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En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En este día extraordinario, vengo al mundo de una forma especial porque no solo celebramos una fecha especial, sino que su Madre Celeste llega en un momento culminante para la humanidad, momento en el cual todos Mis hijos deben reflexionar y percibir la realidad, más allá de lo que sucede; percibir la realidad interna, lo que las almas están viviendo y atravesando, lo que aún hay que aprender para poder crecer interiormente.
Mi Hijo Me envía, en este día que comienza, no solo para derramar las Gracias sobre el mundo, sino también para bendecir a todos los que lo necesitan. Por esa razón estoy aquí y, en el silencio de Mi Espíritu, llego a la Tierra para que, a través de Dios y de Su Presencia, el planeta sea iluminado.
Abro Mis brazos y extiendo Mis manos hacia ustedes como la Señora del Carmen.
Este es el día en el que su Madre Celeste intenta llevar a las almas a Dios, especialmente a Mis hijos que están perdidos y sufren.
En este tiempo, la situación muestra acontecimientos cada vez más inesperados, en los que la humanidad, día a día, tiene que aprender cómo superarse y cómo estar más cerca de Dios, para estar bajo Su Gracia y de Su Misericordia.
Hoy vengo, con este mensaje especial, para decirle a Mis hijos que estoy aquí, en los planos internos, unida en oración y en súplica por el mundo y la humanidad.
Pero aún es necesario hacer mucho más. Este es el tiempo en el que a través de la oración se realiza un gran trabajo interno, en el que las almas pueden recibir los impulsos de Luz que provienen de la Fuente. Estos impulsos los llevarán a tener más consciencia, discernimiento y, sobre todo, sabiduría para este ciclo final.
Hijos Míos, la cura de la humanidad está primero en el arrepentimiento y en la penitencia. Mientras eso no suceda, la humanidad seguirá sufriendo y no encontrará la salida que tanto busca en este momento. A través de la Luz de Mi Corazón, Yo intento abrirles los ojos para que, cada día más, ustedes puedan conocer la Verdad y seguirla.
Yo deseo, como la Señora del Carmen, que recuerden la importancia de llevar consigo el Santo Escapulario, porque en este momento definitivo de la humanidad, ese Instrumento de Dios, ese Objeto Sagrado que proviene de la Gracia Divina, los protegerá y los amparará más allá de todo lo que suceda. Porque son sus almas, hijos Míos, las que deben estar protegidas y resguardadas en el Corazón de Dios, para que así, en este ciclo, estén más cerca de Él, por intermedio de las Gracias que Yo les traigo al mundo.
Mientras estoy aquí con ustedes, contemplo a la humanidad y a todas sus necesidades, que son muchas.
Los invito, hijos Míos, a seguir reforzando su compromiso con la oración y la unión con Dios, porque así, entre el Cielo y la Tierra, se mantendrán los portales abiertos para que pueda descender la paz y la cura a la humanidad.
Sé que es un tiempo difícil para el mundo entero. Mientras la humanidad enfrenta la pandemia, el planeta enfrenta su sufrimiento interno, que la mayoría no conoce ni sabe.
Por esa razón, hijos Míos, en el último encuentro Conmigo, Yo les revelé el dolor del planeta, que es un dolor milenario que aún deberá ser reparado y reconstruido por las propias manos de Mis hijos en el mundo entero.
Deben dar respuesta y consentimiento a todo lo que Yo les dije la última vez. Así, el planeta, poco a poco, sentirá que la humanidad está queriendo redimirse y reconciliarse con la Creación.
Yo los invito a seguir adelante, a seguir preparándose en estos tiempos definitivos, en los que todo está en juego. Yo que soy su Madre y estoy en el Cielo, los quiero ver en el bien, en la fraternidad y en la paz, para que el mundo siga despertando, siga tomando consciencia de la necesidad del gran cambio que debe vivirse en este tiempo. Ese cambio los llevará a comprender, desde otra perspectiva, lo que verdaderamente sucede y no lo que es apariencia.
Deben colocar su consciencia muy cerca de Dios. Deben abrirse para recibir Sus Dones y Virtudes que, en Nombre de Mi Hijo, los llevarán a vivir los talentos. Así nacerán los Nuevos Cristos, aquellos que llevarán adelante el desarrollo del último tiempo del planeta y prepararán la llegada del Rey Universal.
Hijos Míos, sé que lo que vive cada uno de ustedes es algo definitivo y nuevo. Nunca se enfrentaron a este ciclo de purificación. Es la primera vez que lo cursan y que lo conocen, pero más allá de todo no pierdan su fe y esperanza.
Si su Madre, la Señora del Carmen, hoy está aquí, es por una razón mayor. Mi Hijo Me envía para estar entre ustedes y con ustedes en el tiempo que le resta a la Madre de Dios para acompañar a la humanidad.
Por eso, hay mucho por hacer aún, y este es el gran momento de aprender a servir por medio de la oración en los planos internos, para que todas las necesidades sean suplidas, para que los corazones sean aliviados, para que los que duermen puedan despertar.
En este día especial, bendigo a Mi hija Lucía de Jesús para que, en este último impulso de Amor que recibirá de San José, el próximo 19 de julio, no solo una tarea sea concluida, sino un ciclo sea cumplido con victoria y gratitud.
Desde el Cielo, San José los acompañará y los bendecirá, porque aún lo necesitan, como también lo necesitan sus hermanos.
Demos las gracias al Padre Celestial por haber permitido, durante estos últimos años, la llegada de los Sagrados Corazones al mundo, para que Mis hijos aprendieran a sostener la llama de la fe en el corazón.
Agradezco las oraciones de todos Mis hijos y la unión predilecta que cada uno tiene Conmigo, porque son ampliamente consideradas por Mí, ya que su Madre Celeste, a través de la unión de sus hijos, puede llevar adelante una tarea más profunda en la humanidad y el planeta.
Que la Luz del Espíritu Santo y toda Su Gracia los acompañe.
Hijos, aprovechen estos últimos momentos, son los más definitivos.
Alcen sus corazones y aspiraciones a los Cielos. Dios está pleno de Misericordia para la humanidad, solo que el hombre debe aprender a aceptarla.
Mi Voz hace eco en el corazón que se abre para escucharla, y es allí donde Yo puedo dejar Mi Paz y Mi Luz para el mundo.
La Señora del Carmen hoy bendice a todas las órdenes religiosas, sacerdotes, monjas y monjes para que tengan fuerza y valentía interior de seguir representado a Mi Hijo en el mundo, para que la vida de Mis consagrados sea un puente que pueda llevar las almas a Dios; así como Mi Corazón es un puente de Luz que lleva al mundo entero a Dios.
En gratitud y amor, Yo los bendigo y les agradezco por responder a Mi llamado.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Yo Soy la Madre y Misionera Confederada. Soy la Señora de los Treinta y Tres.
Hoy vengo a su encuentro para anunciar a este pueblo Mi más especial petición, de que algún día se cumpla la Voluntad de Dios en toda esta nación y en todos los que la representen en el mundo, los que algún día espero que sean embajadores de la paz.
Uruguay tiene una misión importante que no puede omitir y es responsabilidad de todos Mis hijos, sobre todo de los dirigentes de esta nación, que ese propósito se cumpla.
Como sabemos hijos Míos, ese propósito fue alterado por la mano del hombre, pero no descansaré, porque de a poco y silenciosamente, su Madre Celeste y Señora de los Treinta y tres, hará consagrar esta nación a Su Propósito espiritual y divino.
El Cono Sur fue escogido para una gran misión y a Uruguay le corresponde una gran parte.
No es por acaso, queridos hijos, que Aurora se guarda aquí y desde aquí revela sus misterios.
Necesito que comprendan, hijos míos, cuán importante es ese propósito para Dios en este tiempo.
Por eso Soy su Madre Misionera y Confederada, porque en el Uruguay se debe alcanzar la confraternidad y esa confraternidad les hará libres de todos sus errores cometidos, de todos los débitos ocasionados, en este país y en este pueblo.
Vengo aquí para traerles un mensaje renovador, un nuevo Principio que debe ser gestado en la consciencia humana de los uruguayos. Eso les permitirá comprender con profundidad la Voluntad de Dios y a medida que sus pasos sean dados en dirección al Propósito, el país será más consciente de lo que debe curar, de lo que debe redimir, en lo que debe hacer penitencia y sobre todo, reparar ante nuestro Creador.
Ya que el propósito de Uruguay fue alterado, aún hay tiempo, querido hijos, por medio de su consagración a la Señora de los Treinta y tres; existe una chance definitiva que lleve a todo su pueblo a un gran despertar y a una gran redención.
Deseo, como Señora de este pueblo, retirar a este pueblo de su profunda somnolencia, de su profunda ilusión e indiferencia. En verdad les digo, queridos hijos, dependerá del esfuerzo de muy pocos, para que la gran misión se cumpla en este país.
No dejen de gestar en este pueblo los grupos de oración, los verdaderos grupos de oración que su Madre Celeste necesita para este tiempo. Que su compromiso no sea tibio sino verdadero, determinado y firme, para que Yo les pueda encomendar nuevos designios que el Padre Me ha dictado en Mi Corazón. Eso hará de Uruguay un país verdadero y consciente de sus responsabilidades y cometidos, buscando por encima de todo la igualdad espiritual y la comprensión entre las religiones .
Cuando digo que los grupos de oración deben ser verdaderos, es porque el compromiso debe ser más firme y verdadero y no casual. Eso hará del Uruguay un verdadero espejo de luz, que pueda reflejar lo que tanto Dios espera derramar sobre este país.
Este mismo Principio del cual hoy les hablo, queridos hijos, es el mismo diseño y es el mismo Propósito para otras naciones del mundo, que también deben redimir sus errores y abrir las puertas para el Sagrado Conocimiento Divino, que no vendrá de la mente de los hombres sino de los corazones puros, que por medio de la oración y de la comunión con Cristo, recibirán del Cielo los impulsos de luz que harán de esta tierra libre, finalmente libre.
Quiero retirar de la consciencia de los uruguayos la esclavitud espiritual permanente, un estado de consciencia en la cual se encuentra que es casi imperceptible, que la hipnotiza, que la hace inerte y que no le permite dar los pasos verdaderos hacia la Luz .
Hasta que la Aurora de Mi Corazón no sea reconocida, el pueblo permanecerá en sus errores y será el sacrificio de muy pocos, la transmutación de los mismos.
Necesito, hijos Míos, que con la apertura de nuevos grupos de oración en el Uruguay, una nueva consciencia se geste en el corazón de Mis hijos, para que más consciencias de este país reconozcan definitivamente la Voluntad de Dios; que hagan de este pueblo, el verdadero pueblo que fue en sus orígenes, desde la consciencia indígena hasta los primeros pobladores que vivían la Voluntad de Dios y la advocación a la Señora de los Treinta y Tres.
Si Yo fui la Patrona que independizó a su pueblo. ¿Qué podría hacer ahora, queridos hijos, si los corazones de los uruguayos Me recibieran en sus hogares y en sus familias y vivieran con devoción, con mucha fe, la consagración a la Señora de los Treinta yTres, la Santa Faz que los llevará a comprender Mi presencia en Aurora?
Aquí hay muchos misioneros que están dormidos. Por eso, Soy la Misionera Confederada que viene a despertar a los que están en la somnolencia, a los que aún no han encontrado el camino de la Luz y de la Verdad.
Dios ha entregado esa Faz de la Señora de los Treinta y Tres para este pueblo, por Su gran e importante misión para el fin de estos tiempos, así como también el Padre ha revelado otras faces de Mi Corazón para otros pueblos, que es lo que necesitan para vivir su misión espiritual como nación y como pueblo. En verdad les digo que todo tiene un sentido espiritual.
La Señora de los Treinta y Tres desea que cumplan las promesas que una vez les dicté, hace algunos años, y que también cumplan los pedidos que Yo les he dictado, también hace algún tiempo. Aún estoy esperando por ello.
Cuando esos pedidos se cumplan, con todo el esfuerzo del corazón y de la vida, Uruguay tendrá nuevas oportunidades de poder despertar a todo lo que ha hecho, a los cometidos realizados, que han interferido en la evolución de esta parte de la humanidad .
Mientras eso no suceda, el sueño aún será muy profundo y difícil será el despertar y la inercia de este pueblo. Por eso entre los pocos que he llamado realizaré las grandes obras, así como Jesús llamó a los apóstoles para dar a conocer Su Evangelio al mundo entero, con muy pocos.
Necesito, queridos hijos, que no se aflijan por todo lo que hoy les digo. Soy la Señora de los Treinta y Tres y si hoy estoy aquí, es por una misión y un objetivo.
Vivan los tiempos de madurez como así Dios lo necesita y podrán apartarse definitivamente de la tibieza. Sus corazones estarán firmes y podrán cruzar las puertas que la Señora de los Treinta yTres abrirá, como última instancia para el Uruguay.
Por eso, Mi Obra primero se fortalecerá en el mundo entero antes que en el Uruguay, porque en verdad les digo, queridos hijos, que gran parte de los uruguayos se darán cuenta tarde de todo lo que han perdido.
Necesito que sean Mis embajadores de la paz por todos los rincones de este país y que se unan en un mismo propósito, en una misma sintonía, haciendo los esfuerzos necesarios para hacer triunfar Mi Inmaculado Corazón en el Uruguay.
Aún espero seguir siendo la Patrona de su país, porque Yo no espero, queridos hijos, aunque muchos lo piensen, ser sustituida por otros ídolos que el propio país ha concebido como verdaderos, como parte de su irreal libertad.
Con ojos de misericordia miro este país, porque Dios Me ha enviado desde el Universo para descender sobre estas tierras, en este lugar lejano, en donde aparentemente nada sucede y nadie escucha Mi Voz. Pero en verdad es todo lo contrario. La Señora de los Treinta y Tres, la Madre y Señora Confederada, trabaja silenciosamente para que los corazones de este país sean arrebatados por el Amor de Mi Corazón, por la Gracia de Mi Espíritu, por la Santidad de Mi Alma.
El Uruguay deberá ser reconstruido muchas veces, hasta que las consciencias definan su camino.
Nadie estará libre del Juicio universal. Sabemos que ese tiempo se aproxima y que esa hora se acerca. Hagan oración y penitencia por los que no lo hacen en el Uruguay, por aquellos que transgreden la vida con los abortos y no saben lo que están haciendo, cuánto están hiriendo a la Creación con esa actitud y perversión humana.
Oren y hagan penitencia por los que aceptaron los ídolos de este mundo y de los que fragilizan a las almas y que hacen perder a los corazones el camino de la Luz.
Pero al fin de todo Mi Inmaculado Corazón triunfará y los que no pueden estar en la Nueva Tierra, estarán en otro lugar, viviendo desde el principio todos estos códigos que Yo les derramo, encuentro tras encuentro. Esas almas deberán aprender a ser merecedoras de la Misericordia de Dios, pero no descansaré. Su Madre y Misionera Confederada irá hasta el final para poder salvar la mayor cantidad de almas del Uruguay, antes de que todo se sumerja.
Pero si en verdad existiera un cambio radical, aceptando la Voluntad de Dios y viviendo un verdadero arrepentimiento, la mayoría no sufrirá las propias consecuencias de sus acciones y así, Mi Inmaculado Corazón intercederá, como intercedió una vez en Fátima por toda Europa, para que ella alcanzara un tiempo inexplicable de paz, aunque no la mereciera.
Cuando Yo ya no esté aquí entre ustedes, hijos Míos, deberán tener todas estas cosas presentes y claras, para que Mis Palabras no se las lleve el viento, sino que se siembren en sus corazones como códigos de vida, mostrando a Dios verdaderas acciones que quieran reconstruir su pueblo y su nación.
No teman decir al mundo que Yo estoy aquí. Imiten a los santos en ese camino de apostolado y de evangelización.
También estoy rezando, hijos Míos, por los obispos y los sacerdotes de su pueblo, para que algún día también alcancen el arrepentimiento y tomen consciencia de que aquí no he venido en vano.
Para testimoniar al mundo esta Obra de Misericordia, hoy consagraré nuevos Hijos de María, que representan a muchas naciones más en el mundo, que también serán precursores de la Obra de la Misericordia de Dios, por medio de su fidelidad, oración y fe.
Que vengan aquí.
Mientras los instrumentos tocan la melodía de su consagración, su Madre Celeste los bendecirá en esta noche y bendiciéndolos a todos ustedes, también bendecirá a este pueblo, para que viva el arquetipo de Dios; el Propósito Divino que algún día debe vivirse en los corazones de todos los uruguayos.
Hoy, la Madre y Señora de esta nación, la Señora de los Treinta y Tres, la Madre y Misionera Confederada, bendice sus espíritus, los espíritus de todos sus hermanos que alcancen el Propósito de Dios de forma verdadera y simple, viviendo acciones de caridad y de misericordia para con el mundo, actos de reconciliación y de paz entre todos los seres de la Tierra.
Hoy sus ángeles de la Guarda celebran este momento, y sus ángeles de la Guarda reciben en sus manos sus sagrados y verdaderos nombres para que su misión espiritual, hijos míos, se pueda concretar y realizar dentro de esta confraternidad, que Mi Corazón gesta entre todos los misioneros del mundo.
Que el espíritu de la hermandad los compenetre, los colme y les traiga a sus corazones el símbolo de la Unidad, para que la reconciliación en sus mundos internos se establezca, las faltas sean perdonadas, las heridas sean cicatrizadas y en sus corazones se encienda la Estrella de la Hermandad, aquella Estrella que repoblará la Tierra de seres de bondad y de luz, viviendo en unión con todo el Universo.
Los bendigo y los consagro como hijos y siervos de Mi Inmaculado Corazón. Que este paso que hoy dan sus vidas, sea el impulso para dar muchos pasos más en esta caminata al encuentro de Nuestro Señor Jesucristo, Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Les agradezco por responder a Mi llamado.
Me elevo al Cielo implorando por el Uruguay, para que despierte a la Verdad.
Yo vengo al mundo a traerles la paz a las naciones, el fin de las guerras en las familias, en los hogares y en los corazones, y en todos los pueblos que sufren el gran castigo del fin de los tiempos.
Yo vengo a instaurar la devoción a Mi Inmaculado Corazón en toda América y, hoy, después de haber estado en Medjugorje celebrando con toda la humanidad Mi aniversario mundial, en esta noche de Gracias, vengo a su encuentro a derramar nuevamente Mi Luz sobre el mundo.
Dios quiere de sus corazones lo mejor y lo bueno; por eso, los invito, queridos hijos, a vivir el camino de la caridad y también el camino de la oración del corazón.
Si viven estas cosas, tan simples pero importantes, sus deudas se disolverán de la cuenta de Dios y sus hogares se abrirán para recibir Mis Gracias especiales, aquellas que Yo deseo instituir en sus corazones y almas.
Como Reina de la Paz, los reúno a todos en Mi Cenáculo Sagrado, porque a través de Mi Corazón Inmaculado, queridos hijos, hoy están celebrando Conmigo la Comunión con Mi Hijo.
Dios Me ha permitido de forma especial, hijos Míos, traer la Sagrada Custodia Universal, el Gran Cuerpo Glorificado de Cristo, la Preciosa Sangre del Señor Jesús Cristo que debe ser contemplado en este tiempo definitivo.
Con alegría, vayan a sus parroquias y adoren al Señor. Él espera, hace tanto tiempo, escucharlos con detenimiento, escuchar sus oraciones y sus problemas. Dios desea, a través de los Sagrados Corazones, que la humanidad se pueda salvar nuevamente y la Señora de la Paz, la Reina Universal, quiere evitar la Ley de Dios sobre el mundo, para que la humanidad pueda emerger nuevamente del Corazón de Dios y ella ingrese en el Corazón del Padre a través de una profunda comunión que ustedes deben vivir, queridos hijos, en este tiempo más que nunca, para que el mal se pueda apartar de sus vidas y se pueda establecer en sus familias la misma unidad divina que vivió la Sagrada Familia de Nazaret.
Como Reina de la Paz, hijos Míos, Yo los invito a ingresar a Mi Universo de Paz. Por eso, no será necesario, hijos amados, que Me puedan ver con sus ojos físicos. Yo deseo que puedan sentirme con sus corazones y permanecer en Mi devoción eterna.
Oro por todos ustedes, día y noche. Desde el Reino Celestial envío a Mis Ángeles Custodios para que puedan protegerlos y acompañarlos; pero, en este tiempo tan especial que vive el mundo, Yo necesito que ustedes den el gran sí al Señor, así sus vidas cambiarán prontamente y sus familias se renovarán por la acción amorosa del Espíritu Santo.
Queridos hijos, al igual que en otros tiempos pasados, en los que Yo Me aparecí a otros videntes en el mundo; hoy, les anuncio, hijos amados, que despierten a este Mi último llamado, que sus ojos se puedan abrir a la Luz que viene del Cielo, que sus corazones puedan escuchar Mi Mensaje especial, el Mensaje que Yo tengo para este tiempo actual.
Vivan los Sacramentos, hijos Míos, y si se han olvidado de alguno de ellos, vuelvan a vivirlos prontamente, así estarán unidos al Padre y al Universo Celestial.
Yo deseo, en sus vidas, un camino de conversión, conversión que abrirá la puerta para vivir la redención, pero en este tiempo solo bastará la oración del corazón.
Yo, como su Maestra de la oración, vengo a enseñarles ese camino tan simple y sincero, el mismo que Yo aprendí cuando estuve con ustedes en el mundo. Aun llevando a Jesús en Mis brazos no dejaba de contemplar la grandeza del Señor. Así, podrán entender, queridos hijos, que en sus quehaceres diarios pueden contemplar al Señor. Dios contempla, con grandeza y amor, cuando Sus hijos se esfuerzan sinceramente.
Que sus corazones sean espejos de oración, que sean luceros para este mundo que está a oscuras. Esto es posible, queridos hijos; si ustedes lo hicieran así, no se reconocerán en poco tiempo, porque en sus rostros brillará la Luz de Mi Hijo y en sus corazones palpitará el Amor de Cristo.
Recen por todos los sacerdotes, por toda la vida religiosa universal. Yo vengo a instituir, en este fin de tiempo, un gran pedido que Me ha hecho Mi Hijo Jesús: unir a través del corazón y de la oración a todos los pueblos que están dispersos en el mundo. Si eso sucediera así, a través de su permiso y su acción amorosa, nuevas Leyes de Misericordia descenderán sobre el mundo y ya no será necesario que sufran más, queridos hijos.
Yo vengo a su encuentro como Mediadora Universal. Deseo desde hace tanto tiempo que puedan vivir en Mi Corazón; pero verdaderamente les digo, queridos hijos, que muchos de ustedes se han olvidado de Mi llamado.
Por eso, a través del Amor Materno que imparto a todos los corazones, Yo vengo a recordarles, queridos hijos, este importante llamado de buscar la paz del corazón. Así, se ayudarán a ustedes mismos y esa Gracia especial que viene desde el Cielo se expandirá por sus familias y amigos.
Ustedes saben, queridos hijos, que muchos de Mis hijos están sufriendo, en este tiempo, problemas espirituales que se agravan en las almas, enfermedades que aparecen en los cuerpos de Mis hijos, que parecen incurables.
Busquen el camino de la oración, así encontrarán el camino de la cura. El Don de la Ciencia del Espíritu Santo les mostrará el camino para vivir su redención y, de esa forma, Mis amados niños, liberarán sus corazones de todos los males que viven.
Hoy, les pido, queridos hijos, que no abran las puertas al mal. El Cielo los convoca para algo especial, el Infinito Dios viene a su encuentro a través de Mi Corazón Inmaculado.
Yo Soy la misma de Nazaret, queridos hijos, la misma que apareció a lo largo de los siglos.
Mediten en este acontecimiento especial que viven hoy. Hagan lectura de los acontecimientos y así, en el silencio del corazón, en la profunda oración del corazón y en la fe permanente, comprenderán todo lo que hoy les digo y entenderán porqué Yo vengo nuevamente al mundo. Es una gran necesidad del Padre, en Su Majestuosa Voluntad, que todos Sus hijos se vuelvan hacia Su Corazón.
Miren con los ojos abiertos el horizonte que está despertando, la luz del amanecer que está emergiendo. Yo Soy el Sol que los alumbra en la oscuridad, Soy su Estrella Guía.
Aférrense a Mis manos, queridos hijos, así Yo podré envolverlos con Mi Manto Sagrado y así, como Yo lo hice en Guadalupe, uniré a todos los pueblos como uno solo, disolveré el mal de los corazones, porque resurgirá la fe verdadera en todos los hijos que han creído en Mi Palabra.
En esta noche de Gracias, no los dejaré de bendecir. Vengo a derramar Mi Gracia Maternal sobre ustedes, a colocar Mis manos sobre sus cabezas, implorándole a Mi Hijo por Su Misericordia; de esta forma, sus familias, queridos hijos, serán premiadas por Mi Luz Maternal y se volverán a unir en el amor.
No se olviden de buscar el amor del corazón, así se librarán de vivir los sentimientos humanos. Dios decía que, a través de su fe, todos sus hermanos, sus familias, sus amigos y conocidos se volverán a unir; y esto será posible cuando vivan una vida de oración permanente, entonces a sus casas llegarán las necesidades de otros hermanos y podrán envolverlos con el poder de la oración para que la cura se pueda establecer en esos corazones.
Sé que muchos esperaban milagros. El verdadero milagro de Dios, queridos hijos, para este siglo XXI, es que Me haya permitido volver a su encuentro, especialmente en esta parte de América, anunciándome como la Reina del Sol, la Mujer que viste los Rayos Dorados del Padre, la Sabiduría del Padre y Su Misericordia para que sean derramada sobre el mundo.
Yo busco, de sus corazones y almas, la sinceridad verdadera. Mis ojos contemplan todas sus necesidades. Yo deseo que, todos Mis hijos, den el paso hacia el Plan de Dios a través del corazón, de la fe y de la oración en una profunda comunión con Cristo; porque si así lo hicieran, recibirán la Gracia que tanto buscan.
Dios tiene muchas cosas buenas para ustedes. Él ya ha golpeado la puerta de sus hogares, pero en este tiempo envía a Su Mensajera Fiel en nombre de Jesús, Cristo el Redentor, para despertar a aquellos que duermen en este mundo por la fuerza que ha tenido la ilusión de esta humanidad y que, a través de las modernidades, hipnotiza a Mis hijos, haciéndoles perder el camino de la fe.
Por eso, hoy les vengo a anunciar que están a tiempo de retornar a la Casa del Señor.
Les agradezco profundamente, queridos hijos, este preparativo que le han hecho a Mi Corazón.
En esta noche sagrada de fe, Yo vengo a entregarles Mi Amor, la fe que sus corazones necesitan y la cura que necesitan sus almas para poder seguir caminando en los caminos del Señor, en los Planes de Dios y en Su magnífica y amorosa Voluntad.
Yo Me anuncio a ustedes como su Madre, no quiero hacerles ningún mal, sino que sientan el resplandor de Mi Corazón Inmaculado.
Queridos hijos, todo esto es verdadero cuando los corazones se abren a la fe. Los necesito como Mis servidores y apóstoles del nuevo tiempo.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Nuestra Señora está orando por nosotros y por la ciudad de Sorocaba.
Hoy, les digo, queridos hijos, como lo ha dicho Mi hijo, que los últimos serán los primeros y los primeros serán los últimos, los que cerrarán la puerta para los que se han quedado atrás, y todos estaremos juntos en la promesa del Paraíso, del Reino de Dios.
Vengo también, en esta noche, a bendecirlos, y Me uno al corazón de todos Mis hijos, confirmando su fe ante el Altísimo Señor. Esto es lo más importante, queridos hijos, que la llama de su fe nunca se apague. Por eso, hoy les pido, que los hijos que están sentados en la última fila de este salón se aproximen para la bendición en este altar, y todos aquellos que lo sientan lo pueden hacer. Pero llamo de forma especial, a este altar más cercano, a los nuevos Hijos de María, que nuevamente son el ejemplo de la conversión y del Amor de Dios manifestado por el poder de la fe y de la oración.
Cantemos.
Canción: “Nuestra Señora”.
Cuando el alma canta se une a Dios instantáneamente y el Universo Celestial se manifiesta en Su corazón, creando la perfecta unidad entre las criaturas y Dios. En las cosas más simples y humildes se encuentra la verdadera llave que los llevará a la salvación.
Mis muy amados hijos, por la autoridad que Dios Me ha dado y bajo la protección y el amparo del Arcángel Rafael, de todos los ángeles del Cielo que glorifican perpetuamente al Señor, por el poder de Mi Inmaculado Corazón y por la fuerza imperiosa de la Misericordia de Cristo, Yo los bendigo en esta noche celestial, derramando lo más puro de Mi Corazón sobre sus corazones; y espero encontrarlos, prontamente en el Cielo, después de haber vivido sobre esta Tierra la gran experiencia de amor y de perdón.
Únanse, en este tiempo. Mi Corazón Inmaculado los ayudará siempre que Me abran la puerta del corazón, que es el camino directo a Dios, la bendición eterna de Nuestro Padre y del Amor predilecto del Señor por todo lo que Él creó desde el principio.
Yo Soy la Madre del Principio y del Fin, Soy Quien los esperará con alegría y con amor para abrazarlos fuertemente, para que reposen sus cabezas en Mi Corazón y así, que con sus oídos internos puedan sentir el palpitar de Mi Corazón Inmaculado que es el único motivo de su alegría en esta vida.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Recen el Rosario todos los días, la paz se necesita en este mundo y el fin de la guerra espiritual también. Así, la Misericordia del Señor descenderá y en el corazón del universo seremos Uno solo.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
¡Gracias hijitos, por responder a Mi llamado!
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
A pedido de nuestra Madre Santísima, para cerrar este encuentro con Su Corazón Inmaculado, vamos a escuchar y vamos a cantar el “Himno de Medjugorje”.
Madre María Shimani de Montserrat:
Y para cerrar, vamos a cantar todos juntos “María de Nazaret”.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más