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He venido del Cielo para traerles Mi Paz y Mi Esperanza.
Esto es motivo de Mi Alegría al ver tantos hijos que hoy se consagran ante Mi Corazón, para hacer triunfar Mi plan en el mundo, que son los Planes de Dios, en esta humanidad y en este planeta.
Hoy abro las puertas de los Cielos para cada uno de ustedes, hijos Míos, para que puedan ingresar, en consciencia y en devoción, al Gran Reino de Fátima que espera despertar en ustedes la pureza original.
Ustedes saben, hijos Míos, que Europa necesita de esa pureza. Esa pureza debe estar en todos los corazones que aquí viven, para que la Obra de Mi Hijo pueda seguir adelante.
No se cansen, queridos hijos, de escuchar Mis palabras, pues hoy Yo les traigo el signo de Mi estrella de Luz, aquella estrella que indica el nuevo tiempo en la humanidad y que Yo, una vez, hice aparecer en Fátima, a los pies de Mi Manto.
Esa estrella indica que el tiempo de la purificación de los corazones está llegando, para que limpios de toda mancha, puedan ingresar en el Reino de Dios y nunca más estar separados de la verdad que habita en los mundos superiores.
Queridos hijos, hoy finalizo Mi peregrinación por Europa. Y a partir de este momento, estaré sembrando un nuevo ciclo cuando retorne una vez más aquí, para abrazarlos y consolarlos, para que sus corazones se curen definitivamente y ellos se postulen para esta Obra Redentora que ofrece Mi Hijo para cada corazón humano.
De la misma forma, queridos hijos, que hoy estoy unida a cada uno de ustedes y a través de Mis palabras, preparando vuestra verdadera consagración, estoy unida a cada uno de Mis hijos en el mundo, a cada luz que surge de cada Centro Mariano y que se une a Mi Corazón en este momento, para que Mi Obra se pueda expandir en el mundo espiritualmente y así, en todas las almas que más lo necesitan.
Es de esa forma, queridos hijos, que a través de sus almas y corazones Yo estoy tejiendo esa Red de Luz que se expande por todos los continentes de este planeta, para reforzar la alianza de los corazones con Dios y así con su Propósito Divino, que hoy vengo a ofrecer amorosamente para cada uno de ustedes.
Extendiendo Mis Manos hacia ustedes, nuevamente derramo Mis Gracias, así como las derramé en la Argentina, una Gracia para cada uno de ustedes; lo que más necesitan en esta vida y para este camino espiritual, que Yo los invito a vivir Conmigo, por medio de la oración y de la fe que hoy deben profesar sus corazones, como el mayor testimonio de amor del triunfo de Mi Corazón Inmaculado aquí, en Portugal y en Europa.
Vine a esta ciudad, una vez más, para decirles a Mis corazones, a Mis pequeños hijos, que ya se iniciaron en esta tarea espiritual hace tantos años, que deben renovarse, que deben dar el paso, para que muchas más almas se puedan aproximar aquí y no solamente Portugal reciba la Gracia de Mi Corazón, sino todas las almas que están en Europa, esperando por ese despertar, por ese paso definitivo, que en esta encarnación vinieron a vivir.
Es de esa forma, queridos hijos Míos, que Mi estrella de Luz se posa a los pies de Mi Manto y revela ese signo para todos.
Los nuevos cristos deben despertar, ser los nuevos legionarios del Señor, que vivan Su Palabra, Su Testimonio de Amor, Su Propósito en cada uno de ustedes. Es así que transmitirán a todo el planeta ese impulso espiritual que hoy les traigo a través del Sagrado Corazón de Jesús.
Queridos hijos, llegó esa hora de que firmen ese documento espiritual en el libro sagrado de Mi Corazón, donde sus nombres están escritos desde hace mucho tiempo, para que junto a Mí, unidos a Cristo vuestro Señor, cumplamos esta Obra Redentora del fin de los tiempos.
Necesito que salgan de sus casas a buscar a los corazones que más necesitan de Luz, necesito que sean Mis brazos y Mis manos en esta hora, para llevar adelante esta Obra de la Redención de las almas.
Sus corazones están llenos de instrucciones, pues las han recibido a lo largo de los años, a través de Mi Hijo fiel, que Yo traje para ustedes, para que pudieran crecer interiormente y aprender a vivir en la hermandad.
Queridos hijos, hagan lo que les pido, y no se arrepentirán. Las almas deben aproximarse aún mas a Mi Corazón, ser la luz en estos tiempos de tinieblas. Por eso Yo les traigo y les presento este propósito, propósito divino a los Ojos de Dios, que debe ser cumplido por cada uno de ustedes.
Es así, queridos hijos, que Mi Obra no solo estará en América, sino también más allá de Europa, porque deseo llegar a los corazones de Asia, del Lejano Oriente, que necesitan de Mi Voz, del Abrazo, de Mi Consuelo, de Mi Corazón, de Mi Luz, para poder seguir caminando en esta hora crucial del planeta.
Ustedes tienen ese compromiso, queridos hijos, como consciencias europeas, de abrir las puertas para esos corazones que están tan lejos.
Será el idioma de sus corazones, el amor de sus espíritus y almas que abrirá las puertas para todos esos corazones, pues aún, queridos hijos, hay muchas almas que deben conocerme profundamente.
Yo no solo soy la Virgen María, soy la Madre del mundo, soy la Gobernante Mayor, soy la que rige sus vidas y almas, soy la pastora que conduce a los rebaños de Mi Hijo hacia el Templo del Corazón.
Por eso hoy estoy aquí, renovando sus votos antes de partir para América, para encontrarme con todos Mis hijos y unir a todos los corazones de Sudamérica y del mundo en el Centro Mariano de Aurora, donde el noveno año será vivido con todos, el aniversario en que Mi Consciencia llegó definitivamente a sus vidas.
Nueve ciclos se cumplirán y nuevas puertas se abrirán para que los corazones sean conducidos hacia su propósito.
Deseo, queridos hijos, que Me acompañen en esa gran convocatoria que hoy les hago de estar Conmigo en el Centro Mariano de Aurora, recibiendo un poco más de cura interior para sus espíritus, para todos sus semejantes, para toda la consciencia del planeta, que tanto necesita de servidores de la paz, de guerreros de Mi Corazón, que en su templanza, alcancen la redención.
Abriendo las puertas del Reino de Fátima, congrego a los corazones en el Amor de Dios y a todos aquellos que se unan a este momento, para que en esta amada Europa se pueda vivir y profesar la paz, como el propósito para estos tiempos.
Hoy vengo como la Señora de la Gran Estrella, para mostrarles Mi Signo de Luz que aún debe revelarse en los corazones simples que amorosamente siguen Mis pasos, con la vivencia de la oración, de la Paz, del Servicio y del Amor. Amor absoluto que los colma, que los renueva, que los redime, que los eleva al Corazón del Padre Celestial.
Yo soy esa Señora de la Gran Estrella, que trae para todos la revelación del Universo, de la verdadera Consciencia, la Consciencia Única de vuestro Padre que aún no es conocida por el mundo.
Fátima es una preparación para ese momento. Es así como doy continuidad a Mi Obra en este tiempo.
Después de haber abierto las puertas en Medjugorge, aquí, queridos hijos, doy continuidad a Mi Obra espiritual para que las almas sean consecuentes con Dios y así como lo he pedido a lo largo de los tiempos, por medio de diversos videntes, la humanidad pueda cumplir lo que en verdad vino a realizar, para que pueda nacer la Nueva Humanidad.
Es a través de los hijos que se consagran hoy, como los que ya se han consagrado a través de las apariciones, mes a mes, de tiempo en tiempo y de ciclo en ciclo; es así que Yo instituyo, queridos hijos, las semillas de la Nueva Humanidad que brotará en el próximo tiempo. Esta es la señal que trae Mi gran estrella, la promesa que al fin se cumplirá en cada uno de Mis hijos, siempre y cuando sean consecuentes con todo lo que Yo les pido.
Ustedes, queridos hijos, son partes de Mi Obra celestial y mundial. Son piezas de este gran puzle que Yo vengo a reconstruir en el mundo, después de que Mi adversario lo destruyó.
Yo vengo a concretar en sus vidas el verdadero propósito para sus almas, la tarea que deben realizar Conmigo en esta convocatoria universal que hoy hago para todos.
Y este momento que comparten con Mi Corazón Inmaculado, también servirá para aquellos que se consagrarán en el futuro, asumiendo su compromiso fiel Conmigo de hacer todos los esfuerzos, de cumplir Mis designios, de cumplir la Voluntad de nuestro Dios, del Altísimo Padre.
Sobre este árbol, dejo la presencia de Mi Amor por todos los Reinos de la Naturaleza. Aquí dejo la señal, en este pequeño árbol, de que los Reinos deben ser reverenciados y que también ellos necesitan de sus oraciones.
Ustedes, queridos hijos, como una única raza, están aquí y han estado aquí hasta este tiempo, dentro de este planeta tan amado por nosotros, porque los Reinos Menores han generado esa Gracia para todos.
Ustedes saben que ellos sufren mucho la consecuencia de la acción humana, la destrucción, la blasfemia, todo lo que el hombre realiza en contra de su evolución. Y aún así, queridos hijos, ellos siguen donándose por ustedes y para ustedes hasta el fin de los tiempos, hasta que retorne Mi Hijo.
Díganle a los hombres injustos que no destruyan la Naturaleza, que cuiden de los Reinos, que no asesinen a las ballenas.
Están destruyendo, queridos hijos, la evolución de la Creación de Dios y ese es uno de Mis profundos dolores por la falta de consciencia, sobre todo por la falta de amor.
Díganle a toda Europa, y mas allá de ella, que cuiden de los Reinos Menores, que siembren códigos de luz, a través del servicio a cada uno de ellos. Así, en el día del Juicio final no serán juzgados porque habrá actuado la Misericordia de Mi Corazón.
Alguna vez se han preguntado, queridos hijos, ¿por qué Yo anhelo tanto estar sobre los árboles? Les dejo este símbolo para que lo mediten.
El árbol representa la Sabiduría de Dios y ustedes, como seres humanos, inconscientes, destruyen esa sabiduría espiritual que el Reino Vegetal revela al mundo.
Muchos de los que no están hoy aquí, que fueron precursores de esa destrucción a través de los tiempos, tomaron consciencia de todo esto, después de haber partido de la Tierra.
Rezo por ellos, por las almas del purgatorio, para que puedan alcanzar la Luz del Reino Celestial.
Que ustedes, queridos hijos, no sigan los mismos caminos. Adviertan a todos los corazones, principalmente a los más injustos, que están a tiempo de cambiar su actitud.
Las ballenas lloran por las consecuencias de los hombres. Recuerden que Soy la Madre del mundo, la Madre Naturaleza.
Y cuando la Naturaleza es destruida por el hombre, están destruyendo Mi Consciencia. Pero Mi Amor, que es más infinito, poderoso que todos los errores del mundo, trae la Gracia de despertar sus consciencias y las consciencias de sus hermanos, para esta magnífica Obra de la Redención de los corazones de todos los seres de la tierra.
Recemos:
Madre del Cielo, Madre Tierra
intercede por nosotros y por los Reinos.
Una más:
Madre del Cielo, Madre Tierra
intercede por nosotros y por los Reinos.
Amén
Recuerden que las ballenas son la consciencia madre para el planeta. Ellas acogen, en su pureza original y en su inocencia, a todos los seres de la Tierra; porque ellas equilibran los océanos, y también a todas las consciencias mentales. Recuerden esta instrucción.
Y ahora, queridos hijos, junto a Mis ángeles, celebraremos este momento de consagración de asumir este compromiso Conmigo, de ser portadores de Mi Paz y de Mi Gracia para toda la humanidad que tanto lo necesita.
Y así, bendeciré los objetos sagrados que han traído a Mi Altar para que sean entregados a los que más lo necesitan. Así trabajarán su desapego, porque Mi Gracia los colmará más allá que los objetos.
Sean misericordiosos como el Padre es Misericordioso con ustedes.
Lleven la paz a todos los que la necesitan y no se olviden que el prójimo debe estar primero en sus vidas.
Que vengan aquí los que hoy se consagrarán como "Hijos de María".
Mientras las puertas aún se abren, que canten el himno de su consagración.
Flores de luz son derramadas...
Ave María... (x3)
Mis muy queridos hijos, hoy dejo la Gracia de Mi Corazón para que ella se plasme en sus vidas como el mayor testimonio de su conversión y como respuesta de sus corazones al llamado de Mi Hijo, Jesucristo.
Ante la autoridad que el Padre me concedió y desde todos los coros de Lys con todos los ángeles del cielo, bendigo a cada uno de sus corazones y familias, instaurando la paz y el bien en cada uno de Mis hijos, la renovación y la esperanza de todos los corazones de Europa para que cumplan el propósito de seguir el camino hacia su liberación y redención en el momento en que retorne Mi Hijo, glorioso y victorioso entre las nubes.
Coloco Mi mano sobre sus cabezas, rezando a Mi Hijo.
Yo les agradezco por responder a Mi convocatoria y por ser portadores de la paz celestial que es posible vivir en estos tiempos.
Los amo, los bendigo y los abrazo.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Y ahora estando consagrados, proclamen este himno en unión a todos los "Hijos de María" en los cuatro puntos de este mundo.
Vayan en paz.
Les agradezco por haberme ayudado a cumplir con esta peregrinación y recuerden que prometo retornar, cuando así Dios lo decida.
¡Les agradezco!
En ofrenda, hoy les ofrezco Mi Inmaculado Corazón como el triunfo perfecto para sus vidas y para todo el Proyecto de Dios.
Hoy Me reúno con ustedes, hijos Míos, y con todos aquellos que escuchan Mi Voz, con todos los que contemplan el esplendor de Mi Inmaculado Corazón, que transborda de amor por el mundo y por las almas, las que buscan a Dios y también las que se pierden sin poder verlo.
Hoy, en este día trece de mayo, los uno al Centro de Fátima, y los hago ingresar a la Fuente de su Luz, de su Amor y de su Pureza Original, para que recuerden, queridos hijos, lo que en verdad son para Dios y para todo el Universo, que ya no son más lo imperfecto, lo impuro, lo pecaminoso.
En ustedes existe la Pureza que Dios creó desde el principio, para poder manifestar Su Amor sobre la Tierra y en toda la humanidad.
Esa Pureza esencial, queridos hijos, se encuentra en sus almas, y sus almas esperan por mucho tiempo para poder dar ese paso hacia la entrega mayor.
Hoy vengo coronada por las doce estrellas que Mis hijos de la Tierra Me han colocado, honrando cada uno de Mis atributos, y haciéndolos parte de sus vidas, como el bálsamo perfecto para la cura interior.
Hoy estoy con todos aquellos que Me escuchan y que abren las puertas de sus hogares y de sus corazones, para que Yo pueda entrar y reinar como su Madre Santísima.
Hoy vengo con el Cetro de Dios tomándolo con Mi mano, para mostrarles, queridos hijos, que el poder del Amor es invencible, y que las tinieblas serán derrotadas, porque aún Yo sigo pisando la cabeza de la maléfica serpiente que causa el dolor y la desesperación en todos los seres humanos.
Hoy vengo con el libro de Dios que les revela la Justicia y también la Misericordia que los acoge en este momento, que les permite ingresar al Corazón de Dios en perfecta plenitud, devoción y amor.
Hoy Mis ojos están aquí para observarlos y contemplarlos como la pureza que son y la misión que tienen, queridos hijos, de poder alcanzarla en este tiempo tan difícil para el mundo.
Pero siempre que recuerden a Fátima, lo alcanzarán. Porque Yo estoy allí, y también espero estar en sus corazones para que se cumpla la Voluntad de Dios.
Este mensaje que hoy les traigo, queridos hijos, es preparatorio.
En este día trece de mayo, en donde todos los ángeles se reúnen alrededor de su Madre Celeste y sobre este suelo de Aurora para unir ambos Centros de Luz, Fátima y Aurora, Yo vengo a declararles, queridos hijos, una fundación especial, y la continuidad de un movimiento mariano, que será el preámbulo para la derrota de Mi adversario.
Este Movimiento Mariano y Crístico-Sacerdotal prometerá, para todos, la devoción incalculable a Mi Inmaculado Corazón y al Sagrado Corazón de Jesús.
El Hijo de Dios y la Madre de Dios se ofrendan como Corazones para el mundo, para que las almas los puedan contemplar y vivir plenamente a través del amor y la oración; columnas que no los harán perecer a pesar de la tempestad de estos tiempos.
Este Movimiento Mariano y Crístico-Sacerdotal los unirá a Mi Corazón Inmaculado.
Yo querré ser la Gobernanta de sus vidas y corazones, de sus hogares y familias, para que se pueda constituir la Sagrada Familia en estos tiempos y la consagración de cada ser de este mundo al Plan perfecto de Dios, que debe cumplirse con la colaboración de cada esencia de la Tierra.
Mucho más de este Movimiento Mariano y Crístico-Sacerdotal conocerán a través del tiempo, pues él ya viene siendo gestado para poder ser presentado a todos.
Este Movimiento es la continuidad de una Obra que Yo comencé en Fátima, después de Mis Apariciones, con todos los sacerdotes, que son los siervos de Mi Hijo y de la santa Eucaristía.
Este Movimiento quiere, queridos hijos, que vivan la devoción a Mi Inmaculado Corazón y al Sagrado Corazón de Jesús, para que las almas, en los tiempos finales, tengan en quién confiar a pesar de lo que suceda y del tiempo de su purificación.
Adoptar Mi Inmaculado Corazón y el Corazón de Mi Hijo significa un paso para sus vidas, una renovación para sus familias, para que los dones del Espíritu Santo puedan comenzar a manifestarse, en cada obra de amor y en cada acción diaria.
Esos dones que serán derramados por los Sagrados Corazones les permitirán realizar el Proyecto de Dios y cumplir con su misión principal para este tiempo final.
Por eso, queridos hijos, Yo me ofreceré como el centro para sus familias y como la Mediadora para todas las causas imposibles.
Quiero entrar en sus vidas aún más. Todavía no he alcanzado lo suficiente para conquistar sus corazones y, aunque sé que Me han adoptado, aún espero, queridos hijos, revelarles Mis designios para estos tiempos.
Quien ingrese a este Movimiento Mariano y Sacerdotal contará con la ayuda de Mis ángeles del cielo y podrá aprender, queridos hijos, de los tesoros de instrucción que quedaron grabados en la Tierra y en el Evangelio por la Sagrada Familia.
Se develarán en sus vidas muchas gracias y podrán construir, en ustedes y en sus seres queridos, aquello que nunca consiguieron, porque el alma que adopta Mi Inmaculado Corazón, no perecerá, aunque se purifique.
Este Movimiento intentará unir sus corazones, pero también los corazones de toda la Tierra, que en alguna advocación viven Mi Presencia en sus vidas e imploran a Dios por la infinita gracia, para que ella descienda del Cielo y se derrame en todas las almas que lo necesitan.
Este Movimiento Mariano y Crístico-Sacerdotal será protegido por los sacerdotes de esta Orden que Yo he formado junto a Mi Hijo.
Será el primer paso para un ecumenismo mayor y verdadero, que no solo unirá a los cristianos, sino a todos aquellos que en verdad buscan vivir en el Amor de Dios y que necesitan encontrarlo en este momento, para poder sobrevivir espiritualmente.
Por eso Mi Corazón se ofrece a ustedes y al mundo, dando continuidad a este Movimiento Mariano que comenzó una vez en Fátima, y que brotó y nació como una pequeña flor, que después se convirtió en grandes jardines en todas las almas del mundo que contemplaban Mi Corazón.
Vengo a traerles a través de este Movimiento la posibilidad de que estén unidos al Universo de Dios y que puedan ser mediadores para estos tiempos finales; porque habrán almas que necesitarán de sus oraciones y también de su paz.
Cuando Yo ya no esté entre ustedes, este Movimiento continuará con Mi Obra; y serán ustedes, los apóstoles de Mi Hijo, quienes darán ese testimonio de que Yo estuve aquí, entre ustedes, por tanto tiempo y que les di a conocer el poder de Mi Inmaculado Corazón para todo el planeta. Que también les enseñé a cerrar las puertas de los infiernos y a retirar de las garras del adversario a cuantos se pierden en este ciclo.
Así cumplirán, queridos hijos, a través de este Movimiento, con el mismo Apostolado que Mi Hijo fundó con sus primeros seguidores; y también darán continuidad a la Obra que su Madre realizó con José de Arimatea y las santas mujeres de Jerusalén después de la Ascensión de Mi Hijo, fundando la primera Orden Consagrada a Nuestro Señor Jesucristo.
Así recordarán, queridos hijos, algo que siempre hicieron, y cada alma de esta Tierra tendrá oportunidad de participar de ese Movimiento, según su grado de consagración y de despertar.
Por eso en este día trece, queridos hijos, sepan que todos tienen un lugar en Mi Inmaculado Corazón, y que Yo oro por ustedes para que finalmente se cumpla el Plan de Dios en todos los corazones.
Este Movimiento abrirá las puertas para la verdadera fraternidad; y la Obra que Yo he realizado aquí, en el comienzo, en Aurora, será más aceptada y comprendida después de que todo haya pasado.
Muchos se apenarán por no haber escuchado antes, pero la luz de este Movimiento ayudará a convertirlos.
Aunque sean religiosos y cristianos, la luz de éste, Mi Movimiento, los convertirá porque estará presente Mi Inmaculado Corazón, que es el emblema para la salvación de las almas de los que quieren reconciliarse con Dios, después de haberse separado de Él por mucho tiempo.
Mi Corazón Inmaculado, queridos hijos, es la representación del Universo del Amor de Dios, que aún no todos conocen; Universo que espera ser conocido por todos, para que puedan curar sus heridas, sus incomprensiones y sus dudas.
Mi Inmaculado Corazón se ofrece al mundo nuevamente en este día para salvarlo, antes de que todo suceda.
Mi Corazón Inmaculado será el estandarte de este Movimiento.
Será Mi Corazón que querrá estar estampado en sus espíritus y almas, en esa fusión perfecta con el Amor de Dios y con su Misericordia.
Mi Corazón Inmaculado, en este Movimiento, será el portal para que los ángeles desciendan y puedan trabajar junto a ustedes en esta Obra Corredentora junto a Mi Hijo.
Mi Corazón lo es todo para el mundo, y así espero que sus corazones también lo sean, para que Dios sienta agrado de estar en ustedes y en sus hermanos todo el tiempo.
Hoy he traído Mi Inmaculado Corazón para que nazca, en este día, el Movimiento Mariano y Sacerdotal; para que los nuevos cristos se presenten ante el llamado del Universo y en su redención, alcancen cumplir con la Voluntad del Padre Celestial.
Aún no comprenderán lo que hoy les estoy diciendo, pero guarden Mis palabras en sus corazones, porque en sus corazones es el primer lugar en donde Mis designios se cumplen, y es desde donde las obras se realizan para todo el planeta.
Sientan Mis palabras antes de comprenderlas y así se transformarán, queridos hijos.
Mi amor espera depositarse en ustedes cuando su confianza sea absoluta, cuando sus espíritus se abran para esta sagrada convocatoria y así, las naciones de América serán aliviadas.
Porque este Movimiento Mariano y Crístico-Sacerdotal, queridos hijos, comenzó desde el primer momento en que ustedes dijeron: "sí", a Mi Llamado hace ocho años atrás, cuando aprendieron a orar y oraron Conmigo; cuando cumplieron cada uno de Mis pedidos por la paz en el mundo y por la salvación de las almas.
Ese Movimiento Mariano y Crístico-Sacerdotal fue siendo gestado en sus espíritus cuando éstos fueron receptivos a Mi Llamado Universal.
Y aún hay mucho por hacer, queridos hijos, hay mucho por realizar y cumplir ante Dios.
Hoy dejo Mi Inmaculado Corazón para ustedes como el tesoro del Universo, el emblema del amor para toda la humanidad; como la fundación de este Movimiento para este día bendito y glorioso, en donde su Madre del Cielo es coronada por el amor de sus hijos.
Quiero que hoy firmen este compromiso Conmigo a través de su amor y de su "sí".
Así muchos serán ayudados, y llegarán de diferentes formas a Mi Inmaculado Corazón: como el refugio para los afligidos, como el hogar para los que desesperan, como la cura para los que están enfermos y como la salvación para los que estuvieron en el abismo.
Hoy deposito aquí, ante ustedes, Mis siete rosas de Luz; porque a partir de este noveno año de encuentros Conmigo, queridos hijos, el séptimo ciclo se cumplirá y comenzará un nuevo ciclo para todos Prepárense.
Este Movimiento también será formado por los Hijos de María que Me representan en esta humanidad, como el testimonio de la conversión y del Amor de Dios en sus vidas.
Hoy llamaré a los que se consagrarán, en este día, en que vuelvo a revelarles el poder de Mi Inmaculado Corazón, que es el Poder de Dios.
Que vengan aquí Mis hijos, los que se consagrarán.
Hoy son tres, queridos hijos, en el sagrado recuerdo de la pureza de Jacinta, Francisco y Lucía, y en el sagrado recuerdo del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
¿Qué significará, queridos hijos, este momento para sus almas?
¿Qué representará esta consagración para sus almas ante Mi Inmaculado Corazón, que se abre para recibirlos y amarlos, infinitamente?.
Hoy dejo para cada uno de ustedes la semilla de la pureza original, para que la recuperen y la hagan crecer como un gran árbol de luz que acogerá a los corazones sufrientes y perdidos, por su oración.
En unión a Mi Inmaculado Corazón reciban la Luz del Cielo, que hoy les extiendo por obra de la Gracia y de la Misericordia, tocando sus cabezas y rogando a Mi Hijo su gran paso al Universo Mayor.
Yo los amo y los adopto como Mis hijos, porque ustedes ya Me adoptaron como su Madre.
Y así vuelvo a cumplir en este día, a través de estos tres hijos, el Proyecto del Amor de Dios en todos los corazones.
Reciban de Lys Fátima, la Paz.
Y ahora, hijos que hoy se consagran, repitan conmigo:
Mi Dios yo creo en ti...
(Oración del Ángel de la Paz, recitada por tres veces)
Y así, hijos que hoy se consagran, sus corazones se limpian y sus almas se purifican en Mi Luz, en el Amor perfecto de Dios y en la Unidad con Su Espíritu.
Hoy los consagro en el nombre de todo el Universo, en el nombre del Amor y de la Paz, para que ella se establezca en sus vidas y en todos aquellos que se crucen en sus caminos.
Recuerden, queridos hijos que hoy se consagran, que adoptaron Mi Inmaculado Corazón, quien siempre los protegerá y los amará como nunca nadie los ha amado.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
Por este día, por los días que pasaron y por las obras que vendrán, les agradezco por responder a Mi Llamado.
Que se eleven sus velas y que se cante “El día trece de mayo”.
Vayan en paz.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más