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Ahora, mira Mi Corazón, una vez más expuesto con Su Llaga marcada y traspasada por los errores del mundo; pero, mira también el gran abismo de Luz de Mi Corazón, ardiendo infinitamente en Compasión y Piedad por las almas.
Deseo con ardor que la devoción al Sagrado Corazón de Jesús sea recordada y renovada por los que Me aman y Me siguen.
Hoy, vengo aquí a pedirles que intensifiquen sus oraciones y, sobre todo, sus ofrecimientos al Padre Celestial para que, a través de los méritos alcanzados por el Sagrado Corazón, los graves ultrajes que se siguen cometiendo en la humanidad, a través de los conflictos y de las guerras, no queden impunes.
Yo vengo, en este día, a pedirles que, por medio de esta próxima Maratón de la Divina Misericordia, cada uno de ustedes, con la mano sobre el corazón y sosteniendo su rosario, se una a Mí en oración suplicante, fervorosa y renovadora, para que las causas urgentes puedan ser atendidas por su Maestro y Señor, conforme la Ley lo dicta.
Yo los llamo en este momento, para que puedan alcanzar piedad y misericordia, a ejercitar espiritualmente los siguientes actos internos y externos, a fin de que el triunfo del Sagrado Corazón alcance a los más desfavorecidos y a todos los que están en peligro, ante la amenaza de una guerra peor que las que ya pasaron.
Estos actos, de parte de cada uno de ustedes, justificarán los errores y las violencias que se siguen cometiendo en el mundo; porque, de no haber actos sinceros y honestos, actos hechos de corazón en nombre de Mi Misericordia, muchos más estarán a la deriva y a la suerte de lo que suceda.
Durante el transcurso de esta próxima Maratón de la Divina Misericordia y por los tiempos que vendrán, en nombre de Mi Obra Misericordiosa, Yo les pido:
1) Ejercitar actos fraternos de misericordia y de donación de ustedes mismos, comenzando por los que tienen más cerca y luego con los más necesitados, porque quien sirva al más pequeño de los Míos es a Mí que Me estará sirviendo.
2) Tener un acto de reverencia y de gratitud, ante todas las Gracias que recibieron a lo largo de los tiempos y por intermedio de Mis Mensajes.
3) Cuidar la forma de tratar y de hablar del semejante, especialmente dentro de la Obra confiada a ustedes por Mi Sagrado Corazón, para que sea un espacio de unidad y de amor que supere las diferencias.
4) Vivir en este ciclo con mayor responsabilidad, empeño y entusiasmo, los momentos de oración y de Sacramentos, con un celo de amparo y de protección espiritual ante el Legado confiado a la humanidad.
5) Ejercitar un examen de consciencia, por los que no lo ejercitan en este momento, para que se pueda contemplar con exactitud el aura de la Jerarquía, de la que muchos forman parte por Gracia.
Estos son los ejercicios fundamentales para Mis discípulos y servidores de estos tiempos, porque Yo aspiro y anhelo a que muchos más sean afluentes de Mi Gracia en la Tierra y ya no sean una decepción para Mi herido y ofendido Corazón.
Que esta próxima Maratón sea la oración del compromiso con los Planes de Cristo y, principalmente, el compromiso con este Llamado.
Una vez más, Yo les agradezco por guardar cada una de Mis Palabras en el corazón.
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Después de mucho tiempo, vuelvo a sentarme debajo de la Higuera, para que las almas se aproximen a Mí y alcancen la elevación de la consciencia, la trascendencia del sufrimiento, para que las almas puedan volver a alcanzar la paz, la paz que falta en este momento, que distancia a las almas del Camino de Dios, que aleja a los corazones de la Verdad.
Vengan a Mí e ingresen a Mi Templo Interior, al Templo de Mi Corazón; así como muchos más están dentro del Templo de Mi Corazón para contemplar en este tiempo el Propósito Divino, la Llama Flameante de la Fuente que nunca se apaga y que ilumina a los mundos internos más allá de donde se encuentren, porque es una Llama Inmaterial, es una Llama Divina que también su Maestro y Señor contempla para poder seguir siempre la Voluntad de Dios.
Por eso, ingresen al Templo Interno de Mi Corazón, así como ingresan los demás Maestros de la Jerarquía. Y debajo de este simple Templo, debajo de esta Luz de la Higuera, reciban la sabiduría y el entendimiento para este tiempo, para que el mundo aprenda a tomar decisiones correctas, decisiones benéficas y fraternas, decisiones que eviten que las consciencias se aparten de la Ley y de la Verdad.
Por esa razón, hoy los He traído hacia este Sagrado Recinto, al Templo Interno de Mi Corazón, debajo de la Higuera de la Luz, para que vuelvan a sus orígenes, a sus raíces; para que recuerden los Principios y los Mandamientos de Dios que son el sostén de su vida espiritual e interna, porque estos Principios y Mandamientos siempre los acompañarán en su trayectoria universal.
Vean los frutos de esta Higuera de Luz, que se expande a través de sus ramas en conocimiento y entrega, que les recuerda a las almas en los mundos internos que más allá de lo material existe lo inmaterial.
Este Sagrado Templo Interno de Mi Corazón está presente en esta Comunidad, fundada bajo los principios por los cuales fue inspirada. Esta gran Comunidad de servicio y de hermandad ha despertado a otras células a través de los tiempos en el mundo entero, trayendo a muchos lugares del planeta beneficios internos inexplicables, Gracias desconocidas, oportunidades únicas para las almas, a través del fundamento de la Fe y de la Verdad.
Por eso, hoy traigo a todos sus mundos internos al Templo Interno de Mi Corazón para que, junto al Maestro entre los maestros, contemplen debajo de esta Higuera de Luz esa Llama del Divino Propósito que es eterna e inextinguible, porque es hacia allí donde deben dirigir sus miradas, es hacia allí donde deben dirigir sus consciencias, para que siempre estén protegidos por el Propósito Divino y, así, sus almas sean una prolongación de ese Propósito en la Tierra. Hacia donde vayan o por donde circulen, ese Propósito Divino tocará a las almas que lo necesiten.
Es así, que Yo los llamo a imitar a los Maestros, a todos los que están reunidos Conmigo en este mismo momento, preparando este próximo encuentro de la Maratón de la Divina Misericordia. Porque después de tantas Maratones de oración, les aseguro que esta no será una Maratón más, porque sus consciencias ya aprendieron a profundizar en el espíritu de la oración, en el amor inagotable al Verbo Divino, a la manifestación de la caridad y del bien.
Por eso, Yo les digo que no teman por aquellos que no comprenden esta Obra, porque muchos se quedarán en lo que es superficial y perderán la Gracia de profundizar en esta riqueza espiritual de Figueira, de la Higuera de la Luz, que fue fundada por la propia Jerarquía con amor, devoción y reverencia.
Por eso, guarden en sus memorias y en sus mentes esta imagen del Templo Interno de Mi Corazón, en este Cónclave de los Maestros, debajo de la Sagrada Higuera de la Luz.
Es así, que los invito a que sus corazones y consciencias renazcan, después de estos dos últimos años de oscuridad organizada. Yo los invito a buscar siempre la verdad interior, aquello que es desconocido y está latente dentro de ustedes, aquella chispa de Luz que proviene de la Fuente Suprema, que los ilumina y que los bendice para poder seguir adelante.
Por esa razón, hoy, su Maestro reenciende la Sagrada Higuera de la Luz, llevando a las consciencias hacia los orígenes y los principios de este Plan, pero también ofreciéndoles a las almas los frutos de la Higuera de la Luz, frutos manifestados a través del esfuerzo, del sacrificio y de la entrega, de la verdadera intención de manifestar el Propósito en la superficie de las Comunidades-Luz y de sus extensiones en este planeta.
Ese Propósito Flameante, que proviene de la Fuente de la Creación, es el que no debe morir en ustedes. En este tiempo crucial del planeta, ese Propósito no puede desaparecer, ni de la faz de la Tierra ni de los mundos internos.
Cuando estén exhaustos o cansados, sobrecargados o perturbados, recuerden el Templo Interno de Mi Corazón, abrazado por la Sagrada Higuera de la Luz, que expresa los frutos de la instrucción y del servicio, no solo por este planeta o por esta humanidad, sino también por todo el universo.
Desearía que muchos más pudieran apreciar esta Gracia, especialmente aquellos que fueron permeados por esta Gracia y que hoy no están aquí. Dios les ha dado a los más simples Sus más preciados tesoros internos, que no provienen del Universo Material, sino que surgen del profundo Universo Espiritual, en donde las almas se pueden alimentar de la Luz de Dios, de Su Amor y de Su Unidad.
Hoy, a través de Mi Presencia, su Maestro y Señor convoca y reúne a los mundos internos a los pies de la Higuera de la Luz, para que juntos invoquemos el poder de la Paz, de la Misericordia y de la Compasión que tanto necesita este planeta, que tanto necesitan esta humanidad y todas las naciones, implorando a Dios a través de esta unidad entre sus corazones y el Mío, entre sus corazones y el corazón de los Maestros, para que el verdadero y sublime Gobierno Espiritual se plasme en la superficie de la Tierra, para que los que dicen dirigir a las naciones ya no generen más sufrimiento, sino que sean responsables de la propia humanidad con entendimiento, sabiduría, verdad y transparencia.
Pero Yo les vuelvo a decir, Mis compañeros, que no busquen los resultados y las soluciones en lo que es material; la Verdad se encuentra dentro de cada uno de sus corazones. Allí, podrán ingresar al Templo Interno de Mi Corazón para poder encontrar una respuesta; porque recuerden que, en el fin de estos tiempos, la humanidad se debe elevar completamente para que, de una vez y para siempre, abandone la ilusión mundial, la injusticia, la impunidad, la esclavitud y hasta la soberbia.
Por eso, los invito, en estos días de oración, a que todos estén a los pies de la Sagrada Higuera de la Luz, para que no solo el Padre los bendiga a través de Su Fuente, sino también para que el Propósito, que está previsto que se cumpla y se realice, se concrete a través de la adhesión de todos los corazones y mundos internos.
Por eso, esta será una Maratón muy importante, porque de la ofrenda de los corazones dependerá que ese Propósito Flameante de Dios se pueda cumplir no solo en Brasil, sino también en toda la humanidad.
Por eso, a aquellos que aman los mundos internos, aquellas consciencias que están en sintonía con los Maestros de la Luz, los invitamos a estar unidos bajo el espíritu de la Misericordia y de la Compasión que tanto el mundo necesita, para que los Principios y los Mandamientos puedan ser vividos por todas las consciencias y, todas las consciencias, recuerden sus orígenes, la experiencia del Amor y del Perdón que todos deberán llevar en espíritu al Universo.
Que los Rayos de la Divina e Insondable Misericordia colmen y permeen este momento.
Que las almas se sientan abrazadas por el Amor de Dios para que, en los tiempos de oscuridad, las almas caminen por el sendero del Maestro hacia el encuentro de Su Templo Interno, en el Templo de la Higuera de la Luz.
Oremos.
Señor,
que se cumpla el advenimiento de la Nueva Raza.
Que la humanidad pueda expresar su arquetipo.
Que la palabra sea viva y construya Tu Templo.
Que se expanda en nosotros Tu misterio y
que se revele al mundo la verdadera existencia,
para que podamos reunirnos en Tu Nombre
y glorificar la perfecta unidad.
Amén.
Les agradezco por estar aquí Conmigo, por estar enteros a Mis Pies, cerca del Templo Interno de Mi Corazón, a los pies de la Higuera de la Luz, para que el mundo se convierta y se redima, y la paz se alcance en toda la Tierra.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Algunos ya se animaron a ingresar al desierto que Yo les ofrezco durante esta semana. Camino al lado de aquellos que perseveran y que, por más que sepan que es desconocido, siguen adelante, sabiendo que Yo no quiero ningún mal para ustedes, sino la victoria de Mi Reino en cada uno de sus corazones y vidas.
Por esa razón, estoy aquí, ofreciéndoles este ejercicio espiritual de adentrarse en lo más profundo del desierto interior; para que, en el vacío y en la soledad, solo encuentren a Dios, Quien les dará Su abundancia y Sus riquezas espirituales para que, en los próximos meses que llegarán, sus corazones estén más prontos y decididos a seguir los caminos que el Señor ya tiene previstos en estos tiempos.
No se olviden de que aquí está expuesto Mi Sagrado Corazón, el Corazón que emite los Rayos de la Gracia y de la Misericordia en este mismo momento para todas las situaciones dolorosas del planeta, para las regiones del mundo en donde reina la oscuridad y la maldad. Esta es la oportunidad que hoy Me dan al responder a Mi Llamado, en este segundo encuentro preparatorio Conmigo, porque el fin de todo esto es establecer Mi Paz.
Hoy, tres llaves les quiero dejar, tres llaves que siempre les abrirán las puertas del Reino de los Cielos para que sus almas, a pesar de lo que vivan o de lo que atraviesen, se eleven. Tres llaves que son importantes en estos tiempos definitivos, en los que hay un encuentro de grandes presiones espirituales en la consciencia del planeta y de la humanidad.
Estas tres llaves, su Maestro y Señor las utilizó durante Su Pasión, durante Su Calvario y sobre todo en el momento de Su Muerte: la llave de la mansedumbre, la llave de la serenidad y la gran llave del espíritu pacificador.
Sin estas tres llaves, compañeros, será muy difícil para ustedes y para sus hermanos atravesar estos tiempos; porque lo desconocido viene a su encuentro no para enfrentarlos o asediarlos, lo desconocido viene a su encuentro para que aprendan a superarse en el Amor, en el mismo Amor que Yo viví por ustedes y que hoy vivo por el mundo entero.
Entonces, sigan adelante, en esta semana intensiva y preparatoria, atravesando ese desierto que cada uno conoce en su interior y que Dios contempla con inmensidad y Misericordia; porque, al fin de todo, Mi Sagrado Corazón alcanzará la victoria en aquellos que Me dicen sí.
El Universo está atento a los movimientos de los mundos internos, a los pasos de las almas, a la donación de los corazones, a la entrega de cada uno de los espíritus que se unen a Mí en esta hora, para formar parte de la gran Red de la Misericordia para este planeta y esta humanidad.
Que ya no pese en ustedes aquello que no pueden transformar. Vengan a saciar su sed en la Fuente de Mi Corazón, que es Agua Viva, a través de las Palabras y de los Mensajes que les entrego en estos tiempos.
En esta Hora de la Misericordia, a las tres de la tarde, en la que contemplan el momento cuando su Maestro y Señor expiró en la Cruz, que esto no signifique una derrota, sino la posibilidad de que, a través de Mí, amen el símbolo del sacrificio y de la entrega a lo Mayor, sabiendo que el Padre ya tiene previsto todo lo que sucederá en estos tiempos, y que Él necesita de las almas para poder llevarlo adelante.
Me alegra encontrarlos, una vez más, en este momento extraordinario en el que el Padre Celestial Me ha dado permiso para que Yo llegue aquí a contemplar a las almas que hacen sus esfuerzos para vivir la Vida Crística. Pero tengan fe y mucha perseverancia, paciencia en la transformación, solidez en las decisiones, templanza en las batallas, amor en las agonías, silencio en las pruebas, confianza en la tempestad, valentía en los desafíos, unidad en los asedios y mucha Luz en los tiempos de oscuridad; porque así, Me abrirán la puerta correcta para que Yo pueda ayudarlos y auxiliarlos, a ustedes y a sus hermanos.
Que, con las llaves de la mansedumbre, de la serenidad y del espíritu pacificador, sus consciencias suban un escalón más en esta escalera de Luz que Yo les ofrezco hacia el universo, hacia los mundos mayores para que los Cristos del Nuevo Tiempo puedan despertar y estar en el lugar en donde Yo los necesito en este momento.
Para esta próxima Sagrada Semana, una vez más, volveré a entregarles los Códigos de Mi Pasión para que, en esta ocasión, vean la Victoria de Cristo a través de los atributos que una vez Yo les revelé en la Trilogía Espiritual.
Beban de los impulsos de la Trilogía Espiritual, nutran sus consciencias de la Trilogía Espiritual, y les aseguro que tendrán la misma fuerza y el mismo coraje que Yo tuve cuando viví aquí, en la Tierra; todo lo que viví por ustedes y todo lo que sigo viviendo por ustedes hasta los tiempos de hoy.
Recuerden que en la Comunión siempre está la oportunidad del perdón y de la reconciliación, no solo con el Padre Eterno, sino también entre ustedes, hermanos de Mi Camino.
Infundo Mi Paz al mundo y hago, de esta humanidad, almas rescatables, espíritus redimidos, consciencias crísticas que trabajen por la Paz.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Quiero que en este día contemplen Mi Universo más allá de todo y que a través de Mi Universo puedan encontrar la Verdad, esa Verdad que viene de Dios y que los elevará, la Verdad de la transparencia y de la sabiduría, una Verdad Divina que los unirá, que los fortalecerá como consciencias y como grupo.
Vengo desde un lugar muy lejano del Universo para traerles y depositarles Mi Paz, no solo como almas, sino también como consciencia planetaria, como raza y como civilización. Porque es un momento culminante que enfrentan en este tiempo y en este ciclo, en el que deben colocar, por encima de todo, Mi Amor consolador y misericordioso. Así como Yo se los enseñé a los apóstoles en el pasado, hoy se los enseño a ustedes, compañeros Míos.
Deben seguir siendo Mis pacificadores, Mis portadores de la paz, Mis servidores del bien y de la luz que escuchan la Palabra de lo Alto y la hacen resonar dentro de sí para que Mis impulsos divinos los transformen, los eleven y los conduzcan hacia el Propósito de Dios.
Sé que es un momento para todos de superación y de pruebas, de extrema confianza y de una infinita fortaleza que es alcanzada a través de la oración del corazón, oración que siempre los conducirá hacia Mi Portal para que, a través de Mi Universo, encuentren Mi Sabiduría, Mi Entendimiento y Mi Paz; atributos que vengo a depositar en un mundo que está enfermo y herido, que ha perdido el sentido de la vida espiritual completamente.
Por eso, en esta era, en este ciclo, en este tiempo, Yo vengo a su encuentro y al encuentro de sus hermanos para recordarles el compromiso Conmigo, para hacerles ver la realidad, una realidad que surge del Corazón de Dios como una Fuente infinita y que permea todos los espacios, todos los universos, todas las galaxias y todas las estrellas.
Ustedes son parte de un macrocosmos, no pueden quedarse solamente en lo que es superficial y material o en lo que es mental o intelectual. Deben traspasar los umbrales de la consciencia para poder alcanzar la Luz Crística que impulsa a todos los espíritus al momento del gran despertar, no solo bajo el Don del amor y de la sabiduría, sino también a través del Don de la humildad y de la resignación.
Eso permitirá equilibrar el mundo y todos los errores cometidos por todos los pueblos y por todas las naciones que, una y otra vez, se apartan del Propósito de Dios, estableciendo principios y modos de vida que no son evolutivos ni tampoco transparentes, que no traen salud espiritual ni mental.
Por eso Dios encontrará en espacios como este, en donde Su propia Vida se manifiesta a través de los Reinos y de las criaturas, a través de los elementos, de todo lo que Él creó y pensó con detenimiento por amor a ustedes para que pudieran vivir y reconocer la felicidad de Dios de tener criaturas en este planeta y en otros que lo amen, que lo reconozcan, que lo veneren y que lo acepten como Su Padre Celestial.
Por eso hoy vengo desde un horizonte infinito llamado "Universo de la Consciencia de Dios", en donde todas Sus Fuentes de Luz y Sus Fuentes Cósmicas están presentes para interrelacionarse con este universo material y también con el universo mental en el que los ángeles están presentes y también participan de este Propósito Divino desde eones de tiempo, desde un tiempo aún no conocido ni identificado por el ser humano de superficie.
Lo que Yo les traigo desde el Universo es algo más que abstracto, es algo más que inmaterial, es algo más que espiritual. Por medio de Mi Corazón les traigo aquel principio que originó la vida y la existencia, que trajo para todos el sentido y el por qué estar viviendo aquí y estar aprendiendo aquí, junto a sus hermanos de camino y a la humanidad.
Para encontrar ese sentido y ese camino, Dios se espeja y se refleja una y otra vez en la Creación por medio de la naturaleza, de los océanos, de las montañas, de cada Reino menor que aporta a la Tierra un principio espiritual y un principio de elevación que hasta ahora la humanidad no ha conocido y que recién en este tiempo está despertando para conocer esa sabiduría que se expresa y se guarda en los Reinos de la Naturaleza.
Por eso Dios envía a sus Mensajeros, a los Sagrados Corazones, a peregrinar por el mundo para que todas las razas y todos los pueblos puedan despertar y reconocer a Dios en todo lo creado y puedan estar en comunión con Él sin agredirlo ni lastimarlo, sin ofenderlo ni maltratarlo, a través de los Reinos de la Naturaleza.
Dios manifiesta Sus Atributos también en los Reinos menores. Dios espeja Su Voluntad también a través de los Reinos menores que traen en su esencia grupal el Universo de Dios, que es el Universo del Amor y de la Sabiduría que permite mantener un contacto interior con la Fuente y con todos Sus Dones.
Con esto quiero decirles, compañeros, que su misión intelectual y espiritual debe ir más allá de las apariencias, de los aspectos humanos o de las resistencias. Deben aplicar en sus vidas la Ley del Amor que Yo les enseñé por medio de Mi sacrificio, no solo en la vida pública, sino también en la Cruz y en cada gota de Sangre derramada por la liberación y redención del mundo y de sus criaturas.
Ahora es el tiempo de que todo el mal se revierta y sea transmutado en Luz, en la poderosa Luz que viene del Universo espiritual y cósmico, para que las consciencias de la Tierra, los seres humanos, tengan una piadosa oportunidad de despertar y de volver encontrar el sentido de estar aquí, más allá de lo material o de lo intelectual.
Hoy los coloco ante una de las Voluntades de Dios, aún no revelada al mundo, pero que se hace presente a través del Hijo, el Hijo Amado por el Padre, por el Padre que ama a todos Sus hijos.
Coloquen en su corazón este mensaje e intenten descubrir su sentido y su esencia para que, más allá de todo, puedan percibir la realidad de todo lo que les quiero decir en este momento.
Después de todas las oraciones que hoy son ofrecidas amorosamente por ustedes, haciendo expandir el Amor Crístico de Mi Corazón por las almas y el planeta, Me aproximo a ustedes para hacerlos portadores de Mi Paz y de Mi Amor, para que Me sientan cerca y para que escuchen Mi Corazón.
Hoy les dejo Mi bendición y Mi paz, Mi renovación y Mi confianza, a fin de que todo esto pueda tocar a las almas del mundo y sus esencias.
Les doy Mi Paz y bajo Mi Luz los bendigo universalmente.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Adonai, Eli, Olam, intercede por Tus hijos en este momento. Intercede por el mundo y su humanidad. Intercede por los que aún no forman parte de Tu Misericordia. Permíteles conocer los valores sagrados de Tu Espíritu. Por eso vengo aquí para mostrarlo, presentando Tu Segunda Persona ante la humanidad.
Vengo a una tierra en donde muchas heridas fueron ocasionadas, en donde muchos martirios fueron vividos, situaciones más fuertes que Mi Pasión.
Por esa sangre inocente que fue derramada, por aquellos que se apartaron del amor y que ocasionaron muchas secuelas, hoy traigo el Santo Cáliz entre Mis Manos, para que en esta Cena redentora, Alemania reciba la expiación que necesita, a fin de que triunfe el poder de Tu Corazón Creador.
En este Sagrado Cáliz que hoy traigo desde el Sur de América, en donde es preciosamente guardado y protegido, traigo la Sangre espiritual del Cordero, que fue inmolado por la injusticia de los hombres; el Cordero de Dios que se ofreció, para poner fin a la maldad de la humanidad.
Y aunque muchas generaciones no comprendieron este mensaje y la maldad se siguió generando en la humanidad, fue el mismo error de los seres de esta tierra, que ocasionaron grandes ultrajes en la propia civilización de la Tierra.
Pero a través de los códigos y de los méritos de Mi Pasión, tengo la alegría de llegar a Alemania junto con la Madre de Dios, para concederles a las almas y a las esencias la rehabilitación que necesitan a nivel espiritual. Y así, nuevamente, podré renovarlo todo dentro y fuera de los hombres, en la esencia y en la expresión de esta raza.
Con la autoridad que el Padre Me ha concedido desde el principio, vengo a poner fin al pasado, vengo a borrar con Mi Luz el sufrimiento vivido y por medio de Mi Misericordia, vengo a ofrecerles Mi Corazón de Paz, para que los hombres y mujeres de Alemania y del mundo reconozcan el valor del Amor de este Corazón, que de tiempo en tiempo se ofrece al mundo para poder suplirlo con el Amor de Dios y para poder curarlo con la esencia de Su Corazón.
Este es el Corazón de Jesús, el Cristo, que ha sido ofendido por los hombres y que en lo más interno de Él guarda la llama de Su Amor, que viene a derramarse al mundo y a la humanidad, para que sea redimida y perdonada.
Ante los Universos Celestiales, hoy Mi Presencia está sobre Alemania y las Manos del Hijo de Dios escriben en el Libro de Luz del Padre una nueva historia que hoy comenzará a florecer en lo más íntimo de las almas, que por medio de este encuentro han respondido al llamado del Hijo de Dios, de la Segunda Persona de la Santísima Trinidad.
Alemania siempre ha estado en Mi Corazón Sagrado. Alemania debe encontrar su camino espiritual para poder despuntar como una civilización redimida, que despierta a los valores de la fraternidad y del amor, del acogimiento y de la esperanza.
No quiero que recuerden a la Alemania sufrida. Quiero que recuerden a la Alemania renovada que debe cumplir su misión ante el Padre Celestial.
Así como Mi Corazón se ha ofrecido a consagrar muchas naciones del mundo, como lo es Ecuador, hoy ofrezco Mi Corazón para consagrar a Alemania a los divinos Planes de Dios que serán gestados y creados por tan pocos, pero que al igual que hace dos mil años atrás, con tan solo doce personas, este Plan de Dios en Alemania podrá florecer y despertar silenciosamente en muchos corazones.
Hoy les traigo ante Mi Presencia el arquetipo espiritual de esta nación, el que Dios pensó desde el principio, desde su concepción.
Que despierte este principio en los corazones que escuchan y que por medio del Cáliz Sagrado del Señor, los códigos infundidos por la Misericordia de Dios, los códigos infundidos por la Divina Gracia, los códigos infundidos por la sublime cura, borren el sufrimiento que ha sido generado a través de los tiempos y renazca en los corazones la alegría de servir a Dios, de vivirlo plenamente en el Cielo, así como en la Tierra.
Para eso deberán trabajar mucho, pero Mi confianza los fortalecerá, porque lo que Yo espero de Europa es muy grande y todo comenzará en lo pequeño, para que después esto se refleje en lo grande.
Comprométanse a vivir de la Sangre del Cáliz del Cordero de Dios para que sus códigos internos sean renovados por medio del Sacramento de la Comunión que hoy les ofreceré, para que los tiempos sean renovados y para que los espíritus se renueven en Mi Gracia.
Con especial dedicación y con espíritu de consuelo, hoy Mi Corazón refleja sus Rayos sobre Alemania y experiencias bien desconocidas y profundas son disueltas.
Las almas, en su universo espiritual, reciben por intermedio de Mi intercesión, la ayuda que necesitan para liberarse de las cadenas de los errores y para que vivan la Voluntad de Dios, por medio del bálsamo de Amor de Mi Corazón.
He escogido a Colonia porque Me ha abierto la puerta. Y cuando tan solo un alma Me abre la puerta, esa alma abrirá la puerta a muchas almas más.
Vean a su alrededor y comprenderán lo que les digo.
Yo atraigo hacia Mi Misericordia a los que más la necesitan.
Yo atraigo hacia Mi Luz a los que viven en una profunda oscuridad.
Y por medio de las almas más sufridoras, Yo renuevo los tiempos y recreo el Proyecto de Dios en todos los que Me responden.
Para el Señor del Universo ha sido un gran movimiento universal y espiritual poder llegar en este momento, en esta hora y bajo esta circunstancia.
Pero vean que cuando el Amor de Dios está presente, nada es imposible, porque el Amor de Dios es lo que conduce a los corazones y no los separa de Mi, al contrario, los funde con Mi Espíritu, para que Mi Espíritu pueda sentir el gozo eterno de vivir en comunión con las almas.
Por eso, hoy elevaré este Cáliz Espiritual en el nombre de Alemania y del mundo y los llevaré a todos hacia Mi divina Misericordia, para que vivan en Mi divina Misericordia y para que aprendan a encontrarla en cada momento.
En esta hora, en donde Mi Corazón se expande plenamente al mundo y a todas las almas de la Tierra, ofreceré esta plegaria a nuestro Creador, no solo por Alemania sino por todos los que escuchan, para que sean invadidos por el íntimo Espíritu de Dios y la llama profunda del amor rebrote en los corazones simples, en los corazones abiertos a reencontrar en sus vidas la esencia del amor.
Ofrezcamos este momento, por todo lo que conocemos y desconocemos, por los misterios desvelados y aún no desvelados, para que la energía de la Divina Gracia actúe y proceda según la Divina Voluntad.
Que todo este escenario hoy se convierta en un altar, para que más almas ingresen en él y se sumerjan en la fuente de Mi Gracia.
Por eso no les he pedido subir a él, porque ya estará bendecido para cuando venga la Reina del Cielo y la Madre de toda la Tierra.
Quiero que conozcan Mi profunda simplicidad, porque el Señor del Universo es simple y Su simplicidad se encuentra en la esencia del amor, que es lo que todo renueva de tiempo en tiempo.
Y ahora, llegaremos al momento más culminante de este día, en donde las almas y Dios se unirán, en donde el Cielo descenderá a la Tierra por medio de la consagración de este ofertorio.
Hoy este sacrificio, que es renovado por todos los hombres de la Tierra y por intermedio del Cuerpo y de la Sangre de Cristo, es ofrecido preciosamente por la cura interior y espiritual de toda Alemania.
Hace más de dos mil años les enseñé algo muy simple pero muy grandioso. Y hoy les vuelvo a pedir que Me imiten interiormente y que se unan a Mí por intermedio del Cáliz Espiritual del Señor, que hoy he traído con todo Mi Amor para que ese sagrado terafín los irradie.
Cuando estaba con los Míos en la Última Cena, en la profunda apertura de Mi Corazón que emanaba amor para todos los seres de la Tierra, le pedí al Padre que bendijera el pan y Su Espíritu descendió sobre él, y les dije: Tomen y coman todos de él, porque éste es Mi Cuerpo que será entregado por los hombres para el perdón de los pecados.
Y así, los apóstoles comieron de Mi Cuerpo y la Sabiduría de Dios ingresó en sus almas para llevar el testimonio de Mi Presencia hasta el fin de los tiempos.
Y hoy ofrezco este cáliz material en nombre del Cáliz espiritual, que hoy ha venido especialmente de Sudamérica para hacer flamear entre los continentes la barca de la Esperanza de Dios, la que nadie podrá detener.
El Padre bendijo el Cáliz con Su Espíritu y el vino se convirtió en la Sangre del Cordero y les dije a Mis apóstoles: Tomen y beban todos de él porque éste es el Cáliz de Mi Sangre, que será derramada por los hombres y hoy especialmente sobre Alemania, para la remisión de los pecados y la cicatrización de todas las heridas en los corazones inocentes.
Este es el Hijo de Dios presente en Cuerpo y Sangre que derrama Su Misericordia de tiempo en tiempo, para ofrecerles a los hombres el profundo testimonio de Su Amor.
Al fin, la misión que he venido a cumplir a Alemania se ha consumado y continuará adelante por la respuesta que Me den las almas.
Ahora podré volver al Cielo, para llevar en Mi Corazón este sentimiento de amor que Me han dado los corazones y así mostrarlo al Padre, para que Él alegre Su Corazón ofendido.
Amadísimo Señor de la Creación, Espíritu infinito y sublime, haz brotar en las almas de Alemania Tu Misericordia, para que todos reconozcan su filiación Contigo y así se cumpla Tu divino Proyecto de Amor. Amén.
Antes de partir al Universo desde donde vendré por segunda vez a la Tierra, desearía que Me despidan con una canción que conmueve Mi Corazón, para que sus corazones sean conmovidos de reencontrar el camino de unión profunda con la Fuente Primordial.
Quiero que Alemania escuche esta canción como una sola voz. Y deseo que todos los que la saben, la puedan cantar, para que más almas sean conmovidas por la fuerza de Mi Espíritu, el que los renueva y les da la redención.
La canción se llama: "La razón de mi existir."
Les agradezco.
Silencio.
Cuando Yo estoy presente todo debe aquietarse, porque así entrará en ti Mi Energía espiritual y nada se estará desperdiciando. Al contrario, el Poder que Me ha dado Mi Padre actuará en los niveles más profundos de tu consciencia, en los núcleos más íntimos de tu ser, en donde debe gestarse una Nueva Humanidad.
Las vibraciones sutiles que Yo les traigo son preciosas. Por eso ellas deben ser consideradas y apreciadas, porque es un bálsamo inextinguible para estos tiempos, una solución espiritual para muchas almas; diría: una gran tabla de salvación para la humanidad.
Por eso, todo lo que reciben es precioso y debe ser grandiosamente valorado, para que todo lo que Yo les traigo tenga sus frutos dentro de ustedes y no tengan necesidad en el tiempo futuro, de buscar una fuerza espiritual y suprema en otro lugar, que no sea en Mi Corazón.
Lo que Yo vengo a dar para el mundo es algo muy grande, delante de todo lo que sucede en la humanidad y en este tiempo. Todo lo que hace su Maestro y Señor por la humanidad, tiene un mérito muy grande ante el Padre Celestial, porque el propio Padre Celestial lo considera y lo aprecia, como lo deberían considerar todos ustedes en cada momento de la vida.
No pierdan la oportunidad de recibir esta instrucción con gratitud, porque todo lo que Yo les doy, les vuelvo a decir, es precioso y no será dado nuevamente al mundo.
Ustedes lo saben más que Yo; ustedes lo sienten más que Yo, porque viven aquí, en este mundo y dentro de esta humanidad, que por muchas razones se ha pervertido, perdiendo el camino del amor, de la unidad y de la fraternidad.
Pero Yo vengo a renovar todos los hechos que han sucedido. Por medio de Mi Divina Misericordia Yo vengo a conceder muchas Gracias, no solo para ustedes, sino también para el mundo entero.
Es así que personalmente su Maestro y Señor está llamando a todas las ovejas del mundo, no importando su nación, su credo o su raza. Yo vengo a llamar a todos por igual. Vengo a repoblar la Tierra por medio de las almas con nuevos códigos de luz.
Vengo a sembrar la Tierra con cosas nuevas, con Principios que provienen del Universo Celestial y de la Fuente Suprema de Mi Padre. Para eso Yo necesito que sus vidas sean receptáculos de luz y sus corazones sean tabernáculos de Mi Espíritu, para que todo pueda morar dentro de ustedes, todo lo que viene de Dios y de Su Fuente.
Por eso he comenzado aquí, en esta peregrinación por Portugal; para que el dogma de su fe sea fortalecido y para que esta fe, que veo en los corazones aquí, sea expandida en el mundo.
Todo lo que Yo les traigo es renovador y sublime. Todo lo que Yo les doy es incondicional. Por eso debe ser considerado por los hombres y mujeres de la Tierra, para que los tesoros del Cielo, que provienen a través de Mi Corazón, puedan residir en más consciencias y sobre todo en las esencias del mundo que necesitan alcanzar en este tiempo la redención.
Quisiera poder revelarles la verdadera realidad de Mi Padre, Su más urgente necesidad para estos tiempos; pero el mundo aún no está preparado para escuchar abiertamente.
Tengan confianza en lo que les digo, porque así serán más merecedores de Mi Divina Misericordia.
Mientras Yo estoy aquí, estoy con toda Europa, expandiendo Mis Rayos de Luz sobre el mundo y especialmente en las naciones que más necesitan recapacitar, despertar de la ilusión terrena y abrir sus ojos ante el horizonte, que muestra el Infinito de Dios, el Proyecto original que debe descender a la Tierra, para este tiempo final.
Mientras los observo también contemplo al mundo y contemplo la necesidad de todas las almas, la razón primordial de cada ser y la urgencia de cada corazón humano. Todas las necesidades Yo las contemplo con amor.
En las necesidades de cada ser también se encuentra Dios y Él está presente en todo. El Padre sabe lo que cada ser necesita para que Su Obra se pueda expresar sobre la superficie de la Tierra.
Por eso estoy aquí con la Gloria de Mi Sagrado Corazón, con la intención de transformar el mundo y la consciencia humana.
He comenzado a peregrinar por este lugar, porque Dios lo ha escogido, no solo por su simplicidad, sino también por la fuerza de la dignidad espiritual que aquí puede despertar aún más en las almas.
Por medio del Sacramento de la Comunión Yo les traigo el Cielo y todo el Universo; les traigo la verdadera vida y la renovación; les traigo la paz y la unión con Mi Espíritu, para que sigan caminando firmes en este camino del fin de los tiempos; para que sigan caminando firmes en este sendero de tribulación que nadie hasta ahora ha conocido profundamente.
Pero Yo, mostrándoles el camino les muestro la salida y el gran encuentro con el Reino de los Cielos, para que sus consciencias se puedan divinizar y sublimar, así como el Padre lo espera.
He venido en esta tarde a preparar, interiormente, todo lo que sucederá después en Europa y todo lo que se podrá redimir, paso a paso, a medida que transcurra esta peregrinación y que se lleve adelante la Voluntad de Dios, así como está previsto.
En esta comunión con el Cielo y la Tierra, sus consciencias reciben Mi Gracia, Mi Paz y Mi Luz, para que puedan ser magnetizados por Mi Espíritu, que solo arde en amor por las almas que se entregan a Mí en confianza y en fe.
En este momento se abren las Puertas de los Cielos y la Iglesia Celestial se aproxima a la intimidad de las almas, para que sean colmadas por el Espíritu de Dios, por su infinita Misericordia.
Por eso ustedes ante Mí se fortalecen, pero también pueden cambiar. Y este cambio tan profundo e íntimo es concedido por los Sacramentos, que hoy vendré a conceder a los que lo han pedido con sinceridad. Y retransmitiré a través de ellos la Gracia de Dios y la expiación necesaria para sus vidas.
Ante la Iglesia Celestial del Padre sean recibidas las ofrendas que justificarán los errores de las almas, para que la reconciliación de Dios se pueda dar en todos los espíritus y en todas las consciencias que más lo necesitan.
Celebremos entonces este momento sacramental, elevando nuestra intención a Dios, con la más sincera súplica de que se cumpla lo que está escrito para Europa.
Incienso.
Recibe, Señor, las ofrendas de Tus hijos, para que Tu Reino Celestial descienda a la Tierra.
Recibe, Señor, las ofrendas de Tus hijos, para que Tu Misericordia descienda a la Tierra.
Padre, a través de Mí, lava a Tus hijos con la Fuente de Tu Gracia. Amén.
Deposita Tus Dones sobre los que tienen que despertar a Tu Consciencia Divina, y así, encontrar la Verdad.
Hace dos mil años, Yo les dejé un tesoro importantísimo que cambió el destino de toda la humanidad y del planeta. Que este Tesoro Divino aún sea reconocido por los hombres y por los tiempos que vendrán, para que las almas siempre recuerden que Me encontraré vivo y resplandesciente en el pan y en el vino transustanciado por las sublimes manos de los Ángeles de Dios.
Rememoremos entonces, compañeros, el Sacrificio del Cordero, por los que fueron sacrificados en las Américas, hace más de quinientos años atrás y por los que se sumergieron en la ignorancia y en la ambición, perdiendo el sentido de la verdadera realidad; y sobre todo, de la expresión de Dios en todas sus formas.
Durante un día jueves, antes de Mi Pasión, tomé el pan, dí gracias a Dios por el Sacrificio que Me estaba ofreciendo; la Santísima Trinidad lo bendijo y lo pasé a Mis apóstoles diciéndoles: Coman todos de él, porque este es Mi Cuerpo, que es entregado por los hombres, a través de todos los tiempos, para el perdón de los pecados.
Que el Santísimo Cuerpo de Cristo sea venerado en la manifestación de Su Iglesia Celestial en las almas de la Tierra.
Del mismo modo, acabada la cena, tomé el Cáliz y dí gracias a Dios por el sacrificio que Él Me estaba ofreciendo; la Santísima Trinidad lo bendijo y en ese momento lo pasé a Mis apóstoles, diciéndoles:Tomen y beban todos de él, porque este es el Cáliz de Mi Sangre, Sangre de la Nueva Alianza, que será derramada por el Divino Cordero para el perdón de los pecados.
Hagan esto en Mi memoria, hasta que Yo regrese al mundo por segunda vez.
Pai Nosso (en portugués)...
Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros. (x2)
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
dadnos la paz.
Alabado sea el Padre, porque Su Hijo ha descendido a la Tierra en divinidad, para colmar a las almas y unirlas a Dios.
Y antes de que sucediera la agonía en el Huerto Getsemaní y Mis apóstoles, en verdad conocieran lo que sucedería Conmigo, hasta lo alto del Monte Calvario, Yo les dije a ellos, y en los planos internos también les dije a las santas mujeres: Les entrego Mi Paz y Mi Paz les doy. No miro sus ofensas sino sus virtudes, para que las virtudes de Dios resplandezcan en la superficie de la Tierra, por medio del servicio y del amor de las almas que experimentan la Caridad de Dios.
Mi Paz Yo les dejo y Mi Paz Yo les doy; que Mi Paz en este tiempo se multiplique por medio de los corazones que Me viven en los Sacramentos.
Que Mis Palabras resuenen en los corazones simples y que Mis Palabras de Luz puedan brotar y dar nuevos frutos en los que más lo necesitan, y en los que siguen Mi Camino con total confianza y dignidad.
Yo los bendigo en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Ahora se darán el saludo de la paz, para que la paz se establezca en Europa y especialmente, en Medio Oriente.
iLes agradezco!
Dejen que Mi Espíritu los invada completamente, para que puedan comprender lo que hoy necesito.
Dejen que Mi Corazón los colme y los transforme, a fin de que en ustedes se pueda crear un nuevo ser.
Yo vengo a estar sobre Argentina porque lo necesita para este tiempo final y sus corazones también lo necesitan, para que puedan aprender a vivir en Dios y así saber cumplir Su Propósito, que llega en estos tiempos a llamar a todos los corazones, a todas las vidas que se abran para unificarse Conmigo en el Amor y en la Verdad.
Pero hoy, no solo vengo por ustedes, compañeros; también vengo por los que ya Me siguen, por los que están viviendo sus pruebas, por los que están enfrentando su transformación.
Pero sepan que todo está en su lugar, tanto lo que vive el mundo como lo que ahora viven ustedes en este tiempo de transición, en donde las almas y los corazones deben aprender a amar, como nunca antes han amado.
Por eso sean fuertes, sean valientes y den los pasos definitivos hacia Mi Corazón, Yo los ayudaré compañeros.
Yo estoy aquí extendiéndoles Mi Mano para que la tomen fuerte y sepan caminar Conmigo en este tiempo de tinieblas, en este tiempo de desafíos; en el que ni siquiera ustedes saben que es lo que sucederá de aquí a un segundo.
Por eso vivan en la Fe, vivan en el Amor y aspiren todos lo días por la Divina Unidad, para que Mi Padre los pueda recibir con Sus Brazos abiertos; para que Él les pueda entregar sus Gracias y para que en este tiempo se forje en ustedes el nuevo hombre, aquel hombre que está libre de amarras, de cadenas y de prisiones.
Permitan que el Fuego de Mi Corazón los traspase profundamente.
Permitan que Mi Luz los compenetre desde la esencia, hasta el espíritu: que todo sea modificado, que nada se cristalice, que todo se transfigure y que todo se polarice hacia la Luz, para que puedan conocer en el próximo tiempo Mi Reino; aquel Reino que Yo he hablado en tiempos pasados a los apóstoles y a todos los que tuvieron la Gracia de escuchar Mi Voz en el Nombre de Dios.
Vengo para entregarles lo mismo, Vengo para darles Mi Legado.
Necesitan aprender a vivir en la Ley y a no salir de ella. Si están en la Ley, estarán protegidos y no tendrán que sufrir compañeros.
Acepten este tiempo de transformación como algo único y ya no hagan sufrir a sus hermanos; al contrario, que ellos puedan sentir su amor, su transparencia y su humildad que deben hacer de sus corazones, que debe surgir de sus esencias, para que el viejo hombre muera y surja el verdadero espíritu; aquel espíritu que recibirá los dones de Dios, aquel espíritu que formará parte de la nueva humanidad y de la nueva Tierra.
Mientras tanto, transfórmense, transfórmense mucho, pero de verdad, háganlo por Mí y por sus hermanos.
Demuestren a Dios que están comprendiendo y ya no pierdan tiempo, porque Mi Retorno está próximo y Yo los necesitaré verdaderos; tan verdaderos, tan cristalinos como el agua que surge de las entrañas de la tierra y que les da beber de la vida, que les quita la sed, que los cura y los redime.
Compañeros Míos, sean el bálsamo de Dios; sean curadores del nuevo tiempo por medio de la oración y no de las palabras; sean servidores del ejemplo y de la caridad; que los corazones del mundo puedan sentir las expresiones de su amor, para que todo se vivifique y se redima como Dios, nuestro Padre, que está en los Cielos lo necesita.
Atraviesen, compañeros, el puente sobre los abismos y únanse en lazos de amor y de unidad para que puedan atravesarlo sin miedo y sin dudas.
Porque si su Fe es fuerte, nada les atormentará, y tendrán firmeza y coraje para poder atravesar muchos puentes más; puentes que los esperan mas adelante, en el próximo tiempo, cuando todo termine de definirse.
Hoy vengo aquí por ustedes y por el mundo, con este mensaje para despertar en cada corazón humano la consciencia del Amor; un Amor que los hará libres, un Amor que los quitará y los sacará del cautiverio en el cual puedan estar en este tiempo.
Pero sigan confiando en Mi Divina Misericordia porque así Yo siempre los ayudaré.
Mientras les hablo vengo a liberarlos de las prisiones de aquello que los acongoja, de todo lo que perturba el corazón. El tiempo que se aproxima no será fácil. No puedo prometerles la vida eterna sobre este planeta en llamas y en tribulación; pero puedo prometerles Mi Reino, mientras estén aquí, sirviéndome incansablemente.
Les pido que crezcan no solo de corazón, sino también en consciencia, sabiendo en este tiempo discernir con sabiduría; para que cada prueba que vivan compañeros, la sepan superar y no se coloquen ustedes mismos en un constante naufragio que no existe, que solo vive en la mente.
Permitan en este tiempo que la Jerarquía espiritual abra las puertas a lo desconocido y los secretos puedan ser develados, porque así sus espíritus se elevarán y no estarán tan inmersos en esta materia que los ata a la perdición y que no les permite dar el paso a la verdadera entrega.
Como a Mis apóstoles, Yo les vengo a pedir lo que es simple, lo que nace del corazón; por eso crean en lo que les digo, porque así se cumplirá.
Ya no se dejen engañar, abran los ojos para poder mirar hacia el infinito y encontrar así su verdadero origen.
Vinieron aquí a este mundo para experimentar el amor y el perdón, la aceptación, la compasión, la entrega y la consideración con el semejante.
Si el mundo no se une en este tiempo, no podrá sobrevivir; así como ustedes hoy se unieron en Mí y Yo me puedo unir a ustedes compañeros.
Hagan vivir este ejemplo a sus hermanos y a sus familias, porque lo necesitarán. En esa hora ya no podrán existir divisiones, conflictos, ni dudas. En la hora más culminante de la Tierra, deberá prevalecer la Sagrada Unidad. Eso los hará fuertes los hará invencibles y sabrán de esa forma esperarme, hasta el último segundo cuando Yo ponga Mis pies sobre este planeta.
Vengo a Argentina porque la amo y necesito de su respuesta incondicional, para poder llevar adelante Mi Obra Redentora en esta parte del mundo.
Les envié a la Mensajera fiel de Dios, para que la pudieran escuchar, ahora Yo vengo a su encuentro para que también Me escuchen con el sagrado ardor del corazón y con la devoción plena de Dios.
Vengo a traerles lo nuevo y lo que aún no conocen, Vengo a traerles lo que nunca han vivido en esta vida. Les ofrezco la comunión con Mi Sagrado Corazón, para que se animen todos los días a amar un poco más de lo que creen que aman.
Sean compasivos con los que sufren y no le reclamen, sean compasivos con los que sustentan Mi Obra y no les reclamen; porque en ellos He puesto el peso de Mi Cruz, para que la carguen Conmigo hasta el final, aunque nadie lo comprenda.
Pero Yo no dejaré solos a los que les he confiado Mi Reino, así como hoy les confío a ustedes el Reino, compañeros Míos.
Vivir para Dios es una responsabilidad máxima, pero en su fondo está lleno de Su Gloria , de Su felicidad celestial.
No quiero que en este tiempo, pierdan la oportunidad de crecer interiormente y de hacer todas las cosas por amor y no por fuerza humana. Unan sus manos y sean una sola familia, para que Nuestros Sagrados Corazones puedan estar aquí, entre ustedes, todo el tiempo.
Quisiera que fueran un espejo de Mi Corazón sobre este planeta que está agonizando y muchos no lo quieren ver.
Salgan de sus casas, crucen las puertas de sus hogares y encontrarán la realidad de la cual Yo les hablo en este mismo momento. El sufrimiento y el dolor se ha expandido sobre el mundo y en todos los seres.
Ustedes deben ayudarme a aliviarlo y a no generarlo. Ustedes deben ayudarme a extirparlo y a no crearlo. Sean generadores en este tiempo de la Divina Misericordia de Mi Corazón para que Yo pueda estar presente en los que más necesitan de la Cura y de la Redención.
A los que ya Me siguen desde hace tiempo les digo: Usen las herramientas que Dios les entregó y podrán superar todos los tiempos y todas las pruebas.
Honren el Legado que les fue entregado en sus manos durante tantos años y pónganlo en práctica, así Me ayudarán a que Mi Obra y Mi Misión se expanda en el mundo y no se restrinja por sus formas.
Beban en esta hora, de la fuente del conocimiento que les traigo y se podrán transformar; pero permítanme compañeros, que Yo pueda entrar en sus corazones y vidas y así Yo podré borrar lo que los hace sufrir y lo que los perturba.
Si el mundo escuchara Mis Palabras ya sería otro. Si el mundo viviera Mis Palabras, ya sería otro. Pero sé que eso dependerá de Mis compañeros y de Mis servidores.
Que esta misma Gracia que Yo les traigo, de forma incondicional pueda llegar a los que más la necesitan.
Hoy tendré la Gracia de bendecir una familia, en nombre de muchas más, para que la cura de Mi Sagrado Corazón se establezca en los que aspiran algún día encontrar la paz.
Hoy las ungiré con el aceite de la reparación, de la misma forma que las santas mujeres ungieron Mi Cuerpo en el sepulcro, para dar honra y gloria a su Redentor.
Hoy consagrando a esta familia, consagraré a las familias del mundo para esta Natividad; para que esta misma oportunidad de redención, de perdón y de reconciliación compañeros, llegue a las almas que desesperan y que no tienen Luz interior.
Que se puedan abrir las puertas para la cura de las almas y que todo se pueda renovar.
Que se puedan abrir las puertas a la reconciliación y que todos se puedan perdonar.
Porque Mi deseo es poder vivirlos plenamente y sin restricciones; así como lo pude vivir en muchos corazones de hombres y mujeres imperfectos, pero santos, que vivieron Mi dolorosa Pasión.
Hoy establezco, por intermedio de este aceite, la consagración divina de esta familia que he escogido a pedido de Mi Padre, para que muchas familias más despierten al verdadero amor y al perdón.
Ofrezco esta consagración por la gran familia de la Comunidad de la Nueva Tierra, y deseo, que este aceite pueda ungir a los que están enfermos en ese lugar; y deseo que sepan que no Me he olvidado de nadie y que llegaré hacia ellos a su tiempo, para llevarlos Conmigo a una nueva vida, libres de sufrimiento, libres de la perturbación, del dolor y de la angustia.
Que las alas de esas almas que están enfermas en la Comunidad Nueva Tierra se puedan abrir, porque les ha llegado la hora de dar grandes vuelos hasta Dios, el Creador.
Mi último deseo compañeros, antes de esta unción especial por las familias del mundo y por los niños, es que sepan que esperaré a Mis compañeros, a Mis seguidores y a las familias en el Reino de Aurora durante este mes de diciembre; para que puedan ver a su Señor caminando entre los naranjos, viviendo y sintiendo en los corazones que creen en la cura interior y en la redención; para que brote en ellos la Nueva Aurora, el nuevo amanecer en cada ser.
Señor Todopoderoso, que te dignaste estar presente en el Cuerpo y la Sangre de Tu Hijo, por medio de la Pasión, la Muerte y la Resurrección, Te pido, Padre, en esta noche que bendigas a la Argentina para que ella ingrese en el proyecto de Tu Tierra Prometida. Amén.
Yo les doy la paz para que la vivan, la experimenten, y la den todo el tiempo a sus hermanos.
Deseo que también lleven medallas de Mi Glorificado Corazón para la Comunidad Nueva Tierra; porque Mi aspiración es estar sobre el pecho y los corazones de Mis hijos para protegerlos y acompañarlos más de cerca.
Los bendigo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo
Y les agradezco en esta noche por haber buscado Mi paz y Mi consuelo.
Yo entrego, para los que más necesiten, Mis Sagrados tesoros y entregando esos tesoros, puedo renovar todas las cosas. Por eso todo lo que reciben en este tiempo es único. Desde lo que proviene del espíritu, hasta lo que recibe la materia, todo puede ser bendecido por Dios, cuando tan solo abren sus corazones.
Mi Poder puede expandirse y llegar a los lugares más lejanos de la Tierra.
Con esto vuelvo a repetirles de la importancia de Mis seguidores en este tiempo dentro de la Obra de la Divina Misericordia.
Esta Obra es formada por el Cuerpo Místico del pueblo de Dios y puede expandirse cuando sus corazones están receptivos a la convocatoria que proviene del Universo.
Hoy, de nuevo el mundo recibió una gran ayuda, porque cuando sus corazones se unen en la verdad, Yo puedo hacer muchas más cosas de las que pensaba; puedo llegar hacia aquellos espacios en donde no habita ni siquiera una gota de luz.
Quiero que comprendan con esto el significado de la Obra de Mi Misericordia, que viene para abrazar al mundo y transformarlo completamente, así como Mi Padre lo desea.
Hoy han hecho sentir a Mi Corazón algo inexplicable, que brota y que nace de las esencias cuando invocan en unidad y amor el nombre del Hijo de Dios; esto recrea a la Creación porque las vibraciones sutiles llegan al planeta, penetran en la consciencia espiritual de la humanidad y las almas se liberan de sus opresiones y sufrimientos.
Por eso nunca teman expandir sus corazones. Es eso lo que Mi Padre les pide a través de Mi Corazón, porque en la expansión del corazón se encuentra la libertad y ya no será necesario que busquen la verdad, porque la estarán viviendo cuando sus corazones se expandan, cada día más.
La expansión del corazón es como un nuevo sacramento que las almas pueden vivir cuando tan solo se entregan en absoluta confianza a los brazos de su Creador. No se imaginan, compañeros cómo Mi rival es derrotado y sus planes más impuros se rompen, se desvanecen, y desaparecen del consciente de la humanidad.
Mi nombre, que fue entregado por el Arcángel Gabriel, no tiene obstáculos, ni barreras. Quien invoca Mi nombre está dentro de Mí, y Yo puedo estar dentro de él, en profunda comunión con la Creación.
Mi nombre es bendito porque emanó de la Fuente. Ustedes también guardan en su interior, sus verdaderos nombres sagrados, aquellos nombres que en el principio de sus esencias emanaron de la Fuente de la Creación, y ustedes se tornaron vida, consciencia y energía.
Quien invoca Mi nombre, encontrará su nombre sagrado; sabrá que es lo que ha venido a hacer en este tiempo, lo que ha venido a cumplir como absoluto servicio a Dios.
Sus nombres sagrados guardan una historia, que en este momento los velos de sus consciencias no ven. Pero esos velos serán retirados y la humanidad entera sabrá en verdad quién ha sido; no habrá misterios, todo será develado,pero si trabajan para Dios de corazón, todo se cumplirá, todo tiene su tiempo, su momento y su lugar.
Sigan propagando la fe en el mundo, y el bendito nombre de su Señor, Jesucristo, para que la Tierra pueda seguir siendo repoblada de los designios de Dios, los cuales necesita para alcanzar su libertad y poner fin al cautiverio.
Hoy he llamado a siete de los doce Padres Creadores para que estuvieran aquí, junto Conmigo, en alabanza y adoración a nuestro Padre que está en los cielos, que trae la buena nueva por medio del Verbo Divino y de la Sagrada Palabra de Su Unigénito.
Los siete Padres Creadores representan el ciclo de la renovación, cada uno de ellos aporta para la humanidad, una nueva experiencia y una nueva misión que el mundo descubrirá en los próximos ciclos que vendrán. Por eso la importancia de expandir sus corazones, para que no pierdan estos impulsos que vienen del Universo y que intentarán hacer de las almas el verdadero ejemplo de la redención y de la paz, energías sublimes que el mundo necesita en este tiempo.
Cada Padre Creador, cada Arcángel de Dios, llega para evitar algo en el mundo.
Ustedes pueden, con sus corazones, y aun más con la expansión de sus corazones, cambiar la historia de esta humanidad, por el servicio incondicional, por la caridad verdadera, por las obras de la misericordia. Todo estará siendo ofrecido para todos.
Quien quiera dar el próximo paso que lo haga. Mi Corazón que es Misericordioso y Glorificado, tiene Sus puertas abiertas para acoger, en Su interior, sus aspiraciones, las cuales Yo revestiré de nuevas formas, para que aprendan, en este ciclo, a vivir de Mi Voluntad.
El planeta, su humanidad y este tiempo, necesitan de servidores plenos, llenos de un espíritu incondicional que siempre los transformará, que no los atará a la vida terrestre ni tampoco a las formas arcaicas.
Ese espíritu, que es transformador, es uno de los Dones que ayer Yo les entregué a sus corazones. Recuerden ese impulso y vivifíquenlo, para que la Obra de Mi Misericordia pueda seguir expandiéndose en el mundo.
Dedico este mensaje a Mis seguidores, para que sientan y sepan que están siguiendo el camino correcto cuando pueden ser abrazados solamente por Mi Voluntad, así renunciarán a su voluntad para que los designios del Padre se manifiesten sobre la superficie de este planeta y formen parte de la nueva comunidad esenia, la comunidad esenia de la paz, la que dará continuidad a la obra de la misericordia y de la redención que los primeros esenios cumplieron en los tiempos antiguos.
Ser un esenio de la paz es vivir lejos de las formas terrestres, de todos los ideales que quieran constituir su propia voluntad. Sé que en ese punto aun deberán trabajar compañeros, por eso les vuelvo a repetir de la importancia de expandir sus corazones para que la Obra no se detenga.
Quien abre su corazón a Dios comprenderá lo que es desconocido, así como lo hicieron los antiguos apóstoles, que en su más grande ignorancia, recibieron en su interior la sabiduría de todas las cosas, aunque no las hayan comprendido.
Trabajar para el Señor Jesús, es un desafío. Por eso vengo a llevarlos hacia un nuevo rumbo, hacia un nuevo destino que nunca vivieron, que nunca aprendieron. Entréguense a ese nuevo proyecto que está dibujando Mi Corazón, para que puedan ser partícipes de Mi Obra de redención.
No teman renunciar, porque descubrirán en ustedes mismos, que podrán hacer muchas cosas más de las que hacen y así se librarán de las cadenas de estos tiempos.
Cuando sus corazones se expanden, el amor se expande; por eso las súplicas, las oraciones, la adoración y la alabanza expanden los corazones de los hombres, para que reciban en su interior el Reino de Dios, que es lo que en este tiempo, y en esta era, los alimentará espiritualmente y tendrán fuerza, coraje y valentía como las han tenido hasta ahora, para seguir Mis pasos.
Aceptan forjar aún más sus espíritus para la transformación?
- Si
No saben lo que dicen (Jesús está sonriendo).
Lo mismo le pregunté a Mis apóstoles, y Pedro creía que lo podía todo, hasta que se dio cuenta, que sin Mí, sin estar en Mí, nunca podría nada. Por eso le entregué la llave de los cielos, porque cuando él comprendió de lo que Yo le hablaba, le entregué Mi legado, para que a través de los tiempos diera a conocer la buena nueva y el evangelio del Hijo de Dios.
En Mi piedra más dura construí Mi nueva Iglesia, y ustedes que ya se quebraron algunas veces por dentro, Yo he construido nuevas cosas, tengan fe en eso. No piensen que la vida solo es una lamentación. No solo los llamo a vivir el sacrificio, sino también la alegría de estar sirviendo en la obra de la redención, y de expandir ese amor al mundo que tanto lo necesita.
En esta hora, abriendo las puertas a la Iglesia Celestial, ingresemos, apóstoles Míos, al templo de la adoración, al templo de la alabanza, al templo mayor de la gratitud. Porque Dios los ha convocado, y Su amado Hijo los visitó para recordarles ese compromiso.
Que cada uno cumpla con su parte en este Plan de Amor por la humanidad.
Que se enciendan en su interior los Cristos del nuevo tiempo, y que la tierra prometida, la que será impregnada, por los mil años de paz, pueda ser vista y descubierta por todos los hombres, bajo el espíritu de la fe, de la sabiduría y del amor.
Agradezcamos a Dios por este momento y por todas las gracias que Él aun derrama en el mundo, a pesar de los errores de los hombres y de las naciones. Bienaventurados son los que expanden sus corazones, porque estarán atrayendo para sí el Reino de Dios.
Que el planeta sea hoy nuevamente irradiado por la alabanza, la adoración, y la gratitud a Dios.
Que el santo nombre del Hijo del Padre sea escuchado en los cuatro puntos de la Tierra, para que las almas despierten, a la redención y al amor y se establezca la Sagrada Familia Universal.
En Mi Iglesia Celestial se reciben todas las alabanzas, y esta oferta es respondida por las Gracias de Dios.
Que se abran las puertas de Mi Iglesia Celestial, (y) que los ángeles reciban de sus manos este ofertorio.
Que sus corazones se expandan, para que el amor pueda crecer y ya no existan obstáculos, sino lazos de amor entre los hombres, la naturaleza y el planeta.
Cuando cantan de verdad para Mí, Mi Corazón siente un alivio inexplicable, algo muy inconmensurable que es generado por todas las almas.
Me alegra poder posar Mis Pies en esta nación y reencontrar amigos de otrora, que aún sustentan con sus manos Mi estandarte de la paz, para que en esta parte del planeta pueda seguir triunfando el Amor de Mi Corazón, aunque sea vivido por muy pocos.
Si hace más de dos mil años atrás Yo pude salvar la mundo con doce apóstoles, ¿qué podré hacer con más de doce?
Hoy ustedes son más de doce y aquí hay presentes muchas almas en los planos internos, que necesitan del Fuego de Mi Amor y de Mi Misericordia.
Necesito que ingresen a Mi Corazón en este día y que puedan compartir Conmigo, en esta simple comunión con Mi Espíritu y con Mi Divinidad, el regocijo que siente su Maestro y Rey al estar tan cerca de ustedes, para poder traerles la paz que deberá ser la base en estos tiempos para la construcción de una Nueva Humanidad.
Yo vengo desde la Fuente de Dios hacia su encuentro.
Vengo desde un lugar en donde todo es perfecto, en donde las sutiles dimensiones vibran, en donde lo arcángeles de Dios trabajan para traer hacia estos universos el amado Proyecto de Dios; el que en esta fase, en esta última parte del tiempo final, debe concretarse en la superficie con la colaboración inmediata de sus almas, por la constancia inmediata de sus oraciones, por todas las obras de bien y de paz que puedan realizar.
Es así que Yo Me encuentro en cada detalle, como en cada nuevo servicio que sus manos puedan prestar por esta humanidad y por este planeta.
A través de sus actos de caridad y de servicio es que Yo puedo traer los nuevos códigos para este planeta, y sus almas y espíritus se pueden abrir a Mi Fuente, para recibir en su interior todos los códigos que renovarán a esta humanidad, aunque ella viva su transición y su purificación en este tiempo.
Hoy veo cada detalle que han realizado con mucho amor y eso también ennoblece Mi Espíritu, porque a través de cada detalle y de cada oferta, también Mi Consciencia se puede expresar en esta humanidad, y más almas pueden ser partícipes de Mi Misericordia, aunque en este momento no la merezcan.
Vengo a caminar a su lado en este tiempo definitivo.
Vengo a estar con ustedes y con el mundo para que no se sientan solos, aunque la humanidad tampoco lo merezca.
Vengo por aquellos que están sufriendo y están necesitando, en sus experiencias de vida, la renovación de sus espíritus y almas; para que sus corazones y el corazón de sus hermanos se puedan sentir más valientes al seguir atravesando este tiempo final, que los llevará hacia Mi reencuentro, a estar Conmigo por toda la eternidad.
Nunca pierdan esa aspiración, compañeros.
Nunca dejen de buscar por medio de esa aspiración, la unión esencial Conmigo y con Mi Consciencia. Eso los ayudará en su purificación y también abrirá las puertas para que nuevas Gracias puedan llegar al mundo y ser depositadas en muchos más corazones.
He venido a Santa Fe para renovar el Sacramento de la Fe con Dios, porque será su fe inquebrantable en Mí, la que hará posible todas las cosas y que puedan caminar en estos tiempos hacia Mí, sin perderme de vista, en ningún momento.
Y ahora que en esta tarde una Gracia especial se aproxima, en donde su Maestro y Rey abre las puertas para iniciar esta caminata por toda la Argentina, vengo a preparar sus corazones para nuevos acontecimientos, para nuevas misiones que harán de este pueblo, un pueblo rescatable, redimible y que podrá convertirse por el servicio permanente, por el don de la caridad que brota de sus corazones, hace ya bastante tiempo.
El mundo está necesitado de almas buenas para que muchas más consciencias se puedan curar.
Por eso Yo los impulso, compañeros, a tener el espíritu del servicio en Argentina como algo primordial, porque eso también se irradiará para otras naciones del mundo que también deben despertar al espíritu incondicional de la entrega y del servicio por los semejantes.
Es así que también Mi Obra se puede expandir en el mundo, cuando las almas se abren para recibir el Espíritu de Mi Amor y así, poder renovar todas las cosas.
En todos los lugares que vayan, por todos los lugares que caminen, Mi Espíritu siempre estará presente y eso los tornará invencibles portadores de Mi Amor y de Mi Divina Misericordia.
No habrá nada que impida, compañeros, lo que ustedes deberán hacer por Mí en este tiempo, porque cuando sus almas se deciden a dar el paso, como lo han dado de forma simple y pequeña, muchas más cosas pueden suceder, como esta Gracia de que los Sagrados Corazones estén aquí en la Argentina, para renovarlos nuevamente, bajo el gozo de Mi Espíritu.
Es por esta causa mayor, que hoy aproximo a sus consciencias, que vengo a vivenciar con ustedes los Sacramentos, para que en nombre de muchas más almas sus pies puedan ser lavados, sus almas puedan ser bautizadas y sus cuerpos puedan ser ungidos, para recibir liberación, cura y redención.
Hoy quiero entregarles este mensaje, el que hasta ahora les he dicho como un primer impulso de Mi Espíritu para con ustedes, porque la Jerarquía debe trabajar gradualmente con sus almas, para que ellas puedan mostrar los frutos y así, donarlos a Dios en el espíritu del eterno servicio.
Entre los ángeles que hoy Me acompañan en esta ceremonia de apertura, se encuentra en el Cielo el ángel de Argentina, el que a partir de hoy formará parte consciente de sus vidas y ustedes formarán parte de Su ejército, para que el Arcángel Rafael conceda la cura de las consciencias, la redención de los corazones en todo este pueblo amado.
Tengan a este ángel presente en sus vidas y también en esta nación, a pesar de todo lo que está sucediendo. Recuerden que él trae el Rayo de la Cura para la Argentina y también él es un gran mediador ante el Arcángel Rafael, para esta situación planetaria, como también para todo lo que vive esta nación.
A partir de hoy podrán ser uno con el ángel de Argentina y suplicarle, en nombre de Mi Corazón Misericordioso, para que él pueda interceder ante Dios por la evolución y el despertar de su pueblo, por la permanencia de las raíces y de la cultura que caracterizan a este pueblo, que formará parte del Proyecto de una Nueva Humanidad.
Ustedes, compañeros Míos, en este día, son los principiantes, los que cuidarán de esta gran aspiración de Mi Corazón de tornar Argentina y el Cono Sur, en el lugar para una Nueva Humanidad.
Aunque no lo parezca y a pesar de las consecuencias que vive la superficie, para su Maestro y Rey nada es imposible. Solo hay que comenzar.
Abramos las puertas a la Iglesia Celestial de Dios, para que a cada elemento que hoy será recibido, sea bendecido por la Mano Poderosa del Señor y así se multipliquen las Gracias y todas las Misericordias en las almas del mundo.
Llamaremos, compañeros, a Adonai, para que Él descienda y bendiga este momento que formará parte de la nueva historia de sus vidas, del nuevo hombre, de la nueva consciencia, que participará de los últimos acontecimientos de Mi Plan.
Que así sea.
Recuerden hace dos mil años atrás, cuando Yo Me ofrecí por entero a ustedes, les doné Mi precioso Cuerpo y les entregué Mi Divina Sangre para que el Misterio de la Redención fuera revelado en las almas que, en esta simple Comunión, se animaran a vivir en Mí; para que Yo pudiera vivir en ustedes y estando Yo en ustedes, ustedes estuvieran en Dios.
A través de la consagración de estos elementos que se convertirán en Mi Cuerpo y en Mi Sangre, Yo les traigo el comienzo de una nueva etapa para cada una de sus vidas, a fin de que se pueda realizar en cada ser viviente de este planeta la Obra de Mi Misericordia y la Obra de la Redención.
Que el Señor conceda Sus dones a las almas consecuentes y que aquellos que se sirvan de este sacrificio salgan de aquí renovados, con fortaleza espiritual y con extensiva esperanza, que pueda irradiar al planeta y a toda su humanidad.
Yo les concedo el Sacramento de la Comunión para el perdón de los pecados y para que una nueva puerta se abra en sus caminos y en el camino de sus hermanos.
Proclamen su fe en Dios y hagan posible en esta humanidad el Plan de rescate.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Y ahora, desde el Universo, desde el lugar de donde provengo, contemplaré con regocijo y amor los Sacramentos que serán recibidos en estos dos días y la abundancia de Amor y de Cura que millones de almas de Argentina recibirán por Mi intercesión y también por su "sí".
Oremos a Dios para agradecerle, y así Yo podré llevar en Mi Corazón las súplicas de sus corazones y las súplicas de todos sus hermanos, para que la verdadera justicia, la igualdad, la equidad y la cooperación, se establezcan en la Argentina.
Padre Nuestro...
Demos gracias a Dios por este encuentro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Y ahora, compañeros, irán a lavar sus pies recordando cuando Yo lavé los pies a los apóstoles, para poder entregarles Mi Espíritu de resignación y de humildad, Mi Amor irrefutable por cada una de las almas.
Vivan este Sacramento del lavapiés como un momento de despojamiento interior y de cura.
Gracias por hoy estar Conmigo.
Por los martirios soportados,
por los dolores transmutados,
por la victoriosa Misericordia alcanzada,
Cristo Redentor, libéranos de las amarras.
Amén.
Cierren sus ojos y sientan el amor de Mi Glorificado Corazón por las almas del mundo y, especialmente, por todas las almas perdidas.
Hoy les muestro en Mi Pecho, abriendo Mis Brazos y extendiendo Mis Manos, Mi Corazón Eucarístico y, debajo de Él, el Santo Cáliz del Señor, elementos sagrados, que a través del Pastor, junto a Sus ovejas, viene a renovar el misterio de la Cena Pascual.
Hoy, ante un mundo en tinieblas, en guerras y en destrucción, su amado Rey viene a renovar la Cena Pascual, para que sus corazones y almas, a través de este Sacramento, solo sientan el amor; amor que penetra en lo más profundo de la consciencia, llegando hasta las células y hasta los átomos de quien lo permite. Este es el verdadero misterio de la Santa Eucaristía, convertida en el Cuerpo y en la Sangre de su Señor.
Les pido que cierren sus ojos, para sentir las palabras del Amor de Dios, que vienen a sanar las heridas; que vienen a liberar las amarras; que vienen a renovarlos una vez más, porque el mundo lo necesita.
Hoy los invito compañeros, sacerdotes, madres y amigos, a compartir esta Cena Pascual Conmigo, con el fin de ejercer y de poder generar la reconciliación de todas las almas con Dios, con Su Divina Fuente de Gracias.
Hoy no estoy aquí con los doce apóstoles, como lo estuve en el pasado. Hoy vengo a cumplir Mi Promesa y vengo aquí, a este recinto sagrado, para estar entre las multitudes, para que todos sean partícipes de la renovación de esta Cena Pascual, concedida por obra y gracia del Espíritu Santo. Es este Santo Espíritu de Dios ha hecho aproximar a su Maestro y Señor, para que Él pudiera contemplar su fe y no sus pecados; para que Él pudiera reencender la llama de amor en todos los corazones que así lo acepten.
Este Corazón Eucarístico, que aquí hoy resplandece, viene a irradiar la paz para el mundo. Este es el mayor símbolo de unidad entre los hombres y Dios, entre el Cielo y la Tierra, entre los ángeles y las almas. Felices serán por siempre los que vienen aquí, a celebrar Conmigo la renovación de esta Cena Pascual.
Esta Comunión que hoy ofreceré para ustedes, brotará de lo más íntimo de Mi Espíritu. Por eso, compañeros, no pierdan la oportunidad y la Gracia de poder beber de este misterio de Amor que brota de Mi Corazón Eucarístico, hoy expuesto desde el Universo Celestial para todo el planeta, para todas las razas y para todos los pueblos del mundo.
Hoy llamo, en los planos internos, a todas las tribus de Israel, de Oriente a Occidente, desde el Norte hasta el Sur. Los llamo a todos, a todas las ovejas, para que vengan a participar de esta Cena, de esta Comunión espiritual con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Amén.
Muchas de las cosas que se cuentan sobre la última Cena son ciertas, pero muy pocos saben lo que verdaderamente sucedió en aquel tiempo, cuando Yo reuní a Mis apóstoles para que pudieran adorar a Mi Corazón Eucarístico, en la presencia del Padre, de la primera Persona de la Santísima Trinidad.
Es eso mismo que hoy les traigo hasta aquí y expongo ante sus ojos internos, porque son sus corazones los que deben beber de la Fuente de este misterio. No hay pecado, no hay dolor ni tampoco angustia que pueda prevalecer mientras estoy presente aquí, renovando esta Cena Pascual en cada uno de sus corazones y especialmente en sus almas, las que hoy vengo a curar de muchas enfermedades internas.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Nuestro Señor se está arrodillando.
Preguntarán ¿por qué hago esto? ¿Acaso Dios no es más fuerte que todos los hombres? Santa sea Su Humildad y Misericordia que viene a entregar a Su pequeño Hijo, para que las almas se puedan salvar, antes que la puerta de la Misericordia se cierre en el mundo.
Ustedes, hoy, en esta Cena Pascual junto a Mí, serán testigos de este legado espiritual que hoy entrego a sus espíritus; el cual se revelará como un sentimiento, como una verdad, como un talento y un don en el fin de estos tiempos.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Ahora Nuestro Señor está elevando Sus Ojos a lo Alto. Extendiendo Sus Brazos y Sus Manos hacia lo Alto, aún expone, con más fuerza y poder, Su Corazón Eucarístico. Está invocando a los Universos Celestiales.
"Adonai, no mires la injusticia de la humanidad; no mires los errores, las indiferencias y los ultrajes, los sacrilegios y el orgullo de los hombres.
Adonai, abre la puerta de Tu Corazón para que todas las almas ingresen en Tu Fuente de Amor.
Hoy Me ofrezco, Padre Mío, por la dolorosa pasión vivida, por el sacrificio de la Cruz, por cada uno de los presentes que representan a muchas almas más en el mundo.
Adonai, que cada una de ellas pueda ser testigo del Amor que Yo les entrego; Amor que proviene de Tu Corazón Santo, de Tu Gloria y del poder de Tu Gracia.
Hoy ofrezco, Padre Mío, la sublime compasión de Mi Corazón, aquella que estuvo viva y pulsante en los momentos de Mi mayor agonía.
Vengo a renovar en toda iglesia de la Tierra y en todos los cristianos del mundo, ésta, Tu Sagrada Cena Pascual. Que los ángeles desciendan de Tu Gloria para ofrecer el Sacramento de la Reconciliación y la confirmación de las almas, al Plan de Redención".
Dios habla con los más simples de corazón. Imiten Mi Corazón simple y siempre serán portadores de la paz.
Renovemos ahora el Sacramento del altar, para que las almas beban de la Fuente y ninguna se quede atrás. Que todos tengan la oportunidad de cristificarse en algún momento de sus vidas.
Quiero que nazcan los Nuevos Cristos, siervos predilectos de Mi Corazón. Quiero que despierten los dones y que los talentos se muestren para honrar y glorificar al Creador. Si esto sucede así, gran parte de la humanidad se salvará y muchos no deberán sufrir el caos de estos tiempos.
Con esta renovación de la Cena Pascual, compañeros, su Maestro y Señor, Siervo del Altísimo, viene a renovar la última Cena para hacerles recordar el misterio que viví en aquellos tiempos y con el fin primordial de apartar las fuerzas del caos de este planeta, con la sagrada intercesión de San Miguel Arcángel.
Estén atentos a esta ceremonia, porque Cielo y Tierra pasarán; Mis Palabras quedarán en los corazones humildes, en aquellos que acepten ser lavados por el Agua de Vida.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Las Madres pueden aproximarse, por favor.
Los que sientan pueden sentarse.
Nos estamos preparando en este momento, para comulgar con Universo Celestial y poder revivir la última Cena de Nuestro Señor.
Yo traeré aquí, compañeros, lo que viví con Mis apóstoles en el pasado para que puedan revivir los códigos de Mi Pasión, profundamente permeados por la esencia del Amor y de la Divina Compasión.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Colocamos las palmas de nuestras manos hacia arriba, en señal de recepción, mientras Nuestro Señor prepara esta Cena.
Que el Señor santifique estos elementos, a través de las manos de todos Sus ángeles, para que la materia se transforme en un divino instrumento de Dios. Que así sea.
El agua, que es nuevamente bendecida, recibe más fuerza y poder para transubstanciar todas las partículas de la vida material.
En aquel tiempo, su Señor pidió a Sus apóstoles que colocaran en la mesa varias jarras de agua, para que después de haber lavado sus pies, antes de sentarse a la mesa para comulgar del Cordero Pascual, sus manos estuvieran purificadas, así como sus almas.
Mientras las almas Me sirven, para que Mi Gracia sea posible en todos, entren en oración interior para poder sentir aún más al Maestro, en esta Sagrada Cena.
En cuanto su Maestro y Señor estaba con los apóstoles, y con muchos más reunidos en el plano del espíritu, para celebrar este misterio pascual, en donde la Misericordia vencería a la muerte y todos los pecados del mundo, las santas mujeres, siervas predilectas de María Santísima, también estaban en comunión, en adoración y en oración, esperando por la Pasión de su Esposo Celestial para así poder acompañarlo en esta tarea de emanación del Amor Universal hacia todo el planeta, por medio del sacrificio de su Señor.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Las Madres podrían hacer una fila y aproximarse.
Que esta luz sea testigo de Mi retorno al mundo. Que el amor nunca se apague. Que la confianza sea eterna, para que los corazones escuchen a su Señor y encuentren en todo el Amor que siempre vence, sin dejar de contemplar las necesidades de las almas; porque los corazones son frágiles y necesitan de refugio para que puedan vivir su cura, en este tiempo de redención.
Es necesario construir una nueva Tierra, llena de corazones puros que puedan vivificar a su Señor, y así alabarlo por siempre, porque en todo está el Amor que busca encenderse en las almas cuando los corazones abren las puertas para poder reconocer la paz.
Todos deben curarse para liberar sus miedos y formas, y encontrar consuelo cuando se lo piden a su Señor, porque Él es más que una llama; Él es un Sol, que todo alumbra.
Después que las santas mujeres encendieron sus velas para vigilar en oración los misterios de la Pasión de su Señor, ellas estaban atentas a todo lo que les decía Mi Madre María.
Por otra parte, en el sagrado Cenáculo, su Señor y Rey, sintiendo aproximarse Su Pasión, con un semblante de paz y una mirada de Misericordia por el mundo, comenzó a lavar las manos de Sus compañeros para que fueran dignos de este misterio pascual.
Yo lavaba para purificar y hacer renacer a los corazones.
Lavaba para cicatrizar y también para renovar la esperanza de todos los que creían en Mí.
Lavaba para pacificar y disolver los miedos de todas las consciencias.
Lavaba para santificar a todas las almas a través del Amor que Dios hacía emanar de Mi Corazón.
Lavaba para hacer más humildes a los humildes, porque son portadores del Reino Celestial.
Lavaba para que ellos alabaran a Dios a través de Su Hijo, viviendo con Él los misterios de Su Pasión.
Lavaba para que aprendieran a instruir, difundiendo la buena nueva en todos los que precisarían reconstruir sus caminos de luz.
Lavaba para revivir, en cada corazón, el Amor del Padre.
Lavaba para aliviar a los corazones de sus profundas heridas y de sus miedos más internos.
Lavaba para que imitaran Mi ejemplo de la sagrada humildad ante sus semejantes.
Lavaba para que ellos aprendieran a traer el universo hacia este planeta.
Lavaba para poder redimir los profundos aspectos de la consciencia.
Lavaba para despertar los talentos en aquellos que Me escuchaban de corazón.
Lavaba para que ellos fueran alegres y semejantes a su Redentor.
Lavaba para despertar en cada apóstol el mensaje de Dios.
También lavaba las manos para cicatrizar lo que todos desconocen.
Lavaba para despertar la renuncia de todos los que Me seguirían.
Lavaba, solo lavaba las manos, para demostrar el poder de Mi Silencio.
Lavaba para aquellos que debían conocer Mi Santa Iglesia.
Lavaba para liberar todas las angustias, para que todos fueran merecedores y dignos hijos de Dios.
Lavaba para que ellos llevaran Mi mensaje al mundo, como ejemplos de amor y de verdad.
Y a algunos les daba Mis Llagas para que las revivieran espiritualmente, para que fueran vigilantes y guardianes de Mi Plan hasta el fin de los días, y así reconocieran Quién era su único Amor.
Cerraba las puertas a los que se podrían perder, y encontraba, en los que Me seguían, los caminos de la oportunidad de amar.
Llegó el momento esperado, en el que todos, sentados alrededor de la mesa del Señor, se ofrecieron por la humanidad para vivir junto a su Maestro este sacrificio.
Escuchando las Palabras solemnes de Mi Corazón, colocaron sus manos sobre la mesa, en perfecta receptividad a la Voz amorosa de su Señor. Y sintieron, en nombre de la humanidad y del poder de este sacrificio de amor, el descenso de los ángeles y arcángeles del Cielo.
Jerusalén estaba recogida, en una noche de gran silencio y de gran expectativa, en la que el Hijo del Hombre, después de celebrar Su Cena con aquellos a los cuales Él había llamado, para proclamar la Palabra de Dios. Ellos escucharon en sus corazones y observaron y contemplaron, con sus almas, la realización de este sagrado misterio a través de la Cena Pascual.
Y las santas mujeres, en un profundo éxtasis y entrega, postradas en el suelo, vivían esta Comunión espiritual con su Señor.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Las Madres se pueden arrodillar y todos aquellos que lo sientan también.
Es así que, abriendo las puertas del universo, el arcángel Miguel presenció la revelación de este misterio, en donde el amor sería la premisa para generar la salvación y la redención de la humanidad.
Después de que la mesa fue santificada por el incienso y por el agua, Nuestro Señor les pidió a los primeros Sacerdotes, los que serían precursores de Su Santa Iglesia Celestial, que acercaran a su Señor, un aceite.
Y así, María Santísima, compenetrada por este misterio de amor y viviendo en Su propia carne, en Su propio espíritu, la Pasión de Su Hijo, Su Señor, también hizo lo mismo.
Su Señor tomó entre Sus Manos este aceite, así como lo hizo Su Sierva fiel. Pidió que los ángeles lo santificaran y lo consagraran en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Y María señaló a Sus discípulas con una cruz en la frente, para que también ellas fuesen testigos del principio y del surgimiento de una Nueva Humanidad, despierta, activa y solemne, por medio de los cristos internos de cada corazón y de cada alma.
De esa forma, el Padre instituía, a través de Su Santo Hijo y de Su Santa Madre, la primera legión de discípulas que serían las guardianas de los signos de la Pasión de Nuestro Señor.
Las santas mujeres se comprometieron, en aquel tiempo, a padecer por su Señor con el fin de aliviar todos Sus dolores y ultrajes hasta el fin de sus días.
Mientras Jesús revelaba el misterio de esta última Cena, pidió a Sus apóstoles, y a todos los seres internos que allí se encontraban, que con el santo aceite consagrado por Miguel Arcángel se hicieran una señal de la Cruz en su frente, para confirmar la confianza en este misterio de Amor de la Sagrada Pasión de su Señor y en poder ser portavoces de Su Evangelio en el mundo.
Después que todos fueron señalados con la energía de San Miguel, el Señor continuó con la ceremonia. Tomó el pan sin levadura y elevando Sus Ojos al Cielo, su Señor imploró a Su Padre, lo bendijo y este elemento se convirtió en el Cuerpo de Cristo; hoy bendecido por Mi Corazón Eucarístico. Partió el pan y los ángeles se postraron, aún más en el suelo, cuando Nuestro Señor instituyó por primera vez la Eucaristía con el fin de vencer en el Amor para liberar del mal a este planeta.
Él dijo a Sus apóstoles: "Coman todos de él, porque este es Mi Cuerpo que será entregado por los pecadores para la salvación del mundo y de todas las razas del planeta".
Juan y Pedro se desmayaron al sentir tanto Amor del Señor. Y la Santa Madre recibió el Cuerpo de Su Hijo, así como las santas mujeres, que confirmaron la Pasión de su Señor.
Después de que todos comulgaron, retornaron el pan a la cesta y preciosamente fue cubierto, para proteger el Santo Cuerpo de su Señor.
Jesús le pidió a Sus apóstoles que vertieran el vino en los cálices. Le pidió a Juan que aproximara el agua, pues Su Sangre y Agua sería derramada sobre el mundo.
En ese momento, su Señor pidió que elevaran los pequeños cálices al Cielo, como representación del ejercicio que su Maestro realizaba. Y a todos los ángeles del Cielo les pidió que convirtieran el vino en Su Sangre.
Después de esta bendición, se manifestó el primer paso de la Misericordia de Dios, a través de su Redentor.
Colocando el Cáliz cerca de Su Corazón, les dijo a Sus apóstoles: "Tomen todos de Él, porque esta es Mi Sangre de la Nueva Alianza entre los pacificadores y Dios".
Del mismo modo, la Santa Madre, en comunión espiritual, recibió de San Miguel Arcángel la Divina Sangre de Su Hijo. Y las santas mujeres, en un profundo gozo, se postraron al recibir la Santa Alianza de su Señor.
Del mismo modo, el Santo Cuerpo y la Divina Sangre llegaron hasta José de Arimatea. Y todos tomaron de lo que restaba.
De esta forma, se constituía y se confirmaba, a través del Cuerpo y de la Sangre de su Señor, el perdón concedido por el Padre para esta humanidad.
Que hoy todos se alegren, porque han recibido la primera Comunión espiritual con su Soberano Rey.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Canción: "Pater Noster".
Y a pesar de que gran parte del mundo está en su muerte espiritual, Yo perseveraré con ustedes y no descansaré hasta conseguir lo que Mi Padre necesita para esta humanidad y para este Universo.
Y a pesar de que el mundo no escuche, no abriendo los oídos del corazón, Yo perseveraré con ustedes y no descansaré hasta conseguir lo que Mi Padre necesita.
Ayer les di a conocer un misterio que muchos no comprendieron, porque todo lo que se guarda en el Cielo no puede ser vivido por la mente.
Solo el corazón, sus corazones, tienen la capacidad de comprender lo que no es visible para todos; lo que vibra existe en todo el Universo.
La humanidad no puede restringirse a la vida material. En verdad les digo, la vida material es algo secundario.
Ustedes no pueden perder la unión con sus espíritus, porque serán sus espíritus, su mundo interior, los que comprenderán todo lo que existe en la Casa de Mi Padre.
Por eso, ha llegado la hora en que la humanidad, despierta y dormida, conozca la verdad que se guarda en el Universo.
Como un impulso espiritual para la redención de los corazones de todos los que están caídos en sus propios abismos, vengo a retirarlos, a cada uno, de su condición humana a través de los impulsos de Luz que viene a entregarles Mi Corazón.
Mi Corazón es el verdadero tesoro para ustedes, porque en Él se guardan todas las virtudes y dones que Dios constituyó desde el principio de la Creación.
Mucho antes de Adán y Eva, Mi Corazón ya pulsaba en el Universo como una realidad inmaterial, que después vino a encarnar entre ustedes para enseñarles a amar y sacarlos del error.
En Mi humildad les digo: están ante un Corazón poderoso, que no solo Me pertenece, sino a Mi Padre, porque Mi Padre es en Mí, así como Yo Soy en Mi Padre; y cada uno de ustedes puede estar en Dios. Cuando crean que eso es posible, así sucederá.
Esa es la razón por la cual las almas sufren mucho: se alejan del Padre, se alejan de Su Reino, de todos Sus tesoros celestiales que se guardan como una sagrada memoria, en Su Corazón Eterno.
Yo vengo a invitarlos, no solo a comulgar con Mi Cuerpo y con Mi Sangre, porque sé que es necesario para sus vidas vivir un ritual material, a una profunda comunión con Mi Corazón, como parte de una ceremonia interior para las almas.
Pero hoy Yo los estoy invitando a que se sirvan de Mi sagrada mesa todos los dones que Dios les está entregando por medio de impulsos espirituales que solo los renovarán, los redimirán y los curarán de todo, cuando se animen a dar ese paso, a abrir cada vez más sus consciencias a todo aquello que es desconocido por su vida material y por sus mentes.
Las Leyes que rige el Padre Celestial son Leyes Superiores y Divinas que la humanidad nunca consiguió seguir.
Una vertiente de esas Leyes, entre todas las que existen, son los Diez Mandamientos, las reglas básicas que se entregaron a la humanidad en el principio, a través de vuestro Patriarca, Moisés.
Si esas reglas hubieran sido vividas y no alteradas por la humanidad, la raza estaría en otro punto de su despertar y de su evolución. El sufrimiento no existiría en la humanidad.
De lo que ustedes llaman “deudas”, los corazones estarían libres si cumplieran las Leyes de los Mandamientos.
Pero como eso no ha sucedido, Yo tuve que encarnar en esta humanidad a través de la Sagrada Faz de Jesús de Nazareth, para enseñarles en las cosas simples los grandes misterios del Corazón de Dios, por medio de las parábolas que se guardan como llaves dentro del Evangelio que una vez Yo prediqué.
Aún así, compañeros, la humanidad no ha correspondido a lo que la Voluntad de Dios le ha colocado. Esa es la razón también, compañeros, por la que a través de los tiempos, nuestros Sagrados Corazones, el de Mi Madre María, el de San José, el del propio Cristo, hayan venido al mundo para poder instruirlo y corregirlo, para que puedan seguir el camino que Dios tiene previsto que puedan vivir.
Y aunque eso todavía no ha sucedido, Mi Sagrado Corazón les trae todas estas revelaciones.
Como fue la de Monte Shasta, así revelé en el Monte de las Bienaventuranzas todos los prodigios y las Gracias que las almas, en aquel tiempo, podían vivir.
Aún todas esas reglas están vigentes, aunque la mayoría de las almas del mundo estén separadas de esa realidad espiritual y solo los espera redimirse y consagrarse a Mi Corazón.
Si ahora, en este tiempo y por medio de este encuentro, tienen miedo a todo lo que Yo les digo, a las Revelaciones de la Consciencia de Dios, directamente de Su Fuente y en todo lo que Él ha creado, como en Monte Shasta, ¿cómo podrán, compañeros, esperarme cuando retorne con Mi verdadera Faz, aquella que Yo mostré en el Monte Tabor, en la Transfiguración?
¿Estarían listos para conocer Mi Ser Superior?
No quiero que se espanten, pues Mi Poder no es conocido por el mundo. Solo el diez por ciento fue el que descendió cuando Yo estaba en la Cruz y expiré.
Los templos se rompieron, las estructuras más rígidas se cayeron, los muertos resucitaron y hablaron y pronunciaron Mi Nombre.
Todos temieron en aquella hora por lo que le habían hecho al Hijo, al Primogénito, y a pesar de que todo eso sucedió y que reverberó en la memoria de muy pocos a través de los tiempos, aún tengo que venir aquí porque los amo y espero el bien para todos.
Pero es hora de que salgan del letargo para despertar a la nueva consciencia que trae Mi Faz de Gloria para los corazones más perdidos en el mundo, para aquellos que destruyen la Creación y los Reinos de la Naturaleza, solo buscando la conquista y el poder de sí.
Ha llegado la hora, compañeros, de preparar el mundo interno de la humanidad para poner fin a muchas cosas y para desenmascarar lo que aún muchos no ven con sus propios ojos.
El poder de la experiencia divina está descendiendo desde el Universo a este mundo, y cada vez que se aproxima, mayor será la purificación de los corazones para que estén libres de sí, limpios de todo y aptos para recibir al Redentor en Su segunda Venida.
Solo deseo que no sean indiferentes, como lo es el resto de la humanidad, que solo mira para sí misma y no para el semejante, para el que sufre, para el pequeño animal que está desprotegido, para el árbol que está lastimado, amarrado por las cadenas del hombre.
¿Ahora entienden que Mi Padre Me ha permitido estar en todo?
No solo estoy en la humanidad, sino en la esencia de los Reinos de la Naturaleza, que son la primera manifestación de la Creación del Padre Celestial.
Si esto se está volviendo corrupto por las manos de los hombres de superficie, ¿cómo la vida espiritual de la humanidad no se corromperá a sí misma por lo que vive y por lo que siente, por lo que hace y practica en contra de las Leyes de Dios?
Perdonen, compañeros, pero vengo a decirles la verdad para que abandonen el sueño mundial que muchas consciencias viven, sin siquiera percibirlo.
Les traigo Mis Gracias, las Gracias de Mi Gloria, para que puedan despertar cada día más y ver que el mundo está sufriendo las consecuencias de sus propios errores; es algo que el Padre no quiere ver más en esta humanidad, en este planeta y en todo el Universo.
Vengo a reactivar en ustedes el espíritu de la capacidad de amar, porque es el Amor que los liberará. Y así sus súplicas serán escuchadas y en el momento cierto, recibirán lo que tanto necesitan.
Sean corazones pacientes en la verdad y en el amor, así ayudarán a las almas que desesperan en el infierno de su propio error.
Les doy la potestad de amar cada vez más, sin límites, sin restricciones y sin fronteras, porque es el Amor, como ustedes lo han visto a través de Mi Pasión, el que todo revertirá.
Esta es una humanidad que ha alcanzado pocos grados de amor, a diferencia de otros Universos, en donde el amor crece, día a día.
Por eso están siendo ayudados por Consciencias que no conocen y que tal vez nunca conocerán. Consciencias al servicio del Amor, así como los santos ángeles y los santos arcángeles, que vienen a su encuentro cada vez que su Maestro desciende a la Tierra; y aunque no los puedan ver, ellos están aquí para colmar los corazones heridos y así, abrir las puertas a la Redención.
Mi esperanza en este día sagrado era decirles muchas cosas más, expandir el Sagrado Conocimiento que Yo les traje desde Monte Shasta, así como de otros lugares benditos en la Tierra, en donde se guardan las llaves para la Nueva Humanidad.
Tan solo cuando las almas se unan en una profunda oración accederán al legado celestial que está guardado en esos lugares para todos los corazones de la Tierra, como el Monte Sinaí, el Monte Tabor, el Desierto de Shamballa, las sagradas montañas de los Andes; lugares que están abiertos para que las almas puedan contemplar todo lo que Dios creó para cada una de Sus criaturas.
¿Ahora comprenden la diferencia compañeros, de poder contemplar y no destruir?
¿Cómo tendrán un mundo nuevo si lo están lastimando?
¿Cómo nacerá una nueva consciencia?
¿Cómo las Leyes de la cura descenderán a la humanidad, si la humanidad está enferma por no vivir la Ley del Creador?
¿Cómo se establecerán los puentes de la hermandad y de la fraternidad si los que oran son tan pocos?
Estoy invitando a los que nunca se animaron a penetrar el misterio de Mi Divina Misericordia, para que así como he hecho con cada uno de ustedes, pueda convertir sus corazones en fuentes de vida y de renovación.
Y ahora Me preparo para algo muy importante, en donde ustedes son partícipes y podrán serlo aún más, si colaboran Conmigo para que esta misión a los Estados Unidos se cumpla, independientemente de quién esté presente allí, en esa nación, o todo lo que haya hecho, a través de los tiempos, a otras naciones del mundo.
Nuevamente, bajo el espíritu de la Fe del Padre , los invito a colocarse por encima de todas esas cosas. Así, estarán dando un paso seguro hacia Mi Corazón, y no hacia otro, en donde todo está vacío.
Hoy, finaliza una etapa en México.
Los Sagrados Corazones en Centroamérica y en México consiguieron abrir las puertas para una sagrada oportunidad que se verá en un futuro cercano.
Las semillas que formarán la Nueva Tierra se siembran de a poco, para que sus frutos nazcan fuertes y den más semillas, para las nuevas almas que encontrarán este camino hacia Mi Corazón.
Que sus corazones busquen todo el tiempo ser sinceros, para que la proclamación guardada en esta canción sea escuchada por todos los que tienen que abrir sus oídos al llamado del Creador.
El corazón sincero es el que vive en Cristo.
El corazón sincero es el que busca a Cristo y a pesar de todo, aspira estar en Él.
El corazón sincero gesta en sí los tesoros de Dios, que formarán parte de la Nueva Humanidad.
El corazón sincero no es indiferente, sino atento, vigilante y solícito ante el llamado que enfrente en su camino. Vive así, como corazón sincero, en un servicio mayor.
El corazón sincero se abre para escuchar las correcciones de la vida, y sin prejuicios, acepta en humildad lo que Dios le envía.
El corazón sincero ama más allá de él y penetra las dimensiones en donde el Gran Amor de Dios se guarda y desde donde parte la Vida Eterna.
El corazón sincero atiende a las necesidades del mundo y no pierde ni un segundo para poder donarse por amor al Creador y a Su Hijo Primogénito.
Un corazón sincero es libre de sí y de todo lo que ha creído de sí mismo, porque su propia sinceridad lo lleva a liberarse de todas las amarras.
Un corazón sincero imita al Señor y sigue Sus caminos hasta poder encontrar su misión en estos tiempos.
El corazón sincero suplica a su Creador teniendo fe de que alcanzará lo mejor para todo este mundo.
Un corazón sincero abre las puertas al Reino de Dios con la expresión de su amor interior por todo lo que fue creado, y así, está en comunión eterna con todo el Universo y con su absoluto Rey, el Redentor.
El corazón sincero transmuta en silencio y no se incomoda por todo lo que vive, porque si en él está la humildad y la capacidad de amar, estará viviendo la Voluntad Divina.
El corazón sincero está disponible a su Maestro del Amor para poder cumplir todo lo que Él pide, confiando profundamente en que eso es verdad.
El corazón sincero muere para sí mismo para poder hacer nacer a las almas al Amor de Dios.
El corazón sincero es un apóstol del nuevo tiempo, es el discípulo de la sagrada renuncia y de la aceptación de todo lo que es divino y sublime en el Reino de su Padre.
El corazón sincero sirve para que se cumpla el Plan de Dios en esta humanidad y en todo el Universo. Así concretará la parte que le cabe y estará en el camino de la Luz siendo permeado por Mis Rayos, por la Luz de Mi Divina Misericordia, hasta que se cumpla Mi esperado Retorno.
El corazón sincero canta para proclamar la venida del Amor a través del Hijo de Dios.
El corazón sincero cree en el Retorno de Cristo y espera que cada minuto pase para que su Maestro llegue a su encuentro.
Sean corazones sinceros y se transformarán en algo que nunca han conocido.
Conocerán la libertad interior y estarán, a pesar de todo, en el Universo del Amor de Dios.
Con estas palabras, bendigo a los que se sacramentarán en nombre de muchos que serán tocados, como en esta nación, por Mi Luz redentora (*)
Cuando todos son sacramentados, puertas inciertas se cierran y nuevas puertas a la luz se abren, con el fin de que los corazones reencuentren su filiación y su profunda comunión con el Padre Celestial.
Después de esta consagración, compañeros, en donde sus almas y estos elementos fueron nuevamente bendecidos, con el fin de que siempre busquen vivir en la Ley, Mi Corazón ya está listo, así como lo estuve en la plaza de la flagelación, para ingresar a los Estados Unidos.
Les agradezco.
Hoy quiero que canten una canción que resuene en el pueblo de Dios, que busca vivir en la esperanza y en la comunión con el Redentor. Como ustedes una vez me dijeron: “Eso que soy, eso te doy”
No importa cómo sea, sino, que sea verdadero. Porque si lo que Me dan es verdadero, Yo siempre les agradeceré porque serán corazones sinceros que darán lo mejor de sí, a pesar de lo que suceda.
Me elevo a la Casa de Mi Padre llevando sus súplicas y las oraciones de todos Mis hijos en estos dos días.
Así, alzando Mi Mano hacia lo Alto, pidiendo la Gracia de Dios, colocando Mi Mano izquierda sobre Mi Corazón, Yo los bendigo bajo el Poder y la autoridad de la Santa Cruz, que redimió a las almas, exorcizó a los demonios, liberó a los corazones, e instituyó la unión del Cielo y de la Tierra a través de los servidores que viven en la buena voluntad, en la esperanza y en la fe, abriendo las puertas para esta próxima misión a los Estados Unidos.
Yo los bendigo y los absuelvo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén. (x3)
No olviden que si están en paz, allí Yo estoy.
Les agradezco.
(*) El coral entona “Corazón Sincero”.
Vengo en esta noche a celebrar la Comunión con ustedes, bajo el Espíritu poderoso de Mi Padre, que los reúne en esta fraternidad para que Mi Plan, que es el Plan de Mi Padre, se cumpla en esta humanidad y en este planeta, tan necesitado de amor y de misericordia.
Como han dicho compañeros, abro los Brazos hacia ustedes, para darles Mi Paz y entregarles Mi Corazón como un símbolo de Redención para sus consciencias y las consciencias de todos sus hermanos.
Con todos los ángeles que hoy están Conmigo, hoy vengo a traerles una buena nueva, por haberse cumplido en esta tercera etapa la llegada de la Madre de Dios a México y Centroamérica.
Quiero decirles compañeros, que la sagrada tarea de los Mensajeros de Dios que hoy vienen a su encuentro, se está cumpliendo así como lo escribió Dios en el Libro de Oro de Su Reino Celestial.
Cada acontecimiento vivido está siendo escrito por el propio Padre Eterno, para que el destino de este planeta pueda cambiar a tiempo y muchas almas se puedan salvar, al solo despertar a Mi Corazón Glorificado, que es el Corazón vivo de Dios, que puede estar presente en cada uno de ustedes, así como lo han hecho en esta oración que han plroclamado a Mi Corazón Misericordioso.
Es una alegría estar en esta tierra después de dos mil dieciséis años. Pero en verdad les digo, compañeros, que Mi Corazón, en lo profundo de Su silencio, sabía que esta humanidad existía aquí .
Por eso, en aquel tiempo, le pedí a la Madre de Dios una Gracia especial para ustedes: Que dejara estampado en esta nación Su Presencia Celestial, para que todas las naciones del mundo la conocieran y tuvieran total conocimiento de la Ciencia Divina estampada en la tilma.
Por eso, compañeros, con todas las estrellas del Cielo y las Divinas Consciencias que hoy se congregan en este lugar para derramar la Misericordia de Dios por medio de la oferta de Mi Glorificado Corazón, Yo les vuelvo a decir, compañeros, que la paz es posible en este tiempo.
No deben temer por lo que vivirán. El hombre de superficie debe redimirse. Debe alcanzar la transformación de su consciencia, para que los nuevos códigos que llegarán del Universo Celestial a través de cada oración ejercitada, puedan estar presentes en esta última fase de la humanidad.
Mi Corazón hoy palpita por México, por cada una de las criaturas de Dios, que debe alcanzar la Luz que hoy les ofrece Mi Corazón Misericordioso.
Reciban desde Mis Manos los Rayos de la Misericordia de Dios que hoy vengo a depositar sobre esta nación amada y muy protegida y cuidada por Mi Madre Celestial.
Queridos compañeros, Yo los invito en esta noche, en la simplicidad del corazón y del alma, a ser los apóstoles de Mi Amor en este último ciclo planetario, en donde será necesario de almas decididas a vivirme y a sentirme. Porque es a través de sus almas y corazones que Yo podré retransmitir los dones celestiales, para todas las criaturas que más lo necesitan.
También vengo hoy, en este día, a aliviar el sufrimiento que fue generado en esta nación desde el principio de la colonización hasta el presente.
Por eso, he abierto las puertas del Universo, las catorce principales, para que el dolor fuera liberado, en obediencia a Mi Padre Celestial y al servicio de todos los ángeles, por las huestes de San Miguel Arcángel que han venido a retirar el sufrimiento del espíritu de la consciencia de muchos seres.
Es en esta hora, compañeros, en donde Yo los invito a vivificarme por medio de la Comunión que hoy consagraré para ustedes.
Porque Yo Soy el mismo Jesús de Nazareth, que viene a reencontrarlos para que recuerden su compromiso Conmigo, el compromiso de ser Mis embajadores de la Paz en esta hora crucial de la humanidad.
Vengo a depositar en ustedes algo que florecerá en el futuro. Por eso deben ser perseverantes, aún más aquellos que se encuentran en Mi camino, porque al final de la meta se encuentra la eternidad, que es hacia donde Yo los quiero llevar después de que Me hayan servido en esta humanidad y por este planeta, que tanto agoniza por la ignorancia de esta raza.
Es así que Yo vengo a abrir los ojos de sus corazones y a expandir la consciencia de sus almas para que puedan estar en Mí.
Es una victoria que Nuestros Sagrados Corazones, el de María Santísima, el de San José y Mi propio Corazón Vivo, estén descendiendo sobre esta nación.
Yo vengo a traerles los códigos de la Rehabilitación, algo que para muchos es un misterio, pero que forma parte de la Ciencia Divina.
Estos códigos descienden a través de sus espíritus y por último se materializarán en sus propias vidas por medio de la transformación y de la redención.
Yo vengo así, compañeros, a curar la gran herida de la consciencia indígena y a recuperar la pureza que ella alcanzó cuando todo este pueblo mejicano, su pueblo originario, vivía en la felicidad de Dios y de los Reinos de la Naturaleza.
Vengo así a hacer un corte en el tiempo y el espacio. Vengo a reconectarlos con lo verdadero que son, con aquello que alcanzaron a través de las generaciones por medio de la devoción viva que emerge de sus corazones para con Mi Corazón, que hoy recibe esta gratitud de cada una de sus almas.
Esto es lo que Me anima a seguir viniendo al mundo por todas aquellas almas perdidas, que día tras día se sumergen en los infiernos de la humanidad. Es que Yo quiero llegar a través de ustedes a cada uno de ellos.
Ábranme las puertas de sus corazones así como lo hicieron hoy, para que Yo les pueda indicar el camino y el servicio que deben cumplir para con Mi Corazón.
Es así que Yo vengo a sembrar semillas de Luz en esta hora sufrida de la humanidad.
Y mientras estoy con ustedes, compañeros, estoy con las naciones del mundo, principalmente con América, que no debe perder la oportunidad de ser la cuna de la nueva humanidad.
No teman por lo que hacen los hombres de superficie. Recuerden en humildad, que el poder lo tiene Dios y que es Él quien permite todas las cosas, incluso que Mi adversario esté presente en la humanidad, los corazones que Me viven no temblarán.
Yo Soy esa Fuente que todo lo renueva cada vez que comulgan Conmigo en amor y gratitud. Es este amor y gratitud de todas las almas que Me siguen, de las naciones de América y del mundo, lo que Me ha permitido llegar aquí, a México.
Es a través de Mis servidores de la paz, de cada grupo orante, de cada alma servidora, que Me permite llegar aquí, porque eso genera, no solamente para México sino también para el mundo, una expiación inexplicable, que hoy se derrama sobre este lugar.
Ustedes Me llamaron una vez y hoy Yo estoy aquí entre ustedes para darles Mi Paz, Mi Consuelo y Mi Gracia, algo que se vive profundamente en el espíritu de cada ser.
Vengo a darles el descanso, la pacificación de la consciencia y la elevación del espíritu hacia el Gran Portal de Dios, a través de Mi Corazón Vivo.
Quiero que sientan en esta hora la oportunidad de amarme así como Yo los amo, más allá de la imperfección y del error.
Vean a vuestro alrededor en los ojos de sus hermanos el brillo de Mi Espíritu, por las almas que se redimieron por solo decirme "sí". Y es así que aquí Yo estoy para bendecirlos.
Recemos al Padre para que México no pierda la paz y no sea conquistado por las ideas de los hombres tenebrosos.
Es así que primero viene Mi Divina Misericordia para impedir el caos y establecer la paz en todos los corazones que se abren para recibir Mi Luz y Mi Amor. Esto impedirá el desajuste del planeta.
Los invito a vivir los cambios en pacificación. Confíen en lo que les decimos y nunca se desviarán de Mi camino.
Los invito a sentir las cosas en el amor, porque así estarán en la Verdad y sus corazones también serán vivos, vivos en la Fuente de Dios por medio de Su Gloria. Y Su Gloria estará en ustedes y en sus hermanos y Mi Reino cada vez más se aproximará para que Yo pueda retornar pronto y poner fin a muchas cosas.
Quiero que sean felices por estar Conmigo y que ofrezcan cada pequeño sacrificio por la humanidad, para que muchos más que ustedes sean beneficiados por Mi última expiación, que preparará a una parte de la humanidad para Mi segunda venida, cumpliendo así las profecías de Juan.
Sabemos que ese momento se acerca inesperadamente. No se olviden de estar en vigilia. Aléjense de la distracción y no perderán la sabiduría. Los tiempos exigen concentración y vigilancia, para que todos puedan estar resguardados en Mi Espíritu, y a pesar de lo que suceda, sepan qué hacer y dónde estar.
Cuando todo suceda no tengan miedo ni piensen en lo que sucederá. Vivan en Mí y podrán estar en el eterno presente y así actuarán según la Voluntad de Dios, que es simple y amorosa.
Ahora quiero ver en sus rostros una sonrisa por volver a encontrarme y persistir; porque en la persistencia encuentra el triunfo el Plan del Amor en cada una de las almas.
Celebremos esta Comunión en unión a todos los hermanos del planeta, a todos los orantes y espejos que reflejan el Amor de Mi Corazón al mundo.
Sonrían, sonrían a Dios. Él también debe ser consolado por Sus hijos, así Él les derramará la Fuente de Su Providencia y de toda Su Gracia, y muchas almas más serán tocadas por este impulso de Luz.
Ahora adoren Mi Corazón cantándome “Vine a adorarte”.
Y como hace dos mil años, vuelvo a repetir:
Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán Misericordia.
Bienaventurados los mansos de corazón, porque heredarán la tierra prometida.
Bienaventurados los humildes de corazón, porque siempre encontrarán la paz.
Bienaventurados los simples de espíritu, porque siempre verán a Dios.
Bienaventurados los que Me viven, porque siempre Me encontrarán.
Bienaventurados los que Me adoran en el Santísimo Sacramento,
porque los esperaré en el Reino de Dios para llevarlos Conmigo a la Eternidad.
Les agradezco por haberme recibido, por haberme escuchado y por haberme sentido por tan solo un minuto, por haberme alabado, por haberme honrado, porque todo no llegará para Mí sino para el Creador, que es quien los ama desde el principio hasta el fin. Desde lo más pequeño de ustedes hasta lo más grande, Él lo ama todo, porque en Su Amor está la paz y su bendición.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Que la paz esté en ustedes y sean la paz para el mundo.
Sigan cantando.
Padre Nuestro...
Vean cuántos ejércitos Me siguen y muchos no lo saben.
Esta es la verdadera presencia de Mi Reino en la Tierra; Reino que está unido a cada corazón orante. Y ese Reino se expande por el mundo en su universo invisible para revelarse a los simples de corazón.
Este es el Reino que Yo prometo para todos, el cual prometí una vez cuando estuve entre ustedes en Mi amada Tierra Santa, revelándoles el poder de Mi Evangelio, la Sagrada Palabra de Dios, que viene a redimirlos de tiempo en tiempo.
Hoy estoy con inmensa alegría en Costa Rica, porque los corazones Me escuchan, no por su cantidad sino por su espíritu, su espíritu simple que se une al Mío y trae así al Reino de Dios para un lugar tan necesitado de la presencia de la Santísima Trinidad.
Busquen a Dios en todo lo que existe, en todo lo que Él ha creado a través de la Naturaleza. Allí Yo también Me encuentro en silencio y en lo alto de los volcanes, contemplando a toda la población planetaria, esperando por su despertar, por su gran y último paso al camino de la Luz y del Perdón.
Vean entonces, compañeros, que Yo estoy en todos los lugares. He venido aquí para darles Mi Fuerza interior y Mi Amor, para resucitar a Centroamérica en su propósito y su misión espiritual con el fin de cumplir el Plan de Paz de Dios.
Únanse cada vez más y cumplirán este propósito que hoy les pido. Háganlo por todos sus hermanos, sus hermanos de todas las naciones de Centroamérica, que tanto necesitan de Mi Divina Misericordia para poder continuar adelante en este tiempo final que se aproxima.
La fuerza de su oración ha llegado más allá de Centroamérica, abrazó gran parte del planeta y muchas esencias condenadas se vieron beneficiadas. Y esto fue posible, compañeros, por su unidad con la Unidad de Dios, del Hijo y del Espíritu Santo, con cada uno de sus hermanos de las naciones que abrazaron fervorosamente el fuego de esta oración, cumpliendo así la tarea en este día.
Gran parte de Mis ejércitos está formado por los ángeles del Cielo, ángeles que los acompañan de tiempo en tiempo, de ciclo en ciclo para hacer madurar su evolución y su gran momento de despertar.
Quiero que tengan presente estas palabras, porque sus ángeles de la Guarda los esperan para mostrarles el camino hacia la Verdad, para fortalecer sus espíritus y para que encuentren la paz que debe ser irradiada a todo el planeta.
Hoy vengo aquí con la Gracia de Dios y de Su Santo Espíritu. Por medio de Mi Divina Misericordia traigo para todos la expiación, la santa absolución de cada una de sus vidas en este momento crucial del planeta, en donde muchas consciencias, muchísimas almas necesitan del perdón y de la liberación.
A través de este ejercicio espiritual, compañeros, y después de cuarenta encuentros consecutivos, ya están en otro punto de su despertar. Y a medida que fueron avanzando esos encuentros, muchas almas más fueron despertando a Mi llamado.
Eso significa que aún hay mucho por hacer, mucho por sacrificarse, sobre todo por entregar a Dios, cada uno en el grado de su consciencia y de su disponibilidad interior.
Es así que Yo vengo a darles Mi Mensaje de Paz para que lo hagan llegar a sus hermanos de camino, a sus familiares, a todo el pueblo, el pueblo de Dios, que debe retornar al camino de la esperanza y al camino del perdón, que muchos aún están buscando y no lo encuentran.
Por eso hoy, también de Brazos abiertos, como el Redentor les muestro Mi Sagrado Corazón, Mi Eterno Espíritu, para que lo abracen fuerte, interiormente, lo adopten en sus vidas como la única Llama, como el verdadero camino, como la esperanza para sus vidas y no otros espíritus.
Esos espíritus también deberán redimirse. Libérenlos, déjenlos de lado y sigan Mi Camino, porque Yo los confortaré y los liberaré de todo mal, sin dejar atrás a ningún discípulo Mío, especialmente a aquellos que deben retornar a Mi Camino y que por un largo tiempo se olvidaron de Mí.
Vengo a recuperar en Centroamérica a Mis viejos amigos, aquellos que se comprometieron Conmigo a vivirme, a adorarme, a honrarme, a amarme, a buscarme por encima de todas las cosas, y, especialmente, a servirme en este tiempo final en esta Obra de Redención y de transformación de la consciencia.
Es así que Yo les abro las puertas para que vuelvan a ver la Luz, la Luz invisible de Dios que proviene de Su Espíritu, de lo más íntimo de su Corazón Sagrado. Les trae Su Misericordia a través de Su Hijo Amado, para que se puedan liberar y caminar libres en la Redención.
Hoy, lanzo las redes de Luz para que muchas más almas puedan retornar a Mi Corazón.
Hoy, vengo como el Pescador de Hombres, una vez más, buscando a los que están perdidos, a los que no encuentran el camino, a los que hasta ahora no han visto la salida ante tanta oscuridad.
Y Yo los bendigo, compañeros. Los impulso a seguirme en la fe y en el amor, confirmando en sus vidas que si Yo estoy en ustedes, ustedes estarán en Mí y todo siempre estará bien y a nada deberán temer, porque estarán Conmigo y Yo estaré con ustedes en vigilia y oración.
Vengo a retirar del sueño a muchas consciencias. Pero eso lo verán de tiempo en tiempo, porque esas almas deben aprender a conocerme, deben aprender a encontrar el camino a través de la semilla de Luz que hoy vuelvo a sembrar en sus corazones, para que alcancen la paz de vivir en Dios y en Su Divino Reino.
No pierdan de vista estos momentos.
Y vuelvo a decirles, compañeros: sientan la fuerza de Mi liberación sustentada por todo el Universo, por sus Leyes Divinas que vienen a intentar reformar sus vidas en espíritus consagrados a Dios y a Su Santo Propósito.
También les traigo Mi alegría, por la alegría que Me han transmitido en este día; la sana alegría del corazón que cura y redime a las almas y a gran parte del planeta, porque la alegría es la flor del Amor, y el Amor los llevará a la Unidad con Dios, con toda Su Consciencia.
Comprendan este misterio de una forma simple. La alegría los llevará a la paz y la paz podrá estar en todos, especialmente en los que más la necesitan.
Guarden la paz como un gran tesoro para estos tiempos. Que nada los inquiete ni los incomode.
Ofrezcan cada desafío como una oportunidad de humillación y de redención, sin perder nada y ni buscar nada a cambio.
Y ahora les muestro las llagas de Mis Manos, cómo por milímetros ellas se cicatrizan al sentir el amor de todos Mis compañeros, de los que buscan la trascendencia, la perseverancia, la fe inquebrantable, la devoción, la paz, la vivencia de Mi Divina Misericordia.
Vean cómo la luz de sus oraciones cicatriza Mis Llagas trayendo el alivio a Mi Corazón al ver los horrores del mundo y los pecados de la humanidad.
Adoren este momento, contemplen Mi Corazón y vívanlo en este último momento, en donde Mi Gracia todo lo permite y Mi Misericordia todo lo impulsa, para que estén en el Reino de Dios.
Cada vez que vivan una prueba o enfrenten una dificultad o enfermedad, recuerden este momento en donde Mis Llagas son cicatrizadas por la luz de sus oraciones y a través de este ejemplo, de este símbolo de santidad, fortalézcanse y no se permitan caer, porque Mi ofrenda siempre será levantarlos del suelo para que Me vivan, para que Me miren a los Ojos sin vergüenza, sin temor, no importando lo que suceda, contemplando el Amor que Mi mirar expresa por todas las almas.
Y así, con Mis ángeles, santos y bienaventurados que hoy ayudan a Costa Rica y Centroamérica, entramos en comunión, en unión de espíritus, de esencias y de almas, con el único y poderoso Dios que les da la vida eterna.
Vengo a consagrar especialmente todo lo que Me han traído al altar, porque he visto en este día los corazones sinceros, orando por la justa causa que Yo les he transmitido en el mensaje para esta Maratón.
Comprendan Mis Palabras con simplicidad y así las podrán vivir, una a una.
Los objetos sagrados son símbolo de redención para las almas y motivo para encender el espíritu en profunda devoción.
Es así que hoy también los sacramentaré a cada uno de ustedes, a través del oficio sagrado del sacerdocio, por medio de los Sacramentos que Yo instituí en el pasado, como el legado interior para las almas y para todas las consciencias que se quieran unir a Mí en los Dones del Espíritu Santo.
Hoy veo que están viviendo el Don del Temor de Dios. Para Mí eso es increíble, sobre todo en este tiempo en donde la humanidad está muy distraída; eso no Me hace bajar los brazos, porque si cargué la Cruz por ustedes, ustedes Conmigo y Yo con ustedes podremos cargar la cruz de este planeta para alcanzar la Redención.
Ofrézcanse a vivir este sacrificio por el triunfo de los Tres Sagrados Corazones en toda América y el mundo.
Adonai, Misericordia, Misericordia, Misericordia
Redención, Redención, Redención para este planeta. Amén. (x 6 veces)
Y antes de consagrar todos los elementos, quiero que se tomen de las manos para implorar Conmigo a Dios.
Sintiendo sus corazones sinceros, nos unimos en la paz y trabajamos por la paz para los lugares que más la necesitan, en donde el caos reina y hace temblar más corazones.
Adonai, Padre-Madre Creador, única existencia entre todo lo creado,
Espíritu Omnipresente y Omnipotente, vivencia de lo Sagrado y de lo Eterno,
desciende con toda Tu Luz Universal y que Tus ángeles abran las puertas
para que desciendan los Padres de la Creación.
Que los doce arcángeles ayuden en la Redención de las consciencias,
en la Liberación de los pecadores.
No te olvides, Santo Padre, de ninguna esencia creada.
Somos semejantes a Tu Faz. Fuimos creados a Tu Imagen.
Estamos fecundados por Tu Divino Espíritu.
Cierra los infiernos que se han abierto y redime
a aquel que se ha caído y que ha creado todo el mal.
Disipa las dudas de todas las mentes.
Que el poder de Tu Amor penetre en lo íntimo de los espíritus,
para que así se establezca el Poder de Tu Unidad y
de Tu infinito Amor, por los siglos que vendrán. Amén.
Lleven las manos al corazón y ahora canten al corazón sincero, porque es este corazón que Me acompañará hasta los últimos días de la Tierra y verá en el horizonte la aproximación de Mi Reino y de Mi Gloria estableciendo los mil años de paz.
Les agradezco por acompañarme en este día en cada rincón de este planeta.
Sigamos orando, proclamando el corazón sincero. Es ese corazón que los unirá a todos, los liberará de la indiferencia.
Que así sea.
En nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Hoy no vengo del desierto, pero sí de un lugar del Universo, para contemplar a Mis guerreros, a aquellos que dicen vivir en Mi Divina Misericordia.
Finalmente llegué aquí y a esta parte del planeta, para extirpar del seno de esta Humanidad y de algunas almas lo que hace corroer la vida espiritual.
Ante la potestad del infierno, sus corazones no deben temer. Si Mi Gobierno está presente y vivo en sus corazones, el Plan de Mi Padre triunfará.
Podrá temblar la tierra, abrirse los abismos, emerger las bestias, pero los ángeles del Señor, aquellos que sirven a todas las almas, vendrán a su auxilio para desterrar todo lo que genera la impureza en la humanidad. Traerán del Universo y de los Universos Celestiales, los Dones y las Gracias de Dios para que las almas se conviertan y participen de este Plan definitivo que comienza a pulsar en Mis nuevos apóstoles.
Cuando Yo estoy presente, compañeros, no hay mal que se pueda resistir.
Recuerden que Yo sufrí por ustedes, padecí por ustedes, entregué Mi Vida por ustedes, derramé Mi Sangre por ustedes, para generar a través de los tiempos la Liberación.
A través de los Méritos de Mi Divina Misericordia crean que es posible trascender los abismos de la Tierra, y a través de Mi Presencia Sagrada, por medio de Mi Insondable Corazón de Luz; cerrar las puertas al mal para que las almas resuciten espiritualmente, se liberen de sus ataduras, de las cadenas de la involución, para que pueda emerger la verdadera alma, aquella esencia divina creada por Dios que vino a cumplir una parte del gran Propósito Universal.
Hoy vine aquí con Mi gran Consciencia de Luz.
Después de mucho tiempo, aproximo todo Mi Ser hacia ustedes, para que sus cuerpos no tiemblen, pero sí, sus corazones se puedan calentar en Mi Divino Espíritu.
Todos los ángeles que forman parte Mis legiones de Luz, se congregan cuando estoy presente para transmitirles el mensaje de salvación y redención.
Cuando el Rey del Universo está presente, las puertas al Reino de Dios están abiertas y todas las Jerarquías Celestes se reúnen como una única Hermandad, para impulsar a los autoconvocados a vivir el fin de los tiempos con un espíritu de valentía y de coraje, con el espíritu del verdadero guerrero que no batalla con la espada para lastimar, sino trabaja con su corazón para irradiar Mi Amor al mundo.
El Amor de Dios que puede vivir en ustedes todo el tiempo los hará invencibles, soportarán las corrientes contrarias que vendrán hacia Mis apóstoles para prepararlos para el gran momento final, donde el gran ángel caído vivirá su juicio ante la Presencia del Hijo de Dios, del Supremo Padre, del Espíritu Santo, del Arcángel Gabriel y de la Santísima Madre del Mundo.
Cada vez que el tiempo pasa, que el final de los tiempos se aproxima y la hora del juicio se acerca, los demonios más impuros se estremecen, al ver resplandecer la Luz de Cristo en todos los hijos de Dios que se definen a dar los pasos en Mi Santo Nombre glorioso, para derrotar las corrientes del mal y hacer concretar el Plan de Dios en la superficie del planeta.
En cada mes, cuando Yo me aproximo a ustedes, sus corazones deben estar más conscientes, sus mentes deben estar unidas a la Mía, para que nada, ni nadie, los pueda separar de Mí.
Yo les ofrezco Mi Corazón poderoso que es el emblema de la verdadera espada de Luz que flamea en el Universo para instituir en toda la Creación, el Amor y la Unidad que nunca separará a las criaturas de Dios, a pesar de cualquier corriente contraria que venga a lastimarlos o a incomodarlos. Sepan, queridos compañeros, que las puertas del Armagedón ya están abiertas.
Trabajen todos los días, no solo para elevar sus consciencias sino también para redimir cada aspecto de sus seres y ayudar a sus semejantes para que abandonen las cadenas del mal, se rediman, se trasciendan, alcancen el amor y hagan triunfar Mi Corazón en cada ser de este mundo.
Sean Mis apóstoles del fin de los tiempos, sean ese único espíritu que trabaja por el Plan de Dios en nombre del Hijo Primogénito y de la Santísima Madre Celestial.
No se cansen de trabajar por esta Obra de Dios que desciende sobre la Aurora, y sobre cada corazón humano para que sea participe del venidero Reino de Dios, después de la transición de la tierra.
Crucen el umbral de esta transición sin miedo, a pesar de que los embates sean fuertes, y las batallas cansadoras.
Crean, queridos compañeros, que Mi Corazón Misericordioso y Luminoso los encandilará, será el farol para el mundo, será la llama encendida que alumbrará los caminos de cada uno de ustedes durante los tiempos de la gran tiniebla.
Y a pesar de que en la superficie del planeta las fuerzas del mal tengan posesión de muchos corazones, Yo tengo muchos, muchas criaturas, que son servidoras Mías, incansables, que están a Mi lado, siguiendo Mis Pasos en nombre del sacrificio y de la humildad, en nombre de la reparación por todos los ultrajes cometidos.
En todos ellos está Mi Templanza, esta Mi Fuego, está Mi Luz, está Mi incansable Amor que puede irradiarse al mundo a través de los espíritus que dicen " sí" a la Voz del Gran Maestro.
Mientras les hablo, compañeros, Mi Voz exorciza todas las cosas, cierra todas las puertas inciertas, y trae el Reino de Dios a la superficie de un planeta enfermo, para que los corazones se puedan coligar todos los días con el Propósito de Dios, que está escrito en sus almas desde el principio de la creación hasta el fin de los tiempos.
Ustedes, junto a Mi, forman parte de una nueva historia que se escribe en el Corazón del Padre, una historia redentora, una historia de paz y de amor que vuelve a conocerse por cada uno de Mis apóstoles.
No intenten modificar los tiempos; todo pasará, mas Mis Palabras permanecerán.
Cuando Yo ya no esté aquí, entregándoles el impulso de Mi Corazón, deberán vivir en sus vidas todos los impulsos que Yo he derramado, a través de los últimos tiempos, en cada maratón de oración, en cada encuentro mensual Conmigo.
El alma que ha sido provechosa de todas las Gracias derramadas desde Mi purísimo Corazón, desde Mi manso Espíritu, estará al resguardo durante el tiempo final y tendrá el escudo, la espada y el casco para prepararse para la batalla.
Así Yo formo a los ejércitos, ejércitos de la humildad, libres de la soberbia, de toda arrogancia; espíritus en libertad que saben encontrar la paz cuando el caos está presente en el mundo.
No se olviden, compañeros, de las Leyes Universales, las cuales encomiendo que estudien para que nada los sorprenda ante de tiempo, y así sepan preparar a sus semejantes, cuando todo se desate en el mundo.
El gran y último nudo de la consciencia resistente de la humanidad será desatado por vuestro Rey. Y cuando eso suceda, todo se desarrollará, así como fue escrito, por Mi amado apóstol Juan.
Vivan el Apocalipsis en consciencia, develen los misterios a través de las señales que vienen por medio de los Mensajeros Divinos.
Vean a su alrededor cada movimiento del planeta y no sean indiferentes, porque si son indiferentes, estarán aislados de la Verdad y no tendrán conocimiento para poder discernir en las cosas.
Vivan la Sabiduría que es derramada por medio de los instructores que Mi Padre les ha encomendado. Sepan reconocer en humildad, el Amor qué existe en ellos.
Y sepárense de las apariencias, vivan una sola hermandad, porque esa hermandad, compañeros, construirá el verdadero castillo que soportará toda la batalla.
Mas si están firmes en el Amor y en la Unidad, no habrá nada que lo derrote, que lo tire abajo, porque sus corazones estarán en la Luz, en la Unidad, en la Misericordia de Dios, códigos que el mal no conoce en estos tiempos y que nunca ha conocido.
Vivan la dualidad, no como un conflicto, sean inteligentes y sepan soportar las corrientes que vienen del Universo.
Nuestras manos están extendidas, no solo para retirarlos del desierto, sino para apartarlos del abismo que se abre sobre la superficie de este mundo, tragándose a muchas almas inocentes.
Sean misericordiosos. En los pequeños detalles de la vida imiten Nuestros Corazones, que ya son sagrados para ustedes, y que vienen a su encuentro para traerles la Luz de Dios, la Esperanza.
Ahora vean, compañeros, con sus consciencias de luz.
Sientan, con sus corazones, como todo se ha pacificado. Porque donde está el Amor de Dios, no existe nada opuesto, solo existe la Verdad, que compenetra los corazones para que vivifiquen, en espíritu, la Presencia del Padre Sublime.
Sientan cómo los ángeles ayudan a restaurar todas las cosas trayendo la Gracia de Dios para los corazones que se abren a recibirla profundamente en sus esencias.
Por último, les pido, carguen con su cruz, no como un castigo, ni tampoco como un martirio. Carguen su cruz por todas las almas del mundo, por los horrores que viven los Reinos de la Naturaleza y nadie, ni siquiera la mayoría, se acuerda de ellos.
Amen como nunca han amado, y sus corazones se redimirán.
Confíen. Porque si aman, Dios estará presente en sus vidas.
Mis Palabras traen el poder de lo nuevo, la renovación, porque Yo renuevo todas las cosas.
Vengo a anunciar para todos que los necesito para llevar Mi Obra adelante. Y mientras se purifican, Yo los ayudaré a poder ver la meta en su universo interior.
Hoy celebro una cena reparadora con todos. Derramo Mi Gracia sobre el mundo para traer la Paz.
Me han preparado un pan especial, el cual Yo gusto mucho, porque es el pan que simbolizó hace dos mil años la presencia de Mi Cuerpo, en materia divina, para todas las almas del mundo. Siempre que hagan un pan así, sepan que recordarán la presencia del Hijo en la Última Cena y su transfiguración en Luz y en Amor.
Ofreceremos estos dones por todas las almas caídas, por los que han abandonado Mi camino, en estos últimos tiempos, porque volveré a encontrarlos y les diré: “¿Qué has hecho con los talentos que te di?”
Las perlas preciosas que Yo entrego no pueden desecharse. Por eso Yo los transformo rápidamente y los ingreso al circuito de la purificación para que no pierdan los tesoros que Yo he depositado, en confianza, en ustedes.
Por eso, los que hoy están alrededor de esta Obra, no son los mismos que estuvieron ayer, les enseño a trabajar en la humildad, pero no en la indiferencia de estar descansados, sin hacer nada por el Plan.
Yo los invito a reconocer una vida anónima, un vacío profundo, para que emerja el silencio que siempre les revelará lo sagrado.
No existen primeros, ni segundos, para Mí. Todos están en las filas del ejército del Redentor.
Los invito a aprovechar las oportunidades que les doy en las últimas filas, pues en ellos está la mayor responsabilidad de animar a los que llegan para que trasciendan sus vidas y cumplan con el Propósito que Dios pensó.
Celebremos esta Cena por los apóstoles que están llegando a Mi mesa y por los que llegarán para demostrarles a los que son mas viejos en este apostolado del amor, que la humildad siempre los mantendrá unidos a Dios.
Y harán como Yo hice con Mis apóstoles: lavarán los pies de los que son más jóvenes, para que ellos tengan la mayor oportunidad de amar.
Sean humildes como Yo les enseñé, no quieran nada para sí, sino todo para los otros. Esa es un alma que vive en la felicidad celestial.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
A pedido de Cristo vamos a cantar "Guerreros de la Misericordia".
Misericordia, Océano de Piedad...
Queridos compañeros, les dejo Mi Cuerpo y Mi Sangre como testimonio de Mi Fe por ustedes, para que el Propósito de Dios se cumpla en cada corazón que es congregado por Mi Espíritu para vivir la Sagrada Palabra y el divino ejemplo de la cristificación.
Les agradezco por soportar Conmigo las corrientes poderosas que vienen a liberar a la humanidad.
Sepan que Mi Corazón se ofrece como refugio para cada alma que aspire a estar en él.
Nos veremos, compañeros, en la próxima Maratón de la Misericordia, en donde iré a visitar a Mis más queridos apóstoles, aquellos que apoyan incondicionalmente Mi Obra.
Vean en ese sentido, que los planes que Yo tengo para todos son fuente de Gracias para las almas, una oportunidad que no se puede perder.
Sean conscientes de eso y apoyen Mis santas decisiones, porque así no se engañarán.
Los bendigo, en el nombre de la Luz de Dios, bajo el poder del Padre,del Hijo y del Espíritu Santo.
Sean paz para este planeta y nunca se cansen de serlo.
Mientras me elevo, que canten mis guerreros de la Misericordia, pues la fuerza del guerrero está en el Amor.
Guerreros de la Misericordia...
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Hermanos vamos a agradecer a Cristo la oportunidad de que Él descristalice nuestras consciencias en representación de todas las consciencias del Planeta que viven esa ilusión de estos tiempos, que no conocen el Amor de Dios y que no están despiertos a su verdadera tarea.
Vamos agradecer porque Cristo, como un Gobernante mayor, venga a traernos esas corrientes para que las podamos conocer y distinguir y no tenerles miedo, sino abrir nuestro corazón y nuestro espíritu para poder acompañar esta Obra del fin de los tiempos a la cual todos estamos siendo convocados, como lo dijo hoy.
Hoy, Él vino con todo su Gobierno Celestial, por decirlo de alguna forma.
Cuando apareció, tenía un báculo en su mano izquierda, que lo hizo golpear en el suelo y una expansión de Luz solar abrazó, en cuestión de segundos, a todo el planeta, lo que se llevó, liberó, expulsó, muchas maldades.
Él mostró ese acto, ese ejercicio, no para que nosotros conozcamos Su Poder, porque mientras hacía ese ejercicio, al mismo tiempo revelaba Su Corazón manso y humilde.
Sentimos que Cristo vino a enseñarnos a vivir la determinación, a poner fin a una etapa y comenzar un nuevo ciclo, acompañados por Su Presencia.
Así somos invitados, como Él nos dijo hoy, a seguir sus santas decisiones.
Yo Soy ese Corazón que vive por ustedes y en ustedes, cuando Me lo permiten.
Soy ese Corazón que nunca fracasa y que renueva todas las cosas, de tiempo en tiempo, así como Mi Dios lo necesita, para este mundo y el Universo.
Soy ese insondable Corazón que derrama las Gracias en aquellos que más las necesitan y sobre todo en aquellos que se perdieron de Mi Camino de Redención.
Soy ese amoroso Corazón que los congrega y los une al Padre, por medio de este encuentro y en cada oración diaria que es pronunciada por sus corazones.
Así, Yo formo a los apóstoles en el profundo silencio de Mi Espíritu y entrego Mis designios para cada uno, para que los puedan cumplir como están previstos en el Universo.
Hoy, Yo vengo desde un lugar muy lejano de este Universo, lo que ustedes conocen como el Centro del Universo, lo que rige a esta galaxia a nivel espiritual e inmaterial.
Vengo a pronunciar al mundo Mi Gobierno, que es el Gobierno de Dios, que gobierna los mundos, las estrellas y las esferas celestes, en todos los planos.
Vengo con aquellos que hoy viven Conmigo la potestad de Dios, los seres iluminados y resplandecientes que vivifican a Dios eternamente y en alabanza.
Con ese principio, Yo los congrego a todos en Mi Corazón Sacratísimo y vuelvo a encender en sus vidas el propósito que vinieron a cumplir en esta vida y en este planeta, algo que es imborrable en la Consciencia de Dios; porque Él pensó desde el primer momento en cada uno de ustedes, para que se unieran a Él, a través de los tiempos y de las experiencias.
El mal no conoce esto, porque no conoce el amor y le tiene miedo al amor. Cuando el amor está presente entre ustedes y entre las consciencias, todo es invencible porque está Dios.
Así como Yo estoy aquí con ustedes, en omnipresencia y en espíritu, así está Mi Padre con ustedes, a través de Mi Corazón de Luz. Es algo que nunca pueden olvidar, a pesar de lo que suceda en sus vidas y en la humanidad.
Cuando las grandes estructuras de la humanidad comiencen a moverse, nadie podrá sofocarse ni perturbarse. Será el momento en que sus fortalezas estén bien firmes, para que Yo pueda seguir derramando Mis Gracias en aquellos que la merecen en plenitud y en verdad.
Por eso, Yo Soy ese Corazón confiante que se dona a ustedes todo el tiempo, que no mira sus pecados ni sus deudas, sino su filiación con Dios, algo esencial que nunca podrán perder, por nada.
Cuando las almas abren las puertas al mal, se comprometen con la involución y las vidas de esas almas retroceden gradualmente. Así como un ave vuela a la altura de las montañas, el alma cae gradualmente en los abismos.
Y así, junto a Mi Madre y San José, Yo vengo a socorrer a los que deben corresponder al llamado y están perdidos. Pero no podrá ser eso por mucho tiempo, compañeros, porque muchos ejércitos despertarán en los tiempos de emergencia que ya están viviendo. Abran sus ojos y vean lo que sucede en el mundo, día a día.
Sentimos que, para la humanidad, no es suficiente el caos y se aferra al sufrimiento a través de sus decisiones que influyen en las naciones y en los pueblos y atraen la acción furiosa de la Ley de la Naturaleza sobre la humanidad.
Mientras el mundo siga sacrificando a los animales, el mundo sufrirá. Y aquellos que imploren de corazón por Mi Divina Misericordia, así como hoy lo hicieron ustedes, muchas cosas evitarán. Pero no podré evitar, compañeros, lo que la humanidad debe aprender.
Decídanse a ser Mis columnas de luz en este planeta, para que Yo pueda depositar Mis Códigos y reunir a los autoconvocados en el Cenáculo de Mi Corazón.
Será de esa forma, compañeros, que Yo iré llevándolos a vivir el Juicio Universal; les mostraré cómo él está sucediendo en esta humanidad, rápidamente.
Dentro y fuera de los seres se vive el Juicio Universal.
Pero no deben temer a la Justicia de Dios, porque Dios es el Amor vivo y eterno. Son el mundo y la acción de la humanidad que traen la Justicia de Dios. Dios nunca los castigará. Él los corregirá para que puedan caminar en la luz, verdaderamente.
Aquel que se decide, en este último tiempo, a vivir en Mi Corazón Sagrado no perecerá. Pero vivir en Mi Corazón requiere un compromiso y una fidelidad para con Dios. Un acto de consagración que pueden vivir Conmigo, de formas diferentes. Pero esa consagración no puede quebrarse, no puede romperse por nada. Será esa consagración que los protegerá y estarán unidos a Mí cuando Yo ya no esté aquí con ustedes, compañeros.
El mundo, día a día, toma decisiones contrarias a la Leyes de Dios y atrae la deuda impagable que genera la humanidad. Yo necesito que coloquen su consciencia en la consciencia del planeta, que es la casa que Dios escogió para ustedes desde el principio de la Tierra, desde el origen del proyecto del Génesis.
La humanidad siempre se ha desviado del Camino de Dios, a través de los tiempos. Por eso la intercesión divina de Mi Madre ha sido incalculable. Su bondad y amor para con Sus hijos la han hecho persistir, a pesar del sufrimiento generado a los Sagrados Corazones y al Corazón bondadoso de Dios.
El mundo no coloca atención a las heridas que ocasiona al Universo y, sobretodo, al Universo Material: al planeta, a los continentes y a los mares; a la vida animal, vegetal y mineral. ¿Cómo podrían estar presentes, compañeros, en este planeta, si no existieran los Reinos Menores, que les dan el equilibrio y la vida para poder evolucionar?
Si en los otros mundos de este Universo existe la vida, ¿cómo los Reinos no podrían estar aquí? Son imprescindibles para ustedes, para que puedan aprender a sentir a Dios y a vivificarlo por medio de la Creación expresada en este planeta.
Aún las transgresiones son muy graves y la balanza de esta humanidad está en desequilibrio.
Mientras pueda, compañeros, vendré a llamar a los que no Me escuchan aún y ustedes tendrán ese compromiso Conmigo, de darme a conocer a las almas perdidas en los abismos de la superficie de la Tierra.
Mi Madre los amparará en esta tarea.
No necesito que atraigan multitudes, sino corazones verdaderos que quieran vivirme.
Y hoy presento ante ustedes Mi Sagrado Corazón nuevamente, para que vean cuánto amor él tiene por cada uno de ustedes y por los que no Me escuchan.
Mi Pecho explota por no poder derramar tanto amor; el amor que cura, que sana y que vivifica a los corazones en Dios.
Al menos, compañeros, contemplen diariamente un Rayo de Mi Corazón y así, Me agradarán por aquellos que Me niegan.
La negación no es solo en las almas que están en este mundo, sino a veces también en aquellas que están consagradas y que no creen en lo que Yo les digo; pero lo que Yo estoy escribiendo aquí, se cumplirá.
En este lugar perdido del mundo, del Uruguay, quedará la señal de Mi Presencia, evidente para todos.
Cuando pasen los años recordarán y sabrán todo lo que Yo hice aquí, con ustedes. Porque en esos años que vendrán y que llegarán, las cosas estarán más difíciles en el mundo, y deberán recordar Mis Palabras como tesoros de luz, como llaves que abren las puertas a los Cielos, para que puedan socorrer a las almas que caerán aún más en el pecado y en la tentación.
Hoy, vengo a implorar al mundo que tenga piedad y que no se olvide de Dios, porque Él está muy ofendido y Sus lágrimas ya son grandes ríos en el Universo.
Emmanuel implora a Sus hijos por despertar, por consciencia y prontitud. Su Proyecto está en juego por las decisiones de los hombres, de las naciones y de los continentes.
El pueblo de Dios no puede perderse en el desierto, como fue en el pasado; debe encontrar la Tierra prometida que vive en Mi Sagrado Corazón.
Recuerden, compañeros, que Yo Soy la Verdad y la Verdad les traigo para que no estén engañados en este tiempo.
Recuerden que Yo Soy el camino que nunca se cierra y que abre las puertas para que todos puedan entrar, aun cuando Me olvidan muchas veces, sin percibirlo, y se alejan de Mí.
Recuerden compañeros, que Yo Soy la Vida, la Energía y el Principio que los motiva a la renovación y a la unión con todo el Universo, que los acoge en su Misericordia.
Si ustedes, por un momento, desde el Universo vieran a este planeta, llorarían; no por lo que ven, sino por la ignorancia del mundo y por la ceguera de muchos corazones que no aceptan vivir el Amor de Dios, que no lo buscan y que lo rechazan.
Hoy, compañeros, Yo no vengo a evangelizarlos, sino a transmitirles el sentimiento de Dios, desde lo profundo de Su Corazón, desde la Consciencia de Emmanuel, el Padre que los escucha y los ama.
Si a los que Yo he convocado a servirme en este tiempo no se unen, ¿cómo se cumplirá Mi Proyecto? Dejen para atrás sus ideas y sentimientos, sus divisiones e incomprensiones, de los unos para con los otros.
Amen, así como Yo los amo todo el tiempo.
No rechacen lo que Yo les digo y vívanlo con determinación y valentía, así podré enviar a los ángeles para que los ayuden, en el invisible silencio de su santa presencia.
Yo vengo a depositar en cada uno un tesoro incalculable, del que deberán dar cuenta en el tiempo final, compañeros. Porque para que Yo esté aquí, entre ustedes, y los haya llamado, muchas cosas tuvieron que suceder en el Universo.
Aporten al Plan lo que el Plan necesita y no retengan más las cosas.
Todo lo que tienen es de Dios y del Universo.
Al Universo volverán desnudos, sin ninguna posesión, ni ninguna propiedad.
Al final, quien esté despierto comprenderá lo que digo y lo que repito hace 2000 años.
La última oferta que tengo para el mundo es Mi Sagrado Corazón, pero aún no todos han entrado en Él, en confianza y sin miedo.
Yo no les pediré cosas imposibles, conozco sus flaquezas y sus caídas, porque Yo he estado a su lado, caminando en las márgenes de los abismos, para que no pudieran caer.
No conocen el mal. Con el mal no se juega ni se compromete.
Su unión está en el Amor de Dios y en la hermandad que ofrece el Universo todos los días, para que los soles puedan brillar en este último ciclo.
Y a través de Mis Palabras, los coloco sobre Mi Pecho, para que puedan sentir el latir perpetuo de Mi Corazón, que late por cada uno de ustedes.
Fue ese Corazón que sufrió por ustedes en la Pasión y en la Cruz.
Fue ese corazón humano de Jesús el que conoció la condición humana y la ignorancia del mundo, la negación, el rechazo y la omisión de los corazones.
Pero el Amor de Dios era tan grande en Mí, compañeros, que todo Yo lo pude superar, porque confié en el Amor de Mi Padre y no Me aferré a las pruebas que Él Me colocaba.
Un verdadero cristo del nuevo tiempo, se entrega al Universo en confianza y cree, viviendo Su fe.
Sean Cristos de Mi Corazón y no teman serlo.
La persecución no ha terminado y el mundo deberá purificarse; pero en el fin de los tiempos, cuando estén Conmigo, Me conocerán cara a cara, así como una vez Me conocieron en Tierra Santa, lo que los ha traído aquí para servirme.
Sean pescadores de Mi Proyecto y lancen las redes en oración, para que las almas se puedan salvar y sean retiradas de los abismos de su consciencia y entren en la gran barca de Mi Corazón, para vivir la paz.
A través de Mí y de Mi Corazón Mi Padre les habla y en este suelo sagrado deposita Su confianza en los que se autoconvocaron para cumplir con Su Voluntad.
Si Yo vengo del Cielo, también es el Cielo el que los abraza y los eleva, en consciencia y amor, al Corazón del Padre.
Los sellos del Apocalipsis se abrieron y oremos para que en el mundo todo sea más leve y las almas encuentren a Dios y a Mi Sagrado Corazón.
Santísimo Corazón de Cristo
convierte nuestros corazones en llamas sagradas
de Tu Divina Misericordia
para que Tu Faz se funda sobre el gran corazón humano.
Que el venidero descenso de Tu Gloria celestial
redima a todas las consciencias,
en honor y en gloria al Padre Celestial.
Amén. (x3)
Para que los catorce coros celestiales que hoy he congregado aquí derramen sus gracias, pido que escuchen el campanario por catorce veces, en unión y alabanza a cada uno de los catorce coros; en representación del Arcángel Miguel, del Arcángel Gabriel y del Arcángel Rafael. Escuchamos desde el Universo.
En este momento hagan su oferta a Dios, al Altísimo, en el silencio de sus corazones y en unión a los catorce coros.
Mi Dios, yo creo en Ti...
Quisiera que esta oración del Ángel de la Paz fuera repetida al final del Misterio por las Naciones, durante siete veces, para que el Ángel de la Paz también pueda interceder por los ángeles de cada nación y de cada pueblo.
Recuerden responder al llamado de María, pues su Madre también los necesita para realizar la gran Obra de Dios, en estos tiempos.
Los catorce coros celestiales que hoy he traído aquí, a Aurora, para cada uno de los corazones que participa de este encuentro, son los coros que cantan eternamente a Dios, desde antes que ustedes existieran, como esencias.
Piensen entonces, compañeros, por un instante, cómo el canto, la voz y el verbo sagrado es perpetuo en estas consciencias angélicas, desde eones de tiempo.
Son los que construyen los Universos con la voz y los que forman las melodías y armonías, para todas las galaxias.
Son los que atraen las corrientes de Dios para los universos y alimentan el espíritu de la consciencia a través del Amor del Padre, de Emmanuel.
En unión a ellos, compañeros, y al Sagrado Corazón de su Rey, cantaremos el Kodoish melódico, para traer la Gracia de Dios a este planeta, en aquellos que se abren para recibirla, en esta última hora.
Kodoish...
Y ahora, compañeros, entrego para ustedes el bálsamo de Mi Amor y de Mi Compasión por el mundo, por todas las almas consecuentes con Mi Corazón Misericordioso y con Mi Obra Redentora.
En unión a los catorce coros celestiales y a Mi Espíritu Divino de Amor y de Verdad, oremos:
Abbun debashmaia...
(Padre Nuestro en arameo)
Y hoy Me podré ir de aquí con la alegría de que oraron de verdad a Mi Corazón Misericordioso, implorando por este pueblo y por toda esta región del Sur de América, para que triunfen y tengan victoria los Sagrados Corazones de María, de San José y de Jesús.
En el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Y ahora canten al Arcángel Rafael, que es la aurora que amanece en los corazones que despiertan.
Vayan en paz.
Mientras las almas Me viven, sus corazones se encienden en Misericordia y eso es algo verdadero, eso es algo que Yo siempre busco de todos los corazones de la Tierra.
Hoy Me muestro a ustedes en Gloria.
Así como Yo Soy en el Cielo, así Yo Soy ante Mi Padre, quien merece gloria y alabanza.
Hoy vengo de un lugar del Universo muy especial, hacia donde podrán ir, algún día, después de que se cumpla Mi Obra en esta humanidad.
Quisiera que hoy no solo contemplaran Mi Corazón, sino también que lo sintieran aquí, presente entre ustedes, comulgando con la esencia de la unidad y de la hermandad entre todos los espíritus de buena voluntad que, a través de los tiempos, se congregan para escucharme, así como una vez Me escucharon en Tierra Santa.
Por eso, Mi Padre los ha colocado aquí, en esta parte del planeta, para que volvieran a vivificar Mis Principios de instrucción y de transformación.
Hoy sí puedo extender Mi Mano sobre ustedes y posarla sobre sus cabezas, como lo ha pedido Mi Madre en Sus oraciones perpetuas.
Hoy sí puedo decir que el Amor de Dios vence y que todo lo transforma, cuando Él es reconocido de verdad, por las almas que lo claman sinceramente.
Hoy, Mi Gracia se aproxima al mundo oscuro para volver a iluminarlo en Mi Espíritu; en Mi Espíritu de Paz y de Misericordia.
Pero hoy, compañeros, no solo estoy con ustedes sino también con aquellos que abren sus corazones y sus hogares para recibirme en esta comunión espiritual, con el Corazón que los ama permanentemente, sin restricciones ni condiciones; con el Corazón que sufrió por ustedes los martirios de la Pasión y de la Cruz; y que, en el momento culminante, dijo: Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen.
Pero hoy no quiero que piensen quiénes fueron en ese momento, sino que Me vivan en este eterno presente, del cual Yo los hago partícipes, a cada nuevo encuentro.
Hoy, muchos de los que están aquí representan a las naciones del planeta, sus deudas y sus compromisos. Yo necesito, compañeros, que sus corazones sean Mis misioneros de la paz, como lo han sido los que Me han servido en Medio Oriente, en medio de la tribulación y del caos, confiando plenamente en los pasos de Mi Santa Madre, que se regocija en los corazones que aman Mi Corazón y Mi Misericordia.
Hoy, vengo a entregarles lo que necesita el mundo para este último tiempo, que es el Amor de Dios que debe renovar todas las cosas y que debe redimir a los corazones que aún están cerrados a Mi Llamado.
Pero Yo espero, como esperé en el Huerto Getsemaní, en la absoluta soledad del Corazón y de la Consciencia, con la asistencia suprema de los ángeles del Cielo, que consolaron Mi ofrecimiento en la Cruz y en la Pasión.
Ya no los quiero ver dormidos.
Mis Palabras son códigos de vida para todos.
Mi Amor es el bálsamo para sus espíritus, es la consolación para las almas, es la cura profunda para los que se han herido con sus propias acciones.
Pero sepan, compañeros, que aún no puedo retornar en Gloria, porque los corazones que Yo he escogido deben estar preparados para recibirme en ese momento, para poder reconocerme y abrirme las puertas de sus almas, para abrazarme fuertemente y saber quién Soy.
Quisiera que no solo Me pudieran ver, sino que Me reconocieran cuando fuera el momento, ustedes y sus hermanos del mundo, que aún duermen en el sueño de la ilusión, de la realización personal y del poder propio.
Hoy estoy aquí, en Gloria, ante los corazones que Me han dicho “sí” a la redención. Por eso, iré primero a bendecirlos con Mi Espíritu, que es el Espíritu de Dios, que ilumina a todas las formas y exalta los buenos sentimientos de las almas que se reconcilian con Dios todos los días de la vida.
Ustedes Me adoran, Me esperan y Me aman. Yo también los espero, también adoro lo verdadero que son y amo lo que en verdad existe en ustedes, que es lo más bello que Dios creó para este Universo: la Unidad.
Si sus corazones no estuvieran unidos cuando Yo ya no esté aquí, presente entre ustedes, ¿qué harán?
¿Cómo Me esperarán cuando Yo golpee la puerta de sus moradas?
¿Cómo transmitirán Mi Palabra a los que la deben escuchar en esta hora tan aguda?
No tienen por qué perturbarse, eso es cosa de Mi adversario.
Quien acongoja su corazón es porque no Me ama, o aún no sabe cómo vivirme; pero si Yo vengo en Gloria para los que Me corresponden y para los que aún deben despertar en cada parte de esta Tierra, ¿qué tienen que temer, si están en Mi Luz, si creen vivir en Mi Corazón que todo lo puede?
Cuando Yo caí con la Cruz por segunda vez, Mi Madre se acercó, viviendo Mi Dolor, porque era algo compartido bajo el Propósito de Dios, compartir el dolor del mundo y de los pecadores pervertidos.
Ella misma Me elevó, Me levantó del suelo cuando Mi Cuerpo estaba muy cansado; porque era el cansancio de Dios sufriendo en Mi Cuerpo por las almas ingratas, por los pecados del mundo; pero era el amor lo que Me hacía fuerte, no era Mi Voluntad; porque Mi Voluntad estaba en Mi Padre.
Mi Padre estaba en Mi, haciendo Su Voluntad. Es eso lo que ustedes deben vivir, así como Yo lo viví, cada uno en su proporción y en su grado.
En ese momento, en la segunda caída, pensé que iba a morir en el camino del calvario. Y la mirada de Mi Madre fue lo que Me salvó; una mirada de amor, de consolación y de amparo. Allí fue cuando el Arcángel Miguel Me dio fuerzas para erguirme y continuar, y dije en aquel tiempo: Madre, Yo renuevo todas las cosas, porque es Mi Padre el que las renueva en Mí y en Ti.
Deben dejarse renovar por Mi Corazón, que está en oferta para los que quieran recibirlo; porque no habrá para dónde seguir, compañeros, cuando el caos se manifieste; no habrá refugio, casa o persona que los ayude. Mi Corazón es su salvación y su fe eterna.
Así, Yo podré ayudar a Mis hijos cuando esté en sus corazones todo el tiempo, y no solo por algunos momentos.
Necesito que Mi Existencia se expanda en ustedes por más tiempo. Ustedes, compañeros, son depositarios de una gracia inexplicable, de una oportunidad incalculable delante de la deuda del planeta y de la humanidad; por eso, Yo insisto con ustedes hasta alcanzar lo que quiero.
En perpetua Adoración deberemos estar para los tiempos difíciles. Fue así como Yo se lo pedí a Faustina en el Santísimo Cuerpo de Cristo.
En el Sagrario está la Fuerza renovadora para todos los que la busquen.
Los bendeciré e iré con ustedes. Peregrinen a Mi Corazón, y no se cansen de hacerlo; así entenderán muchas cosas en el próximo tiempo.
Ahora, Yo he venido aquí para que todos se sientan purificados, pues Mi Luz se expande como moléculas en todos aquellos que abren sus corazones para recibirla, en gratitud y amor.
Recuesten, en silencio, sus cabezas sobre Mi Pecho, y sientan Mi Corazón Glorificado que consuela y sana todas las heridas, sin importar cual sea, porque para el Hijo de Dios no hay nada imposible.
Si su fe es fuerte, Mi Amor será fuerte en ustedes y se sentirá en los corazones que se aproximen para reconocerme en Mis hermanos.
Esta agua hoy los bendecirá a todos, como símbolo de la renovación de su primer bautismo; y aquellos que no fueron bautizados como Yo, en el río Jordán, recibirán esta primera bendición que los preparará para su primer bautismo, en donde todo mal se disipará, y la Luz de Mi Gloria se establecerá sobre las almas que se regocijarán en Mi Espíritu.
Oremos como el Padre lo enseñó a través de Su Hijo, para que, en Gloria, el Espíritu Santo descienda y santifique esta agua que es la primera señal de la Creación de Dios en este planeta y en todo el Universo, el agua que sacia la sed de las almas.
Alabado sea Dios, glorioso Su Reino. Aleluya, Aleluya, Amén.
Con esta bendición, compañeros, que los Dones de Mi Padre se puedan manifestar en ustedes, a través de la vivencia de los Sacramentos y de la renovación de sus votos con el Proyecto Altísimo de Dios.
Que sus almas se alegren y que nunca dejen de hacerlo, viviendo todos los sacrificios por la humanidad y el planeta, para la redención final del mal.
Mi Corazón hoy triunfó nuevamente en el mundo por su respuesta.
Que Mi Paz se establezca en aquellos que no la tienen.
Que Mi Fe se propague como el aroma sutil del Universo.
Que Mi Amor se expanda como la brisa del viento y que todos sientan la esperanza de vivir en Dios, para siempre.
Yo los bendigo a ustedes y a los que más lo necesitan en este mundo, como lo hice en el Monte de las Bienaventuranzas, elevando Mi Mano derecha hacia Mi Padre, colocando Mi Mano izquierda sobre Mi Corazón, que es el Corazón de Dios, abriendo los Cielos, he invocado al Espíritu Santo.
Así, Yo los bendigo en el nombre Santo de Mi Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
He venido a la orilla, para llamarlos, como a los apóstoles.
Ayer escuché esa canción y quisiera que hoy la hicieran en gratitud a Mi Padre.
Pueden ir en paz.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Cuando estábamos por la mitad del trabajo de oración de la Coronilla de la Divina Misericordia, comencé a ver un lugar desértico, un lugar que era desconocido para mí. Al final de la oración y mientras cantábamos "Cristo, Tú el Amor", vi al Maestro caminando en ese lugar. Él dijo que era Medio Oriente, específicamente Siria, en donde estaba recogiendo espiritualmente a aquellos hermanos que murieron intentando cruzar el desierto, buscando una salida, una alternativa. También lo vi dentro de las barcas de los refugiados, rescatando el alma de cada una de esas consciencias.
Durante todo el tiempo en que Él estuvo aquí transmitiendo Su mensaje mensual Él continuaba realizando esa tarea en ese lugar. Era una tarea invisible y profunda, con cada persona que estaba allí necesitando de ayuda.
Él mostró que la demanda era muy grande, y que Su Consciencia conseguía abarcar hasta cierta proporción. En ese momento, le preguntamos por qué, y Él respondió que era lo que el Padre le permitía, lo que la Ley del Universo le permitía, ya que con lo que sucede en Medio Oriente, el conflicto y los refugiados, hay un gran desequilibrio en las Leyes y Él respeta la Ley. Pero de todas formas el Maestro ayudaba a las consciencias.
En otro momento lo vimos con muchos niños en Sus Brazos. Mostró rostros de niños muy necesitados, muchos de ellos desnutridos y casi muertos.
Cuando Él apareció aquí en Aurora, se mostró vestido como un árabe, las ropas cubrían todo Su Cuerpo y se veía solo Su Rostro, llamando especialmente la atención el brillo de Sus Ojos, de color celeste profundo. Mientras transmitía el Mensaje, en la Mano izquierda sostenía Su Corazón. Era un Corazón humano que latía, que tenía vida y por el cual circulaba Sangre vital, viva y luminosa. Él nos extendía Su Mano y ofrecía Su Corazón, a nosotros y a toda la humanidad.
Mírame y estaré contigo.
Búscame y me encontrarás.
No te alejes de Mí y quédate a Mi lado.
Aún te ofrezco Mi Corazón como salvación y rescate.
Aún ofrezco Mi Corazón por ustedes, especialmente por aquellos que no Me quieren ni Me viven.
Hoy vine del universo no solo para entregarles Mi Paz y disolver todos los males. Hoy vine en nombre de Mi Padre, para agradarlo y aliviar Su Corazón herido.
Hoy vine de un lugar especial que muchos no conocen, porque solo han estado allí a través de la oración, por medio de sus almas y de sus sinceras ofrendas a Mi Corazón.
Hoy vengo de tierras lejanas en donde los corazones sufren y muchos se desesperan por no encontrar la paz y por vivir el temor a la muerte todo el tiempo.
Hoy vengo con las vestiduras de un gran Maestro árabe que recorre los desiertos porque escucha en todo lugar las voces que claman por auxilio y piedad.
Hoy he tenido en Mis Brazos a los que han muerto, a los que naufragan, a los que se pierden en los mares ante tanta indignidad.
Y hoy están aquí en Mi Regazo, en este pesebre caliente que se prepara para encarnar nuevamente al Hijo de Dios, delante de un gran tiempo de tribulación y de oscuridad. Pero, ¿quién ha derramado una lágrima por aquellos que no conocen y que sufren?
Hoy los vengo a retirar de sus cómodos espacios, para que vean más allá de ustedes la verdadera necesidad del Plan. Es por eso que Mi Padre, a través de Mis oraciones, escuchó las súplicas de Su Hijo, para que consciencias en ofrenda y servicio llevasen Mi Paz, la Paz que aquí les entregué durante tanto tiempo.
Hoy no vengo a reclamarles nada, sino a pedirles que finalmente se decidan a ser aquello que aún no quieren ser, a ser Mis instrumentos, Mis faroles que iluminen el mundo que está a oscuras.
Hoy he venido para demostrarles dónde está la necesidad. Mientras camino por el desierto de la lejana Siria, escucho el llanto de los inocentes. Pero para trascender el dolor que siento ante tanta crueldad e indiferencia, ante tanta falta de amor y de piedad, ofrezco Mi Corazón como refugio.
Hoy estoy plantando en el mundo Mi último rayo de luz, para que aquellos que fueron presos de sus propios hermanos encuentren la salida a la redención, que vean Mi Luz en el horizonte que brilla como la Aurora para traer el rescate a los que verdaderamente lo merecen.
Compañeros, ante lo que sucede en el mundo pueden percibir la pequeñez de sus dificultades. Si dan vuelta el rostro para no hablar con un hermano, ¿qué harían si estuvieran frente a un fusil a punto de matarlos? ¿Entregarían la vida por Mí para dar testimonio al mundo de que Yo estuve entre ustedes y resucité de entre los muertos para entregarles la vida eterna?
No hay tiempo que perder en cosas superficiales. No se deben dar el permiso para perderse en cosas tan insignificantes que no tienen valor ni esencia ante los Ojos de Dios.
Vengo a despertarles la consciencia, que aún está dormida en ustedes, porque ya es hora de que despierte ante el llamado del Plan. Miren a su alrededor y comprendan lo que sucede y así, firmemente, sigan caminando para consolar a aquellos que llaman y claman por Mi Misericordia aunque no Me conozcan. Por eso estoy en el desierto y también en los mares, extendiendo Mi Mano a aquellos que naufragan todo el tiempo sin tener tierra ni lugar dónde vivir.
¡Ay, compañeros!, cuán insignificantes son sus cosas que aún no han visto llorar a cientos de niños por hambre, por pan o por agua.
Los tiempos vistos por Juan se están cumpliendo y nadie podrá escapar. La hora de la maldad ya llegó y no basta, compañeros, que se escondan en sus comodidades o en sus ideales para justificar ante Mi Padre que eso no es real.
Por eso, les ofrezco Mi Corazón como una llama viva y resplandeciente, pues vuestro Maestro que está en los Cielos, y que ahora está en Siria, prepara la importante misión de llevar la paz de un corazón a otro. De llevar amor de un espíritu a otro. Será en esa hora que confirmaré si en verdad comprendieron Mi Ley de amarse los unos a los otros, a pesar de sus errores y de sus faltas.
Mientras las almas conocen los primeros pasos de su purificación que nadie tema, porque quien busca Mi Corazón no se perderá ni estará vacío de sentimiento o de palabra.
Vengo a buscar aquello que aún no Me han dado, vengo a desterrar lo que aún no quiere morir y que tiene raíces cada vez más profundas en la consciencia. No necesito de sus raíces secas y duras. Yo vengo a trasplantarlos para que sean un nuevo ser, una nueva consciencia, en donde Mi Luz pueda actuar en los momentos más difíciles.
Sé que todos Me fallan una y otra vez, pero Mi mirada está en sus talentos que son refugios para Mis Dones, los que deposito en cada corazón humano. Por eso he venido a congregarlos a todos para esta nueva misión en Medio Oriente. Ustedes traerán la realidad para muchos, eso ayudará a que muchos vivan Mi Mensaje y lo hagan parte de su ser.
Recién la humanidad está cruzando su primera parte más oscura, pero la peor no ha comenzado. Es en esa hora que Yo retornaré para revelar al mundo el tiempo de su juicio ante Mi Señor, ante los ángeles del Cielo. Allí la Tierra será colocada en un nuevo estado, en un nuevo comienzo, y los que han rechazado Mi nombre ya no estarán, porque la Tierra será repoblada por aquellos que Yo he llamado a vivir Mi camino. Necesito que esa misión se realice porque la hora más aguda se aproxima.
Que esta Navidad sea la Navidad de la renovación de la consciencia y no de la infantilidad, de la ingenuidad o de la indiferencia. Ya están preparados para dar los frutos que Mi Corazón necesita y no ser feos frutos en cestas limpias con frescas frutas. No destruyan lo que estoy construyendo.
Sé que muchos no creerán lo que digo, porque verdaderamente humilde es aquel que escucha y hace silencio para reconocer la realidad. No necesito de sus barreras, no quiero sus obstáculos, preciso compañeros de corazón puro en donde vive Dios y Su Obra a través de los tiempos. No dejen que su corazón se endurezca como una piedra, sean libres de sí mismos de una vez y para siempre. Busquen todo el tiempo la filiación Conmigo y con Mi Padre que está en los Cielos.
No quiero que se engañen, Yo vengo a traerles Mi Luz y el testimonio de Mi Verdad. Yo vengo a darles lo que no merecen, aunque sé que se han ofrecido por Mí en muchos momentos. Amigos, necesito de su unidad, en donde Mi adversario no pueda entrar. Si en la cesta hay una fruta descompuesta, las demás se perderán y eso no será por falta de Mis cuidados, sino por sus acciones, pues no les importa la gran necesidad de este planeta.
Les doy Mi Amor que es el Amor de Dios Vivo, el Amor de Dios Eterno y Omnipresente, es ese Amor que a través de los siglos cuida a las almas frágiles. Al igual que una planta que muere porque no consigue sobrevivir, Yo les doy de esa agua pero ustedes no la beben. Yo les entrego un poco de Mi Amor que los transforma y se cierran. Yo les doy Mi Palabra y no quieren escucharla. Si yo diera todas estas cosas a Mis hijos de Medio Oriente, la guerra terminaría y los tronos que se construyeron caerían a la derecha y a la izquierda de Dios, porque el Padre que está en los Cielos es Quien tiene el Poder y no ustedes ni ningún ser de la Tierra.
Yo encarné en este mundo para que aprendieran a amar y a vivir a través de Mi Corazón. Yo siempre estoy aquí, pero no Me buscan. Siempre los espero para darles Mi abrazo y Mi consuelo.
Todo lo que debe morir vivirá su sufrimiento, pero no teman, el amor supera todas las barreras.
Sean Mis testigos en este tiempo y caminen a Mi lado para siempre ver la paz. Recuerden que Mi Amor es invencible y que todo penetra.
Rindan sus potestades a Mis Pies y Yo los resucitaré. Es hora de la humildad.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Yo estoy presente en todos los corazones y sagrarios de la Tierra.
Ante Mi Presencia Gloriosa Yo les traigo nuevamente el espíritu de Mi Paz, para que sus corazones cicatricen de todas las heridas causadas por la maldad de Mi adversario. Pero Mi triunfo está próximo en ustedes.
Dichosos de aquellos que proclaman Mi Nombre y glorifican a Mi Padre que está en los Cielos. Así las leyes se cumplirán en sus vidas, y sus corazones se pacificarán por haber encontrado al Hijo de Dios en honra y en gloria en estos tiempos, caminando a través de estos naranjos, derramando Su Gracia y Su Misericordia para un mundo que está muy vacío.
Mas sus corazones, compañeros, pueden ser dignos delante de Mí. Y a pesar de los errores, de las imperfecciones y de los juicios, Yo puedo derramarles Mi Divina Misericordia. Pero esa Fuente cesará, el tiempo se aproxima, el gran tiempo del Juicio Universal. Los ángeles se preparan en los Tronos de Dios para poder tocar las últimas trompetas. ¿Quién escuchará la séptima trompeta del Gran Ángel del Señor?
Pero si ustedes moran en Mi Corazón y permiten que Yo los transforme como un barro nuevo para que Yo deposite Mi vino nuevo, estarán protegidos por Mi Espíritu, colmados por Mi Bondad y estarán en el Señor porque estarán en Mi Corazón en los momentos más difíciles de la Tierra.
Hoy les revelé esta Faz gloriosa, compañeros, para que recuerden que Vuestro Rey, el humilde Rey ante Dios Todopoderoso, presenta para el mundo Sus Faces, tan simples pero verdaderas, alcanzadas a través de Su Pasión y de Su Muerte; y de Su Victoria en la Cruz, y de Su Resurrección y de Su Aparición ante la humanidad para estos tiempos tan críticos.
No podré llevar Mi Mensaje a todo el mundo. No todos podrán escuchar Mis Palabras en este mismo momento. Pero el Espíritu Omnipresente del Hijo de Dios, que está en los Cielos, habla a todos los mundos internos de las criaturas porque está llegando la hora de la consciencia; para que despierten a sus realidades, para que puedan ver sus errores y deudas sin sentir culpa, ni ninguna perturbación.
Yo vengo a mostrarles un nuevo camino, aquel camino que Yo mostré para los Doce. Pero hoy muestro este camino verdadero y puro, para toda la humanidad.
Así como Me escucha el corazón de Mi Iglesia, extendida por los cuatro puntos de la Tierra, deseo que todos los corazones Me escuchen fuera de Mi Iglesia; principalmente aquellos que han seguido otros caminos olvidándose de la Voluntad de Dios y de la importancia de buscar el Reino de Dios.
Extiendo Mis Manos hoy hacia ustedes. Derramo Mi Gracia, Mi Gracia Universal, la que brotó después de Mi Misericordia, en el momento en que Yo resucité físicamente y demostré para la humanidad en aquel tiempo, que el Hijo de Dios hecho hombre y consciencia, hecho Cristo Vivo en el espíritu de todos los seres, está vivo y nunca murió.
Yo les demostré cómo poder vencer a la muerte, esta muerte que corroe y que vuelve sus cuerpos corruptos.
Pero Yo les enseño, compañeros, que a través de la donación de Mi Espíritu para cada uno de ustedes, encontrarán esa resurrección interior que en estos tiempos tan difíciles todos son invitados a vivir. Para alcanzar la resurrección espiritual, compañeros, primero deben morir a sus deudas, no sentir ninguna falta por conocerse a sí mismos tal cual son.
Yo vengo a revelar lo verdadero que existe en ustedes, que es el don que Dios depositó a través de Mi Corazón en sus vidas. Así Mis Estrellas de Luz se encienden en sus corazones y las súplicas de todos los hijos de Dios en todo el planeta redimido por Cristo, Vuestro Señor, son escuchadas en los Tronos del Cielo.
Los ángeles pueden detener la Justicia de Dios, la Justicia de los Siete Ángeles del Gran Señor que están por hacer sonar sus trompetas. Pero ahora es la última que retumbará en todo el planeta y hará eco en el Universo, en esta Vía Láctea en la cual ustedes viven este Proyecto del Creador.
Pero Yo vengo antes del gran tiempo y cuando se muestren las señales, vengo en este tiempo para demostrarles el último camino, para que sepan retornar a Dios a través de Mi Corazón y no sufran las consecuencias de una acción de la humanidad equivocada, que sigue ultrajando el Corazón del Dios Eterno, del Elohim, del Dios vivo, resplandeciente y único, en la máxima expresión de Su esfera celestial.
Pues hoy les digo, compañeros, que a través de Mi glorificación viva ante sus ojos, esa parte de la Consciencia Única de Dios, manifestada a través de Cristo Redentor, está presente aquí, en Aurora, acogiendo sus espíritus y sus familias para que escuchen Mi Llamado urgente al gran cambio, el gran momento de su intensa purificación. Mas si sus corazones mansos, receptivos y despiertos, confían en Mí, Yo les prometo que no sufrirán.
Mas sus vidas y sus generaciones deben purificarse antes del tiempo final, antes de que vivan nuevamente Conmigo la segunda Cena, después del retorno de Cristo, Vuestro Señor.
¿Cómo podré visitar, compañeros, sus casas, si sus corazones no están purificados en el Señor?
El Mesías, el Redentor, se purificó en el Templo Sacro del Señor. Por eso, compañeros, deben vivir la misma Ley que Yo viví. Yo les traigo una Ley renovadora que no tiene sufrimiento, sino una profunda paz al vivir una verdadera transformación en Dios y una comunión perfecta con sus Leyes Divinas.
Las puertas de este Reino presente en este lugar santo, ya están abiertas a partir de este día. Dichosos de aquellos que contemplan la Luz Espiritual del Creador en estos espacios bendecidos por los Mensajeros Divinos, pues esto pertenece a Dios y a ningún hombre de la Tierra, y nadie puede dar ningún juicio delante del Proyecto de Dios.
¡Ay! de aquellos sacerdotes que no escucharon la Palabra de la Virgen María y que excomulgaron a todos Mis compañeros delante de la injusticia que comete este mundo cruel.
Yo no les vengo a enseñar los caminos de la injusticia. Yo vengo a enseñarles el camino de la paz, el verdadero ecumenismo del corazón, que no tiene fronteras, ni lenguas.
El verdadero idioma de los ciento cuarenta y cuatro mil será el idioma del corazón, la vibración del amor, de la unidad y de la fraternidad. Así estarán en comunión con las Leyes del Creador y no se perderán en las cosas superficiales.
Será muy tarde para aquellos que no hayan creído lo que sucedió aquí, espiritualmente; porque habrá testigos que firmarán en el Libro Sagrado de Dios, esta historia del tiempo final. Abracen Mi Corazón profundamente, y sientan Mi Voluntad que quiere transformarlos en nuevos rebaños consagrados al Sacratísimo Corazón de Jesús.
A Santa Margarita Alacoque le revelé este misterio de Mi Corazón, rodeado de espinas por los acontecimientos que sucederían en el fin de los tiempos. Pero ahora Yo les traigo Mi Gloria, la Gloria de Mi Corazón vivo, que es el último complemento que se dona a sus espíritus para que vivan la salvación y no se justifiquen todo el tiempo, sino que se justifiquen a través de Mi Corazón, lleno de Agua y de Sangre por esta humanidad que debe vivir el Proyecto de Dios.
Yo vengo a demostrar fuera de Mi Iglesia los caminos, los caminos hacia el Señor para todos los que los perdieron por la crueldad humana, la mentira y el engaño de las garras de Mi adversario. Pero Yo Soy su verdadero Sol, que desciende desde el Universo Celestial para alumbrar las penumbras y las tinieblas.
Vengo, queridos compañeros, a abrirles la última puerta catorce, aquella que está indicada en este mundo para el retorno de Cristo, vuestro Señor.
Catorce serán las legiones angélicas que cantarán al Elohim los Sagrados Nombres de Dios para anunciar al mundo que el Hijo de Dios viene entre las nubes, rodeado del Universo, trayendo el mensaje de la nueva humanidad. Y a partir de allí, todo estará consumado y todo comenzará de nuevo, con una nueva humanidad.
Ustedes ¿anhelan eso? ¿Saben lo que significa, compañeros, ser parte de la humanidad de Cristo? Este misterio no lo conocen los teólogos. Lo conocerá verdaderamente aquel que more en Mi Corazón y no quiera nada para sí, pues Yo vengo a guiarlos, vengo a cumplir la promesa, aquella que Yo dicté antes de Mi Ascensión.
¿Creen que eso está sucediendo ahora? Debo traerles primero Mi Divinidad. Mi Cuerpo Glorificado no puede mostrarse a ustedes, por las impurezas que vive este mundo de hoy. Mas Mi Misericordia y Mi Gracia son parte del Soplo del Espíritu; traerá para todos la oportunidad de la redención.
Abran las ventanas de toda esta casa, con armonía y con paz, sin perder el silencio que Yo construyo en ustedes.
Que se pongan de pie los que están en los demás lugares, fuera de esta casa. Y ahora vengan aquí, caminando suavemente, como lo hacen los ángeles. No pierdan la concentración. Es parte del ejercicio divino de la paz. Rodearán esta casa y así Yo los bendeciré en el nombre del Señor.
Prepárense. Vengan caminando en paz, Yo guío sus pasos, Yo abro las puertas para aquellos que las tienen cerradas. Mantengan la paz.
Estoy presente aquí y en aquellos que Me abren el corazón.
Vengo para todos, principalmente para los que no están aquí y que olvidaron Mi Camino Redentor.
Vengo a mostrarles la nueva Ley, la Ley del Corazón, conocida por muy pocos. Es un misterio precioso que viene a revelarse al mundo actual, para que los corazones se conviertan, desaten sus amarras y alcancen la liberación a través de Mi Corazón vivo.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Nuestro Señor está llamando a dos hermanas para que vengan en Su Nombre a sostener los elementos sagrados.
Este será el momento de la Consagración Universal de Mi Corazón vivo, glorificado y misericordioso, para toda la humanidad.
Pongámonos de pie para la Consagración.
¿Recuerdan la oración que Yo les entregué en Ecuador, cuando visitaban ese lugar sagrado donde Mi Madre apareció, en Cuenca?
¿Recuerdan lo que Yo les dije allí, arriba de esas sierras, donde corría un agua cristalina y el cielo parecía que estaba allí presente, rodeándolos todo el tiempo, en esa experiencia de amor con la Divinidad?
Fray Elías del Sagrado Corazón:
El Señor nos presenta en este momento, una cesta dorada de luz para que cada uno de nosotros coloque una intención dentro de esa cesta, como si fuera una molécula de luz, una aspiración de pedirle algo a Dios, a través de Su Hijo.
Él nos pide que esa intención sea verdadera, algo que hasta los días de hoy no conseguimos resolver.
El Señor nos dice:
Por eso Yo Soy el Pastor que ama a todas sus ovejas, no importa cómo sean, pues Mis Ojos de Luz miran en sus corazones el talento de la paz que Yo deposité en sus esencias hace dos mil años. Dichosos de aquellos que caminan a Mi lado y que reencuentran esta comunión Conmigo.
En el nombre de Adonai, ante los ángeles del Cielo, de los coros celestiales, ante la Madre Universal, Madre de la nueva humanidad, ante el Espíritu Santo, que los colma y los renueva, ante los bienaventurados que alcanzaron la cristificación a través de la donación absoluta de sus vidas, de sus misiones, ante todo el Universo que reúne a todas las Galaxias, congrega a todas las estrellas y soles, ante los Elohim, de los Resplandecientes, de los Padres Creadores llamados Arcángeles, ante los Tronos de Dios en Su séptimo nivel sagrado, ante Su Espíritu Purísimo y Divino, en Consciencia Divina de Paz, abriendo Mis Brazos y derramando Mis Rayos, Yo los bendigo en el santo nombre del Padre, en el nombre sagrado del Hijo, el bendito nombre del Espíritu Santo, para que despierte la semilla de la nueva humanidad.
Consagraremos ahora ante los Tronos, estos sacramentos que serán fuente de perdón, de esperanza, de paz y de alivio para todos los que creen en Mi Camino, en Mi Verdad y en Mi Vida.
Cantemos.
Que se escuche su voz ante Dios.
Canten con más fuerza.
En este Cenáculo de Redención, Yo les dejo la paz, les doy la paz, para que vivan en paz.
Les agradezco por haber respondido a este sagrado pedido.
¡Gracias Señor por cuanto nos das!
Póstrense ante Mi Corazón y beban de Mi Misericordia.
Los tiempos de oscuridad llegarán para el mundo, pero pocos los aceptarán. Feliz y verdadero será aquel que vive en Mi Corazón porque no perecerá.
Hoy les traigo la Luz de Mi Santísimo Corazón Eucarístico. Por eso, delante de los Tronos de Dios, ustedes también, pecadores, deben honrar al Hijo de Dios porque lavó vuestras impurezas, colmó vuestros corazones y alivió toda desesperación.
Beban de la Fuente de Mi Corazón espiritual que se derrama en esta hora sobre el mundo, Luz que camina por encima de vuestros seres y se extiende como un Manto de Luz por el planeta.
Vean a Mi derecha el infinito y a Mi izquierda el fin. Vean sobre Mí a la Trinidad y debajo de Mis pies, al mundo. Vean Mi mano que señala el Corazón.
No pierdan este momento que los absuelve. Sientan y no busquen comprender. Las puertas del mal se están cerrando para muchos y Mi victoria se establece una vez más sobre la Tierra.
Postraos en el suelo como los apóstoles del pasado. Reverencien al Hijo de Dios, Quien ha venido a ayudarlos en Misericordia y esplendor.
Contemplen Mi Corazón Eucarístico. Él aún está presente ante vuestros pequeños espíritus.
Reverencien a los ángeles que adoran a Mi Corazón y participen de esta Comunión celestial que hoy estoy ofreciendo para todos. El Cielo está ante vuestros ojos. Aunque no lo vean, él reside en vuestros espíritus.
No busquen comprender con la mente. Esta Comunión que hoy les ofrezco, va más allá de este Universo material. Aquí están frente a otro Reino que nunca han visto ni conocido. El Reino de la humildad y de la pobreza de Dios.
Si están cansados, descansen en Mis Brazos, pues Yo los espero en la invisible presencia de Mi Corazón.
Jesús nos está mostrando un Cáliz que lleva entre Sus Manos y Él está rodeado por diferentes Jerarquías angelicales, de diferentes formas y aspectos. Él está transfigurado en luz y por detrás de Él existen otros universos que llevan hacia el infinito, hacia un principio. Esta luz no solamente se expande aquí. El Maestro la está llevando hacia los cinco continentes. Él está levantando a muertos de espíritu en los cinco continentes.
Mientras está aquí, Jesús dice:
Permito que digan todas esas cosas, para que perciban que no estoy aquí por acaso o solo para visitarlos. Mi Espíritu prepara a los Nuevos Cristos; Cristos que nacerán de los más imperfectos, de los más impuros, de los negados y perdidos en la vida espiritual.
Por eso Yo los congrego como un solo rebaño y hoy solamente podrán estar delante de Mí postrados en el suelo, pues Dios es lo que permite para que Yo esté aquí celebrando, con ustedes y con muchas almas redimidas, la Comunión espiritual con Mi Divinidad que es lo que hoy se revela a todos en el mundo que creen en Mí.
Lloren y liberen vuestras angustias. Vuestra hora está llegando. La hora de la paz.
Los ángeles están depositando un líquido dentro del Cáliz del Señor. El Cáliz se enciende como un corazón y palpita en luz, en luz dorada.
Quédense quietos. No están solamente delante de Mí sino de Emmanuel.
Aquel que no resista postrado en el suelo que se siente con cuidado, para no desactivar lo que Dios está construyendo y, como si no pisaran el suelo, sientan la levitación de Mi Luz que los deja sublimes y más puros, libres de manchas y de deudas.
Anímense a tocar con vuestras manos Mi Espíritu invisible, pues estoy llegando al centro del corazón de aquellos que hoy se abren, humillados, a recibirme. No pierdan ni un momento Conmigo, pues estos son los últimos antes del gran Armagedón.
Sientan Mi Luz en vuestros corazones, la Luz que alivia y que cura, que libera y que perdona vuestras acciones pasadas. Y así, esto repercute en la consciencia de vuestro mundo.
Los ángeles depositan cristales a los Pies del Señor, de diferentes colores y formas, y el Señor dice:
Yo les traigo a través de este ejemplo, la presencia de vuestro origen, el origen del Proyecto Original, que está escrito para esta humanidad.
El Arcángel Metatrón acaba de aparecer a la derecha del nuestro Señor, tiene en su frente una luz fuerte y de su pecho emana fuego, el cual recoge con sus manos.
Otras Jerarquías angelicales recogen este fuego y lo llevan para los cuatro puntos de la Tierra, en una velocidad incalculable. Es como si estuvieran aquí y en otras partes del mundo al mismo tiempo. Ellos están entrando en ciudades, en pueblos y en continentes. El Señor muestra que allí existen conflictos y ese fuego todo lo disuelve, en la luz y en la armonía.
Levántense. Ya vuestros cuerpos están cansados, pero la tarea continúa. Permitan que Mi Luz resida en ustedes y salgan de aquí transformados, sin haber perdido el tiempo durante estos días.
Mientras estoy aquí, con ustedes, estoy con todos. Esta Comunión no ha terminado y les enseño, Mis compañeros, que cuando no puedan comulgar Conmigo, lo hagan a través del espíritu, porque así también será verdadero y tendrán memoria, en este día y en los días que vendrán, de lo que hoy he vivido con ustedes, todo lo que Yo les he traído en nombre de la Gracia y de la redención. Recuerden este ejercicio de Comunión Eucarística con Mi Corazón.
Y ahora cantarán al Cristo del Amor que reside en ustedes. Pero cantarán suavemente, como una madre hace dormir a su niño.
Coloquen sus manos en señal de donación, pues la Comunión con Mi Espíritu aún continúa. Mientras cantan, recojan hacia vuestros corazones la Comunión con Mi Espíritu, código perfecto para la redención. Una vez más.
Pueden recoger vuestras manos hacia el corazón y reconfirmar el voto que han hecho Conmigo para esta vida, cada uno en su grado de entrega y de confianza, a Mi Corazón misericordioso. De la misma forma, que lo hagan todos aquellos que Me escuchan, en los cuatro puntos del planeta, pues la Comunión se está extendiendo hacia la esfera planetaria, al espíritu del planeta que ha sido muy flagelado por todos ustedes, antes de Mi venida al mundo y después de Mi Resurrección hasta los días de hoy.
Vean cuán grande es el pecado de la humanidad y qué insondable la Justicia de Dios, pues Mi Misericordia está sustentando muchas cosas; pero el día del Juicio final llegará y, para ese momento, los preparados y los más inconscientes deberán estar prontos. Allí Yo solo separaré la paja del trigo, lo verdadero de lo falso.
Y ahora en unión con el universo de este planeta, que es colmado por las esferas de Adonai, reciban en gloria y en honra para este día de resurrección, en este Universo material, la Presencia de Mi Cuerpo Eucarístico, el cual después que Me haya ido hoy de aquí, contemplarán, adorarán, se compenetrarán de Mi Corazón y de Mi Espíritu, por cinco minutos. Hoy instituyo la Adoración planetaria.
Cubran vuestras cabezas con las capuchas y lienzos, todos aquellos que tengan, en acto de amor y de devoción al Sagrado Corazón de Jesús.
Repitamos en honra al Dios de las Alturas, para que a través de esta oración, concebida por Mi Espíritu universal y omnipresente, las almas reciban la esencia de Mi Misericordia. Y hoy en este lugar, como en los Centros Marianos, la Santa Custodia de Mi Corazón estará abierta para aquellos que quieran beber de Mi manantial de Gracias, a través de la sagrada Adoración.
Con fe y esperanza ante los Tronos de los ángeles y arcángeles y del Reino de la humildad y de la pobreza de Dios, repitan de corazón:
Sagrada Custodia de Luz,
símbolo del Dios Universal,
irradia Tus principios sobre el mundo,
disipa todas las crueldades del mal,
construye con Tus rayos solares
la nueva esencia de la humanidad.
¡Oh Sagrada Custodia de Luz!
Presencia insondable del Hijo de Dios,
redime todo los creado,
restaura todo lo dañado,
restablece, ahora y siempre,
el Código Crístico del Rey Universal.
Amén.
Catorce campanadas.
Felices de aquellos que comulgan con Mi Corazón, porque así se preparan en este día de resurrección para la fiesta de la Misericordia. Recuerden ese sagrado pedido.
En comunión con lo Alto, los despido compañeros, en esta Sagrada Semana de redención y de paz para las almas consecuentes y para todos los espíritus del mundo que buscan perpetuamente la esencia de Mi Amor.
Yo los bendigo bajo el poder que Dios Me ha concedido, como Su Hijo glorificado y amado, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Que toquen las campanas para anunciar el día de Mi Resurrección. Y ahora canten a Dios el Aleluya.
Canción: Aleluya.
Santísima Trinidad,
Padre, Hijo y Espíritu Santo
os adoro profundamente
y os ofrezco el preciosísimo Cuerpo
Sangre, Alma y Divinidad de Jesucristo,
presente en todos los Sagrarios de la Tierra,
en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias
con que Él es ofendido.
Y por los méritos infinitos de Su Santísimo Corazón
y del Inmaculado Corazón de María
os pido la conversión de los pobres pecadores.
Amén.
El Señor quiere escuchar de vuestros labios, que proclamen: ¡Gracias Redentor por cuánto nos das!, por siete veces.
Vuestro día de gloria ha llegado, a pesar de las consecuencias que viva el mundo no abandonen Mi camino, porque Yo vendré a buscarlos en la hora definitiva.
Les agradezco. Paz para el mundo.
Sagrado Corazón de Jesús,
Fuente de Amor y de Verdad,
reconcilia a la humanidad con el Padre Eterno.
(tres veces)
Hoy les traigo Mi Sagrado Corazón como prueba de Mi Amor y de Mi Verdad por todos ustedes.
Mi Corazón se alegra por ver los corazones buenos y perseverantes, aquellos que responden a Mi Llamado de forma inmediata y que, a pesar de las consecuencias, siempre Me dicen sí.
Vivan en el Sagrado Corazón de Jesús.
Nuevamente, Me ofrezco al mundo como la gran ofrenda de amor por todas las almas y por todo este planeta herido.
Busquen la Fuente de Mi Sagrado Corazón y no se cansen de saciar vuestra sed, porque aún tendrán sed, amados Míos, hasta los últimos días de vuestras vidas.
Vivan en Mi Sagrado Corazón. Actúen a través de Mi Corazón misericordioso y nada deberán temer, porque Yo estaré en vuestros caminos, alumbrando vuestros destinos y cumpliendo vuestros proyectos, los Proyectos de Dios.
Por eso, vivan en Mi Sagrado Corazón.
Así como Yo lo pedí en Ruanda, busquen Mi Corazón de Luz, porque los tiempos ya son difíciles, las almas son muy frágiles y muy pocos están preparados para enfrentar lo que vendrá.
Acudan a Mi Corazón de Luz. Refúgiense en Mi Corazón amoroso.
Reposen vuestras almas en Mi Espíritu y sean como los niños que buscan siempre el abrazo del Padre Celestial.
Sean pequeños todo el tiempo; por medio de vuestras obras simples y humildes, agraden al Corazón de Dios que sigue siendo ultrajado al igual que el Mío.
Alegren el Corazón del Padre Celestial y renuévense todos los días por medio de la Comunión.
Yo vengo a ofrecer lo único que tengo: la Fuente de Mi Amor y de Mi Verdad, que es Mi Sagrado Corazón.
No pierdan tiempo, Mis compañeros, aléjense de las tribulaciones.
Ingresen en el camino de Luz que Yo les estoy ofertando y no hagan llorar a Mi Corazón cuando sus pruebas sean difíciles. Más, con el coraje que Yo les he dado a lo largo de los tiempos, ustedes tienen la fuerza interior para poder trascenderlo todo.
Yo les doy todo lo que tengo, pero aún hay muchas almas que no reciben nada.
¿Quién dará el primer testimonio de Mi Llegada al mundo? ¿Quién se arriesgará a vivir en Mi Nombre y profesar Mi Sagrada Palabra a la humanidad?
De esa forma, amados Míos, Yo los invito al apostolado del sacrificio. Porque solo a través del sacrificio y de la entrega, del sudor de vuestros cuerpos y el llanto de vuestros rostros, la humanidad podrá convertirse.
Pero no vivan el sacrificio como un padecimiento.
Dios Me hizo encarnar en esta humanidad como parte de Su Amor absoluto para que los corazones no volvieran a vivir el martirio ni tampoco el sufrimiento que ahoga completamente a todas las almas.
Pero la humanidad de hoy no ha entendido y muchos no escucharon Mi Llamado en Ruanda.
Me vuelvo a pronunciar en este lugar santísimo, en donde Mi Corazón se complace de ver almas redimidas, resucitadas por el amor de una madre, de una bondadosa madre, entregada a Mi Plan de Amor.
Los invito, Mis compañeros, a que se decidan a ser Mis apóstoles. Mis Mensajes no solo pueden pasar por aquí, deben penetrar en vuestros corazones, fortalecer vuestra fe y convicción de vivir en Mí.
Mis Palabras ya no son teorías. Necesito en este plano de vivos testimonios que representen aquello que nadie quiere hacer.
Amados hijos de Dios, ya no existirá tiempo ni momento de que la humanidad vuelva a decir que no fue avisada. Este es Mi último Llamado.
Mi Dios Me ha permitido que Me acercara a vuestros corazones y almas para encontrar en ustedes el consuelo que Me falta por la constante flagelación interior y espiritual que Yo recibo de los corazones ingratos.
Pero sé que muchos no creen que Yo estoy aquí. Dichosos de los corazones que creen sin haberme visto, porque serán como los apóstoles del pasado, en el que muchos no Me conocieron, pero supieron vivirme profundamente, viviendo Mi Palabra y Mi Evangelio.
Yo les abro las puertas de Mi Corazón de Luz, como la única alternativa para el fin de los tiempos.
No pierdan tiempo en las cosas superficiales. El tiempo está corriendo rápido y las almas cada vez más se pierden, engañadas por las cosas de este mundo y las ofertas de la vida material que hace desviar los caminos de Mis pobres corazones. Pero Mi bendita Madre del Cielo reza junto Conmigo a los Pies del Creador.
Los invito, queridos amigos, a que imiten este ejemplo espiritual. Arrodíllense delante del Creador y recen con todo el corazón y con toda el alma.
No sabré decirles, Mis compañeros, qué será de aquí a los próximos meses, pues el mundo deberá arrepentirse profundamente, reconocer el daño que ha causado a los demás corazones y pedir profundamente por Mi insondable Misericordia.
Sepan, Mis compañeros, que Yo no vengo a traerles el miedo, sino la verdadera consciencia de lo que es cometido por toda la humanidad, las consecuencias difíciles que arrastran a muchas almas hacia los abismos sin luz.
Pero Yo Soy el Sol resplandeciente del universo, la Molécula viva del Corazón de Dios que despierta muchas moléculas más, en los corazones que se ofertan a Mi Corazón a renunciar a todo, a transformarse completamente y a vivir absolutamente Mi Divina Voluntad.
No vengo a pedirles cosas imposibles, vengo a pedirles una colaboración mayor. Aún estoy esperando, hijos amados, que los misioneros de la paz, del Inmaculado Corazón de María, lleguen hacia las tierras africanas para aliviar el sufrimiento que allí existe y que muy pocos conocen.
Las agujas del reloj siguen pasando y la necesidad crece cada día más.
Necesito almas misericordiosas, verdaderas almas misericordiosas, que ejemplifiquen en estos tiempos la presencia de Mi Corazón vivo en este mundo, a través de los Sagrados Sacramentos que Yo los invito a vivir nuevamente para que renueven vuestros espíritus, revivan vuestras almas y sean liberados de toda culpa. Por eso, alégrense en esta tarde misericordiosa.
Que todas las almas escuchen la plenitud de Mi Voz y que todos los ángeles eleven al Cielo la verdadera promesa de esta civilización, que será cumplir la redención, cueste lo que cueste, con quién sea; pues Mi Corazón cuenta con todos, pero son muy pocos los que responden a la verdadera necesidad que Yo les planteo.
Hoy extiendo Mis Manos sobre ustedes y derramo la Luz del Corazón para que se alcance la paz.
Divina Luz de Jesús,
transforma mis átomos, moléculas, células y todo mi ser,
para la Gloria de Dios.
Hoy recibo la oferta de esta Comunión que irradio también con todo Mi Amor misericordioso para las comunidades y todos los monasterios que, en esta hora tan definitiva, de transición y de cambios, todas las almas del mundo deben responder al Llamado del Creador a través de los Mensajeros Divinos.
Elevaremos al Cielo, amados Míos, este sagrado ofertorio para que se convierta Mi Cuerpo y Mi Sangre, Vida en vuestras vidas, Cura para vuestros espíritus, Redención para vuestras moléculas.
En este momento, en el silencio del corazón y del alma, eleven a Mi Corazón misericordioso una petición espiritual.
Los escucho.
En los cuatro puntos de la Tierra, consagro todos los elementos que son la manifestación viva de la unión de las almas con el eterno Padre Creador. De esa forma, compañeros, consagremos en unión a Dios y a Su principio de Amor y de Unidad.
Mis Rayos se irradian a ustedes en esta tarde; y que este Cuerpo consagrado y esta Sangre preciosa, sirvan de reparación, principalmente para los que no me escuchan.
Padre Nuestro en arameo.
Y así como sucedió en la Cruz, hoy derramo Mi Sangre y Mi Agua sobre ustedes, para que nunca se olviden del Principio de la constante renovación, que es la Fuente del Amor.
Cántico de los Nombres de Dios.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más