como vive todo el Universo y sus Jerarquías.
Vivir en Mi Corazón es no bajar los brazos, es decir “sí” y es intentarlo nuevamente todos los días hasta poder vivirlo y poder representarme.
Es simple vivir en Mi Corazón. Por eso, aún muchos no lo están, porque están en sus propios corazones y mientras estén en sus corazones, en su propio yo, Yo no podré estar en ustedes.
Lo que Yo les pido es que se rindan, es que confíen y que se entreguen. Porque vivir en Mi Corazón no los hará sufrir, sino que los hará expandir su consciencia, su servicio y, sobre todo, la expresión de su amor por el planeta y por la humanidad.
Que en esta Maratón de la Divina Misericordia todos puedan volver a Mi Corazón, y los que ya están en Mi Corazón puedan ayudar a ingresar a los que aún no lo están, por diferentes circunstancias o miedos.
Que en Mi Corazón puedan sentir el Amor de Dios, puedan sentirse acogidos por Su Templo y por Su Sabiduría. Porque es en este Amor de Mi Corazón que podrán vivir en el amor de hermanos, en el amor de las almas que sirven a Dios, en el amor que fortalece, que disipa la oscuridad, que transmuta la ignorancia, la indiferencia, la maldad humana.
Que vivir en Mi Corazón sea un triunfo para cada uno de ustedes, para que este triunfo sea en cada una de sus naciones a las cuales representan en este tiempo.
Que vivir en Mi Corazón para cada uno de ustedes sea la posibilidad de la cura y de la redención de la humanidad y de los Reinos de la Naturaleza.
Mi Corazón aún está abierto, en Misericordia y en Piedad. Antes de que venga el tiempo de la Justicia Divina llamen al mundo entero a vivir en Mi Corazón porque Mi Corazón sufre por aquellos que aún no están en Él.
Mi Corazón es un portal al Cosmos y a la Divina Consciencia.
Mi Corazón es el umbral que los llevará hacia la paz y hacia la vivencia del apostolado de estos tiempos, el apostolado del fin de los tiempos.
Vivan en Mi Corazón para que el mundo se pueda reconciliar y la humanidad pueda recapacitar.
Que sus oraciones construyan el puente, en estos días, para que ingresen a Mi Corazón y en Mi Sagrado Corazón conozcan y sepan la realidad, todo lo que siente su Maestro y Señor, todo lo que Él vive y experimenta de lo que ve y observa del mundo.
Y una vez que ingresen a Mi Corazón sean parte del fuego de Mi Amor, para que Yo pueda iluminar al mundo y a todas las consciencias que lo necesitan porque, compañeros, si en este tiempo no hay amor, nada será posible.
El Amor que viene del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo los salvará, los redimirá y los reconciliará con lo Alto, con el Universo. Y encontrarán la Verdad, encontrarán la salida y levantarán sus cabezas para contemplar en el horizonte Mi Retorno.
Que sus corazones se unan a Mi Corazón y que sus oraciones toquen el Corazón del Padre para que Él les permita entrar en Mi Corazón.
Que así estemos en hermandad y en fraternidad, para siempre.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Todo lo que Yo realice en este tiempo, en cualquier lugar, entre ustedes o de alguna forma, deben considerarlo como un milagro Mío, porque en un momento tan agudo como este, en el que su Señor viene al mundo para encontrarlo como está, solo la acción y el poder de un amor muy grande y desconocido permitirá que algo, por más pequeño que parezca, se pueda resolver.
Es así que de nuevo Me entrego al mundo, pero esta vez no estaré clavado en una Cruz sino estaré dentro de ustedes cuando Me lo permitan, para que ustedes den testimonio de Mí, bajo cualquier situación o motivo.
El tiempo de dar testimonio de Mí ya llegó, y en este momento Yo podré comprobar dónde quedaron Mis tesoros.
También es el tiempo de que vivan experiencias que nunca quisieran vivir, porque Yo necesito esas experiencias para poder justificar y compensar los errores de toda la humanidad.
Este es el tiempo de dar la vida por Mí y es el tiempo de saber que Yo estaré a su lado para apoyarlos así como lo estuvo Mi Madre hasta el último momento de Mi expiración en la Cruz.
Sé que para muchos de los Míos este momento significará esfuerzo y determinación. Yo les daré todo lo que tengo para que lo puedan vivir por Mí y hagan triunfar Mi Proyecto redentor.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
Hijos Míos:
Que la Luz de Mi Corazón ilumine el camino para la redención de Europa y del mundo.
Europa necesita, en este tiempo, reconocer la Luz de Dios y Su Misericordia y, más que eso, comprender su historia para redimirla y abrazar la Voluntad Divina para su futuro y, así, vivirlo.
Así como el sol nace todos los días para todos los seres de la Tierra, así también las Gracias de Dios descienden de los Cielos sobre todas Sus criaturas y Su Misericordia se derrama sobre los hombres y sobre los Reinos de la Naturaleza, concediéndoles el perdón, la cura y la redención para que alcancen la paz.
En Europa se vivieron errores milenarios y una gran ilusión se instituyó por el sufrimiento vivido en los corazones. Muchos se cerraron a Dios y a Su Gracia por no percibir que la Presencia Divina está más allá de las acciones realizadas por el libre albedrío de los hombres.
Pero el Creador, que no desiste jamás de Sus hijos, envía repetidamente a Su Sierva fiel a este mundo y, a través de los corazones simples, busca despertar en los seres la piedad y el perdón.
Con esto les quiero decir, hijos míos, que Europa debe ser el testimonio de la Misericordia Divina. El testimonio de que, cuando los seres bajan la cabeza en humildad para servir y recibir la Gracia de Dios, es posible transformar hasta la más arraigada de las condiciones humanas.
Estamos en un tiempo de milagros, milagros de redención, de cura y de Misericordia, milagros de conversión, pero no de la conversión a una religión, sino de la conversión de la condición humana.
Europa debe hablar al mundo y al Universo a través de la transformación de su historia. Así como en la Tierra, muchos errores fueron vividos en el Cosmos, y la cura y el amor que aquí despierten serán los bálsamos para redimir y transformar las raíces, de las equivocaciones de los hombres, en los corazones de los ángeles que cayeron por su ignorancia.
¿Comprenden entonces, hijos Míos, cuán importante es para Dios la redención de Europa?
Que se abran los corazones a este milagro de redención y que todos Mis hijos acompañen con fe cada uno de los pasos de Dios. No hay nada que no pueda ser redimido. No hay corazón endurecido que no pueda abrirse a la Misericordia Divina. A los que despertaron, Yo les pido que sean vehículos del Amor y de la Gracia de Dios a través de la pureza de sus corazones, comprendiendo que sus seres son instrumentos del Padre para la redención planetaria.
Que así, las raíces de la perversión y de la indiferencia humana sean arrancadas de la Tierra por el "sí" verdadero de los corazones que aman a Dios y que reconocen, en la Sangre derramada de Mi Hijo Jesús, la puerta hacia su redención.
Hoy, hijos Míos, Yo los bendigo y les dejo Mi Paz para que aprendan a llevarla a este mundo y, así, proclamen la redención de la Tierra.
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
En un día como este, hace más de cien años,sobre este cielo reposaba Mi Inmaculado Corazón, advirtiendo al mundo sobre las pruebas de todos los tiempos, llamando a los hombres a la penitencia y a la oración para consagrar a este mundo a Mi Corazón y para que la humanidad viviera un tiempo mayor de paz.
En un día como este, hace más de cien años, Mi Corazón abría un nuevo ciclo para el mundo, atrayendo Leyes universales y divinas que, con la presencia de Mis ángeles y arcángeles, hacían descender sobre este planeta la pureza original, manifestando aquí su morada.
En un día como este, hace más de cien años, Yo traje a la Tierra los Espejos de la Pureza que irradian hacia toda la vida la esencia más pura del Amor y de la Gracia Divina, el pensamiento que Dios emanó al crear a Su Madre Celestial, al emanar el Vientre Divino del que surgirían todas las cosas, del que algún día nacería Su Hijo Primogénito en este planeta.
En un día como este, hace más de cien años, Dios concedió una Gracia única para el planeta y la llave para acceder a ella es el poder de la oración sincera y la pureza del corazón.
El Padre Creador les entregó a Sus hijos los dones que les permitirían retornar a la Fuente y, además, santificar y consagrar a la humanidad a través del código crístico de amor y de sabiduría.
El Sol que brilló aquí, disipando las nubes que había en el cielo, trajo una luz eterna a la Tierra, removiendo las raíces milenarias del error y del mal en el corazón de los hombres, las que los instigaban a las guerras y a la autodestrucción.
Hoy, hijos, vengo con un nuevo Sol, un Sol espiritual y profundo que desciende a la Tierra con nuevas Leyes, instituyendo y abriendo un nuevo tiempo y un nuevo ciclo. La oración continuará siendo la llave para que encuentren lo que les digo.
Hoy vengo a advertirles que el mundo aún necesita paz, pero no solo la paz que disipa las guerras, sino una paz espiritual e interna que les devuelva la vida a aquellos que la perdieron, aunque circulen por este mundo como si estuvieran vivos.
Los seres humanos están perdiendo su esencia original, su pureza divina. Y hoy vengo con un nuevo Cielo para impedir y detener el avance de las tinieblas sobre Mis hijos. Mi Reino se debe revelar a este mundo. La Verdad Universal se debe convertir en una realidad en la vida de todos los seres para que recobren el sentido de su existencia.
No tengan miedo de acompañar Mis pasos. No tengan miedo de entregar sus vidas por amor a Dios y de perder el control y el poder humanos para que Dios reine en ustedes.
En este tiempo urge que las almas despierten y que el Reino de Dios se establezca. Urge que la Verdad suprema venga a la luz, que los seres reciban los Dones de Dios, que las naciones se rediman y que los espíritus retornen a sus orígenes con el aprendizaje del Amor crístico.
Solo les pido que Me acompañen con la oración, pero también con la acción, con la instrucción y con la transformación de sus vidas.
Las flores de Dios, que son las almas preciosas de Sus hijos, se están secando en este mundo por no conocer la Verdad y el Amor del Padre.
Por eso, ya no teman anunciar lo nuevo. Ya no teman ingresar en otras Leyes. Ya no teman percibir que están en este mundo para anunciar, atraer y vivir algo diferente y, por más que sean perseguidos, humillados y rechazados, no teman.
El amor y la mansedumbre de sus corazones deben hablar más alto que las críticas de los hombres. La verdad espejada en el testimonio y en el ejemplo de sus vidas debe ser la señal de la santidad que le hable al mundo sobre la presencia de los Mensajeros Divinos.
Una nueva realidad se debe establecer en las consciencias, una nueva instrucción debe descender a la Tierra. Y para eso, no bastará que las almas instructoras enviadas por Dios le hablen al mundo, sino que todos ustedes, Mis hijos, deberán acompañar sin miedo este nuevo ciclo.
Sean los precursores de un nuevo tiempo. Sean los santos de los últimos días, los que se vencen a sí mismos por amor a un Plan y a un Propósito Mayor.
Hoy bendigo y amparo a Mi querida hija, la que envié para representar a Mi Maternidad ante todos ustedes. Y les digo que no bastará que ella dé todo de sí, cada uno de ustedes deberá acompañar y amparar esa entrega.
Sean un solo cuerpo y una sola Obra que, en nombre de la humanidad, responde a la Voluntad y a los Designios de Dios.
¡Yo los bendigo y les agradezco por responder a Mi llamado!
Su Madre, María, Rosa de la Paz y Señora del Santo Rosario de Fátima
Cristo les enseñó a amar no solo para que conozcan y experimenten el Amor, sino sobre todo para que lo multipliquen y lo lleven a todos los que no lo conocen, no lo viven y no lo saben.
Por eso, después de tantos impulsos, vayan y den testimonio del Amor que les tocó el corazón. Den testimonio de la Presencia espiritual y divina de Cristo, a través de sus acciones, de sus palabras, de sus sentimientos y de sus pensamientos.
Y con la expresión de una nueva conducta, diferente de todo lo que la humanidad ya conoce, ustedes harán que los que están ciegos puedan ver que el Retorno de Cristo se aproxima y, con él, una nueva vida.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Soy la Señora de la Cruz y en este sagrado día rememoro todos los hechos importantes y benditos que Mi Hijo dejó como legado a la humanidad.
Soy la Señora de la Cruz y hoy permanezco abrazada a ella, porque la Cruz es la reliquia espiritual de redención y de amor más importante para las almas; porque en la Cruz está la salvación del mundo y la liberación de los perdidos.
Soy la Señora de la Cruz y revivo el gran misterio de amor y de compasión que expresó Mi Hijo, desde que estaba en Mi vientre hasta Su gloriosa Resurrección.
¿Cuál es el misterio de la Cruz?
Es el amor inconmensurable e infinito entregado por un corazón humano, al igual que el de ustedes, que se donó hasta el último momento, hasta la última espiración, para conceder al mundo la redención.
Soy la Señora de la Cruz y hoy contemplo todo el nuevo legado que les entregará Mi Hijo en estos días, para que Mis hijos aprendan a atravesar el fin de los fines, el término de un ciclo para comenzar uno nuevo.
Soy la Señora de la Cruz y hoy los invito, queridos hijos, a que ustedes sean parte viva del testimonio de la Santa Cruz.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Invocación al Divino Atributo de la Humildad
Señor nuestro,
hazme pequeño e insignificante.
Que mi persona no se vanaglorie de nada;
que mi corazón sea un puente hacia Tu santa Paz.
Señor, hazme servicial y bueno,
bondadoso y misericordioso con los demás.
Que mi consciencia siempre reciba
las correcciones necesarias de la vida;
que mi corazón humano nunca se cierre;
que yo pueda aprender a agradecer
todas las lecciones y experiencias.
Que todo lo haga por Ti, Señor,
y nada por mí, ni por mi propia e imperfecta voluntad.
Enséñame a vaciarme.
Enséñame, en humildad, a reconocerte
vivo y presente en la Comunión,
en la consagración de la vida,
en cada uno de los votos
que me he propuesto realizar por Ti.
Señor,
destruye mi soberbia,
disuelve mi arrogancia
y cúrame de la negligencia espiritual.
Que aprenda a proteger de mí mismo Tu majestuosa Obra;
que ya no sea más una espina en Tu Corazón manso,
sino una flor a los pies de Tu sagrado Altar.
Señor,
enciéndeme en Tu Humildad,
vivifícame en el constante vacío
y redímeme, todo el tiempo,
en el fuego amoroso de Tu Corazón
para que, al menos, lo más pequeño de mi vida en la Tierra
sea el testimonio de Tu Amor y de Tu Divina Voluntad.
Amén.
¡Les agradezco por orar de corazón esta oración!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
A Mis queridos hijos de la Red-Luz Planetaria - Parte I
Hijos:
Ahora que ya llevan estampado sobre su pecho el símbolo espiritual de la Confraternidad, de la Hermandad y del amor entre los seres, que sus almas se animen definitivamente a dar ese último y gran paso hacia el camino del apostolado de Cristo.
Que esa estrella que confirma en ustedes la existencia de la Misión y de su realización en cualquier parte de la Tierra, sea el impulso de luz que los coloque abnegadamente en el servicio por los demás y por los Reinos de la Naturaleza.
Que el Corazón Sagrado de Mi Hijo, Su Llama de Fuego y Su Santa Cruz los impulsen en este ciclo a siempre decir "sí" y a abandonar cualquier indicio de tibieza.
Ahora es el tiempo de la presentación de los apóstoles y de los misioneros que construirán el Plan de Dios; primero dentro de sí, por medio de la oración, del servicio, de la instrucción y de la cura para después construirlo y compartirlo con el resto de la humanidad.
Ahora es el tiempo de que más estrellas de luz se enciendan en el firmamento y pasen a formar parte de la nueva Red-Luz Planetaria, la que, a pesar de las circunstancias o de los acontecimientos, defenderá de sí misma cualquier acto de desobediencia para que finalmente se viva la unidad con el Plan Divino y la Suprema Jerarquía.
Hijos Míos, el camino de la redención está abierto por medio del servicio y del testimonio que sus corazones pueden vivir en la unión perfecta con la Jerarquía.
Que ese nuevo símbolo que hoy llevan en su pecho sea reverenciado, valorado y amado de la misma forma que recibirían en sus casas la presencia de la Jerarquía.
En verdad, hijos, será la Jerarquía Espiritual la que en este nuevo ciclo querrá gobernarlos y guiarlos para que más y más consciencias sean retiradas del sistema mundial y de la ilusión planetaria.
La Jerarquía espera que la mayoría de las almas pueda aprender a vivir en una hermandad que es divina, humilde, poderosa e incondicional en su entrega, en su servicio y en su constante e infinita donación.
Todos los que hoy llevan en su pecho el símbolo sagrado de la nueva Red-Luz estarán diciéndole al Universo que aceptan el despertar de la consciencia, la trascendencia de todo sufrimiento a través del amor y la confirmación constante de aspirar a pertenecer, algún día, al Plan Divino de la segunda venida de Cristo.
Ese es el símbolo de la paz, es el impulso que los convoca a la prontitud y a la entrega absoluta de sí para que, a partir de ahora, esté sobre ustedes la Mano de Dios y la Llama de Su Divina Gracia, la que los iluminará en estos tiempos de oscuridad.
Que se enciendan en ustedes el sagrado compromiso y la ardiente aspiración de ser dignos hijos de Dios.
Buen comienzo para todos Mis hijos misioneros de la Red-Luz.
Que la luz interior de cada ser llegue al mundo entero.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Cruzando los portales del Cielo Me detengo en una bella Aurora, para contemplar su esplendor y el trabajo diario de los que, por amor y sin condiciones, le ofrecen todos los días su vida a Dios.
Me detengo en Aurora para presenciar la belleza de su esfuerzo, el trabajo incansable de los que la sostienen, a pesar de los desafíos, de los desiertos y de las inestabilidades.
Cruzando los portales del Cielo Me detengo aquí, en este lugar, para contemplar la fidelidad de unos pocos; de esos pocos que Me siguen, sin importar las consecuencias o los resultados, esos que son fieles a Mi Palabra y dan testimonio de Mi Mensaje por medio del sacrificio y de su constante donación.
Todo eso y mucho más es lo que Me hace detenerme en Aurora, para contemplar lo que muchos no ven con los ojos del corazón, pero que algunos sienten por las percepciones del alma.
Aurora es la Casa del Hijo de Dios, porque es algo más allá de lo físico, es una morada espiritual que fue recinto para los grandes Maestros. Este mes, y en los que vendrán, Mi Corazón se sentirá aquí para dejarles el mensaje de Mi eterna compañía por una Aurora que se donó completamente, más allá de sus posibilidades y de sus medios.
Por eso, Dios reconoce a los valientes, a los soldados y a los navegantes que en la tempestad superaron los naufragios, la soledad y el vacío.
He aquí el Hijo del Hombre, el que regresa en la quietud de los próximos meses para dedicar Su Consciencia a los que siempre la reverenciaron.
Aurora es una parte de Mi Corazón, así como Mi Corazón es parte de los hijos de Aurora.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
Regreso a un lugar llamado Aurora, el que a través de los tiempos se donó completamente y que en el silencio de su imperceptible Reino sostuvo el Estandarte del Redentor, a pesar de los desafíos y de las pruebas.
Hoy regreso a un lugar que fue testigo de la Presencia de Dios, un lugar que fue escogido por el mismo Padre para llevar adelante una tarea planetaria.
Hoy regreso al origen y al lugar en donde todo comenzó una vez y todo eso Me alegra, porque sé que Aurora nunca será olvidada, será como el ave que renace para volver a dar testimonio de Mi Presencia en el mundo.
Por esa razón, escogí regresar a Aurora para que todos los que alguna vez y a través de los tiempos se sirvieron de ella, nunca olviden que le deben mucho a ese Reino de Amor.
Aurora renacerá como un Espejo y se sostendrá firme como una espada.
Aurora siempre irá al encuentro de los valientes y colmará con su luz a los que con humildad la busquen.
Aurora es el portal que nos llevará de nuevo hacia el sentimiento de la eterna gratitud.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
Vengo al mundo para llamar a los que prepararán conscientemente Mi segundo retorno a la humanidad.
Por esa razón, vengo en búsqueda de los más imperfectos.
Vengo en búsqueda de los más pecadores, de los más ingratos e infieles para que algún día, a través del vasto ofrecimiento de Mi Amor, aprendan a ser personas buenas, justas, caritativas y misericordiosas.
Nunca Me verán en los palacios, entre los ricos, con los que se dicen poderosos o los que dicen saberlo todo. A ellos, espero que la propia Ley les muestre la Verdad y dejen de ver los espejismos de su propio yo.
Yo vengo a buscar a los que se decidan a seguirme hasta el final, a pesar de cargar todos los días con sus defectos, imperfecciones y pecados.
No vengo a buscar almas realizadas o diestras, no.
Así como vine una vez hace más de dos mil años, Yo vengo desde el Universo a formar nuevos apóstoles, aquellos que, con todas sus miserias, quejas e incomprensiones se dejarán llevar por la guía de Mi Amor, un Amor inmutable, incondicional y fiel, que todo lo comprende, que todo lo acepta, que todo lo soporta.
Deseo que esos nuevos y últimos apóstoles, que se formarán para servirme y vivirme, sean como Yo, o mejores de lo que Yo Soy; que sean capaces de no vender al Maestro como fue vendido por treinta y tres monedas; que se animen a aprender de la fidelidad, así como Mi Padre les enseña a ser fieles.
Para alcanzar ese grado de unión Conmigo, solo deben ser obedientes y no engañarse más a ustedes mismos, porque la obediencia los protegerá de ustedes. Así Yo los podré colocar, a pesar de lo que suceda, en situaciones extremas de riesgo o de emergencia para que testimonien Mi Amor Consolador.
Los que hoy no están aquí, entre ustedes, es porque no fueron obedientes y, en consecuencia, no consiguieron ser fieles a Mí.
La obediencia no es hacer solo las cosas perfectas para Mí, sino es ser verdadero y transparente con uno mismo, con la vida, con el prójimo; es decir: “no entiendo”, pero también es aceptar y renunciar.
Hoy les digo esto porque vendrán tiempos difíciles, así como llegaron para los apóstoles.
Es hora de que se pregunten, sinceramente, todo lo que hoy les digo, así Yo encontraré más refugio en sus corazones.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más